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Ponte el despertador

Y llegó el infierno. Pero solo la puntita. Aun dolerá más sino hacemos algo. Todo sigue su impoluto camino hacia la parálisis. Depende de nosotros cambiar ese destino, de nadie más. Si alguien piensa que alguno de los que dicen liderar el asunto va a tomar alguna decisión acertada va muy equivocado. No están pensados para eso. Su tarea es mantenerlo todo como está aunque sea algo terrible. Estamos en manos de la generación política mejor preparada de la historia moderna para ese cometido: asegurarse que los cambios no les retiren privilegios. Partidos de siempre con los de siempre. Los que nos trajeron y nos acomodaron en el estiercol. Los mismos que ahora sin apenas sonrojarse se anuncian sabedores de la solución. Los “nuevos” que dicen ser diferentes pero que sus líderes ya estaban en política cuando yo estaba haciendo la comunión. Deben pensar que no tenemos memoria y tal vez no la tengamos. Atendiendo al desfile infecto de tertulianos y asalariados de la opinión genérica parece que así sea. Se han olvidado incluso de lo que ellos mismos decían no saber, no ver o, lo que es peor, de las acusaciones que vertieron sobre otros.
Me dicen mis amigos griegos, (ex directivos de empresas muy importantes) que fuera de Grecia no nos llega nada de lo que se está viviendo. Al parecer nos quedamos con la anécdota a trozos. La pobreza, la miseria y la indigencia se han apoderado de las calles y los conflictos de seguridad e higiene aumentan por día. El desastre es de tal calibre que la huida es absoluta. Me cuentan que las calles de Atenas están inundadas de vagabundos, drogadictos de una nueva sustancia que por dos euros la dosis te lleva directamente al otro barrio en seis meses y de humanos en venta. Me describen algo terrible que no vemos en otros países. Y me cuentan mis amigos griegos, que en Chipre, están peor aunque parece que la isla se la tragara el mar pues ya nadie habla.

Obviamente, en España cerraremos las televisiones y radios públicas, autonómicas y estatales, eso es cuestión de unos pocos años. Las reducciones de plantilla y los EREs que ahora protestan muchos son inevitables. Seguramente muchos siguen pensando que los medios públicos, como otras cosas, son derechos y no servicios. Posiblemente, tanto tiempo dando anestesia a terceros hizo que alguna dosis se la acabaran tomando ellos. Si yo fuera un trabajador de TVE o de TV3, en lugar de pasarme la mañana frente a las instalaciones de éstos gritando en defensa de un puesto de trabajo amenazado, me iba ordenando cajas, vaciando cajones y ganando tiempo sobre lo inevitable.

Y es que vivimos desnutridos culturalmente. Nos dan comida basura. Sino como se entiende que nadie se sienta “un poco mal” al emitir anuncios en sus medios (aunque sean privados) de parte de los que han masacrado las vidas de mucha gente. ¿Como se puede mantener una tertulia de radio teóricamente libre veinte segundos despúes de que se emitiera un anuncio de una entidad bancaria que ha robado miles de millones de euros a ancianos y familias sin cultura financiera?

El engaño consistió en mantener a una sociedad mantenida en una ilusión que los alejaba de la crítica social y el valor de tomar las riendas de tu propia existencia. Es absurdo, cuando no una actitud de pardillo, pensar que la clase gobernante establecerá mecanismos de información que permitan a los gobernados detectar claramente la estafa y humillación a la que se les somete a diario. Por lo tanto, no tiene sentido seguir pendientes de las decisiones políticas, de los medios de comunicación o de sus derivados, no vamos a ver nada más que píldoras que se evaporan rápido. Todo pasa pues nada permanece.

El tiempo se agota. Como sociedad no tendremos muchas más oportunidades de aprovechar un punto como este. Es hora de despertar, nadie nos va a llamar temprano para que lleguemos pronto a algun lugar. No hay lugar, sólo hay camino, el tiempo que cada uno le dedique es cuestión particular. Unos lo hacemos emprendiendo y persiguiendo sueños.

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El emprendedor que calló a la socióloga

Ayer me mostraba el director de IDODI Portugal el video que acompaña este post. No precisa mucha explicación el asunto. Basta con ver el minuto escaso que dura para darte cuenta de que el problema de nuestra sociedad es de sintonía con la realidad. El diálogo que muestra el vídeo es como una metáfora cínica y desgraciada que enfrenta el discurso oficial, la lejanía de la “casta” contra el esfuerzo, el riesgo y la valentía de un joven.
Se trata de un fragmento del programa en ‘prime time’ de la RTP1 llamado “Pros y Contras” en el que un joven de Cascais de apenas 16 años llamado Martim Neves explica que tiene una pequeña empresa de venta de ropa “fashion” llamada “Over It”. El alegato del joven ‘dreamer’ es un intento de animar a todos a tomar las riendas de sus propias vidas, de hacer por uno mismo lo que no hace nadie por nosotros y que en esa sintonía, seguramente, el futuro se terciará mejor.

Reconozco que es naif, si, pero hermoso y estimulante, con más razón y sustancia que la mitad de los discursos que a diario digerimos sobre concursos, ayudas y meriendas emprendedoras. Ahora bien, lo tremendo es lo que le dice la “excelentísima tertuliana a sueldo” e investigadora del Instituto de Historia Contemporánea de la Nueva Universidad de Lisboa, una tal Raquel Varela. La señora acusa al sector donde el chaval busca ganarse la vida y donde da trabajo a un grupo de personas, de explotar a los trabajadores, pues los “estudios” de la ONU dicen que ese es un modelo de negocio que apenas da un sueldo suficiente para vivir. La respuesta del chico le sale del alma.

 
A parte de trabas de todo tipo y falsos discursos, a ese tipo de palabras de desánimo y crítica fácil nos enfrentamos cada día muchos emprendedores. Muchos que aseguran que hay que trabajar duro para salir de esta situación, no hacen mucho más que esperar un sueldo perfectamente empaquetado en seguridad y mucha opinión televisiva. Y sucede a la vez que otros muchos se juegan el patrimonio, la salud y hasta los sueños.

Cada vez que me he ido a pique alguien me recordó que “ya te lo dije”, o el famoso “que como se te ocurre meterte en eso de Internet”, e incluso el “con lo bien que tú estabas trabajando para esa empresa tan grande”. Cada vez que he tenido que recoger cada uno de mis sueños del suelo, uno a uno, desperdigados y desordenados, manchados de lágrimas, sudor y deudas, al apretarlos de nuevo fuertemente con las puños cerrados, siempre he pensado que valió la pena. Siempre pensé “que en cuanto tenga un momento, la lío otra vez”.

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¿de que ríen?

El pasado 31 de octubre estuve por tercera vez en Singulars, el magnífico programa que dirige Jaume Barberá en TV3. Esta fue la que tuvo mayor repercusión por la gran cantidad de mensajes recibidos. De hecho fuimos Trending Topic por partida doble esa noche tanto por mi nombre como por el del programa. Hubo diversas frases o partes de la entrevista que se replicaron en las redes de manera importante. En concreto la que más apoyo recibió fue cuando tras visionar un video en el que Rajoy hacía bromas de temas muy serios en una rueda de prensa, los periodistas le rieron las gracias en lugar de ser incisivos. Le pregunté a Jaume: “¿de que ser ríen esos periodistas? La verdad es que mi actitud fue algo más calmada y probablemente algunos considerarán que derrotista, pero no es cierto. Sigo pensando y luchando como nunca, pero con nuevos matices como digo en el programa. Digo que hay políticos que se llenaron la boca de leyes de emprendeduría, contra la morosidad pública (el plan montoro) o cualquier otra se han traducido en la mayor mortalidad de proyectos emprendedores de la historia reciente por un lado y por la situación de quiebra del 20% de las empresas de este país por falta de cobro de la administración. Para llorar (o reír para algunos periodistas supongo). Os dejo con el video de ese día subtitulado en castellano gracias al trabajo desinteresado de un buen grupo de lectores y seguidores a los que les debo un café (cómo mínimo).

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'Aún estás a tiempo', en ABC

Mi columna en el diario ABC de esta semana se titula “aún estás a tiempo” (pdf), y pretende servir como aviso a quienes creen que van a lograr algo con una represión inservible en tiempos de tecnologías sociales, de mezquina ocultación de la realidad que no es más que una denuncia en si misma y de trucaje de los papeles de la sociedad que suponen la rotura del modelo. Tengo claro que la economía y sus derivas motivarán el cambio, un tremendo y justo agujero se cierne bajo los pies de los que se creen intocables.
El debate no es si la policia es agresiva o los manifestantes violentos, el asunto es que todo se ha roto definitivamente, que el camino de retorno está desmantelado y que ahora, mejor que nunca, tenemos una oportunidad de retorcer la realidad, haciéndolo cada uno como mejor sepa.

A continuación, el texto completo de la columna, junto con los enlaces que no puedo poner en la versión papel:

En una puerta de embarque te da tiempo de escuchar. Esperas que te trituren la tarjeta de acceso y puedes comparar las conversaciones cercanas. Ya no son sobre “que vas a hacer este finde” pasando a un “¿ha encontrado trabajo tu hermano?”. Durante tiempo circuló la idea que la economía real era independiente de las grandes decisiones financieras. Se quiso creer que una situación de crisis macroeconómica no tenía afectaría los bolsillos de los ciudadanos dramáticamente. El personal moreno de crucero vendía su alma por un Clase C mientras se cebaba en restaurantes de lujo a la vez que los telediarios escupían las primeras cifras de espanto. ¿Era cierto pues ese desequilibrio entre la macroeconomía y la economía real? La respuesta fue plomiza: no, y eso es la buena noticia.

Confio en la crisis pasada y la depresión económica actual como el catalizador de un nuevo futuro. Tim Harford dijo que nada mueve con mayor virulencia los sistemas. “En los años 70 el fútbol británico discriminaba claramente a los jugadores negros. Eran menos y cobraban poco. Pero los clubes que disponían de plantillas con jugadores negros gastaban menos y sus resultados eran similares en muchos casos. Esta regla económica, es preferible reducir costos siempre que se mantengan resultados, se convirtió en el mayor elemento de cambio social en materia de discriminación racial de cuantas se dispusieron en Inglaterra. Ninguna normativa o ley ayudó tanto a acabar con la discriminación como ese hecho deportivo y económico”. En Europa muchos se resisten en aceptar que vivimos tiempos de redes, de comunidades inteligentes, de empoderamiento ciudadano, de capacitación compartida y de transformación transversal del propio sistema, un sistema que se vino abajo hace tres años. No hay planos del destrozo, no hay reglas para repararlo. La modernidad y la tecnología al servicio del conocimiento traerá consigo mejores tiempos, estoy seguro. Por suerte, que el planeta vaya mutando hacia un escenario más horizontal, justo y conectadadamente solidario no depende de las estructuras del pasado, depende de, entre otros, de los que cada día emprendedemos una empresa, un proyecto, una vida, y lo hacemos con las manos en nuestro propio volante, lejos de autoescuelas, subsidios, de cloroformo en vena o de la dependencia de tanta mediocridad insitucionlizada y alejada de la realidad.

Y, como muchos lo habéis pedido esta semana, os enlazo aquí el video de un curioso almuerzo que tuve en 2008 junto a insignes periodistas, blogueros y amigos. La invitada de honor era una diputada socialista de por aquel entonces: Lourdes Muñoz. Las imágenes relatan los últimos minutos de una discusión acalorada que fue subiendo de tono a medida que nadie reaccionaba, nadie se inmutaba y la comilona se mantenía. Lo peor no era eso, lo que recuerdo con claridad es aquella especie de “tranquilízate, no es para tanto” que me repitieron. Hasta hace bien poco, cuatro años después aun me lo seguían diciendo: “tranquilízate, no es para tanto”. El título del video no lo puse yo, a alguien le pareció curioso que para terminar el debate la política acabara diciendo que yo parecía un político por que no dejaba hablar. Aparece la palabra “indignado“.

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