Mi nuevo libro: 'La Era de la Humanidad'
Detrás de escribir un libro hay un trabajo intenso, de largo recorrido, de mucha reflexión y de una ilusión que lo aparta todo. En unos días saldrá al mercado mi nuevo libro titulado ‘La Era de la Humanidad’ y con el subtítulo ‘Hacia la Quinta Revolución Industrial’. Un ejercicio que sintetiza, y ordena, mucho de lo que en este blog has podido leer estos últimos cuatro años. El libro, como ya hiciera con mis anteriores libros ‘Contra la Cultura del Subsidio’ y ‘Una Hormiga en París’, lo edita Planeta, esta vez a través de su sello Deusto. Repito editor, mi paciente y brillante amigo Roger Domingo. Se pondrá a la venta el próximo día 22 de octubre pero ya se puede reservar ya en Amazon, en Agapea o en Casa del Libro. Por cierto, la presentación oficial será el 12 de noviembre a las 19:00 horas en la Fundación Pons en la calle Serrano 138 de Madrid. Si os apetece venir, nos vemos allí. Estaremos acompañados de algunos robots, economistas de prestigio, tecnólogos y un montón de amigos.
La historia de la humanidad está jalonada de fases decisivas para su avance social, cultural y económico. Llamamos «revolución» a cada uno de esos períodos cruciales, y denominamos «revolución industrial» a los que entrañan un cambio tecnológico profundo que mueve todos los cimientos de la sociedad, causando primero grandes desajustes y después grandes avances y conquistas humanas. Podemos contabilizar ya cuatro revoluciones industria- les, y vivimos inmersos en la cuarta (también llamada «industria 4.0»), la de la transformación digital promovida por los sistemas inteligentes, interconectados y capaces de ser autónomos en la toma de decisiones.
Tal vez no hayamos empezado a percibir esta cuarta revolución sino desde bien entrado el año 2010, pero considero que se gestó a mediados de los años noventa del siglo XX. Su inmenso componente tecnológico (nanotecnología, drones, impresión 3D, realidad virtual, realidad aumentada, primeros estadios de la inteligencia artificial, robótica, gestión masiva de datos, hiperconectividad, etc.) va acompañado de profundos cambios en lo económico y en el trabajo humano, en el empleo, las profesiones y su definición misma. Y esos cambios no han estado hasta hoy asumidos y afrontados de igual manera en los diferentes países para garantizar el bienestar y las perspectivas de futuro de las personas. A este respecto, España parece rodar en mitad de un pelotón de gregarios, incapaz de superar planteamientos ideológicos o acomodaticios para abordar las reestructuraciones necesarias en lo económico, lo político, lo social y lo educativo. Y algo similar podríamos decir de los países latinoamericanos en general.
Lo que planteo en este libro es que esta cuarta revolución es tan sólo la antesala de otra transformación de mucho más alcance, la «quinta revolución industrial», inminente y, por ello, de urgente atención. Esa quinta revolución tiene que ver con cosas que aún no han pasado, pero para las que nos podemos preparar a nivel económico, empresarial, cultural, social, laboral, político, educativo y personal. Su marca diferencial será la expansión de la inteligencia automatizada, que quizá sea incluso más perturbadora para los modelos sociales existentes de lo que podemos prever ahora. La inteligencia automatizada y la robótica avanza- das, combinadas con el trabajo físico automatizado, serán siempre más rentables que cualquier trabajo repetitivo y previsible que hagamos los humanos. Y esto plantea un reto global cuyo abordaje es de extraordinaria urgencia. No creo en el catastrofismo de quienes auguran sin más que las máquinas nos quitarán el trabajo, sino que apuesto por un futuro donde, gracias a la automatización y la tecnología, el ser humano podrá trabajar de manera creciente en ámbitos más propios de las capacidades singulares humanas, y menos en las alienantes tareas repetitivas que una máquina podrá hacer mejor. El reto es cómo orquestar ese tránsito para evitar, en lo posible, los traumas temporales que conllevan estos decisivos cambios de paradigma.
Esa hipertransformación del todo que nos espera en muy pocos años culminará con lo que se ha llamado «singularidad tecnológica», que se prevé se desarrollará en tres fases. En la primera fase, los ordenadores alcanzarán un nivel de computación que asemejará funciones propias del cerebro humano (hacia 2025-2029); en la segunda, la inteligencia artificial aplicada a ordenadores y hardware robótico empezará a tener la capacidad de mejorarse a sí misma (hacia 2029-2035); y, en la tercera fase, la más compleja, las computadoras podrán plenamente mejorar- se a sí mismas (hacia 2040, como muy tarde).
Aunque esta quinta revolución no cobrará carta de naturaleza hasta la llegada de esa «singularidad», hoy podemos intuir que algunas de sus estructuras ya se están creando. El embrión de esa quinta revolución industrial está en los cambios que han sacudido nuestra sociedad especialmente en las últimas décadas, así como en la mutación que ha vivido nuestro modelo económico y social. Ahora, y de manera inaplazable, es prioritario identificar qué ha pasado, analizar la relación de ello con otros momentos de la historia e identificar las alarmas y las claves para no cometer errores que en el pasado significaron un retraso y un dolor innecesarios y evitables.
Este es un libro para saber de dónde venimos, dónde estamos y hacia dónde nos dirigimos al respecto de tan decisivo paso. Y todo ello lo explico a partir de un análisis de nuestra más reciente historia, la que confundió un cataclismo socioeconómico vinculado al parto de la cuarta revolución industrial con una crisis financiera, y también desde el análisis de las transformaciones ineludibles que está viviendo nuestro mundo. Todos los cambios que estamos viviendo tienen un detonante tecnológico y encierran, en su espíritu, una gran potencialidad para mejorar la vida de los seres humanos (como ocurrió en el pasado).
Aun con los inevitables peajes transitorios que se deban pagar como sociedad, defiendo completamente la automatización y la digitalización. Tal defensa no es meramente una opción, sino una obligación, ya que es un signo de nuestros tiempos, y sería irresponsable no implicarse. No sólo tengo claro que esta revolución es un curso que hemos de tomar irremediablemente para conquistar el futuro inmediato, sino que, además, y especial- mente, no tengo duda de que, bajo un punto de vista humanista, esta revolución industrial y tecnológica que vivimos no busca prescindir de las personas en los procesos, sino que los humanos nos dediquemos a aquello para lo que somos la única especie ca- paz de hacerlo.
Si podemos utilizar las máquinas, la inteligencia artificial, la impresión 3D, los vehículos autónomos, la automatización de todo, la internet de las cosas (internet of things, IoT), o las plataformas colaborativas a partir de una aplicación para estimular, apoyar y complementar el potencial de los seres humanos en la empresa y en la vida personal, resulta obvio que todo ello supone un avance. Negarse a verlo, y a actuar en consecuencia, pone en riesgo el papel evolutivo global de cualquier revolución humana.
Asimismo, describo el tránsito que vamos a recorrer hasta llegar a esa quinta revolución (o «industria 5.0») y a esa singularidad, y defiendo que, a pesar de la inclusión absoluta de la tecnología en nuestras vidas, tendremos la oportunidad de ser más humanos que nunca. Pero este optimismo está bañado de prevenciones también, dadas las inevitables miserias y los padecimientos humanos por los que se ha pasado hasta ahora en períodos de transformaciones de tan enormes proporciones. Y por ello ausculto el mundo presente a fin de entrever qué hay que hacer ya, ahora, para amortiguar los efectos más duros de tal revolución, tanto pensando en los empresarios e industriales como en los trabajadores, y tanto en nuestras directrices educativas como políticas y de gestión. El ser humano es el objetivo prioritario de esta fase 5.0.
Definir la «industria 5.0» será definir la «sociedad 5.0», que son conceptos indisociables. Nos dirigimos a un escenario caracterizado por un mundo automatizado (robótica), cognitivo (inteligencia artificial) y de acceso inmediato a datos (5G), y es preciso ajustar y asentar antes un sofisticado presente digital, «líquido» y exponencial. También estamos ante herramientas impensables hace pocas décadas, como el big data, la IoT o la aún por venir internet del todo (internet of everything, IoE), con la que asistiremos a un mundo en que todo estará conectado con todo, algo que puede suponer tanto una enorme liberación y oportunidad para el ser humano como su pérdida de privacidad y libre albedrío, razón por la cual se hace completamente necesario legislar decididamente y de forma global para evitar posibles intenciones de hipercontrol de ese universo de conocimiento y de datos.
Este libro contiene también una crítica feroz a la falta de análisis, de estrategia y liderazgo durante los grandes cambios de la humanidad, una denuncia de la cobardía y la visión cortoplacista de muchos líderes que deberían actuar con valentía y visión a lar- go plazo, y no sumirse en batallas partidistas o ideológicas ni en el cómodo inmovilismo. Pero es también un canto de esperanza creíble sobre la construcción de un mundo que será indiscutiblemente más humano. Para esto último, por ejemplo, planteo propuestas sobre cómo deberíamos afrontar un mundo con un empleo muy distinto (en lo cuantificable y en su propio concepto o naturaleza) y en el que la educación debería estimular nuestras habilidades más humanas. La idea es que utilicemos la tecnología para valorar mucho más el factor humano. La tecnología nos hace más humanos y nos acerca a un estado natural en el que la creatividad, la empatía y la intuición tienen un valor exponencial.
Por último, ahondo en ese nuevo papel del ser humano en esta revolución que afecta a nuestra experiencia personal vital, a las relaciones interpersonales y sociales, a las necesarias nuevas habilidades profesionales y a nuestro rol en un mundo con un nuevo equilibrio entre conciencia personal y experiencia cognitiva. Este libro deja en manos de todos nosotros la oportunidad y el desafío de que nuestro futuro inmediato no sea «la era de las máquinas», sino «la era de la humanidad».
Os dejo aquí el índice que aporta algo sobre la idea general del esfuerzo realizado durante los últimos meses y que ha supuesto uno de los sacrificios más nutritivos que existen:
INDICE DE ‘LA ERA DE LA HUMANIDAD’
PARTE 1
No era una crisis
La deflación del capital.
Un nuevo contrato social llamado «empleo».
Un Ministerio del Futuro.
Montar un siliconvalei de cartón.
La clave está en los mares del norte.
La dimensión de la tragedia.
A Europa sólo le queda Eurovisión.
La era de la incertidumbre.
No era una ráfaga, era el futuro.
La internet del todo.
PARTE 2
Un mundo automatizado.
Edison no estaba solo.
Un presente de ciencia ficción.
El mejor amigo de mi hijo es un algoritmo.
Kodak y el tipo de la bandera roja.
Fintech: los bancos son las nuevas discográficas.
League of Legends no es sólo un juego.
Del quirófano a la torre de control.
Un mundo instantáneo.
O te transformas o te transformarán.
Renta básica inevitable.
La economía automática.
La ética cognitiva.
La humanidad aumentada.
PARTE 3
La empresa autoajustable.
Nuevos modelos de negocio y una botella de agua.
Nuevos clientes en el centro de la cadena de valor.
Nueva comunicación: de la agencia al laboratorio.
Nuevos procesos: la fábrica conectada.
Nuevas interacciones en un entorno robótico.
Nuevo crecimiento: de los e-sports a la biotech.
Nuevas relaciones digitales y el sex appeal de Siri.
Nuevos escenarios en la ciudad y en el campo.
PARTE 4
La quinta revolución industrial.
Cuándo las máquinas lo hagan todo.
¿Cuán «computerizable» eres?
El ser humano es el «porqué», y la tecnología es el «cómo».
Educación freelance para un futuro laboral freelance.
La singularidad tecnológica.
La singularidad humana.
Bonus track: carta desde el año 2050.