Marc Vidal Marc Vidal

Flash Crash

En algunas conferencias hablo de la escasez de tiempo para razonar, de la voluntad ordenada y sofisticada de los que dirigen el planeta para que estemos bajo la sensación de que todo está bajo control y que, si se escapara, ellos tienen el elemento que lo solucionaría. Obviamente es una ilusión que tiene mucho que ver con los modelos de gestión modernos de la información, de la viralidad y de los aspectos más automáticos de la toma de decisiones. Hoy Luis Benguerel nos habla del High Frequency Market y de sus curiosidades. Vale la pena leerlo pues proviene de alguien que “pelea” a diario con este modelo de trade altamente tecnificado. Cuando yo me retiré del trading y de los mercados como broker delegado este sistema de gestión del trading no existía, o por lo menos era absolutamente insignificante su importancia. Ahora es todo lo contrario. Os invito a disfrutar del maestro.

Hoy hablaremos de la maquinas de alta frecuencia que actúan en los mercados. Muchas veces cuando hablamos de los mercados pensamos que detrás de ellos está una persona malvada (hedge fund) actuando sobre ellos.  Se desconoce la realidad. No siempre es así. Actualmente en el mercado actúa software creado por ejércitos de matemáticos que estructuran sistemas  que compiten entre si a tal velocidad que son imposibles de detectar por el ojo humano. En milésimas de segundo se suceden millones de operaciones en el planeta organizadas por estos programas de aritmética informática.

Es bueno tener presente que estos programas se crean para todos los mercados, tanto de renta variable, futuros, divisas o renta fija. Su objetivo es entrar y salir muy rápido del mercado para ir a ganar muy poco, valores insignificantes en su unidad pero valiosos en el conjunto. Cuando logran mucho volumen aportan grandes ganancias a fin de mes. Cuando estás comprando o vendiendo algún valor menos liquido que los grandes, puedes ver como actúan esta maquinas y es alucinante. Por ejemplo, si introducimos la orden en la primera posición, en un abrir y cerrar de ojos un grupo de entre 6 y 8 maquinas se ponen al mismo precio que nosotros o por delante nuestro. El funcionamiento de los programas es muy complejo y no entraremos a analizarlos ya que por norma general son secretos y muy sofisticados, pero lo que si vamos a intentar es interpretar son las consecuencias de estos diablillos binarios.

Los creadores y defensores de los programas nos dicen que son los que dan liquidez al mercado. Hay que tener presente que se dice que a día de hoy, por ejemplo, en el caso de la renta variable en Estados Unidos (el mayor mercado del mundo) son el 70% de las operaciones que se cruzan cada día, en Europa se habla de un 40%, de ahí que en estos términos empiece el problema.

Primero y mas importante tengamos presente que el objetivo principal de los programas es seguir la tendencia y ser los primeros en estar en el mercados adelantando la acción de la competencia. Para entender que son y que son capaces de provocar, hablaremos de un caso que se hizo famoso en su día y que demostrará que no es oro todo lo que reluce. El peligro que suponen estos artilugios es muy alto.

El el 6 de mayo de 2010 alguien vendió a mercado (una orden real) una gran cantidad de futuros del índice Standard and Poors. Eso provoco en primer momento una pequeña caída del mercado entorno del 1%. Sin embargo, después, lo que sucedió fue que se activaran todos los programas en ordenes de venta. Fue entonces cuando en pocos minutos viéramos caer los índices Americanos cerca de un 10%. Tened en cuenta que un 10% en un mercado como los que hablamos es una hecatombe. Miles y miles de millones que se desvanecen y se pierden por el desagüe.

No obstante eso no fue lo peor. Vimos caer cerca de un 90% algunos de los grandes valores. Se produjeron devaluaciones de acción que pasaron de 40$ a  0,01$. Todos los traders y brokers del mundo que seguimos aquello a tiempo real nos preguntábamos que leches estaba pasando.  ¿Qué había detonado tantas ordenes de venta?,  ¿qué noticia no sabíamos o se nos escapaba? No había respuesta. Hasta pasados unos pocos minutos, justo cuando el mercado se empezó a recuperar, se nos comunicó que los sistemas habían actuado todos a la vez y en venta.

Habíamos asistido al primer Flash Crash de la historia. Después se anularon varias operaciones en valores que vimos con esas caídas tan fuertes y el mercado se relajo durante unos días. Fue entonces que salieron las voces asegurando que se tomarían medidas para que esto no sucediera nunca más. Para los que estéis pensando que esto no afecta a los que no tocan renta variable quiero comunicar que se equivocan. Los hfm lo tocan todo. Suelen ser responsable de que se coloque deuda soberana más cara de lo que seria de esperar, suele implicar que paguemos más interés en algunos casos y que los gobiernos de turno tengan que actuar de modo alcista en materias primas o alimentos. Al final nos afecta a nuestros bolsillos.

¿Por qué no se regulan estos dispositivos? Hay mucho dinero en juego y algunos lobbys controlan bien su funcionamiento. ¿Volverá a pasar un Flash Crash? Parce ser que ya ha vuelto a pasar. Según Serenity Markets eso le pasó a Apple hace bien poco. De hecho, hace muy pocas semana lo vimos en el oro por ejemplo, lo que es ciertamente preocupante.

El mercado está estimulado por programas que no tienen sentimientos, ni analizan nada de fundamentales, ni noticias. Su único objetivo es ganar el máximo de dinero en el menor tiempo posible y, sobretodo, siendo los primeros en estar dentro del mercado en busca de la siguiente operación. Los demás tenemos que aprender a convivir con estos sistemas y ser prudentes. Lo que nos diferencia de esas maquinas está por ver si nos da ventaja. Regular el mercado es complicado, hay mucha resistencia. La todo poderosa Merkel habló de regulaciones en los mercados hace poco y la city de Londres  casi la liquida. En poco salió su primer ministro a desmentir: “El Reino Unido se desmarca del acuerdo para reforzar la Unión Europea”.

Por el momento, que se sepa, la única solución que es que los propios sistemas algún día se terminen devorando los unos con los otros. Es posible que con las perdidas que ello produzca, estos sistemas tengan que autorregularse por narices. Ya veremos, pero eso en el corto plazo parece imposible. Volveremos a tener otro Flash Crash, eso es seguro. Recemos para que, por lo menos no nos empuje más al precipicio. Solitos ya nos hemos puesto en la cornisa.

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¿OTRA BURBUJA PUNTOCOM?

Cada vez más gente se pregunta si estamos a las puertas de otra burbuja puntocom. Parece lógico que así lo piensen algunos. Atendiendo a los índices así lo parece. En los últimos doce meses el que refleja la situación de las empresas de tecnología de la información ha crecido más que el propio Nasdaq. El primero ronda el 32% y el segundo no llega al 28%. Por ejemplo, Google ha engordado un 57% e IBM un 50%. Incluso, lejos de Estados Unidos, vemos que Telefónica ha tenido un comportamiento reseñable, casi un 62% en doce meses. El Nasdaq ha subido el doble que el Standard & Poors y el triple del Dow Jones. ¿Es esto fiable? ¿Se refleja las expectativas de futuro de estas compañías en esas cifras?

Burbuja
Cada vez más gente se pregunta si estamos a las puertas de otra burbuja puntocom. Parece lógico que así lo piensen algunos. Atendiendo a los índices así lo parece. En los últimos doce meses el que refleja la situación de las empresas de tecnología de la información ha crecido más que el propio Nasdaq. El primero ronda el 32% y el segundo no llega al 28%. Por ejemplo, Google ha engordado un 57% e IBM un 50%. Incluso, lejos de Estados Unidos, vemos que Telefónica ha tenido un comportamiento reseñable, casi un 62% en doce meses. El Nasdaq ha subido el doble que el Standard & Poors y el triple del Dow Jones. ¿Es esto fiable? ¿Se refleja las expectativas de futuro de estas compañías en esas cifras? 

En el mercado ya se descuenta que la inversión en equipos se caerá un 11%, los contratos de externalización un 2% y, en definitiva, se prevé una caída contundente en el consumo que afectará a ventas y en beneficios. Sabemos que la irremediable parada técnica de la economía interferirá en un crecimiento económico mucho más lento y angustioso. En esos términos, las empresas vinculadas al consumo o al músculo financiero lo pasarán mal. Otras, las tecnológicas, parecen haber entrado en un escenario de bondad y fiabilidad. La mayoría no hacen más que subir en bolsa, de hecho, si consideramos los mínimos de marzo, el Nasdaq ha crecido un 70%, algo que no sucedía desde los albores del crash puntocom. 

En lo que llevamos de año la mayoría de compañías que cotizan en ese índice han doblado su valor. Es tal el optimismo en este sentido que ya han empezado a producirse los primeros gestos de inversión arriesgadamente imprevisible. Que Twitter haya pasado de valer unos hipotéticos 250 millones de dólares en febrero a 1000 millones ahora parece excesivo, no sólo porque no da un duro a sus gestores, sino porque, en estos momentos, aun no dispone de un modelo de negocio fiable, ni creíble. Lo mismo que Facebook que, una vez convertido en el site más visitado en los Estados Unidos incluso por encima de Google no ingresa ni una centésima parte que el buscador. 

Pero diferenciemos el análisis. Las empresas de TI están tomando posiciones para proveer servicios de cloud computing. Algo que es absolutamente estratégico. En tiempos en los que adelgazar la cuenta de gastos parece imprescindible es un buen camino adentrarse en el uso de diversos servicios informáticos que se encuentren en la nube. Un 20% de las empresas norteamericanas ya usan de modo fiable Google Docs. Un sistema de almacenaje remoto que lo tiene todo. Permite depositar, retocar y distribuir sin necesidad de casi nada, por no precisar no precisa ni de procesador de texto instalado en el ordenador. Es una opción que las grandes empresas están integrando. Van a disminuir los gastos en servicios vinculados a las empresas tecnológicas pero a su vez se incrementarán los que se asocian a este tipo de proveedores de externalización digital.

Entonces podemos decir que ¿se está gestando una nueva burbuja? Parece que hay unas empresas que no están impulsando esa posible especulación desmedida. Empresas tecnológicas que se adentran en la tecnología de la información y lo basan en un escenario futuro ligado al cloud computing. Empresas que han diseñado una acción financiera, económica y de valor industrial están trabajando para que no sea así. Pero hay otras creadas por chicos que no tuvieron, durante la gestación de esos proyectos, ningún planteamiento de negocio y que ahora charlotean como ideólogos de la economía digital. Son los creadores de proyectos de éxito y que tienen millones de “clientes” y que no ingresan un céntimo. Esos si que están inflando a todo pulmón ese globo que nos explotará a todos en la cara. La burbuja existente no es tanto puntocom o tecnológica sino dospuntoceriana. En ese sentido las empresas vinculadas a escenarios de redes sociales deben diseñar estrategias de base tecnológica alejadas de todo ese ruido ineficiente que se irá evaporando poco a poco. 

Ahora bien, debemos saber si es lógico que entre las 15 compañías más capitalizadas del planeta estén Microsoft, Apple y Google. La última, con poco más de una década de vida, vale más que British Petroleum, Walt Disney y McDonalds juntos. Parece que nadie duda del verdadero sentido del valor de Google, pero lo interesante es saber si el sector tecnológico está en situación de riesgo, de moda o es un futurible asegurado. Parece que algunas compañías han entendido que hay que hablar menos y actuar más. Si analizamos los movimientos de algunas compañías en los últimos 3 o 4 años, veremos que la aventura no empieza ahora, sino que lo hizo ya hace algunos años. 

La estrategia de las grandes compañías que pretenden salvarse de un hipotético varapalo bursátil no es casual. Aprendieron en su día de la burbuja puntocom de hace unos años. Les permitió entender que es preciso adelantarse a los acontecimientos. Los modelos de inversión y crecimiento de las compañías IBM, HP o Dell así lo demuestran. Todas ellas se lanzaron a la compra de otras empresas vinculadas a los servicios outsourcing. Adquirieron PWC, EDS y Perot Systems respectivamente a fin de dejar de ser fabricantes de hardware para mutar en proveedores de servicios para aquellos que no les quieran comprar sus productos a medio plazo. Buena estrategia la de copar una demanda posiblemente dual durante un tiempo de transición. 

Otras empresas que están siendo premiadas en los mercados, como Oracle también han cumplimentado una estrategia sofisticada que parece convencer a los inversores. Cuando compró Sun inició la carrera por devorar un mercado liderado por IBM: el de las soluciones integradas del tipo hardware, sistema operativo y base de datos. Todo su negocio futuro se sustenta en la voluntad de reinar también en la nube.

La sedimentación de burbujas es algo consustancial al mercado. Como ecosistema dinámico precisa de escenarios que le permitan refugiar inversores asustados. El inmobiliario, financiero y el que se vincula al consumo se muestran muy inestables y por el contrario el digital vinculado a la tecnología de la información sobretodo parece tener un largo recorrido por su apuesta decidida en los mercados emergentes. Pero esta vez puede que no sólo se esté sobre valorando a esas empresas sino todo lo contrario. El potencial de crecimiento de estas compañías parece exento a los escenarios cíclicos, monetarios, gubernamentales, etc.

Pero la supervivencia debe estar encajada en los mecanismos de siempre en cuanto a valoración de las compañías. Una empresa es viable si vende más de lo que compra. Es muy sencillo. Los modelos de negocio no pueden amontonarse en una orgía de hipótesis y futuribles, es necesario dar respuesta a corto plazo. A mi modo de ver hay dos elementos a tener en cuenta. Por un lado las empresas de base tecnológica que han establecido una estrategia de valor y que enlaza directamente con el cloud computing como escenario inmediato y los que, en esa nube, siguen posicionando unas compañías que no tienen un modelo de negocio factible y que se basan en el tráfico generado. 

Me gusta mirar la economía digital en tiempos de redes desde la perspectiva del economista de toda la vida. La batalla por el cloud computing, esencia real del asunto, ya ha empezado pero se volverá sangrienta a medida que las empresas vuelvan a invertir en este tipo de servicios. De momento es una toma de posiciones y la bolsa así lo ve. De hecho los inversores premiaron a Google el día que Microsoft presentó Windows 7, lo que parece una contradicción. 

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¿POR QUE SUBEN LAS BOLSAS?

Ayer pudimos ver como en las cabezas de los insectos que nos representan en el congreso de los diputados solo hay atajos partidistas. Se han olvidado definitivamente de lo que nos ocupa. Unos aportando propuestas que vamos a pagar todos y otros asegurando que ellos si son capaces de darle la vuelta a esto. Un presidente superado por el temario pues de economía no tiene la más mínima idea y un jefe de la oposición arruinado por su propia ignorancia en el mismo tema. Patético. Y mientras este país se autodestruye gracias al pilotaje suicida de nuestros representantes, las bolsas a lo suyo. La pregunta que me hace mucha gente estos días es ¿Cómo puede ser que si todo va tan mal la bolsa vaya tan bien?
El Ibex está viviendo un rebote, eso es algo evidente. Ha pasado de los 6700 a primeros de marzo a los 9000 largos de hoy. Podemos decir que el indicador selectivo español ha subido un 40% desde entonces. Algo que no es aislado pues en Wall Street y en el Eurostoxx también ha sucedido. Lo curioso es que estas subidas desproporcionadas que deben haber hecho ricos a unos cuantos, se sucedían en paralelo a noticias nefastas. La actividad económica está en una fase muy negativa pero no parece afectar a los índices bursátiles. El crecimiento negativo de 4 puntos para Europa, de 6 para España o de, por segundo trimestre consecutivo, de 6,2 % en los EUA no parece que sean datos que debieran animar las bolsas.

Ayer pudimos ver como en las cabezas de los insectos que nos representan en el congreso de los diputados solo hay atajos partidistas. Se han olvidado definitivamente de lo que nos ocupa. Unos aportando propuestas que vamos a pagar todos y otros asegurando que ellos si son capaces de darle la vuelta a esto. Un presidente superado por el temario pues de economía no tiene la más mínima idea y un jefe de la oposición arruinado por su propia ignorancia en el mismo tema. Patético. Y mientras este país se autodestruye gracias al pilotaje suicida de nuestros representantes, las bolsas a lo suyo. La pregunta que me hace mucha gente estos días es ¿Cómo puede ser que si todo va tan mal la bolsa vaya tan bien?

El Ibex está viviendo un rebote, eso es algo evidente. Ha pasado de los 6700 a primeros de marzo a los 9000 largos de hoy. Podemos decir que el indicador selectivo español ha subido un 40% desde entonces. Algo que no es aislado pues en Wall Street y en el Eurostoxx también ha sucedido. Lo curioso es que estas subidas desproporcionadas que deben haber hecho ricos a unos cuantos, se sucedían en paralelo a noticias nefastas. La actividad económica está en una fase muy negativa pero no parece afectar a los índices bursátiles. El crecimiento negativo de 4 puntos para Europa, de 6 para España o de, por segundo trimestre consecutivo, de 6,2 % en los EUA no parece que sean datos que debieran animar las bolsas.

Los motivos por los que se está produciendo esta paradoja pueden ser varios pero yo destacaré los siguientes, que además muestran un patrón de conducta muy inestable pero que de momento está preparando el territorio para una nueva modificación de las tendencias:

Por un lado destaca la impresión de que el mercado estaba sobrevendido y que una vez se ha interpretado que la cosa no era tan dura como en los años 30, los inversores han regresado. De hecho había valores con precio técnicamente nulo. Algunos bancos valían menos que los depósitos que tenían y sin contar su valor patrimonial fuera el que fuese. Eso parece que tenía que corregirse.

Por otra banda, los famosos brotes verdes están siendo la tónica mediática de última hora. Sabemos que la tendencia informativa actual es la de no informar sobre lo malo e incidir sobre lo bueno. Nadie parece dispuesto a saborear las malas noticias ni a aceptar un cambio sistémico. La opinión pública disfruta con cualquier dato que aporte esperanza y le da igual si esas cifras conllevan pan para hoy y hambre para mañana. Lo importante es positivar el escenario. En eso estamos y es cierto que algunas noticias hablan de que los “signos de recuperación” cada vez son más evidentes. Obviamente ese espejismo conduce al aumento de la confianza y con ella los inversores asumen que lo peor ya ha pasado.

Por último cabe destacar que los bancos centrales se están empleando a fondo y en su decidida actuación muchos inversores han interpretado un futuro mejor a corto plazo. Poner tipos al 1% en Europa, comprar deuda, vender el dinero gratis en EUA o asumir la nacionalización de algunas entidades han reforzado el sistema financiero y la confianza ha llegado en algunos campos del interbancario trasladando a la bolsa una tranquilidad que no deja de ser aparente.

Pues bien, no es oro todo lo que reluce. Para empezar algunas empresas que estaban sobrevendidas lo estuvieron por unos resultados previstos muy negativos que al final no lo fueron tanto. Esa impresión de que las cosas no están tan mal como nos pensamos ha dado alas a algunas cotizaciones. El problema es que no se atiende que si la previsión de caída en beneficios de una empresa era del -40% y al final ha resultado ser del una tasa negativa del 25, la realidad es que esa empresa está en graves pérdidas por mucho que no sean tan grandes como algunos “analistas” predijeron. Por otra parte, los datos positivos en la economía son el resultado de inyecciones que se deberán de pagar tarde o temprano y que no conllevan una solución estructural sino coyuntural. Y finalmente, la garantía de los bancos centrales de que la bajada histórica y peligrosa de tipos hasta estos niveles casi nulos no será algo puntual sino que la previsión es mantener el precio del dinero al 1% o más bajo incluso cuando la recuperación sea real lo que va a provocar es otra burbuja de consumo aun mayor. El error se volverá a cometer y eso, aunque las bolsas ahora no lo reflejen, ya tendrán tiempo de entrar en pánico.

Llevo muchos años trabajando en bolsa y se que ahí se apuesta por que las cosas pueden mejorar aunque las noticias digan lo contrario y además es muy habitual que esa actitud acabe dando resultados. Sin embargo la bolsa, los inversores, los banqueros, los gobiernos, los periodistas, los economistas, los docentes y todos los hijos de puta que salen hasta de debajo de las piedras en época electoral, saben que esto es una gran mentira.

Fijaros bien. En los EUA y debido a decisiones que han modificado leyes contables, los bancos pueden esconder sus pérdidas sufridas con las subprime o créditos de dudoso cobro. Evidentemente al hacer un balance en el que no reflejas esas pérdidas, lograrás que salga positivo en la mayoría de los casos, pero eso no deja de ser un gesto tramposo por muy legal que sea. El gobierno de Obama permite posponer la publicación de las pérdidas pero sin embargo no les permite actuar en virtud de esos números por que en realidad están tremendamente jodidos. No pueden mantener el nivel de crédito que el sistema americano consumista precisa. Sin crédito la recuperación no será efectiva y acabará por hundir el patrón deficitario que la administración Obama ha puesto en marcha.

La sensación de que aquí la gente se engaña al solitario es sorprendente. Resulata que el indice VIX, un valor que analiza el riesgo de que se repita otro crack del 29 ha pasado de un 96% de probabilidad a un 33 en los últimos días. Ese descenso del pánico se debe a una gran mentira que se aguanta en una decisión política que permite esconder las pérdidas a los bancos americanos. En España ya se ha planteado lo mismo y las cajas han dejado de tener la obligación de explicarse en ese sentido.

Todo es como surrealista. Ellos cambiando las reglas, maquillando lo que no se debe ver o viéndolo como interesa, mientras la gente vive de espaldas a todo ello intentando mantener su vida de juguete y color pastel a modo de clase media exuberante y ligeramente distanciada de tanta miseria.

De todos modos las bolsas están sobrevaloradas. Se suele decir que predicen escenarios, que aportan datos sobre lo que va a pasar. Sin embargo no siempre es así. Las bolsas se basan en la publicación de resultados de las empresas cotizadas y en este sentido vienen buenos tiempos pues la mayoría de esas empresas irán presentando mejores resultados de los esperados porque lo peor, como decíamos, no fue 2008, ni lo será 2009, lo peor está por llegar y se llama 2010. Muchos inversores lo saben pero juegan a corto esperando recuperar lo perdido el año pasado y sobredimensionando con cualquier noticia favorable sus activos y ganando los ratios expuestos.

La pena de todo ello es que todo esto es cartón piedra, basado en datos maquillados, virtuales y en el que todos saben que no representa la realidad. Los inversores que ya tienen posiciones asentadas esperan que otros entren con fuerza y revaliden sus apuestas. En todo caso, no hagan caso de cómo vaya la bolsa, ahora mismo es un escenario para gestores patrimoniales que eluden atender lo que pasa realmente y prefieren el río revuelto. Sirve para justificar los dichosos brotes verdes.

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