La última bala tras un triple 'shock' económico
En Europa llevamos más de un mes congelados. Tras las primeras noticias de algunos casos puntuales de infectados por coronavirus, llegó la bofetada que supuso descubrir que el epicentro de la pandemia se había trasladado a la puerta de nuestras casas. Tras esa sorpresa, llegaron las dudas y, tras ellas, las decisiones. La mayoría de países europeos cerraron sus fronteras y decretaron el estado de alarma unos, o de confinamiento otros. La consecuencia inmediata fue la paralización de los flujos económicos y se nos explotó frente a nuestras narices una situación económica inédita. Una crisis de triple ‘shock’ económico y que tardará todavía unos meses en materializarse con toda su envergadura y violencia.
En Europa llevamos más de un mes congelados. Tras las primeras noticias de algunos casos puntuales de infectados por coronavirus, llegó la bofetada que supuso descubrir que el epicentro de la pandemia se había trasladado a la puerta de nuestras casas. Tras esa sorpresa, llegaron las dudas y, tras ellas, las decisiones. La mayoría de países europeos cerraron sus fronteras y decretaron el estado de alarma unos, o de confinamiento otros. La consecuencia inmediata fue la paralización de los flujos económicos y se nos explotó frente a nuestras narices una situación económica inédita. Una crisis de triple ‘shock’ económico y que tardará todavía unos meses en materializarse con toda su envergadura y violencia.
Y hablo de una triple crisis, por lo menos en su origen, pues estamos ante un ‘shock’ de oferta, sucedido por otro ‘shock’ de demanda y, finalmente, un ‘shock’ en el valor de los activos. El primero se produjo cuando se decretó el cierre del flujo económico de un modo u otro. Se obligó a cerrar tiendas, comercios, bares y restaurantes, a cancelar viajes y a cerrar el espacio aéreo. El flujo económico quedó quebrado y, en una fase posterior, se canceló cualquier actividad económica no esencial.
La economía es un puzzle complejo y cuando una pieza no aparece es muy difícil componer el conjunto. Y la realidad es que hemos perdido un buen número de piezas. A esa falta de oferta se le sucedió la falta de demanda. No hay necesidad de comprar nada que no sea de carácter primario. El bloqueo de los flujos económicos ya es una realidad. A estos dos candados se sumó una caída de todos los mercados. El valor bursátil se desplomó al inicio de la crisis sanitaria y no logra remontar. En esencia, ahora no compramos, no se puede vender y además el valor patrimonial de todo se ha devaluado.
El triple ‘shock’ tendrá consecuencias a medio plazo pero que ya se pueden identificar. En un país como España, además, dependiente de sectores cíclicos y de escaso valor añadido, el problema no sólo es inédito, va a ser monstruoso. En los próximos meses viviremos otro ‘shock’, pero de tipo laboral y al que le sucederá una deflación económica, un aumento del coste público, una reducción de los ingresos de la administración, un incremento de impuestos y la intervención final del Eurogrupo.
Vamos a tener el incremento de paro más intenso de la historia en cuanto al tiempo en el que va a suceder. Las cifras, absolutamente brutales, aportadas por el Ministerio de Trabajo no son explicativas de lo que realmente está pasando. Parecen una capa de barniz que no deja ver con claridad la dimensión de la tragedia. No fueron sólo 300.000 los nuevos parados. Se trataba de algo mucho peor. Esa cifra, incluye únicamente los que dejaron de trabajar y se inscribieron en las listas de desempleo. Faltan los otros 600.000 que ni siquiera se apuntaron y que han dejado de trabajar. Son los que vieron cómo sus contratos temporales vencían en esos días de parálisis. Faltan otros 4 millones de trabajadores con contratos precarios o temporales que vencerán en los próximos cuatro meses. No renovarán.
Pero faltan más. Los tres millones de trabajadores sujetos a un expediente temporal de regulación de empleo no son, según la ministra de trabajo y el gobierno, parados a pesar de cobrar desempleo y no ir a trabajar. Para que no se contemplen como parados el gobierno derogó los artículos 45,47 y 51 del RDL 1/1995 que decía que 'un trabajador afectado por un ERTE está jurídicamente en desempleo y por eso obtiene prestación aunque no está dado de baja de la seguridad social’. Ahora ya no lo pone, pero lo ponga o no, son parados. Y si no lo son por alguna razón técnica, lo serán en un buen porcentaje. La cifra de parados debe sumar a los 700.000 autónomos que cesarán actividad. El desempleo en España bien puede llegar a cifras inéditas rozando los 6 o 7 millones de personas aunque lo escondan con epígrafes y variables ocurrentes. Lo peor es que la realidad explosionará. Y si explosiona sin avisar, porque hay un esfuerzo ridículo por esconderla, las consecuencias serán terribles.
Y no soy yo que lo interpreto. El propio gobierno español ha cuantificado ‘en 6,3 millones de trabajadores, los que van a recibir protección de rentas del Estado. La mayoría de ellos, un 60%, por entrar en ERTE. El resto dicen que son los 1,4 millones de autónomos que recibirán un beneficio económico de 950 euros por cese de actividad o desplome de sus ingresos y, finalmente, unos 900.000 que recibirán prestación por desempleo sin reunir todos los requisitos para ello’. Bueno, igual no son parados, pero se le parecen mucho.
Y en eso que, cuando los datos que se manejan son poco menos que un cuento de Disney comparado con lo que esconden, aparece el FMI. El Fondo Monetario Internacional que no acierta ni una y que se compone de un tipo de economistas de tipo ‘prospectivo’ y que nos advierte que ‘vienen tiempos muy difíciles’ tan solo una semana después de decir que ‘esta crisis sería similar a la de 2008’. Son una calamidad, una montaña de burócratas lanzando informes muy bien pagados que, para entenderlos, debemos multiplicar por dos cualquiera de sus cifras.
De ahí que nos sirva su último informe como elemento de análisis de tendencia. Veamos. El FMI dice que el crecimiento del PIB español caerá un -8% este año. Pongamos un -16% como cifra más posible. Nada visto desde la Guerra Civil o la pérdida de las últimas colonias como Cuba en 1898. La CEOE habla de un -9%, PwC de hasta un -15% y empieza a haber ya (por fin) consenso de que esto no tiene nada que ver con la mini-crisis de 2008. Replico mi apuesta. Caeremos un 16%.
Y es cierto que esto le va a pasar a muchas economías. El problema es que España no es como el resto de economías. Ni tampoco estamos en las mismas condiciones que cuando nos llegó el pinchazo de la burbuja inmobiliaria y dejó el país como un solar. No, estamos peor que entonces y en el punto de partida. Por aquel entonces estábamos creciendo, aunque fuera sobre un suelo de cristal. Ahora, igual ni te acuerdas, hace un par de meses estábamos desacelerando, no creábamos empleo y éramos incapaces de reducir la deuda.
El FMI advierte que España llegará a una deuda potencial del 115%. Será más. Nos iremos a un 125%. Y aunque parezca mucho, no es tanto comparado con lo que hemos aumentado en una década esa deuda. Si no sirvió para mucho pasar del 52% en 2009 al 96% hoy, no sería tanto pasar del 96% al 125%. De ahí que algunos defiendan que la deuda es impagable y por eso se puede seguir aumentando. Terrible. En el caso de que fuera impagable, lo que sí se tiene que abonar son los intereses, eso te lo piden religiosamente en los mercados. Si no pagas, olvídate de políticas públicas. Esos mismos suelen advertir que hay países de nuestro entorno con deuda pública superior y que no les pasa nada. Suelen referirse a Japón o a Italia. Cierto, tienen una deuda superior, pero es de una composición muy diferente. Japón e Italia tienen una deuda pública mayoritariamente interna. Nosotros tenemos deuda pública externa. No hace falta que detalle lo que significa eso, ¿verdad? Una cosa es deberle dinero a tu familia y otra al casero.
Además, lo que caracteriza a nuestro país es la dificultad de crear empleo con crecimientos inferiores al 2,1% por lo que somos una máquina de crear paro cuando la cosa no va bien. De hecho, no hemos creado suficiente empleo como para afrontar ningún reto de este calibre. En la crisis de 2008 España tenía 1,8 millones parados, ahora partimos con 3,6 millones. El doble antes de empezar a contar la hecatombe. Un país en el que la inversión en modernizar la economía ha vuelto a ser nula durante estos años. Esta crisis traerá consigo un cambio en los modelos productivos y en las cadenas de valor y estamos mucho peor preparados para la disrupción tecnológica que antes. La inversión en modernizar la economía se ha ido reduciendo y comparar es feo, pero, en 2018 España invirtió en Industria 4.0 140 millones mientras que Francia volcaba 24.000 millones en ese tipo de sector de futuro.
La dependencia de una economía cíclica, con una estructura del PIB muy débil y de escaso valor añadido, dificultará el arranque de los flujos económicos dependientes para salir del -16% que deduzco. Veamos nuestro modelo productivo y su peso en el PIB: turismo 15%, comercio interior 13%, restauración y ocio 10%, automóvil 10% e inmobiliario 9%. Por lo que cuando sale algún ministro o ministra asegurando que de esta salimos en 'V' o en 'U' o en 'Nike' es por que, o bien creen que realmente será así por ciencia infusa, o porque nos ven muy entretenidos aplaudiendo cada día a las 8 de la tarde.
Han pasado 12 años desde el estallido de una crisis que nos explicó que no podíamos pagar deudas infinitas, que el paro no tiene límites si estalla el sector motor y que cuando te rescatan (UE) te recortan hasta que no queda nada. Y en 12 años no se cambió demasiado. Seguimos sin apoyo a las empresas tecnológicas, se les castiga con tasas raras, sin estimular el modelo de crecimiento y acentuando la dependencia de sectores cuyo empleo cada vez era más precario. España está mucho peor que en 2008 y parece que nadie quiere reconocerlo o se les ha nublado la memoria.
Por si fuera poco, por primera vez desde nuestra entrada en UE, España será pagador neto y ya no receptor de fondos de cohesión para cubrir el agujero del Brexit. Esto lo complica todo aún más. De aquí que sin ingresos a la vista, pues tarde o temprano se deberán exonerar impuestos, y los pagos del 20 de mayo se podrían volver a aplazar como se hizo el 20 de abril, el relato en Europa no puede ser sólo que 'nos dejen dinero para pagar los agujeros'.
Europa no es que sea un club de gente con mucha empatía. Son burócratas con poco instinto pero sí con una idea muy clara: si nos dejan más dinero (que tendrán que hacerlo) se deberá utilizar en direcciones previstas y ordenadas por la misma UE. Y es normal, quien paga manda. Creo que, aunque las vamos a pasar canutas, tenemos una sola oportunidad más y acaba de aparecer. Una con la que, realmente, no contábamos. A pesar de que el barro nos llegará al cuello, hay una vía para que todo esto tenga algún sentido y se utilice el crédito europeo, la quiebra laboral y la falta de ingresos tradicionales, para cambiar de una vez por todas nuestro modelo y estructura de crecimiento.
El uso de los 200.000 millones que dijo Sanchez iba a movilizar y que ya sabemos que no son ni 200.000 ni los va a usar, serían un gran aporte a ese cambio. De momento no tiene pinta. En realidad eran sólo 17.000 millones, el resto eran avales que no aceptan siempre los bancos y créditos privados que no fluyen. De ahí que solo nos queda una opción: exponer un gran acuerdo de estado, aceptar la intervención europea (que será más pronto que tarde), no malgastar el mal acuerdo del Eurogrupo y plantear un modelo de salida estimulando una nueva economía.
La financiación de todo el colchón laboral y el escudo social dependerá de esa negociación aceptando que no puedes tenerlo todo sin dar nada a cambio. No puedes esperar que Europa acepte darte ayuda a cambio de no hacer lo que te piden que hagas. Si esto lleva a recortes, subida de impuestos y adelgazamiento de la administración, pues que así sea, sobretodo lo último. Poner a dieta el Estado cuando la gente lleva ya días sin cobrar, no está de más.
Fue una lástima haber desaprovechado las vacas gordas construyendo como si no hubiera un mañana, las flacas estimulando el empleo precario y las vacas, ni gordas ni flacas, en no bajar impuestos que hubieran dinamizado una economía que ahora se enfrenta a un rescate inevitable. Estamos ante la última oportunidad. Ante una crisis bíblica, pero también ante una oportunidad. La recesión perjudicará la lucha contra una crisis sanitaria como esta y, si llegara una segunda oleada o una nueva pandemia, el no haber podido invertir en ello se transforma en un desastre brutal. No es sólo un elemento productivo, es también un ejercicio de seguridad y para ello se deben practicar políticas que retengan el talento.
Ya lo hemos vivido. La crisis inmobiliaria que Zapatero insistía en llamar 'pequeña desaceleración' hasta que fue demasiado tarde para tomar medidas, supuso un éxodo de profesionales de alta calificación como nunca antes en nuestro país. Aunque España está por encima de la media europea en volumen y formación de profesionales con doctorados, no aprovecha ese talento por un modelo de investigación descuidado desde 2011 sin salida comercial y un escaso número de patentes registradas.
Los salarios de nuestros científicos son ridículos y la falta de financiación para programas de gran envergadura científica están detrás de que casi 100.000 trabajadores de alta cualificación emigraran a otro país de la UE entre el 2007 y el 2017. Volverá a pasar. Los sectores con mayor potencial de innovación han tenido pocos estímulos para implantarse en España como las fintech, big data, biotecnología o la ciberseguridad. Y esa tendencia de 2007 no ha hecho más que empeorar, gobierne quien gobierne, da igual.
El futuro al que vamos va a ser aun más exigente. La capacidad pública para afrontar los retos como el desarrollo sostenible, sanidad protegida, el empleo automatizado y digitalizado, las brechas sociales u otros, se van a reducir aun más por la necesidad económica que viene. En las vacas gordas (hasta 2004-09), como he dicho antes, no se invirtió en investigación o nuevas tech, sólo en amontonar ladrillos. En las vacas flacas (2010-16) no se invirtió en cambiar el modelo y se creó una bolsa de empleo temporal inasumible. En las vacas ni gordas ni flacas (2017-29) no se estimuló el cambio de modelo económico y se acentuó la dependencia de sectores cíclicos como el turismo. En las vacas raquíticas que vienen (2020-24) no va a haber capacidad para nada más que pagar los intereses de lo que va a costar 'reconstruir' en el solar económico que nos va a quedar. Espero, no obstante que el verbo del futuro no sea ‘reconstruir’ y se cambie por el de ‘construir’, construir algo nuevo.
Hay países que han ido revisando sus períodos de ciclos económicos para versionar sus estructuras del PIB. Nosotros no. Ya sé que no vienen tiempos de inversión pública en sectores estratégicos. Vienen tiempos de inversión táctica para taponar hemorragias. De ahí que, si se quiere aprovechar este momento como punto de inflexión para modificar el modelo de crecimiento futuro con sentido, se deberá hacer de un modo quirúrgico y asumiendo costes y daños colaterales irremediables. La industria tecnológica, la investigación, las pymes innovadoras que todavía quieran invertir en modernizarse y digitalizarse, se las debe cuidar especialmente y se las debe exonerar impuestos en la medida de lo posible a partir de esas ayudas europeas. De hecho la mayoría de empresas no quieren subvenciones, quieren ayudas fiscales y poder ejecutar planes de contención, de inversión y de crecimiento localizando oportunidades.
El futuro, aunque no pinte bien, podría ser un escenario de oportunidades. El jefe de gabinete de Obama, Rahm Emanuel dijo que ‘nunca desaproveches una buena crisis’ refiriéndose a que durante un momento como este, las grandes decisiones pueden ser igual de duras que en otros momentos, pero se entienden mejor. España ha caído en los rankings de innovación, productividad, tecnológicos y, a cambio, hemos subido en los de playas repletas. Es evidente que no podemos depender de si los bares están abiertos o no. Una economía globalizada no puede soportarlo. Pero cuando los sistemas colapsan, la gente se levanta. Todos haremos lo necesario, nos ajustaremos los cinturones, nos enfrentaremos a un mundo complejo, seremos capaces de recuperar espacios. Todos lo haremos, pero sin embargo, para eso se precisa un liderazgo claro, con decisiones que permitan que ese esfuerzo se materialice en algo. Nos hemos encerrado semanas, sin rechistar, entendiendo responsablemente lo que significaba hacerlo. Y lo volveremos a hacer, pero esta vez no será gratis. Sólo queda una bala.
Llamaron crisis a una deflación del capital. Ahora llaman recuperación a una deflación social.
En agosto de 2008 el mundo empezó a tambalearse. Alguien se dio cuenta de que en los paquetes financieros que se enviaban los agentes de cambio franceses y americanos había un componente que apestaba. En unas horas medio planeta sabía que la bola de estiércol que habíamos anunciado algunos años antes había empezado a rodar y se iba haciendo cada vez más grande. Se desconocía cual iba a ser su tamaño. Y así, creciendo una denominada crisis financiera, fue engordando y engordando. La esfera pasó de ser un asunto bancario a convertirse en el lodazal donde la economía ‘real’ ha estado embarrada todo este tiempo.
En agosto de 2008 el mundo empezó a tambalearse. Alguien se dio cuenta de que en los paquetes financieros que se enviaban los agentes de cambio franceses y americanos había un componente que apestaba. En unas horas medio planeta sabía que la bola de estiércol que habíamos anunciado algunos años antes había empezado a rodar y se iba haciendo cada vez más grande. Se desconocía cual iba a ser su tamaño. Y así, creciendo una denominada crisis financiera, fue engordando y engordando. La esfera pasó de ser un asunto bancario a convertirse en el lodazal donde la economía ‘real’ ha estado embarrada todo este tiempo.
Y todo el mundo la llamó ‘crisis financiera’, ‘crisis inmobiliaria’, ‘crisis subprime’ o, incluso directamente, ‘crisis de la hostia’. Y lo era. Obviamente era un agujero en el sistema de valor incalculable y que, de alguna manera, seguimos saboreando. Además, las soluciones que se impusieron tenían más que ver en falsear cuentas que en respuestas auténticas. Bancos que desaparecían al fusionarse entre ellos para finalmente aparecer un banco resultante de menor valor que la suma de los anteriores pero sin que por ello sucediera nada y todo el mundo se lo tragara como 'ingeniería financiera'. Y así nos ha ido. La deuda y el déficit no es que se estén arreglando mucho en ningún lugar. Cada vez más dinero de los presupuestos se destina a pagar intereses y no a lo que debería de ser: los servicios y estímulos precisos para que la gente viva mejor. De eso iba todo esto. De joderlo todo con dinero fabricado a expensas de la ciudadanía, de 'ponerlo en el sistema' y de que ya se pagará solo. Solo no se paga. Lo pagamos todos. De ahí que aunque estemos saliendo de la parte más profunda de la cueva, no se refleje en mejoras sustanciales. Hay más trabajo pero hay peores servicios. Pagamos más impuestos directos e indirectos y repercute en que las empresas no puedan invertir en bienes de manera tranquila. Hay que recaudar más porque se ha impreso demasiado dinero, se ha engordado el problema aunque no sea evidente a todos.
El boquete era inmenso y la imprenta de dinero ha sido un insulto a la inteligencia. Mientras tanto el mundo seguía girando. El planeta se iba automatizando. Un término sobrevolaba. Se le denomina ‘deflación del capital’ y, hasta hace menos de un año nadie utilizaba este concepto al referirse a nuestro momento económico. Fue en Davos hace poco más de un año que se inauguró oficialmente la era de la deflación del capital. Hasta entonces, ganadores del Premios Nobel, presidentes bancarios, directivos universales y demás reputados ‘expertos’ se dedicaron a definirlo todo como ‘la mayor crisis financiera desde 1929’.
Pero como decía, fue en un momento determinado que uno de ellos, tomó su Smartphone y se puso a hacer un vídeo. Etiquetó los protagonistas, lo geolocalizó, lo subió a la red, miró la televisión desde su teléfono, conversó por Skype, hizo varias fotos más, navegó, escribió una nota para un medio, contestó a su secretaria y se puso música finalmente para relajarse tras comprar un mes Premium en Spotify. Digamos que pasó así. Sin apenas pensarlo había definido con acciones lo que se denomina ‘la deflación del capital’. Todo cuanto hizo con un dedo y una pantalla requería una decena de dispositivos hacía tan solo veinte años antes. El importe para pagarlos también era diez veces más. ¿Debía tener alguna importancia sobre lo que estaban tratando allí? ¿Que lo sustituyera cada 18 meses también debía tener algo que ver? Antes su cámara de fotos duraba una década. Sonrió y siguió jugando al Candy Crush.
Pero al terminar la partida propuso, casi sin fe, que se creara una comisión de estudio que controlase a otro grupo de análisis que a su vez estableciera un equipo que investigara a los responsables del departamento del foro encargado de redactar el informe pertinente y que, en unos meses, se discutiría en ponencia marco a fin de saber si valía la pena o no redactar conclusiones para debatir en comisión. Ni idea si lo hicieron o lo están haciendo. Sin embargo, algún milenial, que para esto son más rápidos y no necesitan tantos intermediarios, ya estaba escribiendo sobre el tema.
La deflación del capital tuvo que ver con todo. Sigue teniendo que ver. Pensar que lo que vivimos sólo es derivado financiero no sujeto a un cambio productivo mundial fue el error y puede estar siendo un suicidio actualmente. Pocos gobiernos están entendiendo el problema. Se acaba la propiedad tal y como la hemos entendido. Se termina la compra para el deshecho. El producto pasa a servicio y el control del Estado es una entelequia. La economía circular, las plataformas sociales, la impresión en tres dimensiones, la inteligencia artificial y el nuevo consumo colaborativo están cambiando todo definitivamente.
La deflación del capital, o llámalo como quieras, no es más que una manera de definir un mundo nuevo que ha explotado frente a uno anterior. Prometer empleo a día de hoy tal y como se plantea es un ejercicio de irresponsabilidad o desconocimiento que asusta de nuestros gobernantes o postulantes a serlo. Un insulto a la inteligencia cuando lo que sabemos es que la tecnología, al principio, se funde el empleo que da gusto. Bien estaría que, para que esa transición, a un mundo donde trabajaremos menos horas, donde trabajaremos de otro modo, donde trabajaremos en cosas que no sean substituibles por máquinas y donde el concepto trabajo será un nuevo contrato social a definir todavía, se empezara a establecer directrices y liderazgo realista y al respecto. Esto no va de ir prometiendo hasta meter, va de mitigar un tremendo y doloroso escenario a cinco años vista. El mundo puede ser mejor, mucho mejor, pero sólo lo va a ser allí donde la previsión no sea la que tuvo el Fondo Monetario Internacional o gobiernos de café y pastas.
Esto no va de hablar de rentas mínimas a jóvenes menores de no sé que edad. Ni de ajustar la vida laboral por arriba o por abajo. No va de subir impuestos para soportar una sociedad del bienestar inasumible. Va de preparar todo ello para que sea posible. No va a haber trabajo para todos. Ni con nuevas habilidades. La tecnología se va a encargar de ello como ya jubiló nuestra cámara de fotos, nuestro GPS, nuestra televisión del cuarto, nuestro vídeo, nuestro ordenador de mesa o nuestro propio teléfono tradicional. Lo va a hacer con nuestro empleo.
Por eso debemos exigir que el comportamiento de quienes ‘dirigen’ no sea maniqueo. Ni blanco ni negro, ni bueno ni malo, ni rentas mínimas de derechas ni de izquierdas. ¿Cómo piensan pagar ‘los de izquierdas’ una renta mínima? ¿Cómo piensan no instaurarla ‘los de derechas’ y que el mundo siga girando? A ver si la solución pasa por dinamizar la empresa privada, estimularla para que se modernice y rebajar los impuestos para facilitar su competitividad. Con empresas eficientes, rentables e internacionalmente competitivas se podrá plantear un mundo cuya deflación económica bien podría estar ya gestando una deflación estructural, de tipo social. O bajan impuestos a las empresas de una puta vez o no va a haber manera de sujetar este tinglado a medio plazo.
El tiempo disponible para preparar esa sociedad inmediata se va agotando. Seguir presionando a la empresa para que pague el dispendio y sus intereses convierte en crónica una situación que sólo tenía que ser transitoria. Le llamaron Crisis y era una deflación del capital. Ahora le llaman recuperación y puede ser una deflación social.
Tras lo de Grecia, seguiremos trotando.
Lo de Grecia ya pasó. Y pasó como pasan las tormentas tropicales. Todo el mundo avisado de que hay que cerrar las ventanas, no salir a la calle y esperar a que amaine. Cuando sales el destrozo es mayúsculo. De eso iba todo esto. De ver como Europa, como nos la han explicado no existe. Y no existe porque quienes están ‘dibujándola’ no saben dibujar
Lo de Grecia ya pasó. Y pasó como pasan las tormentas tropicales. Todo el mundo avisado de que hay que cerrar las ventanas, no salir a la calle y esperar a que amaine. Cuando sales el destrozo es mayúsculo. De eso iba todo esto. De ver como Europa, como nos la han explicado no existe. Y no existe porque quienes están ‘dibujándola’ no saben dibujar. De hecho están en clase de artes plásticas con una calculadora. Así no sale. La verdad es que cuanto más lo pienso más claro tengo que reacciones sociales que se creían contenidas van a ir eclosionando por todas partes. Y no porque las cosas estén mal montadas, no, sino porque los que deberían estar trabajando por el futuro mantienen todos los gestos y protocolos del pasado.
Europa se configuró en una época que no existía Internet, teléfonos móviles ni redes sociales. Europa es una entelequia que se pensó para enfrentarse a un mundo emergente que poco a poco va emergiendo. No se trata de rescatar bancos, que también, ni de reestructurar deudas, que podría ser, sino de cómo un continente viejo y lento, sobre dimensionado, repleto de normas y estructuras, se adapta a un nuevo mundo.
Miremos con objetividad ¿Quiénes son? ¿A que se dedican? ¿Cómo estructuran la sociedad del futuro? Apenas saben nada ni se dejan asesorar. Todo parece en manos de bancos salvando cuentas de resultados con ecuaciones que no se aguantan por ningún sitio, deudas soberanas que aparecieron de la noche a la mañana y de un enorme y gigantesco sofá social que nos acomoda a todos.
Europa debería ser otra cosa. La cuna de un nuevo modelo económico que diera espacio a un futuro que se acerca a toda velocidad. Metafóricamente la imagen es descriptiva. Europa corre al trote por una vía paralela por la que se acerca un tren de alta velocidad. En menos de un minuto el tren pasará de largo y nosotros seguiremos corriendo al trote pensando que el vientecillo tibio que ha quedado tras el adelantamiento no es más que una brisa veraniega. Nada grave. Sigamos trotando.
Pero no era una ráfaga, era el futuro. Mientras pensamos en como dar de comer a millones de personas que se van quedando sin trabajo, mientras los gobiernos piensan desordenadamente como enfrentarse a las encuestas, el empleo desaparece en términos generales. Podemos darle valor y relevancia a las cifras puntuales que nos dicen que se crea empleo y que parece sostenido, pero es engañarse. No llegaremos al pleno empleo nunca más. Y es normal pues no hacemos falta en la mayoría de esos puestos de trabajo.
Improvisar es un verbo que se les da muy bien a los políticos. No nos engañemos, no es estrategia, es táctica. Si les sale bien dirán que lo tenían pensado y que es gracias a una buena estrategia. Si sale mal lo borran de sus discursos y crean otra táctica. Si tuvieran estrategia y luces largas, si realmente estuvieran trabajando para el futuro de todos estarían analizando como será Europa sin empleo. Como vamos a fabricar un mundo donde el ser humano requiere trabajar en lo que lo hace humano. Su creatividad.
Estuve el jueves en Londres. En un foro muy interesante sobre la permanencia de Reino Unido en Europa que tenía como punto de inicio el informe conjunto de Deloitte y la Universidad de Oxford publicado a finales de 2014 y que aportaba alguna revisión significativa. El tema central derivó hacía que más de diez millones de empleos británicos serán asumidos por la tecnología desplazando irremediablemente a las personas que ahora los ocupan. Es decir, uno de cada tres en apenas veinte años.
Allí no se hablaba de Grecia, ni de Alemania. No se mencionó Europa, sólo se habló del futuro de occidente y del papel que la clase política, empresarial y bancaria juega en este reto de cambio y de cómo, para evitar un conflicto social inmenso, se debe trabajar a medio plazo. Se dijo que si el plazo es relativamente cómodo, empezar a construir amortiguadores es urgente.
Podemos discutir de lo que queramos. A veces parece que vivimos en planetas distintos unos y otros. Que se convoquen elecciones y se hable de ‘lo de siempre’ preocupa. Pocos, ninguno, de los que dicen que nos gobernaran bien, nombra el futuro real que nos espera. Siguen con sus discursos manidos, de distintos colores, con la misma verborrea inútil de siempre, pero ninguno habla de que el empleo se va por la alcantarilla y de que el modelo social futuro exigirá de una nueva perspectiva.
Dan miedo. Terror. Los escuchas y siguen con lo de siempre. Recuperación, cambio, críticas al de enfrente, siempre igual. Ninguno de ellos, nadie, habla de que los empleos que se están planteando ‘crear’ en sus programas serán empleos muy mal pagados, en posiciones repetitivas y propensos a desaparecer. Las personas que ganen menos de 30.000 Euros al año tienen cinco veces más posibilidades de perder su empleo que los que ganen más de 100.000. Eso es de lo que deben preocuparse ‘sus señorías’ de las narices.
Los avances tecnológicos van a provocar un cambio importante en el mercado de trabajo en las próximas décadas. A menos que se hayan comprendido y anticipen estos cambios, habrá un riesgo de desempleo general y subempleo crónico que acrecentará las diferencias sociales de manera drástica. De eso no iba la modernidad, de eso no va ‘el futuro tecnológico’. En Reino Unido, y otros, están trabajando para sentar las bases políticas de esos cambios. Coches automáticos, debates sobre como se podrá sustentar energéticamente todo esto, etc.
A menos que se trabaje en base a estos cambios inminentes, hay un riesgo de brecha cada vez mayor entre los que tendrán tecnología y los que no y una gravísima derivada sobre la ocupación laboral que se tiene que prever. Es inadmisible que de esto no se hable, debata y legisle. La generación de políticos más egoístas, mediocres y mal informados de la historia se está cargando la historia.
Los autores del informe que os comentaba hablaba de sectores que consideran de mayor riesgo. Los que trabajan en la administración, las ventas, el transporte, la construcción, la minería en una década verán como un montón de autómatas se los llevarán por delante.
Fijaos. En Londres, nos informaron, algunos empleos han empezado a desaparecer de manera masiva y silenciosa. Desde el año 2001 el 65% de los bibliotecarios han desaparecido y la mitad de secretarias o asistentes de administración también. En los supermercados apenas trabajan ya el 30% de los que lo hacían hace una década. No es un tema de robots, ni de androides, eso ya vendrá más tarde, hablamos de ‘bits’ haciendo tareas hasta ahora humanas. Es menos evidente, menos ‘glamouroso’, pero tremendamente eficiente.
Ya lo hemos dicho, el 47% de empleos actuales ya son susceptibles de ser sustituidos. Es un tema de presupuesto y amortización. A medida que las empresas puedan ‘comprar’ ese mecanismo que le evita tener un número de empleados para obtener más beneficios, lo hará. No lo podemos evitar, es pura lógica empresarial. También pasará en la administración pública. Pasará y hay que prepararse legislativamente y socialmente. Esperar a que llegue sólo hará que nos explote en la cara otra burbuja más.
Durante la revolución industrial, se fue labrando la clase media a través de la disponibilidad de puestos de trabajo en el sector manufacturero como medio de distribución de la riqueza en nuestra sociedad. ¿Cómo vamos a manejar esto ahora con la última revolución tecnológica? Los robots no sólo están haciendo el trabajo que son arriesgados o difíciles, ahora hacen cualquier trabajo que suponga una reducción de costes. No es futuro, es presente.
Lo de Grecia es Disney comparado con lo que se le viene encima a una Europa embarrada, lenta y lejos de la realidad. Las declaraciones de quienes nos ‘gobiernan’ sobre como afrontar el futuro son de aurora boreal. No se enteran o no quieren enterarse. Mucha gente va a sufrir, ya lo están haciendo y la explicación de que estamos saliendo de una crisis no se aguanta. No se trata de las cosas de antes, no se trata de un modelo económico tradicional. Hablamos de la Cuarta Revolución y muchos, los que deberían trabajar en ello, lo ignoran.
Entre hoy, mañana y pasado, escucharemos mil troikas y mil discursos. Todos acojonados con lo que vendrá tras el ‘no’ de Grecia. Pero seguirán ocupados en su partida de damas particular. No abordarán la verdadera reestructuración que nos importa. La de cómo modelamos un nuevo modelo económico y social que está sembrando ya la semillas que se traducirá en trastornos sociales a gran escala. ¿Piensan proporcionar alguna solución antes de que el problema se nos derrame por todas partes?
Como decía antes, 'Europa corre al trote por una vía paralela por la que se acerca un tren de alta velocidad. En menos de un minuto el tren pasará de largo y nosotros seguiremos corriendo al trote pensando que el vientecillo tibio que ha quedado tras el adelantamiento no es más que una brisa veraniega. Nada grave. Sigamos trotando'.
A Europa ya sólo le queda Eurovisión
Se comentaba hoy en Bloomberg que ‘the greek drama won’t end with vote as polls show a tight race’, algo así como que por mucho que se vote el calvario griego no terminará para nadie viendo lo que las encuestas muestran sobre el referéndum del próximo domingo.
Se comentaba hoy en Bloomberg que ‘the greek drama won’t end with vote as polls show a tight race’, algo así como que por mucho que se vote el calvario griego no terminará para nadie viendo lo que las encuestas muestran sobre el referéndum del próximo domingo. Básicamente por que cualquier programa de rescate que pudiera renovarse se enfrentará a obstáculos insalvables en el parlamento germano, el mayor acreedor de los griegos. Es incluso posible que cualquier gobierno griego, aun votando ‘sí’ el pueblo griego, lo tiene crudo pues las negociaciones con Alemania no está claro que puedan llevarse a cabo. No se fían y menos cuando ponen la calculadora en marcha y les salen otros 36.000 millones de euros a soltar en tres años.
Esto ya no va de si Alemania quiere o puede, de si Europa está o no se le espera. Esto va de que los paquetes de rescate que se deben ofrecer y que el parlamento alemán tiene que autorizar puedan ser aportados. El sistema utilizado hasta ahora, el European Stability Mechanism, está plagado de inconvenientes llegados a estas alturas. En Alemania se considera que un voto afirmativo de los helenos a seguir con el plan de austeridad que los lleve a la pobreza extrema a cambio de no presentar un ‘default’ integral llevará a Grecia a un punto muerto de varios meses. Tras la renuncia de Tsipras y Varoufakis vendrían elecciones que hasta septiembre no se podrían ejercer. En esos términos todo lo que la ley exige que se debe hacer para acceder a los fondos no se podría desarrollar. Punto y final.
Ni el sí ni el no tienen la solución. De hecho se ha llegado a tal punto que lo que tenemos ante nosotros no es más que el final con consecuencias que los mercado aun no han querido medir ni los que lo intuyen se atreven a comentar. Mientras tanto vamos escuchando en tertulias de bar televisadas y en artículos de opinión interesados doscientas teorías sobre todo ello la mayoría de los casos con escasos fundamentos.
Los ciudadanos alemanes, que no nos olvidemos también votan y lo hacen a sus políticos alemanes que dependen de ello para seguir mandando en su propio país, ya no quieren mayoritariamente que Grecia siga en el euro. Del 51% que lo querían en febrero ya sólo son un 44%. Incluso ya hay opiniones muy destacadas que aseguran que lo mejor es sacar a patadas de Europa a los griegos. Lo dice un tal Hans-Peter Friedrich, ex ministro de Interior y diputado en representación de la CSU de Merkel. Disfrazando de ‘lo mejor para Grecia’ venia a decir que en el euro ya no hay sitio para los griegos cueste lo que cueste y que los votos del próximo domingo deberían de importar poco. Deben irse.
Grecia está en ‘default’ técnico como decíamos ayer. El tiempo irá disipando algunas responsabilidades como la que no se puede abstraer el FMI. Como no logren pactar un acuerdo de financiación con los que quieren su pasta, a la institución que se saltó todas sus propias normas prestando 35.000 millones sin tener evidencia de que se lo iban a reembolsar se la van a llevar por delante. Y no sólo por gestionar con el culo, sino también por hacerlo en base a intereses que cada vez son de mayor incoherencia con el peso de las economías del mundo.
El FMI está al servicio de Europa. De una parte de Europa. Las economías más grandes y emergentes del planeta se oponen a esa dinámica interesada hacia salvaguardar una economía, la europea, que cada vez pinta menos en el concierto global. Si quitas Alemania, que eso es otra Europa, y descartas al Reino Unido, que eso ya no se sabe que es, nos queda cero coma cero. Los grandes, Francia, Italia y España son lo que son y están como están. El resto, son postales de Navidad, bonitas estampas que quedan bien pero ocupan espacios sin trascendencia y sólo por temporadas.
Si el FMI piensa que puede obviar el desastre europeo va muy equivocado. Estados Unidos ya amenaza con dejar de participar en el fondo para ajustar cuotas que son imprescindibles para apoyar nuevas economías que emergen. De facto eso sería una estocada mortal a la institución de la Sra. Lagarde. De hecho la administración de Obama exige que se anule la deuda griega.
¿Que hizo mal el FMI? Un montón de cosas. Pero la más evidente fue tratar el problema griego en 2011 como si fuera una partida del monopoly. El diseño del plan de recuperación del rescate contemplaba una caida del PIB del 5% y una recuperación a toda leche devaluando internamente. Pero eso no fue así. Grecia ya lleva acumulada una caída del 25% de su PIB y de momento no se ha detenido.
La pobreza apareció por todas partes. Si pasas por Atenas lo notas, pero como te vayas a Salonika lo flipas. Ahí está la ‘otra’ Europa, la que nadie quiere ver, una que se parece al desaparecido Chipre. Resulta que la austeridad se lleva por delante la economía de un país y se considera que más austeridad lo va a arreglar todo. Se van a ventilar lo poco que queda.
El camino se termina. El FMI no puede ayudar a Grecia. Europa no puede ayudar a Grecia. Hay otra parte de Europa que podría estar tan jodida como Grecia si empezamos a ponernos detallistas con lo que somos unos y otros y analizamos que es eso de ‘la recuperación’ o que significa realmente ‘estamos creando empleo veraniego’. A Grecia no le van a dejar un duro a menos que ‘reestructure’ su deuda. Pongo entre comillas lo de la reestructuración porque en realidad quiere decir que les van a hacer ‘un griego’ mucho más intenso.
Seamos justos. A Grecia no la quiere rescatar nadie. En realidad de lo que se trata toda esta función es de rescatar acreedores. El plan de ‘2020 salvemos Grecia’, el programa que se presentó como un rescate a Grecia no era más que un plan de recuperación de la pasta de los prestamistas privados. De hecho fue el método por el cual los bancos franceses y alemanes que estaban más pillados pudieran escapar de la refriega. Todo eso lo saben brasileños, americanos, rusos, chinos y esquimales. Por eso, los planes del FMI y de cualquiera que toque un duro de los paises emergentes lo tiene complicado de ahora en adelante.
De Grecia nos quedará la ‘Tragedia’, de Europa el ‘drama’. Que mal lo han hecho todos. Todo cuanto pasa estos días no es más que el reflejo de una Europa que pudo ser pero no será. No nos sentimos europeos aunque suene más ‘cool’ que decir otra cosa. Reino Unido se va, Grecia no está, Chipre ya no hay quien lo encuentre en el mapa, Italia parece una caricatura, Francia es una bomba de relojería, Alemania ya no tiene claro si quiere o no quiere. Bruselas es un barrizal, Estrasburgo un gasto.
Mientras tanto, el planeta sigue su curso. El mundo, ese otro, sigue modernizando sus sistemas, automatizándolo todo, gestionando datos y cambiando la cadena de valor de todo lo que se produce. Y todo sucede cada vez más lejos. En Europa hay gente brillante, proyectos increíbles. Pero no hay agilidad. El tiempo pasa como pasa todo. La generación de políticos más inútiles de la historia se está ventilando la oportunidad de todos, se están repartiendo un pastel que era de nuestros hijos. Lo hacen porque no tienen claro si podrán comerse otro. Solo nos queda Eurovisión. Cabrones.
Si ellos no hacen nada, ¿tú que puedes hacer?
Sigue el discurso de que ‘la crisis ya pasó‘. Fue el villancico oficial las pasadas navidades y amenaza con ser la canción del verano. Como si por repetirlo pudiera convertirse una situación determinada en otra. Es como una especie de soez lista de datos macroeconómicos que no se creen ni ellos y que suelen estar en boca de quienes seguramente no se han leído ni uno sólo de esos informes que aseguran que, lo de ahora, es la antesala de la abundancia.
Y digo que no se los han leído porque es lo que parece. O peor aún, ni saben de su existencia y apoyan su cantinela en los argumentarios de partido que reciben cada mañana en sus endogámicos correos. Viven en un engaño que nos va a lastimar a todos. Es similar a cuando Zapatero definió el inicio de la peor etapa económica de este país como una simple desaceleración. El daño fue catastrófico pues si no aceptas lo que vives, difícilmente le pondrás remedio. Datos sobre el empleo, sobre la deuda, sobre las pensiones o el déficit son pura plastelina para esta manada.
Y es que ahora vivimos algo único y retorcidamente especial. El tránsito entre dos océanos. Entre el que representa un mundo anterior y analógico y el que se llena de datos y es digital. De un mundo industrial atado a los convenios del pasado y el futuro automático y automatizado. Mantener por más tiempo este flujo inservible e inércico hacia la nada, esperando que las cifras de los organismos oficiales otorguen menos paro, más crecimiento, mayor competitividad y lo que se nos ocurra, es tóxico y peligroso. Y más cuando todo eso se sujeta en ‘el regreso’ de sectores económicos que nos llevaron al barro antes en lugar de que sea por manos de otros con todo el futuro por delante.
Y, tienen razón, es verdad que no estamos en crisis. Y ese es el problema. Los que gobiernan consideran que la crisis es el estado natural del desmontaje de un modelo productivo nacional empujado por la ‘otra’ gran crisis mundial que se nos vino encima. Que se le llame crisis o no es lo de menos ciertamente. Esto es lo que es y da igual como se defina. En el lodazal estábamos todos. Países europeos, emergentes, asiáticos, americanos del Norte y del Sur, pero cada uno con su ficha y su dado numerado. Llega el momento de entender que ese fango no es más que la consecuencia de la metamorfosis que vive el mundo y unos deciden asumir que estamos ante algo diferente y otros mantienen el discurso de la ‘salida de la crisis’.
Un discurso que consiste en alimentar a una sociedad mantenida en una ilusión como sucedió antes. Un discurso que los alejaba de la crítica social y el valor de tomar las riendas de su propia existencia. Es absurdo, cuando no una actitud de ignorante, pensar que la clase gobernante establecerá mecanismos de información que permitan a los gobernados detectar claramente la estafa y humillación a la que se les somete a diario. Por lo tanto no tiene sentido seguir pendientes de las decisiones políticas, de los medios de comunicación o de sus derivados, no vamos a ver nada más que píldoras que se evaporan rápido. El tiempo se agota. Como sociedad no tendremos muchas más oportunidades de aprovechar un punto como este. Es hora de despertar, nadie nos va a llamar temprano para que lleguemos pronto a algun lugar. No hay lugar, sólo hay camino, el tiempo que cada uno le dedique es cuestión particular.
Visto lo visto, y viendo lo que vamos viendo, poco o nada puedes esperar de los que ‘deciden’. Los que están permanecen en la inopia y desconocimiento de haber dejado pasar la oportunidad de haber cambiado este país e incluso otros. Si me apuras hablamos de Europa. Se les recordará por eso. Saldrán en los libros de historia como la generación política que permitió que el tren del futuro pasara por delante de todos y ni se enteraron. No saben que está pasando en el mundo, no tienen idea de que va todo esto y encima parece que creen que nos convencen de sus estúpidas frases hechas. Los que están en la oposición también saldrán en esos libros. Igual al final, pero saldrán y por lo mismo. No se les entiende. Hablan de cosas que ya no pasan, que no pasarán y que parecen más cercanas a un mundo en decadencia que a un universo moderno y actual. La clase política española (y europea) es de museo (de cera).
No todos son iguales. Hay políticas activas destinadas a poner de vuelta al revés la realidad económica de un país. Sus maquinarias anticuadas y sus modelos de crecimiento vinculadas a otro tiempo se fracturan con decisiones valientes y acertadas que les conducen directamente al futuro. Cierto es que, con cada decisión que acerca esos países al futuro, la clase política pierde poder y lo traspasa a eso que se llama ‘empoderamiento‘ de la gente. Tal vez, esa, sea la causa de que otros no estén por la labor. Ya lo hizo lo hicieron las clases dominantes en otros tiempos complicando cuando no prohibiendo el acceso al conocimiento de los administrados pues eso los hacía poderosos.
Mientrastanto, ¿que puedes hacer?. En el tiempo que todo esto se vaya disipando, que la niebla que cubre a los que no ven se desvanezca. Haz lo que te apasiona tío. Eso habrás ganado. Esto va muy rápido y deberás dedicarle a tu vida el tiempo que se merece. Déjate de echarle la culpa a estos ineptos o a nadie y traspasa la tela de araña que han tejido con tanta destreza. ¿Estás haciendo lo que te apasiona en este preciso momento? El despertador está sonando. Descubre tu propósito en esta vida (o uno de ellos) y conviértelo en tu realidad. Descubre, explora, viaja, vive en otro lugar y luego, si te apetece, emprende. No te recomiendo hacerlo en el sentido contrario by the way.
Sobre 'la crisis ya es historia'
Leíamos que Grecia está al borde del colapso sanitario. Es una manera de decirlo suavemente. De hecho hace mucho que los recortes han ido mermando las opciones de quienes llevaban toda la vida cotizando puedan acogerse ahora a los beneficios de la sanidad pública. El pasado domingo charlé con un viejo amigo del que he escrito aquí alguna vez. Un ex directivo que ahora se pasa horas tirando piedras contra los coches oficiales en Tesalónica. Me confesaba su indignación y, ahora ya, su resignación mezclada con miedo hacia lo que será de sus padres muy mayores y con necesidades médicas que él no puede comprar.
Llevan seis años de recesión y de ‘rescates’, recortes y otros sucedáneos. Cuándo nos preguntamos que significará para nuestros hijos el desastre contable al que nos tienen sumido los responsables de haberlo controlado todo, mirar hacia Grecia ayuda a entenderlo. La teórica austeridad se ha convertido en puro estiércol servido en raciones diarias y sin preguntar si te apetece.
El gasto público griego se ha reducido cerca de un 60% en Sanidad y, por derivación, en otros aspectos de la vida que consideramos una especie de derecho. Estar endeudado por encima de tus posibilidades es irracional. Eso lo hacen familias y estados. Lo hacen por considerar que, o bien la vida irá a mejor y podremos devolver cuanto nos prestaron o, si no pagamos, alguien nos perdonará una parte o lo que sea.
Pero eso no siempre es así. Tarde o temprano te encuentras que debes pagar y sino lo haces, al que le debes le ofreces una única opción: controlar cómo utilizas el aumento de crédito y lo que haces con él para ir devolviendo tu agujero. Con Grecia pasó y pasa, con otros volverá a pasar.
Que un país europeo tenga a Médicos del Mundo atendiendo a catorce mil pacientes al año como si de un campo de refugiados se tratara es de aurora boreal. La aurora boreal que pintó en el cielo una falta de previsión, análisis y prospectiva económica de los que debían tenerla. Un desastre absoluto de quienes viven en un universo paralelo que les imposibilita ver el valor real de este momento de la historia.
Los que le llamaron crisis, erróneamente, ahora se atreven a insultar a la inteligencia asegurando que ya pasó. Lo grave no es que lo dijeran, lo duro es que se lo creen. Consideran que lo que estamos viviendo es el final de una crisis, el punto de inicio de la mejora en todos los vértices de nuestra economía. Y lo dicen con ese estribillo ridículo e infantil que tanto gusta a los palmeros de meeting de sábado matinal.
Las dificultades no desaparecen por obviarlas. Permanecen y se acrecientan. Crecen con especial mala leche. Si esto no es una crisis y es el cambio de época que defendemos algunos, resulta que nos estamos perdiendo el primer acto de la función por no haber comprado entradas. Cuando lleguemos, ya habrá pasado el nudo y el desenlace ni nos tendrá en cuenta.
Veamos. Resulta que en España se están afincando fondos de inversión tecnológico y de capital riesgo que esperan localizar proyectos que puedan ser exportables. Que lo hagan porque sale barato o porque realmente consideran que en España hay talento oculto, está por ver. Para ayudarles el gobierno crea la ‘exit tax’ que asustará a más de uno o los invitará a invertir en startups de paises cercanos.
Resulta que el modelo de negocio vinculado a la comunicación en este preciso instante es algo que tiene que ver más con el contenido que con el pago por él, modelos de negocio que tienen que adaptarse y modificar su espacio económico a ocupar, liderar el mensaje del cambio, pero también lo atacamos. La dependencia de Google News no es casual, es la consecuencia de los procesos de la Nueva Economía y, para ponerlo fácil, les metemos una tasa que los aleja de nuestro escenario económico.
Resulta que algunas empresas que representan la tecnología adaptativa a un nuevo tiempo como Uber, como lo fue en su dia Spotify u otros, en lugar de establecer criterios de cómo convivir, negociar un modelo de explotación legal, se les prohíbe y fin. Legislar la nueva etapa de nuestro mundo es algo difícil, pero se hace imposible disfrutarla si los que tenemos en el timón no tienen puta idea de lo que hacen en esa materia ni se dejan aconsejar. Y prefiero pensar que es por falta de conocimiento, por lejanía con la realidad, porque sino la cosa sería más grave.
El tiempo pasa y no pasa nada. La deuda de España con el exterior alcanzó ya los 1,4 billones de dólares, es decir, el segundo país del mundo más endeudado con el exterior tras Estados Unidos, según recoge el FMI y el primer país del mundo con mayor nivel de deuda externa sobre PIB con el 103,1%. Liderar esto no es bueno. Lo digo por si algún ministro piensa que si. Que de todo hay.
Durante la ‘crisis’ se ha doblado dicha deuda. Así como si nada, con todo eso de los recortes, reducción del gasto y meriendas que no son verdad. Desde un punto de vista de economía tradicional esto vendría a ser una versión a la griega de ‘la salida de la crisis’ que gritan algunos. Si los mercado dejan de confiar en España, que todo es posible, y el Banco Central Europeo decide que no nos avala más, la masacre de la ciudad de Hai será un cuento infantil comparado con esto.
Pero tranquilos, que en términos de economía tradicional, de nuevo, cabe deducir que no nos dejarán caer y que ese ‘default’ no se producirá porque se llevaría por delante media Europa, jodería a los chinos y fastidiaría complementariamente a los japoneses y eso no va a pasar. Sin embargo lo que si pasará si no se corrige y rápido, es que aunque no se llamará ‘rescate’ nos ‘rescatarán’ técnicamente otra vez. No hay otra. Esto no se paga sólo. Habrá que atender a todo este dispendio mal montado, mal organizado y que se dirigió en la dirección contraria de donde teníamos que ir. Por cierto, una ‘quita a lo podemos’, tiene repercusiones similares en todo caso. Negocia que no vas a pagar algo y te contaré como lo hacemos dirán los alemanes.
En lugar de impulsar un cambio de modelo de crecimiento más tecnológico, se mantuvo la inercia. En lugar de hablar de las verdaderas dificultades y ayudarnos a todos a prepararnos para afrontar el reto inmenso que supone esta segunda y tercera década del siglo XXI, esta revolución inédita que vivimos como especie, se nos dice que ‘la crisis es historia’. La crisis no fue, no es, pero a este paso, será.
Los países que están conquistando el futuro, la historia de un nuevo tiempo, no hablan de crisis, ni de la que tuvieron, ni de la que tienen, ni tan siquiera de la que podrían tener. Hablan de futuro, de retos, de sueños colectivos y ponen los mecanismos para que ese futuro se pueda conquistar. La diferencia, también, está en la credibilidad de quienes están obligados a liderar ese tránsito. Así nos va a unos y así, ya, les va a otros.
Próxima estación: 'emergentes'
La semana pasada se vivió la peor liquidación de divisas registrada en los mercados emergentes en cinco años. La reducción gradual de los estímulos monetarios en Estados Unidos están provocando los primeros síntomas de tipo global. Hay monedas con las que no solemos interactuar o saber poco pero que tienen un papel muy importante en, por ejemplo, la internacionalización de una compañía o de una startup. No todo funciona en dólares ni tampoco, en caso de que al final las pasarelas de pago locales así lo determinen, se puede operar con él.
La lira turca, el rand sudafricano y las monedas de Brasil o Mexico se fueron a niveles de 2008. En este cuadro yo no incluyo ni a Argentina ni a países de órbita compleja como Venezuela. Estos tienen otros problemas y son países donde yo no invitaría nunca a invertir ni un céntimo.
Mientras que Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica fueron algunos de los motores del crecimiento mundial tras la crisis financiera de 2008, los mercados emergentes estarían empezando a representar una amenaza para la estabilidad financiera mundial. Nada es gratis en esta vida y lo que te dieron se lo vendrán a cobrar. Países como Colombia, que suponen un destino muy interesante para los que exportamos tecnología y que pertenece a un modelo comercial ideal pues su penetración digital es creciente, su nivel de vida ha mejorado notablemente y la proyección productiva es espectacular, también pueden estar en la sala de espera de su propia equivocación. Son crecimientos poco orgánicos y muy vinculados a que muchos inversores buscaban resquicios por donde invertir en el momento que el ‘primer mundo’ flaqueaba. Es importante ahora asegurar lo que era auténtico de lo que era fachada.
Me temo que pueden encontrarse en una encrucijada para la que no se han preparado y eso que llamaron crisis y que yo denomino ‘revolución’ esté iniciando su segundo capítulo ahora en ‘los países emergentes’. Oiremos cosas como que “el entorno actual es potencialmente muy tóxicos para los mercados emergentes“ o “es mejor no aconsejar invertir en mercados emergentes“. Ambas frases las pronunció la semana pasada Eamon Aghdasi de Société Générale, un tipo que conocí hace unos cinco años en Nueva York y que era el abanderado de la inversión en China, Brasil, México y otros.
Y es que el susto lo tienen en el cuerpo unos más que otros. China se puede contraer por primera vez en seis meses, sumándose a la preocupación de que el crecimiento está perdiendo empuje en la segunda economía más grande del planeta. Eso nos guste o no tiene que ver con ese macroajuste universal al que se está viendo sumida la humanidad. Tiene que ver con unos tiempos que parecían sólo afectar a las economías más desarrolladas y que, esa revolución, solo atacaba y se producía en el occidente desarrollado. La revolución digital y socializada tiene ya una expresión financiera y productiva en todos los países, incluso aquellos que no parecían implicados en esta metamorfosis socialmente y tecnológicamente planetaria.
Esto el principio del gran ajuste. De nuevo, como ciudadanos, pagaremos el desconocimiento general de quienes nos gobiernan. No es culpa de ellos, es, básicamente, motivo de que vivimos tiempos de cambio de época.
El Fondo Monetario Internacional pronostica que la ventaja que tuvo en el pasado el crecimiento de los mercados emergentes en relación a las economías más avanzadas, se reducirá este año a su menor nivel desde 2001. Que lo diga el FMI no es garantía de que tenga que suceder. No es necesario listar toda la cantidad de sandeces que han pronosticado estos burócratas alejados de la realidad. Sin embargo es cierto que, sin explicar el motivo, lo que se avecina es un cobro brutal por parte de los países ‘avanzados’ sobre los que ‘se aprovecharon de la crisis de éstos’. El cobro puede ser sangrante. Ya lo veremos.
De momento, sólo aconsejar a los que estamos trabajando modelos de negocio basados en escenarios complejos vinculados a países que van a vivir tormentas financieras, productivas y de, probablemente, cambios políticos y convulsiones sociales, que reajusten los planes de expansión y preparen diferentes modelos de flexibilización de esas campañas internacionales. Ya no va a ser tan fácil, será preciso tener un buen background, experiencia y espíritu de sacrificio para soportar muchos más viajes a fin de concluir operativas abiertas que se pueden romper en minutos.
Aunque hablamos de divisas, y hace muchos años que dejé de trabajar en ese mundo de la mano de Forex, la realidad y mi memoria me hace percibir que las antesalas de muchos procesos económicos empiezan o por la deuda o por el cambio de moneda. Mi consejo es asesorarse bien, no aventurarse si no se conoce el escenario y sumar con experimentados exploradores si es el caso. El mundo sigue su transformación, dura en los países ‘avanzados (sumergidos)’, progresiva en los ‘emergentes’. Para que todos floten será preciso un mundo más equilibrado y la tecnología lo estimula pero el hombre lo retrasa. Tengo claro que la primera se llevará por delante la voluntad de los segundos. De momento la siguiente parada de la revolución ya se ve a lo lejos: los mal llamados emergentes. ¿Porque no les contamos lo mal que lo hemos hecho nosotros?
Invertir en la Era Cero
Vivimos tiempos de incertidumbre. Que hacer con el dinero y como abordar su protección no es sencillo cuando los que hasta la fecha debían dedicarse a eso se han convertido en una amalgama imperfecta de frases incoherentes y muchas veces paradójicas. Ni banqueros, políticos, periodistas o catedráticos han sido capaces de dar alternativa fiable al riesgo actual. Vamos a intentar abordarlo. En mi opinión, lo de sacar el dinero de España no tiene sentido si no es de un modo estratégico y global. Es más seguro en algunos casos inverir en deuda alemana desde un banco español que lo contrario, es decir, invertir en un fondo francés o alemán que en realidad esté compuesto por deuda griega, portuguesa o española. Hay un futuro financiero complementario con el futuro emprendedor, tener datos y conocimiento sobre ambos es fundamental en tiempos de redes, nueva economía y tormentas.
Los futuros historiadores quizá utilizarán la expresión “Era del Cero” para referirse al presente periodo, comenzado con el colapso de los bancos irlandeses, antes de que la crisis financiera se ramificara en las múltiples facetas que exhibe actualmente. Gracias a la errada respuesta de nuestros llamados líderes, que en esencia han socializado las enormes pérdidas de los bancos, esta generación y la próxima se enfrentan a la tarea hercúlea de pagar las gigantescas deudas bancarias asumidas por los gobiernos soberanos. La crisis económica permanente es ahora la nueva normalidad, el resultado de estas políticas económicas mal concebidas que han dado lugar a un sector público hinchado, necesitado de impuestos crecientes a extraer de un sector privado exhausto y menguante.
La Era del Cero plantea un panorama muy complicado a aquellos afortunados con ahorros disponibles para invertir. Así, la Era del Cero se caracteriza por unos muy bajos tipos de interés oficiales, mantenidos artificialmente en esto niveles en un vano intento de estimular la economía. En consecuencia, los bonos de alta calidad ofrecen rendimientos próximos o incluso inferiores a cero. Para completar el cuadro, los crecimientos económicos están estancados en niveles próximos o inferiores a cero, mientras las tasas impositivas sobre el consumo, ahorro y trabajo se acercan a niveles confiscatorios. Sólo en el caso improbable de que comenzaran a aplicarse reformas radicales en pro del crecimiento, esto es, bajada de impuestos acompañada por reducción drástica del gasto público, podríamos imaginar un escenario que nos permita volver a la senda del crecimiento y la prosperidad.
Para invertir con éxito en la Era del Cero, los inversores deben cambiar el chip y modificar su perspectiva respecto a cuestiones que daban por supuestas en la previa Era de Prosperidad. En primer lugar, los inversores deben recordar en todo momento el adagio del sabio americano Will Rodgers, “Estoy más preocupado con el retorno de mi capital que con los retornos sobre mi capital” (I am more concerned about the return of my capital than the return on my capital). Las escandalosas ventas masivas de acciones preferentes a pequeños inversores no profesionales debería demostrar de forma definitiva que los inversores no pueden depender del consejo que le ofrecen sus bancos. Invertir en la Era del Cero requiere asesoramiento independiente, libre de los conflictos de interés típicos de las entidades bancarias.
En segundo lugar, como la Era del Cero se caracteriza por tipos de interés muy bajos y crecimientos económicos próximos asimismo a cero, es necesario reducir al mínimo los costes de inversión a fin de conseguir beneficios reales a lo largo del tiempo. Por ejemplo, si los bonos de alta calidad rinden únicamente un 2 ó 3% anual, es absurdo invertir en renta fija mediante fondos de inversión, cuyos gastos anuales de gestión ascienden normalmente al 1,5% o superior. De forma similar, unos gastos de gestión superiores al 2% en fondos de renta variable son simplemente excesivos, ya que irremediablemente absorberán a lo largo del tiempo las ganancias previstas en unos mercados bursátiles lastrados por la ausencia de crecimiento económico.
Defiendo tradicionalmente el uso de ETFs de bajo coste (Exchange Traded Funds) en lugar de fondos de inversión al uso, precisamente por este motivo. Sin embargo, los ETFs no proporcionan a los bancos el caudal anual de ingresos que sí les ofrecen los fondos de inversión, por lo que los bancos rara vez los recomiendan a sus clientes. Esto es así especialmente en este momento, con lo bancos bajo presión creciente para aumentar sus ingresos por comisiones a fin de paliar siquiera en parte sus muy deficientes cuentas de resultados.
Finalmente, en la Era del Cero no podemos esperar que la marea de crecimiento económico y altos tipos de interés asegure las ganancias de aquellos inversores pacientes que simplemente mantengan una cartera de valores bursátiles o fondos de renta fija. Para los inversores en renta variable, la ausencia de crecimiento económico hace probable que el precio de muchas acciones sea aproximadamente el mismo ahora que dentro de diez años. Para los inversores en fondos de renta fija, es probable que sus ganancias después de descontar las comisiones sean nulas mientras se mantengan los bajos tipos de interés actuales. Para invertir con éxito en la Era del Cero, los inversores deberán mantener sus ahorros en activos muy diferentes a aquellos que les proporcionaron buenas ganancias en la Era de Prosperidad que hemos dejado atrás, esto es, activos inmobiliarios, acciones y bonos en general.
Con este panorama, ¿a quién puede recurrir un inversor? Como los bancos centrales continúan su política de flexibilización cuantitativa, esto, imprimir más y más dinero para estimular unas economías moribundas, es probable que finalmente se produzca un aumento de la inflación. Éste ha sido el resultado de esta política a lo largo de la historia siempre que las autoridades monetarias han bastardeado las divisas a base de crear nuevas masas de dinero a una velocidad muy superior al crecimiento de la economía real subyacente. Estoy convencido de que los clientes deben mantener al menos parte de sus ahorros en ETFs de bonos con intereses ligados a la tasa de inflación, así como en oro, a fin de proteger sus ahorros si, como sospechamos, el fin de la Era del Cero se produce a través de un repunte sostenido de la inflación. Asimismo, en un mundo de crecimiento cero, los inversores no profesionales deben invertir en acciones sólo con el objetivo de obtener dividendos. El reciente fiasco de la salida a bolsa de Facebook pone de manifiesto una vez más que las acciones que no se sustentan en un dividendo seguro son muy arriesgadas, y experimentan fuertes bajadas si el mercado bursátil se posiciona en su contra.
En próximos artículos examinaremos otras estrategias e instrumentos que los inversores pueden aplicar para invertir con éxito durante la Era del Cero y construir así una reserva de ahorros con la que complementar las pensiones estatales, para las que sólo puede augurarse un futuro menguante.
Cronología de una catarsis
Sigo por tierras lejanas. Cada vez son más los clientes y amigos que piden que les ayudemos a salir del complicado escenario español y buscar nuevos horizontes para sus negocios. Aunque la mayoría lo hacen empujados por la necesidad y no tanto por una estrategia estructural si es cierto que es una buena opción si se hace de manera bien organizada y consultada. El número de emprendedores y empresarios que deciden ponerse en marcha en territorios distantes aumenta desde hace años y a ritmo cada vez más acelerado. Mucho ha llovido desde que aquí habláramos sobre quiebras bancarias, cierres de empresas y aumento de paro que multiplicarían por cinco los que había entonces.
Viviremos tiempos de millones de parados, de huelgas y de altercados en las calles. Los policías se esconderán, los ciudadanos buenos serán atacados para silenciarlos y los emprendedores sólo emprenderán la huida. No vienen tiempos de coyuntura, es una crisis sistémica. Muchos querrán llamarla crisis durante mucho tiempo, pero otros, los que aquí seguiremos, sabremos mucho antes que los demás que eso no será una crisis sino un cambio rotundo de modelo social y económico. Espero equivocarme en lo que interpreto y no me atrevo a escribir. Un país que verá caer bancos, que se disfrazaran con fusiones o con lo que sea pero que al final en 2013 o 2014 o incluso después todos tendremos que pagar. En esta Era de la avaricia, el horizonte se nos presenta oscuro. Durante tres o cuatro años pintarán bastos. Los españoles han saqueado su país, cuya realidad económica vive bajo un estado lisérgico permanente.
Los efectos de este tripi gigante acabaron y ahora, la política y sus actores, deberán gestionar el enorme chasco. El sueño ha acabado y el despertar es como una garrafa de agua helada. Ningún político fue lo suficientemente suicida como para avisar de lo que se avecinaba pues hubiera certificado su derrota electoral. ¿Quién iba a votar a alguien que garantizaba la mayor crisis económica de los últimos cincuenta años y sus recortes y subidas de impuestos sin compasión? Que alguien les explique que no es una crisis. Que es hora de liderar un nuevo mundo. Y se lo advertimos, la cosa se puso más fea en los circuitos bancarios, en los ayuntamientos y sus derivados. Hoy todo eso es ya una evidencia y el peso de lo cotidiano es tan alto que no podemos ni respirar a pesar de que me rebelo contra todo ese malestar tatuado de manera transversal y espero poder retomar mi espíritu optimista y trasladárselo a mis socios, colaboradores, amigos y clientes.
No todo será malo. En muchos casos, la estrechez resultante provocará que algunos servicios que hasta la fecha se hacían sin mesura, deban adaptarse a los nuevos y gélidos tiempos. Las corporaciones municipales que quieran apostar por un valor en el servicio público deberán modificar sus objetivos si estos son faraónicos o desmedidos. Procurarán, los que puedan, atender exactamente a las necesidades de sus vecinos. El entendimiento por mancomunidades será uno de los efectos inmediatos a esta nueva situación. Algunas poblaciones que ahora no puedan afrontar la construcción, por ejemplo, de un polideportivo de según que dimensiones o coste de mantenimiento, podrán asociarse con otras para afrontar el proyecto con garantías de uso y equilibrio económico. Esto es diferente, duro y poco electoral pero no habrá otro remedio. Lo bueno que conlleva es que el dinero público deba invertirse de un modo mucho más eficiente.
Aun recuerdo la noche de hace un año en la que hablé con un buen amigo que vivía en aquel entonces en Grecia y que dirigía una de las empresas más importantes de Tesalónika. Me decía: “ahora me dedico, tras desayunar en casa de mi madre, a tirarle piedras a cualquier coche oficial que pase frente a mi”. Me dijo que así era hacía tiempo, que lo ejecutaba en equipo y rodeado de parados y embargados cada día durante cuatro o cinco horas. Unos días después publiqué algo que me confesaba otro amigo. Este era directivo de una entidad financiera española y decía que “si la gente supiera la verdadera liquidez que tiene el sistema no se lo creería”. Y a todo eso, hace un año, un 15M, la gente salió a la calle y se habló mucho de ello. Algunos regresaron a sus ordenadores, otros a sus reuniones de barrio y la mayoría a un limbo líquido donde se regeneran las pasiones.
El asunto es grave, ahora lo dicen todos los medios. Mucho más tarde de lo que hubiera sido de agradecer. Tal vez, con algo de tiempo, la gente podría haberse buscado la vida y no estar ahora en este barrizal cada vez más siniestro. Seguimos dando vueltas al mismo circuito y ese ahora ya es un cortocircuito que evidencia la majestuosa incompetencia de cuantos nos han dirigido en las últimas décadas y de cuantos se creyeron que la bonanza sobre la especulación no tiene fin. Lo que vivimos es un robo organizado en concepto de socializar las pérdidas y legalizado por la subida de impuestos que no estamos preparados para soportarla ni en el tiempo previsto, ni en la intensidad prometida, y menos para compaginar un crecimiento económico que pueda salvar todo esto a medio plazo. Por mucho que hagamos, el agujero es tan profundo y oscuro que nos engulle inapelablemente. Les pasó a irlandeses, griegos y portugueses y nos va a pasar a nosotros, a los italianos, belgas y derivados. En ese planteamiento de incerteza dramática hay que poner los tacos y preparar el punto de partida. Un nuevo mundo, una nueva oportunidad.
Esto lo escribo, peleando y arriesgando mi patrimonio otra vez, mirando desde las nubes el majestuoso Océano Pacífico, pensando lo lejos que queda todo, incluido mi hijo de casi siete años y recordando sus palabras en Viber: “papá, ¿cuándo terminará la crisis mundial?”. Le he respondido: “hoy”. Esto termina cuando a cada uno de nosotros se nos meta el gusano obsceno de la rabia, de la revolución personal y de las ganas de tomar las riendas de nuestra propia vida. “Me da igual lo que digan que harán por mí, yo sé lo que yo voy a hacer: emprender”.
Que no nos engañen más. Que le digan a todos que no tienen la más remota idea de cómo desmontar ahora el desastre que han organizado. Primero vertiendo dinero sin reparo, ahora retirando los estímulos, luego acelerando la modificación del sistema financiero, luego salvaguardándolo, primero hablando de reformas, luego de impuestos. Que acepten que el desastre es de tal calibre que no hay por donde cogerlo. Yo ya no cuento con ello y por eso me lo monto yo mismo y me lo organizo a mi manera, esperando el fracaso ilusionadamente.
La sociedad que no arriesga, no avanza. Hoy en día el valor de equivocarse parece un síntoma de final irrecuperable, cuando debería ser todo lo contrario. Sólo se hace gigante aquel liliputiense capaz de acumular errores. Un buen empresario no lo es hasta que no ha fracasado alguna vez. En Estados Unidos ese valor prevalece en cada proyecto que sus ciudadanos ponen en marcha. No hay fracaso malo, sólo hay oportunidad fallida. Hay más. En nuestro país y en algunos de nuestro entorno inmediato entrar en default es sinónimo de imposibilidad de poder afrontar otro reto emprendedor en tu vida. Las catalogaciones contra el histórico crediticio te amputan todas las opciones. Ese es uno de los motivos por los que, poco a poco, hemos ido deconstruyendo una sociedad que en su momento estuvo llena de vida.
Por mucho que nos llueva el mensaje a mi no me cuadra tanto discurso emprendedor. Los que ahora hablan de todo eso no son más que los creadores de tanta miseria prefabricada y tanta burguesía de plástico donde se esconde la escasa capacidad para emprender estratégicamente en muchos puntos de la vieja Europa, de producir competitivamente y de activar los pocos recursos que ya quedan en planes de estímulo que generen un nuevo modelo de crecimiento. Y en eso estamos cuando a uno se le quiebran las piernas pensando en sus ahorros, esos que tanto costaron reunir y que en gran medida dependen de “la buena gestión” de los que no vieron o negaron la que se avecinaba. ¡Menudos como para dejarles a sus merced nuestro capital!
Que obliguen a algún banco a digerir en sus balances a una caja con una agujero bíblico, no ayuda mucho a que el sistema cure sus deficiencias. Que se avance la creación de un banco malo no ayuda demasiado. ¿Alguien puede confiar a estas alturas que un banco repleto de basura financiera va a ayudar a que la realidad se convierta en algo mejor? ¿Alguien cree que tomar todos los activos tóxicos de la banca española y convertirlos automáticamente en los activos de una entidad de resguardo lo soluciona todo? ¿Nos toman por estúpidos? El banco malo se compone de las cosas que nadie va a pagar, de las deudas que se deben eliminar en los balances que evidenciarían quiebras y fallidas técnicas en algunas entidades. El gap es que se confía demasiado en que algún día alguien querrá esos activos malos. Si eso no pasa en un tiempo prudencial, la hostia será soberana y todos tendremos que refinanciar el macro agujero.
Foto: Reuters
Credit Default Swap
Hoy leía un artículo muy interesante sobre lo que debería hacer la banca. Ese post venía muy bien enlazado con el tema que hoy Luis Benguerel nos trae. Con su voluntad didáctica y con el convencimiento que la “alta economía“ puede explicarse con sencillez y sin tapujos nos trae a referencia los CDS. Hace unos años saltaron a la fama. Se les acusó de estar detrás de la quiebra del sistema o, como mínimo de gran parte del modelo financiero existente. Los CDS, es decir los Credit Default Swap, son responsables de muchas cosas y como tal deberíamos saber que son, como se comportan, que importancia tienen hoy en día todavía en la economía y como nos afectan a nivel directo como ciudadanos.
Los CDS son el invento que se creó para cubrir una operación de compra de deuda. Si nosotros compramos deuda de un país o una empresa, podemos cubrir nuestro riesgo pagando una prima. A esa opción se le llama Credit Default Swap. El problema principal de este mercado es que es un producto financiero tratado en un mercado no regulado y sin liquidaciones diarias. ¿Que quiere decir eso? Pues que en realidad es un contrato entre dos entidades. Puede ser deuda sobre una tercera sociedad o país sin que sea necesario tener algo de deuda de ese país o entidad referenciada. Vamos a tirar de algo conocido. En un ejercicio de plantar un ejemplo práctico nos centraremos en los CDS españoles, esos que están en boca de todos estos días de escalada de la prima de riesgo y por derivación del coste de ese seguro de deuda que suponen éstos.Como podéis ver en este grafico que muestra la deuda desde 2007, es este el momento en el que estamos en máxima tensión. El fotograma obtenido del dashboard de Bloomberg muestra que hemos estado en 520 puntos. Esto significa que si somos tenedores de bonos españoles por valor de 10 millones de euros, para cubrir esta posición a 5 años, como es el caso del grafico, tendríamos que pagar una prima de 520.000 euros. Os aseguro que eso es mucho como podéis ver en el listado que os adjunto con el coste de otros países.
Esto lo que quiere decir es que el inversor tiene miedo a tener deuda de España y por lo tanto la paga cara pues el seguro que precisa requiere mucho más aval. En el siguiente listado podemos ver lo mismo pero para los países a los que menos miedo tiene el mismo mercado de deuda. Lo normal es que pensemos que si el inversor tiene miedo, la deuda se dispará en su rendimiento, y que cuando el gobierno tiene que acudir al mercado a colocar deuda de nuevo lo hará a un precio más caro. A un rendimiento mayor, menor inversión pública pues en gran medida el coste de avalar o rentabilizar la deuda vendida se va en los intereses y se pierde en liquidez. Aquí vemos la correlación entre mercado de CDS y el zoco de bonos.
Es en este preciso instante que llegamos al apartado mas conflictivo. La teoría dice que un CDS es la forma natural en la que un inversor de bono puede, mediante el pago de una prima, asegurase de que no perderá el dinero si la empresa o el gobierno quiebra, pero es que para comprar y actuar sobre los CDS no tienes por que tener deuda suscrita. De este modo cualquiera puede especular sobre ellos, incluso dar por seguro que subirán, que quebrarán o que servirán para liquidar un mercado paralelo. Esto sucede por ser un mercado no regulado y controlado por unos pocos. Nunca sabes del cierto si al final de la quiebra cobrarías esos CDS. El ejemplo mas claro fue cuando entro en default Lehman. Resulta que por culpa de los CDS, el gobierno americano tubo que ir al rescate de AIG (la mayor compañía de seguros del mundo) por derivación y enlace del problema.
El problema sigue estando ahí. Hay entidades que venden un producto en un mercado no regulado y si al final tienen que pagar y no pueden ya vendrá el papa gobierno de turno a rescatarlas. Me suena. Cuando en 2008 se tuvo la oportunidad de regular estos mercados no se hizo nada al respecto y se limitaron a inyectar dinero a la banca sin pedirles nada a cambio.
A día de hoy está claro que cualquier regulación es difícil. Ya se les ha dado todo y será difícil quitárselo. Por ello, cuando vimos como afectaba todo el tema de Grecia, a la banca creadora de CDS (Goldman Sachs) no le intereso nunca aceptar una quita total. No lo hizo por los bonos que ya los tenía colocados, sino por un tema de interpretación de contrato y así intentar pagar lo menos posible a los tenedores de CDS.
En otro punto de interés está el tema de que los CDS engloban algo más que países. Sirven para asegurar deuda de compañías. Esto proboca que el mercado se llene de multiples CDS de múltiples rendimientos y vencimientos. ¿Porque no interesa que los países no quiebren? La respuesta es complicada, de hecho no interesa por muchos factores, incluso sociales, pero no olvidemos algún factor que nada tiene que ver con el romanticismo. El negocio para lo bancos vendedores de deduda es que la compañías o estados no quiebren ya que ellos ingresan toda la prima que se pago limpia.
Se contempla como probable que, si alguno de ellos quiebra y sus CDS deben ser ejecutados, vendrá una instancia transversal y enorme a rescatarlos. Me suena. Es por esa razón que estos días alguien estaba apostando al quiebre de España. Quien fuera está seguro que ganará mucho dinero con ese rescate o quiebra. ¿Cómo puede ser que si cae un estado alguien pueda rentabilizarlo? Poniendo por delante que la banca pueda soportar la caída de un país como España o Italia, lo que realmente le supone un buen negocio a un estado como el español es ser intervenido cuando la rentabilidad de sus bono a diez años supera el 7%. El coste de intereses sobre la deuda colocada sería más impagable que los recortes exigidos por el BCE a España en caso de rescate. En cualquier caso pintan nubarrones.
Siempre gana la banca
El artículo de hoy de Luis Benguerel es el primero de una serie que publicará cada viernes en este blog. Vamos a intentar de la mano de uno de los mayores expertos de este país en temas de trading sofisticado y gestión de “pantallas” que conozco. Si alguien sabe de como se retuercen los mercados para lograr cosas determinadas es él. Si alguien puede explicarlo de modo “sencillo” es él. Os dejo con el artículo sobre las interioridades de la compra de deuda soberana que “no puede hacer” el Banco Central y que, sin embargo “si hace”. Dadle la bienvenida y a aprender.
Sabemos que el Banco Central Europeo compra deuda soberana de países con problemas en el mercado secundario, pero seguramente no todos sabéis como se compra esta deuda. Sin entrar a valorar si eso es bueno o malo voy a explicar como se hacen este tipo de compras y ya tomaréis la consideración vosotros mismos.Lo primero que cabe recordar es que el Deutsche Bundesbank se opuso a estas compras en su día y Webe, su presidente, dimitió a pesar de que era un claro aspirante a presidir el BCE. No voy a considerar si el Banco Central debiera actuar de otra forma acordando un precio con los gobiernos y actuar directamente en el mercado primario sin permitir que fueran los propios mercados los que impongan sus precios. Eso se lo dejo a los tertulianos recién llegados a los temas económicos que parecen saber muchísimo más que los que llevamos dos décadas en esto.
Pero, ¿cómo actua el BCE? Antes de analizarlo hablemos un momento de la famosa prima de riesgo, ese diferencial entre la deuda que emite un país con respecto a otro con las mismas fechas de vencimiento. En el caso de la zona euro ese diferencial era mínimo en tiempo de bonanza ya que todos dependemos del mismo Banco estructuralmente y, por derivación, de su política de intereses. Este gráfico refleja el diferencial entre España y Alemania con un bono a 10 años desde 2006.
Como vemos, en estos días seguimos cerca de máximos. Hace meses que estamos desde en un peligroso y caro 300 y hemos alcanzado sin dificultades la cima del 370. Se considera un problema grave estar por encima de 100.
Pues bien, si observamos los bonos soberanos durante el desarrollo de esta crisis de deuda, detectaremos a unos ganadores que no merecen serlo. Resulta que en este “mundo” del hedge fund que apoya las inversiones en deuda a riesgo permite que el riesgo sea atractivo y a la vez modere el valor de las de menor apuesta. Ocurre que mientras se huye de la deuda soberana de países con problemas, se compra deuda de países “mas solventes” lo que provoca que el rendimiento de sus bonos baje mucho por la demanda que tienen y puedan colocar deuda muy barata que no refleja su situación real de la economía. Ejemplifiquemos con un gráfico de deuda a diez años de países como Estados Unidos, Reino Unido, Suiza, Alemania y Suecia.
El asunto es tan curioso que llegamos a extremos de deuda negativa en períodos bianuales. Si tú le prestas dinero al gobierno (comprando su deuda) y ellos te retornan menos pues se cobran “la seguridad de que te lo van a devolver”.
En este grafico podemos ver algo que supone ver un ornitorrinco en el Manzanares, digamos que algo relativamente curioso: el bono suizo a 2 años desde verano varias veces en negativo a vencimientos mas cercanos menor rendimiento .
Ahora ya sabemos como funciona el mercado de bonos soberanos. Entremos ahora en el maravilloso mundo de la gestión del BCE cuando decide comprar deuda de un país con problemas. Cómo “no puede” actuar directamente en el mercado ordena a “otros” que ejecuten en las grandes mesas de renta fija, es decir lo grandes bancos. Así podemos decir que las compras que “no puede” hacer el BCE las hacen en su nombre las entidades financieras más importantes, que a su vez no pueden negarse pues dependen de los grados de liquidez que este les concede cuando ellos están tocados.
Podemos mal pensar todo lo que uno quiera, lo normal en estos casos es que primero reciban la orden de comprar por parte del BCE y luego la trabajen durante todo el día. A partir de entonces, antes de comprar para el BCE, lo que procuran es comprar para ellos logrando que baje con ello el rendimiento una vez tienen lo que desean. Luego informan al mercado con rumores de compra por parte del BCE, lo que sigue provocando mas caídas del rendimiento (significa mas beneficios para la primeras posiciones) y para terminar adquirirían las partidas que les paso el BCE en primera instancia por el camino. Esto lo hacen bajo el rendimiento del bono objetivo cumplido por parte del BCE, sin que el BCE compre a mejor precio ya que antes actuaron para después vendérselo.
Parece complicado, pero es muy sencillo. Son pasos simples y lo que para alguien a nivel doméstico no es nada, cuando las cantidades son gigantescas es muchísimo dinero a ganar por parte de la banca. Siempre sale el “0”.
Salvaguardar depósitos
El número de consultas acerca de como salvaguardar los depósitos ante una posible “quiebra“ del sistema financiero español no dejan de llegar. Me preguntan por email, en persona, a través de los comentarios del blog, tras cualquier evento, en los aeropuertos cuando alguien me reconoce, me consultan familiares, amigos, socios, periodistas y, aunque parezca sorprendente, trabajadores bancarios. Al respecto he ido hablando con otros blogueros económicos, asesores de patrimonio y directivos financieros en los que confío y todos coinciden en algo que parece haber cambiado sustancialmente en los últimos días: la gente ya pregunta abiertamente sobre la posibilidad de un corralito en España y como pueden evitarlo. Hace unos años, la palabra corralito suponía la expulsión del género humano. Hoy parece que, los que nos definían como incendiarios inconscientes, son los mismos que se apresuran a saber como sacar su dinero del sistema financiero español. Advierto que estoy convencido que las cifras de la fuga legal de depósitos debe estar siendo gigantescas. Es posible que los datos oficiales no respondan a la verdadera magnitud de la huida pues desencadenaría un circuito viciado que retroalimentaría lo que quisiera evitar.
Que obliguen a algún banco a digerir en sus balances a una caja con una agujero bíblico, no ayuda mucho a que el sistema cure sus deficiencias. Que se avance la creación de un banco malo no ayuda demasiado. ¿Alguien puede confiar a estas alturas que un banco repleto de basura financiera va a ayudar a que la realidad se convierta en algo mejor? ¿Alguien cree que tomar todos los activos tóxicos de la banca española y convertirlos automáticamente en los activos de una entidad de resguardo lo soluciona todo? ¿Nos toman por estúpidos? El banco malo se compone de las cosas que nadie va a pagar, de las deudas que se deben eliminar en los balances que evidenciarían quiebras y fallidas técnicas en algunas entidades. El gap es que se confía demasiado en que algún día alguien querrá esos activos malos. Si eso no pasa en un tiempo prudencial, la hostia será soberana y todos tendremos que refinanciar el macroagujero.
Los ahorros deberían ser fuente de tranquilidad y seguridad, no de preocupaciones añadidas en estos tiempos tan revueltos. Haber conseguido ahorrar unos euros es una hazaña notable, dado el incremento de impuestos y precios en un contexto de creciente desempleo, quiebra de empresas, asfixia de autónomos y congelación de salarios y pensiones. La enorme mayoría de los ahorradores solo pide tres cosas: seguridad, liquidez y, por último, algo de rentabilidad. Una petición tan sencilla, pero tan pocas veces satisfecha por los bancos y cajas, sobre todo en los últimos años.
En los últimos años hemos vivido una erosión del concepto de responsabilidad fiduciaria que debería imperar en las actuaciones de todos los responsables de la gestión de nuestros ahorros. Hemos sido testigos de un cadena de fallos, de los reguladores, de la entidades públicas, de los mecanismos de control interno de los bancos y cajas y, lo que es peor, de la voluntad de nuestros líderes políticos para tomar las duras medidas necesarias para poner fin a la crisis y poner las bases de una nueva fase de crecimiento fundamentada en la oportunidades que ofrece la nueva economía digital y la emergente hipersociedad. El principal modelo de consulta de personas preocupadas por la situación financiera de España y la seguridad de sus ahorros en su banco o caja de toda la vida es que hacer con sus depósitos y ¿como evitar un corralito? Lamentablemente, como ya comentaba en otros posts, un análisis detallado del funcionamiento del fondo de garantía de los depósitos bancarios no resulta tranquilizador para el ahorrador por las dudas que se plantean sobre la seguridad y la accesibilidad inmediata al dinero depositado, sobre todo en el caso extremo pero no descartable de fallo en cascada de varias entidades bancarias.
De aquí resulta la primera y primordial preocupación, la sensación popular y que algunos expertos defienden, de que los ahorros en el banco o caja no están seguros en el contexto de la crisis actual. Esta inseguridad surge de dos fuentes. La primera es la preocupación sobre la solvencia del banco o caja en concreto y de la capacidad de respuesta del fondo de garantía de depósitos, y la segunda es la posibilidad de una ruptura del propio euro (cada vez mas comentada en las últimas semanas en Berlín y París), que dejaría a España, y por lo tanto todos los balances y depósitos bancarios en España, excluida del club del euro fuerte. En este escenario, sería probable que el nuevo euro de segunda velocidad sufriera inmediatamente una devaluación del 30% ó 40% en relación con el Euro de primera velocidad y, por lo tanto, una similar devaluación en relación con otras divisas, como el dólar estadounidense. Esto no lo digo yo, se comenta en muchos foros económicos que antes negaban esta posibilidad y que ahora se reafirman en las cada vez más evidentes opciones al respecto. Muchos preguntan que se puede hacer. A continuación os detallo algunas de las opciones que se barajan en los entornos de capital medio y que son totalmente legales y cuya homologación financiera no deja de ser factible.
Cuentas internacionales
La única manera totalmente segura de evitar este escenario es mantener balances en la cuenta corriente y depósitos a plazo en cuentas bancarias fuera de los países en riesgo de sufrir esta exclusión del euro de primera velocidad. Es totalmente legal y legítimo para cualquiera ahorrador residente en España abrir una cuenta bancaria no residente en cualquier otro país que no presente el riesgo de quedar fuera de la zona del euro de primera velocidad, si es que esta hipotética ruptura llegara a materializarse. En España hay total libertad de movimiento de capitales, y los ahorradores no deberían sentir ningún reparo en utilizar esta libertad para mandar fondos a otros entidades fuera de España si estas le dan más seguridad, liquidez y rentabilidad para sus ahorros. Igualmente, fuera del la zona euro, los ahorradores pueden abrir cuentas no residentes en Suiza o los EEUU, países que históricamente han ofrecido un gran estabilidad y cuentan con muchas entidades financieras de última generación en varias divisas, que ofrecen acceso electrónico a los fondos por Internet, y servicio al cliente en español. En la nueva economía digital nuestra selección del banco en que invertir parte de nuestros ahorros no debería estar condicionada por la proximidad de una sucursal a nuestra casa, sino por la capacidad de la entidad financiera, dondequiera que se encuentre ubicada en el mundo, para satisfacer mejor nuestras necesidades. Hay que destacar que cualquier operativa en este sentido debe ser notificada a la autoridad tributaria y que los rendimientos y aportaciones deberán tributar oficialmente.
Inversión en Bonos Corporativos de Empresas no financieras.
Una vez asegurada la seguridad de los ahorros, la liquidez y rentabilidad son las siguientes prioridades. Una inversión es líquida cuando se puede comprar o vender en grandes cantidades cualquier día laboral sin incurrir en costes importantes y sin influir en el precio de mercado. Tradicionalmente, uno de los mercados mas líquidos has sido el mercado de bonos soberanos y letras del Estado, pero en la actual situación los bonos de los países considerados fuertes (es decir, Alemania) están muy sobrecomprados, con rendimientos muy bajos, mientras los bonos y letras de otros países de la zona euro ofrecen mejores rentabilidades, pero tienen el peligro de sufrir una conversión al hipotético euro de segunda velocidad, con la consiguiente pérdida para el ahorrador que ya hemos comentado.
Por esta razón, recomiendo evitar los bonos soberanos o letras de tesoro a favor de los bonos corporativos de empresas solventes, con mucho flujo libre de caja y libres de cualquier duda sobre su solvencia. Por supuesto, con este criterio, excluimos los bonos de las entidades financieras por ser el sector en el ojo del huracán de la crisis actual que azota Europa y evitamos bonos emitidos en países en peligro de quedarse fuera de la zona del euro de primera velocidad, incluso si se trata de empresas de la máxima solvencia. En este tipo de empresas, nuestra preocupación se centra en la divisa en que se producirá la devolución del capital a su vencimiento, si en el periodo que media entra la compra de los bonos soberanos o letras del tesoro se produce la ruptura del euro. De producirse la devolución del capital en euros de segunda velocidad, ello acarrearía un grave perjuicio para el ahorrador.
Con bonos corporativos de alta calidad, tanto por la solvencia de la empresa como del país bajo cuya legislación se produce la emisión de los mismos, el ahorrador puede conseguir seguridad, liquidez y rentabilidad, pero con un condicionante muy importante: debe realizarse su compra de forma directa, no a través de fondos de inversión. Efectivamente, este activo no suele ofrecer buenos resultados en el formato de fondo de inversión por dos razones principales. Primero, en la actual coyuntura de bajos tipos de interés, las comisiones y otros costes se comen una gran parte de la rentabilidad de los bonos subyacentes en la cartera del fondo. Segundo, el gestor de un fondo de bonos corporativos suele recibir grandes cantidades de órdenes de venta por parte de los participantes en sus fondos precisamente en los momentos más agudos de crisis en el mercado, cuando las ofertas de compra son más escasas y pobres. Precisamente en estos días el gestor tiene forzosamente que vender los bonos para hacer frente a las órdenes de venta de participaciones de sus fondos. La consecuencia es una bajada de valor contable del fondo que merma de forma sustancial sus resultados como consecuencia de la venta de los bonos en el peor momento posible. Por esta razón, a mi empresa le he ordenado que siempre asesore en la opción de operar en este activo clave a través de compras directas de bonos con el objetivo de mantenerlos en cartera hasta su vencimiento.
Préstamos Persona a Persona (P2P)
Los préstamos persona a persona constituyen una clase emergente de activos que permite la desintermediación del banco a través de la utilización de herramientas digitales. Ya existen plataformas digitales donde los ahorradores pueden prestar dinero a otras personas cuidadosamente seleccionadas, dispuestas a pagar un tipo de interés muy atractivo por conseguir el préstamo. Todo esto sin la intervención del banco, pero sí con la ayuda de un equipo de personas muy cualificadas para mantener la plataforma, asegurar su legalidad y seleccionar únicamente los candidatos más solventes entre las solicitudes de préstamos. Los préstamos P2P son otro elemento de la nueva forma de gestionar los ahorros con la que estamos ofreciendo rentabilidades muy atractivas para los ahorradores.
Cuentas Segregadas
En los últimos años hemos sido testigos de muchos fallos y negligencias en la responsabilidad fiduciaria, precisamente por parte de los responsables de la gestión de la inversión del ahorro. Casos como los de Madoff, donde los mas sofisticados inversores del mundo de los grandes bancos perdieron miles de millones de euros de sus clientes, e incluso casos tan recientes como el colapso de MF Global en los EEUU la semana pasada, nos deberían servir de aviso del peligro de confiar en sistemas regulatorios de países extranjeros donde el control sobre el gestor de fondos adolece de graves carencias.
A mi equipo les he recomendado que se ofrezca respuesta honesta, realista y analítica al problema de falta de responsabilidad fiduciaria de tantos gestores de una forma clara y sencilla. Simplemente, el dinero del cliente no sale nunca de su cuenta de origen hacia la cuenta del gestor de fondos u otra entidad financiera que preste servicios de gestión de inversiones. Toda las gestiones de compra/venta se realizan en la propia cuenta del cliente. Este principio de actuación, conocido como “gestión por cuenta segregada”, protege al cliente de la posibilidad de encontrarse entre las víctimas de la próxima estafa en la que desaparecen los ahorros de tantas personas. Los resultados de la gestión por cuenta segregada podrán ser buenos o malos, pero en cualquier momento el cliente puede suspender la delegación de la gestión si los resultados no le satisfacen, ya que durante todo el proceso el cliente mantiene el control sobre su cuenta.
Participaciones Societarias
Las inversiones en depósitos a plazo o bonos corporativos emitidos en países fuera de peligro de encontrarse dentro del euro de segunda velocidad ofrecen seguridad y liquidez al ahorrador, pero con una rentabilidad bastante modesta, ya que los tipos de interés se encuentran en niveles muy bajos por la actuación de los bancos centrales, que los mantienen en estos niveles con la falsa esperanza de estimular así la economía. Al fin y al cabo, la única posibilidad de conseguir rentabilidades altas viene de participar como accionista en el éxito de una empresa. En el caso de las empresas cotizadas, sobre todo los miles de empresas de pequeña capitalización bursátil que coticen en las bolsas de los EEUU, el inversor puede participar en empresas de gran crecimiento con una transparencia informativa total a través de los informes periódicos obligatorios por parte de los reguladores norteamericanos. Otra forma de convertirse en accionista es tomar participaciones societarias en nuevos proyectos empresariales (no cotizados en bolsa). Aunque una inversión directa en las acciones no cotizadas de una compañía con buenas perspectivas en la nueva economía no ofrece liquidez, puede ofrecer rentabilidades muy atractivas si la empresa cumple sus expectativas de crecimiento. Es necesario que los que tenemos empresas que asesoran en este punto asuman criterios nuevos, lejos de los libros tradicionales, que aporten nuevas fórmulas pues ahora mismo nadie se puede dar por salvado. Nosotros por ejemplo lo que hacemos es ofrecer a ahorradores cualificados la posibilidad de participar en proyectos cuidadosamente seleccionados como los mejores apuestas de obtención de beneficios en la nueva economía en los próximos años.
No tiremos la toalla
Lo que se comenta estos días en Londres es terrible. Se habla de cómo las familias denunciaron a sus hijos tras los sucesos ocurridos en agosto por miedo a perder subvenciones y ayudas. Familias desestructuradas con apartamentos con pagos mensuales de apenas cien libras y que cobran subsidios de todo tipo recibieron la amenaza de que si descubrían que sus hijos estaban implicados en los incidentes podrían perder todos esos beneficios a menos que hubieran sido denunciados por sus propios padres antes. Es lo que me explican mis vecinos de Covent Garden que aseguran que sin esa apreciación es imposible creerse que la policía hubiera sido capaz de detener a los casi dos mil implicados que dicen haber detectado.
Con noticias como estas a uno se le quitan las ganas de escribir. Quiero agradecer la dedicación de muchos lectores que han seguido dándose cita en este blog cada día a pesar de no haber ningún post nuevo y darle vida con vuestros comentarios.
El motivo del silencio han sido varios. Por un lado, cierto, el cansancio sobre la actualidad económica. Agosto fue un mes dramático como advertí un tiempo antes y muchos son los que escriben ahora sobre lo mal que va todo. Por otro lado mi descanso veraniego, que aunque nunca es demasiado intenso, si lo requiero por unos días. También el inicio y estructuración de dos nuevos libros, uno técnico sobre internacionalización y otro mucho más emotivo sobre emprendedores han copado mi capacidad de escritura. Tengo un límite y roza las diez o doce páginas diarias que se fueron con esas tareas. No quedó espacio intelectual para el blog.
Sin que quiera justificarme os comento que parte de ese silencio se debe a una imposibilidad manifiesta de hacerlo todo. He abierto dos sedes de mis empresas en América y he fundado una nueva empresa en Europa. En unos días actualizaré el blog y sus enlaces y os comentaré detalles pues algunos estoy seguro pueden ser de interés para muchos de vosotros.
Permitidme no obstante, para dar cuerpo a este “regreso”, cinco consideraciones que marcarán este curso en este espacio digital.
- Seguiré analizando la realidad pero desde un punto de vista distinto. Hablar del fin de un modelo económico puede entenderse de muchos modos, pero para los que estamos todo el tiempo intentando poner en marcha proyectos no puede ser más que un espacio de oportunidad. Estoy convencido que las cosas se van a poner peor, lo llevo diciendo hace mucho, pero eso no va a limitar mi pasión por emprender donde sea.
- Seguiré denunciando aquello que, no obstante, me parezca mezquino, injusto o que insulte a la inteligencia. No entraré en las obviedades que ahora se escuchan en tertulias de radio o se puede leer en columnas de diario. Se pueden leer ahora miles de aportaciones catastróficas sobre el presente y futuro por parte de los mismos que insultaron a gente que, como yo, denunciamos lo que se avecinaba, avisamos a los que quisieron escuchar para salvar sus muebles y anunciamos que se podía salvar lo peor.
- Continuaré ejerciendo la didáctica con el mismo valor y sentido que he hecho durante más de ocho años. La realidad económica debe mirarse desde la distancia y al hacerlo, entenderla, es algo más complejo. Volveremos a descifrarla aquí.
- Daré las claves de nuevas oportunidades de negocio según mi criterio, de cómo la nueva economía digital o la innovación empresarial es capaz de generar un nuevo patrón de riqueza y gestión del conocimiento que permita sobrevolar esta situación actual. Hablaré de internacionalizar, de emprender, de procesos y de adquisiciones. Lo haré ejemplificando con mis empresas, mis proyectos, pero también con la de amigos y socios.
- Intentaré con toda mi alma ayudar a otros a despertar de nuevo a toda una masa social esclerotizada que a mi entender es la principal y mayor herida que nos queda de todo esto. Tengo la terrible sensación que muchos ya han tirado la toalla, que aquellos que gritaron hace unos meses que “con ellos no iban a poder” ya no tienen combustible para continuar y que, sin posibilidades para escapar, se han rendido a su suerte.
Como sucede en el Reino Unido, la sociedad ha perdido el sentido y está dispuesta a denunciar a un hijo por no perder un modelo de vida subsidiado, pues en muchos casos, es el único modelo posible. Estamos jodidos y no lo dejaremos de estar si seguimos atendiendo gustosos a la sodomización intelectual que, en dosis, nos siguen practicando desde muchos estamentos de poder. Ejemplos:
- Decir que en Grecia hay posibilidades de que “salga del Euro” es tomarle el pelo al respetable pues ya no están en la moneda única, y no lo están hace meses. Nadie puede, en Grecia, comprar nada vía pago transaccional desde una entidad helena pues ningún banco externo la acepta. Están atrapados y lo saben todos los que trabajan en ese sector.
- Advertir que Grecia está cerca de la quiebra pero que aun le queda alguna opción de salvarse por no se que enlace con la banca francesa, también es algo lírico. Atenas sabe que no queda un céntimo líquido en su sistema financiero, saben que cualquier ayuda se va por el retrete pues no hay manera de impedir que los griegos busquen la manera de sacar su dinero del país por miedo al default. No hay salida y el mercado lo descontó hace meses. ¿Es posible que un bono a un año tenga una rentabilidad del 104% y nadie se ponga a reír?
- De España se escapan cada mes casi 2.000 millones de euros. El sistema se va secando y cada vez de un modo más rápido. La liquidez real se evapora y se sustituye por otra que proviene de la compra de bonos patrios por parte del BCE saltándose todos los efectos normativos y lógicas económicas. Comprar lo que fabricas tú mismo suele acabar muy mal.
- La FED reconoce que se ha equivocado comprando deuda pública. Ahora “han descubierto” que no pueden hacerlo eternamente. De verdad a veces me pregunto que hacían mientras en clase el profesor explicaba que 2+2 son 4. En Europa es cuestión de tiempo que se haga un reconocimiento similar.
- Que la subida de impuestos en países como España va a ser olímpica es una obviedad y que nadie se atreve a comentarlo en período electoral también. Aquí lo hemos comentado muchas veces, pero hasta ahora no se había reproducido de manera eficiente.
- Esa subida de impuestos, la rebaja de servicios, la caída del consumo por la reducción de capacidad adquisitiva, el aumento de paro, la baja competitividad, el escaso cambio de modelo, la sistemática moderación del crecimiento en términos globales conducirán a un escenario más severo. De eso hay culpables y deben pagar.
- Pasan cosas que son humillantes. Hoy escuchaba a un hombre como López Garrido decir que “no ve hoy por hoy riesgo de quiebra en Grecia y que considera el rescate como algo que está funcionando”. El actual secretario de estado para la unión europea vive en otra realidad paralela en el mejor de los casos o algo mucho peor. El tipo destacó el “buen funcionamiento” del programa de rescate y dijo que estaba seguro que todo iba a salir bien. Es terrible pensar que este hombre nos representa en algún ámbito. Atenas apenas puede pagar nóminas y pensiones a menos que se les entregue el sexto tramo de los 110.000 millones irreales de euros que le prometieron a los pobres griegos para salvar su Grecia de juguete.
Sigo con este desorden intencionado. Resulta que el Banco Central Europeo compró deuda durante todo el agosto sobretodo a España e Italia y poco a poco ha ido viendo como los efectos se iban diluyendo. Además se han dado cuenta que si siguen con esa acción nos vamos a comer una inflación de narices a medio plazo. Para eso hoy se han dedicado a subastar 143.000 millones. Resulta que el BCE ha sido el principal comprador de la deuda con la que España e Italia han ido pagando sus facturas a medida que los vencimientos que no podían cubrir llegaban. ¿A que parece evidente el desenlace en unos meses? Imagina que en tu casa tu compras la deuda de tu hijo. Que además cada vez que se la compras es para que con ese dinero pague la deuda que él tiene contigo. ¿Sigo?
Tengo la impresión que el mercado ha sido dopado durante años con inyecciones de liquidez, compra de bonos y otros derivados y que cada vez los efectos de dicha droga en el sistema hace menos efecto y por menor tiempo. Pronto ese chute no hará efecto ninguno pero será imprescindible para seguir vivos. Como un yonki que se droga para no sufrir el síndrome de abstinencia pero que ya no logra ningún efecto significativo con las sucesivas dosis.
Pero tengo otra teoría. Considero que se está dejando caer todo el sistema a cámara lenta. Lo hacen de este modo conscientemente a sabiendas que no hay solución. Esperan que en la medida de lo posible, el repunte de la economía mundial afecte a lo nuestro desde Latinoamérica, China y otros. En eso están. Prefieren que la caída definitiva de algunos grandes países sea desde el escalón más bajo y no desde el más alto. Así, descontando esas quiebras, el ruido y dolor será menor. El contagio puede evitarse si al mismo tiempo el mundo reacciona. Espero que esta vez si me equivoque pues si vuelvo a acertar estamos ante la antesala de la peor recesión jamás vista.
Hoy alguien me pedía que replicara algo que escribí hace más de un año en francés y que también salió publicado en español. Concretamente es un texto que viene muy bien hoy. ¿Me permitís que lo replique ahora?
Desde hace mucho, mi vida gira en torno de la estimulación de negocios, viabilizar proyectos y arrancar aventuras empresariales. Lo hago aquí o donde sea, no me paro, no pienso detenerme frente a un enorme castillo de naipes que se desmorona. Conozco decenas de personas con ideas suficientes para cambiar el mundo. El problema no es tanto si estamos o no aportando soluciones, no nos toca seguramente, ni tampoco si denunciamos o no a los estamentos superiores, cosa que, como ciudadano libre, pienso seguir haciendo hasta el día que no me quede una gota de oxígeno. El asunto es como se denuncia a los que denuncian. Lo grave es vivir todos los días con el estigma de ser un agorero que no acepta lo impensable de nuestro destino inminente. La gravedad de la situación actual era evitable y sí se pudo prever. A la tertuliana que dijo que la reducción del déficit era algo que se tiene que realizar inevitablemente pues era algo que nadie pudo pensar cuando se empezó a estimular la economía, le recomendé leer la hemeroteca de este mismo medio digital o los archivos de un buen puñado de blogs. Ya se denunció qué significaba actuar con tal retraso y qué variable ponía en marcha utilizar a Keynes sin control.
Ha llegado el momento de denunciar a los que han arruinado el futuro de mi hijo, los que ganaron premios suecos asegurando que ese era el mecanismo para evitar la recesión. Ahora toca despacharlos y dejarlos en evidencia. A los que no han tenido narices para evitar esto, gestionarlo adecuadamente o informar a la gente para que tomaran las riendas de su destino, no podemos ofrecerles el beneplácito ahora de comandar la salida de este laberinto.
A cada uno su oportunidad, el desastre no lo puede arreglar quien lo ha provocado, o como mínimo, lo ha amplificado. A mí no me toca dar soluciones, aunque las pueda aportar, a los pobres ciudadanos que tuvimos la decencia de denunciar la enorme bola de estiércol que algunos estaban fabricando, nos queda buscarnos una salida de emergencia. En la medida de lo posible, nos toca perder el menor tiempo para afrontar nuestra propia vida.
En menos de seis meses vivir en Europa va a ser un calvario. Sobrevivir en una España intervenida será un infierno. Sueldos a la baja, impuestos progresivos, aumento de sanciones administrativas hasta el ridículo, colectivos diferentes en protesta, aumento de paro, economía de mercado en parada técnica, administraciones en insolvencia, cajas simulando fusiones para alicatar a la valenciana sus boquetes con el fondo de rescate de entidades en quiebra, reducción de estímulos a la investigación y a la creación de un modelo de crecimiento amparado en las nuevas tecnologías, cierre de grandes empresas vinculadas a la obra pública y descapitalización del sector financiero por parte de depositarios foráneos y locales.
Ese listado es de todos conocido. Por eso, cuando alguien asegura que decir todo ello es ser catastrofista, entonces le acribillo a ideas, una detrás de otra. Ideas que me llevan a pelear contra todo eso, a buscar la oportunidad, a buscar valor, a diseñar modelos de negocio inexistentes, a versionar los que tengo, a darle la vuelta a la caja y dejar que caiga lo ineficiente, a pactar con mis socios, trabajadores, amigos, competencia, proveedores, universidades, administraciones, agentes, con quien sea para sobrevivir en este puñetero barrizal en el que se está convirtiendo emprender en España.
Llevo en crisis toda la vida. Lo he hecho sin quejarme. Emprender es estar en crisis constantemente, pues cuando tienes algo, lo inviertes, cuando por fin un proyecto está maduro, generas otro. Sin embargo no aceptaré bajo ningún concepto que alguien pretenda callarme, taparme la boca o condicionar mis críticas y avisos sobre la que se nos viene encima definitivamente y los responsables de su mala gestión, con la advertencia de que eso me convierte en “catastrofista” o en “el quinto jinete de la Apocalipsis”. Eso es una trampa, un cepo de mal tertuliano. Justifica y ampara a los que debieron hacer algo, permite que la gente siga en la inopia ahora que empieza el mundial que nos alejara de nuestra desdicha y empuja hacia una miserable oferta de recortes en las capacidades de cada uno de sentirse libre de decir lo que piensa.
Lecciones de moralina buenista las justas. Ahora que incluso los columnistas de todo signo se han dado cuenta que la crisis era algo real, que su envergadura era descomunal y que a lo que estamos abocados es a un cambio sistémico, algunos se dignan a criticar a los que denunciamos una hipocresía lírica de periodistas descolocados por la situación actual. Ahora ya parece que han encontrado justificación y amparo. La culpa es del liberalismo. Es de juguete, pero les sirve. Los que llevan años viviendo de un momio protogubernamental pretenden dar lecciones baratas de ética informativa.
Hay cuatro maneras de ver el vaso. Medio lleno si eres optimista, medio vacío si eres pesimista, medio vaso que sobra si eres un tipo racional y medio vaso por llenar si eres un emprendedor. La primera es la manera en como ven el recipiente algunos de los que están apunto de perder su trabajo o pagar más impuestos que nunca. La segunda forma es la de los que la situación les ha vencido ya. La tercera es la modalidad menos arriesgada y suele adoptarse por aquellos que se huelen que lo peor está por llegar. La última es la mía. Lo llenaré con agua española o con la que sea, pero el vaso va a rebosar de agua tarde o temprano, se pongan como se pongan unos y otros. Me encanta el oxímoron ese de la destrucción constructiva o la del emprendedor catastrofista. ¿Tú que eres?
Malas buenas noticias
Comentando con mi amigo Luis Benguerel el otro día el calvario de las deudas soberanas y el tinglado derivado en plena insolvencia, me comentó que en su despacho comparaban Europa con una Finca de Propietarios donde toca hacer muchas reformas y todos se llevan mal. “La casa se cae, porque algunos de ellos cuidaron menos de sus piso que otros. Por el momento, en vez de reformar toda la finca vamos haciendo chapuzas allí por donde revienta algún desagüe, pero va siendo hora de hacer una junta de vecinos y hacer un mantenimiento de la finca y dejarla nueva o sino acabará cayendo y evidentemente, resituar a los inquilinos y propietarios será infinitamente más caro”.
Entre los líderes del despropósito europeo está España. Es increíble, por ejemplo, que se aumentara el límite de gasto del Estado y nadie dijera nada entendible. La evidencia de que hemos perdido todos los mecanismos de gestión contable y financiera es esa retirada de soportes. Ahora ya no cumplimos con el déficit ni de milagro pues todo eso va destinado a evitar la quiebra del estado de las autonomías y los municipios más grandes incapaces de refinanciar sus deudas y de pagar sus facturas. Además, alguien debería explicar que cada vez que nuestra prima de riesgo aumenta, como hoy, lo hace también la rentabilidad de nuestro bono, por lo que a la vez las provisiones para su pago crecen. Eso conduce a un incremento del déficit automáticamente. Ese incremento nos envía directamente, y sin anestesia, a la intervención de doña Ángela. La hipotética intervención de España, algo que se deberá de denominar de otro modo, pues suena fatal eso de “rescatar a la novena economía por PIB del planeta”, es cada vez más probable. Todo se ha hecho con el culo. El cúmulo de despropósitos es de tal calibre que no parece haber retorno. Como España, otros hicieron lo mismo y así les va. Simularon reformas se quedaron a medio paso. Por eso es cuestión de tiempo, pero la propuesta de un euro de doble velocidad toma cuerpo. Por cierto, para evitar una devaluación de sus activos y una sobrevaloración de sus deudas, les recomiendo no aumentar el debe bajo ningún concepto en los próximos meses.
Caerán Bélgica, Italia y España en el grupo de las intervenidas aunque le cambien el nombre a la operación. Serán requeterescatadas Irlanda y Portugal y dejarán caer, llamándolo “default mixto”, a Grecia. Seguiremos con condiciones, acciones y sugerencias, continuaremos escuchando que somos unos alarmistas y que esto no puede seguir así, que tarde o temprano remontará. Puede, pero la verdad es que Europa está hecha de cartón piedra. La semana pasada estuve en París reunido con ex ministros franceses y alguno mostraba su preocupación por la verdadera realidad económica de Francia en cuanto a sus finanzas públicas. No se salva nadie, pues todos tienen algunos políticos inorgánicos incapaces de atarse el cordón de los zapatos gestionando cosas importantes.
Y hoy toca el baile de las medias verdades y de las historias seudoficticias. Hablemos de estrés, cantemos al test. Ahora que sabemos que la CAM será intervenida como lo fuera la CCM o nacionalizada para “liberar” tensiones, que los test de estrés dicen lo previsto hace días y que la prensa está en manos de teletipófagos, la realidad plomiza sigue su pesado descenso a tierra firme. Se acabó el tiempo de los brotes verdes pues pasaron a ser de color marrón, se finiquita el tiempo de “lo peor ya ha pasado” porque lo que viene no se puede ni comparar, se da por amortizado el plan Entierro por su gran capacidad de generación de empleo en este país que Dios guarde en su gloria, se va olvidando aquel “catastrofistas agoreros antipatrióticos” porque al final hemos quedado como personajes de Disney si nos comparan con lo que está pasando y pasará.
Para los que preguntan que pasará si a España la intervienen, la rescatan o la doblan como una servilleta de papel, les puedo adelantar unas cuantas cosas que se derivan por comparación y por aritmética básica. Nos meterán un IVA que superará el 22%, nos obligarán a pagar la sanidad, la recogida de basuras, la educación, la televisión, se recortarán sueldos públicos de manera importante y se congelará la contratación de nuevos funcionarios, se reducirán todas las pensiones, recortes en los subsidios básicos e incremento de costes indirectos de todo tipo. La inversión pública se paralizará y el paro aumentará aun más, pero se reducirá la prestación asignada. La capacidad para invertir en procesos de modernización desaparecerán durante tiempo.
No todo serán malas noticias. Esta situación provoca que florezca el ingenio, las ideas, las voluntades. Lo vivo cada día. Siguen habiendo oportunidades aunque el margen se reduce. Les recomiendo leer lo que he ido publicando los últimos días y semanas a fin de complementar este barrizal con espíritu emprendedor, internacionalizador y con impulso de reacción al robo oficial al que nos han llevado todos estos tipos. Esto no lo arreglará Rajoy, ni Rubalcaba, ni San Benito de la Concordia, lo arreglaremos cada uno de nosotros en la medida que entendamos que este es el espectáculo, el escenario y el tiempo que nos ha tocado vivir.
Cada semana con una de mis empresas consultoras de internacionalización, conducimos a una docena de empresas en su búsqueda para sobrevivir complementando su escaso negocio local en Europa con otros mercados en Latinoamérica, Turquía, Próximo Oriente, África francófona, China y Singapur. Es impresionante ver y emocionante asistir a la capacidad de muchos empresarios y emprendedores capaces de remontar, vender, entusiasmar y crecer en territorios lejanos y apoyar sus negocios locales.
Por cierto, permitidme un “desvío” pues no deja de llamarme la atención el mecanismo de la prensa de hacernos llegar la realidad. Es curioso pero hoy te desayunas un medio digital cualquiera y en su portada eres capaz de ver un cúmulo de incongruencias de dimensiones líricas. En una misma columna y seguida la una de la otra tenemos el titular de que “La crisis de deuda ya es peor que las previstas en las pruebas de resistencia”, seguido por otro que dice “Los grandes bancos españoles sacan buena nota en el examen”, acompañado inmediatamente por “El Banco de España tendrá el control de la CAM” y remata con algo tan poco importante como que “EEUU se acerca a la quiebra por el bloqueo del diálogo del déficit.
Como os decía, desde Perú y camino de México, mirando de lejos todo eso llamado Europa, os deseo un buen estrés test a cada uno de vosotros. Sin embargo nada bueno dura para siempre, pues en mi regreso a mi casa en Londres, todo parecerá más irreal si cabe que en España que ya es decir. Have a great weekend!
Lo que no nos cuentan
Hace unos meses no nos contaban nada de Islandia. Algunos empezamos a escribir lo que sabíamos, nos contaban o nos llegaba de parte de amigos o colaboradores en ese país tan frío. Una vez las noticias en medios oficiales han pervertido y manipulado la verdadera situación, y ahora ya parece que todo el mundo cree entender lo que allí está pasando, se nos oculta otra realidad: la griega. Lo importante de lo que está sucediendo en el país heleno es mucho más cercano con nuestro modelo y el paralelismo es dramático. En The Guardian se argumenta todo esto. He detallado algunos fragmentos que no tienen desperdicio y que referencian lo que está pasando allí.
Del agujero no se sale con rescates. Solicitar sacrificios a la gente de bien es inmoral.
Un coro creciente de voces está instando al Gobierno griego a la reestructuración de su deuda mientras crecen los temores de que un rescate de 110 mil millones de Euros no ha sido capaz de rescatar al país y se encuentre frente al abismo financiero. Lo grave es que parece evidente que esa hipotética opción de salir del agujero está obligando a la gente común a ejercer un plan de austeridad inútil por completo.
Vasso Papandreou dijo que “es mejor tener una reestructuración ahora, ya que la situación se va ninguna parte”. Otros miembros del partido del primer ministro han dicho que Grecia está encerrado en un círculo vicioso.
La gente empieza a perder la paciencia. No nos lo cuentan, pero Grecia está bajo el síndrome del radicalismo ciudadano y poco o nada se puede hacer según los mismos gobernantes.
En medio de las especulaciones sobre la capacidad de Grecia para evitar el incumplimiento de las exigencias, una ola de la desobediencia civil está generando dudas sobre si ese país se está convirtiendo en ingobernable. Hoy, en una concesión clara a los miles de griegos que se han apuntado al “no se puede pagar, no vamos a pagar” el gobierno anunciará la reducción de hasta un 50% en las tasas de peaje. A medida que el país lucha por controlar una deuda de 340.000 millones, la lógica de apaciguar a los miles de manifestantes diarios con rebajas y descuentos es todo lo contrario a lo que Europa exige y acerca aun más un desenlace dramático.
La violencia y la desesperación aumenta.
La semana pasada, un hombre disparó a un inspector de autobuses contratados para reprimir a los evasores de tarifas después de que unos manifestantes irrumpieran en una comisaría de policía. Días después unos matones atacaron a Antonis Loverdos, actual ministro de Salud, mientras visitaba un hospital en Atenas. En Patras, James Watson, el genetista de 83 años de edad y ganador del premio Nobel fue también atacado cuando se disponía a dar un discurso en una universidad de la capital. Hay quien asegura que como no hay detenciones, la sensación del todo vale está imperando. ¿Por qué no se detiene a nadie?
Las previsiones han sido un juego de niños comparadas con la realidad. Hay cosas que suenan tan cercanas que da asco. Tanto tiempo escuchando que no pasaría nada y el camino hacia la miserable realidad pesa como el plomo.
Grecia ha superado todos los cálculos de la UE y del FMI totalmente. Un año después se ha evidenciado que no hay dinero para nada y la desidia ha dado paso a indignada violencia. Los planes de austeridad no hacen más que acrecentar la reducción de servicios y el aumento de impuestos. La semana pasada se supo que los hospitales se enfrentan a una grave escasez de camas y suministros mientras que las escuelas ya no podía darse el lujo productos de limpieza. Los ingresos disponibles han disminuido dramáticamente a medida que los salarios y las pensiones se han reducido, los impuestos se han planteado y el desempleo aumenta sin descanso. Un año y medio después de que se desmontara el modelo griego, el ejecutivo ha dicho que se van a anunciar más recortes, pues sino será imposible cumplir los objetivos de reducción del déficit.
¿Por qué nos afectará tanto a nosotros el agujero griego?
Cuando un país ya descuenta que no será capaz de amortizar sus deudas y necesitará una reestructuración quiere decir que los acreedores deberán negociar con el que la emitió. En el caso griego quiere decir que los que pensaron que recibirían unos beneficios por apostar a un bono de alto riesgo no verán todo su dinero de vuelta.
Esto provoca que los inversores huyan, de manera que el país no obtiene dinero prestado, lo que puede generar una reacción en cadena puesto que todo el modelo de deuda soberana se aguanta en la credibilidad del retorno. La mayoría de esa inversión está en bancos alemanes y franceses, por lo que esos bancos deberán publicar sus enormes pérdidas con respecto a sus inversiones griegas. Lo duro es que a medida que esto se evidencie, Portugal e Irlanda harán lo mismo. A medida que se vea que la deuda no puede responder a las rentabilidades que se les supone, como es normal por otro lado, éstas quebrarán y se realizarán quitas a la baja que destrozarán la credibilidad del modelo de deuda soberana y su modalidad de financiación prevista.
En el pasado otros hicieron lo mismo. Todos acabaron muy mal.
Eduardo III sembró el caos en Florencia a mediados del siglo XIV por el impago de una serie de préstamos. Todos los países de América Latina, además de Brasil, hizo lo mismo a principios del siglo XIX. Más recientemente, Rusia sorprendió por los mercados mundiales no pagando en 1998, al igual que Argentina en 2001. En el caso florentino se eliminó el principado, en los de América Latina se estructuró un modelo económico dependiente que aun permanece en gran medida repleto de desequilibrios, en Rusia se evidenció una destrucción proyecto capitalista y en Argentina se le jodió la vida a millones de personas.
Prepárense para el asalto final, la entrada por la puerta grande a un nuevo modelo económico. Ya no estamos en crisis, estamos en un nuevo territorio, más estrecho, más difícil, con oportunidades y con opciones, pero sobretodo muy duro. Nos dirán y repetirán que todo se acaba, pero no es cierto, no hay nada por finiquitar, estamos simplemente ajustando. Ahora toca aceptarlo, buscar a los culpables, no aceptar cantos de sirenas de los que vienen, reaccionar, rebelarse, emprender, no recuperar nada del pasado, inventar, recapitular y hacer una lista que demuestre que han pasado cosas muy grandes.
Os invito a que me ayudéis. En julio de 2007 escribí un post que enumeraba 100 motivos de una burbuja que aun no había explotado y que me trajo muchos problemas, hoy os pido que me propongáis la lista de elementos que demuestran como ha cambiado este país en los últimos 3 años. Por ejemplo: de 42 cajas hemos pasado a 8.
Rescate Ibérico
De todo lo que se escribió, escribe y escribirá acerca del inminente rescate de Portugal me quedo con aquellos que reconocen que en las redes sociales y en blogs ya se dio por descontado este hecho hace meses. Desde el rescate de Grecia en mayo y, mucho más aún, con el de Irlanda en diciembre, el gobierno luso se encontró en el punto de mira de los mercados. Sin embargo desde el primer momento se sabía que el verdadero problema para el euro y la estabilidad económica del sistema es lo que viene después de Portugal: España, la cuarta economía de la eurozona.
Entre los medios que ya analizaron esto de manera valiente y objetiva caben algunos medios de los denominados tradicionales. En este destaca la BBC que, concretamente, detallaba ayer que “nada de lo que se acordó en las últimas semanas a nivel de la Unión Europea va a ayudar a Portugal“
En ese sentido hoy se puede leer a Gilles Moec, economista del Deutsche Bank, examinar algunos detalles en una entrevista que publica el gigante público británico. En concreto afirma que “como España representa el 9% de la Unión Europea, más que Portugal (1,4%), Irlanda (1,4%) y Grecia (2%) juntos, estamos ante el reto más importante a nivel europeo desde los años cuarenta del siglo pasado”. Asegura que el asunto ya no es saber si España será rescatada o no, eso lo da por asumido, de un modo técnico o evidente, pero que nuestro país entrará en el humillante club de los rescatados está descontado por la banca alemana.
La deuda española en relación al PIB no es demasiado grande (53,2%), pero su déficit fiscal sí: el gobierno aspira a recortarlo a un 9,24 % este año, pero parece que no convence tanto como se quiere hacer pensar. En las últimas semanas España ha conseguido despegarse de Portugal en la siempre cambiante percepción de los mercados, pero un rescate del gobierno luso podría cambiar esto. La preocupación se intensifica por la posible repercusión que esta deuda soberana puede tener en importantes bancos europeos.
Recomiendo leer este informe, en especial la página 19 del mismo para entender porque se habla de “contagio”. Este es un asunto a tener en cuenta por supuesto. Descartar que Zapatero puede verse abocado a una dimisión a medio plazo motivado por un creciente descrédito de la economía española que provoque un aumento del interés de la deuda soberana por encima del 7% de rentabilidad, es tan arriesgado como decir lo contrario. Es decir, en estos momentos las barbas de Sócrates ya se han mojado por algo que España tiene a media vista. ¿Quién se atreve a decir que teniendo la rentabilidad de nuestro bono a 5% largo y el diferencial en 192 puntos y subiendo esa situación es inimaginable?
Según el Banco Internacional de Pagos, las entidades alemanas han prestado unos 30.000 millones de euros a España y unos 95.000 millones a sus bancos, lo que hace que Europa no se pueda permitir lujos con nuestro país. No obstante, lo complicado radica en la factura pendiente que tiene nuestro país con respecto al país ibérico vecino: España depende de Portugal a un nivel determinante puesto que es la economía más expuesta en términos objetivos.
Si España no afronta el asunto con seriedad y continua con sus juegos cada vez más peligrosos podemos abocarnos al camino del no retorno hacia una intervención costosísima para los ciudadanos. Mientras los políticos siguen con su patética agenda electoral y su siniestra visualización de una realidad aparente, esto sigue su curso hacia el precipicio. España tiene expuestos casi el 9% de su PIB en el país vecino, algo más de 100.000 millones de dólares se encuentran en paradero pantanoso.
Dice el equipo económico de la BBC que el peligro de una crisis sistémica está ante nuestras narices de un modo mucho más evidente que hace unos meses aunque ahora parece que nadie la da la importancia de hace medio año. Dicen que “mucho dependerá de lo que acuerde este jueves el Consejo Europeo para resolver, como se ha propuesto, con un acuerdo bien amplio, el financiamiento del déficit fiscal de la eurozona”. Lo que no se cuenta todavía es que ese fondo supone la decapitación del estado del bienestar tal y como lo conocemos en algunos países que han vivido por encima de sus posibilidades.
Invito a los que todavía se sientan con fuerzas para afrontar este escenario cada vez más estrecho, a que levanten la vista y oteen más allá de las fronteras españolas y europeas. Hoy escribo desde los Estados Unidos y lo hago mientras estoy atendiendo las peticiones de un grupo empresarial que se ve incapaz de afrontar los impuestos crecientes destinados con partidas institucionales disfrazadas para pagar la mala gestión del sistema financiero hispano y su administración pública. Este lugar, ni el resto de países donde estoy asesorando internacionalizarse, son El Dorado, pero empiezan a ser la oportunidad final para muchos, no para todos. Doy por sabido que el territorio económico de los próximos años será el de un nuevo modelo repleto de oportunidades pero también colapsado por los elementos ajenos y por las dificultades. Afrontar los negocios con miras más amplias puede ser uno de los elementos para salvaguardar el esfuerzo de años que se puede ver esfumado en pocos meses.
No quiero decir que en Europa no se pueda hacer nada, por supuesto que la economía marcará valores de crecimiento en un tiempo y eso ayudará a afrontar retos determinantes, pero lo que está claro que un territorio tan estrecho por culpa de una administración insolvente y una falta de financiación pueda ser el idóneo para los emprendedores más estimulados. Las oportunidades seguirán, más que nunca tal vez, pero donde antes podían afrontar ese reto diez, ahora sólo lo pueden hacer dos. Los otros ocho deben asumir que todo no termina en la península si quieren seguir creciendo.
Ahora es el momento de reinventarse con nuevos modelos de negocio, más internacionales, mucho más eficientes y, sobretodo, con acción de vanguardia vinculada a la capacitación digital.
Como si nada...
Es tremendo que pasen los días y con ellos el mayor insulto a la inteligencia al que se pueda asistir. La nimiedad informativa sobre el asunto de las cajas es lírico y que no se den datos exactos de lo que supone todo en general para cada uno de los ciudadanos una estafa. Hace años que algunos denunciamos el absoluto fraude que suponía hablar de sistema financiero robusto cuando estaba en insolvencia manifiesta en el mejor de los casos y en quiebra en el peor.
Se han ventilado el modelo, lo han desvalijado, se montaron un fondo de ordenación que no era más que un ordenado método para rellenar el agujero de unos organismos ineficientes y falaces con el dinero de todos nosotros. Ahora nos dicen que el capital necesario es de miles de millones y no pasa nada. La gente atiende a las noticias, a la lectura de los periódicos pero no pasa nada. En unos minutos, como el que no quiere la cosa, la crónica es la de “como se está atendiendo una plaga de mosquitos en Guinea Bisau” o “como se enfrentan a las proclamas independentistas de no se que estúpido diputado catalán”.
Yo ya paso de la didáctica. Me maté con eso. La subida tributaria es una evidencia, pero la reducción de servicios es inminente. El modelo municipal y autonómico en España ya está en suspensión de pagos técnicamente pues no responde a la ley de morosidad ni a los plazos que la legalidad exige. Todo se va ajustando como un siniestro juego del “tetris”, pero no hay más remedio.
El nuevo escenario se va apareciendo tras la niebla de “la recuperación inminente”. Lo que me preocupa es que gubernamentalmente no tenemos mucho que esperar. Los que ahora mandan han tirado la toalla, por fin se han dado cuenta de que todo el asunto está en la mayor de las desolaciones, que lo que se aventura no es, en el mejor de los casos, lo mismo por los siglos de los siglos. No hay dinero para regirar el calcetín, no hay fondos para atender un cambio de modelo que ya no se produicirá de manera inmediata. Los que quieren mandar y que todo parece indicar que lo harán, si me lo permiten, me dan más miedo todavía. La indigencia intelectual de sus dirigentes públicos es para ponerse a temblar. Los escuchas y descubres que no tienen puta idea de lo que dicen, que usan frases hechas y utilizan términos para salir del cuestionario incómodo. Se quedan tan anchos cuando creen haber pasado la pregunta de turno.
Tras tanto sacrificio, tras tanto esfuerzo, este país se aboca a la obligación de “rescatar” el sistema financiero. Es humillante escuchar las cifras retocadas que hablan de beneficios virtuales, de grandes ingresos y ventas de partes, cuando en realidad (sin fusiones) la inmensa mayoría de las cajas estarían quebradas, y para que no suceda, se le inyectará un dinero que no merecen. Son responsables de creditarlo todo, incluso lo increditable.
Uno de los lectores de este blog dejaba un comentario que resume bien lo indignante del tema. Mientras que todos vamos a pagar el absoluto desastre en la gestión de todos estos elementos, ellos se dedican a reducir servicios. Es de locos. El comentario decía:
“Hace un año y medio a mi empresa el banco nos retiro la capacidad de gestionar cheques, pagares, certificaciones, confirming…. Hace seis meses nos retitaron una linea de credito avalada por un deposito en efectivo (el acuerdo de basilea me dijeron…dos años sin dar beneficios no podemos dar credito). ayer me llamaron del banco para “informarme” que por la nueva ley de domiliaciones bancarias (50 dias para devolver un recibo) nos cancelaban el servicio de domiciliaciones bancarias a clientes. A partir de ahora tengo que cobrar a mis clientes en efectivo. Esto es de vergüenza.”
Incapaz de reinventarse
El timo continua su curso firme y retorcido. Ahora hay quien se atreve a decir que los bonos griegos se pagarán al 12,61% en diez años. Si a mi hijo de cinco años le pregunto si eso es factible, me diría que estoy loco. No es preciso ser muy dado en economía para entender que un país “intervenido” pueda ser capaz de retornar sus letras a un coste de tarjeta de crédito. El camino es uno y el destino siempre es el mismo.
Ahora está por descubrir ¿quién compra a ese precio a sabiendas que no lo van a cobrar? y sobretodo, ¿por qué? A lo primero está claro que los que compran son los que no quieren bajo ningún concepto que se de por quebrado el modelo de moneda única en una sola velocidad. El motivo no es otro que, si eso sucede, la evidencia de que todo lo hecho para “sacarnos” de una hipotética crisis, no ha servido para nada y que todo fueron decisiones arbitrarias a modo de parche en lugar de asumir que “esa crisis” no era más que un paso necesario a un nuevo escenario, lo que hubiera precisado de estadistas y gestores más honestos y mucho más eficientes.
En esas estamos, retrasando el desenlace. Cómo el proceso será lento, no lo viviremos con grandes rupturas, sólo lo sufriremos tributariamente y a base de reducción de servicios. Poco más. El territorio que nos queda es el de menos gente trabajando y mucho, y muchos viviendo de miserables subsidios que anestesiaran las voluntades de una Europa incapaz de reinventarse. La diferencia entre un magrebí que se levanta contra un sátrapa y un parado crónico español que espera su pack de supervivencia diario, es que el segundo cree que si se queja incluso eso lo puede perder. El primero no tiene nada que conservar en la mayoría de los casos. Es tan triste como que toda una sociedad esclerotizada se siente atada de manos y pies por lo que es incapaz de sublevarse cuando la evidencia demuestra que le han robado el futuro frente a sus narices y que ahora, en la mayor de las humillaciones, les toca pagar el agujero de los que provocaron que estemos así.
Pero los males no terminan ahí. El mercado de petróleo está pagando por la compra del derecho a la adquisición, la llamada “call”, del West Texas a 200 US$ con contrato a vencimiento a junio de este año. Jamás había pasado esto, y digamos que los expertos aseguran que por encima del 180 de valor, estamos en una zona de no retorno técnico. Tenemos un problema, los europeos y especialmente los españoles. Puede que siga en esa línea o puede que una posición de cobertura del mismo valor lo frene a tiempo, pero para junio pinta negro.
Sigo en mis trece. La oportunidad está justo detrás de cualquier esquina y poco o nada tiene que ver con lo que nos dicen o explican. Si seguimos con la visión de luces cortas no avanzaremos. Este mes pasado impulsé tres proyectos de internacionalización. En concreto uno de gestión social, otro de software y un tercero de arquitectura. El camino está en buscar nuevos mercados, este se está estrechando y, ante la evidencia que unos y otros lo han desordenado todo, no quedan más que dos opciones: ajustar el modelo de negocio para ganar en la escasez o crear una estrategia expansiva. Las dos permiten sobrevivir y de las dos he podido participar, pero de momento parecen mejor opción las que ven el mercado como algo más global.
Tests sin estrés
Cuando el gobernador del Banco de España dice que “el sistema bancario español se sometió a pruebas de solvencia más exhaustivas que el de Irlanda” ¿qué quiere decir? ¿acaso está insinuando que cada país se ocupó a su manera de adaptar las normas de control para que no salieran demasiado mal en general? ¿no será que la mayoría se pasó por el forro el verdadero valor de esos exámenes? Por cierto, como dice mi hijo de cinco años: “¿sabes papá que dos menos tres da uno?” Está claro que el análisis de mi pequeño Max olvida porque lo desconoce un detalle importante, el valor negativo del resultado, pero, ¿a que se parece mucho al método utilizado por los banquitos y banquetes?
Cuando nos explicaron en que consistían los tests de solvencia hace unos meses, la mayoría de analistas dieron por buenos los fundamentos de los análisis. Pocos, no recuerdo más que tres o cuatro economistas, dijeron con argumentos que esos ejercicios de estrés eran para Dummies. Si nos paramos a mirar en que consistían y a quien le dejaban el valor de catalogar los activos de los que disponían, todo fue una farsa de niveles líricos. Es como si a mí me piden que me haga un test de estrés de mi capacidad económica y me permiten catalogar mis activos como yo quiera, que deje de analizar mi liquidez real y la valore en base a lo que espero tener y, además, no revierta la deuda invertida de alguien que me ha facilitado mi propio endeudamiento (léase aquí la soberana). Si atendemos al hecho claro de que la banca que evidencie su mala salud pierde toda credibilidad y confianza, y ese es su nutriente principal, ¿parece lógico que ninguna forzara la máquina del test a fin de que no saliera nada “feo”?
Y ahora en España la banca deberá publicar información trimestralmente sobre la exposición del sector de promoción construcción con los porcentajes de crédito de dudoso cobro y las garantías para afrontar su posible deterioro. Si quieren se lo digo yo mismo y se ahorran una pasta en consultores, o mejor que se lo diga cualquiera de los gestores de cobro de las entidades que descubren el insignificante valor de cuanto dicen poseer en sus balances patrimoniales. Incluso, si me apuran pueden decírselo muchos clientes. Es como una merienda infantil con payasos y todo.
Pero la mofa no se termina ahí. El gobernador, que yo creo que necesita litio, pues unos días dice algo tremendo y al siguiente lo intenta calmar. Algo parecido a lo que suele hacer Almunia. Tal vez no tenga que ver con ninguna disfunción y es un modelo de telegenia inventado por algún publicista innovador que permite equilibrar la opinión público. El gobernador dijo hace pocos días que “hay que hacer todo esto porque cuando la percepción de la realidad es mucho peor que la realidad misma, la mejor reacción posible es explicarla con todo detalle”. ¡Eso, eso! que lo expliquen, que nos muestren esa realidad mucho mejor de la percibida, igual que en Irlanda. ¡Que lo hagan igual!
Parte de la trampa a la que juega la banca española es que, aunque se sometió a las pruebas de manera “más exhaustiva” que la irlandesa los datos que ofreció sobre la exposición al riesgo inmobiliario era erróneo. El hipotético grado de detalle y transparencia sobre este patrón es algo inexistente. El valor de los activos inmobiliarios que maneja el sistema financiero español es un insulto a la realidad. Si lo fijan en su justa medida, vivirán un estado de levitación general. En definitiva es la trampa a la que juegan las autonomías que dice poder cuando no pueden.
Veremos que pasa cuando la banca explique en detalle su situación al mercado utilizando las referencias que solicitan por ejemplo en UBS sobre la recualificación de valor de todo ese patrimonio no vendido, el embargado y el por embargar. ¿Qué pasará cuando ofrezcan trimestralmente información adicional normalizada sobre su cartera hipotecaria minorista y sobre las necesidades de financiación y las estrategias de corto, medio y largo plazo? Ya les respondo, ¡nada!
Ya se cuidarán todo el tiempo que puedan de hacer malabares contables. Tarde o temprano a alguien no le van a salir las cuentas y el FROB ya no podrá ser usado por más tiempo. El riesgo que la banca no cubra los créditos al más puro estilo “Cofidis” que tuvieron que pedir para acceder al FROB, y esta deuda contraída con el Estado no se pueda devolver, es alta. Tengamos en cuenta que el Estado no puede emitir más deuda (Europa nos apretaría los genitales financieros), por lo que el único remedio será subir los impuestos para pagar el desaguisado bancario de este país. ¡Ah bueno! Que el desajuste es un poco culpa de todos, de los bancos por dar crédito y de la gente (los que pagarán el pato) por pedirlos por encima de sus posibilidades, etc. ¡Ya!, pues aunque parece que podría ser una buena lección para pisitófilos y hipotecófagos, la verdad es que la poca razón que tenia la banca se les fue por la cloaca justo en el momento en que no reconocieron sus deudas y nos las pasaron a nosotros a través de las “ayudas del gobierno” y el dichoso FROB, permitiendo el mayor robo social que ha vivido nuestra sociedad desde la época de los sumerios, pues todo eso lo pagamos los santos anónimos.
Entre las barbaridades que reparte el amigo que “gobierna” el Banquete de España destaca la que se refiere a que “en los tres años de crisis, el sistema financiero español ha resistido razonablemente ya que se han intervenido sólo dos entidades de pequeño tamaño”. Definitivamente nos toman por tarados. La banca ha resistido, por decirlo de algún modo, por la vía de la obligación política. En este país se intervinieron entidades delictivas, en claro ejercicio penal de sus ejerciente, y otras que estaban en situación de insolvencia manifiesta fueron “invitadas” a fusionarse, para que al final pasaran cosas dignas de fenómenos poltergeist: la fusión de cuatro entidades acaba siendo de un tamaño menor que la mayor de las iniciales. En principio eso vendría a demostrar que esa fusión lo que busca es sanear y reducir costes, por lo que debe haber cerrado oficinas y despedido empleados. Pues no, aunque redujera oficinas y empleados, que los redujeron, precisaron del FROB 1,2K millones de euros para gastos de fusión. O sea que después de sumar para mejorar, reducir y equilibrar, encima precisan un montante similar a un una quinto de Plan E para tapar el boquete que tenía la grandota. Por decirlo finamente: la roja tenía la liquidez como un bebedero de patos.
Tengo claro que no nos enteraremos de la situación real de la banca a menos que al gobierno se le complique todo el resto de “bebederos”. Dependerá del tiempo y de la capacidad que tenga Zapatero para convencer a los mercados de que sus reformas están logrando lo esperado y el déficit se va reduciendo, de que la deuda privada no trascienda demasiado o la pinten del mismo tono pastel que la pública o la bancaria. Todo está conectado. Por eso es posible que si los ataques a la deuda persisten y alcanzamos la temible rentabilidad del 7%, entonces, el tema se desajuste por falta de credibilidad del sistema y empiecen a caer todas las partes como en un castillo de naipes. Todo descansa encima de un tremendo polvorín con detonador. Si no encontramos la combinación o se corta el cable adecuado esto saltará por los aires. A los encargados de tomar medidas que ofrezcan credibilidad para salvar el entuerto de llegar a una rentabilidad del bono español inasumible se les acaba el tiempo, cada vez tendrá menos capacidad de maniobra y menos herramientas para reaccionar. Tic, tac…
Campeonato de la distracción
Este es el artículo que hoy publico en Cotizalia. Empieza diciendo que las cosas se han precipitado. De eso no cabe duda. Todavía hay quien no tiene claro si esta es la fase definitiva, pero ya pocos ponen en entredicho que estemos ante la más difícil situación de nuestra economía y, por derivación, de la zona euro. Aunque los medios sigan diseñando obscenas fórmulas para distraer la atención, la realidad va tomando el peso plomizo de lo irremediable. Es como si miles de peces se movieran en tono a los flujos que creen adoptar de manera voluntaria, pero que no es más que el síntoma que un ataque externo amenaza su estabilidad. Uno de los peces toma un camino y el resto hace exactamente lo mismo. ¿Se entiende la metáfora?
Pongo por delante que no creo en el Apocalipsis, esto es una fase definitiva de nuestra economía que tiene que ver con un nuevo modelo social y económico. Mucho más duro, pero repleto de oportunidades. Lo importante es saber lo que nos dicen y como lo dicen, si nos manipulan o no. Debemos exigir conocer que está pasando para tomar nuestras propias decisiones a la hora de emprender, invertir o salvar nuestros ahorros.
Vamos a ir desgranando el conjunto de incoherencias que hemos estado viviendo estos días. Una a una, enlazando con textos y con datos, asumiendo que el batacazo ya no es un tema a contemplar de manera opcional sino que lo es de manera evidente. No es catastrofismo, me niego a admitirlo, es simplemente el desenlace de una quimera, de un conjunto de despropósitos que han cortocircuitado nuestro modelo económico. La economía europea se sujeta con pinzas, elementos frágiles que siguen mostrándose como intocables. El diafragma se va cerrando a medida que cada vez menos gente es capaz de decir que “no va a pasar nada”. La verdad es que no va a pasar nada relativamente destructivo. No es el fin de una civilización ni de nada que se le parezca, es sencillamente un nuevo espacio económico y social vinculado a la reducción de servicios, derechos y posibilidades, con menos clase media y una emergente clase subsidiada.
¿Qué se dice? ¿Cómo lo dicen? ¿Quiénes lo dicen? Vamos a ver por donde cogemos este retorcido espectáculo en el que se ha convertido nuestra vida. Analicemos que características tiene la gran fábula y sus espectadores cloroformizados. He recibido palos hasta en el carné de identidad, he tenido que soportar el insulto de quienes te llaman rata por “huir del barco en cuanto empieza a hundirse” por montar negocios en otros países a fin de escapar de este barrizal. Suerte que no saben que asesoro a inversores que quieran poner en marcha vehículos de inversión fuera de España.
1. Nos dicen que la caída de credibilidad de la banca española se produce por culpa de los ataques de especuladores. ¡Que malos son los especuladores! Los compradores patrióticos de bonos al 4,75% que le suponían a la Generalitat un coste de financiación al estilo Cofidis no eran especuladores, no, eran hermanitas de la caridad cristiana en ejercicio de redención voluntario.
Pues la credibilidad de nuestros bancos está en Europa puesta en análisis porque cada vez menos inversores y depositarios se fían del verdadero estado del potaje. Es más, si los activos que no se asumen en el balance de los bancos y cajas no se pueden ni valorar pues son desconocidos, como ellos mismos asumen, por el Banco de España. La estrategia de no asumir amortizaciones que están en quiebra técnicamente por su morosidad. Lo grave es que nadie cumple la normativa sobre la certificación de impagos y de mora. Si se cumpliera tal y como solicita la normativa del Banco de España esa tasa de impagos crediticios e hipotecarios sería del triple que el que se ha publicado. Si así fuera quedaría en evidencia que no hay fondo de garantía que soporte esa insolvencia. Todo el fondo de garantía se va por el retrete de la mitad de las sucursales de cualquier banquito de segunda de este país. Imaginen cuando todos se pongan a estabilizar automáticamente sus balances en 2011 y no puedan acudir a ningún mecanismo de “maquillaje” contable.
El problema de deuda lo tiene España el año que viene
Si fuera poco, sabemos que las valoraciones que los bancos soportan, incluso llegando a puntos surrealistas, están muy lejos, por encima, de los precios de mercado real. Una vez se acabe el período de limitación para desgravar tributariamente la compra de una vivienda, aquí no va a vender un piso ni el famosísimo Tato. Y no sucederá, no se adaptarán los valores pues sería un castillo de naipes que motivaría la quiebra de un buen número de “fusionadas”. Tengamos en cuenta que la morosidad no va a descender, no hay ningún indicio que lo indique. El paro no cesa de crecer, el consumo cae, los ajustes de la administración van a generar una parada técnica de la inversión y por derivación la morosidad crecerá. La banca se apretará el cinturón y sacrificará lastres pero sin adaptarse a la realidad. A medida que Europa exija claridad, y que los estrés test se vayan repitiendo con metodología que no sea para “dummies”, el asunto se volverá oscuro de narices.
2. Dicen que Portugal no precisará de ser rescatada y eso evitará un “contagio”. ¿Se puede saber de que contagio hablan? Que tendrá que ver una cosa con la otra. En economía y en los mercados los flujos de opinión hacia la compra o la venta de activos o productos financieros se basan en una buena parte en las tendencias, pero no en exclusiva. La escasa credibilidad de la deuda española y el peligro de “contagio” poco tiene que ver. A España se la tiene en la mirilla por su exposición máxima en diversos elementos de análisis económicos que nos sitúan en el peor puesto posible. Paro, competitividad, balanzas, credibilidad del modelo de estado para poder sufragar una reducción del déficit público, deuda en vencimiento en 2011, etc… Es decir es un asunto más crónico. Tenemos una enfermedad latente que ahora se ha manifestado, y si lo prefieren, al ánimo de ver nuestros vecinos bastante malitos también.
Que Portugal pedirá un rescate es algo inminente. Tengamos en cuenta que la rentabilidad de los bonos ya subió por encima de la tasa a la que podría tomar prestado del fondo de rescate de la Unión Europea, que por cierto, lo presta a intereses que parecen que los hallan promocionado en la Generalitat de Catalunya. Casualmente España alcanzó el 5,45% también durante el día de ayer. Es decir, España está en la zona que los analistas contemplan como de riesgo de insolvencia y que si se mantiene o aumenta la rentabilidad pone en territorio de no retorno y la “intervención” sería una realidad. El problema como dicen es que España es demasiado grande para caer. Eso no es cierto, España debe mucho para caer que es diferente y lo que supone es que es demasiado grande para ser rescatada. Tras la fallida de pagos del Estado español vendría irremediablemente un ajuste definitivo del modelo del doble euro. Los costos de financiación disponibles para un país rebasan los que están disponibles con el fondo europeo de rescate, entonces los incentivos cambian y la posibilidad de solicitar ayuda externa aumenta drásticamente”.
La rentabilidad del bono español a tasas desconocidas
3. Otra de las tonterías que tenemos que soportar estos días es la manía por hacer ver a la pobre gente que eso de las pruebas de liquidez son algo eficiente. Resulta que la Comisión Europea ha decidido incluir la definición de lo que es líquido y lo que no. Para ello han decidido ahora que las nuevas pruebas que se desarrollen diferenciarán esa realidad visto lo visto y atendiendo el crash irlandés. Hay que tener la cara como el cemento.
Resulta que “las pruebas de resistencia de este año en Europa se centraron en los niveles de capital que tenían los bancos para absorber pérdidas y no midieron los riesgos representados poruna falta de liquidez”. Ahora se dan cuenta, unos tipos que deberían de estar todos encerrados por la responsabilidad que tienen en todo este desajuste, han decidido que el próximo año “los reguladores reunirán datos para las pruebas a comienzos del año próximo, con la guía de la Autoridad Bancaria Europea, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea. Como no quiero ser grosero, les permito que aquí “________” pongan el adjetivo adecuado ustedes mismos. Nos toman por tontos definitivamente. Claro está que no hacemos mucho para que piensen lo contrario, claro.
4. En medio del caos, sale un tipo por televisión que ya no reconozco ni recuerdo de las clases, y que hace como de secretario de Estado, diciendo que “la financiación de España para el resto del año sigue siendo cómoda, gracias a los ingresos superiores a los previstos y una reducción del déficit de presupuesto, y el Gobierno no espera tener problemas para acudir a los mercados financieros”. ¡Brutal! ¿Habla de este año? Si queda un mes. Sólo faltaría que tuviera problemas “este año”. Está todo el pescado vendido. El meollo vendrá en el cálculo interanual del déficit y en la gestión global de la deuda a 2011. Como dice mi hijo: “lo flipo”. Veamos que pasa el 2 de diciembre y el 16 con la necesidad de captar 8K millones de euros en los mercados para refinanciar la deuda. Seguramente nada pues los compradores están preparando los cheques. ¡Ah! Se me olvidó algo, esos compradores son bancos españoles que luego le piden el apoyo al propio banco de España. Véase circuito “salvo bancos + fusiones + frob + compro deuda + financio estado + salvo bancos”.
El tema de los recortes ha sido uno de los temas que los inversores europeos que apuestan por la caída a peso de nuestra economía, han preferido obviar. ¿Por qué lo harán? ¿Son tan malos malísimos, tan poderosos que hacen temblar una economía sana, robusta y de banca monolítica? No se creen nada.
Por si fuera poco un tal Weber del Banco Central Europeo ya dijo que si hacía falta se iba a su casa a por una impresora láser que tiene para imprimir más dinero, que no nos preocupemos de nada. Dijo que “el fondo de estabilización para los estados europeos dotado de 750.000 millones de euros podría ser incrementado en caso de ser necesario para restaurar la confianza en los mercados financieros”. La realidad es mucho más siniestra: “si España, Italia, Grecia, Portugal e Irlanda devaluaran 30 por ciento economía para readoptar las monedas nacionales, las pérdidas totales para los bancos alemanes rondarían la mitad del total del capital que disponen”. Ahora disponen de unos 300K millones de euros y ese ajuste precisaría perder el valor de unos 150K millones. Por decirlo de otro modo, se van a inventar lo que sea preciso para que no se vuelva a hablar de “ajustar” vía nueva moneda, no sea que Alemania se llevase el batacazo final. Conclusión: puede que tengamos un rescate virtual que, sin llamarse así, represente el mayor recorte de servicios y el mayor aumento de impuestos de toda la historia de este país (y otros europeos) desde el Neolítico.
Los CDS del quinteto en cuestión
5. Los brotes verdes fueron muy poco verdes. En España el ritmo de embargo aumenta y se dispone a poner más en evidencia el “roto” que he enunciado en el punto número uno. Según el informe que presentó hace unos días Acuña & Asociados, “el número de viviendas embargadas a la venta en España podría triplicarse en 2011 cuando se impliquen las nuevas reglas contables obliguen a los bancos a deshacerse de sus activos depreciados”. Sabemos, y si no lo saben les cuento, que en el mercado hay unas 100.000 viviendas propiedad de bancos.
El tema es muy denso. En Bloomberg resumían el tema diciendo que “los bancos españoles tienen un total de 181K millones de euros en préstamos de construcción e inmobiliarios morosos. Unas 2.600 empresas inmobiliarias y de construcción han dejado de operar en los últimos 2 años, según Crédito y Caución, mientras que el desempleo ha subido a más del doble a casi 20 por ciento desde 2007. El costo de sanear los libros de la banca ha sido hasta ahora de unos 70.000 millones de euros en forma de fondos gubernamentales de rescate, depreciaciones de activos y uso de reservas, según el Banco de España. Parece ser que el valor de las propiedades bajará 20 por ciento en los y unas 280.000 personas en España perderán su hogar este año.
Y en definitiva,
España no es Irlanda, claro que no, por supuesto, nosotros no tenemos sus cifras, nosotros tenemos las nuestras que son tan buenas como que tenemos la mitad de su salario mínimo, casi 7 puntos más de paro que ellos, el modelo de crecimiento asociado allí está vinculado a la tecnología y, además, sus prestaciones sociales no tienen ni punto de comparación con las nuestras.
Me disculpen, en un rato empieza el Barça-Madrid y debo tomarme mi tazón de cloroformo bien calentito. ¡Salud!