Las claves de la Transformación Digital de la banca. La iRevolución de los servicios financieros.
La semana pasada estuve en Costa Rica con motivo de la finalización de la primera fase del proyecto de Transformación Digital del Banco Popular de Costa Rica. Un proyecto apasionante que ahora inicia la siguiente etapa, la implementación de diversos modelos de innovación, incorporación de tecnología, gestión del cambio organizativo y, especialmente, el diseño de nuevos modelos de negocio que el sector financiero tiene que abordar irremediablemente.
La semana pasada estuve en Costa Rica con motivo de la finalización de la primera fase del proyecto de Transformación Digital del Banco Popular de Costa Rica. Un proyecto apasionante que ahora inicia la siguiente etapa, la implementación de diversos modelos de innovación, incorporación de tecnología, gestión del cambio organizativo y, especialmente, el diseño de nuevos modelos de negocio que el sector financiero tiene que abordar irremediablemente.
Las amenazas son más que sabidas para este sector. Los NeoBanks, los iBanks, las criptomonedas e, incluso, los No-Banks. Pero a mí me gusta más contemplar el otro lado, los retos. En el caso de una entidad financiera nacional, semi pública como es el Banco Popular de Costa Rica, éstos pasan por la reducción de costes y por acelerar la innovación. Es necesaria una banca centrada en el cliente que consiga una relación más estrecha con él y una experiencia digital personalizada. Una banca que ayude a las instituciones financieras y a las propias fintech a construir, operar y monetizar cualquier tipo de aplicación de manera ágil y rápida.
Entre los modelos que he coordinado en otras entidades y las que ya hemos iniciado en Costa Rica, es obligatorio un ecosistema API para lanzar nuevos servicios. APIs abiertas y conectadas a un ecosistema de colaboradores que ofrezcan servicios digitales de valor añadido a través de cualquier entorno colad por ejemplo. Mi obsesión es que cualquier banco considere factible liderar la propia revolución fintech. No voy a entrar en el detalle y el modo de lograrlo ni con que metodologías se puede lograr. Eso es algo que precisa de un buen número de documentos y de un par de jornadas de alto valor explicados en un Workshop específico como afrontarlo. Sin embargo, hay varios campos de trabajo que son determinantes y que a modo esquemático pasarían por:
Los grandes bloques de trabajo deben ser la Analítica, la Automatización, la Gestión de TI, la propia Inteligencia artificial, la innovación estratégica, la tecnología móvil y la seguridad integral. A partir de estos espacios de trabajo se despliegan cada uno de los elementos que derivan. Aunque pueden funcionar para muchos sectores, en el caso de las finanzas se determinan en estos que acabo de relacionar. Veamos cómo se despliegan según nuestro criterio.
Inicialmente el asunto trata de la analítica, de la cual se espera descubrir, interpretar y comunicar patrones significativos y la información de valor a partir de datos de todo tipo. Eso conduce a la gestión prioritaria de analytics por aplicación, analítica prescriptiva, análisis predictivo basado en machine learning, atención a los grandes volúmenes de datos, a la integración de esos datos, la comprensión de la Internet de las Cosas y la visualización de todos estos datos utilizando tecnología que la conviertan en información.
De la automatización se exige que realice operaciones con inteligencia, desde los procesos de negocio hasta la aplicación de bots o la automatización inteligente. Para ello se cuenta con el Blockchain con el objetivo de reducir riesgos y abrir nuevas fuentes de ingresos, cloud computing, almacenamiento en cloud, base de datos en cloud, gestión del propio cloud, infraestructuras como servicios, plataformas como servicios y especialmente generar un volumen aceptable en seguridad en el cloud.
De la Gestión de TI se necesita que se alineen los recursos tecnológicos de información de un banco en función de sus necesidades. Para ello hay que tener en cuenta la alta disponibilidad en el rendimiento operativo, el desarrollo de algún tipo de software de adaptación, la gestión de los propios activos de la tecnología y el cloud, los datos, las identidades, la red, el almacenamiento, los accesos, los negocios, los ciclos de vida de las aplicaciones de la entidad, el rendimiento de esas aplicaciones, el software distribuido llamado middleware y las recuperaciones tras alguna crisis que pudieran ser críticos.
De la Inteligencia artificial buscamos que interactúa con las tecnologías de la información como un socio adaptable a la actividad humana. Para ello asumimos en cualquier proyecto de transformación digital en el sector financiero que vamos a aplicar machine learning que automatice los modelos analíticos para que los sistemas puedan aprender y extraer conocimientos por su cuenta, el procesamiento del lenguaje natural, un sistema recomendador que prevea la valoración o preferencia de un servicio financiero utilizando una subclase de sistemas de filtrado de información, una visión computacional que adquiera, procese, analice y comprenda todo tipo de interacciones con los clientes/usuarios del propio banco.
De la Seguridad planteada se estructurará para que proteja los sistemas en todos los entornos gracias a la Gestión de identidades, la protección contra el fraude, la importantísima protección de las vulnerabilidades que introducen los dispositivo conectados de un usuario de la entidad, el security analytics que explore soluciones que permitan agregar información de seguridad en toda su infraestructura de la entidad, la seguridad cloud, la seguridad de datos, la seguridad de las aplicaciones, la seguridad móvil y la supervisión de red en el ámbito de rendimiento y detección de actividades sospechosas.
Y finalmente, el espacio que considero fundamental y que tiene que ver con el concepto ‘mobile first’. De la Tecnología móvil se necesita que habilite dispositivos móviles para el uso compartido gracias a la analítica móvil, al marketing móvil y, de nuevo, a la seguridad móvil.
En definitiva, y muy a grosso modo, estas son las claves con las que un modelo de negocio financiero tiene que lidiar en el momento que inicia un plan de transformación digital. Esta es la tabla con la que trabajamos nosotros. Debe haber otras, pero lo más complejo es como convertimos un modelo que ha soportado el paso del tiempo con cierto éxito pero que, ahora que ha decidido entender un nuevo entorno, suele quedarse más en la cosmética que en el fondo.
Tengo la suerte de que mis clientes han entendido que la banca debe darse prisa. Prisa en creerse esto realmente. Que no va de aparentar estar interesado o conocer bien como funciona. Consiste en aparcar dentro. En poco tiempo los proveedores de criptomonedas se habrán ganado la confianza y credibilidad de la que ahora todavía no gozan en términos generales. Por ese entonces, la ventaja competitiva de los bancos será irrelevante. Si ahora no se ponen, no habrá espacio para ellos, o lo que quedará será puramente residual. No serán necesarios tal y como ahora los entendemos. Siglos de evolución soplan en su contra, pero pueden convertirse en vientos favorables. Solo hay que ponerse.
| Picture: Hermione Hodgson |
Google ya es un ‘banco’ europeo. ¿Y ahora qué?
Los bancos de medio mundo llevan tiempo analizando las amenazas que les supone la irrupción de nuevas tecnologías y el cambio de comportamiento de una generación entera. La generación del milenio será mayoritaria en las decisiones comerciales en menos de una década. Entre las potenciales agresiones que contemplan siempre aparecen los mismos actores: las compañías Fintech, las criptomonedas, los conocidos como ‘neobanks’ e, incluso, el ingreso en el negocio financiero por parte de las principales empresas digitales del mundo.
Los bancos de medio mundo llevan tiempo analizando las amenazas que les supone la irrupción de nuevas tecnologías y el cambio de comportamiento de una generación entera. La generación del milenio será mayoritaria en las decisiones comerciales en menos de una década. Entre las potenciales agresiones que contemplan siempre aparecen los mismos actores: las compañías Fintech, las criptomonedas, los conocidos como ‘neobanks’ e, incluso, el ingreso en el negocio financiero por parte de las principales empresas digitales del mundo.
Este hecho lo vivo en primera persona debido a que actualmente dirijo dos proyectos de consultoría que despliegan la transformación digital de dos entidades financieras. En uno de ellos, el Banco Popular de Costa Rica, una de las claves para establecer los elementos básicos de transformación es entender que la banca del futuro inmediato va a tener un nuevo competidor que conjugará todos los factores de riesgo que suponen el resto. Los bancos corporativos, llamados por algunos los iBanks, suponen la composición más compleja, desde el punto de vista competitivo, que la banca tradicional puede encontrarse. Hablamos de tecnología para soluciones Fintech, creación de monedas propias que eviten la necesidad de pasar por el recorrido tradicional, el comportamiento regulado de un neobank y, finalmente, el nuevo comportamiento de consumo, menos leal a las marcas tradicionales, por parte de una generación cada vez más importante y decisiva.
A todo esto, muchas entidades europeas siguen con sus estrategias de transformación basadas en los modelos de siempre, sin pensar de un modo distinto, sin aplicar metodologías que permitan pensar ‘fuera de la caja’ y que establezcan garantías ante la batalla final que se avecina. La banca tradicional es el sector discográfico de hace unos años. Mientras algunas deciden comprar startups con soluciones tecnológicas que les permitan entender ese nuevo comportamiento, otras deciden abandonar los espacios físicos en sucursales convirtiéndolas en una especie de café bar donde conversar con agentes comerciales. Ni unos ni otros están entendiendo lo grave del asunto. Las discográficas lo entendieron a hostias y, muchas, no lo superaron.
El cambio no puede ser cosmético, debe ser realmente profundo. La mutación del sistema financiero de momento sólo lleva a cerrar sucursales, presentar expedientes de regulación de empleo y la incorporación de aplicaciones muy ‘cool’ con una difícil conversión a negocio. Esa probablemente es la clave, el negocio. Tal vez, y en eso estamos, la modulación de los negocios financieros del futuro pasa por otros, por la transformación del producto a servicio como le ha pasado a muchos otros sectores.
El sector considera que tiene tiempo. En conversaciones que he mantenido con directivos bancarios en los últimos meses, ya sea por trabajo o por consultas, por conferencias o por cursos que he ofrecido, detecto una sensación por parte de éstos de que el colapso del modelo no es inminente. Al revés, parece ser que consideran que hay tiempo, que de momento hay que aplicar soluciones habituales a problemas habituales: despidos, cierre de oficinas, ajuste de comisiones, publicidad tradicional y compra de soluciones que puedan aportar nuevos modelos de llegada al cliente de siempre. Y ahí está el error. El sistema financiero dejará de ser lo que es en menos de una década.
La pista, todavía débil, la tenemos en una noticia que ha pasado ciertamente más desapercibida de lo que podía imaginarme inicialmente por lo que supone realmente. Resulta que el gigante tecnológico Google está listo para su ingreso al negocio financiero pues a finales de año obtuvo la autorización para comenzar a operar como una empresa Fintech en el mercado europeo. La firma se llama Google Payment Lithuania y accedió a una licencia por parte del Banco de Lituania (Lietuvos Banka) que le autoriza a funcionar como una entidad de dinero electrónico, no solo en Lituania, sino en todos los países que integran la Unión Europea. Google se suma a otras grandes compañías de Internet como Amazon, con licencia en Luxemburgo, o Facebook, que obtuvo en 2016 su licencia en Irlanda, para operar como entidad de dinero electrónico.
Aunque todos ellos no pueden actuar como un banco tradicional si podrán, una vez han conseguido estas licencias, emitir dinero electrónico y proporcionar servicios de pago para garantizar el buen funcionamiento de sus mercados en toda Europa, además de trabajar en otros servicios de pago para los consumidores dentro del Espacio Económico Europeo. Esa autorización permite a Google, y en concreto a su subsidiaria Google Payment Lithuania UAB, a ofrecer diversos servicios financieros de interés, entre los que se encuentran el emitir dinero electrónico, manejar monederos electrónicos, efectuar transacciones de pago, remesas internacionales, servicios de depósito y retiro de efectivo y, finalmente, transferencias de débito directo y crédito
Aun cuando esos servicios son interesantes, habrá otros que de momento Google no podrá ofrecer. Esto la diferencia de los bancos tradicionales o de los neobanks, que sí ha conseguido una licencia completa en este sentido. Así, en estos servicios de Google no se podrá ofrecer préstamos, ofrecer hipotecas o crear y operar con fondos de inversión.
Atentos pues a la gran ventaja de Google. A diferencia de la mayoría de Fintech y de que los bancos lo hacían con otros propósitos, Google maneja una inmensa cantidad de datos. Ahora, a todos ellos, añadirán esa información financiera y que podría plantear un problema enorme a la hora de regular la libre competencia por ejemplo. Google posee otra ventaja vinculada a lo que significa esta marca con respecto a las que suponen los bancos de siempre. Más del 90% de los menores de 24 años a los que se les preguntó dónde meterían su dinero, en un supuesto banco que abriese Google, Amazon o en BBVA o Santander, respondieron Google o Amazon. Los más jóvenes tienen otro concepto de banca y seguramente otro modelo de gestión de sus finanzas y, precisamente, ahí está el problema de la banca tradicional. Google podría ofrecer a cero comisiones pues el "core business" de Google ya que sus fuentes de ingresos se basarían en otros aspectos derivados como datos, navegación, publicidad, etc.
Google puede pelear en todas las batallas. Será el banco con más sucursales del mundo: tu cuenta de Gmail. Será el banco con mayor penetración del planeta: no precisa que te descargues una aplicación, te la colocará cuando considere oportuno. Podrá innovar continuamente a bajo riesgo pues no dependerá de ese negocio bancario curiosamente. Se me ocurren unos cuantos modelos que seguro van a ir apareciendo y que tiene pinta va a pillar con el pie cambiado al negocio bancario tradicional y a las propias Fintech en cinco o seis años. Google genera las necesidades de sus clientes, no va a parar de hacerlo. Tiene saldo disponible para comprar lo que quiera y modificar el ‘customer behaviour’ de toda una generación.
Pero atentos. Hay algo relevante que parece pasa desapercibido. Bajo mi punto de vista hay un aspecto muy destacado. El hecho de que podrán emitir dinero electrónico. Algo que hace referencia a la linea de flotación de la estructura social y económica que ahora nos gobierna. Hablamos lo que me han apuntado algunos seguidores en Twitter y que no dejan de ser debates interesantes: ¿Qué va a pasar cuando el invento de generar tu propia moneda se generalice? ¿Qué va a cambiar cuando todo lo que quieras lo puedas comprar con monedas emitidas por las empresas que te lo venden? ¿Cuándo eso sea algo más que una tarjeta de fidelización y pase a ser un sistema real de valores alternativos?
Hay quien afirma que las criptomonedas fueron el aviso, las moneda corporativa de los iBanks como la que emita Google pueden ser el final del modelo actual de las monedas, de hacienda o del control de los estados. Igual es mucho imaginar, pero quien iba a decirnos hace 10 años que entre las más de 2.000 criptomonedas creadas tras la aparición de Bitcoin como Litecoin, Ethereum, Tether o Ripple sumarían un valor conjunto de 700.000 millones de euros a finales de noviembre de 2017. Cierto que ahora se han evaporado el 82% del valor, pero eso ya es otra historia.
¿transparencia?
El viernes pasado la Junta de la Reserva Federal ordenó que se disponga lo necesario por tal de hacer públicos los documentos que identifican a las entidades financieras que hubieran colapsado en los últimos dos años. Detrás de esa disposición se esconde la voluntad de evidenciar lo que hubiera pasado si no hubiera habido lo que se ha definido como “el mayor rescate bancario de la historia”. Es una buena manera de poner en el “estrado” a los que, tras la lluvia de millones, parece que quedan impunes. Tras el desplome de Lehman Brothers se repartieron más de dos billones de dólares para tapar lo que hubiera significado un colapso sistémico.
Está por ver si se publicará algo, pero podría ser que pronto supiéramos quienes y cuando hubieran caído de no atajar la fallida con la mayor emisión de deuda de la historia de los EUA. Sabemos que unos 702 bancos medianos norteamericanos entrarán en quiebra en los próximos meses tal y como ha dicho el propio regulador. En España, las entidades en insolvencia manifiesta disfrutan de un tipo de rescate que en nuestro caso se llama FROB. Dejando de lado que para mi ese Fondo es una estafa legalizada por los intereses de una clase ineficiente, estaría bien saber "oficialmente" quienes y cuando hubieran colapsado sin ese recurso falaz transitorio.
Bonos Basura
Hoy me miraba esto y esto. Después de que les vendieran a paladas participaciones preferentes a jubilados y pensionistas, resulta que todo ese montón de expectativas era una montaña de mierda. Ayer, los que tenemos activados los mecanismos de alerta que publican a tiempo real la información económica desde las fuentes reales y no desde las agencias de noticias, asistimos a lo que era más que un secreto a voces. Las poco fiables agencias de calificación Moody’s y Flitch se despacharon a gusto con esos productos de cloaca financiera. Excepto las preferentes emitidas por BBVA, Santander y La Caixa, la del resto de entidades, en concreto las de Bankinter, Banco Popular, Banesto, Sabadell, Ibercaja, Caja Madrid, Caja Duero, Caixa Galicia, Banco Pastor, Caixa d'Estalvis de Terrassa, Banco Valencia, Bancaja, Caixa Cataluña, Caja Santander y Caja de canarias, fueron calificadas de basura financiera.
Les aseguro que me las trae al pairo los motivos, lo único que intentarán es “justificar” esa caída de calificación sin atender el motivo real. El asunnto no sólo es un problema de una tipología de producto especulativo, no, el segmento que ocupa el riesgo es mucho más amplio y afecta a todo el modelo de negocio bancario español. El total afectado son “4 planes E” (mi nuevo modelo de medición monetaria), es decir 32.000 millones de Euros.
Pues eso, que ya tenemos algunas cosillas a niveles similares a la deuda subordinada argentina o la de Guinea Bissau. Pero por supuesto que nadie diga que la banca española y el sistema financiero local está tocado porque es de Champions League. Que no se ponga en duda que la deuda soberana española está en riesgo porque el Secretario General de la OCDE ha dicho que todo está bien. Es interesante recordar que ese que asegura que aquí no pasa nada grave es el mismo que puso al borde de la quiebra fiscal a Mexico cuando era ministro de hacienda. No obstante es cierto un dato: con anterioridad a la crisis financiera, Moody's incorporó a sus ratings el hecho del apoyo proporcionado por los gobiernos nacionales y los bancos centrales para solucionar posibles problemas con deuda subordinada. Claro, la banca soberana no está para bromas y ahora el respaldo sistémico a estos instrumentos se ha retirado, por lo que ahora todas las preferentes están en insolvencia manifiesta.
Si alguno de ustedes tiene ese tipo de producto les aconsejo que cojan de la corbata al director de su oficina y le susurren al oído que quieren más participaciones preferentes y que para ello os de un precio asumible. En unas horas el tipo en cuestión os llamará para daros la “enhorabuena” de que podéis comprar un montón de títulos a un precio “muy bueno”. Entonces le decís que vais para la oficina volando ante tan buena opción. Al llegar allí y comprobar el precio al que debéis comprar las nuevas participaciones le volvéis a coger de la corbata o de donde os plazca y le decís con tono amistoso: “perfecto, vende todo lo que yo tengo a ese precio, ¿entiendes?.
*Quiero agraceder a Ricard sus aportaciones.