Innovación, Startups Marc Vidal Innovación, Startups Marc Vidal

Emprender por cuenta ajena

En mi equipo hay algunos emprendedores. La mayoría no lo saben. No saben que lo son y por ello en algunas ocasiones no actúan como tales aunque en esencia lo sientan. Que cobren a final de mes una nómina no les retira el valor que confiere ser un emprendedor. Seguramente esa tranquilidad periódica no es más que una ilusión que pertenece a un modo de ver el mundo que ya no coincide con el real. ¿Qué es la seguridad laboral? ¿Qué tiene que ver un contrato indefinido con los proyectos empresariales por definir? ¿Cómo podemos considerarnos asalariados de una empresa cuando esa empresa está apostando un rendimiento que no tiene seguro? ¿Una startup es un lugar seguro? ¿No es tan emprendedor el que se juega todo su dinero en un sueño tecnológico como el que apuesta todo su tiempo y energía en ese sueño aparentemente ajeno? Las respuestas son las que son y los tiempos también. Una cosa es jugarse el patrimonio y otro emprender. Muchas veces las dos van juntas pero conozco gente que se lo jugó todo y no tenía nada de emprendedor pero no conozco a nadie que sea emprendedor que no se juegue algo importante: tiempo, dinero o sueños.
Entregarse a un proyecto empresarial te convierte en emprendedor por cuenta ajena y en eso debería de basarse todo un nuevo escenario de contratación laboral, gratificaciones y opciones directivas. Cuando en una de mis empresas la medición de tiempo disponible y ocupado marca la dinámica sé que voy a fracasar. Mi obligación es convertir un equipo de “empleados” en mis socios. Eso puede llegar a ser incluso una opción societaria más, pero a lo que yo me refiero es a que la lucha no es sólo mía, es de todos.

Los que hemos fundado startups con nuestro dinero sabemos que hay un camino largo a recorrer cuando hablamos de desarrollos que verán la luz en meses o años vista. Sabemos que necesitamos destino y lugar de aterrizaje y que eso no sucede a la vez que los ingresos entran. Sabemos que el delay está omnipresente y que durante meses uno mismo no hará más que ver como sus ahorros descienden hasta el pánico mientras todo tu equipo cobra puntualmente cada mes. En eso consiste ser emprendedor e inversor a la vez. Lo apuestas todo. Cuando un “emprendedor por cuenta ajena” lo hace apuesta su tiempo y su conocimiento y espera recompensas también a futuro. Es muy parecido. Mi gente debe ser así, mi equipo debe sentirse emprendedor y debe sentir el frío de cara para en el futuro notar la satisfacción de ver como suyo el proyecto de todos.

Además tengo claro que entre mis colaboradores y empleados hay futuros emprendedores integrales de los buenos. Acumulan experiencia, contactos, educación y llegarán a trabajar en empresas más grandes que las mías. Lo sé y es normal, yo lo hice. Estos son “intrapreneurs” y los calo rápidamente. Toman decisiones y defienden su papel como si les fuera la vida pero sin embargo entienden que el barco puede hundirse si no mantienen a todo el equipo en la parte del barco que les toca. Aprendo mucho de quienes creen aprender de mí.

Leí ayer un artículo que los definía bien. Decía que los “emprendedores por cuenta ajena” tienen las mismas características que los empresarios, incluida la capacidad de asumir riesgos, vender sus ideas y ver oportunidades donde otros no lo hacen. Ellos optan por trabajar para una empresa con el fin de probar ideas, aprender de los errores y prepararse para tener finalmente sus propios negocios.

Cuando en IDODI contratamos a desarrolladores tecnológicos o de negocio lo primero que pido que se les comunique es que si a lo largo de su carrera en la compañía se les ocurre un negocio, un proyecto o una idea que pueda convertirse en startup la planteen dentro. Suele ser una ventaja para ambos. Para ellos les permite ver mi empresa como un escenario de crecimiento y yo obtengo datos significativamente determinantes sobre una futura inversión. Al final es como ser advisor, mentor, investor y socio directivo de quien has ido viendo sus capacidades, crecimiento y bondades.

Intrapreneurships han existido desde que 3M desarrolló notas Post-It en 1977 y es aún más popular hoy en día que la propia matriz. Las empresas aprovechen sus empleados paraa innovar y seguir siendo competitivos en el mercado. Algunos ejemplos incluyen DreamWorks, donde los empleados reciben clases gratuitas para aprender a lanzar sus ideas y son capaces de lanzar directamente a los ejecutivos. Los “hackathons” de Facebook permite a los ingenieros colaborar en proyectos de software que se han convertido en las características reales de la instalación, incluida el botón “me gusta”.

Este video habla de la generación que está solicitando estos cambios de relaciones y de fórmulas de trabajo. Los millennials son la nueva generación socioeconómica que está cristalizando la metamorfosis del mundo que conocemos. Es mucho más que marketing, que social media, que discursos, es pura realidad matemática, económica y cultural. Mientras en países como España, los sueños de una generación se desparrama por el suelo, en esos mismos todo un colectivo se enfrenta y se indigna contra lo que consideran injusto. En lo que yo conozco, esa rebeldía la proponemos en la formulación del trabajo y sus relaciones como nunca antes se había planteado.

 

Según la publicación Entrepreneur hay que destacar que en este cambio cultural de empresa han tenido mucho que ver los “millenials” y su ubicación en el mundo de los negocios que no les daba espacio fácilmente. Para que eso sea real deben suceder tres cosas:

Que los gerentes estén realmente dispuestos a apoyar a los empleados intrapreneurs. En un nuevo estudio en colaboración con American Express, encontramos que el 58 por ciento de los gerentes están muy dispuesto a apoyar a los empleados que desean perseguir oportunidades de negocio. De ese modo trabajan más horas, son más productivos y su creatividad y pasión son mayores y eso se transmite al resto del equipo.

Que los trabajadores crean que son intrapreneurs. En un estudio con Monster.com, encontramos que menos de un tercio de los trabajadores sienten que tienen la libertad, la flexibilidad y los recursos para ser un intrapreneur. Ellos también tienen miedo de ser despedidos y los convierte en asalariados normales suelen pensar. La mayoría de las empresas aún no tienen programas intrapreneurs formales por lo que se obvia ese concepto la mayoría de las veces.

Que se defina el papel de intrapreneurship como una de las piedras angulares de la iniciativa empresarial. Alrededor del 94 por ciento de los emprendedores por cuenta ajena creen que tienen las habilidades y conocimientos requeridos para iniciar una empresa propia, y el 76 por ciento dice que el miedo al fracaso no les impediría iniciar un negocio, según informa el Global Entrepreneurship Monitor.

En estos años seguimos definiendo ese papel y como modelar su funcionamiento. Quien y como apuesta, cuanto y como. Exijo lo que me exigen, porque yo luego entrego mucho de lo que hagamos. Las empresas del pasado recompensaban con bonus, pagas extras y otras meriendas, ahora sin abandonar eso se puede entregar parte de la bestia a quienes la han alimentado desde sus inicios.

Ya nada será igual  y es urgente adaptarse. El papel de los asalariados como hemos entendido durante décadas ha perdido su valor y entran otros modos. El que yo he elegido para mi empresa se acuerda, digiere errores, aprende y permite que poco a poco surjan los talentos, pero sobretodo me ayuda a sentir que todo esto tiene sentido, y no es ganar dinero exclusivamente.

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