Finlandia forma (gratis) en Inteligencia Artificial básica a su población.

Cuando decimos de que hay países que se subieron al tren del futuro y otros seguimos en el andén no es una frase hecha. La lista de territorios que abordan los cambios tecnológicos como una oportunidad frente a los que o bien los contemplan como un riesgo o, sencillamente, los obvian. Por poner un ejemplo, debemos mirar hacia el norte inicialmente. Finlandia creó un curso sobre inteligencia artificial para sus ciudadanos en 2018. A primera vista parece un hecho menor, de simple formación social, pero detrás de algo así se esconden dos patrones. El primero es el que se traslada a toda la población y a los sectores productivos con respecto a la necesidad de afrontar la alta tecnología como algo transversal. El segundo, la evidencia de que hay un plan, un sistema previsto para estructurar un nuevo modelo de crecimiento.

Cuando decimos de que hay países que se subieron al tren del futuro y otros seguimos en el andén no es una frase hecha. La lista de territorios que abordan los cambios tecnológicos como una oportunidad frente a los que o bien los contemplan como un riesgo o, sencillamente, los obvian. Por poner un ejemplo, debemos mirar hacia el norte inicialmente. Finlandia creó un curso sobre inteligencia artificial para sus ciudadanos en 2018. A primera vista parece un hecho menor, de simple formación social, pero detrás de algo así se esconden dos patrones. El primero es el que se traslada a toda la población y a los sectores productivos con respecto a la necesidad de afrontar la alta tecnología como algo transversal. El segundo, la evidencia de que hay un plan, un sistema previsto para estructurar un nuevo modelo de crecimiento. 

En 2018, instituciones, universidades y empresas de Finlandia impulsaron la creación de un proyecto llamado Element of AI, un curso sobre inteligencia artificial para gente sin formación previa en este campo, que ofrece certificación de un modo totalmente gratuito. Hasta la fecha más del 2% de los finlandeses han tomado el curso. El objetivo que busca esta iniciativa es la de proporcionar al mayor número de ciudadanos la posibilidad de adquirir nuevas habilidades para trabajar en entornos dónde la inteligencia artificial va ocupando espacios cada vez más relevantes. 

Normalmente insisto, en mis libros, conferencias e, incluso cuando el tiempo lo permite, en televisión, que ningún robot nos debería quitar el empleo, que en todo caso quién nos lo quitará será una persona que se lleve mejor que nosotros con ese robot. En el caso de las posibilidades que representa un sistema experto e inteligente en cuanto a la sustitución de puestos de trabajo, lo evidente es que debemos descubrir que no podrá ser automatizado o sustituible porque esas serán las habilidades a estimular. Por eso es tan importante formarse en Inteligencia Artificial, es el mejor modo de saber la ubicación definitiva de cada uno de nosotros en el futuro inmediato.

Por cierto, el curso está disponible desde ya sin restricciones territoriales por lo que, en seis semanas y dedicando cinco horas cada una de ellas, puedes hacer también tú el curso en inglés. No estaría de más que nuestro gobierno no sólo se inspirara en propuestas como esta sino que las llevara más allá, en el sistema educativo, en las ayudas a empresas y en la concienciación de que la revolución tecnológica que vivimos puede ser una oportunidad y no una agresión laboral. Aquí te listan otros cinco cursos online más sobre inteligencia artificial que podemos aprovechar.

Se me ocurre que este tipo de curso podría adaptarse a nuestro sistema educativo primario. No solo por la noticia que ya explicaba anteriormente sobre que aproximadamente un 40% de los trabajos que más interesan a los jóvenes de entre 10 y 15 años españoles están en riesgo de automatización. Y más cuando, según la tercera edición del estudio anual que LinkedIn sobre las profesiones emergentes que irrumpen en el mercado de trabajo de nuestro país, se identifican que las salidas profesionales con mayor perspectiva y las elegidas por esos jóvenes distan a años luz.

Veamos. Las profesiones con mayor proyección son según ese informe reciente las de:

1⃣ Especialista en Inteligencia Artificial
2⃣ Desarrollador de Salesforce
3⃣ Especialista en Customer Success
4⃣ Ingeniero de Robótica
5⃣ Especialista en Ciber Seguridad
6⃣ Agile Coach
7⃣ Consultor de Cloud
8⃣ Desarrollador de Python
9⃣ Científico de Datos
1⃣0⃣ Desarrollador de Big Data
1⃣1⃣ Ingeniero de Datos
1⃣2⃣ Representante de Help Desk
1⃣3⃣ Representante de Desarrollo de Negocio
1⃣4⃣ Representante de Desarrollo de Ventas
1⃣5⃣ Ingeniero de Cloud

Sin embargo, las expectativas laborales de los jóvenes y las particularidades del mercado laboral influyen en el riesgo de que los empleos elegidos desaparezcan. Esto podría ocurrir dentro de una generación, cuando los estudiantes, de unos 15 años, tengan 30. Es decir, justo en el momento comprendido entre encontrar sus primeros empleos o despegar en sus carreras.

Las diez expectativas principales para las niñas son médicos, maestras, empresarias, abogadas, enfermeras, psicólogas, diseñadoras, veterinarias, periodistas, policías y arquitectas. Para los chicos, en orden de preferencia, ingenieros, empresarios, médicos, programadores, deportistas, maestros, policías, mecánicos, abogados y arquitectos. Ninguno habla de las profesiones del listado de LinkedIn. Resulta preocupante que un número creciente de jóvenes parece elegir su empleo soñado entre una pequeña lista de las ocupaciones tradicionales y más populares, las de siempre. 

De ahí la importancia de la formación orientativa en nuevas tecnologías, llegue de donde llegue y cueste lo que cueste. Básicamente porque el 60,6 % de las alumnas y el 53,9 % de los alumnos han recibido orientación por parte de un profesional habitualmente que ejerce una de esas profesiones amenazadas y casi ninguno en sesiones que les expliquen como se trabaja en profesiones ‘del futuro’.

A todo esto, la montaña de conflictos no se erosiona. Los problemas que vive el campo son la antesala de los que se vivirán en otros sectores ante la falta de tecnología asociada a la eficiencia y al recorte de la cadena de distribución. Por este motivo las palabras sobre un plan digital o una derivada similar deben dar paso urgentemente a las acciones. Finlandia ofrece un ejemplo, sencillo, pero hay muchos más. Muchos ejemplos que en mi último libro llamo ‘Ministerio del Futuro’ pero que podemos nominarlo como queramos. Formar a la población en aspectos tecnológicos y no perder el tiempo en otros ‘temarios’ es determinante. Es prioritario hacerlo, además, en el ámbito educativo para ofrecer un futuro con oportunidades para nuestros jóvenes. Lo relevante es, básicamente, que al futuro no se le espera, el futuro se conquista. No hay otra.

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Economía, Politica Marc Vidal Economía, Politica Marc Vidal

Finlandia liquida su experimento sobre la Renta Básica Universal, pero no del todo.

A principios del año pasado Finlandia lanzó la primera prueba piloto en toda Europa de lo que llamamos Renta Básica Universal. Durante este tiempo y a lo largo de dos años en total, dos mil ciudadanos desempleados elegidos al azar van recibiendo un pago mensual exento de impuestos de unos 560 euros. A falta de ocho meses para evaluar en su conjunto la medida, el gobierno finés ya ha dicho que no piensa desplegar esta medida mucho más allá. De hecho, la negativa a sumar 61 millones de euros al plan previsto a final de año para ampliar el proyecto a ciudadanos también con trabajo, ha supuesto el fin del debate acerca de si la renta básica tiene futuro o no en este país escandinavo. Lo único que de momento se mantendrá durante 2019 es el mismo modelo actual, un pago menor a los desempleados que no difiere mucho a otras modalidades que disfrutan países diversos.

A principios del año pasado Finlandia lanzó la primera prueba piloto en toda Europa de lo que llamamos Renta Básica Universal. Durante este tiempo y a lo largo de dos años en total, dos mil ciudadanos desempleados elegidos al azar van recibiendo un pago mensual exento de impuestos de unos 560 euros. A falta de ocho meses para evaluar en su conjunto la medida, el gobierno finés ya ha dicho que no piensa desplegar esta medida mucho más allá. De hecho, la negativa a sumar 61 millones de euros al plan previsto a final de año para ampliar el proyecto a ciudadanos también con trabajo, ha supuesto el fin del debate acerca de si la renta básica tiene futuro o no en este país escandinavo. Lo único que de momento se mantendrá durante 2019 es el mismo modelo actual, un pago menor a los desempleados que no difiere mucho a otras modalidades que disfrutan países diversos.

Al 'money for nothing' le ha surgido un rival llamado 'money for something'. Lo interesante no es si se mantiene o se amplia, sino que conclusiones extrae de este experimento uno de los países con mayor predisposición a llevar a cabo este modelo de bienestar social denominado por algunos como ‘paternalista’ y dependiente. De hecho, Petteri Orpo, ministro de finanzas finlandés, considera que se debería dar una modelo de crédito universal una vez este proyecto termine. El crédito universal sería un pago único de la propia seguridad social que reemplazaría todos los beneficios que provienen por varias fuentes, como el apoyo a ingresos o el cuidado de niños, personas dependientes, etc. La cantidad de dinero que recibe una persona en ese pago depende actualmente del ingreso de una persona; aquellos que ganan más dinero reciben menos en su crédito. Según el ministro, ese debería cambiar y generar un crédito universal diferente para todos según sus necesidades.

El sistema del crédito universal se diferencia del ingreso básico en que el segundo es idéntico para todos y el segundo no. Según algunos miembros del gobierno finés, la primera medida no desincentivaría a las personas a buscar empleo mientras que la segunda, dicen, ya se ha demostrado que si lo provoca. Siguen habiendo muchos defensores del plan original. En los últimos años ha aumentado el número de emprendedores tecnológicos que así lo defienden. Elon Musk, CEO de Tesla y SpaceX, Chris Hughes, Facebook cofounder, y Ray Kurzweil, Google's futurist engineering director.

El debate está avanzado en algunos países, ¡que envidia!, mientras que en otros lugares esa discusión eminentemente política y determinante para el futuro automatizado y robótico al que nos dirigimos, ni se está produciendo ni se le espera. Antes de hablar de módulos de sujeción social como la renta básica o el crédito universal, deberíamos ir pensando en como generamos un nuevo modelo de estructura y crecimiento económico que pueda incorporar la tecnología obligatoria para ser competitivos en un mundo global. Sin eficiencia ni competitividad y abandonando modelos cíclicos, el como vamos a establecer pensiones, rentas o ayudas sociales a amplias capas laborales incapaces de reinventarse, se hace muy difícil de prever.

Pues como digo, mientras unos siguen con sus debates fratricidas sobre colores, natillas o meriendas, en otros lugares del mundo tienen claro que el que quiera conquistar el futuro y el bienestar de sus ciudadanos debe ponerse lo antes posible a debatir, probar y diagnosticar. Curioso que en ese análisis la propia Unión Europea tenga tan poco que decir. En Finlandia, con toda su diferencia social, demográfica y de temperatura si me apuras, sirve para contemplar ese debate aunque no podamos participar. Pero también lo vemos en Reino Unido donde en 2013 se introdujo un tipo de crédito universal que, aunque no funcionó excesivamente bien al principio, sí ha permitido mantener un determinado punto de análisis en el que basar el futuro.

Por eso parece que Finlandia se inclina más hacia un sistema de pago universal que a desestimarlo del todo. En diciembre pasado, el Parlamento finlandés aprobó una ley que exige que las personas que reciben beneficios del gobierno, busquen empleo activamente e informen de sus esfuerzos a los funcionarios cada tres meses. La legislación, que entró en vigor en enero, se alinea con un cambio futuro hacia un sistema universal en su variante crediticia probablemente.

Y eso podría ser bastante bueno para los finlandeses. Un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos descubrió que un crédito universal podría reducir la tasa de pobreza en Finlandia del 11.4% al 9.7%. Tomemos con pinzas cualquier cosa que venga de la OCDE que mantenía como posible el crecimiento económico dos minutos antes de la caída del sistema bancario hace unos años. Pero sin embargo, las fórmulas que se utilizan en el cálculo de esta especie de maqueta social y territorial que supone Finlandia podría estar dando la clave de por donde ir en caso de tener que empezar a determinar los espacios sociales y económicos tras la revolución industrial 4.0 que ahora mismo nos está engullendo.

La Renta Básica Universal no es de derechas ni de izquierdas, es al parecer algo casi inevitable. El problema es que en el ejercicio de esa modalidad si hay un planteamiento que puede ser liberal o no. Si esa renta se plantea como un pago universal sin análisis de ningún tipo más allá del hecho de ser ciudadano, la línea fina entre el subsidio universal y el soporte vital es muy limitada. Sin embargo, un modelo de crédito basado en aportar los servicios fundamentales que requiere un ciudadano y vincularlo a la consecución de todo lo que comporta el nivel de bienestar que un país pueda generar, si podría responder precisamente a ir resolviendo el desequilibrio que casi sin remedio va a ir generándose en los próximos años.

Recordemos que una revolución industrial como la que vivimos ahora, en el tiempo de varías décadas la acabaremos de delimitar, siempre pasan las cosas en el mismo orden. Primero hay una disrupción tecnológica, luego laboral, le sigue la económica, la cultural, la artística incluso y, finalmente, la política. El problema es donde se incorpora la revolución sociológica. En el si es antes o después de la política y la económica, se determina la fractura y la cicatriz que todo ello va a generar entre los que siempre pagan los patos: la hipotética clase media y las familias con menos recursos.

Hoy, seguir sin definir cual va a ser nuestro papel en esta revolución, sin determinar como debe ser nuestro modelo de crecimiento económico y sin estimularlo, es un suicidio colectivo de dimensiones bíblicas. Seguramente falta tiempo, el tiempo que necesita un político no tradicional. Períodos de 4 años, ampliables a 8 normalmente, llevan a tomar decisiones muy tácticas y poco estratégicas y, por suerte o por desgracia, ahora nos hace falta un plan para dinamizar sectores y modelos de futuro a largo plazo. España es el 12º país del mundo en PIB, momento sin duda para volver a utilizar esa hipotética recuperación para plantear inversión en tecnología, nuevos modelos productivos, investigar en el papel que juega todo ello en el futuro inmediato y, especialmente, cimentar la política económica que requerirá una sociedad donde tener o no tener pensiones sea indiferente, pues se estime tener un escenario vinculado a la renta básica o al crédito universal por ejemplo. El problema, como en todo, es que este debate algunos países como el nuestro lo sitúan en Alpha Centauri.

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