Un mundo sin dinero
Sanciones, limitación de mover activos, expulsión del club SWIFT o congelación las reservas que los rusos tienen en los bancos internacionales. Asistimos a una revolución sin precedentes en cuanto a las órdenes y decisiones en materia financiera global debido al inadmisible ataque de Vladimir Putin a Ucrania. Como la lista de expertos que opinan sobre el conflicto es interminable estos días, en mi caso me aparto. No soy conocedor de lo que allí pasa, el motivo por el que pasa o si la historia demuestra o no, que un territorio es de uno u otro. Cada uno tendrá sus justificaciones. Lo único que sé, es que sea cual sea la motivación, las cosas no se arreglan a bombazos, sino hablando.
Sanciones, limitación de mover activos, expulsión del club SWIFT o congelación las reservas que los rusos tienen en los bancos internacionales. Asistimos a una revolución sin precedentes en cuanto a las órdenes y decisiones en materia financiera global debido al inadmisible ataque de Vladimir Putin a Ucrania. Como la lista de expertos que opinan sobre el conflicto es interminable estos días, en mi caso me aparto. No soy conocedor de lo que allí pasa, el motivo por el que pasa o si la historia demuestra o no, que un territorio es de uno u otro. Cada uno tendrá sus justificaciones. Lo único que sé, es que sea cual sea la motivación, las cosas no se arreglan a bombazos, sino hablando.
Pero lo que estamos viviendo, y por las medidas económicas que se están practicando, me apetece reflexionar sobre la futura aplicación de los capitales, del dinero, del efectivo y de las propias criptomonedas. De hecho, en un momento como el actual hay un debate que no verás en ningún medio, porque no interesa a quienes mantienen a esos medios. Estoy hablando del dilema acerca de si es posible un mundo sin dinero. Por lo menos sin el dinero tal y como lo entendemos ahora.
En uno de los episodios de Star Trek: el Capitán Picard le explica a un visitante del siglo XXI que la economía del siglo XXIV, en el que transcurre esta saga, es bastante diferente. Le dice textualmente que el dinero ya no existe. Algo que replicó Yusaku Maezawa, un multimillonario que recientemente viajó al espacio. Este hombre dijo en una conferencia de prensa que dio desde la Estación Espacial Internacional que ‘algún día, el dinero desaparecerá repentinamente de este mundo y que su cuenta bancaria tendrá valor cero.’
Este magnate dedicado a la moda, agregó que el capitalismo ‘no es sostenible’ y que debería ser reemplazado por una sociedad libre de dinero lo antes posible. Lo curioso es que esta es una visión que prometió explicar en una película que está preparando y que sin duda costará una fortuna producirla. Pero, ¿es esta una idea verdaderamente futurista o es en realidad algo primitivo e impracticable?
Veamos. El capitalismo ha tenido un éxito importante sacando a gran parte de la humanidad de la pobreza, incentivando la creación de tecnologías que mejoran la vida. Pero durante mucho tiempo tuvo sus críticos. Karl Marx imaginó una utopía similar. El comunismo, dijo, finalmente traería un mundo sin dinero. Decía que ‘en la producción socializada se elimina el capital–dinero. La sociedad distribuye la fuerza de trabajo y los medios de producción a las diferentes ramas de la producción. Los productores podrán, en todo caso, recibir vales en papel que les permitan retirar de las provisiones sociales de bienes de consumo una cantidad correspondiente a su tiempo de trabajo. Estos vales no son dinero. No circulan’
Aunque Marx se consideraba a sí mismo un científico social y economista, y aunque sus ideas siguen siendo seguidas ciegamente por muchos, sus planteamientos no se enseñan en los departamentos de ciencias sociales o economía, excepto como complemento. Básicamente porque casi todas sus hipótesis han sido desacreditadas. Hay un trabajo de Richard M.Ebeling que también te enlazaré que lista todo lo que debía ser el marxismo y no ha sido. Ebeling se pregunta ¿quién va a construir coches gratuitos sin incentivos? ¿quién va a ponerte una cerveza sin ningún estímulo comercial? Para los seguidores de eso, es posible que la naturaleza humana cambie misteriosamente algún día.
Ludwig von Mises, un crítico de la escuela austríaca, se preguntaba que ‘si se va a construir una central energética, hay que saber si es o no la forma más económica de producir la energía necesaria. ¿Cómo puede saberse esto si no se pueden calcular los costos y la producción?’. Podemos admitir que en su período inicial un régimen socialista podría confiar hasta cierto punto en la experiencia de la era precedente del capitalismo. Pero, ¿qué se debe hacer más adelante, a medida que las condiciones cambian? ¿De qué servirían los precios de 1900 para el director en 1949? ¿Y qué utilidad puede sacar el director de 1980 del conocimiento de los precios de 1949? Igual el mercado resulta ser una clave imprescindible.
Por eso el dinero en sí, parece difícil que desaparezca por mucho que los guionistas de Star Trek lo insinuaran. Sin precios, las personas no tienen medios identificables y cuantificables para comparar y contrastar opciones sobre cómo gastar el tiempo y el capital, lo cual es vital para determinar la mejor manera de utilizar los recursos. Pero déjame ir más allá. Una sociedad sin dinero no solo es poco práctica, sino también profundamente inmoral . Marx a menudo se quejaba de que los capitalistas codiciosos alienaban a los trabajadores de su trabajo. El enfoque en la eficiencia, dijo, reducía al trabajador a una mera extensión de las máquinas de una fábrica, convirtiéndolo en una herramienta bruta de explotación capitalista.
Pero resultaba que los trabajadores elegían trabajos industriales porque se pagaban mejor que los agrícolas. Lejos de alienar a los trabajadores de su trabajo, el capitalista de turno dispuso nuevos modos de producción que aumentaron enormemente el valor de ese trabajo, no solo para él, sino también para los trabajadores. Seguro que hubo casos en los que no, pero en general, ganaban todos. En el transcurso de la Revolución Industrial y los 2 siglos siguientes, esos retornos crecieron enormemente y redujeron el porcentaje de personas que viven en la pobreza extrema. Se pasó de más del 80 por ciento a menos del 20 en el mundo occidental.
Hay muchos nuevos pensadores que opinan que el dinero es una especie de virus que se debe eliminar. Que nos convierte a todos en una especie de monstruos avaros e insolidarios. Sin embargo, es posible que, el concepto dinero, en realidad, nos aleja de eso. Por ejemplo, el dinero almacena el valor del esfuerzo de cada uno de nosotros. Es posible gracias a la protección legal de los derechos de propiedad por ejemplo. Defender el uso indiscriminado de un patrimonio sin que el propietario pueda hacer nada cuando le entran unos okupas, es todo lo contrario a lo que se espera. Ese es otro tema, pero tiene mucho que ver en la concepción ideológica de tomo lo que quiero, independientemente de si lo merezco o no, sólo porque un ‘capitalista’ es mi enemigo y no merece acumular bienes. Aseguran que no es justo.
Lo curioso, y no es una tontería, es que en Star Trek la economía está centralizada bajo el control de la Federación, que posee los medios de producción y gestiona la fabricación de los bienes y servicios que necesitan los distintos miembros de la sociedad. Para ello la tecnología es la clave. El replicador, un dispositivo al que todo el mundo puede acceder, crea comida, bebida y objetos mediante reorganización atómica. ¿Para qué trabajar si podemos crear lo que deseemos? A partir de ahí, el ser humano se dedica a aprender, educarse, amar, al arte, etc. Por eso, sin tecnología, todo eso es imposible.
Pero, tal vez, mientras llegamos, o no, a ese mundo distópico o lo que sea, lo que nos interesa más es que pasa con el efectivo y las monedas digitales. Antes de llegar a un mundo sin dinero, se debería saber que pasa con el efectivo actualmente. Resulta que el efectivo es anónimo, es estable y se acepta prácticamente en todas partes. Y a pesar del aumento de los pagos móviles y la ubicuidad de las tarjetas de crédito, todavía lo mueve todo a nuestro alrededor; hay más efectivo en circulación que nunca. Recordemos que el mayor nivel de control y seguimiento de lo que hacemos, es a partir de las transacciones electrónicas, de nuestro rastro, nuestra huella digital. El efectivo es una paradoja asombrosa. Está perdiendo popularidad al mismo tiempo que es más popular que nunca. La gente paga las cosas con mucha menos frecuencia en efectivo según la propia Reserva Federal de EEUU.
Una anécdota. Hace unos meses, me pasó algo en el metro de Londres. Era la primera vez que viajaba allí desde la pandemia. Tan pronto como me senté, un músico se subió y comenzó a tocar. Lo hacía bien. Entonces, cuando comenzó a cobrar propinas, le dije que no tenía ninguna moneda. El músico me dijo que no aceptaba efectivo. Que le pagara con una aplicación similar a nuestro Bizum, todo lo que tenía que hacer era escanear un código QR en su teléfono con mi teléfono y podía donar una propina usando la aplicación de pagos digitales. Igual estás pensando ¿Hasta qué punto las criptomonedas se convertirán en un sustituto del efectivo?
Os recomiendo el Digital Gold de Nathaniel Popper. Analiza los primeros días del bitcoin. Se concibió para pagos entre pares sin permiso de nadie, ni intermediación de nadie, tal como lo haríamos con el efectivo. No tenemos que pasar por un banco ni nada por el estilo. Pero la gente realmente no lo usa para eso. Pocas empresas, aunque cada vez más importantes, permiten el pago en criptos: por ejemplo Microsoft, Tesla, Amazon o Starbucks. Sin embargo, la acumulación de este activo con posibilidades de ser utilizado como modo de pago, de transacción, hace pensar que el día que explote, será exponencial su uso y aquí va a cambiar todo de una vez por todas.
Por ejemplo. Europa es la economía de criptomonedas más grande del mundo. El continente generó más de 870.000 millones de euros en criptomonedas durante todo el año pasado. Por orden, Reino Unido, Francia, Alemania, los Países Bajos y España, son las cinco economías que más dinero generan y mueven con este tipo de activo digital. A pesar de que a día de hoy las criptomonedas se ven como un activo de inversión más en el mercado, su paso a una moneda de pago avanza. De ahí la atención que empiezan a otorgarle los bancos centrales y el resto de autoridades monetarias. De hecho, el camino hacia las monedas digitales como un medio real de pago probablemente no vendrá de la mano de una iniciativa privada, sino de los emisores de las actuales monedas de curso legal, los bancos centrales. Y ahí está el problema. Su problema.
Se calcula que aproximadamente un 80% de los bancos centrales del mundo está trabajando ya en su propia moneda digital. Las CBDC, siglas que responden en inglés al nombre de monedas digitales, serán sin embargo más una expresión electrónica del dinero FIAT que una criptomoneda, aunque sí podrían basarse en tecnologías como el blockchain. Te recuerdo que el dinero “Fiat” (del latín «fiat», que significa «hágase» o «que así sea», tiene ese nombre porque existe por decreto, por orden de la autoridad que gobierna. El dinero FIAT es el único que existe en el mundo desde que en 1971 Estados Unidos rompió el patrón oro .
Pero lo que pasa es que la banca tiembla ante una posible fuga de depósitos. Entre los bancos centrales que ya trabajan en esta necesidad se encuentra el Banco Central Europeo (BCE), que incluso ha puesto una fecha tan cercana como 2026 para su proyecto. El negocio de las criptomonedas está viviendo su etapa de mayor expansión. Es por eso que, desde Bruselas, la Unión Europea y el Banco Central Europeo (BCE) han decidido seguir adelante con el proyecto piloto que exploraba los beneficios y riesgos de introducir un euro digital, la versión en criptomoneda de la divisa comunitaria.
Y saben que ese tipo de monedas presenta riesgos para el sistema, especialmente para el sector financiero, que teme una fuga de depósitos si sus clientes pueden tener un ‘monedero virtual’ en el propio BCE sin necesitar entidades tradicionales. Algunos analistas del Deutsche Bank aseguran que Si los ahorradores cambiaran cada vez más depósitos bancarios a euros digitales, “se desencadenaría una escasez de liquidez en el sector bancario que el BCE podría contrarrestar comprando activos bancarios, como valores o préstamos, o aumentando los préstamos a los bancos mediante operaciones de refinanciación”
Para intentar evitar este riesgo, el propio BCE ha asegurado que trabaja con varias ideas, entre ellas limitar a una cifra fija el cash digital que permitiría a los particulares. Según sus planes, el banco central podría limitar sus monedas digitales a 3.000 euros y a tipo de interés cero para evitar fugas de depósitos de la banca. Pero calculan que con 340 millones de ciudadanos de la eurozona, esto supondría que un billón de euros pasaría de los bancos al BCE. Es evidente que eso impactaría esencialmente en una fuente de financiación que los bancos dan por segura (y que es muy barata): las cuentas corrientes.
Un solo billón de euros en euros digitales ‘sacudiría los cimientos de los bancos, los riesgos de refinanciación probablemente reducirían las coberturas de los bancos en 1,6 billones de euros y aumentarían las necesidades de liquidez en más de 0,3 billones de euros’. Cuando digo que los bancos son las nuevas discográficas me refiero a esto. Resulta que muchos consideraron que le fin de la banca tradicional vendría por los neobanks (Revolut, N26,…) o por los iBanks (Apple, Amazon, Google,…) o, incluso por entidades híbridas, pero no, los bancos de dentro de 10 años no se parecerán en nada a los actuales. Se llamarán igual, es posible, pero no serán los de hoy.
Lo dicho, no estamos solo ante una guerra, ni tan siquiera ante una nueva manera de ver el mundo, los bloques o la desglobalización. Estamos ante un modelo de gestión de las divisas, del dinero, que, ante la intervención global de los fondos, activos y empresas rusas, se muestra incontestable, debilitado y en manos de decisiones unilaterales. Justas, seguro, pero estas decisiones lo cambian todo. El debate sobre el dinero, el capital, su sentido, su valor, las criptomonedas, las monedas digitales y el papel de la banca en todo esto, es el que se abrirá en breve.
De momento, toca seguir las historias dramáticas de los pobres ucranianos huyendo del horror. Pronto, cuando la ventana se abra de nuevo, aparecerá la crisis económica con toda su virulencia y, entonces, podría ser el momento de debatir sobre estos temas. Quienes defiendan un mundo sin dinero, sin propiedades o lo que sea, no van a faltar.
¿Pueden ser las criptomonedas clave en la guerra de Ucrania?
El conflicto en Ucrania ha llegado a un nuevo y peligroso capítulo, con las tropas rusas supuestamente cruzando la frontera oriental del país después de que Moscú reconociera formalmente ayer dos enclaves separatistas de tendencia rusa allí. El costo humanitario de una invasión rusa a gran escala y una lucha de Ucrania para defender su territorio podría ser enorme.
El conflicto en Ucrania ha llegado a un nuevo y peligroso capítulo, con las tropas rusas supuestamente cruzando la frontera oriental del país después de que Moscú reconociera formalmente ayer dos enclaves separatistas de tendencia rusa allí. El costo humanitario de una invasión rusa a gran escala y una lucha de Ucrania para defender su territorio podría ser enorme.
Las implicaciones económicas globales del conflicto siguen siendo difíciles de calcular, ya que las sanciones occidentales contra Rusia podrían aumentar en respuesta a la distancia y la agresividad de sus tropas en Ucrania. Los mercados bursátiles están desplomándose bruscamente y el precio de las materias primas como el petróleo se han disparado.
Los funcionarios occidentales están intensificando sus amenazas económicas contra Rusia. El canciller Olaf Scholz de Alemania detuvo hoy la certificación de Nord Stream 2, un gasoducto crucial diseñado para transportar gas natural ruso a su país. En la hora en que estoy grabando este vídeo, primera hora de la mañana, la administración Biden ha emitido un conjunto inicial y limitado de sanciones a las regiones ucranianas separatistas, mientras que los funcionarios europeos y británicos se preparaban para imponer sanciones a la propia Rusia.
La mayor preocupación es la interrupción del suministro de petróleo y gas, con precios en aumento desde que Moscú respaldó a los separatistas. Eso podría infligir un enorme dolor a Europa, que depende en gran medida de los suministros rusos de gas natural en particular y ya está sufriendo el aumento de los precios de la energía.
Los productores y comerciantes mundiales de petróleo también están preocupados de que las sanciones puedan afectar gravemente a sus negocios, e incluso las sanciones limitadas a los activos rusos probablemente creen problemas. Los bancos multinacionales también tendrán que reaccionar a cómo se diseñan las sanciones. Rusia y Ucrania son los principales productores de trigo y actúan como proveedores cruciales para África, Europa y Oriente Medio. Los analistas económicos temen que las interrupciones en el suministro de alimentos puedan provocar disturbios sociales.
Existe el temor de que estas interrupciones puedan impulsar aún más la inflación mundial, que ya ha estado en niveles altos. El BCE se verá obligado a posponer su cambio de rumbo a pesar de un nuevo impulso de los precios. Esta guerra retrasará la subida de tipos porque, aunque suban los precios de todo, que subirán, no tendrá que ver con un sobre calentamiento o exceso de consumo que pudiera haber en la economía. La subida de precios será por un corte de la cadena logística y por la quiebra de la confianza. Por eso, los tipos no subirán ya que se llevaría por delante la débil recuperación que se estaba anunciando. Adivina quienes van a pagar el pato.
Bernd Weidensteiner y Tatha Ghose, economistas de Commerzbank, señalan en una nota que he leído esta misma mañana que "a corto y medio plazo es probable que Rusia haga frente bastante bien a las sanciones occidentales, pero a largo plazo causarían un daño considerable a su economía. Algo que, evidentemente, sufrirán también las economías occidentales. Esto afectará a la deuda. El BCE podría prolongar su programa de compras netas de bonos al menos hasta fin de año y mantenerlo abierto para amortiguar las consecuencias de cualquier conflicto en Ucrania.
El margen de maniobra para adaptarse a un shock geopolítico con la política monetaria parece particularmente estrecho. Pero a diferencia del BCE, la Fed que ya prácticamente ha anunciado una subida de tipos para marzo. Por lo tanto, si la Fed esquiva esa subida de tipos por el conflicto en Ucrania, el mercado podría sufrir fuertes distorsiones pues se evidenciará que Occidente retrasará su recuperación y será, en términos de inflación, un barco a la deriva.
No obstante, estas consecuencias de corto plazo que primero se visualizan en los mercados son las que generarán un impacto directo en la economía europea en una etapa algo posterior (a medio plazo: entre 3 y 12 meses). El problema aquí no es si Europa pierda a Rusia como cliente, más bien el problema es perder a Rusia como proveedor. El punto importante es que Rusia es el proveedor más importante de la UE de algunas importaciones cruciales, que no pueden ser sustituidas rápidamente o que directamente no pueden ser reemplazadas.
El gas natural ha sido el foco de atención durante algunos meses. Rusia suministra alrededor del 45% de las importaciones totales de gas natural de la UE, y las instalaciones de almacenamiento de gas natural de la UE actualmente están solo al 35%. Además, Rusia también es un importante proveedor de petróleo crudo y carbón para la UE.
Rusia representó el 47% de las importaciones de hulla de la UE en 2019 y el 27% de las importaciones de petróleo crudo. Sin las importaciones rusas Europa sufriría un aumento todavía mayor del coste de la energía. Rusia es uno de los principales exportadores de paladio, un metal fundamental que se utiliza en automóviles, teléfonos inteligentes e incluso en empastes dentales. Los analistas de Goldman Sachs estiman que el S&P 500 ahora se cotiza con un descuento del 5%debido a la incertidumbre geopolítica, y el índice podría caer otro 6% si las tensiones aumentan. Si tienes criptomonedas debes estar flipando con el descuento que, tras varios meses en caída libre, hoy se han ido al fondo del pozo.
Aunque todo lo anterior no desencadenase una recesión, que ya veremos, en la zona euro y la UE, lo más probable es que la gasolina, la electricidad y otras materias primas alcanzasen nuevos máximos históricos (impulsando la inflación de forma amplias en nuevas oleadas de alzas de precios), lo que podría ahondar en el descontento que ya domina en los consumidores europeos que están siendo víctimas de una de las mayores crisis del coste de la vida de las últimas décadas.
Pero, a largo plazo, más allá de un año, Rusia sería sin duda la gran perdedora (ante la imposibilidad de encontrar clientes como Europa) pero donde Europa también saldría muy perjudicada. Un cambio relevante se produciría en la industria armamentística, lo que también afectaría al gasto público de los gobiernos occidentales. Los economistas creen que el nuevo contexto geopolítico forzaría a los miembros de la OTAN a incrementar su gasto en defensa, modificando la tendencia a la baja de las últimas décadas.
Además tenemos que pensar que Pekín y Moscú están cada vez más unidos, mientras que la UE y EEUU harán lo propio con sus aliados. Es división del globo podría verse reflejada también en las políticas económicas que se adopten a largo plazo: En los próximos años, podríamos asistir a una desglobalización en el sentido de que es probable que el comercio mundial crezca incluso más despacio que el PIB, a diferencia de los sesenta años posteriores a la Segunda Guerra Mundial.
Paralelamente a esta desglobalización, es probable que haya una creciente regionalización del comercio. La desglobalización y la regionalización son, por supuesto, un problema para la economía alemana (nuestra locomotora) y para la economía europea en general, que están orientadas a la globalización más que casi cualquier otra economía del mundo. El desacople económico entre Occidente y Oriente, acelerado por esta crisis de Ucrania, traerá la reindustrialización por parte de los respectivos bloques económicos para satisfacer su demanda por sí mismos. Buenos ejemplos los estamos viendo ya con la apuesta de los gobiernos de EEUU o la UE por la industria de los chips. Cada bloque generará sus propias tecnologías, lo que podría reducir las economías de escala y la eficiencia del sistema económico global. Eso lo encarecerá todo obviamente.
Además, los países de la UE presionarán para diversificar las fuentes de suministro, por ejemplo en el caso del gas natural. Si esto implica una mayor dependencia del gas natural licuado (GNL), se deberá construir y ampliar una costosa infraestructura que aun no tenemos. Además, incluso después de que se haya construido la infraestructura necesaria, es probable que el gas licuado siga siendo una solución mucho más cara en comparación con el gasoducto ruso.
Pero si hay algo que podría cambiarlo todo. Complicarlo aún más, sería el hecho de que a Putin se la suden las sanciones. Igual te estás preguntando como se puede hacer eso. Pues aquí aparecen nuestras amigas descentralizadas: las criptos. Existe una tendencia de opinión económica que defiende que Rusia podría usar criptomonedas para mitigar la fuerza de las sanciones de Estados Unidos.
Cuando Estados Unidos prohibió a los estadounidenses hacer negocios con bancos rusos, desarrolladores de petróleo y gas y otras compañías en 2014, después de la invasión de Crimea por parte del país, el golpe a la economía de Rusia fue rápido e inmenso. Los economistas estimaron que las sanciones impuestas por las naciones occidentales le cuestan a Rusia $ 50 mil millones al año. Desde entonces, el mercado global de criptomonedas y otros activos digitales se ha disparado. Esas podrían ser malas noticias para los encargados de hacer cumplir las sanciones y buenas noticias para Rusia.
Las entidades rusas se están preparando para mitigar algunos de los peores efectos al hacer tratos con cualquier persona en todo el mundo que esté dispuesta a trabajar con ellos. Esas entidades pueden usar monedas digitales para eludir los puntos de control en los que confían los gobiernos, principalmente transferencias de dinero por parte de los bancos, para bloquear la ejecución de acuerdos. Rusia ha tenido mucho tiempo para pensar en esta consecuencia específica. Resulta llamativa la tranquilidad con la que se lo está tomando Putin. Sería ingenuo pensar que no han pensado en este escenario”.
Estados Unidos puede usar las sanciones como una herramienta diplomática porque el dólar es la moneda de reserva mundial y se usa en pagos en todo el mundo. Pero los funcionarios del gobierno estadounidense son cada vez más conscientes del potencial de las criptomonedas para disminuir el impacto de las sanciones y se sabe que están intensificando su escrutinio de los activos digitales.
Si decide evadir las sanciones, Rusia tiene a su disposición múltiples herramientas relacionadas con las criptomonedas. Todo lo que necesita es encontrar formas de comerciar sin tocar el dólar. El gobierno ruso está desarrollando su propia moneda digital del banco central, el llamado rublo digital que espera usar para comerciar directamente con otros países dispuestos a aceptarlo sin convertirlo primero en dólares. Las técnicas de piratería como el ransomware podrían ayudar a los actores rusos a robar monedas digitales y recuperar los ingresos perdidos por las sanciones.
Y aunque las transacciones de criptomonedas se registran en la cadena de bloques subyacente, haciéndolas transparentes, las nuevas herramientas desarrolladas en Rusia pueden ayudar a enmascarar el origen de dichas transacciones. Eso permitiría a las empresas comerciar con entidades rusas sin ser detectadas. Hay muchas empresas que no están dispuestas a sufrir aquí el bloqueo ordenado por EEUU o Europa y perder a sus clientes o proveedores rusos.
Igual piensas que es como muy retorcido, pero es que ya hay un precedente para este tipo de soluciones alternativas. Irán y Corea del Norte se encuentran entre los países que han utilizado monedas digitales para mitigar los efectos de las sanciones occidentales, una tendencia que los funcionarios de Estados Unidos y las Naciones Unidas han observado y denunciado. Ya en octubre de 2020, representantes del banco central de Rusia dijeron a un periódico de Moscú que el nuevo “rublo digital” haría que el país fuera menos dependiente de Estados Unidos y pudiera resistir mejor las sanciones. Permitiría a las entidades rusas realizar transacciones fuera del sistema bancario internacional con cualquier país dispuesto a comerciar con moneda digital.
Rusia podría encontrar socios dispuestos en otras naciones objeto de las sanciones de EE. UU., incluido Irán, que también están desarrollando monedas digitales respaldadas por el gobierno. China, el mayor socio comercial de Rusia tanto en importaciones como en exportaciones según el Banco Mundial, ya ha lanzado su propia moneda digital del banco central. El líder del país, Xi Jinping, describió recientemente la relación de China con Rusia como “sin límites”.
En definitiva, la crisis de Ucrania deja claro una vez más que los próximos años serán testigos de la desglobalización, más política industrial, una nueva política energética de la UE y más gasto en defensa. Todo esto tiende a disminuir el crecimiento económico y ejercer presión sobre las finanzas públicas, que ya están ahogadas y, para tu bolsillo, representa que pagarás más impuestos y tendrás menos servicios. Recuerda que en momentos como este, el ‘cash’ es el rey, y diciendo cash me refiero a tu disponible líquido, no necesariamente en efectivo.
Fuentes:
https://www.nytimes.com/2022/02/23/business/russia-sanctions-cryptocurrency.html
https://www.elboletin.com/swift-es-de-verdad-el-arma-economica-definitiva-contra-rusia/
https://www.eleconomista.es/economia/noticias/11630023/02/22/Las-consecuencias-economicas-del-conflicto-entre-Rusia-y-Ucrania-llegaran-en-tres-fases-diferentes.html
https://www.technologyreview.es/s/13951/ciberataques-y-desinformacion-las-armas-de-rusia-previas-las-balas