Parecia Que No Podia Ser

Manosrotas
Una de las claves para analizar la economía de modo incorrecto es una de sus particularidades de tipo estructural: los cambios son muy lentos y permiten que, a simple vista, no notemos grandes diferencias. Es como ver envejecer a uno mismo. No te das cuenta que los años han dejado herencias en tu cara hasta que miras una fotografía de hace algunos años. Hasta que te suban los impuestos parece menos duro si te lo anuncian con tiempo.

Parece que nadie se acuerda de cuando se decía que era imposible que los pisos bajaran de precio, que el paro rozara los cinco millones, que se bajara el sueldo a los funcionarios, que se congelaran pensiones, que hubiera deflación o que la deuda pública tuviera que comprarla el propio vendedor. Todo parecía imposible y se fue cumpliendo. Ahora todo el mundo asegura que es impensable que un país del tamaño del nuestro entre en quiebra. Eso, que ya ha pasado en otros momentos de nuestra historia está más cerca que nunca. Esperemos que no sea así, pero de no serlo, será por el ejercicio responsable de quienes ahora sólo hacen gala de ser unos irresponsables

Hoy salgo para Colombia y, tras un par de días, viajaré también a Costa Rica y Panamá. Sigo con mi voluntad de internacionalizar mis proyectos empresariales a fin de minimizar daños cuando esto se desmorone. Es probable que la magnitud del cataclismo sea minimizado porque al final a alguien se le enciendan las luces. De momento sólo hemos visto que, alguien, tras negar y negar el fuego, al final se quemó. Aun a sabiendas que es improbable, pero posible que se actue racionalmente, la parada técnica de nuestra economía es una clarísima alternativa y pensar que no va a pasar nada y que poco a poco todo se va a arreglar es de iluso o de prestatario de voluntades. 

Llevo días pensando en dejar de escribir en este tono, pero me lo ponen difícil. Me refiero a la desvergüenza generalizada. La de los que aseguran que el gobierno no pudo prever el actual escenario de déficit y a la de los que insisten que la solución es convocar elecciones. A mi me da lo mismo unos que otros. Los primeros se descalifican ellos solitos. ¿Acaso hay algún tipo de mecanismo sobrenatural por el que, cuando te pones a derrochar el dinero público, no se provoque un desfalco contable? Es tan obvio que hasta una cara tabique como Leire Pajín puede entenderlo. Los segundos, más de los mismo ¿qué tipo de garantía supone un tipo que aun no ha sido capaz de entender que significa todo este asunto? Que puso en riesgo el sistema hace unos días.

Alguien debería informar a Rajoy que de esta no se sale como tal, no hay ninguna economía que recuperar por mucho que diga que tiene fórmulas mágicas, hoy toca esperar y apostar por un cambio de modelo, actuando sobre las actividades menos especulativas, viendo como todo se ajusta en su momento indicado y a la velocidad indispensable, sin fabricar nuevas burbujas y atendiendo a nuevos modelos de negocio, algunos aun por descubrir. 

A los primeros, la vida les ha tratado bien, pero eso se acaba. Ser un inútil y vivir del cuento es algo que tarde o temprano finiquita. A los segundos, el cinismo les pasará factura también tarde o temprano aunque les pasará gobernando y eso escuece menos.

Poco a poco, los ciudadanos van comprobando que los tiempos se endurecen aun más y lo curioso es que todavía hay quien lo justifica. Recuerdo cuando en este blog y otros pocos, garantizábamos que tanta deuda nos traería problemas, que soplársela al interbancario no solucionaba nada, sino todo lo contrario, y que no entender que nos iban a crujir a impuestos era no querer ver lo obvio. Ahora la historia se llama subida inminente del IVA un 13% técnicamente, que se dice rápido. El desfile de ministros, consejeros, alcaldes, secretarios, directores generales y miembros varios, asegurando que se van a reducir inversiones, gastos, parar obras, ralentizar otras, cerrar empresas públicas, frenar consumos, liquidar pólizas públicas, reducir sueldos, bajar técnicamente las pensiones y todo para solicitar un mayor reto a los españoles “ricos”, es de vergüenza ajena e indignante. Aun hay quien acompaña ese discurso con el estribillo de “para salir de la crisis hace falta este esfuerzo colectivo”.  

La semana pasada el desfile no fue de políticos, fue de directivos financieros. Diferentes entidades reunieron a jefes de zona y departamento. Hasta la fecha he podido saber de tres entidades no menores que lo hicieron. Las consignas muy parecidas. Hay sequía en el sistema y la captación de depósitos es urgente, salvaguardar cada uno su basurero doméstico no será sencillo, pero ya se han puesto manos a la obra, cueste lo que cueste y se lleve a quien se lleve por delante. Es pura supervivencia, la ley natural. Cuando un sapo se come una mosca, el sapo no es que sea un ser vivo cruel, es que siglos de evolución giran a su favor. ¿Se entiende la metáfora?

La economía española está en riesgo sistémico y parece que seguimos intentando silenciarlo. Como tantas veces digeriré los insultos y las acusaciones de alarmismo, el tiempo, por desgracia, volverá a situarnos a todos con el líquido elemento hasta el cuello. Que se siga taponando la evidencia es muy arriesgado. Las fusiones visten elegantemente un montón de estiércol acumulado. La mayoría de esas fusiones de cajas no son más que rescates encubiertos. ¿Cómo calificaríamos que Caja Madrid se come un grupo de entidades y solicita 3.000 millones al FROB? ¿Alguien se ha parado a pensar quien va a pagar todo esto? Ya se que me dirán que el FROB es un crédito público a esas financieras. Seguro que si, y seguro que el coste de ese peso fiscal lo pagamos nosotros también. Además, el FROB fue un invento cuando se pensó que la deuda pública era infinita y no ahora. Vamos a ver como se gestiona ese FROB con la sequía planteada y los recortes ofrecidos.

España no va a crecer y eso es bueno para los emprendedores (os diré mañana el motivo). Todo ese paquete de recortes, imprescindibles para que el flujo de capitales externos continúe, tampoco parece calmar el verdadero problema que el ejecutivo actual nos ha tatuado a todos en la frente. El rendimiento extra que los inversores exigen para tener en cartera bonos soberanos españoles a 10 años en lugar de sus equivalentes alemanes vuelve a subir. El diferencial se compara con el promedio de 23 puntos básicos de los últimos 10 años y está ya 20 puntos por encima del nivel en que la UE creó el paquete financiero para los miembros más débiles de la región. El Gobierno ha negado la magnitud de la crisis entre el 2008 y principios del 2010, así que ahora se ven la consecuencias. Con la imposición de las medidas de austeridad todo dios empieza a hacerse una idea de la gravedad de la crisis pero no de la magnitud de la tragedia.

Lo grave es que mientras aquí se dice que este soberano ejercicio de enmarronamiento colectivo, en el exterior se asume que este programa de austeridad debilitará la recuperación. Sin embargo una cosa es cierta, el listado de sodomizados por el modelo de “escape” de la crisis es amplio. Empezó por Grecia, seguirá por Portugal, llegará a España, pasará por Italia y alcanzará Gran Bretaña. Las rebajas de calificación son un feo asunto y por ello Europa quiere amputar sus capacitaciones e intentar maquillar cuanto pueda la pelota. Será entonces cuando ya ni el Tato sabrá que leches pasa y el ejercicio de la autarquía financiera sea más obvia. Vienen tiempos de opacidad y de suministro interesado de la información. Se olvidan algunos de la capacidad de las redes para evitarlo. Es nuestra obligación impedir que nos silencien esos indigentes morales.

Europa está dirigida por irresponsables lentos y envejecidos en sus formas. Las decisiones erróneas se acumulan y los retrasos en la acción conforman agujeros espantosos que se deberán tapar y por ello buscan “controlar” a los “controladores”. A partir de finales de año las agencias de rating (que tampoco es que sean santos de mi devoción) pasaran el filtro de la eurozona. ¡Que grande!  

Por si fuera poca la humillación a la que nos someten todos los días por todas partes, ahora nadie podrá juzgar al BCE, ni las agencias de rating. Resulta que el banco de todos los europeos está incumpliendo su propio mandato. El Banco Central Europeo puso en marcha un programa de compra de bonos de los países de la Eurozona. Con eso falsea la magnitud del asunto comprando deuda soberana, algo que es examinable en su legalidad por cierto. Las reglas del BCE prohíben a este organismo comprar bonos directamente a los Gobiernos, por lo que el banco los adquiere en los mercados secundarios. 

De hecho, no todos están de acuerdo, el presidente del Bundesbank, Axel Weber votó contra las compras de este tipo, asegurando que “la estabilidad europea se irá al carajo si se sigue incumpliendo así la norma. No le hicieron mucho caso al germano y se pasaron por el forro su opinión.  El BCE comenzó a comprar bonos este mismo mes para apoyar la campaña de venta de bonos de los países europeos para detener la caída del valor de los mismos en los países de la UE con mayores déficits. La excusa era apuntalar el euro. Cosa que, me parece, se la trae al pairo a los alemanes a estas alturas. 

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