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Hace mucho tiempo decíamos que una gran bola de mierda se acercaba por el horizonte y pocos quisieron mirar hacia allí. No obstante, de los que alzaron la vista hacía lo lejos pocos fueron capaces de identificar el problema. Ahora que esa esfera de estiércol sobrevuela nuestras cabezas, la evidencia apesta. Las perspectivas económicas de la Comisión Europea ya contemplan un crecimiento negativo del PIB español del -2% este año. Si la cifra es contundente, peor se presenta cuando se compara con las tasas de crecimiento de la que hacían gala en el gobierno. Hace muy poco crecíamos por encima del 4% gracias a la barbarie especulativa en la que nos metieron unos y otros.
El panorama siniestro que se aventura es tan catastrófico como hemos explicado aquí muchas veces y tan inédito que permite, a los ilusos interesados de siempre, poner en cuarentena nuestros análisis. Pero la crítica antigua a nuestro pesimismo ahora queda desactivada con los vaticinios negativos de juguete de la Comisión. Por desgracia no son suficiente, son pura anestesia, pues las previsiones de Almunia se quedan cortas imprudentemente. La tormenta será mucho peor de lo que se advierte. Cada vez está más cerca un desenlace sistémico y poco a poco se irá traduciendo en elementos cada vez más determinantes de la economía.
Mientras tanto, José Luis Rodríguez Zapatero vive una realidad paralela por desconocimiento o por necesidad. Asegurar que los españoles viven una situación “más desahogada” es un insulto. Según él, esa capacidad adquisitiva mejorada se produce gracias a la bajada del petróleo y de los tipos de interés y se olvida de que eso sucede básicamente porque la economía está en quiebra global y nada tiene que ver con una opción sino con una consecuencia. De hecho, aconsejo que nadie pierda el tiempo en escucharle, el pobre hombre sigue convencido de que gracias al contexto internacional, nuestro país podrá "remontar" la crisis en los últimos meses del año. Hace una semana decía que el paro remitiría en marzo y ahora ni lo nombra. Sigue achacando nuestra crisis a la situación financiera internacional y se olvida de nuestro agujero negro doméstico.
Tanto Zapatero como su gobierno siguen falseando, y nadie les dice nada, las cifras de paro. En España hay 4 millones de desempleados a fecha de hoy, lo que pasa es que casi un millón están catalogados como “en formación sin disposición de ser ocupados”. Vamos camino de 5 millones de parados reales, de un 22% largo de la población activa y en un escenario en el que casi dos millones, a diferencia de lo que pasó en 1993, no tendrá ningún tipo de cobertura familiar. Dos millones de personas desesperadas. Desde el gobierno, la prensa o la oposición, nadie habla de ese futuro inminente, de ese conflicto social dramático que se avecina. Por inconsciencia o por mala leche, pero aquí nadie habla de lo que hay que hablar.