La sorprendente Transformación Digital de los Seguros. Mucho más que Insurtech
Ayer ofrecí una charla a un grupo de directivos y empresarios del sector de los seguros vinculados a la organización Cojebro. Tienen la percepción, como sector, que la transformación digital no sólo es algo a acometer urgentemente, sino que el problema radica en que los pasos que pueden estar dando no sean los adecuados. Temen que su hoja de ruta sólo contemple digitalizarse y no transformarse digitalmente.
Ayer ofrecí una charla a un grupo de directivos y empresarios del sector de los seguros vinculados a la organización Cojebro. Tienen la percepción, como sector, que la transformación digital no sólo es algo a acometer urgentemente, sino que el problema radica en que los pasos que pueden estar dando no sean los adecuados. Temen que su hoja de ruta sólo contemple digitalizarse y no transformarse digitalmente.
Al igual que le ha pasado a los bancos, los cuales han visto como un tercio de su negocio ha sido capturado por las Fintech, el sector de los seguros tienen su espada de Damocles en las denominadas Insurtech. Y como en el caso del sector financiero el asunto no se reduce sólo a un modelo tecnológico que ofrezca una productos similares a los que ellos han vendido durante siglos, sino que el foco en el futuro inmediato estará en otros aspectos derivados de comportamientos, avances tecnológicos y conversión de productos a servicios. Recordemos la máxima de nuestros días, ‘todo lo que sea susceptible de ser digitalizado, será digitalizado’.
Para el sector de los seguros la cosa es más compleja si cabe. Debemos examinar el catálogo de servicios que se ofrecen desde una correduría de seguros y enfrentarlo a la realidad inminente. No se trata de tener una aplicación mejor o peor diseñada, un website enriquecido o perfiles en las redes sociales. Ni siquiera va de incorporar un ‘chatbot’ en el trato con clientes. Es más profundo. Como en todos los sectores económicos la disrupción llegar dando avisos leves y, en un momento determinado, su despliegue es exponencial.
En la sesión de ayer invité a la audiencia a viajar al futuro inmediato. Un tiempo que se está gestando ahora y del que ya tenemos pistas notables acerca de que cuotas de mercado va a ventilarse en este sector concreto. Este ejercicio es el que hago con cualquier modelo económico o foco empresarial. Tras ese esfuerzo intento, con la implicación de los asistentes, a definir respuestas competitivas y a interpretar por donde podrían ir los nuevos modelos de negocio. Inclusive, la adaptación de esa tecnología, que puede ser el origen del problema, para convertirse en la puerta de la solución.
Los avances que afectan a este sector en concreto más allá de las aplicaciones denominadas Insurtech, estarían en diversos campos. La Revolución Industrial 4.0 como he dicho muchas veces no es tan industrial como sociológica y su afectación va más allá de modelos productivos. Es un relato implacable que lo desmonta todo y no entrega planos para ordenarlo de nuevo. Tenemos pistas y, observando, podemos ir dibujando esa guía a tiempo real, jugando al prueba-error y aspirando a tener empresas en ‘beta constante’.
En el caso de los profesionales de los seguros, de las grandes aseguradoras o de los despachos profesionales que ofrecen pólizas diversas, las tecnologías que más les afectarán en breve tienen que ver con, obviamente, la auto conducción de vehículos industriales y particulares, la impresión 3D, la Internet de las Cosas, la Realidad Virtual y Aumentada, robótica, la Inteligencia Artificial y el Big Data. Es decir, casi todo.
Seguro que estás pensando que lo de los coches que se conduzcan solos es lógico que afecte, pero que cuesta entender como la impresión 3D u otros avances disruptivos pueden modificar el modelo de negocio del sector seguros. También se lo preguntaron los directivos que ayer lo escuchaban sorprendidos. Sin embargo es puro pensamiento lateral.
La impresión 3D afectará a como se distribuyen las coberturas de seguros en la producción de un producto. Desde el seguro de transporte hasta los de personal y operarios afectados. Si un producto se fabrica en destino no precisa de asegurarse la cadena de valor intermedia. Es mucho más complejo pero sintetizando el cambio iría por ahí.
La Internet de las Cosas también va a cambiar notablemente el mundo de los seguros. Las personas cada vez llevamos más lectores de salud encima. En apenas un par de años los humanos incrementaremos exponencialmente nuestra conexión sanitaria. La entrega de datos masivos a tiempo real sobre nuestro estado de salud reducirá una hipotética ‘cadena de valor’ entre el paciente y la solución. El e-health de origen IoT o wearables lo va a cambiar todo también.
La realidad virtual y aumentada afectarán de manera importante en el campo de los seguros laborales. Sabemos que cuando se utilizan sistemas de entrenamiento de nuevos empleados en industrias o fábricas basados en realidad virtual o aumentada y que permiten que esos trabajadores se pasen semanas o meses en un entorno virtual e inofensivo, el paso a la ‘Realidad Real’ se efectúa sin problemas, accidentes o pérdidas de producción. Seres humanos que reducen su siniestralidad y que precisan seguros muy distintos.
¿Cómo serán las pólizas de seguros para robots? La robótica también lo modifica todo. Su papel en una cadena de montaje es clara pero en un espacio flexible donde su ‘entidad’ pueda ser inteligente y tome decisiones por si sola precisará de un nuevo foco asegurador. Tal vez un tomador sintético y no humano. ¿Quién sabe?
Como decía, el caso más evidente es el de los coches cuando vayan solos. Tengo claro que el tipo que no podrá conducir ya ha nacido y que es cuestión de una o dos décadas para que sea generalizado. No obstante la transición ya ha empezado y poco a poco iremos viendo esos cambios. Al principio será sorprendente, después curioso y finalmente normal. Ver un coche yendo solo se irá normalizando.
Cuando esto sea así los seguros de conducción tendrán que repensarse. ¿Quién será el tomador? Alemania está definiendo su políticamente su futuro código de circulación en el que ya se incorpora la figura del coche autónomo. Me llamó la atención el debate de quien es el ‘titular responsable’ de lo que suceda con el vehículo en caso de accidente. El debate fluye sobre tres suposiciones que, además, responde a una evolución tecnológica en paralelo.
Inicialmente, durante un tiempo, el responsable será el propietario del vehículo. Eso será así porque la autonomía del vehículo será relativa y el dueño debería ir en él por si se precisa su intervención. En unos años el responsable legal del vehículo no será el comprador sino el fabricante del coche. Se interpreta que al no precisarse intervención humana el conductor no existe y el coche circula bajo los criterios de calidad y eficiencia del fabricante. Finalmente, lo más espectacular, es que el foco final de responsabilidad en la conducción autónoma recaerá en las ciudades o gobiernos. Se cree que cuando los errores humanos no puedan existir y los vehículos dependan de indicadores externos, un accidente sólo dependerá de la buena gestión pública de los desplazamientos. En ese escenario no existen coches de propiedad por cierto. Todo es un gran servicio.
En cualquier caso, algunas cosas son inminentes, otras menos y algunas todavía tienen un tono de ciencia ficción importante. Lo que si es importante es responder a la pregunta correcta. Da igual el sector, la pregunta no es ¿me va a afectar la disrupción? Las pregunta correctas es ¿cuándo me va a llegar y con que tecnología? Hazte la pregunta como ayer se la hicieron los directivos y empresarios del mundo de los seguros.