El futuro de la televisión pasa por la realidad aumentada y el 'blockchain'.
El pasado viernes las redes se inundaron con un video de Weather Channel que mostraba una manera espectacular de explicar la información meteorológica. Utilizando la Realidad Aumentada, el espectador podía ver los efectos del huracán Florence al llegar a tierras americanas como si la meteoróloga Erika Navarro estuviera en un barrio concreto mientras se veían las afectaciones del temporal pero con salvedades físicas imposibles en la vida real.
El pasado viernes las redes se inundaron con un video de Weather Channel que mostraba una manera espectacular de explicar la información meteorológica. Utilizando la Realidad Aumentada, el espectador podía ver los efectos del huracán Florence al llegar a tierras americanas como si la meteoróloga Erika Navarro estuviera en un barrio concreto mientras se veían las afectaciones del temporal pero con salvedades físicas imposibles en la vida real.
The Weather Channel ha estado utilizando la realidad aumentada desde 2015 cuando se asoció con el proveedor de contenido y tecnología The Future Group y su impresionante tecnología Immersive Mixed Reality. La tecnología debutó en junio, cuando el meteorólogo Jim Cantore lo utilizó para guiar a los espectadores a través de lo que sucedería si un tornado golpeara los propios estudios del canal. Una demostración que muestra el poder de los rayos siguió en julio.
Lo interesante de esta tecnología es que la cosa no se queda en la información meteorológica sino que podrían estar dando las señales de hacia donde va la industria del entretenimiento audiovisual. Si mezclamos juego, deporte, información, espectadores en plató o en sus casas, gafas de realidad aumentada o virtual, escenarios no existentes y personajes creados por ordenador pero interactivos con el espectador, la cosa empieza a tomar un tono de ciencia ficción importante. Pero no es ciencia ficción. Tiene muy poco de ficción y mucho de ciencia, una ciencia que ya estaba en marcha pero requería tecnología capaz de mostrarlo. Ya la tenemos.
Otra de las necesidades era la audiencia. La generación del milenio, pero especialmente la generación Z, son, de forma natural, consumidores de un mundo mixto entre lo real y lo virtual, una realidad aumentada que les acompaña en la geolocalización, en sus conversaciones, en el deporte y en definitiva en un plano físico y digital que ya no tiene mucho sentido diferenciar.
La industria del entretenimiento en general, incluyendo televisión, gaming, cine, música o lo que quieras, viene de una revolución reciente que pareció modificarlo todo. Quien y como consumía los contenidos ha mutado de manera importante en muy poco tiempo. Sin embargo, la cosa no iba solo de un modelo de consumo sin intermediarios, a la carta o vinculado a plataformas digitales. Ni tan siquiera hablamos de convertir en servicio muchos de los productos de antes. De hecho es muy probable que la revolución de los contenidos, del entretenimiento audiovisual, ni tan siquiera halla hecho nada más que empezar y el asunto se complique aun más.
Los datos que se desprenden del propio consumo audiovisual de esos contenidos se ha convertido en un modo de pago en sí mismo. Además el comienzo de la tecnología blockchain ha agregado otra dimensión potencial a la forma en que se difunde, registra y monetiza el contenido. Aunque la mayoría de las personas identifican la tecnología blockchain con las monedas digitales, de hecho, puede aplicarse a una amplia variedad de industrias fuera de los servicios financieros. Las cadenas de suministro, la gestión de datos y las redes sociales podrían incorporar tecnología de contabilidad distribuida para proporcionar soluciones más optimizadas, eficientes y rentables que se ofrecen actualmente.
Y ahora llega lo gordo. El Blockchain combinado con la realidad virtual o aumentada puede transformar radicalmente la forma en que las personas juegan a videojuegos, ven conciertos o miran la televisión de siempre. Netflix ya ha demostrado cómo los medios de comunicación ‘over-the-top’ pueden ofrecer entretenimiento y contenido directamente sin la asistencia de los grandes distribuidores.
Combinar la realidad aumentada o virtual con el blockchain llevará los servicios existentes a un nuevo nivel, las personas no solo podrán ver conciertos, partidos y jugar videojuegos en un entorno totalmente inmersivo, sino que también podrán recibir anuncios específicos mientras miran y pagan por ellos usando monedas digitales ya sean criptográficas o no. Digamos que de un plumazo te quitas de encima los players tradicionales, los creadores de contenido tradicionales, la publicidad tradicional, los bancos de siempre, etc.
Y si lo que preocupa es hacia donde va el negocio, es importante saber que esta tecnología tiene el potencial de alterar los modelos comerciales actuales que sustentan el entretenimiento, la publicidad y los propios servicios minoristas. Actualmente, el mercado de la realidad Virtual ha pasado de 2.600 millones de dólares en 2015 a 20.000 millones ahora. En 2022 se estima que alcanzará 66.680 millones para 2022. Hay consultoras como DigiCapital que lo elevan a 90.000 millones. El crecimiento no es que sea exponencial, es de aurora boreal en alta definición.
Pero este nuevo modo de ver la ‘televisión’ por llamarlo de algún modo no se entendería sin el principal actor. No hablo de gafas, de tecnología gráfica, de algoritmos dimensionales. No, hablo de la tecnología de la cadena de bloques que Facebook plantea como futuro del consumo audiovisual, el blockchain, la misma de las monedas criptográficas. Este libro mayor, este hipotético cuaderno donde se guarda todo, es inmutable. Lo será también en este campo y permitirá registrar datos y realizar transacciones entre individuos, proveedores de entretenimiento y minoristas en un entorno interactivo y envolvente que nunca antes había sido posible en línea. Sin esa capacidad de interacción comercial rápida entre el anuncio que espero y lo que quiero comprar, sumando la opción de compra inmediata, todo lo otro son simplemente fuegos artificiales.
Internet hace más de dos décadas transformó la vida cotidiana de las personas e interrumpió los modelos comerciales existentes de una manera que nunca podría haber sido prevista por los expertos de la industria en ese momento. Las tecnologías virtuales que afectan a la realidad tal y como la entendemos y la gestión criptográfica de los datos en forma de ‘moneda’ tienen el mismo potencial disruptivo sumados. El modo en el que las empresas entiendan esta contabilidad distribuida, esta mezcla tecnológica que les afectará, determinará el futuro de éstas.
Se avecina una nueva revolución en el mundo del entretenimiento y no es sólo si te pones o no unas gafas de realidad aumentada o virtual o si el meteorólogo se presenta en medio de un ciclón. Lo relevante será que los consumidores finalmente decidirán cómo reciben el contenido y a qué empresas respaldarán a partir de eso, el modo más inmersivo posible lo único que será es el interface por el que entregarán un inmenso caudal de datos que se estructurarán comercialmente en la ‘cadena de bloques’. Que empiece la función.
Ecommerce que viene
Estoy preparando una entrevista que me han convocado CNNē sobre comercio electrónico en Latinoamérica y por derivación llegué a datos en USA. A parte de, al final de este post, explicar lo que detecto que se avecina, quiero remarcar algunos datos que son de interés. Desde hace cuatro años, el ecommerce en Estados Unidos crece de manera sostenida por encima del 10%. En el segundo trimestre de este año se han alcanzado los 49.000 millones de dólares de facturación en venta online. Esta aceleración no solo tiene que ver con la mejora del consumo en general sino en la nueva correlación de detalles que conforman la experiencia de comprar.
Estados Unidos es simplemente la excusa de un análisis que tiene que hacernos ver que una cosa es la “crisis” y otra el “cambio de modelo”. La primera está generando una quiebra del sistema por parálisis y la segunda nos está dando la orientación, todavía tosca, de cómo será el entorno económico en el que viviremos todos.
Hay cosas que se hacen de un modo idéntico desde hace décadas. Incluso parece que cambiarlo no es lógico ni prudente. Eso mismo debieron pensar las agencias de viajes, las productoras musicales, los vendedores de viviendas y tantos otros. Hoy en día un concesionario de coches no precisa que lo visites para que te vendan un vehículo, la textura del jamón que te vas a comer no es más que la buena fotografía que aparece en el site donde lo has comprado junto a un código promocional para ver la última película de un tipo que sólo conocen en youtube y los servicios de asesoría fiscal te los hace un tipo que vive a ocho mil kilómetros de ti que te ha vendido un “pack” de servicios “low cost”. Os invito a listar cuantas cosas se hacían de un modo y ahora o no se hacen, o se han transformado en otras o sencillamente se definen de otro modo.
En esta conferencia sucedió algo anecdótico que creo refleja bien como va evolucionando nuestro mundo inmediato. Uno de los más eminentes oradores expresó que el futuro económico del comercio radicaba en la ubicación física de la tienda. Cierto, eso afecta. Lo describió de manera muy sintética diciendo que “en los próximos años los comercios ubicados en las zonas “c” (lejos del centro) venderán la mitad de las que estén en las zonas “b” (a media distancia del centro) y las de las zonas “b” la mitad de las que estén en las zonas “a” (las del centro). Bien, puede ser cierto, pero yo esperaba que continuara. No lo hizo, finalizó ahí. Exactamente en ese punto “del centro”. Se olvidó de decir, y yo empecé mi intervención con una ligera puntualización, que la zona “a” venderá la mitad que la zona “e”, la digital.
Openshopen, una de nuestras propuestas en ecommerce por ejemplo, busca sencillamente entrar en mercados donde esos cambios todavía se están definiendo. Les llaman emergentesv pero muchos ya han emergido mientras nosotros vivimos en los que se mantienen sumergidos. Ahí hay un campo excepcional de crecimiento y ahí es donde la oportunidad de modificar lo que estemos haciendo mal en este cambio nos puede ser útil.
En esto de la venta online hay cosas que son fascinantes. Recuerdo cuando había gente que me decía que sería imposible vender ropa por la red. Que eso de no saber como sería la prenda solo estaba en la mente de los que se atrevían con la venta por catálogo de siempre y que no dejaría de ser para minorías. Ahora mismo en Estados Unidos, por decir algún lugar, suponen ya más de 2.800 millones de dólares anuales.
Ahora mismo lo que marca la diferencia si quieres ponerte a vender online es el precio y la confianza que generes. El precio es una de las principales razones por las que los usuarios prefieren comprar online. De forma rápida y sin moverte de casa puedes visitar múltiples tiendas comparando precios, características, prestaciones y tomar una decisión final en el momento que desees y desde donde quieras.
Según esta infografía, los precios son la principal razón por la que los clientes repiten la compra en una tienda determinada. Un 76% declaran repetir la compra por la satisfacción en los precios encontrados. Contrariamente, un 23% de los clientes no vuelven al site porque no les ha convencido los precios que ha encontrado y un 17% porque creen que las ofertas y descuentos ofrecidos no son de calidad.
Los descuentos y las ofertas en el e-commerce son los reclamos más usados por los comerciantes y los más buscados por los usuarios. Una colección de descuentos y ofertas permanentes o temporales que juegan con el deseo del cliente, usándolo como el principal reclamo para aumentar el negocio. Más de la mitad de los clientes vuelven a comprar en una misma página por los descuentos que se le han aplicado y que han acabado convenciéndoles para realizar el acto de compra.
La creatividad al aplicar la estrategia de precios va directamente ligada con la confianza que se trasmite al cliente final. Descuentos desorbitados con falta de confianza puede provocar que el 20% de los clientes abandonen el proceso de compra. Generando confianza y cautivando al cliente, consigues que un 51% de tus clientes repitan la compra y aumentes las posibilidades de convertirlos en clientes habituales.
La seguridad al introducir los datos personales es otro de los campos donde la confianza juega un papel fundamental. Pasarelas de pago debidamente configuradas y en buen funcionamiento son las que busca el cliente al realizar la compra. Introducir los datos bancarios sin dudar y con total confianza, hace que un 44% de los usuarios vuelvan a comprar en tu página de comercio electrónico, frente al 12% que no finaliza la compra debido a la desconfianza que le proporciona la página al introducir sus datos personales.
Considero que el modelo de gestión ha cambiado, y lo ha hecho para siempre y no va a retornar nunca, esforzarse por recuperar algo no conduce a nada. Soy partidario del intercambio de ideas como modelo de negocio en el ecommerce también, ya que pensar en común es algo que se puede hacer de manera aterritorial y atemporal y vender en escenarios que ahora mismo nos cuesta entender será la clave de esa confianza final en cuanto hacemos. Les llamamos marketplace o les llamamos plazas digitales pero lo que realmente hacemos es replicar modelos. En el futuro un comercio electrónico no abrirá o cerrara en base a los criterios y modos de pensamiento actual.
Hay ejemplos que pueden dar detalles e intuir por donde iremos. El socialshopping, grupos de compra o visualización comparativa y otros, pero creo que todo eso está a años luz de lo que se avecina. Son aristas de algo mucho más transversal y disruptivo. Tendrá que ver con el talento global que se reproduce en ese escenario, con ideas conectadas que permitirán que la sociedad sea mejor en sus hábitos de consumo, estimularán una sociedad más inteligente y donde esos cambios aparecerán desde la inteligencia comercial colectiva y desde la gestión de datos como nunca antes se ha visto. El big data parecerá un juguete de pre-escolar. Nada permanecerá como lo vemos hoy, el futuro acaba de empezar.
Promoción del libro
La pregunta en broma que me hizo ayer Noelia, la presentadora del programa “Especial Informativo“ en Intereconomía televisión, sobre si “¿no me sentía como un mono de feria?“, se me quedó impresa. La verdad es que no, aunque si es cierto que ir de plató en plató, de radio en radio y de redacción en redacción, puede hacerte sentir como una marioneta. Sin embargo para los que somos hiperactivos, tanto que hacer, nos gusta. Además, los datos que la editorial tiene sobre la implantación del libro y las primeras ventas son muy buenas. Agradezco y valoro mucho las opiniones que estáis enviando a mi correo y al facebook. Para los que quieran descargarlo en formato ebook podéis solicitarlo aquí, o quien lo prefiera en papel aquí. Mi agenda de estos dos días en Madrid se complementa con un evento en Sevilla y con la promoción a partir del lunes en Latinoamérica, pero sé que se está preparando una ronda de firmas y promoción en diciembre por todo el país. Si tenéis alguna propuesta o evento que queráis abordar al respecto podéis solicitármelo y yo mismo lo derivaré a los que se encargan de ello.
En Cnn Chile
El pasado viernes, durante esta entrevista para CNN, hablé de política y redes sociales. Como sabéis dirijo una empresa que se dedica a gestionar de forma profesional la taxonomía de esos entornos. Hace muchos años que me dedico a ello. Empecé en Francia y luego en otros países, ahora con Cink gestionamos la presencia y estrategia de modernización de un buen puñado de partidos europeos y americanos. A diferencia de lo que algunos piensan, la estimulación de entornos de redes para beneficiar un candidato u otro no es un ejercicio de manipulación, puesto que cuando es así fracasa, sino que es un excelente motor de participación popular y de activación de voces que permanecían silenciadas por el escaso valor de su opinión en los escenarios tradicionales. Con esta actitud influenciamos en la medida de lo posible en la acción de cambio que requiere la política en muchos campos.