Negocio, Tecnologia Marc Vidal Negocio, Tecnologia Marc Vidal

Las amenazas al negocio de Google

En principio, Amazon y Google no tienen mucho que ver. Por lo menos es lo que aparentaban hasta hace bien poco. Pero esa percepción está cambiando y lo hace de manera rápida. Si como empresas tienen estructuras de negocio bien distintas, hay elementos de las mismas que convergen. En concreto Amazon Prime y Google Express podrían solaparse en algunos aspectos. No son el mismo servicio, cierto, pero sus similitudes aumentan y sus diferencias se reducen.
Es evidente que en esto de los negocios tecnológicos, la competencia es algo líquido, para nada estático y que, a pesar de que tu teórico competidor no hace nada que te afecte, en realidad si lo hace. No es diáfano el campo de batalla, es complejo, sofisticado y tremendamente permeable. Es la nueva economía y sus duras reglas.

Cuando pensamos en los competidores de Amazon nos viene a la cabeza un tipo de empresa donde no suele aparecer el gigante de Mountain View. Al pensar en Google, aparecen gigantes tecnológicos más vinculados tecnológicamente a desarrollos que a otra cosa. Google y Amazon no son rivales en esencia. Google está en el negocio de la venta de anuncios, Amazon en el negocio de la entrega de bienes.

Pero esto está cambiando últimamente. Ambas empresas se han tocado en la curva. Resulta que Google se está metiendo en el mercado de los bienes a la carta. De hecho puso en marcha un modelo de entrega que garantiza que un cliente de su Google Shopping Express pueda recibir su compra durante el mismo día en que la hizo. Esto sucede en el área de Manhattan y en el oeste de Los Ángeles. Además, Google ya garantizó que a estas áreas se sumarían en breve Chicago, Boston, y Washington. El naming elegido para este proyecto a partir de ahora ya es oficialmente Google Express.

A la vez que Google explora el mercado de la logística, Amazon, como vimos ayer, aprieta el acelerador en los beneficios del servicio tecnológico donde sólo había productos. Amazon Premium ya incluye música ilimitada y streaming de vídeo a partir de colecciones de Amazon Kindle.

Lo más interesante a mi modo de ver es como van a definir los espacios de competencia cada uno de ellos sin repetir al contrario. Es decir, si estamos hablando de dos de las empresas más destacadas del planeta en esta revolución sin precedentes, probablemente será apasionante ver como se adaptan, generan un mercado y solucionan expectativas.

Por ejemplo, Google no va a tener sus propios almacenes masivos como si tiene Amazon, pero en cambio trabaja ya con los comerciantes locales de un modo directo para recoger y entregar mercancías a los clientes. Ha convertido los comercios vinculados a Google Express en ‘hubs’ logísticos descentralizados gracias a una gestión tecnológica masiva. Recordemos que Amazon se está esforzando en crear una red de entrega y recogida similar. El propio Eric Schmidt dijo que ‘mucha gente piensa que nuestra principal competencia es Bing o Yahoo, pero en realidad, nuestro mayor competidor de búsqueda es Amazon’.

Es habitual pensar que Amazon no es un buscador, de hecho no lo es, pero si estás buscando algo ‘para comprar’ el flujo racional y tecnológicamente cada vez más habitual es irte a Amazon directamente. Es una búsqueda sin ruido y mucho más centrada en lo que deseas. Es como buscar en Twitter el impacto a tiempo real de una noticia que Google News aun no puede entregar. No hay imperios eternos que decía el emperador.

La vertiente comercial del algoritmo de Amazon lo convierte en si mismo en un buscador, pero, realmente eso lo hacen en algo muchísimo más peligroso para Google. Es un incalculable depósito de datos sobre gustos y búsquedas comerciales. Además, para Google, el problema picha especialmente en su ‘core business’. Cada vez que alguien busca un producto en Amazon en lugar de Google, el gigante de las búsquedas pierde la oportunidad de servir anuncios junto a los resultados de búsqueda. Algo que cada vez más pasa en otros escenarios. Te vas directamente a Kayak, para reservas de líneas aéreas, a Airbnb para alquileres a corto plazo, y a Yelp para obtener información de un restaurante. Cada una de estas búsquedas es un usuario, un cliente, menos que Google puede utilizar para servirle anuncios focalizados.

Google podría convertirse a medio plazo en el intermediario de todo o de nada. Una investigación realizada por el grupo Forrester explicaba que el año pasado casi un tercio de las personas que buscan comprar algo buscaron directamente en Amazon sin pasar por Google y esa cantidad era el doble que en el año anterior. Parece evidente que estamos en la antesala de una batalla muy interesante. Tal vez, el negocio de Amazon aun no ha sido detectado en su complejidad.

Amazon es el mayor competidor de búsqueda de Google, por lo tanto es su mayor competidor como decía Schmidt, puesto que Google vive de las búsquedas y estas se están traspasando al gigante del comercio electrónico. Un enorme desafío en el firmamento de la economía digital que va a trastocarlo todo. Si ademas a esto, Google, le suma que Facebook es sin duda su mayor competidor en términos de publicidad móvil, la cosa se va a poner muy interesante en eso de ganar dinero a base de clics.

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Apostar A Las Catástrofes

En mi columna de El Confidencial de hoy comento un modelo de inversión que me parece desafortunado. Son las famosas apuestas sobre catástrofes. En mi vida como gestor de patrimonios y capitales he trabajado en todo tipo de modelos de inversión, en Chicago se vende y compra arroz, azúcar, bonos sin garantías, seguros sobre seguros y hasta el alma si es preciso, pero a veces hay cosas que son tan desagradables que sorprenden. Este tipo de apuestas por lo siniestro existen desde los años ochenta, pero pocos saben de su existencia si no está metido en el asunto. Lo curioso es comprobar como la cotización de los indicadores de este tipo de operativa cada vez es menos rentable ante la casi certeza de que el presente va a ser un año terrible en ese sentido. 

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