Barcelona, entre un modelo de ciudad vecinal y la prosperidad económica.
Si nadie lo remedia, se toma conciencia de la gravedad de la situación y no afronta con algo de realismo, a medida que avance 2018 los datos sobre el crecimiento, vitalidad económica e inversión internacional en Barcelona podrían no ser muy buenos. No entro en el juicio de quien es el responsable pues, como todo en la vida, no tiene un origen unilateral. En la distribución de culpas habría un desequilibrio insultante. Lo que es más que evidente es que el motor económico que se le supone a la capital catalana está sufriendo, y de forma notable, los excesos de un griterío político que ha emborronado el escaparate de innovación, prosperidad y cultura que siempre tuvo. Un motor que necesita de estímulos y no de más palos en las ruedas que se ponen desde la misma ciudad sin necesidad que nadie los importe de fuera. Palos locales diría yo.
Si nadie lo remedia, se toma conciencia de la gravedad de la situación y no afronta con algo de realismo, a medida que avance 2018 los datos sobre el crecimiento, vitalidad económica e inversión internacional en Barcelona podrían no ser muy buenos. No entro en el juicio de quien es el responsable pues, como todo en la vida, no tiene un origen unilateral. En la distribución de culpas habría un desequilibrio insultante. Lo que es más que evidente es que el motor económico que se le supone a la capital catalana está sufriendo, y de forma notable, los excesos de un griterío político que ha emborronado el escaparate de innovación, prosperidad y cultura que siempre tuvo. Un motor que necesita de estímulos y no de más palos en las ruedas que se ponen desde la misma ciudad sin necesidad que nadie los importe de fuera. Palos locales diría yo.
Vivo entre Dublín y la ciudad condal y eso me permite, a veces, interpretar comparativamente el modo en el que unos y otros toman conciencia de la importancia del crecimiento económico frente, a veces, otros supuestos muy revisables. Un ejemplo lo tenemos en la posibilidad de que en plena Barceloneta se instale una sucursal de uno de los grandes museos del mundo, el Hermitage. Resulta que el museo de San Petersburgo decidió, estudió, proyectó y solicitó al anterior gobierno municipal de Barcelona, la creación de una ‘sucursal’ junto al conocido hotel Vela, el ‘W’ que marca desde hace un tiempo el ‘skyline’ de la ciudad en su vertiente marítima. Resulta que esa inversión económica, esa aportación cultural de primer orden y esa dinamización del llamado ‘turismo de calidad’ está muy mal visto por entidades vecinales, concejalías varias y asociaciones que consideran al turismo no como un motor económico, sino como 'una agresión a un modelo de vida vecinal, de barrio e integrador'.
Y es que aunque lo busquemos, en Barcelona no hay petróleo. Vivimos de lo que vivimos. Ya en 2015 el 90% de la ocupación en Barcelona estaba vinculada al sector servicios. El peso del turismo en el PIB municipal estaría entre el 12 y el 18% según quien lo mida. Es posible que sea excesivo, es razonable pensar que hay que buscar otro equilibrio, pero no parece muy inteligente hacerlo ahora que, como ya sabemos, la rampa hacia abajo está más empinada que nunca. El batacazo podría ser formidable. Es más, no sólo por la falta de acción política al respecto, sino porque en ‘ciudades competencia’ en el sur de Europa, España y norte de África esa acción está siendo oportunista y estratégica. Por este motivo, ponerse de culo con una iniciativa que busca revitalizar, invertir y estimular el peso cultural de Barcelona no parece una buena idea.
La estrategia de crecimiento de los grandes museos del mundo pasa actualmente por crear ‘sucursales’ donde ofrecer vida pública a parte de su colección que descansa en los sótanos. Una especie de franquicias en otras partes del mundo donde interpretan vale la pena estar. El Museo del Louvre o el Guggenheim son algunos de los que lo están haciendo. Ahora la oferta es del Hermitage y en Barcelona. Y en eso que ya tenemos organizada la merienda. Las quejas vecinales lideradas por la Asociación de Vecinos del barrio de la Ostia (bonito nombre para la ocasión) y otras, han logrado paralizar técnicamente que esto pueda llegar a pasar. Los promotores del asunto están cansados de la espera, los cambios de opinión, de los retrasos, requerimientos y se les hace difícil entender porque un proyecto así (con una inversión inicial de más de 50 millones de euros) no tiene una visión más pragmática y realista por parte de todos. Lamentablemente el gobierno municipal dejó caer la idea de que si quieren venir deberán buscar otro espacio que no moleste a los vecinos. El contenedor de la historia se llena de folios y comisiones de estudio. La ruta del futuro lo hace de inversión estratégica. Encima en este caso, hablamos de un museo, no de un edificio especulativo.
La dificultad y coste que supone repensarlo todo y buscar un espacio que seguramente no existe ahora mismo en la ciudad pone en riesgo el proyecto. Una mala noticia, pues el cerca de un millón de visitantes de consumo cultural (no playero y paellero) que proyecta tener ese museo, van a hacer mucha falta en los próximos años. Las noticias ‘positivas’ sobre inversión, internacionalización de estímulos para visitar Barcelona y dinamización de la ciudad, van a ser escasas sino cambia mucho el asunto.
Y es que este es uno de tantos ejemplos. El gobierno municipal vive en la miopía económica trabajando con el microscopio de barrio en lugar del telescopio de ciudad estado. Sin prosperidad no habrá vecindarios felices y la prosperidad parte de la inversión. Mientras hablamos de masificación turística, en París, Roma, Londres o Nueva York se parten de risa y en Lisboa, Málaga o Marrakech se frotan las manos. Puedo entender que hay un condicionante social, no socioeconómico, en la oposición frontal a que el Hermitage se ubique en una zona u otra de la ciudad. El problema es que es una de tantas acciones que han colocado a Barcelona como una de las ciudades más agresivas contra el turista del mundo y que no hacen más que atormentar a un sector que guste o no, si la cosa no cambia y poco se está haciendo para que cambie, es la clave de que la ciudad de Barcelona no deje de tener un peso relevante a nivel económico.
El Hermitage es una anécdota que no quiero elevar a categoría porque la categoría ya la tienen bien estructurada. La excusa de que en Barcelona el turismo está focalizado en pocos lugares es de aurora boreal. Eso pasa en todas partes. Lo normal es eso y con eso se convive. Regular es bueno, paralizar no. Estructurar un modo sostenible de turismo está bien, generar más desconfianza en quienes deciden apostar por Barcelona a pesar de todo el lío monumental en el que estamos, no parece una buena idea. La inversión prevista es importante, el motivo culturalmente hablando también. Hay mucho que hacer, proyectar, modificar el modelo de crecimiento a medio plazo con más apuesta tecnológica para tener una ciudad más parecida a Dublín económicamente hablando, mayor incremento en investigación o lo que sea. Pero de momento esto es lo que hay y lo mejor sería no jugar mucho con la gallina de los huevos (¿de oro?). Espero que la noticia, en este 2018, no sea de nuevo, ‘Barcelona se queda sin algo’.
Agrifood y Agrotech, los grandes retos tecnológicos del sector Agroalimentario.
La tecnología agroalimentaria es, sin duda, un espacio con alto potencial de crecimiento y donde la disrupción tecnológica todavía está por llegar. España ha visto como en poco más de tres décadas el peso del sector agrícola ha pasado del 11% al 2,6% y su peso en el empleo del 29% al 5%. Este suele ser un error de lectura. Hoy en día no obstante, no se puede hablar de agricultura sin incorporar otros sectores de la industria y de los servicios derivados. De ahí que, gracias a una nueva conceptualización generada a partir de un modelo tecnológico que lo asocia todo, al hablar de 'agrifood' (agricultura y alimentación) nos referimos a un modelo transversal de todo el sector agroalimentario cuyo peso real es muy superior a esas cifras y, donde probablemente, la suma esté creciendo de manera importante. Hablamos de todo cuanto sucede desde la producción en una granja hasta que se consume con un tenedor.
La tecnología agroalimentaria es, sin duda, un espacio con alto potencial de crecimiento y donde la disrupción tecnológica todavía está por llegar. España ha visto como en poco más de tres décadas el peso del sector agrícola ha pasado del 11% al 2,6% y su peso en el empleo del 29% al 5%. Este suele ser un error de lectura. Hoy en día no obstante, no se puede hablar de agricultura sin incorporar otros sectores de la industria y de los servicios derivados. De ahí que, gracias a una nueva conceptualización generada a partir de un modelo tecnológico que lo asocia todo, al hablar de 'agrifood' (agricultura y alimentación) nos referimos a un modelo transversal de todo el sector agroalimentario cuyo peso real es muy superior a esas cifras y, donde probablemente, la suma esté creciendo de manera importante. Hablamos de todo cuanto sucede desde la producción en una granja hasta que se consume con un tenedor.
La semana pasada ofrecí dos conferencias, una en Jaen y otra en Sevilla, con motivo de los primeros eventos satélite del llamado Smart Agrifood Summit que se desarrollará en Málaga el próximo marzo. Un evento en el que podremos exponer ante miles de compromisarios de todo el mundo hacia donde se dirige el llamado 'Agrotech', tecnologías asociadas a la Industria 4.0 en su vinculación a la agricultura y la alimentación. Por cierto, eventos en los que diversas startups presentaron proyectos que darán mucho que hablar muy pronto y que, la semana que viene, se repetirán en Málaga y Granada. Un buen anticipo de lo que supondrá el congreso de referencia mundial del sector Agrotech y que tenemos la suerte y el honor de que se organice en España.
A nivel mundial, el sector agrifood es la industria responsable de alimentar al planeta y de contratar a más del 40% de los trabajadores del mundo. También, por desgracia, es responsable de una gran parte de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero pues la agricultura por sí sola contribuye a alrededor de una tercera parte de todas las emisiones de carbono, sin contar la contribución de los procesos de la cadena de suministro antes de que llegue al consumidor, como el procesamiento de alimentos, el transporte y el comercio minorista.
Al igual que con todas las industrias, la tecnología desempeña un papel clave en la operación del sector agroalimentario, pero el ritmo de la innovación en la agricultura no ha seguido el ritmo de otros sectores. La agricultura es la menos digitalizada de todas las industrias principales, según el índice de digitalización del McKinsey Global Institute.
El sector agroalimentario industrial de hoy en día es en gran parte ineficiente, lo que hace que la necesidad de tecnología e innovación agroalimentaria sea cada vez más importante. Unas necesidades que provienen de problemas enormes a los que nos vamos a enfrentar:
- Una población mundial cercana a los 9 billones de personas antes del 2050,
- un cambio climático y calentamiento global cada vez más evidente,
- cambios en la demanda de los consumidores requiriendo menos alimentos procesados,
- recursos naturales limitados,
- desperdicio de alimentos
- afectaciones en la salud humana como la creciente obesidad infantil.
Agrifood es una industria compleja cuyo desafío incluye una amplia gama de procesos y operaciones a medida que los alimentos viajan desde la planta agrícola hasta nuestra mesa. Esto crea muchas oportunidades a emprendedores y tecnólogos. Algunos de ellos son:
- Los espacios en los que la tecnología agrifood puede ser disruptiva son:
- Agricultura y acuicultura: cultivos, ganado y mariscos.
- Fabricación de insumos agrícolas: agroquímicos, maquinaria agrícola, semillas, productos farmacéuticos para ganado y otros suministros.
- Procesamiento de alimentos: preparación de productos frescos, fabricación de productos alimenticios preparados e ingredientes.
- Procesamiento no alimentario: extracción de bioenergía y biomateriales de cultivos y productos agrícolas.
- Mercadeo, venta al por mayor y distribución, logística , transporte y almacenamiento.
- Venta al por menor y servicio de comidas: supermercados, mercados de agricultores, restaurantes y otros comercios minoristas.
- Cocina enfocada al consumidor y al descubrimiento de los valores de todo tipo de alimentos.
- Regulación: calidad de los alimentos y seguridad alimentaria.
- Investigación y desarrollo del propio sector agroalimentario.
- Servicios financieros vinculados al blockchain y sus derivados a nuevos modos de financiar proyectos disruptivos en la cadena de valor agrifood.
Si algo evidencia este nuevo concepto llamado agrifood, es que alimentación y agricultura son un mismo espacio cuando hablamos de industria. Ambos conceptos, a menudo, se consideran elementos separados, lo que significa que sus funciones suelen aparecer segmentadas en planes de negocio u hojas de inversión. Sin embargo, la interconexión de la cadena de suministro exige una visión más integral de nuestro sistema de alimentación y agricultura.
El consumidor de hoy ya no se contenta con un sistema de alimentación ciego. Ahora es más sensible acerca de cómo se cultivan nuestros alimentos y cómo se procesan, con una mayor conciencia y preocupación por la huella social y ambiental de la propia agricultura. El impacto de esos alimentos en nuestra salud es de alta preocupación entre los consumidores, probablemente más que nunca.
Al mismo tiempo, tenemos una cadena de suministro inflexible que hace que el cambio sea muy difícil de realizar. Una cadena de valor acostumbrada a operar en un escenario opaco y que ha invertido poco en rastreabilidad de alimentos. Precisamente la falta de transparencia y comunicación hacia los consumidores ha creado, en ocasiones, una reacción negativa por parte de los consumidores a medida que continúan aprendiendo sobre cómo se cultivan sus alimentos. Cultivos revisables, fosfatos en carne, aceite de palma, atunes que no son atunes y decenas de ejemplos, están obligando a las marcas agroalimentarias a fijar modelos de exposición que demuestren sus buenas prácticas y a, tecnológicamente, lograrlas.
La tecnología agroalimentaria puede ayudar a reparar muchos de estos aspectos, hacer que la industria agroalimentaria sea más sostenible, transparente, ágil y capaz de responder más rápidamente a las cambiantes demandas de los consumidores. Cuestiones como el desperdicio de alimentos, que se produce en toda la cadena alimentaria, se pueden resolver mejor con una visión transversal de la industria. De ahí que conceptos como ‘Agrifood’ y 'Agrotech' sean claves. Una sola industria que abarque toda la cadena de valor permitirá la modernización de todo el sector irremediablemente.
Además, cada vez es más evidente la convergencia de la agricultura y la alimentación en el capital riesgo. Fondos como Avrio Capital o, modestamente nuestro fondo Idodi Venture Capital, invierten sin problemas en desarrollos enclavados en toda la cadena de valor agroalimentaria. Desarrollos que, entre otros, caben en los siguientes escenarios:
Biotecnología, bioenergía y biomateriales.
Esta categoría de tecnología agroalimentaria incluye la mayoría de los insumos agrícolas, incluidas semillas, fertilizantes, pesticidas y productos farmacéuticos para animales. La reacción de los consumidores contra el uso de algunos compuestos químicos está empujando a algunas startups a crear alternativas. Además, los productos agrícolas se están utilizado para aplicaciones no alimenticias, particularmente bioetanol, lo que exige también un uso de la tecnología que permita la sostenibilidad.
eComercio.
Esta categoría abarca las tiendas digitales y los marketplaces para la venta y entrega de productos agrícolas procesados o no procesados al consumidor final. Startups que venden productos de marca de terceros como Instacart o la española Deliberry son un ejemplo.
Software de gestión agrícola, detección y IoT.
Es la captura y análisis de big data utilizando tecnologías que se han extendido a otras industrias. Abarca sensores e imágenes satelitales, herramientas de planificación de recursos empresariales en línea, software de soporte de decisiones, algoritmos de análisis de datos, aprendizaje automático, Internet of Things y todo tipo de tecnologías de conectividad para cualquier sistema de producción agrícola.
Robótica de granja, mecanización y equipamiento.
Si bien esta categoría abarca toda la innovación en maquinaria agrícola, la mayoría de las nuevas empresas aquí trabajan en la automatización de muchas tareas que los agricultores realizan con su maquinaria existente utilizando inteligencia artificial y automatización. Esto será crucial a medida que persista la escasez de mano de obra y aumente la necesidad de precisión.
Tecnología de hogar y cocina.
Las nuevas empresas de tecnología agroalimentaria proponen nuevas tecnologías para ser disruptivas y mejorar la relación de los consumidores con la cocina casera. Esta categoría incluye electrodomésticos inteligentes de cocina, tecnologías de cocción automáticas, tecnologías de nutrición y dispositivos de prueba de alimentos.
Comida i+D
Los alimentos ricos en proteínas son particularmente demandados, pero con la industria cárnica responsable del 18% de las emisiones de gases de efecto invernadero, los innovadores buscan formas alternativas de dar a los consumidores lo que quieren. Esto incluye carne y pescado cultivados de manera sostenible y orgánica o hamburguesas vegetales. Esta categoría centrada en productos también incluye nuevos ingredientes y suplementos como algas, o como he visto estos días en Andalucía, derivados extraordinarios de la hoja de olivo.
Tienda minorista y tecnología en restaurante.
Las tecnologías están transformando la forma en que las empresas de servicios alimentarios operan en las tiendas. Lo están haciendo aumentando el control de calidad, la gestión de inventario, los recursos humanos y el análisis del desperdicio de alimentos. Las nuevas tecnologías también están afectando la forma en que estas empresas interactúan con sus consumidores en tiendas y restaurantes. Hablamos de robots automatizados de apilamiento en estanterías, impresoras de alimentos 3D, sistemas de punto de venta, gestión de datos masivos big data, inteligencia artificial aplicada al consumidor y sistemas de IoT para el control de residuos alimentarios.
Tecnologías de Trazabilidad.
El aumento de la demanda de transparencia, trazabilidad y alimentos limpios y seguros impulsa gran parte de la innovación a lo largo de la cadena de suministro, una vez que los alimentos abandonan la granja y antes de que lleguen al consumidor. Las empresas emergentes de tecnología agroalimentaria en esta categoría abarcan varios tipos de tecnología, incluidos dispositivos de prueba de alimentos, software de seguimiento de logística, sensores de frescura de alimentos, tecnología de mejora de vida útil y tecnología de procesamiento de alimentos.
Nuevos sistemas agrícolas
Esta categoría incluye granjas de interior: cultivo de productos en invernaderos de alta tecnología y granjas verticales automáticas, granjas de insectos, producción de alternativas proteínicas para reemplazar los alimentos destinados a animales y acuicultura y la producción de nuevos ingredientes vivos como algas y microbios para su uso en alimentos.
Restaurantes online y kits alimentarios.
Los consumidores quieren más control sobre lo que comen, pero también quieren experimentar con sus compras en casa. Los restaurantes en línea, donde la startup prepara, cocina y ofrece comidas a los clientes, abren el acceso a nuevos tipos de alimentos para que los consumidores los disfruten, a menudo con un ángulo o tema particular, como una dieta especial por ejemplo. En este caso, el modelo de take-out se está imponiendo. Plataformas como Glovo o Deliveroo reducen la fricción en toda la cadena de suministro.
En conclusión, el sector Agrifood ha iniciado la carrera inevitable. La disrupción ha llegado y, a mi entender, la mayor de todas es la conceptualización unitaria y en conjunto de todo aquello que sucede desde la producción inicial hasta el consumo final. Algo que, sin la tecnología actual, seguiría siendo entendido como espacios inconexos a la hora de innovar. Ahora se innova de cabo a rabo.
Entrevista En E-stas
Ayer estuve en eSTAS en un minipanel junto a mi amigo Antonio Fumero. Ya tenemos el video gracias a AgoraNews. Es cierto que en quince minutos no se puede decir gran cosa pero seguro que os interesarán algunas rápidas reflexiones que allí hago. La primera sobre lo que ayer comentábamos respecto a la tomadura de pelo del simular el empoderamiento de la gente y la segunda sobre la inutilidad de la prensa actual. No os perdáis lo último que digo. Me dirijo a un alto cargo de un ministerio español que estaba en primera fila preguntándole "usted sabe que lo que digo es cierto, ¿Verdad?", no se ve, pero el hombre asintió con la cabeza.