Economía, Sociedad Marc Vidal Economía, Sociedad Marc Vidal

Fracaso histórico

A razón del artículo de ayer, “España es budista”, recibí comentarios y algún correo electrónico muy interesantes. Entre ellos destaca uno de un viejo amigo que trabaja en un Think Tank muy conocida. Juan, que así quiere llamarse y con quien coincidí en el consejo de administración de una empresa de ámbito nacional hace años, me insta a analizar la sombra económica que se cierne sobre nosotros y me reta a que busque en el origen de todo algún otro motivo más allá del meramente financiero o de corruptelas. Lo intentaré.
Este país está huérfano de política industrial. Su falta debe achacarse a una tradición nacional que tiene sus orígenes en los Pactos de la Moncloa, donde, durante el primer gobierno de UCD se obvió intencionadamente una respuesta política en materia industrial que pudiera actualizar y modernizar el sector, y que respondían exclusivamente a una voluntad de hacer políticas encaminadas a poner freno a una inflación que desequilibraba el sistema financiero español. Años después la reconversión industrial, imprescindible para sacar de la crisis a todo el sector, no supuso más que una simple reestructuración en lugar de un cambio sustancial y un ajuste a planes industriales que pudieran dejar de ser obsoletos. No se fomentó la investigación ni la innovación suficientemente. Los planes alternativos de modernización fueron anécdotas en el territorio de los despropósitos. Los sindicatos tampoco ayudaban porque su preocupación era la de mantener, a cualquier precio, la dignidad imprescindible de los trabajadores. Entre unos y otros nuestra política industrial navegaba a la deriva y no ha dejado de hacerlo desde entonces.

Con el barniz europeo que nuestra industria obtuvo al entrar en la CEE, el modelo competitivo se benefició de nuestros bajos costos y las ventas aumentaron significativamente. Esa bonanza extraordinaria que certificaban muchas industrias españolas no tuvo ningún incentivo gubernamental para reinvertir sus beneficios en innovación, especialmente tecnológica. Durante los años de gobierno socialista la política industrial fue nula. El gobierno popular posterior no mejoró la situación. La empeoró. Primero convirtió un ministerio en un departamento que años después desapareció para transformarse en un reluciente Ministerio de Ciencia y Tecnología. Su objetivo era dirigir las políticas tecnológicas, científicas y de eficiencia en sus puntos de interrelación con el mundo industrial. A los catalanes Birulés y Piqué la aureola que les rodeaba de grandes economistas animaba a pensar que venían buenos tiempos. Fracasaron estrepitosamente. La primera se volvió a sus labores y el segundo vive el vértigo contradictorio de ser, aparentemente, catalanista y, a la vez, líder popular en Catalunya.

Los sectores industriales exigieron a Zapatero, cuando llegó al poder, la creación del Ministerio de Industria. En el programa del Psoe figuraba esa posibilidad. Se materializó de la mano del actual Presidente de la Generalitat, Jose Montilla. Este, falto de experiencia en ámbitos de la alta política y de la gestión industrial globalizada e internacional, se encontró con quistes del pasado, problemas sin resolver en materia energética, en temas de telecomunicaciones y para aspectos de la Sociedad del Conocimiento detenidos en el tiempo. No supo solucionar ninguno de ellos. No fue capaz. Su sustituto ha sido un anestesista llamado Clos y que fue alcalde de Barcelona. En el corto espacio de tiempo que lleva presidiendo dicho Ministerio aun no ha pasado nada remarcable.

Lo peor es que el sector industrial necesita un empuje firme que lo interrelaciones con el resto de sectores de vanguardia y que generalice la voluntad de superar un vacío financiero inminente a causa de la ralentización o aterrizaje forzoso del sector de la construcción y del inmobiliario. La inversión en Industria aun no es rentable y eso no permite que los directores financieros determinen que sus empresas trasvasen sus fondos a estos sectores. La dinámica de las energéticas no responde más que a intereses futuros de control y poder. Los mercados globales en los que nuestra industria debe competir precisan de políticas decididas y de orientación e impulso concreto por parte de los gestores públicos. Miedo me da.

Leer más
Economía, Sociedad Marc Vidal Economía, Sociedad Marc Vidal

España es budista

La línea que separa a los políticos de la legitimidad para decidir en nombre del pueblo soberano es muy delgada, tanto que, incluso en las democracias, en ocasiones se rompe o se difumina y acaba por desaparecer. Es necesario que en los Estados democráticos permanezcan engrasados los sistemas que vacunan de vicios de los que suele adolecer el poder. Cuando estos mecanotransmisores no funcionan correctamente el mal se hace crónico.
La corrupción, ahora urbanística y política, se ha instalado entre nosotros. Y lo ha hecho en gran medida por la desgana y la miopía social de nuestro tiempo. No hay día que no aparezca un nuevo caso y sin embargo lo observamos con naturalidad. Nuestra sociedad posee un extraño mecanismo por el que consigue olvidar las cosas negativas o que le sonrojan con una velocidad espantosa. Por ejemplo: ¿Siguen llegando cayucos a las costas canarias?, ¿ha muerto ahogado algún inmigrante en busca del dorado últimamente?, ¿los jóvenes que fueron abandonados a su suerte en las calles de Barcelona ya han podido regularizar su situación? Las respuestas las conocemos, pero ahora solo aparecen en las paginas interiores y en algún dominical con remordimientos. La verdad es que siguen llegando barcazas atestadas de personas sin nombre, solo que ahora tienen menos posibilidades de alcanzar la costa canaria. Aun se lanzan en un intento suicida centenares de subsaharianos esperando ser, irónicamente, como nosotros. Los abandonados en la moderna Barcelona recibieron en agosto un bocadillo y un papel donde podía leerse: “disculpe, pero usted no existe”.

Ese mecanismo humano y moderno que facilita olvidar lo que duele o sabe mal, pero sin embargo permite recordar con exactitud los nombres de la puta que dice haberse acostado con un conde cualquiera, es al que me refiero. La corrupción es uno de los elementos que nos lleva al choque de trenes, al colapso económico más que previsible y, sin embargo, muy pocos están reaccionando. Vivimos en un país budista donde los problemas se presentan relativos, como de otro estado o dimensión. En navidad a comprar, en enero a aguantar, en febrero a pagar los recibos de la visa y en marzo a preparar la salida de semana santa. Siempre igual. Nunca para. Sin embargo nuestro mundo ya no gira como antes, el sentido está cambiando y nadie habla de 2008. Las empresas y los directivos hemos establecido lo que parece una barrera que se presenta insalvable. El año 2008 y 2009 aparecen sombríos en el horizonte.

Cuando la crisis llegue, que llegará, habremos concluido que los mangantes se metieron como piojos en las costuras del sistema, medraron a costa del contribuyente y nos devolvieron un país expoliado. No será cierto. Por lo menos solo lo será en parte. Todos habremos participado del desastre mirando hacia otro lado tanto tiempo, creyéndonos ricos porque nuestros pisos valían 4 veces mas que hace unos años. Los pesimistas gozan de una buena reputación, pero también se equivocan. Espero equivocarme pero nos esperan años grises de puré de guisantes manoseado, de fango y meadas por las esquinas, de ultraderecha populista y de chivatazo, de falta de oportunidades y de aterrizaje forzoso. España, como dijo ayer el “Wall  Street Journal” pronto volverá a su mediocridad estructural.

Leer más
Politica, Sociedad Marc Vidal Politica, Sociedad Marc Vidal

Políticos 2.0

Hossein Derakhshan, el blogger más importante de Irán, asegura que a los políticos no les gusta demasiado el fenómeno blog por que les obliga a escuchar a los ciudadanos. Durante el desarrollo del tercer encuentro Les Blogs en Paris la flor y nata de la blogosfera europea han debatido acerca del presente y futuro del medio. De todas las cosas que se han dicho me quedo con las reflexiones de lo que afecta a la política. Fundamentalmente porque en el análisis del mundo blog y su vinculación con la política en general se haya el espacio de participación pública del futuro.
La aplicación de blogs y redes sociales al mundo de la gestión pública se ha venido a llamar “política 2.0”. En otras ocasiones he reflexionado sobre los beneficios que un político puede obtener a nivel de credibilidad y proximidad cuando se cree de verdad la blogosfera y se convierte en parte fundamental. El ejemplo francés es verdaderamente paradigmático y el fenómeno blog de Ségolène Royal digno de estudio. Sin embargo en Catalunya menos, pero en general en toda España, los políticos aun participan de un modo anecdótico de las redes sociales. Nuestros representantes se acuerdan de sus bitácoras cuando se acercan elecciones o cuando un jefe de prensa les recuerdan su dominio en la red para que le echen un vistazo a “su” propio blog que tan amablemente le actualiza él mismo. Hay países donde la red se ha convertido en centro de debate y el lugar donde la política genera nuevas tendencias y expectativas. En nuestra blogosfera los primeros espadas son cuerpos extraños y ellos son ajenos a lo que se cuece en ese mundo alternativo. Como dice el Manifiesto Cluetrain, los políticos se han acostumbrado a comunicar a través de los medios de masas, llevan haciéndolo hace 50 años. Ese tipo de relación es vertical, impersonal e unidireccional. Todo lo contrario de lo que ofrece la blogosfera, donde el agente que recibe el mensaje puede obviarlo a menos que detecte que va dirigido a él de un modo personal.

Aquí, en nuestro territorio, no se está haciendo caso, no se toma en serio desde la clase política. Tener un blog y gestionarlo profesionalmente es un hecho aislado. Ministros o consellers dispuestos a interactuar a partir de su espacio web son una excepción, un oasis en el desierto. El blogger político profesional tipo en este país, es un hombre de entre 30 y 40 años, que siempre le atrajo eso de tener un portátil y conectarse a la red, que ha sido incluido en las quinielas de partido para engrosar una lista electoral y que ha descubierto lo bien que queda eso de tener blog. Después de insertar dos decenas de artículos que tuvo que escribir obligado para otros medios, deja de actualizarlo y el blog muere de inanición. Las excepciones son honrosas. Mujeres y hombres de todo el espectro se esfuerzan por cambiar ese panorama. Ejemplos como el blog de Pasqual Maragall son de vergüenza ajena.

La clase política teme los blogs. En una maquinaria europea donde la gestión pública cada vez es menos democrática (Banco Europeo, Comisión Europea, representatividad alegal), más áspera y abstracta, los aparatos de partido aspiran a no afrontar los retos de la democracia participativa. Lo que Ségolène Royal ha venido a llamar los jurados públicos a los políticos, los blogs y la política 2.0 como elemento de “vigilancia activa” a través de foros donde al ciudadano se le puede escuchar y desde donde una iniciativa interesante puede llegar a millones de personas. Esto, hasta hace poco, era una quimera con los medios tradicionales. La política 2.0 aun es un concepto. Estamos transitando hacia ella, pero los partidos y los agentes electorales deben implicarse. La red conseguirá que el embrión de una nueva participación democrática germine y se pase de la información a la acción de un modo natural.

La implicación del ciudadano en la política o en la participación democrática esta muy lejos de ser la esperada. Cada vez votamos menos, a medida que pasan comicios tras comicios, nos sentimos más lejos de nuestros representantes, hasta el punto que pronto dejarán de representarnos. Sumémosle que los partidos piden tu colaboración, tu voto y no garantizan que harán con él. Tras los resultados deciden que hacer con tu confianza y pactan o no con unos y otros. Te piden que después de votar, te calles y que no molestes. Ellos se lo guisan y ellos se lo comen. La política 1.0 es la política de Juan Palomo. La 2.0 debería de ser la de buffet libre.

Igual que la web 1.0 consistía en ofrecer contenidos fabricados de un modo profesional por portales al efecto para que los internautas los consumieran y la web 2.0 es un espacio donde el usuario genera el contenido que luego queda estructurado en esos portales remasterizados, la política 1.0 es la que emite y no recibe y la 2.0 seria la que los, hasta ahora, receptores pasan a emitir y los políticos se convierten en los que escuchan y, por supuesto, deberían de reflexionar. Convertir en propuestas las aportaciones, en rectificaciones las críticas y en disculpas los errores. Demasiado tal vez. En otros países ya está sucediendo. En el mundo empresarial hace meses que los blogs se han convertido en un agente publicitario de primer orden. Las grandes compañías saben que si en una red social alguien dice que su queso es un asco, van a vender poquito, porque el marketing viral correrá a tal velocidad que no podrán contrarrestarlo con ningún medio tradicional. Hoy en día hay empresas que incorporan el gestor de posts remunerados, que hablando maravillas de algún motivo o producto consiguen crear líneas de opinión favorable.

Igual que las empresas que se niegan a interactuar con sus potenciales clientes, tienen garantizado el fracaso frente a las que cada día escuchan y modifican al efecto, los partidos políticos anclados en los sistemas del siglo pasado sufrirán derrotas monumentales e inesperadas en los próximos años frente a nuevas ideas o grupos políticos capaces de establecer puntos de conexión reales con la ciudadanía. El final de esta década es propiedad de los políticos 2.0.

Leer más
Politica, Sociedad Marc Vidal Politica, Sociedad Marc Vidal

La segosphere

Bella ciao!, bella ciao!, bella ciao, ciao ciao!. Así comienza la canción que fue emblema de un pueblo sublevado contra la tiranía y que es símbolo de la resistencia popular. Esta canción tradicional italiana nació en la lucha contundente del pueblo que veía como el terrible “duce” los precipitaba hacia el abismo de una ciega dictadura, ligada a otra más horrible todavía, retorcidamente imperialista, xenófoba y violenta: el nazismo de Hitler.
En los actos de precampaña de Ségolène Royal, antes de que ella aparezca, siempre suena ese himno. Pero no lo hace por ningún altavoz, nadie obliga a cantar, no es parte de la mercadotecnia, es simplemente el público que la tararea de un modo espontáneo. La legión de seguidores que bien podrían compararse al fenómeno fans de cualquier artista moderno la han convertido en objeto de culto. Creen con firmeza que ella sola podrá rescatar a Francia de la depresión y de los desequilibrios sociales que la ahogan desde que hace 12 años, Jacques Chirac, reside en el Elyseo.

Francia vive el peor momento de su historia. Las cifras de desempleo son equiparables a cualquier país del este de Europa, la actividad criminal está descontrolada y el miedo a un colapso social es cada vez más evidente. El hecho que Le Pen accediera hace cinco años a la segunda vuelta electoral, sumió a la izquierda en la vergüenza colectiva. Ese hecho también le dio la pista a Sarkozy para radicalizar su mensaje, ahora emite guiños a la extrema derecha a fin de acaparar el voto xenófobo con durísimas políticas de inmigración. Pero a la vez, el susto ayudo a gestar la idea que en el centro izquierda, en las ideas que se enmarcan en los principios socio-liberales que en España representa Zapatero, en el Reino Unido Blair y en Alemania Schröder debía de aparecer un/a candidato/a capaz de ilusionar y de dar una respuesta que estuviera lejos de los viejos espectros ideológicos encartonados que hasta la fecha inundaban la política francesa.

Apareció una mujer con menor experiencia que sus rivales pero con una enorme empatía. Miles de seguidores trabajan, desde entonces, gratis organizando actos, enviando emails, inventando actos y reclutando apoyos. La grandiosidad del fenómeno Ségolène no tiene precedentes y una de las claves fue la Segosphere. Conocida como la “Mesías electrónica” apostó desde el primer momento por los blogs y ella misma desde www.desirsdavenir.org invitó a los lectores a participar de la elaboración de un libro. Más de 34.000 posts contribuyeron en el mismo. Su hijo Thomas dirige la red de blogs que la protegen. Ségolène Royal creyó desde el primer momento en la reflexión política como motor electoral. No utilizó los blogs como un mero artilugio decorativo que viste bien y te pinta de moderno. Su ventaja se debe a sus ideas, a un innovador planteamiento para la izquierda, pero también a sus herramientas, las que ayudan y permiten que la gente razone y piense por si misma.

La clase política acomodada y establecida la detestan por que entre sus pretensiones se hayan las de entregarle a la gente una voz capaz de ensordecer a aquellos que desde el poder ya no escuchan. La temen por sus propuestas encaminadas a formular jurados populares que examinaran la gestión pública más allá de los comicios electorales. Les preocupa que llegue a confiar el proceso político a una especie de democracia participativa capaz de poner en jaque estamentos intocables hasta la fecha. Para esta mujer, llamada a revolucionar la política de principios del siglo XXI, el ciudadano es el experto, y por ello propone que se le escuche. No parece tan complicado, ¿verdad?

Leer más
Marc Vidal Marc Vidal

¿Y la Euroregión?

Hoy se reúnen Chirac y Zapatero en Girona. Supongo que los temas a tratar son muy importantes. Terrorismo, relaciones internacionales, centrales eléctricas y conexions varias. Sin embargo, ¿que hablarán de nuestra euro-región? La Euro-Región Pirineus Mediterrània es una iniciativa conjunta de los Gobiernos de Aragón, Cataluña, Islas Baleares y de los Consejos Regionales de Languedoc-Roussillon i Midi-Pyrénées. A pesar de no ser territorios contiguos nunca se han establecido politicas con perspectivas integradas. Creer en Europa comporta confiar en las euro-regiones. La nuestra es ésta, en las cosas buenas y en las malas y, de hecho, es imprescindible que los gobiernos centrales francés y español estimen como prioridad que los dos tienen que derribar las barreras culturales y sociales que impiden su desarrollo.
Las dificultades son presupuestarías fundamentalmente. Las infraestructuras que tienen que acercar los dos estados pasan por la voluntad de aceptar, por parte de Francia, la competencia industrial, turística y socioeconómica de Cataluña y, por la parte de Madrid, una más que probable fuga de valores estructurales catalanes hacia Europa con mucha más facilidad que a día de hoy. Ni al gobierno conservador francés le hace mucha gracia acercar a los catalanes, ni al progresista español alejarlos.

Pero el peso de lo fundamental comporta que los planeamientos estatales de desarrollo articulen espacios para eliminar la fractura histórica y pendiente de superación que supone la frontera franco-española. Para Cataluña es fundamental poder establecer una conexión con el núcleo más dinámico y próspero de Europa. La organización en red en el Mediterráneo occidental es primordial para el referente nacional de Cataluña que siempre ha mirado más al norte que al sur. La Euro-Región que Cataluña tiene que liderar pasa por transformar la frontera para que deje de ser una línea de separación y sea un lugar común de comunicación entre vecinos gracias a las infraestructuras que ahora no tenemos.

En el futuro próximo el éxito europeo pasará por las euro-regiones. La nuestra tiene demasiados condicionantes que la hacen poco atractiva para los estados, de escaso interés para algunas de sus integrantes e imprescindible para Cataluña y para el Midi-Pyrénées. Son estas dos las que tienen que hacer presión y fundamentar su objetivo político verdadero el exterior, en arreciar y convertir su euro-región en una realidad política estable. No es de recibo que para ir de Barcelona a Toulousse se tenga que hacer escala si vas en avión, tardes cinco horas en coche o nuevo en tren, cuando está, físicamente hablando, más cerca que Valencia.

Leer más
Personal, Sociedad Marc Vidal Personal, Sociedad Marc Vidal

Es catalán pero es buen tio

Circula la idea de que el Partido Popular consiguió engullir en sus filas a la extrema derecha. En algunos ámbitos de opinión se da por cierto que gracias a esa digestión y a toneladas de bicarbonato, los grupos ultras de este país no pudieron construir un partido político serio como en otros países europeos. De hecho al PP se le ha agradecido que durante muchos años haya logrado moderar a la inmoderable ultraderecha española.
Sin embargo la realidad ha sido muy distinta. La extrema derecha es la que impide que en España haya un partido conservador moderado y europeo. Los populares han sido obligados a abandonar el centro con el insostenible discurso actual de algunos de sus representantes más destacados. La deriva ideológica y política resulta patética. Lamentablemente los catalanes sabemos que el Partido Popular ha establecido como acción política el suicidio en Cataluña. Los dirigentes populares de la calle Urgell han asumido que su resultado electoral será el fruto del votante más resentido con el sentimiento catalanista y que les mantendrá como grupo minoritario en Cataluña. Están convencidos que no les queda alternativa y aunque realicen quiebros al estilo Piqué la verdad pesa como una losa y les aplasta una y otra vez en cada nueva brillante intervención de los que más mandan.

La dirección nacional y sus estrategas han decidido edificar un discurso sobre un gran engaño: “el castellano esta perseguido en Cataluña”. Expertos como son en beber de los charcos, se olvidan interesadamente que la inmersión lingüística fue votada a favor por todos los partidos políticos de Cataluña durante el mandato de Pujol, incluida Alianza Popular. Ese odio que los fecunda les obligó entre el 11 y el 14 de marzo a hacer lo mismo, primando lo que podía ser probable sobre lo que sabían que era cierto. Ahora con el catalán priman los tópicos sobre lo que saben que es verdad. Sobrevaloran lo probable, que en Cataluña se habla catalán y además se agradece que se quiera aprender, pero esconden lo que saben que es cierto, que aunque no hables la lengua catalana puedes circular por todas las carreteras y pagar sus peajes, puedes tomarte un café en las terrazas de las Ramblas y además, sin pedir permiso a nadie, puedes abrir una cuenta en una sucursal de la Caixa. Lo que pasa es que tarde o temprano, cuando llevas tiempo viviendo en Cataluña lo normal es que acabes entendiendo e incluso hablando catalán. No es justo y además sabe mal que algunos, desde el partido que hizo ida y vuelta al centro, alimente el odio entre comunidades.

Hace pocos días, en la flamante nueva T4 de Barajas alguien me presentó a unos amigos suyos diciendo: “es catalán, pero es buen tío”.

Leer más