La que se nos viene económicamente y algunas soluciones.
En este post no vas a encontrar un alegato optimista. No siempre se puede. No obstante al final del texto sí te listaré algunas soluciones que se en mi opinión se deberían de adoptar para afrontar la mayor crisis económica que hayamos visto las personas que estamos en edad de trabajar. Aunque, primero, un baño de realidad. En 2006 escribí un artículo titulado ‘el fin del ciclo expansivo’. En él describía que aunque todo el mundo atara los perros con longanizas, lo que se avecinaba era una enorme bola de estiércol en forma de crisis terrible. Y se rieron de mí. Ahora hay consenso de que todo va a ir muy mal unos meses pero que luego va a llegar una recuperación impresionante y que vamos a vivir la vida loca durante años.
Y cuando eso pase, qué pasará, no todos lo verán igual, no todos lo vivirán igual. A mediados de este año la comparativa de datos económicos que se utilizarán mostrará una virtual recuperación espectacular. Comparar un mes cualquiera de 2021 con los meses siguientes a marzo del 2020 siempre dará grandes incrementos. Pero en el cociente neto no lo serán tanto.
Vamos hacia un escenario terrible. Las colas del hambre incluyen ya a personas que hasta hace unos meses vivían tranquilos, con su casa, su negocio, sus viajes y sus cosas relativamente controladas. Ahora están esperando una bolsa llena de productos de primera necesidad y viven pendientes de la decisión de un casero o de un banco. Y el problema no es sólo la lectura de datos terribles, el problema es que esos datos no se ofrecen correctamente. Los datos actuales disfrazan una realidad siniestra.
Vayamos con el que va a llevárselo todo por delante. El empleo. Febrero dejó datos muy negativos en el mercado laboral que muestran el agravamiento de la crisis a lo largo del mes. El mes de febrero, que tradicionalmente es positivo para el empleo, en esta ocasión deja a 91.500 trabajadores más en ERTE y un aumento del paro de 44.400 personas, superando los cuatro millones de desempleados por primera vez desde 2016.
Pero aquí el primer disfraz. La realidad es mucho peor. A esos 4 millones de parados registrados hay que sumar 900.000 personas que estan en ERTE, 300.000 autónomos que han cesado en actividad y 600.000 trabajadores que no se contabilizan como parados porque se les incluyen en la categoria de ‘en formación’ o con ‘disponibilidad limitada’. El total supera los 6 millones y, eso, ya son palabras mayores.
Sigamos con esto en detalle. Cuando se analiza la evolución de la afiliación excluyendo también a los trabajadores en ERTE se aprecia claramente una recaída del empleo desde las navidades que se intensificó en febrero. En concreto, desde mediados de diciembre hasta febrero se han perdido casi 400.000 afiliados efectivos. Si se baja a sectores concretos, se aprecia el impacto más allá del turismo u hostelería. Por ejemplo, el de servicios administrativos y auxiliares, que son principalmente empleados de oficinas, sufrió un descenso de la afiliación del 0,5%. Es la primera vez que esta actividad destruye empleo en un mes de febrero.
El comercio también se vio afectado y las decisiones de ahorro de los hogares, hasta el punto de destruir 20.000 empleos, un dato que no se veía desde la crisis anterior. Incluso la industria frenó su recuperación en febrero, ya que incorporó a algo menos de 10.000 afiliados, el peor dato en un mes de febrero. Si estas cifras sumas los ERTEs la cosa es un auténtico espanto. Aunque los ERTE maquillan también los datos del paro, porque siguen siendo considerados como ocupados, el número de trabajadores desempleados sigue aumentando mes a mes. Es el resultado de las escasas oportunidades que ofrece el mercado laboral desde el estallido de la crisis que provoca que las personas que se incorporan al mercado laboral pasen directamente a engrosar el desempleo.
Los malos datos del mes de febrero muestran claramente la situación límite en la que se encuentran muchas empresas en España. Las restricciones frenaron la actividad y anticipan una contracción del PIB en el inicio del año. Algo que el gobierno no consideraba. Y no solo eso, también anticipan que la situación económica seguirá siendo muy complicada más tiempo. Los datos de consumo muestran que las familias han optado por el ahorro en este inicio de año. Se busca tener un colchón por si las cosas siguen complicándose aún más. La curva laboral de, prácticamente todos los sectores, es muy tenue, casi plana. La curva del sector servicios, que comenzó siendo una V, está empezando a dibujar el segundo palo de la W y empieza a caer. Es ahora mismo un sector que preocupa mucho porque tiene a mucha de su mano de obra contenida en ERTEs.
Y es que los ERTEs no eran para esto. El problema de este mecanismo, que teóricamente era temporal, que iba a retener y luego bombear de vuelta a trabajadores al mercado laboral, es que los ha retenido, pero no los está bombeando. Encima aquí se debate de la necesidad de las ayudas directas. Ayudas directas, al fin y al cabo, es dinero directo en la cuenta de las empresas que están al límite. No se les exoneró de pagar impuestos a la vez que se les obligaba a cerrar o se encontraron con un mercado seco por culpa del cierre. Ahora están sin caja. Sólo se les ofreció acogerse a créditos que no querían, que no estaban previstos en sus planes y que ahora, pagarlos, es aún más complicado que antes. Encima, plantear una quita sería discriminatorio para los que aguantamos el golpe inicial sin pedir créditos.
En otros países si han habido ayudas directas. Lo han hecho con facturas de 10, 12 o 15 000 millones de euros en los casos de Francia, de Italia o de Alemania. Esas ayudas directas, cheques, son lo que sigue pidiendo la patronal por ejemplo. Me preocupan 3 cosas ahora mismo:
Uno, Un mes de febrero que normalmente es bueno para el empleo, sido malo para el empleo. Dos, lo que está ocurriendo en un sector servicios que sabíamos qué se paralizaba y que no sólo se ha paralizado, sino que está despidiendo y destruyendo empleo. Y tres. Quién trabaja en ese sector? Mujeres y jóvenes, fundamentalmente. Y ellos son los que ahora están pagando la gran factura de esta destrucción de empleo. Mujeres y jóvenes. Las cifras oficiales hablan de 4 millones de parados, las objetivas de 6 millones, pero las cifras que deberíamos descubrir podrían estar hablando de incluso más. Hay un empleo sumergido que ha estado aquí siempre y que ahora no recibe ni prestación de ningún tipo y que además siempre se ha dedicado a tareas de escaso valor añadido. ‘Despedirlos ha sido sencillo’.
Es un empleo que no cotiza y que por tanto, cuando vienen mal dadas no tiene derecho a prestaciones. Un empleo que está sumergido y que GESTA y el Instituto de Estudios Fiscales cifran en un 8 por ciento del PIB. Eso significaría en torno a un millón de empleos en precario que puede que estén destruidos también en gran medida. Así que a esos seis millones hay que sumar un millón de precarios. Y así tenemos la fotografía del mercado laboral a día de hoy.
Pero, aún veo otro gran problema. Resulta que generalmente la economía española creaba mucho empleo en el primer semestre de cualquier año. Si uno compara lo que ha pasado en los últimos cinco años, desde 2015 generábamos 700.000 empleos entre enero y junio cada año. Además, siempre, febrero ha sido el arranque. Durante marzo, abril, mayo y junio seguíamos creando y a partir de julio se mantiene cuando uno mira los datos finales en diciembre.
Pinta realmente muy mal y es lógico pensar que los ERTES se van a convertir en buena parte en EREs, pues era un mecanismo que estaba pensado para resistir 15 días, un mes… y no resiste. Lamentablemente aun no notamos los efectos de la crisis económica que están por venir y que están por venir en términos de cierres empresas, en términos de la caída de la renta, suplemento de la demanda. Escucho a quienes dicen que la economía se va a recuperar muy rápido, que vamos a flipar de lo bien que va a ir todo y lo rápido que va a ser.
Ojalá fuera posible, Ojalá sea así. Pero en economía un agujero como este precisa de medio cliclo económico para recuperarse medianamente. Unos siete años. La deuda es algo que se tiene que pagar, no es un tema abstracto, las 250.000 empresas que han cerrado no se van a abrir tan fácilmente. Esto es lo que veremos en los próximos meses. Por eso se tiene que decir que esta crisis no se acabará cuando estemos todos vacunados. La crisis económica seguirá unos años más. Otra cosa es que, como decía, la comparativa nos ofrecerá una sensación de mejora. Será real, pero estaremos muy lejos de lo que fuimos.
La situación se agrava por lo siguiente:
En España hay cerca de casi 4 millones de personas más recibiendo un sueldo o una transferencia pública que asalariados en el sector privado. El número de personas dependientes del Estado o del sector público sale de sumar el número de pensionistas (8 millones), empleados públicos (3,4 millones según la EPA) y beneficiarios de algún tipo de prestación por desempleo, ERTE o similares (5 millones). La cifra alcanza los 16 millones de dependientes del Estado. En el otro lado de la ecuación se encuentran unos 12 de dependientes en el sector privado, según la última EPA.
Es importante encuadrar por un lado las prestaciones por desempleo, ERTEs y las pensiones - que son transferencias por las que la administración no recibe nada a cambio directamente -, y por otro lado, los salarios de los empleados públicos - que son calificados como la 'compra' de un servicio por parte del sector público -. Aunque esto último supone un gasto para el Estado o las administraciones, el empleado público realiza un trabajo que genera un valor para la economía y, por tanto, se contabiliza como PIB.
Además, los empleados públicos desempeñan una actividad fundamental para el buen funcionamiento de la economía. Por el contrario, las pensiones y las prestaciones por desempleo (aunque se hayan ganado a través de cotizaciones con toda justicia) suponen un trasvase de dinero sin contraprestación que, por tanto, cuenta como gasto público pero no computa de forma directa como PIB. Pero la realidad es la que es y el peso de esa nómina pública es de una dimensión tremenda actualmente.
Y estarás pensando, ok, todo va fatal. Tu análisis puede ser correcto o no, pero ¿tienes algo que aportar? ¿alguna idea? ¿cómo afrontamos esto? Bajo mi punto de vista bajo modernizar sectores que son competitivos, invertir en educación, invertir en investigación, ciclos tecnológicos y evitar el dominó de las crisis. Lo que se traduce en medidas más concretas como diseñar un sistema de pensiones sostenible, modificar la legislación laboral menos cortoplacista, crear un entorno fiscal atractivo, implementar el Next Generation correctamente, apostar por la industria tecnológica, estimular una banca moderna, dinamizar una economía ecológica, diseñar un verdadero plan de implementación del 5G, un turismo en busca de nuevos reclamos, una apuesta por la España vaciada, un sistema sanitario sostenible, una inmigración necesaria pero regulada, un modelo de estado mas equilibrado y sostenible, un apoyo real a las startups, una reducción de la brecha de género, ayudas directas para la internacionalización y, entender que el mundo de la industria 4.0 nos lleva a la industria 5.0 y para eso no hay que estar en los vagones de cola, sino en la locomotora y eso tiene que ver con una estrategia en inteligencia artificial que sea algo más que un power point. Algo que yo llamo Ministerio del Futuro.