Cortafuegos que avivan llamas
Mientras La revista The New Yorker pone su archivo online disponible de forma gratuita otros limitan incluso los enlaces que puedes ‘regalarles’. Estamos acostumbrados, por lo que no nos asombra, a ver como desde los espacios de decisión política se intenta narcotizar a la sociedad cada vez que esta toma las riendas de su propia existencia. Además como son lentos de narices, como eso del progreso les pilla lejos, no suelen actuar hasta que las cosas ruedan y les rozan. Ahora toca, ante la incredulidad de medio planeta, atender de nuevo a los grupos de presión frente a la lógica de los tiempos que vivimos y vienen.
La deconstrucción de procesos se instaló ya en nuestro modelo productivo y de gestión. Nuevos se van creando y nuevos son los modelos que los ejecutan. Ya nada es tan claro como diferenciar entre generador de contenido, soporte donde publicarlo, consumidor, intermediario, gestor de acceso, interpretador de titulares, opinador, establecimiento de flujos de lectores, estimulador de plataformas que redirigen el tráfico, etc. Si en apenas unas décadas todo el plan de gestión de una empresa era el de tener claro cada día lo que le tocaba a todo el mundo hacer, eso ha cambiado radicalmente.
En la prensa, pero también en la construcción, en el sector agrario, en la bolsa, en los mercados en muchos lugares, la clave del éxito estaba en que todos los integrantes de una estructura tuvieran claro que les tocaba hacer al despertar cada mañana. Romper esas cadenas suponía un deterioro en el proceso que repercutía en graves consecuencias. Imaginemos el campo donde todos los integrantes de una granja tienen claras sus funciones, taras y actividades durante todos los días de la semana y horas del día. Eso nunca cambió y permaneció siglos igual.
Hoy en día nada es así y los procesos ya no pertenecen a los protocolos sino a los análisis de necesidad, riesgo y acción. Esa deconstrucción de procesos ha llevado a industrias poderosas a reinventarse. Establecer modelos que amputan la libre evolución de los tiempos y generan barreras legales bajo el tinte de la ‘regulación’ no hace más que retrasar lo inevitable, y en este caso atendiendo al momento histórico que vivimos, ese retraso puede ser definitivo y fatídico. Ahora con una ley que pretende dar pasos hacia atrás el asunto se torna aun más dramático.
La Comisión que ayer discutía la aprobación del canon AEDE cuyas implicaciones nos afecta a todos de forma directa e indirecta. Por supuesto, un debate acerca de las afectaciones tecno sociales y digitales de una ley fue discutido por ‘expertos’ que no entienden de tecnología, de Internet o del uso social y económicamente exponencial que supone todo ello para el progreso de una sociedad que debe liderar los cambios inminentes. Discutida una ley que puede amordazar a una sociedad y a sus empresas de manera irremediable por aquellos que solo oyen las presiones de la ‘Industria’ de contenidos.
Ayer me decía alguien afincado en Boston que las noticias que le llegaban de la ley esta las estaba ‘ordenando’ en la misma carpeta temática donde tiene algunas recientes sobre Turquía, China o Irán.
Algo tan básico como ‘el derecho a la cita’ quedará eliminado a la vez que se derrumbará con él la propia ‘libertad de expresión digital’. Esto no va contra Google, esto va de salvar medios grandes y de paso cargarte los molestos más pequeños, que por casualidad responden muy bien a la dicotomía viejo/nuevo. Si no te has dado cuenta, esto va de callar y escuchar. Va de crear cortafuegos que eviten la expansión de modelos de negocio o campos de transmisión del conocimiento que pudieran afectar a los de siempre. El Canon AEDE permitirá que todos los medios afiliados a esa organización cobren una tasa a todas las webs que se considere se beneficien por hacer citas de contenidos publicados por dichos medios. Esto será unidireccional pues los beneficios que puede obtener un medio por recibir visitas desde el ‘enlazador’ no parece que se tengan en cuenta.
Los medios tradicionales ya no logran ser rentables en la mayoría de los casos y en lugar de reflexionar sobre el modelo de negocio, sobre las implicaciones sociales de un tiempo exponencialmente cambiante y sobre la hipersociedad conectada a millones de complejos sistemas de consumo de datos, para así crear algo nuevo y ser mejores, prefieren prohibir, sancionar, cobrar con modelos caducos y poner puertas en el campo de las reglas de la Nueva Economía.
Es casi como una suerte, no obstante, que quien legisla no se entera de la misa la mitad. Al parecer, si no se paga, un juez establecerá la limitación de acceso desde España a la web en cuestión. Si está en servidores nacionales los cerrará, multará o juzgará. Si están en máquinas fuera de España y afectados por legislaciones que no penalizan los enlaces a medios, podrá decidir que a esa ‘IP’ no se podrá acceder. Sus señorías van a tener mucho trabajo. No me imagino, aunque en esta vida todo es factible, queriendo acceder a Google News y descubrir que España lo ha baneado. Técnicamente lo que defiende la ley es que Twitter no podrá permitir los links o Facebook deberá evitar que los enlaces a webs españolas no sean susceptibles de denuncia. Va a ser divertido.
Obviamente el Gobierno no pretende que Facebook o Twitter paguen un canon por el hecho de que sus usuarios enlacen noticias en sus muros. Supongo que no esperan hacer eso por lo imposible de aplicar. Lo que nos demuestra que las deficiencias de conocimiento de estos temas por parte de los que lo están votando es brutal, pues no entienden de tecnología ni de Internet.
Y es que esto de ser super europeo pero legislar a tu bola es como muy chusco. Este tipo de arreglos legales que se monta de tanto en tanto el gobierno español, en este caso secundado por otros partidos drogodependientes de salir bien en las portadas de la mayoría de esos medios defendidos, deberían de pasar por la ratificación de tratados internacionales pues la verdad es que tiene una pinta de papel mojado que no te cuento. Casi tan mojado como aquella ley de emprendedores que ahora ya no es ‘cool’ recordar por cierto.
Otra cosa será el análisis de la justificación de los susodichos. Dicen que enlazar a una noticia poniendo en el texto del enlace un titular infringe la propiedad intelectual. Con ello se cargan de un hachazo el ‘derecho de cita’ que ampara la utilización de frases sueltas de un texto incluido el título. En EEUU existe lo que se llama ‘fair use’ y que se comporta aun con mayor flexibilidad que nuestro europeo ‘derecho a la cita’. La imagen patética de esos legisladores ayer atendiendo con voces dubitativas, preguntas fuera de contexto y falta total de conocimiento de lo que discutían era la prueba más visible del tamaño de la paradoja.
Probablemente lo que si debería de cambiar es la propia ley de la Propiedad Intelectual que desde su nacimiento es un error conceptual como va demostrando el peso de lo razonable. Ya quedó demostrado con aquel truño de ley que en la mayoría de espacios de poder culturales, políticos y mediáticos hay demasiada gente que no entiende cómo circula la información en Internet, y los pocos que la entienden creen que no les conviene.
Resulta que el acceso a la información actualmente proviene de muchas fuentes. La red ha permitido que la información sea fácil de transferir. Como ha pasado con miles de otros activos. Eso ha permitido que nacieran medios y herramientas de lectura de todo ese contenido que nos permitan acceder de manera ordenada a tanto material. Mename, Flipboard, Zite, Feedly o Google News, pero también Facebook, Twitter, Google+, Linkedin y otros estructuran sus páginas en base a miles de enlaces y contenidos provenientes de medios diversos, ya estén ilustrados o no, con entradillas o no.
el artículo 32 del texto en cuestión: “La puesta a disposición del público por parte de prestadores de servicios electrónicos de agregación de contenidos de fragmentos no significativos de contenidos, divulgados en publicaciones periódicas o en sitios web de actualización periódica y que tengan una finalidad informativa, de creación de opinión pública o de entretenimiento, no requerirá autorización, sin perjuicio del derecho del editor o, en su caso, de otros titulares de derechos a percibir una compensación equitativa. Este derecho será irrenunciable y se hará efectivo a través de las entidades de gestión de los derechos de propiedad intelectual”.
Aún no se saben los límites, pero podría ser que los que escribimos blogs también tengamos que pagar el canon por enlazar si se determina que ‘incurrimos en la práctica de agregación’. Obviamente eso tiene un remedio rapidito: no enlazo a ninguno de esos medios ‘protegidos’ y santas pascuas. De hecho tiene una pinta tremenda que la ley y la protesta puede generar un efecto Streisand potente como ya pasó con otros casos de otros tipos.
Obviamente estamos ante un pago de favores. Se espera frenar la crisis que viven los medios y culpando a Internet. Se trata de obstaculizar el crecimiento de los nuevos medios y de paso asegurarse el control de algo incontrolable. Obviamente ni la crisis de los medios tradicionales tiene que ver solo con ‘los enlaces’ ni los medios emergentes dejarán de nacer y crecer.
Esta claro que usar ‘conocimiento’ no implica usarlo, ni transferirlo implica perderlo. La sociedad que se está construyendo en paralelo a la política y al poder, la gestión social del aprendizaje y las relaciones humanas ya ha dado algún susto a los ‘que mandan’ pero parecen no darse cuenta de la velocidad a la que va todo esto. Y es que el ‘conocimiento’ es abundante pero la habilidad para usarlo es cada vez más escasa en algún estamento caduco y más intensamente nutritiva en los espacios sociales.
Lo dicho, que a sus señorías, al contrario de lo que creen estar logrando, el tiempo les va a exigir que se den prisa en adaptarse al mundo, pues el mundo no va a adaptarse a ellos.