Primero eléctricos, luego compartidos y finalmente autónomos.
Una consecuencia no deseada del confinamiento hace unos meses fueron las impresionantes mejoras en la calidad del aire, con emisiones en algunas ciudades europeas cayendo en más del 50%. Algo impensable en otro contexto. Aquellas medidas de bloqueo implementadas nos permitieron experimentar cómo podría ser un futuro más sostenible, más respirable.
Una consecuencia no deseada del confinamiento hace unos meses fueron las impresionantes mejoras en la calidad del aire, con emisiones en algunas ciudades europeas cayendo en más del 50%. Algo impensable en otro contexto. Aquellas medidas de bloqueo implementadas nos permitieron experimentar cómo podría ser un futuro más sostenible, más respirable.
Es evidente que a medida que el mundo volvió a ponerse en marcha, la polución regresó, pero una nueva percepción de como queremos que sea nuestro mundo, permanece. Hemos registrado en nuestra memoria ese momento, esa sensación de aire respirable y de ese silencio en el centro de las ciudades. Sabemos que como especie somos vulnerables y poco a poco iremos estimulando una necesaria comprensión ecológica cada vez más generalizada.
Pero esa recuperación ecológica requerirá un cambio en la forma en que vemos los viajes en automóvil. Desde el uso compartido de automóviles con un impacto positivo en la calidad del aire al aumento de la proporción de viajes en automóvil realizados en vehículos de bajas emisiones a poder ser 100% eléctricos. Es cuestión de tiempo, no será negociable. Es una tendencia generacional, una estructura mental de muchos jóvenes y una exigencia comercial para muchos fabricantes. Fabricantes que muestran propuestas de ‘car-sharing’, de utilitarios sostenibles y de modelos de alta gama, también, eléctricos.
Todos queremos una sociedad más verde. Una mayor adopción del uso compartido de automóviles puede ser un catalizador para el cambio y también la apuesta decidida por el coche eléctrico es clave. Contribuir a una recuperación verde posterior al coronavirus, uniéndonos a todos en nuestros esfuerzos para combatir el cambio climático, podría ser perfectamente un reto colectivo, social, empresarial y político.
Pero te estarás preguntando ¿cuáles son los beneficios de los vehículos eléctricos según mi punto de vista como usuario directo de uno de éstos coches? Tengamos en cuenta que a medida que los vehículos eléctricos se vuelven más comunes, los costos disminuyen rápidamente y hay una amplia variedad de beneficios para los conductores que hacen el cambio. Desde el impacto ambiental hasta los ahorros que puede hacer en combustible, impuestos y costos de mantenimiento, los vehículos eléctricos ayudan a ahorrar cantidades significativas de dinero. Por lo menos es lo que yo he experimentado.
En el ámbito de la carga siempre tuve reparo. Dudaba de lo que eso significaba. Finalmente vi que cargar mi vehículo eléctrico en mi parking es rentable, simple y rápido. Una unidad de carga doméstica compacta permite cargarlo durante la noche. Con un cargador ultra rápido que empiezan a haber por el territorio (todavía en una proporción mucho más baja que en otros países como Francia o Alemania) en mi caso cargan 400 Kms de autonomía en apenas 35 minutos. Tiempo para un café y estirar la piernas en trayectos largos.
En el ámbito medioambiental, si es mejor para el planeta, es mejor para ti. Como he dicho antes, los automóviles totalmente eléctricos tienen cero emisiones de escape, lo que los hace más ecológicos, más limpios y mejores para el medio ambiente que los automóviles de gasolina o diésel. Además, por lo menos es mi caso, la tecnología que usa mi EQC es de última generación con baterías cada vez más ecológicas, más eficientes y más silenciosas.
En el ámbito económico, y en función del costo por kilómetro, un automóvil completamente eléctrico me cuesta una cuarta parte o menos de lo que podría costarme un automóvil tradicional de gasolina o diésel. De ahí que los vehículos eléctricos ofrecen un valor excepcional a largo plazo y pueden ser una excelente inversión para los conductores que buscan una forma más económica y eficiente de desplazarse.
También es más barato de mantener. Si bien el precio de un vehículo eléctrico puede ser algo superior al de la mayoría de los automóviles de gasolina o diésel comparables, el costo de funcionamiento de uno es significativamente más barato, especialmente durante toda la vida útil del vehículo. Los coches totalmente eléctricos están diseñados para ser lo más eficientes posible y generalmente hay 3 componentes principales que alimentan el vehículo; el cargador, el inversor y el motor de a bordo. Esto significa que hay mucho menos desgaste en el automóvil y poca tensión en el motor, con menos partes móviles susceptibles de sufrir daños. Todo esto significa que rara vez tendrá que reparar tu vehículo eléctrico y los costos de funcionamiento y reparación son mínimos.
Pero si hay algo que me ha sorprendido de verdad es el modo de conducción. Una de las primeras cosas que los conductores notan al cambiar a un automóvil eléctrico es la tranquilidad del vehículo, que crea una experiencia de conducción mucho más cómoda y relajante. Pero que, en modelos como el que yo conduzco, puedes incorporar un modo de conducción deportivo, robusto y divertido.
El hecho de que todos los coches eléctricos tengan un par instantáneo, permite notar una potencia de salida espectacular. Tan pronto como pisas el acelerador, obtienes una respuesta inmediata y un aumento de velocidad radical. Un añadido es que las baterías de los vehículos eléctricos se encuentran normalmente en la parte inferior del automóvil, lo que proporciona una sensación de estabilidad que parece que vas sobre raíles.
Sé que muchos piensan que es un engorro la carga, el precio u otros motivos. He escuchado que es una locura comprarse un vehículo de alta gama sólo eléctrico. No me compraría ningún coche que respondiera a este precepto: ser parte de como será la movilidad del futuro. Primero serán eléctricos, luego compartidos, más tarde autónomos y, finalmente, eléctricos, compartidos y autónomos. Es mi apuesta.
El futuro de la conducción será autónoma, pero antes será 100% eléctrica.
En 1895, si querías conducir un vehículo a motor en Londres, debías contratar a un 'red flager’. Su cometido era marcar la velocidad máxima a la que podía circular un vehículo a motor poniéndose delante del mismo. Algo que, por cierto, anuló la innovación en el mundo del automóvil durante media década. Por aquel entonces la gente se mostraba muy preocupada porque la retirada de los caballos de los carruajes otorgaba el control de la conducción a los conductores humanos, algo que podía ser un desastre según ellos.
En 1895, si querías conducir un vehículo a motor en Londres, debías contratar a un 'red flager’. Su cometido era marcar la velocidad máxima a la que podía circular un vehículo a motor poniéndose delante del mismo. Algo que, por cierto, anuló la innovación en el mundo del automóvil durante media década. Por aquel entonces la gente se mostraba muy preocupada porque la retirada de los caballos de los carruajes otorgaba el control de la conducción a los conductores humanos, algo que podía ser un desastre según ellos.
Ahora la innovación en el sector automovilístico tiene mucho que ver con la conducción autónoma, pero también con el desarrollo de coches 100% eléctricos. Si por aquel entonces se temía dejar el control de un carro con motor a un ser humano, ahora la conducción autónoma también recibe una precaución similar. Se considera que dejar en manos de un cerebro sintético el control de la conducción es algo, que de momento, se tiene que regular y controlar. No obstante, el caso de la conducción de coches eléctricos vive en un escenario distinto pero con condicionantes que ha ido complicando su despliegue.
Ahora bien, algunos muros se van derribando. En un informe, el banco de inversiones UBS asegura que la fabricación de coches eléctricos costará lo mismo que los modelos dotados con motor de combustión interna en el cercano 2024. Algo que el estudio indica podría acelerar la transición de muchas marcas a la vista de que el futuro está mucho más cerca de lo estimado hasta ahora.
Según ese informe, el coste adicional de fabricar coches eléctricos a batería frente a sus equivalentes con motor diésel o gasolina se reducirá a solo 1.600 euros en menos de dos años. A partir de ahí, los costes de producción bajarán de tal forma que en 2024 esta diferencia habrá desaparecido por completo. Un hito clave que permitirá acelerar todavía más la transición hacia los sistemas eléctricos. Sin embargo, esa diferencia empieza a ser algo residual en muchos modelos desde ya mismo.
Esto es imparable y además se está acelerando. La denominada ‘sociedad contactless’, derivada de la actual situación sanitaria que vivimos, no ha hecho más que acelerar la transición hacia el coche eléctrico, puesto que el sector de la automoción está inmerso en tres grandes disrupciones impulsadas por la sostenibilidad: el cambio al motor eléctrico, el vehículo compartido y la digitalización. Es cierto que queda mucho por hacer en el terreno de las infraestructuras para nuestros desplazamientos más largos pero eso es algo que también está mejorando rápidamente.
Termino hablando de mi propia experiencia. Conduzco un coche 100% eléctrico, en concreto un Mercedes Benz EQC400. Una maravilla de vehículo que se comporta como un deportivo aun siendo un SUV. Es puro confort y mantiene un rango de autonomía ligeramente superior a los 400Km con una carga completa. Se trata de un ‘cero emisiones’ que precisa de apenas 40 minutos en un cargador ultra rápido o un par de horas en los cargadores rápidos para ponerte en marcha. Otro día hablaremos de la diferencia entre la red de cargadores alemana o francesa y la española. Otro día…
Permíteme una reflexión final. La definición de ‘coger el coche’ y lanzarse a hacer kilómetros, es una experiencia distinta. Con un coche eléctrico eso se hace con algo de previsión que tiene sus ventajas. Por ejemplo, si vas de Madrid a Barcelona, tienes la extraordinaria opción de parar en Zaragoza y disfrutar de la ciudad durante un par de horas, estirar las piernas, comerte unas migas en y retomar la ruta dos horas después con tu coche repleto de ‘combustible cero emisiones’, descansado y sin posibilidad de contaminar el medio ambiente.
¿Y si España se convirtiera en el centro de pruebas de los coches autónomos?
El World Economic Forum hizo una reflexión reciente acerca del futuro de los trasplantes. Según éstos, a medida que el coche autónomo se generalice y los accidentes vayan reduciéndose, el número de órganos disponibles para trasplantes que provienen fundamentalmente de accidentes de tráfico descenderán de manera notable. Al parece esto es algo que ya se presupone y se tiene en cuenta hace unos cinco años y se calcula que el problema será muy importante en apenas una década. Para ello hay programas de desarrollo e investigación con gran cantidad de recursos destinados a fin de mejorar la creación de órganos artificiales con tecnologías de impresión 3D. Una tecnología que se acopla a las consecuencias de otra. Esa es la natural definición de una Revolución Industrial. En economía llamamos a esto desacoplamiento y tiene mucho que ver en como la sociedad es capaz de digerir los avances. La política y los gobiernos son los responsables de marcar líneas estratégicas y acciones políticas para que ese desacople sea el menor posible.
El World Economic Forum hizo una reflexión reciente acerca del futuro de los trasplantes. Según éstos, a medida que el coche autónomo se generalice y los accidentes vayan reduciéndose, el número de órganos disponibles para trasplantes que provienen fundamentalmente de accidentes de tráfico descenderán de manera notable. Al parece esto es algo que ya se presupone y se tiene en cuenta hace unos cinco años y se calcula que el problema será muy importante en apenas una década. Para ello hay programas de desarrollo e investigación con gran cantidad de recursos destinados a fin de mejorar la creación de órganos artificiales con tecnologías de impresión 3D. Una tecnología que se acopla a las consecuencias de otra. Esa es la natural definición de una Revolución Industrial. En economía llamamos a esto desacoplamiento y tiene mucho que ver en como la sociedad es capaz de digerir los avances. La política y los gobiernos son los responsables de marcar líneas estratégicas y acciones políticas para que ese desacople sea el menor posible.
Y en ese sentido tenemos un escenario que va a cambiar, como decía antes, muy rápido. Cuando hablamos del futuro de la movilidad, del modo en el que nos enfrentaremos a un mundo en el que los coches no necesiten un conductor, solemos quedarnos en la superficie del asunto. En concreto es habitual que imaginemos a personas en su propio vehículo conversando con otros ocupantes de espaldas al sentido de la marcha. Es más que probable que el tema no vaya por esa vía. A medida que la conducción alcance su autonomía absoluta y las regulaciones lo vayan permitiendo, pasando de fases de prueba a espacios creados al efecto, iremos viendo como la sustitución no será de coche conducido por humanos a coches autoconducidos sino que será de coches de propiedad a servicios de movilidad. Algunas marcas experimentan ya con el servicio por producto como Mercedes.
Como siempre pasa, la regulación lo detiene todo, lo ralentiza. En el sector automovilístico ya pasó. En 1895, si querías conducir uno de los primeros vehículos a motor que hubieron debías contratar a una persona llamada ‘red flager’ que marcaba la velocidad máxima permitida a la que podías circular. Para ello se ponía delante de ti y corría todo lo que podía. Adelantarlo estaba prohibido. Eso motivó una prórroga de unos años en materia de innovación. No se podía correr más, ¿para qué innovar en frenos, motor, comodidad o cualquier cosa si estaba limitado? Lo mismo pasa hoy en día en algunos sentidos. Es factible innovar en la conducción autónoma, todos los grandes actores están en ello, pero ¿para qué innovar en el uso real que en el futuro tendrán los productos de este sector si aparentemente eso está a años luz según la normativa más previsible? Probablemente hemos aprendido del pasado y esta vez las normas no impidan que una demanda social creciente sobre lo que debe ser realmente el tener un coche avance independientemente a ellas.
No tengo coche de propiedad hace una década. Tengo en mi móvil varias aplicaciones de servicios de movilidad que lo sustituyen cuando lo necesito. De alta gama o utilitarios, motos o transporte público. Lo tengo todo. Cada vez hay más gente que así estima eso de moverse de un lado a otro. Ya no es necesario ni un objetivo vital de juventud disponer de un coche propio, sencillamente se precisa un servicio. Pasamos de producto a servicio de nuevo. El cambio no es el coche autónomo, el tema central es la tendencia que tarde o temprano va a ser inapelable hacia un servicio de movilidad mucho más eficiente, sostenible y que se va a llevar por delante modelos de negocio establecidos con anterioridad: aseguradoras, vigilantes de parking, semáforos, multas, concesionarios, etc.
Entre mis clientes, asesoro a una marca de automoción hace más de un año. Cuando nos propusieron trabajar con ellos recuerdo claramente el requerimiento: ‘no queremos vender coches, eso no tiene futuro, queremos vender movilidad, ayudadnos a pensar que quiere decir eso’. Y seguramente tiene mucho que ver con lo que esta semana hemos sabido que sucede ya en Boston. Una preciosa ciudad donde pude vivir dos años y en la que se respira talento e innovación gracias a las universidades que allí se dan cita y a la predisposición de las empresas a vincularse a ellas. Como decía, de allí nos llega la noticia de que el primer vehículo autónomo totalmente legal que funciona como taxi ya está oficialmente en marcha. Lyft ha puesto en marcha una red de vehículos autónomos, desarrollados por la startup NuTonomy surgida del MIT, que recogen pasajeros en el distrito Seaport, un centro tecnológico en crecimiento.
Los automóviles todavía llevan conductores de seguridad detrás del volante, listos para tomar el control cuando sea necesario. Pero el salto es notable. Se trata de iniciar el camino hacia el servicio de movilidad ‘as a service’. Cualquier persona que quiera utilizarlo lo hace desde una petición digital en la aplicación de Lyft y un coche aleatoriamente será seleccionado en base al trayecto sugerido, posición y la combinación de tráfico u otros pasajeros potenciales. Aunque parezca algo novedoso, Lyft ya había llegado a acuerdos similares con Ford y Alphabet’s Waymo, por lo que la carrera ya ha empezado y, por cierto, compite a muy buen nivel con su rival Uber que ya hace lo mismo en Pittsburgh y Phoenix. Escuchaba el otro día en una terraza a alguien criticar esto bajo el argumento de que ‘hay que prohibir eso de los coches autónomos, van a destruir muchos empleos’. Deberíamos haber prohibido también los cajeros automáticos bajo esa regla de tres.
¿Y aquí qué? Pues parece que avanzamos. España y Portugal acuerdan crear dos corredores experimentales en la Península para probar coches autónomos. Al parecer se están planteando dos corredores ofrecerán acceso a 5G, lo que permitirá disponer de un mayor ancho de banda y enviar y recibir mayores cantidades de información a cada momento, y sobre todo facilitarán la comunicación 'V2V' o coche a coche de los vehículos de pruebas que rodarán por estos corredores. Parece que antes que tener el corredor mediterráneo tendremos un autocorredor atlántico. Bueno, algo es algo. Conectar Lisboa con Madrid no es solo una buena idea si eres aficionado a los fados, es sin duda alguna una decisión estratégica de alto valor. Portugal es la Irlanda del futuro inmediato.
España suele legislar mal y tarde en temas de innovación pero en esta ocasión eso podría ser una ventaja. Resulta que al igual que en Europa, aquí no hemos sido muy proactivos con el tema del coche autónomo. Es más, hemos pasado olímpicamente de la Convención de Viena sobre Circulación por Carretera de 1968. Ese acuerdo no lo ratificó España y en él se decía exactamente en el artículo 8 que ‘todo vehículo en movimiento deberá tener un conductor’. Como España no firmó aquí podemos tener coches que no lleven conductor. ¿Cómo te has quedado? Resulta que España podría ser el paraíso de la autoconducción y no lo sabíamos. De ahí que en ese acuerdo con Portugal, justo al entrar en territorio luso el vehículo necesitaría incorporar un piloto humano de control, pero en Extremadura no.
Hasta tal punto es destacable este hecho, esa desidia de los años sesenta del siglo pasado, que incluso General Motors ha pedido los permisos necesarios para poner en carreteras españolas su Chevy Bolt sin volante ni pedales, e incluso comenzar a fabricarlo el año que viene. En Wolkswagen quieren hacer lo mismo con el Sedric, el coche autónomo de nivel 5 que promete ser tu taxi del futuro. Dice la marca alemana que en 2025 lo veremos por las principales ciudades españolas. Cuando la ley tuvo su trampa. No me digan que no mola. Europa nos va a matar ¿Veremos taxistas y conductores de Cabify manifestándose juntos?
La responsabilidad en un accidente de coche (autónomo) será de tu Ayuntamiento.
Ayer colgué un video de un coche autónomo circulando (de manera ilegal según el código de circulación ruso) por Moscú filmado en primera persona desde el interior. Al efecto ya de por sí sorprendente, se suma que está acelerado ligeramente y que, según se aprecia, no hace mucho que ha nevado. El video suscitó en diferentes redes un debate acerca de algo que yo mismo cuestionaba: ‘¿nos falta un nuevo código de circulación que culpe del accidente al fabricante del vehículo y no al 'conductor?’
Ayer colgué un video de un coche autónomo circulando (de manera ilegal según el código de circulación ruso) por Moscú filmado en primera persona desde el interior. Al efecto ya de por sí sorprendente, se suma que está acelerado ligeramente y que, según se aprecia, no hace mucho que ha nevado. El video suscitó en diferentes redes un debate acerca de algo que yo mismo cuestionaba: ‘¿nos falta un nuevo código de circulación que culpe del accidente al fabricante del vehículo y no al 'conductor?’
Lo cierto es que la pregunta ya tiene respuesta y desde hace algún tiempo. Alemania ya está redactando el código de circulación que atenderá a este tipo de vehículos. En las comisiones de debate que han tenido los técnicos se apuesta por una ley nueva de plazos que se adapten a la sucesiva capacidad tecnológica que este tipo de coches pueda ir teniendo. En primer lugar, y durante los próximos 5 años, los alemanes consideran que el hipotético accidente que se pueda producir seguirá teniendo como responsable al conductor. Para ello los fabricantes deberán permitir el rápido y eficiente acceso al control del vehículo por parte del que lo esté conduciendo.
En este mismo sentido, según los miembros de este estudio, en unos 10 años, el responsable de cualquier accidente de este tipo de coches autónomos será el fabricante. Se incorporan salvedades que afectan al proveedor del software y al del valor ‘propiedad’ que interferirá sobre la responsabilidad del ‘pasajero’ del coche puesto que ya no podrá considerarse ‘conductor’.
Finalmente, estos técnicos en la gran mayoría vinculados a las principales marcas de coches de Alemania, han establecido que en 15 o 20 años la responsabilidad última de cualquier accidente recaerá exclusivamente en ‘la ciudad’. Según esta conclusión, los sistemas de ordenación de vehículos en las carreteras y calles de Alemania lograrán de manera eficiente la circulación de todo tipo de coches absolutamente autónomos.
De este último aspecto se desprenden tres elementos importantes. Por un lado ‘la ciudad’ no permitirá que circulen coches que no estén ‘actualizados’ ni en condiciones de ser autoconducidos. Por otro lado, la desaparición de señales de tráfico, parkings, semáforos, rotondas, espacios reservados a vehículos, será masiva lo que cambiará la fisionomía de nuestro entorno de una manera ciertamente muy importante.
Existe otro elemento preocupante. Cualquier sistema digital conectado a una red es susceptible de ser infectado. ¿Qué supondría un ataque ordenado a un sistema de movilidad como el que se describe en esos informes? Podría ser como sucede en el ‘high frequency market’ de los sistemas financieros, que cuando son atacados se bloquean, podría ser que en el futuro una ciudad se quedara inmóvil por una injerencia no autorizada a los servidores que ordenen el tráfico de esa localidad.
¿Quién sabe? En todo caso lo que sí sabemos es que esto se va acercando a un ritmo homogéneo y sin detenerse. Los países con mayores activos en juego en esto de la fabricación de coches están acelerando la adecuación de sus leyes. En EE.UU. tres estados ya permiten la conducción masiva de alto tonelaje por sus autopistas de forma totalmente autónoma, en 12 países del mundo existen zonas previstas para ese tipo de conducción y es interesante descubrir que las marcas con mayor inversión en coches autónomos y en plataformas que aseguran estar preparándose para el TaaS se sitúan en Alemania, Reino Unido, Estados Unidos y Corea del Sur. El tiempo pasa y unos innovan y otros legislan.
Estamos iniciando la parte más pronunciada de lo que se denomina la curva de la innovación y aceptación. Faltan años pero ya hemos empezado a recorrerla. Está pasando con el coche eléctrico o con el uso del denominado ‘car-sharing’ en múltiples ciudades. Los vehículos TaaS, son sin duda alguna el primer escalón hacia un mundo donde conducir tu propio vehículo sea algo ‘vintage’. El ser humano que no conducirá jamás ya ha nacido.
En un par de décadas se proporcionará un transporte universal equivalente a lo que ahora conocemos como ‘cobertura del móvil’. ¿Recuerdas lo difícil que era tener ‘buena cobertura’ en los noventa, como se mejoró después y como ahora es muy difícil no estar potencialmente conectado sea donde sea? Eso mismo pasará con la ‘cobertura’ de los coches autónomos eléctricos y que, en lugar de ser tuyos, serán un servicio de movilidad disponible.
Ahora bien, los políticos se van a enfrentar a decisiones críticas. Esas ayudarán a acelerar o impedir que la transición al coche autónomo se produzca con la naturalidad que requiere. La primera y más importante será decidir cuando eliminar las barreras a los coches autónomos. Esa es la clave. Esos coches ya pueden circular, lo hacen en muchos lugares ‘protegidos’. La otra gran problemática será cuando empezar a rejuvenecer el parque útil. Hasta que no se ‘sugiera’ o estimule no comprar vehículos tradicionales, ese amortiguador a la innovación que supondrá incorporar los autónomos se retrasará. Demasiada dependencia de la política para mi gusto.
Algunos países se preparan para el 'Transport as a Service' y el fin del coche tradicional. Otros no.
A pesar de que tenemos la impresión de que los coches han evolucionado mucho y muy rápido, la verdad es que comparándolo con otras innovaciones descubriremos que tampoco es para tanto. Si los vehículos hubieran sufrido el mismo grado de evolución que ha tenido, por ejemplo, el mundo digital, ahora mismo no sólo irían solos por todas partes sino que también alcanzarían una velocidad similar a los 500.000 Km/h.
A pesar de que tenemos la impresión de que los coches han evolucionado mucho y muy rápido, la verdad es que comparándolo con otras innovaciones descubriremos que tampoco es para tanto. Si los vehículos hubieran sufrido el mismo grado de evolución que ha tenido, por ejemplo, el mundo digital, ahora mismo no sólo irían solos por todas partes sino que también alcanzarían una velocidad similar a los 500.000 Km/h.
No obstante, el transporte privado ha acelerado su circuito de innovación en los últimos años. Una revolución histórica en el transporte que terminará con más de 100 años de propiedad individual del vehículo y remodelará la economía energética del mundo entero. Así lo refleja un nuevo informe presentado por el grupo de investigación RethinkX titulado ‘Rethinking Transportation 2020-2030: The Disruption of Transportation and the Collapse of the ICE Vehicle and Oil Industries’.
Los coches autónomos y conectados fue el tema central de mi sección del programa Tips de TVE de ayer y, aunque no profundizamos obviamente por la naturaleza de un magazine de televisión, si tratamos aspectos como el hecho de que la inteligencia artificial pudiera ser el paso definitivo en este tipo de coches. Sin embargo, volviendo al informe de RethinkX, resulta que un análisis acerca de lo que muchos fabricantes de coches del mundo están haciendo evidencia hacia donde va todo y a que velocidad.
Las grandes marcas exploran como sería un mundo inmediato donde su producto principal ya no fueran productos y si servicios, no vendieran coches pero ofrecieran movilidad. Sabemos que el 95% de los kilómetros circulados por los conductores y pasajeros en los vehículos actuales podrían ofrecerse sin demasiados problemas bajo un sistema denominado TaaS, o lo que es lo mismo Transporte como Servicio. De hecho, sólo en Estados Unidos, si la transición a este tipo de modalidad se produce en los próximos diez o doce años, el número de vehículos se reducirá de 247 millones a sólo 44. Obviamente, las grandes marcas de automóviles ya saben por donde les va a llegar la disrupción.
Es evidente que estamos en la primera fase de una de las rupturas más rápidas, profundas y con mayores consecuencias de la historia reciente. Si comparamos con la evolución de lo que significó Internet, podríamos decir que en este campo, la universalización del servicio de movilidad en lugar del coche privado estaría en el punto exacto que estaba la Red antes del nacimiento de Google. Todos sabemos como cambió todo y a que velocidad.
Los expertos que analizan a diario los indicadores de este cambio aseguran que el colchón, el amortiguador del cambio, radica en la edad media de los coches actuales. Se considera que entre 11 y 15 años será el tiempo de sustitución a partir de las primeras ventas abiertas previstas de este tipo de vehículos autónomos en 2020. Lo curioso es que ya nadie lo pone en duda. Es evidente que el estímulo a la economía será inmenso sobretodo en cuanto a la eficiencia de costes que actualmente no se puede tener por culpa de un modo de transporte del Siglo XIX y que precisa adaptación a un mundo donde la propiedad de según que productos es algo decadente y la adopción de servicios un modo económico, justo y eficiente de hacer sostenible nuestro mundo.
Como todo, la economía y su peso caerán sobre todas las reticencias. El uso del Transporte as a Sevice será diez veces más barato por kilómetro que comprarse un coche nuevo y cuatro veces más barato que operar con uno ya pagado. No hablamos de coches autónomos únicamente, convivirán el TaaS con conductor y el coche compartido con los primeros vehículos en zonas acotadas completamente autónomos.
El costo de este TaaS será muy reducido. La vida de los vehículos eléctricos supera el medio millón de kilómetros de media con un mantenimiento, gasto energético, costes financieros y tipologías de seguros a años luz de los actuales con coches, digamos, tradicionales. Cada familia, de media, según este informe ahorrará cerca de 5.000 euros al año al renunciar a su coche propio. Si el servicio se generaliza, la llamada curva de adaptación tecnológica exponencial se producirá por lo que siempre se ha producido, el dinero.
Esa curva de innovación y de aceptación del público de la misma es factible. Está pasando con el coche eléctrico o con el uso del denominado ‘car-sharing’ en múltiples ciudades. Los vehículos TaaS, son sin duda alguna el primer escalón hacia un mundo donde conducir tu propio vehículo sea algo ‘vintage’. Se proporcionará un transporte universal equivalente a lo que ahora conocemos como ‘cobertura del móvil’. ¿Recuerdas lo difícil que era tener ‘buena cobertura’ en los noventa, como se mejoró después y como ahora es muy difícil no estar potencialmente conectado sea donde sea? Eso mismo pasará con la ‘cobertura’ de los coches autónomos eléctricos y que, en lugar de ser tuyos, serán un servicio de movilidad disponible.
Ahora bien, los políticos se van a enfrentar a decisiones criticas. Esas ayudarán a acelerar o impedir que la transición al coche autónomo tipo Transport as a Service se produzca con la naturalidad que requiere. La primera y más importante será decidir cuando eliminar las barreras a los coches autónomos. Esa es la clave. Esos coches ya pueden circular, lo hacen en muchos lugares ‘protegidos’.
La impresión que solemos tener es que los políticos no van a correr mucho en este tema podría ser errónea. Un indicador de que los políticos estadounidenses están dispuestos a avanzar rápidamente es la legislación bipartidista para aprobar los vehículos autónomos presentada por el senador republicano John Thune y el demócrata Gary Peters. A nivel estatal, California ha aprobado a 30 compañías para probar sus automóviles autoconducidos en las vías públicas este mismo año y ha propuesto reglas para permitirlo completamente en el nivel 5.
Alemania ya está redactando el código de circulación que atenderá a este tipo de vehículos. Hay países que han entendido que en el ahorro del coste que tiene hoy en día un modelo productivo y de consumo vinculado al coche tradicional podría estar el crecimiento del futuro. Además, son países fabricantes de vehículos y, curiosamente, las marcas con mayor inversión en coches autónomos y en plataformas que aseguran estar preparándose para el TaaS. Alemanía, Reino Unido, Estados Unidos y Corea del Sur concretamente. El tiempo pasa y unos innovan y otros legislan.
Ayudas necesarias para autónomos en el mundo municipal. El caso de Barcelona.
Emprender para muchos será la única salida, para otros no. Puede que muchos tengan otras opciones, pero, por higiene intelectual recomiendo ponerse en la piel del primero. Imaginemos que no tenemos más remedio que emprender. Poco a poco, conozco algún caso de emprendedores sobre venidos, al que llega el primer cliente, la primera factura, el primer empleado y el primer cobro. Esos momentos son gloriosos. Encajar la emoción que supone tocar la superficie de los sueños que hace unos meses desconocías tener es maravilloso. No obstante hasta que todo eso se va logrando hay un primer paso, mucho menos poético, que precisa de concentración, dedicación, algo de suerte, pero también de ayuda
Emprender para muchos será la única salida, para otros no. Puede que muchos tengan otras opciones, pero, por higiene intelectual recomiendo ponerse en la piel del primero. Imaginemos que no tenemos más remedio que emprender. Poco a poco, conozco algún caso de emprendedores sobre venidos, al que llega el primer cliente, la primera factura, el primer empleado y el primer cobro. Esos momentos son gloriosos. Encajar la emoción que supone tocar la superficie de los sueños que hace unos meses desconocías tener es maravilloso. No obstante hasta que todo eso se va logrando hay un primer paso, mucho menos poético, que precisa de concentración, dedicación, algo de suerte, pero también de ayuda.
La administración pública tiene mucho que hacer. Desde ser un estimulante hacía los modelos de crecimiento y negocio que verdaderamente interesen como garantía de futuro hasta la de dinamizar con ayudas concretas el impulso de iniciativas empresariales, especialmente desde la primera de las vías, la mas vulnerable, los autónomos, los emprendedores que se lanzan a la conquista de sus sueños o, sencillamente, optan por la única solución que se les presenta.
En todos los casos es importante obtener soporte público. Especialmente en aquellos que desde la desocupación y el paro no logran arrancar un proyecto empresarial de auto ocupación y que no les es suficiente con ‘cursos formativos’ o ‘subvenciones en especies’, lo importante es fabricar escenarios adecuados para la ocupación y facilitar la creación de nuevas empresas mediante el diseño y la implementación de medidas según las necesidades reales de cada Ciudad.
Algo que traté en 2012 y que se refería a todo cuanto desde la administración se debía adoptar, también tiene cabida en la política municipal. Probablemente, mientras no hay una actividad decidida y enfocada en políticas generales, autonómicas o de estado, los municipios deben afrontar ese reto. No es posible esperar más.
Estos días he conocido la iniciativa del Ayuntamiento de Barcelona para combatir el paro desde una batalla a nivel local, cercana y conocedora de la realidad más inmediata. Una propuesta que surge de una evidencia: 'las personas autónomas representa uno de los colectivos más desprotegidos en materia económico-social por la individualidad de la actividad, la responsabilidad ilimitada por ser una forma jurídica personalista y por las limitaciones inherentes al hecho de que en la mayoría de casos se trata de proyectos de auto ocupación de una dimensión reducida. Además, durante el primer año de vida, estas iniciativas necesitan consolidar una propuesta de valor al mercado que sea sostenible en el tiempo y suficiente para poder generar un nuevo modo de vida compatible con las obligaciones personales y familiares.'
Sin entrar en que modelos de negocio se deben proponer, lo urgente es crear empleo. Creando empresas, estimulando la puesta en marcha de proyectos autónomos y emprendedores de auto ocupación, se puede ir generando ese espacio de consumo e intercambio económico que reactive el mercado laboral en su conjunto. Luego ya veremos como lo vamos estructurando en su vertiente más innovadora y digital.
El Ayuntamiento de Barcelona ha decidido aligerar la carga de gastos que el nuevo empresario o profesional autónomo asume el primer año de vida. Las ayudas económicas que recibirán las personas solicitantes de una serie de ayudas destinadas a este propósito se compone de una cuantía equivalente a los gastos en su primer año de vida en materia de gastos de Seguridad social, gastos asociados a los costes por dar de alta la actividad económica y gastos asociados con el alquiler de locales comerciales y despachos, así como los servicios de gestoría para el cumplimiento de sus obligaciones sociales o fiscales
De forma complementaria el Ayuntamiento de Barcelona a través de Barcelona Activa pone a disposición de las empresas y las personas beneficiarias, sus programas, actividades y servicios en materia de empresa, ocupación y de formación. Barcelona Activa ofrece una subvención a las personas autónomas de la ciudad que se hayan dado de alta desde enero del 2015. Esta subvención será de hasta 3.600 € entre 30 y 39 años o de hasta 4.000 € en caso de que la persona autónoma tenga 30 años o menos, o más de 45 años en el momento del alta fiscal.
Si vives en Barcelona y estás empezando tu propio proyecto te interesa saber que para acceder a la Subvención debes ser un nuevo empresario individual dado de alta a partir del 1 de enero del 2015, no estar dado de alta en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos por la misma actividad en los últimos 3 años, estar dado de alta fiscal en la ciudad de Barcelona y estar empadronado en la Ciudad Condal 3 meses antes del alta fiscal. Si quieres más información mírala aquí. Si conoces de otras iniciativas parecidas en otros lugares me lo cuentas.
El negocio de los coches autónomos
En el estudio que hace apenas unos días por la consultora norteamericana McKinsey & Company se muestra un algo de lo que llevamos tiempo hablando y que, a medida de que se vayan sucediendo noticias derivadas, iremos naturalizando hasta el punto de no sorprendernos demasiado al ver grupos de coches autónomos por el mundo organizándose de manera automática y coordinada.
El estudio en cuestión es interesante porque cuantifica por primera vez algo que siempre se considera ‘el talón de Aquiles’ de este importante cambio: lo que perderán las marcas de coches. Algo parecido a cuando se pone en duda el avance rápido de las energías alternativas al petróleo por el control absoluto de las empresas y gobiernos dependientes y el coste que resultaría ‘evolucionar’ hacia un escenario sin energías fósiles.
La verdad es que ambas cosas pasarán y lo harán por el peso de lo inevitable. Además, como decía, no está tan claro que no hay un negocio rentable y nutritivo, también para las grandes marcas de siempre, en esto del coche autónomo. El informe McKinsey proyecta que la industria de autos de conducción autónoma en un futuro próximo provocará una ingente cantidad de ingresos cifrada ya en miles de millones de dólares anuales.
El análisis publicado no deja de ser prospectivo, de hecho ‘toma variables como el tiempo que pasará el usuario sin tener que conducir y la reducción sustancial de accidentes relacionados con la mala conducción. La utilización masiva de vehículos autónomos podría llevar a una merma sustancial del 90% en accidentes al volante en los Estados Unidos, lo que significaría un ahorro de hasta 200.000 millones de dólares con respecto a gastos médicos’.
Imagino el uso del tiempo libre. Cincuenta minutos de conducción autónoma permitiría ‘al pasajero’ mayormente estar conectado a Internet y, como es lógico, comprar productos, incluso y curiosamente, para su ‘chofer’. Tu propio coche comprando sus propios recambios.
El informe dice que ‘por cada minuto que un usuario pase en Internet durante su viaje se generarán 5,6 mil millones de dólares al año, asumiendo un escenario donde los coches autónomos fueran utilizados masivamente’. Las ganancias, de todo ello, de momento irían a las grandes corporaciones del tipo Google, Netflix, Amazon, Facebook, etc, pero obviamente, si las marcas descubren donde está el click que las enlaza con esa ingente capacidad de beneficio, el salto será inmediato.
Sin embargo, para mi, lo más relevante de lo que llevamos de momento en esto de comernos el tiempo y descubrir como nos vamos a mover por el mundo, es el caso de la marca nipona Nissan cuando anunció que se asociaba con la NASA para el desarrollo y distribución de vehículos autónomos. Ya llegan, es cuestión de horas.
Innovación y terror al fracaso
En España se convive con más de un 27% de paro, medio millón de personas huyendo de la quema, talento escapando por cualquier rendija y mucha simulación de ayuda a la innovación. Decenas de miles de políticos en cortocircuito, centenares de miles de asesores en tensión por mantener el sillón, dependientes y derivados haciendo tiempo por si la tormenta amaina y millones de drogodependientes del Estado y su teta tóxica haciendo lo posible para que el pueblo no se levante. España es un país en el que cuando se te ocurre algo lo primero que escuchas es “eso no se puede hacer así”, “eso no es posible” o el terrible “siempre se hace de otro modo”. Habría que investigar que relación tiene todo eso: la voluntad de mantener un modelo nocivo y deprimente a partir de la recesión y la permanente parálisis con el susto constante a quien se le ocurre la osadía de querer montar algo distinto e innovador. Que mal visto está el fracaso.
Estoy convencido que “la casta” tiene mucho que ver en como vemos el día a día, en como se construyen muros en la mente de muchos. Que un tercio de la población no tenga trabajo no es grave, lo duro es que estén parados. Si me quedase sin trabajo jamás sería un “parado”, sencillamente sería alguien sin empleo. Ya lo fui en alguna ocasión y sentirme lo segundo hizo que yo mismo inventara mi “puesto de trabajo“. Esas ganas de hacer e inventar que poseen los emprendedores de verdad se basa en la necesidad de innovar. ¿Quien necesita más que nadie ser innovador? Un emprendedor que debe enfrentarse a lo que ya está en el mercado. No tiene otra opción. ¿Quien es mas jodidamente persistente y tocapelotas que un emprendedor que tiene una idea, ganas y toda la energía para tirarse al vacío? ¿A quien le molesta más que a nadie ese tipo? A un tecnócrata apoltronado en su sillón de alcántara al que todo le iba muy bien hasta hace poco y que no necesita de nadie que lo juzguen en sus “tareas”. El establishment se esfuerza en aplatanar, cloroformizar y detener el espíritu emprendedor. Lo creo firmemente a pesar de tanto programa de apoyo y estímulo de juguete que nos presentan todos los días.
Un emprendedor es alguien que se pregunta todo y se muestra crítico con aquello que le molesta, estorba o despista pues se juega el patrimonio, la vida y el futuro. Es muy distinto ver lo que va mal cuando te afecta de verdad a cuando le afecta a otros. Eso es lo que se procura detener. Ese valor. Al hacer eso se elimina la innovación de todo un país. La mejor manera es con el terror, el miedo y la sentencia pública de que si te equivocas no saldrás del hoyo. La gestión del fracaso en España y en Europa en general es contraria al estímulo empresarial. No se valora como factor de aprendizaje sino todo lo contrario, no se entiende que tras un error hay un aprendizaje. Nuestra sociedad está acomplejada, mínima, incapaz de enfrentarse a ese miedo a fracasar, la cantidad de gente que emprende es menor que en otros países. Cuanto menos intentos menos éxitos, cuanto menos éxitos menos competitividad. Es una regla de tres que asusta de lo simple que es y que conduce a la parálisis.
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Evitar esa parálisis no es tanto por eliminar los factores que estancan una sociedad sino por que en el emprendedor está el tronco de cambio de modelo económico más poderoso. Un emprendedor debe aportar algo que sus competidores, mucho más experimentados, con mayor cuota de mercado y metodología adquirida, tienen y ofrecer respuestas nuevas a problemas de siempre. Considero que si somos capaces de gestionar esa ecuación, todo no está perdido independientemente del resto de factores. Una sociedad emprendedora es una sociedad innovadora y capaz de reponerse a una atonía económica de la que si no es con creatividad y una actitud diferenciada, perpétua.
La innovación es un concepto con el que se llena la boca de muchos pero en España, “sólo el 1% del valor añadido bruto es generado por empresas de alta tecnología y, escasamente, el 4% por las de media-alta tecnología, cuando en los principales países avanzados estos porcentajes son tres veces superiores.En estos momentos, en los que el acceso a la financiación es muy difícil y la demanda interna muy débil, las empresas españolas tienen que mirar al exterior para poder sobrevivir, accediendo a mercados en los que la única manera de competir es ofreciendo productos y servicios que aporten un valor añadido diferenciador. Y esto se consigue principalmente a través de la innovación, entendida como cualquier cambio que, basado en el conocimiento, genera valor”.
En Ticbeat se ha destacado la encuesta oficial publicadas por el INE a finales de 2012 sobre innovación donde las actividades españolas dedicadas a generar conocimiento (I+D), y a aplicarlo para obtener nuevos bienes y servicios (innovación), han disminuido sensiblemente, tras muchos años ininterrumpidos de fuerte crecimiento. Todos sus indicadores, incluso aquellos que parecían más resistentes y que, afortunadamente, eran los que tenían consecuencias económicas más directas, tienen ahora valores menores que antes de esta recesión.
El gasto empresarial corriente en I+D ha disminuido, por primera vez, y lo ha hecho en un 2,37%. Hasta ahora esta magnitud había resistido la crisis, lo que aseguraba que las empresas seguían manteniendo su actividad innovadora, aunque se vieran obligadas a reducir de forma importante la inversión, que antes hacían para mejorar su capacidad investigadora. Muchas de estas empresas podían seguir siendo competitivas y por esto eran exportadoras, pero la pérdida de esta condición puede poner en peligro su supervivencia.
El número de empresas con actividades de I+D también descendió nuevamente, pero esta vez de una manera diferente y más grave. En los años anteriores, la disminución se producía en el segmento de tamaño que va desde los 10 a los 49 empleados. La disminución anual era realmente importante pero podía explicarse reconociendo que en este tamaño las empresas están poco consolidadas y, por lo tanto, son más vulnerables. En el año 2011, la disminución total de las empresas con I+D ha sido del 2,64%, menor que en años anteriores pero, por primera vez, las que más han disminuido han sido las del segmento de empleo que va desde los 50 a los 249 trabajadores, que son empresas mucho más consolidadas y, por tanto, más vitales para nuestra economía.
El porcentaje de empresas innovadoras, tanto si tienen actividades de I+D como si carecen de ellas, pero que renuevan su oferta o su forma de desarrollar su negocio también ha disminuido, de forma que sólo el 31% se reconocen en 2011 como tales. Y los gastos en innovación tecnológica, que incluye también los de I+D, se han visto reducidos en casi un 9%. Como referencia para evaluar estos datos, puede utilizarse el casi 65% de las empresas alemanas o el 47% de las de Finlandia que manifiestan ser innovadoras.
Como es lógico, los indicadores generales de nuestro sistema de innovación han seguido incrementando el ritmo de deterioro iniciado con la crisis. El dato más reseñable es que el gasto en I+D, como porcentaje del PIB, se ha reducido por primera vez en muchos años para situarse en 2011 en el 1,33% frente al 1,39% registrado en 2010. Lo mismo ha ocurrido con el número de investigadores en empresas y en el sector público.
Estos datos demuestran que se está deteriorando el sistema español de innovación que, aunque todavía era pequeño como para convertirse en el motor de nuestra competitividad, ha alcanzado ya un cierto grado de madurez y dinamismo y debería ser la base para cambiar nuestro modelo productivo.
Un deterioro que se produce básicamente justificado por la actual crisis global, cuando los principales países de nuestro entorno están apostando fuertemente, no sólo por mantener, sino por aumentar su capacidad de innovación. Es el caso de Alemania o Francia, que entre 2008 y 2010 aumentaron sus gastos en I+D en más de un 5%.
Le damos credibilidad a un catedrático que llega a ministro o a conseller por alguna extraña razón que desconocemos. Suele gobernarnos gente que jamás pagó una nómina, que no sabe que es lo que sufre una empresa pequeña o mediana, que no conoce que supone un incremento indiscriminado de impuestos o de llamarle “una quita” a un robo legalizado. Un grupo de inútiles que se reúnen para pensar como nos cobran su ineficiencia sin que parezca improvisado y que nunca podrán saborear el amargo sabor del cierre de un negocio. Creemos que saben lo que hacen y que “no es posible la quiebra del Estado pues ello sabrán como evitarlo”. Las pruebas de que eso no es así son infinitas y recientes. Como decía… “nosotros a lo nuestro”.
Especie peligrosa
Emprender no es simple. Nadie te lo pone sencillo, hasta el punto que a veces parece que el emprendedor sea un enemigo, algo a extinguir, una especie peligrosa que, si lo dejas crecer, se reproducirá y se hará poderoso. Está enquistado en un modelo de pensamiento intransigente y poco ambicioso que caracteriza nuestra sociedad moderna, más preocupada del motivo por el que un camarero le ha puesto unos cuernos de antílope a una ex de un torero de segunda. La culpa no es ni del antílope ni del camarero pero algo está pasando y queda poco tiempo para cambiar ese curso perverso.
El número de autónomos se reduce en España siete veces más rápido que en la UE. El número de trabajadores autónomos descendió en España a un ritmo siete veces superior al de la Unión Europea. Es una evidencia que España tiene un problema con respecto a la vinculación entre autónomos, conocidos como los “sin derechos” y los emprendedores, conocidos como “los sin ayuda”. La combinación da un resultado desesperanzador: los sin ayuda y sin derechos. Sin exagerar, el cómputo comparativos entre los mecanismos de soporte para un asalariado son tan humillantemente superiores a los de los autónomos que no me extraña, la verdad, que ser autónomo esté como última opción entre gran parte de la sociedad.
Está claro que hacen falta medidas reales, en vez de analgésicos hace falta una terapia integral y menos discurso fácil por parte de ministros y ministras que apenas saben que es una empresa o sus derivados. La mayoría de los que determinan esos procesos están más preocupados de que su mano no salga lleno de mierda tras meterla en el cajón. Hay que actuar con un tratamiento y no hacerlo quirúrgicamente a modo de remedio de urgencia. Además, esas cifras no son más que parte de una cadena que sigue su curso. Hace más de 5 años que se mantiene esa nefasta tendencia.
Son tantos los problemas que se reproducen en el sentido de taponar la emprendeduría y la voluntad de cambiar la sociedad en términos de acción social y sentido crítico que, aunque me esfuerce en ser optimista, cuesta ver la luz al final de un túnel burocrático, sin crédito, con normativas siniestras tatuando un modelo de crecimiento erróneo y superado por la realidad, una atonía social inverosímil y una generación tapón que pone entre la espada y la pared a toda una legión de emprendedores capaces y dispuestos pero que deben enfrentarse a la incomprensión voluntaria de una generación mediocre e inconsistente incapaz de aceptar los cambios tecnológicos, sociales y económicos.
Los problemas son inmensos pero no soporto a los que siempre se están lamentando de que “ellos solos no pueden cambiar el mundo”. Recordemos la lección de Mauro.
La actitud del que no afronta la escalada que supone emprender por miedo o vagancia, por no querer participar en un cambio de espíritu social indispensable lo que está haciendo en realidad es retrasar algo que es inevitable: enfrentarse a un nuevo tiempo que llega sin remedio.
De madrugada
Ayer de madrugada puse en mi google+ un texto que causó cierto revuelo en las redes. No quería faltar a nadie. Era algo simple y que buscaba lo emotivo. Sin pretensiones, sólo una manera de cristalizar lo duro que a veces resulta eso de poner un negocio en marcha. Obviamente cada uno lo puede ver como quiera, incluso hay quien no le gusta y lo respeto. Pero os pido que lo valoréis en lo que es, un pequeño párrafo que describe un momento con un juego de palabras y que intentan darle ánimo a una tribu de insomnes autónomos y emprendedores que a según que horas no sabe de donde sacar el ánimo para seguir. La frase del final es producto del talento colectivo.
Cuando veas que no puedes más, que emprender se hace duro y difícil, que el sueño llega de madrugada y eres incapaz de teclear nada más, que el día a día se hace pesado y requiere hasta el último aliento, piensa en el motivo por el cual empezaste esta aventura y lo que ya sabías que suponía todo: “ahora te toca vivir como muchos no querrán, para en el futuro hacerlo como muchos no podrán”.
Ya hablé hace tiempo de lo solitario y frio que es el cristal desde el que se ve la vida cuando te tienes que quedar un domingo en tu despacho pues no hay mucho que hacer más que propuestas y apuestas a un sólo número y a un color esperando que tarde o temprano la ruleta te conceda el privilegio de premiarte.
Tardaremos en girar la colcha pero la giraremos y una de las razones es que no hay otro remedio. Me niego a aceptar que esto ya no se moverá. Si se potencian redes de conocimiento, si se impulsa la proliferación del capital riesgo, si las administraciones reducen la fricción en los trámites, si el impulso a la innovación crece en lugar de menguar como en los últimos dos años, si la cultura emprendedora se transmite en las escuelas de secundaria y en las universidades, tal vez, si todo eso pasa, un asalariado que pasa a ser emprendedor lo tenga algo más fácil y con ello, un país como el nuestro, esté más cerca de la cabeza económica del mundo civilizado.
Emprender para muchos será la única salida, para otros no. Puede que muchos tengan otras opciones, pero, por higiene intelectual recomiendo ponerse en la piel del primero. Imaginemos que no tenemos más remedio que emprender. Poco a poco, conozco algún caso de emprendedores sobrevenidos, que llega el primer cliente, la primera factura, el primer empleado y el primer cobro. Esos momentos son gloriosos. Encajar la emoción que supone tocar la superficie de los sueños que hace unos meses desconocías tener es maravilloso.
Los que hemos puesto en marcha nuestros sueños, sin saber si era posible tan siquiera, sabemos que es eso depasar noches en vela, redactando, corrigiendo, trabajando en la soledad de las noches y los días que se amontonan unos encima de las otras. Vivir es ese domingo por la tarde, exhausto pero ilusionado, viendo desde la ventana del despacho como las familias pasean, las parejas hacen cola para el cine y el mundo no se detiene en su curso sinuoso de fin de semana. Obsesiones y retos, momentos duros que a veces no producen más que disgustos pero que cuando se reproducen con todo su brillo y belleza son la entrada perfecta a un club diferente, el “club de los soñadores”. He escuchado este término en algún lugar, no es una definición mía, pero me parece tan especialmente sensible que me apodero de ella. Soñar y emprender van juntos, juntos en la búsqueda, tal y como están las cosas, de la única salida.