Fin del Ciclo Expansivo
Una gran bola de mierda se acerca desde el horizonte. Lo hace sin remedio y a un ritmo uniforme. No tengo ninguna intención de asustar ni de ser catastrofista pero los ciclos económicos siguen existiendo y en este país los dos últimos acabaron en recesión, paro y crisis. A finales de 1992 y principios de 1993, en la que el PIB llegó a caer durante cuatro trimestres seguidos más de un 3% acumulado, la tasa de paro aumentó de un modo desconocido hasta la fecha. El crecimiento económico gira entorno a los conocidos “ciclos de los negocios”, que de acuerdo a la certeza histórica sabemos que suelen durar un decenio.
Una gran bola de mierda se acerca desde el horizonte. Lo hace sin remedio y a un ritmo uniforme. No tengo ninguna intención de asustar ni de ser catastrofista pero los ciclos económicos siguen existiendo y en este país los dos últimos acabaron en recesión, paro y crisis. A finales de 1992 y principios de 1993, en la que el PIB llegó a caer durante cuatro trimestres seguidos más de un 3% acumulado, la tasa de paro aumentó de un modo desconocido hasta la fecha. El crecimiento económico gira entorno a los conocidos “ciclos de los negocios”, que de acuerdo a la certeza histórica sabemos que suelen durar un decenio.
España sufrió una pequeña recesión en 1981 y otra más grave en 1992-93. La economía española lleva 14 años de crecimiento ininterrumpido con tasas superiores a la media europea. El actual ciclo expansivo se inicio a finales de 1993 ante las crecientes perspectivas de entrada de España en la Unión Monetaria que provocaron que los tipos de interés cayeran rápidamente. La clasificación crediticia española alcanzó la triple A aumentando la confianza en la económica española. La caída de tipos del 13,3% al 3,0 % desató un tsunami inversor inmobiliario por parte de familias y pequeños ahorradores. El aumento de demanda, aceleró la construcción y esta incorporó al mundo laboral a casi un millón de personas y entre todos agigantaron el consumo y las importaciones.
Es preciso definir con corrección los elementos que acercan a nuestro país a una situación límite. La burbuja inmobiliaria ha sido animada en la creciente demanda de vivienda por parte de europeos, inmigrantes y pequeños inversores que, con sus sociedades patrimoniales de juguete, pretenden adquirir cinco o seis pisos para poder vivir de la renta por alquiler algún día. Derivada de esa burbuja hay otra en el sector de la construcción que supone el 17 % del PIB en términos reales. El 20% de los empleos creados en los últimos diez años en España, que a su vez son el 33% del que se ha creado en la UE de los 15, proceden de la construcción. Esas dos burbujas han hecho que emergiera otra mucho peor y que aun es prácticamente invisible: la burbuja económica.
La fuerte demanda de empleo funcionó como un imán para la mano de obra inmigrante que acudió masivamente dando un empuje al consumo y al propio mercado inmobiliario. En general podemos decir que España ha tenido un periodo larguísimo de crecimiento ininterrumpido gracias a la globalización, en sentido financiero (dinero barato) y también en sentido real (inmigración creciente), lo que le ha permitido compensar el impacto negativo de los precios del crudo y de la competencia internacional. El efecto se traduce ya en una economía recalentada, con una inflación superior a la media europea y por una pérdida de competitividad. La economía española es próspera pero su crecimiento es desequilibrado y poco eficiente. La dependencia en los tipos de interés debilita la capacidad de consumo y el parón inmobiliario por el sobre-stock es ya un hecho absolutamente demostrable. España dependerá de que la zona euro recupere su dinamismo y crecimiento en los próximos dos años para poder aguantar el choque de una cadena de acontecimientos que ya ha empezado.
En primer lugar, la burbuja inmobiliaria seguirá desinflándose gradualmente dejado de crecer y posteriormente descendiendo. Como reacción a esa caída de valor, el número de viviendas se reducirá, cosa que ya ha empezado a pasar según los colegios de Arquitectos que durante este último trimestre han notado un descenso de visados. Esa reducción de viviendas nuevas en construcción provocará una caída en la demanda de empleo en la construcción y un alza en el paro. Carpinteros, electricistas, comerciales, arquitectos, aparejadores, yeseros y en definitiva todos los profesionales relacionados con el mundo inmobiliario vivirán su peor momento desde hace mucho tiempo. Teniendo en cuenta que el peso de este sector es brutal, la demanda en consumo también se verá afectada. La eliminación de ricos virtuales se representará con el descenso de la venta de coches, viajes y elementos de consumo muy variados. El coste de los créditos hipotecarios tocará franjas desconocidas por los nuevos propietarios que se verán obligados a sacrificar parte del consumo corriente para poder hacerle frente.
Al reducirse el consumo y al aumentar el coste del dinero las compañías ralentizarán sus inversiones en espera del próximo ciclo expansivo con lo que su demanda de empleo bajará. Esta situación desembocará en un crecimiento negativo del PIB que alcanzará su punto más profundo a finales de 2009 o principios de 2010. Que sea más o menos dramático depende de la política. Esa desaceleración cíclica podría pasar simplemente por ser un período de bajo crecimiento, si la caída de la construcción se compensa con obra pública y si el superávit presupuestario supera el 1% del PIB, si se incentivan los nuevos campos de gestión industrial y, como se hizo en EUA, si se convierten en empresarios, autónomos o pymes, a esos miles de inmigrantes jóvenes que ahora son mano de obra barata, para que encuentren alternativas a la perdida de empleo que sufrirán en la construcción fundamentalmente. En definitiva, que esa enorme bola de mierda nos aplaste depende de nuestros gestores públicos en gran medida. ¡Qué miedo!
Blogs y bluffs
Por mi trabajo estoy acostumbrado a vender las propiedades positivas de los productos. A veces, incluso, las que no tienen. Para lograrlo con cierto éxito hay que decirle al cliente, cuyo artículo es un soberana mierda, que su producto es una soberana mierda. Por eso se que es contraproducente decir que los blogs con contenido político pueden ser los principales causantes de una muerte lenta y angustiosa de la propia blogosfera. Alguien tiene que hacer el trabajo sucio y advertir que si no conseguimos desenredar el infecto sistema endogámico que la mayoría de partidos que con la excusa de la e-democracia están utilizando esto no va a tener muy mal final.
A pocos meses de unos comicios municipales se nos presenta una nueva oportunidad para que los agentes políticos cambien la dinámica actual en la blogosfera política hecha por políticos. Los partidos ayudan a sus dirigentes a crear blogs, les enseñan y educan en la maravillosa herramienta que supone la bitácora. Les recomiendan disfrutar del magnífico instrumento que tienen entre sus manos. Les explican que la interacción con el militante, el votante y el ciudadano va a ser algo que los acercará al cielo. Montan seminarios y encuentros supermodernos de fin de semana. Sin embargo el resultado final es una montaña de blogs generados de forma automática que sirven para amplificar el discurso oficial de partido durante una campaña electoral. Los blogs transvertidos en sofisticadas pancartas que dicen lo que sus lectores quieren oír. Anécdotas que permiten a secretarios de formación de las ejecutivas de los partidos llenar un informe de gestión de más de 100 paginas y apuntarse un puntazo modernísimo de cara al próximo comité de jefazos que con dificultad saben que es el método “qwerty, pero que saben lo bien que quedan esos blufs de cara a su imagen de acercamiento y vanguardia. Si uno es crítico con el poliblogger de alto standing y se le ocrurre la desfachatez democrática de depositar un comentario, puntualmente puede recibir un desconcertante “lo tomaré en consideración”, pero en la mayoría de las ocasiones, su “comment” se traduce en un silencio ensordecedor y obsceno. Las excepciones las hay, en todos los partidos. Hay ministros que están construyéndose una reputación e-democrática muy interesante y bloggers en la oposición en diversas instituciones que también están significándose muy positivamente.
La blogosfera política respira con dificultad pero aun nadie se ha percatado de que está enferma. La red de blogs hecha por políticos por bloggers alineados en un territorio de partido serán los responsables de la crisis cardiorrespiratoria que se avecina. Los blogs no dejan de ser un tablero donde dejar un posit y esperar la reacción ciudadana. La diferencia que juega a favor de la blogosfera es que en ese tablero de un millón de almas, otras miles enfocan sus espejos y multiplica el efecto del primer posit. En el mundo real un posit puede ser clavado en el tablero del concejal de urbanismo de tu pueblo. Ese señor pasa por delante del posit diez veces al día pero nunca hace caso al papelito amarillo. Un día ese papelito se cae y una secretaria se da cuenta que iba dirigido a su jefe. Se lo deja en su mesa. Después de dos meses el concejal lo lee, lo arruga y lo tira a la basura. Copia la dirección del remitente y le contesta “lo tendré en consideración, gracias”.
Sería tan bonito que los ciudadanos pudieran dejar sus opiniones libremente y que sus líderes las leyeran y las tomaran en consideración y si las respuestas fueran escritas por el propio candidato sería algo insuperable. Que lejos estamos de Italia, Estados Unidos y ya no digamos de Francia. Cuando digo que la distancia que nos separa es enorme no me refiero a la difusión, número o audiencia de los blogs. Me refiero al uso y servicio que se les concede. Cabe decir que el “síndrome Alicia” que está propagando por la red no es algo local en nuestro país. De los 260 millones de blogs creados en el mundo hasta hoy, “solo” están operativos 56 millones, únicamente el 2% de los internautas visitan blogs frecuentemente.
En los próximos dos años las cybercampañas francesa, americana y española marcaran la evolución de la blogosfera política mundial. En concreto, en nuestro país, durante las municipales de mayo aun no sufriremos ninguna erosión significativa, pero a medida que la clase política se de cuenta que es más efectivo un buen spot en youtube que una respuesta en su blog semimuerto, el camino tendrá un mal destino. Es por eso que apelo a todos los que desde sus propias filas se niegan a ser críticos con sus partidos, apelo a los que tienen la obligación moral de abrir puertas y acercar la democracia participativa de verdad y no de pega, increpo a aquellos ciber demócratas a sueldo de las instituciones publicas, que no permiten comentarios en sus blogs, a todos ellos les digo que en sus manos está la defensa de todos los que día a día utilizamos nuestra bitácora para exponer un razonamiento, una idea, una crítica y un anhelo. Es nuestra responsabilidad que podamos construir una democracía particiapativa y real, la que da hace libre y da voz a la gente por igual.
No jueguen con nosotros, que es muy fácil añadir sacarina a este café amargo. Es preciso darnos cuenta ahora porque de momento hay remedio. Por ahora todo es crecimiento. Según un estudio de Nielsen/NetRattings la cifra de lectores de blogs ya supera a los lectores de periódicos online. El internauta prefiere contrastar percepciones y conformarse la noticia con el conjunto. Los blogs son instrumentos revolucionarios y en algunos países como EUA algunos cuadernos de bitácora tienen una influencia similar a los noticieros de comunicación tradicionales. En Francia los blogs económicos son verdaderos gurus de inversión, Loic Le Meur es omnipresente en los medios galos, y en Italia los debates entre candidatos se suceden en blogs ínter partidistas a tiempo real.
A mi modo de ver, la blogosfera política española y catalana van a cámara lenta. En Catalunya, sin embargo, hemos tomado ventaja y de momento se puede percibir en una cierta repercusión en los medios de comunicación. Parte de responsabilidad sobre una campaña de desprestigio subterránea hacia la blogosfera es la de tildar de “periodistas aficionados” a los bloggers. Algunos periodistas tradicionales obvian los blogs porque interpretan en ellos una amenaza más que un aliado, otros ven una obligación y montan el suyo con más pena que gloria y unos pocos lideran proyectos interesantes. Poliblocs, en Catalunya, intenta remover la quietud en la que esta entrando la catosfera. Es una novedad que, para devenir un referente, deberá ir más allá del portal sectorial de blogs y transformarse en el generador de opinión política más importante de Catalunya, algo, por otra parte, exportable.
Menos estudiar y más 'play'
En el año 425 se fundó la universidad imperial de Constantinopla. Junto a una academia clerical dirigida por un patriarcado eran las únicas instituciones educativas en la parte más importante del imperio de Bizancio. A finales del siglo VI la decadencia del estudio y de la cultura era irreversible en todo el imperio. Durante tres siglos, hasta mediados del IX, no hay testimonio del estudio de los clásicos y difícilmente educación de algún tipo. El resto de escuelas fueron las de Atenas, Esmirna, Pérgamo, Alejandría y Gaza.
A finales del siglo VI, los latidos de vida literaria son cada vez más débiles y el conocimiento del griego decayó hasta desaparecer. Constantinopla había sido una región bilingüe donde el latín y el griego siempre se habían entendido por igual. Poco a poco la producción de libros empezó a decaer y el griego fue muriendo durante el reinado de Justiniano. El aislamiento de la lengua griega fue un acontecimiento crucial y hacia mediados del siglo VII, prácticamente ningún estudioso occidental era capaz de entender griego. La desidia cultural y la desgana por el conocimiento son las armas más peligrosas a las que se enfrenta una civilización
En nuestros días vivimos algo parecido. Hoy vemos un futbolista presidir portadas y encabezar telediarios porque le ha dicho a su entrenador, que tenga “cojones de decírselo a la cara”. Cuando a un grupo de jóvenes con el ego encharcado se les da la importancia que se le ha dado al tema Eto’o por ejemplo, es que algo va mal. Que Catalunya se haya convertido en un logo del Barça, que en ocasiones parezca que el fútbol y sus actores son quienes trazan el camino por el que la vida debe transcurrir, es ciertamente preocupante. Como también que Oleguer tenga que ser quien diga las cosas por su nombre en este país de pesebres por que los políticos no tienen “cojones de decirlo a la cara”. Que la indigestión televisiva de millones de personas de occidente sea diaria, y lo sea entre polígrafos e intimidades obscenas es decepcionante. ¿Que le pasa a todo el mundo?.
Vivimos en un planeta europeo, español y catalán que acumula miserias que se ofrecen a modo de cobertura o catálogo de los despropósitos. Menos leer y más gritar. Menos estudiar y más “play”. ¿Alguien ha visto un futbolista con un libro en la mano al entrar al autobús cinco estrellas que les llevará al campo de batalla? A parte de los Mp3 y las gafas de marca, los trajes italianos y la firma de autógrafos tipo párkinson, ¿por que no dan ejemplo y se enfundan un libro en el cinto? Igual algún niño de esos que tanto los admiran se pregunta, ¿Qué es eso que lleva Ronaldinho junto al móvil polifónico0?
Humillación aeroportuaria
Mi vida transcurre desde hace tiempo en los aeropuertos. Hace años que vivo con resignación el aumento de medidas de seguridad que pretenden proteger a los que nos subimos en un avión. Creo que el extremo al que está llegando esta paranoia es tal que no comprendo como no nos rebelamos. A veces me dan ganas de incitar al motín, a encabezar una revuelta contra los controles en los aeropuertos.
Primero fueron los cinturones, después los zapatos y ahora han ideado una nueva manera de incomodar. Te exigen que saques el ordenador portátil de su maleta. Este comportamiento sádico por parte de los responsables de saber si eres un terrorista es una vejación bochornosa. En Londres te obligan a fusionar las maletas y si no conviertes en una las dos que llevas, no vuelas. La tontería de los botellines de 100 ml. por culpa de un rumor se lleva la palma. ¿Qué quiere decir todo esto?, ¿Por qué 100 ml. y no 50? Es ridículo
La ignominia empieza por tener que quitarte todo lo que puede tener componentes metálicos, debes hacerlo rápido y sin bromear mientras las caras de los que te auscultan se tornan en las de un sargento del ejercito de tierra. La degradación continúa con quitarte los zapatos y con el cacheo, porque suenas bajo el arco y aseguras no llevar nada metálico. Te soban por si no fuere el reloj, o el botón del pantalón que te piden sin ningún tipo de amabilidad que te quites en un habitáculo con cortinilla que tienes en frente. Al final todo esto se hace por si acaso, un día, alguien intenta cometer un atentado. De entre millones y millones de pasajeros uno de nosotros podría ser ese terrorista, y es por eso que el resto viven humillaciones cotidianas en los aeropuertos de medio mundo. En contra de los derechos humanos más elementales nos obligan a quitarnos los pantalones, los zapatos, los calcetines, nos abren las maletas, nos desordenan nuestras camisas, descubren el tanga con liguero morado que tu mujer reservaba para sorprenderte durante la noche de hotel ante la sonrisa del resto de ovejas, se nos maltrata y luego nos hacen correr porque el vuelo sino lo pierdes. Nos tratan como ganado por el bien del rebaño. ¿Pero que es esto?
Tal vez valdría la pena que de tanto en tanto cayera un avión. No compensa. Con la excusa de que se nos quiere proteger, la población mundial está siendo vejada, deshonrada y degradada a diario. Con la excusa de la seguridad se ocupan países, se justifican muertes, se nos graba cuando hablamos por teléfono, se nos filma cuando andamos por la calle y seguramente cuando estamos en la cama. Esta paranoia debe terminar, no podemos convertir este mundo en una prisión. Solo nos quedaba nuestra libertad individual y la estamos perdiendo por la alcantarilla de los políticos que no pasan los controles en los aeropuertos.
Pronto, ya queda poco, pedirán que nos bajemos los calzoncillos, nos pongamos en pompa y que nos relajemos. Lo peor, es que después de todo esto, algún día caerá otro avión y a nosotros nos habrán metido dos dedos, en el mejor de los casos, por el culo.
Profecías y blogocosa
Blogger Según Ipsos el 33 % de los lectores de blogs europeos no comprarán un determinado producto por las críticas leídas en la blogosfera. Teniendo en cuenta que el 20% de estos, bucean por las redes sociales dependientes de esos blogs, podemos descifrar que cerca de 39 millones de personas han dejado de comprar un producto, influenciados por las críticas leídas durante el último año. Este es un síntoma de los cambios que la blogosfera está provocando de un modo natural. En un primer término la economía deberá adaptarse a la blogosfera y sus derivados futuros. Los mercados dejarán paso a las redes, y el acceso sustituirá cada vez más a la propiedad.
Según Ipsos el 33 % de los lectores de blogs europeos no comprarán un determinado producto por las críticas leídas en la blogosfera. Teniendo en cuenta que el 20% de estos, bucean por las redes sociales dependientes de esos blogs, podemos descifrar que cerca de 39 millones de personas han dejado de comprar un producto, influenciados por las críticas leídas durante el último año. Este es un síntoma de los cambios que la blogosfera está provocando de un modo natural. En un primer término la economía deberá adaptarse a la blogosfera y sus derivados futuros. Los mercados dejarán paso a las redes, y el acceso sustituirá cada vez más a la propiedad.
Las empresas y los consumidores comenzarán a abandonar la realidad básica de la vida económica de hoy: el intercambio mercantil de la propiedad entre compradores y vendedores será el capital intelectual como fuerza motriz de la nueva era y, a la vez, será lo más codiciado. Los conceptos, las ideas, las imágenes –no las cosas- son los auténticos artículos con valor en la economía del futuro inmediato. La intercomunicación sustancial entre usuario, venta y canal blog es un territorio desconocido al que se enfrentan cada día decenas de responsables del branding corporativo de algunas compañías. El desplazamiento desde un régimen de patrimonio en bienes, que se apoya en la idea de propiedad ampliamente distribuida, hacia un régimen de accesos y opiniones bidireccionales, mutará de manera fundamental nuestras nociones sobre como ejercer el poder económico en los años venideros. A ese nivel es preciso reducir del ciclo de vida de los productos, la disminución de los inventarios físicos, la desmaterialización del dinero, el descrédito del ahorro y el auge de endeudamiento, la externalización de la propiedad, las franquicia, la económica de los servicios y la ética del juego a fin de deslocalizar la factoría del siglo XX y pasar a la ciudad de las ideas del siglo XXI.
Los políticos son muy rápidos en hacer suyos los canales de venta y convencimiento más efectivos. No tanto por el uso tecnológico que proporciona o por la interactividad y proximidad que garantiza, sino por el posicionamiento estético y el “push” de estatus con el que barnizan sus programas electorales. Los gestores públicos saben que la blogosfera ha desbordado su control político e ideológico y se deben enfrentar a un gigantesco músculo que funciona como antídoto a la autarquía y al politiqueo de convención partidista. La escena blog, con sus miserias y sus infiltrados efímeros, destaca por ser el canal por el que los gestores públicos del futuro serán elegidos. Los políticos que ahora deciden que debemos desayunar, donde podemos fumar y donde no, fueron escogidos por televisión, a través de campañas infecciosas de descrédito del contrario y de venta de sonrisas y ventajas de uno mismo, pero tiene sentido pensar que la clase política dirigente del futuro se forjará en las redes sociales fundamentalmente. Estos líderes del futuro son los jóvenes que rondan los 30 años estos días y que, para ellos, Internet es una extremidad de su cuerpo. Dependemos de esa generación de políticos 3.0, los que de la red obtuvieron un mensaje, una idea de libertad e interacción como hasta la fecha nunca ha existido. La libertad, la justicia y la igualdad de oportunidades son conceptos que deberán ser más factibles en ese territorio universal que simboliza la blogosfera. Tengo claro para quien escribo, porque en manos de algunos de los que leéis estos caracteres de silicio está el futuro.
www.marcvidal.cat – Comentarios en la versión catalana
El valor del trabajo
Leo en “Le Monde” que el líder gaullista francés y candidato a la presidencia Nicolás Sarkozy, aseguró ayer que si gana las elecciones a la jefatura del país vecino en mayo, emprendería una “revolución económica real” a través de incentivar a los trabajadores con mayores sueldos si se trabaja más. Para él la “prioridad de prioridades” será restaurar el valor del trabajo e impulsar el lento ritmo de crecimiento económico en Francia”. Según el actual ministro de interior galo “la crisis moral” de su país “es la crisis del trabajo”.
Las elecciones presidenciales francesas van a aportar aire fresco a la política europea. Eso es un hecho. Las puertas de los edificios ideológicos más rancios ya se han abierto y circula un airecillo de renovación por todas sus estancias. Ségolène Royal está revolucionando desde la segosphere el concepto de la relación de los políticos con sus votantes y militantes. Nicolás Sarkozy está construyendo su propia red social alrededor de propuestas políticas en su blog, inteligentemente dosificadas y que después al regresar por métodos interactivos son recibidas con entusiasmo por sus analistas de campaña
Ese nuevo clima ideológico que se esta cimentando tanto en el centro-izquierda como en el centro-derecha está logrando, a base de pinceladas, desvirtuar las fronteras ideológicas de cada uno de ellos. Que para mí Royal es una esperanza más instintiva que racional, es un hecho conocido y que espero que Francia retome un nuevo curso político de la mano de esta eficaz mujer, también. Pero sin que sirva de precedente, estoy de acuerdo en algún vértice de esa pretendida salida a una crisis social y económica que vive el país vecino planteada por el líder de la derecha. Las medidas fiscales que propone son interesantes. No pagar impuestos por los beneficios de las horas extras, recortar impuestos fiscales y sociales para reflotar el consumo y suprimir el impuesto de sucesiones. De hecho, algunos economistas independientes aseguran que esas horas que excederán a las 35 semanales podrán incrementar en unos 1.900 euros anuales la renta de los sueldos mínimos.
Desde el 14 de enero, Sarkozy lleva liderando la agenda política en Francia de un modo casi ensordecedor. Ségolène Royal ha desaparecido de escena. Cuando aparezca no debe caer en el error de negar a la mayor. Igual que el líder de la UMP no debió enfrentarse a ella en temas que la ciudadanía entiende que son objetivamente razonables y beneficiosos, el PSF no debiera construir muros infranqueables delante de ideas interesantes como esta.
Volver a poner el trabajo en el centro de los valores. Vale para Francia como para el conjunto de la sociedad occidental. Parecería que el concepto trabajo como valor esta en crisis porque no hacemos otra cosa que trabajar pero la verdad es que trabajamos porque no tenemos otro remedio. Existe la concepción de que eso del trabajo es un atraso de la humanidad y por eso buscamos métodos para minimizar su carga. El hombre ha progresado por ese esfuerzo en el trabajo, por esas ganas de construir, de creer. Arte, cultura y trabajo constituyen los elementos de evolución que el hombre ha precisado históricamente. En un mundo en el que lo moderno es echarse a dormir es preciso analizar a que damos valor y a que no. No estoy hablando de la cultura del esfuerzo que es otra cosa que suena más a penitencia y sumisión, a explotación y entierro, no, yo apelo al valor del trabajo como elemento de progreso, no como distorsión de la libertad individual. Esta apreciación sobre la crisis moral de Francia bautizada como la crisis del valor del trabajo es compartida por individuos de derechas y de izquierdas que entienden necesario que hay que dejar de vivir del cuento y pasar a la ejecución de proyectos personales.
Fracaso histórico
A razón del artículo de ayer, “España es budista”, recibí comentarios y algún correo electrónico muy interesantes. Entre ellos destaca uno de un viejo amigo que trabaja en un Think Tank muy conocida. Juan, que así quiere llamarse y con quien coincidí en el consejo de administración de una empresa de ámbito nacional hace años, me insta a analizar la sombra económica que se cierne sobre nosotros y me reta a que busque en el origen de todo algún otro motivo más allá del meramente financiero o de corruptelas. Lo intentaré.
Este país está huérfano de política industrial. Su falta debe achacarse a una tradición nacional que tiene sus orígenes en los Pactos de la Moncloa, donde, durante el primer gobierno de UCD se obvió intencionadamente una respuesta política en materia industrial que pudiera actualizar y modernizar el sector, y que respondían exclusivamente a una voluntad de hacer políticas encaminadas a poner freno a una inflación que desequilibraba el sistema financiero español. Años después la reconversión industrial, imprescindible para sacar de la crisis a todo el sector, no supuso más que una simple reestructuración en lugar de un cambio sustancial y un ajuste a planes industriales que pudieran dejar de ser obsoletos. No se fomentó la investigación ni la innovación suficientemente. Los planes alternativos de modernización fueron anécdotas en el territorio de los despropósitos. Los sindicatos tampoco ayudaban porque su preocupación era la de mantener, a cualquier precio, la dignidad imprescindible de los trabajadores. Entre unos y otros nuestra política industrial navegaba a la deriva y no ha dejado de hacerlo desde entonces.
Con el barniz europeo que nuestra industria obtuvo al entrar en la CEE, el modelo competitivo se benefició de nuestros bajos costos y las ventas aumentaron significativamente. Esa bonanza extraordinaria que certificaban muchas industrias españolas no tuvo ningún incentivo gubernamental para reinvertir sus beneficios en innovación, especialmente tecnológica. Durante los años de gobierno socialista la política industrial fue nula. El gobierno popular posterior no mejoró la situación. La empeoró. Primero convirtió un ministerio en un departamento que años después desapareció para transformarse en un reluciente Ministerio de Ciencia y Tecnología. Su objetivo era dirigir las políticas tecnológicas, científicas y de eficiencia en sus puntos de interrelación con el mundo industrial. A los catalanes Birulés y Piqué la aureola que les rodeaba de grandes economistas animaba a pensar que venían buenos tiempos. Fracasaron estrepitosamente. La primera se volvió a sus labores y el segundo vive el vértigo contradictorio de ser, aparentemente, catalanista y, a la vez, líder popular en Catalunya.
Los sectores industriales exigieron a Zapatero, cuando llegó al poder, la creación del Ministerio de Industria. En el programa del Psoe figuraba esa posibilidad. Se materializó de la mano del actual Presidente de la Generalitat, Jose Montilla. Este, falto de experiencia en ámbitos de la alta política y de la gestión industrial globalizada e internacional, se encontró con quistes del pasado, problemas sin resolver en materia energética, en temas de telecomunicaciones y para aspectos de la Sociedad del Conocimiento detenidos en el tiempo. No supo solucionar ninguno de ellos. No fue capaz. Su sustituto ha sido un anestesista llamado Clos y que fue alcalde de Barcelona. En el corto espacio de tiempo que lleva presidiendo dicho Ministerio aun no ha pasado nada remarcable.
Lo peor es que el sector industrial necesita un empuje firme que lo interrelaciones con el resto de sectores de vanguardia y que generalice la voluntad de superar un vacío financiero inminente a causa de la ralentización o aterrizaje forzoso del sector de la construcción y del inmobiliario. La inversión en Industria aun no es rentable y eso no permite que los directores financieros determinen que sus empresas trasvasen sus fondos a estos sectores. La dinámica de las energéticas no responde más que a intereses futuros de control y poder. Los mercados globales en los que nuestra industria debe competir precisan de políticas decididas y de orientación e impulso concreto por parte de los gestores públicos. Miedo me da.
España es budista
La línea que separa a los políticos de la legitimidad para decidir en nombre del pueblo soberano es muy delgada, tanto que, incluso en las democracias, en ocasiones se rompe o se difumina y acaba por desaparecer. Es necesario que en los Estados democráticos permanezcan engrasados los sistemas que vacunan de vicios de los que suele adolecer el poder. Cuando estos mecanotransmisores no funcionan correctamente el mal se hace crónico.
La corrupción, ahora urbanística y política, se ha instalado entre nosotros. Y lo ha hecho en gran medida por la desgana y la miopía social de nuestro tiempo. No hay día que no aparezca un nuevo caso y sin embargo lo observamos con naturalidad. Nuestra sociedad posee un extraño mecanismo por el que consigue olvidar las cosas negativas o que le sonrojan con una velocidad espantosa. Por ejemplo: ¿Siguen llegando cayucos a las costas canarias?, ¿ha muerto ahogado algún inmigrante en busca del dorado últimamente?, ¿los jóvenes que fueron abandonados a su suerte en las calles de Barcelona ya han podido regularizar su situación? Las respuestas las conocemos, pero ahora solo aparecen en las paginas interiores y en algún dominical con remordimientos. La verdad es que siguen llegando barcazas atestadas de personas sin nombre, solo que ahora tienen menos posibilidades de alcanzar la costa canaria. Aun se lanzan en un intento suicida centenares de subsaharianos esperando ser, irónicamente, como nosotros. Los abandonados en la moderna Barcelona recibieron en agosto un bocadillo y un papel donde podía leerse: “disculpe, pero usted no existe”.
Ese mecanismo humano y moderno que facilita olvidar lo que duele o sabe mal, pero sin embargo permite recordar con exactitud los nombres de la puta que dice haberse acostado con un conde cualquiera, es al que me refiero. La corrupción es uno de los elementos que nos lleva al choque de trenes, al colapso económico más que previsible y, sin embargo, muy pocos están reaccionando. Vivimos en un país budista donde los problemas se presentan relativos, como de otro estado o dimensión. En navidad a comprar, en enero a aguantar, en febrero a pagar los recibos de la visa y en marzo a preparar la salida de semana santa. Siempre igual. Nunca para. Sin embargo nuestro mundo ya no gira como antes, el sentido está cambiando y nadie habla de 2008. Las empresas y los directivos hemos establecido lo que parece una barrera que se presenta insalvable. El año 2008 y 2009 aparecen sombríos en el horizonte.
Cuando la crisis llegue, que llegará, habremos concluido que los mangantes se metieron como piojos en las costuras del sistema, medraron a costa del contribuyente y nos devolvieron un país expoliado. No será cierto. Por lo menos solo lo será en parte. Todos habremos participado del desastre mirando hacia otro lado tanto tiempo, creyéndonos ricos porque nuestros pisos valían 4 veces mas que hace unos años. Los pesimistas gozan de una buena reputación, pero también se equivocan. Espero equivocarme pero nos esperan años grises de puré de guisantes manoseado, de fango y meadas por las esquinas, de ultraderecha populista y de chivatazo, de falta de oportunidades y de aterrizaje forzoso. España, como dijo ayer el “Wall Street Journal” pronto volverá a su mediocridad estructural.
Políticos 2.0
Hossein Derakhshan, el blogger más importante de Irán, asegura que a los políticos no les gusta demasiado el fenómeno blog por que les obliga a escuchar a los ciudadanos. Durante el desarrollo del tercer encuentro Les Blogs en Paris la flor y nata de la blogosfera europea han debatido acerca del presente y futuro del medio. De todas las cosas que se han dicho me quedo con las reflexiones de lo que afecta a la política. Fundamentalmente porque en el análisis del mundo blog y su vinculación con la política en general se haya el espacio de participación pública del futuro.
La aplicación de blogs y redes sociales al mundo de la gestión pública se ha venido a llamar “política 2.0”. En otras ocasiones he reflexionado sobre los beneficios que un político puede obtener a nivel de credibilidad y proximidad cuando se cree de verdad la blogosfera y se convierte en parte fundamental. El ejemplo francés es verdaderamente paradigmático y el fenómeno blog de Ségolène Royal digno de estudio. Sin embargo en Catalunya menos, pero en general en toda España, los políticos aun participan de un modo anecdótico de las redes sociales. Nuestros representantes se acuerdan de sus bitácoras cuando se acercan elecciones o cuando un jefe de prensa les recuerdan su dominio en la red para que le echen un vistazo a “su” propio blog que tan amablemente le actualiza él mismo. Hay países donde la red se ha convertido en centro de debate y el lugar donde la política genera nuevas tendencias y expectativas. En nuestra blogosfera los primeros espadas son cuerpos extraños y ellos son ajenos a lo que se cuece en ese mundo alternativo. Como dice el Manifiesto Cluetrain, los políticos se han acostumbrado a comunicar a través de los medios de masas, llevan haciéndolo hace 50 años. Ese tipo de relación es vertical, impersonal e unidireccional. Todo lo contrario de lo que ofrece la blogosfera, donde el agente que recibe el mensaje puede obviarlo a menos que detecte que va dirigido a él de un modo personal.
Aquí, en nuestro territorio, no se está haciendo caso, no se toma en serio desde la clase política. Tener un blog y gestionarlo profesionalmente es un hecho aislado. Ministros o consellers dispuestos a interactuar a partir de su espacio web son una excepción, un oasis en el desierto. El blogger político profesional tipo en este país, es un hombre de entre 30 y 40 años, que siempre le atrajo eso de tener un portátil y conectarse a la red, que ha sido incluido en las quinielas de partido para engrosar una lista electoral y que ha descubierto lo bien que queda eso de tener blog. Después de insertar dos decenas de artículos que tuvo que escribir obligado para otros medios, deja de actualizarlo y el blog muere de inanición. Las excepciones son honrosas. Mujeres y hombres de todo el espectro se esfuerzan por cambiar ese panorama. Ejemplos como el blog de Pasqual Maragall son de vergüenza ajena.
La clase política teme los blogs. En una maquinaria europea donde la gestión pública cada vez es menos democrática (Banco Europeo, Comisión Europea, representatividad alegal), más áspera y abstracta, los aparatos de partido aspiran a no afrontar los retos de la democracia participativa. Lo que Ségolène Royal ha venido a llamar los jurados públicos a los políticos, los blogs y la política 2.0 como elemento de “vigilancia activa” a través de foros donde al ciudadano se le puede escuchar y desde donde una iniciativa interesante puede llegar a millones de personas. Esto, hasta hace poco, era una quimera con los medios tradicionales. La política 2.0 aun es un concepto. Estamos transitando hacia ella, pero los partidos y los agentes electorales deben implicarse. La red conseguirá que el embrión de una nueva participación democrática germine y se pase de la información a la acción de un modo natural.
La implicación del ciudadano en la política o en la participación democrática esta muy lejos de ser la esperada. Cada vez votamos menos, a medida que pasan comicios tras comicios, nos sentimos más lejos de nuestros representantes, hasta el punto que pronto dejarán de representarnos. Sumémosle que los partidos piden tu colaboración, tu voto y no garantizan que harán con él. Tras los resultados deciden que hacer con tu confianza y pactan o no con unos y otros. Te piden que después de votar, te calles y que no molestes. Ellos se lo guisan y ellos se lo comen. La política 1.0 es la política de Juan Palomo. La 2.0 debería de ser la de buffet libre.
Igual que la web 1.0 consistía en ofrecer contenidos fabricados de un modo profesional por portales al efecto para que los internautas los consumieran y la web 2.0 es un espacio donde el usuario genera el contenido que luego queda estructurado en esos portales remasterizados, la política 1.0 es la que emite y no recibe y la 2.0 seria la que los, hasta ahora, receptores pasan a emitir y los políticos se convierten en los que escuchan y, por supuesto, deberían de reflexionar. Convertir en propuestas las aportaciones, en rectificaciones las críticas y en disculpas los errores. Demasiado tal vez. En otros países ya está sucediendo. En el mundo empresarial hace meses que los blogs se han convertido en un agente publicitario de primer orden. Las grandes compañías saben que si en una red social alguien dice que su queso es un asco, van a vender poquito, porque el marketing viral correrá a tal velocidad que no podrán contrarrestarlo con ningún medio tradicional. Hoy en día hay empresas que incorporan el gestor de posts remunerados, que hablando maravillas de algún motivo o producto consiguen crear líneas de opinión favorable.
Igual que las empresas que se niegan a interactuar con sus potenciales clientes, tienen garantizado el fracaso frente a las que cada día escuchan y modifican al efecto, los partidos políticos anclados en los sistemas del siglo pasado sufrirán derrotas monumentales e inesperadas en los próximos años frente a nuevas ideas o grupos políticos capaces de establecer puntos de conexión reales con la ciudadanía. El final de esta década es propiedad de los políticos 2.0.
La segosphere
Bella ciao!, bella ciao!, bella ciao, ciao ciao!. Así comienza la canción que fue emblema de un pueblo sublevado contra la tiranía y que es símbolo de la resistencia popular. Esta canción tradicional italiana nació en la lucha contundente del pueblo que veía como el terrible “duce” los precipitaba hacia el abismo de una ciega dictadura, ligada a otra más horrible todavía, retorcidamente imperialista, xenófoba y violenta: el nazismo de Hitler.
En los actos de precampaña de Ségolène Royal, antes de que ella aparezca, siempre suena ese himno. Pero no lo hace por ningún altavoz, nadie obliga a cantar, no es parte de la mercadotecnia, es simplemente el público que la tararea de un modo espontáneo. La legión de seguidores que bien podrían compararse al fenómeno fans de cualquier artista moderno la han convertido en objeto de culto. Creen con firmeza que ella sola podrá rescatar a Francia de la depresión y de los desequilibrios sociales que la ahogan desde que hace 12 años, Jacques Chirac, reside en el Elyseo.
Francia vive el peor momento de su historia. Las cifras de desempleo son equiparables a cualquier país del este de Europa, la actividad criminal está descontrolada y el miedo a un colapso social es cada vez más evidente. El hecho que Le Pen accediera hace cinco años a la segunda vuelta electoral, sumió a la izquierda en la vergüenza colectiva. Ese hecho también le dio la pista a Sarkozy para radicalizar su mensaje, ahora emite guiños a la extrema derecha a fin de acaparar el voto xenófobo con durísimas políticas de inmigración. Pero a la vez, el susto ayudo a gestar la idea que en el centro izquierda, en las ideas que se enmarcan en los principios socio-liberales que en España representa Zapatero, en el Reino Unido Blair y en Alemania Schröder debía de aparecer un/a candidato/a capaz de ilusionar y de dar una respuesta que estuviera lejos de los viejos espectros ideológicos encartonados que hasta la fecha inundaban la política francesa.
Apareció una mujer con menor experiencia que sus rivales pero con una enorme empatía. Miles de seguidores trabajan, desde entonces, gratis organizando actos, enviando emails, inventando actos y reclutando apoyos. La grandiosidad del fenómeno Ségolène no tiene precedentes y una de las claves fue la Segosphere. Conocida como la “Mesías electrónica” apostó desde el primer momento por los blogs y ella misma desde www.desirsdavenir.org invitó a los lectores a participar de la elaboración de un libro. Más de 34.000 posts contribuyeron en el mismo. Su hijo Thomas dirige la red de blogs que la protegen. Ségolène Royal creyó desde el primer momento en la reflexión política como motor electoral. No utilizó los blogs como un mero artilugio decorativo que viste bien y te pinta de moderno. Su ventaja se debe a sus ideas, a un innovador planteamiento para la izquierda, pero también a sus herramientas, las que ayudan y permiten que la gente razone y piense por si misma.
La clase política acomodada y establecida la detestan por que entre sus pretensiones se hayan las de entregarle a la gente una voz capaz de ensordecer a aquellos que desde el poder ya no escuchan. La temen por sus propuestas encaminadas a formular jurados populares que examinaran la gestión pública más allá de los comicios electorales. Les preocupa que llegue a confiar el proceso político a una especie de democracia participativa capaz de poner en jaque estamentos intocables hasta la fecha. Para esta mujer, llamada a revolucionar la política de principios del siglo XXI, el ciudadano es el experto, y por ello propone que se le escuche. No parece tan complicado, ¿verdad?
Es catalán pero es buen tio
Circula la idea de que el Partido Popular consiguió engullir en sus filas a la extrema derecha. En algunos ámbitos de opinión se da por cierto que gracias a esa digestión y a toneladas de bicarbonato, los grupos ultras de este país no pudieron construir un partido político serio como en otros países europeos. De hecho al PP se le ha agradecido que durante muchos años haya logrado moderar a la inmoderable ultraderecha española.
Sin embargo la realidad ha sido muy distinta. La extrema derecha es la que impide que en España haya un partido conservador moderado y europeo. Los populares han sido obligados a abandonar el centro con el insostenible discurso actual de algunos de sus representantes más destacados. La deriva ideológica y política resulta patética. Lamentablemente los catalanes sabemos que el Partido Popular ha establecido como acción política el suicidio en Cataluña. Los dirigentes populares de la calle Urgell han asumido que su resultado electoral será el fruto del votante más resentido con el sentimiento catalanista y que les mantendrá como grupo minoritario en Cataluña. Están convencidos que no les queda alternativa y aunque realicen quiebros al estilo Piqué la verdad pesa como una losa y les aplasta una y otra vez en cada nueva brillante intervención de los que más mandan.
La dirección nacional y sus estrategas han decidido edificar un discurso sobre un gran engaño: “el castellano esta perseguido en Cataluña”. Expertos como son en beber de los charcos, se olvidan interesadamente que la inmersión lingüística fue votada a favor por todos los partidos políticos de Cataluña durante el mandato de Pujol, incluida Alianza Popular. Ese odio que los fecunda les obligó entre el 11 y el 14 de marzo a hacer lo mismo, primando lo que podía ser probable sobre lo que sabían que era cierto. Ahora con el catalán priman los tópicos sobre lo que saben que es verdad. Sobrevaloran lo probable, que en Cataluña se habla catalán y además se agradece que se quiera aprender, pero esconden lo que saben que es cierto, que aunque no hables la lengua catalana puedes circular por todas las carreteras y pagar sus peajes, puedes tomarte un café en las terrazas de las Ramblas y además, sin pedir permiso a nadie, puedes abrir una cuenta en una sucursal de la Caixa. Lo que pasa es que tarde o temprano, cuando llevas tiempo viviendo en Cataluña lo normal es que acabes entendiendo e incluso hablando catalán. No es justo y además sabe mal que algunos, desde el partido que hizo ida y vuelta al centro, alimente el odio entre comunidades.
Hace pocos días, en la flamante nueva T4 de Barajas alguien me presentó a unos amigos suyos diciendo: “es catalán, pero es buen tío”.