Apps, Economía, Innovación, Sociedad, Tecnologia Marc Vidal Apps, Economía, Innovación, Sociedad, Tecnologia Marc Vidal

Los taxistas utilizarán 'Uber'

Medio Londres paralizado. Los taxistas colapsan la ciudad. La gente pregunta que ocurre y la respuesta es que están protestando contra la plataforma Uber. ¿La que? Dicen nueve de cada diez. Al terminar la jornada de protesta y tras ser trending topic mundial durante horas, Uber tiene millones de usuarios nuevos en medio mundo. Independientemente de la campaña de publicidad gratuita que le han regalado ‘sus enemigos’, la plataforma debe ser analizada en el contexto de la economía, sociedad y relaciones en red en la que vivimos. Nada es como queremos que sea, es como es y lo jodido de esto es que por mucho que insistamos no hay ‘tutía‘ de cambiarlo. Puedes retrasarlo, pero no evitarlo. Lo mejor es prepararse, tomar medidas y cuando llegue casi tenerla amortiguada.
Conozco taxistas que usan Uber. ¿Se han unido al monstruo? No, a su modo de ver son adelantados a su oficio, profesionales que identifican que hay que renovarse y renovarse va más allá de si tu vehículo tiene revistas, iPads o conexión wi-fi incorporada. Son conductores que advierten un cambio más grande que el que Uber o Blablacar representan para el sector. Tiene que ve con la desaparición de la profesion en unas pocas décadas, tiene que ver con coches autopilotados y eficientes. Tiene que ver con que un ‘humano’ taxista del futuro inminente será un analista de flotas inteligentes autoconducidas que poco precisaran de la intervención de una persona. Ese nuevo empleo aun no existe, pero existirá.

Cuidado con seguir dando la razón a una gente que se marchita en su despacho. Europa es un cementerio intelectual cada vez más irrelevante en la revolución tecnológica. Hay muy poca cosa interesante y la que hay no se la potencia ni ayuda, todo lo contrario. Estados atrofiados a normas y regulaciones, haciendo todo lo posible para que no avance nada y la innovación se agote a fin de que los mercado no se abran, no sea que los grandes intereses se vean afectados.

Europa languidece pero despertará a pesar de sus dirigentes. Es un desastre de dimensiones bíblicas cuando hablamos de futuro, innovación, revolución tecnológica y negocios del futuro. Está en manos de todos cambiarlo y acabará dando razones a cuantos diseñan las herramientas del futuro. Nos hacen falta mercados sin restricciones y más valientes aceptando la realidad de nuestro tiempo para, entre todos, innovar en todos los campos. Pidiendo prohibir, cancelar o eliminar no se gana nada. La historia y el progreso lo va a pisotear todo. Si es más fácil, social, económico y rápido se te llevará por delante. Date por relevado, seas taxista o torero.

Si aquí todo va así, porque en otros lugares no. ¿Qué tienen sobretodo California, pero también Florida y Massachussets que viven un progreso tecnológico similar al del Renacimiento? Menos intervención política, regulación moderada, mercados abiertos, inversionistas que entienden que esa facilidad para innovar no se enfrentará nunca a la política restrictiva que vivimos en Europa por ejemplo.

Por ejemplo, mientras Europa se lanza contra Uber, Goldman Sachs, Google Ventures y Benchmark invierten en ella. The Wall Street Journal valora en 17.000 millones de US$ al juguetito este. Digamos que seguir con el discurso de que esta aplicación permite que ‘gente sin licencia haga de taxista’ es complicado de sostener.

El tema es que si yo tengo un coche y me ofrezco a llevar a alguien en él a cambio de que me compense por ello, la plataforma que me facilita el enlace me pide un porcentaje de ese acuerdo. Es una transacción, pero ¿que servicio se ofrece? ¿compensar el coste del uso del vehículo o el uso tecnológico? Sinceramente da igual. Regular estas actividades que ya se sitúan en escenarios que la tecnología da por superados es perder el tiempo. Lo mejor es empezar a buscar el punto de encuentro entre nuevos tiempos, nuevas imposiciones más realistas, profesiones en retroceso y acciones en red y socioeconómicas. Lo barato, rápido y social se llevará por delante el asunto.

Seguir considerando una licencia de taxi como una inversión es un error que muchos están empezando a notar. Eso ya pasó. Aquí hablamos de que la tecnología permite poner en la cesta tiempo libre de personas con artilugios que se conducen. Eso antes no era factible con esta potencia y el monopolio estaba en manos de otros. Ahora no hay monopolio por mucho que queramos impedirlo. Otra cosa es que TODOS deben regularse en aspectos como la seguridad, impuestos, calidad de servicio, y lo que sea, pero no imposibilitar un nuevo modelo que es irremediablemente parte del futuro.

¿Recuerdan lo imposible que era entender que el sector musical debía de aceptar Spotify? A Napster se lo cargaron, pero cambió el mundo. Así es la noria esta. Gira y gira te llames SGAE o te llames Kodak. Mi imagino la cara que pusieron las grandes APIs cuando Idealista empezó a poner en contacto a compradores y vendedores de fincas. Con el tiempo, Idealista es el mejor canal de venta de las inmobiliarias también

En otro post hablaremos de otros ejemplos del esfuerzo por ralentizar la velocidad a la que gira el mundo como el ‘aparente vacío que paraliza el uso de drones’. Con esto si que hay para escribir un libro. Decenas de juristas, expertos, políticos, cómicos y periodistas tratando el tema que nace viejo nada más empezar el debate.

Ministros tratando de imponer leyes, regulaciones y así atender las presiones de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea. Casi un centenar de empresas paradas, cancelando contratos, perdiendo inversores y viendo como años de desarrollo se pierden por culpa de este tipo de pastores. Resulta que debaten sobre quien y como debe pilotar desde tierra un dron no pilotado. Hablan de capacitar a los conductores y meriendas parecidas cuando el dron del futuro inmediato es autopilotado con sensores y geolocalización desestimando la mano humana en ningún proceso. Cuando se den cuenta, también se pondrán a legislarlo y aun lo retrasaran mas. Que alguien les avise, ganaremos tiempo.

Yo si fuera taxista, ya me habría dado de alta en Uber.

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Marc Vidal Marc Vidal

Porca miseria!

Ayer estuve en Italia. Durante el trayecto en taxi que va desde Via Lombardia al Aeropuerto Internacional de Fiumicino dos cosas me sorprendieron en gran medida. Por un lado que no hubiera atascos ni grandes concentraciones de coches camino del propio aeropuerto y por otro que bien entrada la noche, la iluminación de toda el trayecto estuviera apagada. Le pregunté al taxista sobre los dos elementos y me contestó lo que me temía. Para lo primero que la actividad empresarial o la turística está cayendo desde hace dos o tres años en toda Italia y por eso parece que a media tarde los accesos a Fiumicino se desvanecen. La segunda cuestión era simple: el gobierno italiano no tiene para pagar la luz. Como lo oyen. Italia ya acumula dos trimestres seguidos de caída del PBI, ya que en el segundo cayó un 0,4% en relación al mismo período de 2007 y cumplió los requisitos que definen técnicamente la recesión de la economía. Se suma a otros países desarrollados que entraron en recesión como consecuencia de la crisis financiera mundial, como Alemania, Gran Bretaña y Japón. Sin embargo, observar la falta de servicios y el estado de quiebra técnica del país es como viajar al futuro de España. Allí se rompió la exportación, la industria del norte y el turismo empieza a desfallecer, aquí lo inmobiliario, la falta de recambio industrial y un turismo que también dejará de ser invencible. Si nadie lo remedia ese es nuestro destino, farolas apagadas, trileros en cada esquina y millones de parados discutiendo en los bares de futbol y mujeres. Porca miseria!

12_10_2008_0178471001223826473_kulik_larissaAyer estuve en Italia. Durante el trayecto en taxi que va desde Via Lombardia al Aeropuerto Internacional de Fiumicino dos cosas me sorprendieron en gran medida. Por un lado que no hubiera atascos ni grandes concentraciones de coches camino del propio aeropuerto y por otro que bien entrada la noche, la iluminación de toda el trayecto estuviera apagada. Le pregunté al taxista sobre los dos elementos y me contestó lo que me temía. Para lo primero que la actividad empresarial o la turística está cayendo desde hace dos o tres años en toda Italia y por eso parece que a media tarde los accesos a Fiumicino se desvanecen.
La segunda cuestión era simple: el gobierno italiano no tiene para pagar la luz. Como lo oyen.  Italia ya acumula dos trimestres seguidos de caída del PBI, ya que en el segundo cayó un 0,4% en relación al mismo período de 2007 y cumplió los requisitos que definen técnicamente la recesión de la economía. Se suma a otros países desarrollados que entraron en recesión como consecuencia de la crisis financiera mundial, como Alemania, Gran Bretaña y Japón. Sin embargo, observar la falta de servicios y el estado de quiebra técnica del país es como viajar al futuro de España. Allí se rompió la exportación, la industria del norte y el turismo empieza a desfallecer, aquí lo inmobiliario, la falta de recambio industrial y un turismo que también dejará de ser invencible. Si nadie lo remedia ese es nuestro destino, farolas apagadas, trileros en cada esquina y millones de parados discutiendo en los bares de futbol y mujeres. Porca miseria!

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