Abandonar el sofá social
Ayer durante una conferencia expliqué algo que ya escribí y que comparaba el hundimiento del Titanic con la situación económica actual. Dije que alguien me comentó que vivíamos aquel preciso instante del choque del buque con el iceberg, que la tripulación informaba a los de primera que el barco en dos horas se iría al fondo del océano y que muy pocos de tercera se salvarían. Les expliqué que para mi no era así, que en realidad no había habido un golpe y una grieta. El barco se hundía pero por viejo y que eso hacía mucho más lento el hundimiento. Concretamente un lustro. Vivimos ese momento. Lo trascendental realmente es entender el valor de ese colapso. Para mí, este terrible instante de la mal llamada crisis no es una oportunidad, es la opción. Entiendo que hay que pensar mucho, más que nunca, escudriñar como hacer mejor este mundo y lograrlo. Entre todo ello destaca la obligatoriedad de saltar del barco (del sofá social) y nadar (emprender). Rechazad las ayudas, aceptad los consejos. Ignorad las subvenciones, gestionad el capital inteligente.
A pesar de la que está cayendo, en lo que llevamos de año mi equipo ha puesto en marcha cuatro startups, impulsado otra docena y apoyado la creación de un buen número más. Nada de todo ello tendría valor sino fueran proyectos de los que aprendemos cada día. En julio saldrán al mercado y a nível mundial cuatro proyectos más: Tueddy, OpenShop, Emailfy y Ebnto. Todas ellas son sueños convertidos en código binario y una carrera por ofrecer puestos de trabajo en seis países diferentes en un principio. Todo para luchar contra una pobreza que se está extendiendo por todos los rincones y esquinas. Una nueva pobreza se está inoculando en el sistema. Una nueva clase social subvencionada y soportada por herramientas privadas o religiosas que suman lo necesario para que en este país nadie se muera de hambre. Un nuevo estigma socioeconómico compuesto por familias jóvenes monoparentales, con el paro vencido, niños pequeños y con deudas de todo tipo incluyendo tarjetas y créditos al consumo que han ido inflándose con los impagos. Una sociedad que se está empobreciendo y que, en su miseria, esconde la ineficacia de los estímulos ofertados por la administración. El círculo se va cerrando y toda la metodología que planteaba recuperar un modelo consumista se muestra operativa a corto pero terrible a medio plazo. Es como recoger la mierda con la mano. Nadie reacciona.
Seguimos combustionando cuatro tipos de pobrezas. Por un lado una primera que proviene del desempleo medio. Una segunda compuesta de pobreza incipiente y que constituyen jóvenes trabajadores e inmigrantes sin contratos cuyo sueldo es tan bajo que sería un insulto llamarlos mileuristas. No alcanzan las necesidades básicas y son atendidos también en la beneficiencia. Un tercer grupo de pobres es el de la pobreza estructural formada por ancianos y viudas con pensiones ridículas. Finalmente, la cuarta tipología de pobres proviene de una capa que se compone de gente muy joven que en estos momentos ni siquiera tiene idea de lo miserables que son. Bajo el amparo de sus padres y de la sociedad del consumo en rebajas constante, sus vidas transcurren en una especia de paraíso capitalista maquillado. Son los que ya hemos definido como microburguesía low cost.
El panorama no invita a la tranquilidad. Todo lo contrario pero si a la reacción. El Estado, cobardemente, esconde la tasa de pobreza real, pero esos números van suministrando el veneno necesario para que, por mucho que se estimule la economía, cada vez haya menos masa real para que las medidas sean eficientes. A medida que pasa el tiempo hay un mayor número de personas que dependen del servicio público y cada vez menos del estímulo público. Con lo primero sobrevives, con lo segundo emprendes. En mucho de estos casos de pobreza incipiente se esconde una perversa reacción en cadena. Un ciudadano que se ve expulsado de su modelo de vida por culpa de una crisis imperceptible aparentemente, un intento de lograr ser de nuevo asalariado y un rechazo persistente del sistema por diversos motivos. El camino se tuerce y cada vez está más lejos la salida. En el caso de que considere que lo mejor es emprender, es tomar las riendas de su vida y sus proyectos, se encuentra con mil obstáculos como hemos ido viendo. Desde los legales, los culturales y los intelectuales. Incluso uno mismo no se ve capaz de saltar, pues todos los resortes y herramientas de una sociedad apalancada caen sobre ti cada vez que piensas en el modo de salir del agujero.
Nuevo método
Rafael Garrido e Iñaki Arrola de Vitamina K, una Sociedad de Capital Riesgo que invierte en empresas de base tecnológica, me han invitado a dar una pequeña charla al final de su Vitamina Day. La verdad es que me hace especial ilusión pues conozco y aprecio especialmente a alguno de sus miembros. Lo más curioso, y eso es lo determinante para mí del nuevo modelo económico y sus nuevos métodos que vamos a protagonizar desde el mundo de las startups, es que mi circuito profesional y mi actividad emprendedora es totalmente “competencia” a la de ellos. Desde Idodi Labs invertimos en empresas de base tecnológica con alto valor de crecimiento, aportamos valor y mentoring, estimulamos la internacionalización y les proporcionamos un espacio físico donde desarrollarse plenamente. Que hoy en día una empresa o sociedad, que hace lo mismo que la tuya, te invite a clausurar su día de presentación de sus productos y que no pase nada es lo más extraordinario que puede pasar en un país donde los recelos y la sospecha siempre estaba presente. A mi modo de ver el futuro estará plagado de pactos, sumas, acuerdos y sinergia. Estoy convencido que los que ahora son “rivales” en breve serán “socios”. Yo voy a dar una charla, pero mi intención es aprender.
Pienso que en momentos como el actual sólo los que se asocien, se agrupen o se enreden alcanzarán objetivos que antes parecían simples y que ahora se antojan complejos. Vivimos tiempos de metamorfosis, de redes, vivimos modelos de relación empresarial que poco tienen que ver con el pasado. Toca aprender de todo y de todos y permitir que otros se inspiren en lo que tú haces bien. Vivamos en abierto, es más divertido. Hace un tiempo escribí de la secuoyas y el valor de las redes, de sumar, de complementarse entre iguales, considerando iguales a todos los que arriesgamos todo por un sueño llamado proyecto emprendedor.Existen muchos modelos de emprendeduría. La que me interesa a mí es la que encaja con los tiempos que me ha tocado vivir, tiempos de tecnología, de redes, de fuegos artificiales y de conversaciones. Precisamente en ese nuevo modelo digital de proyectar empresa está el de actualizar una nueva economía basada en la colaboración y en la experiencia colectiva.
Existe un árbol que ha alcanzado los 115 metros de altura. Está al norte de San Francisco y es una secuoya. La altura media de este tipo de cupresácea está cerca de los 80 metros. Son muy longevas, existe una secuoya roja de más de dos mil años que ahí está, esperando que todo cambie a su alrededor. (...) Lo más extraordinario de este tipo de árbol no es la longitud vertical que logra sino como el mecanismo que utiliza. ¿Qué profundidad deben tener las raíces de un árbol que alcanza esa tremenda altura? Cuando cuestiono esto a conocidos o en charlas públicas, las respuestas son de todo tipo. Cien metros, doscientos, cuarenta, diez, hay de todo. Sin embargo la sorpresa es general cuando descubro la gráfica que demuestra que la profundidad de las raíces de este tipo de planta es muy inferior a lo previsto. (...) Para alcanzar su altura media y su longevidad, las secuoyas son los únicos árboles capaces de enlazarse los unos a los otros hasta el punto que llegan a perder el sentido de quien es uno y quien es otro. Se han hecho pruebas de inyectar un líquido coloreado en la raíz de una de ellas ubicad en un punto concreto y esperar unos años. Tras ese tiempo se descubre como ese líquido puede detectarse en todo el bosque. (...) Ese lazo extremo entre todos permite enfrentarse a la inclemencia atmosférica aunque estén a tanta altura y tan expuestos, les permite crecer hasta una altura inconcebible por la naturaleza de un modo lógico. Estos árboles representan un modelo de gestión en equipo, global, comunitario. Si una de las secuoyas empieza a ceder, si su verticalidad se pierde por algún motivo, el bosque hace fuerza contraria durante décadas hasta que recupera el eje. Todo el conjunto de árboles ayuda a recuperar el punto de equilibrio. Es tremendamente emocionante pensar como se produce ese efecto extraordinario. Pensemos que importante es esto. Cuando una sociedad es capaz de estructurarse hasta el punto de llegar a la excelencia de grupo es porque es madura, capaz y autosuficiente como colectivo. Pensemos también que atendiendo al ejemplo de estos maravillosos seres vivos que son las secuoyas, y observando lo que pasa cuando no están en un bosque, sólo es posible alcanzar grandes alturas si están juntas, y lo más asombroso es detectar que son todas las secuoyas al unísono las que logran tales cotas. El éxito no es para una, sino para todas. Trabajar en red proporciona el valor a todos. Este proceso de emprender es clave en una sociedad enfrentada a la competitividad mal entendida. (...) Las secuoyas son una lección que como sociedad no debemos obviar. Convencer a nuestro entorno del valor de enredarse y hacerlo digitalmente en una amalgama desordenada de individuos vinculados en redes sociales complejas es la opción que nos queda.
A parte del acto de hoy, los dos días que pasaré en Madrid van a estar repletos de actividad. Mañana participaré en el Spain Startup & Investors Summit y por la noche tendré una cena que me apetece especialmente en el City Eaters. El primero tiene toda la pinta de convertirse en uno de los eventos de referencia para startups e inversores tecnológicos en España. Será los días 7 y 8 de junio en Madrid promovido por Infoempleo, Financial Communication Platforms y el IE. “Se busca que sean dos días de celebración del espíritu emprendedor y atraer a inversores a nivel internacional para que se encuentren con las startups de éxito que tenemos en España y que están buscando financiación. Por suerte algunas de las startups en las que participo han sido elegidas para hacer su presentación en el evento”. Entre los participantes destacan Ali Partovi, Mario Alonso Puig y Martín Varsavsky.