Marc Vidal - Conferenciante, Divulgador y Consultor en Economía Digital

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El futuro del empleo y las tres olas de la digitalización

Tengo la teoría de que el siglo XXI empezó con dos décadas de retraso. En concreto, el siglo XXI empezó en marzo de 2020. Aun no lo percibimos en toda su intensidad pues es preciso alejarse para verlo. Lo veremos en unos años cuando se estudien las repercusiones de todo cuanto hemos vivido estos meses. Y, aunque lo puedas pensar, no tiene que ver tanto con el teletrabajo u otras variables tecnológicas que lo han cambiado todo, sino con el conjunto de mutaciones que estamos sufriendo casi de un modo imperceptible.

Allá por el año 2018, se pensaba que los cambios dentro del mundo laboral y de los tipos de trabajo que íbamos a tener que afrontar, se iban a producir de una forma progresiva y en tres olas. La primera ola debía ser una ola donde se suponía que nos encontrábamos hace unos meses y donde había una automatización mínima, donde los robots que estaban en las fábricas estaban enjaulados porque el riesgo que suponía interactuar con el resto de los empleados humanos. Y dentro de las oficinas, donde había una especie de robots de software, lo único que hacían era coger datos de un lado o de otro, resolvían acciones muy repetitivas y los mostraban convertidos en información.

Y ahí se pensaba que se iban a destruir aproximadamente un 4 o un 5 por ciento de los puestos de trabajo. Después se empezó a decir que para el año 2025 o 2026 tendríamos una segunda ola, que sería una ola realmente más fuerte, donde ya sacaríamos a la robótica de esas salas protegidas, de esos límites físicos. Se decía que estábamos a unos años de que los robots andaran por dentro de las fábricas o que harían actividades sin verificación humana en las oficinas.

Se decía que utilizarían la inteligencia artificial para poner datos que no estarían ordenados en contexto, para dar ideas, para sugerir. Y ahí se pensaba que iba a haber un gran deterioro en el empleo pues se deberían de perder aproximadamente un 20 por ciento de puestos de trabajo. Tareas que se están haciendo y que dejarán de hacerse por humanos.

Y por último se decía que llegaría una última ola, que será una ola menos fuerte que la anterior, pero donde ya se estaría automatizado casi todo. Es decir, que los robots directamente leían tu pedido de la compra. En el ámbito comercial será algo como que automáticamente un robot tomará el pedido, recogerá los productos, los empaquetará y casi te lo pondrá en un dron o un robot te lo llevará a casa. Aquí hay divergencias de como será todo ello, pero la idea es pensar que la intervención humana sería mínima. El cálculo de destrucción de empleo para este momento sería de otro 30 por ciento.

Ahora cambia el verbo destruir por cambiar ese 30 por ciento de los puestos existentes en otros con un nuevo perfil. Pero lo que nadie había previsto era lo que hemos vivido recientemente. Algo que ha acelerado esa tendencia. Y de ahí se ha intensificado una preocupación ¿cómo lograremos que nuestros negocios sean cada vez más digitales, que contactemos con nuestros clientes digitalmente, que tengamos abiertas tiendas de venta online eficientes o que tengamos la última milla totalmente digitalizada?. No es fácil, pero no hay otra.

Y eso ha hecho que trabajos y habilidades que se iban a necesitar en 4 o 5 años se hayan comprimido a 4 o 5 meses. ¿Qué significa esto? pues que cuando se junta esa digitalización acelerada con la automatización robótica, tanto física como de software, pues aproximadamente el 98 por ciento de las compañías saben que van a tener que hacer algo con sus profesionales. Aproximadamente el 45 por ciento de los directivos aseguran que van a despedir a personal porque entienden que no se van a poder ajustar a estas necesidades. Pero otro 34 por ciento de las empresas dicen sí van a contratar más que antes.

Aseguran que estas nuevas tecnologías son inevitables y que van a permitirles ser más eficiente, penetrar mejor el mercado y vender más ganando más. Por eso consideran que van a necesitar más gente de la que pudieran pensar que van a despedir. En los próximos cuatro años, hasta el año 25, el 50 por ciento de todos los trabajadores tendrán que re entrenar sus capacidades. Algunos desde cero. Ese 50 por ciento tendrán que dedicarle más de seis meses a entrenarse, dejar de hacer trabajos de bajo nivel y hacer trabajos donde la digitalización, el software, la automatización estarán más centrados.

Y por último, el 40 por ciento que aparentemente se podría sentir más cómodo, pues estos también los próximos 5 años tendrán que dedicarle muchísimo tiempo, porque el 40 por ciento de las habilidades que tiene tendrán que ser modificadas o actualizadas. Lo tienen más fácil porque al menos tienen la base. Pero a pesar de todo, tendrán que dedicarle mucho tiempo a entrenarse.

Aunque parezca complejo, todo esto es una buena noticia. Siempre ha sido así. La historia de los avances y el bienestar humano ha sido la historia de sus avances tecnológicos. Lo que pasa es que suele ser mal distribuido. Se requiere gobiernos, empresas, trabajadores y sociedades que entiendan el cambio cultural, económico, socioeconómico. Sociedades que dejen de hablar de lo que no importa y se centren en conquistar el futuro.


Aquí lo que vemos es que hay una gran diferencia entre unos y otros sectores por un tema fundamentalmente cultural a la hora de afrontar el cambio en las empresas y también por el impacto que la tecnología va teniendo en los diferentes sectores. Yo, sin embargo, a pesar de que los números, como bien dices, son escalofriantes, tiendo a ser bastante optimista porque esto no es un sí o no o una desaparición. Esto es una transformación, una transformación progresiva que sin embargo, tiene, con respecto a esta cuarta revolución industrial, una velocidad inusitada para lo que han sido los procesos anteriores.

Creo que verdaderamente no tenemos que ser pesimistas, sino más bien estar preparados ante este cambio. No se trata de tener miedo, sino que se trata de afrontar este cambio, que no es tanto un cambio cultural o tecnológico, sino un cambio Tecnológicamente cultural o culturalmente tecnológico. Algo que debe suceder en las empresas, en la vida y, si me apuras, en la política. Llevo mucho tiempo defendiendo que, aunque aparentemente la automatización del mundo no parece una gran noticia, lo más probable es que la era más humana de la historia, acabe siendo la era más tecnológica jamás vista’. Algo que no es incompatible.

En una encuesta realizada por IBM sobre el teórico robo de empleos en manos de robots se dice que más de 120 millones de trabajadores en todo el mundo necesitarán capacitación específica en los próximos tres años debido al impacto, especialmente, de la inteligencia artificial en los trabajos. Has oído bien, se van a crear 120 millones de empleos en espacios que ahora no tienen personal disponible o formado adecuadamente. Entonces, si hay escasez de talento en las áreas dónde va a ser obligatorio enfocar el trabajo humano ¿porque no estamos estableciendo el camino para que no tengamos un choque frontal con una realidad que podría ser un drama bíblico?

Fijémonos en una cifra. Hoy en día, de media, los trabajadores necesitan 36 días de capacitación para eliminar una fisura en sus habilidades. Hace apenas cinco años se precisaban únicamente tres días. Esto se debe a que las ‘skills’ que hoy en día se empiezan a requerir, y que irán en aumento en los próximos tiempos, son de naturaleza más cultural que técnica.

Yo no soy un experto en gestión del cambio ni en recursos humanos, pero en mi equipo hay gente que sí sabe mucho y me cuentan que, atendiendo a los cambios que la transformación digital está provocando en las organizaciones de todo tipo, esas habilidades del comportamiento, como la capacidad de trabajar bien en equipo, la comunicación, la creatividad y la empatía, se desarrollan mejor a través de la experiencia en lugar de hacerlo a través de programas de aprendizaje estructurados como un seminario cualquiera.

A veces pienso que ese ‘tenemos que formarnos en nuevas habilidades’ me parece curioso. Esas habilidades que se requieren son tremendamente humanas, por lo que es más hacerlas emerger que crearlas. De ahí que me cueste hablar de ‘nuevas’ habilidades y prefiera hablar de seres ‘tecnológicamente’ más humanos.  Cada vez que un robot, un sistema experto de inteligencia artificial o un automatismo sustituye en un proceso determinado a un trabajador humano, nace un escenario nuevo de relaciones entre tecnología y humanidad. De ahí que los empleadores que tienen claro esa visión pidan cada vez con un mayor énfasis, personal con un amplio desarrollo en las habilidades denominadas blandas. Hablan de capacidad de comunicación, de ética y de creatividad.

Solucionar el asunto está en manos de los que marcan las lineas estratégicas en materia económica, laboral, social y política establecer mecanismos para que todos lo entendamos. España, gran parte de Europa, toda Latinoamérica, no están previendo el impacto que esto va a tener en las cifras de ocupación. Es factible pensar que los avances en Inteligencia Artificial no solo desplacen los empleos sino que también creen otros nuevos. De ahí que el desafío será capacitar a los trabajadores para llenar los nuevos trabajos. Unos lo están teniendo en cuenta y otros siguen con sus cosas muy alejadas del problemón que se acerca.

Si no se ejecutan planes educativos, de formación profesional, universitarios, académicos y en el sector privado, si no se premia la inversión en ese tipo de formación, si no se establecen paquetes de reducción fiscal para que las empresas puedan abordar ese reto, si no se generan planes integrales desde las instituciones, el paro se hará endémico, irreversible y con él caerá la eficiencia, la productividad real y el nivel económico. Algo que parece complejo no lo es tanto. Se trata de poner sobre la mesa los requerimientos de la economía de la sociedad inminente, diseñar programas para cumplir con un nuevo modelo laboral, estimular su ejecución con políticas activas de todo tipo y premiar a quienes lo hagan.

Quiero ser optimista a partir de un análisis sereno, no porque sí. Optimista porque al final, los avances tecnológicos, reflejan la evolución. Obviamente que se van a destruir empleos, ha sucedido siempre. La cosa no va de listas sobre empleos que van a ser destruidos por los robots. Habrá muchos casos en los que será así. Ha pasado siempre con cualquier avance tecnológico. Lo interesante no será que profesionales se van a sustituir sino que nuevos profesionales, utilizando tecnología para trabajar, seguirán en lo mismo.

No te preocupes por que un robot te vaya a quitar tu empleo, preocúpate por que alguien que se lleve mejor que tu con un robot te quite el empleo. Pero debes prepararte pues ¿sabías que la automatización, la robotización y la sustitución de tareas humanas por inteligencia artificial se ha acelerado muchísimo en estos meses? ¿Tienes idea de lo que vamos a encontrarnos en el mundo laboral cuando todo este lío pase? En breve veremos como cambiarán esos contratos sociales que llamamos empleo, jubilación o renta básica.