Marc Vidal Marc Vidal

La relación entre la decisión del BCE y la tasa de pobreza.

Mientras el debate se mantiene en aquellos temas que sirven para rellenar la ventana de Overton, dejamos de buscar la explicación técnica de lo que está pasando, como va a influir en el futuro y con que elementos debe relacionarse. La ventana de Overton es una teoría sociológica (algunos dicen política) que representa el número de debates o temas de interés, aceptables por el público. Como se de una ventana estrecha se tratara en la que no caben todos los temas posibles. Sólo unos pocos. Para cada momento, esta "ventana" incluye un rango de debates concretos de acuerdo al clima de la opinión pública. De esta manera se dejan fuera otros que, tal vez, son más importantes pero que no hay manera de meter por esa ventana. Se suelen manejar unos tres o cuatro.

Mientras el debate se mantiene en aquellos temas que sirven para rellenar la ventana de Overton, dejamos de buscar la explicación técnica de lo que está pasando, como va a influir en el futuro y con que elementos debe relacionarse. La ventana de Overton es una teoría sociológica (algunos dicen política) que representa el número de debates o temas de interés, aceptables por el público. Como se de una ventana estrecha se tratara en la que no caben todos los temas posibles. Sólo unos pocos. Para cada momento, esta "ventana" incluye un rango de debates concretos de acuerdo al clima de la opinión pública. De esta manera se dejan fuera otros que, tal vez, son más importantes pero que no hay manera de meter por esa ventana. Se suelen manejar unos tres o cuatro.

Ahora tenemos muchos frentes. Algunos nos tocan de cerca, a la vida más inmediata. Sin embargo, por la ventana entran otros que ya están pre diseñados en los laboratorios de opinión. Así se maneja muy bien, el grado de descontento. Lo grave, es que en este barrizal no solo entra un gobierno, no, entra todo dios. La oposición porque cree que son los temas de interés, los medios porque ven que son los que tratan todos, etc. Un círculo vicioso. Hasta que no hay un hecho detonante, no entra otro tema.

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Y es por culpa de esto que es muy difícil relacionar dos temas aparentemente lejanos pero que si tienen un punto de enlace directo. Hoy voy a relacionarte dos temas que no verás en los medios vinculados en ningún caso. Te hablo de la decisión del BCE de pasarse por el forro la inflación al 2% y la tasa de pobreza que no para de aumentar.

El porcentaje de población en riesgo de pobreza, en riesgo de exclusión social, ha saltado en un año del 25% al 26,4%. La crisis sanitaria ha llevado al paro a mucha gente. Mucha más de la que aparece en las cifras oficiales ya que hay muchos que ni buscan ni esperan trabajar. Y eso es un problemón. Uno de cada dos parados está en situación de riesgo, de exclusión social y solo hace falta ir a cualquier centro de apoyo social y verás como se han disparado las colas del hambre. La población que se encuentra en situación de carencia material severa era el año pasado, del 4,7%.

Hay factores clave muy importantes. El paro es uno de ellos. La nacionalidad, el sector productivo y el coste de la vida es otro. Las cifras, lo que dicen es que el riesgo de exclusión social, se ha disparado este año. Mientras los medios y sus señorías hablan y hablan de fondos europeos, de ayudas que no llegan, del poder judicial, de si el sí es sí, o de si una dictadura caribeña es una dictadura o no lo es, la gente en riesgo de pobreza aumenta.

La encuesta de condiciones de vida del INE muestra que en el año 2020, la tasa AROPE, que mide tres elementos: riesgo de pobreza, carencias materiales y baja intensidad en el empleo, aumentó más de un punto del 25,3% en 2019 al 26,4% el año pasado.

De esos indicadores hay uno que recoge bien el problema que se avecina. Los efectos de la crisis sanitaria afecta al indice de las carencias materiales, porque los otros se refieren a ingresos y empleos de 2019 y las carencias materiales severas aumentaron en el año 2020 del 4,7% al 7%, más de dos puntos.

El peor dato desde 2014. Carencia material severa, quiere decir que un hogar tiene problemas en al menos cuatro de nueve indicadores, que van desde la posibilidad de comer carne al menos cada dos días, hasta poder irse de vacaciones una semana al año, pasando por mantener la temperatura adecuada en casa, a tener capacidad de hacer frente a gastos imprevistos, o retrasos en el pago de gastos relacionados con la vivienda principal como alquiler gas.

Precisamente lo que más aumentó en el año 2020 fueron las carencias materiales severas por el pago de gastos. La vivienda pasó del 8,3% al 13,5%. La imposibilidad de mantener la temperatura adecuada en casa pasó del 7,6% al 10,9% y la posibilidad de comer cada dos días Carne, pollo o pescado del 3,8% al 5,4%.

También hubo un empeoramiento en 2020 en los siguientes indicadores de ingresos: el 10% de la población dijo llegar a fin de mes con mucha dificultad. Son dos con dos puntos más que en 2019. Además, el 35,4%, uno de cada tres españoles, no pudo afrontar gastos imprevistos. Se te rompen unas gafas y entras en quiebra.

Está es ahora mismo la situación que ahora mismo tiene dos frentes: el paro, que explica ya la mitad de la pobreza en España. Y otro, la subida de precios, especialmente la luz. Este año, uno de cada diez hogares en España no puede permitirse tener su hogar a la temperatura correcta.

Y te estarás preguntando dónde está la relación entre la decisión del BCE de subir el margen de inflación al 2% y la tasa de pobreza. Pues en que si no hay barrera a la subida de precios, el segundo baremo, el de no llegar a fin de mes, se complicará porque a cada subida de precios, menor capacidad adquisitiva. Y con el primero, porque a mayor aumento de precios, mayor presión para las empresas para vender a menor margen. A menor margen, menos beneficio y a menor beneficio, menos empleo.

Pero veamos porque el BCE se ha pasado por el arco del triunfo todo para lo que fue creado. El pasado jueves, la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, y el vicepresidente, Luis de Guindos, anunciaron cambios en la estrategia de la política monetaria del propio banco que supondrá el mayor cambio que realiza desde 2003.

La sorpresa ha sido el cambio por parte del BCE del objetivo de inflación. Lo que hasta el jueves era ‘cerca, pero por debajo, del 2%’ se ha convertido en un objetivo del 2% simétrico. Te lo explico. El BCE no tomará acciones para combatir la inflación aunque se eleve por encima del 2%.

La institución, con sede en Frankfurt, ha decidido re-orientar su mandato ante la encrucijada entre apostar por incentivar la recuperación y mantener los planes de estímulo o atenerse al mandato que tiene como Banco Central y priorizar el control de la inflación. Se ha impuesto la primera vía y para ello ha dado una nueva lectura a su mandato para fijar la estabilidad de precios, como que la inflación a medio plazo se sitúe en el 2%, aceptando que los precios puedan superar ese listón de manera temporal y moderada.

Dicen que les ha sorprendido que la inflación no subiera a pesar de los programas de política monetaria sobre reducciones del tipo de interés, de la facilidad de depósito, de la facilidad marginal de crédito o de las operaciones de refinanciación a largo plazo. Pero llegó la crisis sanitaria y otro programa de compra de activos por valor de 750.000 millones de euros junto al ahorro forzoso de los hogares debido al confinamiento, ha hecho despertar el monstruo dormido de la inflación.

Están asustados y han preferido esperar. La opción tomada ha sido la última. Una cosa que no hay que perder de vista es que una tasa de inflación del 2% significa una perdida de poder adquisitivo el 2%. Si sube la inflación un 2% y tu sueldo no, ese año podrás invertir, gastar o comprar un 2% menos. Es muy simple. Si los tipos no suben, además, tus ahorros no crecen tampoco.

Esto es importante. Incluso habiendo hecho las cosas ‘bien’, cumpliendo el objetivo que marcaba el BCE, desde el año 2000 el euro ha perdido un 30% de su valor. La inflación es el impuesto del pobre y del asalariado y, como dijo Milton Friedman, ‘es un impuesto sin legislación’.

¿Cuánto tiempo debería de mantener la Eurozona una política monetaria despreocupada de la tasa de inflación para cerrar la brecha? Si el BCE va a utilizar la excusa de que anteriormente la inflación de la Eurozona ha estado por debajo del objetivo, podríamos esperar una tasa del doble o más del objetivo del 2% durante varios años.

Pero el peso de la realidad es de plomo. El riesgo que tenemos es que suba la inflación, no crezcamos al nivel previsto, se suba el salario mínimo y se reduzcan los ingresos tributarios y aumenten los gastos públicos. Que suba la inflación es casi seguro: por la tensión que va a generar las peticiones de incrementar el salario mínimo. Curiosamente, la subida del SMI suele producir menor capacidad adquisitiva de los que lo disfrutan pues los precios acaban subiendo porque el coste de producción sube y se repercute en el precio final que éstos compran cuando son consumidores.

Que suba la inflación es casi seguro por que hay demasiado dinero en el sistema. Pero a la vez que sube la inflación, puede haber un estancamiento económico. No hablo del rebote del PIB que iremos viendo. Se nos dirá un crecimiento inédito del PIB del 6% o más, y dos años, pero eso es por comparativa y nos deja lejos de donde estábamos realmente antes de todo este desastre.El riesgo de estanflación es importante a 2 o 3 años vista.

Por eso es de susto o muerte. Si el BCE no se atreve a hacer su trabajo que es evitar la inflación, y por lo tanto, evitar que nuestro poder adquisitivo no se vea disminuido, estamos perdidos. En España la inflación cerró el mes de julio en el 2,7%, el nivel más alto desde abril de 2017 y supone que de febrero a junio, en solo cinco meses, los precios han pasado del cero por ciento al 2,6%. Va tomando velocidad. La inflación ha estado en negativo desde abril del año pasado hasta diciembre.

La comparativa es algo engañosa pero la realidad es que la inflación se está disparando. Si ampliamos un poco más el foco y miramos más atrás, en los últimos diez años, la inflación sólo ha superado el 2% en los cuatro primeros meses de 2017 y durante todo el año 2011, cuando estuvo entre el 2 y el 4% y estuvo en negativo durante gran parte del año 2009, 2014 y 2015, además de en 2020.

A nivel de la eurozona, la inflación está ahora mismo en el 2%, pero subirá los próximos meses. Eso es lo que prevén todos los analistas. Todos los gobiernos, todas las instituciones. La inflación se revisa al alza debido a fuertes factores transitorios, la interacción del aumento de los precios de la energía y las materias primas, los cuellos de botella en la producción y el auge de la demanda, tanto en la Unión como al extranjero, les están presionando al alza los precios de los consumidores hasta situar la inflación en el 1,9% en la zona del euro y el 2,2% en la Unión Europea.

Como te decía, están asustados, más de lo que muestran. De hecho, el Banco Central Europeo en esta revisión de su política estratégica lo que hace es blindarse para poder mantener los tipos de interés a cero durante más tiempo. Es decir, que con esta nueva definición el BCE evita que, si en los próximos meses la inflación sube bastante por encima del 2%, no se vea obligado a tomar medidas aunque Alemania se las pida, ya sea subida de tipos, ya sea reducción de los estímulos para ayudar a la recuperación.

Nos dirán que todo dependerá de si las presiones inflacionistas son transitorias y por tanto no comprometen el objetivo, que es a medio plazo o, realmente son permanentes. Pero, si el Banco Central Europeo lo que ha hecho es rearmarse y tener más margen de maniobra para poder actuar aunque la inflación se dispare, la gran pregunta después de este cambio es ¿qué significa esa definición que hace el Banco Central Europeo de que va a tolerar que la inflación supere el 2% de manera moderada y durante un tiempo? ¿Qué entendemos por transitorio? y ¿qué entendemos por moderado?

Lo vamos a entender cuando ocurra pero de momento sabemos que ganan los hipotecados que disfrutarán de tipos de interés bajos, y pierden los ahorradores y los bancos que sufrirán tipos de interés y poca rentabilidad. Más tiempo. Algo que llega pasando una década. Justo lo que pone de los nervios a los países que siguen muy molestos con el asunto de las ayudas del fondo de recuperación a países que, para ellos, no las merecemos y las vamos a malgastar. Estos presionarán para aumentar los tipos, es cuestión de tiempo. La inflación les hace daño y querrán evitarla.

Los países que fueron más disciplinados ven como los que se embargaron y se endeudaron disfrutan de todo: de tipos bajos y montañas de ayudas. Veremos como evoluciona pero lo que sabemos es lo siguiente; que si se suben los tipos, nos vamos al desastre. Nuestra deuda será más cara y financiarla también. Que si no los suben y sube la inflación, la pobreza aumentará y nuestras empresas serán menos competitivas.

A la postre podemos entrar en estanflación, una coyuntura en la que un país sufre el estancamiento de su economía y un aumento del costo de la canasta básica. Es un escenario muy complicado donde se solapan situaciones de alza de precios, aumento de desempleo y estancamiento económico. Nosotros no lo estamos ni lo estaremos mientras la economía se encuentre en rebote. El problema vendrá cuando ese rebote se descubra que no era una recuperación y la marea baje.

Estamos en manos de gente que maneja muy bien eso de la ventana de Overton, pero maneja muy mal la propia gestión. Al final, como siempre, esto depende de que seamos críticos con todo, no solo con lo que nos muestran, que leamos, que nos formemos, que relacionemos un hecho con otro. Si tienes una empresa, piensa en innovar, si trabajas para alguien, piensa en formarte. El futuro va de eso, de no esperar mucho de nadie y de invertir en ti y en los tuyos.

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Marc Vidal Marc Vidal

¿Deflación, inflación o hiperinflación? Ninguna de las tres; estanflación.

Algo que está empezando a afectar de manera importante a la inflación. Aunque no lo muestren de modo claro, la subida de precios es ahora mismo la primera preocupación económica de los bancos centrales. De momento aseguran que el repunte de los precios es consecuencia del encarecimiento de la energía, pero parece que hay alguna razón más: se han empezado a producir tensiones de precios por el 'boom' de la demanda y los problemas de oferta. Por primera vez en casi tres años, la inflación ha vuelto a tocar el 'umbral sagrado' para el Banco Central Europeo (BCE) del 2%. Este nivel de IPC es el fijado como el nivel de estabilidad de precios, a partir del cual surgen los problemas.

Aunque nos pongamos todos a vivir de noche, lo que vamos a pagar de electricidad cada mes no parece que vaya a reducirse. Algo que está empezando a afectar de manera importante a la inflación. Aunque no lo muestren de modo claro, la subida de precios es ahora mismo la primera preocupación económica de los bancos centrales. De momento aseguran que el repunte de los precios es consecuencia del encarecimiento de la energía, pero parece que hay alguna razón más: se han empezado a producir tensiones de precios por el 'boom' de la demanda y los problemas de oferta. Por primera vez en casi tres años, la inflación ha vuelto a tocar el 'umbral sagrado' para el Banco Central Europeo (BCE) del 2%. Este nivel de IPC es el fijado como el nivel de estabilidad de precios, a partir del cual surgen los problemas. Veamos cuales son las causas habituales de la inflación y cual es la que nos afecta:

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  1. La inflación por demanda: Aparece cuando aumenta la demanda general y la oferta del sector productivo no es capaz de hacer frente a esa demanda, por lo que suben los precios. 

  2. La inflación por costes: Se produce cuando aumentan los costes de producción, ya sea porque aumentan los precios de las materias primas, de la mano de obra o bien, porque suben los impuestos, lo cual provoca que los productores suban el precio final del producto o servicio para compensar dicha subida.

  3. La inflación autoconstruida: Surge ante expectativas de los productores de que van a subir los precios en el futuro y buscan anticiparse a ellos subiendo los precios primero, provocando que al final se cumplan sus predicciones por haber subido los precios.

  4. Por el aumento de la base monetaria: Cuando aumenta la base monetaria (cantidad de dinero que hay en una economía) provoca que aumente la demanda de productos más rápido que el suministro de los bienes y servicios de la oferta y ello provoca que aumenten los precios. 

Elige cual o cuales nos afectan, pero ¿qué pasa cuando tienes un poco de los 4 tipos? Pues que es muy probable que la tasa actual de inflación se supere durante los próximos meses, algo que podría motivar un cambio en la política de estímulos y obligar a cerrar el grifo de miles de millones de euros cada mes en la deuda pública para contener las primas de riesgo y facilitar la recuperación.

Es interesante analizar qué hizo el BCE en la última ocasión en que se superó el umbral del 2% de inflación. Fue en el año 2018, cuando la economía había cerrado ya por completo su ‘output gap’. Desde mayo hasta octubre de ese año, el IPC se situó en el 2% o levemente por encima, llegando a su nivel más alto, en el 2,3%. Sin embargo no retiró los estímulos. En ese momento, el BCE justificó que la subida del IPC se debía a factores coyunturales y que de ninguna manera significaba la existencia de presiones inflacionistas. Sus previsiones fueron correctas y los precios se moderaron rápidamente, hasta el punto de que en el verano siguiente el IPC cayó por debajo del 1%.

Pero te estarás preguntando ¿Qué ocurre con la inflación? ¿porque hay que contenerla por debajo del 2%? En los próximos meses se van a registrar importantes tensiones de precios en diferentes sectores. Ya están ocurriendo. En Estados Unidos, que lleva casi medio año de ventaja a Europa en la recuperación, anticipa lo que puede ocurrir en el Viejo Continente próximamente. Allí en abril, la inflación alcanzó el 4,2%, lo que supone el dato más alto registrado desde el año 2008, en plena burbuja inmobiliaria. 

Aunque la energía está jugando un papel clave también en EEUU, la subida de precios está siendo generalizada. El coste energético, si sube, se deriva en todos los bienes y servicios que necesitan esa energía para producir. Además se está produciendo un problema de economía básica: hay más demanda que oferta especialmente en materias primas por culpa del colapso derivado de los últimos meses. Hasta el mercado laboral tiene escasez de oferta de mano de obra en las últimas semanas que obliga a incrementar salarios y repercutirlos en lo que se vende. Estas tensiones en EEUU, entre la demanda acelerando y la oferta todavía contenida por lo que hemos vivido están generando importantes tensiones de precios. 

Si se observa el IPC subyacente (el que excluye los dos elementos más volátiles, energía y alimentos frescos), los precios están creciendo un 3% que es algo muy preocupante. Se trata de la cifra más alta registrada desde el año 1996, hace nada menos que 25 años. Estas tensiones de precios deberían ser pasajeras. Sin embargo, también hay un riesgo de que estas presiones de precios se consoliden. Y ese sí sería un riesgo para los bancos centrales y obligaría a replantear la política expansiva actual. 

Para los países más endeudados, este escenario es más que preocupante, ya que dependen de los tipos de interés bajos para mantener el gasto financiero bajo control. Es el caso de España, que con una deuda pública ya en el 120% del PIB, necesita mantener la financiación barata durante varios años. 

Según el último observatorio de la deuda de la AIReF (Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal) un incremento de un 1% de los costes de financiación de la deuda, tendría un coste acumulado de 15.000 millones de euros en solo cuatro años. Se trata de una cuantía muy significativa, que supera, por ejemplo, a la recaudación prevista con la subida de impuestos que incorporó el Gobierno al Programa de Estabilidad. La cosa es grave…

Esta es la preocupación. Los precios empiezan a dispararse. Esto suele precipitar la intervención de los bancos centrales. La subida de los tipos de interés y con la deuda que tenemos ahora mismo. Nada puede ser más catastrófico que que los bancos centrales empiecen a endurecer situaciones económicas y empiecen a subir los tipos de interés. 

Así que éste ahora mismo es el gran riesgo latente de la economía. Y es que los precios se están disparando de verdad. La Unión Europea registra precios altos. El máximo en dos años, desde octubre de 2018. Pero es que España tiene una inflación ya del 2,7 por ciento. Un país que está absolutamente parado tiene precios absolutamente disparados fundamentalmente por el calentón, el calambrazo eléctrico que estamos viviendo 

Esa subida de precios es el gran temor económico, porque con ella están obligados a actuar los bancos centrales. Si esta subida de precios es de verdad, el Banco Central Europeo va a tener que subir los tipos de interés. Es decir, subirá tu hipoteca si la tienes a tipo variable. Deberás pagar más intereses en el uso de herramientas financieras con tu empresa. 

¿Pero, es posible identificar lo que va a pasar? Esta es la gran cuestión algo en la que los bancos centrales jamás han acertado, porque una y otra han sido incapaces de ver cuando cambiaba el ciclo de la inflación. Ha ocurrido desde los años 60. En 1967, la Reserva Federal proclamaba estabilidad de precios, cinco minutos después empezaban los 14 años de mayor subida de precios vista hasta entonces.

Catorce años de inflación sostenida que ninguno de los bancos centrales vio llegar. Después llegaron los años 70, los años 80 y los precios crecían a niveles del 10 por ciento. ¿Se están enterando ahora o vuelven a desestimar el tsunami de la inflación? Debemos tener en cuenta que venimos de algo inédito. Nunca hemos parado la economía mundial tres meses y luego la hemos arrancado. Ese experimento no tiene precedentes en la historia reciente de la humanidad, desde que tenemos datos como económicos homogéneos

Tenemos indicadores que nos dicen que esto puede ser transitorio y se debería a que, simplemente, el petróleo hace un año estaba a 40 dólares y con el parón de la economía lo pusimos a 20 dólares. Ahora está dando círculos encima de 60. Entonces hay una parte claramente que es transitoria, que tiene que ver con el arranque de la economía, con cuellos de botella en las cadenas de las cadenas de valor y suministro. Pero la gran duda es si, manteniendo el desempleo actual puede producirse inflación sostenida. ¿Es posible una estanflación? ¿Estancamiento de la economía e inflación. 

Eso te lo cuento más abajo. Sigamos con el incremento de precios. Lo lógico es que entremos en una espiral de subida de precios, subida de salarios, subida de precios, subida de salarios y así ir calentando la economía hasta que los bancos centrales digan basta. Pero ahora mismo están subiendo los precios pero los salarios no. Y esta es la gran amenaza silenciosa en la economía, la subida de precios, la inflación sostenida.

Un cambio de ciclo que implicaría actuaciones del Banco Central Europeo, endurecimiento de hipotecas, endurecimiento de créditos empresariales y recorte en los préstamos a los gobiernos. Entonces, hacía donde nos dirigimos. ¿Que escenarios se pueden dar en el futuro próximo?

  • Deflación: la disminución de los precios. Es decir, inflación negativa. Con un rebote de la economía eso es improbable 

  • Inflación moderada: Elevación lenta de los precios dentro de los márgenes que la economía es capaz de digerir.

  • Inflación galopante: Niveles de inflación donde algunos productos pueden llegar a triplicar su precio en apenas un año, provocando una pérdida tremenda de poder adquisitivo.

  • Hiperinflación: Son aumentos de precios que generan graves crisis económicas, ya que el dinero no acaba valiendo prácticamente nada y el precio de los bienes y servicios resulta excesivo. 

Obviamente cuando alguien hable de hiperinflación no puede hablar de Europa. Una cosa son los titulares y otra los aspectos técnicos que lo definen. Lo grave es que luego tenemos un concepto como te decía antes que es muy chungo. Es la estanflación. La estanflación en un país es la combinación de inflación y decrecimiento económico. Este fenómeno mezcla estos dos conceptos, que cuando se producen a la vez son devastadores para la economía.

En otras palabras, la estanflación surge cuando la economía de un país se encuentra en recesión y a la vez se encarece el costo de vida. Procede del discurso frente a la Cámara de los Comunes que diera en 1965 el ministro de finanzas británico, Ian McLeod. El alto funcionario aseguró que el Reino Unido se encontraba en una especie de “stagflation”, combinando las palabras inflation (inflación) y stagnation (estancamiento).

Se trata de una coyuntura en la que un país sufre el estancamiento de su economía y un aumento del costo de la canasta básica. Es un escenario muy complicado donde se solapan situaciones de alza de precios, aumento de desempleo y estancamiento económico. Nosotros no lo estamos ni lo estaremos mientras la economía se encuentre en rebote. Los fondos europeos son para evitar esto. El problema es que para evitar la inflación que sí es muy probable que se produzca, se pongan en marcha los sistemas de defensa del BCE y amortiguen el crecimiento. Hay países a los que las subidas de tipos les afecta mucho menos que a España.

Por eso y por si acaso, ¿Cómo puede distinguirse que un país se halla en estanflación? Hasta mediados de los sesenta, estos dos graves inconvenientes macroeconómicos (estancamiento e inflación) se creían incompatibles entre sí. Pero resulta que es posible. las tasas de crecimiento negativo y el alto índice de paro puede venir acompañado de una espiral ascendente de precios. Algo que empobrece principalmente a los estratos medios y bajos de la sociedad y dificulta el crecimiento empresarial.

Según el Premio Nobel de Economía Paul Samuelson, la estanflación es un fenómeno “típico de las economías mixtas debido a factores diversos, dónde las sociedades generan mecanismos institucionales como subsidios de desempleo, salarios mínimos, segmentación del mercado laboral, entre otros, que hacen que la economía reaccione de forma distinta a la teoría. Los programas económicos que mejores resultados han dado para combatir este fenómeno son la flexibilidad laboral, la fiscalidad empresarial con incentivos, la distribución comercial menos rígida, la defensa de la competencia, una educación y formación ligada al aparato productivo y una modernización del modelo de crecimiento.

Vamos a vivir uno o dos años de crecimiento fuerte por comparación. Venimos de un 2020 con una caída del PIB inédita. Lo expliqué en un vídeo. Por lo tanto la estanflación no cuenta para el futuro próximo. Pero, si no somos capaces de gestionar adecuadamente los fondos europeos, y eso es algo que no hemos sabido hacer nunca (solo hemos sido capaces de aplicar a proyectos el 38% de los fondos de cohesión europeos durante 12 años y hemos devuelto a Europa el 62% restante), ya veremos que tal con los 140.000 millones que vienen. 

Si no los usamos bien, la economía se estancará en 3 años a la vez que el precio de la energia y derivados se irán encareciendo por que ‘la lucha contra el cambio climático, la sociedad del bienestar y el modelo tecnológico al que nos dirigimos, no es gratis’. 

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Economía, Industria 4.0 Marc Vidal Economía, Industria 4.0 Marc Vidal

Llamaron crisis a una deflación del capital. Ahora llaman recuperación a una deflación social.

En agosto de 2008 el mundo empezó a tambalearse. Alguien se dio cuenta de que en los paquetes financieros que se enviaban los agentes de cambio franceses y americanos había un componente que apestaba. En unas horas medio planeta sabía que la bola de estiércol que habíamos anunciado algunos años antes había empezado a rodar y se iba haciendo cada vez más grande. Se desconocía cual iba a ser su tamaño. Y así, creciendo una denominada crisis financiera, fue engordando y engordando. La esfera pasó de ser un asunto bancario a convertirse en el lodazal donde la economía ‘real’ ha estado embarrada todo este tiempo.

En agosto de 2008 el mundo empezó a tambalearse. Alguien se dio cuenta de que en los paquetes financieros que se enviaban los agentes de cambio franceses y americanos había un componente que apestaba. En unas horas medio planeta sabía que la bola de estiércol que habíamos anunciado algunos años antes había empezado a rodar y se iba haciendo cada vez más grande. Se desconocía cual iba a ser su tamaño. Y así, creciendo una denominada crisis financiera, fue engordando y engordando. La esfera pasó de ser un asunto bancario a convertirse en el lodazal donde la economía ‘real’ ha estado embarrada todo este tiempo.

Y todo el mundo la llamó ‘crisis financiera’, ‘crisis inmobiliaria’, ‘crisis subprime’ o, incluso directamente, ‘crisis de la hostia’. Y lo era. Obviamente era un agujero en el sistema de valor incalculable y que, de alguna manera, seguimos saboreando. Además, las soluciones que se impusieron tenían más que ver en falsear cuentas que en respuestas auténticas. Bancos que desaparecían al fusionarse entre ellos para finalmente aparecer un banco resultante de menor valor que la suma de los anteriores pero sin que por ello sucediera nada y todo el mundo se lo tragara como 'ingeniería financiera'. Y así nos ha ido. La deuda y el déficit no es que se estén arreglando mucho en ningún lugar. Cada vez más dinero de los presupuestos se destina a pagar intereses y no a lo que debería de ser: los servicios y estímulos precisos para que la gente viva mejor. De eso iba todo esto. De joderlo todo con dinero fabricado a expensas de la ciudadanía, de 'ponerlo en el sistema' y de que ya se pagará solo. Solo no se paga. Lo pagamos todos. De ahí que aunque estemos saliendo de la parte más profunda de la cueva, no se refleje en mejoras sustanciales. Hay más trabajo pero hay peores servicios. Pagamos más impuestos directos e indirectos y repercute en que las empresas no puedan invertir en bienes de manera tranquila. Hay que recaudar más porque se ha impreso demasiado dinero, se ha engordado el problema aunque no sea evidente a todos.

El boquete era inmenso y la imprenta de dinero ha sido un insulto a la inteligencia. Mientras tanto el mundo seguía girando. El planeta se iba automatizando. Un término sobrevolaba. Se le denomina ‘deflación del capital’ y, hasta hace menos de un año nadie utilizaba este concepto al referirse a nuestro momento económico. Fue en Davos hace poco más de un año que se inauguró oficialmente la era de la deflación del capital. Hasta entonces, ganadores del Premios Nobel, presidentes bancarios, directivos universales y demás reputados ‘expertos’ se dedicaron a definirlo todo como ‘la mayor crisis financiera desde 1929’.

Pero como decía, fue en un momento determinado que uno de ellos, tomó su Smartphone y se puso a hacer un vídeo. Etiquetó los protagonistas, lo geolocalizó, lo subió a la red, miró la televisión desde su teléfono, conversó por Skype, hizo varias fotos más, navegó, escribió una nota para un medio, contestó a su secretaria y se puso música finalmente para relajarse tras comprar un mes Premium en Spotify. Digamos que pasó así. Sin apenas pensarlo había definido con acciones lo que se denomina ‘la deflación del capital’. Todo cuanto hizo con un dedo y una pantalla requería una decena de dispositivos hacía tan solo veinte años antes. El importe para pagarlos también era diez veces más. ¿Debía tener alguna importancia sobre lo que estaban tratando allí? ¿Que lo sustituyera cada 18 meses también debía tener algo que ver? Antes su cámara de fotos duraba una década. Sonrió y siguió jugando al Candy Crush.

Pero al terminar la partida propuso, casi sin fe, que se creara una comisión de estudio que controlase a otro grupo de análisis que a su vez estableciera un equipo que investigara a los responsables del departamento del foro encargado de redactar el informe pertinente y que, en unos meses, se discutiría en ponencia marco a fin de saber si valía la pena o no redactar conclusiones para debatir en comisión. Ni idea si lo hicieron o lo están haciendo. Sin embargo, algún milenial, que para esto son más rápidos y no necesitan tantos intermediarios, ya estaba escribiendo sobre el tema.

La deflación del capital tuvo que ver con todo. Sigue teniendo que ver. Pensar que lo que vivimos sólo es derivado financiero no sujeto a un cambio productivo mundial fue el error y puede estar siendo un suicidio actualmente. Pocos gobiernos están entendiendo el problema. Se acaba la propiedad tal y como la hemos entendido. Se termina la compra para el deshecho. El producto pasa a servicio y el control del Estado es una entelequia. La economía circular, las plataformas sociales, la impresión en tres dimensiones, la inteligencia artificial y el nuevo consumo colaborativo están cambiando todo definitivamente.

La deflación del capital, o llámalo como quieras, no es más que una manera de definir un mundo nuevo que ha explotado frente a uno anterior. Prometer empleo a día de hoy tal y como se plantea es un ejercicio de irresponsabilidad o desconocimiento que asusta de nuestros gobernantes o postulantes a serlo. Un insulto a la inteligencia cuando lo que sabemos es que la tecnología, al principio, se funde el empleo que da gusto. Bien estaría que, para que esa transición, a un mundo donde trabajaremos menos horas, donde trabajaremos de otro modo, donde trabajaremos en cosas que no sean substituibles por máquinas y donde el concepto trabajo será un nuevo contrato social a definir todavía, se empezara a establecer directrices y liderazgo realista y al respecto. Esto no va de ir prometiendo hasta meter, va de mitigar un tremendo y doloroso escenario a cinco años vista. El mundo puede ser mejor, mucho mejor, pero sólo lo va a ser allí donde la previsión no sea la que tuvo el Fondo Monetario Internacional o gobiernos de café y pastas.

Esto no va de hablar de rentas mínimas a jóvenes menores de no sé que edad. Ni de ajustar la vida laboral por arriba o por abajo. No va de subir impuestos para soportar una sociedad del bienestar inasumible. Va de preparar todo ello para que sea posible. No va a haber trabajo para todos. Ni con nuevas habilidades. La tecnología se va a encargar de ello como ya jubiló nuestra cámara de fotos, nuestro GPS, nuestra televisión del cuarto, nuestro vídeo, nuestro ordenador de mesa o nuestro propio teléfono tradicional. Lo va a hacer con nuestro empleo. 

Por eso debemos exigir que el comportamiento de quienes ‘dirigen’ no sea maniqueo. Ni blanco ni negro, ni bueno ni malo, ni rentas mínimas de derechas ni de izquierdas. ¿Cómo piensan pagar ‘los de izquierdas’ una renta mínima? ¿Cómo piensan no instaurarla ‘los de derechas’ y que el mundo siga girando? A ver si la solución pasa por dinamizar la empresa privada, estimularla para que se modernice y rebajar los impuestos para facilitar su competitividad. Con empresas eficientes, rentables e internacionalmente competitivas se podrá plantear un mundo cuya deflación económica bien podría estar ya gestando una deflación estructural, de tipo social. O bajan impuestos a las empresas de una puta vez o no va a haber manera de sujetar este tinglado a medio plazo.

El tiempo disponible para preparar esa sociedad inmediata se va agotando. Seguir presionando a la empresa para que pague el dispendio y sus intereses convierte en crónica una situación que sólo tenía que ser transitoria. Le llamaron Crisis y era una deflación del capital. Ahora le llaman recuperación y puede ser una deflación social.

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Marc Vidal Marc Vidal

HABLANDO DE DEFLACION

El IPC alcanzó la tasa interanual negativa por primera vez en su historia al caer ocho décimas en marzo. Concretamente se ha situado en el -0,1% según los datos publicados hoy por el INE. Aunque técnicamente aun no estamos en deflación pues para el FMI eso debe pasar al menos durante dos trimestres, si es cierto que la situación empieza a ser parecida a una deflación sobretodo por lo inédito del tema. Además, en la práctica, hace mucho que los precios caen en las comparativas trimestrales. La verdad es que los que hablábamos del peligro de la deflación y de las altas posibilidades de ver tasas negativas en el IPC español, fuimos tratados de visionarios ecatómbicos y de cosas peores.

El IPC alcanzó la tasa interanual negativa por primera vez en su historia al caer ocho décimas en marzo. Concretamente se ha situado en el -0,1% según los datos publicados hoy por el INE. Aunque técnicamente aun no estamos en deflación pues para el FMI eso debe pasar al menos durante dos trimestres, si es cierto que la situación empieza a ser parecida a una deflación sobre todo por lo inédito del tema. Además, en la práctica, hace mucho que los precios caen en las comparativas trimestrales. La verdad es que los que hablábamos del peligro de la deflación y de las altas posibilidades de ver tasas negativas en el IPC español, fuimos tratados de visionarios hecatómbicos y de cosas peores.

Sin ir más lejos, hace menos de un mes en unas jornadas sobre blogs y redes sociales tuve que aguantar como un contertuliano, ante medio millar de asistentes, aseguraba que mis pronunciamientos acerca de los ciclos económicos eran dispares de manera que por eso acertaba. Dijo que era lo que le habían dicho en una cena y le creo. Sin embargo no entendí a que se refería, lo único que tengo claro es que aquí hace meses que venimos avisando de que se nos avecina una deflación tóxica. De hecho, si la acusación era acerca porque en un momento dado aquí hablamos de estanflación, luego de deflación y en el futuro hablaremos de hiperinflación, es una acusación vacía que viene de gentes sin conocimiento sobre economía, puesto que ese triple escenario es una cadena más que probable, áltamente académica y que no desacredita a quien la pronuncia sino que es la garantía de que sabe de que habla. Adjunto lista de posts

  1. QUE ES LA DEFLACION EN TERMINOS DIDACTICOS
  2. ARGUMENTOS PARA IR DESENFLACIONANDO
  3. PORQUE ES TAN MALA LA DEFLACION
  4. QUE ES LA DEFLACION TECNICA
  5. EN QUE CONSISTE LA ESTANFLACION
  6. LAS SIETE PLAGAS Y LA ESTANFLACION

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