¿Te preocupa la Cuarta Revolución Industrial? Pues relájate, esto no ha hecho más que empezar.
Hablan, hablamos mucho de la cuarta revolución industrial. A veces hasta parece como si ya la estuviéramos superando, como si de un momento a otro alguien vaya a inaugurar la quinta. Y la realidad es que nuestra revolución tecnológica está en fase embrionaria. Y eso que puede parecer apasionante, también asusta. Si todo lo que estamos viviendo no es más que la antesala, ¿qué nos espera en cinco, diez o veinte años?
Hablan, hablamos mucho de la cuarta revolución industrial. A veces hasta parece como si ya la estuviéramos superando, como si de un momento a otro alguien vaya a inaugurar la quinta. Y la realidad es que nuestra revolución tecnológica está en fase embrionaria. Y eso que puede parecer apasionante, también asusta. Si todo lo que estamos viviendo no es más que la antesala, ¿qué nos espera en cinco, diez o veinte años?
Esta cuarta revolución industrial, denominada desde un punto de vista económico como Industria 4.0, es mucho más que eso. En ocasiones ofrezco una conferencia denominada ‘reWorld’ y diferente a otras más económicas pues se centra precisamente en el significado que tiene para todos los ámbitos de la vida el momento inédito e histórico que estamos viviendo. Suelo buscar la dimensión de lo que vivimos y el estadio en el que nos encontramos. Sabemos que esta revolución está siendo impulsada por los más de 5.000 millones de personas en el mundo conectadas a través de sus millones de dispositivos móviles, pero sólo está viviendo su primera etapa precisamente porque está sujeta a ellos.
Esta revolución tiene un problema actualmente. Arrancó sin afianzar unas bases sólidas que puedan cimentarla bien. Ninguna revolución de ningún tipo puede ser realidad si no hay un sustento tecnológico, económico, socializado, político y cultural que lo sujete y lo haga coordinadamente. Los fundamentos de la transformación que vivimos pasan por redes más avanzadas, seguridad demostrable, cambios en la cultura empresarial, economía circular, modificar el sistema de empleo, acotar las habilidades humanas para afrontar el futuro, diseñar espacios para compartir, entender que datos son relevantes y cuales no, apreciar el valor de la inteligencia artificial, etc.
Pongamos un ejemplo de cómo no estamos haciendo las cosas bien. Hoy el móvil es el centro de nuestra vida como decía, pero cada vez lo será menos. Dentro de cinco minutos, en 2020, en la era del 5G, el móvil no ocupará la posición central que ahora ostenta o, al menos, será menos protagonista pues estaremos rodeados de infinidad de dispositivos inteligentes capaces de sustituir sus funciones. Todo será muy diferente. En apenas 18 meses tu vida va a cambiar para siempre y aun no lo sabes tal vez. Estamos amontonando en una montaña de necesidades futuras, de cambios necesarios y de análisis por hacer, todo cuando sucede sin orden ni previsión. No hay acción política, ni económica en la mayoría de los casos, ni debates éticos, ni culturales, ni análisis de la utilización de los datos masivos que emitiremos en ese cercano 2020 por múltiples vías.
Seguimos en manos de la táctica social bajo la sombra de la estrategia empresarial. El móvil está muerto, es el pasado, no es el futuro. Le pasará como le pasó a Internet. La red de redes ha tenido diferentes etapas y cada una de ellas ha jugado en una interfaz diferente. Hubo una etapa de 1995 a 2005 en la que la interfaz era la pantalla grande de un ordenador de sobremesa. Se trataba de una red reflexiva. A partir de 2005 y hasta hoy, la interfaz ha sido el móvil siendo más impulsiva, más veloz. Pero lo que empieza ahora es que la información de la que estamos hablando no la generamos nosotros, sino un sensor. Se trata de un flujo de datos que se genera sin que nosotros hagamos nada.
En una década, o menos, habrá sensores en tu tienda de chuches, en el coche, en el bar o en tu ropa interior. Tu cerebro no generará el contenido, sino que se generará a través de tu movimiento y tu relación con los objetos. Esa Internet de las Cosas pasará a ser la Internet del Todo. Por mucho que imagines no crearás casi nada en la red, eso lo hará tu actividad y tu relación con el entorno. Y eso no es fácil de asimilar empresarialmente, ni culturalmente, ni políticamente.
Ayer estuve en una de las sesiones de consultoría con un cliente de cierta envergadura del sector servicios. Como es habitual, cuando llegamos a una fase concreta del trabajo, el debate sobre el diseño de nuevos modelos de negocio asociados a la transformación de procesos y de conocimiento del cliente, se acabó atascando en la dichosa ‘planificación’. Un mundo donde la planificación como se entendía en el siglo pasado está muerta, no cabe su utilización. El mundo cambia muy rápido y las empresas que no marcan el ritmo ni por tamaño o capacidad y que dependen de ‘como lo definen otros’ deben tener una hoja de ruta a 18 meses vista como máximo y un plan de acción a tiempo real flexible y optimista. No siempre es fácil entenderlo, hacerlo entender y ponerlo en práctica.
El mayor problema es que no hay una cultura empresarial generalizada, socialmente entendida, laboralmente analítica, políticamente valiente para este tipo de modelos nuevos y disruptivos. Para conseguir adaptarse a los cambios y tener éxito, los proyectos de innovación y de transformación (puede que digital) de una empresa (y de una sociedad) han de ser permanentes, no episódicos. La mayoría de los grandes cambios que la Cuarta Revolución Industrial va a traer aun están por llegar. No hemos llegado ni a la primera meta volante. Esa primera etapa será el 5G, el big data genérico, la inteligencia artificial rodeando nuestras vidas, una nueva relación con el poder, ciudades estado, etc. Estoy seguro que, empresas y sociedad, deberemos entender y hacer comprender a quienes nos gobiernan política y económicamente que las relaciones tal y como las conocemos van a cambiar de manera radical en breve. Lo que antes eran 10 años, ahora son 5 minutos. Qye vayan esperando.
Nueva conferencia: ‘reWorking’.
Hoy doy una conferencia para la empresa japonesa Hitachi. No es una charla más, pues estreno contenido y título. Se llamará ‘reWorking’, un intento de sintetizar el obligatorio cambio de metodologías, relaciones y sistemas en el empleo de hoy, especialmente desde el punto de vista de la denominada Industria 4.0. Este es el título que finalmente define mejor el contenido que mostraré durante los casi 50 minutos que dura aproximadamente.
Hoy doy una conferencia para la empresa japonesa Hitachi. No es una charla más, pues estreno contenido y título. Se llamará ‘reWorking’, un intento de sintetizar el obligatorio cambio de metodologías, relaciones y sistemas en el empleo de hoy, especialmente desde el punto de vista de la denominada Industria 4.0. Este es el título que finalmente define mejor el contenido que mostraré durante los casi 50 minutos que dura aproximadamente.
Reworking, se subtitula ‘la industria 4.0 en a Era digital’ y es una conferencia inspiracional y emotiva que pretende ser un análisis de la revolución que vive nuestra sociedad desde un punto de vista empresarial. Una charla que descubre como hemos llegado a este punto y los desafíos a los que nos enfrentamos. Un contenido, audiovisualmente muy cuidado, que defiende el hecho de que la tecnología es el ‘cómo’, pero las personas somos el ‘porqué’.
Tengo claro que las revoluciones siempre se consideraron una crisis por los que las vivieron por la dificultad de entender su repercusión real. En ‘reWorking’ hago un análisis del momento histórico que vive la humanidad en términos de fabricación, distribución y venta de productos, aportando una óptica en positivo. Para lograrlo, las preguntas que intento responder en esta conferencia son: ¿cómo debemos afrontar este reto? ¿qué papel jugamos las personas?
En 1950, el gobierno de Estados Unidos publicó un censo de tipologías de empleo. De las 270 que lo conformaban, sólo una ha desaparecido por culpa de la automatización: el operador de ascensor. Las otras profesiones que se han eliminado de ese listado responden a criterios de mercado, demanda u obsolescencia tecnológica. Es cierto que no vivimos en esa época pero puede inspirarnos a la hora de enfrentarnos a muchos de los titulares que leemos estos días sobre la que se nos viene encima.
De hecho, McKinsey rectificaba el famoso informe de la Oxford University sobre el dichoso asunto de la destrucción masiva de empleo por culpa de los robots. Según la consultora en los próximos años no veremos sustituciones absolutas de empleos sino empleos automatizados parcialmente. Esto es absolutamente trascendental. Del discurso oficial que certifica una ‘robocalipsis’ a medio plazo pasamos a otra menos extendida, y en la que me incluyo, que defiende un escenario donde el ser humano deberá aprender a ser complementario, un valor añadido, a esa automatización. De eso va mi charla en concreto. No es un catálogo de robots aniquilando empleos, sino un muestrario de oportunidades.
Reworking es una de las cuatro conferencias diferentes que ahora mismo ofrezco. Todas responden a un prefijo (re-) que pretende recomponer el argumento de que toca empezar de nuevo muchas cosas y hacerlo desde diferentes ámbitos. Las otras tres son ‘reThinking’, ‘reWorld’ y ‘reOrder’. La primera, la conferencia titulada ‘reThinking’ trata de cómo hacerlo desde el ámbito de la Transformación Digital, ‘reWorld’ es una charla de carácter más social y menos empresarial cuya reflexión gira en torno al mundo que nos viene. La última es la que se basa en el libro ‘Una hormiga en París’ pero actualizada. Su título es ‘reorder’ y trata esencialmente con metáforas y un storytelling divertido, como reorganizar una empresa atendiendo a la Era Digital.
Me gusta mucho divulgar, explicar y compartir experiencias con la audiencia en general. Lo he hecho escribiendo aquí y en libros, en televisión, en talleres y workshops y, por supuesto, en este tipo de charlas. Si consideras que alguna de ellas puede ser interesante para tu empresa o evento, no dudes en preguntarnos sobre ellas.