Del patrón oro al patrón dólar, ¿del patrón dólar al patrón bitcoin?
Murray Newton Rothbard fue un economista, historiador y teórico político que popularizó el anarcocapitalismo. A Rothbard le gustaba usar un experimento mental para demostrar cómo funciona eso de poner la impresora de billetes a toda máquina. Proponía que te imaginaras un genio de una lámpara maravillosa que multiplicaría por diez la cantidad de dinero que todas las personas tuvieran en ese momento. Entonces preguntaba… ¿Serían todos ellos diez veces más ricos? La repuesta según él, era que en realidad, nadie lo sería y que seguramente todo aumentaría de precio hasta equilibrar esa multiplicación por diez más pronto que tarde.
Murray Newton Rothbard fue un economista, historiador y teórico político que popularizó el anarcocapitalismo. A Rothbard le gustaba usar un experimento mental para demostrar cómo funciona eso de poner la impresora de billetes a toda máquina. Proponía que te imaginaras un genio de una lámpara maravillosa que multiplicaría por diez la cantidad de dinero que todas las personas tuvieran en ese momento. Entonces preguntaba… ¿Serían todos ellos diez veces más ricos? La repuesta según él, era que en realidad, nadie lo sería y que seguramente todo aumentaría de precio hasta equilibrar esa multiplicación por diez más pronto que tarde.
A continuación, te pedía que imaginaras que esa oferta monetaria que surgía de haber multiplicado por diez el dinero de todo el mundo en bruto, no se distribuyera de manera uniforme sino que, en realidad, el genio de la lampara maravillosa solo aumentara la oferta monetaria para algunos, dejando la cantidad total multiplicada por diez pero distribuida de un modo más “normal”. Es decir, la mayor cantidad sería para banqueros que decidirían cómo se distribuye ese incremento. Luego te preguntaba ¿Quién se beneficiaría entonces? La respuesta, era sencilla: aquellos que lo obtienen primero.
Según Rothbard esa es la ilusión de la impresión de dinero. Y ese es el problema de haber cambiado el patrón oro en 1971. Admito que a veces la política monetaria puede ser algo confusa e, incluso, algunos la ven algo aburrida. Pero te aseguro que la política monetaria es monumentalmente importante.
Ya se ha puesto en marcha la maquinaria para desarrollar con urgencia un criptodólar, la que será la moneda digital de los Estados Unidos. El objetivo de la administración Biden es revisar los requisitos técnicos y las necesidades objetivas para dotar al país de su propia moneda digital. Una moneda digital que estaría respaldada por la Reserva Federal.
La orden busca organizar algunos aspectos relacionados con las criptomonedas aunque esta ‘criptomoneda’ en realidad es una moneda digital vinculada a su banco central. A este tipo de divisa se las conoce como CBDC por sus siglas en ingles.
La particularidad de este tipo de moneda es que las emite directamente el banco central, con lo que los ciudadanos las pueden comprar directamente sin depender de una entidad financieras. Y ahí está el asunto. Este tipo de emisión afecta a los bancos comerciales. Básicamente porque este tipo de iniciativa merma potencialmente sus tenencias de depósitos.
Imagina que el BCE lanza una aplicación que permitiera desde el móvil a sus usuarios tener euros digitales, dejarían de tener relación con los bancos comerciales obviamente. Por eso la mayoría de los bancos tradicionales insisten en una especie de moneda digital híbrida que, después de emitirse, se distribuyen a partir de esas aplicaciones de la banca tradicional.
Pero cada vez hay más voces en el sector financiero que avisan de un impacto negativo en la estabilidad del sistema financiero porque una mayor demanda de esta moneda digital presionaría al alza sobre los costes de financiación de los bancos comerciales.
Por lo que el problema no es sistémico, sino comercial. Si la banca capta menos depósitos e interviene menos en las rutas de pagos, es posible que tenga menos información sobre sus clientes, lo que a su vez perjudicaría su capacidad para evaluar a sus potenciales clientes.
Pero, como siempre, vamos a relacionar cosas. Todo esto ocurre en un momento en el que el sistema se ve afectado por aspectos de muy alto calado. La deuda pública de Estados Unidos superó los 30 billones de dólares por primera vez. Y, aunque la economía americana crece a pesar de la pandemia y las tasas de interés están en un nivel muy bajas, el problema es que se puede estar enquistando.
Resulta que la economía es una ciencia que revisando la historia es capaz de identificar patrones, sucesos o ciclos que ayudan a comprender el presente y a deducir parte del futuro. Y en ese pasado hay momentos que marcaron el inicio de cosas que luego supusieron un cambio absoluto del sistema financiero global.
En esta ocasión es una tecnología la que ha iniciado una disrupción profunda en el sistema. Convertir el dinero en un código digital ya hace tiempo que es factible, que ese dinero tenga condicionantes que supera la cadena de valor tradicional de la banca, también. Pero que la banca comercial se quede sin negocio, eso ya es más serio.
Una de las diferencias entre un euro digital y un Bitcoin, por ejemplo, es su forma de emisión. Mientras que las operaciones, en el caso del euro, son de carácter centralizado y el único que puede emitir es el BCE, en el caso de un Bitcoin es totalmente distinto. Otra diferencia determinante es que el minado de las criptomonedas es por parte de los usuarios. Un proceso distribuido y radicalmente distinto a la emisión de una divisa de un banco central, sea o no digital, puesto que los estados pueden emitir sin un límite; mientras que, por ejemplo, la masa monetaria del ‘bitcoin’ está predefinida y no superará los 21.000.000.
Pero la clave es la siguiente. Las criptomonedas, una vez creadas por usuarios, reciben el valor que marca el mercado. Desde un punto de vista económico, las criptomonedas nativas de redes descentralizadas y no permisionadas, como bitcoin o ethereum, no están ancladas al valor de una moneda de curso legal, sino que están sujetas al precio que marquen la oferta y la demanda. Lo interesante es que nadie puede, desde ningún organismo, determinar un tipo de interés determinado si eso tuviera sentido. No están garantizadas, tu capital no tiene ninguna garantía, pero a los usuarios eso no les importa por mucho que se les advierta desde gobiernos y bancos centrales.
Y el conflicto que ahora se avecina demostrará como los anuncios públicos y las decisiones de tipo sistémico pueden tener repercusiones impredecibles. Busquemos en la historia para ver que significa cuando pones en un aprieto al sistema. Te voy a explicar lo que sucedió en 1971 y que explicó muy bien el analista Jonathan Miltimore en la revista TIME hace un tiempo y que se puede consultar junto a muchos gráficos en la web “what the fuck happened in 1971”. Resulta que en 1971 la desigualdad de ingresos entre los trabajadores comenzó a empeorar mucho. Los salarios, que habían logrado tener una relación muy certera con la productividad y el crecimiento del PIB durante décadas, comenzaron a quedarse muy rezagados con respecto al crecimiento económico. La inflación se disparó, creciendo a un ritmo más rápido que en cualquier período del siglo XX.
Aquí es importante pararnos en el concepto ‘patrón oro’. El patrón oro era simplemente un sistema monetario que vinculaba el valor del papel moneda con el oro. El sistema se implementó en EE. UU. en 1834 y fijaba el precio del oro en 20,67 dólares la onza , donde se mantuvo casi un siglo. Lo interesante es que en 1870, otros países siguieron ese ejemplo, y marcaron el comienzo de la ‘Edad de Oro del oro’ generando un período de gran prosperidad. El período de 1880 a 1914 se conoce como la época del ‘patrón oro clásico’. También fue un período de crecimiento económico sin precedentes. Pero, al final de ese período llegó con el comienzo de la Primera Guerra Mundial, cuando muchas naciones recurrieron a las finanzas inflacionarias para pagar la guerra más sangrienta de la historia humana hasta ese momento. De 1925 a 1931 comenzó una nueva era del oro con el Gold Exchange Standard.
Esta versión fracasó en 1931 tras la salida de Gran Bretaña del oro por culpa de las salidas masivas de capital que se estaba produciendo. En 1933, el presidente Franklin D. Roosevelt nacionalizó el oro propiedad de ciudadanos particulares y derogó los contratos en los que se especificaba el pago en oro. Verás que la historia tiene curiosas similitudes. La orden de Roosevelt, conocida como Orden Ejecutiva 6102, prohibía el acaparamiento de monedas de oro, lingotes de oro y certificados de oro dentro de los Estados Unidos. Las monedas de oro y los lingotes se declararon ilegales. Una ley que se mantuvo hasta 1974.
Hasta aquí, si habías leído que fue Nixon el que acabo con el patrón oro, estarás pensando ¿quien fue entonces el responsable, Franklin D. Roosevelt o Nixon? Tranquilo, puedes seguir pensando en Nixon pero con matices. De 1946 a 1971, las naciones operaron bajo un nuevo sistema monetario: el Acuerdo de Bretton Woods. Un sistema diseñado por las naciones aliadas, encabezadas por Estados Unidos, cerca del final de la Segunda Guerra Mundial como un orden monetario internacional de posguerra. Así el dólar estadounidense se convertiría en la moneda de reserva mundial, que los gobiernos extranjeros podrían canjear por oro. Los gobiernos podrían hacerlo, pero los ciudadanos estadounidenses no. Es la leche la historia… ¿no?
Aunque los ciudadanos no podían cambiar papel moneda por oro, los gobiernos extranjeros sí podían hacerlo. Así que el dólar estadounidense en realidad seguía atado al oro, que EE.UU. prometió redimir a una tasa de cambio de $35 por onza. Esto significaba que Estados Unidos no podía inflar la oferta monetaria sin agotar sus reservas de oro. Ojo a esto. Estados Unidos no podía inflar la oferta monetaria sin agotar sus reservas de oro
Pero EE. UU. sí infló su moneda, en gran parte para financiar los crecientes costos de la Guerra de Vietnam y la denominada ‘gran sociedad’ (en inglés, Great Society). Esta ‘gran sociedad’ fue un conjunto de programas nacionales de reforma social del Gobierno norteamericano entre 1964 y 1965. Al parecer, esa burbuja que vinculaba el oro al dólar, es una de las razones principales por la que EE.UU. agotó aproximadamente el 55 por ciento de sus existencias de oro desde la década de 1950 hasta 1971.
Y llegamos a 1971. En ese año, frente al agotamiento de las reservas de oro, y un dólar que enfrentaba una presión inflacionaria cada vez mayor por los gastos del gobierno, Nixon tomó una decisión crítica: detuvo "temporalmente" la amortización de oro. Pero como todo lo que dicen que va a ser temporal en política no lo es, el movimiento de Nixon se quedó para siempre. Y así es que EE.UU. se convertía en lo que se conoce como un sistema de moneda fiduciaria, en el que el papel es moneda de curso legal respaldado no por oro, plata u otra materia prima, sino por un decreto del gobierno. Aquí sí que vamos viendo como la historia es caprichosamente curiosa.
El economista Thorsten Polleit describió en varios ‘papers’ académicos, tres cosas que todos los fondos fiduciarios tienen en común:
1, el gobierno (o su banco central) tiene el monopolio de la producción
2, se crea a través de la expansión del crédito bancario (es decir, de la nada).
y 3, no tiene valor inherente, es simplemente papel de colores brillantes (o lineas de código ahora) que se puede producir siempre que los que están en el poder lo consideren políticamente conveniente.
Una cosa es algo que emite un banco central y otra algo que se genera en un sistema descentralizado. Y es por eso que a los que tienen el control les gusta un sistema de dinero fiduciario. Les permite financiar todos los programas y agendas que de otro modo no podrían costear, desde una guerra hasta un fondo de recuperación o un plan de vigilancia ciudadana universal.
Cincuenta años después del fin del patrón oro, la moneda estadounidense sigue siendo la reina de los mercados de divisas. Su directo "competidor", el euro, tras ser atacado por la especulación también debido a la debilidad en la coordinación de las políticas europeas, no le ha hecho ni cosquillas a la divisa estadounidense.
Y de aquellos barros estos lodos. Ahora la deuda se nos come. Amenaza con tener un mundo absolutamente ineficiente e incapaz de corregir momentos como el que vamos a vivir en breve. Hay quien dice que es momento de volver a al patrón oro, porque sin él, los gobiernos y bancos centrales tienen el poder de imprimir billetes sin límite y llevarnos al desastre por incapacidad.
Esta indecente impresión exponencial de dinero en realidad es una especie de falsificación monetaria que nos lleva al empobrecimiento. En algunos países de Hispanoamérica y una decena de países africanos, eso se puede observar de manera diáfana. Sus mandatarios imprimen divisa local a la vez que compran oro y dólares. Por eso, en muchos de esos países, especialmente africanos, los criptoactivos son un refugio, un modo de pago y un antídoto a la inflación. Tres en uno. Tienes un vídeo en este canal que habla de ‘para que sirven las criptos’.
Pero si volvemos a ese momento de 1971 cuando se desconecto el patrón oro, veremos que ese gasto tuvo un costo. La deuda federal de EEU se disparó de $ 398 mil millones en 1971 a los 28,8 billones en la actualidad. Has oído bien. De 398.000 millones a 28,8 billones.
Pero como sabemos hoy, ese no fue el único coste. El sistema de dinero fiduciario ha permitido que quienes están en el poder corrompan la moneda para enriquecerse a expensas de otros imponiendo un impuesto muy eficiente: la inflación. Lo más cínico del asunto es que toda esa deuda, la desvinculación del patrón oro, el gasto desmedido y el incremento de precios, se hizo en nombre del altruismo y la ayuda humanitaria. Desde una guerra ‘justificada’ en Vietnam hasta los programas sociales de la ‘Great Society’.
Sí, ya lo sé, se está poniendo interesante y casi no hace falta que te diga mucho más. Pero te lo voy a decir porque aquí viene ahora el siguiente escalón que va a ser muy difícil subir pero que pertenece a una escalera descentralizada, exenta de poder bancario y donde la gente va a ser la clave por primera vez desde que se inventó el dinero.
Veamos. El primer método para intercambiar objetos de valor fue el trueque (es decir, el comercio directo de un producto o servicio por otro, sin la mediación del dinero). Sin embargo, pronto se descubrió que el dinero (que vamos a llamar token y que representa un valor) era extremadamente eficiente para impulsar los intercambios comerciales. A lo largo de los años se han utilizado diferentes materiales físicos para este propósito: piedras, gemas, metales preciosos, etc. Como te he explicado hoy, ya sabes que durante el siglo XIX, el oro se convirtió en un estándar generalizado y ha coexistido con otras formas de dinero, entre las que se incluyen el papel moneda (a partir de 1661) y las tarjetas de crédito (a partir de 1946).
Pero en el momento actual, surge un nuevo desarrollo llamado dinero digital. Y sobre este, otro más complejo y peligroso para los que controlaban la fiesta: las criptomonedas (a partir de 2009). Y por eso te dije que los bancos centrales temen la criptomoneda y se han inventado un sucedáneo que puedan controlar llamada moneda digital o CBDC. El asunto es que una vez que el dinero deja de representar un valor real, como en el caso del papel moneda, que ya no está respaldado por el oro, su valor se vuelve simbólico: depende de la confianza y del valor que las personas y los mercados otorgan ese token.
A medida que los sistemas monetarios se volvieron más complejos los bancos surgieron como agentes de confianza para apoyar y verificar transacciones. Más tarde, las propias monedas llegaron a requerir una gestión más activa y, como resultado, se fundaron los bancos centrales. Y estos empezaron a acuñar moneda, imprimir papel moneda, regular los intercambios y, en algunos casos, tomar medidas frente a las crisis financieras y económicas.
Ahora, el valor del dinero está garantizado solo por decreto del gobierno. Y así nos fue en 2007. Por eso, dicen, por esa atmósfera de desconfianza hacia las instituciones financieras, Satoshi Nakamoto creó el Bitcoin en enero de 2009. Algo concebido inicialmente como una forma de realizar transacciones sin la necesidad de un tercero de confianza. Una moneda que no estaba controlada por bancos o gobiernos. La infraestructura que propuso Nakamoto para este propósito fue el blockchain: un tipo de plataforma digital que registra transacciones de manera descentralizada. Y a partir de ahí, la historia se ha ido escribiendo y, quien sabe, algunos así lo aseguran, de modo de pago, pasará a refugio y de refugio a patrón. Igual está muy lejos, pero quien iba a decirnos que los bancos centrales emitirían monedas digitales o que tras cada icono de tu móvil hay millones de empleos y miles de millones de dinero invertido.
Un mundo sin dinero
Sanciones, limitación de mover activos, expulsión del club SWIFT o congelación las reservas que los rusos tienen en los bancos internacionales. Asistimos a una revolución sin precedentes en cuanto a las órdenes y decisiones en materia financiera global debido al inadmisible ataque de Vladimir Putin a Ucrania. Como la lista de expertos que opinan sobre el conflicto es interminable estos días, en mi caso me aparto. No soy conocedor de lo que allí pasa, el motivo por el que pasa o si la historia demuestra o no, que un territorio es de uno u otro. Cada uno tendrá sus justificaciones. Lo único que sé, es que sea cual sea la motivación, las cosas no se arreglan a bombazos, sino hablando.
Sanciones, limitación de mover activos, expulsión del club SWIFT o congelación las reservas que los rusos tienen en los bancos internacionales. Asistimos a una revolución sin precedentes en cuanto a las órdenes y decisiones en materia financiera global debido al inadmisible ataque de Vladimir Putin a Ucrania. Como la lista de expertos que opinan sobre el conflicto es interminable estos días, en mi caso me aparto. No soy conocedor de lo que allí pasa, el motivo por el que pasa o si la historia demuestra o no, que un territorio es de uno u otro. Cada uno tendrá sus justificaciones. Lo único que sé, es que sea cual sea la motivación, las cosas no se arreglan a bombazos, sino hablando.
Pero lo que estamos viviendo, y por las medidas económicas que se están practicando, me apetece reflexionar sobre la futura aplicación de los capitales, del dinero, del efectivo y de las propias criptomonedas. De hecho, en un momento como el actual hay un debate que no verás en ningún medio, porque no interesa a quienes mantienen a esos medios. Estoy hablando del dilema acerca de si es posible un mundo sin dinero. Por lo menos sin el dinero tal y como lo entendemos ahora.
En uno de los episodios de Star Trek: el Capitán Picard le explica a un visitante del siglo XXI que la economía del siglo XXIV, en el que transcurre esta saga, es bastante diferente. Le dice textualmente que el dinero ya no existe. Algo que replicó Yusaku Maezawa, un multimillonario que recientemente viajó al espacio. Este hombre dijo en una conferencia de prensa que dio desde la Estación Espacial Internacional que ‘algún día, el dinero desaparecerá repentinamente de este mundo y que su cuenta bancaria tendrá valor cero.’
Este magnate dedicado a la moda, agregó que el capitalismo ‘no es sostenible’ y que debería ser reemplazado por una sociedad libre de dinero lo antes posible. Lo curioso es que esta es una visión que prometió explicar en una película que está preparando y que sin duda costará una fortuna producirla. Pero, ¿es esta una idea verdaderamente futurista o es en realidad algo primitivo e impracticable?
Veamos. El capitalismo ha tenido un éxito importante sacando a gran parte de la humanidad de la pobreza, incentivando la creación de tecnologías que mejoran la vida. Pero durante mucho tiempo tuvo sus críticos. Karl Marx imaginó una utopía similar. El comunismo, dijo, finalmente traería un mundo sin dinero. Decía que ‘en la producción socializada se elimina el capital–dinero. La sociedad distribuye la fuerza de trabajo y los medios de producción a las diferentes ramas de la producción. Los productores podrán, en todo caso, recibir vales en papel que les permitan retirar de las provisiones sociales de bienes de consumo una cantidad correspondiente a su tiempo de trabajo. Estos vales no son dinero. No circulan’
Aunque Marx se consideraba a sí mismo un científico social y economista, y aunque sus ideas siguen siendo seguidas ciegamente por muchos, sus planteamientos no se enseñan en los departamentos de ciencias sociales o economía, excepto como complemento. Básicamente porque casi todas sus hipótesis han sido desacreditadas. Hay un trabajo de Richard M.Ebeling que también te enlazaré que lista todo lo que debía ser el marxismo y no ha sido. Ebeling se pregunta ¿quién va a construir coches gratuitos sin incentivos? ¿quién va a ponerte una cerveza sin ningún estímulo comercial? Para los seguidores de eso, es posible que la naturaleza humana cambie misteriosamente algún día.
Ludwig von Mises, un crítico de la escuela austríaca, se preguntaba que ‘si se va a construir una central energética, hay que saber si es o no la forma más económica de producir la energía necesaria. ¿Cómo puede saberse esto si no se pueden calcular los costos y la producción?’. Podemos admitir que en su período inicial un régimen socialista podría confiar hasta cierto punto en la experiencia de la era precedente del capitalismo. Pero, ¿qué se debe hacer más adelante, a medida que las condiciones cambian? ¿De qué servirían los precios de 1900 para el director en 1949? ¿Y qué utilidad puede sacar el director de 1980 del conocimiento de los precios de 1949? Igual el mercado resulta ser una clave imprescindible.
Por eso el dinero en sí, parece difícil que desaparezca por mucho que los guionistas de Star Trek lo insinuaran. Sin precios, las personas no tienen medios identificables y cuantificables para comparar y contrastar opciones sobre cómo gastar el tiempo y el capital, lo cual es vital para determinar la mejor manera de utilizar los recursos. Pero déjame ir más allá. Una sociedad sin dinero no solo es poco práctica, sino también profundamente inmoral . Marx a menudo se quejaba de que los capitalistas codiciosos alienaban a los trabajadores de su trabajo. El enfoque en la eficiencia, dijo, reducía al trabajador a una mera extensión de las máquinas de una fábrica, convirtiéndolo en una herramienta bruta de explotación capitalista.
Pero resultaba que los trabajadores elegían trabajos industriales porque se pagaban mejor que los agrícolas. Lejos de alienar a los trabajadores de su trabajo, el capitalista de turno dispuso nuevos modos de producción que aumentaron enormemente el valor de ese trabajo, no solo para él, sino también para los trabajadores. Seguro que hubo casos en los que no, pero en general, ganaban todos. En el transcurso de la Revolución Industrial y los 2 siglos siguientes, esos retornos crecieron enormemente y redujeron el porcentaje de personas que viven en la pobreza extrema. Se pasó de más del 80 por ciento a menos del 20 en el mundo occidental.
Hay muchos nuevos pensadores que opinan que el dinero es una especie de virus que se debe eliminar. Que nos convierte a todos en una especie de monstruos avaros e insolidarios. Sin embargo, es posible que, el concepto dinero, en realidad, nos aleja de eso. Por ejemplo, el dinero almacena el valor del esfuerzo de cada uno de nosotros. Es posible gracias a la protección legal de los derechos de propiedad por ejemplo. Defender el uso indiscriminado de un patrimonio sin que el propietario pueda hacer nada cuando le entran unos okupas, es todo lo contrario a lo que se espera. Ese es otro tema, pero tiene mucho que ver en la concepción ideológica de tomo lo que quiero, independientemente de si lo merezco o no, sólo porque un ‘capitalista’ es mi enemigo y no merece acumular bienes. Aseguran que no es justo.
Lo curioso, y no es una tontería, es que en Star Trek la economía está centralizada bajo el control de la Federación, que posee los medios de producción y gestiona la fabricación de los bienes y servicios que necesitan los distintos miembros de la sociedad. Para ello la tecnología es la clave. El replicador, un dispositivo al que todo el mundo puede acceder, crea comida, bebida y objetos mediante reorganización atómica. ¿Para qué trabajar si podemos crear lo que deseemos? A partir de ahí, el ser humano se dedica a aprender, educarse, amar, al arte, etc. Por eso, sin tecnología, todo eso es imposible.
Pero, tal vez, mientras llegamos, o no, a ese mundo distópico o lo que sea, lo que nos interesa más es que pasa con el efectivo y las monedas digitales. Antes de llegar a un mundo sin dinero, se debería saber que pasa con el efectivo actualmente. Resulta que el efectivo es anónimo, es estable y se acepta prácticamente en todas partes. Y a pesar del aumento de los pagos móviles y la ubicuidad de las tarjetas de crédito, todavía lo mueve todo a nuestro alrededor; hay más efectivo en circulación que nunca. Recordemos que el mayor nivel de control y seguimiento de lo que hacemos, es a partir de las transacciones electrónicas, de nuestro rastro, nuestra huella digital. El efectivo es una paradoja asombrosa. Está perdiendo popularidad al mismo tiempo que es más popular que nunca. La gente paga las cosas con mucha menos frecuencia en efectivo según la propia Reserva Federal de EEUU.
Una anécdota. Hace unos meses, me pasó algo en el metro de Londres. Era la primera vez que viajaba allí desde la pandemia. Tan pronto como me senté, un músico se subió y comenzó a tocar. Lo hacía bien. Entonces, cuando comenzó a cobrar propinas, le dije que no tenía ninguna moneda. El músico me dijo que no aceptaba efectivo. Que le pagara con una aplicación similar a nuestro Bizum, todo lo que tenía que hacer era escanear un código QR en su teléfono con mi teléfono y podía donar una propina usando la aplicación de pagos digitales. Igual estás pensando ¿Hasta qué punto las criptomonedas se convertirán en un sustituto del efectivo?
Os recomiendo el Digital Gold de Nathaniel Popper. Analiza los primeros días del bitcoin. Se concibió para pagos entre pares sin permiso de nadie, ni intermediación de nadie, tal como lo haríamos con el efectivo. No tenemos que pasar por un banco ni nada por el estilo. Pero la gente realmente no lo usa para eso. Pocas empresas, aunque cada vez más importantes, permiten el pago en criptos: por ejemplo Microsoft, Tesla, Amazon o Starbucks. Sin embargo, la acumulación de este activo con posibilidades de ser utilizado como modo de pago, de transacción, hace pensar que el día que explote, será exponencial su uso y aquí va a cambiar todo de una vez por todas.
Por ejemplo. Europa es la economía de criptomonedas más grande del mundo. El continente generó más de 870.000 millones de euros en criptomonedas durante todo el año pasado. Por orden, Reino Unido, Francia, Alemania, los Países Bajos y España, son las cinco economías que más dinero generan y mueven con este tipo de activo digital. A pesar de que a día de hoy las criptomonedas se ven como un activo de inversión más en el mercado, su paso a una moneda de pago avanza. De ahí la atención que empiezan a otorgarle los bancos centrales y el resto de autoridades monetarias. De hecho, el camino hacia las monedas digitales como un medio real de pago probablemente no vendrá de la mano de una iniciativa privada, sino de los emisores de las actuales monedas de curso legal, los bancos centrales. Y ahí está el problema. Su problema.
Se calcula que aproximadamente un 80% de los bancos centrales del mundo está trabajando ya en su propia moneda digital. Las CBDC, siglas que responden en inglés al nombre de monedas digitales, serán sin embargo más una expresión electrónica del dinero FIAT que una criptomoneda, aunque sí podrían basarse en tecnologías como el blockchain. Te recuerdo que el dinero “Fiat” (del latín «fiat», que significa «hágase» o «que así sea», tiene ese nombre porque existe por decreto, por orden de la autoridad que gobierna. El dinero FIAT es el único que existe en el mundo desde que en 1971 Estados Unidos rompió el patrón oro .
Pero lo que pasa es que la banca tiembla ante una posible fuga de depósitos. Entre los bancos centrales que ya trabajan en esta necesidad se encuentra el Banco Central Europeo (BCE), que incluso ha puesto una fecha tan cercana como 2026 para su proyecto. El negocio de las criptomonedas está viviendo su etapa de mayor expansión. Es por eso que, desde Bruselas, la Unión Europea y el Banco Central Europeo (BCE) han decidido seguir adelante con el proyecto piloto que exploraba los beneficios y riesgos de introducir un euro digital, la versión en criptomoneda de la divisa comunitaria.
Y saben que ese tipo de monedas presenta riesgos para el sistema, especialmente para el sector financiero, que teme una fuga de depósitos si sus clientes pueden tener un ‘monedero virtual’ en el propio BCE sin necesitar entidades tradicionales. Algunos analistas del Deutsche Bank aseguran que Si los ahorradores cambiaran cada vez más depósitos bancarios a euros digitales, “se desencadenaría una escasez de liquidez en el sector bancario que el BCE podría contrarrestar comprando activos bancarios, como valores o préstamos, o aumentando los préstamos a los bancos mediante operaciones de refinanciación”
Para intentar evitar este riesgo, el propio BCE ha asegurado que trabaja con varias ideas, entre ellas limitar a una cifra fija el cash digital que permitiría a los particulares. Según sus planes, el banco central podría limitar sus monedas digitales a 3.000 euros y a tipo de interés cero para evitar fugas de depósitos de la banca. Pero calculan que con 340 millones de ciudadanos de la eurozona, esto supondría que un billón de euros pasaría de los bancos al BCE. Es evidente que eso impactaría esencialmente en una fuente de financiación que los bancos dan por segura (y que es muy barata): las cuentas corrientes.
Un solo billón de euros en euros digitales ‘sacudiría los cimientos de los bancos, los riesgos de refinanciación probablemente reducirían las coberturas de los bancos en 1,6 billones de euros y aumentarían las necesidades de liquidez en más de 0,3 billones de euros’. Cuando digo que los bancos son las nuevas discográficas me refiero a esto. Resulta que muchos consideraron que le fin de la banca tradicional vendría por los neobanks (Revolut, N26,…) o por los iBanks (Apple, Amazon, Google,…) o, incluso por entidades híbridas, pero no, los bancos de dentro de 10 años no se parecerán en nada a los actuales. Se llamarán igual, es posible, pero no serán los de hoy.
Lo dicho, no estamos solo ante una guerra, ni tan siquiera ante una nueva manera de ver el mundo, los bloques o la desglobalización. Estamos ante un modelo de gestión de las divisas, del dinero, que, ante la intervención global de los fondos, activos y empresas rusas, se muestra incontestable, debilitado y en manos de decisiones unilaterales. Justas, seguro, pero estas decisiones lo cambian todo. El debate sobre el dinero, el capital, su sentido, su valor, las criptomonedas, las monedas digitales y el papel de la banca en todo esto, es el que se abrirá en breve.
De momento, toca seguir las historias dramáticas de los pobres ucranianos huyendo del horror. Pronto, cuando la ventana se abra de nuevo, aparecerá la crisis económica con toda su virulencia y, entonces, podría ser el momento de debatir sobre estos temas. Quienes defiendan un mundo sin dinero, sin propiedades o lo que sea, no van a faltar.
El debate económico se olvida peligrosamente de lo relevante.
Ayer, como cada semana participé en el programa ‘Liarla Pardo’ en La Sexta. Es un programa divertido, a tiempo real, frenético, que aborda muchos temas en apenas dos horas y que, como pasa en la televisión, el tiempo es oro y un minuto sabe a una hora. La verdad es que es un lujo ser parte de todo ello a la vez que, también, sirve para darme cuenta de cómo se generan los criterios informativos de actualidad. Al igual que prácticamente todas las cadenas, radios y diarios escritos en digital o en papel, el tema económico de estos días fue ‘las consecuencias del decreto sobre el impuesto a los Actos Jurídicos Documentados que el gobierno de Pedro Sánchez aprobó en el pasado Consejo de Ministros y que empezará a aplicarse hoy mismo desdiciendo al Tribunal Supremo. Que se trate esto es normal. Sin embargo, a veces tengo la sensación de que lo relevante, lo que de verdad va a modificarlo todo en breve, no aparece y, en consecuencia por falta de desinformación, no se le puede exigir a nuestros gobernantes que lo tengan en cuenta.
Ayer, como cada semana participé en el programa ‘Liarla Pardo’ en La Sexta. Es un programa divertido, a tiempo real, frenético, que aborda muchos temas en apenas dos horas y que, como pasa en la televisión, el tiempo es oro y un minuto sabe a una hora. La verdad es que es un lujo ser parte de todo ello a la vez que, también, sirve para darme cuenta de cómo se generan los criterios informativos de actualidad. Al igual que prácticamente todas las cadenas, radios y diarios escritos en digital o en papel, el tema económico de estos días fue ‘las consecuencias del decreto sobre el impuesto a los Actos Jurídicos Documentados que el gobierno de Pedro Sánchez aprobó en el pasado Consejo de Ministros y que empezará a aplicarse hoy mismo desdiciendo al Tribunal Supremo. Que se trate esto es normal. Sin embargo, a veces tengo la sensación de que lo relevante, lo que de verdad va a modificarlo todo en breve, no aparece y, en consecuencia por falta de desinformación, no se le puede exigir a nuestros gobernantes que lo tengan en cuenta.
En todas partes se habla siempre de lo inmediato. Se abusa de la táctica y se deja de lado la estrategia. Vivimos con la sensación de que la inercia nos lleva a algún lugar llamado futuro y, en realidad, es más que probable que ese futuro sea un barrizal. Lo va a ser sino se aplican medidas que vayan preparando una nueva estructura de crecimiento económico y un espíritu crítico sobre lo que vamos construyendo. El problema radica en que asegurar ese futuro requiere de medidas complejas, de esfuerzos comunes y de decir las cosas muy claras. Un futuro sin empleo o un futuro con un empleo distinto se avecina a paso firme. Un futuro con un modelo social, cultural y económico muy distinto que requiere de un presente político también muy diferente.
Un gobierno no debe intervenir en todo. Desde mi punto de vista debe liderar, marcar un modelo a seguir, estimular los cambios favorables y resistirse a los que vienen en sentido negativo. Para ello, no obstante, habrá que entender que tipo de escenario realmente es el que está ahora mismo conformándose. Para ello, también, la oposición u otros deberían estar al día del mundo que se está forjando en todas partes. Para ello los medios deberían de abandonar el titular fácil sobre robots que no existen y empezar a tratar los temas de lo que realmente lo modificará absolutamente todo en menos de una década.
Sus señorías, en diversos países de Europa, se enorgullecen en sus teatrillos tecnológicos. El ridículo, habitualmente, es monumental cuando un político habla de aspectos tecnológicos, de transformación digital o de la repetida Industria 4.0. Es de vergüenza ajena escucharlos, incluso a los que aseguran saber de lo que hablan. Hay ejemplos por todas partes pero en algunos lugares son de aurora boreal. Lo grave no es sólo que no tengan remota idea de lo que se avecina, que lo que saben proviene de lo que les suena, del derivado murmullo de algún colaborador ducho en el uso de twitter o que, por afición tecno-snob, le mola mucho Fornite. Lo realmente dramático es que nos vamos a dar un hostión de dimensiones bíblicas como esto no pase del discurso al efecto.
El presidente Sánchez afirmó en el Summit de Madrid que quiere convertir nuestro país en un ‘país startup’. Es el mismo que considera mantener y reforzar el ‘Exit-Tax’, un impuesto que castiga al modo natural de fundación y crecimiento de este tipo de empresas de corte tecnológico.
El mismo Sánchez afirma, tras entrevistarse con el CEO de Apple, que ambos (sic) discutieron sobre el futuro tecnológico y los retos que lo digital supone para todos. Se olvidó de comentarle que desde ya mismo Apple y todos esos actores del futuro tecnológico iban a tener que pagar un impuesto nuevo vinculado a que son ‘grandes empresas tecnológicas’ y poco más.
Las ministras de Sánchez afirman una y otra vez que los presupuestos generales para 2019 son un ejemplo del futuro que nos espera. Lo dicen sabiendo que ‘la escasa inversión tecnológica y en enseñanza’ es imperativo a cambio de incrementar de manera considerable el gasto corriente. No me voy a extender, ya habrá tiempo. Siempre hay tiempo.
Hace casi 12 años, cuando nadie o muy pocos explicábamos algo sobre la que se nos venía encima, se nos tachaba de ‘catastrofistas’ o ‘antipatriotas’. Ahora se nos dice que somos muy pesados con eso de que viene un mundo tecnológico que no se va ajustar por arte de magia. Se nos dice que ‘el público quiere saber como le afecta la economía en su día a día’. Estoy seguro que eso es cierto, pero, al igual que hace algo más de una década, si se hubiera explicado mejor lo que estaba pasando y lo que iba a pasar, el sufrimiento hubiera sido menor, ahora tal vez, si se hablara más de las necesidades económicas del futuro inmediato el batacazo sería más leve.
Hay una resistencia social a discutir sobre ese futuro económico que no estamos preparando. Es mucho más interesante vivir en la misma inopia que ya vivimos hace unos años. Cuando los casi 300.000 pedidos de robots industriales destinados a servicios se empiecen a entregar a sus compradores en los próximos dos años, veremos como reacciona esa sociedad que ahora se indigna por un impuesto notarial. Esos que se manifiestan junto a los dirigentes políticos que menos hablan de este futuro económico inexistente en su paisaje electoral.
Pero hay otra derivada que me tiene, otra vez, acojonado. Esa apatía de los medios de comunicación. Preocupante por lo que no dicen, pero terrorífico por lo que sí dicen. Cerrar un informativo con un ‘render’ de un presentador de televisión que simula dar las noticias mimetizando a otro real es de risa, por no decir de llanto. La noticia la han titulado todos los medios como ‘el presentador del futuro’ y lo han descrito como una especie de ‘holograma con inteligencia artificial’. ¡Como lo oyes!
España puede aprovechar la enorme capacidad que tiene para liderar esa nueva era industrial y digital y consolidarse a medio plazo como una región próspera. Un entorno económico capaz de favorecer la renta mínima universal, las jubilaciones garantizadas y la automatización de los servicios públicos no se crea solo, se debe establecer los mecanismos que lo permitan. En lugar de ver como lograrlo, se mantienen debates de siglos anteriores, embarrados en la disputa estéril del debate de siempre. Es agotador. Mientras otros países trabajan en la respuesta social, económica y política que necesita ese futuro, donde la educación y las leyes sean adecuadas a ese cambio, aquí seguimos mirando de lejos el concepto de la Cuarta Revolución Industrial.
Si cuando en España se ataban los perros con longanizas hubiéramos invertido todo aquel capital en digitalizar la economía nuestro PIB rozaría el de Canadá. Seríamos tan ricos como Canadá. A cambio nos pusimos a construir, a replicar modelos cíclicos y a asentar la mayor crisis que hemos vivido muchos de los que estamos vivos hoy en día. Quienes tenían la oportunidad de haberlo evitado no se atrevieron, mantuvieron los modelos y se alejaron de las opciones para conquistar el futuro. Ahora, guardando las diferencias, vivimos algo parecido. El futuro allí a lo lejos, nosotros aquí haciendo lo mismo de siempre.
‘Amazon Bank’ y la que se le viene encima a los bancos.
Ayer se publicaba que Amazon está trabajando junto a uno de los principales bancos norteamericanos, el JPMorgan Chase & Co. con el fin de poner en marcha un producto similar a una cuenta de cheques, algo muy habitual en Estados Unidos. El asunto está en fase muy inicial pero ya se interpreta por donde van los tiros. Amazon se metería aun más en la vida de sus ‘clientes/usuarios’ ya sea cuando entran en su macrotienda online, cuando compran los comestibles en Whole Foods, lean cualquier libro en sus Kindles, miren un video en Prime Amazon Video o, incluso, chateen con Alexa. Todas esas actividades que implican a Amazon de manera intensa se asociarían a un producto similar a una cuenta bancaria con marca, que bien podría llamarse Amazon Bank, y que ayudaría a reducir las tarifas de cualquiera de esas acciones. A cambio, Amazon seguiría en su recolección de datos masiva sobre conductas, gustos y hábitos de sus clientes, convirtiéndose en una especie de Amazon Big Brother.
Ayer se publicaba que Amazon está trabajando junto a uno de los principales bancos norteamericanos, el JPMorgan Chase & Co. con el fin de poner en marcha un producto similar a una cuenta de cheques, algo muy habitual en Estados Unidos. El asunto está en fase muy inicial pero ya se interpreta por donde van los tiros. Amazon se metería aun más en la vida de sus ‘clientes/usuarios’ ya sea cuando entran en su macrotienda online, cuando compran los comestibles en Whole Foods, lean cualquier libro en sus Kindles, miren un video en Prime Amazon Video o, incluso, chateen con Alexa. Todas esas actividades que implican a Amazon de manera intensa se asociarían a un producto similar a una cuenta bancaria con marca, que bien podría llamarse Amazon Bank, y que ayudaría a reducir las tarifas de cualquiera de esas acciones. A cambio, Amazon seguiría en su recolección de datos masiva sobre conductas, gustos y hábitos de sus clientes, convirtiéndose en una especie de Amazon Big Brother.
Con millones de clientes, trillones de datos, acceso a capital barato y un margen de maniobra aparentemente ilimitado de sus inversores para establecerse en nuevos negocios, Amazon es un competidor temible para todos. Sería el tercer banco del mundo. Amazon quiere ser el proveedor de todo y para ello necesita saltarse algunas barreras del viejo mundo. El que funcionaba con bancos ‘normales’ por cierto. El valor de Amazon hoy roza el 65% del PIB de España. Eclipsa el valor combinado de JPMorgan y Bank of America Corp, los dos mayores bancos de los EE.UU. Esa tendencia de crecimiento no parece detenerse. El monstruo creado por Jeff Bezos está construyendo un servicio de entrega que un día podría competir con cualquiera, apunta al mercado de suministros hospitalarios. Hay quien defiende que la seguridad social del futuro dependerá de la evolución de este tipo de empresas.
Si en el sector farmacéutico, la entrada de Amazon ha sido catastrófica en la cotización de las empresas afectadas, en la banca, sin embargo, parece que se lo está tomando con menos miedo y considera que Amazon está llegando más como un socio que como un disruptor. Que se confíen. Lo que sabemos de momento, como pasa con el Fintech o con las criptomonedas, es que las regulaciones y barreras perfectamente construidas por ‘el sistema’ durante décadas no facilita este tipo de alegrías por muy grande que sea la empresa que lo establece. Cualquier movimiento de Amazon para crear su brazo bancario lo sometería a las reglas del capital y a otras regulaciones que probablemente limitarían su expansión agresiva y rápida al estilo Silicon Valley. Y es probable que haya una fuerte oposición. Recordemos el esfuerzo de Walmart Inc. hace más de una década para obtener un tipo de licencia bancaria se marchitó después de las críticas intensas de una gama de compañías y legisladores.
Pero en esta ocasión hay dos cuñados a los que les interesa la operación. Para JPMorgan o Capital One, liderar este proyecto con Amazon sería una oportunidad de mantener cerca a un posible competidor extremadamente peligroso en el futuro y fortalecer los lazos con una compañía que es popular entre los millennial, cuyos hábitos financieros están cambiando rápidamente. Una encuesta reciente de 1,000 clientes de Amazon realizada por LendEDU, un mercado de préstamos estudiantiles en línea, el 38% dijo que confiaría en Amazon para manejar sus finanzas de la misma manera que lo haría con un banco tradicional. Y no solo eso, es que la mayoría preferirían que ese hipotético banco funcionara con criptomonedas. ¡Ahí queda eso!
El objetivo es convertir a sus compradores en titulares de cuentas bancarias. Es muy simple. El círculo se cierra. Después llegará el uso de Amazon Pay y la ulterior imitación de otras grandes tecnológicas. Los Apple Bank, Google Bank, Facebook Bank, SpaceX Bank o, como vemos Amazon Bank, es la verdadera amenaza al sector bancario. Ni criptomonedas, ni Fintech, eso ya lo llevarán implícito estos bancos 4.0. Resulta que la disrupción del sector bancario no venía por las apps Fintech, por la eliminación de intermediarios en sistemas de gestión gracias a una startup cualquiera, ni tenía que ver sólo con los bitcoins u otros, no, parece ser que los bancos de la próxima década van a ser genéticamente una cosa muy distinta. Esto no iba de cambiar el logo, ni de fusiones o rescates, ni va a ir de modificar la decoración de las sucursales, ni de poner en marcha programas de afiliación ‘cool’, a los bancos les va a tocar repensar de manera eficiente y rápida, el papel de la banca comercializada. Luego vendrán la de inversión, la privada y sus derivados. La verdadera disrupción de la banca no ha hecho más que empezar. Lo que ha pasado hasta ahora es más bien el aperitivo.
Este producto será un nuevo modo en la extensa forma que tiene Amazon de abordar todos los aspectos de la vida de las personas. Y lleva tiempo en esto. Amazon ya realizó incursiones en el ámbito financiero hace más de 20 años cuando era solo una librería. Amazon Pay permite a los consumidores pagar productos en sitios de terceros sin tener que volver a cargar la información de su tarjeta de crédito. Además, Amazon ha realizado préstamos por más de tres billones de dólares a pequeñas empresas que venden en su plataforma desde 2011. Ahora, incluso, ofrece una tarjeta de débito llamada Amazon Cash, que permite a los consumidores agregar efectivo a una billetera de Amazon y comprar artículos en la red sin una tarjeta de crédito concreta. Hace unos meses, Amazon miró que tal se le daba eso de los depósitos con Prime Reload. Un método de pago bonificado que permitió a Amazon pagarle menos comisiones a las, hasta ahora, intocables Visa y Mastercard.
Amazon no es el primer minorista que juega en los servicios financieros. Ha habido otros, pero nunca la tecnología y el modelo de comportamiento de la generación que lidera el peso de consumo, había estado tan receptiva a que esto suceda. Es importante no quedarse con la superficie del tema. No es una tarjeta de fidelización de lo que hablamos, ni de modelos de relación parecidos a experiencias anteriores. No. Hablamos de un nuevo modelo de relación y sentido entre el consumidor, el vendedor y los servicios bancarios donde entran en juego no solo los valores tradicionales de relación directa sino también otros que no son tan evidentes y que generarán estructuras vinculadas distintas. No verlo y asegurar que ‘los bancos siempre existirán’ sin incorporar una comparación irrenunciable a lo que les pasó a las discográficas será un error que pagarán muy caro. El problema, como siempre, es quien lo va a pagar.
Los bancos, la venta predictiva, la Inteligencia Artificial y el Big Data. El ejemplo del Ulster Bank.
Ayer supimos que el principal banco español, el Santander, planea un ajuste de más de dos millares de trabajadores. Es la enésima dieta que se le aplica a la plantilla. Es cierto que con más de dos cientos mil empleados, lo que el Santander está haciendo es estructurar su enorme organización de manera ordenada y no traumática. Sin embargo, no es más que una tendencia que se acentuará en esta y el resto de entidades de toda Europa. Le pongan la excusa que le pongan, el problema tiene un estímulo desde hace ya media década. Se llama Fintech.
Ayer supimos que el principal banco español, el Santander, planea un ajuste de más de dos millares de trabajadores. Es la enésima dieta que se le aplica a la plantilla. Es cierto que con más de dos cientos mil empleados, lo que el Santander está haciendo es estructurar su enorme organización de manera ordenada y no traumática. Sin embargo, no es más que una tendencia que se acentuará en esta y el resto de entidades de toda Europa. Le pongan la excusa que le pongan, el problema tiene un estímulo desde hace ya media década. Se llama Fintech.
El término FinTech es perturbador para los sistemas financieros existentes y establecidos. Hablamos de que para financiar un proyecto, miles de personas acceden al ‘crowdfunding’ o a los préstamos ‘peer-to-peer’, para gestionar transacciones utilizan el móvil o para intercambiar divisas lo mismo. El FinTech lo hace todo, todo lo que desde un banco u otros gestores financieros ya hacían, y lo hacen más barato, más fácil y más rápido. No obstante la banca ya no se lo mira atónita. Algunas han empezado a tomar medidas. Unos con aceleradoras de startups, otras desarrollando conjuntamente con empresas soluciones digitales e, incluso, las menos, abrazando toda la dimensión tecnológica para transformar totalmente la entidad.
En la tercera opción me gustaría destacar uno de los bancos con los que tengo relación, el Ulster Bank irlandés. Esta entidad ha estado preparando todo un modelo de transformación en la gestión de datos y el uso de la Inteligencia Artificial que les permite conocer con antelación cuándo un cliente va a realizar una transferencia, amortizar anticipadamente parte de su hipoteca, qué tipología de aseguradora va a demandar o qué tipo de crédito necesitará en un futuro inmediato.
El conocimiento predictivo va a permitir al Ulster mejorar las relaciones con sus usuarios, optimizar su eficiencia comercial y aumentar los ingresos por las ventas. El Ulster Bank ha desarrollado una plataforma inédita en el sector que combina la Inteligencia Artificial y el Big Data con la que genera conversaciones con los casi dos millones de clientes que tiene actualmente. El objetivo es colocar al cliente en el centro de la cadena de valor, conocerlo mejor y generar productos predictivos que se ajusten a un ratio de éxito muy superior al actual.
La plataforma integra y analiza todos los datos e información resultantes de la relación entre los clientes y el banco por digitalmente, por teléfono o analógicamente. Aunque las entidades irlandesas están tremendamente automatizadas, existe un modelo de relación personal muy alto para algunos temas. Con esta captación de datos se busca extraer patrones de conducta. La idea central es que la tarea comercial se genere desde un punto de vista analítico y automatizado con un rango de éxito muy superior al actual. Las primeras pruebas así lo demuestran.
Cuando hoy en día un banco se acerca a un consultor, lo primero que le dice no es que ha perdido facturación. Eso no ha pasado. El asunto es que ha caído la rentabilidad debido a diversos aspectos estructurales y monetarios. Los bajos tipos de interés, el coste tecnológico, el personal no digitalizado y el tamaño estructural suelen ser los motivos. De ahí que no sea un problema de facturación, sino de eficiencia y eficacia. Ahí la Inteligencia Artificial y el Big Data se mueven muy bien. El tiempo medio necesario para el despliegue de una plataforma de este tipo puede llegar a tardar un año. La implementación en el Ulster Bank se produjo en seis meses.
En tiempos en que según el estudio “EY Fintech Adoption Index 2017”, el 37% de los usuarios de Internet en España, utiliza servicios Fintech para gestionar sus finanzas como plataformas de pagos y transferencias, bancos sin oficinas, aplicaciones móviles, seguros on-line, plataformas de crowdlending, los bancos tienen que, no sólo implementar este tipo de soluciones, sino lo que tienen que hacer realmente es aprovechar la tecnología que se les puede asociar. No es lo mismo tener un banca móvil digital de gran calidad y usabilidad a tener un banco virtual accesible desde cualquier dispositivo que a través de un chatbot estudia conductas de cada usuario/cliente. No es lo mismo.
Según ese estudio, atentos, los servicios más usados por los encuestados agrupados por categorías son las plataformas de pagos y transferencias, utilizadas por el 50%, empresas relacionadas con los seguros (Insurtech), por el 24%, inversión mediante crowdlending o servicios online de asesoramiento y gestión financiera, el 20%, solicitud de préstamos en plataformas de crowdlending o en empresas de créditos rápidos, 10%; servicios y aplicaciones móviles de control y planificación financiera, 10%.
Un estudio similar en 2015 aseguraba que uno de cada siete consumidores digitalmente activos eran usuarios de Fintech, mientras que en 2017 son uno de cada tres. Las intenciones futuras de los usuarios se espera que aumenten en un promedio del 52% en dos años. En el caso de los servicios de préstamos online se estima que su utilización pueda doblarse.
Los consumidores se sienten atraídos por los servicios Fintech ‘porque sus propuestas son más simples, más prácticas, más transparentes y más fácilmente personalizadas’. En esa dirección deberían disparar los bancos, a la simplicidad, la usabilidad, la transparencia y la personalización. A partir de esa primera estructura deberá de generarse un espacio de lectura de datos masivos e interpretación por Inteligencia Artificial y, finalmente, la banca empezará a entender que significará la disrupción más grande a la que se han enfrentado desde su creación: la desintermediación del dinero, el Blockchain. Proximamente…
En diez años, los bancos no serán bancos.
El sector financiero tiene varios frentes abiertos. Las Fintech, las cláusulas suelo, los recortes de plantilla, el cierre de oficinas y la necesaria transformación del propio modelo de negocio que representan. Una guerra con múltiples batallas. Contiendas a las que en breve se sumaran otras que podrían convertir su futuro en una tormenta bíblica. Apple, Amazon, Google y Facebook podrían estar trabajando en algo similar a lo que ahora entendemos por ‘banco’.
El sector financiero tiene varios frentes abiertos. Las Fintech, las cláusulas suelo, los recortes de plantilla, el cierre de oficinas y la necesaria transformación del propio modelo de negocio que representan. Una guerra con múltiples batallas. Contiendas a las que en breve se sumaran otras que podrían convertir su futuro en una tormenta bíblica. Apple, Amazon, Google y Facebook podrían estar trabajando en algo similar a lo que ahora entendemos por ‘banco’.
Lo complicado para el sector bancario español, tradicional y Fintech, es que, según un reciente informe de Accenture, tres de cada diez españoles estarían dispuestos a abrirse una cuenta en esas empresas de corte tecnológico y global. Un porcentaje que alcanza a casi la mitad en la franja de edad más baja. La tendencia, además, no hace más que crecer.
Históricamente, la banca ha sido una de las industrias más reticentes en adoptar la transformación digital. No hablo de aplicaciones con modelos de consulta, sino de integrarla en el modelo de relación con sus clientes. Uno de los ejemplos que permite identificar de qué hablo sería el uso de la inteligencia artificial en el punto de contacto con el cliente. ¿Cuántos bancos españoles tienen un chatbot trabajando para ellos? En Facebook Messenger hay más de 11.000 chatbots activos que ocupan espacios industriales de todo tipo, incluidos los financieros por supuesto. Sirven para conocer mejor al cliente alimentando los buzones del propio chat con interacciones de pura Inteligencia Artificial. Esto permite entender mejor a sus clientes.
Parece algo banal o derivado de una novela de ciencia ficción, pero no lo es. Hablo de procesar de manera natural el lenguaje, interpretar lo relevante y mejorar la precisión de la respuesta. Algo que no depende de Facebook, ni del cliente. Es tarea de todo el banco. Debe ocuparse él. El problema actual es que la mayoría de los bancos que conocemos piensan que un chatbot es algo impersonal, arriesgado y que no pertenece a las prioridades de gestión de la entidad. Gravísimo error. La tecnología y su asimilación los salvará. La transformación de todos ellos en algo que todavía desconocemos surgirá del uso inteligente de sistemas expertos y de datos masivos. En España el proyecto más avanzado en este sentido lo encabeza Caixabanc.
El banco del futuro no sabe cómo será. Nadie lo sabe, pero para que suceda adecuadamente deberá comprometer a todos sus empleados para que, por ejemplo, ese chatbot sea eficiente. También será necesario, no obstante, que sea algo cierto, estratégico y desplegado con entusiasmo. Se deben focalizar en la conquista de un espacio comercial y sociológico que se les está escapando poco a poco. Lo vean o no lo vean. Quienes lo estén sintiendo, estudiando y preparando, podrán sobrevivir. El resto no lo hará. Además, será rápido. De poco servirán los resultados trimestrales en miles de millones. Cuando empiece el desmontaje solo tendrán planos para construir de nuevo el rompecabezas quienes hayan hecho los deberes y se hayan equivocado suficientes veces.
Hay algunos ejemplos de cómo se afronta el futuro en este sector. MasterCard tiene un robot capaz de manejar varios problemas y consultas de clientes a través de un algoritmo de procesamiento conversacional. El algoritmo supervisa los hábitos de consumo de un cliente, responde a sus preguntas sobre las finanzas personales e identifica modelos de negocio inminentes. El resultado final es una mejora del cuadro de mando de la propia empresa.
Bank of America es otra empresa que utiliza un chatbot inteligente. Se llama ‘Erica’ y iene como objetivo ayudar a los clientes a tomar decisiones financieras. Recibe información personalizada sobre las categorías de gastos de los clientes y dispensa consejos sobre cómo solucionar problemas de deuda. Un enfoque que explora la posibilidad de crear una experiencia para los consumidores que ningún ser humano podría lograr a partir de una ingente cantidad de datos que percibe sobre ellos.
Un mundo en constante experimentación solicita el relevo. Un escenario en clave de guerra comercial. Un horizonte tormentoso para quienes no han entendido realmente lo que significa que los bancos son las nuevas discográficas. Mientras tanto los millenials siguen contratando cada vez menos hipotecas, solicitando créditos en otras plataformas, evitando comisiones desde una aplicación financiera y abrazando la economía circular que premia el uso antes que la propiedad. De eso va todo esto, de un cambio real de conducta, valores y experiencias. De ellos depende iniciar la transformación hacia lo que, para sobrevivir, deberán ser. En menos de diez años los bancos no serán bancos.
Grecia es la anécdota de una Europa estancada
Podemos darle mil vueltas al asunto griego. Vueltas y vueltas. Podemos poner encima de la mesa consideraciones políticas, de orgullo patrio o de imposición germánica. Podemos darle al ventilador. Podemos, incluso, creernos todo lo que nos cuentan. Podemos.
Podemos darle mil vueltas al asunto griego. Vueltas y vueltas. Podemos poner encima de la mesa consideraciones políticas, de orgullo patrio o de imposición germánica. Podemos darle al ventilador. Podemos, incluso, creernos todo lo que nos cuentan. Podemos. El asunto no obstante tiene una arista más técnica. Grecia debe mucho dinero. Debe pagar plazos y ya se ha saltado alguno de ellos. El BCE ya le ha dicho que eso está mal. Y lo está no tanto por lo que significa dejar de pagar una cuota sino por lo que se esperaba obtener de todo ello. Es más feo hablar de intereses que de cuotas.
Grecia necesita aportar unos mil millones de euros sólo en términos de intereses sobre el dinero prestado. Son la amortización e intereses que se hacen pagaderos el 18, 19 y 20 de este mismo mes. Son los bonos en tenencia del propio banco europeo. Ese es el punto de inflexión y del que poco se habla.
Una vez que Grecia no pague, que no pagará, como ya hizo con los 1600 que vencieron de cuota, todos van a mirar al resto de acreedores para saber si se mantienen las vías de urgencia. No está claro que tras el Referendum el grifo se cierre, pero puede ser. Si los griegos votan ajustarse un agujero más el cinturón el conflicto entre la política y la realidad se encarecerá para los ciudadanos de ese país y el riesgo de tener parte del tercer mundo a una hora y media de avión y en plena Europa será muy probable.
Un tercer mundo revestido de ‘rescate’ pero tercer mundo al fin y al cabo. Una economía basada en nada, un plan de crecimiento imposible de ejercer y una sociedad que considera que ya ha pagado suficiente sus pecados y no piensa redimirse de ninguno de ellos. La corrupción socializada es parte del problema pero se acusa a quienes la ampararon como responsables de su distribución. Ahora nadie quiere asumir sus culpas.
Si el pueblo heleno dice no al plan europeo el asunto entra en pura niebla. No es fácil divisar donde está el acantilado. No se ve. Probablemente en ese 18 de julio. Con un no, el gobierno griego debe sentarse de nuevo a negociar ‘imponiendo’ sus condiciones, las condiciones del pueblo. Con eso sobre la mesa el tiempo correrá en contra de Grecia pues los requerimientos de pago llegarán y las soluciones o acuerdos seguirán lejos, más lejos aún.
El famoso ‘Grexit’ es más que probable bajo un prisma ‘técnico’. Veamos. Si votan no, teniendo en cuenta que Bruselas ya ha calificado ese referéndum como una especie de ‘si o no’ a Europa, un ‘no’ será como admitir que se repetirán los impagos. De esa manera Grecia se verá sumida en una espiral complicada pues al no pagar no recibirá liquidez de urgencia para pagar pensiones, funcionarios o proveedores por lo que la única manera de no parar la maquinaria del Estado será hacerlo con unos pagarés ‘oficiales’ que de algún modo serán, técnicamente, una nueva moneda: el ‘dracmapagaré’.
De todo esto, que no ha hecho más que empezar, podemos aprender varias cosas. De hecho está bien, como antes ya hemos hecho, mirarlo con mayor cercanía de la que dirigentes iluminados nos advierten. Vivimos en una especie de inopia por desconocimiento forzado. Unas veces por incapacidad de los que lo explican y otras por mala fe de quienes saben lo que pasa realmente. La cuestión es que no se cuentan las cosas como son.
Ahora sabemos que, por mucho que Bruselas se esfuerce en pintar de esfuerzo todo lo que hacen, de llegar a acuerdos de madrugada para que parezca que se lo curran mucho y que la sangre nunca llega al río, resulta que estas cosas pueden pasar. La suspensión de pagos, las quitas desproporcionadas, los corralitos, la vuelta a monedas anteriores al euro y vete tú a saber.
El gobierno español, italiano y portugués se esfuerzan en decirnos que Grecia está muy lejos. Y no lo está. En 2011 quedó claro, estaba a tiro de piedra. La incertidumbre va a ir dando alas al precio de la deuda. Estos días la prima de riesgo se está portando bien, pero eso es simplemente porque la prima, a veces, descuenta las cosas en diferido. La deuda se va a encarecer, su pago y amortización también. ¿Saben cual es el país más endeudado con el exterior de todo el planeta? Si, has acertado. Estados Unidos el primero y España va segunda por cierto. La deuda externa española es la medalla de plata.
Seguir leyendo sólo prensa tradicional y sus análisis es suicida. Lo fue hace años cuando absolutamente nadie decía la que se nos venía encima. Que tiempos aquellos en los que era evidente que todo se derrumbaría y que si lo escribías o te demandaban o te llamaban catastrofista. Ahora sabemos que todo aquello aun no ha terminado por mucho que se esfuercen en envolverlo en papel celofán. Los datos comparativos son muy jodidos. Cuando estás muy abajo, comparar con lo inmediato siempre te da positivo, pero sigues estando en el culo del vaso.
Sabemos que lo de Grecia es financiero pero tiene una deriva genérica mayor. Modelos productivos, tecnología y desarrollo de una nueva sociedad que debe adaptarse al futuro sin empleo que se avecina. Si no nos preparamos poco a poco Europa se irá convirtiendo en una postal del pasado. Se lo están currando quienes ahora mandan. Encima, mientras todo pasa, se pasa por encima de la gente que, aun teniendo alguna culpa, la mayor de ellas es haber votado (o no) a quienes desordenan el puzzle de todo esto.
Lo preocupante es que, al igual que en 2011, todo este asunto afectará de manera importante a las empresas, motor de todo. Hace años que el problema es crear empleo. Por desgracia se está creando en los mismos sectores donde no se produce ningún cambio de modelo productivo que pueda hacernos pensar que vamos en el tren del futuro. Ahora se acumula un nuevo problema de dimensiones difíciles de analizar. Lo único que sabemos, es que nadie ha actuado estratégicamente.
El futuro llega. Su tono es absolutamente distinto al que tiene este presente. Para muchos llegará y ni lo notarán. Otros, los que ya trabajan en él, van a definir la sociedad del futuro. La diferencia entre países que conquistarán su propio destino y otros que vivirán el que les quede, radicará en lo que se haga en estos momentos. Europa, cada vez que intenta solucionar algo se enreda en un barrizal legalista, inservible y viejuno. Europa se está quedando mientras el mundo sigue girando. Lo de Grecia es una anécdota más.
Emprender en un momento único
Ayer se publicó en Axesor, la primera agencia de rating española, un artículo que me solicitó Fernando Martínez. El post debía tratar acerca del papel que juegan los emprendedores, la valoración que se tiene de ellos y si realmente son ellos quienes deben liderar el cambio de modelo que vive nuestra sociedad en muchos ámbitos. Os lo replico parte del mismo y os enlazo con la ubicación original, está aquí.
Emprendedores para un momento irrepetible
La OCDE tiene la manía persecutoria de fijarse en los países con menor interés por emprender. De hecho publican cifras en que alrededor de la mitad de los jóvenes españoles que tienen ocupación (afortunados), trabaja en algo que requiere menos habilidades de las que tienen. De lo que se desprende siempre que la juventud de este país no va al trabajo pendiente de vivir retos, sueños o de conquistar expectativaspara crecer emocional y profesionalmente.
En cierta manera tenemos lo que nos merecemos. La educación es pura instrucción, no hay debate, pensamiento o crítica. Nadie enseña a nuestros hijos el valor del fracaso cuando es sólo un error, a perseguir sueños a pesar de no ser rentables, a emprender como valor moral y no sólo como factor de enriquecimiento. No les enseñan a entender que un negocio es mucho más que una oficina, una fábrica, un campo de cultivo, un comercio o un escenario de venta, nadie les indica que también son espacios de conclusión, de rescate espiritual y de relación humana, de cooperación, de suma intelectual, de talento y de prosperidad.
Emprender hoy en día es, también, un encargo histórico. Un método social para adentrarnos en el futuro. Cada nuevo proyecto, cada nueva idea que se transforma en empresa y ésta se basa en la innovación y utiliza las costuras de la Nueva Economía para armar un nuevo escenario, son los pasos que un país, una sociedad, precisa para convertirse en próspera. Ofrecer futuro no es gratis, de hecho el futuro no es algo que pueda rentabilizarse en el presente, pero si puede cultivarse.
Hubo un tiempo, mil años atrás, que mis referentes me decían que la vida ‘ahí afuera’ era una jungla, una competencia feroz donde solo sobrevivían los más fríos y calculadores, los que lo tenían todo seguro. Me lo creí. Tardé tiempo en ver que así no se disfrutaba y que no era el mundo que yo quería comerme. El pastel del que me hablaban era indigesto y lo que me apasionaba siempre estaba detrás de los cristales de aquellos despachos grises y abarrotados de personas grises.
Puedes leerlo completo en Axesor
Hoteles, bancos y peluquerías atendidas sólo por robots
Fin de la ciencia ficción. Bienvenido al futuro. Un hotel en la ciudad de Nagasaki, el Henn-na Hotel, está haciendo una selección de personal un tanto curiosa. Entre los seleccionados no habrá un sólo humano. Todos serán una especie de C-3PO diseñados por Kokoro, empresa que lleva desarrollando desde hace 12 años el proyecto ‘Actroid’. Un robot de aspecto humano cada vez más eficiente y real. Son robots que parpadean, ‘respiran’, hablan japonés con fluidez, chapurrean el chino, el coreano y el inglés, tienen lenguaje corporal y atienden al tuyo.
En 2011 tuve la oportunidad de ‘conocer’ a un humanoide similar durante una feria. Recuerdo que lo más sorprendente no es que te hablen, te atiendan, su aspecto o que simulen respirar, lo que realmente les da ‘vida’ es que te miran. Saben distinguir el punto de mirada y eso te hace entrar en contacto directo con un objeto que, de algún modo, a medida que incorpora datos y aumenta su velocidad para procesarlos, casi piensa.
En julio este hotel de 72 habitaciones será atendido por una decena de robots humanoides capaces de saludar a los huéspedes, registrarlos, transportar el equipaje, limpiar las habitaciones y al final, vete tu a saber, dirigirlo. El proyecto no tiene como objetivo quedarse sólo en los servicios que pueden ofrecer estos robots, lo que esperan es ir aumentando el rendimiento, la capacidad cognitiva (si me lo permiten) y generar en generaciones posteriores de ‘personal’ la posibilidad de que la inteligencia artificial aflore y tome decisiones fuera de lo que una conducta digitalizada permite ahora.
El hotel Henn (que significa cambio o algo parecido en japonés) ha intentado que la impresión de que el hotel va a ser algo frío, o que con tanto robot andando por ahí va a faltar ‘calor humano’, se compense diciendo que a parte de recepcionistas, botones y servicio de habitaciones, se complementará con algún ser vivo ‘persona’. No obstante, el presidente de este grupo hotelero, Hideo Sawada, asegura que el 90% de las tareas y servicios del hotel las llevarán humanoides y software asociado.
Pero vamos a los temas sensibles y que en este blog interesan. Por un lado sepamos si esto es un aviso o una extravagancia. Cuando viajas a Japón o Corea te das cuenta de que hay un mundo aproximándose a toda velocidad y que tiene que ver con todo esto de automatizar a base de autómatas. Quien viajara o tuviera acceso a lo que pasaba en Tokio hace dos décadas vio parte del futuro que hoy vivimos todos con respecto a la dependencia de teléfonos móviles, máquinas que lo expenden todo, accesos a transportes sin humanos, trenes que van solos, etc.
Ahora pasa igual, miremos bien al llamado ‘hotel más eficiente del mundo’. Así será este hotel. No es una broma, es la pura realidad futura tocando a la puerta de todas las cadenas de hoteles del mundo y a todas las miserables oficinas de empleo temporal. Veremos robots en la cola del paro algún día.
La CNN explicó como será a partir de julio un día en este hotel. Llegas y podrás acceder a tu habitación sin llaves. Todo irá por reconocimiento facial y la temperatura ambiente se monitorizará en base al calor de tu cuerpo. No se deberá llamar a recepción, eso se hará por medio digital con tu teléfono que activará una aplicación al entrar en el hotel.
Lo mejor, el precio. Resulta que un país caro y en una ciudad cara este hotel ofrecerá habitaciones por menos de 50 Euros la noche. Podría ser esa la clave. Si logras hacer eficiente el uso del hotel, no sólo por salarios, estamos hablando de otros elementos con los que un humano no puede competir, tienes menos costes y al final se repercuten en la venta.
Henn-na no se limita solo a construir robots para hoteles. En Tokio, desde hace unos días, hay un robot que habla 19 idiomas y que te ayuda a utilizar a su primo, un cajero automático que hace de todo y que, hasta hace unos días, sin ‘Nao’ (asi se llama el autómata banquero), tenías que estudiar un MBA. Ahora con su apoyo y comprensión, de una tacada, se han quitado tres recepcionistas, una azafata y dos cajeros viejos.
A pocos metros de este banco, los japoneses de allí pueden ir a un bar espectáculo dónde sólo te sirven, actúan y atienden robots, o a una peluquería donde el lavado y corte de pelo te lo hace un robot de 24 dedos. Tal vez, después de tanto robot, en el banco, en el bar, en la peluquería, lo más lógico es ir a un hotel robot y así acabamos el día como Asimov manda.
Definitivamente vamos al paro todos. De aquí nada, de hecho ya hay alguno, los que damos conferencias seremos sustituidos por un bicho de estos más gracioso, mejor visto, que no se cansa, capaz de dar decenas de charlas al día, con una voz genial, proyectando el mismo y que no le molesten los teléfonos móviles en la sala, y si les molesta les enviará rayos gamma a su propietario en medio del aforo.
Habrá a quien todo esto o bien le asuste o lo vea lejano, incluso freak, que es posible pensar que los japoneses están ‘pallá’ o que es imposible que todo esto llegue a nuestros días de un modo tan real. Si hace diez años te dicen que en el supermercado de barrio al que vas siempre, no ibas a encontrarte un humano que te pase los productos por el lector de precios no te lo hubieras creído. Revisa exactamente tu manera de ver el mundo hace 20 años. Piensa. Yo lo hice, y un día publicaré aquella carta personal. Y os aseguro, yo era un visionario al que todos tachaban de decir cosas que ‘eran imposibles’, y me quedé corto.
Foto de Vincent West Reuters
La verdadera 'recuperación' es asunto de todos
Sabemos que se crean más empresas, pero que se hacen con menos capital. Aunque hablo de España, es algo que se repite en algunos de países de nuestro entorno. Obviamente el primer elemento a tener en cuenta es que no hay financiación, por lo menos no la que nos prometieron cuando dijeron que ‘todos los sacrificios de la banca por sanearse repercutirán en una apertura del grifo’.
De momento, lo único que sabemos es que en términos generales es que ‘el grifo’ sigue goteando y para nada ha aparecido el chorro y lo que va trascendiendo sobre los motivos de la denostada mala salud (anterior) del sistema es pura basura. La recuperada buena salud (que pagaremos todos) resulta que no acaba de trasmitirse donde es urgente que se traslade. O se estimula la financiación o será imposible tratar ‘face to face‘ contra los competidores asiáticos, americanos y, pronto, africanos.
Es muy preocupante, utilizando datos nacionales, que sean 170 millones de euros menos invertidos en la creación de empresas según el informe de Axesor. El mismo estudio asegura que en los 30 días del mes anterior, se necesitaron 263 millones para poner en marcha 6.147 empresas, mientras que el promedio anual en esta partida es de 531,4 millones. La anunciada ‘recuperación’ no llegará si las empresas no tienen capital para invertir por muchas que se funden. Hablamos de la gasolina para competir, para investigar, para crear compañías de la nueva era que nos ha tocado vivir.
¿Dónde está la explicación? En tres campos. Uno bueno y dos malos. El bueno es que a medida que pasa el tiempo, la economía digital permite fundar empresas, startups, modelos de negocio que requieren menor capital inicial y mucho de talento, dedicación y métricas que luego pueden lograr inversión. A esto, sin embargo, habría también que sacarle punta pues, mientras que en Israel, Estados Unidos, Irlanda, Eslovenia, Chile, Corea, Nigeria, Sudáfrica, Reino Unido, Polonia, Rumania, Canadá y dos docenas de países más que se están comiendo el pastel del futuro inminente, a pesar de generar empresas de esta índole, la capitalización inicial supera año con año al anterior.
Pedir que la Nueva Economía, la sociedad del conocimiento, la empresa tecnológica y el cambio de modelo en el crecimiento de un país se apoye en compañías sin dinero, sin financiación y sin capacidad para lograrlo, a expensas de que todo dios se dedique a poner horas y talento, es mucho pedir. Competir en este nuevo escenario requiere de talento, de una buena formación, de políticas dirigidas a estimularlo, de implicación, de liderazgo ejecutivo y, sobretodo, de dinero. Mucho dinero.
En eso de conquistar el futuro deben jugar todos. La lástima es que unos están preocupados en sus cosas pequeñas, en sus líos de juguete que dan lástima y otros en las grandes epopeyas que no sabemos a que responden visto lo visto. En eso de ser competitivos y tener empresas que sepan trasladar a riqueza cuanto crean y exploten, a ser líderes en impresión 3D, en conducción automatizada, en big-data, en gestión de la realidad virtual, en robotización de sistemas y procesos o en cualquier paisaje similar, hay que implicarse.
Políticos, que deben consultar a los que saben de esto, en cómo diseñar políticas a largo plazo capaces de reconducir este desastre mayúsculo y dejarse de dar porciones de un pastel infecto a grupos de presión con ‘cánones’ que son totalmente ilógicos.
Banqueros, que deben hacer un ejercicio sano de aceptar que son culpables en gran medida de haber dispuesto un crédito barato y soez durante años para que todo se aguantara en ladrillos de mentira. Que deben ser capaces de invertir y permitir la inversión para cambiarlo todo. Que no sirve que una entidad (y son varias) que obtienen beneficios netos de miles de millones de euros al trimestre, dediquen 10 de ellos a un fondo de inversión tecnológico. Que eso no es justo ni válido, de hecho no es nada en sí mismo. Y no pido que inviertan, cómo mínimo que concedan crédito. Sería suficiente.
De la sociedad ‘emprendedora’, que no puede ser que tras el desastre vivido, de la bola de estiércol que nos pasó por encima a todos, aun considere que el mejor proyecto empresarial que se puede montar es el inmobiliario. Una cuarta parte del capital invertido en la creación de nuevas empresas en España se ha destinado a la industria inmobiliaria. Has leído bien, 61 millones en un mes para nuevas sociedades vinculadas a la ‘recuperación’ del modelo, no a la ‘renovación’ del mismo.
Lo más grave no es el dinero aportado a la industria inmobiliaria, lo duro es ver que ese sector invierte como dios manda. El 23% del capital aportado a nuevas empresas representa sólo el 8% del total de éstas. De nuevo, el dinero, busca ‘lo seguro’ olvidando que la seguridad es algo más complejo. Se trata de construir algo de valor, un ecosistema en una economía cambiante, tecnológica y competitiva que en muchos lugares se está creando con valentía y decisión y en otros se está dejando al lento modelo de la inercia que el voluntarismo de algunos proporciona. Si esperamos conquistar el futuro, el de nuestros hijos, el de nosotros mismos atendiendo a la velocidad de todo, es preciso que todos lo quieran hacer.
Todavía queda algo de tiempo. La gran oportunidad de despertar de un letargo de fango y tocho depende de políticos, de la prensa, de los bancos y, por supuesto de la propia sociedad. Despertar una economía que no fabricaba nada. Que basaba la riqueza en el hecho comparativo sobre plano atendiendo a un valor especulativo del ‘los pisos no bajan jamás’, de la acumulación de apartamentos y casitas con sueldos duplicados a horas extras. A tiempo estamos de sonrojarnos de nuevo por haber considerado que una hipoteca a 75 años era una gran inversión. Quedan minutos para darle la vuelta al camino que parece que vuelve a iniciarse. Minutos para tomar otro tren pues en el que parece que vamos resulta ser que es de vuelta y ya no de ida. De vuelta al pasado en lugar de ida al futuro. Estamos a tiempo, pero depende de todos.
La banca deberá conjugar el verbo 'compartir'
El tiempo apremia. Los sectores ajenos a la revolución cada vez son menos. El futuro acecha y no piensa detenerse ni ante los que no se prepararon ni ante los poderosos que lo negaron. La economía social, la que pone por delante del poseer el compartir, va calando. La economía colaborativa y el consumo derivado cambiará el mundo tal y como lo conocemos. Hay evidentes síntomas que se van a llevar por delante al paciente. Una revolución sujeta a las nuevas tecnologías que tiene un potencial absolutamente bíblico.
Si estás peleándote con tus ganas de emprender o de poner en marcha algún proyecto no te alejes mucho de ese modelo que incorpora todo tipo de opciones y que el mundo está explorando. Desde compartir coche a ofrecerse para cuidar una mascota por unos días, todo está en una mutación irreversible. Aplicaciones que evitan la fricción entre las fases de una cadena de valor económico o plataformas que conectan el tiempo libre de las personas con la posibilidad de obtener algo de ello.
La humanidad ha vivido varias revoluciones a lo largo de la historia. Han sido en cuanto a la distribución del trabajo y en cuanto a la transmisión del conocimiento, pero también ha habido momentos en los que lo que ha cambiado disruptivamente ha sido el modo en el que el ser humano se adapta a ello. Ahora está en juego un tercer elemento que gira en torno a un modelo de emprender totalmente distinto por lo abierto del planteamiento y, sobretodo, a un inédito valor de la propiedad que ya no está tan delimitado como pensábamos en la economía capitalista.
Y será en el corazón de esa economía financiera donde se vivirá la batalla más sangrienta. Lo vivido hasta ahora no ha sido más que fuegos artificiales. La crisis de hace unos años, los bancos cayendo y las entidades siendo rescatadas no era más que la escenografía engañosa de cuanto en realidad está pasando. Un negocio en declive y no sabe porque. Cuatro de cada diez jóvenes afirma que estaría dispuesto a cambiarse a un banco que sólo operase por Internet. Se llama, como en el mundo de la música, los libros, el cine o lo que sea, retirar intermediarios. Parece muy absurdo que sigamos manteniendo rentabilidades inmensas y propiedades insultantes con edificios enormes a bajo rendimiento para simular no sabemos que exactamente.
¿Qué modelos económicos o negocios son susceptibles de perder su ‘presencia’ analógica? Aquellos que no necesitan algo físico y pueden gestionarse únicamente de forma digital. Como le pasó a la música, que no precisa de ‘tiendas’ en cada esquina, le pasará a la banca.
Obviamente si la banca se ‘abre’ y localiza nuevos actores como ha pasado en otros ámbitos, ‘los de siempre’ las van a pasar maduras. Miremos pues quienes son ahora los grandes distribuidores de música. Aquellos que crearon y desarrollaron plataformas donde ubicar todo ese modelo nuevo de transacciones comerciales. Pasó en la fotografía que pasó de necesitar a cuatro mil empleados en Kodak a los cuarenta de Instagram para hacer lo mismo. Pasará en toda la banca del mundo que pasará de necesitar millones de empleados a ninguno. Los banqueros seremos todos.
Google, Amazon y Apple serán los bancos del futuro. Bancos que si adaptan la tensión social y los cambios, que hasta la fecha han ido incorporando bien a sus dinámicas, ofrecerán un nuevo punto de visión entre clientes y gestores económicos. Imaginemos pues que quienes ahora controlan una gran mayoría de transacciones comerciales en el mundo actualmente pasaran a gestionar créditos y ‘productos financieros tradicionales’ a fin de permitir acceder a todos ellos desde las plataformas sociales y abiertas de colaboración masiva e inteligente. Cuando eso pase, que pasará, será demasiado tarde para algunos.
Veamos dónde nos lleva todo esto. Poco a poco la necesidad de ser propietario va derivando a otros modelos más permisivos, menos prisioneros y ahí juega un papel relevante aquello que la gente joven exigirá a sus bancos: más servicios y soluciones y menos modelos de inversión. Hablamos pues de análisis en tiempo real sobre gastos, que previsiones de gasto e inteligencia artificial adaptada a los datos sobre tu gestión económica personal o empresarial. Hablamos de sumar Internet de las Cosas, Big data y modelos robotizados cuando nos referimos a todo ello. No está tan lejos como puede parecer.
Con todo esto tiene que ver mucho esta sociedad saciada en la que vivimos. De necesitar de todo hemos pasado a que nos sobren inmensas cantidades de cosas. De ahí que hemos pasado a valorar compartir como un elemento natural y no como una acción caritativa. Hoy en día tener no es importante, lo verdaderamente interesante es probarlo y por eso no hay forma artificial de detener un inminente modelo socioeconómico que se rige por el ‘trying’ en lugar de por ‘buying’.
Cuando hablamos de economía abierta o colaborativa no solo hablamos de ecuaciones y plataformas, estamos describiendo el final de una etapa donde, a partir de ese ‘matching’ entre datos y personas con diferentes activos, se divisa un mundo desequilibrado e ineficiente.
Como todo esto no se puede parar habrá que legislarlo y así lo ralentizamos un poco. Eso es lo que pensó la Unión Europea al divisar la que se le viene encima a todos los poderosos. Siempre fue así lo seguirá siendo. Estos modelos colapsan la economía tranquila y orientada por los de siempre. Cualquier industria que ha visto tambalear su estabilidad ha puesto en marcha sus mecanismos de defensa más artificiales y desesperados que efectivos.
Taxistas con Uber, operadores turísticos con Airbnb o en cualquier otro sector, el asunto no tiene manera de regularse como se regularon las cosas antes. Un bit es un bit y por mucho que quieran los gobernantes seguirá siendo un bit hasta el final del universo conocido. Es decir, lo que es analógico no puede jugar la liga de lo digital porque tarde o temprano perderá y entonces el destrozo aun será mayor.
Pero ahora el sector financiero está acorralado y no se quiere enterar. Cree que tras la quiebra que vivieron ya todo está solucionado. No entendieron nada. Que se lo digan a la prensa, mucha aun sigue pensando que eso de innovar en esta época es poner artículos de pago en sus ediciones digitales. Así les irá.
Los bancos van a tener que conjugar verbos nuevos como compartir. Deberán dejar de decir tonterías como que ‘las sucursales van a ser más amplias y lugares donde los clientes podrán vivir la experiencia de la banca inteligente’. Lo van a tener difícil, distinto, mejor si quieren.
Soy optimista por que al final de todo esto nos queda el espíritu de supervivencia que todos tenemos. Disfrutar del futuro inmediato es cuestión de aceptar los tiempos que vienen, seas un arrendatario de tu tiempo o un director de un banco cotizado. Ya está aquí.
Cuando 2+2-5 son 4
Normalmente a los datos económicos oficiales les suelo dar la credibilidad exacta tras una revisión lógica. Aquellos que representan aritmética de primer grado los digiero sin contemplaciones, pero cuando son resultado de una triangulación de operaciones o de interpretaciones del anunciante los pongo en cuarentena. Lo he hecho siempre y eso me ha permitido en muchas ocasiones descifrar y leer entre líneas para luego tomar decisiones. Incluso le llaman ‘método’.
En época electoral mi confianza es incluso menor. Aquí ya no cabe nadie con cordura. Los informes, titulares y fuegos artificiales se mezclan en una orgía infecta de declaraciones que sólo buscan puñados de votos tras cada frase. Es un insulto a la inteligencia publicar que según la EPA ‘el paro ha bajado en 2.300 personas durante el primer trimestre de 2014, registrando así su primer descenso en un primer trimestre desde hace diez años’. Sino fuera por lo serio del asunto, y de que estamos en cifras de que 1 de cada 4 españoles en edad y condición de trabajar no lo hace, un titular como ese, debería de ser penalizado por tóxico y falto de la más mínima ética. Las cifras reales son las que son y deben de ‘triangular’ de manera objetiva y no tomando la parte que interesa. Tienes 2, te dan 2 más y te olvidas que debes 5. Resultado según el método ‘ibérico’, te quedan 4.
La realidad pesa como el plomo y la verdad es que en el primer trimestre de este año se destruyeron 184.600 empleos, 51.000 de los cuales eran indefinidos. Además, para maquillar en la medida de lo posible en fechas tan ‘señaladas’ los empleos destruidos entre enero y marzo pertenecían al sector privado, pues el público ni se toca aunque no haya manera de pagarlo y el déficit siga disparado. Es más grave aun, resulta que para que esas cifras sean menos dramáticas en cuanto a destrucción de empleo
Hemos dicho muchas veces que ante nosotros se presenta una oportunidad histórica y trascendental. Convertir nuestro entorno inmediato en un enclave tecnológico, emprendedor y de cambio intenso. Sin embargo seguimos en manos de quienes consideran más importante inventar discursos anestésicos que en ponerse el arriesgado trabajo de cambiar la sociedad y su modelo de crecimiento anticuado.
Sin embargo no sólo es culpa de los que dirigen. Hay para todos. Empiezan a notarse los primeros síntomas de ‘recuperación’ en las ganas de comprar vivienda, invertir en suelo o de tocar ladrillo. Si, lees bien. Resulta que las ‘clases propietarias’ tienen la confianza recuperada, la que perdieron con el pinchazo de la burbuja, que les dice que si no aprovechan ahora el momento ‘low cost’ del tocho estarán perdiendo ‘la gran oportunidad’.
Triste panorama si volvemos a eso. Por suerte el mundo se mueve en paralelo a estos genios. La empresa, muy castigada por años de desinversión, se ha adaptado y empieza a dar frutos en la vertiente de la innovación, de la internacionalización y en la consecución de retos. Lo hizo por su cuenta, lo sigue haciendo. Los emprendedores y empresarios que no leen periódicos sino libros electrónicos están dando la vuelta a la situación con un esfuerzo que los políticos no pueden ni siquiera imaginar.
Mientras unos organizan ‘foros de debate’, desayunos coloquio y meriendas distinguidas para hablar, hablar y hablar sobre lo de siempre y sobre ‘nuevas tecnologías y emprendedores’ donde solo van políticos y funcionarios, otros, los que deben pagar nóminas, impuestos y poner en juego todo, siguen pensando como innovar, competir en el exterior y sumar para generar riqueza y empleo del de verdad.
La austeridad se llevó por delante a millones de personas, la crisis financiera a miles de empresas y los discursos que manipulan se ventilaran el ímpetu de muchos que creyéndoselos podrían perderlo todo. Hay que dar herramientas concretas y reales a los que pretenden apostar todo su patrimonio por un sueño que podría ser motor de cambio social y estímulo para una mejora de la economía a medio plazo.
¿No han aprendido nada? De aquella hostia monumental que llamaron ‘desaceleración’ al insulto a la inteligencia de los ‘brotes verdes’, no hay mucha diferencia a decir que ‘la recuperación ha llegado’
Yo no quiero recuperación, no hay nada que recuperar. Si lo que vamos a estimular es el deseo de comprar vivienda para especular, de generar valor sobre la nada y a dar sentido a todo cuanto se convirtió en barro, habremos perdido la gran oportunidad como generación.
Vivimos tiempos de cambio, un cambio de época, hay países que lo han entendido, se han puesto manos a la obra. Vivo en uno de ellos. Ya nada será igual y mantenerse en frases hechas, discursos biensonantes e interesados, electoralistas o cobardes, alejados de la alta política que exige sacrificios de los dirigentes, inversiones en talento, tecnología y redes, que obligará a terminar con oligopolios industriales y de comunicación, donde las cosas que son normales en otros países (ahora ya más avanzados) también lo sean en el nuestro y donde, a medida que lleguen, los avances tecnológicos se asuman con entusiasmo y no con preocupación.
Hay países donde las leyes permiten el avance de la tecnología, son el futuro. Hay otros que mantienen normas o imponen nuevas para inmovilizar esa llegada implacable de lo irremediable. Solo lograran retrasarlo, pero en ese esfuerzo, el daño que harán es enorme.
No me ayudes, déjame como estoy
La política económica de apoyo al emprendedor, al autónomo o al empresario en España es de detención sin leer los derechos. En España el sol se pone al revés y los que deberían estimular la economía desaniman y los que tienen la obligación de atemperar la estrangulan. Estos que han logrado convertir en fango los sueños de una generación desahuciada a diario merecen un castigo. Los que han humillado a miles de adultos que ahora se arrastran por el comedor de sus padres, ya jubilados, esperando no molestar como mendigos de su pensión, merecen un bofetada con la mano abierta.
Y es que somos herederos de banqueros que siguen riéndose de todos los llantos y toda la mierda que han acumulado en la puerta de sus despachos porque a ellos el ambientador emocional les funciona que ni hecho a medida. Somos responsables de haber elegido a quienes siguen otorgando favores a éstos pero es que ni avisados hubiéramos podido pensar que la inutilidad manifiesta y la incapacidad mental para gobernar podía llegar a ser tan tóxica.
Durante las fechas de recogimiento y turrón indigesto, el gobierno ha aprovechado para subir cuatro impuestos que, sumados, suponen una patada en los ventrículos inferiores de muchos emprendedores y autónomos. Con nocturnidad navideña y la alevosía del que sabe que hace algo malo, estos tipos que llevan media vida amamantados por la plata pública, asumiendo privilegios como derechos y cuya preocupación por el futuro socioeconómico es la misma que la que tiene un cactus, han aumentado un 2% la base mínima de cotización para los autónomos y un 5% de la base máxima, una insultante subida del 22% a los autónomos societarios y con empleados y se pasa a cotizar por todo lo que no deja de ser derivadas del trabajo que no puedes ahorrarte como la comida, el transporte, la guardería y otros. Este delicado decreto ley también ha incluido como elementos cotizables algunos que hasta ahora no se incluían en la base de cotización, como las ayudas de comida, los seguros médicos, los complementos de transporte o los propios planes de pensiones, entre otros.
La medida afecta a los autonomos societarios y a los que tengan contratados al menos a 10 trabajadores. Esto supone el 43% de todos los autónomos de España y no afecta (de momento) a los otros. Pero creo que el volumen de personas a las que nos toca la medida es suficientemente amplio como para suscitar este debate.
Sigo pensando que, o no tienen puta idea de lo que hacen o les da igual lo que suceda. Su periplo vital no ve más allá de 3 o 4 años por lo que no se esfuerzan en mucho más por que tanto emprendedor, en el fondo, es incómodo. Su visión global se limita a las estadísticas y a los sondeos de opinión. Estaría bien que quien hace esos sondeos se pasara por casa de alguno de esos autónomos ahogados por la realidad, quebrados familiarmente a pesar de currar más que un burro y no tener ni para comer. El sondeo se lo iban a dar a más de uno en plena cara.
Todo esto sucede mientras, además, se congela el salario mínimo interprofesional en 645 euros cuando en Irlanda por ejemplo es de 1462. Tengamos en cuenta que una factura emitida por un autónomo tiene un 42% ya del importe que no es del él. Un 21% es IVA y otro 21 es retención. De cada 100 euros facturados, 42 se los lleva el Estado.
Pero no se vayan todavía que aun hay más. El lucimiento no es sólo el que se ha señalado en muchos medios sobre lo que acabo de describir. No es sólo que suban las cuotas, si no que, además, la Agencia Tributaria no va a admitir ningún aplazamiento o fraccionamiento de retenciones ni pagos a cuenta de los modelos 111, 115, 123 y 124. Aseguran que la Agencia Tributaria actuará rechazando por inadmisibilidad todos los aplazamientos que se soliciten, generando desde hoy un recargo del 20%. Es decir, me equivoqué cuando dije que ‘La ley del Emprendedor’ era papel mojado, no, era algo peor, era papel higiénico. Todo cuanto se plantea para estimular la emprendeduría es de suicidio colectivo. Si acaso que nos dejen como estábamos y no nos ayuden más. Haber vivido en varios países permite comparar como se entiende el apoyo a la gestión económica privada, emprendedora o autónoma, como se le dirige o no y como se vende ese estímulo. En Reino Unido no se exige que tributes mientras no tengas beneficios claros o factures más de 40.000 euros. A partir de ahí los tramos son diversos pero está claro que se relaja mucho el peso fiscal al iniciar un proyecto empresarial. Igualito que en España. Bajad los putos impuestos, por Dios, que no hay manera de recuperar una economía a la que se la estrangula en cuanto te despistas. Si no os veis capaces, os ruego nos dejéis en paz, ya vamos tirando nosotros mismos, mejor casi seguid con vuestras meriendas y sin molestar. Que nadie vea en todo esto una crítica al PP, es algo genérico de la peor clase política de la historia de España, incapaz de entender el momento, la problemática y de asumir los criterios para aprovechar la oportunidad que supone esta revolución absoluta. El PSOE también esclavizó a los autónomos cuando pudo. Ahora mismo la administración pública pretende salvaguardar un modelo de Estado que se aguanta a base de recortes, subida de impuestos y realidades disfrazadas en los informativos. Saldremos de esta, a finales de año las cosas pintarán mejor pero no será por la gestión de estos tipos, sino por que el peso de inevitable también juega su propia partida. No nos equivoquemos. El esfuerzo que hacen empresarios, emprendedores, autónomos y trabajadores es titánico, pagando impuestos y teniendo cada vez menos servicios disponibles. Todo para salvar bancos que desahucian personas, para pagar festines de partidos políticos y organizaciones de dudoso criterio, para soportar un tinglado de otra época. Todo eso nos lo vamos a cobrar tarde o temprano. Esto no puede salir gratis. Cuantas medidas se podrían tomar en cuenta y ni se escuchan. Así ha sucedido siempre y costará que deje de pasar por arte de magia. Pero pasará que sin mediar palabra la sociedad se alzará y causará un destrozo considerable, eso es ya casi una apuesta segura. Nada puede mantenerse como sigue, ni por cansancio ni por ineficiencia. Sin embargo, mientras llega ese momento, los que nos jugamos a diario todo cuanto tenemos, seguimos atados de pies y manos a la inservible maquinaria de los hombres de piedra.
Rescate bancario y emprendedores
La semana pasada se cerró el período de rescate de la banca española. Algo así como lo del Prestige. Se lía parda y nadie paga. Bueno si, pagan los de siempre. En Galicia los que se quedaron sin trabajo o los que tienen el corazón en un puño pensando que en cualquier momento el vientre de ese trozo de chatarra engullido por el mar vomite más hilitos de plastilina. Algo así debieron pensar los titulares de preferentes cuando leyeron que la banca española ya está saneada.
Escuchar que ya tenemos un sistema financiero capaz de enfrentarse a los tiempos que vienen es de vergüenza ajena. Lo dicen mientras un ‘banco malo’ se atraganta de basura invendible o descuartiza los sueños de millones de personas. Ahora vuelve a ser aquella banca de ‘champions league’ pues de nuevo es un sistema financiero robusto y capaz de dar respuesta a las necesidades del Estado. Están a un paso de patrocinar alguna marca de cloroformo. La suerte que tenemos es que Zapatero no anuncia volver de momento, por lo que nos queda tiempo.
Frases que pasarán a la historia dichas por algún tecnócrata socializado y domesticado por las barra libre: “España es un ejemplo vivo de que los programas de ajuste de la UE-FMI tienen éxito si hay un auténtico compromiso con las reformas”. Pues ya está, todos tranquilos. Aquí paz y después gloria.
Sin embargo esto no es exacto. Que el rescate se puede dar por finalizado es cierto. Que es una buena noticia, también. Obviamente que te digan que ya no necesitas flotador es que debes saber nadar. El problema viene a costa de que has logrado mantenerte en la superficie. La diferencia entre Irlanda y España es notable en este caso. El hecho de que Irlanda haya renunciado también a pedir una línea de crédito preventiva al final de su rescate es una buena noticia porque muestra que Dublín tiene “capacidad de acceso al mercado”. Otra cosa es que eso sea factible para el resto que haga lo mismo. Esto no va de generalidades sino de asuntos particulares. Vivo en Dublín y aquí nadie enarbola pancartas publicitarias sobre su banca, todos saben que la cosa sigue siendo un barrizal. Pero veamos que quiere decir que ‘el rescate’ ha sido un éxito y que ya estamos en condiciones de pedir la Copa Davis bancaria.
La deuda publica y privada de España está en el 323% del PIB y sigue creciendo al contrario de lo indicado. El nivel de endeudamiento podría ser insostenible y, si bien es cierto que la mejora genérica de la economía se producirá a finales del año que viene, esta será tremendamente injusta y desequilibrada. Los que tengan tendrán más y los que van perdiendo se quedarán sin nada. La clase media sigue camino de la extinción y eso si es grave. Sino se acepta la realidad sufriremos mucho. Es preciso no lanzar mensajes que, en lugar de animar por el positivismo que reflejan, arruinan la razón y te hacen pensar que nada de lo que te cuentan es real. Tengo la impresión que se está pagando deuda con deuda y visto lo visto y quien nos dirige, eso tiene muy mala pinta.
Sin embargo no podemos negar la evidencia. Es verdad que el sistema financiero se ha saneado. Eso es bueno pues el sistema financiero es imprescindible. El problema es que ha sido puesto a punto a costa de varias cosas negativas.
La primera es que se ha creado un oligopolio bancario. Más de la mitad de la masa financiera y del negocio bancario se concentra en tres entidades gigantescas. Eso en la Europa o en la China popular es una evidencia de ‘concentración de poder’.
La segunda es que ha sido a costa de que haya menos crédito. El Banco de España ha publicado que este año hay un siete por ciento menos de crédito que el año pasado. El poco que hay, por cierto, es a un tipo de interés intratable. El crédito al consumo está en torno al quince por ciento y el hipotecario en Euribor más cinco o más seis, por lo que nadie se puede permitir el acceso al dinero prestado. Eso en mi pueblo es como decir que ‘no hay crédito’
También se dice que el rescate ha finalizado y ha sido saneado pero ha sido a costa de los ciudadanos que, no es que lo deban pagar sino que ya lo hemos pagado y con creces. De los 41.300 millones que se nos prestaron 11.000 se les robaron a preferentistas y similares. Eso ya es dinero perdido y que la banca no pagará nunca. Este tema, los ciudadanos, se lo están desayunando con calma desde hace tiempo y ya nadie se acuerda o prefiere no acordarse. Hay otros 36.000 millones que el FROB ya asegurado que están perdido y que no se van a recuperar jamás. Es bien sencillo, ese dinero no se puede devolver o el sistema ‘robusto’ y ‘saneado’ dejaría de serlo. Lo han dejado clarísimo. La factura del rescate la vamos a pagar todos y durante años. El único consuelo es que podría haber sido peor, pero el ‘rescate’ si tuvo factura.
Es como muy fácil volver a estar sano financieramente. Es como si te revientas toda la pasta que tenías en lo que te da la gana y cuando te dicen que tienes que pagar dices que no puedes o entrarás en quiebra. Entonces tus ‘amigos’ te dejan el dinero que necesitas para seguir adelante. Finalmente no lo devuelves alegando que ahora que estás saneado no es prudente o volverás a estar en quiebra.
Lo peor, lo que me pone la piel de escamas, es pensar que el Estado ha entregado, garantizado o avalado toda esta orgía de despropósitos, lo ha hecho en más de 330.000 millones para toda banca. ¿Donde estaríamos ahora si se hubiera destinado toda esa inmensidad de capital a ayudar a las pequeñas empresas productivas, a políticas reales de emprendedores, a la investigación y el desarrollo en campos tecnológicos o del conocimiento o, incluso, a rescatar a los ciudadanos que cayeron en las redes de la codicia y la riqueza de ladrillo?. Todo ese dinero destinado a crear un nuevo modelo de crecimiento o a estimular la economía en definitiva y no a enterrarlo en los balances de los que no tuvieron ningún cuidado.
Ser emprendedor no es cómodo y por eso debe ser crítico. No aceptemos lo que nos cuentan solo porque suena mejor. Las patrañas en celofán son igual de inservibles. Un emprendedor es un agente incómodo para la administración al preguntarse por qué tiene que pagar una cosa o acatar una decisión determinada, ya que ser emprendedor requiere un fuerte compromiso con la innovación pues precisa de ella para competir con empresas que estaban antes que él, ser emprendedor obliga a ser optimista, pues sin ese valor casi irreflexivo a veces no se conquistan nuevos territorios. Pero ser emprendedor exige ser crítico con tu entorno para facilitar la creación de riqueza y de supervivencia de un negocio a fin de crear empleo. No es lo mismo acudir al trabajo a las 9 y salir a las 5 a no tener hora de entrada ni salir nunca pues el proyecto que llevas entre tus manos requiere de concentración constante. Esa exigencia superior aborta cualquier imposición irreflexiva y te pone en alerta de la ineficiencia pública.
Entrevista en naranja
Hace unos días Diego Lorenzana me entrevistó para “En Naranja”, el medio de comunicación digital de la entidad financiera ING Direct. La verdad es que fue muy cordial todo el proceso. Hay quienes de las experiencias y críticas hacen acopio y con ellas buscan aprender. Carina Szpilka ha generado dinámicas y modos que se traduce en dar voz a quienes fuimos y somos muy críticos con el ecosistema bancario del que ellos forman parte también. La verdad es que esa es una de las vías por las que puede empezar la recuperación de una credibilidad que el sistema financiero perdió. Escuchar, conversar y aceptar la realidad siempre es un buen principio. Os dejo con la entrevista que trata de emprendedores, de finanzas, de redes, de inversiones y de modelos de negocio viables.
“Un emprendedor ve la oportunidad de llenar la media botella que queda sin agua”. Un momento con… Marc Vidal
Marc Vidal es analista económico especializado en la nueva economía, inversor en empresas de base tecnológica, consultor de empresas internacionales, experto en redes sociales y reconocido bloguero financiero. Actualmente sus retos empresariales se engloban en IDODI.EU, un pool tecnológico que ofrece consultoría, tecnología e innovación especializado en el e-commerce. Está considerado como una de las 10 personas más influyentes de Internet en España y se ha convertido en un referente para los negocios que buscan establecerse en Latinoamérica. Es autor de los libros Crónica de una crisis anunciada, Contra la cultura del subsidio y Una hormiga en París que se publicará el próximo octubre.Vemos en tu blog que una de tus principales ocupaciones, a parte obviamente de emprendedor de éxito, es la de Analista Económico especializado en Nueva Economía; ¿puedes contarnos qué significa exactamente este concepto?
Estamos ante un cruce único en la historia entre la forma en que los modelos de producción y los de transmisión de conocimiento están cambiando de manera evidente nuestro entorno. Al igual que en la antigüedad el hombre empezó diversas revoluciones, hoy estamos viviendo otra, la digital, cuya diferencia con otros momentos de la historia es que se produce justo cuando también se está produciendo una quiebra en el modelo de transmisión del conocimiento. A este nuevo entorno lo llamamos Nueva Economía, en mayúsculas.
Un ejemplo es el mercado de la música, en el que fue la empresa la que introdujo la tecnología digital para reducir costes, pero al consumidor le seguía costando igual, y se olvidó que la clientela podía pensar por sí misma, y lo que era una sustitución se transformó en un cambio de modelo de producción en el que han surgido nuevas plataformas para escuchar música.
Ya no vendemos productos, proponemos servicios. Cuando me definen como analista en este campo se refieren al estudio y reordenación de la información para estructurar e interpretar datos referentes al mundo económico como tal, pero también basado en datos relacionados con las nuevas tecnologías y demás elementos cambiantes del nuevo mundo. En mi caso, soy analista porque estoy metido en el asunto. Emprendo proyectos que necesitan análisis de Nueva Economía. Todo va ligado.
Los principales expertos coinciden en que en España existe un grave problema de falta de cultura financiera; ¿cómo ves tú al ciudadano de la calle en conocimientos financieros?
La falta de cultura financiera no sería grave si no estuviéramos en manos de auténticos cazadores sin remordimientos¿Habéis oído hablar de las preferentes? La mayoría de la sociedad no responde de manera positiva y esa es una prueba. Muchos conceptos que están en boca y afectan al ciudadano, éste los desconoce hasta que le afecta personalmente, la mayoría de veces, de forma negativa.
La falta de cultura financiera no sería grave si no estuviéramos en manos de auténticos cazadores sin remordimientos. En este país se ha vivido una fase en la que todos sabían invertir y se lanzaban a la compra de viviendas de modo masivo e interpretaban su riqueza en base al tamaño de su hipoteca. Esos tiempos se han ido para no volver y ahora vemos que no tener conocimiento de lo que supone manejar inversiones es un problema.
¿Cómo podríamos mejorar este conocimiento financiero? ¿Sería bueno, por ejemplo, introducir materias como la Economía en los niveles más básicos?
Me duele ver como se castiga a los alumnos por cometer fallosEl problema radica en la base educativa. Igual que no se motiva a los más jóvenes a crear, innovar, emprender, excepto que lo hagas expresamente, no se imparte una educación básica que nos introduzca los conceptos necesarios para aplicar a nivel cotidiano. Saber de economía estaría bien, o mal. Vete tu a saber.
Lo importante no es saber de algo, es saber que hacer con ello. Creo que durante mucho tiempo se propagó el mensaje que ser un yuppie era cool, luego un MBA era trascendental y ahora parece que si no estás acelerado en algún coworking no eres nadie. Aquí se definen formulas formativas a golpe de anuncio televisivo.
Me encantaría que en la escuela enseñaran ética. La de verdad, la que permite a la gente a valorar a los que no lo lograron pero lo intentaron, a los que lo arriesgaron todo, a los que persiguen sus sueños. Me duele ver como se castiga a los alumnos por cometer fallos. La quiebra enseña y ayuda a reconstruir. A eso deberían enseñar en esa asignatura que falta.
En muchos de tus mensajes en Twitter (@marcvidal) lanzas mensajes de optimismo y confianza. ¿Es tan importante el optimismo para superar situaciones como la que estamos viviendo en España?
Un optimista ve el vaso medio lleno, el pesimista medio vacío, el realista ve suficiente agua para tanta botella y el emprendedor ve la oportunidad de llenar la media botella que queda sin agua.El optimismo es el principal motor que te impulsa a realizar tus sueños y desarrollar tus proyectos. Sin olvidar el realismo, el ser positivo es el que te permite creer en ti, creer en ese proyecto, creer en ese sueño. Se escucha más el temor del fracaso que el propio optimismo, convirtiéndonos así a nosotros mismos en el principal obstáculo.
Me he dado de guantazos con bancos como este y otros. No me he callado nunca y me ha traído más que un problema. Sin embargo, ser crítico, realista, revolucionario y algo incorrecto en lo político no está en contraposición con el optimismo. Yo siempre he pensado que debo serlo por obligación.
Al igual que un emprendedor es un agente incómodo para la administración al preguntarse por qué tiene que pagar una cosa o acatar una decisión determinada, ya que ser emprendedor requiere un fuerte compromiso con la innovación pues precisa de ella para competir con empresas que estaban antes que él, ser emprendedor obliga a ser optimista, pues sin ese valor casi irreflexivo a veces no se conquistan nuevos territorios.
Ser optimista a veces es no ser muy realista. No era realista quien dijo que inventaría un aparato para volar, seguro, pero lo hizo. Tampoco parecía muy realista pensar que un día el hombre no dependería de la luz del sol o del fuego para iluminarse, pero pasó. Ser optimista permite esas cosas.
Ahora bien, yo prefiero ser emprendedor, es mucho más que optimista. Un optimista ve el vaso medio lleno, el pesimista medio vacío, el realista ve suficiente agua para tanta botella y el emprendedor ve la oportunidad de llenar la media botella que queda sin agua.
Después de haber fundado una decena de empresas en tu vida, ¿cómo animarías a la gente a que se decidiese a probar suerte y emprender su propio negocio?
Creer en uno mismo, apostar por lo que se desea, por lo que se cree y no ser nosotros mismos la principal barrera para llegar a conseguirlo. El fracaso debe considerarse como una oportunidad, un camino con indicadores de los badenes que debemos esquivar.
El libro que publicaré el próximo otoño Una hormiga en París estará lleno de esas vivencias que me han indicado la ruta en todos los viajes como emprendedor, un libro testimonial donde ese ánimo se verá reflejado y lleno de experiencias vividas al lado de grandes personas que en su momento me animaron, me aportaron su punto de vista y nos contagiamos ese optimismo.
¿Qué consejos podrías darle a una persona que comienza a plantearse abrir su propio negocio?
La teoría casi lógica diría que tenga clara su propia idea, que estudie bien la viabilidad del mercado, que analice sus principales competidores, que se rodee del mejor equipo y que tenga un plan B. Que contagie al resto de su deseo e ilusión de emprender y consiga que se lo crean.
Yo le digo que ¡salte! Que persiga sus sueños y que si en ese camino se equivoca no pasa nada. Sólo le pido que apunte en un blog todo lo que hacía y cómo lo hizo. Luego, gane o pierda, si lo lee, verá las claves del éxito y el fracaso, pero sobre todo verá TODO lo que ha ganado y no será dinero.
¿Crees que en España tenemos potencial para crear empresas de venta de productos o servicios con un alto componente tecnológico como en Sillicon Valley?
La apuesta tecnológica en España no se ha producido todavía de manera decididaEn España hay mucho talento que convive con la falta de mecanismos que faciliten la puesta en marcha de empresas en vez de entorpecer su camino. La apuesta tecnológica en España no se ha producido todavía de manera decidida. Todavía es muy de cartón, una pose de administraciones y entidades financieras.
Toca crear un ecosistema que se hace poco a poco y arriesgando pero sobretodo vinculando universidad, administración, agentes privados y capital. Sin inversores no hay emprendeduría digital y en España ser Business Angel o inversor no es tan rentable como hacerlo en otros lugares. Eso debe cambiar y potenciarse es punto en concreto.
La gente debería saber que en USA no todo pasa en Sillicon Valley. New York, Boston, Miami o South Valley, fuera de la zona de influencia natural del Hollywood, de los negocios tech, hay vida. Debemos de ser capaces de replicar algo parecido. Un lugar donde la exposición y desarrollo de negocio sea factible a un nivel y otro donde el talento y desarrollo tecnológico se produzca tal vez en otros entornos. Estuve dos años allí y me quedó claro que negocio y tecnología son dos desarrollos paralelos que no se cruzan en USA.
Como empresario, ¿por qué sectores apostarías como claves para cambiar el modelo productivo español?
Proyectos con base tecnológica implementados en modelos cloud y capaces de gestionarse en entornos multiplataforma, en el long tail y de viabilidad muy escalable. No obstante una cosa es el modelo productivo y otro el modelo de crecimiento. El primero debe generar valores a largo plazo, no es sencillo.
El segundo debe modernizar procesos en cosas existentes. Las grandes empresas que generan empleo en España son empresas cuya base tecnológica no es Internet y depende de modernizaciones periódicas. Ahora bien, ese es el escenario en el que deberán moverse en breve no obstante.
Por último, me gustaría que les dieses un pequeño consejo a los lectores de “En Naranja” para que conozcan cómo pueden darle mejor uso a su dinero y, en definitiva, cómo pueden ahorrar.
Ninguna inversión es segura y nada es arriesgado por derivaciónMe permites barrer para casa (risas). Tras el susto vivido en Chipre muchos se preguntaron si era seguro tener un depósito. Tan seguro como cualquier producto financiero. Todo ha sido un desastre bíblico y alguien tiene que pagarlo. De no aceptar la crisis, pasamos a comerla cruda; tras no aceptar un cambio sistémico pasamos a una digestión keynesiana; de no aceptar una quiebra del sistema se pasó a los recortes; y ahora, de no querer trasladar el gasto se pasará a que paguen los que la fastidiaron.
Me queda claro que aquello que era tan seguro no lo es. No lo fue invertir en inmuebles que nunca bajarían, en el sistema financiero más robusto del mundo u opositar para funcionario que era ideal de la muerte. Nada es seguro y nada es arriesgado por derivación. Pasamos la vida ahorrando porque nos contaron que eso era lo que tocaba hacer y puede que te quiten parte de lo acumulado por orden divina, te compras viviendas como patrón inversor y descubres que al final te sale más caro tenerlas que no y te pasas la vida creyendo que Disney era un paraíso y resulta que también debía haber mala gente.
Yo casi siempre aconsejo la inversión corporativa, la de invertir en empresa. En rondas privadas de captación de recursos (nunca públicos) lo hacemos para mis propias empresas (en las que creo lógicamente) y en otras como en las que invierto como Business Angel también (en las que considero una opción viable). Si además son empresas de base tecnológica mejor y si tras ellas hay experiencia, las opciones mejoran. He creado un buen número con algún fracaso y éxitos notables y seguiré pensando que, visto lo visto, no es tan mala idea seguir apostando en ese tipo de inversiones.
Mientras todo llega
Este post empieza como termina. Pongo por delante que me niego a que expolien mis sueños. Lo diga quien lo diga y lo procure quien lo procure. Por eso escucho, leo y atiendo incluso a los que me dicen que todo está muy mal y estará peor pues de ellos no me quedo con el miedo sino con el reto de superar la ola gigantesca.
Wolfgang Münchau es un columnista del Financial Times que este fin de semana la lió parda con uno de sus artículos. En concreto el titulado “Economics will catch up with the euro” y subtitulado “In southern Europe the hurdle for a case in favour of eurozone exit is shockingly low” en el que intenta explicar como, sorprendentemente, en el sur de Europa los límites para la salida de la zona euro son bastante bajos.
Durante el fin de semana se ha criticado mucho a este hombre que, como bien dicen por ahí, representa unos valores determinados y defiende la rotura del Euro tal y como lo conocemos. La verdad es que a mí me cuesta en algunos casos coincidir pues detecto cierto grado de “superioridad” mal gestionada por parte del bueno de Wolfgang. De hecho ya hace mucho que explica que lo mejor que le podría pasar a Alemania es que Europa dejara de coexistir en un mar de desequilibrios inasumibles e irracionales. Ahora bien, es alguien a quien se debe de tener en consideración. Münchau fue el primer columnista económico que alertó sobre las posibles quitas a depósitos en 2011 cuando, al parecer, se barajó hacerlo con dos bancos griegos y no se atrevieron. Con Chipre si se han visto capaces.
Independientemente de todo esto, lo que parece evidente es que la quiebra del sistema de ayudas y rescates está llegando al fin con el modelo anterior. Sólo quedan dos opciones y una ya se está desestimando. Convertir Europa del Sur en una especie de Disneyland repleta de dinero inservible y virtual o meter la mano directamente en la liquidez de aquellos que conviven con su nefasta clase dirigente incapaz de ejecutar con eficiencia los tiempos que nos ha tocado vivir. La elección inicial fue crear muertos vivientes, alargar la agonía y generar un altibajo económico que muchos supimos identificar como irreal y los políticos se aceleraron a describir como “brotes verdes”, “final de la crisis” o cosas más absurdas.
El tiempo de experimentos finalizó hace años y las consecuencias se encadenan en un desastre bíblico. No ha terminado. Poner a buen recaudo el capital líquido hoy en día es una quimera desconcertante. Poco o nada puede ser previsto y la lava del volcán que todo lo cambiará sigue moviéndose, deslizándose y viscosa. Nada se detiene y nada se evidencia salvo el desastre mayúsculo e inédito.
Sigo con mi percepción de una catástrofe transversal que no deja de ser una opción definitiva para nuestra generación. Cuando hace siete años identifiqué lo que ahora vivimos lo pasé mal, se me dijo de todo y se me trató de tremendista, catastrofista y antipatriota. No hice más que lo que ahora hago: localizar, diagnosticar desde la praxis y no la teoría. Yo era emprendedor y lo sigo siendo, nadie me ha dado un visado para serlo ahora que tan de moda está. Lo soy hace décadas y lo seguiré siendo aunque la vida me castigue con otro revés. Sin embargo nada, ni la mayor de las tormentas, que vuelvo a identificar, me va a detener. No tengo nada más que mi propia convicción y energía, mi propia capacidad y mi equipo. Con ello cuento.
No es incompatible ver el mundo en cambio constante, en un parto doloroso que algunos traducen como crisis, otros como cambio de modelo y otros podemos mezclarlo todo. No sólo, evidentemente, vivimos una transposición de elementos que generarán una nueva era, también estamos sumidos en la idiotez gubernamental y en la miseria intelectual de cuantos deberían dirigir este proceso. Estamos en manos de poderosos banqueros, periodistas, políticos, funcionarios, empresarios y sindicalistas que procurarán con todas sus fuerzas alargar lo actual y justificar sus maldades. Hay temas inevitables que solo se podrán retrasar aunque les duela.
Mientras todo llega, los que emprendemos, los que no podemos hacer nada más que luchar cada día desde que amanece hasta la noche bien entrada, persiguiendo el propio sueño o ayudando a lograr el de otros, con el deseo de que nos dejen en paz y si no nos quieren ayudar que por lo menos no nos jodan, seguiremos pensando que todo está muy mal pero sigue valiendo la pena tanto esfuerzo.
España se prepara para un rescate similar al de Chipre y con los mismos afectados. Los ciudadanos que se comieron el pastel pagarán el pato. El problema es que el pato también lo pagarán los que no se comieron ni las migajas del pastel en cuestión. Pagará todo dios.
El estado español tiene que devolver en un par de décadas 40.000 millones al 6% de interés que nos “dejaron” en Europa para reflotar la mejor banca del mundo. A eso hay que sumar la línea de crédito abierta de 100.000 millones, un déficit que no paramos de negociar, un paro que no deja de crecer, un consumo en caída libre, un cierre diario de empresas, un aumento del gasto en subnormalizante desmedido, la deuda de la banca española al BCE que es más de la mitad del total prestado por el Banco Europeo a todo la Unión cuando no representa ni el 9 % del PIB europeo, un sistema autonómico de teatro, pero del caro, un gasto en millones de funcionarios constitucionalmente imposible de atacar, una simulación hollywoodiense sobre el estímulo a la tecnología y a los emprendedores para procurar un cambio de modelo económico y de crecimiento, un montón de ferias que no interesan ni al que las monta, casi un 30% de paro, un PIB en retroceso continuo, ahora de un menos 1,5% comparado con año anterior que también cayó comparado con el anterior, que también cayó comparado con el anterior y así hasta el infinito y más allá.
München dice que a pesar de las recientes recapitalizaciones efectuadas entre los bancos españoles, el sistema bancario español en general está quebrado y no resulta racional que los españoles mantengan sus ahorros en los bancos del país, sobretodo escuchando y viendo lo que se dice sobre los efectos suaves de la acción en Chipre. El tipo asegura que salvo alguna excepción los bancos españoles son insolventes y ya nada tiene que ver con lo inmobiliario sino con la depresión económica.
Obviamente quien considere que tener el dinero en un banco es seguro debería de escuchar a los que viven sumidos en el robo organizado en Chipre, la manipulación de las preferentes o la revalorización miserable de sus propiedades inmobiliarias. Yo decidí invertir en proyectos, en empresas y en diversificar mis riesgos. Eso, lo que yo hice, es lo que recomiendo. Me puedo equivocar, por supuesto, pero, como explicaré más adelante en los próximos días, invertir en proyectos emprendedores, en startups, en tecnología que nace de la voluntad internacional, con garantías de fabricar cosas reales y con equipos experimentados que complementan a otros mucho más jóvenes, ha sido y será un buen método para impulsar los cambios que vendrán y para esperar un beneficio futuro.
Visto lo visto, luego dirán que invertir en startups es algo arriesgado. Que se lo digan a un chipriota. Yo no pienso permitir que expolien mis sueños.
Fragmentos (no se permite la reproducción completa) del artículo de München en el Financial Times
The same is ultimately true of Spain as well. Jeroen Dijsselbloem, Dutch finance minister and president of the eurogroup of eurozone finance ministers, unwittingly answered that question when – in an interview with the Financial Times – he shocked the world by telling the truth. It is now the stated policy of the creditor countries to solve the problem of a debt overhang in the banking sector in the peripheral countries through the bail-in of bondholders and depositors.
Just think this one through. Minus its two largest banks – BBVA and Santander – Spain’s banking system is broke, even after recently agreed small recapitalisations. The housing bubble is no longer the main problem, but the ongoing depression is likely to last for most of the decade, given current policies. The logical consequence of Mr Dijsselbloem’s dictum and the reality of austerity and a deficient banking union is a future bail-in of Spanish bank bondholders and depositors.
The problem is that even insured deposits will then not be protected. Look at what happens in Cyprus, where capital controls affect small and large deposits alike. I would expect that to happen in Spain as well. Given the stated policy, it is logically irrational for any Spanish saver to keep even small amounts of savings in the Spanish banking system. There is no way that the Spanish state can guarantee the system without defaulting itself.
The consequence is that for Spain, too, it will eventually become economically rational to leave the eurozone. The best moment would be the time when the country achieves a fiscal balance before the payment of interest on debt.
No somos héroes
Hace dos años Ima Sanchís me hacía esta entrevista para la Contra de La Vanguardia. Hace apenas unos días alguien me la recordaba durante la cena posterior a una conferencia que ofrecí. Hicieron memoria por lo que al final de la misma comento sobre que los emprendedores serán los responsables de la “salida” de la crisis. Hoy sigo pensando lo mismo pero con matices debido a la ridícula dirección que está tomando todo esto. Si bien no hay nada de lo que salir, ni nada que recuperar, si es cierto que continuamos construyendo un nuevo modelo económico y social en el que los emprendedores, especialmente los que se mueven en la Nueva Economía, serán los motores determinantes. Sigo pensando así. El matiz proviene de que el concepto “emprendedor“ empieza a tomar un tono teatral y publicitario.
Tratar de convertir en héroes necesarios, en cómplices del proceso de parálisis o en “teaser” de campaña es a parte de un insulto a la inteligencia una osadía. Ni somos héroes ni queremos serlo. Hay emprendedores de todo tipo, que buscan sobrevivir, que persiguen sueños, que no quieren jefes, que precisan una cancha donde innovar, que llevan mal procesos rutinarios o que, sencillamente, sintieron la llamada extraña y metálica que todos los que odiamos el sofá social, hemos escuchado en algún momento. Pero no somos héroes ni queremos serlo. Aburre y agota el discurso recurrente por todas partes acerca de las miles de acciones y ayudas que estamos recibiendo por todas partes. Entre post grados, cursos, becas, concursos, semi ayudas y créditos blandos el jardín está agotado. Limpiar conciencias de algunos bancos que embargan negocios y viviendas de emprendedores que no lo lograron, en gran medida por la presión indecente de estos mismos, aguantar un negocio determinado. Son los mismos bancos que otorgan concursos con premios ridículos e insignificantes que suponen en la práctica la limpieza de conciencia de algunos.
No somos héroes, somos saltadores. Un tipo que se pone en marcha con un proyecto que aun no está consolidado, que se enfrenta a mil obstáculos y que además está obligado a superar sus miedos y los estereotipos de una sociedad drogodependiente, es alguien que acepta la crisis como un puesto de trabajo y de hecho su ecosistema natural. De ella saca el combustible al contrario que el resto de mortales. Cuanto mayor sea el riesgo más apasionante es el reto, pero no es un gesto heróico, es algo que sale de dentro y que no puede depender de que un banco, un ayuntamiento, un business angel o un funcionario que necesita justificar una nómina pública te empujen.
Hay dos maneras de vivir este impulso que a veces sale de dentro: sentado frente al abismo o saltando. Obviamente no todos son iguales ni tienen las mismas circunstancias, pero si son iguales los efectos secundarios de una decisión como la de montar un negocio. Al iniciar el salto no sabemos que hay ahí abajo, a veces ni importa, lo que si tenemos claro, los que saltamos, es que el de la silla frente al vacío no se va a enterar de lo fascinante que es volar unos segundos. No somos héroes y no queremos que nos definan como tal, como si casi fuéramos una especie de etnia sofisticada, o un grupo “cool” que da votos o queda bien apoyar. Sólo queremos que dejen de utilizar el concepto emprendedor como si fuera una cataplasma. Si de verdad se quiere apostar por la emprendeduría es necesario dejar de lado esta especie de discurso parvulario insoportable.
LA CONTRA DE LA VANGUARDIA ‘SOMOS UNA SOCIEDAD ANESTESIADA A BASE DE SUBSIDIOS’ . MARC VIDAL - 22/02/2011 – 00:09
Estamos al final de la crisis?
Sí, pero lo que hay es lo que va a quedar.No es muy halagüeño.
En el nuevo modelo económico mundial unos países emergen y otros se estabilizan en un lugar más bajo del que estaban; y España, en un lugar extremadamente más bajo.¿Nos subirán más y más los impuestos?
Sí, los irán subiendo progresivamente y en cuatro años la presión fiscal será altísima porque alguien tiene que pagar todo esto.¿La clase media se hunde?
Se estrecha, porque depende en gran medida de que el consumo se mantenga, y el consumo se está reduciendo sin remisión.¿Y emerge una nueva clase?
Sí, la que yo llamo microburguesía low cost: millones de personas que se manejan con apenas 1.000 euros al mes. Una clase social satisfecha por comer en el Pans & Company, viajar con EasyJet y montarse sus propios muebles de Ikea.Es usted cruel.
La sociedad está cloroformizada, es drogodependiente: vive de ayudas, subvenciones, soportes del Estado, servicios que acaban reclamando como derechos fundamentales. Y a la Administración ya le va bien una sociedad anestesiada a base de subsidios y entretenimiento, no sea que salgan a la calle¿Una clase social formada por la clase media que ha ido cayendo?
Sí, la sociedad se está desequilibrando, hay una clase baja y una alta que se mantiene por la endogamia del consumo entre ellos, pero cuando uno cae, lo hace abajo del todo.¿Sin remisión?
En España el número de familias que tienen a todos sus miembros en paro supera ya el millón y medio; y hay un millón largo de personas (entre 45 y 50 años) que llevan más de un año en paro y que no volverán a encontrar trabajo. No hay una respuesta laboral prevista para ellas ni ningún impulso para que se pongan en marcha por sí mismas. Vivirán de los subsidios y las ayudas.¿No se acabarán?
No, simplemente nos subirán los impuestos, hemos llegado al límite de la deuda externa. En Occidente muy pocos trabajarán mucho para que muchos no trabajen. El Estado providencia ha convertido a la sociedad en un grupo homogéneo que vive a la expectativa, esperando que alguien les solucione sus problemas.... Es sangrante con la Administración.
El Estado es interventor e inconveniente para los ímpetus emprendedores. Las cargas que debe soportar una persona que monta su empresa o se declara autónomo son un peso insignificante en otros países. En el Reino Unido apenas hay cláusulas para iniciar una actividad, a medida que la empresa crece van apareciendo requerimientos.¿Con qué resultados?
Como muchos lo intentan, son más los que lo logran, y con el tiempo el empleo se multiplica. Nuestro país tiene la tasa de paro más alta del mundo civilizado porque aquí no hay manera de montar una empresa con pocos recursos. Si aun así lo logras, los salarios con sobrecoste acaban contigo.También hay ayudas, ¿no?
Sí, que acaban siempre en manos de los grandes grupos financieros e industriales y nunca en las pymes y los autónomos. Es un error histórico de este país gastar demasiado en estimular sectores desde arriba en lugar de dinamizar desde abajo. Además, las ayudas a los emprendedores suelen ser más un discurso que una realidad.Aquí el que innova es el inmigrante.
Sí, sólo un 7% de los españoles decide poner en marcha un negocio, mientras que más del 14% de los inmigrantes lo hacen. Somos uno de los tres países europeos con el nivel más bajo de empresa innovadora de nuevo cuño; y la mitad de los nuevos negocios cierra en menos de un año.La burocracia no ayuda mucho.
Para montar un negocio en España requieres una media de cuarenta y siete días, en EE.UU., tres. Y las teóricas ayudas de la Administración acaban siendo un inconveniente porque ralentizan el proceso.¿Qué podemos hacer?
Reducir impuestos, porque aumentándolos lo único que logramos es que las empresas tengan menos capacidad de inversión; apostar a largo plazo, hay que empezar a pensar de qué vamos a vivir, e impulsar la internalización de las pymes, porque si no es en el exterior no van a crecer.Y nadando en esas aguas coloca usted a la generación perdida.
Sí, gente entre 35 y 45 años que debe una hipoteca a 30-40 años y que está a las puertas del embargo. Toda una generación hipotecada en un patrimonio que no vale lo que cuesta y que los bancos ejecutan como parte del botín.Menudo panorama.
Son la generación de las tarjetas de crédito sofocadas, de yeseros cobrando como ingenieros de la NASA. Gente que pensó que sus negocios no requerían esfuerzo, que tuvieron en sus manos la opción de mejorar su entorno y sólo mejoraron su trono.Puro pelotazo, ¿pero ahora qué?
En el tercer mundo los emprendedores están por todas partes porque es la única opción, aquí la opción es el subsidio. Los poderes políticos y económicos son siempre los mismos, muy poca gente accede ahí y muy pocos caen, y eso se logra cloroformizando a la sociedad; hay que reaccionar.
Dopar bancos
Hace unos días, el gran ciclista Lance Armstrong confesó en una televisión americana que se había dopado. Incluso aseguró que sin doparse es imposible ganar siete Tours de Francia.
Aunque sigamos escuchando que desde la política se ofrecerán millones y millones (que no existen y que nadie tiene claro de donde saldrán) para ayudar a emprendedores y empresas (atentos a los listados que surjan en consecuencia), el problema es que si el sistema financiero no puede abrir el grifo con dinero real eso no es creíble, pues si esos fondos pretenden lograrlos con el botón fiscal y la subida de impuestos lo llevan claro. El sistema financiero sigue quebrado y seco. Lo está porque vive de sustancias dopantes que no permiten ver el estado real del conflicto. Nos hemos olvidado de donde se evidenció el gran cataclismo y seguimos dando vueltas sin estrategia. El cambio de modelo en la economía, la aceptación de que esto no es una crisis sino un gran cambio revolucionario e histórico y el crecimiento de la importancia de una hipersociedad inminente sólo será exitosa con la aceptación que tanto EPO sólo nos llevará al fracaso más absoluto y a una vivencia irreal de lo que está pasando. Cuando vives algo irreal no puedes adoptar medidas para afrontar los retos reales.
Esta función cada vez es más retorcida. Resulta que los de siempre siguen con su estrategia del “sálvese quien pueda” y en realidad se lo están cargando todo. No tuvieron bastante con la estafa general de las retasaciones y las valoraciones fuera de lógica, otorgando hipotecas que las matemáticas no soportaban ni a primera vista, ni les bastó con inventarse resultados, cotizaciones, solvencias y fusiones de juguete. No se les quitó el apetito, siguen siendo unos irresponsables compulsivos. Vivimos una situación de locura financiera y sociopolítica en sesión continua.
Hace años se dijo que la morosidad bancaria no podría superar un siniestro 8% o se lo llevaría todo. Que el fondo de garantía no podía soportar una insolvencia de tal calibre y que tarde o temprano esas cifras provocarían el desmontaje general. Pues no pasó nada, seguimos aumentando esa cifra y estableciendo un país en venta que es incapaz de pagarse a sí mismo. Resulta que la morosidad en las entidades financieras registró en noviembre un nuevo récord, el 11,38%. El volumen de créditos dudosos de los bancos, cajas, cooperativas y establecimientos financieros de crédito que operan en España ascendió a 191.630 millones según los datos provisionales del Banco de España. Desde julio de 2011, la morosidad no ha parado de crecer. ¿Cómo puede ser que no pase nada? Es sencillo si aceptamos cómo válido que la dopamina suministrada a nuestro sistema financiero es legal y si lo es, es prudente e incluso ético.
Hace años dijimos que el sistema financiero español estaba quebrado y nos dieron hasta en el paladar. Aseguramos que era insolvente pues su contabilidad se soportaba en una valoración patrimonial que no se creía ni el Tato. No se produjo la fallida en términos evidentes, nadie ha podido publicar que el sistema financiero español está roto, pues, a base de dinero público, se van rellenando poco a poco las fisuras del modelo. Si atendemos a la historia de este asunto veremos como nos la han ido metiendo poco a poco y casi ni nos hemos enterado.
Al principio fue aquello de “solo la puntita” que significó que la intervención de la CCM, la imposición de una estafa socializada y aceptada (las preferentes) para pagar una fiesta de impagos inmobiliarios, las fusiones (quiebras controladas) y las “compras” (despidos masivos) de entidades pequeñas por otras “mayores”. Después de la puntita, posteriormente y casi sin enterarnos, empezó a entrar entera. Nadie se quejó pues parecía que nuestro dinero no estaba en juego. Vimos como eso no era cierto cuando la subida de impuestos provocó que muchos dejaran de invertir en este país. Lo peor es que esto no ha hecho más que empezar.
Aquí ya nadie está a salvo. Ni el Santander. Hace unos días el Financial Times hablaba de la “tormenta perfecta” que se le avecina a Botín y que pone en juego la “eficiencia” y “estabilidad” de esa grandiosa entidad por ejemplo.
Pues eso, que aunque nos gustara pensar que era posible, sin doparse es imposible ganar 7 tours, aunque nos encantaría pensar que sin doparse es posible alcanzar la recuperación en plena sequía financiera, pero por desgracia no. Como sucedió con Amstrong, al final hay que contarselo a Oprah Winfrey.
Fondos cotizados (ETFs)
Como continuación al artículo de “Aviso a navegantes”, esta semana te cuento “lo que no te dirá tu Banco”, con el objetivo de proporcionaros más elementos de juicio acerca de productos de inversión comercializados de forma agresiva por los bancos respecto a otros menos conocidos, precisamente porque los bancos no los anuncian. No los publicitan por una razón muy sencilla: tienen comisiones muy bajas y no les son tan rentables.
La primera diferencia entre los productos de inversión tradicionalmente más conocidos y los otros menos conocidos salta a la vista: los primeros suelen ser muy rentables para los bancos, mientras que los segundos son, sin excepción, poco rentables para los bancos. Aunque un inversor puede tener razones fundadas para escoger un producto del primer tipo, esta decisión debe tomarla conscientemente en función de sus propios intereses, no los del banco, ni dejar nunca que el banco decida por él. Nuestra intención es que esta serie de artículos sea de ayuda a los inversores a la hora de tomar decisiones informadas sobre los productos de inversión utilizados para gestionar y proteger sus ahorros.
Los ETF, o fondos cotizados, son fondos de inversión con la particularidad de que cotizan en la bolsa de valores igual que una acción, pudiéndose comprar y vender a lo largo de una sesión al precio existente en cada momento sin necesidad de esperar al cierre del mercado para conocer el valor liquidativo al que se hace la suscripción/reembolso del mismo. Son conocidos por sus siglas en inglés ETF (Exchange-Traded Funds).
El objetivo de los fondos cotizados es reproducir un determinado índice bursátil o de renta fija, y sus participaciones están admitidas a negociación en bolsas de valores. Los fondos cotizados son semejantes a los fondos índice, diferenciándose de éstos en que permiten la adquisición o venta de la participación no sólo una vez al día, sino durante todo el período diario de negociación en la correspondiente bolsa de valores. Por lo tanto, las participaciones de los fondos de inversión cotizados negocian en mercados bursátiles electrónicos en tiempo real, en las mismas condiciones que se aplican a cualquier otro valor cotizado. Desde mi punto de vista, existen tres diferencias fundamentales entre los ETFs y los fondos de inversión de gran importancia para los clientes particulares. Veámoslas brevemente
Los ETFs no están sujetos a gestión activa. Esto es, el gestor tiene sólo una misión: reproducir el comportamiento del índice de referencia vinculado al ETF específico de que se trate. Las compraventas tienen lugar únicamente cuando son estrictamente necesarias para alcanzar dicho objetivo, por ejemplo, cuando una nueva acción o bono entra o sale del índice de referencia. El gestor del ETF no introduce ajustes en la cartera por ningún otro motivo, y nunca intenta generar ganancias o pérdidas superiores a las del índice de referencia mediante la compra de más o menos cantidad de cualquier acción o bono que la que reproduce su peso correspondiente en dicho índice. Tampoco puede incluir en la cartera activos diferentes a los que forman parte del índice. En suma, los ETFs son instrumentos pasivos, ideales para aquellos inversores que, como el que suscribe, están convencidos de que la enorme mayoría de los gestores no proporcionan valor añadido a largo plazo a la cartera mediante su gestión activa, es decir, no alcanzan el objetivo de superar al índice de referencia mediante el trading o el análisis fundamental de los ratios financieros de las empresas cotizadas.
Como las compañías gestoras que emiten los ETFs no necesitan emplear en su mantenimiento a equipos de gestores de fondos y analistas, la comisión de gestión típica de un ETF es muy inferior a la de un fondo de inversión tipo, que suele situarse en el rango 1,5-2,25% anual Por ser instrumentos de uso común por parte de los grandes inversores institucionales, los ETFs están sujetos a una fuerte presión competitiva. Así, un ETF que no consiga su objetivo básico de reproducir adecuadamente su índice de referencia, o que intente cobrar una tarifa de gestión superior a las de la competencia se encontrará rápidamente fuera de mercado. En consecuencia, las comisiones de gestión de los ETFs se sitúan normalmente entre 0.25 y 0.50% anual como máxima.
Finalmente, aunque desde el punto de vista jurídico los ETFs son fondos de inversión, su tratamiento fiscal es idéntico al de las acciones, esto es, no está permitido realizar traspasos entre ETFs sin peaje fiscal, como ocurre con los fondos de inversión clásicos. Aunque a primera vista esto puede parecer una gran desventaja, en mi opinión este factor no es importante, excepto en el caso inusual de inversores con una cartera existente de fondos con grandes ganancias latentes de capital que no estén interesados en realizar para proceder a la compra de un ETF. Para los inversores que no se encuentren en una situación tan envidiable, es mucho más ventajoso pagar impuestos sobre las plusvalías que pagar año tras año las elevadas comisiones de gestión de los fondos de inversión tradicionales, entre 1% y 2% del valor total de la cartera, con independencia de que existan beneficios o pérdidas, latentes o realizadas. En mi experiencia, para la mayoría de los inversores el mecanismo de los traspasos actúa en realidad como una trampa, ya que promueve la conservación en cartera de fondos de inversión caros e ineficiente, dejando al inversor cautivo ante el temor de abandonar la jaula dorada de la ley de traspasos. Ello es especialmente verdad ya que está demostrado en la práctica que la inmensa mayoría de los fondos de inversión siguen intencionadamente una política de inversiones basada en ponderar los acciones o bonos en cartera de tal forma que asemeje cuanto pueda sea posible su índice de referencia, en lugar de asumir los riesgos inherentes a una verdadera inversión activa, realmente independiente de la composición del índice. Esta forma de invertir, conocida con el sobrenombre de “índice en la sombra”, es una de las muchas prácticas deficientes de la industria de gestión de activos, ya que los ETFs permiten reproducir los índices, y por consiguiente alcanzar sus mismos resultados de una forma consistente y a un precio muy inferior.
En resumen, a la vista de sus ventajas y sus reducidos costes, los ETFs son una herramienta disruptora con capacidad para plantear una seria amenaza al muy lucrativo negocio de los fondos de inversión. Por esta razón, con notables excepciones como Renta4 Banco o el Banco Inversis, muy pocos bancos hacen el menor esfuerzo por informar a sus clientes sobre los ETFs como alternativa a los fondos de inversión. Confío en que este artículo contribuya a dar a conocer las ventajas que ofrecen los ETFs, uno de los principales instrumentos de inversión que recomiendo. La próxima entrega de esta serie de artículos se centrará en analizar cómo usar ETFs en estrategias simples, demostradas y basadas en principios reglamentados a fin de ofrecer alternativas eficientes y de bajo coste a los programas de carteras gestionadas, típicamente caros, que ofrecen los bancos en su empeño permanente por incrementar sus ingresos a costa de los ahorros de sus sufridos clientes.
Salvaguardar depósitos
El número de consultas acerca de como salvaguardar los depósitos ante una posible “quiebra“ del sistema financiero español no dejan de llegar. Me preguntan por email, en persona, a través de los comentarios del blog, tras cualquier evento, en los aeropuertos cuando alguien me reconoce, me consultan familiares, amigos, socios, periodistas y, aunque parezca sorprendente, trabajadores bancarios. Al respecto he ido hablando con otros blogueros económicos, asesores de patrimonio y directivos financieros en los que confío y todos coinciden en algo que parece haber cambiado sustancialmente en los últimos días: la gente ya pregunta abiertamente sobre la posibilidad de un corralito en España y como pueden evitarlo. Hace unos años, la palabra corralito suponía la expulsión del género humano. Hoy parece que, los que nos definían como incendiarios inconscientes, son los mismos que se apresuran a saber como sacar su dinero del sistema financiero español. Advierto que estoy convencido que las cifras de la fuga legal de depósitos debe estar siendo gigantescas. Es posible que los datos oficiales no respondan a la verdadera magnitud de la huida pues desencadenaría un circuito viciado que retroalimentaría lo que quisiera evitar.
Que obliguen a algún banco a digerir en sus balances a una caja con una agujero bíblico, no ayuda mucho a que el sistema cure sus deficiencias. Que se avance la creación de un banco malo no ayuda demasiado. ¿Alguien puede confiar a estas alturas que un banco repleto de basura financiera va a ayudar a que la realidad se convierta en algo mejor? ¿Alguien cree que tomar todos los activos tóxicos de la banca española y convertirlos automáticamente en los activos de una entidad de resguardo lo soluciona todo? ¿Nos toman por estúpidos? El banco malo se compone de las cosas que nadie va a pagar, de las deudas que se deben eliminar en los balances que evidenciarían quiebras y fallidas técnicas en algunas entidades. El gap es que se confía demasiado en que algún día alguien querrá esos activos malos. Si eso no pasa en un tiempo prudencial, la hostia será soberana y todos tendremos que refinanciar el macroagujero.
Los ahorros deberían ser fuente de tranquilidad y seguridad, no de preocupaciones añadidas en estos tiempos tan revueltos. Haber conseguido ahorrar unos euros es una hazaña notable, dado el incremento de impuestos y precios en un contexto de creciente desempleo, quiebra de empresas, asfixia de autónomos y congelación de salarios y pensiones. La enorme mayoría de los ahorradores solo pide tres cosas: seguridad, liquidez y, por último, algo de rentabilidad. Una petición tan sencilla, pero tan pocas veces satisfecha por los bancos y cajas, sobre todo en los últimos años.
En los últimos años hemos vivido una erosión del concepto de responsabilidad fiduciaria que debería imperar en las actuaciones de todos los responsables de la gestión de nuestros ahorros. Hemos sido testigos de un cadena de fallos, de los reguladores, de la entidades públicas, de los mecanismos de control interno de los bancos y cajas y, lo que es peor, de la voluntad de nuestros líderes políticos para tomar las duras medidas necesarias para poner fin a la crisis y poner las bases de una nueva fase de crecimiento fundamentada en la oportunidades que ofrece la nueva economía digital y la emergente hipersociedad. El principal modelo de consulta de personas preocupadas por la situación financiera de España y la seguridad de sus ahorros en su banco o caja de toda la vida es que hacer con sus depósitos y ¿como evitar un corralito? Lamentablemente, como ya comentaba en otros posts, un análisis detallado del funcionamiento del fondo de garantía de los depósitos bancarios no resulta tranquilizador para el ahorrador por las dudas que se plantean sobre la seguridad y la accesibilidad inmediata al dinero depositado, sobre todo en el caso extremo pero no descartable de fallo en cascada de varias entidades bancarias.
De aquí resulta la primera y primordial preocupación, la sensación popular y que algunos expertos defienden, de que los ahorros en el banco o caja no están seguros en el contexto de la crisis actual. Esta inseguridad surge de dos fuentes. La primera es la preocupación sobre la solvencia del banco o caja en concreto y de la capacidad de respuesta del fondo de garantía de depósitos, y la segunda es la posibilidad de una ruptura del propio euro (cada vez mas comentada en las últimas semanas en Berlín y París), que dejaría a España, y por lo tanto todos los balances y depósitos bancarios en España, excluida del club del euro fuerte. En este escenario, sería probable que el nuevo euro de segunda velocidad sufriera inmediatamente una devaluación del 30% ó 40% en relación con el Euro de primera velocidad y, por lo tanto, una similar devaluación en relación con otras divisas, como el dólar estadounidense. Esto no lo digo yo, se comenta en muchos foros económicos que antes negaban esta posibilidad y que ahora se reafirman en las cada vez más evidentes opciones al respecto. Muchos preguntan que se puede hacer. A continuación os detallo algunas de las opciones que se barajan en los entornos de capital medio y que son totalmente legales y cuya homologación financiera no deja de ser factible.
Cuentas internacionales
La única manera totalmente segura de evitar este escenario es mantener balances en la cuenta corriente y depósitos a plazo en cuentas bancarias fuera de los países en riesgo de sufrir esta exclusión del euro de primera velocidad. Es totalmente legal y legítimo para cualquiera ahorrador residente en España abrir una cuenta bancaria no residente en cualquier otro país que no presente el riesgo de quedar fuera de la zona del euro de primera velocidad, si es que esta hipotética ruptura llegara a materializarse. En España hay total libertad de movimiento de capitales, y los ahorradores no deberían sentir ningún reparo en utilizar esta libertad para mandar fondos a otros entidades fuera de España si estas le dan más seguridad, liquidez y rentabilidad para sus ahorros. Igualmente, fuera del la zona euro, los ahorradores pueden abrir cuentas no residentes en Suiza o los EEUU, países que históricamente han ofrecido un gran estabilidad y cuentan con muchas entidades financieras de última generación en varias divisas, que ofrecen acceso electrónico a los fondos por Internet, y servicio al cliente en español. En la nueva economía digital nuestra selección del banco en que invertir parte de nuestros ahorros no debería estar condicionada por la proximidad de una sucursal a nuestra casa, sino por la capacidad de la entidad financiera, dondequiera que se encuentre ubicada en el mundo, para satisfacer mejor nuestras necesidades. Hay que destacar que cualquier operativa en este sentido debe ser notificada a la autoridad tributaria y que los rendimientos y aportaciones deberán tributar oficialmente.
Inversión en Bonos Corporativos de Empresas no financieras.
Una vez asegurada la seguridad de los ahorros, la liquidez y rentabilidad son las siguientes prioridades. Una inversión es líquida cuando se puede comprar o vender en grandes cantidades cualquier día laboral sin incurrir en costes importantes y sin influir en el precio de mercado. Tradicionalmente, uno de los mercados mas líquidos has sido el mercado de bonos soberanos y letras del Estado, pero en la actual situación los bonos de los países considerados fuertes (es decir, Alemania) están muy sobrecomprados, con rendimientos muy bajos, mientras los bonos y letras de otros países de la zona euro ofrecen mejores rentabilidades, pero tienen el peligro de sufrir una conversión al hipotético euro de segunda velocidad, con la consiguiente pérdida para el ahorrador que ya hemos comentado.
Por esta razón, recomiendo evitar los bonos soberanos o letras de tesoro a favor de los bonos corporativos de empresas solventes, con mucho flujo libre de caja y libres de cualquier duda sobre su solvencia. Por supuesto, con este criterio, excluimos los bonos de las entidades financieras por ser el sector en el ojo del huracán de la crisis actual que azota Europa y evitamos bonos emitidos en países en peligro de quedarse fuera de la zona del euro de primera velocidad, incluso si se trata de empresas de la máxima solvencia. En este tipo de empresas, nuestra preocupación se centra en la divisa en que se producirá la devolución del capital a su vencimiento, si en el periodo que media entra la compra de los bonos soberanos o letras del tesoro se produce la ruptura del euro. De producirse la devolución del capital en euros de segunda velocidad, ello acarrearía un grave perjuicio para el ahorrador.
Con bonos corporativos de alta calidad, tanto por la solvencia de la empresa como del país bajo cuya legislación se produce la emisión de los mismos, el ahorrador puede conseguir seguridad, liquidez y rentabilidad, pero con un condicionante muy importante: debe realizarse su compra de forma directa, no a través de fondos de inversión. Efectivamente, este activo no suele ofrecer buenos resultados en el formato de fondo de inversión por dos razones principales. Primero, en la actual coyuntura de bajos tipos de interés, las comisiones y otros costes se comen una gran parte de la rentabilidad de los bonos subyacentes en la cartera del fondo. Segundo, el gestor de un fondo de bonos corporativos suele recibir grandes cantidades de órdenes de venta por parte de los participantes en sus fondos precisamente en los momentos más agudos de crisis en el mercado, cuando las ofertas de compra son más escasas y pobres. Precisamente en estos días el gestor tiene forzosamente que vender los bonos para hacer frente a las órdenes de venta de participaciones de sus fondos. La consecuencia es una bajada de valor contable del fondo que merma de forma sustancial sus resultados como consecuencia de la venta de los bonos en el peor momento posible. Por esta razón, a mi empresa le he ordenado que siempre asesore en la opción de operar en este activo clave a través de compras directas de bonos con el objetivo de mantenerlos en cartera hasta su vencimiento.
Préstamos Persona a Persona (P2P)
Los préstamos persona a persona constituyen una clase emergente de activos que permite la desintermediación del banco a través de la utilización de herramientas digitales. Ya existen plataformas digitales donde los ahorradores pueden prestar dinero a otras personas cuidadosamente seleccionadas, dispuestas a pagar un tipo de interés muy atractivo por conseguir el préstamo. Todo esto sin la intervención del banco, pero sí con la ayuda de un equipo de personas muy cualificadas para mantener la plataforma, asegurar su legalidad y seleccionar únicamente los candidatos más solventes entre las solicitudes de préstamos. Los préstamos P2P son otro elemento de la nueva forma de gestionar los ahorros con la que estamos ofreciendo rentabilidades muy atractivas para los ahorradores.
Cuentas Segregadas
En los últimos años hemos sido testigos de muchos fallos y negligencias en la responsabilidad fiduciaria, precisamente por parte de los responsables de la gestión de la inversión del ahorro. Casos como los de Madoff, donde los mas sofisticados inversores del mundo de los grandes bancos perdieron miles de millones de euros de sus clientes, e incluso casos tan recientes como el colapso de MF Global en los EEUU la semana pasada, nos deberían servir de aviso del peligro de confiar en sistemas regulatorios de países extranjeros donde el control sobre el gestor de fondos adolece de graves carencias.
A mi equipo les he recomendado que se ofrezca respuesta honesta, realista y analítica al problema de falta de responsabilidad fiduciaria de tantos gestores de una forma clara y sencilla. Simplemente, el dinero del cliente no sale nunca de su cuenta de origen hacia la cuenta del gestor de fondos u otra entidad financiera que preste servicios de gestión de inversiones. Toda las gestiones de compra/venta se realizan en la propia cuenta del cliente. Este principio de actuación, conocido como “gestión por cuenta segregada”, protege al cliente de la posibilidad de encontrarse entre las víctimas de la próxima estafa en la que desaparecen los ahorros de tantas personas. Los resultados de la gestión por cuenta segregada podrán ser buenos o malos, pero en cualquier momento el cliente puede suspender la delegación de la gestión si los resultados no le satisfacen, ya que durante todo el proceso el cliente mantiene el control sobre su cuenta.
Participaciones Societarias
Las inversiones en depósitos a plazo o bonos corporativos emitidos en países fuera de peligro de encontrarse dentro del euro de segunda velocidad ofrecen seguridad y liquidez al ahorrador, pero con una rentabilidad bastante modesta, ya que los tipos de interés se encuentran en niveles muy bajos por la actuación de los bancos centrales, que los mantienen en estos niveles con la falsa esperanza de estimular así la economía. Al fin y al cabo, la única posibilidad de conseguir rentabilidades altas viene de participar como accionista en el éxito de una empresa. En el caso de las empresas cotizadas, sobre todo los miles de empresas de pequeña capitalización bursátil que coticen en las bolsas de los EEUU, el inversor puede participar en empresas de gran crecimiento con una transparencia informativa total a través de los informes periódicos obligatorios por parte de los reguladores norteamericanos. Otra forma de convertirse en accionista es tomar participaciones societarias en nuevos proyectos empresariales (no cotizados en bolsa). Aunque una inversión directa en las acciones no cotizadas de una compañía con buenas perspectivas en la nueva economía no ofrece liquidez, puede ofrecer rentabilidades muy atractivas si la empresa cumple sus expectativas de crecimiento. Es necesario que los que tenemos empresas que asesoran en este punto asuman criterios nuevos, lejos de los libros tradicionales, que aporten nuevas fórmulas pues ahora mismo nadie se puede dar por salvado. Nosotros por ejemplo lo que hacemos es ofrecer a ahorradores cualificados la posibilidad de participar en proyectos cuidadosamente seleccionados como los mejores apuestas de obtención de beneficios en la nueva economía en los próximos años.