El MWC del 5G y #elMobileSeQueda
Ya pasó. La semana pasada terminó el Mobile World Congress. Todo un éxito. Como siempre. Desde 2006 ha sido así. Barcelona es la capital del móvil y sus derivados y ha vuelto a ejercerla con nota a pesar del plantón institucional inicial. No es la primera vez, ni será la última, que durante este evento se sucedan reivindicaciones o protestas. El catálogo de incidentes que intentan contraprogramar el MWC cada año han ido desde manifestaciones contra la especulación inmobiliaria, movilizaciones denunciando la esclavitud de los obreros en Taiwán o el uso de niños para la extracción del coltán en Sudán. Tampoco han faltado a la cita, año tras año, anuncios de huelga del transporte público que se habían convertido en un buen mecanismo para obtener alguna mejora salarial periódicamente.
Ya pasó. La semana pasada terminó el Mobile World Congress. Todo un éxito. Como siempre. Desde 2006 ha sido así. Barcelona es la capital del móvil y sus derivados y ha vuelto a ejercerla con nota a pesar del plantón institucional inicial. No es la primera vez, ni será la última, que durante este evento se sucedan reivindicaciones o protestas. El catálogo de incidentes que intentan contraprogramar el MWC cada año han ido desde manifestaciones contra la especulación inmobiliaria, movilizaciones denunciando la esclavitud de los obreros en Taiwán o el uso de niños para la extracción del coltán en Sudán. Tampoco han faltado a la cita, año tras año, anuncios de huelga del transporte público que se habían convertido en un buen mecanismo para obtener alguna mejora salarial periódicamente.
No es nada nuevo. Un escaparate de esta envergadura permite que cualquier reivindicación se pueda convertir en un hipotético altavoz de altísima repercusión. Dejando de lado la oportuna ausencia en el ‘besamanos’ Real, el hecho de que se utilice al Mobile para incorporar aspectos políticos durante el momento culminante de su desarrollo no parece muy inteligente. Es agotador escuchar en cada edición los murmullos mediáticos sobre la posible ‘última edición del Mobile en Barcelona’. Algunas personas me preguntan regularmente ¿cuándo se va a ir el Mobile? ¿dónde se va a ir? Incluso hay quienes ya tienen claro que el Mobile World Congress tiene una sede sustitutiva a Barcelona. Las apuestas van desde Frankfurt a Dubai, pasando por Londres o Tokio. Y la verdad es que, cuatro días después de la bajada de persiana de este año, lo único que sabemos ciertamente es que #elmobilesequeda.
El consejero delegado de la GSMA, propietario real del evento, John Hoffman, se ha cansado de decir que no ve porque el Mobile se tenga que ir a ningún sitio y, en el caso de que en algún momento se tuviera que pensar eso, no sería antes de 2023. Igual, para entonces, habremos llegado a la conclusión todos que el MWC es la evidencia más clara por la que Barcelona puede ser sede de la nueva revolución que está a punto de producirse en el ámbito de la comunicación y de la transmisión del conocimiento. Me refiero al despliegue del 5G y todo lo que eso supone. Que sea Barcelona el lugar donde esta tecnología sea expuesta de manera prioritaria debería ser el titular y no otro más borroso y malintencionado.
Uno de los congresistas con los que compartí un almuerzo, directivo de una operadora asiática, definía su visita de este año como la mejor de todas las veces que había venido ‘excepto porque no ha hecho sol’. Ninguna referencia a los líos que tenemos los de casa y los debates con los que hemos estado abriendo informativos y tertulias. Desde que tengo relación con el MWC, hace ya varias ediciones, escucho que 'la organización está pensando en irse de Barcelona'. Lo curioso es que los únicos que no hablan de ello seriamente son los que lo organizan. Y lo cierto, yendo al asunto que nos ocupa, es que en esta edición se ha respirado una falta de novedades importante. Un asunto vinculado a las empresas expositoras, los debates ofrecidos y las opciones de mostrar novedades que hay ahora mismo en el mundo.
El planeta no se ha detenido. Se ha parado el argumento. Estamos en el ‘impasse’ habitual entre grandes tecnologías. Venimos de una estructura de innovación sujeta al 4G y sus limitaciones pero tenemos inventos y desarrollos que precisan del 5G. Y resulta que el 5G no existe técnicamente. Algo que depende de operadoras y regulaciones no puede presentarse aún como algo cierto y doméstico. De ahí cierta zozobra innovadora. El foco en Barcelona este año ha sido el 5G, el 5G y sobretodo el 5G. Coches conectados, inteligencia artificial, wareables u otros aspectos han quedado en un segundo plano siempre y cuando no estuvieran enlazados al omnipresente 5G.
Como decía, el 5G no existe todavía. Por un lado, el conjunto de normas técnicas que describen 5G aún se está redactando. El organismo que está a cargo se llama 3GPP e incorpora a los principales operadores y fabricantes de equipos del mundo. Coordina el desarrollo de todo ello utilizando un sistema de "lanzamientos" que establecen estándares técnicos en una gran cantidad de tecnologías. 3GPP ha estado trabajando en tecnología 5G desde la Versión 14, que comenzó en 2014. El año pasado, la Versión 15 alcanzó un hito clave cuando se aprobó la especificación que se usarán en dispositivos 5G, algo que fue publicitado como la primera aprobación para una especificación 5G. Realmente, ni siquiera es la especificación final de 5G. Ese honor está reservado para la Versión 16 , que se completará en diciembre de 2019. En el Mobile de 2019 lo tendremos más claro pero en el 2020 se lanzará por todo lo alto. Se sabe que antes de que una nueva tecnología sea disruptiva de un modo relevante se suceden dos años previos en los que esa tecnología ajusta los derivados que se precisan. Ahora estamos en ese instante previo. A dos años del despliegue del 5G, algo que lo va a cambiar todo. El punto muerto.
Al caminar por los pasillos de la Fira, los visitantes se quedaban maravillados con las posibilidades del 5G. Las operadoras, los fabricantes de teléfonos y los gigantes tecnológicos del mundo presentaron esta tecnología como parte evidente de hacia donde van sus negocios en el futuro inminente. Pero de momento, como digo, son planes de futuro vinculados a:
Ciudades inteligentes
Nokia convirtió su propio stand en una ciudad inteligente, con calles, edificios y habitaciones que mostraban cómo una conectividad más rápida podría ayudar a las personas en el futuro cercano. Curioso como se imaginan la emisión de publicidad en pantallas en salas de espera. Según nos mostraron, la publicidad se adaptará al estado de ánimo del potencial comprador sólo con el análisis de su rostro. Raro.
Realidad virtual y video en 360 rados
Para mostrar cómo 5G ayudará a mejorar el video en vivo de 360 grados, Orange telecom se asoció con Huawei para colocar una cámara de 360 grados conectada en una especie de 5G en la parte superior de una torre en la Barceloneta. Los visitantes en el stand veían con una increíble capacidad de interacción y realismo todo cuanto pasaba. La calidad era realmente espectacular.
Teléfonos inteligentes
Como los teléfonos tienden a ser el foco del Mobile World Congress, tiene sentido que 5G se concentre en ellos. Lo más interesante es que algunos fabricantes ya mostraron sus chips 5G que permitirá disponer de dispositivos preparados para el despliegue de la red a nivel mundial en 2020. Todo preparado para el desembarco.
Coches inteligentes
Una de las formas más frecuentes de utilizar el 5G será en los coches conectados. La conectividad más rápida permitirá la conexión continua a fin de que los automóviles ‘hablen‘ entre sí, con las calles, con los semáforos y otros sensores que lo rodean. Incluso vehículos no autónomos podrán beneficiarse. Intel mostró su auto conectado a 5G, que fue capaz de descargar el equivalente de datos de dos películas de alta definición por segundo. En el stand de Qualcomm, la compañía mostró un automóvil conectado a 5G, que permite a los vehículos comunicarse con la infraestructura que los rodea especialmente con los peatones, una novedad, y con el resto de coches, un mundo.
Piensa que 15 años atrás no podíamos imaginar el uso que le damos ahora a nuestro ‘smartphone’. Hace menos de 20 años aun usábamos una cosa llamada ‘cabina telefónica’.