Robots en el sector turístico. ¿Riesgo u oportunidad?
Las cifras de la EPA que se publicaron el pasado jueves pasaron desapercibidas en la mayoría de medios debido a que había una noticia que lo apagó todo. Sin embargo, los números que reflejaba la encuesta de población activa era suficientemente grave como para haber abierto todos los noticiarios y encabezado todos los periódicos. Se trataba de la peor cifra en creación de empleo en siete años. La mitad del poco empleo creado era público, algo que, en esa proporción, no había pasado nunca. Por otro lado también se podía interpretar que el empleo no crece en la franja de menos valor añadido o de cualificación precisa, es decir, allí donde el salario mínimo exige, desde principios de año, un aumento sustancial obligatorio. El empleo vinculado al turismo y al sector hotelero está más en juego de lo que parece y, precisamente por cierto, es el que genera una quinta parte de todo el mercado laboral en España.
Las cifras de la EPA que se publicaron el pasado jueves pasaron desapercibidas en la mayoría de medios debido a que había una noticia que lo apagó todo. Sin embargo, los números que reflejaba la encuesta de población activa era suficientemente grave como para haber abierto todos los noticiarios y encabezado todos los periódicos. Se trataba de la peor cifra en creación de empleo en siete años. La mitad del poco empleo creado era público, algo que, en esa proporción, no había pasado nunca. Por otro lado también se podía interpretar que el empleo no crece en la franja de menos valor añadido o de cualificación precisa, es decir, allí donde el salario mínimo exige, desde principios de año, un aumento sustancial obligatorio. El empleo vinculado al turismo y al sector hotelero está más en juego de lo que parece y, precisamente por cierto, es el que genera una quinta parte de todo el mercado laboral en España.
Y en esto estamos cuando la llegada de todo tipo de robots para servicios hoteleros empieza a ser cada vez más importante. Algo que no debería de ser necesariamente malo si hubiera un plan gubernamental, un plan estratégico nacional sobre robótica aplicada y de inteligencia artificial como tienen un buen número de países, aquí podría ser un desastre monumental. El problema es que para diseñar un modelo económico que soporte esta automatización es preciso estabilidad y un cierto consenso por parte de todos los agentes. Cuándo se politiza la robotización, cuando se pone o a izquierda o a derecha, se produce un retraso bíblico que vamos a pagar carísimo.
La robótica y la inteligencia artificial estancará los salarios y destruirá empleo si no se actúa estratégicamente. Hay países que están estableciendo modelos que no generan paro y además está provocando avances en este sentido. El problema es que hay que ponerse. Dejando la política económica en la deriva electoral no se logra. No es automático. La mediocridad de nuestros dirigentes se mide por el grado de desconocimiento, dejadez e inoperancia en este tema.
Veamos, el número de robots industriales se multiplicó por cuatro entre 1993 y 2007 y, según la asociación IFR, hoy hay entre 1,5 y 1,75 millones de unidades activas, llegando a más de 6 millones en 2025. Según un estudio presentado por dos economistas del MIT, ya se habrían perdido entre 360.000 y 670.000 puestos de empleo en todo el mundo por la introducción de los robots en el sector industrial. El Foro Económico Mundial augura que en 2025 esa cifra llegará a los 5 millones. La OCDE lo ve incluso peor. Asegura que el 12% de los trabajadores españoles serán reemplazados por robots a corto plazo. La Universidad de Oxford prevé una destrucción de 1.600 millones de empleos en dos décadas. El Foro de Davos afirma que más de siete millones de empleos están en peligro en dos años. Parece que el tema es serio. Luego dirán que era imprevisible, que no podían saber lo que iba a pasar.
Hasta el momento, la afectación ha sido directamente aplicable a la industria, pero esto ya ha empezado a ampliarse. El sector servicios, especialmente el hotelero y turístico, está ahora en el centro del huracán. Tengamos en cuenta que cualquier afectación laboral en el sector turístico es extremadamente sensible especialmente. Hablamos del motor económico español, de la máquina laboral que permite que no se nos vaya la ‘recuperación’ por el desagüe. ¿Llegará el momento en que los robots sustituyan a los humanos en el sector hotelero? Es evidente que no de forma general, pero se deberá convivir. Las habilidades humanas son nuestra ventaja pero la eficiencia y la rentabilidad de que algunos robots hagan tareas repetitivas y organizadas en lugar de un ser humano debe tomarse en cuenta pues es algo inevitable. En un documento titulado ‘Robots and firms’ elaborado por Michael Koch (Universidad de Bayreuth), Ilya Manuylov (Universidad de Aarhus) y Marcel Smolka (de la misma universidad) y que se basaba en el análisis de los datos sobre las empresas manufactureras españolas entre 1990 y 2016 se evidenciaba que las empresas que apostaron por la automatización aumentaron su plantilla un 10%. Robotización y paro no son proporcionales si se hace estratégicamente.
Y ahí aparece el sector hostelero, turístico y de servicios. Sabemos que la restauración está basada en procesos humanos pero también sabemos que no es ajena a la automatización. Los datos del futuro que manejan grandes organizaciones internacionales prevén drásticos cambios en los sistemas de producción. Se considera que los procesos de elaboración de alimentos y el servicio al cliente son tareas que irremediablemente tienen que realizar personas, pero las cocinas no han dejado de incorporar maquinaria, más automatizadas que han provocado un evidente resultado. Cada vez hay menos personas en las cocinas. Lavavajillas, cortadoras, envasadoras, batidoras, etc…, han ido sumándose al equipo. Digamos que la robotización empezó hace mucho y no nos hemos dado cuenta.
Pero al igual que a un cajero automático nos cuesta verlo como un robot, cuándo lo es, a un lavavajillas tampoco lo identificamos así, cuando también lo es. Por eso vamos a hablar de otros, mucho más sofisticados y capaces de, realmente, poner en juego el modelo laboral existente de manera intensiva. ¿Sabías que una de las empresas más avanzadas en Europa en este campo es española? Hablamos de la startup sevillana Macco Robotics. Una empresa centrada en el desarrollo de robots humanoides para el sector servicios. Ya ha desplegado con éxito a su robot Bibot especializado en eventos, pero ahora está instalando otro robot, en concreto el llamado Kime, cuya ventaja principal es que se puede adaptar fácilmente a cualquier medio o aplicación, para que cualquier persona sin conocimiento lo pueda reconfigurar. Lo han enfocado para el sector Foodtech, es decir, es un robot camarero. Hay dos versiones, una, que está dentro de un Kiosko, de fácil instalación, Plug and Play, enchufar y listo. Puede preparar y servir cócteles, cervezas, todo tipo de combinados, servirte un vino, café e, incluso, alimentos empaquetados.
Actualmente Macco Robotics está instalando este robot (kiosko) llamado Kime en las estaciones de servicios portuguesa Prio Energy y en las cervecerías Guadalquibeer. Por otro lado, la versión exenta o sin kiosko, se puede instalar en cualquier barra de bar, para realizar cualquiera de esas mismas operaciones. Ahora mismo lo podemos ver ya funcionando en el edificio de Coworking Inn Office de Sevilla. Puede preparar 129 platos diferentes, todo bajo una selección muy cuidadosa, primando la calidad de estos platos, asesorados por la Escuela de Hostelería de Sevilla. La robotización del restaurante les permite dos modelos de negocios: uno, la venta por Deliverys (a través de plataformas como Glovo, Deliveroo, Just eat) por lo que trabaja como dark Kitchen 24 horas; y dos, la venta de platos como restaurante, es decir, los trabajadores del edificio comen allí, así como las empresas cercanas.
Por si fuera poco, Macco ha logrado pasar de preparar 120 comidas al dia a 2900, vendiéndose en formato catering para las empresas de La Cartuja, es decir, alrededor del coworking y a un precio muy reducido. Además, han desarrollado un wearable, que el usuario se lo instala en casa y que hace un análisis nutricional del usuario a través de la orina. Esta información se sube a la cuenta de Kime del usuario, por lo que cuándo va a pedir comida, si detecta, por ejemplo, exceso de carbohidratos, Kime (a través de la app), le recomendará que tome otros alimentos. ¿Cómo se te ha quedado el cuerpo? La relación entre salud, robótica, servicios y trabajo es algo a definir urgentemente.
En definitiva, el cambio es inevitable, por lo que hacerle frente es una mala idea. Todo aquello que una máquina pueda hacer más rápido, más barato, mejor y sin descanso, lo acabará haciendo. Localicemos que cosas deberemos de estimular, desarrollar, amplificar desde el punto de vista humano y que sean difícilmente sustituibles. Eso tendrá un valor incalculable. Por otro lado, quienes deben marcar las lineas maestras para afrontar el futuro tecnológico y laboral deberían de dejarse de debates estériles y endogámicos y empezar a pensar como nos ponemos a liderar el futuro, sea en el sector que sea, pero especialmente en aquel en el que se apoya el modelo de crecimiento de este país.
Agrifood y Agrotech, los grandes retos tecnológicos del sector Agroalimentario.
La tecnología agroalimentaria es, sin duda, un espacio con alto potencial de crecimiento y donde la disrupción tecnológica todavía está por llegar. España ha visto como en poco más de tres décadas el peso del sector agrícola ha pasado del 11% al 2,6% y su peso en el empleo del 29% al 5%. Este suele ser un error de lectura. Hoy en día no obstante, no se puede hablar de agricultura sin incorporar otros sectores de la industria y de los servicios derivados. De ahí que, gracias a una nueva conceptualización generada a partir de un modelo tecnológico que lo asocia todo, al hablar de 'agrifood' (agricultura y alimentación) nos referimos a un modelo transversal de todo el sector agroalimentario cuyo peso real es muy superior a esas cifras y, donde probablemente, la suma esté creciendo de manera importante. Hablamos de todo cuanto sucede desde la producción en una granja hasta que se consume con un tenedor.
La tecnología agroalimentaria es, sin duda, un espacio con alto potencial de crecimiento y donde la disrupción tecnológica todavía está por llegar. España ha visto como en poco más de tres décadas el peso del sector agrícola ha pasado del 11% al 2,6% y su peso en el empleo del 29% al 5%. Este suele ser un error de lectura. Hoy en día no obstante, no se puede hablar de agricultura sin incorporar otros sectores de la industria y de los servicios derivados. De ahí que, gracias a una nueva conceptualización generada a partir de un modelo tecnológico que lo asocia todo, al hablar de 'agrifood' (agricultura y alimentación) nos referimos a un modelo transversal de todo el sector agroalimentario cuyo peso real es muy superior a esas cifras y, donde probablemente, la suma esté creciendo de manera importante. Hablamos de todo cuanto sucede desde la producción en una granja hasta que se consume con un tenedor.
La semana pasada ofrecí dos conferencias, una en Jaen y otra en Sevilla, con motivo de los primeros eventos satélite del llamado Smart Agrifood Summit que se desarrollará en Málaga el próximo marzo. Un evento en el que podremos exponer ante miles de compromisarios de todo el mundo hacia donde se dirige el llamado 'Agrotech', tecnologías asociadas a la Industria 4.0 en su vinculación a la agricultura y la alimentación. Por cierto, eventos en los que diversas startups presentaron proyectos que darán mucho que hablar muy pronto y que, la semana que viene, se repetirán en Málaga y Granada. Un buen anticipo de lo que supondrá el congreso de referencia mundial del sector Agrotech y que tenemos la suerte y el honor de que se organice en España.
A nivel mundial, el sector agrifood es la industria responsable de alimentar al planeta y de contratar a más del 40% de los trabajadores del mundo. También, por desgracia, es responsable de una gran parte de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero pues la agricultura por sí sola contribuye a alrededor de una tercera parte de todas las emisiones de carbono, sin contar la contribución de los procesos de la cadena de suministro antes de que llegue al consumidor, como el procesamiento de alimentos, el transporte y el comercio minorista.
Al igual que con todas las industrias, la tecnología desempeña un papel clave en la operación del sector agroalimentario, pero el ritmo de la innovación en la agricultura no ha seguido el ritmo de otros sectores. La agricultura es la menos digitalizada de todas las industrias principales, según el índice de digitalización del McKinsey Global Institute.
El sector agroalimentario industrial de hoy en día es en gran parte ineficiente, lo que hace que la necesidad de tecnología e innovación agroalimentaria sea cada vez más importante. Unas necesidades que provienen de problemas enormes a los que nos vamos a enfrentar:
- Una población mundial cercana a los 9 billones de personas antes del 2050,
- un cambio climático y calentamiento global cada vez más evidente,
- cambios en la demanda de los consumidores requiriendo menos alimentos procesados,
- recursos naturales limitados,
- desperdicio de alimentos
- afectaciones en la salud humana como la creciente obesidad infantil.
Agrifood es una industria compleja cuyo desafío incluye una amplia gama de procesos y operaciones a medida que los alimentos viajan desde la planta agrícola hasta nuestra mesa. Esto crea muchas oportunidades a emprendedores y tecnólogos. Algunos de ellos son:
- Los espacios en los que la tecnología agrifood puede ser disruptiva son:
- Agricultura y acuicultura: cultivos, ganado y mariscos.
- Fabricación de insumos agrícolas: agroquímicos, maquinaria agrícola, semillas, productos farmacéuticos para ganado y otros suministros.
- Procesamiento de alimentos: preparación de productos frescos, fabricación de productos alimenticios preparados e ingredientes.
- Procesamiento no alimentario: extracción de bioenergía y biomateriales de cultivos y productos agrícolas.
- Mercadeo, venta al por mayor y distribución, logística , transporte y almacenamiento.
- Venta al por menor y servicio de comidas: supermercados, mercados de agricultores, restaurantes y otros comercios minoristas.
- Cocina enfocada al consumidor y al descubrimiento de los valores de todo tipo de alimentos.
- Regulación: calidad de los alimentos y seguridad alimentaria.
- Investigación y desarrollo del propio sector agroalimentario.
- Servicios financieros vinculados al blockchain y sus derivados a nuevos modos de financiar proyectos disruptivos en la cadena de valor agrifood.
Si algo evidencia este nuevo concepto llamado agrifood, es que alimentación y agricultura son un mismo espacio cuando hablamos de industria. Ambos conceptos, a menudo, se consideran elementos separados, lo que significa que sus funciones suelen aparecer segmentadas en planes de negocio u hojas de inversión. Sin embargo, la interconexión de la cadena de suministro exige una visión más integral de nuestro sistema de alimentación y agricultura.
El consumidor de hoy ya no se contenta con un sistema de alimentación ciego. Ahora es más sensible acerca de cómo se cultivan nuestros alimentos y cómo se procesan, con una mayor conciencia y preocupación por la huella social y ambiental de la propia agricultura. El impacto de esos alimentos en nuestra salud es de alta preocupación entre los consumidores, probablemente más que nunca.
Al mismo tiempo, tenemos una cadena de suministro inflexible que hace que el cambio sea muy difícil de realizar. Una cadena de valor acostumbrada a operar en un escenario opaco y que ha invertido poco en rastreabilidad de alimentos. Precisamente la falta de transparencia y comunicación hacia los consumidores ha creado, en ocasiones, una reacción negativa por parte de los consumidores a medida que continúan aprendiendo sobre cómo se cultivan sus alimentos. Cultivos revisables, fosfatos en carne, aceite de palma, atunes que no son atunes y decenas de ejemplos, están obligando a las marcas agroalimentarias a fijar modelos de exposición que demuestren sus buenas prácticas y a, tecnológicamente, lograrlas.
La tecnología agroalimentaria puede ayudar a reparar muchos de estos aspectos, hacer que la industria agroalimentaria sea más sostenible, transparente, ágil y capaz de responder más rápidamente a las cambiantes demandas de los consumidores. Cuestiones como el desperdicio de alimentos, que se produce en toda la cadena alimentaria, se pueden resolver mejor con una visión transversal de la industria. De ahí que conceptos como ‘Agrifood’ y 'Agrotech' sean claves. Una sola industria que abarque toda la cadena de valor permitirá la modernización de todo el sector irremediablemente.
Además, cada vez es más evidente la convergencia de la agricultura y la alimentación en el capital riesgo. Fondos como Avrio Capital o, modestamente nuestro fondo Idodi Venture Capital, invierten sin problemas en desarrollos enclavados en toda la cadena de valor agroalimentaria. Desarrollos que, entre otros, caben en los siguientes escenarios:
Biotecnología, bioenergía y biomateriales.
Esta categoría de tecnología agroalimentaria incluye la mayoría de los insumos agrícolas, incluidas semillas, fertilizantes, pesticidas y productos farmacéuticos para animales. La reacción de los consumidores contra el uso de algunos compuestos químicos está empujando a algunas startups a crear alternativas. Además, los productos agrícolas se están utilizado para aplicaciones no alimenticias, particularmente bioetanol, lo que exige también un uso de la tecnología que permita la sostenibilidad.
eComercio.
Esta categoría abarca las tiendas digitales y los marketplaces para la venta y entrega de productos agrícolas procesados o no procesados al consumidor final. Startups que venden productos de marca de terceros como Instacart o la española Deliberry son un ejemplo.
Software de gestión agrícola, detección y IoT.
Es la captura y análisis de big data utilizando tecnologías que se han extendido a otras industrias. Abarca sensores e imágenes satelitales, herramientas de planificación de recursos empresariales en línea, software de soporte de decisiones, algoritmos de análisis de datos, aprendizaje automático, Internet of Things y todo tipo de tecnologías de conectividad para cualquier sistema de producción agrícola.
Robótica de granja, mecanización y equipamiento.
Si bien esta categoría abarca toda la innovación en maquinaria agrícola, la mayoría de las nuevas empresas aquí trabajan en la automatización de muchas tareas que los agricultores realizan con su maquinaria existente utilizando inteligencia artificial y automatización. Esto será crucial a medida que persista la escasez de mano de obra y aumente la necesidad de precisión.
Tecnología de hogar y cocina.
Las nuevas empresas de tecnología agroalimentaria proponen nuevas tecnologías para ser disruptivas y mejorar la relación de los consumidores con la cocina casera. Esta categoría incluye electrodomésticos inteligentes de cocina, tecnologías de cocción automáticas, tecnologías de nutrición y dispositivos de prueba de alimentos.
Comida i+D
Los alimentos ricos en proteínas son particularmente demandados, pero con la industria cárnica responsable del 18% de las emisiones de gases de efecto invernadero, los innovadores buscan formas alternativas de dar a los consumidores lo que quieren. Esto incluye carne y pescado cultivados de manera sostenible y orgánica o hamburguesas vegetales. Esta categoría centrada en productos también incluye nuevos ingredientes y suplementos como algas, o como he visto estos días en Andalucía, derivados extraordinarios de la hoja de olivo.
Tienda minorista y tecnología en restaurante.
Las tecnologías están transformando la forma en que las empresas de servicios alimentarios operan en las tiendas. Lo están haciendo aumentando el control de calidad, la gestión de inventario, los recursos humanos y el análisis del desperdicio de alimentos. Las nuevas tecnologías también están afectando la forma en que estas empresas interactúan con sus consumidores en tiendas y restaurantes. Hablamos de robots automatizados de apilamiento en estanterías, impresoras de alimentos 3D, sistemas de punto de venta, gestión de datos masivos big data, inteligencia artificial aplicada al consumidor y sistemas de IoT para el control de residuos alimentarios.
Tecnologías de Trazabilidad.
El aumento de la demanda de transparencia, trazabilidad y alimentos limpios y seguros impulsa gran parte de la innovación a lo largo de la cadena de suministro, una vez que los alimentos abandonan la granja y antes de que lleguen al consumidor. Las empresas emergentes de tecnología agroalimentaria en esta categoría abarcan varios tipos de tecnología, incluidos dispositivos de prueba de alimentos, software de seguimiento de logística, sensores de frescura de alimentos, tecnología de mejora de vida útil y tecnología de procesamiento de alimentos.
Nuevos sistemas agrícolas
Esta categoría incluye granjas de interior: cultivo de productos en invernaderos de alta tecnología y granjas verticales automáticas, granjas de insectos, producción de alternativas proteínicas para reemplazar los alimentos destinados a animales y acuicultura y la producción de nuevos ingredientes vivos como algas y microbios para su uso en alimentos.
Restaurantes online y kits alimentarios.
Los consumidores quieren más control sobre lo que comen, pero también quieren experimentar con sus compras en casa. Los restaurantes en línea, donde la startup prepara, cocina y ofrece comidas a los clientes, abren el acceso a nuevos tipos de alimentos para que los consumidores los disfruten, a menudo con un ángulo o tema particular, como una dieta especial por ejemplo. En este caso, el modelo de take-out se está imponiendo. Plataformas como Glovo o Deliveroo reducen la fricción en toda la cadena de suministro.
En conclusión, el sector Agrifood ha iniciado la carrera inevitable. La disrupción ha llegado y, a mi entender, la mayor de todas es la conceptualización unitaria y en conjunto de todo aquello que sucede desde la producción inicial hasta el consumo final. Algo que, sin la tecnología actual, seguiría siendo entendido como espacios inconexos a la hora de innovar. Ahora se innova de cabo a rabo.
¿Quieres ser funcionario?
Para los que se mantienen informados por los mecanismos tradicionales la noticia del día es la rinoplastia de alguna famosa, para los que utilizan los medios digitales lo más destacado es que la crisis ha tocado punto y final, para los económicos que el Ibex va y viene y, en ese territorio de libertad y crítica llamada blogosfera, la cosa que ocupa más espacio es el asunto del manifiesto y su cortina de humo. En resumen, que seguimos lejos del debate real y cada vez quedan menos dispuestos a no pasar por el aro. La noticia que ayer saltaba por los aires y que referenciaba el primer susto importante que se le da a la credibilidad de la deuda pública española pasó sin pena ni gloria. Afecto a la bolsa lo justo y a otra cosa mariposa. Ese es el miserable problema de este embrollo. Pase lo que pase aquí no pasa nada.
Si se finiquita la opción de deuda o ésta es mucho más cara como parece que así será, se acaban el cheque en blanco para subsidios y matapenas. Por ejemplo, se irán retirando las prestaciones esas de la indigencia subvencionada que oscilan entre los 386 y 712 euros y que se conceden entre seis y doce meses. El número real de parados en España ya supera los 5 millones de personas, pero lo peor está por llegar. La orden encubierta del gobierno central a fin de poder garantizar la “paz social” ha sido la de suministrar somníferos sociales a todas las comunidades autónomas garantizando el soporte a cualquier plan diseñado para permitir un peligroso escenario de ayudas económicas de protección social a los parados que hayan finalizado el periodo de cobro por desempleo.
Lo han hecho con el “Salario Social”, la “Renta Mínima de Inserción”, la “Renta de Integración Social”, las “Ayudas de Inclusión Social” y la “Renta Básica Asignada”. En general se obtienen por diversos mecanismos y tienen que ver con aspectos aritméticos confeccionados a partir de las unidades familiares. Lo grave es que esas ayudas tienen cláusulas que prevén el derecho a la continuidad de la percepción en periodos sucesivos de seis meses, mientras persistan las circunstancias que motivaron su concesión. Es decir, el gobierno y sus derivados autonómicos no tienen claro cuando vamos a salir de esta y consideran que, a mejor propuesta, seguirán pagando una cuota insultante a colectivos que no serán ocupados en nada probablemente nunca más. Hay personas de más de 50 años que ya no volverán a trabajar jamás. De su “ayuda social” pasarán a la jubilación en precario y mínimo que resulta de un cociente perverso obtenido de los últimos quince años “cotizados”.
Y es que en España el problema es estructural. Pongamos cifras obtenidas del propio Instituto Nacional de Estadística. En España trabajan 18.872.932 personas de un total de 46.661.950 habitantes. De esos trabajadores 3.029.511 son funcionarios públicos. De los 15.843.421, 2.923.988 perciben su salario por trabajos vinculados en exclusiva con las administraciones públicas. Es decir de los 18.872.932, sólo 12.919.433 pueden abstraerse de las ayudas públicas y de sus cuentas. No puedo incorporar en este resultado aquel asalariado y autónomo que depende de contratos públicos mixtos, lo que aun empeoraría la estadística.
En España hay 15.449.210 jubilados o ciudadanos no activos, 4.123.300 parados según el INEM y 8.219.450 estudiantes. En total, y haciendo la demagogia justa, podemos decir que hay 12.919.433 de trabajadores que aportan todo lo que precisan 46.661.950 en términos de presupuesto público. Obviamente no es un análisis al milímetro pero que si se mira de modo objetivo demuestra lo que si es cierto: parece difícil de soportar este otro déficit, el déficit socioeconómico, pues esos 12 millones son los encargados de establecer los cambios estructurales para modificar el modelo de crecimiento de este país y no parece que se pueda hacer cuando la preocupación máxima será lograr que esos paguen lo que necesitan los otros para subsistir. Queda poco margen para las aventuras.
Ahora bien, mientras nadie ponga coto a nuestra fábrica de dependientes de la cosa pública, esto no va a mejorar. Hace unas semanas en una charla que di en Sevilla ante centenares de universitarios cuestioné quienes de todos ellos pensaban ser emprendedores o montar un negocio en los próximos cinco años. La respuesta fue siniestra: sólo levantaron la mano dos jóvenes. Luego pregunté cuantos querían ser funcionarios y la respuesta fue masiva. Un grupo importante no levantó la mano. No se que es peor.
CONSUMO Y OCUPACION
Hace poco, en una conferencia que ofrecí en una universidad andaluza dije que al que me acusara de pesimista lo acribillaba a ideas. Traducir los entrelineados de la información económica y descubrir que se nos ocultan cosas no es hacer lecturas interesadas de la realidad buscando malas noticias sino todo lo contrario, es el método que utilizo para aportar ideas realistas acerca de cómo salir de todo esto. Está claro que quedarnos en el pesimismo no ayudará a una recuperación que aun tardará mucho en llegar, pero lo ilusorio y la mentira sistemática en color pastel ayuda mucho menos.
Hace poco, en una conferencia que ofrecí en una universidad andaluza dije que al que me acusara de pesimista lo acribillaba a ideas. Traducir los entrelineados de la información económica y descubrir que se nos ocultan cosas no es hacer lecturas interesadas de la realidad buscando malas noticias sino todo lo contrario, es el método que utilizo para aportar ideas realistas acerca de cómo salir de todo esto. Está claro que quedarnos en el pesimismo no ayudará a una recuperación que aun tardará mucho en llegar, pero lo ilusorio y la mentira sistemática en color pastel ayuda mucho menos.
La economía de nuestro país debe reforzar su industria y sus exportaciones pero nada hace presagiar que eso pueda pasar en los próximos años. No puede ser que se pretenda seguir basando el modelo de creación de empleo en los servicios y la construcción. Por eso es determinante que todos los que emprendemos jugándonos nuestro patrimonio creando ocupación, sepamos hasta que punto las ayudas del gobierno a la industria se canalizan adecuadamente y llegan a las empresas para crear empleo e impulsar un consumo sostenible.
Ingentes cantidades de dinero para obras menores municipales o para subvencionar la fabricación de un coche no aportan valor estructural sino empleo puntual y, lo que es peor, no me garantiza como emprendedor que mi esfuerzo esté siendo valorado y protegido. La verdad es que las decisiones de nuestros gobernantes son erráticas y preocupan por la improvisación que reflejan. El hombre que negó la crisis y sus repercusiones durante dos años es quien debe sacarnos de ella. Parece difícil que eso pueda pasar y además la historia juzgará en su medida a quien, por esa irresponsabilidad, provocó que nuestro drama fuera mucho mayor del que nos tocaba en realidad. Por cierto la historia juzgará también a su oposición por ser incapaz de ofrecer nada al respecto y apuntarse a la evidencia en lugar de haberse adelantado en su día.
Por eso, y en ese sentido, lo importante no es saber cuando saldremos de la crisis sino de que modo. Debemos intentar sobrevivir en el momento que la tormenta nos arrecie con más fuerza, pero también es nuestra obligación empezar a pensar en cuando todo esto amaine. Esperar que nuestros gobernantes tengan en consideración algunas premisas básicas y estratégicas es cuanto me preocupa ahora.
Resumiendo son dos aspectos muy generales que me quitan el poco sueño que suelo tener. Es preciso evitar errores como no tomar medidas contra el paro a medio y largo plazo y sólo acudir a la gestación de empleo temporal y de poca continuidad atendiendo a un interés por acentuar el consumo rápido. Ninguna sociedad puede tener progreso y equilibrio cuando cuenta con nuestras tasas de desempleo. Y en segundo término, y en contraposición al pensamiento general que determina una ecuación simple en la que a más ocupación más consumo y a más consumo mayor liquidez como elemento crucial para salir de la crisis, nos podemos encontrar con un problema inesperado de falta de consumo aunque mejore la economía.
Los consumidores, por norma, se entregan a ciclos largos de gasto que van seguidos de otros periodos también largos de ahorro en los que reposan. Tras quince años de consumo enloquecido, los españoles están saciados, lo que explicaría la anorexia económica y su deflación derivada. El consumidor se ha vuelto oportunista y sabe que esperando, obtendrá la mercancía a un precio mucho más asequible. Si bien ahora hablamos de crisis de financiación, no podría ser que si volviera a hacerse posible el crédito con mayor flexibilidad, ¿el consumo ya no volvería a ser como antes?
En cualquiera de los casos será imprescindible que en las fases de gasto futuras, los consumidores dejen de utilizar el crecimiento de valor de su riqueza inmovilizada para conseguir endeudarse más como una alternativa al ahorro. Algo que siempre funcionó de un modo poco convencional puede ser toxico para una fase de recuperación aun lejana.