Las noticias que llegan del futuro
La enorme transformación socioeconómica que vivimos tiene que ver con que los puntos conexión entre sociedad y tecnología se han visto afectadas de manera irreversible. Desde la economía a la educación, pasando por la tecnología o el empleo, vamos asistiendo a un nuevo escenario de relaciones como colectivo. La pertenencia a un grupo, la identidad del mismo, la gestión colaborativa, el valor difuso de la propiedad, lo virtual, el conocimiento como producto, los servicios agregados, la digitalización de la existencia, el recuerdo colectivo o cualquier nuevo patrón que vincule lo digital y lo humano se ha sublimado como nunca antes.
¿Qué puede hacer una pyme, una startup o un emprendedor ante esta tormenta bíblica? Probablemente ir hacia ella y entenderla y, para comprender exactamente por donde va, es preciso destacar los elementos sobre los que se apoya. Cualquiera que defina su modelo de negocio en estos días, ya sea como fundador o como directivo que quiere transformar su empresa deberá vincularse a la mayoría de estos factores en los que se sujeta la composición genética de la propia red.
La eliminación de fronteras y la capacidad de llegar a cualquier lugar del mundo sin necesidad de una presencia física aprovechando los sistemas inteligentes y de los objetos que los representan, alcanzar el punto de venta global como factor determinante y la eliminación de muchos factores tradicionales de venta que hasta ahora significaban muros infranqueables. La publicidad segmentada relanza todo ese enfrentamiento de nicho contra el supermercado.
La inmediatez, la posibilidad de gestionar los negocios en tiempo real a partir de la automatización de procesos que permitan autogestionar diferentes fases de la producción, de la información y de las relaciones complejas comerciales o laborales.
El acceso a un número indeterminado e inmenso de clientes y segmentos de compra, en el mercado del ‘long tail’, con nichos minoritarios de productos y consumidores que antes no era rentable abordar comercialmente o que en cuya demanda de tipo escaso era difícil de localizarse.
El valor de mejora de la información disponible, asi como una mayor posibilidad de intercambio de dicha información en procesos productivos y comerciales.
La nueva composición estructural de la cadena de valor, con una reducción de intermediarios y con las ventajas competitivas que nos llegan de la eliminación de fases que hacian menos eficiente cualquier segmento empresarial.
Y la cooperación, esa la posibilidad de que los consumidores aporten y compartan sus conocimientos y que de algun modo se conviertan en participes de la creación empresarial. El adelgazamiento de la linea que separa empresa y consumidor, trabajador o ofertante de servicios, cuando una plataforma otorga ese punto de conexión entre lo que aun no es legal y lo que es inevitable, provoca el nacimiento de modelos de negocio incomprensibles para muchos todavía, pero claves para comprender el futuro inmediato.
Por primera vez en la historia cualquiera de nosotros puede crear un contenido y subirlo al espacio de consumo masivo sin necesidad de edición o control previo. La supervisión es opcional y la autorización una quimera. Internet ha hecho posible que todos tengamos al alcance de un dedo la tecnología suficiente para crear y publicar un contenido de cualquier tipo y enriquecido con imagen y sonido. Todo sin costes excesivos y casi sin dificultad. Sucede con el material de consumo, pero también con todos los aspectos que nos ocupan como individuos sociales. Desde crear tiendas y vender productos hasta ofrecernos para conceder cualquier servicio.
Es lógico que se esté molestando los del sillón hereditario. Tanta revolución no gusta a quienes puede remover sus cimientos. Pero es imparable. Todo está en constante transformación y cada vez es más profunda y más rápida, como cuando dejamos caer algo desde una altura considerable. Toma aceleración hasta que la caída es a velocidad constante. Nuestro mundo aun está lejos de alcanzar ese punto de crucero, de momento, sólo acelera.
Idéntico escenario y motivo, diferente seguimiento. Esperando la ‘fumata bianca’ en la Ciudad del Vaticano.
La suerte que supone vivir en un momento de la historia como este no todos lo valoran. No todos identifican lo extraordinario y único que es para el género humano asistir a tanta transformación, inventos, cambios y de manera tan gigantesca. No es una pena, es una suerte. Vivimos tiempos en los que todo cuanto conocemos está bajo una mutación rápida e inédita. Nada será igual. Pensar en términos del pasado es retrasar el desenlace. Ni pensiones, ni propiedades, ni modelos de protección social, ni el acceso al trabajo, a la información, al debate, o lo que sea, seré en apenas diez años como ahora creemos. Todo será sustituido por algo. De todos depende que esos cambios inevitables se aprovechen para mejor.
Los molestos son los de siempre. Los que ven peligrar sus privilegios. Sin embargo esta revolución está liquidando el viejo modo de generar información y de distribuirla para, a partir de la tecnología exclusivamente, cambiarlo definitivamente. Ya no hay directores de opinión. No hay quien define la línea editorial como monopolio de la opinión pública. Al igual que la Iglesia perdió el control del conocimiento, la red ha logrado que la información circule sin intermediarios que puedan retocarla a su gusto. La censura en Internet es un oximorón en la mayoría de los casos.
Y es que Internet está todavía muy en sus inicios. Solo vemos el primer capítulo de lo que significará. Conectar objetos será la segunda parte y luego vendrá una propiedad exponencial y de consecuencias imposibles de imaginar: una red que piense por si sola y que vincule cosas, datos y opiniones.
Las grandes compañías, empresas más pequeñas o lobbys económicos se debaten entre proteger sus negocios tradicionales o en acelerar la transformación. Cada noticia que nos llega del ‘futuro’ nos indica que ese debate en si mismo es viejo e innecesario. Miremos al pasado. Kodak tenía cuatro mil empleados y era el repositorio universal de imágenes cotidianas. Hoy, Instagram, con apenas cuarenta es lo mismo. Lo inmediato siempre gana. No esperes.
Perspectiva digitalizada
A petición de algunos de los alumnos del postgrado para emprendedores en el que participo en Miami invitado por Globovisión, replico un artículo que escribí hace unos meses y que se utilizó en clase hace unas semanas. Desean detectar el feedback sobre el mismo y detectar si sus opiniones son equiparables a la de los lectores. El post versa sobre modelos económicos inminentes y en los cambios que se avecinan y sobretodo como afectarán los procesos de modernización irrenunciables a la realidad empresarial de tipo tradicional. En ese sentido referencio un caso personal que ejemplifica un proceso de transformación de un negocio analógico en otro entroncado en la nueva economía a través de la innovación bien entendida. Os dejo con el caso.
Hace un par de años un amigo me llamó para pedirme ayuda. Su negocio estaba en quiebra. Tenía un desguace de vehículos y, contrariamente a lo previsto, la crisis no le estaba beneficiando. Sus ventas habían caído en picado. Su modelo de negocio dependía de que los automóviles que debía descuartizar no eran suficientes para ofrecer un recurso atractivo a los escasos compradores que se acercaban a su superficie en las afueras de una pequeña población al norte de Barcelona.Me instalé en su empresa durante dos semanas. Examiné los procesos y hablé con los implicados. Al poco le ofrecí una solución que resultó ser muy beneficiosa. Lo primero que le comenté era que su sistema de desguazar los autos debía estar sintetizado. Para ello compré una base de datos que aportaba la mayoría de modelos y marcas del mercado. El sencillo software que instalamos en una PDA permitía que el desmontaje se codificara y concediera una ubicación ordenada de todas la piezas. Asi se lograba una eficaz distribución y una eficiente inventario a tiempo real. Ese listado se incorporaba a una base de datos en las oficinas de la empresa. Hasta ese punto nada nuevo, nada especial.
No disponíamos de ninguna característica que diferenciara ese negocio de otros que ya hacían algo parecido. La singularidad, el diferencial, el valor añadido se logró en el preciso instante que esa base de datos, esa eficiente máquina de ordenar las existencias, se digitalizó en la red. A partir de ese instante las ventas online empezaron a producirse. En menos de un año la facturación aumentó a niveles impensables durante la crisis. A pesar de todo esto, no nos paramos. Ramón, que así se llama el hombre que decidió no detenerse ante las dificultades, preguntó si era factible vender piezas de coches clásicos por Internet.
Fue posible. Esa es ahora una de sus principales ofertas. Se ha convertido en un hub de captación para los coleccionistas y un conector para los exclusivos clientes que se esconden tras el apasionado mundo de los coches de autor. Ahora sus ventas se miden por países y no por comarcas.
Escuchando a los que nos gobiernan y atendiendo a los que garantizan nuestro ahorros, no puedo más que pedir a todos los que nos encontramos aquí que no se detenga nadie, que no se duerman, que hay oportunidades pero todas requieren afrontar los retos con entusiasmo y valor.
El panorama no invita a la tranquilidad. Todo lo contrario pero si a la reacción. El Estado, cobardemente, esconde la tasa de pobreza real, pero esos números van suministrando el veneno necesario para que, por mucho que se estimule la economía, cada vez haya menos masa real para que las medidas sean eficientes. A medida que pasa el tiempo hay un mayor número de personas que dependen del servicio público y cada vez menos del estímulo público. Con lo primero sobrevives, con lo segundo emprendes. En mucho de estos casos de pobreza incipiente se esconde una perversa reacción en cadena. Un ciudadano que se ve expulsado de su modelo de vida por culpa de una crisis imperceptible aparentemente, un intento de lograr ser de nuevo asalariado y un rechazo persistente del sistema por diversos motivos. El camino se tuerce y cada vez está más lejos la salida. En el caso de que considere que lo mejor es emprender, es tomar las riendas de su vida y sus proyectos, se encuentra con mil obstáculos como hemos ido viendo. Desde los legales, los culturales y los intelectuales. Incluso uno mismo no se ve capaz de saltar, pues todos los resortes y herramientas de una sociedad apalancada caen sobre ti cada vez que piensas en el modo de salir del agujero.
Emprendedor Rockstar
En su blog, Juan Corbera hace una descripción de lo que denomina un emprendedor RockStar y me incluye entre los que considera visten esa definición. Obviamente es una metáfora y como tal puede ser discutible, pero lo que si es cierto es que algunos elementos encajan de manera emocional en como yo mismo entiendo la emprendeduría. Habla de trabajar rápido, de generar grandes equipos, de no estar condicionados por el fracaso, de que solemos hacer bastante ejercicio, de que lideramos proyectos que a veces no son nuestros pero los vivimos como si lo fueran, de que asumimos riesgos continuamente por ser tremendamente estimulante, de que somos muy optimistas, a lo que añadiría que no por ello dejamos de ver el escenario real con una visión crítica, que intentamos formarnos continuamente y aprender de los que me rodean, (en mi caso doy clases en la universidad para aprender de mis alumnos) y, obvimente, habla del trabajo global y, cómo sabéis, no conozco el valor de las fronteras más que para pagar recargos aduaneros. Un artículo que me hizo pensar en si el valor de ser emprendedor a pesar de todo tiene mucho en que alguien me inspiró a serlo y que papel juego yo mismo para que otros se inspiren.