Marc Vidal Marc Vidal

#huelga14N

Ayer en mi twitter estuve debatiendo sobre lo que se considera óptimo para protestar socialmente. Estoy a favor de salir a la calle, de ser contundente y de actuar coordinadamente pero me cuesta entende la lógica de las huelgas hoy en día. Insistir en hacer huelgas generales contra gobiernos y bancos en pleno siglo XXI es seguir entendiendo el mundo como en el siglo XIX me temo. Hubo quien me recriminó que como podía sino pronunciarse la sociedad. Recordé algunos ejemplos recientes como que en Irlanda el 80% de los contribuyentes se negaron a pagar a un impuesto injusto para rescatar la banca y tuvo que ser retirado así como en Islandia, donde la población se plantó tributariamente para dejar caer un gobierno y redactar una constitución nueva. Hay maneras. Además tengo la impresión que en este caso las protestas deberían atacar a los causantes de este desastre, bancos y cajas y no provocar deterioro a los que sufren, emprendedores y autónomos. Cuesta aceptar que esto no es una crisis, que vivimos otra cosa mucho más compleja y que gritando o parando las máquinas no vamos a evitar el parto. La criatura ya muestra la cabeza.
Pienso en ¿que tendrá que ver parar un país (que no va a parar por que vivimos en entornos digitales) con lo que está pasando? Para protestar contra gobiernos y bancos organicemos votar en blanco o no votar, ejercer presión al político y acometer acciones contra los bancos por ejemplo. ¿Porque parar de trabajar? No lo entiendo. Además me huele tanto a justificación sindical. ¿Dónde estaban estos que convocan acciones de otro tiempo cuando realmente se les precisaba? Cuando se estaba gestando este desastre monumental, ¿dónde estaban?  Yo no tengo tiempo para huelgas, yo sigo intentando crear trabajo a pesar de todos estos y aquellos. En un año hemos logrado fundar varias empresas y poner a casi 50 personas a trabajar.

Os enlazo para leer algunas cosas que he escrito al respecto anteriormente:

Los sindicatos deberían de adaptarse a los tiempos. No es una frase hecha, es una verdad lírica. ¿Qué es eso de reducir los servicios mínimos? ¿Qué tipo de chantaje social oculta esa solicitud? ¿A que se refieren con eso de que no quieren que el 29 de septiembre no salgan vuelos internacionales de ningún aeropuerto español? Cuando un dirigente social exige algo de este tipo es que no está cerca de la realidad. Aunque se definan como líderes laborales, el contacto con la realidad empresarial y emprendedora de este país es nula.

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 No voy a hacer huelga mañana, me cuesta entender elmétodo. A pesar de que comprendo el motivo no lo comparto. La reforma laboral no puede ser el elemento detonante de una reacción popular contra todo lo que nos ha llovido y nos lloverá. Y mucho menos que ese catalizador de la protesta lo lideren un entorno sindical que se ha caracterizado por la abulia, la distancia y la complicidad con lo que sucedía. La desidia por ser organismos antiguos y agigantados, la lejanía porque no están actualizados con el modelo económico actual, y colaboradores con los que azuzaron la crisis por no plantarse frente a los que no tomaban medidas mientras el paro aumentaba y la capacidad de reacción se esfumaba. Ahora no me valen sus quimerasObviamente tampoco la de la CEOE. Lo que le aplico a los primeros sirve, punto a punto, para los segundos.

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Sobre Redes Y Crisis

Aunque la anécdota final fue el secuestro que vivimos durante unos minutos al finalizar, lo que quiero comentar hoy es que ayer participé en una mesa redonda junto con Enrique Dans y Vicente Varó, que versaba sobre "las redes sociales en la economía digital post-crisis". Obviamente mi intervención obturó el hecho de que para mí eso de "postcrisis" es una broma de mal gusto. La moderación de la mesa corrió a cargo de Juan García, Director de economiadigital.es y la presentación, de Josep Soler, Director general IEF y Vicepresidente de EFPA Europa. Estuvo bien, sobretodo el turno final de debate con el público y los twitteros que enviaron sus preguntas y opiniones. Aquí os dejo el fragmento de mí intervención y el del debate final, si queréis ver el resto de ponentes podéis enlazar aquí.

Debate final, ruegos y preguntas

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El Crash De Los Sindicatos

Les aseguro que mirando este video me entra sana envidia y unas terribles ganas de volverme a París. No quiero decir con ello que debamos irrumpir en “59 segundos” y, agarrando fuertemente uno de los micrófonos que suben y bajan continuamente, leer un discurso revolucionario. Me refiero a que un país donde la tasa de desempleo no es ni la mitad que la nuestra la gente se pone al frente de sus propias vidas. Hablo del nivel de anestesia que vivimos y del grado de infección del sistema. Ayer estuve con Leopoldo Abadía en una conferencia que dimos y él hablaba de "decencia" como sustitutivo de "ética". Tiene razón, esto es un tema de dignidad moral.

El nivel de humillación social que vivimos es de tal calibre que asusta.  Los sindicatos no tienen suficiente con el bochornoso espectáculo que ofrecen todos los días en la gestión de la crisis, que se disponen a batir su propio récord. Al parecer no piensan entrar en el asunto que nos ocupa y mañana, en la fiesta del trabajo, piensan pasarse por el arco del triunfo la situación económica y laboral de este país. Para ello han decidido protestar encarecidamente contra la posibilidad de que nos quedemos sin pensiones. Gracias, gracias de corazón por preocuparse por mi futuro. Gracias por ser tan honestos y condescendientes, tan capaces, tan trabajadores, tan deliciosamente sinvergüenzas. Los pretendidos líderes sindicales no son más que parte del engranaje simplón e ineficiente que nos aprisiona cada día, que evita la réplica social y que ayuda al amparo de los que nos desgobiernan.

Los sindicatos en España son instituciones dirigidas por unos glotones que no entienden que los tiempos han cambiado. El cometido técnico de su existencia ya no es fácil de descifrar. No atienden las necesidades del cuerpo de emprendedores que deben aportar valor a este sistema, no asumen que cuando reivindican por un ocupado dejan de lado al ex ocupado. El emprendedor es tan, o más, trabajador como cualquier asalariado y además se lo juega todo. Pero mientras ellos mismos averiguan que quiere decir “nueva economía”, piensan que es mejor no encabronar a quien les paga. Como estamos bajo el peso de lo obligatorio, en la densa capa de las ideologías, lo que tenga que venir, vendrá. El grado de insulto a la inteligencia en este país es tan grande como la capacidad de adaptación de los ciudadanos. Los discursos vacíos de los que manejan el asunto son digeridos sin apenas molestias. La paz social en España depende de que estos organismos repletos de liberados con Visa de izquierdas mantengan un discurso átono y repetitivo. Ahora apelan a que una huelga general no es una buena idea ya que empeoraría la crisis en un momento que podría ser que estuviéramos dejando atrás lo peor. Hay que ser caradura. Algunos de los tipos que dirigen estas herramientas políticas llamadas sindicatos no se atreven ni a toserle a Zapatero.

El descalabro ético es general y afecta a todos los engranajes de este quebrado sistema. Hay que tenerlos cuadrados al poner como excusa para no reunirse en el manido pacto social entre sindicatos, patronal y gobierno, “problemas de agenda”. A ver si lo he entendido bien. El mayor problema que tiene este país en términos económicos y sociales no puede atenderse porque unos señores que viven de nuestros impuestos no encuentran un hueco en sus apretado calendario de actos y festejos. A veces me entran ganas de emigrar al centro de la Tierra y llevarme algo para leer.

Hoy se publican cifras de la EPA. Se acercan algo más a la realidad. Son más próximas a unas tasas que, cuando las publica el ministerio de trabajo, parecen dibujos animados. No obstante no tienen nada que ver con la verdad técnica como hemos explicado muchas veces. En este país están en paro un millón de personas más. Vivimos una burbuja laboral que recuerda mucho a la inmobiliaria, la de activos patrimoniales que supuso una explosión en un momento determinado. Asumido queda que mañana nadie va a defender los intereses de los trabajadores en precario, los parados o los millones de jóvenes que han perdido la oportunidad de prosperar en toda su vida. Toda una generación con sus sueños desparramados por el suelo de unos grandes almacenes donde, tras estudiar 3 carreras, 5 masters y 4 idiomas, se dedican a ordenar de mayor a menor las cajas de berberechos. Los más afortunados pueden ser más creativos y gracias a un curso de postgrado en ingeniería termonuclear pueden ordenarlos, en un ejercicio de creatividad suprema, también de menor a mayor. A esa generación cero no la defiende nadie.

Y es que, como digo, vivimos una burbuja laboral. Sus resortes son muy similares a la burbuja inmobiliaria. Hay unos propietarios de empleo con todos los beneficios de la legalidad vigente como indemnizaciones, pensiones o desempleo. También existen los demandantes de trabajo pero sin opciones de conseguirlo. Ya pasó con la vivienda, a medida que el mercado se encarece se va gestando una doble sociedad, la que tiene empleo estable (vivienda de propiedad) y los desempleados sin opciones (de alquiler y sin crédito).

A medida que se retrasan las soluciones el valor del empleo desciende y su coste aumenta. El riesgo de que estalle esa burbuja laboral es cada vez más alto y sus consecuencias cada vez más siniestras. En estos momentos las empresas que cierran no asumen los pagos por indemnización en el despido porque no pueden (por eso cierran). Entonces se recurre al estado y éste reduce los pagos y aumenta los impuestos para poder hacer frente a ese aumento de demanda. A medida que esto vaya en aumento, las prestaciones para parados y el tiempo para poder disfrutarlas se reducirán, no habrá otro remedio. 

La burbuja laboral estallará cuando se evidencie, que se evidenciará, que muchos de esos “ocupados” no lo están en realidad, que esos miles de “en formación” no se están formando y que los 400.000 trabajadores que se beneficiaron del cavazanjas al cuadrado que supuso el Plan E están parados solemnemente. Más de un millón de personas componen, sin saberlo, el volumen total de la burbuja laboral. A los sindicatos eso les parece un asunto secundario, lo importante es “proteger las pensiones”. Las pensiones peligran más por el hecho de que cada vez trabaja menos gente que por otro motivo. 

Estoy cansado de que me tomen por idiota. Este sábado volverán a lograrlo. Cuando los dirigentes sindicales lleguen a la manifestación del “Día del Trabajador” en su Audi con chófer lograrán que así me sienta, como un imbécil. En lugar de darle vueltas a lo manido, a la cantinela protogubernamental , deben ayudar a sufragar las bajas de la explosión de la burbuja laboral. Es inminente.

(Este artículo debia de haber salido hoy en El Confidencial, pero por problemas en el envío saldrá el lunes. Agradezco a la dirección del medio me ha permitido distribuirlo previamente en mi blog)

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Irrumpir En La Tele


El pasado 21 de abril, durante la emisión en directo del programa “El objeto del escándalo” de la cadena pública France 2, un grupo de parados y trabajadores en precario asaltaron el plató para leer un comunicado. Entre las propuestas destacaba la una “huelga de parados”. Conozco bien e mercado audiovisual francés y su funcionamiento. Estuve un tiempo en TF1 y, que pase algo como lo del video, no es fácil. Mis amigos que trabajan en la tele implicada me cuentan que todos los técnicos del programa están implicados. ¿Será cierto? ¿Os imagináis algo igual en la tele pública española?

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