Constructores de sueños
El artículo con el que cerré la semana pasada ha traído reacciones de todo tipo. Han venido lectores de todas partes. Al parecer muchos que aun no me conocían me descubrieron el pasado jueves. Curioso y alentador. No son lectores de cuando hace años comenté que “por el horizonte se avecinaba una enorme bola de mierda”, tampoco los que me leían cuando poco después hablé de quiebras bancarias, cierres de empresas y aumento de paro que multiplicarían por cinco los que había entonces. Tampoco son de los que debatían aquí cuando desaté feroces críticas al asegurar que la cosa se ponía fea en los circuitos bancarios, en los ayuntamientos y en sus derivados. Ahora, que todo eso es ya una evidencia y el peso de lo cotidiano es tan alto que no podemos ni respirar, toca desempolvar lo que decíamos para darnos cuenta cuanto tiempo hemos perdido sin poner remedio.
Hace unos meses escribí que había hablado con un amigo griego y otro portugués. Los dos explicaban unas situaciones complejas y siniestras. Ninguno de los dos pronunció la palabra “emigrar”. Por entonces decía que “esta noche he hablado con un amigo en Grecia que dirigía una de las empresas más importantes de Tesalónika. Ahora se dedica, tras desayunar en casa de su madre, a tirarle piedras a cualquier coche oficial que pase frente suyo. Lo hace en equipo y rodeado de parados y embargados cada día durante cuatro o cinco horas. (…) Ayer hablé con otro amigo, este portugués que vive en Oporto. Me describía su vida. Nadie mueve dinero, crece el trueque y los parados no se ocupan por no tener que facturar con el 24% de IVA que ahora les imponen. (…) Resulta que como no se puede pagar a los funcionarios, éstos se están convirtiendo en inspectores que lo inspeccionan todo para generar multas que subvencionen sus propios puestos públicos.”
Me preocupa que ante tanta miseria prefabricada y tanta burguesía de plástico se esconda la escasa capacidad para emprender estratégicamente, de producir competitivamente y de activar los pocos recursos que ya quedan en planes de estímulo que generen un nuevo modelo de crecimiento en Europa en general y en España en particular. Y en eso estamos cuando a uno se le quiebran las piernas pensando en sus ahorros, esos que tanto costaron reunir y que en gran medida dependen de “la buena gestión” de los que no vieron o negaron la que se avecinaba. ¡Menudos como para dejarles a sus merced nuestro capital!
En los últimos 15 años, los gestores no sólo no han añadido valor a los pobres resultados ofrecidos por los mercados en ninguna categoría, sino que han destruido en ocasiones el propio valor. Los resultados de los fondos de inversión están por debajo del resultado de mercado y en ocasiones del incremento del propio coste de la vida. Lo curioso es que esta cantidad es muy similar al coste total de las comisiones soportadas por un fondo típico. ¿Quién gana? Los de siempre ¿Quién pierde? De nuevo los de siempre.
¿Realmente son tan malos los gestores en España? Posiblemente no. Entonces, ¿por qué no generan valor para el cliente? El problema principal es el diseño de nuestro sistema financiero, donde los bancos son también los gestores de patrimonios. El conflicto de intereses no puede ser más dramático. El empleado de banco cumple su deber si intenta maximizar los ingresos del Banco, y su bonus depende de cumplir sus objetivos.
¿Les suena lo de las preferentes? El gestor financiero de un gran banco no tiene ningún incentivo para hacer un mejor trabajo para su cliente. Por esta razón, hay excelentes gestores independientes en España con pocos activos bajo gestión. Hay gestores muy potentes con los que trabajo en alguno de mis proyectos de emprendeduría financiera y que demuestran que la excepción confirma la regla. No tienen clientes cautivos como son los clientes de los bancos, que dejan que el propio banco gestione su patrimonio, con una confianza obviamente injustificada.
Emprender en España se pone difícil a pesar del discurso oficial. Una vez pase la contienda electoral andaluza los incrementos impositivos darán cuenta de ello otra vez pues las cifras de déficit no se están controlando por motivos estructurales que tienen mala solución. Se pone crudo para montar negocios pues el consumo se ha roto definitivamente y la financiación se la han tragado sin masticar los propios bancos quebrados para simular estados contables que no se cree ni Bob Esponja (que se lo cree todo).
Por eso, ahora me gustaría tomar decisiones en positivo y plantearte en público lo que hace ya casi dos años estamos haciendo un grupo de inversores y emprendedores sin hacer demasiado ruido, que todo llegará. Yo, como dije, he decidido no parar.
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