¿Deflación, inflación o hiperinflación? Ninguna de las tres; estanflación.
Algo que está empezando a afectar de manera importante a la inflación. Aunque no lo muestren de modo claro, la subida de precios es ahora mismo la primera preocupación económica de los bancos centrales. De momento aseguran que el repunte de los precios es consecuencia del encarecimiento de la energía, pero parece que hay alguna razón más: se han empezado a producir tensiones de precios por el 'boom' de la demanda y los problemas de oferta. Por primera vez en casi tres años, la inflación ha vuelto a tocar el 'umbral sagrado' para el Banco Central Europeo (BCE) del 2%. Este nivel de IPC es el fijado como el nivel de estabilidad de precios, a partir del cual surgen los problemas.
Aunque nos pongamos todos a vivir de noche, lo que vamos a pagar de electricidad cada mes no parece que vaya a reducirse. Algo que está empezando a afectar de manera importante a la inflación. Aunque no lo muestren de modo claro, la subida de precios es ahora mismo la primera preocupación económica de los bancos centrales. De momento aseguran que el repunte de los precios es consecuencia del encarecimiento de la energía, pero parece que hay alguna razón más: se han empezado a producir tensiones de precios por el 'boom' de la demanda y los problemas de oferta. Por primera vez en casi tres años, la inflación ha vuelto a tocar el 'umbral sagrado' para el Banco Central Europeo (BCE) del 2%. Este nivel de IPC es el fijado como el nivel de estabilidad de precios, a partir del cual surgen los problemas. Veamos cuales son las causas habituales de la inflación y cual es la que nos afecta:
La inflación por demanda: Aparece cuando aumenta la demanda general y la oferta del sector productivo no es capaz de hacer frente a esa demanda, por lo que suben los precios.
La inflación por costes: Se produce cuando aumentan los costes de producción, ya sea porque aumentan los precios de las materias primas, de la mano de obra o bien, porque suben los impuestos, lo cual provoca que los productores suban el precio final del producto o servicio para compensar dicha subida.
La inflación autoconstruida: Surge ante expectativas de los productores de que van a subir los precios en el futuro y buscan anticiparse a ellos subiendo los precios primero, provocando que al final se cumplan sus predicciones por haber subido los precios.
Por el aumento de la base monetaria: Cuando aumenta la base monetaria (cantidad de dinero que hay en una economía) provoca que aumente la demanda de productos más rápido que el suministro de los bienes y servicios de la oferta y ello provoca que aumenten los precios.
Elige cual o cuales nos afectan, pero ¿qué pasa cuando tienes un poco de los 4 tipos? Pues que es muy probable que la tasa actual de inflación se supere durante los próximos meses, algo que podría motivar un cambio en la política de estímulos y obligar a cerrar el grifo de miles de millones de euros cada mes en la deuda pública para contener las primas de riesgo y facilitar la recuperación.
Es interesante analizar qué hizo el BCE en la última ocasión en que se superó el umbral del 2% de inflación. Fue en el año 2018, cuando la economía había cerrado ya por completo su ‘output gap’. Desde mayo hasta octubre de ese año, el IPC se situó en el 2% o levemente por encima, llegando a su nivel más alto, en el 2,3%. Sin embargo no retiró los estímulos. En ese momento, el BCE justificó que la subida del IPC se debía a factores coyunturales y que de ninguna manera significaba la existencia de presiones inflacionistas. Sus previsiones fueron correctas y los precios se moderaron rápidamente, hasta el punto de que en el verano siguiente el IPC cayó por debajo del 1%.
Pero te estarás preguntando ¿Qué ocurre con la inflación? ¿porque hay que contenerla por debajo del 2%? En los próximos meses se van a registrar importantes tensiones de precios en diferentes sectores. Ya están ocurriendo. En Estados Unidos, que lleva casi medio año de ventaja a Europa en la recuperación, anticipa lo que puede ocurrir en el Viejo Continente próximamente. Allí en abril, la inflación alcanzó el 4,2%, lo que supone el dato más alto registrado desde el año 2008, en plena burbuja inmobiliaria.
Aunque la energía está jugando un papel clave también en EEUU, la subida de precios está siendo generalizada. El coste energético, si sube, se deriva en todos los bienes y servicios que necesitan esa energía para producir. Además se está produciendo un problema de economía básica: hay más demanda que oferta especialmente en materias primas por culpa del colapso derivado de los últimos meses. Hasta el mercado laboral tiene escasez de oferta de mano de obra en las últimas semanas que obliga a incrementar salarios y repercutirlos en lo que se vende. Estas tensiones en EEUU, entre la demanda acelerando y la oferta todavía contenida por lo que hemos vivido están generando importantes tensiones de precios.
Si se observa el IPC subyacente (el que excluye los dos elementos más volátiles, energía y alimentos frescos), los precios están creciendo un 3% que es algo muy preocupante. Se trata de la cifra más alta registrada desde el año 1996, hace nada menos que 25 años. Estas tensiones de precios deberían ser pasajeras. Sin embargo, también hay un riesgo de que estas presiones de precios se consoliden. Y ese sí sería un riesgo para los bancos centrales y obligaría a replantear la política expansiva actual.
Para los países más endeudados, este escenario es más que preocupante, ya que dependen de los tipos de interés bajos para mantener el gasto financiero bajo control. Es el caso de España, que con una deuda pública ya en el 120% del PIB, necesita mantener la financiación barata durante varios años.
Según el último observatorio de la deuda de la AIReF (Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal) un incremento de un 1% de los costes de financiación de la deuda, tendría un coste acumulado de 15.000 millones de euros en solo cuatro años. Se trata de una cuantía muy significativa, que supera, por ejemplo, a la recaudación prevista con la subida de impuestos que incorporó el Gobierno al Programa de Estabilidad. La cosa es grave…
Esta es la preocupación. Los precios empiezan a dispararse. Esto suele precipitar la intervención de los bancos centrales. La subida de los tipos de interés y con la deuda que tenemos ahora mismo. Nada puede ser más catastrófico que que los bancos centrales empiecen a endurecer situaciones económicas y empiecen a subir los tipos de interés.
Así que éste ahora mismo es el gran riesgo latente de la economía. Y es que los precios se están disparando de verdad. La Unión Europea registra precios altos. El máximo en dos años, desde octubre de 2018. Pero es que España tiene una inflación ya del 2,7 por ciento. Un país que está absolutamente parado tiene precios absolutamente disparados fundamentalmente por el calentón, el calambrazo eléctrico que estamos viviendo
Esa subida de precios es el gran temor económico, porque con ella están obligados a actuar los bancos centrales. Si esta subida de precios es de verdad, el Banco Central Europeo va a tener que subir los tipos de interés. Es decir, subirá tu hipoteca si la tienes a tipo variable. Deberás pagar más intereses en el uso de herramientas financieras con tu empresa.
¿Pero, es posible identificar lo que va a pasar? Esta es la gran cuestión algo en la que los bancos centrales jamás han acertado, porque una y otra han sido incapaces de ver cuando cambiaba el ciclo de la inflación. Ha ocurrido desde los años 60. En 1967, la Reserva Federal proclamaba estabilidad de precios, cinco minutos después empezaban los 14 años de mayor subida de precios vista hasta entonces.
Catorce años de inflación sostenida que ninguno de los bancos centrales vio llegar. Después llegaron los años 70, los años 80 y los precios crecían a niveles del 10 por ciento. ¿Se están enterando ahora o vuelven a desestimar el tsunami de la inflación? Debemos tener en cuenta que venimos de algo inédito. Nunca hemos parado la economía mundial tres meses y luego la hemos arrancado. Ese experimento no tiene precedentes en la historia reciente de la humanidad, desde que tenemos datos como económicos homogéneos
Tenemos indicadores que nos dicen que esto puede ser transitorio y se debería a que, simplemente, el petróleo hace un año estaba a 40 dólares y con el parón de la economía lo pusimos a 20 dólares. Ahora está dando círculos encima de 60. Entonces hay una parte claramente que es transitoria, que tiene que ver con el arranque de la economía, con cuellos de botella en las cadenas de las cadenas de valor y suministro. Pero la gran duda es si, manteniendo el desempleo actual puede producirse inflación sostenida. ¿Es posible una estanflación? ¿Estancamiento de la economía e inflación.
Eso te lo cuento más abajo. Sigamos con el incremento de precios. Lo lógico es que entremos en una espiral de subida de precios, subida de salarios, subida de precios, subida de salarios y así ir calentando la economía hasta que los bancos centrales digan basta. Pero ahora mismo están subiendo los precios pero los salarios no. Y esta es la gran amenaza silenciosa en la economía, la subida de precios, la inflación sostenida.
Un cambio de ciclo que implicaría actuaciones del Banco Central Europeo, endurecimiento de hipotecas, endurecimiento de créditos empresariales y recorte en los préstamos a los gobiernos. Entonces, hacía donde nos dirigimos. ¿Que escenarios se pueden dar en el futuro próximo?
Deflación: la disminución de los precios. Es decir, inflación negativa. Con un rebote de la economía eso es improbable
Inflación moderada: Elevación lenta de los precios dentro de los márgenes que la economía es capaz de digerir.
Inflación galopante: Niveles de inflación donde algunos productos pueden llegar a triplicar su precio en apenas un año, provocando una pérdida tremenda de poder adquisitivo.
Hiperinflación: Son aumentos de precios que generan graves crisis económicas, ya que el dinero no acaba valiendo prácticamente nada y el precio de los bienes y servicios resulta excesivo.
Obviamente cuando alguien hable de hiperinflación no puede hablar de Europa. Una cosa son los titulares y otra los aspectos técnicos que lo definen. Lo grave es que luego tenemos un concepto como te decía antes que es muy chungo. Es la estanflación. La estanflación en un país es la combinación de inflación y decrecimiento económico. Este fenómeno mezcla estos dos conceptos, que cuando se producen a la vez son devastadores para la economía.
En otras palabras, la estanflación surge cuando la economía de un país se encuentra en recesión y a la vez se encarece el costo de vida. Procede del discurso frente a la Cámara de los Comunes que diera en 1965 el ministro de finanzas británico, Ian McLeod. El alto funcionario aseguró que el Reino Unido se encontraba en una especie de “stagflation”, combinando las palabras inflation (inflación) y stagnation (estancamiento).
Se trata de una coyuntura en la que un país sufre el estancamiento de su economía y un aumento del costo de la canasta básica. Es un escenario muy complicado donde se solapan situaciones de alza de precios, aumento de desempleo y estancamiento económico. Nosotros no lo estamos ni lo estaremos mientras la economía se encuentre en rebote. Los fondos europeos son para evitar esto. El problema es que para evitar la inflación que sí es muy probable que se produzca, se pongan en marcha los sistemas de defensa del BCE y amortiguen el crecimiento. Hay países a los que las subidas de tipos les afecta mucho menos que a España.
Por eso y por si acaso, ¿Cómo puede distinguirse que un país se halla en estanflación? Hasta mediados de los sesenta, estos dos graves inconvenientes macroeconómicos (estancamiento e inflación) se creían incompatibles entre sí. Pero resulta que es posible. las tasas de crecimiento negativo y el alto índice de paro puede venir acompañado de una espiral ascendente de precios. Algo que empobrece principalmente a los estratos medios y bajos de la sociedad y dificulta el crecimiento empresarial.
Según el Premio Nobel de Economía Paul Samuelson, la estanflación es un fenómeno “típico de las economías mixtas debido a factores diversos, dónde las sociedades generan mecanismos institucionales como subsidios de desempleo, salarios mínimos, segmentación del mercado laboral, entre otros, que hacen que la economía reaccione de forma distinta a la teoría. Los programas económicos que mejores resultados han dado para combatir este fenómeno son la flexibilidad laboral, la fiscalidad empresarial con incentivos, la distribución comercial menos rígida, la defensa de la competencia, una educación y formación ligada al aparato productivo y una modernización del modelo de crecimiento.
Vamos a vivir uno o dos años de crecimiento fuerte por comparación. Venimos de un 2020 con una caída del PIB inédita. Lo expliqué en un vídeo. Por lo tanto la estanflación no cuenta para el futuro próximo. Pero, si no somos capaces de gestionar adecuadamente los fondos europeos, y eso es algo que no hemos sabido hacer nunca (solo hemos sido capaces de aplicar a proyectos el 38% de los fondos de cohesión europeos durante 12 años y hemos devuelto a Europa el 62% restante), ya veremos que tal con los 140.000 millones que vienen.
Si no los usamos bien, la economía se estancará en 3 años a la vez que el precio de la energia y derivados se irán encareciendo por que ‘la lucha contra el cambio climático, la sociedad del bienestar y el modelo tecnológico al que nos dirigimos, no es gratis’.
DEFLACION ALERGICA
Es una obviedad pero cuando amanece sale el sol y cuando se pone anochece. Lo niegue quien lo niegue eso es así desde siempre. Hace un par de semanas en este blog ya estuvimos hablando de lo que ayer publicó el INE. En concreto que el IPC bajó en septiembre dos décimas respecto al mes anterior, lo que pone los precios en el -1% interanual y encadenando siete meses consecutivos en valores negativos. Desde julio del año pasado el IPC se ha desplomado más de seis puntos. Lo curioso es como desde el gobierno se sigue negando la mayor. Siguen diciendo que la economía española no se encuentra en una situación de deflación, pues alega que para eso debería producirse un descenso generalizado y permanente de los precios.
Es una obviedad pero cuando amanece sale el sol y cuando se pone anochece. Lo niegue quien lo niegue eso es así desde siempre. Hace un par de semanas en este blog ya estuvimos hablando de lo que ayer publicó el INE. En concreto que el IPC bajó en septiembre dos décimas respecto al mes anterior, lo que pone los precios en el -1% interanual y encadenando siete meses consecutivos en valores negativos. Desde julio del año pasado el IPC se ha desplomado más de seis puntos. Lo curioso es como desde el gobierno se sigue negando la mayor. Siguen diciendo que la economía española no se encuentra en una situación de deflación, pues alega que para eso debería producirse un descenso generalizado y permanente de los precios.
El Fondo Monetario Internacional considera que hay deflación cuando los precios decrecen durante dos trimestres consecutivos, con lo que técnicamente y según esta definición la economía española entró en deflación el pasado mes de agosto como ya dijimos. Si en su día, cuando la deflación era algo impensable, nadie puso en cuestión que ese fenómeno, producto de la anorexia económica, fueran 6 meses consecutivos de inflación negativa. Ahora llevamos 7 meses y se prevé un octavo con el de octubre. No hay discusión técnica posible sobre si estamos o no en deflación. Otra cosa serán las interpretaciones que hagamos cada uno de este contexto, pero lo que no podemos hacer es cuestionarlo como real o virtual. Podremos discutir sobre si es bueno que llueva o no, pero no que esté lloviendo.
Lo importante no es tanto si la técnica econométrica nos define un estado u otro, lo verdaderamente imprescindible es aceptarlo. Si el principal responsable de dirigir la política económica no es capaz de asumir uno de sus principales condicionantes el riesgo de depresión aumenta. No es cierto que la deflación actual no tenga un componente de consumo. Según los datos publicados por el INE, la inflación subyacente (la que no incluye los precios de los productos energéticos ni de los alimentos no elaborados) bajó tres décimas la tasa de agosto.
El único método para atajar la deflación hasta la fecha era inyectar liquidez, que se facilitara el crédito y, con él, el consumo. Esa aplicación del manual no funciona cuando esa liquidez no se transfiere al núcleo del problema. Si ese cuerpo monetario se sigue aplicando a los bancos a través de sofisticados sistemas falaces como el FROB y derivados, no solucionaremos nada. La fiebre de fusiones dejará seco el Fondo en cuestión y con esa sequía se alejará otra oportunidad de ver un horizonte menos oscuro.
La incapacidad de emprender empieza a ser crónica. A los españoles se les ponen trabas y dificultades de un nivel inasumible. Por mi ya pueden salir trescientos animadores públicos con libro diciendo que esto depende de cómo lo aprovechamos y como nos ponemos todos a empujar “hombro con hombro”, que la verdad es mucho más plomiza. De cada 10 emprendedores españoles, 9 y medio fracasan, y en eso, tiene que ver la política de apoyo a las nuevas apuestas empresariales. Es una verdadera vergüenza escuchar que hay miles de ayudas, apoyos y opciones, cuando la verdad es que quienes se arriesgan por que no les queda otra, se enfrentan a la pérdida del finiquito, el pago único y el patrimonio acumulado durante las vacas gordas.
Los que quieran perder el tiempo que sigan leyendo según que manuales de autoayuda, otros seguiremos denunciando un estado corrupto en todos sus estadios, ineficiente por definición, repleto de mediocres que en la vida civil no durarían ni diez minutos y de personajes siniestros que buscan amedrentar amenazando a los que nos pasamos el día driblando esta maldita crisis enjendrada en el vientre de sus propia codicia. Seguiremos buscando donde está la oportunidad que esconde esta crisis.
Desde la banca hasta los empresarios acomodados en la especulación obscena, pasando por los sindicatos enmudecidos y por la prensa subvencionada, aquí nadie va a mover un dedo por nadie. Es cierto que depende de cada uno de nosotros pero también de la capacidad de rebelarse. Es hora de protestar adecuadamente aunque no haya ningún objetivo plausible. Es hora de desestabilizar un sistema anacrónico y decadente. Quiero emprender y quiero generar trabajo y riqueza, lo hago todos los días en la medida de lo posible, pero para ello preciso que no me sigan jodiendo por todas partes.
Ayer, en el espacio semanal que publico en El Confidencial, finalicé mi columna con un ciclo vicioso que incluía la deflación como elemento catalizador de una situación gravísima. Decía que “a menos deuda colocada, más impuestos, a más impuestos, menos consumo, a menos consumo, más deflación, a más deflación, menos crédito, a menos crédito, más paro, a más paro, más déficit, más deuda, más impuestos…”
DEFLACION OFICIAL
Mañana hablaré de la subida de impuestos. Tengo un artículo en la bodega que precisa de algún retoque. Un post que hablará de lo que significa que un gobierno que ha negado la crisis durante tanto tiempo y que aun no entiende a que se debe todo este desbarajuste económico haya decidido poner en marcha una maquinaria antielectoral de este calibre. Es muy posible que la evidencia resulte escandalosa incluso para la escasamente preparada corte de inservibles que rodean al actual primer ministro español. Se han alarmado y de verdad, ahora saben que no se puede tirar del cajón del modo en el que lo hacen y sin previsión de que las cosas mejoren a tiempo. Ahora si están asustados. Y más que lo deberían de estar. El 14 de octubre a primera hora de la mañana, este país desayunará con la certeza de que el IPC sigue cayendo. En concreto un 0,2% más abajo.
Mañana hablaré de la subida de impuestos. Tengo un artículo en la bodega que precisa de algún retoque. Un post que hablará de lo que significa que un gobierno que ha negado la crisis durante tanto tiempo y que aun no entiende a que se debe todo este desbarajuste económico haya decidido poner en marcha una maquinaria antielectoral de este calibre. Es muy posible que la evidencia resulte escandalosa incluso para la escasamente preparada corte de inservibles que rodean al actual primer ministro español. Se han alarmado y de verdad, ahora saben que no se puede tirar del cajón del modo en el que lo hacen y sin previsión de que las cosas mejoren a tiempo. Ahora si están asustados. Y más que lo deberían de estar. El 14 de octubre a primera hora de la mañana, este país desayunará con la certeza de que el IPC sigue cayendo. En concreto un 0,2% más abajo.
Para los que siguen negando que estemos en deflación y lo que justifican con el “efecto crudo” ya no tendrán soporte. Es justo a partir de agosto que el efecto base del petróleo desaparece y los precios seguirán cayendo, esta vez hasta el 1% negativo. Será la séptima caída sin reposo. Aquí, no nos dejaremos de recordar dentro de un par de semanas que la definición de deflación es la que es y que dos trimestres ya cumplidos con caída de precios la hace oficial. Sin embargo se sigue atendiendo al efecto combustible para decir que esta es una deflación técnica, no real. Parece ser que no es así. El descenso de precios es fruto de una inminente parada técnica de la economía, de una anorexia empresarial y financiera que está matando el propio sistema de precios.
Es preciso admitir el diagnóstico deflacionario para poder atender con un tratamiento adecuado. Seguir negando la evidencia ya sabemos donde conduce. Es probable que la subida de impuestos busque un efecto paliativo a este hecho pero no creo que logre ningún efecto considerable sobre los precios. Esto se ha parado y va a estar detenido durante mucho tiempo. Los salarios de la gran mayoría de europeos, excepto los que sobreviven de convenios sindicados, van a ver como ser reducen ligeramente. Eso conducirá a la rebaja de costes y de precios y así sucesivamente. Es una cadena siniestra que no es fácil de invertir.
Una de las consecuencias a corto plazo que vamos a sufrir es la probable caída de la bolsa española. Mientras España se sume en una recesión cada vez más profunda y se enquista en la deflación, el Ibex sube a la sombra de noticias USA. El día que empiece a reflejar su escenario más inmediato y traslade a la gestión bursátil los recortes de facturación y consumo español, caerá estrepitosamente.
Finalmente, decir que la deflación no durará para siempre, pero no acabará cuando diga Zapatero, Trichet o el vendedor de petróleo de turno. Finalizará cuando los bienes y servicios hayan bajado sustancialmente sus precios y estos motiven un aumento del consumo de los que aun tengan trabajo. A partir de ese momento se creará empleo de manera muy débil pero sostenida. La caída de precios a la larga aporta un atractivo para el consumo y una necesidad de trabajadores baratos para producir más a menor precio. Ese estímulo acaba creando empleo y consumo. Luego se acelera y aumentan los precios. Está por ver si esa inflación aun lejana se convierte o no en una hiperinflación por culpa de las ingentes cantidades de dinero inyectado en el sistema y que espera su momento para devorarnos.
DEFLACION vs HIPERINFLACION
Robert Prechter es uno de los pocos analistas que ha sobrevivido al crash de 2008 en Wall Street. Considera que la situación de la bolsa actual se trata de un rally de mercado bajista, por lo que, en algún momento, se retomarán las caídas. Según Prechter esa fase coincidirá con una devastadora deflación que destruirá la economía en términos globales. Seguramente exagera y lo que intenta es dar un toque de atención a tanto brote verde internacional y a tanto tango. Por ejemplo, lo que este analista dice es que todo el momento de ascenso de los mercados se enmarca en un superciclo bajista que comenzó en enero de 2000 y que terminará con el Dow Jones en 400 puntos.
Robert Prechter es uno de los pocos analistas que ha sobrevivido al crash de 2008 en Wall Street. Considera que la situación de la bolsa actual se trata de un rally de mercado bajista, por lo que, en algún momento, se retomarán las caídas. Según Prechter esa fase coincidirá con una devastadora deflación que destruirá la economía en términos globales. Seguramente exagera y lo que intenta es dar un toque de atención a tanto brote verde internacional y a tanto tango. Por ejemplo, lo que este analista dice es que todo el momento de ascenso de los mercados se enmarca en un superciclo bajista que comenzó en enero de 2000 y que terminará con el Dow Jones en 400 puntos.
El DJ en 400 puntos parece una locura sacada de la mente de un sociópata de los mercados, o un catastrofista agorero que intenta obtener protagonismo en un momento de proyecciones positivas. Pues Prechter no es un cualquiera. Una de sus publicaciones periódicas de gestión patrimonial posiciona una selección inversora, basada en los sistemas de análisis técnico de la onda de Elliott, que gana un casi un 17% en el último año, mientras que el mercado Wilshire 5000 pierde un 33%. Aunque su método es puramente técnico, si es cierto que de vez en cuando utiliza el entorno económico para deducir ciclos y situaciones. Hace tiempo que su gran predicción garantiza que en meses vamos a ver una tremenda deflación en EEUU y por defecto o derivación de la geoeconomía dependiente en Europa.
Aquí hablamos de deflación hace mucho. Cuando era algo inasumible por muchos, cuando hablar de bajada de precios era impensable, cuando un IPC negativo parecía ciencia ficción o cuando la vida era color pastel. Ahora los precios están en deflación técnica pero seguimos escuchando que es coyuntural y que el petróleo es el causante. Yo no digo que no vaya a cambiar en breve, todo es posible, pero eso de que no estamos en deflación se lo cuentan a aquellos comerciantes que se ven obligados a bajar los precios por culpa de un consumo anoréxico que los ahoga o a los que están revisando sus contratos a la baja y que supone la descapitalización de muchos patrimonios.
Es cierto que yo también considero que medir un concepto como la deflación en base a patrones de mediados del siglo XX, como el valor de consumo y no atender a medidas mucho más globales que interfieren en el coste de las cosas, es un error pero ahora mismo tenemos lo que tenemos y en gran medida sirve para definir un escenario de contracción desconocido hasta hoy, en este país y en gran parte del mundo. Lo inédito de la situación y su velocidad de deterioro ha implicado que en los próximos meses las noticias no sean tan malas. Las comparativas interanuales mostraran un frenazo de la destrucción de la economía y una perversa aparente mejora, e incluso la deflación técnica no acabará por estancarse y se moderará e incluso desaparecerá, pero eso si será coyuntural. En cuanto el dólar se recupere, que lo hará, el coste del petróleo volverá a caer y en cadena el resto de precios. Una deflación cada vez menos dependiente del crudo se irá transformando en algo mucho más estructural y se retroalimentará de sus propias consecuencias. El ciclo vicioso ya ha empezado y está sedimentando una parada técnica de la economía que describía muy bien Centeno hace poco.
Cada vez son más los que hablan de hiperinflación a corto plazo. Las dudas sobre una posterior hiperinflación, sin embargo son evidentes. ¿Cómo es posible que el oro no refleje esa opción? Los inversores saben muy bien cuánto crédito se está inyectando en la economía. Con el IPC en la mayoría de países reflejando deflación y unas altas expectativas de hiperinflación a medio plazo, todo parecía dispuesto para que la la primera arrase todos los sectores de la economía o la segunda lo haga muy difícil evitarlo. Además es evidente que los gobiernos no están en condiciones de evitar ninguna de las dos. Pienso que es muy probable que esa máxima que afirma que los precios recuperarán vigor y se lanzarán a una escalada basada en el ingente volumen de dinero inyectado esperando a las puertas del sistema no se produzca, pero advierto que razonamientos como los de rssnews, los cuales recomiendo, hacen una buena aportación que puede hacer dudar y que agradezco profundamente para alimentar el debate de modo inteligente y nutritivo.
Por ejemplo, me parece muy interesante el razonamiento sobre que “aún mostrándose signos de apariencia deflacionista sobre la economía doméstica o bancaria, es tan grande la cantidad de dinero disponible para salir del dólar cuando sea oportuno, que cualquier materia prima es candidata potencial para dispararse de precio con independencia de su demanda física. Y hay ya suficientes instrumentos financieros más o menos populares para poder hacerlo”. Me da que empieza a haber consenso sobre que es inevitable la hiperinflación, pero me parece sospechoso ese nivel de acuerdo. Por ejemplo, todo el mundo dice que el dólar está en riesgos históricos cuando lo que parece evidente es que está un suelo en su valor.
Otro aspecto es que el petróleo hace seis meses que está subiendo. En enero el precio del barril Brent era de 39,52 dólares y hoy es de 69,99, casi el doble, lo que parece que de momento no está marcando ninguna tendencia en el sentido de que el crudo es el principal responsable de la deflación técnica. Si bien es cierto que hace justo un año el barril estaba en 147 dólares y que a partir de entonces inició el descenso. Todo es posible, incluso que la bajada de precios general en todos los sectores de la economía no se produzca y que esa comparativa interanual del precio de los carburantes acabe por estabilizar la inflación resultante en términos más normales, pero también podría ser que la caída de costes, de expectativas y de consumo hubiera calado definitivamente en un proceso de destrucción del valor de las cosas y ahora ya poco o nada pudiera incidir esa normalización aparente del precio del barril de petróleo.
Ahora bien, si es deflación técnica, entonces, la hiperinflación es un riesgo evidente a corto plazo, si es una deflación estructural, la parada económica es una posibilidad factible. ¿Qué queda? Que los gobiernos, si los gobiernos pues son los que determinan por desgracia los elementos de estructura económica que ahora se precisan, actúen con precaución, activando sectores estratégicos y dejando morir los que no lo son, asumiendo el valor de su cometido y aceptando que en estos tiempos hay que actuar con perspectiva más que con sentido electoral. Toca asumir la parte más fea de política y acometer las reformas.
Se acaba el tiempo, pues, sea una parada técnica de la economía o una hiperinflación catastrófica, cada vez más gente engorda las listas del subsidio y más familias se van a dormir sin cenar. El término medio entre deflación e hiperinflación depende de políticas activas que pongan en el tejido empresarial las opciones de supervivencia e inversión para desencallar este asunto. Subiendo impuestos al tejido activo de esta sociedad no vamos a lograrlo. Me temo que a la pregunta: ¿deflación o hiperinflación?, la respuesta es intrascendente, lo esencial sería averiguar el tamaño del despropósito que puede provocar lo uno o lo otro, pues para saber como resolverlo, antes es preciso conocer el punto de partida.
NEGAR LA DEFLACION
Hace tiempo que este blog habla de deflación y sabemos que es un escenario siniestro. El mayor problema de la deflación es que sólo se puede combatir con uno de los elementos que nos ha llevado a esta crisis, fabricando billetes y no capital. La inyección de dinero en el sistema suele incentivar el consumo y con él, según el manual, se inicia la recuperación. La impresora ha ido a toda máquina desde hace meses y parece que no surte efecto, se ha puesto el dinero a coste cero y todo indica que tampoco está generando confianza inversora. Los brotes verdes siguen muy verdes. Hoy hemos conocido la imparable caída de la inflación. El dato adelantado del Índice de Precios de Consumo Armonizado IPCA se redujo seis décimas en mayo hasta situarse en el -0,8% interanual. Según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística, con este, son ya tres los meses en los que el indicador registra tasas negativas. Ya podemos ir hablando de Deflación.
Hace tiempo que este blog habla de deflación y sabemos que es un escenario siniestro. El mayor problema de la deflación es que sólo se puede combatir con uno de los elementos que nos ha llevado a esta crisis, fabricando billetes y no capital. La inyección de dinero en el sistema suele incentivar el consumo y con él, según el manual, se inicia la recuperación. La impresora ha ido a toda máquina desde hace meses y parece que no surte efecto, se ha puesto el dinero a coste cero y todo indica que tampoco está generando confianza inversora. Los brotes verdes siguen muy verdes. Hoy hemos conocido la imparable caída de la inflación. El dato adelantado del Índice de Precios de Consumo Armonizado IPCA se redujo seis décimas en mayo hasta situarse en el -0,8% interanual. Según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística, con este, son ya tres los meses en los que el indicador registra tasas negativas. Ya podemos ir hablando de deflación.
Está claro que esta caída de precios es inédita en nuestro entorno y que depende en gran medida de factores no estructurales, pero aporta valor al hecho de que nuestra económica está anoréxica. No tiene porque ser una deflación como las académicas y ser corta, de recorrido escaso, pero sin embargo eso no la convierte en algo tremendamente nocivo. Con la deflación llega el paro desmedido, la caída del PIB, la reducción de solvencia, la parada técnica de la economía, las revisiones salariales desconocidas y la reducción de toda lógica mercantil.
Esta caída ha sido mayor de lo que esperaban todo Dios. La semana pasada en el debate sobre “economía y redes sociales” en el que estuve, se habló que en el peor de los casos el dato se situaría en el -0,7%. Pues ha sido un poco más. Se trata del tercer registro negativo interanual consecutivo de la historia del IPCA y que si coíncide con el IPC el 10 de junio, supondría la tercera caída de precios desde principios de los 60, algo inédito.
Y a todo esto el gobierno descarta la deflación. A esto hay que ponerle pinzas pues en deflación ya estamos. Técnica y prácticamente. Estamos en la parte que favorece a unos y encomienda a otros. Para los que pagan lo mismo con sueldos similares la cosa pinta bien, para los que venden más barato consumiendo a precios de siempre el tema es otro. De todos modos poco a pocos eso se va a ir traduciendo en el deterioro de las fases de gestión económica. Poco a poco a todos se nos va a atragantar esta caída de precios, es cuestión de tiempo. Que a finales de año puede repuntar y situarse en tasas positivas es posible debido a la afección del crudo, pero en general la desidia industrial y su producción no se verá sustituida por una alegría inversora.
Volvemos a estar donde siempre. La realidad es una, los economistas lo traducimos, los políticos lo niegan, los ciudadanos celebran la Champions y siguen aumentando los parados y la gente que se va a dormir sin cenar. Ahora resulta que Deflación es una caída generalizada y prolongada de los precios y no el mecanismo local de cálculo para alquileres, revisiones de precios por valor IPC, etc. Pues va a ser divertido observar como se gestionan algunos cambios de cuotas en modelos mercantiles que se revisan estos días por orden contractual el valor de pago.
Además, la caída ha sido de vértigo. Desde julio de 2008, cuando alcanzó su máximo en el 5,3%, el IPCA ha descendido más de 6 puntos. Es cierto que, coincidiendo con la tendencia a la baja del precio del petróleo y con el abaratamiento de algunos alimentos. No obstante hay que entender que hace un año, en mayo de 2008, la tasa interanual del IPCA estaba ya en el 4,7%.
Para los que defienden que el IPCA no vale, que el importante es la inflación subyacente, esa que no contiene ni alimentos frescos o energéticos, cabe decir que el petróleo ya ha duplicado su precio en los últimos meses y aún así el IPC armonizado se está dando el batacazo. A mi modo de ver, hay que empezar a hablar de deflación, de lo que supone y de cómo pretendemos luchar contra ella, negarla solo agrandará el problema como ya hicieron con la crisis doméstica hace un año.
HABLANDO DE DEFLACION
El IPC alcanzó la tasa interanual negativa por primera vez en su historia al caer ocho décimas en marzo. Concretamente se ha situado en el -0,1% según los datos publicados hoy por el INE. Aunque técnicamente aun no estamos en deflación pues para el FMI eso debe pasar al menos durante dos trimestres, si es cierto que la situación empieza a ser parecida a una deflación sobretodo por lo inédito del tema. Además, en la práctica, hace mucho que los precios caen en las comparativas trimestrales. La verdad es que los que hablábamos del peligro de la deflación y de las altas posibilidades de ver tasas negativas en el IPC español, fuimos tratados de visionarios ecatómbicos y de cosas peores.
El IPC alcanzó la tasa interanual negativa por primera vez en su historia al caer ocho décimas en marzo. Concretamente se ha situado en el -0,1% según los datos publicados hoy por el INE. Aunque técnicamente aun no estamos en deflación pues para el FMI eso debe pasar al menos durante dos trimestres, si es cierto que la situación empieza a ser parecida a una deflación sobre todo por lo inédito del tema. Además, en la práctica, hace mucho que los precios caen en las comparativas trimestrales. La verdad es que los que hablábamos del peligro de la deflación y de las altas posibilidades de ver tasas negativas en el IPC español, fuimos tratados de visionarios hecatómbicos y de cosas peores.
Sin ir más lejos, hace menos de un mes en unas jornadas sobre blogs y redes sociales tuve que aguantar como un contertuliano, ante medio millar de asistentes, aseguraba que mis pronunciamientos acerca de los ciclos económicos eran dispares de manera que por eso acertaba. Dijo que era lo que le habían dicho en una cena y le creo. Sin embargo no entendí a que se refería, lo único que tengo claro es que aquí hace meses que venimos avisando de que se nos avecina una deflación tóxica. De hecho, si la acusación era acerca porque en un momento dado aquí hablamos de estanflación, luego de deflación y en el futuro hablaremos de hiperinflación, es una acusación vacía que viene de gentes sin conocimiento sobre economía, puesto que ese triple escenario es una cadena más que probable, áltamente académica y que no desacredita a quien la pronuncia sino que es la garantía de que sabe de que habla. Adjunto lista de posts