No me ayudes, déjame como estoy

La política económica de apoyo al emprendedor, al autónomo o al empresario en España es de detención sin leer los derechos. En España el sol se pone al revés y los que deberían estimular la economía desaniman y los que tienen la obligación de atemperar la estrangulan. Estos que han logrado convertir en fango los sueños de una generación desahuciada a diario merecen un castigo. Los que han humillado a miles de adultos que ahora se arrastran por el comedor de sus padres, ya jubilados, esperando no molestar como mendigos de su pensión, merecen un bofetada con la mano abierta.

Y es que somos herederos de banqueros que siguen riéndose de todos los llantos y toda la mierda que han acumulado en la puerta de sus despachos porque a ellos el ambientador emocional les funciona que ni hecho a medida. Somos responsables de haber elegido a quienes siguen otorgando favores a éstos pero es que ni avisados hubiéramos podido pensar que la inutilidad manifiesta y la incapacidad mental para gobernar podía llegar a ser tan tóxica.

Durante las fechas de recogimiento y turrón indigesto, el gobierno ha aprovechado para subir cuatro impuestos que, sumados, suponen una patada en los ventrículos inferiores de muchos emprendedores y autónomos. Con nocturnidad navideña y la alevosía del que sabe que hace algo malo, estos tipos que llevan media vida amamantados por la plata pública, asumiendo privilegios como derechos y cuya preocupación por el futuro socioeconómico es la misma que la que tiene un cactus, han aumentado un 2% la base mínima de cotización para los autónomos y un 5% de la base máxima, una insultante subida del 22% a los autónomos societarios y con empleados y se pasa a cotizar por todo lo que no deja de ser derivadas del trabajo que no puedes ahorrarte como la comida, el transporte, la guardería y otros. Este delicado decreto ley también ha incluido como elementos cotizables algunos que hasta ahora no se incluían en la base de cotización, como las ayudas de comida, los seguros médicos, los complementos de transporte o los propios planes de pensiones, entre otros.

La medida afecta a los autonomos societarios y a los que tengan contratados al menos a 10 trabajadores. Esto supone el 43% de todos los autónomos de España y no afecta (de momento) a los otros. Pero creo que el volumen de personas a las que nos toca la medida es suficientemente amplio como para suscitar este debate.

Sigo pensando que, o no tienen puta idea de lo que hacen o les da igual lo que suceda. Su periplo vital no ve más allá de 3 o 4 años por lo que no se esfuerzan en mucho más por que tanto emprendedor, en el fondo, es incómodo. Su visión global se limita a las estadísticas y a los sondeos de opinión. Estaría bien que quien hace esos sondeos se pasara por casa de alguno de esos autónomos ahogados por la realidad, quebrados familiarmente a pesar de currar más que un burro y no tener ni para comer. El sondeo se lo iban a dar a más de uno en plena cara.

Todo esto sucede mientras, además, se congela el salario mínimo interprofesional en 645 euros cuando en Irlanda por ejemplo es de 1462. Tengamos en cuenta que una factura emitida por un autónomo tiene un 42% ya del importe que no es del él. Un 21% es IVA y otro 21 es retención. De cada 100 euros facturados, 42 se los lleva el Estado.

Pero no se vayan todavía que aun hay más. El lucimiento no es sólo el que se ha señalado en muchos medios sobre lo que acabo de describir. No es sólo que suban las cuotas, si no que, además, la Agencia Tributaria no va a admitir ningún aplazamiento o fraccionamiento de retenciones ni pagos a cuenta de los modelos 111, 115, 123 y 124. Aseguran que la Agencia Tributaria actuará rechazando por inadmisibilidad todos los aplazamientos que se soliciten, generando desde hoy un recargo del 20%. Es decir, me equivoqué cuando dije que ‘La ley del Emprendedor’ era papel mojado, no, era algo peor, era papel higiénico. Todo cuanto se plantea para estimular la emprendeduría es de suicidio colectivo. Si acaso que nos dejen como estábamos y no nos ayuden más. Haber vivido en varios países permite comparar como se entiende el apoyo a la gestión económica privada, emprendedora o autónoma, como se le dirige o no y como se vende ese estímulo. En Reino Unido no se exige que tributes mientras no tengas beneficios claros o factures más de 40.000 euros. A partir de ahí los tramos son diversos pero está claro que se relaja mucho el peso fiscal al iniciar un proyecto empresarial. Igualito que en España. Bajad los putos impuestos, por Dios, que no hay manera de recuperar una economía a la que se la estrangula en cuanto te despistas. Si no os veis capaces, os ruego nos dejéis en paz, ya vamos tirando nosotros mismos, mejor casi seguid con vuestras meriendas y sin molestar. Que nadie vea en todo esto una crítica al PP, es algo genérico de la peor clase política de la historia de España, incapaz de entender el momento, la problemática y de asumir los criterios para aprovechar la oportunidad que supone esta revolución absoluta. El PSOE también esclavizó a los autónomos cuando pudo. Ahora mismo la administración pública pretende salvaguardar un modelo de Estado que se aguanta a base de recortes, subida de impuestos y realidades disfrazadas en los informativos. Saldremos de esta, a finales de año las cosas pintarán mejor pero no será por la gestión de estos tipos, sino por que el peso de inevitable también juega su propia partida. No nos equivoquemos. El esfuerzo que hacen empresarios, emprendedores, autónomos y trabajadores es titánico, pagando impuestos y teniendo cada vez menos servicios disponibles. Todo para salvar bancos que desahucian personas, para pagar festines de partidos políticos y organizaciones de dudoso criterio, para soportar un tinglado de otra época. Todo eso nos lo vamos a cobrar tarde o temprano. Esto no puede salir gratis. Cuantas medidas se podrían tomar en cuenta y ni se escuchan. Así ha sucedido siempre y costará que deje de pasar por arte de magia. Pero pasará que sin mediar palabra la sociedad se alzará y causará un destrozo considerable, eso es ya casi una apuesta segura. Nada puede mantenerse como sigue, ni por cansancio ni por ineficiencia. Sin embargo, mientras llega ese momento, los que nos jugamos a diario todo cuanto tenemos, seguimos atados de pies y manos a la inservible maquinaria de los hombres de piedra.

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