Los desafíos de un nuevo gobierno y la hoja de ruta tecnológica urgente.
Hace apenas unas décadas Singapore era una amalgama imperfecta de relaciones comerciales sin expectativas globales y con una renta per capita paupérrima. Actualmente es uno de los más ricos del planeta y el país que el Foro Económico Mundial considera en mejor posición para beneficiarse de las inversiones que se realizan en innovación tecnológica y digital especialmente. Esto parte de un índice que analiza cómo los países se están preparando para aprovechar la innovación digital emergente y la posición para disfrutar de la Cuarta Revolución Industrial. Detrás de Singapore aparecen Finlandia, Suecia, Noruega y Estados Unidos en este orden. España no aparece.
Hace apenas unas décadas Singapore era una amalgama imperfecta de relaciones comerciales sin expectativas globales y con una renta per capita paupérrima. Actualmente es uno de los más ricos del planeta y el país que el Foro Económico Mundial considera en mejor posición para beneficiarse de las inversiones que se realizan en innovación tecnológica y digital especialmente. Esto parte de un índice que analiza cómo los países se están preparando para aprovechar la innovación digital emergente y la posición para disfrutar de la Cuarta Revolución Industrial. Detrás de Singapore aparecen Finlandia, Suecia, Noruega y Estados Unidos en este orden. España no aparece.
A pesar de estar sin gobierno desde hace más de medio año, España crece a un ritmo decidido. La parálisis gubernamental y legislativa no parece afectar de momento en las grandes cifras. Probablemente en un primer término cómo mucho tendremos una caída de medio punto del PIB y poco más. Hablamos pues de un tema puramente cortoplacista y táctico. Para nada entramos en aspectos estratégicos y que realmente asuman el gran reto al que nuestra sociedad y economía deben enfrentarse. Singapore no se creó con táctica.
Si se ponen de acuerdo o no ya empieza a ser incluso ridículo, un insulto a la inteligencia. Que sigamos con esta sensación de que es tan importante lo que pensemos los ciudadanos de los líderes en base a quien le dan la mano o a quien le besan el culo es, cuanto menos, de vergüenza ajena. El problema es que no sólo es un tema de sensaciones, lo que nos jugamos es algo mucho más grave, más importante: el futuro de nuestros hijos pues el nuestro, a según que edad, ya está muy comprometido e hipotecado.
Sus señorías deben centrarse urgentemente en garantizar un buen comportamiento económico aprovechando la situación que parece evidenciarse adoptando medidas que impulsen un mejor empleo. Pero todavía estamos pendientes de si habrá o no gobierno antes de las vacaciones. Parece el típico ‘ya lo hablamos en septiembre’ tan español. Lo duro del asunto es que sin presupuestos 2017 en los que se deberán introducir las variables de obligado cumplimiento vinculadas a los ajustes para cumplir con el objetivo del déficit público que nos impone Bruselas. Ellos siguen con lo suyo. Que importante es todo en la política. Que distintos son sus tiempos con respecto al de las familias y las empresas.
Uno de los retos del nuevo gobierno pasarán por reducir una brecha social que se ha convertido en un quiste que no para de agrandarse a pesar de que la economía se reactivara hace un tiempo. Seguramente porque esa reactivación es menos intensa y transversal de lo que se muestra en los titulares. Otro reto evidente y dramático es la necesidad de reformar el sistema de pensiones o no vamos a poder garantizarlas a la generación ‘baby-boom’.
Sin embargo, si hablamos de futuro, de convertir España, o territorios concretos permeables a la innovación como Catalunya por ejemplo, en un país de futuro y de crecimiento sostenible y sostenido en la economía tecnológica y de valor añadido, hay que hacer algo. Esto no va por inercia, no tiene que ver con el ‘dejemos que vaya sólo’ porque no irá. Una política decidida en el impulso a la innovación y la investigación que genere empleo estable y mejor pagado a medio plazo exige un presupuesto contundente y una profunda reforma del sistema universitario que despliegue su potencial innovador en lugar de ser una fábrica de becarios.
Crear un país del/de futuro no es algo que se pueda aplazar meses y meses hasta que rojos, morados, naranjas y azules se pongan de acuerdo. La generación política con menor capacidad para interpretar el presente, y entender las oportunidades de futuro, son los responsables de decidir quienes tripularán esta nave. De momento lo único que están logrando es generar incertidumbre. La incertidumbre es el mayor enemigo del progreso económico ‘by the way’.
El riesgo es asumible pues pondera las opciones de éxito. La incertidumbre es un lío monumental. No hay quien pueda valorar las opciones que ofrece. Nuestra economía está ahí, en la incertidumbre. Un espacio que conocen bien los millones de parados que hay en el país o los centenares de miles de jóvenes que se fueron buscando una oportunidad fuera.
Los buenos datos sobre turismo y producción industrial viven el ‘delay’ típico de los tiempos económicos que suele presentar los efectos de la política a medio plazo. Para bien y para mal. De ahí aquel ‘desaceleración’ de Zapatero cuando todo era un hostión bíblico. Nuestro retraso nos traerá con mayor virulencia los efectos a las acciones obligadas para reducir el déficit. Lo he dicho antes y cada día que pasa sin acción política clara no hace más que aumentar el calibre del ajuste.
Un espacio sin estrategia, sin gobierno que pueda tomar decisiones urgentes y de calado, es un país que se va situando en la peor casilla de salida poco a poco. Si bien en áreas como Catalunya el riesgo de pobreza a descendido en 2015, la incertidumbre que vivimos afectará ‘en diferido’ al consumo, al empleo de nuevo y a la inversión tan necesaria. Deben saber que ya pronto no podremos confiar en el banco central europeo. Éste ya roza sus límites que la lógica es capaz de soportar. La política monetaria no puede revertir el shock en el que se ha situado al tener casi 12 billones de bonos gubernamentales en negativo. Eso también exige que nos preparemos lo antes posible.
Nuestro país no puede permitirse mucho más tiempo. Va en serio. El tiempo se agota. Un día sin acción estratégica clara es un mundo, un mes, la eternidad.
Quiebra Intelectual
El bochorno va en aumento y, con él, el alejamiento de la ciudadanía de la política. No debe ser una sorpresa. El espectáculo que una pandilla de inservibles alejados de la realidad que se sientan en el senado ofrecieron ayer fue repugnante. Da igual de que cuerda o que decían, la esencia misma de la política y de la gestión se escapó por el desagüe de la decencia. En el Congreso no fue mucho mejor y supongo que hoy mismo va a ser similar. Mientras tanto medio mundo advirtiendo de la que se nos viene encima.
Justo cuando un grupo de tecnócratas se escupían los unos a los otros, los problemas de liquidez aumentaban en los grandes bancos españoles. Es un secreto a voces entre los gestores de fondos que los recursos que aplican esas entidades para obtener capacidad de uso está llegando a lo inaudito. Además, aquellos que tienen los “transfers” que permiten visionarlo a tiempo real, saben que se están pagando intereses de quiebra a cambio de fondos de pensiones y participaciones de respaldo. Las deudas de cada uno de esos bancos españoles no hay manera de colocarlas, no las quiere nadie. Por si fuera poco, las fugas de capital son cada vez menos disimulables.
A medida que avanzan los días y se evidencia que Zapatero no es capaz de cumplir con las exigencias europeas, el riesgo de quiebra se acentúa. Cada medida anunciada ha sido rebajada, cada solicitud de Europa se ha moderado poco a poco. Los países que exigen un ajuste cierto y radical por el peligro que supone nuestra situación, no están para muchas esperas. O aumentan los impuestos hasta límites que ahora parecerían un insulto y se reducen sueldos en términos globales incentivando además el ahorro o nos van a dejar quebrar. O se toma en serio que hay entidades financieras que deben caer por estar en insolvencia manifiesta o el FROB va a ser el título de una fiesta siniestra.
España necesita una revisión radical de sus leyes laborales, una reforma absoltua de su sistema de pensiones y la acelerada consolidación de sus bancos para evitar la quiebra. La economía española necesita reformas de largo alcance y de calado. Los desafíos son serios: un merado laboral que no funciona, el estallido de una burbuja inmobiliaria, un gran déficit presupuestario, fuerte endeudamiento del sector privado y externo, crecimiento anémico de la productividad, débil competitividad y un sector bancario con bolsas de debilidad.
Ayer, desde otro país sudamericano, analicé la actividad de los inversores que consideraron a España, junto con Portugal, como el siguiente país de la Europa occidental con más probabilidades de verse afectado por la crisis de la deuda soberana y de entrar en quiebra técnica. A cambio de la realidad que todos vimos en nuestras pantallas, la ministra de economía española en un alarde de manipulación digna de la propaganda más burda, dijo que los analistas del FMI ‘coinciden con el Gobierno, que cree que la economía española ha entrado en una fase de estabilización después de la severa crisis de los dos últimos años’.
Ayer, el Frankfurter Allgemeine Zeitung ponía a examen todo el paquete de ajuste español diciendo que “cada vez hay más dudas a nivel internacional respecto a la capacidad de reformas de España (…) Después de Grecia, España, además de Portugal, es considerado el próximo país del euro que podría tambalearse debido a su alta carga de endeudamiento y parece evidente que el riesgo es mucho mayor del que se explica oficialmente”
La economía real
En los años 70 el fútbol británico discriminaba claramente a los jugadores negros. Eran menos y cobraban poco. Pero los clubes que disponían de plantillas con jugadores negros gastaban menos y sus resultados eran similares en muchos casos. Esta simple regla económica, es preferible reducir costos siempre que se mantengan resultados, se convirtió en el mayor elemento de cambio social en materia de discriminación racial de cuantas se dispusieron en Inglaterra. Ninguna normativa o ley ayudó tanto a acabar con la discriminación como ese hecho deportivo y económico.
Circula la idea que la economía real es independiente de las grandes decisiones financieras. Algunos vendedores de fábulas pretenden que creamos que una situación de crisis económica en el ámbito de las grandes cifras no tiene porque afectar a los bolsillos de los ciudadanos de un modo dramático. Las pruebas suelen ser recurrentes. La gente va de vacaciones, se cambia el coche y continúa cenando en restaurantes de lujo mientras los telediarios escupen cifras que asustarían a Drácula. ¿Es cierta pues esa ambivalencia entre la macroeconomía y la economía real? ¿Es posible que un país en fase recesiva pueda mantener un gasto privado a este nivel? La respuesta es no. Esto no va a durar mucho. La economía doméstica empezará a percibir seriamente el problema en breve. La segunda mitad de este año será clara en este sentido pero la actuación estelar está reservada para el 2009.
Como dice el economista inglés Tim Harford, “la economía está en todas partes y en todas las cosas. La economía es el motor de cambio social más importante del que dispone la humanidad“. Nada mueve con mayor virulencia los sistemas. En los años 70 el fútbol británico discriminaba claramente a los jugadores negros. Eran menos y cobraban poco. Pero los clubes que disponían de plantillas con jugadores negros gastaban menos y sus resultados eran similares en muchos casos. Esta simple regla económica, es preferible reducir costos siempre que se mantengan resultados, se convirtió en el mayor elemento de cambio social en materia de discriminación racial de cuantas se dispusieron en Inglaterra. Ninguna normativa o ley ayudó tanto a acabar con la discriminación como ese hecho deportivo y económico.