Marc Vidal - Conferenciante, Divulgador y Consultor en Economía Digital

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¿POR QUE SUBEN LAS BOLSAS?

Ayer pudimos ver como en las cabezas de los insectos que nos representan en el congreso de los diputados solo hay atajos partidistas. Se han olvidado definitivamente de lo que nos ocupa. Unos aportando propuestas que vamos a pagar todos y otros asegurando que ellos si son capaces de darle la vuelta a esto. Un presidente superado por el temario pues de economía no tiene la más mínima idea y un jefe de la oposición arruinado por su propia ignorancia en el mismo tema. Patético. Y mientras este país se autodestruye gracias al pilotaje suicida de nuestros representantes, las bolsas a lo suyo. La pregunta que me hace mucha gente estos días es ¿Cómo puede ser que si todo va tan mal la bolsa vaya tan bien?

El Ibex está viviendo un rebote, eso es algo evidente. Ha pasado de los 6700 a primeros de marzo a los 9000 largos de hoy. Podemos decir que el indicador selectivo español ha subido un 40% desde entonces. Algo que no es aislado pues en Wall Street y en el Eurostoxx también ha sucedido. Lo curioso es que estas subidas desproporcionadas que deben haber hecho ricos a unos cuantos, se sucedían en paralelo a noticias nefastas. La actividad económica está en una fase muy negativa pero no parece afectar a los índices bursátiles. El crecimiento negativo de 4 puntos para Europa, de 6 para España o de, por segundo trimestre consecutivo, de 6,2 % en los EUA no parece que sean datos que debieran animar las bolsas.

Los motivos por los que se está produciendo esta paradoja pueden ser varios pero yo destacaré los siguientes, que además muestran un patrón de conducta muy inestable pero que de momento está preparando el territorio para una nueva modificación de las tendencias:

Por un lado destaca la impresión de que el mercado estaba sobrevendido y que una vez se ha interpretado que la cosa no era tan dura como en los años 30, los inversores han regresado. De hecho había valores con precio técnicamente nulo. Algunos bancos valían menos que los depósitos que tenían y sin contar su valor patrimonial fuera el que fuese. Eso parece que tenía que corregirse.

Por otra banda, los famosos brotes verdes están siendo la tónica mediática de última hora. Sabemos que la tendencia informativa actual es la de no informar sobre lo malo e incidir sobre lo bueno. Nadie parece dispuesto a saborear las malas noticias ni a aceptar un cambio sistémico. La opinión pública disfruta con cualquier dato que aporte esperanza y le da igual si esas cifras conllevan pan para hoy y hambre para mañana. Lo importante es positivar el escenario. En eso estamos y es cierto que algunas noticias hablan de que los “signos de recuperación” cada vez son más evidentes. Obviamente ese espejismo conduce al aumento de la confianza y con ella los inversores asumen que lo peor ya ha pasado.

Por último cabe destacar que los bancos centrales se están empleando a fondo y en su decidida actuación muchos inversores han interpretado un futuro mejor a corto plazo. Poner tipos al 1% en Europa, comprar deuda, vender el dinero gratis en EUA o asumir la nacionalización de algunas entidades han reforzado el sistema financiero y la confianza ha llegado en algunos campos del interbancario trasladando a la bolsa una tranquilidad que no deja de ser aparente.

Pues bien, no es oro todo lo que reluce. Para empezar algunas empresas que estaban sobrevendidas lo estuvieron por unos resultados previstos muy negativos que al final no lo fueron tanto. Esa impresión de que las cosas no están tan mal como nos pensamos ha dado alas a algunas cotizaciones. El problema es que no se atiende que si la previsión de caída en beneficios de una empresa era del -40% y al final ha resultado ser del una tasa negativa del 25, la realidad es que esa empresa está en graves pérdidas por mucho que no sean tan grandes como algunos “analistas” predijeron. Por otra parte, los datos positivos en la economía son el resultado de inyecciones que se deberán de pagar tarde o temprano y que no conllevan una solución estructural sino coyuntural. Y finalmente, la garantía de los bancos centrales de que la bajada histórica y peligrosa de tipos hasta estos niveles casi nulos no será algo puntual sino que la previsión es mantener el precio del dinero al 1% o más bajo incluso cuando la recuperación sea real lo que va a provocar es otra burbuja de consumo aun mayor. El error se volverá a cometer y eso, aunque las bolsas ahora no lo reflejen, ya tendrán tiempo de entrar en pánico.

Llevo muchos años trabajando en bolsa y se que ahí se apuesta por que las cosas pueden mejorar aunque las noticias digan lo contrario y además es muy habitual que esa actitud acabe dando resultados. Sin embargo la bolsa, los inversores, los banqueros, los gobiernos, los periodistas, los economistas, los docentes y todos los hijos de puta que salen hasta de debajo de las piedras en época electoral, saben que esto es una gran mentira.

Fijaros bien. En los EUA y debido a decisiones que han modificado leyes contables, los bancos pueden esconder sus pérdidas sufridas con las subprime o créditos de dudoso cobro. Evidentemente al hacer un balance en el que no reflejas esas pérdidas, lograrás que salga positivo en la mayoría de los casos, pero eso no deja de ser un gesto tramposo por muy legal que sea. El gobierno de Obama permite posponer la publicación de las pérdidas pero sin embargo no les permite actuar en virtud de esos números por que en realidad están tremendamente jodidos. No pueden mantener el nivel de crédito que el sistema americano consumista precisa. Sin crédito la recuperación no será efectiva y acabará por hundir el patrón deficitario que la administración Obama ha puesto en marcha.

La sensación de que aquí la gente se engaña al solitario es sorprendente. Resulata que el indice VIX, un valor que analiza el riesgo de que se repita otro crack del 29 ha pasado de un 96% de probabilidad a un 33 en los últimos días. Ese descenso del pánico se debe a una gran mentira que se aguanta en una decisión política que permite esconder las pérdidas a los bancos americanos. En España ya se ha planteado lo mismo y las cajas han dejado de tener la obligación de explicarse en ese sentido.

Todo es como surrealista. Ellos cambiando las reglas, maquillando lo que no se debe ver o viéndolo como interesa, mientras la gente vive de espaldas a todo ello intentando mantener su vida de juguete y color pastel a modo de clase media exuberante y ligeramente distanciada de tanta miseria.

De todos modos las bolsas están sobrevaloradas. Se suele decir que predicen escenarios, que aportan datos sobre lo que va a pasar. Sin embargo no siempre es así. Las bolsas se basan en la publicación de resultados de las empresas cotizadas y en este sentido vienen buenos tiempos pues la mayoría de esas empresas irán presentando mejores resultados de los esperados porque lo peor, como decíamos, no fue 2008, ni lo será 2009, lo peor está por llegar y se llama 2010. Muchos inversores lo saben pero juegan a corto esperando recuperar lo perdido el año pasado y sobredimensionando con cualquier noticia favorable sus activos y ganando los ratios expuestos.

La pena de todo ello es que todo esto es cartón piedra, basado en datos maquillados, virtuales y en el que todos saben que no representa la realidad. Los inversores que ya tienen posiciones asentadas esperan que otros entren con fuerza y revaliden sus apuestas. En todo caso, no hagan caso de cómo vaya la bolsa, ahora mismo es un escenario para gestores patrimoniales que eluden atender lo que pasa realmente y prefieren el río revuelto. Sirve para justificar los dichosos brotes verdes.