¿OTRA BURBUJA PUNTOCOM?
Cada vez más gente se pregunta si estamos a las puertas de otra burbuja puntocom. Parece lógico que así lo piensen algunos. Atendiendo a los índices así lo parece. En los últimos doce meses el que refleja la situación de las empresas de tecnología de la información ha crecido más que el propio Nasdaq. El primero ronda el 32% y el segundo no llega al 28%. Por ejemplo, Google ha engordado un 57% e IBM un 50%. Incluso, lejos de Estados Unidos, vemos que Telefónica ha tenido un comportamiento reseñable, casi un 62% en doce meses. El Nasdaq ha subido el doble que el Standard & Poors y el triple del Dow Jones. ¿Es esto fiable? ¿Se refleja las expectativas de futuro de estas compañías en esas cifras?
Cada vez más gente se pregunta si estamos a las puertas de otra burbuja puntocom. Parece lógico que así lo piensen algunos. Atendiendo a los índices así lo parece. En los últimos doce meses el que refleja la situación de las empresas de tecnología de la información ha crecido más que el propio Nasdaq. El primero ronda el 32% y el segundo no llega al 28%. Por ejemplo, Google ha engordado un 57% e IBM un 50%. Incluso, lejos de Estados Unidos, vemos que Telefónica ha tenido un comportamiento reseñable, casi un 62% en doce meses. El Nasdaq ha subido el doble que el Standard & Poors y el triple del Dow Jones. ¿Es esto fiable? ¿Se refleja las expectativas de futuro de estas compañías en esas cifras?
En el mercado ya se descuenta que la inversión en equipos se caerá un 11%, los contratos de externalización un 2% y, en definitiva, se prevé una caída contundente en el consumo que afectará a ventas y en beneficios. Sabemos que la irremediable parada técnica de la economía interferirá en un crecimiento económico mucho más lento y angustioso. En esos términos, las empresas vinculadas al consumo o al músculo financiero lo pasarán mal. Otras, las tecnológicas, parecen haber entrado en un escenario de bondad y fiabilidad. La mayoría no hacen más que subir en bolsa, de hecho, si consideramos los mínimos de marzo, el Nasdaq ha crecido un 70%, algo que no sucedía desde los albores del crash puntocom.
En lo que llevamos de año la mayoría de compañías que cotizan en ese índice han doblado su valor. Es tal el optimismo en este sentido que ya han empezado a producirse los primeros gestos de inversión arriesgadamente imprevisible. Que Twitter haya pasado de valer unos hipotéticos 250 millones de dólares en febrero a 1000 millones ahora parece excesivo, no sólo porque no da un duro a sus gestores, sino porque, en estos momentos, aun no dispone de un modelo de negocio fiable, ni creíble. Lo mismo que Facebook que, una vez convertido en el site más visitado en los Estados Unidos incluso por encima de Google no ingresa ni una centésima parte que el buscador.
Pero diferenciemos el análisis. Las empresas de TI están tomando posiciones para proveer servicios de cloud computing. Algo que es absolutamente estratégico. En tiempos en los que adelgazar la cuenta de gastos parece imprescindible es un buen camino adentrarse en el uso de diversos servicios informáticos que se encuentren en la nube. Un 20% de las empresas norteamericanas ya usan de modo fiable Google Docs. Un sistema de almacenaje remoto que lo tiene todo. Permite depositar, retocar y distribuir sin necesidad de casi nada, por no precisar no precisa ni de procesador de texto instalado en el ordenador. Es una opción que las grandes empresas están integrando. Van a disminuir los gastos en servicios vinculados a las empresas tecnológicas pero a su vez se incrementarán los que se asocian a este tipo de proveedores de externalización digital.
Entonces podemos decir que ¿se está gestando una nueva burbuja? Parece que hay unas empresas que no están impulsando esa posible especulación desmedida. Empresas tecnológicas que se adentran en la tecnología de la información y lo basan en un escenario futuro ligado al cloud computing. Empresas que han diseñado una acción financiera, económica y de valor industrial están trabajando para que no sea así. Pero hay otras creadas por chicos que no tuvieron, durante la gestación de esos proyectos, ningún planteamiento de negocio y que ahora charlotean como ideólogos de la economía digital. Son los creadores de proyectos de éxito y que tienen millones de “clientes” y que no ingresan un céntimo. Esos si que están inflando a todo pulmón ese globo que nos explotará a todos en la cara. La burbuja existente no es tanto puntocom o tecnológica sino dospuntoceriana. En ese sentido las empresas vinculadas a escenarios de redes sociales deben diseñar estrategias de base tecnológica alejadas de todo ese ruido ineficiente que se irá evaporando poco a poco.
Ahora bien, debemos saber si es lógico que entre las 15 compañías más capitalizadas del planeta estén Microsoft, Apple y Google. La última, con poco más de una década de vida, vale más que British Petroleum, Walt Disney y McDonalds juntos. Parece que nadie duda del verdadero sentido del valor de Google, pero lo interesante es saber si el sector tecnológico está en situación de riesgo, de moda o es un futurible asegurado. Parece que algunas compañías han entendido que hay que hablar menos y actuar más. Si analizamos los movimientos de algunas compañías en los últimos 3 o 4 años, veremos que la aventura no empieza ahora, sino que lo hizo ya hace algunos años.
La estrategia de las grandes compañías que pretenden salvarse de un hipotético varapalo bursátil no es casual. Aprendieron en su día de la burbuja puntocom de hace unos años. Les permitió entender que es preciso adelantarse a los acontecimientos. Los modelos de inversión y crecimiento de las compañías IBM, HP o Dell así lo demuestran. Todas ellas se lanzaron a la compra de otras empresas vinculadas a los servicios outsourcing. Adquirieron PWC, EDS y Perot Systems respectivamente a fin de dejar de ser fabricantes de hardware para mutar en proveedores de servicios para aquellos que no les quieran comprar sus productos a medio plazo. Buena estrategia la de copar una demanda posiblemente dual durante un tiempo de transición.
Otras empresas que están siendo premiadas en los mercados, como Oracle también han cumplimentado una estrategia sofisticada que parece convencer a los inversores. Cuando compró Sun inició la carrera por devorar un mercado liderado por IBM: el de las soluciones integradas del tipo hardware, sistema operativo y base de datos. Todo su negocio futuro se sustenta en la voluntad de reinar también en la nube.
La sedimentación de burbujas es algo consustancial al mercado. Como ecosistema dinámico precisa de escenarios que le permitan refugiar inversores asustados. El inmobiliario, financiero y el que se vincula al consumo se muestran muy inestables y por el contrario el digital vinculado a la tecnología de la información sobretodo parece tener un largo recorrido por su apuesta decidida en los mercados emergentes. Pero esta vez puede que no sólo se esté sobre valorando a esas empresas sino todo lo contrario. El potencial de crecimiento de estas compañías parece exento a los escenarios cíclicos, monetarios, gubernamentales, etc.
Pero la supervivencia debe estar encajada en los mecanismos de siempre en cuanto a valoración de las compañías. Una empresa es viable si vende más de lo que compra. Es muy sencillo. Los modelos de negocio no pueden amontonarse en una orgía de hipótesis y futuribles, es necesario dar respuesta a corto plazo. A mi modo de ver hay dos elementos a tener en cuenta. Por un lado las empresas de base tecnológica que han establecido una estrategia de valor y que enlaza directamente con el cloud computing como escenario inmediato y los que, en esa nube, siguen posicionando unas compañías que no tienen un modelo de negocio factible y que se basan en el tráfico generado.
Me gusta mirar la economía digital en tiempos de redes desde la perspectiva del economista de toda la vida. La batalla por el cloud computing, esencia real del asunto, ya ha empezado pero se volverá sangrienta a medida que las empresas vuelvan a invertir en este tipo de servicios. De momento es una toma de posiciones y la bolsa así lo ve. De hecho los inversores premiaron a Google el día que Microsoft presentó Windows 7, lo que parece una contradicción.