Un mundo sin dinero
Sanciones, limitación de mover activos, expulsión del club SWIFT o congelación las reservas que los rusos tienen en los bancos internacionales. Asistimos a una revolución sin precedentes en cuanto a las órdenes y decisiones en materia financiera global debido al inadmisible ataque de Vladimir Putin a Ucrania. Como la lista de expertos que opinan sobre el conflicto es interminable estos días, en mi caso me aparto. No soy conocedor de lo que allí pasa, el motivo por el que pasa o si la historia demuestra o no, que un territorio es de uno u otro. Cada uno tendrá sus justificaciones. Lo único que sé, es que sea cual sea la motivación, las cosas no se arreglan a bombazos, sino hablando.
Sanciones, limitación de mover activos, expulsión del club SWIFT o congelación las reservas que los rusos tienen en los bancos internacionales. Asistimos a una revolución sin precedentes en cuanto a las órdenes y decisiones en materia financiera global debido al inadmisible ataque de Vladimir Putin a Ucrania. Como la lista de expertos que opinan sobre el conflicto es interminable estos días, en mi caso me aparto. No soy conocedor de lo que allí pasa, el motivo por el que pasa o si la historia demuestra o no, que un territorio es de uno u otro. Cada uno tendrá sus justificaciones. Lo único que sé, es que sea cual sea la motivación, las cosas no se arreglan a bombazos, sino hablando.
Pero lo que estamos viviendo, y por las medidas económicas que se están practicando, me apetece reflexionar sobre la futura aplicación de los capitales, del dinero, del efectivo y de las propias criptomonedas. De hecho, en un momento como el actual hay un debate que no verás en ningún medio, porque no interesa a quienes mantienen a esos medios. Estoy hablando del dilema acerca de si es posible un mundo sin dinero. Por lo menos sin el dinero tal y como lo entendemos ahora.
En uno de los episodios de Star Trek: el Capitán Picard le explica a un visitante del siglo XXI que la economía del siglo XXIV, en el que transcurre esta saga, es bastante diferente. Le dice textualmente que el dinero ya no existe. Algo que replicó Yusaku Maezawa, un multimillonario que recientemente viajó al espacio. Este hombre dijo en una conferencia de prensa que dio desde la Estación Espacial Internacional que ‘algún día, el dinero desaparecerá repentinamente de este mundo y que su cuenta bancaria tendrá valor cero.’
Este magnate dedicado a la moda, agregó que el capitalismo ‘no es sostenible’ y que debería ser reemplazado por una sociedad libre de dinero lo antes posible. Lo curioso es que esta es una visión que prometió explicar en una película que está preparando y que sin duda costará una fortuna producirla. Pero, ¿es esta una idea verdaderamente futurista o es en realidad algo primitivo e impracticable?
Veamos. El capitalismo ha tenido un éxito importante sacando a gran parte de la humanidad de la pobreza, incentivando la creación de tecnologías que mejoran la vida. Pero durante mucho tiempo tuvo sus críticos. Karl Marx imaginó una utopía similar. El comunismo, dijo, finalmente traería un mundo sin dinero. Decía que ‘en la producción socializada se elimina el capital–dinero. La sociedad distribuye la fuerza de trabajo y los medios de producción a las diferentes ramas de la producción. Los productores podrán, en todo caso, recibir vales en papel que les permitan retirar de las provisiones sociales de bienes de consumo una cantidad correspondiente a su tiempo de trabajo. Estos vales no son dinero. No circulan’
Aunque Marx se consideraba a sí mismo un científico social y economista, y aunque sus ideas siguen siendo seguidas ciegamente por muchos, sus planteamientos no se enseñan en los departamentos de ciencias sociales o economía, excepto como complemento. Básicamente porque casi todas sus hipótesis han sido desacreditadas. Hay un trabajo de Richard M.Ebeling que también te enlazaré que lista todo lo que debía ser el marxismo y no ha sido. Ebeling se pregunta ¿quién va a construir coches gratuitos sin incentivos? ¿quién va a ponerte una cerveza sin ningún estímulo comercial? Para los seguidores de eso, es posible que la naturaleza humana cambie misteriosamente algún día.
Ludwig von Mises, un crítico de la escuela austríaca, se preguntaba que ‘si se va a construir una central energética, hay que saber si es o no la forma más económica de producir la energía necesaria. ¿Cómo puede saberse esto si no se pueden calcular los costos y la producción?’. Podemos admitir que en su período inicial un régimen socialista podría confiar hasta cierto punto en la experiencia de la era precedente del capitalismo. Pero, ¿qué se debe hacer más adelante, a medida que las condiciones cambian? ¿De qué servirían los precios de 1900 para el director en 1949? ¿Y qué utilidad puede sacar el director de 1980 del conocimiento de los precios de 1949? Igual el mercado resulta ser una clave imprescindible.
Por eso el dinero en sí, parece difícil que desaparezca por mucho que los guionistas de Star Trek lo insinuaran. Sin precios, las personas no tienen medios identificables y cuantificables para comparar y contrastar opciones sobre cómo gastar el tiempo y el capital, lo cual es vital para determinar la mejor manera de utilizar los recursos. Pero déjame ir más allá. Una sociedad sin dinero no solo es poco práctica, sino también profundamente inmoral . Marx a menudo se quejaba de que los capitalistas codiciosos alienaban a los trabajadores de su trabajo. El enfoque en la eficiencia, dijo, reducía al trabajador a una mera extensión de las máquinas de una fábrica, convirtiéndolo en una herramienta bruta de explotación capitalista.
Pero resultaba que los trabajadores elegían trabajos industriales porque se pagaban mejor que los agrícolas. Lejos de alienar a los trabajadores de su trabajo, el capitalista de turno dispuso nuevos modos de producción que aumentaron enormemente el valor de ese trabajo, no solo para él, sino también para los trabajadores. Seguro que hubo casos en los que no, pero en general, ganaban todos. En el transcurso de la Revolución Industrial y los 2 siglos siguientes, esos retornos crecieron enormemente y redujeron el porcentaje de personas que viven en la pobreza extrema. Se pasó de más del 80 por ciento a menos del 20 en el mundo occidental.
Hay muchos nuevos pensadores que opinan que el dinero es una especie de virus que se debe eliminar. Que nos convierte a todos en una especie de monstruos avaros e insolidarios. Sin embargo, es posible que, el concepto dinero, en realidad, nos aleja de eso. Por ejemplo, el dinero almacena el valor del esfuerzo de cada uno de nosotros. Es posible gracias a la protección legal de los derechos de propiedad por ejemplo. Defender el uso indiscriminado de un patrimonio sin que el propietario pueda hacer nada cuando le entran unos okupas, es todo lo contrario a lo que se espera. Ese es otro tema, pero tiene mucho que ver en la concepción ideológica de tomo lo que quiero, independientemente de si lo merezco o no, sólo porque un ‘capitalista’ es mi enemigo y no merece acumular bienes. Aseguran que no es justo.
Lo curioso, y no es una tontería, es que en Star Trek la economía está centralizada bajo el control de la Federación, que posee los medios de producción y gestiona la fabricación de los bienes y servicios que necesitan los distintos miembros de la sociedad. Para ello la tecnología es la clave. El replicador, un dispositivo al que todo el mundo puede acceder, crea comida, bebida y objetos mediante reorganización atómica. ¿Para qué trabajar si podemos crear lo que deseemos? A partir de ahí, el ser humano se dedica a aprender, educarse, amar, al arte, etc. Por eso, sin tecnología, todo eso es imposible.
Pero, tal vez, mientras llegamos, o no, a ese mundo distópico o lo que sea, lo que nos interesa más es que pasa con el efectivo y las monedas digitales. Antes de llegar a un mundo sin dinero, se debería saber que pasa con el efectivo actualmente. Resulta que el efectivo es anónimo, es estable y se acepta prácticamente en todas partes. Y a pesar del aumento de los pagos móviles y la ubicuidad de las tarjetas de crédito, todavía lo mueve todo a nuestro alrededor; hay más efectivo en circulación que nunca. Recordemos que el mayor nivel de control y seguimiento de lo que hacemos, es a partir de las transacciones electrónicas, de nuestro rastro, nuestra huella digital. El efectivo es una paradoja asombrosa. Está perdiendo popularidad al mismo tiempo que es más popular que nunca. La gente paga las cosas con mucha menos frecuencia en efectivo según la propia Reserva Federal de EEUU.
Una anécdota. Hace unos meses, me pasó algo en el metro de Londres. Era la primera vez que viajaba allí desde la pandemia. Tan pronto como me senté, un músico se subió y comenzó a tocar. Lo hacía bien. Entonces, cuando comenzó a cobrar propinas, le dije que no tenía ninguna moneda. El músico me dijo que no aceptaba efectivo. Que le pagara con una aplicación similar a nuestro Bizum, todo lo que tenía que hacer era escanear un código QR en su teléfono con mi teléfono y podía donar una propina usando la aplicación de pagos digitales. Igual estás pensando ¿Hasta qué punto las criptomonedas se convertirán en un sustituto del efectivo?
Os recomiendo el Digital Gold de Nathaniel Popper. Analiza los primeros días del bitcoin. Se concibió para pagos entre pares sin permiso de nadie, ni intermediación de nadie, tal como lo haríamos con el efectivo. No tenemos que pasar por un banco ni nada por el estilo. Pero la gente realmente no lo usa para eso. Pocas empresas, aunque cada vez más importantes, permiten el pago en criptos: por ejemplo Microsoft, Tesla, Amazon o Starbucks. Sin embargo, la acumulación de este activo con posibilidades de ser utilizado como modo de pago, de transacción, hace pensar que el día que explote, será exponencial su uso y aquí va a cambiar todo de una vez por todas.
Por ejemplo. Europa es la economía de criptomonedas más grande del mundo. El continente generó más de 870.000 millones de euros en criptomonedas durante todo el año pasado. Por orden, Reino Unido, Francia, Alemania, los Países Bajos y España, son las cinco economías que más dinero generan y mueven con este tipo de activo digital. A pesar de que a día de hoy las criptomonedas se ven como un activo de inversión más en el mercado, su paso a una moneda de pago avanza. De ahí la atención que empiezan a otorgarle los bancos centrales y el resto de autoridades monetarias. De hecho, el camino hacia las monedas digitales como un medio real de pago probablemente no vendrá de la mano de una iniciativa privada, sino de los emisores de las actuales monedas de curso legal, los bancos centrales. Y ahí está el problema. Su problema.
Se calcula que aproximadamente un 80% de los bancos centrales del mundo está trabajando ya en su propia moneda digital. Las CBDC, siglas que responden en inglés al nombre de monedas digitales, serán sin embargo más una expresión electrónica del dinero FIAT que una criptomoneda, aunque sí podrían basarse en tecnologías como el blockchain. Te recuerdo que el dinero “Fiat” (del latín «fiat», que significa «hágase» o «que así sea», tiene ese nombre porque existe por decreto, por orden de la autoridad que gobierna. El dinero FIAT es el único que existe en el mundo desde que en 1971 Estados Unidos rompió el patrón oro .
Pero lo que pasa es que la banca tiembla ante una posible fuga de depósitos. Entre los bancos centrales que ya trabajan en esta necesidad se encuentra el Banco Central Europeo (BCE), que incluso ha puesto una fecha tan cercana como 2026 para su proyecto. El negocio de las criptomonedas está viviendo su etapa de mayor expansión. Es por eso que, desde Bruselas, la Unión Europea y el Banco Central Europeo (BCE) han decidido seguir adelante con el proyecto piloto que exploraba los beneficios y riesgos de introducir un euro digital, la versión en criptomoneda de la divisa comunitaria.
Y saben que ese tipo de monedas presenta riesgos para el sistema, especialmente para el sector financiero, que teme una fuga de depósitos si sus clientes pueden tener un ‘monedero virtual’ en el propio BCE sin necesitar entidades tradicionales. Algunos analistas del Deutsche Bank aseguran que Si los ahorradores cambiaran cada vez más depósitos bancarios a euros digitales, “se desencadenaría una escasez de liquidez en el sector bancario que el BCE podría contrarrestar comprando activos bancarios, como valores o préstamos, o aumentando los préstamos a los bancos mediante operaciones de refinanciación”
Para intentar evitar este riesgo, el propio BCE ha asegurado que trabaja con varias ideas, entre ellas limitar a una cifra fija el cash digital que permitiría a los particulares. Según sus planes, el banco central podría limitar sus monedas digitales a 3.000 euros y a tipo de interés cero para evitar fugas de depósitos de la banca. Pero calculan que con 340 millones de ciudadanos de la eurozona, esto supondría que un billón de euros pasaría de los bancos al BCE. Es evidente que eso impactaría esencialmente en una fuente de financiación que los bancos dan por segura (y que es muy barata): las cuentas corrientes.
Un solo billón de euros en euros digitales ‘sacudiría los cimientos de los bancos, los riesgos de refinanciación probablemente reducirían las coberturas de los bancos en 1,6 billones de euros y aumentarían las necesidades de liquidez en más de 0,3 billones de euros’. Cuando digo que los bancos son las nuevas discográficas me refiero a esto. Resulta que muchos consideraron que le fin de la banca tradicional vendría por los neobanks (Revolut, N26,…) o por los iBanks (Apple, Amazon, Google,…) o, incluso por entidades híbridas, pero no, los bancos de dentro de 10 años no se parecerán en nada a los actuales. Se llamarán igual, es posible, pero no serán los de hoy.
Lo dicho, no estamos solo ante una guerra, ni tan siquiera ante una nueva manera de ver el mundo, los bloques o la desglobalización. Estamos ante un modelo de gestión de las divisas, del dinero, que, ante la intervención global de los fondos, activos y empresas rusas, se muestra incontestable, debilitado y en manos de decisiones unilaterales. Justas, seguro, pero estas decisiones lo cambian todo. El debate sobre el dinero, el capital, su sentido, su valor, las criptomonedas, las monedas digitales y el papel de la banca en todo esto, es el que se abrirá en breve.
De momento, toca seguir las historias dramáticas de los pobres ucranianos huyendo del horror. Pronto, cuando la ventana se abra de nuevo, aparecerá la crisis económica con toda su virulencia y, entonces, podría ser el momento de debatir sobre estos temas. Quienes defiendan un mundo sin dinero, sin propiedades o lo que sea, no van a faltar.
Web3, la gran revolución tecnológica pendiente
Si sigues el mundo de las criptomonedas, aunque sea casualmente, seguro que llevas escuchando palabras como NFT, dapp, DeFi y tokens de manera cada vez más recurrente. Pero ahora viene otra. Debes irte preparando para un término nuevo: Web3. Un concepto que define la evolución de la internet que conocemos, cuya principal característica será su estructura descentralizada utilizando tecnología blockchain.
Si sigues el mundo de las criptomonedas, aunque sea casualmente, seguro que llevas escuchando palabras como NFT, dapp, DeFi y tokens de manera cada vez más recurrente. Pero ahora viene otra. Debes irte preparando para un término nuevo: Web3. Un concepto que define la evolución de la internet que conocemos, cuya principal característica será su estructura descentralizada utilizando tecnología blockchain.
La denominada Web1 (aproximadamente entre 1990-2005) trataba de protocolos abiertos donde la mayor parte del valor se acumuló en usuarios y proveedores. La Web2 (aproximadamente entre 2005-2020) trataba de servicios administrados por corporaciones, donde la mayor parte del valor se acumula en un puñado de empresas. Y ahora dicen empieza la era Web3, que combina el espíritu descentralizado de la Web1, con la funcionalidad avanzada de la Web2. Hablaríamos de una Internet propiedad de los usuarios y orquestada en la cadena de bloques, un lugar donde vivirá el metaverso y donde se desarrollan las criptomonedas.
La web1 era para leer, la web2 era para leer y escribir y la web3 será para leer y escribir pero siendo propiedad de todos y no de unos pocos. Algunos expertos que te enlazo en la descripción, aseguran que lo que viene es la mayor revolución tecnológica que hemos vivido desde el propio nacimiento de la red.
La idea es que las criptomonedas no son solo para enviar dinero o especular, sino que podrían usarse para construir una web completamente nueva. Sabemos que el software que hay detrás de Internet cambia continuamente. La idea es que después de que la internet de las redes sociales donde las tecnológicas nos dejaron hacer lo que quisiéramos con sus plataformas, pensando que todo lo que publicamos es nuestro cuando no lo es, llega la web3 para que, el usuario vuelva a estar en el centro como creador, pero sobre todo como poseedor, al ser dueño de esos tokens de lo que desarrolle en la red.
Por cierto, no debemos confundir web3 con web 3.0, que era otra cosa. De hecho, web3 podría venir de web3.js, una colección de módulos para interactuar con nodos Ethereum mediante diferentes protocolos de cierta manera, la web3 con Ethereum. Hay quien dice que tendría sentido traducir web3 como ‘una internet basada en Ethereum”. Pero eso ya lo veremos.
Lo que hace que Web3 sea diferente es que generaría activos financieros, en forma de tokens, en el funcionamiento interno de casi cualquier cosa que se haga en línea. Y al hacerlo, sus impulsores dicen que podría suplantar a las corporaciones con organizaciones descentralizadas basadas en Internet que se rigen por protocolos de software y los votos de los poseedores de tokens. Sería pues, la primera penetración real del consumidor de criptomonedas. Con el tiempo, todas las empresas se convirtieron en empresas de Internet. Quién sabe si también sucederá algo similar con todos los activos digitales.
Los escépticos, y hay muchos, dicen que este material está muy lejos de demostrar su uso más allá de las aplicaciones de nicho. Otros dicen que también puede ser un intento de eludir la regulación, en un momento en que los legisladores se están preparando para establecer reglas más claras para las criptomonedas. En resumen, Web3 es una mezcla de nuevos proyectos creativos, tecno-utopía e ingeniería financiera.
La pregunta sería ¿Qué tiene esto que ver con las criptomonedas? Bitcoin, la criptomoneda original, funciona al tener una base de datos pública llamada blockchain que registra cada transacción. Está descentralizada porque este libro mayor no lo mantiene una empresa, sino una vasta red de computadoras, todas conectadas a Internet, cuyos operadores son recompensados por el trabajo con la oportunidad de ganar más Bitcoin. Pero se puede hacer mucho más con una cadena de bloques que registrar transferencias de monedas digitales. Puede usarse para hacer contratos y controlar cómo funcionan el software y las aplicaciones. Te lo he explicado en otro vídeo que te dejo en la descripción.
Las aplicaciones Web3 se basarán, como te decía, en una tecnología llamada Ethereum, que como Bitcoin recompensa a los usuarios que ayudan a mantener su red. Su moneda se llama Ether. Las aplicaciones en sí también pueden tener tokens asociados, que pueden no solo pagar por los servicios, sino que también actúan como acciones que gobiernan el desarrollo de las aplicaciones e incluso la estructura de tarifas. Al menos al principio, gran parte del incentivo para esta actividad suele ser la posibilidad de apreciación en el precio del token. Algo que puede aumentar a medida que más usuarios se unen a la comunidad, pero, por supuesto, también se puede especular. Hay mucho de eso en cripto obviamente.
Ahora bien, ¿Por qué escucharás mucho este término de web3 en los próximos meses? Pues que a parte de todo el globo especulativo, el mundo cripto está empezando a mostrar a la gente que esta tecnología tiene sentido en la vida real. A medida que Bitcoin y otras criptomonedas se recuperaron a principios de este año, los inversores invirtieron miles de millones de dólares en la creación y mejora de aplicaciones distribuidas (llamadas dapps).
Muchos equipos recibieron distribuciones de monedas, cuyo valor aumentó, lo que generó más interés. Ali Yahya, socio general de criptografía de Andreessen Horowitz dice que ‘estamos en un punto de inflexión que conducirá a un ritmo aún más rápido de innovación y crecimiento en todo este mundo de la web del futuro.
Ya hay muchas propuestas en marcha. Los ingenieros de Twitter Inc. están trabajando en Bluesky, una versión descentralizada de las redes sociales. La compañía de juegos Ubisoft anunció el 7 de diciembre que permitirá a los jugadores de un juego obtener coleccionables de NFT, como vehículos, para sus personajes. En otras palabras, las aplicaciones descentralizadas se enfrentarán a mucha competencia de los reproductores web tradicionales. La batalla contra las grandes tecnológicas está sobre la mesa.
Vamos a ver que implicaciones tendría una web3 tal y como la describen los que dicen que es irremediable. Que es el futuro inmediato. Según éstos, el siglo XXI no pertenece a China, Estados Unidos o Silicon Valley. Pertenece a internet. El politólogo Ian Bremmer sostiene que las grandes empresas tecnológicas remodelarán el orden global, pues no solo la tecnología ya ha cambiado el orden global, sino que también está cambiando la naturaleza de las empresas y de los propios estados.
Esto podría ser cierto por muchas razones, de las cuales quizás la más importante sea el surgimiento de protocolos descentralizados como Bitcoin y Ethereum que no están controlados ni por estados ni por empresas. Resulta que muchas de las debilidades de las firmas de tecnología global están domiciliadas en los Estados Unidos o China, por lo que dependen de esas jurisdicciones para el cumplimiento de los contratos tal y como ahora se establecen.
Pero el desafío de la tecnología a la geopolítica tradicional va más allá de los protocolos de cifrado pues las empresas de tecnología han comenzado a remodelar el mundo físico. Tal vez estamos pasando de una era de geopolítica a una de tecnopolítica con diversas repercusiones:
Nacerá una nueva dimensión. No hablamos solo de una capa de datos pasivos que los estados habilitan y disputan, sino un nuevo tipo de geografía comparable en alcance al mundo físico. Piensa en ello como una Atlántida digital, un nuevo continente flotando en la nube donde los viejos poderes compiten y surgen nuevos poderes. Dentro de este continente nuboso, la unidad de distancia entre dos personas no es el tiempo de viaje entre sus posiciones en el globo, sino los grados de separación en sus redes sociales.
Las monedas nacionales colisionarán finalmente con las digitales. Piensa en lo que sucedió con los periódicos: primero, todos se conectaron a Internet. Luego, Google News los indexó a todos. Por último, los periódicos locales encontraron que sus monopolios geográficos se habían evaporado ahora que ya no era necesario distribuir periódicos físicos en camiones.
Un destino similar correrá con las monedas nacionales. Las monedas nacionales ya compiten con las criptomonedas porque las personas e instituciones tienen carteras digitales llenas de diversos activos que pueden negociarse entre sí. Estamos a punto de entrar en una era de competencia monetaria global, donde las monedas nacionales deben ganarse lugar en la cartera de la billetera de alguien a cada hora de todos los días, incluso entre los ciudadanos de sus propios países.
Nace un nuevo laboral sin limitaciones. Debido a que los defensores de las tecno-utopías digitales apátridas todavía necesitan vivir en algún lugar, un estado finalmente tiene el control sobre ellos. Pero en un mercado competitivo de jurisdicciones donde un lugar puede estar en cualquier lugar, ningún gobierno tiene tanta autoridad como hasta ahora. Lugares tan variados como Estonia, Nueva Zelanda, Singapur, Taiwán, Portugal, los Emiratos Árabes Unidos y Chile están compitiendo por nuevos talentos móviles a través de “visas nómadas” y otros programas similares. Los países que quieran conquistar el futuro no dependerán tanto de seguir discutiendo de cosas para el futuro que son del pasado, como de ir decidiendo cosas del pasado debiéndose reconvertir para el futuro. Discutir ahora una reforma laboral, un modelo de pensiones, una reforma constitucional, un plan de igualdad o una nueva red de ferrocarril de alta velocidad, no tendrá la relevancia a corto plazo que un análisis de un escenario nuevo y digital donde todo va a pasar por encima y a excepción de cualquier decisión política. Una reforma laboral? sí, pero atendiendo a ese nuevo contrato social llamado empleo en ese nuevo mundo sin fronteras y sin monedas centralizadas. Un modelo de pensiones nuevo? sí pero tal vez pensando en ese nuevo escenario donde ese acuerdo social llamado ‘jubilación’ deba tener otra percepción.
La descentralización completa pondrá en jaque las fronteras como las conocemos. Y es que podría ser que vayamos hacia la descentralización completa basada en Web3 con mercados en línea y servicios de economía colaborativa, que ya está en marcha a través del comercio de criptomonedas entre pares (los llamados intercambios descentralizados). Estas nuevas formas de regulación transnacional, en las que los usuarios de aplicaciones tienen un interés —y tienen voz— en cómo se ejecutan sus plataformas, se expandirán más allá de las criptomonedas al intercambio entre pares de otros bienes y servicios a lo largo del tiempo. Es cuestión de tiempo parece ser.
Los estados lo tienen crudo sino lo entienden pronto. ¿Por qué? Miremos por ejemplo en EEUU. Debido a que la Administración de Drogas y Alimentos de EE. UU. se creó para regular Merck, Pfizer u otras farmacéuticas, y no 1 millón de biohackers; como la Administración Federal de Aviación se creó para Boeing y Airbus, y no para 1 millón de aficionados a los drones; como la Comisión de Bolsa y Valores de EE. UU. se creó para perseguir a Goldman Sachs y Morgan Stanley, y no a 1 millón de desarrolladores de Web3, la realidad les va a superar probablemente. Esa es la importancia de lo que viene.
En todo caso no estaría mal que así sucediera. Piensa que las personas que dirigen estas instituciones reguladoras suelen tener una trayectoria profesional determinada y no fueron elegidos democráticamente y curiosamente no son fáciles de despedir. Por lo tanto, obviamente no son responsables ante el público al que afirman servir. Pero los protocolos de cifrado, por el contrario, permiten a millones de participantes activos, tanto clientes como productores, en un mercado, desarrollar mecanismos regulatorios descentralizados que eviten tanto los peligros de los reguladores estatales como de los autorreguladores corporativos. Es solo cuestión de tiempo antes de que surjan entidades basadas en la nube para la regulación descentralizada de industrias más allá de las criptomonedas. Es importante destacar que estos organismos serán verdaderamente globales y superarán las fronteras como ahora las entendemos. Algo que por cierto los diferenciaría de los reguladores nacionales geográficamente limitados de hoy.
Empresas, ciudades, monedas, comunidades y países se están convirtiendo en redes. Solíamos pensar en los libros, la música y las películas como algo distinto. Luego, todos quedaron representados por paquetes enviados a través de Internet. De manera similar, hoy en día pensamos en acciones, bonos, oro, préstamos y arte como algo diferente. Pero todos ellos están representados como débitos y créditos en una cadena de bloques.
Igual estamos cimentando algo muy importante y distorsionador. Piensa que alrededor del 75 por ciento de la población mundial, más del 60 por ciento del PIB mundial y alrededor del 50 por ciento de todos los multimillonarios no son ni chinos ni estadounidenses. Esas dos superpotencias bien pueden pelear, pero no es obvio si el resto del mundo querrá alinearse con alguna de las partes. De hecho, con el auge de los protocolos descentralizados, anticipamos que muchos estados intermedios pueden decidir usar Bitcoin, Ethereum y otras cadenas para canales de comunicación y transacciones financieras resistentes a China y EE. UU.
Seguramente estarás pensando que esto no es para hoy. Ni para mañana, que falta mucho. Tal vez. Pero piensa que hace 10 años nadie hubiera imaginado el lío que hay montado con las criptomonedas. Que hace 5 nadie hubiera podido pensar que pudieras tomar un taxi autónomo en San Francisco de manera totalmente legal. Que hace 2 años llevarías una año trabajando desde tu casa. Lo del tiempo y la adopción tecnológica es algo relativo e inesperado. Pero, sin embargo, precisamente porque puede que esto no sea realidad de la noche a la mañana, tiene más sentido que nunca apoyarlo porque es obvio que irá llegando. Ese orden descentralizado, donde las sociedades y los individuos eligen libremente aliarse con protocolos de alta calidad precisará de un catálogo de países, empresas, organizaciones y personas donde ejercer. Hay países que ya están en ello como te he dicho antes. Son los de siempre y, como siempre, nosotros no estamos.
Ahora bien, hay cosas que todavía se tendrán que resolver. Si pensamos que esa Web3 depende de un modelo parecido a Ethereum, digamos que Ethereum es un ordenador mundial donde cada nodo está ejecutando el mismo código, algo que lo hace tremendamente lento e ineficiente. La lentitud sería un problema si además hablamos de que todo esto tiene una representación en el denominado metaverso del que ya te he hablado y del que te hablaré en breve. Esa lentitud es a su vez motivo de su ventaja. En ese diseño tipo blockchain no hay un punto único de fallo. Mientras que con la arquitectura actual sí los hay. Cuanto más descentralizado seas, menos vulnerable eres y a su vez más difícil es que tengas un rendimiento muy alto porque tienes el problema de coordinar esa maraña de agentes descentralizados. Ese es, de momento, el muro a superar.
Además, como estamos al principio del principio, podemos pensar que esto avanza a una velocidad lenta cuando en realidad es exponencial. No es lo mismo 2x2 que 16x16. Recuerda que los humanos somos muy malos imaginando el mundo a diez años vista.
Otros usos de las criptomonedas y la tecnología blockchain
La organización humanitaria internacional CARE ha lanzado programas piloto en Ecuador y Kenia para probar cómo la tecnología blockchain y las criptomonedas podrían mejorar la entrega de ayuda a diferentes personas. CARE es una organización humanitaria líder que lucha contra la pobreza mundial. También brindan ayuda de emergencia a los sobrevivientes de la guerra y los desastres naturales, y ayudan a las personas a reconstruir sus vidas.
La organización humanitaria internacional CARE ha lanzado programas piloto en Ecuador y Kenia para probar cómo la tecnología blockchain y las criptomonedas podrían mejorar la entrega de ayuda a diferentes personas. CARE es una organización humanitaria líder que lucha contra la pobreza mundial. También brindan ayuda de emergencia a los sobrevivientes de la guerra y los desastres naturales, y ayudan a las personas a reconstruir sus vidas.
La idea es que los proyectos distribuirán cupones basados en criptomonedas para que se pueden canjear por bienes o servicios. CARE aún está determinando si usar un sistema basado en tarjetas o billeteras móviles, pero de cualquier manera, la expectativa es que este enfoque ahorrará tiempo y dinero a la organización. Debido a que el blockchain, la tecnología que sustenta las criptomonedas, ofrece un sistema descentralizado de mantenimiento de registros para las transacciones, estos cupones serán más fáciles de rastrear con menos posibilidades de fraude.
Las organizaciones sin finalidad de lucro están explorando cada vez más la recaudación de fondos en criptomonedas, como lo está haciendo CARE con su Crypto Fund for Humanitarian Aid. En Ecuador, el programa piloto de cupones criptográficos de CARE se dirige a mujeres que necesitan servicios de salud, y en Kenia, la ONG está probando la tecnología con grupos de ahorro de jóvenes y asociaciones de préstamos.
Ambos proyectos usan “stable coins", unas criptomonedas vinculadas al valor del dólar estadounidense, lo que la hace más estable que otras criptomonedas que fluctúan ampliamente. CARE está probando si estos cupones basados en criptografía les permiten rastrear fondos de manera más efectiva hasta sus destinatarios previstos. Si tienen éxito, estos pilotos podrían llevar a CARE y a otras organizaciones a utilizar la tecnología blockchain con más frecuencia para obtener una ayuda más transparente y eficiente en África y América Latina.
Desaparecen los intermediarios y aparece la mayor de las transparencias. Queda inscrito en el libro mayor cualquier movimiento o actividad vinculada a esa transacción solidaria. No es anónimo, es dar fe sin notario, es dar fiabilidad porque no precisa de la intervención de políticos locales, es real. Es el camino por el que sí tengo claro que circulará la tecnología blockchain. La clave, si quieres invertir en criptomonedas no es tanto que focalices en las monedas habituales, que también puedes hacerlo, como que te intereses por aquellas que realmente tienen una operativa y uso real. No es lo mismo un memecoin como Dodge Coin cuya cotización depende de si Elon Musk ha dormido bien o mal, a una stable coin cuya función es la de evitar el fraude y las comisiones en algún proyecto global.
Incluso, si me apuras, no es lo mismo una cripto con una baja capitalización, por debajo del billón de dólares, hay centenares en las que los traders entran y salen constantemente, que una que, aunque fluctúe y tenga altibajos importantes, tiene un modelo de gestión detrás. No es lo mismo….. que Loopring que ha logrado convertirse en una moneda de compra y venta en diversos juegos online (transacciones al fin y al cabo de algo) o de haber logrado también reducir los costes asociados a la tecnología en la que se sujeta vinculada a Ethereum. Yo llevo más de dos años con en esta que lleva un incremento de valor impresionante.
Yo no invierto en criptos sin que tengan algo detrás. La especulación, que la respeto, en un entorno donde no hay nada que impida que algo pueda a llegar a valer CERO, no suelo estar a gusto. Entré en ellas hace más de 6 años, siempre con mucha cautela y sin comprometer más del 10% de mi capacidad de inversión. Pocas veces vendo, sumo ese porcentaje a las mismas monedas cada mes. Sumo y espero. Tengo una fecha en la mente para retirarlo todo. Mis favoritas, como te he dicho, son aquellas que detrás tienen algo más que miles de traders o neocriptoinversores que alimentan el valor.
Considero que lo que hace CARE es algo que le da valor a las criptomonedas que utiliza. En Ecuador, que ha utilizado tradicionalmente un sistema basado en papel que requiere al menos una hora y media de trabajo para brindar asistencia médica a cada persona, los cupones basados en blockchain lo han reducido drásticamente. Con los cupones, el personal de CARE en el país ve la oportunidad no solo de digitalizar, sino también de aprovechar esta tecnología para distribuir cupones, personalizar su valor de forma remota y realizar un seguimiento de cómo se utilizan esos cupones.
Los beneficios potenciales del blockchain, desde reducir los costos operativos hasta llegar a las personas digitalmente y aumentar la transparencia, son esenciales en una organización así, pero también lo deberían ser en una administración pública, en una empresa estatal o en compañías privadas. Recuerda que en lo que llevamos de año, y está terminando, sólo se han ejecutado el 22% de los fondos europeos destinados para 2021 en España. Igual, automatizando el control de los procesos con blockchain, se lograría mejorar esa ineficiencia en la gestión.
El problema es que si les cuentas que eso del blockchain permite eliminar notarios, controles e intermediarios, les explota la cabeza. Como te decía, el blockchain sujeta las criptomonedas y en base a ellas se generan todos esos modelos nuevos de gestión. CARE ha elegido la criptomoneda Celo, igual no la conoces mucho, no suena como bitcoin o ethereum, pero se trata de una infraestructura de pagos global que cotiza en diversas plataformas.
CARE no es la única, otra ONG, Mercy Corps puso a prueba el uso de cupones habilitados para blockchain en su trabajo con refugiados de Sudán del Sur en Uganda, con el apoyo de la Blockchain Charity Foundation, el brazo benéfico de Binance. Como ves, el uso de criptomonedas va mucho más allá que los anuncios que nos bombardean, más allá incluso del mensaje distópico que algunos defienden.
La tecnología blockchain es mucho más. Por ejemplo, el uso del bitcoin como moneda de curso legal en El Salvador, el primer país del mundo en adoptarlo, ha tenido infinidad de problemas en su implementación. De hecho, el éxito vinculado al uso generalizado tenía trampa. La población de bajos ingresos descargó la billetera gubernamental "solo para utilizar los 30 dólares gratis que les daban" y "no para adentrarse al mundo del bitcóin, invertir y ver qué sucede porque sus condiciones económicas no lo permiten”. Mucha gente cambió esos 30 dólares por otra cripto que les habían dicho crecería rápido. Otros no hicieron nada. Esta experiencia, todavía temprana, demuestra que anunciar la ‘legalidad’ de una criptomoneda no es garantía de nada. De hecho, como te decía antes, la clave no está en su generalización o aceptación, sino en que con la tecnología de las criptomonedas se pueden hacer cosas espectaculares.
Kenia ha tokenizado su economía. Así es como se llama implementar la tecnología blockchain a un sistema. Kenia es el líder africano de la telefonía móvil y las tres cuartas partes de los adultos del país pagan con un dispositivo de este tipo. En Kenia, entendieron que esa ‘alfabetización móvil y digital’ podía ser una ventaja. Por eso han procurado la creación de una Identidad Digital confiable y de una moneda digital para su banco central, cosas que ya están en marcha. La creación de la identidad digital en blockchain evitará los actuales problemas de duplicidad de identidades para certificar el nacimiento, el carnet de conducir, etc. El Banco Central de Kenia (CBK) apoya la propuesta de creación de una moneda digital para mejorar la trazabilidad de las transacciones, y reducir los casos de corrupción.
La tokenización de la economía keniata es el proyecto nacional para eliminar intermediarios. Con ello, los keniatas aumentarán la rapidez y la seguridad en la transferencia de activos, y tendrán mayor liquidez. Será fundamental hacerlo en la agricultura, una importantes industria dado que la mitad del dinero de los hogares se gasta en alimentos, es el mayor gasto. Los agricultores pueden llevar sus productos directamente al mercado con blockchain, sin intermediarios. El nombre de la criptomoneda que se utiliza allí es el de ‘Sarafu’. Una especie de vale que se puede canjear por cualquier cosa.
Hay mucho más, en Zimbabue se utiliza el bitcoin para combatir la inflación. Zimbabue es uno de los casos más conocidos de hiperinflación del mundo. Hace una década, el país africano se vio en la obligación de desterrar la moneda de curso legal para sobrevivir. Mientras tanto, el Gobierno y los ciudadanos han convivido empleando yuanes, rands africanos, rupias, euros, dólares americanos, libras o cualquier cosa que se parezca a una moneda. Y ahora es el bitcoin el que empieza a ser utilizado de manera cada vez más masiva. Pero, aunque el bitcoin se expande, el gobierno de Zimbaue ha lanzado una cripto llamada LBTR. Quédate con ese nombre, luego no digas que no te avisé.
La tecnología Blockchain está aquí para romper la centralización. Como sabes es una red descentralizada, de pares, basada en un registro, donde no hay una autoridad central. La idea central de la descentralización es lo que hace que la tecnología blockchain sea tan atractiva a priori. Sin embargo, todavía mucha gente desconoce que el blockchain es mucho más que criptomonedas, de hecho no sólo es mucho más, sino que es casi todo, y las criptomonedas son un pequeño fragmento de todo ello.
Fíjate para que se usa hoy en día casi sin darnos cuenta. Mientras te lo listo, piensa en que industrias, organizaciones, administraciones, patrones legales, establecimientos que nadie quiso cambiar, prebendas, intermediarios, comisionistas, ejecutores, modelos de negocio o habilidades tradicionales, tienen los días contados. Por lo menos contados en el modo en el que hasta ahora han hecho las cosas. Veamos cuales son esos usos. Almacenamiento distribuido en la nube. Se deja de depender de Google, Amazon o Dropbox y se almacena todo en una red Peer to peer. Gestión de identidades. El ID blockchain sustituye a los nombres de usuario y contraseñas. Registro y verificación de datos. Ejecución automática de contratos. Seguimiento de la cadena de suministros y prueba de procedencia. Todos los servicios de una notaría. Seguridad automatizada.
Hay más. Alquiler de propiedades y economía colaborativa con contratos inteligentes. Votar por Internet, aquí hay debate, pero los defensores advierten que la blockchain resuelve uno de los grandes problemas de los sistemas de votación por Internet: el anonimato del voto. Mercado de electricidad sin intermediarios: un sistema en el que las casas puedan crear su propia electricidad y vender el excedente en la cadena de bloques sin pasar por distribuidoras. Aplicaciones en el sector de los medios de comunicación. Una de las principales aplicaciones facilita las microtransacciones. Las redes de pagos actuales tienen un coste muy elevado y requieren tarifas también elevadas. De este modo con blockchain podrías comprar artículo por artículo y no una subscripción completa. Aplicaciones militares. En esto ya están hace tiempo los de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada del Ministerio de Defensa estadounidense.
Todavía más. Descentralización del Internet de las cosas (IoT), algo que permitirá que no sean empresas o autoridades las que controlen los datos que se generan. Aplicaciones en el sector de los seguros. La combinación de la blockchain con los contratos inteligentes y el IoT podrían revolucionar completamente el sector de los seguros y proporcionar a los usuarios un sistema de gestión de demandas más transparente, responsable e indiscutible. Aplicaciones en Internet. Actualmente, lo servidores de DNS están bajo el control de gobiernos y grandes empresas. El uso de la tecnología blockchain derribaría las limitaciones en la red actual. Creación de organizaciones autónomas distribuidas. Son las denominadas DAO. Una DAO es básicamente una organización que se auto gestiona siguiendo unas reglas preestablecidas y registradas en forma de código informático en los denominados contratos inteligentes.
De todos modos, a mi lo que mas me preocupa es que, a diferencia de las monedas tradicionales que tienen bancos centrales que, aunque perdieran todo su valor, nunca llegaría a cero. En este caso si por un casual todo dios quiere salirse de una cripto, el valor puede ser cero o menos cero (si alguien paga por quitárselo de encima). Eso es lo que me preocupa. Sin embargo, la tecnología es la clave, no sólo su uso actual.
El sector financiero será Fintech o no será.
Hace unos días ofrecí una conferencia en el evento convocado por American Express ‘The challenges of Digital Transformation’ que se celebró en Casa América de Madrid organizado por la agencia Grabarte 360 y al que asistieron un buen número de directivos interesados en la evolución y tendencias en el ámbito de la digitalización de los sistemas financieros. De algún modo, es evidente, la llegada del concepto Fintech sobrevuela este tipo de análisis debido al gran crecimiento que ha tenido en los últimos años. Los motivos son diversos pero se encuadran en un cambio de modelo en la relación empresarial con el nuevo cliente digital, los procesos que deben ejecutarse y los nuevos modelos de negocio asociados.
Hace unos días ofrecí una conferencia en el evento convocado por American Express ‘The challenges of Digital Transformation’ que se celebró en Casa América de Madrid organizado por la agencia Grabarte 360 y al que asistieron un buen número de directivos interesados en la evolución y tendencias en el ámbito de la digitalización de los sistemas financieros. De algún modo, es evidente, la llegada del concepto Fintech sobrevuela este tipo de análisis debido al gran crecimiento que ha tenido en los últimos años. Los motivos son diversos pero se encuadran en un cambio de modelo en la relación empresarial con el nuevo cliente digital, los procesos que deben ejecutarse y los nuevos modelos de negocio asociados.
Cuando hablamos del futuro de las finanzas solemos centrarnos en escudriñar un escenario enfocado en los bancos y poco en el concepto financiero propiamente dicho. Focalizamos el análisis en el futuro de la banca y menos en las tendencias de los sistemas de pago por ejemplo. En ésta última aparecen tendencias que ya está modificando las relaciones entre consumidor y productor. Unas tendencias que se pueden concentrar en la diversificación de las criptomonedas, la propia tecnología blockchain, los protocolos de pago en NFC, la llegada de una nueva regulación indispensable y, debido a esto seguramente, el retorno al valor original de las firmas financieras aunque sea reinventando su papel.
Nuevos modelos de pago.
Si hay algo que realmente afecta al modelo de pago a entidades convertidas en pasarelas de pago o gestoras de tarjetas financieras, es la tendencia de pagar sin tener contacto físico en el punto de cobro. Tarjetas bancarias en un lector integrado en los teléfonos móviles parece que irá poco a poco penetrando hasta la normalización. Hay países que ya han eliminado en la práctica el dinero físico. Existen ya los primeros casos de implantes de pago, algo así como un chip integrado en el cuerpo que permite pagar sin ningún tipo de interacción salvo la de estar físicamente en el lugar de cobro. Solo acercando la mano o el brazo a un TPV especializado. Me cuesta imaginar un mundo en el que todos andemos por un centro comercial, si siguen existiendo, moviendo las manos hacía los terminales de pago y acumulando en nuestra cuenta financiera las compras, todo sin nada más que un modelo de gestión en la nube. Sin embargo, ‘haberlas haylas’.
Criptomonedas
En tiempos de crecimiento exponencial, de desequilibrio en su valor o de ofertas iniciales de monedas, las llamadas ICO, todo lo que tiene que ver con criptomonedas se tiñe de un tono verde beneficio. El nuevo abanico de opciones lleva a consumidores y profesionales financieros a interesarse por su uso. Sin embargo, la madurez del mercado de criptomonedas, dista todavía del exigible y necesario. Es sin duda una tendencia clara y se verá en los próximos tres años su verdadero potencial y penetración. La banca empieza a abrazarla, los sistemas de pago a incorporarla y la regulación global a interpretarla.
Tecnología blockchain
Al hablar de criptomonedas no puedes dejar de hacerlo también de la tecnología que las sujeta, el blockchain. Esencialmente un libro mayor contable que se distribuye entre un buen número de usuarios. Nadie, ninguna entidad posee las claves de los datos y no es posible cambiar el libro una vez que se han registrado los datos. Esa es la esencia del modelo que sustenta todo esto. Sin embargo, pensar que el blockchain es solo un mecanismo para generar monedas sería quedarse en primaria. Esta tecnología tiene aplicaciones mucho más amplias, incluso en el campo de la asistencia sanitaria, donde podría utilizarse para almacenar registros de salud y hacerlos accesibles a diferentes proveedores. Es cierto que tiene un gran potencial para perturbar aún más el mercado financiero. Podrá cambiar la forma en que las propiedades son compradas y vendidas porque cada propiedad podría tener su propio registro individual en una cadena de bloques, y los bancos deberán tener en cuenta esta información cuando decidan si ofrecen un préstamo o una hipoteca a alguien por ejemplo. Deberán adecuarse con toda seguridad.
Los iBank
La disrupción para el sector bancario no era sólo el Fintech. Ni siquiera las criptomonedas. El primero es algo que realmente se puede adoptar desde el propio sistema financiero y el segundo es algo mucho más complejo que afectará a muchos más aspectos de la vida. La potencial irrupción de estos nuevos actores en la banca comercial, y probablemente en la privada a medio plazo, es el verdadero asunto. La tarjeta Apple Pay que pueda transformarse en algo más complejo y transversal desde un punto de vista financiero, es el último ejemplo de cómo un gigante tecnológico amplía su presencia en la industria bancaria. Además de Apple, Amazon, Google, Alphabet y algunas otras un buen número de gigantes tecnológicos están compitiendo por lograr que los pagos móviles sean más fáciles para los consumidores a la vez que aumentan sus formidables fuentes de ingresos y conocimiento vía datos masivos. La idea es capturar cuotas de mercado por esta vía y dar el salto a medio plazo a algo mucho más profundo si es posible.
Regulación pendiente.
El desafío principal que está viviendo el sector financiero con respecto a la dirección que está tomando todo desde el punto de vista tecnológico es que la industria Fintech evoluciona tan rápido que los reguladores tienen serios problemas para mantenerse al día. Una regulación necesaria e imprescindible por otro lado. A medida que esa formulación legal sea capaz de encapsularlo, las instituciones financieras más grandes recuperarán algunos de los espacios perdidos en esta fase inicial. La regulación bien entendida, no intervencionista, hará la industria financiera tecnológica mucho más fuerte, segura y confiable. Tengo claro que la demanda de tecnología financiera es lo que está haciendo que se desarrolle, que se transformen en el sector tradicional y que, finalmente, se regule adecuadamente.
El papel de los bancos de siempre.
Y probablemente esa regulación provocará algún cambio en los actores principales. El mercado Fintech es tradicionalmente un territorio ‘startup’. Pequeñas empresas con estructuras muy distintas a las del sector financiero tradicional que capturan porcentajes importantes de negocio a bancos por ejemplo. En Europa se calcula que el sector financiero tradicional perdió una cuota de mercado destacable en los últimos cinco años a favor de estas startups. Hay quien asegura lo contrario y quien considera que el futuro es una alianza. Las grandes corporaciones están desarrollando espacios, incubadoras, aceleradoras para ponerse al día. Están comprando a algunas de estas empresas para incorporar conocimiento e innovación. Han decidido transformarse desde la esencia. Su capacidad y potencial es tan grande que la tendencia puede estar cambiando. Los actores Fintech del futuro financiero inmediato puede que ahora sean los que fueron actores principales siempre en el mundo de las finanzas. Tal vez.
Finalmente, comentar que el problema del Fintech es, esencialmente, lo que es. Un concepto basado exclusivamente en la tecnología puede tener en ella su mayor problema. La tecnología es cambiante y cambia muy rápido. Es cierto que las empresas Fintech están preparadas como nadie para la disrupción, es su ADN, pero sin embargo, habrá muchos cambios que también ellas deberán asumir. Eso es algo que puede resultar en complejas adecuaciones, incorporación a reglas nuevas que no vayan en la dirección de lo que inicialmente les interesaba. Lo que está claro es que el sector financiero vive un momento apasionante. Actualmente asesoro a dos entidades financieras nacionales, una en América y otra en Europa. Ambas han decidido afrontar este momento con el entusiasmo que se le exige a quien sabe que el futuro no se espera, se conquista. De esto va todo, de cómo la banca asume el momento histórico de transformación que se le exige y que le aporte valor a la vez.
La banca podría ser irrelevante en diez años si no abraza las criptomonedas.
¿Sabías cuando se puso en el mercado el primer ‘cajero’ de Bitcoin? Aunque parezca increíble no es algo que haya sucedido hace poco. En junio de 2011 la empresa canadiense por entonces llamada Cavirtex puso en marcha el primero. El asunto ha ido derivando a que los bitcoins y otras monedas similares se generalizasen en cierta medida y se normalizaran en un uso muy similar al que pueda tener cualquier divisa tradicional. En Canadá se puede comprar a pie de calle, en muchos supermercados, directamente con algunas criptomonedas blockchain. Como he dicho alguna vez, la velocidad para alcanzar el punto de ebullición de las criptomonedas aumenta de manera exponencial. Ya no es sólo un escenario de inversión o especulación, se trata de un espacio de relación entre personas y tecnología. Un espacio, por cierto, donde a los bancos se les plantea un callejón sin salida a medio plazo. A menos, claro está, que empiecen a ofrecer cartera propia en blockchain.
¿Sabías cuando se puso en el mercado el primer ‘cajero’ de Bitcoin? Aunque parezca increíble no es algo que haya sucedido hace poco. En junio de 2011 la empresa canadiense por entonces llamada Cavirtex puso en marcha el primero. El asunto ha ido derivando a que los bitcoins y otras monedas similares se generalizasen en cierta medida y se normalizaran en un uso muy similar al que pueda tener cualquier divisa tradicional. En Canadá se puede comprar a pie de calle, en muchos supermercados, directamente con algunas criptomonedas blockchain. Como he dicho alguna vez, la velocidad para alcanzar el punto de ebullición de las criptomonedas aumenta de manera exponencial. Ya no es sólo un escenario de inversión o especulación, se trata de un espacio de relación entre personas y tecnología. Un espacio, por cierto, donde a los bancos se les plantea un callejón sin salida a medio plazo. A menos, claro está, que empiecen a ofrecer cartera propia en blockchain.
Las criptomonedas se están convirtiendo rápidamente en un nuevo mercado global de activos, similar a acciones, bonos, fondos mutuos y monedas respaldadas por gobiernos. Los bancos deberían tener una estrategia en criptomonedas para seguir siendo relevantes. Es más que probable, aunque ahora hay quien considera que no sucederá jamás, que las criptomonedas lleguen a ser más populares que las monedas tradicionales. Digamos que, haciendo un símil retorcido, nadie confiaba en la mayoría de cosas que se encontraban en Internet cuando nació. Era complicado, poco usable y casi reservado a expertos ingenieros. Ahora nadie duda del enorme valor del conocimiento colectivo. Sabemos descifrar. Lo mismo pasará con el blockchain, sabremos usarlo. Será normal y habitual su uso.
La única manera para que un banco permanezca relevante en ese futuro es asegurando su relación con el blockchain. Al tiempo. Poco a poco los nuevos ‘players’, y hablo de mucho más que los que están inscritos en la denominada Fintech, irán ganando prestigio, notoriedad, garantías de seguridad y se irán normalizando. Incluso, digamos que la regulación jugará a su favor. Si la banca tradicional no aprovecha la ventaja actual que tienen como jugadores pre-existentes frente a los que están entrando, lo van a pasar realmente mal en apenas una década.
Quien dude de que las criptomonedas están aquí para quedarse, es que vive en otro sistema solar. Antes de que acabe la década las Fintech habrán devorado el 30% del fondo comercial de la banca tradicional. Da igual si compran startups o las desarrollan vía incubadoras o aceleradoras corporativas. Haciéndolo de cualquier manera y sin una estrategia transversal en el banco de turno, en realidad lo que están haciendo es, como dice el refrán, criar cuervos. Si no crean ‘fintechs’ se les va el negocio, si las crean pierden los márgenes tradicionales.
Están jodidos a menos que cambien el planteamiento. No se trata de 'crear' fintechs o comprarlas. Se trata de cambiar. Si es preciso con ellas. A los bancos les cuesta entenderlo. Y más que les costará. En banca hay mucha cosmética y poca cirugía. Pero ha llegado el momento de operar, de aprender. No hay tiempo para botox ni liposucciones. La banca debe mojarse los píes aprendiendo. Hasta ahora los problemas se han superado rescatando bancos, aportando el dinero de todos o gestionando como el culo el final de una entidad. Pero ahora hablamos de otra cosa. Se trata de un enemigo inmenso, genérico y devastador. Sería bueno que la banca hablara con libreros, discográficas, taxistas, hoteleros, periodistas o ex trabajadores de Kodak. Verían que a pesar de verlas venir las hostias te caen igual.
Al consejo ejecutivo de Kodak alguien les presentó la cámara digital. No hicieron caso. Pensaron la mayoría de los consumidores de fotografías no soportarían no poder ver las fotos en papel y que eso de verlas en una pantalla era para una minoría. Lo mismo piensan de las criptomonedas. Debemos ser una inmensa minoría todavía. Aun recuerdo cuando alguien dijo aquello de 'jamás la gente comprará ropa por Internet'. Pues eso.
La banca tradicional debe pensar en lo que puede aportar y no tan solo en lo que puede rascar. A uno de mis clientes, un banco concretamente, les hemos recomendado las cuentas de criptoconversión. Tengo la impresión que van a tratar las criptomonedas como un activo a largo plazo similar al oro. Aunque nadie lo sabe con exactitud, los bancos se deberán implicar para ofrecer una solución que les permita monitorear el comportamiento de los clientes que tienen criptomonedas. Es una de sus herramientas.
Sin duda, la criptomoneda vivirá algún tipo de regulación. Aun no podemos saber cual. Internet al principio era un espacio sin ley. Luego se fueron incorporando derechos de autor, aplicación de leyes en espacios digitales, etc. La moneda críptica también vivirá algún tipo de legislación más convencionales que las que ahora les afectan. La sufrirá precisamente por la presión que ejercerá la propia banca. Sin embargo, para la banca hay una trampa que deberán superar antes de exigir. Para solicitar una regulación deberán estar dentro. No podrán presionar sin ser parte.
La banca debe darse prisa. Prisa en creerse esto realmente. No va de aparentar estar interesado o conocer bien como funciona. Consiste en aparcar dentro. En poco tiempo los proveedores de criptomonedas se habrán ganado la confianza y credibilidad de la que ahora todavía no gozan en términos generales. Por ese entonces, la ventaja competitiva de los bancos será irrelevante. Si ahora no se ponen, no habrá espacio para ellos, o el que quede será puramente residual. No serán necesarios tal y como ahora los entendemos. Siglos de evolución soplan en su contra.