Economía, Sociedad Marc Vidal Economía, Sociedad Marc Vidal

La banca deberá conjugar el verbo 'compartir'

El tiempo apremia. Los sectores ajenos a la revolución cada vez son menos. El futuro acecha y no piensa detenerse ni ante los que no se prepararon ni ante los poderosos que lo negaron. La economía social, la que pone por delante del poseer el compartir, va calando. La economía colaborativa y el consumo derivado cambiará el mundo tal y como lo conocemos. Hay evidentes síntomas que se van a llevar por delante al paciente. Una revolución sujeta a las nuevas tecnologías que tiene un potencial absolutamente bíblico.
Si estás peleándote con tus ganas de emprender o de poner en marcha algún proyecto no te alejes mucho de ese modelo que incorpora todo tipo de opciones y que el mundo está explorando. Desde compartir coche a ofrecerse para cuidar una mascota por unos días, todo está en una mutación irreversible. Aplicaciones que evitan la fricción entre las fases de una cadena de valor económico o plataformas que conectan el tiempo libre de las personas con la posibilidad de obtener algo de ello.

La humanidad ha vivido varias revoluciones a lo largo de la historia. Han sido en cuanto a la distribución del trabajo y en cuanto a la transmisión del conocimiento, pero también ha habido momentos en los que lo que ha cambiado disruptivamente ha sido el modo en el que el ser humano se adapta a ello. Ahora está en juego un tercer elemento que gira en torno a un modelo de emprender totalmente distinto por lo abierto del planteamiento y, sobretodo, a un inédito valor de la propiedad que ya no está tan delimitado como pensábamos en la economía capitalista.

Y será en el corazón de esa economía financiera donde se vivirá la batalla más sangrienta. Lo vivido hasta ahora no ha sido más que fuegos artificiales. La crisis de hace unos años, los bancos cayendo y las entidades siendo rescatadas no era más que la escenografía engañosa de cuanto en realidad está pasando. Un negocio en declive y no sabe porque. Cuatro de cada diez jóvenes afirma que estaría dispuesto a cambiarse a un banco que sólo operase por Internet. Se llama, como en el mundo de la música, los libros, el cine o lo que sea, retirar intermediarios. Parece muy absurdo que sigamos manteniendo rentabilidades inmensas y propiedades insultantes con edificios enormes a bajo rendimiento para simular no sabemos que exactamente.

¿Qué modelos económicos o negocios son susceptibles de perder su ‘presencia’ analógica? Aquellos que no necesitan algo físico y pueden gestionarse únicamente de forma digital. Como le pasó a la música, que no precisa de ‘tiendas’ en cada esquina, le pasará a la banca.

Obviamente si la banca se ‘abre’ y localiza nuevos actores como ha pasado en otros ámbitos, ‘los de siempre’ las van a pasar maduras. Miremos pues quienes son ahora los grandes distribuidores de música. Aquellos que crearon y desarrollaron plataformas donde ubicar todo ese modelo nuevo de transacciones comerciales. Pasó en la fotografía que pasó de necesitar a cuatro mil empleados en Kodak a los cuarenta de Instagram para hacer lo mismo. Pasará en toda la banca del mundo que pasará de necesitar millones de empleados a ninguno. Los banqueros seremos todos.

Google, Amazon y Apple serán los bancos del futuro. Bancos que si adaptan la tensión social y los cambios, que hasta la fecha han ido incorporando bien a sus dinámicas, ofrecerán un nuevo punto de visión entre clientes y gestores económicos. Imaginemos pues que quienes ahora controlan una gran mayoría de transacciones comerciales en el mundo actualmente pasaran a gestionar créditos y ‘productos financieros tradicionales’ a fin de permitir acceder a todos ellos desde las plataformas sociales y abiertas de colaboración masiva e inteligente. Cuando eso pase, que pasará, será demasiado tarde para algunos.

Veamos dónde nos lleva todo esto. Poco a poco la necesidad de ser propietario va derivando a otros modelos más permisivos, menos prisioneros y ahí juega un papel relevante aquello que la gente joven exigirá a sus bancos: más servicios y soluciones y menos modelos de inversión. Hablamos pues de análisis en tiempo real sobre gastos, que previsiones de gasto e inteligencia artificial adaptada a los datos sobre tu gestión económica personal o empresarial. Hablamos de sumar Internet de las Cosas, Big data y modelos robotizados cuando nos referimos a todo ello. No está tan lejos como puede parecer.

Con todo esto tiene que ver mucho esta sociedad saciada en la que vivimos. De necesitar de todo hemos pasado a que nos sobren inmensas cantidades de cosas. De ahí que hemos pasado a valorar compartir como un elemento natural y no como una acción caritativa. Hoy en día tener no es importante, lo verdaderamente interesante es probarlo y por eso no hay forma artificial de detener un inminente modelo socioeconómico que se rige por el ‘trying’ en lugar de por ‘buying’.

Cuando hablamos de economía abierta o colaborativa no solo hablamos de ecuaciones y plataformas, estamos describiendo el final de una etapa donde, a partir de ese ‘matching’ entre datos y personas con diferentes activos, se divisa un mundo desequilibrado e ineficiente.

Como todo esto no se puede parar habrá que legislarlo y así lo ralentizamos un poco. Eso es lo que pensó la Unión Europea al divisar la que se le viene encima a todos los poderosos. Siempre fue así lo seguirá siendo. Estos modelos colapsan la economía tranquila y orientada por los de siempre. Cualquier industria que ha visto tambalear su estabilidad ha puesto en marcha sus mecanismos de defensa más artificiales y desesperados que efectivos.

Taxistas con Uber, operadores turísticos con Airbnb o en cualquier otro sector, el asunto no tiene manera de regularse como se regularon las cosas antes. Un bit es un bit y por mucho que quieran los gobernantes seguirá siendo un bit hasta el final del universo conocido. Es decir, lo que es analógico no puede jugar la liga de lo digital porque tarde o temprano perderá y entonces el destrozo aun será mayor.

Pero ahora el sector financiero está acorralado y no se quiere enterar. Cree que tras la quiebra que vivieron ya todo está solucionado. No entendieron nada. Que se lo digan a la prensa, mucha aun sigue pensando que eso de innovar en esta época es poner artículos de pago en sus ediciones digitales. Así les irá.

Los bancos van a tener que conjugar verbos nuevos como compartir. Deberán dejar de decir tonterías como que ‘las sucursales van a ser más amplias y lugares donde los clientes podrán vivir la experiencia de la banca inteligente’. Lo van a tener difícil, distinto, mejor si quieren.

Soy optimista por que al final de todo esto nos queda el espíritu de supervivencia que todos tenemos. Disfrutar del futuro inmediato es cuestión de aceptar los tiempos que vienen, seas un arrendatario de tu tiempo o un director de un banco cotizado. Ya está aquí.

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Marc Vidal Marc Vidal

LOS GURUS DEL LINK ;-)

Hoy os voy a adelantar algo que se está gestando y que hasta final de año no verá la luz. En uno de estos estudios mixtos, que no puedo enlazar pues como os digo no está publicado aún, se analiza el comportamiento de algunos aspectos poco tratados en los entornos del dospuntocerismo actual por ser, aparentemente, temas tabú.

Hoy os voy a adelantar algo que se está gestando y que hasta final de año no verá la luz. En uno de estos estudios mixtos, que no puedo enlazar pues como os digo no está publicado aún, se analiza el comportamiento de algunos aspectos poco tratados en los entornos del dospuntocerismo actual por ser, aparentemente, temas tabú.

El trabajo proviene del grupo no oficial que nos hemos reunido en Estrasburgo y Bruselas dos veces y que será en un futuro el Euoobservatoire des Réseaux Economiques al que me invitaron a participar como miembro de la comisión de Economía Digital de una de las agencias asociadas a la LEAP. Os aseguro que es muy divertido y revelador. El texto en cuestión lo tenemos compartido en un documento en fase de preredacción, pero avanza cifras que ya imaginábamos aunque no en la dimensión exacta. Por ejemplo, nos cuenta que en la red participativa, los que generan contenido original son una minoría y que más del 70% del peso total de la web social está replicada en si misma una y otra vez, entre agregadores, blogs, medios sociales y enlaces. Hace poco leí un twit de Nacho Escolar que hablaba en ese sentido destacando este gráfico.

Sin embargo uno de los asuntos que más irónico resultará es que un gran número de “gurús” de la nueva escena digital son muy poco prolíficos editores y muy buenos copypasteadores. Vamos, que no escriben cosas nuevas y se pasan el día remasterizando lo que otros han escrito tras horas o días de duro trabajo. 

Que conste que los enlazadores son necesarios, yo mismo soy uno de ellos en mi blog de desintoxicación digital pindoles, o en mi twitter, pero lo que no me parece demasiado justo es que por el hecho de hacer de copisteria sin criterio uno se convierta en fuente. 

Por suerte no todos son así. Hay buenos ejemplos de cómo se debe buscar, publicar y promocionar los trabajos ajenos. Son esos blogs que analizan todo un ecosistema determinado y concluyen con buenos artículos aportando nuevas ideas atendiendo a los autores de esas otras originales.

Los que escriben casi cada día e intentan dar contenido de calidad y elaborado, evitando el enlace fácil, el copia y pega sistemático y la nota a pie de página, les resulta halagador el enlace, la mención y el uso de su trabajo si se difunde con decencia. Lo que es molesto y desagradable es descubrir como se magnifican y sobrevaloran aquellos que, de su espacio en la red, hacen valor inmerecido y de la obra que otros generan su prestigio. 

Reconozco el papel del searcher, del vaciador de contenidos, del experto en todo por ser un ávido lector y un mejor sintetizador de formatos, pero no dejan de ser una fase intermedia entre los creadores y los consumidores. Son los gurús del enlace, los referentes del link, los ponentes del copypaste, son editores que aun no han creado nada interesante y se atreven, incluso, a escribir libros con centenares de páginas que no son más que “entrecomillados” de lo que han escrito otros. 

Por cierto, este post se deja enlazar sin piedad y con gusto para ser consecuentemente incoherente al asunto en cuestión. ;-)

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