Crear empresas tecnológicas para cambiar el modelo económico
En Estados Unidos, durante la explosión de la burbuja financiera en 2008, a la vez que millones de activos se esfumaban, cerraban empresas, se despedían personas y todo el sistema quedaba en el aire, centenares de miles de empresas se fundaban sobretodo en la zona de California y Massachusetts. Es una manera de afrontar la crisis que ya fue adoptada en el pinchazo de las ‘puntocom’ hace ahora 14 años.
En Estados Unidos, durante la explosión de la burbuja financiera en 2008, a la vez que millones de activos se esfumaban, cerraban empresas, se despedían personas y todo el sistema quedaba en el aire, centenares de miles de empresas se fundaban sobretodo en la zona de California y Massachusetts. Es una manera de afrontar la crisis que ya fue adoptada en el pinchazo de las ‘puntocom’ hace ahora 14 años. Actualmente el número de creación de empresas tecnológicas en Estados Unidos es algo menor a las tasas de esos duros días, pero sigue siendo altísima. Todo eso no es por casualidad obviamente y muchos son los aspectos que inciden en ese estilo de vida, empresarial y finalmente de creación de riqueza.
La política, la educación, la actitud y la idea de que como sociedad podemos apostar por un modelo concreto es la clave. No es lo mismo crear miles de empresas basadas en la construcción que hacerlo focalizando en la innovación y la economía digital. De todo tiene que haber, pero el mundo va automatizándose y el empleo deberá regirse por el valor añadido, por la adaptación de todos y por el impulso que una sociedad tenga para liderar esos cambios.
Veamos uno de esos ejemplo y que conozco: Irlanda. Durante este pasado mes de mayo 3.653 nuevas empresas con algún componente tecnológico se registraron en el, de nuevo llamado, ‘tigre celta’. Lo que es lo mismo, 135 nuevas startups al día. Según esto el aumento es del 24% con respecto al mismo período del año pasado.
Como era de esperar, Dublín sigue siendo la zona preferida para estas nuevas empresas. La mitad de todas ellas se concentran en esta cada vez más efervescente zona. Las grandes corporaciones precisan de un ecosistema alrededor que les ofrezca posibilidades para contratar y para derivar proyectos. A medida que las multinacionales que siguen instalándose en el conocido Silicon Docks las pequeñas startups que van surgiendo se incorporan en su entorno.
Hay dos zonas que están, no obstante, aumentando su poder de atracción. Por un lado es Limerick, cuyo aumento con respecto a otros años es del 71%, o de Cork, en el sur, donde ese crecimiento de nuevas empresas está suponiendo casi un 32%. En la primera, la noticia de que Intel va a instalar su laboratorio de Internet of Things en la vecina Galway o, en la segunda con la todopoderosa Apple desde hace años ocupando a miles de personas, suponen los vehículos de atracción más eficientes para las nuevas aventuras empresariales de muchos.
En términos brutos son cifras modestas, pero en términos porcentuales, con respecto a una economía de algo más de cinco millones de personas es espectacular. La inversión exterior es clave para comprender el crecimiento económico que Irlanda experimentó en la primera década de este siglo y su brutal recuperación que se vive ahora con un crecimiento programado que superará el 6%. Hay que destacar que el 65 % de las empresas irlandesas experimentaron un crecimiento de su volumen de negocios en el ejercicio más reciente y que eso se trasladó al resto de pymes pues el 70 % de ellas también aumentaron su volumen de negocio. Especialmente, como vemos por los datos antes descritos, los emprendedores tecnológicos están dando el empujón más efectivo.
Ahora bien, lo que realmente hace que este lugar vaya a toda máquina es el peso de sus exportaciones, y especialmente de tipo tecnológico. El sector exterior representa el 106% del PIB, frente al 30% que le supone a España por ejemplo. Irlanda es el segundo mayor exportador de software del mundo. Las exportaciones irlandesas superan a las de India y Suecia juntas, y son superiores a las de países como Australia, Brasil y Dinamarca. Al final todo ayuda, todo suma.
Que se creen empresas es casi una respuesta a todo un conjunto de acciones que se materializan en un círculo de trabajo político, social y económico, entre administración pública que marca las líneas y un sector privado que las toma como suyas. Y es que la competencia laboral en Irlanda es muy alta. Esta gente es global y está muy bien formada. Les gusta vivir temporadas por el mundo. Les gusta mezclarse. Son cosmopolitas. El 17% de la población ha nacido fuera de la isla y se nota.
Cuando montas una empresa o un foro de inversión ves en que sí tienen tomado el tranquillo los irlandeses. Lo que realmente ha funcionado aquí es su capacidad para convencer a otros a fin de que inviertan en su país. La agencia de desarrollo de negocio e inversión con oficinas en el centro de Dublín no está de adorno. Su estrategia nunca fue táctica y se dedicaron a localizar empresas en crecimiento que pudieran instalarse aquí y, casi, convertirlas en celtas. Hoy en día, un par de hermanos que crearon una pasarela de pago llamada Stripe, por ejemplo, son los más firmes rivales a la todopoderosa PayPal gracias a la inversión recibida de fondos americanos. Ahora mismo, aquella startup montada hace apenas unos pocos años vale más de 4.500 millones de dólares.
Este pequeño país es la sede de nueve de las diez farmacéuticas más grandes del planeta, la de tres de las cinco principales empresas de juegos del mundo, y tienen los ‘headquarters’ europeos ocho de las diez principales tecnológicas que existen. Y, obviamente, que estén estas multinacionales deriva en empleo y riqueza. No es sólo dinero electrónico buscando atajos fiscales. Estas empresas tecnológicas internacionales generan la quinta parte del empleo y suponen tres cuartas partes de las exportaciones totales. Las inversiones desde Estados Unidos en empresas locales es cinco veces mayor que el que se recibe desde Europa. Tener una startup en Irlanda es una ventaja si buscas inversión a pesar de que la competencia es mucho mayor.
Otro día comentaremos la cara B de Irlanda o de otros países que, apostando por un cambio de modelo, se olvidan de otras muchas cosas en el camino, y más cuando tienes una deuda del 120% y aun no has curado la explosión de tu propia burbuja inmobiliaria. Hablaremos de una economía doméstica ahogada a impuestos y tasas. La demanda interior de los irlandeses sigue cayendo. Los servicios públicos dejan mucho que desear. La sanidad no cubre nada, los transportes son un verdadero desastre y caros, la cobertura social deficiente y muchos de los ‘derechos’ que se viven en España, aquí no son más que ‘servicios’ que, si pueden, te condonan y sino te los pagas. No todo iba a ser ‘flower-power’.
'Smart Regions' y políticas activas para afrontar el futuro.
Me pedía un amigo que explicara algo de cómo podría un gobierno afrontar el momento actual y de cómo una país, región o ciudad, abrazar ese futuro tecnológico y revolucionariamente digital que vivimos. Os traigo un ejemplo que vivo de cerca y que es, sin ser perfecto, significativo e inspirador.
Me pedía un amigo que explicara algo de cómo podría un gobierno afrontar el momento actual y de cómo una país, región o ciudad, abrazar ese futuro tecnológico y revolucionariamente digital que vivimos. Os traigo un ejemplo que vivo de cerca y que es, sin ser perfecto, significativo e inspirador. La revolución industrial en la que estamos sumergidos, la cuarta, la nueva o la última, llámenla como quieran, el nominativo definitivo lo pondrán nuestros nietos, es algo que en algunos lugares se está teniendo en cuenta y en otros se está dejando pasar. El pasado lunes destacaba cómo Europa, ante ese dilema, no se está tomando la vía adecuada. Pero no toda Europa espera, hay una que se sí se ha subido al tren.
La clave de todo responde a algo más que las ‘smart cities’, tal vez, y en eso si que hay un avance significativo, deberíamos hablar de ‘smart regions’, algo mucho más acorde con lo que realmente significa un proceso de cambio como el que vivimos y un encuentro real con la transformación del territorio y de sus activos principales que supone.
Parece que todo gira entorno a ‘las ciudades’. De San Francisco a Berlín, de Barcelona a Dublín, de Dubai a Boston. Da igual, el futuro tecnológico parece ligado sólo a un territorio localizado en una ciudad por compleja y grande que ésta sea. Y tiene sentido pues las ciudades con el futuro en innumerables aspectos pues acudimos a ellas en masa y son redes socializadas que permiten la interacción de los exponentes de esa modernidad que comentamos cada día. Internet de las Cosas en ciudades inteligentes, socialización y economía compartida, impresión dimensional que precisa de puntos de recogida, automóviles automatizados o gestión de datos masiva de cuanto hacemos sus habitantes.
Hoy escribo desde Cork, segunda ciudad de Irlanda y dónde Apple tiene su HQ europeo con miles de trabajadores ubicados en un edificio situado pocos minutos de la ciudad. Lo digo porque si algo me ha sorprendido del modelo de crecimiento tecnológico de este país es el esfuerzo gubernamental de extenderlo en todo el territorio. No son palabras, acaban siendo hechos. Los ecosistemas de tecnología identificables han dejado de ser monopolio de Dublín, Belfast, Galway, Limerick o el mismo Cork. Es muy significativo como el esfuerzo radica ahora, con el plan Irlanda 2015-2017, darle mayor contenido y profundidad a todo ese cambio que se viene gestando hace años y que ahora requiere de implantarse de manera genérica en toda la isla.
El tamaño ayuda, pero no es sólo eso. Se trata de potenciar un modelo productivo y hacerlo de manera integral en todo un territorio, de permitir el acceso a la banda ancha y a un precio reducido, de comprometerse desde la administración con lo que supone impulsar startups que precisan de un recorrido muy distinto al de las empresas más tradicionales y que pueda, en definitiva, ir ocupando cada vez más espacio un modelo productivo tecnológico, sostenible y vinculado al conocimiento.
Sabemos que el futuro depende de que podamos atender a un mundo sin empleo generando nuevos más ‘humanos’, más creativos, menos orientados a lo repetitivo o a lo que cualquier automatismo pueda hacer y para ello hay que trabajar duro en como se define un entorno propenso a esos cambios y permeable a ese progreso.
Las ciudades están muy bien, de hecho sirven para exponer claramente una marca ligada a un territorio, pero el problema es cuando se queda en eso. Aquí hablo de Barcelona y todo la vincula a la tecnología móvil y al turismo de ciudad. Si pregunto por Catalunya es mayoritaria la relación con las playas o las pistas de esquí. Está bien que así sea, pero ¿es eso síntoma de que el trabajo por una Smart City sólo está enfocado en la capital y se ha dejado de lado lo que podría ser una Smart Region? Tengo el convencimiento que es así y que eso es replicable a infinidad de lugares de España y de Europa.
Israel es una ‘smart region’, Irlanda está trabajando en ello. Algunos Landers alemanes también. Van más allá de una ciudad y su radio de influencia, se trata de derramar conocimiento a lo largo de un territorio amplio para ir preparando el futuro, un futuro que se nos viene encima sin miramientos.
Estoy invitado a trabajar en los próximos meses en el proyecto que comentaba. Es especialmente estimulante pensar que vamos a aprender mucho los participantes de cómo un entorno concreto puede convertirse en un hervidero de innovación. Vamos a conocer más de lo que venimos a explicar. Estoy seguro.
Este plan, que ofrecimos explicar a diferentes administraciones españolas, es puro futuro inmediato. Algún día comentaré las respuestas de cada uno, define muy bien el papel que juegan nuestros ‘líderes’ y la visión que tienen de ‘lo que hay que hacer’. El diseño de un programa integral que implica aquí a todo el mundo y que se ha diseñado con el firme propósito de convertir una región con opciones en la economía digital en una región inteligente para que abrace el futuro con entusiasmo en lugar de hacerlo con miedo.
Cualquier país que quiera definir zonas inteligentes precisa multiplicar sus esfuerzos técnicos y prácticos. Es momento de abandonar discursos repletos de tópicos. En época electoral que parece no acabar nunca, es incluso peor. De verdad es desesperante a veces ver como todo pasa y no pasa nada. Como las oportunidades se desvanecen y nadie toma decisiones o pone en marcha acciones que puedan arrancar el motor.
Esto no va de discutirse, pronto no habrá nada por lo que discutir. Esto sigue siendo un tema de planificación y acción. El caso que más claramente habla de lo que quiero decir vuelve a poner en punto de comparación donde nací y donde vivo. El presidente de España lanzaba una soflama de vergüenza ajena asegurando que creará 3 millones de empleos sin aportar ni una sola herramienta o plan sostenible que pueda soportar eso. Mientras este hombre que la historia juzgará como lo hará con Zapatero y derivados, sustenta su potencial ‘recuperación’ económica y creación mágica de empleos en empleos puramente vinculados a lo de siempre, a lo que a medio plazo no serán empleos sino estatuas en el caso de lograrlo, en otros lugares se asume que el empleo del futuro sólo puede ser creado en entornos tecnológicos o de conocimiento con valor añadido.
Rajoy aportaba sus 3 millones en un país de 50 y que intuimos no van ligados a ninguna revolución tecnológica. No nos aportó nada al respecto por lo menos. Enda Keny, primer ministro irlandés, con decenas de decisiones erróneas en su mandato, con un buen número de problemas sociales que solucionar y con múltiples conflictos que provienen de la austeridad impuesta desde la UE, aportó sólo 40.000 empleos que dice piensa crear en un país de 5 millones.
A simple vista parece poco, pero la diferencia radica en algo más interesante. Definen claramente cómo se debe afrontar el modelo de creación de empleo y su espacio real que puede ocupar en un momento de la historia más parecido a la Revolución Industrial que a época de Postguerra.
1. El gobierno de Irlanda presenta ese plan enfocado a crear empleos en una zona amplia y concreta del país. Cork y Kerry deberán acomodar esos empleos bajo la filosofía ‘smart region’. Para ello el programa vincula a todo Dios, incluidos algunos que venimos de fuera. El programa lo contempla todo.
2. Vincula ese empleo a la creación de la Universidad Tecnológica de Munster donde la creatividad multimedia generen los recursos necesarios para las empresas vinculadas al plan.
3. No se olvidan del problema de la sostenibilidad. El talón de Aquiles del futuro automatizado y del progreso inmediato. Para ello se incorpora en todo el territorio miles de dispositivos IoT listos para gestionar masivamente tráfico y servicios públicos vinculados a las nuevas empresas.
4. Se asume desde el minuto uno que los empleos no especializados en tecnología, creatividad o innovación, serán residuales. Construcción y servicios podrán ser asumidos por los que ya lo hacen actualmente y se focaliza en que el empleo del futuro sólo puede ser creado en ‘nuevas profesiones’ que se determina crear en ese nuevo entorno inteligente. Es decir, se constata que en un mundo con cada vez menos empleo humano, si queremos empleo hay que inventarlo y no esperar alguna ‘recuperación’ mágica que no se va a producir con la intensidad necesaria.
5. Las startups y las pymes serán el tejido básico de ese modelo. Se obliga a las grandes compañías instaladas en el territorio a implicarse en el nacimiento y crecimiento de las nuevas otorgando líneas de colaboración entre ambas que beneficien a las más débiles. El tejido tecnológico debe ser transversal.
6. Asumen que el comercio electrónico es el modo de compra y venta inmediato. No se prepara ninguna política activa para potenciar el comercio de siempre sino que todo se encamina en ofrecer un camino digital a todo el que venda algo. Sin costes, pagado, sin fricción. El gobierno asume que si ahora les pagan lo que vale estar online a todos a medio plazo los ingresos por impuestos crecerán, si no lo hacen, muchos desaparecerán. Es como invertir en futuro.
El plan es interesante, sólo es uno de tantos, pero es un ejemplo de cómo se puede trabajar en algo que se puede definir ‘smart region’ pero también, sencillamente, conquistar la Nueva Economía y con el menor impacto social posible. Esto no va de crear empleo, va de crear futuro.
Grecia es la anécdota de una Europa estancada
Podemos darle mil vueltas al asunto griego. Vueltas y vueltas. Podemos poner encima de la mesa consideraciones políticas, de orgullo patrio o de imposición germánica. Podemos darle al ventilador. Podemos, incluso, creernos todo lo que nos cuentan. Podemos.
Podemos darle mil vueltas al asunto griego. Vueltas y vueltas. Podemos poner encima de la mesa consideraciones políticas, de orgullo patrio o de imposición germánica. Podemos darle al ventilador. Podemos, incluso, creernos todo lo que nos cuentan. Podemos. El asunto no obstante tiene una arista más técnica. Grecia debe mucho dinero. Debe pagar plazos y ya se ha saltado alguno de ellos. El BCE ya le ha dicho que eso está mal. Y lo está no tanto por lo que significa dejar de pagar una cuota sino por lo que se esperaba obtener de todo ello. Es más feo hablar de intereses que de cuotas.
Grecia necesita aportar unos mil millones de euros sólo en términos de intereses sobre el dinero prestado. Son la amortización e intereses que se hacen pagaderos el 18, 19 y 20 de este mismo mes. Son los bonos en tenencia del propio banco europeo. Ese es el punto de inflexión y del que poco se habla.
Una vez que Grecia no pague, que no pagará, como ya hizo con los 1600 que vencieron de cuota, todos van a mirar al resto de acreedores para saber si se mantienen las vías de urgencia. No está claro que tras el Referendum el grifo se cierre, pero puede ser. Si los griegos votan ajustarse un agujero más el cinturón el conflicto entre la política y la realidad se encarecerá para los ciudadanos de ese país y el riesgo de tener parte del tercer mundo a una hora y media de avión y en plena Europa será muy probable.
Un tercer mundo revestido de ‘rescate’ pero tercer mundo al fin y al cabo. Una economía basada en nada, un plan de crecimiento imposible de ejercer y una sociedad que considera que ya ha pagado suficiente sus pecados y no piensa redimirse de ninguno de ellos. La corrupción socializada es parte del problema pero se acusa a quienes la ampararon como responsables de su distribución. Ahora nadie quiere asumir sus culpas.
Si el pueblo heleno dice no al plan europeo el asunto entra en pura niebla. No es fácil divisar donde está el acantilado. No se ve. Probablemente en ese 18 de julio. Con un no, el gobierno griego debe sentarse de nuevo a negociar ‘imponiendo’ sus condiciones, las condiciones del pueblo. Con eso sobre la mesa el tiempo correrá en contra de Grecia pues los requerimientos de pago llegarán y las soluciones o acuerdos seguirán lejos, más lejos aún.
El famoso ‘Grexit’ es más que probable bajo un prisma ‘técnico’. Veamos. Si votan no, teniendo en cuenta que Bruselas ya ha calificado ese referéndum como una especie de ‘si o no’ a Europa, un ‘no’ será como admitir que se repetirán los impagos. De esa manera Grecia se verá sumida en una espiral complicada pues al no pagar no recibirá liquidez de urgencia para pagar pensiones, funcionarios o proveedores por lo que la única manera de no parar la maquinaria del Estado será hacerlo con unos pagarés ‘oficiales’ que de algún modo serán, técnicamente, una nueva moneda: el ‘dracmapagaré’.
De todo esto, que no ha hecho más que empezar, podemos aprender varias cosas. De hecho está bien, como antes ya hemos hecho, mirarlo con mayor cercanía de la que dirigentes iluminados nos advierten. Vivimos en una especie de inopia por desconocimiento forzado. Unas veces por incapacidad de los que lo explican y otras por mala fe de quienes saben lo que pasa realmente. La cuestión es que no se cuentan las cosas como son.
Ahora sabemos que, por mucho que Bruselas se esfuerce en pintar de esfuerzo todo lo que hacen, de llegar a acuerdos de madrugada para que parezca que se lo curran mucho y que la sangre nunca llega al río, resulta que estas cosas pueden pasar. La suspensión de pagos, las quitas desproporcionadas, los corralitos, la vuelta a monedas anteriores al euro y vete tú a saber.
El gobierno español, italiano y portugués se esfuerzan en decirnos que Grecia está muy lejos. Y no lo está. En 2011 quedó claro, estaba a tiro de piedra. La incertidumbre va a ir dando alas al precio de la deuda. Estos días la prima de riesgo se está portando bien, pero eso es simplemente porque la prima, a veces, descuenta las cosas en diferido. La deuda se va a encarecer, su pago y amortización también. ¿Saben cual es el país más endeudado con el exterior de todo el planeta? Si, has acertado. Estados Unidos el primero y España va segunda por cierto. La deuda externa española es la medalla de plata.
Seguir leyendo sólo prensa tradicional y sus análisis es suicida. Lo fue hace años cuando absolutamente nadie decía la que se nos venía encima. Que tiempos aquellos en los que era evidente que todo se derrumbaría y que si lo escribías o te demandaban o te llamaban catastrofista. Ahora sabemos que todo aquello aun no ha terminado por mucho que se esfuercen en envolverlo en papel celofán. Los datos comparativos son muy jodidos. Cuando estás muy abajo, comparar con lo inmediato siempre te da positivo, pero sigues estando en el culo del vaso.
Sabemos que lo de Grecia es financiero pero tiene una deriva genérica mayor. Modelos productivos, tecnología y desarrollo de una nueva sociedad que debe adaptarse al futuro sin empleo que se avecina. Si no nos preparamos poco a poco Europa se irá convirtiendo en una postal del pasado. Se lo están currando quienes ahora mandan. Encima, mientras todo pasa, se pasa por encima de la gente que, aun teniendo alguna culpa, la mayor de ellas es haber votado (o no) a quienes desordenan el puzzle de todo esto.
Lo preocupante es que, al igual que en 2011, todo este asunto afectará de manera importante a las empresas, motor de todo. Hace años que el problema es crear empleo. Por desgracia se está creando en los mismos sectores donde no se produce ningún cambio de modelo productivo que pueda hacernos pensar que vamos en el tren del futuro. Ahora se acumula un nuevo problema de dimensiones difíciles de analizar. Lo único que sabemos, es que nadie ha actuado estratégicamente.
El futuro llega. Su tono es absolutamente distinto al que tiene este presente. Para muchos llegará y ni lo notarán. Otros, los que ya trabajan en él, van a definir la sociedad del futuro. La diferencia entre países que conquistarán su propio destino y otros que vivirán el que les quede, radicará en lo que se haga en estos momentos. Europa, cada vez que intenta solucionar algo se enreda en un barrizal legalista, inservible y viejuno. Europa se está quedando mientras el mundo sigue girando. Lo de Grecia es una anécdota más.
La importancia de la analítica web | blogger invitado
Hoy tenemos blogger invitado. Se trata de Andrés Gananci, quien fundó su primer negocio online con tan sólo 17 años y que algo más de una década después, sigue viajando por el mundo mientras trabaja desde casa ayudando a entender el complejo mundo de la analítica web. De hecho hoy nos habla de la importancia de todo ello en un negocio online.
Hoy tenemos blogger invitado. Se trata de Andrés Gananci, quien fundó su primer negocio online con tan sólo 17 años y que algo más de una década después, sigue viajando por el mundo mientras trabaja desde casa ayudando a entender el complejo mundo de la analítica web. De hecho hoy nos habla de la importancia de todo ello en un negocio online. Recuerda que si tienes un negocio en la red o pretendes tenerlo en Idodi Only Different Ideas hemos ayudado a más de 2.000 empresas a ‘vender más’ y a alcanzar sus objetivos. Lee este magnífico post de Andrés y toma decisiones. Inténtalo tu mismo si te ves capaz o contrata a quien sabe de ello. La analítica no es un tema menor y muchas veces es la clave del éxito. Aquí os dejo con su artículo.
La importancia de la analítica web en un negocio
El comercio electrónico está en su máximo esplendor, no para de crecer, pero no solo para los emprendedores, sino también para los clientes, cada vez son más los que compran por Internet. Tal es el auge que las empresas no deberían dejar pasar por alto este hecho, aprovechar el momento y conseguir su objetivo, el de vender más. Y es que para vender más no vale solo con invertir dinero, es importante analizar aspectos fundamentales: generar tráfico, aportar valor y contenido al cliente, interactuar con el usuario, ofrecer una buena atención al cliente y ofrecer una buena experiencia de compra a nivel técnico.
Parece muy fácil desde fuera todos estos términos que acabo de nombrar, de hecho cualquiera con buenas capacidades de comunicación y con ciertas habilidades sociales, puede desempeñar este trabajo. Lo que no resulta tan fácil es que todas estas acciones puedan medirse en resultados para comprobar si el contenido no es suficientemente atractivo y por eso se van, no estoy llevando bien mi estrategia en las redes sociales, o mi página web tiene un problema del que yo no era consciente. Y es que ¡para eso está la analítica! Medir, medir, medir.
Analicemos un hecho real: una persona va a crear un negocio y decide crear una web que le ha costado 5.000 euros y decide también gestionar un blog, en el cual lleva una estrategia de escribir contenido diario durante un buen número de meses. Eso está muy bien pero, ¿sabe quién visita esa página? Esto es algo habitual. Ves como una persona está a punto de iniciar su negocio, pone todas sus ilusiones y ganas en ese proyecto, y en poco tiempo fracasan por no tener en cuenta detalles tan significativos como que los usuarios no acaban, en ocasiones, una compra en una página web porque el formulario de compra es muy largo o tedioso, y terminan abandonando el carrito en este punto. En este caso en concreto, ¿crees que es decisivo tener en cuenta este problema para tener más ventas? ¿Es tan difícil fijarse dónde se produce el abandono y dar solución a ese error?
Hacer un buen seguimiento y análisis es como tener un mapa y una brújula para tu negocio. Y es que además Internet te lo pone en bandeja. Existen muchas herramientas que te permiten obtener resultados para nuestro negocio, haciéndonos saber qué estamos haciendo bien y qué cosas no debemos hacer más. Si hacemos una inversión en nuestro nuevo negocio, vamos a hacer las cosas bien. Si seguimos con este ejemplo de la web y el blog, es necesario saber por lo menos qué términos buscan los usuarios, qué secciones visitan más, qué paginas abandonan, ¿no crees que te ayudarán un poco más en tu estrategia? O por el contrario, ¿seguirás dando palos de ciego y continuarás tirando tu dinero y tu tiempo?
Considerando todo esto, ahora lo que no debemos cometer es otro error muy común: medirlo todo y volverte loco con las estadísticas. Antes de ponerte a medir, debes fijarte unos objetivos que quieres alcanzar con cada acción: más fans en Facebook, más tráfico o más suscriptores. Aconsejo establecer objetivos reales. De esta forma es más fácil saber qué vas a medir y dejar otras métricas a un lado, que por el momento no sirven para nada.
Internet sigue ofreciendo grandes ventajas y te permite generar tu propia audiencia. A través de la red difundes tu contenido, tu mensaje el cual llega a mucha gente, que no siempre son tus clientes potenciales, pero que te ayudarán a generar oportunidades para conseguir una nueva comunidad. Las redes sociales también son medibles. Puedes incluirlas en Google Analytics o en otras herramientas más especializadas incluso.
La herramienta por excelencia de analítica web es Google Analytics como te decía, una herramienta gratuita, de diagnóstico y de prueba de resultados para hacer funcionar la página web de forma efectiva. Resulta muy útil si queremos hacer cambios en nuestra web o en nuestra estrategia para captar un nuevo nicho de mercado, si tenemos problemas con el SEO, o si queremos sacarle el máximo partido a nuestra página de e-commerce. Pero no solo nos servirá para hacer un seguimiento detallado de nuestra web, sino como hemos visto anteriormente nos ayudará a tomar decisiones en nuestra estrategia. Por eso es muy importante tener en cuenta que antes de ponernos manos a la obra con nuestra nueva web, debemos utilizar Google Analytics para saber por dónde empezar y hasta dónde queremos llegar.
Por último, aconsejo hacer analítica con tiempo y esfuerzo para interpretar de forma correcta los resultados. Si no disponemos de tiempo debemos delegar esa tarea en profesionales que interpreten las estadísticas en función de los objetivos que has fijado. Lo importante es hacerlo bien, sin prisas y con buena letra.
Descripción del autor: Andrés Gananci es un emprendedor y aventurero apasionado de la vida que fundó su primer negocio online con tan sólo 17 años. 12 años después, sigue viajando por el mundo mientras trabaja desde casa.
¿Peligra tu empleo en esta Revolución Industrial definitiva?
La semana pasada el World Economic Forum se hacía eco de diversos estudios que ponían en duda la inminente llegada de todo tipo de robots a la vida cotidiana de todos nosotros. Aseguraba que los cambios ya no eran elementos del futuro sino que en muchos casos eso ya estaba sucediendo. Para ello enumeró un listado de trabajos que ya realizan robots y que, en muchos casos, la mayoría de personas desconoce que es así. No hablamos de grandes brazos armados montando automóviles o carretillas automáticas entre estanterías. Faltan muchos, pero el listado es interesante, hasta futbolistas.
La semana pasada el World Economic Forum se hacía eco de diversos estudios que ponían en duda la inminente llegada de todo tipo de robots a la vida cotidiana de todos nosotros. Aseguraba que los cambios ya no eran elementos del futuro sino que en muchos casos eso ya estaba sucediendo. Para ello enumeró un listado de trabajos que ya realizan robots y que, en muchos casos, la mayoría de personas desconoce que es así. No hablamos de grandes brazos armados montando automóviles o carretillas automáticas entre estanterías. Faltan muchos, pero el listado es interesante, hasta futbolistas.
En algún lugar del planeta y de la mano del desarrollo de alguna empresa privada, un robot, un software, un algoritmo aplicado a la inteligencia artificial y la capacidad de gestión unidas, está llevando a cabo tareas que hasta hace una década sólo podías ver en películas de ciencia ficción. Como hemos dicho muchas veces, el empleo como lo conocemos se desvanece y los cambios que con ello vamos a vivir debemos afrontarlos cada vez con mayor urgencia. Si seguimos pensando que ‘falta mucho’ o ‘en mi trabajo eso no puede pasar’, el batacazo, que podría haber sido amortiguado y agradable incluso, se convertirá en un martirio social.
¿Qué haces? ¿Cuál es tu empleo? Hace tiempo, cuando los robots llegaron a las fábricas, muchos perdieron sus empleos. Los uniformes azul metálico dejaron paso al metal directamente. Pocos de los responsables de aquellas factorías, los directivos, los del cuello blanco, pensaron que sus días, también podrían estar contados. Ahora, en algunos lugares, un software de ‘cuello blanco’ gestiona sus empresas y las hace más eficientes.
Recuerdo un debate que tuve en una televisión hace años y en la que introduje una noticia que me pareció significativa sobre los primeros periodistas robóticos. Me dieron hasta en el cielo de la boca asegurando la imposibilidad de lo que estaba diciendo en decenios. Actualmente The Associated Press está en manos de articulistas no humanos. Lo mismo dije sobre los futuros cocineros. Ya hay restaurantes con chefs ‘robot’ capaces de cocinar como si tuvieran tres estrellas Michelin.
Actualmente hay dos teorías acerca de la Second Age Machine, algo así como la Revolución Industrial definitiva, el final del tramo. En una se asegura que dicha etapa socioeconómica generará mucho empleo nuevo, distinto, de otro tipo, como sucedió en otros momentos de la historia. Otra, la más realista, asegura que el empleo como lo conocemos desaparecerá de manera masiva y que, como no hagamos algo, el problema será de dimensiones bíblicas. La primera teoría asegura que es factible generar espacios laborales a partir de la intervención de robots y software, la segunda espera que quienes lideran nuestro tiempo se pongan a trabajar en el diseño de un mundo distinto, donde la medición de riqueza, tiempo, productividad y relaciones sociales sea muy diferente.
Pero, sigues pensando que tu trabajo no está en juego. ¿Es factible que un robot haga tu trabajo? ¿Qué hacen ahora? Déjame que te sorprenda con esta lista según el Business Insider hablando de cosas que ‘ahora mismo’ están pasando.
Actores.
Existe un modelo de robot capaz de actuar. Es el robot Robothespian que explica chistes y canta. Una compañía británica, ha creado un robot totalmente interactivo y multilingüe que, controlado por una tableta, puede mantener el contacto visual, suponer el estado de ánimo de su interlocutor, su edad, empezar a cantar, explicar chistes e incluso actuar en un escenario. Actualmente es como una ‘atracción de circo’ como lo fueron tantos casos de personas que se adelantaron a su tiempo y fueron incomprendidos. Los hay interpretando a Kafka.
Anestesistas
La participación de un anestesiólogo normalmente suma entre 600 a 2.000 dólares en cualquier intervención quirúrgica. Con un robot llamado Sedasys esto pasa a costar apenas 150. ¿Recuerdas aquello de ‘si es más barato, eficiente y rápido, será’? Los anestesiólogos son los profesionales mejor pagados en Estados Unidos, pueden tener los días contados. Johnson & Johnson ha desarrollado un sistema llamado Sedasys, que suministra la anestesia a un precio mucho más barato. La FDA aprobó Sedasys para los pacientes mayores de 18 años.
Personal de Hotel.
El Aloft Hotel en Cupertino, California, ha mejorado el servicio al cliente gracias a su nuevo botones robótico llamado Botlr. Diseñado por la empresa de Silicon Valley Savioke, Botlr, que tiene una cámara y sensores, se abre paso hacia el ascensor, envía una orden para que la puerta de cualquier habitación se abra, viaja a su destino y hace una entrega solicitada cuando el huésped no está. Además se enchufa él mismo cuando termina la jornada.
Cocineros
Los grandes chefs pueden estar el punto de mira de algunos desarrolladores. Un robot llamado Foxbot ya es jefe de cocina en una cadena de restaurantes chinos en la provincia de Shanxi. No sólo Foxbot con 20 motores, 24 articulaciones y 129 sensores cocina fideos perfectos, es la especialidad de Shanxi, sino que lo hace más rápido que cualquier mano humana. Ademas el tema sanitario lo cumple a rajatabla. Hay más cocineros robot. Otro desarrollo parecido, de Moley Robotics, puede completar cualquier plato, por complicado que sea, en apenas 30 minutos.
Analistas Financieros
Ya lo hemos comentado antes. La economía de mercado está en manos del software. Los analistas robóticos predicen y analizan con mayor precisión que cualquier humano y lo hacen gracias a la capacidad de gestión de datos inasumible si respiras y duermes.
Son los servicios automatizados llamados “Robo-asesores“. Cada vez hay más. Están empezando a sustituir a los asesores financieros y planificadores tradicionales. Un ejemplo de ello es SigFig, que utiliza algoritmos para adaptar las carteras de sus clientes. Se extiende a abogados, médicos, psicólogos o cualquier profesión que deba alcanzar conclusiones con la gestión de datos.
Músicos
Toyota ha estado experimentando con algo más que coches. De hecho ha creado un robot que toca el violín gracias a las 17 articulaciones que tiene en sus manos y brazos. Esto le permite alcanzar la técnica para interpretar como si fuera humano. No es reproducción, es interpretación. Toyota tiene como objetivo introducir al robot a hogares de ancianos y hospitales en menos de dos años. Para otros estilos musicales también hay otros mucho más rockeros.
Recepcionistas
El fabricante de robots japones Kokoro ha creado una recepcionista robot para todo tipo de oficinas. Se considera que este será uno de los campos de sustitución más disruptivos y rápidos. Además muy probablemente será el espacio donde los humanos naturalizaremos el trato con robots de aspecto humanoide. Ahora mismo Kokoro ha creado a Saya, una recepcionista capaz de mantener una conversación básica de 300 palabras y 700 frases combinadas. Algo así como un político.
Periodistas
Es fascinante pensar que hay robots escribiendo noticias sobre humanos. Associated Press ha estado generando automáticamente más de 3.000 artículos trimestrales de tipo económico desde junio de 2014. Esta automatización de está liberando un valioso tiempo permitiendo que sus periodistas dedicarse a buscar historias nuevas. Otra ventaja: los análisis económicos automatizados tienen menos errores que los informes escritos manualmente. Pues eso.
Vendedores
Desarrollado por Toshiba Corp, el humanoide femenino ChihiraAico puede sonreír, pronto podrá conversar, y nunca se cansa de dar la bienvenida a los clientes de la tienda dónde ‘trabaja’. A ella le toca estar en el departamento de lujo de unos almacenes de Tokio.
Guardias de Seguridad
La Universidad de Birmingham ha puesto a patrullar sus instalaciones a un guardia de seguridad robot llamado Bob. El bueno de Bob utiliza sensores 3D y cámaras de alta definición de manera que añade soporte y elimina parte del equipo previsto para esta tarea ‘tan humana’.
Cirujanos
Los cirujanos ya utilizan sistemas automatizados hace tiempo, pero pronto, los robots podrían estar equipados para completar ciertas cirugías por su cuenta sin intervención humana. La cirugía robótica supondría menos complicaciones, menos dolor, menor pérdida de sangre, una recuperación más rápida y cicatrices menos visibles.
Los camareros
Un restaurante en Chunxi Road en Chengdu tiene 10 camareros robot. Camareros robot que están empezando a ser cada vez más normales en China. Los robots toman pedidos, llevar los platos a los clientes, e incluso ofrecen saludos simples en chino mandarín. Cada uno cuesta unos 9.400 dólares.
Hay mucho más, de hecho os invito a que busquéis información al respecto y conformemos un listado de empleos que ya están siendo sustituidos por esos futuros protagonistas de la ‘última revolución industrial’. Pensad que no hablamos de robots con aspecto humano, de hecho eso es algo a lo que tardaremos algo más de tiempo en estar preparados, ni tan siquiera hablamos sólo de aparatos físicos moviendo cosas o interactuando, recordemos que hablamos incluso de software, inteligencia sintética participando de nuestro día a día y modificando todo tal y como lo entendemos ahora. Cuando empieces a imaginar, verás que mucho ya existe, y lo que no está operativo, es sólo cuestión de ponerlo en marcha. No hay límites.
Tu papel en este reto histórico
Hace tiempo leí en The Economist que si nos hacemos la pregunta ‘¿qué es un emprendedor? sólo tendremos dos posibles respuestas o puntos de vista. El primero es el más popular y asegura que los empresarios son personas que dirigen sus propias empresas. La segunda opinión es la que defiende Joseph Schumpeter quien asegura que los empresarios son los innovadores de la economía y de la sociedad. Asegura que las personas tienen ideas, que quienes las convierten en empresas aportan valor social que se traduce en bienestar tarde o temprano. Ha pasado antes y seguirá pasando.
Hace tiempo leí en The Economist que si nos hacemos la pregunta ‘¿qué es un emprendedor? sólo tendremos dos posibles respuestas o puntos de vista. El primero es el más popular y asegura que los empresarios son personas que dirigen sus propias empresas. La segunda opinión es la que defiende Joseph Schumpeter quien asegura que los empresarios son los innovadores de la economía y de la sociedad. Asegura que las personas tienen ideas, que quienes las convierten en empresas aportan valor social que se traduce en bienestar tarde o temprano. Ha pasado antes y seguirá pasando.
Pero la diferencia es que, aunque ahora menos, los emprendedores son los nuevos héroes. Se acercan elecciones en España y volverá la recurrencia al efecto. Volverán a llenarse la boca del término muchos de los que no tienen ni la más mínima impresión de que significa serlo, lo que necesitan o lo que se espera que no hagan por ellos. Los políticos desearían tener un molde para fabricar emprendedores a su gusto. Volverán los programas de televisión, los artículos por todas partes defendiendo sus ayudas y se nos mostrará un nuevo ejército de personas encabezadas siempre por nombres destacados y de éxito, al calor de los cuales, otros se lanzarán a la glamourosa aventura de emprender. Pues de glamour tiene poco o mucho, depende, pero no de lo que crees o te parece. Hay de todo. Lo importante es de que tipo se crean. En mi opinión deben crearse emprendedores tecnológicos pero con capacidad de salir fuera, de conquistar el mundo, de explorar mercados que parecen inaccesibles. Hay que trabajar en construir un mundo mejor cuando precisamente todo va peor. No vale hacerlo cuando es fácil, no suele ser duradero ni real. ¿No saben que cuando la cometa vuela es porque el viento sopla en su contra?
Si un país no es capaz de generar el escenario idóneo para crear empresas no tan solo perderá masa laboral, ciudadana, cohesión y otros factores que desestabilizan a una sociedad, sino que se alejará del talento, de la innovación, del progreso tecnológico y, por derivación siniestra, del bienestar y modernidad socioeconómica requerida. Así ha estado pasando estos años y mucho hay que trabajar para que esa masa gris que se escapa regrese por algún motivo que no sea visitar a sus familiares por vacaciones.
Tengo la sensación que los empresarios o emprendedores que alteramos y desorganizamos continuamente la manera de hacer las cosas jugamos nuestro papel. Somos incómodos para los que eso les supone un colapso mental. Es obvio, pues sino no se entendería que, tras llenarse la boca y farfullar frases hechas sobre el apoyo al emprendedor y a la creación de empresas, te pegan el palo que te pegan con dificultades y meriendas similares a fin de que montar un negocio sea como subir el Everest sin oxígeno.
Un emprendedor es un agente incómodo para lo organizado porque requiere un fuerte compromiso con la innovación. De ella depende para competir con empresas que estaban antes que él, ser emprendedor obliga a ser optimista, pues sin ese valor casi irreflexivo a veces no se conquistan nuevos territorios. Pero ser emprendedor exige ser crítico con tu entorno para facilitar la creación de riqueza y de supervivencia de un negocio a fin de crear empleo. No es lo mismo acudir al trabajo a las 9 y salir a las 5 que no tener hora de entrada ni salida pues el proyecto que llevas entre manos requiere de concentración constante. Esa exigencia superior aborta cualquier imposición irreflexiva y te pone en alerta de la ineficiencia pública por ejemplo muchas veces.
Por todo el mundo hay gobiernos que no saben medir los tiempos o los tiempos ya los han medido a ellos. La mayoría de estos tipos que dicen ir a sus ministerios a mejorar la sociedad y a ayudar a ‘sacarnos de la crisis’ no tienen la más mínima idea de a lo que se enfrentan. Siguen considerando que para saber que tan emprendedora es una sociedad se trata de medir el número bruto de empresas o personas que trabajan por cuenta propia por ejemplo. No introducen el baremo más importante, el que realmente define el verdadero valor emprendedor (por innovador) de una sociedad que debería acelerar e ir de cabeza hacia la automatización y la tecnología.
La visión distorsionada que tenemos de ‘por donde hay que recuperar la economía’ se debe a que mayoritariamente la sociedad ve el mundo por el prisma de la prensa tradicional que a su vez transcribe los mensajes oficiales e interesados que a su vez componen con una absoluta indiferencia hacia la realidad que les rodea de lejos. Una visión que habla de ‘recuperación’ de no sabemos qué, de volver al crecimiento y creación de empleo de manera táctica y no estratégica y de un mundo de colores pastel que no te puedes creer si has viajado un poco. Esto no va de inventarse un titular y esperar a ver que pasa. Esto no va de esperar y que por ciencia infusa se ‘arregle’ todo pues no hay nada que arreglar. Esto no va de generar empleo inmediato porque no se va a crear. Esto va de diseñar, estimular y generar un mundo nuevo vinculado a la tecnología, la economía digitalizada y digital, al conocimiento y al valor añadido de aquello que ya tenemos en marcha como el turismo y otros.
Los retos históricos se pierden por desinterés, por ineficiencia o por voluntad. No se cual es el caso, pero o se toma un giro determinante o, no sólo España, Europa en general los va a perder. Se puede perder el tren por no ser capaz de correr hacia el andén si ves que se está escapando, porque no encuentras el andén o por que, viendo el andén y el tren parado, decides ir al bar. ¿Cuál es el caso que nos ocupa?
La transformación de las ciudades con la llegada de los 'taxibots'
Las ciudades, tal y como las conocemos y en cuanto a lo que las ordena o gestiona, ya poco tiene que ver con el modo en el que sucedía apenas hace una década. La automatización de miles de procesos se suceden y sustituyen a los que se regían por decisiones humanas. Uber ya dedica más recuros a desarrollar su futuro taxi automático que a crecer en el humano.
En los próximos meses, una de esas transformaciones de tipo disruptiva se va a ir imponiendo y nos mostrará la cara aproximada de cómo serán las propias ciudades en el futuro inmediato. Hablamos de los ‘taxibots’, los coches automáticos que a modo de flota auto conducida circule ordenadamente por ellas.
Hace unos días se presentó una simulación que mostraba la transformación de las ciudades mediante la eliminación de casi un 90% de los coches que ahora circulan, buscando nuevas trayectorias automatizadas y recortando tiempos de viaje. El estudio, la simulación, fue presentada por un equipo de científicos de transporte en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico que analizó los datos de los viajes en coche reales en Lisboa para ver cómo una flota de auto-conducción, llamados ‘taxibots’ cambiaría el paisaje metropolitano de la capital portuguesa.
Los ‘taxibots’ del estudio se basan en un ‘mix’ de empresas de transporte. La matemática juega un papel destacado en cómo se organizan este tipo de trayectos y, tras la simulación, el dato es espantoso. Nueve de cada diez conches son completamente innecesarios si se utilizara un ‘cerebro global’ que dirigiera por donde y cuando tienen que ir todos ellos. Pasa lo mismo con el transporte público en todas sus vertientes. Incluso analizaron el coste y modelo de trayecto que cualquiera de estos autos deberían pasar revisiones o arreglos.
El estudio, que repito es de los más exhaustivos que se han realizado en cuanto a la realidad del movimiento automatizado y organizado, habla también de la innecesaria disponibilidad de ‘aparcar’ esos vehículos, con lo que los espacios para humanizar las ciudades sería enorme. Es curioso como poco a poco la tecnología nos da pistas de como podría ser el futuro. Cuantos más robots, cuanta más tecnología y automatismos, más vida, más tiempo para ser más humano. Es similar a otras revoluciones vividas por el hombre. Aquellos momentos de la historia en los que parecía que una máquina nos hacía menos humanos y resultaba ser todo lo contrario. El humanismo se basa en eso. Incorporar la tecnología en el punto exacto que permita una vida mejor.
La reducción de coches pone en juego muchos negocios actuales que se debaten en cómo sobrevivir en apenas una década (y ellos lo saben) a fin de soportar lo que por mucho que se quiera evitar, sucederá. La propiedad individual de automóviles liberará, según el estudio centrado en Lisboa, un espacio similar a 210 campos de fútbol, un 20% del espacio disponible en la ciudad.
El trabajo concluye algo que me parece aun mejor si cabe. El coste final de la construcción podría verse afectado de manera importante. El coste de edificación se aplica también a los aparcamientos incluidos en cada vivienda. Eliminarlos haría más sostenible el acceso a un derecho fundamental. Todos esos que defienden el derecho a una vivienda digna deben, desde ya, incorporar en sus programas electorales o lo que sea, la urgente aplicación de programas de ‘taxibots’ y coches automatizados que recorran las ciudades como ha decidido aplicar, por ejemplo, Londres el año que viene.
No es ciencia ficción. Es simplemente, querer. Leer los avances, acercarse a empresas que están desarrollando todo ello y ser valiente en las propuestas. El estudio/simulación destaca que los espacios de estacionamiento pasarían a valer el 1%de lo que ahora repercute. El canje es impresionante. La recaudación por zonas azules y otros métodos como impuestos fijados a la circulación privada debería procesarse ahora en otro modelo, que al ser más eficiente, precisaría de menos personas trabajando en los ayuntamientos y en menos demanda de costes en los mantenimientos. Si, menos empleo o un empleo diferente aun ni siquiera inventado. El futuro pasa por ahí.
Se supo hace unos días que gran parte de la última ronda de financiación obtenida por Uber está ya canalizada a la fabricación de este tipo de autoconducción para que la ciudad del futuro que describe el estudio no sea fantasía. De hecho ya tiene una planta desarrollando una flota al efecto. Cuando explico esto en algún foro siempre escucho lo mismo. Eso no pasará tan pronto. Y me pregunto, ¿que es pronto? ¿Como medimos ahora ese ‘pronto’? ¿Como lo medían nuestros ancestros, en la edad media, en los años veinte o como lo medimos ahora?. En apenas una década han pasado cosas que precisaron siglos en el pasado.
Hace unos días clausuré unas jornadas que celebraban el 20 aniversario de un Centro de Negocios. Al empezar, simplemente pregunté ¿recuerdan su cuenta de email el día que se inauguró este centro? Nadie tenía. Podría haber terminado la conferencia ahí, pero decidí seguir y mostrar lo que intuyo puede pasar cuando celebren el 40 aniversario.
Una App contra la desorientación
Hemos hablado de tecnología y tercera edad. Me interesa mucho como ese segmento generacional al que todos deberíamos llegar tarde o temprano podrá beneficiarse de cuanto tiene que aportar la digitalización de la vida y de haberlo hecho en formatos cotidianos y asequibles para todos.
El Grupo de Bioingeniería y Telemedicina de la Universidad Politécnica de Madrid ha desarrollado una App de localización mediante Smartphone para detectar episodios de desorientación espacial de manera rápida y que con cierta frecuencia sufren las personas de mayor edad con algún deterioro cognitivo leve.
El software, la aplicación disponible, ofrece la detección de ese momento de desorientación y pérdida y pone en práctica la gestión de datos que dispone a tiempo real. Tiene en cuenta información del contexto de la persona mayor, cercanía a su domicilio, lugares de interés o uso habitual, si está acompañado por un familiar, si se está moviendo en transporte público, o intervalos de tiempo determinados. Cuando ocurra un episodio de desorientación, la aplicación pone automáticamente en contacto a su contacto más próximo para confirmar si la persona necesita ayuda.
Nuestra sociedad envejece. El gran reto tecnológico es ofrecer respuesta a un mundo con menos capacidad de trabajo físico y más necesidades en edades determinadas. El deterioro cognitivo puede ir de la mano de un modelo de aprendizaje tecnológico que lo equilibre. Este caso simple de lo que se conoce como Mild Cognitive Impairment y que se reproduce en cualquier momento y sin previo aviso, incluso en zonas de absoluto conocimiento por el afectado, es un buen ejemplo de cómo se puede mejorar aspectos muy detallados.
La sanidad y las aplicaciones tienen un futuro espectacular. De hecho, aquí en Irlanda, este es uno de los espacios de mayor auge de la mano de la Universidad Trinity College o del propio DIT. Hace apenas unos meses ya comentamos como una App diseñada y desarrollada aquí pasaba a ser una de las más solicitadas en su campo. Se trataba de Beats Medical que hace la vida de los enfermos de Parkinson mucho más llevadera.
En el caso de este proyecto basado en la tecnología de redes inteligentes de comunicación, la IMS, que ayuda a almacenar información estática mediante un perfil de cada uno de los usuarios registrados en esa red. Es un ejemplo más de cómo las TIC están abordando el apoyo a personas mayores. En este caso, una aplicación para smartphone es capaz de algo tan simple como extraordinario: permite a personas con este problema un mejor modelo de vida. Sin llegar a imaginar un futuro lejano, ni un escenario repleto de automatismos, este es uno de esos casos, que sin ir muy lejos, alcanzamos la cumbre.
Emprender en un momento único
Ayer se publicó en Axesor, la primera agencia de rating española, un artículo que me solicitó Fernando Martínez. El post debía tratar acerca del papel que juegan los emprendedores, la valoración que se tiene de ellos y si realmente son ellos quienes deben liderar el cambio de modelo que vive nuestra sociedad en muchos ámbitos. Os lo replico parte del mismo y os enlazo con la ubicación original, está aquí.
Emprendedores para un momento irrepetible
La OCDE tiene la manía persecutoria de fijarse en los países con menor interés por emprender. De hecho publican cifras en que alrededor de la mitad de los jóvenes españoles que tienen ocupación (afortunados), trabaja en algo que requiere menos habilidades de las que tienen. De lo que se desprende siempre que la juventud de este país no va al trabajo pendiente de vivir retos, sueños o de conquistar expectativaspara crecer emocional y profesionalmente.
En cierta manera tenemos lo que nos merecemos. La educación es pura instrucción, no hay debate, pensamiento o crítica. Nadie enseña a nuestros hijos el valor del fracaso cuando es sólo un error, a perseguir sueños a pesar de no ser rentables, a emprender como valor moral y no sólo como factor de enriquecimiento. No les enseñan a entender que un negocio es mucho más que una oficina, una fábrica, un campo de cultivo, un comercio o un escenario de venta, nadie les indica que también son espacios de conclusión, de rescate espiritual y de relación humana, de cooperación, de suma intelectual, de talento y de prosperidad.
Emprender hoy en día es, también, un encargo histórico. Un método social para adentrarnos en el futuro. Cada nuevo proyecto, cada nueva idea que se transforma en empresa y ésta se basa en la innovación y utiliza las costuras de la Nueva Economía para armar un nuevo escenario, son los pasos que un país, una sociedad, precisa para convertirse en próspera. Ofrecer futuro no es gratis, de hecho el futuro no es algo que pueda rentabilizarse en el presente, pero si puede cultivarse.
Hubo un tiempo, mil años atrás, que mis referentes me decían que la vida ‘ahí afuera’ era una jungla, una competencia feroz donde solo sobrevivían los más fríos y calculadores, los que lo tenían todo seguro. Me lo creí. Tardé tiempo en ver que así no se disfrutaba y que no era el mundo que yo quería comerme. El pastel del que me hablaban era indigesto y lo que me apasionaba siempre estaba detrás de los cristales de aquellos despachos grises y abarrotados de personas grises.
Puedes leerlo completo en Axesor
Mientras tanto, Internet se convierte en 'todo'.
Mientras lees esto. Durante el partido que viste el domingo. Cada vez que sales a correr o quedas con los amigos. Al revisar el trabajo escolar de tu hijo. Esperando el metro. En cualquier momento. En todos esos minutos en los que el planeta gira en un sentido concreto, alguien está ya acabando el arquetipo del mundo que lo hará girar en otro. Se trata de gente que ahora mismo están preguntando a un algoritmo cuestiones que precisan un razonamiento, generando dudas en una máquina, procurando que los procesos binarios se asemejen lo máximo a los neuronales o, sencillamente, creando empresas que lo van a cambiar todo definitivamente.
En un reciente artículo de Tom Goodwin, éste señalaba la tremenda paradoja que para muchos puede suponer que la mayor compañía de taxis del mundo no posea ni un solo vehículo, que el espacio mediático más importante no genere contenido propio, que el entorno minorista más valioso del planeta no tenga inventario o que el mayor proveedor de alojamiento hotelero que existe actualmente no tenga una sola propiedad. Hablaba de Uber, Facebook, Alibabá y Airbnb respectivamente.
En ese mismo artículo, Goodwin, señalaba aspectos que aquí hemos comentado en ocasiones. Desde la propia Revolución Industrial hemos ido desarrollando una cadena de valor basada en complejas fórmulas que incorporaban distribuidores, importadores, mayoristas y minoristas, lo que a su vez permitió, desde entonces, que cualquier producto se pueda vender y consumir en cualquier lugar.
Fue Internet. Internet es el culpable de todo. El mecanismo más poderoso que la humanidad ha podido establecer por su capacidad de modificarlo todo. Además, en cada nuevo avance que le afecta, el giro es absoluto. Recordemos ya todos los ‘internets’ que hemos vivido.
Todo empezó con un Internet Técnico. Los primeros años de un modo de comunicar que permitía trasladar información cifrada de un lugar a otro aprovechando la potencia de eliminar todas las barreras. Pero era dependiente de muchos aspectos.
Luego llegó un Internet Empresarial. Antes del año 2000 las empresas se lanzaron a la conquista de su ‘espacio web’. Avanzábamos hacia un mundo digital donde las compañías con mayor potencial determinaron el rumbo de para que podía ser útil económicamente la red de redes.
Más tarde, un Internet Social dónde el sistema que supuso modificar el lugar dónde pasaban las cosas generaba una libertad total al usuario. De las cadenas que suponía la instalación de software en tu computadora a sencillamente a ese nuevo escenario en el que tu ordenador es sencillamente la ‘pantalla’ de algo que pasa en el servidor remoto de alguien. Ya no teníamos que descargar nada, todo sucedía en otro lugar. Así nacieron las redes sociales.
Ahora, otra nueva tecnología modifica el escenario. Todo es automático. Internet automático. Va sólo. El 90% de cuanto sucede ya no tiene que ver con nuestra acción o deseo. El big-data y otros aspectos ejecutan de modo determinante sin consultar. Este nuevo avance, en Internet, lo está cambiando todo.
En breve, aterrizando, la Internet de las Cosas. Mucho más allá que automatizar. Sencillamente un nuevo campo tecnológico dentro del concepto Internet que ha decidido que conectar personas está muy bien, pero que si te pones a conectar objetos el universo se amplía y facilita la vida.
En nada, detrás de la esquina, la Internet posthumana, la llamada Internet del Todo. Un escenario donde quienes ‘entrarán’ en la red ya no seremos nosotros. Lo harán nuestros ‘robots’, nuestro software inteligente que se relacionará con ese mundo líquido y cambiante, que lo interpretará mejor que nadie y nos lo entregará a la carta, su carta.
Y, en apenas una década, lo que ahora llamamos Internet, sencillamente será ‘Todo’. A cada evolución, a cada cambio que simplifica un proceso, cada vez que una línea de código es eliminada de un programa para simplificar el mismo proceso, o cuando se sustituye ese comando por otro que es capaz de hacer algo por si solo y lo hace en coordinación con un objeto para completarlo en la globalidad del conjunto de nuestra existencia inmediata, nos acercamos a un nuevo y radical cambio.
No es sólo ya que las discográficas, las agencias de viajes o un nuevo negocio afectado por la modificación en la cadena de valor esté en riesgo cada vez que hay un nuevo ‘avance’ en lo la morfología de Internet. No, es algo más complejo. Tiene que ver con la adaptación al medio de algo vivo, con la propia evolución de algo nuevo que interpretábamos que era un ‘sistema’ y ha resultado ser un ‘ecosistema’ que muta, mejora y se adapta.
En apenas dos décadas Internet ha cambiado tanto que no la reconocemos quienes la vimos nacer. Somos una generación que vivía sin ella, sin teléfonos móviles, sin Google. Cuando querías saber algo debías ir a un lugar llamado ‘Biblioteca’ y no era para estar tranquilo o en silencio, era para consultar la sabiduría universal, algo que hoy cabe en un USB. Mientras todo transcurre, Internet crece y se convierte en Todo.
Cuatro (hay más) aspectos de esta revolución socioeconómica
Llevamos apenas veinte años de algo que tiene que durar cincuenta. La dificultad para adaptarnos no es más que algo tremendamente normal a lo que cualquier sociedad debe enfrentarse. Lo de ahora es como un parto, doloroso, pero que el tiempo mostrará que no era más que una revolución. Como ya lo fue en su día la Revolución Industrial (a la que sus contemporáneos le llamaron ‘crisis industrial’) o la revolución en la distribución del conocimiento que supuso la imprenta y que sus contemporáneos vivieron con incertidumbre pues retiró el privilegio y control del ‘saber’ y la información que tenían unos cuantos.
Y dolió. Fueron momentos duros, de difícil adaptación y en algún aspecto hay cosas que todavía vivimos hoy en día con desequilibrio que son herencia de haberlo hecho mal en aquel entonces, de no haber entendido que sucedía por parte de muchos y en haberle dado valor de ‘crisis’ a lo que no era otra cosa que ‘una oportunidad de mejorar el mundo’.
En este tiempo unos vivirán su crisis y otros su revolución. De hecho esa revolución, en lo íntimo, es normal que se viva como una crisis pues debe ser aceptada en cuatro factores que interpreto como destacables. Una vida de incertidumbre, una vitalidad extrema, saborear la inestabilidad y practicar la deconstrucción.
1. La incertidumbre. Hace años que desconozco que me espera en mi despacho, que riesgos nuevos asumiré o que personas conoceré. Hace años que, tal vez toda la vida, que persigo un lugar definitivo. Sueño con que ese lugar no exista y así poder seguir en su búsqueda hasta el final de mis días. El desconocimiento de cuanto nos espera nos obliga a estar en alerta, en aprendizaje, a permanecer en beta constante. ¿No es cierto que como emprendedor tu proyecto es cada vez mejor si eres capaz de gestionar ese redireccionamiento constante?
2. La jubilación. Que al final de tu vida haya como una compensación por los servicios prestados que en la mayoría de los casos es para sobrevivir, es humillante. Es como anestesia. Me preocupa que muchas personas consideren que la jubilación es un puerto seguro, el destino garantizado, el punto tranquilo hasta el último aliento. Y es que considerar que el futuro está garantizado por algún elemento es un error. Creer que los planes de jubilación, pensiones o meriendas similares financiarán nuestra etapa final es, como menos, dudoso. Debemos aceptar que los ingresos de la madurez no serán los mismos, obviamente, pero no va de eso. Va de tener fuerzas para hacer lo que te gusta y que cuando no pueda ser físicamente, lo sea mentalmente. ¿Desear la jubilación es en si misma la prejubilación? ¿Odiar que llegue un lunes más no quiere decir que no te dedicas a lo que te gusta?
3. La deconstrucción. Ya todo está en fase de implosión. ¿No lo ves? En apenas unas décadas todo el plan de gestión de una empresa era el de tener claro cada día lo que le tocaba a todo el mundo hacer. Ahora eso ha cambiado radicalmente. La clave del éxito estaba en que todos los integrantes de una estructura tuvieran claro que les tocaba hacer al despertar cada mañana. Romper esas cadenas suponía un deterioro en el proceso que repercutía en graves consecuencias. Pongo un ejemplo en la agricultura. Imaginemos el campo donde todos los integrantes de una granja tienen claras sus funciones, taras y actividades durante todos los días de la semana y horas del día. Eso nunca cambió y permaneció siglos igual. Hoy en día nada es así y los procesos ya no pertenecen a los protocolos sino a los análisis de necesidad, riesgo y acción. Un sistema inteligente modifica cada día lo que hay que hacer en función de lo que realmente es preciso y no de una agenda intocable. Esa deconstrucción de procesos está llevando a industrias poderosas a reinventarse. ¿Por qué no lo hace tu empresa menos grande y dónde sería más fácil hacerlo?
4. La inestabilidad. Hace siglos, cuando trabajé en Bolsa, mi obligación era avanzar en la escala salarial y subir en el organigrama. Todo era como tenía que ser. Cada cierto tiempo un ascenso, una mejora, un nuevo despacho. Era tremendamente tranquilizador saber hacia donde iba, cual era el destino y donde se fijaba la nueva meta. Todo estaba escrito, como un libro de vida por cumplir. La hoja de ruta me relajaba. La evidencia de la estabilidad empezó a angustiarme hasta tal punto que abandoné. Esa estabilidad era paralizante, algo cobarde. La tranquilidad impide pensar en grande. Dejé aquel trabajo y monté un negocio. Muchas personas ansían ser funcionarios, respetable, desean tener una estabilidad en un mundo donde eso cada vez es más complejo y difícil. No todos somos iguales y se debe respetar.
Pero pensemos que si es cierto que vivimos un momento excepcional de la historia ¿no será algo maravilloso ser parte de ella a partir de las características que nos impone este preciso instante? Estos son cuatro, de muchos, aspectos que comento en una de mis conferencias y que marcan el día a día inmediato de cuantos estamos viviendo estas cuatro o cinco décadas que marcarán, como ya sucedió en el pasado, todo el futuro a medio plazo.
(Foto AP Photo/Victor R. Caivano)
Olvidense de replicar 'Silicon Valley', no les va a salir.
En un interesante artículo recientetitulado ‘Why Silicon Valley Shouldn’t Be the Model for Innovation’, Dan Breznitz critica el grado de desconocimiento de los responsables políticos y legisladores cuando hablan de ‘crear un Silicon Valley’ en cualquier esquina de sus países como si eso de replicar lo que sucede en California fuera tan sencillo como buscar un polígono industrial en sin usar.
Que los que dirigen el barco no tienen ni idea de por donde va todo es cada vez más evidente. Con el tema de los ‘siliconsvalleys clon’ es de traca. Haberlos los hay. De hecho en la revista que dirijo, Westinghouse Future Economy, hay una extraordinaria sección a cargo de Ricardo Moreno que cada mes se hace eco de algún ecosistema que, guardando las diferencias, si está trabajando y circulando dinero y talento tecnológico para que algún día no muy lejano se les pueda comparar con el ‘original’.
Sin embargo, lo dicho, eso de replicar cosas que llevan decenios siendo lo que son, donde el esfuerzo ha sido por todos lados y donde la manera de entender la vida, los negocios, la vinculación de universidad y emprendedores, la innovación, el riesgo y el sentido del fracaso es muy distinto al de otros lugares. Sería incluso una mala idea plantearlo como objetivo.
Se les llena la boca, con eso de ‘el Silicon Valley’ de ‘nosedonde’ del Sur, o el del ‘vetetuasaber’ del mediterráneo. Que no, que no es necesario, que se puede trabajar en otro sentido, pero que hay que trabajar y hacerlo con criterio, luces largas, creyéndotelo y no porque se acercan elecciones o viene tu primo comisario de alguna institución europea de turno.
Y es que replicar Silicon Valley en términos de innovación es imposible y además no puede ser. Y casi diría que eso es bueno. Cada ecosistema debe tener sus propias palancas. Pero debe tenerlas. Lo peor, como siempre, es saber quien las pone para impulsar y no en las ruedas como se suele ver, visto lo visto.
Normalmente, ni remota idea de lo que tienen entre manos o de lo que podrían hacer. Es tristísimo ver como a los ‘responsables’ de llevar un país hacía un modelo productivo tecnológico, que se debería prepararse para un mundo automatizado, robotizado y con un cambio notable en las cadenas de valor, todo les suena a ‘aurora boreal’.
Como dice Breznitz ‘el mundo ha cambiado drásticamente, pero nuestra comprensión de cómo funciona la innovación y quién se beneficia, no ha podido cambiar con él’. Por eso hay lugares que lo sufren más que otros. La producción y los servicios se han fragmentado. Las etapas de producción se coordinan y encajan de modo atemporal y aterritorial. Todo está en red y se especializa de manera regional con, cada vez, etapas de producción más definidas según el lugar. ¿Qué tal si nos vamos especializando en algo?
Para los que estén estos días pensando en esas políticas activas (a cinco meses de elecciones es difícil que estén pensando en algo que no sean ‘sus cosas’) deberían de saber que hoy en día ‘un país ya no puede sobresalir en todas las etapas de desarrollo de la producción, que hay que repensar lo que significa el crecimiento basado en la innovación y cuáles son las mejores estrategias para la inversión pública y cuales los estímulos privados que se deberían de tener en cuenta.
¿A que se dedica España por ejemplo? ¿Y Europa? Así de simple. Nos hacemos la pregunta y cuesta responder. En comunicación, los grandes te dicen que ‘si no eres capaz de definir tu empresa con una frase es que no la tienes clara ni tú’. Pues eso.
Silicon Valley creció en importancia a partir de los años sesenta y setenta por ser el lugar donde los empresarios desarrollaron nuevas ideas y los convirtieron en bienes y servicios producidos en masa. La innovación y la producción se sumaron gracias al impulso que se les dio por todos lados y por la creencia que lo mejor para que una empresa innove y crezca es ‘dejarla hacer y molestarla poco’.
Otra cosa es la filosofía empresarial y emprendedora. Allí durante mucho tiempo se trabajó en común, juntos, si no por la misma empresa, por lo menos dentro de aquel ecosistema (producción de chips de silicio dio a la región su nombre), donde empresas como Apple, Seagate, Hewlett-Packard e Intel crearon un número impresionante de nuevos empleos, bien remunerados, todo dentro de las fronteras de aquel país. El testigo omnipresente fue el sector educativo, pero no como ‘creador de becarios’ sino como agente activo. Una legislación facilitadora y la filosofía de todos ellos creó lo que ahora es aquel lugar, con sus cosas buenas y sus muchas cosas malas también.
Silicon Valley ya no es una fábrica de chips, en su lugar ahora es una fábrica de ideas, todas ellas innovadoras. Allí se piensa el futuro constantemente y se financia y facilita para que ello suceda siempre de la mano de las empresas de allí. Luego, como hace haría un Hollywood Tech, exportan sus innovaciones como fases de producción que se construyen por todo el planeta.
La innovación se transmite como un virus cuando afecta a todos los actores implicados. Las empresas taiwanesas necesitan innovar constantemente para mantener su posición en la cadena de fabricación de esos chips que precisan en las empresas del valle. Saben que en el momento que algo falle o envejezca, las empresas de Silicon Valley elegirán a sus competidores de otra parte del mundo. No es sólo un tema de hacerlo barato, que también habría que revisarlo todo.
Básicamente por eso, Taiwan por ejemplo, es como un Silicon Valley cara B que se dedica a innovar para que las ideas innovadoras importadas de las startups de Estados Unidos se hagan realidad física cada vez mejor y más eficientemente.
Casi apostaría más por ser Taiwan que por ser California en algunos casos. La mayoría de las nuevas empresas de Silicon Valley tienen relativamente poco personal, mucho ingenieros de élite, diseñadores, desarrolladores e inversores pero con la producción fragmentada a nivel mundial. Superchulo. Harvard defiende que la excelencia en la invención y descubrimiento, en las primeras etapas del proceso de innovación, no garantiza el crecimiento económico sostenido y generalizado.
Interesante pensarlo, no sea que estemos solo creando ‘ecosistemas’ de ideas que no va a haber quien las lleve a cabo y estemos dejando de lado algo más de tecnología ‘industrial’ que bien podría ser motivo de cambio de modelo de crecimiento.
La descomposición de la producción significa que hay múltiples maneras para que los países logren un crecimiento basado en la innovación sostenible. Esto no debería ser una noticia maravillosa para los responsables políticos, porque significa que ya no tienen que ser esclavos de un modelo económico en el extranjero que nunca va a funcionar en sus países. Seria trabajar en adaptar lo que tienes poco a poco para convertirse en un modelo innovador basado en la realidad.
Si alguien de los ‘supertacañones’ me lee, que sé que sí, decirles que hay mucha gente dispuesta a echar una mano y empujar para definir ese futuro inmediato y urgente. Si estás ahí, ¡manifiestate!
Si ellos no hacen nada, ¿tú que puedes hacer?
Sigue el discurso de que ‘la crisis ya pasó‘. Fue el villancico oficial las pasadas navidades y amenaza con ser la canción del verano. Como si por repetirlo pudiera convertirse una situación determinada en otra. Es como una especie de soez lista de datos macroeconómicos que no se creen ni ellos y que suelen estar en boca de quienes seguramente no se han leído ni uno sólo de esos informes que aseguran que, lo de ahora, es la antesala de la abundancia.
Y digo que no se los han leído porque es lo que parece. O peor aún, ni saben de su existencia y apoyan su cantinela en los argumentarios de partido que reciben cada mañana en sus endogámicos correos. Viven en un engaño que nos va a lastimar a todos. Es similar a cuando Zapatero definió el inicio de la peor etapa económica de este país como una simple desaceleración. El daño fue catastrófico pues si no aceptas lo que vives, difícilmente le pondrás remedio. Datos sobre el empleo, sobre la deuda, sobre las pensiones o el déficit son pura plastelina para esta manada.
Y es que ahora vivimos algo único y retorcidamente especial. El tránsito entre dos océanos. Entre el que representa un mundo anterior y analógico y el que se llena de datos y es digital. De un mundo industrial atado a los convenios del pasado y el futuro automático y automatizado. Mantener por más tiempo este flujo inservible e inércico hacia la nada, esperando que las cifras de los organismos oficiales otorguen menos paro, más crecimiento, mayor competitividad y lo que se nos ocurra, es tóxico y peligroso. Y más cuando todo eso se sujeta en ‘el regreso’ de sectores económicos que nos llevaron al barro antes en lugar de que sea por manos de otros con todo el futuro por delante.
Y, tienen razón, es verdad que no estamos en crisis. Y ese es el problema. Los que gobiernan consideran que la crisis es el estado natural del desmontaje de un modelo productivo nacional empujado por la ‘otra’ gran crisis mundial que se nos vino encima. Que se le llame crisis o no es lo de menos ciertamente. Esto es lo que es y da igual como se defina. En el lodazal estábamos todos. Países europeos, emergentes, asiáticos, americanos del Norte y del Sur, pero cada uno con su ficha y su dado numerado. Llega el momento de entender que ese fango no es más que la consecuencia de la metamorfosis que vive el mundo y unos deciden asumir que estamos ante algo diferente y otros mantienen el discurso de la ‘salida de la crisis’.
Un discurso que consiste en alimentar a una sociedad mantenida en una ilusión como sucedió antes. Un discurso que los alejaba de la crítica social y el valor de tomar las riendas de su propia existencia. Es absurdo, cuando no una actitud de ignorante, pensar que la clase gobernante establecerá mecanismos de información que permitan a los gobernados detectar claramente la estafa y humillación a la que se les somete a diario. Por lo tanto no tiene sentido seguir pendientes de las decisiones políticas, de los medios de comunicación o de sus derivados, no vamos a ver nada más que píldoras que se evaporan rápido. El tiempo se agota. Como sociedad no tendremos muchas más oportunidades de aprovechar un punto como este. Es hora de despertar, nadie nos va a llamar temprano para que lleguemos pronto a algun lugar. No hay lugar, sólo hay camino, el tiempo que cada uno le dedique es cuestión particular.
Visto lo visto, y viendo lo que vamos viendo, poco o nada puedes esperar de los que ‘deciden’. Los que están permanecen en la inopia y desconocimiento de haber dejado pasar la oportunidad de haber cambiado este país e incluso otros. Si me apuras hablamos de Europa. Se les recordará por eso. Saldrán en los libros de historia como la generación política que permitió que el tren del futuro pasara por delante de todos y ni se enteraron. No saben que está pasando en el mundo, no tienen idea de que va todo esto y encima parece que creen que nos convencen de sus estúpidas frases hechas. Los que están en la oposición también saldrán en esos libros. Igual al final, pero saldrán y por lo mismo. No se les entiende. Hablan de cosas que ya no pasan, que no pasarán y que parecen más cercanas a un mundo en decadencia que a un universo moderno y actual. La clase política española (y europea) es de museo (de cera).
No todos son iguales. Hay políticas activas destinadas a poner de vuelta al revés la realidad económica de un país. Sus maquinarias anticuadas y sus modelos de crecimiento vinculadas a otro tiempo se fracturan con decisiones valientes y acertadas que les conducen directamente al futuro. Cierto es que, con cada decisión que acerca esos países al futuro, la clase política pierde poder y lo traspasa a eso que se llama ‘empoderamiento‘ de la gente. Tal vez, esa, sea la causa de que otros no estén por la labor. Ya lo hizo lo hicieron las clases dominantes en otros tiempos complicando cuando no prohibiendo el acceso al conocimiento de los administrados pues eso los hacía poderosos.
Mientrastanto, ¿que puedes hacer?. En el tiempo que todo esto se vaya disipando, que la niebla que cubre a los que no ven se desvanezca. Haz lo que te apasiona tío. Eso habrás ganado. Esto va muy rápido y deberás dedicarle a tu vida el tiempo que se merece. Déjate de echarle la culpa a estos ineptos o a nadie y traspasa la tela de araña que han tejido con tanta destreza. ¿Estás haciendo lo que te apasiona en este preciso momento? El despertador está sonando. Descubre tu propósito en esta vida (o uno de ellos) y conviértelo en tu realidad. Descubre, explora, viaja, vive en otro lugar y luego, si te apetece, emprende. No te recomiendo hacerlo en el sentido contrario by the way.
Bajar precios es táctica, digitalizarse es estrategia
Una de las primeras consecuencias que ha vivido la economía tradicional, la llamada economía real, ha sido la caída de precios. Es obvio que hemos vivido una devaluación encubierta y que al final ha ido empapando todos los pliegues de este retorcido momento que vivimos. Eso que unos dicen que ya vamos superando, otros la siguen padeciendo y algunos defendemos que permanece por el motivo de que nunca vino, la crisis, ha obligado a muchos a negocios a bajar precios.
Suele ser así. Si hay poca demanda o esa demanda está herida de muerte, no hay otra que bajar la barrera que conduce a tus productos. Pero eso siempre no es una buena solución. Aquí defendemos lo crónico de lo que estamos viviendo. A pesar de escuchar a los que aseguran que todo esto es una etapa y que tras ella llegará la recuperación. Consideramos que tanto cambio, tanto desarrollo tecnológico y tanta afectación en nuestro mundo occidental no es más que un cambio absoluto. Por eso, mantener la táctica en lugar de la estrategia puede perjudicar a muchos comercios y empresas pequeñas.
El mercado sigue estrecho. Pero a todo esto, la solución no es bajar precios sino aportar valor. La búsqueda de compradores en el ‘long tail’ cada vez será más necesario y hacerlo con imaginación para atender clientes de cualquier condición y lugar también. Idiomas, tiendas virtuales y localización de lo que quiere el cliente digital tendrá enlace directo con la supervivencia. Diseñar bien una web, disponer de tienda online o de estrategia no permanecerá como un privilegio comercial sino que será una commodity imprescindible.
Bajar el precio de nuestros productos es una de las estrategias empresariales de libro, pero competir en precio es una estrategia que al final beneficia a las empresas más grandes y puede devorarte si eres una pequeña o mediana empresa. A largo plazo tienen todas las de perder.
La economía de escala sopla en contra de las PYMES siempre, pero lo que proporciona ventajas a una gran empresa también la debilita. Para éstas últimas, su Talón de Aquiles es su propia virtud. Una gran empresa tiene una estructura rígida y aprovechar esa monolítica biología es la clave.
A una gran empresa le cuesta adaptarse a los cambios, les duele cuando tienen que internacionalizarse bajando a la arena y, normalmente, el contacto directo con el cliente se descarta por ser no escalable. Esa ventaja debe ser aprovechada. Plantearlo desde el comercio electrónico es una de las grandes oportunidades que nos ofrece el nuevo escenario.
Si las grandes corporaciones disponen de grandes presupuestos, para bajar precios, para hacer grandes campañas de posicionamiento, también tendrán dificultades para reconducir una estrategia, adaptarse a los nuevos vientos e, incluso, de atacar targets reducidos, concretos, nichos determinados.
No bajes precios, no les sigas la corriente. Ese partido lo vas a perder. Si eres una Pyme, si tienes mucho que aportar, hazlo salvaguardando tu morfología, no hagas nada que no te puedes permitir.
Una tienda digital por ejemplo frente a una gran cadena que puede posicionarse mejor en todos los medios y en los grandes almacenes tiene poco margen, pero lo tiene. Precisamente ahora, en este contexto tecnológico, existen más opciones que antes, más de las que puedes imaginarte. Esa tienda digital puede atacar el mercado desde otro punto de vista, con otra visión. Si la apuesta es el ‘más barato’ no estaremos entendiendo todas nuestras posibilidades. Pero si la apuesta es mejor producto, más eficiente, conectado, cercano, auténtico, entonces las opciones de sobrevivir en este complejo momento aumentan.
No bajes precios, digitalizate. No seas táctico, sé estratégico.
El futuro del comercio mundial en manos de un chaval de 19 años
¿Disponemos de tecnología para dejar de conducir? Sí, y Se evitarían accidentes, seríamos más eficientes medioambientalmente, más rápidos y más ordenados. Nos daríamos cuenta que no precisamos muchas de las cosas que ahora nos invaden el día a día. ¿Disponemos de tecnología para saber que necesitamos y cuando antes de que ni tan siquiera lo solicitemos? Si. La gestión de datos masiva ya lo ha demostrado en diversos aspectos de las ciudades inteligentes. ¿Disponemos de tecnología para construir a distancia sin intervención de nadie? Si, la impresión 3D lo permite. ¿Disponemos de tecnología que permita la toma de decisiones con un margen de error mínimo? Si y esta es seguramente la clave. Si la decisión se basa en el análisis de datos y en la velocidad en la que se analizan las gigantescas variables, ¿para que necesito un político? Ahí lo dejo.
¿Que pasa en el tema comercial? En eso de comprar. ¿Ya hemos llegado todo lo lejos posible con lo del comercio electrónico? Obviamente no. Resulta que seguimos transformando el mundo gracias a algunas startups (algún día se les reconocerá su valor) que están redefiniendo todo. Cuando digo todo, es todo. Uber redefine el transporte, Amazon las librerias, Skype la telefonia, Airbnb los hoteles y Spotify la música. Sin embargo, el mundo comercial no tiene su Spotify, ni su Uber, ni su Amazon. ¿O si?
En algún lugar del mundo, ahora mismo, un grupo de jóvenes (y no tan jóvenes) están pariendo el cachivache que lo va a cambiar todo en menos de cinco años. Antes de que lleguemos al 2020 ir a un centro comercial será de todo menos lo que es ahora. Ya hay pistas. Aplicaciones, ideas, proyectos y propuestas, pero aún no ha surgido el modelo disruptivo que lo ponga todo patas arriba. Martin Lindstrom se pregunta en uno de sus libros ¿quien va a liderar este cambio? A este columnista del Time experto en tecnología y comercio, le preocupa quien se va a encargar de la transformación. ¿Los centros comerciales, los tenderos o un crío que no llega a la veintena afincado en Silicon Valley con nada que perder y mucho que inventar? Yo tengo, visto lo visto, una idea remota. De hecho, en ese sería en quien invertiría ahora mismo.
Cada vez son más las experiencias de tipo virtual que algunos comercios del mundo proponen a sus clientes. Desde los ‘antiguos‘ mostradores impresos que permiten a un viajero de metro en Tokio seleccionar la compra y que ésta le llegue luego a casa escaneando fotografías y QRs durante la espera de su próximo tren, hasta los espejos virtuales que permiten seleccionar un producto que no está en la tienda, ‘probarlo‘ y esperar que, si te gusta como queda, el comercio te lo envíe a casa. No comentamos como te lo lleva a casa, ya hemos hablado mucho de eso.
Seguimos en eso de ir perdiendo las fronteras entre lo físico y lo virtual. Está claro que siempre nos gustará eso ‘ir de compras’, pero es inminente que eso ya no sea como fue. La mezcla entre lo analógico y lo digital cada vez es más fuerte y no dejan de llegar ejemplos de hacia dónde se dirige todo. No hablamos Internet de las Cosas, o por lo menos, no sólo. Estamos destacando la interactividad, si, pero también como el comercio electrónico debe dejar de ser un canal que compite para pasar a ser uno que estimula al más tradicional.
Hoy es ‘cibermonday’, una curiosa reciente tradición que propone contrarrestar, o mejor dicho complementar, al famoso bate-records ‘blackfriday’ que representa un asalto a los comercios del mundo occidental. Este lunes consumista y digital supone ya un altísimo porcentaje de las ventas de un comercio que dispone de plataforma digital. Desde un punto de vista personal, cercano, hemos visto en apenas cinco días como las ventas de uno de las comercios digitales en los que teníamos puestos mayor interés para estudiar su reacción, supusieron el mismo volumen que en cuatro meses juntos. Entre el pasado jueves y a primera hora de la mañana, más de 200 pedidos basados en una oferta han supuesto la rotura de stocks que nos temíamos. A la vez, en los puntos de venta físicos, sucedía lo mismo.
Pero volvamos al plano conceptual. Imagina un centro comercial donde no hay tiendas. Apenas unas pantallas en las grandes superficies que antes ocupaban centenares de productos. La tienda sigue allí, los dependientes han pasado a ser unos asesores, o ni eso, no hay caja registradora ni nada que se le parezca, no hay horario, no hay estanterías ni nada. Todo es un enorme cubículo blanco decorado con televisores planos que emiten, según te acercas tú u otra persona, una cosa u otra. ¿El futuro?
No, el presente, guardando las distancias entre este robot y lo que estoy diciendo. De hecho hay lugares en el mundo que experimentan con ello de manera firme. Se trata de descubrir por dónde irá eso de convertir al cliente físico en un usuario de marca, algo así como pasa en el entorno digital, donde el consumidor se ha convertido en un prosumidor capaz de influir, con los datos que ofrece, en la evolución de un producto.
¿Porque diferenciar entre pasarse horas mirando prendas u objetos de la casa en Pinterest con lo que hacemos paseando sin intenciones previas por unos grandes almacenes? La necesidad surge cuando ves el producto, muchas veces no antes. Imagina que en tu centro comercial de referencia el paseo fuera en un Pinterest integral, focalizado en tus intereses (que desconoces) y que resumirá tu experiencia de compra en algo más rápido, barato y divertido.
Me da la impresión que los ‘malls’ del futuro serán menos comerciales y más experienciales. Lugares para convivir entre humanos y no tanto para comprarle a humanos. Puede que el futuro esté más cerca de lo que pensamos, pero tal vez no estemos preparados para que nos envuelve. De hecho es la cancioncilla de siempre. Existe tecnología para muchas cosas, podrían estar disponibles, pero social, política o culturalmente, quebraríamos.
Si tienes una tienda física, un comercio en una gran superficie, si eres directivo de algo que tenga que ver con todo ello, como dije hace unas semanas en el evento Comertia 2014, empieza por montarte una tienda online. El primer paso es ese, y luego vamos aprendiendo.
Los 'Millennials' y sus preferencias
La semana pasada se hacía público el último estudio Cisco Connected World Technology Report basado en la demanda de fuerza laboral de la llamada Generación del Milenio, Millennials o Generación Y, contrastada con la otra inmediatamente anterior, la también llamada Generación X. De hecho el informe destaca aspectos que ya tenemos contemplados aquí hace tiempo, pero por el calibre de la investigación y el orden de envergadura que tiene, es especialmente interesante.
Según se define, la Generación Y, también conocida como Generación del Milenio o Millennials, ‘es el grupo demográfico que sigue a la llamada Generación X. Sus fechas de nacimiento van desde 1982 hasta 2004 y representan un nuevo modo de vivir, relacionarse y trabajar vinculado especialmente a su condición de ‘nativos digitales‘.
En general, el informe basado en 4000 entrevistas en 15 países, demuestra la forma en la que la tecnología está moldeando el futuro del trabajo y cómo los dispositivos, aplicaciones y soluciones preferidos por esta nueva generación están generando incluso nuevos modelos de trabajo. Desde el ‘multitasker’ o persona que usa entre tres y cuatro dispositivos hasta el interesante detalle de que ese colectivo joven y tecnificado prefiere en un 60% tomar notas con una tableta que en papel. Es curioso ver cómo está cambiando también el detalle acerca del valor que se le da a la presencia física o al contacto humano directo. El 50% de los directores de recursos humanos consideran que ya no es preciso una entrevista real con un aspirante a un puesto de trabajo, con hacerlo en video bastaría.
Hay generaciones a las que les pillará como meros espectadores el asunto de la Internet de las Cosas, pero hay otras ya tomando decisiones que la van a vivir en toda su intensidad en apenas cuatro o cinco años. Es inminente que las nuevas formas de conectividad y comunicación que tiene que ver con todos los objetos relacionándose entre ellos y con nosotros, estimule un nuevo escenario laboral con criterios que van a cambiar muy rápido. En ese sentido los Millennials se moverán muy cómodamente.
El informe de Cisco examina cada año la relación entre el comportamiento humano, Internet y las redes. El informe global, basado en las encuestas a los profesionales de entre los 18 y 50 años, proporciona una visión sobre los retos del presente, que las compañías deben enfrentar para lograr un equilibrio entre los empleados, el negocio, las necesidades de movilidad, los riesgos, la seguridad y la tecnología, dando a esta última el valor de ser el hilo conductor por el que se va a ir moldeando todo.
Como es viernes, vamos a relajarnos con algunas curiosidades del informe que podéis consultar completamente aquí y que, tras la epidermis divertida de algunos aspectos, se esconde un modo de vida futuro, cercano, pero híbrido entre humanos y máquinas. Donde, por cierto, como en otras revoluciones basadas en la tecnología se esta viendo afectada la distribución del trabajo, pero donde también se ve modificada la distribución del conocimiento. Que una misma tecnología afecte a estos dos aspectos troncales de la sociedad es algo inédito hasta la fecha.
Lo dicho, aspectos curiosos del estudio reflejan que los profesionales de la Generación Y son un poco menos propensos a usar sus teléfonos inteligentes para llamadas telefónicas. Cerca de la mitad (53%) lo usan para llamadas menos del 25% del tiempo (frente a un 43% la generación X). Digamos que va en aumento el abandono de la voz según la generación que va llegando. Los Millennials prefieren los teléfonos inteligentes a la TV. Eso ya lo sabíamos, pero hasta que punto tal vez no. La mayoría de ellos seleccionaría su teléfono inteligente y dejarían a otro que les eligiera el televisor.
Sobre el puesto de preferencia que tendría Internet o la conectividad a través del smartphone con respecto a otras actividades de la vida, la cosa llega a extremos poco menos que curiosos. Los profesionales Millennials optarían por no renunciar a su teléfono inteligente durante una semana aunque en su lugar perdieran la electricidad en su casa por el mismo tiempo.
Un tercio de los que han participado en el estudio renunciaría mantener sexo durante un mes si por ello no tuvieran que sacrificar su conectividad o su teléfono inteligente. Si estás pensando que es una barbaridad, piensa que la encuesta da una media, y que si hay algunos que bien casi no sacrificarían nada por seguir con su vida sexual, en Japón salen algo mal parados en esto. Tres de cada cuatro Millennials nipones pasarían de mantener relaciones íntimas si con ello se tuvieran que quedar sin Internet. Tremendo.
Y es que, salvando la anécdota, esto va de transformación digital y de sujetar la importancia real del cambio socioeconómico, cultural e ideológico que vive el mundo. De hecho, los resultados del Informe debería hacer reflexionar a muchas empresas a fin de evolucionar sus modelos de gestión y procesos a fin de adaptarse o cambiar hacía todo este cambio que ya se vive y que protagonizarán los llamados Millennials.
Los cambios aumentan en velocidad. Cada vez son más intensos y la adopción tecnológica más fuerte y veloz. Linkedin necesitó cinco años para llegar al mismo número de usuarios que Google Plus en ochenta días. La humanidad ha necesitado una década para afianzar colectivamente las redes sociales al mismo nivel que precisó un siglo para hacerlo con la radio. Cada vez más rápido, cada vez mejor.
Empleo del futuro: Amazon busca conductores de 'drones'
Prime Air es el programa con el que Amazon advierte que ofrecerá entregas de pedidos en pocos minutos utilizando ‘drones’. Si crees que esto es algo más cercano a la ciencia ficción que a la realidad inminente deberías de saber que la cosa va tomando cuerpo y puede que esté más cerca de lo que piensas. De hecho el gigante americano, que incluso, como anunció Google, estaría en condiciones de ser la mayor amenaza del ‘buscador’, ya solicitó permiso a la FAA americana para poder iniciar pruebas vinculantes de sus drones ‘repartidores’ en sus instalaciones.
El uso de drones seguirá sufriendo de dificultades legales. Eso es evidente. De hecho en el primer número de la futura revista Westinghouse, en diciembre, habrá un brillante artículo que analiza el motivo ‘real’ por el que el uso de drones puede estar viviendo su particular freno legal. Me reservo los detalles de dicho artículo, pero será uno de esos imperdibles del mes.
Sin embargo la transformación de todos los procesos sigue su curso implacable. Continúa ejerciendo su lógica temporal donde la eficiencia, la economía y la automatización arrasarán con todo y contra lo único que podremos hacer es adaptarnos, entenderlo y disfrutarlo. Negando la evidencia sólo se retrasará lo inevitable.
En este caso, Amazon, ha vuelto a dar síntomas que tiene claro hacia donde va. Ahora mismo busca empleados, expertos futuros que puedan ‘conducir’ sus drones Amazon Prime Air. Las ofertas de trabajo al respecto han sido publicadas para puestos laborales del futuro en Cambridge (Reino Unido) y Seatle (EEUU). Yendo al detalle veremos que Amazon busca gente con cinco años de experiencia en la dirección de pruebas de vuelos, así como algunos adicionales en puestos de menor responsabilidad.
De momento, estas personas deberán tener, como requisito indispensable, una carrera en ingeniería aeronáutica, aunque Amazon ya ha dicho que admitirán otros ingenieros si cuentan con la experiencia requerida para las distintas posiciones. Todo evidencia que Amazon ha puesto la directa. Tiene el drone desarrollado, el software de control listo y ahora ya se ha dispuesto a la localización de este nuevo puesto laboral.
Como hemos dicho muchas veces, la mitad de los empleos del mundo sobrarán en breve. Deberemos asumir este problema técnico. Probablemente de esa grieta brotará un escenario nuevo. Para ello hay que creerselo y trabajar para ello. Los países que estimulen esos cambios, llegarán antes a un punto de competencia inédito hasta la fecha.
Esto no va sólo de pensar los puestos laborales, los empleos u oficios inminentes, va de crear el ecosistema para que se nutran unos a otros. Por ejemplo, está muy bien interpretar que el próximo lustro una generación de conductores de drones llenarán las delegaciones de Amazon y de otros logísticos. Pero lo que hay que interpretar es que el puesto relevante será el de aquellos que ‘concedan’ la licencia. Una especie de ‘autoescuelas’ de conductores de drones. El futuro es casi ya presente, vivirlo, disfrutarlo y tomar ventaja es únicamente un tema político, empresarial y, no lo olvidemos, de presión social. Mientras mantengamos el debate de todo un país en la atmosfera irrespirable que vive por ejemplo España y muchos países del entorno, los ciudadanos vivirán ajenos a las oportunidades que el futuro y la tecnología nos ofrece, y que, de hecho, otros países ya están disfrutando para conquistarlo.
En otros momentos de la historia, en cada revolución tecnológica que hemos vivido, unos fueron espectadores y otros protagonistas. Ahora va de lo mismo, de elegir, de exigir a quienes marcan las dinámicas socioeconómicas que se dejen de ‘recuperaciones’ y se pongan a liderar ‘conquistas’. Conquistar el futuro es más simple de lo que parece, sólo hay que interpretar el momento actual y ofrecer respuestas que lo conviertan en una oportunidad y no en una ruina.
Las amenazas al negocio de Google
En principio, Amazon y Google no tienen mucho que ver. Por lo menos es lo que aparentaban hasta hace bien poco. Pero esa percepción está cambiando y lo hace de manera rápida. Si como empresas tienen estructuras de negocio bien distintas, hay elementos de las mismas que convergen. En concreto Amazon Prime y Google Express podrían solaparse en algunos aspectos. No son el mismo servicio, cierto, pero sus similitudes aumentan y sus diferencias se reducen.
Es evidente que en esto de los negocios tecnológicos, la competencia es algo líquido, para nada estático y que, a pesar de que tu teórico competidor no hace nada que te afecte, en realidad si lo hace. No es diáfano el campo de batalla, es complejo, sofisticado y tremendamente permeable. Es la nueva economía y sus duras reglas.
Cuando pensamos en los competidores de Amazon nos viene a la cabeza un tipo de empresa donde no suele aparecer el gigante de Mountain View. Al pensar en Google, aparecen gigantes tecnológicos más vinculados tecnológicamente a desarrollos que a otra cosa. Google y Amazon no son rivales en esencia. Google está en el negocio de la venta de anuncios, Amazon en el negocio de la entrega de bienes.
Pero esto está cambiando últimamente. Ambas empresas se han tocado en la curva. Resulta que Google se está metiendo en el mercado de los bienes a la carta. De hecho puso en marcha un modelo de entrega que garantiza que un cliente de su Google Shopping Express pueda recibir su compra durante el mismo día en que la hizo. Esto sucede en el área de Manhattan y en el oeste de Los Ángeles. Además, Google ya garantizó que a estas áreas se sumarían en breve Chicago, Boston, y Washington. El naming elegido para este proyecto a partir de ahora ya es oficialmente Google Express.
A la vez que Google explora el mercado de la logística, Amazon, como vimos ayer, aprieta el acelerador en los beneficios del servicio tecnológico donde sólo había productos. Amazon Premium ya incluye música ilimitada y streaming de vídeo a partir de colecciones de Amazon Kindle.
Lo más interesante a mi modo de ver es como van a definir los espacios de competencia cada uno de ellos sin repetir al contrario. Es decir, si estamos hablando de dos de las empresas más destacadas del planeta en esta revolución sin precedentes, probablemente será apasionante ver como se adaptan, generan un mercado y solucionan expectativas.
Por ejemplo, Google no va a tener sus propios almacenes masivos como si tiene Amazon, pero en cambio trabaja ya con los comerciantes locales de un modo directo para recoger y entregar mercancías a los clientes. Ha convertido los comercios vinculados a Google Express en ‘hubs’ logísticos descentralizados gracias a una gestión tecnológica masiva. Recordemos que Amazon se está esforzando en crear una red de entrega y recogida similar. El propio Eric Schmidt dijo que ‘mucha gente piensa que nuestra principal competencia es Bing o Yahoo, pero en realidad, nuestro mayor competidor de búsqueda es Amazon’.
Es habitual pensar que Amazon no es un buscador, de hecho no lo es, pero si estás buscando algo ‘para comprar’ el flujo racional y tecnológicamente cada vez más habitual es irte a Amazon directamente. Es una búsqueda sin ruido y mucho más centrada en lo que deseas. Es como buscar en Twitter el impacto a tiempo real de una noticia que Google News aun no puede entregar. No hay imperios eternos que decía el emperador.
La vertiente comercial del algoritmo de Amazon lo convierte en si mismo en un buscador, pero, realmente eso lo hacen en algo muchísimo más peligroso para Google. Es un incalculable depósito de datos sobre gustos y búsquedas comerciales. Además, para Google, el problema picha especialmente en su ‘core business’. Cada vez que alguien busca un producto en Amazon en lugar de Google, el gigante de las búsquedas pierde la oportunidad de servir anuncios junto a los resultados de búsqueda. Algo que cada vez más pasa en otros escenarios. Te vas directamente a Kayak, para reservas de líneas aéreas, a Airbnb para alquileres a corto plazo, y a Yelp para obtener información de un restaurante. Cada una de estas búsquedas es un usuario, un cliente, menos que Google puede utilizar para servirle anuncios focalizados.
Google podría convertirse a medio plazo en el intermediario de todo o de nada. Una investigación realizada por el grupo Forrester explicaba que el año pasado casi un tercio de las personas que buscan comprar algo buscaron directamente en Amazon sin pasar por Google y esa cantidad era el doble que en el año anterior. Parece evidente que estamos en la antesala de una batalla muy interesante. Tal vez, el negocio de Amazon aun no ha sido detectado en su complejidad.
Amazon es el mayor competidor de búsqueda de Google, por lo tanto es su mayor competidor como decía Schmidt, puesto que Google vive de las búsquedas y estas se están traspasando al gigante del comercio electrónico. Un enorme desafío en el firmamento de la economía digital que va a trastocarlo todo. Si ademas a esto, Google, le suma que Facebook es sin duda su mayor competidor en términos de publicidad móvil, la cosa se va a poner muy interesante en eso de ganar dinero a base de clics.
El 'spotify' del café
En el Cafe Panino Mucho Giusto de la 551 Hudson St. en NYC puedes tomar todo el café que quieras sin pagar. Eso mismo lo puedes hacer en una buena cantidad de cafeterías de esa ciudad y de otras dos en Israel. Solo podrás hacerlo si te has descargado una aplicación llamada CUPS que permite a los usuarios tener tarifa plana en consumo de café. Lo probé hace poco en mi último viaje a Estados Unidos y la verdad es que es una sensación curiosa entre tocar el futuro del que hablamos siempre y la excentricidad comercial.
Sin embargo, la ‘descarga’ de una taza cuando queramos (con intervalos mínimos de media hora) te recuerda el modelo que va asentándose en formatos digitales como video, música, telefonía, libros y, en algunos lugares, la electricidad, el agua, servicios puramente analógicos o la eliminación de intermediarios de manera absoluta. Es una especie de ‘spotify del café’.
Este punto de encuentro entre el ‘longtail’ que proviene del producto digital y la oferta globalizada no es más que la respuesta a los tiempos que vivimos y la percepción de un modelo de consumo más estructurado en la visión de ‘usuario’ que en la de ‘consumidor’. La facilidad para generar un espacio digital de conversión entre usuario, consumo, oferta y espacios donde proponer este uso genera nuevos puntos comerciales e industriales para todos y que benefician este escenario tan innovador.
Si no tuvieramos la tecnología asociada y móvil no podríamos ni pensar en este modelo de venta y consumo. Entronca directamente con la distribución en red y en la generación equitativa por reparto de los costes. Es la teoría de los seguros donde unos pagan por el siniestro que no les va a pasar nunca y que otros si precisarán.
CUPS sólo lo puedes disfrutar en Israel y en New York. Veremos que sucede en España u otros lugares. Innovar y transformarte para sobrevivir es algo que también te toca a ti aunque solo tengas una cafetería. No va de convertirla en un ‘cybercafé’, va de meterte en la tarifa plana digital. Esto sucederá con todo. En IDODI tenemos una aplicación desarrollada muy parecida para hacerlo y es cierto que en estos días son dos las cadenas que se han mostrado interesadas en el modelo. No solo vale como ‘barra libre’ de café, estamos en condiciones de ofrecerla para otro tipo de consumos. ¿Qué piensas?
Cuando 2+2-5 son 4
Normalmente a los datos económicos oficiales les suelo dar la credibilidad exacta tras una revisión lógica. Aquellos que representan aritmética de primer grado los digiero sin contemplaciones, pero cuando son resultado de una triangulación de operaciones o de interpretaciones del anunciante los pongo en cuarentena. Lo he hecho siempre y eso me ha permitido en muchas ocasiones descifrar y leer entre líneas para luego tomar decisiones. Incluso le llaman ‘método’.
En época electoral mi confianza es incluso menor. Aquí ya no cabe nadie con cordura. Los informes, titulares y fuegos artificiales se mezclan en una orgía infecta de declaraciones que sólo buscan puñados de votos tras cada frase. Es un insulto a la inteligencia publicar que según la EPA ‘el paro ha bajado en 2.300 personas durante el primer trimestre de 2014, registrando así su primer descenso en un primer trimestre desde hace diez años’. Sino fuera por lo serio del asunto, y de que estamos en cifras de que 1 de cada 4 españoles en edad y condición de trabajar no lo hace, un titular como ese, debería de ser penalizado por tóxico y falto de la más mínima ética. Las cifras reales son las que son y deben de ‘triangular’ de manera objetiva y no tomando la parte que interesa. Tienes 2, te dan 2 más y te olvidas que debes 5. Resultado según el método ‘ibérico’, te quedan 4.
La realidad pesa como el plomo y la verdad es que en el primer trimestre de este año se destruyeron 184.600 empleos, 51.000 de los cuales eran indefinidos. Además, para maquillar en la medida de lo posible en fechas tan ‘señaladas’ los empleos destruidos entre enero y marzo pertenecían al sector privado, pues el público ni se toca aunque no haya manera de pagarlo y el déficit siga disparado. Es más grave aun, resulta que para que esas cifras sean menos dramáticas en cuanto a destrucción de empleo
Hemos dicho muchas veces que ante nosotros se presenta una oportunidad histórica y trascendental. Convertir nuestro entorno inmediato en un enclave tecnológico, emprendedor y de cambio intenso. Sin embargo seguimos en manos de quienes consideran más importante inventar discursos anestésicos que en ponerse el arriesgado trabajo de cambiar la sociedad y su modelo de crecimiento anticuado.
Sin embargo no sólo es culpa de los que dirigen. Hay para todos. Empiezan a notarse los primeros síntomas de ‘recuperación’ en las ganas de comprar vivienda, invertir en suelo o de tocar ladrillo. Si, lees bien. Resulta que las ‘clases propietarias’ tienen la confianza recuperada, la que perdieron con el pinchazo de la burbuja, que les dice que si no aprovechan ahora el momento ‘low cost’ del tocho estarán perdiendo ‘la gran oportunidad’.
Triste panorama si volvemos a eso. Por suerte el mundo se mueve en paralelo a estos genios. La empresa, muy castigada por años de desinversión, se ha adaptado y empieza a dar frutos en la vertiente de la innovación, de la internacionalización y en la consecución de retos. Lo hizo por su cuenta, lo sigue haciendo. Los emprendedores y empresarios que no leen periódicos sino libros electrónicos están dando la vuelta a la situación con un esfuerzo que los políticos no pueden ni siquiera imaginar.
Mientras unos organizan ‘foros de debate’, desayunos coloquio y meriendas distinguidas para hablar, hablar y hablar sobre lo de siempre y sobre ‘nuevas tecnologías y emprendedores’ donde solo van políticos y funcionarios, otros, los que deben pagar nóminas, impuestos y poner en juego todo, siguen pensando como innovar, competir en el exterior y sumar para generar riqueza y empleo del de verdad.
La austeridad se llevó por delante a millones de personas, la crisis financiera a miles de empresas y los discursos que manipulan se ventilaran el ímpetu de muchos que creyéndoselos podrían perderlo todo. Hay que dar herramientas concretas y reales a los que pretenden apostar todo su patrimonio por un sueño que podría ser motor de cambio social y estímulo para una mejora de la economía a medio plazo.
¿No han aprendido nada? De aquella hostia monumental que llamaron ‘desaceleración’ al insulto a la inteligencia de los ‘brotes verdes’, no hay mucha diferencia a decir que ‘la recuperación ha llegado’
Yo no quiero recuperación, no hay nada que recuperar. Si lo que vamos a estimular es el deseo de comprar vivienda para especular, de generar valor sobre la nada y a dar sentido a todo cuanto se convirtió en barro, habremos perdido la gran oportunidad como generación.
Vivimos tiempos de cambio, un cambio de época, hay países que lo han entendido, se han puesto manos a la obra. Vivo en uno de ellos. Ya nada será igual y mantenerse en frases hechas, discursos biensonantes e interesados, electoralistas o cobardes, alejados de la alta política que exige sacrificios de los dirigentes, inversiones en talento, tecnología y redes, que obligará a terminar con oligopolios industriales y de comunicación, donde las cosas que son normales en otros países (ahora ya más avanzados) también lo sean en el nuestro y donde, a medida que lleguen, los avances tecnológicos se asuman con entusiasmo y no con preocupación.
Hay países donde las leyes permiten el avance de la tecnología, son el futuro. Hay otros que mantienen normas o imponen nuevas para inmovilizar esa llegada implacable de lo irremediable. Solo lograran retrasarlo, pero en ese esfuerzo, el daño que harán es enorme.