¿Te estás preparando para el mundo que viene? ¿Que vas a ser?
Mientras lees esto. Durante la emisión del último documental sobre animales de ‘la 2’. Cada vez que sales a tomar un gintonic o te refugias en la lectura de un libro. Al revisar el trabajo escolar de tu hijo. Esperando un taxi. En el instante que amanece o se pone el sol. Cada vez que cierras la puerta de casa o consultas tu correo. En cualquier momento. En todos esos minutos en los que el planeta gira en un sentido concreto, alguien está acabando el arquetipo del mundo que lo hará girar en otro.
Mientras lees esto. Durante la emisión del último documental sobre animales de ‘la 2’. Cada vez que sales a tomar un gintonic o te refugias en la lectura de un libro. Al revisar el trabajo escolar de tu hijo. Esperando un taxi. En el instante que amanece o se pone el sol. Cada vez que cierras la puerta de casa o consultas tu correo. En cualquier momento. En todos esos minutos en los que el planeta gira en un sentido concreto, alguien está acabando el arquetipo del mundo que lo hará girar en otro.
Se trata de gente que ahora mismo está preguntando a un algoritmo cuestiones que precisan un razonamiento, generando dudas en una máquina, procurando que los procesos binarios se asemejen lo máximo a los neuronales o, sencillamente, creando empresas que lo van a cambiar todo definitivamente. Gente que nació cuando Internet ya existía. Personas que no tuvieron que adaptarse como sí tuvimos que hacerlo los nacidos cuando, al pensar en el futuro, imaginábamos coches voladores pero éramos incapaces de visualizar lo que ha significado Internet.
Internet es el "culpable" de todo. Es el hilo conductor de la mayor revolución que ha vivido nuestra especie. Un cataclismo de punta a punta de este pequeño planeta. Un escenario de cambios que se suceden a una velocidad que no alcanzamos a comprender. Cambios que provienen de la propia mutación de la red. Un mecanismo poderoso que lo ha modificado todo.
En cada nuevo avance que le afecta, el giro es absoluto. Recordemos ya todos los ‘internets’ que hemos vivido. Todo empezó con un Internet Técnico. Los primeros años de un modo de comunicar que permitía trasladar información cifrada de un lugar a otro aprovechando la posibilidad de eliminar todas las barreras. Luego llegó un Internet Empresarial. Antes del año 2000 las empresas se lanzaron a la conquista de su ‘espacio web’. Avanzábamos hacia un mundo digital en el que las compañías con mayor potencial determinaron el rumbo de para qué podía ser útil económicamente la red de redes.
Más tarde, un Internet Social donde el sistema que supuso modificar el lugar en el que pasaban las cosas generaba una libertad total al usuario. De las cadenas que suponía la instalación de software en tu computadora a sencillamente ese nuevo escenario en el que tu ordenador es la ‘pantalla’ de algo que pasa en el servidor remoto de alguien. Ya no teníamos que descargar nada, todo sucedía en otro lugar. Así nacieron las redes sociales.
Ahora, otra nueva tecnología modifica el escenario. Todo es automático. Internet automático. Va sólo. El 90% de cuanto sucede ya no tiene que ver con nuestra acción o deseo. El Big-data y la inteligencia artificial se ejecutan sin atender a consultas previas. Lo está cambiando todo hasta el punto de que esa red ya no es esencialmente como ninguna anterior y está suponiendo la creación de lenguajes y protocolos que permiten a las máquinas hablar entre sí creando la "Internet de las Cosas".
Pero eso no termina ahí. Mucho más allá que automatizar. En breve, en cinco minutos, la Internet posthumana, la que llamaremos Internet del Todo, conformará un escenario donde el concepto cobertura o conexión tendrán el mismo efecto para nosotros como lo tienen ahora una cinta cassette al lado de un bolígrafo Bic transparente. A cada evolución, a cada cambio que simplifica un proceso, cada vez que una línea de código es eliminada de un programa para simplificar el mismo proceso, nos acercamos a un nuevo y radical cambio. A una nueva disrupción tecnológica.
Si tienes una empresa no te preguntes si te va a afectar la disrupción tecnológica. No. Pregúntate cuándo va a pasar o, mejor, que tecnología va a ser la responsable. Nadie está a salvo. Y si no tienes una empresa, piensa qué modelo tecnológico va a explotar frente a tus narices sin previo aviso. No te cuestiones si te va afectar o no. Lo hará. Prepárate para ese momento. Hazlo ilusionado y no con temor. Esa es la clave.
Podemos ser mejores. La tecnología lo estimula. Una adaptación a algo vivo que interpretábamos era un ‘sistema’ y ha resultado ser un ‘ecosistema’ que muta, mejora y se adapta. En apenas dos décadas, Internet ha cambiado tanto que no la reconocemos quienes la vimos nacer. Somos una generación que vivía sin ella, sin teléfonos móviles, sin Google. Cuando querías saber algo debías ir a un lugar llamado ‘Biblioteca’ y no era para estar tranquilo o en silencio, era para consultar la sabiduría universal, algo que hoy cabe en un USB. Mientras, todo transcurre y los que deberían estar preguntándose cómo prepararlo todo, Internet crece y se convierte en Todo. ¿Te estás preparando para ese instante?
Post publicado originalmente en Ecoonomia bajo el título ¿Te estás preparando para el mayor avance de la historia?
La urgencia por activar una economía innovadora y tecnológica no es la misma en todas partes.
La urgencia por activar una economía innovadora y tecnológica no es la misma en todas partes. Digan lo que digan y se llenen los meetings de aplausos sobre discursos recurrentes. Pasa el tiempo. Tic, tac, y seguimos esperando que la 'ciencia infusa' lo haga todo o que los que se fueron a otro país vuelvan por 'arte de magia'. La mejor manera de identificar es comparando. Veamos.
La urgencia por activar una economía innovadora y tecnológica no es la misma en todas partes. Digan lo que digan y se llenen los meetings de aplausos sobre discursos recurrentes. Pasa el tiempo. Tic, tac, y seguimos esperando que la 'ciencia infusa' lo haga todo o que los que se fueron a otro país vuelvan por 'arte de magia'. La mejor manera de identificar es comparando. Veamos.
Hace unos días se celebró el CES 2016. En esta edición no he podido asistir aunque la visité en algunas ediciones anteriores. Un año más, la feria de consumo electrónico más importante del planeta que se celebra en el Eureka Park del Sands Expo Center, cerca del Convention Center de Las Vegas ha servido para identificar las tendencias tecnológicas que nos esperan en el futuro inmediato. Han estado todas las grandes empresas tecnológicas y, cada vez más, centenares de startups que aportaron un valor añadido a lo más previsible.
Este año lo más destacado pasó por la Realidad Virtual, los automóviles, los wearables, los drones y todo tipo de objetos conectados. Internet del todo por decirlo rápido. Casi 20.000 novedades presentadas para conectarlo todo. Todo conectado, esa es la esencia. No voy yo a comentar los detalles de los productos expuestos y la competencia que hay entre las marcas para alcanzar una buena posición de mercado en cada una de esas áreas. Hay artículos e informes muy buenos al respecto.
Lo importante en este punto es analizar el papel que juega, en un evento semejante, el grueso del desarrollo tecnológico y económico de cada país. Justo en el momento en que parece que las Startups van acaparando cada vez un mayor protagonismo en este evento anual pues son las que aportan un valor añadido y avances interesantes en los que se apoyarán luego grandes corporaciones por razones lógicas, hay unos países que destacan y otros no.
Por ejemplo, las representantes españolas han sido sólo seis. Cifra parecida a las startups irlandesas cuya población es una décima parte aproximadamente. Pero si destaca algún país en cuanto a nivel y número de empresas aportadas al CES 2016 es Francia. Casi doscientas startups galas han estado presentes. Has leído bien, doscientas.
Este evento aparte de significar un pronóstico comercial sobre el consumo tecnológico, es también un interesante termómetro acerca del estado de la Investigación, desarrollo, innovación y apoyo que reciben. Obviamente con esas cifras parece que hay un país en Europa que ha focalizado en un tipo de tecnología su apuesta. Lo destacable es cómo y porque han ido tantas startups francesas al CES. Se ha sabido que unas pocas, apenas una docena, han sido enviadas por el propio gobierno francés, a través del programa ‘La French Tech’, mientras que el resto son el resultado de la apuesta privada de aceleradoras, parques tecnológicos y fondos de capital riesgo que han apostado temáticamente por la creación de nuevos productos en el ámbito del hardware.
Menos software y más industria parece dicen empresas como Giroptic, Lima, Photonic, Prizm o Prynt que se han sumado a las consagradas Parrot y Withings. La idea, cuando se asiste a un evento de este tipo, es darse a conocer en un mercado repleto de oportunidades de financiación, desarrollo y talento. Es algo parecido a lo que explicamos cuando decimos que pasar por Dublín ayuda a localizar Partners anglosajones.
¿Qué debe hacer la administración pública por ejemplo? Primero conformar gobierno para ir avanzando…, luego inspirarse en lo que otros hacen si es que no se les ocurre nada. El modelo francés, israelí, irlandés, esloveno, portugués y otros pueden dar pistas. Es sólo cuestión de estar al día, interesado en estarlo y activarlo. A mi lo que me preocupa es que la cosa quede en manos de gente que considera que 4G es, todavía, una plaza de parking, que la Ley de Emprendedores fue una cosa útil o que para apoyar el desarrollo económico en la Nueva Economía lo principal es poner barreras, reglas y normas que van en contra de la lógica y el curso lógico de esta cuarta revolución industrial. Si, se trata de eso, sólo de subirse a un tren (no es necesario un AVE), o de dejarlo pasar ‘again’.