EL DILEMA DE TRICHET

Black_006Hasta el siglo XVII, “la economía” no existía como disciplina independiente. El plan educativo, centrado en Aristóteles, la consideraba como una rama de la ética. A partir del siglo XVIII se separan las cuestiones económicas de las morales. Hasta ese momento el precio de los artículos lo decidían corporaciones gremiales y no el mercado de manera directa. A medida que se van conformando los estados modernos de centro Europa se fijan los vínculos entre los niveles de población, productividad y los efectos variables de una balanza comercial internacional. A raíz de esa complicada manera de relacionarse comercialmente fueron surgiendo las cátedras de economía y administración del estado, lo que ahora llamamos economía política.

El mayor agente económico político es el Banco Central Europeo y es por ello que actualmente hay un debate al más alto nivel acerca del papel que debe
jugar el Banco Central Europeo a nivel económico y político. Para
medirlo se suele equiparar con lo que es la Reserva Federal Americana.
El debate se centra en si el BCE tiene que mantener su función
exclusiva de control sobre las tendencias inflacionarias o si por el
contrario debiera participar del crecimiento de un país como hace la
Reserva Federal. Este debate está teniendo consecuencias políticas
graves en cuanto a las relaciones entre estados. Sarkozy y la OCDE
están presionando con fuerza para que Trichet baje los tipos.

Las claves del debate son:

  1. Las opciones del BCE son dos: atender a los indicadores que
    señalan que hay un riesgo de inflación importante o, por el contrario,
    debe ceder a las presiones políticas que insisten en la necesidad de
    rebajar los tipos a fin de minimizar las consecuencias de las
    turbulencias financieras.

  2. En condiciones normales el BCE hubiera subido los tipos, era su
    estrategia y los acontecimientos han retrasado esa voluntad, pero no la
    han cancelado.
  3. Si el BCE empieza a tener en cuenta los criterios políticos
    pierde la independencia y eso puede ser un riesgo de invasión
    competencial que ponga en peligro los fundamentos técnicos de la
    política monetaria europea.
  4. El BCE debe mantenerse al margen de la política y centrarse en aspectos técnicos.
  5. El BCE toma decisiones técnicas que incidan en el control del
    riesgo de inflación fundamentalmente, pero también debe abordar otros
    asuntos como fomentar la competitividad de la economía europea, definir
    estrategias de defensa ante la globalización y los productos del
    extremo oriente y minimizar los efectos negativos del cambio con el
    dólar.
  6. La Reserva Federal tiene un objetivo añadido que el BCE no
    gestiona. Procurar medidas para el crecimiento económico de su ámbito
    de control. Nuestro Banco Central, al tener en exclusiva funciones
    encaminadas a controlar el virus de la inflación, es lógico que
    disponga de menos flexibilidad en sus movimientos.
  7. La situación económica actual con respecto a la subida o no de
    tipos nos muestra escenas inquietantes que bien podrían alentar una
    subida de tipos a partir de diciembre. Me refiero a que si bien la
    inflación bruta europea parece bastante controlada en torno al 1,8%, la
    de carácter subyacente (el incremento continuo de precios ajenos al
    Ipc) es mucho más alta por culpa de la enorme liquidez que hay en el
    mercado tras las inyecciones del último mes.
  8. Lo normal es que las disponibilidades líquidas crezcan en torno
    del 8%, pero hoy están aumentando a un 14% aproximadamente. Esto quiere
    decir que la liquidez en Europa es muy alta, por lo que el riesgo de
    descontrol inflacionario es muy alto.
  9. A favor de mantener los tipos juega el hecho de que la nueva
    situación puede haber reducido ese problema. No se sabrá hasta dentro
    de unos meses.

En definitiva, soy de los que piensan que el BCE, tras interpretar los
mercados y contabilizar los sacrificios, volverá a su estrategia de
subidas, lo que demostrará su independencia de factores ajenos, se
llamen Sarkozy o Zapatero.

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