Sector del taxi y Kodak: parecidos razonables al negar el futuro inevitable.
En 1881 se fundó Kodak. Su idea era muy innovadora. Se trataba de simplificar el proceso de impresión de las placas con las que se tomaban fotografías por aquel entonces. Siete años después lanzaba la primera cámara de fotografía de bolsillo con unos cartuchos que se podían reemplazar. Lo que más tarde se conocería como ‘carretes’. A principios de los 80, más del 90% de las películas utilizadas para el revelado de fotos eran de Kodak. Algo que no todo el mundo sabe es que en 1975 Kodak patentaba la primera cámara digital. Pero apenas dos décadas después cerraban. Muy pocos saben que apenas unos años después, en una de esas reuniones estratégicas cualquiera, alguien planteó que estaría bien tener en cuenta las opciones de negocio y futuro que sugería ese tipo de dispositivo.
En 1881 se fundó Kodak. Su idea era muy innovadora. Se trataba de simplificar el proceso de impresión de las placas con las que se tomaban fotografías por aquel entonces. Siete años después lanzaba la primera cámara de fotografía de bolsillo con unos cartuchos que se podían reemplazar. Lo que más tarde se conocería como ‘carretes’.
A principios de los 80, más del 90% de las películas utilizadas para el revelado de fotos eran de Kodak. Algo que no todo el mundo sabe es que en 1975 Kodak patentaba la primera cámara digital. Pero apenas dos décadas después cerraban. Muy pocos saben que apenas unos años después, en una de esas reuniones estratégicas cualquiera, alguien planteó que estaría bien tener en cuenta las opciones de negocio y futuro que sugería ese tipo de dispositivo.
Kodak subestimó la propuesta por tres motivos. El primero porque se consideró que si procedían a estructurar su modelo de negocio en lo digital, eso ponía en riesgo el core business de la empresa basada en el papel fotográfico y daba pistas a cualquier tipo de empresa a ser competencia a medio plazo. El segundo motivo porque la dirección de Kodak pensó que el stock de material disponible era tan grande que era mucho mejor prorrogar cualquier opción en ese sentido. Y el tercer motivo uno mucho menos objetivo. Basándose en la intuición de los expertos de la empresa, consideraron que sería muy improbable que en el futuro la gente prefiriera ver sus recuerdos y fotografías en pantallitas digitales antes que en el papel de revelado Kodak de siempre.
Se equivocaron. Los tres motivos por los que no avanzar en un modelo de negocio digital, fueron erróneos. Especialmente en aquello que tenía que ver en el modelo de negocio. No identificaron algo que se vino como un auténtico tsunami y que ha acabado por transformarlo todo. La fotografía digital llegó, nadie pudo evitarlo, y fue a partir de ahí que se hicieron más fotografías que nunca. La cantidad de fotos que hacemos es exponencial. Cada vez más y el negocio dejó de ser el soporte o el papel de revelado. Dejó de ser un negocio proporcionar el modo de ver las fotos. El negocio nacería años después cuando se entendió que ver fotos era un hecho secundario y el negocio aparecía en la captura de usuarios. La publicidad asociada a Instagram es el negocio, los datos obtenidos son el negocio, ya no lo es el soporte.
Kodak fue uno. Hubo más. Blockbuster dominó el alquiler de vídeos originales durante gran parte de los ochenta y noventa. Llegó a valer 8.400 millones de dólares. Netflix, cuando todavía era una empresa pequeña allá por el año 2001, les propuso asociarse para explorar algo nuevo llamado ‘streaming’. Blockbuster se negó y cerró definitivamente en 2013.
Nokia fue líder de la telefonía móvil durante casi dos décadas. Llegó a ser tan potente que entre 1998 y 2007 su aportación al crecimiento de Finlandia fue del 25%. En 2011 se hundió porque no identificó que su rival no era BlackBerry sino el incipiente iPhone de Apple. Los Millennial habían llegado y querían más datos, más Internet y menos voz.
De cómo una empresa innovadora y con una posición dominante, no identifica la disrupción en su sector o mercado hay muchas. La mayoría, además, suelen entrar en zonas de riesgo y colapsar. Hoy en día existen infinidad de empresas en esa tesitura incluso sin saberlo. En la mayoría de los casos afrontar la transformación digital obligatoria no está siendo fácil. Y no lo es porque, casi siempre, se identifica ese proceso como incorporar tecnología y poco más. La única manera que tiene una empresa de afrontar cualquier disrupción en su mercado es generando nuevos modelos de negocio a partir de esa incorporación tecnológica. Ésta última por si sola no garantiza nada.
Que la transformación digital es algo que pronto dejará de tener sentido definir es evidente. Vivimos el cambio constante de todo cuanto nos rodea. Las empresas y los clientes asumimos con naturalidad esa modificación sin pausa que, además, no para de acelerarse. La digitalización de procesos está dando lugar a la digitalización de las industrias y ésta, a su vez, a la transformación digital de todo por derivación.
Desde los objetos personales más pequeños hasta los más grandes, todo el mundo estará conectado digitalmente, y lo hará siempre muy pendiente de cada una de nuestras necesidades y gustos. El mundo digital tal y cómo lo conocemos hoy en día parecerá algo ridículamente rudimentario en apenas una década. Pensemos en como era la red hace una década. Te invitamos a buscar imágenes de los artilugios con los que te conectabas, sus formas, su velocidad, lo que podías hacer con ellos.
Sin embargo lo importante no será cuántos estaremos conectados sino qué tipo de objetos lo estarán. No será determinante ‘quién’, sino ‘qué’. Desde cepillos de dientes a neveras pasando por coches o puertas de acceso. Todo emitiendo y recibiendo como en una bacanal de datos dando tumbos de un lado a otro, ordenando la compleja convivencia entre humanos, el Internet de las Cosas y el ‘Internet del Todo’.
Si has llegado hasta este párrafo final es que tu interés por cuánto significa la disrupción tecnológica es importante. Y haces bien. No debes temer al futuro pero sí que debes prepárate para él. El futuro es un desafío tecnológico, socioeconómico y, por supuesto, personal. Allí se sitúa el mayor reto empresarial en décadas, pero como siempre ha pasado, la tecnología llegará irremediablemente.
Prepararse para su llegada es la mejor idea, analizar cuáles serán nuestras opciones en ese instante también. Si tienes que cambiar completamente hazlo. Si tus compradores han cambiado, tú debes cambiar también. En gran medida la Nueva Economía, la digitalización de todo, no nos cierra ninguna puerta, nos abre un mundo de opciones enorme.
En días de huelgas y protestas, los taxis esperan que imponiendo la regulación salvarán su modelo de negocio. Se equivocan como se equivocaron otros antes. La opción de abrazar un modelo de gestión, uso y negocio es la clave para enfrentarse a cualquier disrupción. La otra es tratar bien a tu cliente y usuario. Esto va de colocar a un nuevo cliente digital en el centro de la cadena de valor.
¿Está el taxista asumiendo ese cambio de manera de vivir? Las plataformas de movilidad como Cabify, Uber o de otra índole como Blablacar, Car2go, BlueMove, eCooltra, etc., no son la competencia, son sencillamente respuestas a un nuevo modo de vida que considera que lo importante no es sólo ir de un lugar a otro, lo trascendental es como se vive toda esa experiencia y como se adapta a la necesidad de cada momento.
La mayor responsabilidad de todo esto es de los legisladores. Como siempre a paso de tortuga en un mundo que va a ritmo de McLaren. El enemigo de los taxistas no es Uber. Si lo fuera así no podrían convivir en otros países. Lo que cambia entre esos países y el nuestro por ejemplo es la legislación desfasada que penaliza ser taxista. El rival del taxista es el futuro, los nuevos tiempos y el peso de lo inevitable. Por eso la protesta no debe ser contra lo que va a ser si o si, sino para estimular a que se disponga de un marco legal que posibilite la convivencia de una movilidad libre y un taxi moderno.
Los tres actores son conductores, pasajeros y legisladores. Los taxistas consideran que en los primeros no caben otras fórmulas que no sean las que ellos representan. Los pasajeros mayoritariamente quieren un buen servicio. Los legisladores siguen de cenas de partido. Las protestas del taxi, en ocasiones, me recuerdan las que se llevaron a cabo a principios del siglo XVI en Italia. El sector del vino de ese país logró que se prohibiera el café en todo el país durante casi un siglo. Consideraban que si se servía en cantinas como acompañante de conversaciones acabaría con el negocio vitivinícola. Obviamente eso no fue así, pero el miedo inicial era razonable. Desde hace más de un año en algunos países del mundo puedes utilizar taxis autónomos. En algunos casos ya no son pruebas piloto, ya son una realidad. Bosch, Daimler y Mercedes-Benz van a lanzar un servicio de 'robotaxis' en ciudades europeas y americanas o, lo que es lo mismo, un servicio automatizado de transporte de pasajeros aquí mismo. En breve taxistas y conductores de Uber se manifestaran juntos. Al tiempo.
El videojuego 'Fortnite' causa del 5% de los divorcios en Reino Unido.
Mientras Tinder u otras aplicaciones han sido culpabilizadas de muchos matrimonios fallidos, resulta que el enemigo dormía en casa. Según un informe publicado por Divorce Online, un ‘site’ del Reino Unido que ofrece información y servicios a las parejas que se están separando, al menos doscientas solicitudes de divorcio presentadas en ese país este año citaron el videojuego en línea ‘Fortnite’ como una de las razones de la ruptura. Te dejo sobre el nombre el enlace a su página. Como dicen, juega con moderación.
Mientras Tinder u otras aplicaciones han sido culpabilizadas de muchos matrimonios fallidos, resulta que el enemigo dormía en casa. Según un informe publicado por Divorce Online, un ‘site’ del Reino Unido que ofrece información y servicios a las parejas que se están separando, al menos doscientas solicitudes de divorcio presentadas en ese país este año citaron el videojuego en línea ‘Fortnite’ como una de las razones de la ruptura. Te dejo sobre el nombre el enlace a su página. Como dicen, juega con moderación.
Pues como lo oyes, estas cifras equivalen aproximadamente al 5% de las 4,665 peticiones de divorcio que esa empresa ha manejado desde el comienzo de año. Sin duda se puede tomar como estadística interesante. Cómo mínimo es un indicador de cómo la tecnología del entretenimiento digital en red puede ser un verdadero problema personal y social.
De momento no sabemos las especificaciones que estos jugadores apasionados consideraron que Fortnite contribuyó a sus rupturas pero esta claro que su naturaleza adictiva genera muchos problemas. La adicción a las drogas, al alcohol y al juego se suelen mencionar a menudo como razones para que las relaciones terminen y, a medida que la tecnología digital se hace cargo de nuestras vidas, muchos ya argumentan que las redes sociales, y su deriva como juego, pueden ser tan adictivas como las drogas.
Si alguien pensaba que la sensación del ‘gaming’ mundial actual, ‘Fornite’, era una cosa de adolescentes se equivoca. Este y otros juegos similares lo están modificando todo. Aproximadamente la mitad de los jugadores son adultos. De acuerdo con las últimas estadísticas de la firma de inteligencia de mercado Newzoo, un total del 40% de los jugadores de otros fenómenos como ‘League of Legends’ juegan a ‘Fortnite’ y a ‘Pubg’, otro muy parecido. Te cuento que es Fortnite por si no estás familiarizado. Se trata de un juego de supervivencia cuyo modo más popular, es un concurso multijugador de secuencias de acción al estilo Hunger Games (Los Juegos del Hambre) en el que el objetivo es acabar con todos los demás jugadores. Te tienes que quedar solo. Mi hijo lo ha logrado varias veces.
Lanzado por Epic Games el año pasado, Fortnite se puede descargar gratis y está disponible en casi todas las plataformas de juegos. Casi el 70% de los jugadores de Fortnite compran elementos digitales, como nuevos accesorios para sus personajes. Este grupo de jugadores que compran se ganstan un promedio de 70 euros mensuales en el asunto.
Tomando los datos del pasado mayo, Fortnite facturó casi 300 millones de dólares. Aproximadamente 125 millones de personas en todo el mundo jugaban Fortnite en todas las plataformas a partir del pasado junio y más de 40 millones inician sesión cada mes. Un escenario que exige que lo tengamos en cuenta a nivel económico y social. Si no habías oído hablar de todo esto, va siendo hora de ver que se cuece en entornos virtuales como este.
Lo preocupante de estas estadística radica en lo que realmente supone un mundo vinculado al gaming masivo, conectado y con millones de aficionados en el mundo. Estos datos son solo una minucia en el debate más amplio sobre cómo las pantallas están afectando a los activos más importantes en nuestras vidas: el tiempo y nuestras relaciones.
Haz la siguiente prueba. Lee estas preguntas y se honesto contigo mismo considerando si sabías las respuestas, si te sorprenden o si por el contrario todo esto ya lo conocías. Aunque Fortnite no es directamente un eSport si podemos extrapolar la importancia del sector videojuegos y la nueva realidad social y económica que se está generando de manera exponencial a su alrededor. ¿Sabias que…?
¿Los eSports recaudaron 700 millones en 2016 y en 2020 serán 2.000 millones?
¿La final del League of Legends World Champion tuvo 90 millones de espectadores? Para comparar, la SuperBowl fue seguida por 112.
¿En 15 dias ese torneo tuvo 370 millones de horas de visionado digital en 18 idiomas?
¿Que el egamer estrella se llama Saahil Universe Arora, se calcula que gana al año entre torneos y publicidad algo más de 4 millones de dólares.
Fortnite no hace mucho más que lo que hace la televisión con tu vida sexual: la amortigua por decirlo de una manera suave. Si tu pareja se pasa mucho rato encerrada en algún lugar de casa con un dispositivo conectado y sin salir, no pienses lo peor, sólo está jugando a Fortnite y eso no tiene que ser motivo de separación. Igual hablando lo arregláis.
Verificar y eliminar aplicaciones que acceden a tu Facebook para Dummies.
Ni el fundador de Facebook usa Facebook. Con la que está cayendo y Mark Zuckerberg lleva desde el 2 de marzo sin actualizar su perfil de Facebook. El propio creador del monstruo no considera importante decir nada en su muro acerca de la tormenta del robo de datos sobre la que todo el mundo habla. El asunto es grave. Facebook no sólo maneja infinitos datos sobre nosotros, eso lo sabíamos, y los utiliza colocándonos un sofisticado ‘targeted advertising’ de anuncios dirigidos a compradores probables, sino que también, y eso es lo relevante, Facebook creaba una cosa llamada ‘perfiles de votante psicográficos’ que fabricaba una empresa llamada Cambridge Analytica. Estos 'cracks' construyeron los perfiles de 50 millones de potenciales votantes a partir del estudio de los datos obtenidos de 270.000 usuarios.
Ni el fundador de Facebook usa Facebook. Con la que está cayendo y Mark Zuckerberg lleva desde el 2 de marzo sin actualizar su perfil de Facebook. El propio creador del monstruo no considera importante decir nada en su muro acerca de la tormenta del robo de datos sobre la que todo el mundo habla. El asunto es grave. Facebook no sólo maneja infinitos datos sobre nosotros, eso lo sabíamos, y los utiliza colocándonos un sofisticado ‘targeted advertising’ de anuncios dirigidos a compradores probables, sino que también, y eso es lo relevante, Facebook creaba una cosa llamada ‘perfiles de votante psicográficos’ que fabricaba una empresa llamada Cambridge Analytica. Estos 'cracks' construyeron los perfiles de 50 millones de potenciales votantes a partir del estudio de los datos obtenidos de 270.000 usuarios.
La verdad es que si aun no has pensado en borrar tu cuenta de la mayor red social que ha conocido la humanidad, estaría bien que revisaras que aplicaciones están accediendo a tu cuenta sin saber exactamente para qué. Ciertamente a mi no me molesta que Facebook utilice los datos que ofrezco para lo que hemos pactado que los va a usar. Quiero decir que los anuncios y propuestas que me aparecen son un mecanismo de mejorar mi experiencia en la red y esos datos, en mi caso, no me preocupa haberlos cedido. Los cedo todos los días. Lo hago con Amazon, con Google, con Cabify o con quien sea. La diferencia es que confío que son para mejorar mi experiencia en el uso de estas soluciones. Nada es gratis en la red y lo sé. Si algo aparenta ser gratis la moneda soy yo. De ahí que me gusta saber porque pago y a quién.
Cómo con Facebook ya no sé a quién pago ni a quién estoy ofreciendo mis datos he pensado que lo mejor es desactivar todo lo que sea desactivable antes de tomar una ‘decisión definitiva’: eliminar mi cuenta. Si te interesa como puedes verificar las aplicaciones que tienen acceso a tu cuenta de Facebook y cómo eliminarlas sigue estas instrucciones. Ten en cuenta que si llevas años en Facebook probablemente has instalado juegos, aplicaciones o has dado permiso en múltiples sitios para iniciar sesión de un modo rápido con tu propio ‘login’ de la red. Es habitual hacerlo con Netflix, Spotify e incluso (me han contado) con Tinder. Debemos tener claro que Cambridge Analytica, la consultora de datos contratada por la campaña de Donald Trump para las elecciones estadounidenses de 2016 que recolectó datos de hasta 50 millones de usuarios de Facebook sin su permiso a través de datos recopilados de aplicaciones de terceros como las que te acabo de decir, estaría bien saber que no tienes tu cuenta vulnerable a algo similar.
Como evitar que te roben tus datos en Facebook, versión para Dummies:
1. Ir a Facebook.com, mejor desde tu ordenador de sobremesa que desde el móvil.
2. Haga clic en la pequeña flecha en la parte superior derecha de la pantalla
3. Estás en menú de Facebook
4. Haga clic en Configuración
5. Busca el botón Aplicaciones en el menú en el lado izquierdo de la pantalla y haga clic en él.
6. Estás en aplicaciones de Facebook
7. Esta página te dirá cuántas otras aplicaciones tienen acceso a todos o algunos de sus datos de Facebook.
8. Lo normal, no te asustes, es tener un centenar de aplicaciones conectadas. He visto gente que tiene miles.
9. Haga clic en el botón Mostrar Todo y en la mitad de recorrido habrás visto la gran mayoría.
10. Ahora a eliminar. Tienes que hacer clic en la pequeña "x" que aparece al pasar el mouse sobre una aplicación para eliminar cada una de ellas, una a una. Es pesado, pero no hay otra opción a menos que uses algún script que te montes tu mismo. No muy recomendable.
11. Comienza con las aplicaciones o los sitios que no usas. Puede que ni recuerdes que las tienes, ni siquiera las usaste nunca. Pero ten en cuenta que están ahí por algo y al parecer no tienes ni idea. Malo.
12. A medida que vas limpiando te van a quedar las que controlas, las que conoces. Ahí empieza la guerra mental a la que Facebook y sus derivados práctica contigo. Crees que lo necesitas todo. No es así. Prueba.
13. Una vez que hayas pasado todo este tiempo borrando aplicaciones, hay una cosa más que debes hacer. Debajo de todas las aplicaciones, debería ver un conjunto de cuatro cuadros grises. Haga clic en el botón Editar para la aplicación ‘Aplicaciones para otros usuarios’.
14. Este menú está bastante oculto y en realidad controla qué aplicaciones de tus amigos son capaces de ver cosas sobre ti. Interesante. Esto es importante pues cuando otros instalan aplicaciones con permisos muy invasivos, muy parecidos al que está en el centro de la debacle de Cambridge Analytica, esas aplicaciones pueden navegar por Facebook como lo hace el usuario, viendo lo que compartes con tus amigos, aunque nunca hayas consentido deja que esa aplicación (que actúa como una extensión de tu amigo) vea y tome tu información. Resulta que has estado compartiendo una gran cantidad de información sobre ti mismo, mucha de la cual sería muy útil para las personas que querían crear un perfil sobre ti para orientar anuncios o mensajes políticos y tú no lo sabías. Cuando ves eso y sabes que es lo que hace realmente, acojona un poco.
15. Desmarque todas las casillas que están marcadas y presione guardar.
Hay otra opción algo más bestia. Ves donde dice ‘Aplicaciones, sitios web y complementos’, si haces clic en el botón ‘Editar’ tienes la opción de bloquear cualquier aplicación o juego para que no use Facebook nunca. El problema es que con tanto tiempo usando Facebook, probablemente tengas un montón de trabajo configurando tus perfiles en Netflix, Spotify, etc.). Facebook está tan metida en la vida de muchos de nosotros que aunque no lo uses (yo entro muy poco hace meses) sigue siendo sustancialmente una especie de DNI electrónico que te da acceso a mil espacios y, derivadamente, captura los datos de tu vida. Ahora sabemos que los vende o los cede o los pierde. Lo que sea.
Aunque lo borres todo no sabrás nunca cuantos datos tuyos ya están dando vueltas entre algoritmos aportando información relevante sobre ti y tus gustos. Obviamente, la única manera de asegurarse que tus datos no van a ser mercancía es eliminar definitivamente tu cuenta de Facebook. Hay una corriente por ahí, incluso forma parte de ella uno de los fundadores de Whatsapp, alguien que vendió su empresa a Facebook por 19 billones de dólares, que animan a hacerlo. Otros, millones de personas, piensan todavía ‘mi vida es muy sencilla, muy simple, me da igual que me espíen, mis datos no son relevantes y no importan a nadie’. En eso se basa precisamente este retorcido asunto. En que parezca irrelevante.
Combatir el 'ciberbullying' a través de la Transformación Digital y el e-mobile.
Hoy me siento como hace un año largo. Era sábado por la tarde y se emitía uno de los primeros episodios de mi programa de televisión ‘Economía de Bolsillo’. Resulta que aquella tarde coincidía en horario con dos partidos de fútbol decisivos. Jugaban por un lado el Real Madrid contra no recuerdo quien y el Barça contra otro equipo que tampoco tengo en la memoria. Todo parecía indicar que muy poca gente estaría viendo un programa de economía. El share que se nos suponía iba a ser catastrófico. El resultado final fue superior a la media de la cadena. Hoy es parecido. Escribo y publico sin saber si realmente es día de lectura de temas como éste. Llevamos días con todo el mundo pendiente de la radio, la televisión, los medios digitales, los blogs políticos, las redes y todo lo que permita exponer el estado a tiempo real del conflicto que se vive en Catalunya y, por derivación, en toda España.
Hoy me siento como hace un año largo. Era sábado por la tarde y se emitía uno de los primeros episodios de mi programa de televisión ‘Economía de Bolsillo’. Resulta que aquella tarde coincidía en horario con dos partidos de fútbol decisivos. Jugaban por un lado el Real Madrid contra no recuerdo quien y el Barça contra otro equipo que tampoco tengo en la memoria. Todo parecía indicar que muy poca gente estaría viendo un programa de economía. El share que se nos suponía iba a ser catastrófico. El resultado final fue superior a la media de la cadena. Hoy es parecido. Escribo y publico sin saber si realmente es día de lectura de temas como éste. Llevamos días con todo el mundo pendiente de la radio, la televisión, los medios digitales, los blogs políticos, las redes y todo lo que permita exponer el estado a tiempo real del conflicto que se vive en Catalunya y, por derivación, en toda España.
Pero estoy seguro que hoy, muchas personas, seguirán pensando que hay que desintoxicarse de todo lo que la actualidad supone. Y es por esto que quiero poner en conocimiento de todos vosotros que, en una de los proyectos en los que trabajo, hemos puesto en marcha la tercera edición de los Digital Transformation Projects del Mobile World Capital. Algo que ejecutamos desde el llamado d-LAB, entidad que estudia las agendas y prioridades de las organizaciones internacionales, habla con diferentes gobiernos a nivel local y nacional y reúne a sus socios para hablar de los retos actuales de nuestra sociedad.
Cada año lanzamos 3 retos sociales a través de una convocatoria de 'Call for Proposals'. Cada reto recibe el apoyo de diferentes referentes en el ámbito del reto. Siempre son proyectos de transformación digital que responden a retos sociales y que aporten soluciones que transformen vidas. Tras los dos primeros desafíos, que versaron en el ámbito de la ‘Transformación de los modelos de uso y gobernanza de los datos personales de salud’ y del ‘Empoderamiento de las personas con discapacidad a través de las tecnologías móviles’. Ahora, en el tercer desafío, el tema central es el ‘Fighting cyberbullying through mobile technologies’.
El ciberbullying es un problema creciente a nivel global y es considerado por las Naciones Unidas como una manifestación seria de violencia por Internet. A pesar de que el número de víctimas varían dependiendo de cada país, existe un gran número de niños y adolescentes que afirman estar preocupados por ello. El ciberbullying puede tomar diferentes formas, como burlas, rumores o amenazas, y puede tener graves consecuencias en sus víctimas, debido a la gran capacidad de propagación a través del tiempo y espacio geográfico. Por esta razón, las tecnologías móviles deben ser una herramienta para su prevención, sensibilización, reducción, protección y prestación de soporte a sus víctimas.
A pesar de que no existe una definición consensuada para el ciberbullying a nivel europeo, generalmente se acepta que éste consiste en un acoso verbal y psicológico repetido, y que ocurre mediante el uso de medios electrónicos y digitales. La mayoría de las veces es llevado a cabo con la intención de causar daño, a menudo de manera repetitiva y con un desequilibrio de poder entre las víctimas y los perpetradores. Los que perpetúan los ataques están respaldados por una sensación de anonimato y ausencia de responsabilidad, ya que tienen la capacidad de llegar fácilmente a un gran público sin fronteras geográficas y temporales.
Este reto busca soluciones, enfoques y proyectos innovadores que tengan una base digital o móvil y que puedan prevenir, aumentar la concienciación, ofrecer apoyo, promover la denuncia de incidentes y ayudar a los perpetradores a comprender los efectos de su comportamiento. Serán bienvenidas las soluciones que incluyan a múltiples actores como padres, maestros, niños y adolescentes, y que den prioridad a la prevención más que a la punición. Las soluciones pueden ser o incluir, entre otros, materiales educativos y herramientas accesibles por Internet; sesiones y proyectos de promoción; adolescentes como agentes activos; filtros y herramientas de reporte.
El Centro de Investigación sobre ciberbullying en los Estados Unidos ha descubierto que alrededor del 28% de los estudiantes adolescentes han experimentado algún tipo de acoso por Internet, mientras que el 10% admite haber cometido acoso por Internet a otros. En España, hasta el 81% de los niños entre 8 y 17 años admiten estar preocupados por el ciberbullying, y el 19% admiten acosar o haber acosado a alguien por Internet. En Cataluña, uno de cada siete estudiantes afirma haber sido acosado en la escuela.
Un sondeo realizado en 2014 en Europa mostró que el 55% de los niños víctimas del ciberbullying se deprimieron como consecuencia de ello: el 38% consideró suicidarse y el 35% consideró que se lastimaba. Además, el 80% de las víctimas acosadas por Internet también son víctimas de la intimidación tradicional. En la mayoría de los países europeos, la edad más crítica es entre 13 y 14 años, para ambos sexos.
En España, el 97% de los adolescentes entre 14 y 17 años utilizan a diario las redes sociales, y los mayores de 15 años pasan todos los días más de dos horas y media conectados. Los adolescentes hiperconectados, como los que pasan más de 3 horas todos los días en Internet, son 110% más propensos a ser víctimas de acoso cibernético, en comparación con aquellos que no pasan tanto tiempo en las redes sociales.
La herramienta más utilizada para acosar es el teléfono móvil, siendo WhatsApp la aplicación más empleada para llevar a cabo el acoso cibernético, en el 81% de los casos. Las cámaras de los teléfonos móviles son otro de los focos del problema: hasta un 10% de los estudiantes se sienten amenazados, avergonzados o incómodos con las fotos que le hacen con estas cámaras, ya que no tienen control sobre la utilización futura de estas fotos.
Si tienes un proyecto que encaje con este desafío no dudes en presentarlo aplicando al Tercer Challenge d-LAB del Mobile World Capital. Tienes hasta el 23 de noviembre. El 1 de diciembre, David Altabev, Director del City Sonar, Boyd Cohen, Director de Investigación, Profesor de Emprendimiento y Sostenibilidad, Eva Fabry, Directora del Centro Europeo para las Mujeres y la Tecnología, T. Jamaa, la Directora General del GSM, Genís Roca, Cofundador deRocaSalvatella y yo mismo, daremos a conocer la primera ronda de seleccionados, el 3 de enero los finalistas y en febrero los ganadores.
¿Qué es eso de poner al cliente en el centro de la cadena de valor?
Michel Porter escribió en 1985 que ‘la cadena de valor es la herramienta estratégica que debe utilizarse en una empresa para identificar sus fuentes de ventaja competitiva’. Durante muchos años, la cadena de valor ha sido casi un instrumento contable, una especie de tabla a través de la cuál el ejercicio de mejora se basaba en aspectos puramente técnicos. Eso ha cambiado. Ha cambiado definitivamente y no tiene vuelta atrás. La nueva cadena de valor, la que deriva de la transformación digital de nuestra economía, ha incorporado un elemento que distorsiona toda su estructura: el cliente. Por primera vez el usuario, el cliente final, no es un ente exterior a esa cadena sino que es, sencillamente, el centro de la misma.
Michel Porter escribió en 1985 que ‘la cadena de valor es la herramienta estratégica que debe utilizarse en una empresa para identificar sus fuentes de ventaja competitiva’. Durante muchos años, la cadena de valor ha sido casi un instrumento contable, una especie de tabla a través de la cuál el ejercicio de mejora se basaba en aspectos puramente técnicos. Eso ha cambiado. Ha cambiado definitivamente y no tiene vuelta atrás. La nueva cadena de valor, la que deriva de la transformación digital de nuestra economía, ha incorporado un elemento que distorsiona toda su estructura: el cliente. Por primera vez el usuario, el cliente final, no es un ente exterior a esa cadena sino que es, sencillamente, el centro de la misma.
Otro día analizaré este aspecto con otros sectores. El del 'rent a car', el de los hoteles o el de los servicios jurídicos, pero hoy vamos a tomar como ejemplo el mundo del taxi. Sólo voy a entrar a comparar la cadena de valor de los taxis tradicionales y, por ejemplo, la de Cabify. Utilizo ambos, hace tiempo. No voy a repetirme en temas como la necesaria regulación del sector, la incomprensible actitud de los taxistas o la ineficiente adaptación legislativa a los tiempos que corren. De eso no va este post. Me interesa más identificar dos maneras de entender el transporte de personas y como se refleja en la cadena de valor que utilizan cada uno de ellos.
Empieza el asunto. Necesito desplazarme de un lugar a otro en la ciudad de Madrid y en dos horas regresar al origen. Este trayecto es real y sucedió la semana pasada. Preciso hacerlo en ambos sentidos. En el primer caso decido utilizar un taxi tradicional. Voy con el tiempo justo. El segundo, tal vez, lo haré con un Cabify. Se que puedo solicitar un taxi tradicional utilizando una aplicación que no todos tienen operativa, llamar a la centralita o esperar en una esquina a que alguno me ‘pesque’. La realidad es que los taxis en la capital siempre los he identificado con levantar la mano y ya está. Por eso lo hago así. No tengo naturalizado hacerlo de otro modo.
Aquí empieza la cadena de valor en la que, desde el principio, yo no soy el centro. Así lo percibo por lo menos en este trayecto que no es demasiado distinto a lo habitual. Desconozco el importe exacto que me va a costar el trayecto. El taxista sale del vehículo vestido cómodamente pues hace mucha calor, mete mi trolley en el maletero y regresa a su puesto frente al volante. Nadie me abre la puerta de ese Skoda blanco. No importa, no es relevante. Que mi gusto y el del taxista coincidan musical o radiofónicamente es una opción remota. No me pregunta si quiero seguir oyendo una tertulia kafkiana que retumba por todas partes. Las ventanas, las cuatro, están abiertas. Desconozco porque el aire acondicionado no está en uso. El humor del conductor es una incógnita y sus quejas constantes al estado del tráfico me incomodan continuamente. Frena dos o tres veces bruscamente por culpa de otros conductores, pero no me cuestiona si estoy bien o disculpa lo que ha sucedido. Es lo que hay. La calidad del vehículo es revisable y los complementos al propio trayecto que puedan ser accesibles en el mismo taxi son escasos o nulos. Al finalizar, el coste resulta ser de 11,90 euros. Pido pagar con tarjeta de crédito. Me dice que debo pagar en efectivo ya que el ‘datafono’ está roto. Le digo que llevo 10 euros. Me indica que hay un cajero cerca, que me lleva. Localizo una moneda de dos euros en la americana. Pago. No tomo la anécdota como caso general, pero, con diferencias y detalles, habitualmente un servicio de taxi se parece a este demasiadas veces. El servicio es bueno en general. Son los mejores conocedores de la ciudad y eso se nota. Si no existiera con qué compararlo, cómo hasta hace poco tiempo, sería el mejor.
Sin embargo ya no es el mejor. Y no lo es porque hay una opción vinculada a la tecnología que me incorpora, como cliente, en el centro de la cadena de valor de todo el proceso. El trayecto contrario lo hago con Cabify. Antes de subir en el coche sé que el coste será de 8,50 euros. Primer aspecto que me indica que ‘yo soy el centro’ de la cadena de valor de este servicio. El vehículo llega. Es un Kia Optima de color negro e impecable. El chófer vestido elegantemente mete mi maleta en el maletero, me abre la puerta trasera y entro. No es relevante, pero sigue identificando quien es el 'centro'. El aire acondicionado está a una temperatura adecuada pero él me pregunta si quiero modificarla. Sigo siendo el centro. A continuación el habitual cuestionario. ‘Tiene agua y wi-fi cortesía de Cabify’. Sigo teniendo la sensación de ser el centro de todo.
El chófer me pregunta si deseo escuchar algún tipo de música en particular, alguna emisora o sencillamente si quiero silencio. Me gusta lo que suena, música de los noventa. Le digo que está bien, que lo baje un poco y ya está. Lo hace inmediatamente. El trayecto es agradable, tranquilo. A pesar de que debe circular por la calzada de cualquier coche, el carril taxi está prohibido obviamente. Son varios los puntos conflictivos que cruza y varias las situaciones que bien merecen una queja por la acción de otros conductores. No dice nada. Ni se inmuta. Me pregunta si alguna de las frenadas me ha incomodado. Sigo siendo una preocupación prioritaria para él. Soy el centro. A veces me pregunto si los taxistas, de manera individual, han probado algún Cabify por ejemplo. ¿Han comparado ‘la cadena de valor’? El reto para cualquier vendedor es ser mejor que tu competencia y que tu cliente lo perciba así. Buscar tus ventajas y virtudes y confrontarlas a las carencias de tus rivales. Llegamos. Me despido. Fin.
No entro en el debate regulatorio, tributario o de competencia que está generando un encarnizado desencuentro. Los taxistas tienen razón en algunos aspectos que pierden al no identificar el momento histórico que vivimos y enfrentarse con las herramientas que exige. No recuerdo huelgas en Correos cuando nació el 'email'. Tuvieron que adaptarse y ofrecer soluciones competitivas en un nuevo escenario. Cabify no es economía colaborativa, es un servicio de movilidad que debería equipararse a los taxis. Por el bien de todos debería regularse adaptando las necesidades de todos pero, como este post indica, poniendo al cliente en el centro de la cadena de valor. Ningún otro condicionante debería ser superior a eso. Por ese motivo, el mundo del taxi, tal vez, debería buscar en ese punto el verdadero talón de Aquiles. Si modifican su cadena de valor podrán ser competitivos. Si no lo hacen y limitan su queja a una regulación que sólo debe ser prohibitiva ante la competencia y benévola con ellos por un privilegio histórico, se estrellarán. Se trata de tecnología y de transformación de la cadena de valor.
Cuando la economía colaborativa no es colaborativa y cuando regular no es prohibir.
Ayer, durante la mesa redonda propuesta por el Consejo Alumni de la Universidad Abat Oliva, y tras la conferencia introductoria que ofrecí, la moderadora nos preguntó que opinábamos de las plataformas de economía colaborativa. Hay que decir que ayer era un día marcado por la huelga de taxis en Barcelona. Los miembros de la mesa eran la que fuera presidenta de la Asociación Española de Economía Digital, Elena Gómez de Pozuelo, el fundador de MyTaxi precisamente, Antonio Cantalapiedra, el como yo ciudadano dublinés Adolfo Fernandez de Google y el jefe de márketing de Caixa Bank, Javier Mas.
Ayer, durante la mesa redonda propuesta por el Consejo Alumni de la Universidad Abat Oliva, y tras la conferencia introductoria que ofrecí, la moderadora nos preguntó que opinábamos de las plataformas de economía colaborativa. Hay que decir que ayer era un día marcado por la huelga de taxis en Barcelona. Los miembros de la mesa eran la que fuera presidenta de la Asociación Española de Economía Digital, Elena Gómez de Pozuelo, el fundador de MyTaxi precisamente, Antonio Cantalapiedra, el como yo ciudadano dublinés Adolfo Fernandez de Google y el jefe de márketing de Caixa Bank, Javier Mas.
Las respuestas, cuando se producen desde la óptica de gente que nos dedicamos o tenemos relación directa con lo que supone esta disrupción tecnológica, la digitalización de todo y la transformación de sistemas, modelos y fracturas en las cadenas de valor, suelen ser habitualmente muy laxas con las plataformas que se denominan ‘economía colaborativa’. Se suele contemplar a plataformas como AirBnb, Uber u otras como si fueran plataformas dónde la gente colabora con otras para que a ambas se les genere un beneficio de algún modo. Ahí está uno de los mayores errores a mi entender.
Airbnb ya no es economía colaborativa. Uber tampoco. Como mucho lo serán en un porcentaje determinado cada vez menor. Ahora son espacios en los que participan revendedores, grupos empresariales, agencias de colocación, propietarios de varios coches o lo que sea. Es justo decir lo que son. Plataformas que facilitan que utilices tu casa o coche, tu tiempo libre o tu tiempo de trabajo como desees y que por ello obtengas rédito. Eso originalmente era economía colaborativa. Ellos disponen una plataforma y tu la utilizas, ellos facturan por el servicio que se genera gracias a tu producto. Pero ya no es sólo así. Hay derivadas y negarlo por mucho que seamos ‘tecnófilos’, por mucho que nos guste defender la bonanza de una tecnología hambrienta por cambiar estructuras y guetos económicos, no ayuda en nada.
Airbnb es el ejemplo más claro. Ahora es un cúmulo de revendedores de metros cuadrados al mejor postor. Es el motor de crecimiento del precio de los alquileres en muchas ciudades y un estímulo a prácticas ilícitas. Eso no es ‘economía colaborativa’. Tampoco Uber ni otros similares. Se trata de plataformas que han generado una disrupción que considero positiva en sectores que, como le pasó a muchos otros, precisaban de una disrupción. El taxi la necesitaba, el sector hotelero la necesitaba, los grandes fabricantes de coches la necesitan. De ahí que deben seguir funcionando. De ahí que, por ejemplo, los taxistas deben focalizar en ser un servicio concreto y competitivo y no procurar la eliminación de una competencia que, no se dan cuenta, es mucho mayor de lo que creen. El rival de taxi ya no es sólo un VTC.
El error de llamar economía compartida a algo que no lo es, es probablemente es parte del origen del problema. En todo caso son plataformas que reducen aspectos que hasta ahora eran determinantes en la cadena de valor y que eliminan en la práctica intermediarios. Y lo pueden hacer porque la transacción se produce en un lugar llamado ‘Internet’. Pensar que lo que pasa en la red requiere de una legalidad calcada a lo que pasa en el mundo físico es de aurora boreal. No es lo mismo, no hay las mismas fronteras, las legislaciones son distintas según de donde venga el último ‘bit’, las leyes de competencia son irrelevantes en muchos ámbitos y las regulaciones locales se encuentran descolocadas. Es un error considerarlo todo igual por que no lo es.
No obstante, muchas de esas ‘plataformas colaborativas’ no son más que muestras importantes de la ‘economía circular’. La utilización de espacios, tiempo, productos a fin de que la vida de los mismos sea optimizada. Sé que es coger el tema con pinzas pero es lo más parecido a la realidad actual. De ahí que mi respuesta ayer fue que 'no hay que prohibir nada, hay que regular. No es lo mismo. No hay que impedir algo que crece en la optimización de recursos y en la reducción de procesos. Que ofrece servicios y experiencias para el consumidor que eran impensables hace unos pocos años'. Cuando un taxista se queja de que los Cabify son competencia desleal, denotan el escaso interés por el cliente y por mejorar el servicio y sólo buscan mantener un status quo que pertenece a otro milenio.
La transformación digital de todo, la disrupción del mundo digital en muchos campos tiene en el negocio del transporte de personas un ejemplo interesante. El cliente es el centro, en la cadena de valor el consumidor es el protagonista y todo tiene que girar en ese sentido. Los taxistas, en sus reivindicaciones no lo hacen, en su ejercicio no lo evidencian y en su servicio no lo aportan. Ese es su problema y en la economía circular o la mal llamada economía colaborativa sí sucede desde que solicitas un vehículo hasta que te bajas de él.
El debate que debe establecerse de forma seria. No se trata de prohibir o regular como se regulaba antes. No es cuestión de poner ventajas a quienes tienen un servicio analógico frente a quien lo mueve por Internet. Se trata de entender un mundo diferente y con reglas distintas y de ejecutar un plan para que la transición a la obligatoria convivencia de dos mundos muy distintos se produzca. Esto no lo va a parar nadie y sería bueno que se le denominara como es.
Ni los que se benefician mucho de esas plataformas ni los que sufren su competencia son ecuánimes. No lo son por intereses creados. Por eso sería bueno que unos aceptasen definirse como lo que son, otros aceptaran que vivimos en un mundo distinto y, finalmente, los legisladores deberían de dejarse de tirarse bolas de mierda en el congresos los unos a los otros y tomarse en serio de una vez, y urgentemente, el mundo que viene. Un mundo que les va a explotar en la cara y, por desgracia, no los va a despertar pero como siempre nos lo van a cobrar.
¿Te has planteado vivir sin coche propio? Bipi y otras apps que te lo ponen fácil.
Llego a Barcelona. Tengo que estarme unos días como cada mes. Al vivir a caballo entre Dublín y la capital catalana decidí no disponer de vehículo propio en ningún lugar. Hace mucho que me los vendí. Por eso, ahora, antes de decidir cómo moverme por ambas ciudades analizo los desplazamientos que tengo que hacer. A mi disposición hay un buen número de opciones que representan lo que ahora mismo es la movilidad en las grandes ciudades. De la posesión de un automóvil, o del alquiler tradicional de un coche, hemos pasado a un abanico de opciones que se amparan en la tecnología digital y en una nueva manera de entender el paso de producto a servicio.
Llego a Barcelona. Tengo que estarme unos días como cada mes. Al vivir a caballo entre Dublín y la capital catalana decidí no disponer de vehículo propio en ningún lugar. Hace mucho que me los vendí. Por eso, ahora, antes de decidir cómo moverme por ambas ciudades analizo los desplazamientos que tengo que hacer. A mi disposición hay un buen número de opciones que representan lo que ahora mismo es la movilidad en las grandes ciudades. De la posesión de un automóvil, o del alquiler tradicional de un coche, hemos pasado a un abanico de opciones que se amparan en la tecnología digital y en una nueva manera de entender el paso de producto a servicio.
Viviendo en una gran ciudad, disponer de coche propio es muy poco rentable. Se sabe que tu preciado auto estará el 93% del tiempo parado en algún lugar. Es algo parecido con lo que pasa con los taladros. ¿Sabías que en el mundo hay aproximadamente 600 millones de taladros que sólo se van a utilizar 13 minutos de media cada uno? Sí, ya, estás pensando que como los han contado. En todo caso, los contasen o no, lo cierto es que mi ‘Black & Decker’ lleva años en su caja bien guardada y sin usarse. Metafóricamente, el coche de las personas que viven en una gran ciudad se parece mucho a ese taladro.
Como decía, hay muchas opciones. Alquiler por horas de motos, de coches, compartir vehículo, utilizar VTCs, taxis, autobuses, metro y andar. Lo interesante es que el disponer de ese coche o moto ya no es una opción tan destacada como lo fue antaño tener tu casa hipotecada. La tendencia al alquiler, al uso y no a la propiedad, está claramente creciendo. La idea que reinaba de que, cuando te jubiles, sino tienes una casa propia lo vas a pasar mal, va cediendo espacio al ‘vamos a vivir como queramos ahora y ya veremos como viviremos después’. Me ha quedado muy Millenial, pero es descriptivo. Además, considerar una inversión segura esa vivienda destinada a acogernos en la vejez es cuanto menos revisable.
Comprarse un coche empieza a estar reservado a quienes siempre lo han tenido y a jóvenes que viven fuera de las grandes ciudades donde servicios de ‘car-sharing’, ‘moto-sharing’ u otros van generalizándose. Cómo decía, y describiendo un día cualquiera en la ciudad de Barcelona, la cosa suele ir así:
Desayunando analizo el plan de desplazamientos del día. A primera hora hay que ir a la oficina y el mejor modo de ir es cogiendo un ciclomotor eléctrico. En este caso el de e-cooltra. Una distancia de unos 4,2 Km, apenas 10 minutos. La aplicación se encarga de todo. No hace falta llevar cash ni casco. A media mañana debo ir a una reunión en la otra punta de la ciudad. Debo llegar en buen estado. Mejor un coche. Por lo tanto, abro mi aplicación para coches que preciso con cierta urgencia y busco uno eléctrico que pueda estar en un parking cercano a mi despacho. Elijo un Bluemove. En apenas 10 minutos tengo un vehículo de alquiler por horas.
Tras la reunión devuelvo el coche y solicito un Cabify. Tengo tiempo para esperarlo y el servicio, experiencia y trato me encantan. Al salir del restaurante algo tarde no hay tiempo de espera. Necesito moverme rápido. Levanto la mano y aparece un taxi convencional. La experiencia es distinta y lo sé. Pero es muy útil en circunstancias concretas, especialmente por el factor de urgencia. Pago y salgo. Es el único método de transporte que me va a exigir que pague en efectivo. Si quería pagar con tarjeta debería haberlo dicho al entrar en él me dice el taxista. Habría conectado el TPV. Al no hacerlo, debería de esperar unos minutos que no tengo. Podría haber utilizado una aplicación tipo MyTaxi, pero el problema de tiempo hubiera sido el mismo por el que no tomé un Cabify en esta ocasión.
Llega el momento de ir a TVE. Un trayecto exterior a la ciudad. En esta ocasión, mi opción es la aplicación que para mi gusto tiene la mejor experiencia de usuario de todas cuantas he comentado antes. Bipi te pone un vehículo, incluso un Tesla, en el punto de recogida que tú decidas. Vienen a recogerlo cuando y dónde tú precises. Con un coste muy correcto y un servicio excepcional, dispones de coches de gama media y alta que alquilas temporalmente. Todo el proceso de contratación y gestión de la llegada del vehículo es también una maravilla. De todas las aplicaciones probadas esta es la que me ha dado mayor seguridad de estar bajo la cobertura de un servicio de atención al cliente excelente. Alquilas y chateas con ellos desde la aplicación. Te van informando con un mapa donde está tu coche y cuando va a llegar. Una llamada final de comprobación a pocos metros de ti y listo.
El cálculo es tremendo. Con lo que no gastas en un coche propio de gama media, asegurado a todo riesgo sin franquicia, con un crédito a cuatro años, un parking en el centro de la ciudad, las revisiones, reparaciones y sustituciones de piezas obligatorias como los neumáticos y otros y todos los gastos asociados a la posesión de un vehículo, puedes disponer entre 11 y 13 días al mes un coche de alquiler como los de Bipi, por ejemplo. Cuando los taxistas se manifiestan en las grandes ciudades acusando a los VTCs de todos los males de la humanidad, olvidan que su competencia real ya no son ellos. Es la vida. En esa jornada que he descrito, hace unos años habría tomado 4 o 5 taxis y hubiera tenido mi coche en el parking una buena parte del día. Esa es la idea que cambia. Movilidad imprescindiblemente sostenible. La primera ley de la Economía Circular. La Economía colaborativa ya representa el 1.4% del PIB español y en unos pocos años llegará al 3%. Ahí vamos.
Cumbres sobre el clima, Economía Circular y millones de taladros.
En el mundo hay más de 600 millones de taladros. La media de uso a lo largo de su vida será de no más de 13 minutos. No es sostenible. Estoy seguro que como este hay miles de ejemplos de productos que compramos, utilizamos muy poco y permanecen eternamente en un limbo inútil. Así, de ese modo, la industria de los taladros puede seguir fabricando más y más piezas que irán engordando la cifra completa y reduciendo la media de uso. No obstante, la conciencia que examina el motivo por el que compramos cosas que luego, al no utilizarlas más, pasan a una nueva vida en lo que denominamos ‘economía circular’, va en aumento.
En el mundo hay más de 600 millones de taladros. La media de uso a lo largo de su vida será de no más de 13 minutos. No es sostenible. Estoy seguro que como este hay miles de ejemplos de productos que compramos, utilizamos muy poco y permanecen eternamente en un limbo inútil. Así, de ese modo, la industria de los taladros puede seguir fabricando más y más piezas que irán engordando la cifra completa y reduciendo la media de uso. No obstante, la conciencia que examina el motivo por el que compramos cosas que luego, al no utilizarlas más, pasan a una nueva vida en lo que denominamos ‘economía circular’, va en aumento.
El pasado lunes fue el día Mundial del Medio Ambiente y mi intervención semanal en TVE se centró en diferentes aplicaciones que nos ayudan a mejorar su conservación. Puedes conocerlas en el video que acompaña este post. Aunque no hablamos de la denominada economía circular puesto que dedicaremos de nuevo un programa a ella en concreto, si es cierto que uno de los modos más efectivos de conservar el planeta parte de este nuevo paradigma económico y social. La economía circular plantea la reducción del uso de materias primas y energía reutilizando y reciclando todo tipo de residuos. Es un intento de cambiar el sistema de producción lineal basado en la compra de productos y el consumo masivo.
A medida que las nuevas generaciones van imponiendo un modo de entender el consumo muy distinto al que se tenía en el siglo pasado, la economía circular va tomando posiciones. ¿Por qué comprar un vehículo si lo puedo compartir? ¿Por qué adquirir productos si puedo utilizar servicios? En una economía circular el valor de los productos se mantiene en un ciclo productivo superior por lo que la generación de residuos se reduce. También, es cierto, se reduce el beneficio de la explotación intensiva que conocemos. Por eso, cuando grupos de presión abogan por mantener modelos productivos caducos amparados en la contención laboral, el discurso debe referirse a las opciones económicas que también surgen de este tipo de modelo productivo.
El usar y tirar se va a ventilar el planeta. No tenemos recursos ilimitados y cada vez es más evidente. Dejando de lado las meriendas esas en las que se reúnen centenares de mandatarios para gloria y disfrute de ellos mismos como en Kyoto o París, solo nos queda la percepción individual de que desde la propia acción personal podemos hacer mucho. Yo no hago ni caso de los grandes acuerdos que no son vinculantes. Un cálculo rápido nos da el coste de lo que en la Cumbre sobre el Clima de París, esa que ha abandonado Estados Unidos, es imposible que se ponga en marcha. Les mola mucho eso de levantarse del asiento y aplaudirse a ellos mismos. Lo hacen a menudo y no recuerdan que en el tiempo transcurrido entre el anterior masaje y este no ha sucedido nada. Nada de nada que dependa de ellos.
Sin embargo en el mundo si pasan cosas. Pasan las cosas que las personas hacen. La estimulación de los cambios viene de la mano de la conciencia individual y la economía circular es uno de los motores más claros. De hecho son las acciones políticas más inmediatas, las municipales, las que desde el principio han supuesto un impulso importante. Fue la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, la que hace apenas tres años puso en marcha medidas que giraban en torno a la economía circular. Fue el primer modelo público que logró la participación ciudadana de manera importante. Además acertó en colocar en la mesa de análisis a plataformas tecnológicas cuya genética es precisamente imponer el servicio al producto.
Al año siguiente se sumaron a este tipo de iniciativas municipales ciudades como Milán, Londres, Lisboa, Copenhague, Bruselas, Ámsterdam o Roma. Las ciudades españolas tardaron algo más. De Latinoamérica aun estamos pendientes. Tuvieron que pasar dos años hasta que algunas ciudades españolas, como Sevilla o Granada, se sumaran a una de esas soflamas que quedará por ver si son útiles de verdad. Ya he comentado en otras ocasiones que el futuro pasa por las ciudades. Nos guste más o menos el hecho de que en un par de décadas tres cuartas partes de la población mundial vivirá en ellas. De ahí que términos como ‘smart city’ o ‘sostenibilidad municipal’ tomen una importancia radical. El problema es que, al igual que las ciudades inteligentes, podemos estar ante mucho discurso equivocado. Una ‘smart city’ no es un bosque de farolas que se encienden cuando pasa alguien o con wi-fi gratuito. Es mucho más complejo y parece que no todos lo ven necesario para autodenominarse ‘smart’.
Los días internacionales a favor del Medio Ambiente están muy bien. Ayuda a que se hable y no cueste demasiado dinero hacerlo, pero en nuestro modo de vida actual existen miles de formas para participar de esa conciencia que debe garantizar un mundo a nuestros hijos. Se espera que en 2030 se espera reducir un 65% los residuos totales en Europa y en gran medida vendrá de incentivar el consumo colaborativo, la transformación del producto en servicio y de la iniciativa de proyectos empresariales y tecnológicos que lo rentabilicen también. ¿Tú que apps utilizas para mejorar el medio ambiente? Piénsalo.
El 25% de los usuarios de Siri han fantaseado sexualmente con 'ella'.
Hace casi cuatro años escribí sobre una película titulada ‘Her’ donde Scarlett Johansson pone la voz a un sistema operativo llamado Samantha que enamora literalmente a un Joaquin Phoneix sublime. Samantha es un asistente personal virtual que logra una relación profunda con el protagonista y que se trunca cuando éste descubre que ese tipo de vínculo no es tan exclusivo como parece. Samantha tiene miles de conexiones similares con otras personas.
Hace casi cuatro años escribí sobre una película titulada ‘Her’ donde Scarlett Johansson pone la voz a un sistema operativo llamado Samantha que enamora literalmente a un Joaquin Phoneix sublime. Samantha es un asistente personal virtual que logra una relación profunda con el protagonista y que se trunca cuando éste descubre que ese tipo de vínculo no es tan exclusivo como parece. Samantha tiene miles de conexiones similares con otras personas.
Está claro que cuando se lanzó la película la idea de que podamos algún día llegar a establecer lazos emocionales con un software quedaba muy lejos. Mucho más que ahora. Tres años son muchos años en la era digital. Siri, el asistente virtual de Apple que viene de serie en todos los iOS, había sido lanzado apenas un par de años antes. Lo importante ahora es averiguar no tanto hasta donde ha llegado la tecnología sino cual es el modo en el que las personas se acercan a esta misma tecnología. El tema está en que punto exacto ponemos la frontera entre lo extraordinariamente posible y la ciencia ficción.
Según eMarketer, 60,5 millones de estadounidenses hablan periódicamente con sus asistentes virtuales llamados Siri, Cortana, Alexa u otros. Un 27,5% de los usuarios de teléfonos inteligentes americanos se relaciona de un modo inconsciente con un software al cual hablan de modo natural. Curiosamente la evolución y mejoras de estos asistentes se producen de un modo continuo y sin apenas notarlo el usuario. Es como si crecieran y no nos diéramos cuenta.
En términos generales un tercio de los milenials europeos utilizará esos asistentes durante este mismo año. La agencia JWT en colaboración con Mindshare hicieron una encuesta curiosa acerca de la relación virtual de los usuarios de este tipo de aplicaciones y las derivadas emocionales que pueden tener a medio plazo. El resultado fue tremendo. El 26% de los encuestados han tenido una fantasía sexual escuchando la voz de sus asistente virtual y el 37% desearía que fueran una persona real. Hoy no opino, de verdad, sólo traslado datos.
La relación entre los seres humanos y los asistentes de voz que están impulsados or inteligencia artificial está a punto de ser aún más intensa. Los gigantes de la tecnología de Silicon Valley como Amazon, Google, Apple y Microsoft gastan cientos de millones mejorando sus asistentes de voz para que parezcan cada vez más humanos. De hecho, las empresas que lo están trabajando tienen tendencia por centrarse en las voces femeninas. Aunque la voz original de Siri aseguran que es esta.
Se espera que los asistentes de voz comiencen a asumir un papel más importante en la vida de las personas. De la gestión de sus diarios a llenar sus refrigeradores, a convertirse en 'mayordomos digitales'. En el mismo estudio de JWT, se determina que casi un tercio de los entrevistados dijeron que están emocionados por un futuro en el que sus asistentes de voz se anticipen predictivamente a lo que necesiten y tomen acciones para aportarlo sin intervención humana. Hay agencias de publicidad que ya tienen claro que su cliente futuro no será exclusivamente el dueño de un teléfono inteligente, su verdadero target será el asistente que lleva en él.
A medida que se hacen más sofisticados, mucho más inteligentes y aprenden de las miles de millones de interacciones que suman en todo el mundo, los asistentes virtuales van tomando posición que será determinante cuando el ‘link’ entre los asistentes en el hogar, los que van en el teléfono y los ‘chatbots’ que utilizan miles de empresas en el mundo para ser más eficientes en el trato comercial, unifiquen sus tareas y se relacionen según nuestro criterio. Estamos en condiciones de ver como un asistente virtual negocia con un chatbot el coste de unas vacaciones que le hemos encargado que nos compre. La charla entre ambos puede ser muy interesante.
Por cierto, si eres de los que han nacido entre 1950 y 1976 y no eres muy de utilizar este tipo de cachivaches, no eres un tipo raro. Esa generación todavía prefiere personas reales o, cómo muy virtual, el uso de texto y correo electrónico para gestionar sus cosas. Apenas un 9% usará durante este año un asistente personal virtual. Ayer en mi sección en TVE lo expliqué.
El Fintech como ejemplo del papel que juegan los que sufren la disrupción.
Conocí a Donald Byrne en un evento sobre Fintech. Su compañía, Corvil, ganaba el premio a la mejor plataforma de seguridad de transacciones financieras. Con base en Dublín crece al 60% en resultados cada año. Actualmente supervisa 354 billones de transacciones por un valor de un billón de dólares diarios. Corvil fue fundada por el profesor del Trinity College de Dublín John Lewis hace más de una década junto a tres estudiantes. Entre sus principales clientes figuran Morgan Stanley, Nomura, Commerzbank, Thomson Reuters, Nasdaq o Deutsche Börse.
Conocí a Donald Byrne en un evento sobre Fintech. Su compañía, Corvil, ganaba el premio a la mejor plataforma de seguridad de transacciones financieras. Con base en Dublín crece al 60% en resultados cada año. Actualmente supervisa 354 billones de transacciones por un valor de un billón de dólares diarios. Corvil fue fundada por el profesor del Trinity College de Dublín John Lewis hace más de una década junto a tres estudiantes. Entre sus principales clientes figuran Morgan Stanley, Nomura, Commerzbank, Thomson Reuters, Nasdaq o Deutsche Börse.
En una de las intervenciones, Byrne avaló un informe sobre el estado del Fintech global que uno de sus propios clientes, Morgan Stanley, había realizado. Según ese estudio el mundo Fintech podría estar tocando techo y podría estar dando las pistas de como afrontar la disrupción en otros sectores ahora tan asustados. Según Morgan Stanley, el Fintech ha alcanzado su punto máximo de crecimiento y la inversión proveniente del capital riesgo se irá desvaneciendo a medida que los bancos y operadores de siempre copien sus tecnología y se adapten al nuevo funcionamiento de un nuevo mercado.
También aseguran que la disrupción de las Fintech podría haber hecho ya su trabajo y poco o nada les queda por aportar. Morgan Stanley asegura que de las 450 firmas Fintech lanzadas en la era ‘dotcom’ sólo han sobrevivido cinco. Por lo general en los eventos Fintech no se suele ser muy crítico acerca del estado del modelo. Al contrario, lo habitual es que se lancen mensajes de crecimientos desorbitados, de que el mundo va a cambiar definitivamente y de que los bancos van a tener que adaptarse o morir. Hay quien pone en duda que todo eso vaya a pasar y que el mundo Fintech realmente sea lo que se esperaba de él.
No seré yo quien quite del centro del huracán a los bancos. Son ellos las nuevas discográficas. Por ese motivo estoy seguro que van a saber, ya lo están haciendo, como modificarlo todo y seguir siendo actores principales del asunto. Las compañías de discos lo hicieron. No todas obviamente, pero siguen jugando un papel determinante hoy en día a pesar de que todo ha cambiado. Se adaptaron interpretando un nuevo papel. La banca, además, tiene un arma a su favor muy poderosa: la regulación.
Por eso el informe de Morgan Stanley debería tomarse muy en cuenta. Aseguran que ‘la disrupción directa en los servicios financieros ha resultado ser un desafío enorme y vistoso pero con pocas historias de éxito’. Analizando los números aportados en el informe la tendencia de captura de negocio que las Fintech tenían (llegando al 30% en algunos países occidentales) podría estar retrocediendo a medida que las principales instituciones financieras han comenzado a construir sus propios productos automatizados, robóticos y adquiriendo startups blockchain.
Los bancos podrían ser un ejemplo para grandes empresas que perciban un alto riesgo en el negocio futuro cuando la disrupción llega a tu sector. Mejorar servicios y automatizar la cadena de valor con inteligencia de negocio, robótica o socialización puede ser, sin duda, un mecanismo de asimilación de la competencia en forma de startups con crecimientos exponenciales.
¿Lo está haciendo la banca? ¿Por qué el capital riesgo está reduciendo su participación en Fintech de manera importante? ¿Se está ajustando a la realidad? De hecho el capital riesgo recomienda a las startups financieras que reduzcan sus horizontes imaginativos para poder trabajar con los agentes históricos, los actores financieros de siempre que precisan de modificar aspectos sustanciales. Según el capital riesgo la mejor combinación es un banco trabajando con el mundo Fintech.
Según Morgan Stanley, algunos de los gurús Fintech e importantes gestores VC, el ritmo en el que los consumidores cambian la relación directa con el mundo financiero ha sido más lenta de lo esperado. Tal vez, dicen, pueda haberse detenido en algunos puntos. Seguramente, coinciden muchos, la historia ha entrado en una nueva fase de relación, cooperación y salvaguarda común. La banca tradicional se defiende. Una industria tremendamente regulada se lo permite pues ralentiza las transiciones y encarece la adquisición de clientes.
Cada vez tengo más claro que la disrupción precisa de los ‘disrupcionados’ casi tanto como de los ‘disruptores’. La banca es un ejemplo paradigmático. Lo comparo a la televisión que sigue siendo relevante, pero de otro modo, frente a otros canales y plataformas que lo iban a cambiar todo y no han cambiado tantas cosas. En breve tendremos un recorrido completo de una disrupción como es el Fintech. Podremos ver como adaptarse y convivir. Mejorar en definitiva. Mejor ser Fuji que Kodak.
Cuando la tecnología, la innovación y el talento se convierten en algo maravilloso.
Hay pocas cosas tan estimulantes, desde el punto de vista de la innovación, como el hecho de comprobar que desde las tecnologías móviles se puede mejorar la vida de personas que tengan alguna discapacidad. Concretamente ese es el objetivo del primer desafío que pusimos en marcha desde el d-LAB del Mobile World Capital hace unos meses y que, ahora, ya está en la fase de selección final. Recordemos que 1 de cada 5 personas experimentará en alguna etapa de su vida una discapacidad o impedimento. En la mayoría de los casos, esta discapacidad o deterioro influirá negativamente en el hecho de llevar a cabo las rutinas diarias o disfrutar plenamente. La accesibilidad universal implica la eliminación de las barreras existentes en la vida cotidiana de estas personas. Estas barreras pueden estar relacionadas con la comunicación, la vida social, el ambiente físico, el acceso a los servicios públicos y el empleo, y el transporte entre otros.
Hay pocas cosas tan estimulantes, desde el punto de vista de la innovación, como el hecho de comprobar que desde las tecnologías móviles se puede mejorar la vida de personas que tengan alguna discapacidad. Concretamente ese es el objetivo del primer desafío que pusimos en marcha desde el d-LAB del Mobile World Capital hace unos meses y que, ahora, ya está en la fase de selección final.
Recordemos que 1 de cada 5 personas experimentará en alguna etapa de su vida una discapacidad o impedimento. En la mayoría de los casos, esta discapacidad o deterioro influirá negativamente en el hecho de llevar a cabo las rutinas diarias o disfrutar plenamente. La accesibilidad universal implica la eliminación de las barreras existentes en la vida cotidiana de estas personas. Estas barreras pueden estar relacionadas con la comunicación, la vida social, el ambiente físico, el acceso a los servicios públicos y el empleo, y el transporte entre otros.
Las tecnologías digitales y móviles han contribuido en los últimos años a la promoción del 'Diseño para Todos y la Accesibilidad Universal', proporcionando conceptos nuevos e innovadores en forma de servicios y productos. En los próximos días nos vamos a reunir para decidir que proyectos tendrán nuestro apoyo directo. Decisión difícil porque de las decenas de propuestas recibidas, las finalistas son todas merecedoras de llegar a la mayor cantidad de usuarios posibles.
En mi interés de inversión siempre han sido prioritarias este tipo de startups. Las seleccionadas de momento son aplicaciones que buscan mejorar la vida cotidiana de invidentes, sordos y personas con problemas de movilidad. La vía por la que lo logran son una maravilla y permite que abracemos las bondades de la tecnología que apenas hace un lustro eran opciones impensables. Los finalistas que pasaran por dos rondas semifinales hasta llegar a la decisión final en mayo son:
Aira
Aira es un intérprete visual para ciegos. Utiliza la Realidad Aumentada para aumentar una amplia gama de información. Desde la exploración de nuevos barrios y restaurantes en la ciudad, a viajar por el mundo - Aira habilita a los ciegos a experimentar su mundo y sus alrededores como nunca antes.
Outbarriers
Outbarries nace de una necesidad real de ayudar a las personas con problemas de visión. La aplicación Outbarriers (disponible para Android e iOS) es la solución más universal, práctica y económica para las personas con problemas de visión graves. Funciona en la mayoría de los teléfonos inteligentes de hoy en día.
USound
USound es un sistema de audio inteligente (uSound App + uSound Smart Earphones) que convierte un Smartphone en un dispositivo de asistencia auditiva. Tiene inteligencia, conocimientos médicos y clínicos incorporados en él. Es interactivo y puede aprender a partir de la necesidad de la persona.
Lazzus
Lazzus es un asistente que acompaña a personas ciegas y con discapacidad visual mientras se mueven, creando un campo de visión auditivo. Señala cosas útiles a su alrededor, tales como cruces de peatones, intersecciones de calles, negocios, ayudándole a moverse con seguridad.
Sesame
Sesame desarrolló la primera tecnología de Touch-Free para smartphones y tabletas, diseñada por y para personas con discapacidades. Utilizando la cámara frente a frente junto con avanzados algoritmos de Visión por Computadora, el usuario puede operar todo el dispositivo con solo movimientos de su cabeza.
Talkitt
Talkitt permitirá a las personas que sufren de trastornos motores del habla y del lenguaje comunicarse fácilmente usando su propia voz, traduciendo la pronunciación ininteligible en un discurso comprensible.
BlindTouch
BlindTouch es un producto completo que permite a los usuarios con deficiencias visuales control total sobre una tecnología fundamentalmente vista, con una serie de utilidades esenciales para aumentar la independencia, la conectividad y la autoestima.
Irisbond
Irisbond es un webcam eye-tracker que permite al usuario controlar el cursor del ratón por el movimiento de sus ojos utilizando sólo una cámara web estándar en lugar de dispositivos muy complejos y costosos.
App & Town
App & Town Compagnon es un sistema para personas con impedimentos de movilidad, que permite utilizar el transporte público con una guía precisa proporcionada por una aplicación móvil y una monitorización continua del usuario desde un Centro de Control.
Visualfy
Visualfy App traduce eventos de sonido en muestras vinculadas a teléfonos inteligentes a a partir de patrones de vibración y flash, utilizando toda la pantalla del teléfono. Además, proporciona una aplicación verdaderamente inclusiva con las instrucciones de instalación y configuración que acompañan en lenguaje de signos.
Be My Eyes
Este es un proyecto del que ya hablé hace años cuando conocí a sus creadores. Una aplicación móvil gratuita que tiene como objetivo hacer que el mundo sea más accesible ayudando a los ciegos y discapacitados visuales en situaciones donde se necesita un par de ojos. Be My Eyes conecta a personas que necesitan asistencia visual con voluntarios videntes a través de una video llamada en un Smartphone
Eyesynth
El Sistema Eyesynth permite al usuario una tecnología fácil de usar, proporcionando una amplia información espacial a través de sonidos. Algoritmo de software especial convierte la información tridimensional proporcionada por las cámaras en audio comprensible para ciegos y discapacitados visuales.
Mouse4all
Mouse4all es una solución de accesibilidad que permite usar tabletas y teléfonos Android sin tocar la pantalla. Aumenta la autonomía de las personas que lo utilizan, facilitando el acceso a Internet, redes sociales y aplicaciones de todo tipo.
Wayfindr
Wayfindr permite a las personas navegar por el mundo utilizando las instrucciones de audio de sus teléfonos inteligentes. Wayfindr proporciona a los fabricantes de navegación digital y propietarios de espacios públicos las herramientas para proporcionar a la gente servicios de navegación digital consistentes y de alta calidad.
Blind Explorer
Blind Explorer proporciona una nueva manera de observar a partir del innovador campo de visión que proporciona el 3D Sound Navigator Assistant para personas con discapacidad visual que se convierte en un guía personal. Movimientos seguros en el exterior, mejorando la movilidad y calidad de vida.
Feelif
Feelif es un dispositivo multimedia para personas ciegas y con deficiencias visuales, que consta de un dispositivo de pantalla táctil con un dispositivo especial y una rejilla de relieve especial. Con Feelif uno puede sentir formas, escuchar sonidos, música, voz y ver colores.
Por favor, ¿sería tan amable de pasarme con un chatbot?
Internet, tal y como la conocemos ahora, no tiene nada que ver con la de hace cinco minutos. Ahora funciona desde un móvil, desde cualquier lugar y conectado a cualquier cosa. Todas estas características se suman a otro factor cada vez más determinante: la automatización de todo. Poco a poco, millones de procesos en los que había algún tipo de intervención humana a partir de herramientas digitales están siendo sustituidos por los denominados ‘chatbots’. Ya he hablado de ellos en varias ocasiones porque tengo la impresión de que van a marcar el desarrollo de la red en los próximos dos o tres años.
Internet, tal y como la conocemos ahora, no tiene nada que ver con la de hace cinco minutos. Ahora funciona desde un móvil, desde cualquier lugar y conectado a cualquier cosa. Todas estas características se suman a otro factor cada vez más determinante: la automatización de todo. Poco a poco, millones de procesos en los que había algún tipo de intervención humana a partir de herramientas digitales están siendo sustituidos por los denominados ‘chatbots’. Ya he hablado de ellos en varias ocasiones porque tengo la impresión de que van a marcar el desarrollo de la red en los próximos dos o tres años.
No hablo de automatizar sólo un elemento de respuesta comercial. Ya sabemos que los chatbots son algo mucho más sofisticado. Generan conocimiento a la marca y es ahí donde está el verdadero valor de estas rutinas sofisticadas de inteligencia artificial o de sistemas expertos. Desde inicios de año he ayudado a casi una decena de empresas a poner en marcha proyectos de transformación digital que tenían como elemento incorporado un chatbot. Los hay de diversos tipos, pero está claro que los asistentes virtuales están revolucionando el sector de los servicios. Permite incrementar el volumen de negocio a la vez que atiendes mejor las incidencias y conoces al detalle a tu cliente. La derivada son predicciones muy interesantes de que se puede hacer.
En España destaca una startup que tiene como hilo conductor la relación entre clientes potenciales y un chatbot vinculado a Whatsapp, Telegram y Facebook Messenger. Con un simple ‘hola’ que escribas a su contacto vinculado, CorreyVuela se pondrá a tu servicio inmediatamente. No estarás hablando con un humano pero ese software te va a buscar el mejor vuelo posible. El lenguaje natural y la búsqueda semántica ya pueden sustituir la mitad del empleo que tiene que ver con este tipo de relación entre usuarios y empresa. En el caso de los ‘callcenter’ esa opción es casi del 100%.
Tengo la impresión que en un par de años vamos a comprar por Whatsapp. Nos dirigimos a la reducción absoluta del hecho comercial. Ya empezó esa revolución del retail o de la venta de servicios cuando las apps comerciales hicieron aparición. Te conectas a la aplicación de tu marca y compras en su entorno. Poco o nada pasa ya fuera de ahí. Pocos compran en la web responsive o mobile. De ahí que el siguiente paso, en este punto de madurez digital, es hablar con robots que utilicen nuestras herramientas de conectividad básica como Whatsapp, Messenger o Telegram.
Pero el salto definitivo está por llegar. El punto exacto en el que una persona tenga problemas para identificar si quien habla con nosotros es ciertamente un software o una persona. Si a ese momento le añadimos un rostro, una imagen humanizada que pueda responder al modo en el que hablamos con un operador de servicios, el límite se traspasa definitivamente. La combinación entre inteligencia artificial, aplicaciones de comunicación tradicionales, asistente personal e hiperrealismo gráfico nos conducen a un entorno apasionante.
Si el software comercial que esconde un chatbot sirve para identificar patrones, gustos y necesidades de los clientes para ser más eficiente a la empresa, ¿hasta donde llegará si quien haga esa tarea tenga aspecto absolutamente humano? Aquí está el desarrollo más hiperrealista que existe en este ámbito. Se trata del chatbot que Soul Machines creó para el gobierno australiano. Su trabajo trata de ofrecer información sobre servicios de discapacidad. La empresa no obstante ya ha dicho que tiene pedidos de entidades bancarias, médicas y jurídicas. ¿Te gustaría que un chatbot con apariencia humana ‘haciendo un Skype’ contigo frunciera el ceño cuando tu respuesta no fuera la idónea? Pues de eso va.
Como decía, este chatbot que ha presentado Soul Machines está destinado para el gobierno australiano. Su nombre es Nadia y la voz que utiliza proviene de la síntesis de la que tiene la actriz Cate Blanchett. El software que alimenta su ‘cerebro’ es Watson de IBM. Su misión es ofrecer información conversando. Se supone que esa cara reconocible por sus gestos facilita la relación. Pero también, ese chatbot reconoce tus expresiones faciales. De modo que un gesto de sorpresa provocará que el chatbot Nadia reduzca la complicación de la explicación o la repita. De este modo se genera empatía. Algo realmente complicado en un entorno sintético.
Esto no es algo anecdótico. Los chatbots empresariales en texto ya son más de 50.000 sólo vía Facebook. Amazon ya explora con Alexa y una docena de empresas de alto valor tecnológico tienen prototipos a punto de lanzar al mercado. En un par de años, preferirás que tus problemas los soluciones una máquina. Pasaremos de aquel ‘quiero que me atienda un humano’ al ‘por favor señorita, ¿me puede pasar con un chatbot’?
El debate sobre los datos, los avances tecnológicos y la ética. Privacidad y autonomía.
Te despiertas y un mundo tecnológico se te viene encima. En horas de cambio climático, política inservible e incertidumbre económica, que la innovación tecnológica avance a la velocidad que lo hace se suele celebrar mayoritariamente. A excepción de algunos países como el nuestro, la mayoría de gobiernos compiten entre sí para atraer a las empresas de tecnología, con políticas fiscales y educativas cada vez más centradas en las necesidades de los desarrolladores de tecnología. Estamos en medio de una nueva Revolución Industrial y reverenciamos las nuevas tecnologías fijando nuestras esperanzas para el futuro en ellas.
Te despiertas y un mundo tecnológico se te viene encima. En horas de cambio climático, política inservible e incertidumbre económica, que la innovación tecnológica avance a la velocidad que lo hace se suele celebrar mayoritariamente. A excepción de algunos países como el nuestro, la mayoría de gobiernos compiten entre sí para atraer a las empresas de tecnología, con políticas fiscales y educativas cada vez más centradas en las necesidades de los desarrolladores de tecnología. Estamos en medio de una nueva Revolución Industrial y reverenciamos las nuevas tecnologías fijando nuestras esperanzas para el futuro en ellas.
Vivimos avances tecnológicos que aportan muchos beneficios sociales. Esta erupción tecnológica nos aporta datos masivos, coches sin conductor, ingeniería genética, ciudades inteligentes, inteligencia artificial o automatismos robóticos asombrosos. No seré yo quien diga que la tecnología no es algo a lo que hay que abrazarse con entusiasmo. No seré yo quien ponga en duda sus virtudes. Obviamente no seré yo, pero no tengo claro como la sociedad está realmente asumiendo el cambio más trascendental que ha vivido la humanidad en siglos.
A veces parecemos una especie de jinete que lleva una venda en los ojos. El poder y el ritmo del caballo es estimulante, pero tenemos poca o ninguna idea de hacia dónde nos lleva. Las nuevas tecnologías cambiarán significativamente nuestro mundo, es obvio. Queda por ver si sabremos convertirlo en algo beneficioso o tóxico. Las nuevas tecnologías y las que se encuentran en las primeras etapas del desarrollo tienen el potencial de aumentar los innumerables problemas del mundo o de mitigarlos. En gran medida dependerá de decisiones políticas el efecto que produzcan. Dependerá finalmente de que a quienes votemos tengan claro el momento histórico que vivimos y las decisiones que deberán adoptar al respecto.
La desgracia de algunos es que no se atisba a nadie en su catálogo electoral y político a líderes, o subalternos, que tengan la más remota idea de que supone realmente un mundo sin empleo, con un empleo distinto, automatizado, gestionando datos masivos, artificialmente inteligente o robotizado. No lo saben ni tienen interés por saberlo. Ese es el drama. Las decisiones que no se tomen ahora, las estrategias que no se determinen ahora o los programas de gestión de esta mutación socioeconómica que no se diseñen, serán las semillas de un desastre colectivo sin precedentes.
Además, si no hay política debatiendo estos cambios, tampoco hay debate ético que pueda hacerlo en base a esas decisiones oficiales. Básicamente por que, como ciudadanos digitales, las opciones disponibles para nosotros en relación con estas nuevas tecnologías son elecciones éticas. Tenemos que guiarnos por nuestros mejores principios si queremos asegurar que la revolución tecnológica actual no genere miseria para las generaciones futuras. Los líderes políticos no lo van a hacer en muchos lugares.
Tomemos, por ejemplo, el campo de las tecnologías asistencial. Actualmente se está desarrollando toda una gama de tecnologías de asistencia para ayudar a las personas con discapacidades físicas o intelectuales, así como al envejecimiento de la población en todo el mundo occidental. Abordando una gama de necesidades, estas herramientas están diseñadas para facilitar la vida de los usuarios y de los cuidadores. Serán utilizadas por los miembros más vulnerables de nuestra sociedad, haciendo que las cuestiones éticas sean particularmente importantes.
Concretamente, como miembro del d-Lab Mobile World Capital, el primer desafío convocado iba en esta dirección. Es uno de los espacios más interesantes para afrontar el debate ético y político con respecto a la tecnología y su utilidad para mejorar la vida de las personas. De hecho, la población en general está utilizando cada vez más dispositivos de ayuda, desde teléfonos móviles a portátiles. Sin embargo, tras los evidentes beneficios de las tecnologías de asistencia, hay preocupaciones de tipo ético. Desde mi punto de vista la que más me preocupa es la que tiene que ver con la privacidad.
A menudo, en los planes de transformación digital de algunos clientes, especialmente los que tienen una estructura mayor, acabamos trazando modelos de gestión de la privacidad internos basados en límites éticos. La respuesta a que queremos decir cuando hablamos de privacidad no es simple. El significado de la privacidad es histórico y filosóficamente complejo. Algunos sostienen que es un derecho moral otros aseguran que su valor es instrumental. Conceptualmente, la privacidad se asocia a menudo con la dignidad humana. Es probable que las personas se comporten de manera diferente cuando saben que están siendo observadas.
Las nuevas tecnologías, incluidas las tecnologías de asistencia, que supervisan y recopilan datos sobre la persona constituyen una amenaza para la privacidad en ese sentido. Pero no es la única zona de conflicto. Pasa en el comercio digital, en la sexualidad, en el transporte, en la educación o en la vida en general. Somos aspersores de datos desperdigando sobre nosotros sin demasiado control. Tenemos la sensación que nadie usa toda esa amalgama de datos y si la usa no es nocivo. Empieza a ser algo aceptado ese pago. Entrego mi privacidad y a cambio obtengo cosas ‘gratis’. Esa percepción del mundo se ha instalado y es un riesgo enorme. Privacidad es sinónimo de autonomía, de toma de decisiones independientes, de no sufrir influencia externa antes de tomarlas.
El individuo autónomo analiza, reflexiona sobre sus opciones y toma decisiones individuales sin una influencia externa indebida. A medida que las nuevas tecnologías eliminan la privacidad, nuestra autonomía está amenazada. El aumento de los datos sobre la forma en que los individuos se comportan, sus preferencias y aversiones, y sus respuestas emocionales a diversos estímulos, los hace más fáciles de manipular y controlar. Probablemente por esto algunos ya han decidido que les está bien y mejor no hacer mucho al respecto.
Cuando el 'voyeur' ya no es una persona sino un dispositivo IoT.
Existen teléfonos inteligentes, televisiones inteligentes, coches inteligentes y, por supuesto, vibradores inteligentes. Así es como define la empresa canadiense Standard Innovation al cachivache que fabrica llamado We-Vibe y que tiene como propósito ofrecer soluciones a la sexualidad de sus usuarios. De momento, un éxito de ventas por cierto.
Existen teléfonos inteligentes, televisiones inteligentes, coches inteligentes y, por supuesto, vibradores inteligentes. Así es como define la empresa canadiense Standard Innovation al cachivache que fabrica llamado We-Vibe y que tiene como propósito ofrecer soluciones a la sexualidad de sus usuarios. De momento, un éxito de ventas por cierto.
Sin embargo para la empresa que fabrica los We-Vibe no todo han sido buenas noticias. Recientemente ha recibido la orden de pagar una compensación económica a varios propietarios o propietarias de este juguete sexual. ¿El motivo? Que es demasiado inteligente. Resulta que el dispositivo se dedica a rastrear el uso que hacen los clientes sin notificar nada al respecto. Es decir, sabe el tiempo, el modo, el lugar y otros datos sin el consentimiento de quien lo está utilizando.
El We-Vibe 4 Plus es el primer vibrador IoT (Internet de cosas) del mundo. Funciona con una conexión Bluetooth que se puede controlar de forma remota, es decir, permite el juego entre diferentes personas. Alguien disfruta el uso del objeto y otro lo controla a distancia. Inclusive desde otro lugar remoto. Solo es preciso conectarlo al teléfono y a una aplicación. Ahí, precisamente, surgen los problemas de seguridad y uso de datos.
Este asunto no es un problema aislado de este tipo de objetos. De hecho, la seguridad es el gran problema para la Internet de las Cosas en general. En la última conferencia de hacking DefCon 24 en Las Vegas, los hackers Goldfisk y Followr mostraron cómo el vibrador en cuestión podía ser activado remotamente por cualquiera que pudiera interceptarlo con un smartphone emparejado.
Ambos mostraron que los datos de uso ofrecían información segmentada y detallada del uso que se les daba. Aunque el ‘climax’, si se me permite decirlo así, llegó cuando esos datos empezaron a ofrecer minuto a minuto los cambios de temperatura de los usuarios, intensidad de la vibración y, lo que es más terrible, la opción de vincularlos a información de identificación personal, como direcciones de correo electrónico.
El tribunal de Illinois multó a la empresa canadiense a pagar más de siete mil dólares por cada usuario que tuviera la aplicación asociada al vibrador. Una decisión histórica pues pone sobre la mesa un problema gigantesco al que hay que enfrentarse urgentemente y no me refiero a los juguetes sexuales. Estoy hablando de la seguridad asociada a los dispositivos IoT que cada vez más se están normalizando en nuestro entorno cotidiano.
El pasado febrero, el hackeo de unos osos de peluche conectados de la empresa ‘CloudPets’, un juguete para niños IoT, tuvieron una fuga de datos masiva. Se trataba de grabaciones de la voz de niños y padres, direcciones de correo asociadas a los progenitores y las contraseñas aplicadas en la aplicación derivada. En total casi un millón de usuarios.
Sabemos que el sexo mueve mucho dinero. De hecho sigue siendo uno de los contenidos mayoritarios en la red. Fue un efecto dinamizador de Internet en su día. Gran parte de los avances que vive la red de redes provienen de las ‘necesidades’ que el sector precisó en un momento determinado y donde una audiencia millonaria garantizaba que cualquier inversión sería rentable.
También sabemos que la inseguridad es la responsable de algunos retrocesos. Hay países donde el desarrollo del comercio electrónico se detuvo por culpa de una sensación de inseguridad ante el pago virtual. Ahora, la IoT está ante un reto similar. La seguridad es la clave. No tan solo por, como he ejemplificado hoy en el ámbito de la privacidad más íntima, sino en todos los aspectos. Miles de millones de objetos conectados a nosotros y entre ellos, ofreciendo datos sobre nosotros y sobre lo que hacemos, debe urgentemente establecer un paisaje de seguridad que de momento no tiene.
El modelo de negocio del taxi será el transporte de datos y no de personas.
Hailo, una aplicación fundada por un grupo de taxistas de Londres en 2009 se fusionó con Mytaxi el año pasado. Ahora la marca resultante es esta segunda. El gigante automovilístico Daimler, propietario de marcas como Mercedes, adquirió una participación de 60% de la misma. A Hailo la conozco principalmente por que la utilizo en Dublín combinada con Uber. Dependiendo del desplazamiento que tengo previsto solicito uno u otro. Allí no hay protestas ni manifestaciones por parte de nadie. El motivo puede estar en que la legislación no penaliza al taxista ni lo deja desamparado ante una competencia que juega a otro deporte.
Hailo, una aplicación fundada por un grupo de taxistas de Londres en 2009 se fusionó con Mytaxi el año pasado. Ahora la marca resultante es esta segunda. El gigante automovilístico Daimler, propietario de marcas como Mercedes, adquirió una participación de 60% de la misma. A Hailo la conozco principalmente por que la utilizo en Dublín combinada con Uber. Dependiendo del desplazamiento que tengo previsto solicito uno u otro. Allí no hay protestas ni manifestaciones por parte de nadie. El motivo puede estar en que la legislación no penaliza al taxista ni lo deja desamparado ante una competencia que juega a otro deporte.
En otros lugares donde suelo pasar tiempo de manera continua he incorporado otros servicios de movilidad. En Barcelona, Madrid o Londres utilizo el moto-sharing o el car-sharing, el transporte público y, en ocasiones, el bicing compartido. En la capital británica, no obstante, sumo la de Uber. En base al desplazamiento que tengo previsto selecciono una u otra manera de cumplirlo. Creo que ese es el modo de transporte urbano que mejor encaja con el presente actual y con el futuro inmediato.
Cuando los taxistas se manifiestan contra estas plataformas lo hacen convencidos de que este tipo de soluciones son una agresión a sus modelo de negocio. Consideran que ofrecen una competencia desleal que pone en juego la inversión que ellos han tenido que hacer para lograr una licencia profesional. Y en cierta medida es así, pero no es culpa de las plataformas. En todo caso será de los que tienen que legislar adecuando los tiempos que vivimos a las soluciones a las que podemos disponer. No es cuestión de complicar la vida a los nuevos modelos de transporte, en todo caso será obligatorio flexibilizar a los que ya estaban.
El mundo del taxi ha cambiado poco desde hace más de tres siglos. En realidad sólo ha cambiado el envoltorio pero no el fondo ni el modelo de negocio que parece que solo puede ser uno. Mover personas de un lado a otro. Pero en un momento de la historia en que todo aquello susceptible de ser digitalizado lo acabará siendo, en el que negocios intocables fueron convertidos a cenizas por la revolución tecnológica que vivimos, parece que el mundo del taxi y el transporte en general tendrá irremediablemente que aceptar que el campo de batalla comercial se les va a hacer muy grande se pongan como se pongan.
Hablamos de un tipo de comercio ambientado en el siglo XVII que espera continuar siendo rentable en pleno XXI con escasos cambios. Es lógico pensar que algo va a tener que ser diferente. No es lógico mantenerlo así eternamente y sin variables que sean disruptivas. Las plataformas como Blablacar, Uber, Lyft u otras no dejan de ser respuestas a ese estado tecnológico de la sociedad y de la economía.
El mundo del taxi que se mueve al compás de aplicaciones de ayuda a su trabajo como MyTaxi u otras, lo que realmente están haciendo, sin saberlo, es modificar el modelo de negocio vinculado a su producto. Ahora, el mayor valor que tiene un taxi en muchos lugares del mundo, son los datos que aporta. La gigantesca flota conectada a una de estas aplicaciones vinculadas al taxi tradicional entregan a tiempo real información muy valiosa y que es utilizada en múltiples campos. Las marcas de coche lo saben y por eso entran en el accionariado de las mismas.
Recordemos que los grandes fabricantes de automóviles ya saben que en breve dejarán de vender coches para pasar a ofrecer servicios de movilidad y, para ello, necesitan digerir muchos datos que les permitan entregar al usuario cliente final servicios ajustados a sus necesidades y de mejor acabado que la competencia. ¿Crees que Daimler, Ford, Nissan u otros fabricantes se consideran competencia entre ellas? Cada vez menos. Me contaba un directivo de Ford que ellos ven como competencia inmediata ‘la manera de vivir futura’. Por eso me concretó que ‘los esfuerzos en entender al usuario de movilidad de dentro de cuatro o cinco años es clave’.
¿Está el taxista asumiendo ese cambio de manera de vivir? Las plataformas de movilidad como Cabify, Uber o de otra índole como Blablacar, Car2go, BlueMove, eCooltra, etc., no son la competencia, son sencillamente respuestas a un nuevo modo de vida que considera que lo importante no es sólo ir de un lugar a otro, lo trascendental es como se vive toda esa experiencia y como se adapta a la necesidad de cada momento.
La mayor responsabilidad de todo esto es de los legisladores. Como siempre a paso de tortuga en un mundo que va a ritmo de McLaren. El enemigo de los taxistas no es Uber. Si lo fuera así no podrían convivir en otros países. Lo que cambia entre esos países y el nuestro por ejemplo es la legislación desfasada que penaliza ser taxista. El rival del taxista es el futuro, los nuevos tiempos y el peso de lo inevitable. Por eso la protesta no debe ser contra lo que va a ser si o si, sino para estimular a que se disponga de un marco legal que posibilite la convivencia de una movilidad libre y un taxi moderno.
Los tres actores son conductores, pasajeros y legisladores. Los taxistas consideran que en los primeros no caben otras fórmulas que no sean las que ellos representan. Los pasajeros mayoritariamente quieren un buen servicio. Los legisladores siguen de cenas de partido. Las protestas del taxi, en ocasiones, me recuerdan las que se llevaron a cabo a principios del siglo XVI en Italia. El sector del vino de ese país logró que se prohibiera el café en todo el país durante casi un siglo. Consideraban que si se servía en cantinas como acompañante de conversaciones acabaría con el negocio vitivinícola. Obviamente eso no fue así, pero el miedo inicial era razonable. En Pittsburgh puedes pedir un Uber que se conduce solo desde hace medio año. Ya pasa. En breve taxistas y conductores de Uber se manifestaran juntos. Al tiempo.
La transformación digital del 'retail' y su obligatoria estrategia 'Mobile-First'
En España, los comercios de retail con una apuesta clara por la transformación digital aumentaron el porcentaje de transacciones desde dispositivos móviles de un modo inédito. En España, hace un año, ya eran el 32% del total. Se especula que actualmente podríamos estar rondando el 40%. El teléfono móvil se ha convertido en la principal herramienta de compra para una gran mayoría de españoles. Algo que sucede de forma generalizada en todas partes.
En España, los comercios de retail con una apuesta clara por la transformación digital aumentaron el porcentaje de transacciones desde dispositivos móviles de un modo inédito. En España, hace un año, ya eran el 32% del total. Se especula que actualmente podríamos estar rondando el 40%. El teléfono móvil se ha convertido en la principal herramienta de compra para una gran mayoría de españoles. Algo que sucede de forma generalizada en todas partes.
Un 29% de los consumidores compra algo por Internet cada semana. Aun nos queda espacio por recorrer. En Reino Unido por ejemplo es un 46%. Una cuarta parte de ellos compra ropa y calzado. Es evidente se está naturalizando comprar desde un dispositivo móvil. De hecho, es evidente que la batalla comercial se va a librar, en primer término, en el ámbito de la movilidad. Cómo destaca la empresa Rehset, ‘es preciso tener una estrategia de desarrollo y transformación digital clara y general pues, a partir del móvil, se van a ir implementando maneras de acceder a nuestros productos que precisarán realidad aumentada, virtual, conectividad con objetos en IoT u otras opciones. No desarrollar con visión de futuro inmediato podría ser muy costoso en el futuro’.
Es evidente que esto no va sólo de tener una web responsive. Hablamos de implementar una experiencia de usuario a partir de múltiples opciones y localizar la que sea ideal para el comercio en cuestión. Saber que pasa cuando tus potenciales clientes entran en tu espacio digital desde un móvil, tener una lectura de datos que permita entender que sucede y tomar decisiones comerciales a tiempo real sobre ello, es la clave de lo que estoy hablando.
A mis clientes del ámbito minorista les ayudo a adoptar esa estrategia que prioriza en el móvil. Una vez tenemos este aspecto definido buscamos como demostrar una de las mayores virtudes que este tipo de negocio tienen: el alto grado de conocimiento del producto que venden. Hay que ser capaz de trasladar esa impresión analógica a un entorno flexible y digital como es el de la movilidad. La clave es estar informado a tiempo real de que pasa en la competencia, establecer contacto con los consumidores y aprender de sus movimientos. Las redes sociales siguen siendo el lugar donde los consumidores reciben un primer ‘input’ comercial. Supera al resto de plataformas o espacios publicitarios. Es la calle comercial más grande del planeta. Ahí, también, la conquista del móvil ha sido brutal.
Las startups que afrontan el mundo del retail con crecimientos que sorprenden a todos los del sector se van sucediendo. Ya no es sólo Hawkers, Meller o Brubaker, hablamos de múltiples empresas que nacieron bajo un concepto básico de reducir costes de intermediación entre productor y comprador y hacerlo desde una perspectiva móvil desde el primer momento. Son empresas que venden más desde un teléfono que vía web y, ninguna de ellas, tiene tienda física como estrategia. En todo caso como elemento de ‘branding’ más.
La disrupción ya llegó al retail. Eso es evidente. Pero viene una segunda ola. La movilidad es inapelable. Quien no la plantee urgentemente, morirá. Quien no reinvente sus espacios de contacto con sus clientes lo va a pasar muy mal. El cliente no se va adaptar. No tiene tiempo, ni ganas. El cliente está en un lugar distinto ya. El trastorno que está sufriendo el sector no es momentáneo. Tampoco se va a detener. El incremento de este modo de relación proviene de una generación que tiene integrado este modo de consumir
Imagina que tu tienda está en un lugar por donde pasa bastante gente. Entran y salen. Cada vez compran menos pero es suficiente para hacer una buen caja. En frente, tu competencia, cierra. Al cabo de unos días descubres que abrió en una plaza cercana. Investigas y, sin haber perdido demasiados clientes todavía, descubres que en esa plaza hay mucho más público que donde tú estás. Además es gente que entra y sale de las tiendas de un modo frenético. No sabes si compran, pero miran, comparan. Tu negocio está en juego. Si permaneces donde estás, aunque pongas un neón de color rosa en la puerta, lo tienes crudo. Si decides ir a esa plaza deberás adaptarte a una manera mucho más efímera de contacto con el cliente. ¿Qué harías? ¿Qué recomendarías hacer?
Parafraseando al nuevo presidente de los Estados Unidos diríamos que los minoristas, el retail en definitiva, debería tener una estrategia ‘Mobile-First’ urgentemente.
En diez años, los bancos no serán bancos.
El sector financiero tiene varios frentes abiertos. Las Fintech, las cláusulas suelo, los recortes de plantilla, el cierre de oficinas y la necesaria transformación del propio modelo de negocio que representan. Una guerra con múltiples batallas. Contiendas a las que en breve se sumaran otras que podrían convertir su futuro en una tormenta bíblica. Apple, Amazon, Google y Facebook podrían estar trabajando en algo similar a lo que ahora entendemos por ‘banco’.
El sector financiero tiene varios frentes abiertos. Las Fintech, las cláusulas suelo, los recortes de plantilla, el cierre de oficinas y la necesaria transformación del propio modelo de negocio que representan. Una guerra con múltiples batallas. Contiendas a las que en breve se sumaran otras que podrían convertir su futuro en una tormenta bíblica. Apple, Amazon, Google y Facebook podrían estar trabajando en algo similar a lo que ahora entendemos por ‘banco’.
Lo complicado para el sector bancario español, tradicional y Fintech, es que, según un reciente informe de Accenture, tres de cada diez españoles estarían dispuestos a abrirse una cuenta en esas empresas de corte tecnológico y global. Un porcentaje que alcanza a casi la mitad en la franja de edad más baja. La tendencia, además, no hace más que crecer.
Históricamente, la banca ha sido una de las industrias más reticentes en adoptar la transformación digital. No hablo de aplicaciones con modelos de consulta, sino de integrarla en el modelo de relación con sus clientes. Uno de los ejemplos que permite identificar de qué hablo sería el uso de la inteligencia artificial en el punto de contacto con el cliente. ¿Cuántos bancos españoles tienen un chatbot trabajando para ellos? En Facebook Messenger hay más de 11.000 chatbots activos que ocupan espacios industriales de todo tipo, incluidos los financieros por supuesto. Sirven para conocer mejor al cliente alimentando los buzones del propio chat con interacciones de pura Inteligencia Artificial. Esto permite entender mejor a sus clientes.
Parece algo banal o derivado de una novela de ciencia ficción, pero no lo es. Hablo de procesar de manera natural el lenguaje, interpretar lo relevante y mejorar la precisión de la respuesta. Algo que no depende de Facebook, ni del cliente. Es tarea de todo el banco. Debe ocuparse él. El problema actual es que la mayoría de los bancos que conocemos piensan que un chatbot es algo impersonal, arriesgado y que no pertenece a las prioridades de gestión de la entidad. Gravísimo error. La tecnología y su asimilación los salvará. La transformación de todos ellos en algo que todavía desconocemos surgirá del uso inteligente de sistemas expertos y de datos masivos. En España el proyecto más avanzado en este sentido lo encabeza Caixabanc.
El banco del futuro no sabe cómo será. Nadie lo sabe, pero para que suceda adecuadamente deberá comprometer a todos sus empleados para que, por ejemplo, ese chatbot sea eficiente. También será necesario, no obstante, que sea algo cierto, estratégico y desplegado con entusiasmo. Se deben focalizar en la conquista de un espacio comercial y sociológico que se les está escapando poco a poco. Lo vean o no lo vean. Quienes lo estén sintiendo, estudiando y preparando, podrán sobrevivir. El resto no lo hará. Además, será rápido. De poco servirán los resultados trimestrales en miles de millones. Cuando empiece el desmontaje solo tendrán planos para construir de nuevo el rompecabezas quienes hayan hecho los deberes y se hayan equivocado suficientes veces.
Hay algunos ejemplos de cómo se afronta el futuro en este sector. MasterCard tiene un robot capaz de manejar varios problemas y consultas de clientes a través de un algoritmo de procesamiento conversacional. El algoritmo supervisa los hábitos de consumo de un cliente, responde a sus preguntas sobre las finanzas personales e identifica modelos de negocio inminentes. El resultado final es una mejora del cuadro de mando de la propia empresa.
Bank of America es otra empresa que utiliza un chatbot inteligente. Se llama ‘Erica’ y iene como objetivo ayudar a los clientes a tomar decisiones financieras. Recibe información personalizada sobre las categorías de gastos de los clientes y dispensa consejos sobre cómo solucionar problemas de deuda. Un enfoque que explora la posibilidad de crear una experiencia para los consumidores que ningún ser humano podría lograr a partir de una ingente cantidad de datos que percibe sobre ellos.
Un mundo en constante experimentación solicita el relevo. Un escenario en clave de guerra comercial. Un horizonte tormentoso para quienes no han entendido realmente lo que significa que los bancos son las nuevas discográficas. Mientras tanto los millenials siguen contratando cada vez menos hipotecas, solicitando créditos en otras plataformas, evitando comisiones desde una aplicación financiera y abrazando la economía circular que premia el uso antes que la propiedad. De eso va todo esto, de un cambio real de conducta, valores y experiencias. De ellos depende iniciar la transformación hacia lo que, para sobrevivir, deberán ser. En menos de diez años los bancos no serán bancos.
Colecciona momentos, no cosas. Aplicaciones para regalar objetos.
En la píldora de hoy de Economía de Futuro abordamos el mundo de las aplicaciones que permiten donar objetos a terceros concediéndoles una segunda vida cuando ya no los necesitamos. Pura Economía Circular. Ahora, regalar aquello que no usas a personas que realmente lo necesitan es más fácil que nunca. Solo tienes que darte de alta en una aplicaciónde consumo colaborativo como Helpin o Utilever y ofrecer lo que tienes. La persona interesada se encargará de recogértelo, o pagar los gastos de envío, y darle el uso que se merece.
En la píldora de hoy de Economía de Futuro abordamos el mundo de las aplicaciones que permiten donar objetos a terceros concediéndoles una segunda vida cuando ya no los necesitamos. Pura Economía Circular. Ahora, regalar aquello que no usas a personas que realmente lo necesitan es más fácil que nunca. Solo tienes que darte de alta en una aplicaciónde consumo colaborativo como Helpin o Utilever y ofrecer lo que tienes. La persona interesada se encargará de recogértelo, o pagar los gastos de envío, y darle el uso que se merece.
Pregúntate lo mismo que hemos preguntado a personas que nos encontramos por la calle. ¿Eres de los que acumula trastos en casa? ¿Cuántas cosas tienes en casa que no usas nunca? ¿Cómo te deshaces de lo que no utilizas? ¿Conoces las aplicaciones de consumo colaborativo? ¿Cuáles? ¿Las has utilizado alguna vez?
Si has decidido ponerle fin a tu incipiente síndrome de Diógenes, apuesta por el consumo colaborativo y regala tus objetos, en lugar de venderlos. Valora si realmente necesitas la cantidad de dinero que obtendrías por esa venta y si no es determinante para ti, dónalo. Tu acción, no solo te favorecerá a ti, sino que ayudarás a personas con menos recursos y participarás de una gran cadena de favores de la que algún día podrás beneficiarte. ¿Sabías que cada año, cada uno de nosotros genera más de media tonelada de basura? ¡Más 500 kg de residuos ocupan muchísimo espacio! Si conseguimos que parte de esta cantidad logre tener una segunda vida, podríamos reducir nuestros residuos enormemente y hacer del mundo un lugar un poco mejor. Colecciona momentos, no cosas.
El desafío de empoderar a las personas con discapacidad a través de tecnologías móviles.
Cuando nos reunimos en la primera sesión de trabajo en el d-Lab del Mobile World Capital estuvo claro que el primer desafío social en el que íbamos a implicarnos sería 'El empoderamiento de personas con alguna discapacidad a través de la tecnología móvil'. El objetivo marcado de este programa del MWC Barcelona, busca acelerar la transformación digital de la sociedad mejorando la vida de los ciudadanos y difundir el impacto de soluciones exitosas. El primero es éste pero en marzo lanzaremos otro dedicado a la 'Transformación de la Salud a través de la gestión colectiva de los datos personales' y en septiembre uno enfocado a 'La lucha contra el Cyberbulling a través de la tecnología móvil'. Cada año serán tres en total.
La tecnología, y la transformación que provoca, posee un valor incalculable cuando permite la eliminación de dificultades a las personas que sufren alguna discapacidad. Más allá de lograr la eficiencia empresarial, reducir intermediarios, establecer nuevos modos de relación y modificar la cadena de valor en cualquier sector, el despliegue de la tecnología móvil debe avanzar a la mayor velocidad posible para mejorar la vida de estas personas.
Por esta razón, cuando nos reunimos en la primera sesión de trabajo en el d-Lab del Mobile World Capital estuvo claro que el primer desafío social en el que íbamos a implicarnos sería 'El empoderamiento de personas con alguna discapacidad a través de la tecnología móvil'. El objetivo marcado de este programa del MWC Barcelona, busca acelerar la transformación digital de la sociedad mejorando la vida de los ciudadanos y difundir el impacto de soluciones exitosas. El primero es éste pero en marzo lanzaremos otro dedicado a la 'Transformación de la Salud a través de la gestión colectiva de los datos personales' y en septiembre uno enfocado a 'La lucha contra el Cyberbulling a través de la tecnología móvil'. Cada año serán tres en total.
¿Sabías que casi 1 de cada 5 personas experimentará en alguna etapa de su vida una discapacidad o impedimento? En la mayoría de los casos aparecen complicaciones en el momento de llevar a cabo rutinas diarias o disfrutar plenamente los diferentes aspectos de sus vidas. La accesibilidad universal implica un enfoque completo del entorno en la vida de las personas con alguna discapacidad y hace referencia a la eliminación de las barreras existentes en la vida cotidiana. Estas barreras pueden estar relacionadas con la comunicación, la vida social, el ambiente físico, el acceso a los servicios públicos y el empleo, y el transporte entre otros.
Por este motivo es tan importante este desafío. Queremos encontrar soluciones transformadoras que permitan a las personas con discapacidades vivir de manera más independiente y tener una vida más satisfactoria. Las tecnologías digitales y móviles han contribuido en los últimos años a la promoción del Diseño para Todos y la Accesibilidad Universal aportando conceptos nuevos e innovadores en forma de servicios y productos. Sin embargo, su potencial no ha sido totalmente abordado.
Conozco alguna de ellas de primera mano. Desde el exitoso proyecto irlandés que situaba en el teléfono móvil un mecanismo para reducir los problemas derivados del Parkinson, aplicaciones que eran capaces de ‘ser los ojos’ de un ciego gracias a la colaboración social o proyectos que permiten localizar globalmente barreras urbanas. Todos son increíblemente valiosos, pero no son suficientes. Nunca es suficiente.
Por centrarlo en nuestro país, aunque sea un reto global y esta una convocatoria mundial, el Instituto Español de Estadística calculó que el 8,5% de la población española tiene una discapacidad. Cerca de 4 millones de personas. De éstas, más de 600.000 viven solas en sus casas y casi un millón y medio tienen un alto grado de dependencia. Hablamos de algo muy importante que debería estar en el preámbulo de cualquier plan de modernización, transformación digital o de implementación tecnológica por delante de muchas otras cosas. Las prioridades importan y mucho. Definen un país y a su gente. Definen una generación.
Por ello repito, si tienes una solución innovadora y disruptiva estás invitado a participar y a formar parte de la solución. Tenemos abierta la convocatoria de propuestas para presentaciones y vamos a ayudar a llevar a cabo esas soluciones bajo el paraguas que supone el propio MWC. Puedes enviar tu solución hasta el 7 de marzo.
Kompyte seleccionada por 500Startups y Heygo top10 Apps en la Apple Store.
Hace unos días se hizo pública una gran noticia para una de las startups participadas en el vehículo de inversión que presido, Idodi Venture Capital. Se trata de la selección de la startup Kompyte a participar en la edición número 19 del programa de aceleración de 500Startups. Para ello, Kompyte ya se ha ubicado en California. 500Startups es, juntamente con YCombinator, la mayor aceleradora del mundo.
Hace unos días se hizo pública una gran noticia para una de las startups participadas en el vehículo de inversión que presido, Idodi Venture Capital. Se trata de la selección de la startup Kompyte a participar en la edición número 19 del programa de aceleración de 500Startups. Para ello, Kompyte ya se ha ubicado en California. 500Startups es, juntamente con YCombinator, la mayor aceleradora del mundo.
Aunque mi tarea en el fondo es limitada debido a mi actividad profesional y que la selección de empresas y su seguimiento una vez participadas se realiza con un equipo extraordinario, cuando una noticia de este tipo se produce confirmo lo que buscábamos desde el principio al fundar nuestro vehículo.
Todas nuestras participadas deben seguir tres patrones: estar en un punto de desarrollo del producto o servicio testado por el mercado, en una fase de inversión previa a la conocida Series A y, especialmente, tener una hoja de ruta validada para conquistar el mercado anglosajón y americano. Kompyte cumple con todas ellas y su crecimiento y relevancia no hacen más que crecer en el mercado norteamericano.
Entrar en 500Startups les ofrece la oportunidad única de estar situados en Sillicon Valley de pleno derecho. Esto se suma al hecho de recibir una importante ayuda económica y adquirir un altavoz internacional de primer orden. Habitualmente, un buen número de empresas que pasan por esta aceleradora vinculada al capital riesgo americano logran construir un circuito de inversión espectacular. Suele ser la puerta a los grandes fondos de ese país, los más importantes del planeta. Por lo que hemos conocido, el novedoso modelo servicio de Kompyte que permite analizar a la competencia a tiempo real no ha pasado desapercibido en Silicon Valley e, incluso, está despertando un interés inédito para empresas que nacieron en España.
Esta gran noticia se suma a tres más con las que me siento especialmente contento. Una que ya comuniqué hace unos meses. La selección por parte de la prestigiosa Wired de dos de nuestras participadas como las más prometedoras de Europa. Se trataba de Deliberry y de Heygo. Ahora, ésta última, ha logrado además clasificarse en el Top10 de las Apps más descargadas en la Apple Store. No se trata de una calificación subjetiva, en este caso es algo que tiene que ver con lo más importante: la aceptación del público, de los usuarios. Heygo va a toda velocidad en su crecimiento y su expansión al mercado anglosajón es inminente.
La tercera noticia, exenta a Idodi Venture Capital, es la inclusión en esa lista de las aplicaciones más destacadas del año de Glovo. La aplicación que, aunque no esté en nuestro vehículo de inversión, si es un poco parte del ecosistema de mi trabajo al haber sido acelerada desde el principio en Conector. Algo, que por cierto, también pasó con HeyGo y con Kompyte. Me encanta tener ese espacio de relación entre el ‘deal flow’ que se genera desde Conector y la opción de participar en la inversión de las mejores startups del país que se hacen mayores en la aceleradora que fundó Carlos Blanco y en la que me invitó a ser socio en su día junto a un buen número de cracks.
Finalmente destacar que, como es normal en todo tipo de vehículos de inversión, la evolución de las participadas suele ser desigual. No todas evolucionan del mismo modo, ni tan bien. Por eso, en nuestro caso, ahora mismo tenemos puesto nuestro foco en la evolución de Kompyte, Heygo, Adictik y Deliberry especialmente. Sabemos que van a darles muchas alegrías a nuestros inversores. En 2017 tenemos intención de seguir invirtiendo selectivamente. Hay mucho talento, muy buenas ideas en este país que precisan de proyección en el mercado que, dando soporte desde Barcelona y Dublín, intentamos impulsar.