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Rebajar el dinero que no existe

Draghi no hizo más que ratificar el problema con la rebaja de tipos de la semana pasada. Seguimos en parálisis. Es el síndrome del dinero electrónico. Algo así como el oro en la bolsa. Los ciudadanos creen tener mucho metal pero en realidad no tienen nada. Solamente que un porcentaje bajo de personas que consideran tener oro fueran a buscarlo no encontrarían nada. No hay tanto oro como el que dicen haber vendido.
La moneda europea es algo parecido. La banca asegura tener mucho pero no lo presta por vete tú a saber el motivo. Obviamente la rebaja de valor y de capital resultante que ha llevado a toda Europa a “devaluarse” de manera diversa y artificial sin tocar la divisa ha eliminado a la misma del circuito de equidad y por eso no hay más remedio que seguir aumentando su volumen objetivo devaluando lo que cuesta obtener un euro, el tipo de interés.

El problema es que en metálico hay muy poco en contabilidad real, es decir, en circuito legal. El resto de euros que dicen acumular son dígitos. Algo que a la bolsa y a los inversores de pantalla poco les importa pues es su propio oxígeno. (Me pasé unos cuantos años con todos esos mecanos sofisticados sellados en mis ojos cuando me dedicaba a la gestión de activos en bolsa). Todos digiriendo dígitos que no representan lo que dicen estar mostrando. Entre la economía real y la economía digitalizada (que no digital) hay mucha distancia.

El mínimo histórico al que estos señores de plástico han decidido poner el precio del dinero en Europa no es más que la evidencia de que los bancos no pueden prestar lo que no tienen. Me hace mucha gracia el término “banco malo” pues parece como si de un truco de magia se tratara y que pudiera hacer desaparecer (para siempre) los activos tóxicos (también es un término la mar de humorístico). Digamos que la acumulación de mierda que cada banco tenía no afecta si la pones en una esquina destinada a eso. Absurdo. Hasta mi hijo de 8 años me dice que “eso no está bien ni se puede hacer pues si acumulas los deberes del cole mal hechos en una libreta destinada a eso, tarde o temprano, te catean”.

Los bancos no pueden prestar por que no tienen dinero real. Si lo fabricaran el euro cada vez valdría menos y si eso es así los ahorros, incluidos los de estos señores que rebajaron ayer los tipos, no valdrían nada. Es jodido, pero sin ahorros no podrían vivir de rentas todos sus amigos y la aristocracia política que se ha instalado en la nueva (viejuna) Europa y eso hace que les cueste mucho poner en marcha la impresora de billetes. Además, si eso sucediera, se adelantaría el cambio de modelo y orden mundial donde Europa pasaríamos a ser países sumergidos frente a los emergentes.

Puede que sea este el motivo que Europa no devalúa. El miedo a perder el valor real en lo único que les queda sobretodo en el sur es absoluto. Sólo queda el valor de las finanzas y las rentas sociales en las entidades bancarias. Tocar eso es poner en jaque el sistema definitivamente. Cada vez hay menos liquidez en el sector privado y nadie parece darse cuenta que el reto no está en la gestión pública sino en lo que cada uno de nosotros podamos hacer independientemente de las meriendas de estos tipos.

El espíritu emprendedor es la mejor forma para afrontar con éxito el nuevo ecosistema económico y social en el que ya estamos sumergidos y que he explicado alguna vez. Da igual si sube o baja un punto el tipo de interés, aquí lo que toca es tener interés por el tipo de negocio que nos toca ahora afrontar como países sumergidos que quieren enfrentarse a los emergentes. Planes de estímulo en base a la gestión transversal de la tecnología y de adopción de patrones que mejoren la educación global de nuestro entorno. La gran asignatura pendiente es unir educación y empresa y que todo eso sea en base a proyectos de vanguardia tecnológica.

Me gusta pensar que tenemos una gran oportunidad y que todo prácticamente depende de que lo aceptemos. ¿Sabíais que toda la tecnología que uso la NASA en 1969 para poner al hombre en la luna cabe hoy en día en cualquiera de nuestros iPhones? Si el hombre de entonces llegó a la luna, con la misma tecnología en una sola de nuestras manos, ¿donde podemos llegar juntos?

La nueva economía implica una serie de cambios disruptivos a todos los niveles. Desde cambios en la cadena de valor, ya que las ideas son las que tienen importancia y no el soporte como en muchos de los modelos tradicionales, hasta cambios en los procesos y en la gestión de las organizaciones. Aceptar que este nuevo modelo implica nuevas condiciones y sólo aquellos capaces de inventarse un nuevo entorno laboral vinculado al nuevo modelo, te acerca al éxito.

El incendio no está extinguido, sólo parece controlado. Hay un nuevo modelo económico emergente que no precisará que se extinga el anterior. Crecerá al unísono a otro que se desmorona. Un modelo más digital, donde el individuo será protagonista de sus propia aventura, donde los negocios no dependerán de un vetusto Business Plan y pasarán a ser seres vivos con fechas de caducidad previsibles, donde la economía industrial dará paso a otra definida por los principios de la propiedad emergente y donde la gestión del conocimiento construirá sus propias autopistas y sus peajes. Tal vez todo esto sea innecesario pues, como dicen, seguramente no hay de que preocuparse. Será por eso que nos han puesto el dinero a precio de saldo… ¿Verdad?

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'Empleo para el futuro' en ABC

Mi artículo de esta semana en ABC se titula “Crear empleo para el futuro”, y trata de ilustrar la que considero mala digestión, que de este momento histórico, está viviendo la mayoría de países de nuestro entorno. Intento definirla como un escenario que está lejos de ser una crisis de tipo financiera o monetaria y que para la creación de empleo de calidad y con garantías de futuro hay que trabajar de manera seria en ello. Hablo de que es mejor dejar las simulaciones que nos hacen ver “burros voladores por donde no sopla ni el viento“ o “simulacros de inversión o de mejora donde lo que hay es parálisis y tarifa plana“. En el artículo defino en parte la “hoja de ruta” que interpreto deberíamos de asumir todos, inclusive los que se miran todo desde la barrera.

A continuación, os dejo el texto completo del artículo:

Crear empleo para el futuro

La tripulación dice que mires hacia la derecha. Por mi escotilla se puede divisar el Montblanc. Imponentes sus casi cinco kilómetros de altura te dejan pensativo. Se asoma entre la Europa decadente y la que dice estar saliendo de la crisis. Mirarlo en un día claro es ver la mancha que divide esas dos ‘Europas’ que no dejan de ser una misma pero mal interpretada. La mala digestión de este momento histórico por parte de la mayoría de países de nuestro entorno está lejos de ser una crisis de tipo financiera o monetaria. A parte nos quedan las simulaciones que nos hacen ver burros voladores por donde no sopla ni el viento. Simulacros de inversión o de mejora donde lo que hay es parálisis y tarifa plana. En lugar de vanagloriarse de que alguna personalidad tecnológica destacada decida invertir en constructoras con balances complejos, lo que se debería de hacer es localizar el problema real y no continuar con el engaño siniestro que nos podría hundir por mayor tiempo y desaprovechar la oportunidad que tenemos frente a nuestras narices y que, quienes deberían, no ven.

Siguen habiendo dudas sobre la capacidad de retornar inversiones en países como Grecia, Italia, Portugal o España por ejemplo. Se preguntan si estamos en condiciones de ser competitivos en un mundo global y por ello de ser atractivos a dicha inversión en el futuro. En España, por ejemplo, siempre habrá negocio, eso es evidente pues cincuenta millones de individuos lo generan por combustión espontánea. Pero ¿será atractivo siempre? El inversor medio busca rentabilidad y en ese punto localiza destinos atractivos.

Llegan noticias de que se trabaja para devolvernos a la ficha de salida. Eso es algo terrible. Inversiones millonarias en promociones inmobiliarias que nos conducen de nuevo a una vida anterior como si no hubiéramos aprendido nada del desastre monumental que hemos vivido. Se pretende convertir otra vez a este país en un polo de atracción por la vía de la construcción y el turismo. Dos sectores focalizados en la mano de obra (cada vez más barata) y no en el conocimiento o el valor añadido. Las cifras del paro en los próximos meses demostrarán que esta estrategia solo conduce al trabajo temporal y mal remunerado.

La solución para salir de este círculo vicioso pasa por la creación de empresas que aporten empleo de calidad. La austeridad a la que está siendo sometida la sociedad española (y europea) no tiene sentido si con esa política no se desarrollan planes de futuro y que impulsen modelos de crecimiento distintos. No vale de nada endurecerlo todo para luego volver a potenciar al sector que nos llevó al abismo o a la generación de empleo que nos encierra en una especie de microburguesía low cost que asusta. La mitad de los jóvenes en España está en paro. No tiene sentido mantener los modelos formativos que los empuja a las listas de desocupados y pretender que todos sean lo que no pueden ser. La huida es masiva. Aquí lo que hace falta son políticas concertadas que conduzcan nuestro modelo productivo a una economía del conocimiento, tecnológico y de alto valor que pueda complementarse de manera equilibrada con cuanto teníamos y que podemos recuperar ordenadamente.

La revolución que vive el mundo, mucho más que una crisis, responde al posicionamiento de las piezas de un puzzlesocioeconómico y vital entre hombres, tecnología y política. Una economía en funcionamiento que se ajuste a la nueva realidad precisa de compradores y de vendedores y si queremos vender conocimiento español deberemos de activar todos los mecanismos para que así sea. La empresa privada, la banca, los sindicatos, la política, la prensa y la sociedad deberán poner de su parte. Todos están en condiciones de entenderlo pero no todos están dispuestos a hacerlo.

La empresa privada está a contrarreloj y las prisas suelen ser malas consejeras. La banca mantiene el discurso del saneamiento que no se cree ni el famoso Tato pues con un banco malo no se deja de ser el ‘ídem’. Los sindicatos a sus cosas (y nunca mejor dicho), la política valiéndose de su posición aristocrática para no meterse en el barro, la prensa dudando de cual es el discurso correcto y luchando contra un cambio de tiempo (que les pilló a destiempo) y la sociedad descubriendo que es eso de dejar de ser clase media. Con este panorama cuesta aprovechar el momento y darle la vuelta a la colcha.

Cuando en el siglo XIX entró una máquina de vapor a una fábrica de 400 trabajadores para que la llevaran sólo dos, hubo 398 personas que creyeron estar en una crisis absoluta y no sabían qué hacer. La sociedad nombró “crisis Industrial” a lo que siglos más tarde hemos llamado “Revolución Industrial”. Aquella sociedad aprendió a colocar a todas esas personas en diferentes sectores y a mejorar la vida de todos. Nosotros estamos aprendiendo a modificar nuestros ritmos vitales, económicos, sociales, políticos para que la gente se incorpore en esta revolución tan absoluta. Las culpas están repartidas en diferentes medidas y estamentos. Está claro que hay gobiernos que han hecho menos que otros, hay sociedades que abusaron del crédito y de la especulación absoluta, o que España no aprovechó las bonanzas para impulsar un cambio de modelo de crecimiento. Aún así, la respuesta al momento actual no está en recuperar nada, ni en hablar de crisis, sino en intervenir teniendo en cuenta que estamos viviendo una revolución en todos los sentido

Para poder vender hay que seguir con la austeridad y ajustar costes en todos los ámbitos. Esto no es solo un tema de ajuste salarial, también tiene que ver con reducción fiscal y así pelear contra la miserable curva de Laffer en la que tanta presión tributaria no consigue recaudar más dinero sino todo lo contrario por pura estrangulación.

Si queremos convertir a España en una verdadera potencia económica, esta vez no basada en la especulación y en acumular ladrillos en cualquier solar recalificado o si lo que deseamos es ver los modelos productivos vinculados al conocimiento y la tecnología, nos conviene a todos irnos dando cuenta de que esto no es una crisis y que no hay nada que recuperar, que lo que nos toca ahora es aceptar el nuevo momento, aprovechar la oportunidad, apoyar a los que peor lo están pasando y ajustar el gasto y conducirlo a donde realmente puede aportar valor.

Asusta pensar que esa hoja de ruta que nos debe conducir de un entorno en quiebra a otro de alto valor económico esté en manos de la clase política actual. Una casta que no son capaces de conectar las luces largas de la alta estrategia y se limitan a mirar el futuro en fragmentos cuatrianuales. Ahora más que nunca toca hablar de lo que importa, diseñar el modelo y actuar. La fiesta está apunto de empezar. El cambio de modelo es inminente y los ciudadanos pasaremos lista, quien no esté ahora se lo va a perder y además lo recordaremos.

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Aprovechar el momento económico

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Sabemos de países que crecen por encima del cuatro por ciento y la miseria campa por las esquinas. Salir de la recesión no es más que un derivado aritmético que en estos tiempos precisa de otras variables para poder decir que “vamos bien”. Es cierto que España saldrá de “la crisis” en un par de años largos, es cierto que en términos comparativos podremos interpretar que las cosas subirán y bajarán según la estación del año pero que, de algún modo mágico, los datos macro irán ofreciendo tendencias positivas.

A fecha de hoy ya se pueden identificar algunos puntos a favor del final de un túnel que unos llaman crisis con cambios importantes y otros llamamos cambio de época a través de una crisis como detonante. Da igual, lo importante es que el momento es histórico y como tal debe vivirse, verse y trabajarse.

Salir de la recesión, la consolidación fiscal, la corrección en el sector exterior con una balanza comercial más equilibrada, la inversión extranjera en aumento, un turismo batiendo todas sus marcas de ingresos, una industria del automóvil tomando impulso como en épocas lejanas, sorprendentemente un aumento de la confianza de los consumidores, recuperación del índice de producción industrial, el Ibex liderando las bolsas europeas, el coste por endeudamiento público mucho más bajo y en definitiva una serie de factores que hacen pensar que estamos en la antesala de otra oportunidad de subirnos a algún tren.

Hay riesgos importantes como que la inflación anual estimada del IPC en octubre de 2013 es del –0,1%, de acuerdo con el indicador adelantado elaborado por el INE. Este indicador proporciona un avance del IPC que, en caso de confirmarse, supondría una disminución de cuatro décimas en su tasa anual, ya que en el mes de septiembre esta variación fue del 0,3% y, técnicamente estaríamos entrando en deflación. Mal asunto pues demuestra que tal vez, esos datos del consumo son derivados de una campaña turística buena y no de un modelo sostenido. Parecido a los datos fraudulentos que nos exponen sobre el paro cada cierto tiempo. ¿Entramos en deflación?

Por desgracia los que dicen ser responsables de dichas mejoras seguramente les ha pillado por sorpresa y aseguran que, con paciencia, todo llega. La ley universal del péndulo económico juega a favor de quienes recogen un mal escenario y son capaces de aguantar con su cara de tabique. Al final todo pasa. Sin embargo ahora no es como otras veces. Esto no es una crisis y difiere mucho de que se pueda aprovechar el momento como cuando se sale de una. Esto tiene que ver con la sistemática mejora de un modelo socioeconómico al que nos podemos apuntar o no.

España está de oferta y ofrece gangas para la inversión foránea. Eso permite que llegue inversión pero en términos generales no arriesga pues la imagen exterior es muy nefasta. Una clase política que hace mucho daño a como se nos ve. Se han hecho estragos y todavía son muchos los indicadores que utiliza el inversor profesional los que dan datos de pura pena.

Si los que deben generar cambios, estimular mejoras y situar en el centro de la competencia todo nuestro modelo económico siguen más preocupados en que no se detecte su ineficiencia y su mediocridad, no lograremos nada. El último informe Doing Business que elabora el Banco Mundial y que clasifica a 189 países por sus ventajas para la actividad empresarial lo certifica: la posición española baja de la plaza 44ª de 2012 al 52ª, ocho puestos de golpe, lo que supone la posición más baja desde 2006, el primer listado y el descenso más brusco en un año.

Esto es básicamente por que la tomadura de pelo es consustancial al hecho político en España desde tiempos de la creación. No creo que exista ningún político, banquero o miembro de la aristocracia social que no incluya en cada dos frases la palabra emprendedor. Emprender, emprender, emprender, esa es el verbo mágico si quieres quedar ‘cool’. Tan pronto te monto una ley como que te organizo un evento repleto de aspirantes. Pero la verdad es la que es. Montar un negocio en España es un drama por las dificultades para abrir, por la complejidad para vender y por los altos costes que tiene financiarlo.

Pese a los reiterados anuncios de reformas para facilitar la creación de empresas, España sigue siendo uno de los países del mundo en que resulta más difícil poner en marcha un negocio. En concreto, España ocupa el puesto 136º de los 185 países examinados en ese mismo informe Doing Business 2013 en cuanto a la facilidad de crear una empresa. A pesar de que ha mejorado todavía hacen falta 10 trámites y 28 días, un coste equivalente al 4,7% de la renta por habitante y un capital mínimo que representa un 13,2% de esa renta por habitante. Absurdo. Se podrían hacer tantas cosas.

Hoy se publica una entrevista que me hicieron en La Vanguardia y que en una de sus partes explica como interpreto el momento económico. Considero que este momento de relevancia y de posible apunte hacia un nuevo destino depende de que se entienda el verdadero punto de partida.

-A la hora de valorar las cifras de paro que tiene España, ¿es de los que busca culpables en los gobiernos e instituciones o prefiere hacer autocrítica de nuestra actitud individual como sociedad?
-Tengo una percepción personal de que nosotros no estamos viviendo ninguna crisis concreta y de que estos datos pueden ser las características de algo que se traduce como crisis, pero que es algo muy intenso, como una revolución en todos los términos: sociedad, economía, relaciones humanas y relaciones con la tecnología.

-¿Me quiere hacer ver que no estamos pasando por ninguna crisis financiera o económica?
-Cuando en esa época entró una máquina de vapor a una fábrica de 400 trabajadores para que la llevaran sólo dos, había 398 personas que creían que estaban en una crisis absoluta y no sabían qué hacer. La sociedad aprendió a colocar estas personas en diferentes sectores. Nosotros estamos aprendiendo a modificar nuestros ritmos vitales, económicos, sociales, políticos para que la gente se incorpore en esta revolución tan absoluta. Las culpas están repartidas en diferentes medidas y estamentos. Está claro que hay gobiernos que han hecho menos que otros, hay sociedades que abusaron del crédito y de la especulación absoluta, o que España no aprovechó las bonanzas para impulsar un cambio de modelo de crecimiento. Aún así, la respuesta al momento actual no está en recuperar nada, ni en hablar de crisis, sino en intervenir teniendo en cuenta que estamos viviendo una revolución en todos los sentidos.

-Usted fue de los primeros en vaticinar esta situación en su blog personal. ¿Cree que ahora podría decirme cuánto nos queda para salir de este pozo?
-Deduje, más que vaticinar. Y lo que dije es que se desencadenaría, como así ha sido, un proceso económico que tendría un final infeliz. Lo que no tenía claro es que se produciría por lo que yo intento defender, algo que tiene que ver con una cosa más sistémica vinculada a diferentes aspectos, especialmente el de la tecnología, que está cambiando todos los ámbitos que van desde la transmisión de conocimiento a la distribución del trabajo. A mí me gustaría decir que el cambio es inminente, pero no es así. Nos queda un periodo largo de estancamiento económico y social que podría alargarse durante 4 o 5 años más. Las comparativas, que es lo que se va a poner de moda a partir de ahora, nos dirán que empezaremos a tener buenas noticias y esto es bueno que se vaya incorporando en nuestro lenguaje porque la percepción social ayuda a que las cosas mejoren más rápido.

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Emprendedores incómodos

El titular del post de hoy responde al que la Agencia Efe destacó de modo similar tras entrevistarme la semana pasada. Considero que el discurso favorable a los emprendedores y toda esa merienda de apoyo y soporte por parte de la administración no es más que papel mojado. Creo que el emprendedor no es el cuerpo social más agradable para la administración por diversos motivos.

Un emprendedor es un agente incómodo para la administración al preguntarse por qué tiene que pagar una cosa o acatar una decisión determinada, ya que ser emprendedor requiere un fuerte compromiso con la innovación pues precisa de ella para competir con empresas que estaban antes que él, ser emprendedor obliga a ser optimista, pues sin ese valor casi irreflexivo a veces no se conquistan nuevos territorios. Pero ser emprendedor exige ser crítico con tu entorno para facilitar la creación de riqueza y de supervivencia de un negocio a fin de crear empleo. No es lo mismo acudir al trabajo a las 9 y salir a las 5 a no tener hora de entrada ni salir nunca pues el proyecto que llevas entre tus manos requiere de concentración constante. Esa exigencia superior aborta cualquier imposición irreflexiva y te pone en alerta de la ineficiencia pública.

A las 3 de la madrugada quedan muchas luces encendidas, son ingentes manadas de corredores de fondo que siguen preparando sus proyectos, que dejaron de dormir pues sueñan despiertos. Cuando no puedas más, mira por la ventana, observa, en tu ciudad, en tu país, en el mundo, hay millones de luces abiertas, de pantallas, de bombillas pequeñas, de alógenas, blancas o tibias, todas dan luz a un rostro cansado pero repleto de ilusiones, una hora tras otra, un día tras otro, una vida tras otra, todos tecleando, dibujando, en el aire, en la computadora, todos, pensando: “es posible”. La entrevista que me  hizo José Castán de la Agencia Efe se divide en dos partes. La primera es de reflexiones del tipo más económico y emprendedor y la segunda atiende a la presentación del libro ‘Una Hormiga en París

Marc Vidal: el emprendedor “no es algo agradable” para el Gobierno

JOSE CASTÁN | MADRIDLUNES 28.10.2013

Marc Vidal emprendedor, empresario, analista económico, blogger y especialista en startups señala que “lo que tiene que hacer el Gobierno es ponerse a trabajar, que facilite a los emprendedores el poder emprender” porque lo que “no tiene mucho sentido es que a un emprendedor que se acaba de poner en marcha, en su primera factura le metan un 42% de costes añadidos sobre lo que me va a facturar que no es para él, tanto el IVA como la retención del IRPF”.

Encarecer el producto

De esa manera, añade Marc Vidal, “se está encareciendo su producto, generando muy poco con lo que le queda, con lo que no puede reinvertir y sobre todo no puede contratar a nadie”. Además, “los costes en este país para contratar a alguien son los que son y están fuera de lugar para el momento en el que estamos”. Por ello, lo primero que debe hacer el Gobierno, en lugar de aprobar leyes que son “difíciles de llevar a cabo”, es cambiar “la política fiscal, fundamentalmente, para los emprendedores tecnológicos”. En su opinión, un emprendedor no es solamente una persona que decide poner un modelo de negocio en marcha sino “alguien que va a tener que arriesgar su patrimonio o el de aquellos que han decidido apostar por él, que va a tener que innovar para enfrentarse a la competencia y que según avanza se preguntará porqué tiene tantas trabas”.

No sólo un soñador

Marc Vidal lamenta que la sociedad de a los emprendedores “un papel de alguien qué está todo el día soñando proyectos”, cuando se trata de “un tipo que se está enfrentando todos los días con un montón de problemas e impedimentos”. Por ello, considera que lo que mejor pueden hacer los Gobiernos con los emprendedores es “no meterse mucho porque cuando intervienen es un inconveniente”. Se perdió “una oportunidad para fomentar el emprendimiento cuando este país crecía. Ahora vamos con prisa” “Si dejan un poquito de espacio y ese espacio son políticas fiscales, rebajas impositivas como a la fundación de una empresa, sería todo mucho mejor”. A su juicio, se perdió “una oportunidad para fomentar el emprendimiento cuando este país crecía. Ahora vamos con prisa”.

Marc Vidal cree que el problema es que los políticos “no tiene luces largas”, ya que la política trabaja “a cuatro años vista en el mejor de los casos, incluso menos, porque se pasan un año de campaña previa”. De esa forma “no pueden interpretar el verdadero momento histórico en el que estamos, en el que se desaprovecharon años de bonanza a un nivel como nunca habíamos tenido y se podía haber reinvertido en cambiar el modelo de crecimiento, darle riqueza al PIB en lugar de especulación”.

“Si se hubiese aprovechado ese momento ahora estaríamos hablando de otra cosa. Fue entonces cuando se tenía que haber hablado de emprendedores”, argumenta. “Ahora se habla de emprendedores porque así parece que quedas bien. Antes tocaba hablar de redes sociales y ahora de emprendedores pero la realidad es que estos señores (los políticos) dicen apoyar tanto a los emprendedores y les meten un 42% a los autónomos.”.

Marc Vidal presenta el libro “Una hormiga en París” o cómo innovar sin saberlo

Marc Vidal se decidió a contar su viaje a París de hace más de veinte años, tras una conferencia y darse cuenta de que muchas técnicas sobre innovación y emprendimiento que se estudian ahora en las escuelas de negocios se asemejan a las que inconscientemente planteó para mantenerse en París.

Este empresario y analista económico, que ahora está embarcado en la startup además de otras colaboraciones, explica que “Una hormiga en París” trata de su viaje a París y cómo hace para poder estar más en esta ciudad que las dos semanas previstas. “Encontré una oportunidad al observar a un grupo de músicos y a partir de ahí inicié una serie de elementos que años después he ido sabiendo que lo que hice allí fueron modelos de innovación, básicos, pero que responden a un estudio de mercado”, apunta.

Su primer plan de negocios

Vidal reconoce que el pasaje del libro en el que se acerca a los músicos y coge una gorra para recolectar unas monedas por la actuación de éstos, no es su primer momento emprendedor.”Mi primer emprendimiento fue con doce años cuando en el colegio nos intercambiamos cromos”. “Yo confío en que si tengo muchos más cromos accedería a esos que nadie tenía, para ello tenía que comprar muchos cromos y pensaba que ganaría dinero con los cromos que nadie tiene porque los vendería”. Entonces, añade, “presenté a mi madre un plan de negocios en una hoja y básicamente le dije que si tu me das dinero, yo te voy a conseguir más, pero no funcionó”. “No contaba con un elemento clave como es que las marcas que fabricaban los cromos no editaban algunos precisamente para que entráramos en esa dinámica de búsqueda”.

Experiencia en París

Marc Vidal con el tiempo se ha ido dando cuenta de que su experiencia en París, demostraba que dentro tenía un emprendedor en potencia. “Detecté una oportunidad, le cojo la gorra sin pensar, pero luego percibí que lo que hice me daba beneficios y a partir de ese instante se inicia una relación con estos músicos orientales, de los que aprendí mucho pero a los que yo tenía que ir aportando algo. Les empecé a proponer cosas, algo difícil hasta que uno de ellos se hizo mi mentor, él era el jefe y yo su director de innovación”.

Para Vidal, su viaje a Francia no tiene que ver con la salida de jóvenes ahora de España en busca de un trabajo que no encuentran aquí. “Yo no me fuí huyendo de nada sino más bien persiguiendo algo”. No obstante, reconoce que algunos de estos jóvenes si que “buscan encontrar su sueño”, al tiempo que lamenta que que la “huida” de estos jóvenes, sea “sin vuelta porque cuando “encuentras con mucho esfuerzo algo en un lugar, es difícil volver”. “Eso no quiere decir que sea malo no volver sino que el problema es cuando esta huida es tan masiva desde el punto de vista del talento, de la capacidad y del futuro porque es precisamente el futuro lo que se le escapa a un país”.

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El imperio de las Cigarras

La semana pasada me entrevistó para ‘La Gaceta‘ el periodista Alvaro Medina. Durante más de una hora estuvimos charlando sobre mi último libro, sobre economía y acerca de que es lo que ha pasado realmente en los últimos años. Os transcribo la entrevista de la que destaco el titular por ser claramente la exposición de lo que pienso. Sigo creyendo que una sociedad que no sueña, que no tiene espíritu de sacrificio, que no arriesga y que no decide por si misma es una sociedad muerta.

Marc Vidal: ‘Hemos vivido en el imperio de las cigarras’
ÁLVARO J. MEDINA

“Luchar por los sueños propios es la receta más importante que debe aplicar cualquier emprendedor a la hora de montar un negocio por su cuenta”, afirma el analista económico.

Marc Vidal, emprendedor e innovador de éxito y también de algún fracaso. “De éstos últimos también se aprende”, indica en su libro. Su premisa principal es perseguir los sueños, sean cuáles sean, y buscar el cómo y el por qué para poder alcanzarlos. El qué, a su juicio, es lo de menos.

“Luchar por los sueños propios es la receta más importante que debe aplicar cualquier emprendedor a la hora de montar un negocio por su cuenta”, indica su último libro ‘una hormiga en Paris’ en la contraportada. En una entrevista para GACETA.ES, ha reafirmado.

En 103 páginas narra la esencia de su experiencia personal y profesional, ‘olvidando’ en algunos momentos los pasajes de este camino. “Son 20 años de sucesos personales”, ha considerado Vidal, muy metido en la era de Internet, a la que se adelantó, abriendo un blog
en la dédaca de los 90, cuando Internet aún era un gran desconocido para familias y usuarios. Un adelanto que le llevó a un fracaso, que superó años después.

Sus pinitos se iniciaron con un blog en 2004, en el que cuenta tanto la realidad y como términos económicos, tan difíciles de entender a veces por el público en general, para que los entendiera hasta su madre. El resto de su éxito y la propagación de sus escritos fue avanzando poco tiempo después.

Pese a ser emprendedor y por tanto empresario, Vidal también ha trabajado por cuenta ajena, es decir, a las órdenes de algún jefe que puede cortar las alas para alcanzar el propósito a realizar. No obstante, se las ha apañado para que dentro de las empresas en las que trabajaba convencía a los superiores para tener esa sensación de libertad.

¿Hay muchas cigarras en España?, se le pregunta en la entrevista. Vidal responde: “Hay muchas. Hemos vivido en el imperio de las cigarras. Llega el momento de las hormigas”. En este sentido, ha destacado que el sector público debe abrir la puerta a la iniciativa del sector privado para poder superar el “complicado” momento que vive la economía española.

El objetivo que debe ponerse un emprendedor es lo de menos, lo importante es responder al cómo y por qué conseguirlo. “El dinero no debe ser el único objetivo”, ha matizado. De los tropiezos también se aprende. “He tenido alguno”, ha dicho, del que se ha recuperado algunos años después.

Para el éxito en el emprendedor, destaca la “capacidad de escuchar” y de aprender de quienes saben más. Asimismo, ha destacado que tener un equipo de trabajo es importante, ya que permite “flexibilidad”, “descubre talento”, las ideas se ponen en común, e incluso de quienes no saben de algún tema en concreto que se debata en determinados momentos.

“La actual crisis económica ha cambiado los hábitos empresariales”, ha señalado. Al respecto, ha considerado que “antes los clientes se acercaban a las empresas, ahora son las empresas quienes deben buscar a los clientes”. Por este motivo, ha afirmado que las empresas “tienen el deber de escuchar” a los compradores de servicios y mercancías.

Según Vidal, en España se ha innovado poco durante la época de expansión económico y es mucho más difícil poder hacerlo ahora, en plena crisis. “La innovación es un valor”, ha subrayado. Y es que, ha indicado que en pleno apogeo, se ha perdido la oportunidad de hacerlo. Por otro lado, ha señalado que la industria no estuvo a la altura para hacer frente a la caída de la construcción.

Asimismo, publicará un nuevo libro en 2015, titulado “Fin”, donde tratará de buscar a los responsables de esta crisis y cambio de época.

El decálogo de Marc Vidal que aparece en su libro ‘Una hormiga en París’

1.- Atender una necesidad.
2.- Establecer una manera de lograrlo
3.- Localizar una oportunidad
4.- Observar el mercado
5.- Establacer cambios radicales pero de forma progresiva
6.- Recurrir a la diversión
7.- Explorar nuevos territorios
8.- Modular un plan comercial distribuido
9.- Organización en beta constante
10.- Saber poner punto y final

Marc Vidal fue seleccionado como una de las personas más influyentes en España y su blog está situado entre los diez mejores de habla hispana galardonado con los Euroblogs Awards 2009 al mejor blog europeo. Habitualmente vive en Dublín aunque realiza más de 200 viajes al año. Ha publicado anteriormente dos libros: Crónica de una crisis anunciada y Contra la cultura del subsidio.

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Detalles de la EPA

Si alguien aterrizara en España recién llegado de Urano podría creer que lo hace en un país donde todo lo que le dijeron que pasaba y por lo que pasaba el día que embarcó en aquel lejano planeta ya pasó. Un viaje desde los confines del Sistema Solar es largo y digamos que lo empezó hace cuatro o cinco años. El personaje en cuestión hubiera podido escuchar y leer que aquí ya hemos empezado a disfrutar de la “recuperación” económica que nos llevana anunciando desde hace siglos y que además, por si alguién tenía dudas, empieza a crearse empleo o algo parecido.
Obviamente en unos días el uranés se habría dado cuenta que lo único que falta en este país es sentido común, un poco de análisis y que se explique en foros autorizados la realidad.

Es de pena mantener el discurso, que analizaré otro día, sobre la supuesta buena salud del renovado sistema financiero. Ahora todos (los que quedan) ganan mucho dinero y pueden vanagloriarse de ello. En realidad lo que hacen es que dotan menos para así tener cuadros contables más chulos. Incluso hay quien dice que ahora ya tenemos un sistema financiero que soportará bien los tests de stress ya que lo malo se lo ha quitado de encima. ¿Dónde está todo lo que antes era tóxico? En tus impuestos, en tus recortes, en tu FROB y en un cúmulo de mierda acumulada en un banco malo que tarde o temprano pagaremos todos. Ya digo que creerse que esto ya se ha arreglado por arte de magia o por las “reformas” del ejecutivo vamos dados. Esto es más complejo.

Ahora bien, miremos la absurda fiesta montada con lo de que el paro baja.

El dato en el que debemos fijarnos es en el número de cotizantes. Dicen que la cifra del paro registrado, según la EPA, evoluciona positivamente. Eso es cierto pero que quede claro que eso no precisa necesariamente que se esté creando nuevos empleos por ejemplo si los parados que entran en edad de jubilación superan al número de nuevos ciudadanos con edad de trabajar o con intención de hacerlo. Eso en España es un número negativo pues se prolonga mucho el ingreso al mundo laboral.

También es factible que la EPA evolucione positivamente a pesar de no crear empleo si los desempleados emigran y no son reemplazados con nuevos demandantes de empleo inmigrantes. Esto es obviamente algo que tambén está sucediendo de manera efectiva.

Cuando la cifra de cotizantes no para de bajar a pesar de que aumentan autónomos y trabajadores de tiempos partidos y de empleos precarios. Es evidente que la caída de empleo real y consistente está llevándose por delante la clase media.

Hay que pensar que los parados que ante las dificultades de encontrar empleo se intentan reciclar o esperan emprendiendo montar un proyectos son borrados de la lista de demandantes por lo que, aunque no estén técnicamente trabajando de manera efectiva, ya no son parados.

Pueden seguir inventado escenarios que la cosa es más pesada que el plomo. La clase media es el mecanismo por el cual la Hacienda pública se aguanta y es el garante del Estado tal y como lo conocemos en los términos de bienestar social. Los países ahora dejan de estar en las listas de los desfavorecidos no por el puesto que ocupan sus ricos en el ranking de los que más tienen, sino por la dimensión y superficie de su clase media. Pero parece que la clase media está en franca decadencia. Estamos asistiendo a su destrucción, algo que no será inmediato sino prolongado en el tiempo.

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Frases malditas

Hay tres frases malditas en mi vida. “Esto siempre se ha hecho así”, “Eso no es posible” y, la peor, “ten cuidado, nunca has estado allí”. La primera es típica en los debates de innovación empresarial. La segunda es típica en entornos económicos donde no se examinan parámetros fuera de la lógica convencional. La tercera se refiere a no irse a lugares desconocidos a tomar impulso y a proyectar desde lo desconocido. A mi esta última me estimula especialmente. Ser emprendedor es algo más que definir un modo económico, tiene que ver con la actitud y con la voluntad de tomar el control de tu propio destino. No es siempre factible pero tenemos la obligación como género de no permitir que se nos anule. Yo sólo conozco una manera, hay otras, la mía es emprendiendo.
Cada uno de los miles de emprendedores que ahuyentan los miedos a fuerza de no reconocer las limitaciones aparentes son los que despertarán una sociedad cloroformizada que se ha idiotizado al extremo. Como representantes de esa cuerpo social anestesiado, incapaz de afrontar el reto de dirigir su propia existencia pero consciente de que su vida es un privilegio socioeconómico como nunca otra generación había tenido la denomino “microburguesía low cost”.

A partir de ahora mismo nos adentraremos en los valores de una sociedad que decidirá en los próximos años si esto es una “oportunidad gloriosa” o una “situación sin posibilidades”. Cuando una sociedad queda a expensas de la marea es una sociedad muerta.

Hace años, en invierno, tenía el gusto de dar una conferencia en el auditorio de La Cartuja de Sevilla a un millar de alumnos de Económicas de diferentes facultades andaluzas. Suelen ser de último curso. Cada año, en la mitad de la charla formula la misma pregunta:

- ¿Cuántos de vosotros tiene previsto emprender alguna cosa, proyecto, negocio o lo que sea en los próximos cinco años? La respuesta cada año fue a peor. Normalmente apenas una decena levanta la mano. Luego vuelvo a inquirir:

- Entonces, ¿cuántos tiene como deseo ser funcionario?

Los brazos aumentan en alto pero tampoco es que sea un bosque lo que se muestre frente a mí. Finalmente cuestiono si el resto, mucho más de la mitad de los estudiantes, ¿quiere ser prostituta, traficante de armas, concursante de Gran Hermano o futbolista? Las risas que se suelen producir te dejan helado.

Ellos no tienen la culpa, la culpa es del entorno que hemos fabricado y que adormece el deseo de ponerse en marcha. Todo es tremendamente fácil y ha llegado a ser tan sencillo ser burgués que no es preciso ni serlo para disfrutar de esa condición. El consumismo desaforado no precisa de tener dinero, sólo es imprescindible que alguien te lo deje.

En esa conferencia sevillana anual cinco o seis alumnos se acercan al final. Incluso, en una ocasión, una chica se dirigió con lágrimas y tremendamente emocionada. Me dijo que “ella era una de las que me habían entendido”, que iba a mirar como coger “las riendas de su propia existencia”. No niego que eso deja a uno con la cara desencajada y con serias dificultades para contestar. Suele pasar, sólo es preciso atender y atacar el problema: la pasividad de una sociedad que se pone de somníferos antes de arrancar cada mañana, de modo que no puede ser crítica con nada que le envuelve, y mucho menos con capacidad para disponer de las características que tuvieron otras sociedades anteriores, esos colectivos que nos concedieron la mayoría de los privilegios que ahora disfrutamos nosotros y que tan mal gestionamos.

Por primera vez desde la II Guerra Mundial, esta nueva hornada de jóvenes vivirá peor que sus padres. La falaz mejora en viajes, estudios y medios es una sensación de riqueza ilusoria para los jóvenes contemporáneos, ya que surge de un modelo de dependencia parasitaria familiar. El número de jóvenes en España que dispone de una independencia económica plena, disminuyó desde el 26% en 2004 al 11% en 2011 y eso se está extendiendo por toda Europa. Cuando esos alumnos ya maduros se incorporan al mercado laboral sólo les quedan contratos de tipo temporal para el resto de sus días. Son gente que pueden entrar en el mercado laboral a los 35 años y encontrarse con un Expediente de Regulación de Empleo a los 50.

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Quioscos sin periódicos

Hay noticias que demuestran la difícil sintonía entre la política, la administración y los tiempos que nos tocó vivir. Leí el otro día que “el Ayuntamiento de Barcelona garantizaba la continuidad de los quioscos hasta el 2030”. En concreto sacará a concurso 394 puestos de prensa asegurando que los concesionarios en activo sigan su negocio. Una noticia que me lleva a recordar, guardando las diferencias, aquella otra que surgió en Andorra hace unos meses.

Es evidente que no habían entendido hacia dónde van los tiempos, qué tren se acerca, ni que se vende más en la zona ‘e-‘ que en la zona ‘a’, que la economía digital no entiende de fricción y que la nueva economía requiere de líderes (patronales, sindicales, políticos,…) que se sientan cómodos en esta transición gigantesca que el ser humano está viviendo. En Andorra una buena parte de los hoteles se negaron a participar en la promoción mencionada, en España casi 150 lo hicieron. Los que, desde el Principado, se sumaron alcanzaron cotas de reservas muy superiores a las que esperaban y, atendiendo a mil maneras de reversionar y conceptualizar los ingresos, buscaron la manera de convertir unos presupuestos low cost en algo rentable.

Durante un desayuno con el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, hace unos días descubrí que la actitud existe, la aptitud posiblemente también pero la desconexión es una evidencia y provoca la lejanía entre los objetivos, las oportunidades y la cruda realidad. La noticia de que Barcelona será candidata a los Juegos de Invierno puede ser una divertida manera de buscar financiación para grandes proyectos e infraestructuras, posicionamiento en un mundo cada vez más competitivo en lo turístico y, tal vez, una de esas banderas que los políticos sujetan como clavo ardiendo en momentos de dificultad genérica.

https://twitter.com/marcvidal/status/387938179862777856

Sin embargo, a veces, no es preciso tanto comité ni tanta estructura para definir hacia dónde se quiere ir, como llegar y en base a qué principio de modernidad posicionarse. El consistorio, incluida la oposición pues en eso de no visualizar las expectativas y oportunidades del futuro van todos a una (defecto de vivir en ciclos de 4 años), acordaron unánimemente iniciar el proceso con el municipio quiere revitalizar los quioscos de la ciudad. Se estima que actualmente una cuarta parte de estos puntos de venta están inactivos. Y lo seguirán estando por mucho que se intenten modificar. No es cuestión de querer, de subsidiar o de cambiar el curso de los ríos, el tiempo y este cambio de era es implacable.

Tal vez sus señorías no se dieron cuenta, pero la prensa escrita y en soporte papel está en franco retroceso y su destino es la desaparición. La edición tradicional ha iniciado el camino del no retorno. Se estima que en las fechas en las que el Ayuntamiento de Barcelona (y muchos más) pretende mantener quioscos tradicionales con uso tradicional, no dispondrán de papel que vender. En 2030 no quedará ni un solo diario en papel a la venta y el hecho de ir a un lugar físico a comprar algo “publicado” no tendrá sentido.

Es una anécdota que no pienso elevar a categoría pero si sirve como ejemplo de que la oportunidad que vivimos como sociedad no puede mantenerse por más tiempo en manos de este personal anclado en el pasado y a sus sillones de Alcántara. Nos toca a nosotros. A la sociedad civil y a los entes privados estimular los procesos de modernización. Estos no lo harán.

Fíjense. Con la excusa del “interés público” esta gente sacará a concurso las concesiones de 394 de los 405 quioscos de la ciudad después de que la concesión ahora vigente expirara en diciembre del año pasado. Ahora la concesión se traslada al agujero cuántico de 2030, que vete tú a saber donde quedará el Mundo (no me refiero al diario).

La excusa de que esta decisión “contribuirá a aumentar el número de puntos de venta abiertos y a estabilizar los puestos de trabajo de los quiosqueros” y se quedan tan a gusto. Obviamente me alegro de que se creen puestos de trabajo o se dignifiquen los existentes, pero yo hablo del final de algo y el principio de otra cosa. Mantener esa visión poco estratégica y realista sobre lo que vivimos no es más que la demostración de que con esas dosis de comida en conservas no llegaremos a ningún lugar a tiempo.

Se trata de llegar a tiempo. Se trata de liberalizar el wi-fi en toda la ciudad, de neutralizar la red, de permitir el uso libre de los datos, de hacer transparente la gestión pública, de dotar a esos “quioscos” de otros modelos de negocio, de abrir espacios de innovación, de fomentar el progreso tecnológico y de entender el tiempo que pasa cada vez más deprisa.

No. No siempre habrá diarios en papel. A pesar de las subvenciones, de las ayudas y de las zancadillas al mundo editorial digitalizado (impuestos diferentes para productos similares). El peso de lo obligatorio y de lo consecuente es plomizo y no se detiene. Pueden tomarlo como quieran. Pueden aceptarlo o no, pero mejor medir las consecuencias de los tiempos que vivimos a que se te lleven por delante.

Luego llega un día en que un grupo de turistas recorriendo la ciudad se encuentran ante un objeto inanimado, repleto de carcelería desteñida por el sol y ante la pregunta de los niños sobre “¿qué era esto?”, el padre deberá responder: “un mal cálculo”.

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Suministran cloroformo

¿Han oído hablar del Estado Inconveniente? No es un país concreto, ni tan solo es una institución reconocible. Es algo más complejo y enquistado. Es un modelo de gestión que ha quebrado. En gran medida hablo del modelo de funciones que buscan ser pura intervención a fin de adormecer la crítica y la disidencia. De un modo bastante sofisticado, intervenir se convierte en inconveniente y el resultado acaba siendo una sociedad cloroformizada en términos de iniciativa.
Veamos lo que acaba de ocurrir en este planeta que la humanidad alquiló hace unos miles de años. Resulta que el FMI sugiere expropiar el 10% de la riqueza de las familias para reducir deuda pública de los Estados. De hecho habla de un “impuesto especial” que se llevará por delante el sudor de muchos y pondrá en cuarentena la libertad de las personas. El gran FMI, en su último informe recoge la posibilidad de aplicar una quita al patrimonio de los hogares para reducir la deuda pública a niveles de 2007. La reacción ha sido tibia por no decir nula. Un mundo reactivo hubiera enviado a la mierda directamente a la señora esta que ocupa el “casto” sillón del susodicho agujero monetario internacional.

La falta de vergüenza y decoro se ha trasladado por todas las cañerías y ha derivado en un consumo generalizado de analgésicos sociales. Llevamos años en quiebra sistémica, en lo que llamaron crisis pero parece que nos estamos acostumbrando a perder uno a uno y de manera progresiva cuanto se conquistó decenios atrás. Lo peor ya ha pasado dicen. Es probable, por lo menos en el concepto de que la caída ya no será tan vertical. No tengo claro que esta situación sea tan imprevista. Estoy convencido que un escenario en calma fue estructurado en un momento concreto de todo este proceso. Ahora toca la parálisis. Esa parada técnica que se alargará todavía unos años más y que se fundamenta en una atonía global que desincentiva la inversión privada e impide la pública por el tema del déficit. Parece que no provocará grandes reacciones en el cuerpo social español ni europeo, ni americano ni mundial. Se ha diseñado muy bien el espacio donde debe desarrollarse todo ello. Se ha preparado a la sociedad, se la ha adormecido adecuadamente.

Pero, ¿cómo se logra eso? ¿Cómo se prepara a una sociedad para lo peor? ¿Cómo se la duerme? No es muy complejo. Se procura que la sociedad viva cómoda y eso la hace delicada. Esa comodidad la debilita irremediablemente y cuando pasa lo que pasa, cuando entramos en cifras de parados inverosímiles, o cuando la evidente ineptitud de nuestros dirigentes es de tal calado que insulta, nadie dice nada, o casi nadie. Vivimos en una sociedad que no sólo ha perdido el dinero, que aunque grave no es definitivo, vivimos en un escenario de derrotados que han perdido la dignidad y la libertad, nos arrastramos por el territorio de los desinformados. ¡Que gusto da no saber!

Ahora el discurso oficial es que la deuda mundial es inasumible. Eso es cierto. La quita parece el único modo de resolver este galimatías. Para ello hay que o bien devaluar, hacer default o subir impuestos. Esas crisis soberanas solo pueden salvarse a través de la Inflación impagando parte de la deuda contraída. Devaluando la moneda como hizo recientemente Islandia. Con un Default tras suspender pagos parecida a la de Grecia. Y finalmente a través del botón fiscal que consiste en la aplicación de un impuesto especial sobre el patrimonio de los hogares y que se paga de una vez. Una quita sobre la disponibilidad de las familias para conseguir ingresos extra con el fin de amortizar y, por tanto, reducir deuda pública. ¿Adivinan cual será la opción? Es como si la familia dirigida por un derrochador se gasta todo y luego te pide a ti, que vienes de estudiar fuera, que lo pagues con un “impuesto especial”.

Estamos ante un nuevo robo legal. Preparen las carteras pues la prueba piloto chipriota dejó claro que meterle la mano en la caja a los ciudadanos medios no tiene riesgos. El consumo de barbitúricos sociales está dando sus frutos y el gris ha teñido la capacidad de reacción de todos. Vivimos en la basura de nuestros deshechos. Vivimos porque nos da la gana. En Polonia hace un tiempo confiscaron el 50% de los planes de pensiones privados y casi nadie se enteró. En España se ha liquidado la capacidad futura de muchas personas a través de la estafa de las preferentes y poco o nada va a suceder.

Emprender no es mucho más que reaccionar. A pesar de tanta merienda y tanto inservible debemos, tenemos la obligación, de continuar. Sólo conozco un antídoto contra la indigencia mental y política: tomar las riendas de mi vida, poner en marcha mi proyecto de vida y de empresa. Eso me hace libre en la medida de lo posible.

En este país sin espíritu de cambio, con una tasa de emprendeduría real (no desesperada) que da pena y con una capacidad de reacción inversamente proporcional a la cantidad de pisos que se hacían en plena burbuja, es muy difícil hacer pedagogía de lo que está pasando. Ahora pretenden hacernos creer que esto es una crisis, y es financiera, bancaria, económica y política. Eso es cierto, obviamente, pero también es social. Lo es en el punto de vista que cada país o colectivo saldrá de ella en la medida que sea capaz de ejercer su propia libertad y pueda emprender sus propios caminos. Es más fácil hablar de crisis (parece que hay algo que recuperar del pasado) que de cambio de época (los hace caducos y los elimina).

Hoy escuchaba la radio española y catalana desde Dublín y se te encogen los pies. ¿Que es eso que tanto preocupa a periodistas, políticos, sociólogos, tertulianos y derivados? El modelo de vida que cada uno quiera tener depende en exclusiva de tu propia iniciativa y no podemos esperar que nadie haga lo que nos toca hacer a nosotros por nosotros. Protagoniza tu vida y no permitas que te escriban el guión pues no es bueno para ti.

La Administración es un inconveniente para el progreso. Da igual el color. Unos fomentando un modelo de crecimiento que se basaba en la compra masiva de viviendas por parte de gente que no las necesitaba para simular ser ricos sin hacer más que quedar en un café de barrio para negociar el precio con un agente inmobiliario formado a distancia. Otros no supieron desinflar el asunto y les reventó en la cara. Lo peor es que lo negaron como los otros negaban su majestuosa montaña de estiércol amontonada adecuadamente durante años. Un desastre en general. Nos toca a los emprendedores poner en marcha el motor oxidado de este mundo.

Ahora mismo las entidades públicas, que podrían impulsar algo la actividad emprendedora siendo clientes de ésta, hacen lo mismo que las grandes empresas, buscar referencias internacionales, grandes contratos, experiencia imposible, ratios inasumibles y que te bajes los pantalones hasta los tobillos. La gestión pública debería de apostar por la innovación, y esa está en la gente más intrépida. Hay poca, pero la hay. Qué mejor que la administración para ser el primer cliente del emprendedor. Es un riesgo, pero ahora es el momento de apostar por los que pueden sacarnos de este barrizal. No hablo de subsidios ni de subvenciones, hablo de apoyo vinculado al trabajo.

Pero la realidad es áspera. El Estado interventor se encarga de que no se premie el sacrificio de unos cuantos. Se estigmatiza al emprendedor en un entorno que ya de por si no favorece la cultura del empresario. El Estado intenta que nos acomodemos a vivir de manera subvencionada, en un país sedado. Por eso ahora toca preparar una sociedad inducida a soportar el descenso de categoría. Ser emprendedor está de moda pero solo porque es barato apoyarlo. En unos años dejará de ser algo atractivo y procederá putearlo al máximo. Por eso es mejor ser “conductor de tus propios proyectos”, “driver de tus sueños” o sencillamente quien gestiona en todo momento los impulsos de su propia existencia.

Si a eso le llaman emprendedor, vale, si lo quieren llamar “grano en el culo” pues también. Lo que cuenta es lo que es y no quien lo dice o porque lo dice. Yo persigo mis “porqués“ y mis “cómos“, no voy detrás de ningún “qué“.

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Inminente final de época

Que los seres humanos utilizamos un porcentaje muy bajo de la capacidad de nuestro cerebro es una teoría científica que goza de un enorme consenso. La verdad es que cuando analizamos el barrizal en el que nos han conducido banqueros, hipotecófagos, pisitofilos y políticos no queda otra. Tómenlo como quieran pero estoy convencido que una buena parte de esa tontuna general en la que hemos vivido en los últimos años no es más que la evidencia de ese defecto de fábrica.
Estamos rodeados de inservibles. Pobres personas capaces de vender a su madre por un escaño por falta de ímpetu en hacer algo de provecho. Estar en una lista una vez te ayuda a verte distinto al resto, te da tranquilidad, chapa y acceso libre al puente aéreo. Dos legislaturas ya te elevan del suelo, sientes que el menú debe costar la mitad que al resto de los mortales y que todos deben genuflexionarse a tu paso. Tres legislaturas ya te acercan a la aurora boreal. En casos crónicos como los de cuatro o cinco legislaturas, la total lejanía a las críticas y enfado social es evidente. La empatía desaparece y se convierte en una especie de indignación aristocrática similar a la que algún futbolista que llora por no recibir aplausos fogosos los todos los domingos. Que gravedad.

No son todos, pero son muchos. Se sorprenden de que la gente salga a la calle, que se atreven a retorcerse de indignación por lo que consideran un allanamiento a su intocable estatus de personas ilustres. Algunos llevan tanto tiempo retozando en lo público que no tienen ni idea de lo que está pasando ahí fuera. No voy a entrar en las razones, las he descrito durante años, ni la dirección que tomará todo, ya lo dije también y además no es interesante esperar que otros determinen, pero lo que si voy a señalar un aspecto que si me parece importante.

Ya poco importa si unos son violentos (intolerable) o si la policia ha tomado una actitud chulesca y agresiva (intolerable), lo que realmente es determinante es que ya no hay vuelta atrás. El modelo ha cambiado, o mejor dicho, está cambiando. Esto son los efectos residuales del gran cataclismo. Esto son fuegos artificiales de un nuevo escenario. No ha hecho más que empezar, todo lo que se avecina es hierro y en barra.

La metáfora con la que suelo explicar lo que ha pasado y estamos viviendo la refiero a un volcán. Imaginemos un cráter calentando motores, apenas quedan días para la enorme explosión que nos espera. Normalmente esa erupción no suele venir acompañada de grandes indicios pero si de algún pequeño terremoto que indica que algo va a pasar. De repente, como de improviso, una lengua de fuego y lava es expulsada con una enorme fuerza hacia el exterior sin miramientos. Así fue el principio de la crisis. Así lo hemos vivido: una tremenda explosión de luz y fuego que apenas pudimos interpretar previamente. Sin embargo luego viene lo importante. La masa que proviene del interior de esa montaña viva se esparce por todas partes, se desplaza y procura un cambio en la fisonomía de toda la ladera. Podemos compararlo con el tiempo actual.

La crisis ya pasó, hace mucho, nada de lo que cegó nuestros ojos era importante si lo cotejamos con lo que supone un cambio de sistema. A medida que el magma se solidifique y termine por conformar una nueva superficie debemos saber como gestionar este cambio gigantesco. La crisis se fue pero ahora toca entender como queda todo, cual será el nuevo modelo económico, social, cultural y de participación política. Este nuevo paisaje se basará en una sociedad hiperconectada donde las relaciones ya no son son lineales sino transversales y donde la suma de las individualidades dentro del colectivo conformarán como una especie de gran cerebro digital.

La nueva economía implica una serie de cambios disruptivos a todos los niveles. Desde cambios en la cadena de valor, ya que las ideas son las que tienen importancia y no el soporte como en muchos de los modelos tradicionales, hasta cambios en los procesos y en la gestión de las organizaciones. Aceptar que este nuevo modelo implica nuevas condiciones y sólo aquellos capaces de inventarse un nuevo entorno laboral vinculado al nuevo modelo, te acerca al éxito.

Tenemos un problema, uno más. En concreto la falta de políticas dirigidas a la innovación empresarial y al estímulo que en al cambio de modelo de crecimiento eso supondría. Ninguna empresa española aparece entre las 100 más innovadoras del mundo, según Thombosn Reuters por ejemplo.

Y si queremos acpetar que el fin de una etapa está próximo y que ese nuevo punto es mejor, mucho más eficiente y vinculado a la modernidad, la innovación debe ser omnipresente. Este nuevo modelo, esta nueva etapa, implica apostar por la innovación, siendo ambiciosos y pensando en global (tanto para ofrecer el producto a cualquier pais del mundo como para ser capaces de conceptualizar un producto global para ofrecerlo a nivel local),  siendo capaces de trabajar en equipos y en organizaciones complejas, dinámicas, atemporales y aterritoriales y entender la empresa como un gran ser vivo. Todo es una cuestión de actitud, tenemos que estar en “beta” constante para afrontar los nuevos tiempos y no tener miedo al cambio y al fracaso.

En España en concreto el tiempo se detuvo hace años. El PIB per cápita en 2012 de los españoles se situaron en el mismo nivel que en 2004. Es como si el reloj se hubiera detenido, o peor aún, como si trabajara marcha atrás. La economía española parece una goma de la que se ha estirado demasiado y, una vez llegó al máximo de elasticidad, no ha hecho más que recular. Ahora sabemos que, tras este tránsito complejo por una hipotética crisis que nos llegó de “improviso” y que era “mundial” el destino no es mejor que el punto de partida.

Muchos siguen lejos de la realidad, continúan asegurando que “la crisis pasará” ignorando lo sustancial de estos tiempos que nos toca vivir. El festival especulativo y ridículo que se vivió durante años, sin apoyar la iniciativa emprendedora de alto valor, sin estimular el cambio del modelo de crecimiento hacía el conocimiento y la dinamización de la producción industrial para hacerla competitiva, nos ha llevado a la casilla de salida, como si la historia quisiera darnos otra oportunidad.

Esperar que un político u otro ponga en marcha políticas de generación de empleo o de innovación es un error que debería de estar penalizado. Recuerdo que a mis alumnos les digo que “inventen su puesto laboral”, que no lo esperen, en el futuro inmediato, el nuevo paradigma creará pocos de los tradicionales. La oportunidad está en la creatividad y en la capacidad de pensar todos en común adaptando las ganas de impulsar negocios a los deseos de estimular la sociedad, una nueva sociedad mucho mejor que la actual, mucho más independiente y con mayor voz a pesar de los esfuerzos contrarios. Si deja de soplar el viento, ¡rema!

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El antídoto digital

Confieso que llamarle antídoto a la tecnología digital es como aceptar que lo que ahora vivimos es una especie de tránsito venenoso al que hemos caído por sorpresa. Nada más lejos de la realidad. Estamos donde nos toca estar por nuestra mala cabeza. Unos le llaman crisis y otros seguimos insistiendo en que es un nuevo modelo que está ajustándose. En esta época unos la visualizan sólo desde la incertidumbre y con preocupación y otros la vemos como una oportunidad para pensar y actuar de una forma nueva y distinta; nuestros hábitos diarios de consumo, ocio y economía cotidiana se van adaptando a nuestro estatus económico. Hay días en que nos privamos de caprichos o otros en los que aparcamos los quebraderos de cabeza para permitirnos un pequeño lujo en honor a la microburguesía low cost, la nueva clase social la que la mayoría de nosotros ya pertenecemos.
Nuestra adaptación al cambio no se rige únicamente por la variable económica. En nuestra sociedad tiene un papel cada vez más relevante la economía digital y la tecnológica. Hablo de ese paso, casi inconsciente, de lo analógico a lo digital que nos ha permitido hiperrelacionarnos adaptando la comunicación y el consumo a los nuevos tiempos.

Desde esta nueva perspectiva, nuestro umbral de precios se va adaptando a los cambios a la fuerza. Ya nos pasó la primera vez que vimos un producto a 999 pesetas y directamente creímos que estaba rebajado porque en lugar de cuatro cifras en el precio había tres, una sola peseta cambió por completo nuestra percepción. Lo mismo, cuando los mensajes SMS valían 30 pesetas más impuestos. Hoy los usuarios de teléfonos inteligentes, con su consumo, han llevado a la empresa desarrolladora de mensajería para teléfonos móviles más usada a nivel mundial a cambiar su política de pago al pretender cobrar 0,89€ al año por un servicio de mensajes ilimitados, sin horarios, sin límites de territorio, pero lo más sorprendente es como el whatsapp ha conseguido cambiar los hábitos de comunicación de los consumidores y ha generado una necesidad de hacerse con un Smartphone, incluso entre los más reacios.

La nueva tecnología digital nos permite vivir conectados como una especie de ciencia ficción, que recibamos esa imagen eléctrica que nos cambia de estado de ánimo o que en cualquier momento podamos comprarnos comparar, decidir y finalmente comprar cualquier cosa sin ir a ningún lugar.

La integración de los cambios depende de cada uno de nosotros, como consumidores o como creadores, como noveles o como expertos, como conocedores de la tecnología necesaria o como descubridores de ella, de esa tecnología que en conjunto puede facilitarnos la tarea de mandar newsletters a todos nuestros clientes, de organizar los eventos que tan complicados nos parecen o de vender desde la red llegando a cualquier persona.

Sigo pensando que la función de los que desarrollamos proyectos tecnológicos es hacerlos cada vez más sencillos, fáciles de usar, potentes y capaces de ser asequibles a cualquiera por muy poca digitalización que le defina. Rapidez, gratuidad y comodidad en distintos momentos, procesos y hábitos de nuestra vida diaria. ¿Te atreves a adaptarte y a adoptar el constante cambio en el que vivimos?

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El nível de la política

Una de las razones por las que seguramente no hay una buena adopción por emprender (de manera fiable y real) en la administración, es que la mayoría de esos gestores públicos no saben en que consiste. Muchos políticos locales (que deberían ser estimulantes para este proceso) son dignos de museo cuando no de circo. Algunos técnicos que conozco en ayuntamientos importantes me comentan que tiene muchos problemas para hacer entender a sus responsables políticos la gravedad de la situación actual y que suelen estar más preocupados en simular una acción que en demostrar una afección. Está claro que cuando lo que peligra es el culo de uno mismo, el de los otros importa mucho menos.
Hay un rumor que se va confirmando: el nivel de la política es de indigencia intelectual generalizada y de miedo orgánico a perder el estatus que, a un montón de cargos, una lista incestuosa les concedió por lo que ellos ya saben. Si le das una patada a una piedra, de debajo salen diez inútiles dedicados a la política corriendo en todas direcciones y sin mirar atrás. Hay muchísimas cucarachas ejerciendo. El valor de la chapa y el salvoconducto para aparcar donde quieran concede pretensiones a personas que en la vida civil tendrían serios problemas para comer cada día. Hay miles de excepciones, no lo dudo, pero el modelo político que evita tener gerentes en los ayuntamientos y que impulsa la dedocracia por encima de la meritocracia es un terrible lastre. Un sistema que prima el subsidio y la dependencia y retira los apoyos a los que arriesgan los últimos euros de sus cuentas por montar un pequeño negocio. Por no decir que con tan solo poner en marcha algún modulo de exención fiscal como en otros países sería suficiente. De verdad que es mucho más fácil de lo que parece. Vamos a explicarlo para dummies y me van a perdonar la licencia y el juego de significados metafóricos:

Si yo gano diez, me dejan de pagar dos, me piden por diversos temas dos más, pago a mi equipo cuatro y devuelvo el apoyo financiero con uno más, me queda uno para pagar impuestos que según la última subida de tasas, impuestos y tributos rozaría los cinco. Total que tras todo ese riesgo asumido pierdo y cierro el negocio.

Otra opción. Me dejan de pagar dos pero no pago impuestos por ellos hasta que los cobre. Pago a mi equipo cuatro y les concedo un bonus de uno por su buen trabajo y porque me lo puedo permitir. Esto seguramente estimularía algún consumo cíclico. El apoyo financiero me permite una carencia que destino a inversión en bienes de equipo. Lo mejor es que los tributos se me retiran durante los primeros dos años en su base imponible por lo que me queda algo para empezar a pensar en hacer más grande mi negocio.

Que diferente en otros países como en Alemania o Suecia, que unos directores generales dirigen las corporaciones como empresas, que impulsan políticas y activan procesos, a cambio que un corta cintas haga de alcalde. Allí pocas son las bromas.

Si poco se hacía desde algunas estructuras políticas por cambiar el dado circuito para emprender en España, menos lo veremos ahora. Ayuntamientos, diputaciones y derivados deben olvidarse de esos ingresos que no volverán. La economía no se recuperará pues no hay nada que recuperar y el proceso nos lleva a otro escenario donde esas dinámicas se reproducirán de otro modo menos eficiente.

Los ingresos por impuestos inmobiliarios y de la construcción serán piezas de museo y las transferencias del Estado seguirán adelgazando. La mayoría de impuestos dependen del consumo y de los beneficio de las empresas que llevan más de 4 años cayendo y eso repercutirá en las transferencias de los próximos años todavía. Es decir, van a tener que asumir la situación real a corto y a medio plazo, pero también en plazo indefinido pues de ellos ya no depende este tinglado. La merienda terminó y no han dejado nada. O nos ponemos nosotros o nadie lo hará. 

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Ideas como antídoto

Tengo mil ideas y muchas no son mías. Tengo mil proyectos y muchos provienen de mi equipo y de la gente que se aproxima para compartir conmigo sus sueños. Hay personas con ideas brillantes. Ideas, ideas e ideas. Ideas que nos deben llevar a pelear contra todo eso despropósito y esa parálisis, a buscar la oportunidad, a buscar valor, a diseñar modelos de negocio inexistentes, a versionar los que tenemos, a darle la vuelta a la caja y dejar que caiga lo ineficiente, a pactar con los socios, trabajadores, amigos, competencia, proveedores, universidades, administraciones, agentes, con quien sea para sobrevivir en este puñetero barrizal en el que se está convirtiendo emprender en España.
Como emprendedor que se juega su patrimonio cada cierto tiempo, llevo en crisis toda la vida. Lo he hecho sin quejarme como otros miles. Emprender es estar en crisis constantemente, pues cuando tienes algo, lo inviertes, cuando por fin un proyecto está maduro, generas otro.

Pero emprender no significa enmudecer. Bajo ningún concepto debemos callar, no aceptemos que nos condicionen las críticas y avisos sobre los responsables de una mala gestión. Para que un emprendedor se calle suelen acusarte de “catastrofista” o de ser “el quinto jinete de la Apocalipsis”. Eso es una trampa, un cepo de mal tertuliano. Justifica y ampara a los que debieron hacer algo y no lo hicieron, permite que la gente siga en la inopia empujados hacia una miserable oferta de recortes en las capacidades de cada uno de sentirse libre de decir lo que piensa. Como emprendedores debemos adoptar una actitud crítica y demoler esa barrera social, anestesiada, que se bebe el cloroformo para desayunar como si fuera un baso de leche caliente y responder con proyectos y con contundencia. Ponerse en marcha es el mejor mecanismo para responder a una estructura de poder diseñada para el silencio social.

Hay cuatro maneras de ver el vaso. Medio lleno si eres optimista, medio vacío si eres pesimista, medio vaso que sobra si eres un tipo racional y medio vaso por llenar si eres un emprendedor. La primera es la manera en como ven el recipiente algunos de los que están apunto de perder su trabajo o pagar más impuestos que nunca. La segunda forma es la de los que la situación les ha vencido ya. La tercera es la modalidad menos arriesgada y suele adoptarse por aquellos que se huelen que lo peor está por llegar. La última es la buena. Lo debemos llenar con agua de cualquier parte, pero el vaso tiene que rebosar de agua.

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Gasta más, estamos en 'crisis'

Es probable que lo que parece ser el final de una larga crisis no sea tal y tan solo estemos ante el espejismo veraniego que un país enchufado al modelo turístico. Ahora bien, también podría ser que el cambio de época esté empezando a lanzar datos y de vez en cuando algunos elementos ya nos den claves de hacia donde va todo este complejo ecosistema en el que vivimos. Estamos lejos del puerto y todavía queda mucho tiempo por el que seguiremos llamando crisis a esta revolución como hicieron otros hace siglos. Una sociedad con una generación embargada, una economía esquelética y un modelo de acceso a la información totalmente horizontal empieza a marcar las características de lo que viene. Falta una década para que todo ello se generalice pero, mientras llega, podemos ir haciendo cosas para salvar nuestras empresas y nuestra economía más inmediata. Estas son algunas de las que yo mismo adopto en el tiempo que falta para identificar mejor lo que se nos viene encima. Mis claves a grosso modo y resumido de que tenemos que hacer son:
Lo primero es atender a una realidad, la que nos indica que ciertamente estamos en un cambio de ciclo, incluso en una transición hacia algo muy diferente. Si la empresa no detecta que hay una necesidad de cambiar, nada lo hará por combustión espontánea. Entendamos que evitar el agujero en este caso ya no es posible, debemos asumir que viviremos en su interior. Es preciso buscar el método que transforma un problema en una oportunidad.

Lo segundo que en un escenario bajista, donde las cosas todo tiende a la deflación, no podemos ir a los mismos clientes para mostrar el mismo producto y del mismo modo. Obviamente los resultados sólo tienen una opción: ir a la baja. El cambio de ciclo también estará provocando heridas en los clientes, deberemos intentar buscar ahí el espacio donde se precisan nuevas ideas, nuevos productos, incluso a nuestros clientes de siempre. Desarrollar un nuevo modelo de negocio a partir del existente debe partir de la observación de las nuevas necesidades del mercado.

La tercera que es que se debe analizar con absoluta honestidad si la estructura global de la empresa es la mejor para afrontar ese nuevo modelo. Debemos saber si están orientadas claramente al cliente, el cual será el piloto de nuestra salvación en esta época convulsa. Se deberá saber si esa estructura integral permite esos cambios y si está en disposición de ser dúctil a los mismos. Será momento de otorgar papeles relevantes a cargos inferiores con valores que hasta la fecha no se habían precisado. Nuevos modelos exigen nuevos cerebros.

La cuerta es que esos cerebros nuevos deberán ser tractores de cambio. Para ello habrá que potenciarlos, estimular sus funciones. El talento puede marcar la diferencia entre una compañía y su competencia en un escenario muy duro. Para sufragar el desgaste de esos accionadores de progreso se deberán imponer las gratificaciones como la remuneración variable vinculada a los nuevos esfuerzos y no tanto a los objetivos de ventas.

En quinto lugar sabemos que hoy en día cuesta más la idea que lo que se produce con ella pero ninguna idea es única por lo que debemos compaginar ese punto de encuentro. Capaces de establecer el valor real y exacto y luego dar esencialmente la dinámica de trabajo a lo que verdaderamente importa: el equipo que lo va a gestionar.

A medida que se logren objetivos aparece la sexta clave que responde a que esta hoja de ruta debe ser evidenciables. En plena fase de cambio de ciclo los planteamientos deben ser muy realistas, de toque pesimista, alcanzables, y que se sistematice cuando se logra su consecución.

En séptimo lugar es muy importante no recortar el gasto en marketing, es ahora cuando más debemos explicar lo que hacemos y porque somos excelentes. Es un error buscar austeridad en cosas que son estructuralmente más importantes de lo que creemos. No ir a un congreso por su excesivo precio o no tomar transportes más rápidos o mejor comunicados por ser más caros son errores típicos. En el primero ese gasto es una gran inversión de conocimiento, contactos y puede estar la puerta a clientes o talento para tu empresa que ni imaginas y lo segundo evidencia que no se ha entendido nada. Una hora en un tren de cercanías, dos transbordos  y un paseo de treinta minutos entre tu casa y el despacho puede ser muy nutritivo para la conciencia y para la salud pero habrá sido tiempo que para ahorrarse el coste de un taxi has utilizado de manera muy costosa por ejemplo.

Y en octavo lugar es bueno saber que cualquier empresa debe entender que cabe informar a todo el cuerpo empresarial que el modelo ha mutado y que lo hace de modo imprescindible para afrontar ese nuevo escenario económico. Nombrar un responsable que atienda a ese nuevo modelo es una buena opción, costosa al principio pero resolutiva a medio plazo. Es bueno aceptar como normal que la resistencia al cambio se produzca por lo que la transparencia y la demostración clara de que es el único mecanismo de escape es innegociable. Toda la organización, por compleja que sea, debe conocer ese tránsito hacia un nuevo territorio.

Es bueno que una vez definido el cuadro de necesidades y el sistema de ejecución ya se puede diseñar el modelo de negocio. Tras ello cabe una de las más difíciles de las obligaciones, la de alinear una política de recursos humanos que atienda a esa nueva necesidad estratégica, estructural y objetiva. Se acercan tiempos durísimos, donde la clase media se resquebrajará definitivamente, donde emigrar será una opción omnipresente y donde las cosas dejarán de llevar impreso el nombre que tuvieron en el último decenio.

Ahora vienen las curvas tras la recta. Algunas empresas podrán aprovechar este escenario, no todas, muchas sucumbirán, en la medida que yo pueda intentaré ayudar. No podemos dejar de lado el valor de internacionalizar pequeños negocios, otra de las claves para la supervivencia a través de herramientas de las que alegra ser capaz de proponer. Pero obviar millones de clientes del mundo es un error.

En definitiva, y espero se me entienda bien, es momento de gastar más, de apostar, de lanzar ese proyecto innovador que tu empresa llevaba tiempo pensando en hacerlo y que ahora piensa que no debe pues todo está muy difícil. Tal vez no tengamos otra oportunidad como esta. Hazlo. Tírate, es mejor arrepentirse por haberse equivocado que por no haberlo intentado. Yo la segunda opción no la conozco.

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¿Cuál es tu papel?

Ayer lo destacaba el Blog Salmón. El ministerio de “trabajo” se lo tuvo que pasar en grande viendo como todos los medios de comunicación en España se vanagloriaban de una gran decisión política que eliminaba 36 tipos de contratos de trabajo para que se quedaran en 5. En el país de la teletipofagia es fácil que pasen cosas como esta. Suele ser cada vez más evidente que una nota ni se digiere ni se verifica para llegar al detalle. No se eliminan contratos, se agrupan los modelos y lo que se eliminan son los formularios. Es de risa.

“Mediante esta simplificación administrativa se pasará de los 41 formularios existentes en la actualidad a 5 los modelos de contratos de trabajo: contrato indefinido, contrato temporal, contrato de relevo, contrato de prácticas y contrato de formación y aprendizaje. Báñez ha explicado que la existencia de un elevado número de formularios y un sistema complejo de bonificaciones a la contratación supone una barrera para el pequeño empresario. “Es un problema que solventaremos dentro muy poco. Los trabajos técnicos ya están muy avanzados y se negociará con los agentes sociales”.

La realidad era menos bonita. Como si no tuviéramos pruebas que demuestran que donde dice una cosa luego significa otra. Ley de emprendedores que no se ponen en marcha, cifras de paro que ocultan millones de personas que están en “formación”, la reducción de la huida masiva de personas no contemplando que el que se va no suele empadronarse en el nuevo destino, brotes verdes que son pura ficción o la insistente negativa a afrontar de verdad los tiempos que nos ha tocado vivir.

Tiempos que, siendo una suerte poder protagonizar, la inutilidad generalizada de nuestra clase política y el miedo a no tener ellos mismos futuro cierto debido a su mediocridad manifiesta, se están convirtiendo en tiempos de penuria y miseria endémica.

Mientras la ministra Bañez, que en octubre saldrá a patadas del consejo de ministros (siempre pongo en minúsculas estas cosas), nos ofrece nuestra dosis semanal de subnormalizante, el mundo sigue girando en dirección contraria. Se está perdiendo la oportunidad. De verdad que es desesperante como el debate se ciñe en lo insustancial, en sus cosas y en la inferitilidad de la endogamia política.

Que se vaya la ‘golden girl’ a Miami o no, no deja de ser un capítulo más de la telenovela política en la que vive España y Europa en general. Lo sustancial es que miles de niños en un país que fue “Champions League” estén desnutridos por culpa de la situación económica. Que bancos que muestran millones de euros de beneficio gracias a que nos han esquilmado lo que teníamos para afrontar retos futuros se nieguen ahora a ofrecer crédito y despidan a sus plantilla por la espalda y sin avisar. Un continente que se enfurece contra quien pone en juego sus vacaciones o por que le cierren una televisión pública pero que ni siquiera se inmuta por las cantidades astronómicas que se le pagan a adolescentes por salir en programas de televisión misóginos.

Tiempos de revancha y cambios fundamentales se acercan. Todos tenemos un papel a jugar. Unos en la franja social procurando estimular conciencias, descloroformizando a una sociedad aletargada por el miedo a dejar de ser “clase media”. Pronto sabrán que hace mucho que dejaron de serlo y ahora pertenecen a una especie de “microburguesía low cost” esperpéntica. Otros deberán meterse en política. Hablo de gente nueva capaz de estructurarse mediante mecanismos distintos y abiertos. Pero de verdad, no como lo hacen los de siempre. Tener un perfil en Twitter no te hace mensajero del o-Gov, ni te confiere conocimiento. Hablamos de mucho más. Otros deberemos seguir montando empresas, aportando cuanto sabemos hacer y procurar que la globalidad, la digitalización y los criterios de la Nueva Economía permitan un cambio real en nuestro entorno. Todos tenemos un papel en este momento histórico que debemos vivir. ¿Cuál es el tuyo?

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Desconectados

Hace unos días volé con Delta Air Lines. En concreto lo hice en dos aviones distintos en un mismo día. Eran vuelos domésticos en Estados Unidos y de una duración ideal para trabajar. Por 14 dólares estuve conectado a Internet a más de 10.000 metros de altura. Pude activar mi wi-fi en ambos vuelos pues el pasword me sirvió para ambos pues tenía una validez de 24 horas. Empieza a ser cada vez menos anecdótica esta posibilidad. De hecho reservar o no en alguna compañía empieza a sustentarse, por ejemplo en mi caso, en el hecho de que dispongan de esa opción.
A parte de Delta, otras compañías ya facilitan wi-fi en sus vuelos. La mayoría son a nivel internacional y de largo recorrido. En cinco compañías he podido comprobarlo y me quedo con la potencia de Lufthansa, Turkish Airways y de Singapore Airlines. Entre las que he podido saber que disponen de conexión están American Airlines, Virgin Air, United, US Airways, Air Canada, Emirates, TAP Portugal, Thai Airways y Qantas

Hace un par de años tomé el SNFC que me llevaba de Bruselas a París y también estuve conectado a Internet todo el trayecto sin tener que activar mi teléfono en roaming de datos lo que hubiera sido un suicidio contable. El mes pasado en Holanda, al coger un Intercity de la NS disfruté del mismo placer de estar online todo el tiempo.

En España y otros países, en esto no estamos solos, seguimos pendientes de dar un salto en la percepción de que estar conectado y de manera eficiente es una de las puertas al futuro de mayor valor. Europa se queda rezagada a pesar de que algunos países se esfuerzan en eso. Mirar a Asia Pacífico deja claro como cada vez va a ser más complicado defenderse. Si además nos engañamos a nosotros mismo peor.

Hace dos años el director tecnológico de RENFE anunciaba que estaban “trabajando en ello”. Y no entiendo el retraso a menos que siga teniendo que ver con una legislación proteccionista a las operadoras de telefonía y datos que no se aguanta por ningún lugar. No es tan complicado. Los productos Mobile Gateway para trenes, están diseñados y optimizados para crear una red VAN (Vehicle Area Network) en el tren y ofrecer la mejor conectividad de banda ancha a Internet adaptada en todo momento a la velocidad del tren y son relativamente fácil de instalar.

Hay informes muy bien realizados que nos muestran que mientras este país se conformaba con sueldos altos, beneficios inmobiliarios insultantes y recaudaciones tributarias de récord, el desagüe por el que se iba toda una apuesta de futuro, de tecnología e innovación se agrandaba. En lugar de invertir en competitividad y en valor añadido se lo fundieron en meriendas. Ahora se extrañan del éxodo de un gigantesco talento, de personas repletas de sueños y de empresas en quiebra y a la desesperada.

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Podemos rompernos la cara con leyes para emprendedores, planes estratégicos para mejorar el turismo, el consumo o los toros pero la verdad es que mientras tengamos dirigentes que la modernización integral de un país consideren que es tener una cuenta de Twitter (que creen es de pago) vamos apañados. No es cuestión de modas, ni de gustos, no tiene nada que ver con si nos gusta estar o no “online”, esto enlaza directamente con los tiempos que vienen, vivimos y nos toca entender.

Mantener por más tiempo esa lejanía del lugar donde están pasando las cosas nos lleva a perder el tren, o el avión, del futuro.

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Cambiar el punto de vista

Google-Glass-8Os aseguro que mi defensa de las google glass está sustentada en el análisis. Cuando aseguro que servirán para ejecutar un nuevo salto sustancial en la experiencia de uso que damos a la conectividad global lo digo convencido y no porque sean un dispositivo más o menos atrevido, divertido o estéticamente innovador. Considero que, al igual que pasó con los smartphones en un momento determinado, sobretodo superando aquellas PDAs conectadas a la red pero que no tenían masa crítica ni aplicaciones que las pudieran requerir, las gafas de Google nacen en un entramado de intereses, necesidades y habilidades que miles de millones de personas ya tienen interiorizadas.
Solo nos queda saber para que y como iremos utilizándolas. Dejo de lado debates éticos y estéticos, políticos y reaccionarios y priorizo sobre lo que, cuando es inevitable, pasa. Cada vez que la humanidad se enfrenta a algo que considera de difícil control aparecen voces que lo consideran peligroso. Ya pasó con la imprenta, con internet todos los días y pasará con muchos de los dispositivos que vendrán y que flexibilizarán todo lo que ahora consideramos inamovible. La idea es más sencilla, se pasó de la tecla al dedo y ahora pasamos del dedo al ojo. Avance en la experiencia.

La compra del Washington Post por parte del fundador de Amazon hubiera sido una noticia de imposible digestión hace apenas unos pocos años, ahora es absolutamente razonable que, ante la devastadora situación de los medios de comunicación escritos (en papel o digital) y con un modelo de negocio que no logran entender sus creadores y directivos actuales, un emprendedor que si enlaza con los tiempos y modos de pensar de este siglo se haga cargo e incluso redirija todo lo que significa ese medio.

No voy a darles a las Google Glass más valor del que razonablemente pueden tener, pero me da la impresión que se les está dando menos de la que pueden tener. No va a ser masivo pero si va a marcar un nuevo escenario de comprensión en la comunicación donde los “devices” se relacionarán entre ellos sin límites y donde el punto de vista ya no será el del que espera sino del que entrega. Curioso ver como los vídeos que aportan desde Google se hace hincapié en ese detalle: la tarta se filma desde el punto de vista del que la trae a la mesa con las velas encendidas. Siempre hemos visto esa imagen desde el lado del que recibe el pastel.

Para mí la mayor novedad de todo este tema es que seguimos reduciendo fricción, que por otro lado es una de las máximas de la economía digital. Tengo claro que cada vez que eliminamos un intermediario, una herramienta o un paso intermedio nos acercamos a lo que el mercado precisa, requiere y busca. La fricción, es decir, los elementos que se interponen entre el producto y su compra directa están desapareciendo. La diferencia entre tener en el móvil el itinerario de tu vuelo a verlo en tu retina proyectada es que en la segunda no precisas ni las manos, ni auriculares ni añadidos, simplemente algo que sueles llevar a menudo: tus gafas.

 

Os dejo parte del artículo de Ticbeat donde se explica como estas gafitas pueden revolucionar el modelo turístico. Sirve para iniciar el debate acerca de como la modernización de la economía puede basarse en una aparente anécdota. Estaría bien empezar a buscar en algunos de estos ejemplos modos y aplicativos que pudieran impulsar el nuestro. Recordemos que la velocidad de los tiempos que vivimos es lumínica. Hace poco más de cinco años nacía Facebook o Twitter y recordemos como era el mundo entonces y comparemos a como es todo lo que nos rodea ahora, como vinculamos nuestras vidas a esas redes o como las empresas, instituciones o medios respiran a partir de ellos.

Se acabaron las guías de turismo y los planos

Al menos en papel. Con Google Glass y gracias a integraciones de tecnología de realidad aumentada, no habrá monumento que se nos resista. Preguntaremos al tiempo que miramos aquello que queremos conocer y Glass nos dará los detalles necesarios para sentirte un de veras un gran conocedor de la historia.

Los mapas, los sistemas GPS y en general ubicarse ya no será igual. Será mejor y más sencillo. Alquilaremos un coche y en el momento en el que nos sintamos perdidos le diremos a Google Glass que nos lleve de regreso al hotel. La dirección a seguir sobre el callejero de Google Maps aparecerá destacado en el display y llegar a tu destino será cosa de niños.

Volar y llegar a un nuevo destino no volverá a ser un stress

Estará ahí, en la lente, a milímetros de tu ojo. Imagínate tener en tiempo real los detalles de tu itinerario de vuelo y gracias entre otras integraciones a Google Flights, la actualización en tiempo real de los retrasos, la forma más sencilla de encontrar la puerta y el tiempo que tardarías en llegar desde tu ubicación, conexiones, cintas de recogida de equipaje, tiempo atmosférico al llegar y la tarifa normal del taxi desde el aeropuerto al centro de la ciudad que estás visitando.

Dentro del avión, por otro lado, no será dificil poder jugar con videojuegos consultando el menú de tus Google Glass. ¿Quién no ha manejado alguna vez el joystick del asiento del avión para echarse unas partidas? Cuando compramos nuestra primera consola seguro que aquello nos parecía un imposible.

Búsqueda y reserva de hoteles “on the move”

Iremos paseando y gracias a Google Maps y a Google Hotel Finder, podremos consultar la lista de establecimientos más cercanos, ver sus fotos, ofertas de precios y muy probablemente hasta reservar de forma inmediata. Las cadenas hotelerás se verán obligadas a facilitar información al máximo detalle, todo geolocalizado y sobre todo utilizar aquellas tecnologías a su alcance que les hagan poder cambiar ofertas y promociones de forma mucho más rápida que en la actualidad y por supuesto, mucho antes que su competencia.

Las compras de regalos y recuerdos de los viajes serán muy diferentes

Las tiendas podrán lanzar promociones o descuentos de última hora a través de Google Glass cuando sea una realidad la integración con Google Ofertas. En el futuro será sencillo pensar que podamos llegar a recibir esas súper ofertas en base a nuestras pautas de comportamiento como compradores y que según vayamos andando por las calles de nuestro destino favorito, recibamos mediante Google Glass solo las promociones de aquellos productos que nos interesan.

Del mismo modo y gracias a la integración con Google+, las posibilidades de obtener recomendaciones de nuestros círculos de amigos y conocidos serán enormes y los comercios verán rentabilizadas sus inversiones en Adwords al incluir poder incluir quizás, un componente social en sus anuncios.

Si por otro lado, no sabes idiomas, no hay problema, con Google Glass y Google Translator podrás pedir aquello que quieres en el idioma local.

Descubrir y dejarte soprender por sitios secretos o actividades al instante

Google + aportará a Google Glass un componente absolutamente disruptivo no ya solo en la forma de disfrutar del turismo sino de compartir tu experiencia con amigos y allegados. Conocer lugares emocionantes será muy fácil utilizando Google Glass y las recomendacioned de Google Local. Asimismo, cada foto o vídeo será compartido a tiempo real con una sencilla orden a tu dispositivo. La improvisación en tu viaje podría verse potenciada además con Google Now, dejándote llevar por aquellos acontecimientos y noticias que están sucediendo cerca de tu radio de acción. ¿Qué tal ir a un restarurante que acaba de abrir o sacarte una de las últimas entradas para un concierto?

El turismo frente a un cambio de paradigma

Estamos frente a una evolución que nos afectará sin duda como consumidores y son las empresas de servicios capitaneadas por sus responsables de marketing, las que tienen que poner los mayores recursos para no perder el tren de este cambio de paradigma en el sector del turismo. En unos años es probable que todo pase de nuestras manos a nuestros ojos con el uso de alguna de estas gafas inteligentes, ya que otras compañías como Apple o Microsoft están ya detrás de patentar sus propios prototipos.

Los anteriores son algunos de los ejemplos de posible evolución del sector del turismo. Para hacernos una idea, la empresa de origen sudafricano Tourism Radio ya ha empezado a desarrollar algunas aplicaciones que nos hacen ver hoy las posibilidades del sector del turismo en un futuro, probablemente no muy lejano.

Fuente: Ticbeat

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Salarios, gastos y devaluaciones

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Mantengo la idea de que no estamos en crisis. Defiendo que lo que vivimos es un estado de transformación irrenunciable y traumático que nos llevará a un nuevo sistema económico y social que lo va a cambiar todo. Sin embargo incorporo el concepto que en ese proceso unos lo están haciendo más llevadero y otros más insoportable. El caso de España es el segundo y el de las obligaciones “contractuales” que tenemos con Europa lo empeoran incluso más.

La petición de bajada de salarios que nos llegó desde la Comisión Europea y que Krugman ya proponía hace un tiempo es un tema recurrente debido a la necesidad de alcanzar una mayor competitividad de la economía española. Sin competitividad no alcanzaremos a una velocidad razonable el destino fijado en ese cambio radical que sufrimos. Las cadenas de valor, la transformación del reparto del trabajo y la tecnología que modifica la transmisión del conocimiento están generando nuevos negocios, nuevas maneras de relacionarnos y distintas claves para generar riqueza. En ese campo de esperanza algunos no hacen más que hundirse y el barro ya llega a las orejas.

Es cierto que para ser más competitivos debemos ser más baratos. Eso es una máxima que desgraciadamente en estos tiempos es verdad absoluta. Sin embargo a esa realidad se le asocia la necesidad de la reducción de salarios para lograrlo.

España perdió competitividad durante la burbuja inmobiliaria, sobretodo con respecto a los países de la eurozona, aquellos que al tener la misma moneda impiden devaluarla. Cuando un momento económico concreto afecta a la competitividad de manera crónica y creciente sólo se pueden hacer dos cosas para luchar contra ello: devaluando la moneda o reduciendo los costes económicos en la productividad.

Debido a la crisis de 1976 se devaluó la peseta tres veces. Fue en 1976, al año siguiente y en 1982. Más tarde, en la crisis de los noventa se volvió a desinflar la moneda hispánica en tres ocasiones. La devaluación total fue de un 18% en un solo año. Hoy en día eso es inviable por que el Euro no es nuestro. Por lo tanto la única manera de mejorar la competitividad de nuestra economía es reduciendo los costes de la misma, lo que se define como “devaluación interna”.

Muchos de los que vendemos a todo el mundo ya hace tiempo que aplicamos “devaluaciones internas”. Los ajustes que estamos llevando a cabo giran en torno a muchos factores y, curiosamente, la mayoría no son salariales.

Debemos tener en cuenta que la economía española tiene un buen sector exterior. Precisamente el que más rápido ha aceptado los cambios y antes ha asumido la realidad. El ajuste de salarios puede ser en gran medida lo que está permitiendo ese crecimiento, pero sobretodo son los factores asociados a la producción lo que lo está permitiendo. Desde 2009 se ha registrado un ritmo de crecimiento de la exportación que ni siquiera Reino Unido, Francia o Italia han logrado igualar. En el primer trimestre de 2013 el crecimiento del 4,3% se enfrenta al coeficiente negativo de países como Alemania por ejemplo.

¿Estamos saliendo de la crisis? No. No hay ninguna crisis de la que salir, pero esos datos son sencillamente la evidencia de por donde van los tiros. Al no haber nada que recuperar, al no tener que retomar modelos económicos pasados, la oportunidad de cambio real está ante nuestros ojos. Los que lo han entendido antes y se basan ya en modelos de la nueva socioeconomía digitalizada, horizontal, flexible, líquida y distribuida están obteniendo los primeros datos favorables. Un distribuidor de embutidos que hasta ahora lo hacía de manera local y con márgenes tradicionales, ahora utiliza modelos dropshipping y en una economía de escala logra, desde su pueblo, vender a todo el mundo manteniendo márgenes reducidos y procesos ajustados. Hay miles de ejemplos que toco todos los días.

¿Tienen algo que ver los que dirigen? No. Básicamente están impidiendo que eso suceda a tiempo y en el momento justo. Esperan que las cosas mejoren por ciencia infusa y poder apuntarse el tanto. La no disposición de crédito desde la banca, la hipoteca monstruosa del Estado que sigue aumentando, el robo organizado que se lleva a cabo en bancos malos o derivados, la inexistencia de una hoja de ruta para estimular la nueva economía y la incapacidad para controlar el gasto público, sencillamente demuestran que ellos van a lo suyo y lo suyo va con ellos.

Miremos los datos que nos demuestran la automatización de la economía moderna. Las exportaciones en España aumentó en 2012 casi un 12% y en lo que llevamos de año más de un 8%. Digamos que esa competitividad exterior se debe a una más que evidente devaluación interna que de manera sectorial se está llevando a cabo sin orden ni dirección gubernamental.

Reducir salarios no es la solución. Ni tan siquiera se acerca. La devaluación interior si que lo es. Para lograrla hay muchas más opciones. Solo hay que tener voluntad. Si hay algo roto desde hace años en España es el consumo. Reducir los salarios no haría más que liquidar definitivamente el débil proceso comercial que aun sobrevive.

Si de verdad se quiere trabajar por la competitividad y para lograrla debemos rebajar los costes de producción vayamos a los que de verdad están causando agujeros contables. Sin entrar en demagogia o meriendas diversas como la corrupción y la monstruosa herida financiera que vive la economía española si se pueden localizar bolsas de gasto excesivos.

La receta para reducir costes de producción y mejorar la competitividad de manera que la “devaluación interna” se produjera pasa por adecuar a la media europea los precios de comunicaciones, transportes, carburantes, Internet, energía, formación, investigación y tributarios incluso. Cierto que los costes de producción y las tasas no tienen nada que ver pero seguro que se me comprende cuando digo que aumentar el espacio de inversión ayuda a derivarlo a los precios finales y a la competitividad.

Curiosamente los países más debilitados por la “crisis” económica y con la mayor caída de ingresos públicos al no haber actividad económica han incrementado los impuestos. España lo ha hecho muy eficientemente. Eso si. Pero empiezan a haber algunas propuestas que deberían poner en alerta a esos de la VISA oro y el coche oficial. Por ejemplo, Portugal busca ahora una salida en la dirección contraria, y el Gobierno portugués ha decidido rebajar, aunque de forma gradual, el impuesto de sociedades. Será a partir de 2014, la tasa del 25% pasará al 19%.

No se puede pretender bajar salarios para mejorar la competencia si eso no se acompaña de una reflexión global.

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Internet en 60 segundos

La gente de Qmee publicaron hace unos días un infográfico muy interesante. Permite hacernos idea de la envergadura real que supone la red hoy en día. Lo social ha dado paso a un eléctrico paso de la información por todas partes. El aumento de velocidad no se ha dado tan solo por la mejora de los sistemas de información o de la tecnología aplicada a nuevos lenguajes y orientaciones a objetos o servidores. Lo realmente trascendente en ese cambio de kilometraje ha sido la socialización de todo.
La actividad online en apenas unos minutos es de tal calibre que se asemeja a cuando miramos hacia las estrellas y nos vemos tan minúsculos. Todo sigue mutando, cambiando y procesando los tiempos digitales que nos toca vivir y que por suerte van a cambiar y mejorar todo nuestro entorno. Es fascinante descubrir que en apenas 60 segundos se producen 2 millones de búsquedas en Google o que se suben 72 horas de videos a YouTube. Con 204 millones de correos electrónicos enviados cada minuto, el ‘email’ sigue siendo el rey.

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Mala recuperación

Hay quienes defienden que se avecina la recuperación, que ya hay signos de que las cosas mejorarán. Obviamente es una patraña publicitaria más que busca ganar tiempo con datos económicos desestacionalizados o vinculados a la comparación de la miseria frente a  la ruina. Comparar la nada con lo escaso da un poco de ventaja a lo segundo. Ruego a que los que dicen que están buscando el mecanismo para “recuperar” la economía no se organicen a partir de los criterios que nos llevaron a un desastre del que todavía tenemos que digerir su peor parte. Lo que debería haber sido una transición dolorosa y lenta a otro modelo socioeconómico se está convirtiendo en una fractura transversal por la mala gestión de unos y de otros.
La mejor definición de “idiota” que conozco, los describe como una tribu grande y poderosa que ha influenciado la mayoría de los grandes acontecimientos de la humanidad. Ahora parece que han decidido llevarnos a la “recuperación”. Suerte que no tienen ni la más mínima idea de nada. El FMI decía un mes antes de que el mundo se acabará (2007) que todo iba bien. Esta gente, realmente, lo que quieren recuperar son todos los sistemas y módulos por los que su posaderas sigan bien resguardadas.

Lo que la gente entiende por recuperación debe entenderse como cambio. El verdadero destino no es recomponer el puzzle desordenado actual, lo que realmente debemos lograr es el compromiso social para ir juntando esas piezas en el nuevo modelo y sistema digitalizado, horizontal y distribuido en el que ya vivimos.

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