La tele del mundo
Nacho le dijo a su madre que vio la entrevista que le hicieron en Irlanda. Cuando ella le preguntó en que canal exactamente, éste le respondió que en ‘mi canal, en Youtube, en la tele del mundo’. Una anécdota que se puede empezar a elevar a categoría pues es cada vez más evidente que el consumo de la televisión de nuestros hijos es la modalidad que se va imponiendo.
En Irlanda tenemos acceso completo a Netflix. Actualmente en Europa sólo se puede ver aquí y en Holanda sin aditivos técnicos. Está previsto que llegue a finales de año a seis países más entre los que no figura España por cierto. Lo cual es de un absurdo importante pues, sin delinquir, sin piratear o sin rebuscar costuras legales, te puedes saltar a la torera la ‘imposición’ de la tele ‘de siempre’ que tan amablemente nos tienen dedicada nuestros gobernantes. Solo precisas un programa como ‘hola’ en tu navegador Chrome, pagar tu cuota mensual de manera legal y ya está, puedes ver lo que te venga en gana estés donde estés. Legislar para las ovejas es lo que hacen esta gente.
El avance de las nuevas tecnologías, internet y las plataformas de vídeo en streaming están llevando a la televisión a perder su posición de principal canal de entretenimiento. El video que acompaña es del grandioso Kevin Spacey. Es el discurso que dio en el Festival Internacional de Televisión que se celebró en Edimburgo hace un tiempo. Allí aseguró que ‘el auge de internet y la posibilidad de elección entre los consumidores están llevando a que los espectadores busquen libertad y esa libertad esta en las plataformas de suscripcion con contenidos en streaming de alta calidad’. Una de ellas es Netflix y una muestra es House of Cards.
No soy objetivo con esta serie. Me parece una obra de arte. Además representa mucho más que televisión, es la muestra de la ‘televisión del mundo’. Sus episodios se estrenan, temporada tras temporada, de manera simultánea a través de Netflix en todo el planeta. Las plataformas de suscripción que ofrecen contenidos en streaming de alta calidad están precipitando los hábitos de consumo de productos televisivos. Ya han cambiado. La espera y la digestión televisiva son el pasado como tantas otras cosas.
Amazon y Google se han unido a Apple en la pasión por el contenido en streaming. El enfoque es siempre el mismo: un box conectado a Internet enlazado a un televisor habitual que ya va perdiendo su antigua figura. A partir de ahí, suscripción, big-data, gestión de datos y análisis.
¿Lo ves? Pues aunque parezca sencillo, claro y evidente, no todos lo ven. La industria y la revolución tecnológica no están yendo al mismo ritmo. Siguen los modelos políticos de control sobre algo que ya cada vez es menos controlable, las audiencias caen y se diversifican, los mecanismos publicitarios no entienden cómo deben adaptar su exposición y derivadas varias.
Mientras que el contenido se adapta a los tiempos, los mecanismos básicos de la televisión como medio y su monetización no lo hacen. La tele tradicional sigue siendo unidireccional, universal y restringida a los medios digitales. En medio siglo poco, conceptualmente, ha cambiado por el lado de los que ‘hacen televisión’, solo está mutando por el lado de los que ‘consumen televisión’. A este paso un día alguien estará emitiendo para el vacío absoluto.
Televisión social, multi pantalla, inteligente, conectada a las cosas y atemporal. También, y en eso estamos trabajando algunos hace años, será una fuente de datos inmensa para la estudios de comportamientos, tendencias y conversiones de negocio. Concretamente estamos desarrollando para un cliente un dispositivo que es capaz de implicar audiencia y marca enlazando la pantalla de un dispositivo en streaming con juegos y conversaciones reales. Youtube se lanza a la compra de Twitch por que lo ve venir.
Sigo pensando que para nada, de todo este momento de la historia, hay un final de via. Creo que, por ejemplo, la publicidad en televisión tiene mucho que ganar al mejorar su ritmo y su valor en las pantallas. Audiencias estimuladas podran comprometerse con las marcas de una manera diferente y simultánea. El interes por un producto en una familia de cuatro miembros puede emitirse de cuatro maneras distintas y enlazar con el posible cliente de cuatro maneras diferentes por edad, perfil de consumo, frecuencias de visionado o lo que sea. Esto podria ser la publicidad responsable de la ‘televisión del mundo’.
La industria de la televisión tiene el reto de adaptarse y de ser imaginativa, sino el riesgo de ser cada vez más irrelevante corre a toda velocidad y en direccion a ella.
La mano que imprime
El criterio que utilizo para proponer proyectos tecnológicos a este blog responde a cuatro aspectos: que tengan un modelo de negocio disruptivo y escalable o que sea fácilmente identificable en un mercado genérico, que signifiquen un avance notable en algún campo de la gestión de procesos lo más sencillos posible y que permitan establecer un enlace inteligente entre usuario y objeto. El último requisito es que lo conozca de primera mano o bien por tener contacto con los emprendedores o bien por la invitación al uso del producto.
En mi opinión, hablar de hacia donde se está dirigiendo nuestra sociedad en base a los avances tecnológicos y disruptivos debe ‘mezclarse’ y desdramatizarse con la incorporación de otros avances menos ruidosos y espectaculares pero que, en su esencia, responden a la creatividad, la tecnología aplicada y lo cotidiano.
A mi modo de ver Mini Mobile Robotic Printer alcanza algunos de esos puntos. Es cierto que la impresión como apoyo de lectura no goza de un futuro brillante, tal vez todo lo contrario, es evidente que el soporte digital evitará cada vez más la impresión sobre papel. Sin embargo creo que este dispositivo se presenta para ocupar un espacio muy interesante y huérfano. El prototipo que he podido testear es fascinante. Fabricado por Zuta Labs gira entorno a la movilidad, a los tiempos actuales y espera reinventar la impresión personal.
Guardando la distancia necesaria hacia lo que en esencia es una impresora, me interesa cómo se pueden repensar algo tan esencial. No dejamos de darle vueltas todos los días a la robótica y sus derivadas en todos los campos. ¿Qué podemos aprender de la manera en que estos chicos han llevado a cabo este desarrollo? A mi modo de ver, lo esencial es como lo han pensado, como lo han conceptualizado y a que respuesta han llegado.
¿Qué es una impresora? Básicamente una mano computerizada. A partir de ahí nace la curiosa innovación. Se observa un documento y lo escribe de un lado a otro de la hoja. A partir de ahí la idea principal era retirar el corsé que supone considerar que la impresora debía tener un tamaño, ancho o largo, similar a la hoja donde se iba a trabajar. La esencia de este ‘device’ es que la impresora ‘se arrastra’, la mano robótica escribe.
El resultado es que una vez colocas este aparato sobre la página en blanco, el software inteligente define el movimiento, el espacio y su gestión. Para documentos de varias páginas, sólo tiene que levantar el Mini Mobile y colocarlo sobre otro papel en blanco en el momento que se detenga. Su mayor hándicap es su lentitud pues tarda un minuto por hoja, pero se compensa con detalles como que permite el uso de cartuchos tradicionales de tinta y que su coste rondará los 100 Euros.
Por cierto, si quieres una puedes reservar una aquí donde ya han logrado recaudar el dinero necesario para afrontar el reto de su comercialización básica.
El 'nuevo punto de vista'
Hace apenas unos tres años, cuando mi hijo tenía cinco y le pedí que ‘cambiara de canal’ en la televisión, su gesto inmediato no fue buscar el ‘mando a distancia’, su acción fue la de dirigirse a la pantalla y mover su dedo sobre ella. Antes de hacerlo recordó que esa no era táctil y rectificó sin apenas dar importancia. A su temprana edad ya mezclaba los dispositivos y, sin querer, predominaban los que utilizaba con mayor asiduidad. En aquellos días, mi iPad era su juguete favorito. Estoy convencido que pronto serán las Google Glass y cuando le pida cualquier información me temo que su gesto será frotarse el cráneo lateral.
Cuando imagino el mundo en el que vivirá mi hijo Max, cuando pienso en el futuro e intento abarcarlo con las ideas y datos que ahora gobiernan mi mente y la limitan, suelo comparar en como era mi universo inmediato hace apenas diez o doce años. Recuerdo un mundo sin redes distribuidas, sin hiperrelaciones que pudieran hacer comprensible que durante un almuerzo pudieras dejar de atender a tu compañero de mesa para responder un email ‘urgente’. Recuerdo cuando era de mala educación ni tan siquiera dejar el teléfono encima de la mesa.
Me viene a la cabeza que caminar por la calle, apenas hace un par de décadas era algo que se hacía sin contacto telefónico, sin gps y sin gadgets asociados. Eran tiempos en que para hacer todo lo que ahora logramos con un solo dispositivo precisábamos media docena. Un smartphone ahora fotografía, filma, ordena tu vida, almacena, gestiona, envia correos, permite escuchar música, la radio, ver la televisión, atender videoconferencias, etc. Eran tiempos en los que, cuando analizábamos los avances, muchos decían aquello de “eso no tendrá éxito, no lo va a querer nadie. Es caro y además, ¿quién va a ir todo el día con un teléfono tan grande?”. Hoy pasa lo mismo con las Google Glass por ejemplo.
No hablamos de un dispositivo, no hablamos de una herramienta, no es sencillamente un Gadget que se extiende desde nuestro teléfono inteligente para apoyarse sobre nuestra nariz. Es un objeto derivado de nuestra conciencia. Un enorme universo de opciones que se basarán, no en lo que es capaz de hacer, sino en lo que seremos capaces de entender sobre ellas. No es tanto que el ‘point of view’ cambie, cambiará por supuesto, es sencillamente que el patrón de relaciones entre las personas se sucederá con menos intermediarios.
Las Google Glass, y también las infinidades de marcas y modalidades que saldrán como salieron tras los primeros iPhones y iPads toda una serie de dispositivos derivados, serán capaces de suministrar información a tiempo real que podemos interpretar de anecdótica, pero también podemos encender el dispositivo que nos permite imaginar el futuro y seguramente veremos millones de personas vinculadas a un ‘device’ imposible de eliminar de lo cotidiano, de lo absolutamente necesario para establecer relaciones humanas y conexiones con las cosas.
No es ciencia ficción, ni tampoco un mero entretenimiento para ‘geeks’, es mucho más. Es la escuela del futuro como indican en la CNN. Es inminente toda esa revolución. En apenas cinco años todo será distinto. Será el modo de compra que viene, la gestión empresarial avanzada, la interpretación de una dimensión que los más pequeños asimilarán de inmediato y a otros nos va a tomar algo más de tiempo. Negándolo, muchísimo más.
Para mí la evolución de la vida se aferra a la tecnología. Defiendo que el uso de la tecnología otorga al ser humano un modelo de empoderamiento que la historia demuestra. Se puede usar bien o mal, pero la información y la transmisión del conocimiento que otorga esa tecnología nos hace más conocedores, más inteligentes y por lo tanto, más libres de decidir.
Os dejo con el video del The Arcanum que se produjo hace dos días y que dio una utilidad muy interesante de las Google Glass.
Ecommerce en dispositivos móviles
Ando estos días por América. Desde Miami a Santiago de Chile pasando por Colombia, Ecuador, Panamá y México. En cada uno de esos lugares estamos presentando nuestras “betas” del primer pool de productos que salen del laboratorio de IDODI. En este primer capítulo buscamos entrar en el mercado global, sin pretensiones ni grandes estridencias ya que en los próximos meses lo que pretendemos es aprender de las experiencias de usuario, alcanzar métricas fiables y atender todas las mejoras y acciones necesarias para llegar al objetivo final: simplificar, automatizar y perfeccionar este tipo de Saas del ecommerce. Lo primero que hemos descubierto es la importancia de ofrecer respuestas en dispositivos móviles y en la urgencia de focalizarse en ese escenario. En un par de meses tendremos las versiones app estables y decididamente orientadas a la venta en todos ellos.
La verdad es que los dispositivos móviles están generando una revolución extrema en las relaciones humanas, en su comunicación y en sus hábitos de compra e información. Es aquí en América, sobretodo en Latinoamérica, donde se está produciendo un salto gigantesco y arriesgado entre aplicaciones y dispositivos. Mientras que en Europa e incluso Estado Unidos, primero debes tener disponible un producto en formatos fijos o vinculados a soporte tradicional, en estos países se procura primero el uso del expositor móvil por encima de cualquier Saas sujeto a plataforma estática. Es increíble cómo, si pretendes hacerte con cuota de mercado significativo, debes atacar esa fórmula.
En términos generales un 46% de los usuarios ya inicia su proceso de compra a través de su dispositivo móvil, aunque acabe comprando de forma offline, o a través de otro dispositivo según comenta el estudio Path to Purchase que ha elaborado la prestigiosa Telmetrics.
Una de las cosas que me han sorprendido y que se ha convertido en una de las obsesiones de trabajo en los últimos meses en IDODI, es que aunque los usuarios recurren a sus smartphones para comprar si se encuentran fuera de casa, al llegar a su hogar lo hacen o continúan el proceso con su tablet. Todo esto conlleva que, a pesar de que la compra pueda ser en offline, la puerta de entrada a tu comercio es bajo la efectiva fusión de devices distintos. Concretamente el estudio indica que el 74% de las búsquedas móviles se completan offline, mientras que el 54% de las compras que tuvieron origen en la tablet finalmente se materializaron online, bien sea a través del pc o del dispositivo móvil.
Una de las principales conclusiones que se desprenden de este estudio es que los clientes son multipantalla como ya estábamos contemplando hace tiempo y por ello es importante proporcionar una experiencia integrada, facilitar el acceso a la información y fomentar la conversión a través de cualquier canal. Os dejo con uno de los gráficos que acompaña el estudio y que es realmente clarificadora.