HELMUT KOHL EN BARCELONA
Ponencia sin sorpresas la de Helmut Kohl ayer en la Llotja de Mar de Barcelona, donde pronunció una conferencia el que fuera canciller de la República Federal Alemana en los años 90. Con motivo de ese discurso sobre el futuro educativo de Europa en materia de formación profesional, en el marco del primer Congreso Internacional de Formación Profesional y Empresa de Barcelona, pude reafirmar la convicción de que, conceptualmente, a la empresa actual le falta implicación real con un futuro social globalizado, y en realidad lo único que procura es protegerse retrasado la implantación de un mercado que exige honestidad de marca (brandtrue). Ver a éste ex político alemán, es como sentarse ante la historia. Su papel fue clave en la conformación y sentido de la Europa actual. Fue muy ilustrativo, interesante e, incluso, emocionante, pero hablando con algunos asistentes a la salida, y sabiendo que los temas a tratar en el congreso giraban en torno de las necesidades futuras de Europa en materia de educación, de los retos de los sistemas formativos en la sociedad del conocimiento, y de las actitudes y competencias en la formación profesional del siglo XXI, nos lamentábamos de que no hubiera habido ninguna referencia explicita a los nuevos modelos de crecimiento en los negocios y a las tendencias en términos de código abierto en la empresa.
Los términos wikonomia y open business han sido eliminados del
vocabulario de la economía imperante de modo sistemático y borrados del
ideario central o periférico de las jornadas. En concreto, considero
gravísimo que la nueva Formación Profesional no refleje esa dinámica
imparable puesto que a quien más beneficia y mejor papel a interpretar
otorga, es a los grados formativos en materia profesional, adecuando
las organizaciones hasta el punto de que el talento colectivo y
profesional podría situarse horizontalmente a nivel de los territorios
de dirección hiponómicos. Ni un solo ponente ha advertido que las redes
flexibles que sirven a los productores autónomos y que demuestran que
miles de voluntarios son capaces de crear proyectos más rápidos,
fluidos e innovadores, acabarán por definir una nueva exigencia en la
formación profesional. Es decir, otro circo de tres pistas presentado
con luces del siglo XXI, pero con números de acróbatas como los del XIX.