El Fintech como ejemplo del papel que juegan los que sufren la disrupción.

Conocí a Donald Byrne en un evento sobre Fintech. Su compañía, Corvil, ganaba el premio a la mejor plataforma de seguridad de transacciones financieras. Con base en Dublín crece al 60% en resultados cada año. Actualmente supervisa 354 billones de transacciones por un valor de un billón de dólares diarios. Corvil fue fundada por el profesor del Trinity College de Dublín John Lewis hace más de una década junto a tres estudiantes. Entre sus principales clientes figuran Morgan Stanley, Nomura, Commerzbank, Thomson Reuters, Nasdaq o Deutsche Börse.

En una de las intervenciones, Byrne avaló un informe sobre el estado del Fintech global que uno de sus propios clientes, Morgan Stanley, había realizado. Según ese estudio el mundo Fintech podría estar tocando techo y podría estar dando las pistas de como afrontar la disrupción en otros sectores ahora tan asustados. Según Morgan Stanley, el Fintech ha alcanzado su punto máximo de crecimiento y la inversión proveniente del capital riesgo se irá desvaneciendo a medida que los bancos y operadores de siempre copien sus tecnología y se adapten al nuevo funcionamiento de un nuevo mercado.

También aseguran que la disrupción de las Fintech podría haber hecho ya su trabajo y poco o nada les queda por aportar. Morgan Stanley asegura que de las 450 firmas Fintech lanzadas en la era ‘dotcom’ sólo han sobrevivido cinco. Por lo general en los eventos Fintech no se suele ser muy crítico acerca del estado del modelo. Al contrario, lo habitual es que se lancen mensajes de crecimientos desorbitados, de que el mundo va a cambiar definitivamente y de que los bancos van a tener que adaptarse o morir. Hay quien pone en duda que todo eso vaya a pasar y que el mundo Fintech realmente sea lo que se esperaba de él.

No seré yo quien quite del centro del huracán a los bancos. Son ellos las nuevas discográficas. Por ese motivo estoy seguro que van a saber, ya lo están haciendo, como modificarlo todo y seguir siendo actores principales del asunto. Las compañías de discos lo hicieron. No todas obviamente, pero siguen jugando un papel determinante hoy en día a pesar de que todo ha cambiado. Se adaptaron interpretando un nuevo papel. La banca, además, tiene un arma a su favor muy poderosa: la regulación.

Por eso el informe de Morgan Stanley debería tomarse muy en cuenta. Aseguran que ‘la disrupción directa en los servicios financieros ha resultado ser un desafío enorme y vistoso pero con pocas historias de éxito’. Analizando los números aportados en el informe la tendencia de captura de negocio que las Fintech tenían (llegando al 30% en algunos países occidentales) podría estar retrocediendo a medida que las principales instituciones financieras han comenzado a construir sus propios productos automatizados, robóticos y adquiriendo startups blockchain.

Los bancos podrían ser un ejemplo para grandes empresas que perciban un alto riesgo en el negocio futuro cuando la disrupción llega a tu sector. Mejorar servicios y automatizar la cadena de valor con inteligencia de negocio, robótica o socialización puede ser, sin duda, un mecanismo de asimilación de la competencia en forma de startups con crecimientos exponenciales.

¿Lo está haciendo la banca? ¿Por qué el capital riesgo está reduciendo su participación en Fintech de manera importante? ¿Se está ajustando a la realidad? De hecho el capital riesgo recomienda a las startups financieras que reduzcan sus horizontes imaginativos para poder trabajar con los agentes históricos, los actores financieros de siempre que precisan de modificar aspectos sustanciales. Según el capital riesgo la mejor combinación es un banco trabajando con el mundo Fintech.

Según Morgan Stanley, algunos de los gurús Fintech e importantes gestores VC, el ritmo en el que los consumidores cambian la relación directa con el mundo financiero ha sido más lenta de lo esperado. Tal vez, dicen, pueda haberse detenido en algunos puntos. Seguramente, coinciden muchos, la historia ha entrado en una nueva fase de relación, cooperación y salvaguarda común. La banca tradicional se defiende. Una industria tremendamente regulada se lo permite pues ralentiza las transiciones y encarece la adquisición de clientes.

Cada vez tengo más claro que la disrupción precisa de los ‘disrupcionados’ casi tanto como de los ‘disruptores’. La banca es un ejemplo paradigmático. Lo comparo a la televisión que sigue siendo relevante, pero de otro modo, frente a otros canales y plataformas que lo iban a cambiar todo y no han cambiado tantas cosas. En breve tendremos un recorrido completo de una disrupción como es el Fintech. Podremos ver como adaptarse y convivir. Mejorar en definitiva. Mejor ser Fuji que Kodak.

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