Ethereum reaviva el debate sobre el impacto medioambiental del Bitcoin
Aunque Bitcoin consume una cantidad significativa de energía en comparación con Ethereum, hay argumentos válidos que desafían la idea de que su impacto medioambiental es completamente negativo. La adopción de energías renovables, la innovación en tecnologías de energía limpia y su contribución a la descentralización y seguridad del sistema financiero son factores importantes a tener en cuenta al evaluar el impacto global de Bitcoin en el medio ambiente.
La creciente preocupación por el impacto medioambiental de las criptomonedas, especialmente del Bitcoin, ha generado un intenso debate en el mundo de las finanzas digitales. Ethereum, la segunda criptomoneda más grande por capitalización de mercado, ha tomado medidas significativas al desvincularse de la minería tradicional y adoptar un enfoque más sostenible. Este cambio ha reavivado el debate sobre el impacto medioambiental de las criptomonedas y plantea la pregunta de si otros proyectos seguirán su ejemplo.
El 12 de abril, a las 19:27 hora del Este, se producirá un hito histórico en el mundo de las criptomonedas, ya que Ethereum, la plataforma que alberga la segunda criptomoneda más popular, Ether, cortará definitivamente sus lazos con la minería. La expectación dentro del ecosistema de Ethereum es creciente, y algunos entusiastas incluso planean "fiestas de seguimiento" para celebrar el evento. Bajo el nombre en clave de "Shanghai", la actualización de Ethereum marca la culminación de un proceso que transforma radicalmente la forma en que las transacciones son verificadas y la red es asegurada.
El antiguo sistema, denominado "proof-of-work" (PoW), otorga el derecho a procesar un conjunto de transacciones y recibir una recompensa en criptomonedas a través de una competición basada en resolver un acertijo matemático. Cuanto mayor sea el poder computacional que los mineros dediquen a este problema, mayores serán sus posibilidades de ganar. Sin embargo, el nuevo sistema de Ethereum, llamado "proof-of-stake" (PoS), elimina tanto la competición como a los mineros, ya que el ganador se selecciona mediante un sorteo. En este caso, cuanto mayor sea la cantidad de ethers que un usuario apueste en la red, mayor será la probabilidad de que obtenga un boleto premiado.
Ethereum: del modelo de Prueba de Trabajo (PoW) al modelo de Prueba de Participación (PoS)
Ethereum ha estado en proceso de transición desde su modelo actual de Prueba de Trabajo (PoW) al modelo de Prueba de Participación (PoS), conocido como Ethereum 2.0. La PoW es el algoritmo de consenso utilizado por Bitcoin y Ethereum, que requiere que los mineros utilicen grandes cantidades de energía para resolver problemas matemáticos complejos y validar transacciones en la cadena de bloques.
Por otro lado, la PoS es un algoritmo de consenso alternativo en el que los usuarios validan transacciones en función de su participación en la criptomoneda, es decir, la cantidad de monedas que poseen y están dispuestos a poner en garantía. Este enfoque es significativamente más eficiente desde el punto de vista energético y, por lo tanto, más respetuoso con el medio ambiente.
Reavivando el debate sobre el impacto medioambiental del Bitcoin
La transición de Ethereum al modelo de PoS ha reavivado el debate sobre el impacto medioambiental del Bitcoin y otras criptomonedas que utilizan el modelo de PoW. El proceso de minería de Bitcoin consume grandes cantidades de energía eléctrica, lo que genera preocupación sobre su contribución al cambio climático y la sostenibilidad de su adopción a largo plazo.
Según un informe de Cambridge University, la minería de Bitcoin consume aproximadamente 121 teravatios-hora (TWh) de electricidad al año, lo que lo sitúa entre los 30 países con mayor consumo de energía del mundo. Gran parte de esta energía proviene de fuentes no renovables, lo que agrava aún más el impacto medioambiental de la minería de Bitcoin.
La decisión de Ethereum de adoptar un enfoque más sostenible plantea la pregunta de si otros proyectos de criptomonedas seguirán su ejemplo. A medida que aumenta la concienciación sobre el impacto medioambiental de las criptomonedas, es probable que los inversores y los usuarios exijan soluciones más respetuosas con el medio ambiente.
Algunas criptomonedas ya han adoptado modelos de consenso más sostenibles, como Cardano y Algorand, que utilizan variantes del modelo de PoS. A medida que la industria madura y el enfoque en la sostenibilidad crece, es probable que veamos una transición más amplia hacia modelos de consenso más respetuosos con el medio ambiente.
Aunque Ethereum ha ganado popularidad en los últimos años debido a su transición hacia un enfoque más sostenible, como la Prueba de Participación (PoS), todavía hay argumentos sólidos a favor de Bitcoin y en contra de la percepción de que su impacto medioambiental es completamente negativo.
Energía renovable en la minería de Bitcoin: Es importante tener en cuenta que no toda la energía utilizada en la minería de Bitcoin proviene de fuentes no renovables. Según un informe del Cambridge Centre for Alternative Finance, aproximadamente el 39% de la energía utilizada en la minería de criptomonedas proviene de fuentes renovables. Además, muchos mineros de Bitcoin están buscando constantemente ubicaciones con acceso a energía renovable y costos de electricidad más bajos para minimizar sus gastos operativos y reducir su huella de carbono.
Fomento de la innovación en energía limpia: La demanda de energía de la minería de Bitcoin también podría impulsar la innovación en tecnologías de energía limpia y eficiente. A medida que los mineros buscan reducir sus costos y mejorar su eficiencia energética, podrían fomentar el desarrollo de nuevas soluciones y tecnologías para la generación y el almacenamiento de energía renovable.
Descentralización y seguridad: A pesar de su consumo energético, Bitcoin ofrece un alto nivel de descentralización y seguridad. A diferencia de Ethereum, que está en proceso de transición hacia un enfoque más centralizado con PoS, Bitcoin sigue dependiendo de PoW, lo que garantiza que ningún actor centralizado pueda controlar la red. Esta descentralización y seguridad son características fundamentales de Bitcoin y ofrecen un contrapeso a sus preocupaciones medioambientales.
Comparación con otros sistemas financieros: Es crucial comparar el consumo de energía de Bitcoin con el de otros sistemas financieros tradicionales. La infraestructura necesaria para mantener bancos, cajeros automáticos y tarjetas de crédito también consume una cantidad significativa de energía. Aunque la minería de Bitcoin tiene un impacto medioambiental, puede ser menos intensiva en energía que algunos aspectos de los sistemas financieros actuales.
Aunque Bitcoin consume una cantidad significativa de energía en comparación con Ethereum, hay argumentos válidos que desafían la idea de que su impacto medioambiental es completamente negativo. La adopción de energías renovables, la innovación en tecnologías de energía limpia y su contribución a la descentralización y seguridad del sistema financiero son factores importantes a tener en cuenta al evaluar el impacto global de Bitcoin en el medio ambiente.
[Nuevo vídeo 📽️ ] - Análisis y reflexión ante la amenaza del 'gran apagón'
El tema del 'gran apagón' está ocupando titulares y medios de comunicación como si fuera algo de lo que tuviéramos que preocuparnos mucho. La verdad sobre este asunto podría esconder otra menos evidente. El vídeo está dividido en una parte informativa, otra de análisis y una reflexión de porque este tema surge de esta manera. Todo ello, sin dejar de lado que tendría que suceder para que se produjera este suceso catastrófico.
El tema del 'gran apagón' está ocupando titulares y medios de comunicación como si fuera algo de lo que tuviéramos que preocuparnos mucho. La verdad sobre este asunto podría esconder otra menos evidente. El vídeo está dividido en una parte informativa, otra de análisis y una reflexión de porque este tema surge de esta manera. Todo ello, sin dejar de lado que tendría que suceder para que se produjera este suceso catastrófico.
Este enlace corresponde a un vídeo del canal de Youtube ‘el Vlog de Marc Vidal’. En este canal podrás conocer como afectan a nivel económico todas las innovaciones que la transformación digital, la cuarta revolución industrial y la propia tecnología. Hablamos de inteligencia artificial, big data, automatización, drones, impresión 3D, etc. Y también un resumen de todas las apariciones en diversos medios de Marc Vidal.
El primer capítulo de 'La Era de la Humanidad. Hacia la Quinta Revolución Industrial'
El pasado 20 de octubre salió al mercado mi último libro ‘La Era de la Humanidad. Hacia la Quinta Revolución Industrial’. En dos meses y medio ya han sido tres las ediciones impresas y un par las veces que he podido convertir este ensayo en una conferencia que, durante 2020, protagonizará la mayoría de mis participaciones en eventos y congresos. Como ya hice con mis anteriores libros, vuelvo a ‘regalar’ el primer capítulo (y unos párrafos del segundo) de las 424 páginas que lo componen y que también se puede encontrar en diversos modelos de promoción en algunas plataformas.
El pasado 20 de octubre salió al mercado mi último libro ‘La Era de la Humanidad. Hacia la Quinta Revolución Industrial’. En dos meses y medio ya han sido tres las ediciones impresas y un par las veces que he podido convertir este ensayo en una conferencia que, durante 2020, protagonizará la mayoría de mis participaciones en eventos y congresos. Como ya hice con mis anteriores libros, vuelvo a ‘regalar’ el primer capítulo (y unos párrafos del segundo) de las 424 páginas que lo componen y que también se puede encontrar en diversos modelos de promoción en algunas plataformas.
En palabras, que agradezco, de Ignacio González de los Reyes ‘La Era de la Humanidad es un largo ensayo sobre el futuro que aguarda a la humanidad, un futuro de una fuerte y disruptiva presencia tecnológica y una automatización masiva, un futuro que además el autor prevé como inevitable y muy cercano y para el que afirma no nos estamos preparando, especialmente desde el ámbito de gobiernos y administraciones (…), un libro interesante, apasionado, futurista, en ocasiones arriesgado y con frecuencia bastante crítico pero, en el fondo, optimista y orientado a la acción’. Un libro en el que he intentado hablar de tecnología pero desde una perspectiva no tecnológica sino de impacto económico, político y social’. Échale un vistazo a como empieza:
La Era de la Humanidad
1. La deflación del capital
¡Obedece a tu amo! Amo, amo de las marionetas,
estoy tirando de tus hilos, retorciendo tu mente y aplastando tus sueños.Letra de Master of puppets, METALLICA
Madrugada del 8 al 9 de agosto de 2007, Jean Flamcourt, un joven gestor de inversión del BNP Paribas Investment Partners, estaba sentado frente a un muro de pantallas. Las miles de líneas intermitentes que cambiaban de valor constantemente simbolizaban el universo del poder del capital; vivían conectadas a la mayoría de los índices bursátiles y a la cotización a tiempo real de los vehículos en los que su banco era partícipe. Aquél había sido un día largo, pero su instinto le decía que había algo que no encajaba. Y no podía encajar. Todavía no lo sabía, pero un buen número de los fondos que gestionaba su empresa estaban rebosantes de basura y, en realidad, no valían nada.
Jean sabía que, el pasado febrero, The Wall Street Journal publicó un artículo que denunciaba el peligro al que se enfrentaba el mundo por culpa de un tipo de hipoteca que, por aquel entonces, fue bautizado como «subprime».2 Se habían empezado a acumular los impagos en Estados Unidos. La cotización y el valor de los fondos de inversión, que estaban compuestos en su mayor parte por esas hipotecas, eran dudosos. En mayo, esos mismos productos financieros habían sido criticados por los principales inversores, los cuales, sin hacer ruido, inician una huida generalizada de esos fondos.
Pero ya era tarde. La enorme bola de estiércol que algunos divisaban en el horizonte era imparable. El banco central de Esta- dos Unidos, la Reserva Federal, decide comunicar que hay riesgo de crisis. La percepción de que las cosas pintaban bastos se generaliza, pero todavía nadie es capaz de advertir la verdadera envergadura de la tragedia. Al mes siguiente varios fondos flexibles que tenían deuda del banco de inversión Bear Stearns quiebran. A esas alturas, la «tormenta perfecta» iba a dejar de ser sólo el título de una película. En julio, la propia Reserva Federal admitía que las pérdidas generadas por los productos financieros ligados a las hipotecas subprime rondaban los 100.000 millones de dólares. Era la primera vez que se cuantificaba la herida.
Pero el detonante del desastre no se inició hasta la primera semana del mes de agosto, cuando el problema se inocula a los mercados financieros. Hasta ese momento, la «basura» parecía contenida en sus bolsas de plástico. Sin embargo, eso no era así. Blackstone quiebra el 2 de agosto. American Home Mortgage, el 6. El 7 lo hace el National City Home Equity de California. De momento, sólo un banco alemán admite tener hipotecas subprime en sus productos financieros. El Fondo Monetario Internacional (FMI) alertaba en un informe de que «de los 4,2 billones de euros en bonos ligados a hipotecas de alto riesgo de Estados Unidos, por lo menos unos 700.000 millones no eran estadounidenses», es decir, tenían que estar en Europa. Si todo ese dinero estaba yéndose por el desagüe del viejo continente y sólo había un banco alemán que había reconocido tener 25.000 millones de ese deshecho financiero, ¿dónde estaban los otros 675.000?, ¿quién los tenía? O, mejor dicho, ¿quién estaba a punto de quebrar?
Flamcourt era un joven ávido por aprender. Le apasionaba la economía, la inversión, los fondos, tratar con clientes, la bolsa…, y se extasiaba mirando horas y horas aquellas pantallas con números intermitentes. Por eso pasaba tantas horas leyendo, siguiendo lo que se publicaba esos días acerca del desastre de al- gunas entidades estadounidenses. Le sorprendía que en Europa no se hubiera detectado nada importante, que no se hiciera caso del informe del FMI. Su interés se convirtió en sospecha, y su sospecha, en evidencia.
Llevaba muchas horas o balances, escudriñando hojas de cálculo y descubriendo de qué estaban formados algunos de los productos que él tenía que vender a sus clientes cada día. A las tres de la madrugada un golpe metálico le sacó de su fijación casi enfermiza. Era el personal de limpieza que había llegado a la planta 11 del edificio situado en el número 16 del boulevard des Italiens, en París. Aquel sonido era hueco, casi perfecto, sin reverberación. Miró en la dirección desde donde vino el sonido y saludó a un hombre de unos cuarenta años, en bata verde y con auriculares rojos. Lo saludó, pero no obtuvo respuesta. Al regresar al campo de batalla aritmético, puso su mirada en una línea de códigos. Estaba en la parte superior de una de las pantallas más alejadas de su zona de trabajo. Le había pasa- do inadvertida todo el tiempo. El título del fondo que describía era Parvest Dynamic ABS. Tenía un componente muy extraño que daba múltiplos incoherentes, su dependencia de valores estadounidenses era exagerado, y su aparente estabilidad no era normal. Buscó si había algún patrón. Lo encontró. Ese mismo modelo se repetía en dos fondos más: el BNP Paribas ABS Euribor y el BNP Paribas ABS Eonia. Todos estaban cubiertos de gloria. Ahí había un montón de hipotecas que nadie pagaría jamás en Estados Unidos.
Lo que vino a continuación está más que escrito en mil li- bros, películas y leyendas. Jean Flamcourt llamó a su superior inmediato, y éste al suyo, y este otro al superior de él…, y así has- ta llegar a quien podía dar la orden. Aquella misma mañana de agosto, antes de que los mercados hubieran abierto en Europa, el BNP Paribas Investment Partners decidió suspender el valor liquidativo de esos tres fondos por los efectos que las hipotecas en Estados Unidos estaban generando. Argumentaron que la ausencia de precios de referencia provocaba una falta de liquidez inédita. La bomba había explotado.
Jean Flamcourt se fue a su casa a media mañana. Con la sensación agridulce de que había hecho un gran trabajo a la vez que estaba siendo testigo de un desastre monumental. Sentado en el sofá de su apartamento, con un sol insolente entrando por to- das partes, se puso a contemplar cómo se hundía el mundo. El virus se transmitió durante ese mismo día y el siguiente. Todas las bolsas del planeta se descomponían. Las comparativas con otros momentos de la historia eran más que razonables. Viendo que el capital teórico perteneciente a esos fondos no valía nada, el Banco Central Europeo (BCE) y la Reserva Federal inyectaron la mayor cantidad de liquidez que se recordaba y que aún se re- cuerda. No sirvió de nada.
El viernes 10 de agosto el principal banco alemán, el Deutsche Bank, reconoce que tiene fondos repletos de nada. El Banco Central Europeo comunicaba que estábamos preparados para «una crisis financiera en varias etapas por culpa del capital riesgo y de las hipotecas subprime». Diez minutos después quiebra otro banco, el Home Banc. Cada vez que hablaba un político o un directivo bancario subía el pan y cerraba un fondo.
Estuvieron inyectando dinero por todas partes hasta el 15 de agosto. Cada día llegaba un nuevo camión lleno de liquidez. Rams Home Loans perdió la mitad de su cotización en un día. Countrywide igual. Los rumores de que alguien muy gordo estaba a punto de quebrar no cesaban. Viendo que no había manera de parar la sangría, la Reserva Federal bajó los tipos. «Ya está», pensaron, «así lo pararemos». Y lo pararon, pero sólo temporal- mente. El 23 de agosto la necesidad de más inyección de liquidez se hace urgente. Por todas partes salen bancos que aseguran tener hipotecas subprime en sus balances. Empezó el «quien no corre vuela». Noventa entidades de Estados Unidos, dos docenas de Europa y el Bank of China admiten que tienen el mismo problema que el resto. Se avecinaba lo peor. El 5 de septiembre se cae todo. El pánico se adueña de los clientes del banco británico Northern Rock, que precisa ser rescatado; la financiera Victoria Mortgages se declara insolvente; el día 29 quiebra el primer banco digital estadounidense, el Netbank; el 1 de octubre, el banco suizo UBS anuncia pérdidas bíblicas, y el Citigroup, el mayor grupo financiero del universo conocido anuncia pérdidas de dimensiones gigantescas. Al día siguiente, el mayor corredor de mercados de capitales del mundo, Merrill Lynch, anuncia lo mismo. Y así hasta finales de año. No había quien pudiera orde- nar tal rompecabezas.Los bancos inyectaban liquidez, pero, lejos de ayudar, los efectos de todo ese caos financiero se contagiaban a la propia economía de las empresas y de las familias. El FMI cuantificaba ya en un billón de dólares las pérdidas originadas por la crisis subprime. Un montón de dinero que, curiosamente, no estaba en ningún lugar. Sólo se debía. Nada parecía parar el desastre. Las bolsas estaban en cifras que nunca antes se habían visto, y se avecinaba una gran recesión. Sólo faltaba una guinda en el pastel. Un año después de que Jean Flamcourt descubriera que su empresa estaba repleta del más absoluto vacío, el 15 de septiembre de 2008, Lehman Brothers, el cuarto banco de inversión estadounidense, que gestionaba entonces 46.000 millones de dólares sólo en hipotecas, quebró. Esa tarde, el Bank of America compra Merrill Lynch para evitar otra quiebra esa misma tarde. Un año después de que explotara todo ese desbarajuste, los efec- tos brutales de la crisis, lejos de calmarse, se intensificaron.
El entonces jefe del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, seguía diciendo que no nos pusiéramos nerviosos, que estaba todo controlado. En Estados Unidos, el discurso era parecido. Cada vez que un responsable de política económica anunciaba una medida para evitar algo, lo estimulaba. No entendían qué sucedía, y, por consiguiente, no podían remediarlo. ¿Cómo podía ser que una crisis de liquidez y valor del capital no frenara su caída inyectando lo que le faltaba? ¿Cómo podía ser que una miserable crisis hipotecaria estuviera poniendo en jaque el sistema de deuda y valor tan bien compuesto por todos? La explicación estaba muy lejos de los mercados, de los bancos, del escritorio de Jean Flamcourt. La respuesta estaba en un garaje, y muy lejos de ese ruido.
Ahora sabemos que aquel boquete que parecía inmenso era en realidad un agujero negro; que la paranoia se instaló y que le dimos a la imprenta del dinero rápido con todas nuestras fuerzas. No dejó de ser todo un insulto a la inteligencia. El agujero no se llenó, era un pozo sin fondo. Se trataba de un suceso económico cuyo embrión se situaba en otro escenario y que nadie atendió correctamente. De hecho, el consenso sigue negando que una crisis financiera sea el origen de una recesión, sino que pudiera tratarse de la consecuencia crítica de algo muy distinto, mucho más transversal y tremendamente más profundo.
En aquellos días, el mundo no se detuvo. Todo pasaba mientras el planeta seguía girando y se automatizaba. Un concepto económico empezaba a tomar sentido. Se trataba de algo llama- do «deflación del capital». Realmente fue en Davos, en 2016, que se denominó por primera vez la era de la deflación del capital. Hasta entonces, ganadores del Premio Nobel, presidentes bancarios, directivos y expertos habían bautizado esa etapa económica como «la mayor crisis financiera desde 1929».
Jean Flamcourt dejó el BNP poco después. Hubo recortes, cambios importantes y nuevas incorporaciones. Las opciones de ascender en su empresa se habían esfumado. Por lo menos en un largo tiempo. Decidió regresar al mundo académico, pero ahora para dar clases. Escribió un libro y empezó a participar en tertulias. Algunos programas de radio y televisión se lo rifaban. Su experiencia durante aquellos días del hundimiento le permitían ofrecer un discurso atractivo, subjetivo y apasionado. Se casó, tuvo una hija y fundó un espacio de reflexión junto a otros economistas e inversores con los que compartía la pasión por el análisis socioeconómico.
El 21 de enero de 2015, Jean llegó a Davos-Klosters. Se acababa de inaugurar la 45.ª edición de la Reunión Anual del Foro Económico Mundial (o World Economic Forum, WEF). Jean había organizado su agenda para asistir al mayor número de conferencias y debates. Su interés se centraba en el profundo cambio político, económico, social y tecnológico en el que el mundo había entrado. Sus dudas acerca de la dimensión real que tenía para la economía los cambios tecnológicos que se vivían por entonces le estimulaban especialmente. Tenía un interés especial por establecer los límites entre integración tecnológica y refundación de los mercados. El mal trago pasado en la época de las subprime, la crisis que todavía rezumaba por todas partes y una incipiente automatización de muchos sectores le provocaban una notable fascinación.
Participaron unos dos mil quinientos líderes, algunos de los cuales eran los dirigentes de las mil empresas más importantes del mundo. Allí estaban los jefes de Estado del G20, los dirigen- tes de las principales organizaciones internacionales del mundo, los líderes de la sociedad civil, de los sindicatos, de las principales religiones mundiales, de los medios de comunicación y del arte. Y entre ellos estaba Jean, el hombre que descubrió que el mundo se apoyaba sobre cimientos de barro. Nadie allí lo sabía. Y él era sólo un compromisario anónimo. Uno más.
Entre todas las sesiones había una que le interesaba especial- mente. Sheryl Sandberg, la que era directora de operaciones de Facebook, participaba en un panel titulado «El futuro de la economía digital», centrado en valorar el papel de la digitalización para recuperar la economía mundial, lo que ella denominó la «internet absoluta». Jean estaba emocionado. En un momento determinado, tomó su iPhone y grabó un vídeo de apenas veinte segundos; etiquetó a la protagonista, geolocalizó su creación y la subió a Instagram. Al salir, en el descanso hasta la siguiente sesión, miró la televisión desde su propio teléfono, mantuvo una conversación por Skype con sus socios en Londres, hizo dos docenas de fotos más, navegó por la red analizando varios datos que le permitieran escribir la crónica del día y, una vez escrita, entró en la sección privada del periódico que le pidió un artículo y lo subió. Recibió una llamada. Era Carol, su secretaria. Tenía dos mensajes en Whatsapp. Su mujer le pedía opinión sobre unos muebles. Adjuntaba la foto y el enlace para analizar si el precio era asequible. Lo era. Hizo la compra directamente y le envió a su esposa el recibo de la transacción con la fecha exacta de entrega en su domicilio. Asistió a la siguiente conferencia. La registró con la grabadora de sonido de su teléfono. Almacenó todo lo escrito, filmado y etiquetado en el repositorio que tenía en Dropbox. Allí nadie podía tocarlo y no se le perdería. Se fue a su habitación. Daba gusto descansar en el Steigenberger Gran- dhotel Belvédère. Puso su móvil en el altavoz con conector USB que estaba encima de la mesita de noche y que permite escuchar toda tu biblioteca musical. Jean se conecto a su lista de Spotify, jugó un partida de Candy Crush y se durmió mientras sonaba de fondo algo de Joy Division. (¡Sí!, es posible dormirse con eso si estás agotado.)
Sin apenas pensarlo había puesto imagen, y con acciones, a lo que los teóricos llamaban la deflación del capital. Lo más im- portante es que esa cadena de sucesos era similar a lo que hacían millones de personas en todo momento y en todas partes. Todo lo que hizo con un dedo y una pantalla habría requerido una de- cena de dispositivos tan sólo quince o veinte años antes. El coste de esos dispositivos también habría sido diez, quince o veinte veces más. Aquellos artilugios necesarios para hacer todo lo que se podía hacer ahora con un sólo teléfono móvil tenían una obsolescencia programada de al menos cinco o seis años. En cambio, ahora, él mismo estaba pensando en cambiarse su iPhone 6 Plus por el 6S, y no tenía ni un año y medio de uso.
La deflación del capital era el motor de todo eso. Y sigue teniendo que ver. Pensar que lo que vivíamos sólo era un derivado financiero no sujeto a un cambio productivo mundial fue el error que se mantiene en muchos casos. Todo está mutando, y a una velocidad exponencial, y aún desconocida. La tecnología está detrás de muchos de esos cambios, pero también los estimula un nuevo modo de pensar. Se acaba la propiedad tal y como la hemos entendido. El producto pasa a ser servicio, y el control del Estado es una entelequia. La economía circular, las plataformas sociales, la impresión en tres dimensiones, la inteligencia artificial y el nuevo consumo colaborativo lo están cambiando todo definitivamente.
La deflación del capital no es más que un modo de definir un mundo nuevo que ha explotado frente a uno anterior. A día de hoy, prometer empleo tal y como lo plantean nuestros gobernantes es un ejercicio de irresponsabilidad o desconocimiento que asusta, como veremos a lo largo de este libro. Bien estaría que, para abordar esa transición —a un mundo donde trabajaremos menos horas, donde trabajaremos de otro modo, donde trabaja- remos en cosas que no sean substituibles por máquinas y donde el concepto trabajo será un nuevo social a definir toda- vía—, se empezaran a establecer directrices y liderazgos realistas al respecto. Esto no va de ir prometiendo hasta meter…, como dice el refrán. Esto va de mitigar un tremendo y doloroso escenario a diez o doce años vista; va de prever el mundo de nuestros hijos.
No se trata de hablar de rentas mínimas garantizadas a jóvenes menores de no sé qué edad, ni de ajustar la vida laboral por arriba o por abajo. No va de subir impuestos para soportar una sociedad del bienestar inasumible. Va de preparar todo ello para que sea posible. No va a haber trabajo para todos, tengamos eso claro; ni aun adquiriendo nuevas habilidades. La tecnología se va a encargar de ello… Así como ya jubiló nuestra cámara de fotos, nuestro GPS, nuestra televisor del dormitorio, nuestro vídeo, nuestro ordenador de mesa o nuestro propio teléfono tradicional, así lo va a hacer también con nuestro empleo.
Por eso debemos exigir que el comportamiento de quienes dirigen no sea maniqueo. Ni blanco ni negro, ni bueno ni malo, ni rentas mínimas de derechas ni de izquierdas. ¿Cómo piensan pagar «los de izquierdas» una renta básica? ¿Cómo piensan no instaurarla «los de derechas» y que el mundo siga girando? A ver si la solución podría ser dinamizar la empresa privada, estimularla para que se modernice, y rebajar los impuestos para facilitar su competitividad. Es una opción. Tenemos otras pero no me negarán que con empresas eficientes, rentables e internacionalmente competitivas se podría plantear un mundo cuya deflación del capital podría estar ya gestando una deflación estructural, de tipo social.
El tiempo disponible para preparar esa sociedad inmediata se va agotando. Seguir presionando a la empresa y a los consumidores para que paguen el dispendio y sus intereses convierte en crónica una situación que sólo tenía que ser transitoria. La llamaron «crisis», y era una «deflación del capital». Llevamos años hablando de «recuperación» y a este paso va a ser una «deflación social».
2. Un nuevo contrato social llamado «empleo»
Toda rosa tiene su espina, como cada noche tiene su amanecer.
Igual que cada vaquero canta una triste canción, cada rosa tiene su espina.Letra de Every rose has its thorn, POISON
Llamaron crisis a una deflación del capital, y llaman recuperación a una deflación social. En medio mundo se lee que el empleo se está recuperando y que, por consiguiente, lo que ha vivido el mundo en los últimos diez años no era más que un bache profundo derivado de una crisis de tipo tradicional. El mundo se recupera. Los más destacados economistas aseguran que estamos en una estancia que volverá a traer riqueza y júbilo a todos. Lo bueno es que es cierto. El paro bajará, de momento. Lo grave es que es una apreciación tan cortoplacista que asusta. Es miopía pura. Tanto la falta de análisis de lo que está pasando en el subsuelo económico como mantener el mantra de la recuperación inmediata es de una irresponsabilidad bíblica. Hay muchas cosas que no se están teniendo en cuenta y que, o nos ponemos en ello, o el pinchazo de la burbuja inmobiliaria parecerá una especie de guardería comparado con la que se nos viene encima.
Stephen Hawking decía que «estamos en el momento más peligroso en el desarrollo de la humanidad» y que «el ascenso de la inteligencia artificial destruirá el trabajo de manera irreversible entre las clases medias». El genio de Oxford tenía claro que sólo quedará empleo creativos y supervisores. Se preguntaba si es- tamos preparando a nuestra sociedad inmediata para un mundo con un desempleo que él calculaba que rondaría el 60 por ciento. La Casa Blanca publicó un informe hace un tiempo que profundizaba en ese escenario. El 83 por ciento de los trabajos donde la gente gana menos de 18 euros por hora ha iniciado la primera fase de automatización o reemplazo. En apenas cinco años, el mercado del vehículo autónomo será factible. En menos de una década, unos diez millones de vehículos usados en transporte y logística en todo el mundo no precisarán conductor. Es decir, unos diez millones de personas que conducen para ganarse la vida lo dejarán de hacer. Por lo menos como ahora lo hacen. En tres años, en nuestro entorno será cada vez menos habitual ver personas atendiendo en cajeros o restaurantes fast food, así como jardineros o contables. En cinco años lo será con asistentes médicos, recepcionistas, policías de tráfico, agentes de mostrador en aeropuertos, personal de oficinas o salas de cine. En ocho años costará ver taxistas y camioneros. En diez, quizá no veremos peluqueros, abogados, dentistas o directores de recursos humanos haciendo lo que hacen ahora. En veinte, no trabajaremos como lo hacemos ahora… A cada paso lo irreversible se hace más evidente.
El mundo no se va a acabar, pero va a cambiar tanto y tan rápido que no tenemos la opción de preguntarnos si está bien o mal, si es posible pararlo o no. Va a pasar. El valor añadido no estará en si te lo crees o no. La mayor ventaja estará en haberlo previsto y haber implementado una estrategia empresarial, personal, política, social y económica.
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Cuando acelerar es mucho más que ir más rápido
Hace unas semanas el Diario Expansión publicó el ranking de las principales operadoras en cuanto a inversión en capital riesgo se habían producido en 2014. En la sección dedicada al Venture Capital, Conector Accelerator Startup, encabezaba la lista. No era un hecho casual. En menos de dos años, los fundadores del proyecto, encabezados por Carlos Blanco y Elizabeth Martínez, hemos trabajado duro. Los fundadores que se sumaron desde el principio, Gerard Olivé, Marc Ros, Miguel Vicente, Risto Mejide, Xavier Verdaguer y yo mismo, hemos trabajado duro en este tiempo, como realmente se merece algo tan apasionante. Pero la clave del éxito está siendo el grado de comprensión e implicación del casi centenar de mentores de los que dispone nuestro proyecto.
Mentores que entendieron rápidamente que Conector pretendía era ser algo más que una aceleradora y dónde el valor del ‘mentoring’ a aportar iba mucho más lejos de aportar financiación, espacio físico o una serie de charlas puntuales. En Conector las cosas pasan y pasan porque hay vinculación absoluta, gestión de equipo y valor añadido. Todo hasta el punto exacto en que, cada uno de los mentores y en cada una de las startups que ‘ayudan’, alcanzan una simbiosis que las hace parte de las mismas. No es enseñar, no es sólo dar lecciones de experimentados emprendedores, no, es también entrar en el asunto, ser parte, implicarse incluso societariamente en la startup, dando un patrón tremendamente nutritivo a lo que cada día pasa en las instalaciones de este sueño colectivo.
En Conector elegimos los proyectos que enlazan con una manera de ser y un patrón determinado de enfocar el hecho emprendedor. Creemos que si colectivamente retiramos algunas barreras mentales que rodean a la ‘vieja economía’ cambiará incluso la manera de pensar de las personas y sus relaciones con la realidad económica, política y social. Ciudades más modernas, tecnológicas y digitales serán también más plurales, eficientes y competitivas. En Barcelona, en Madrid o allá donde empezamos a expandirnos. Los emprendedores digitales son los estimulantes de ese nuevo rumbo, los dinamizadores del proceso. Su hoja de ruta se define por objetivos, por retos y por sueños, pero hacerlo de un modo actual es fundamental. En Conector mostramos como hacerlo y nos implicamos en el camino a recorrer. No siempre delante, eso es tarea del equipo emprendedor, pero siempre soportando y sufriendo con ellos, el peso de todo cuanto se necesita en ese viaje.
Recientemente Conector ha ultimado el acuerdo con el Ayuntamiento de Barcelona para ir al Edificio MediaTIC donde se ubicará Conector Mobile y Conector Growth. Dos nuevos ‘spin off’ que se suman al Conector Games Madrid que ya está en pleno funcionamiento en las oficinas de R.Franco. En breve también, esperamos tener definida la ubicación de Conector Madrid.
Durante este año y el que viene se van a preparar los programas de aceleración en México, Colombia e Irlanda. Una muestra de que crear ecosistemas con el mismo modelo al que ya está resultando en Barcelona y Madrid pueden ser exportables y retroalimentarse entre si. El sueño sigue creciendo.
Publicaba la prensa recientemente que ‘el sector de las start-ups tecnológicas se mueve. Las aceleradoras de empresas son una de las mejores opciones que tienen los emprendedores para impulsar sus negocios, y el éxito de algunos proyectos ha llevado a Conector a replicar el modelo de negocio no solo en Madrid con aceleradoras sectoriales, sino también en México, Colombia e Irlanda, comenzó a funcionar en el 2013, y desde entonces ha propiciado el impulso de una quincena de empresas como PopPlaces, Viuing, Glovo. (...) En la primera edición, comenzaron seis start-ups, acabaron cuatro y dos lograron financiación. En la segunda ronda empezaron 15, acabaron 12 y han logrado financiación 10 en total. Algunos mentores acaban invirtiendo en las start-ups que aconsejan’
Con la tercera ronda en marcha en Barcelona (11 nuevas start-ups), hemos apostado por abrir aceleradoras sectoriales (start-ups que crean productos de un solo sector), algo que se va a replicar con otros sectores, siempre de la mano de socios industriales especializados. En otros países Volkswagen o Barclays tienen sus aceleradoras verticales de automóvil o banca.
Si eres un emprendedor tecnológico y crees que podemos ayudarte, estate atento, pronto habrá más novedades y convocatorias abiertas. Si consideras que puedes ayudarnos en nuestra expansión pues tienes conocimiento de partners de valor también nos interesa. Y, si quieres crear tu propia aceleración vertical con nosotros, si tu empresa quiere liderar una aceleración sectorial como se hace en otros lugares, no dudes en escribir aquí.
'No es una burbuja, es un nuevo modelo económico'. Entrevista para Sintetia
Ayer salió publicada la entrevista que me hizo la semana pasada Javier Garcia para la publicación digital Sintentia. Durante una larga entrevista hablamos de emprender, de tecnología, de la ronda de financiación de Openshopen, del proyecto Conector, de que se considera éxito y que no, del papel de la administración en este momento histórico y de algunos detalles de tipo más personal. Lo pasamos bien. Aquí os la dejo por si es de vuestro interés o no la habéis leído ya.
Marc Vidal, “No es una burbuja, es un nuevo modelo económico que requiere un tipo de análisis distinto”
JAVIER GARCIA. 9 de Fegrero.- Hoy entrevistamos a quién para mí es una referencia en muchos ámbitos: como emprendedor, mentor, comunicador y pensador afilado. Marc Vidal es un emprendedor de éxito y un prestigioso consultor en innovación. Ha fundado una decena de compañías. Actualmente lidera las multinacionales Openshopen e Idodi. Su vocación por las startups le ha empujado a impulsar la importante aceleradora Conector. Es un inversor de referencia para empresas de base tecnológica a través de varios fondos que él mismo gestiona. Ha sido director de postgrados para la Universidad de Barcelona y actualmente imparte clases en buen número de escuelas de negocio de Latinoamérica y Europa. Es miembro del grupo de Investigación en Nueva Economía de la Universidad Politécnica de Madrid. Desde su blog, galardonado con el 3er premio de los EuroBlogs Awards al mejor blog europeo, alertó de los peligros de la crisis varios años antes de que se produjera y de cómo afrontar el cambio de modelo económico en el que estamos transitando. Ha sido seleccionado una de las diez personas más influyentes de Internet en España por su capacidad de interpretación de los cambios tecnológicos y socioeconómicos. Reside en el conocido Silicon Valley europeo, Dublín pero es conocido por su tendencia nómada y viajera. Ha publicado diversos libros, como ‘Contra la cultura del Subsidio’, o el último de los cuales, ‘Una hormiga en Paris’, da título a una de sus conferencias más populares y que narra, en primera persona, como alcanzar nuestros sueños como emprendedores a pesar de las dificultades. Y por si fuera poco, dirige la revista Westinghouse Future Economy.
Marc, ¿Por qué los grandes éxitos comienzan con una pequeña victoria? Ésta frase destaca en la portada de tu nuevo libros, “Una hormiga en Paris”.
Hay que definir que es éxito. Hacer lo que quieres y cuando quieres y que además eso te permita vivir como tu consideras que es suficiente puede ser éxito. En mi caso necesito poco, por eso, cada pequeña victoria, cada logro por minúsculo que parezca, va construyendo tu más que probable éxito.
Vives casi en un avión :) y tienes acceso a muchos ecosistemas empresariales, a diversas formas de hacer negocios e, incluso, palpas diversas culturas sociales. ¿Qué hace que un país tenga un mayor dinamismo empresarial y tecnológico que otro?
Hay países que definen el tiempo actual como un mal paso. Me refiero a la crisis. Hablan de todo esto como de una situación temporal a la que hemos llegado por ‘agotamiento’ del consumo o porque ‘tocaba’. Ahí se encuentran la mayoría de quienes deberían de liderar los procesos de cambio o, como mínimo, estimularlos en los países donde ese dinamismo tecnológico no se produce. Los otros son los que los que disfrutan de la complejidad que supone enfrentarse al reto de escalar en los términos de una nueva economía, de abrazar a la tecnología como hicieron nuestros antepasados en otros momentos de la historia y de convertir este escenario digital que nos rodea en el motor de una sociedad mejor y más automatizada. Que la gente quiera montar negocios requiere ponerlo fácil. Casi es mejor que no se intervenga mucho y que se deje hacer cosas que sean innovadoras y que a veces chocan con lo establecido, porque el tiempo corre y lo hace siempre hacia lo eficiente y lo tecnológico. Que esos negocios se quieran montar de manera digital, tecnológica, depende de estímulos, educación digital y entender dónde estamos y hacia dónde vamos.
¿Qué está fallando en España? ¿Es un problema cultural? ¿Es un problema educativo?
Es una mezcla de muchos factores. Tampoco tengo claro que esté fallando nada. Probablemente recogemos la herencia de un modo de plantear la vida: si no tienes una casa no tienes garantizada la jubilación, todos debemos tener hipotecas y eso de la movilidad si no es obligatoria ni se plantea. En otros lugares del mundo, donde el emprendedor es el tronco sobre el que gira el futuro inmediato, muchas de las barreras culturales y educativas que nosotros hemos vivido son muy distintas, por ejemplo, el hecho de valorar el fracaso como un lastre de por vida de tipo cultural y fiscal. Es duro que te salga algo mal, pero cómo vas a aprender de ello si encima tienes que pagar el resto de tu existencia por él. El éxito, a veces, también está visto de igual manera. Si te sale mal, ya te lo decían, si te sale bien, ha sido suerte. El trabajo se valora en proporciones muy distintas en otros lugares. Por ejemplo, los que tenemos la manía de abrir muchos proyectos, de participar en mil cosas, eso que llaman ‘en serie’, nos arriesgamos a que algo salga mal y será por eso que se nos acusará muchas veces. El resto de logros se diluyen.
¿Qué quitarías de todo nuestro entramado institucional, legal, fiscal y financiero para que en España pueda emerger un ecosistema empresarial dinámico y con capacidad para competir a escala global?
Casi todo. En España, como en algún país más del entorno, todo lo que tiene que ver con montar un negocio es un calvario y una vez montado todo son elementos de fricción. Además es que es una detrás de otra. Leyes de emprendedores que fueron papel mojado, muros en la normalidad de la gestión de los datos, regulaciones casi inéditas en el mundo para que la búsqueda de financiación beneficie a los bancos o un modelo tributario fuera de toda lógica de los tiempos que vivimos, por ejemplo la ‘exit tax’ para startups. Sigo pensando que hay lugares donde la administración, cuando interviene, perjudica. En lugar de ser un facilitador se ha convertido en un inconveniente. Dudo ya que lo hagan con mala fe, creo sencillamente que lo hacen porque viven en un mundo distinto, lejano y donde la mayoría de las características que podrían convertir un país en crisis en una economía moderna y con expectativas, los ciega.
Con la proliferación de aceleradoras, incubadoras y tanto “bombo” que llevamos dando a los emprendedores, sobre todo desde el inicio de la crisis, ¿hay espacio para Conector una de las iniciativas que lideras junto a un equipazo de socios? ¿En qué osdiferenciaiss?
Permíteme que te confiese que Conector es lo mejor que me ha pasado en tiempo. Además de ser socio, lo cual es una inversión, poder trabajar con el lujo de socios que tengo, hay un aspecto que deriva de la posibilidad de ser mentor intensamente. Debería de pagar en lugar de recibir. A cada ‘board’, a cada entrevista, a cada momento en el que junto a un grupo de emprendedores te traslada sus sueños y proyecto, el que aprende soy yo, el que se carga de energía soy yo. Dicho esto Conector representa aire fresco al escenario de las aceleradoras. Carlos Blanco defiende, y con razón, que nuestro papel privado en todo esto ha sido clave. El modelo de seguimiento de las aceleradas que proviene de un ‘matching’ entre mentores y startups está siendo un éxito. La selección no se hace bajo tablas o modelos preestablecidos, hay mucho trabajo detrás que en algo más de un año ya ha logrado que el 90% de las startups que han pasado por nuestro programa lograran cerrar sus rondas de financiación y pusieran en valor de mercado sus productos. En Conector vemos cómo un proyecto que llega, evoluciona y se hace mayor en 6 meses.
Ves muchos proyectos ¿Qué tiene que tener un equipo o una idea para que estudiéis la “oportunidad”?
Nos llegan por diversos lugares. A mi desde Latinoaméricaa, Irlanda y España me ocupan mucho tiempo revisar, leer y preguntar sobre lo que se me envía. Son decenas de proyectos cada semana. En Conector, por ejemplo, la cifra es gigantesca. Hay muchas ganas de hacer y mucho talento esperando su oportunidad para que gente que sabe mucho les ayude. En algunos casos tenemos a quien más sabe de ello en el país. Eso es real. Pero también a gente tremendamente bien conectada, un tema clave para trabajar el network de salida. Para que nos ‘entre’ debe cuidar más el equipo que la idea. Ideas hay muchas y cuando crees tener algo único resulta que hay otros que ya lo están haciendo. Es preferible en ese caso diferenciarte por la capacidad del equipo emprendedor. Buscamos gente, buenos equipos, por encima de las ideas. Obviamente ese equipo debe defender grandes ideas, pero repito, esas a veces son de menor valor.
En el ámbito de la tecnología, ¿Dónde crees que están los retos y las oportunidades de inversión?
En el ocio de las personas. Automatizar el ocio, el gaming y el tiempo libre. Permitir que una plataforma facilite todo eso siempre será un plan de negocio interesante. El ser humano tenderá a tener más tiempo ‘libre’ por el trasvase laboral hacia los robots y los automatismos. Ahí entra, aunque hay quien lo duda, todo lo que tiene que ver con la compra, el comercio electrónico. Creo en el crecimiento imparable de todo ello, también como ámbito para invertir y para atender su evolución. El nicho, el producto fuera de los grandes ‘marketplaces’ son grandes oportunidades de negocio escalable. También, y por derivación, todo el M2M o llamado IoT (Internet de las cosas), donde la comunicación entre máquinas se llevará por delante a muchos grandes dinosaurios empresariales que no se están adaptando. El big data o el small data, me da igual, en concreto las empresas capaces de gestionar de manera inteligente y automática los datos. Las empresas que llevaban campañas electorales de comunicación hace apenas 4 años eran expertas en redes sociales, ahora son equipos de gestión matemática que analizan tendencias. También me interesan mucho las plataformas que se llevan por delante intermediarios. Es la economía socializada. Hay más pero los conozco menos. Robótica aplicada y temas de biotecnología obviamente también.
¿Crees que es más difícil emprender fuera de los entornos urbanos más densos como puede ser Barcelona, Madrid o Bilbao?
No debería porque la tecnología lo ha aproximado todo, pero sigue siendo así. Tiene más que ver con el ‘como te ven’ que con el que realmente eres. Además hay ecosistemas muy fuertes que se focalizan en zonas y olvidan otras. Eso es una lástima, pero es así. Aquí en Dublín, por ejemplo, está todo. Apenas hay nada tecnológico fuera del núcleo. Dos ciudades grandes que por motivos inmobiliarios ocupan alguna multinacional, pero esto es algo global.
¿Qué elementos son esenciales para involucrar a más inversores no profesionales en el ámbito de las startups? ¿Qué elementos dan más respeto miedo a la hora de invertir en fases tempranas?
Deben pensar que todos tenemos parte de responsabilidad en que una economía se modernice y se presente ante el futuro con garantías. Los que piensan, los que ejecutan, los emprendedores, las aceleradoras, el gobierno, la prensa, pero también los bancos y, por que no, los inversores no profesionales. Pero también pueden pensar que si se hace con cierto cuidado –invertir-, o diversificando bien, por ejemplo a través de fondos para inversores no profesionales, las opciones de que salga bien son mucho más altas. En este sentido, acabamos de montar un fondo a este efecto del que soy parte, Idodi Venture Capital, destinado a pequeños inversores que quieran ir de la mano de gente que de esto sabe mucho. La idea es invertir en una docena de empresas en cantidades importantes, no sólo simbólicas, y que permita influir en la gestión de esas participadas. El objetivo es que el riesgo se reduzca por tres puntos, i) el de que solo se invierta en empresas muy bien elegidas y con vocación de pasar una temporada en Dublín para preparar el salto a Estados Unidos; ii) que se pueda participar en el control del proyecto, de ahí que sean inversiones que busquen acompañar a los emprendedores, y finalmente que durante el tiempo de vida del fondo este busque colocarse en un número suficiente de startups para evitar el temido porcentaje de mortalidad. Para ello iii) nos apoyaremos en Conector en gran medida que está logrando una mortalidad casi insignificante.
¿De cuáles de tus proyectos empresariales te sientes más orgulloso? ¿Cuál está generando ya unas grandes y reales expectativas de crecer?
Siempre debes sentirte más orgulloso de aquello que estés haciendo en ese momento. Openshopen, el cual no lidero yo pero si lo fundé, es un proyecto muy importante. Hemos pasado por varias etapas y seguimos aprendiendo mucho. Quisimos hacer algo que ya hacen otros y enfocarlo de un modo distinto, hacerlo mas simple y fácil de usar para adentrarnos en mercados emergentes donde el ecommerce crece rápido y donde los grandes players aún no han ido por su complejidad. Ahora mismo tenemos clientes en medio centenar de países y equipos concretos en México, Nigeria, Kenia, Colombia, Brasil y otros. Estamos en plena ronda de financiación y, además, te das cuenta de la calidad humana de las personas que tienes en el equipo y de las oportunidades de crecer aun más rápido. Idodi es otro de esos proyectos de los que me siento orgulloso por cómo ha sabido reinventarse. Ahora lo dirige alguien muy especial para mí, mi hermano, y está enfocado en la transformación digital de las empresas y a lograr que aquellos que quieren vender por internet lo logren. Conector, ya explicado, o proyectos de moda como Zytto, algo que empezó casi en broma junto a mi socia Lara y que ella ha consolidado en muy poco tiempo. En su día, estuve muy orgulloso de fundar y poner en valor la empresa Cink.
Twitter se dispara en bolsa aun cuando tenía importantes pérdidas, SnatChat con la entrada de Alibaba la valoran en 10.000 millones de dólares (sin prácticamente facturación alguna), esta semana nos enteramos que un fondo ha comprado La Nevera Roja a valor 40 veces su facturación… ¿Estamos otra vez en una burbuja respecto a las empresas tecnológicas o es otra cosa?
En algunos casos será así. Por supuesto que en los ‘mercados’ hay para todo. Vengo de ahí, me pasé un tiempo trabajando en bolsa y sé que no siempre las cosas valen lo que cuestan, pero pueden valerlo. En los casos que comentas hay otros factores. El inversor busca ganar dinero y lo hace invirtiendo incluso en empresas que pierden dinero, y mucho, porque a pesar de ello, cuando decida o pueda vender, sabe que seguirá siendo una empresa invertible. Y eso puede pasar de nuevo en pérdidas, por que el valor de Twitter no es lo que ahora se logra, es lo que se espera de ellos. Amazon pierde tanto dinero que a veces sorprende que siga vivo, pero su valor es otro, su futuro está en liderar un modelo de logística y negocio que requiere invertir mucho. Las startups viven de rondas de financiación y eso no es malo, es la lógica de los tiempos. A unos les sale bien rápido, a otras se les retrasa y algunas no lo logran. En un gran número de ocasiones, éstas que cierran antes de lograr el éxito a pesar de recibir inversión, les faltó el ‘extrapoint’ que llamamos, ese extra de financiación que las hubiera puesto en su lugar soñado. No es una burbuja, es un nuevo modelo económico que requiere otro tipo de análisis a los tradicionales.
¿Nos puedes contar en qué startups estás poniendo ahora mismo energías y cómo es el modo en el que a ti personalmente te gusta participar en ellas?
A parte de mis proyectos ya descritos participo como socio y advisor en fondos como Sitka Capital o como socio activo en un buen número de startups o proyectos. Estoy en algo que me divierte mucho y que va a demostrar que en el mundo no hay monstruos, se llama ‘Rien’ , en el proyecto de economía social PopPlaces, en una aplicación que va a revolucionar el modo en el que las personas se relacionan con las marcas Adictik, en el periodismo robótico de Cilenis. Cada cierto tiempo abandono el seguimiento de las que ya van mejor (o salen mal) y elijo dos o tres más en las que ayudar. En breve habrá un par de entradas importantes en empresas, una de M2M y otra vinculada al big-data que tienen una visión internacional tremenda. Todo basado en el mercado anglosajón.
Hemos entrevistado a Guy Kawasaki y nos dijo algo muy interesante: “un prototipo vale más que mil palabras”. ¿Se necesita esa “beta” para que los inversores y tu “red” o los clientes, confíen en ti?
Si. Quien va a negar algo que diga Guy. Yo no.
Y para finalizar te pedimos que completes algunas frases:
1.- Mi mayor fracaso… es personal,
2.- Lo que aprendí tras ese fracaso… que debo viajar menos.
3.- El éxito para mí… despertar cada mañana con un poco más de ilusión que la que tenía el día anterior.
4.- Un autor de referencia que siempre me acompaña… Ray Bradbury, Asimov y Stanislav Lem.
5.- Para organizarte bien y ser productivo respondo correos entre las 7 y las 9 y no lo abro entre las 9 y las 12 AM.
6.- Mi propósito en la vida… todos están en mi hijo.
7.- Me preocupa que quienes lideran viven en una aurora boreal.
8.- Un blog… me encanta Backchannel y, si, soy un clásico, casi a diario como una costumbre, Enrique Dans, ahora en Medium no obstante.
9.- Una iniciativa que me ha sorprendido en España… me gustó mucho el proyecto de crowdfunding cientifico ‘Precipita’ en su día.
10.- Un lugar para recuperar mi paz interior… Cliffs de Moher.
Transforming
Hace casi cuatro años, tras la venta de mi participación en dos compañías españolas y una norteamericana, le propuse a Lara Oliveras crear una nueva compañía. Mi voluntad era conjugar productos tecnológicos y servicios aplicados. Por primera vez iba a mezclar ambos modelos de empresa y lo pretendía hacer a través de una red internacional de sedes asociadas, de las cuales la mitad hoy son filiales constituidas legalmente y trabajando de manera autónoma en gran parte. Algunas cosas salieron mal y otras no tanto. En este tiempo hemos entrado a participar en una decena de startups y hemos creado tres productos tecnológicos propios. Toca volver al origen de lo que pretendía Idodi, estimular la transformación digital empresas, organizaciones y, en general, ser parte de este maravilloso momento de la historia que nos ha tocado vivir. Ser protagonistas del cambio de época actual.
Tras mi compromiso en Openshopen, Conector, Sitka Capital, BCIE, StartupIreland y algunas cosas más, consideré que mi papel en Idodi debe ser otro diferente al liderazgo diario y a la ejecución directiva. Sin dejar de estar, sin abandonar mi papel de ‘chairman’, en este punto creí fundamental fichar un CEO con mayor visión corporativa para Idodi que la que yo podía concederle a estas alturas. Años tras mi hermano intentando convertirlo en socio de alguno de mis proyectos por fin se alinearon los planetas y aceptó convertirse en socio y en director. Con apenas cuatro años menos que yo no conozco a nadie más capaz para liderar este proyecto.
Oshcar fue primero de su promoción como Ingeniero Informático, titulado en IESE y ha dirigido departamentos de consultoría tecnológica en Accenture, Grupo Choice, Cap Gemini y Oracle. Lleva sin armar mucho ruido algo más de un mes al frente de Idodi, preparando un nuevo equipo, y tratando adaptar su estilo. Sus primeros logros ya explican porque estoy seguro que lo vamos a disfrutar. Una nueva web, un nuevo logo, una actualización del portfolio y los primeros deals y contratos cerrados que yo mismo llevaba meses detrás sin lograrlo.
Tengo amigos que han transferido la dirección de sus empresas a sus hermanos menores. Debe ser algo más natural de lo que parece. Creo que responde a que muchos de ellos comparten valores, espíritu de sacrificio, pasión por la tecnología y una curiosa mezcla entre que ‘el mayor’ suele ser más osado y explorador, y ‘el menor’ suele estar mucho más preparado.
El reto de recorrer un mar repleto de ‘only different ideas’ es estimulante. Que esa travesía sea aprendiendo es una suerte. Queremos lograr que las empresas y organizaciones rentabilicen sus acciones en la red, que dinamicen su gestión de datos masivos usando el big-data, que se adentren en la conexión de objetos y redes con la Internet de las cosas y que en definitiva vendan más mejorando su estrategia digital. Cabe todo, pero hay que hacerse bien. El nuevo equipo es nuevo y maravilloso. Probadlo, aunque no me alejo, os dejo en buenas manos.
Un mes de 'la hormiga'
Hoy se cumple poco más de un mes del lanzamiento de ‘Una Hormiga en París’. La verdad es que las diferencias con mi anterior libro ‘Contra la Cultura del Subsidio‘ son notables. Ya no tan solo en cuanto a la respuesta comercial que ha resultado ser mucho más intensa situando este nuevo libro entre los más vendidos en diversas listas de referencia, sino también en cuanto al sentido que se le está dando por parte de muchos de vosotros. Es tremendo sentir a tiempo real el pulso de miles de lectores y de como unos hechos que viví hace ya tantos años provocan tanto afecto en tanta gente.
A fechas de hoy lo más relevante está siendo, por encima de las ventas, la acogida empresarial y educativa. Son ya una docena las empresas que han decidido regalar a sus empleados “el manual de innovación” que este libro representa. En cuanto a la educativa es tremendo pensar que en dos escuelas de negocio mi libro será parte de algún ejercicio del plan de estudio durante el año que viene. Ahora bien, lo más estimulante fue saber que un centro de educación secundaria vallesana ha decidido proponerlo como ejercicio de lectura trimestral a chicos de entre 12 y 14 años. Espero no ser responsable de una huida masiva de jóvenes a París.
En este sentido la editorial me comenta que para los que se han interesado en proponer compras de carácter colectivo o de pedidos superiores a 100 ejemplares, hay importantes descuentos asignados. Si estás interesado en una compra de volumen mi equipo puede ayudarte a ponerte en contacto con el editor. Si quieres información al respecto puedes decírmelo aquí.
También he diseñado una conferencia que explica en apenas una hora la historia del libro y convierte una metáfora vital en un modelo didáctico de aprendizaje en materia de innovación, creatividad, emprendeduría y de transformación personal. Se trata de revolucionar el motor que todos tenemos dentro a partir de modelos de estímulo que utilizó la hormiga en su día. Esta conferencia llamada también se convierte en un seminario de innovación donde a partir del relato se ejercitan los diez modelos de innovación que del mismo se desprenden. Si quieres más información puedes solicitarla aquí.
Finalmente te aconsejo solicitar tu ejemplar a través de la red en ‘Casa del Libro’ pues en algunos lugares está agotado y me han pedido que recomiende el pedido digital.
Hoy os dejo, excepcionalmente y como detalle por cumplirse un mes, el segundo capítulo del libro. No volcaré ninguno más por lo que si quieres saber como continúan las historias de la hormiga que le permitieron pasar de vagabundear por las calles de París a lograr ganar muchísimo dinero deberás buscar un ejemplar digital o en papel.
CAPITULO 2 – ‘SUPERAR TUS MIEDOS’
«Sólo atravesando la noche se llega a la mañana.»
J. R. R. TolkienCon catorce años vivía junto a un artista mundialmente reconocido. Jordi Benito era uno de los artistas conceptuales más importantes de Europa. Como se suele decir que «nadie es profeta en su tierra», la mayoría de vecinos desconocía al genio. Yo lo supe por pura casualidad y mientras estaba delinquiendo.
En el portal junto a los buzones del edificio donde vivíamos, un paquete en forma de libro parecía implorarme: «¡cógeme Marc!, ¡cógeme!». Así lo hice y no me arrepiento. Lo tomé prestado, con la idea de devolverlo a su destinatario original, el tipo raro del cuarto piso. Al abrir el paquete, descubrí que se trataba de un libro escrito en alemán, un ejemplar del Kunstforum dedicado al arte conceptual. Me quedé pasmado. No entendía ni jota y jamás había visto algo similar. Sin embargo, la sensación de investigar, de adentrarme en lo extraño, resultaba irresistible. No podía detenerse. Pasaron horas o minutos de tanto disfrute que seguí recorriendo sus páginas hasta el infinito. No me apetecía devolverlo. En la biblioteca municipal solicité un diccionario alemán-catalán y me las apañé como pude.
Llegaron más paquetes como aquél y continúe tomándolos «prestados» del Sr. Benito. A lo largo de un año, me hice con un botín cada dos meses. Regresaba del Instituto una hora antes que el artista de su estudio. Llegué a reunir seis ejemplares hasta que me pillaron.
El hombre vino a casa, solicitó a mis padres hablar con- migo. «Si quieres leer más ejemplares sólo tienes que pedir- lo». A partir de ese día, pasé muchas tardes en su estudio o en su piso. Mirando todo tipo de publicaciones, algunas dedicadas a él, y observando cómo trabajaba. Viendo su ex- presión artística en plena manifestación. Tuve el privilegio de estar cerca de un artista con reputación internacional.
Me habló del mundo y sus ciudades: París, Nueva York, Tokio y a cada palabra, a cada detalle, mis deseos de recorrerlas aumentaban. Durante años, confeccioné listas de cosas que quería hacer y acumulé fondos para hacerlas posibles. Me preparé para eso de vivir aventuras. Empecé por las más domésticas, aunque comportaban algún riesgo y mucho consumo de adrenalina. Eran viajes cercanos y aventuras nocturnas. Pasé noches sólo en Barcelona inventando trabajos en grupo que jamás existieron o participando en congresos estudiantiles que «exigían» pernoctar en un albergue de la Plaza Real. Todo aquello se me quedaba pequeño. El gran reto, mi sueño, estaba en París. Ver Montparnasse, el Louvre, un lugar que inaugurarían pronto llamado Centre Georges Pompidou y todo cuanto mi propio ímpetu había magnificado. Fin de la espera, no podía más.
El dinero necesario para afrontar esa aventura lo obtuve de desproteger juegos de Amstrad y Spectrum Plus y pregrabarlos para venderlos en el Instituto. Lo vendía todo. La colección de libros de Isaac Asimov me sirvió para pagar la mochila. La pelota firmada por los jugadores del Espanyol para los pantalones cool que debía llevar en la capital de la moda. Mi vida se convirtió en una subasta.
Al cumplir los diecisiete años, mi única obsesión era ir tachando la lista de deseos. El primer punto: «ir a París». En aquellos tiempos estaba muy lejos. Un billete de avión era algo inalcanzable y no teníamos teléfonos móviles ni Internet. Las cartas precisaban sellos y no había más remedio que esperar unos días cualquier respuesta. ¿Cómo podíamos vivir así?
En la actualidad, mis amigos me escuchan y callan cuan- do les explico que me he metido en algún nuevo proyecto por muy alocado que sea. Saben que lo pasé fatal cuando me arruiné por completo. Quedarse sin nada es algo que se explica cuatro minutos pero se tarda en digerir cuatro años. Sin embargo, cuando les cuento un nuevo reto, un nuevo proyecto en el que voy a depositar toda mi energía y patrimonio, ni se inmutan, saben que no va a haber forma de evitarlo. Esperan y observan. Si me va bien, lo celebran; si me va mal, me apoyan.
Así me debieron ver por aquel entonces cuando dije que me iba a París de manera definitiva. Ya hacía tres años que soñaba con eso y nadie podría impedirlo. Una vez superada la Selectividad, me iría. El listado tenía que cumplirse y ya iba con retraso. Tomé mis anhelos, los metí en el mochilón, le di un beso a mi madre y me fui a la estación. No tenía ningún miedo, ninguna duda. Lo normal hubiese sido que pensara en el «¿y si no lo logro?». Se sabe que el miedo al fracaso suele acompañar a todos los retos.
Uno de los principales problemas Decidirse y luchar en el momento de emprender es a ni- por los propios vel personal. Justamente, el miedo al sueños es la error. Fracasar en todos los ámbitos de la vida siempre da respeto y nosotros mismos nos convertimos en la principal barrera.
Decidirse y luchar por los propios sueños es la receta definitiva que debe aplicar cualquier emprendedor. Convertir el miedo al fracaso en una oportunidad. Me subí en aquel tren sin saber qué iba a suceder, pensando que, quizá, todo sería relativamente sencillo. En un par de semanas regresaría a casa. No obstante, vivimos en un proceso de continuo aprendizaje. No debemos olvidar que de las cosas que salen mal a veces son de las que más aprendemos.
A lo largo del viaje —con sus expulsiones de vagones y estaciones, sus trenes de media distancia y de cercanías— ignoré los agravios o broncas de revisores y pasajeros a los que no entendía pero que parecían señalarme lo mal que estaba viajar sin billete. A mí me daba igual, yo iba a París, con mucho por hacer y sueños que cumplir.
A los pocos días de mi llegada, dos tal vez, pude sentir que las cosas no iban a ser fáciles y que esa valentía inicial pronto se tornaría en miedo y angustia. A medida que me gastaba los ahorros en crêpes de Nutella o bocadillos mixtos, cerca de Notre-Dame, se hacía evidente que en menos de una semana mis fondos se agotarían.
La primera noche la pasé en un albergue de juventud barato situado muy cerca de Rivoli. Conservar las pertenencias ya era un logro en sí mismo. Debías dormir sobre la mochila, con los zapatos puestos o a buen resguardo, evitando algún que otro coleóptero madrugador. Había que reservar energías y valor para la ducha colectiva matinal. Es- taba claro que no me iba a rendir, no podía renunciar a mi sueño por un simple bichejo o por la poca fiabilidad de los compañeros de albergue.
En aquel momento no era consciente, pero muy pronto convertiría la necesidad en una ventaja. Hace más de dos décadas, con ilusión y algo de picaresca, me hice empresa- rio. Con apenas diecisiete años, tuve que idear algo para sobrevivir en la capital del mundo.
Fue por casualidad, como un cazaoportunidades, que descubrí una opción para ganar dinero. Un chino que toca- ba música de los Beatles con su guitarra, en la plaza Georges Pompidou, me dio la clave. Con espíritu innovador, logré organizarme y al igual que las hormigas construí un pequeño ecosistema en el que incorporar mejoras, propuestas y posibilidades. Todo ello para afrontar el invierno que vendría.
Aquella experiencia conecta directamente con mi particular visión de la empresa y la manera de vivirla hoy en día. También se trata del origen de un emprendedor. Uno que pasó de vagar por las calles parisinas, sin nada que llevarse a la boca, a dirigir una empresa con una docena de trabajadores. Y todo en pocas semanas.
Presentación y agenda de la 'hormiga'
El martes pasado salió al mercado ‘Una hormiga en París‘. Desde entonces he recibido un feedback apasionante. Me han regalado una banda sonora especialmente interpretada y pensada para el libro, centenares de fotos con el momento exacto de llegada de un ejemplar a las manos de muchos amigos y también estoy viviendo algo que como escritor es tremendo: escuchar a tiempo real (mientras el lector devora páginas) la opinión sobre mi trabajo. Durante esta semana que hoy empieza estaré promocionando el libro y también el miércoles será la presentación oficial en Barcelona.
Por eso os invito a todos los que podáis estar este miércoles a las 19:30 en la librería +bernat de Barcelona. Durante la presentación estaré acompañado por el conocido publicista Risto Mejide con quien conversaremos sobre el mundo de la empresa y la emprendeduría, además de departir con quienes os podáis acercar sobre los temas que interesen o preocupen a los asistentes. Juntos, Risto Mejide y yo, desgranararemos cómo se ha creado este libro, una historia personal que me remonta a 1987 cuando visité París con tan solo 17 años para crear de la nada mi primera especie de empresa: “14 chinos y un español S.A.”.
Lunes 21/10: BCN
11h – Expansión. Entrevista.
12-13.30h · Intereconomía radio, programa Per Tots, con Quim Esteban.
15h-16h · Catalunya Ràdio, programa L’oracle, con Xavier Grasset.
16.45h · La Gaceta. Entrevista.Martes 22/10: MAD
9h – 10.30h · Antena 3, Espejo Público.
11.30h · El Economista. Entrevista en vídeo.
12.30h · Periodista Digital. Entrevista en vídeo.
14h · Gestiona Radio, Pulso empresarial. Entrevista grabada a emitir.
17.45h · COPE, La tarde, con Ramón García.Miércoles 23/10: BCN
11.15h – 13h · TVE / La 2, programa Para todos la 2.
15.30h · La Xarxa TV, programa de economía semanal El cercle virtuós.
17h · La Vanguardia digital. Entrevista escrita + vídeo.
19.30h· Presentación +BernatJueves 24/10: BCN
12h · El Periódico de Catalunya. Entrevista.
13h · La Xarxa radio, Matins en xarxa. Entrevista con Marc Lobato.
16.15h · Ràdio 4, programa Directe 4.0. Entrevista con Xantal Llavina.
17.40h · COPE, Dos días contigo, con Cristina López Schlichting. Entrevista.
¿Me sugieres un título?
Ya han pasado dos años desde que lanzara el libro ‘Contra la Cultura del Subsidio‘. A pesar del beneficio que pueden otorgar miles de ejemplares vendidos en tres ediciones y un buen número de conferencias a partir del mismo, lo más interesante ha sido aprender que hay dos escenarios de lectura. Ha sido muy nutritivo llegar a lectores que no lo eran de este blog y que ahora algunos lo son a diario y otros continúan no siéndolo. Otros, lectores del blog desde hace años, jamás leyeron el libro. Ha sido curioso detectar como lo digital y lo analógico, en esto de los libros funcionan como dos mundos separados. También tengo otra percepción: el lector de posts, no es necesariamente un lector de libros y viceversa.
A pesar de que tengo encargado otro libro en Planeta y que está avanzando a un ritmo mucho más lento de lo que yo querría, el que ahora estoy finalizando de escribir verá la luz en tres meses. Lo editaré digitalmente a un coste simbólico y en papel bajo demanda a un coste inferior del habitual. La edición será profesional y habrá una campaña de lanzamiento similar aunque no podrá encontrarse en aeropuertos y las estanterías de las librerías de momento. Me apetece hacerlo así. Se editará en castellano, catalán, inglés, portugués y francés y estará basado en lo que cuento en la primera parte de esta conferencia que os detallo en el video del encabezamiento. Concretamente lo que explico entre la secuencia en el minuto 3:20 y el 8:55. Durante casi un centenar de páginas explicaré en siete episodios como se puede innovar fracasando, sobrevivir a una decisión dura y a sobreponerse con creatividad. El hilo conductor es una vivencia personal sucedida en París y hace ya más de veinte años. A través de la necesidad convertida en ventaja, de la ilusión y de la picaresca, hace más de dos décadas fui capaz de convertir un desordenado grupo de músicos orientales que trabajaban en las calles de la capital de Francia en una engrasada máquina de hacer dinero. La verdad es que lo único que no tengo claro es como titularlo. Los editores dicen ‘13 chinos en Paris’ pero a mí no me convence. Os pido sugerencias para el título, una de ellas será la elegida y así empieza la vida de un libro que os aseguro será divertido, útil y vuestro.
Ecosistema emprendedor
Desde hace unos meses participo en uno de los programas de innovación impulsados por el BCIE que vincula el territorio con la innovación. Obviamente las diferencias entre Europa y Guatemala, por ejemplo, son enormes y las características de la llamada smart city de vanguardia y los proyectos de desarrollo para generar territorios inteligentes son todavía muy distintas. Sin embargo pienso que hay una génesis que iguala espacios y políticas, voluntades y experiencias y sobretodo espíritu emprendedor con acción pública. Cuando hablo de administración lo hago desde el punto de vista que es ella la que debe facilitar los mecanismos para lograr que un espacio concreto se convierta en un ecosistema de innovación y emprendeduría tecnológica. Las hiperciudades se fomentan desde todos los ámbitos.
Al hablar de ecosistemas me refiero a algo más que un barrio super cool en la parte norte de una ciudad o un saco de empresas desarrolladoras de software replicado que ocupe tres edificios pintados con letras gigantescas. En el reto latinoamericano lo que prima es la voluntad de estimular ciudades que generen proyectos. En Europa eso podría bien establecerse como entornos urbanos con vocación innovadora que por ahora son demasiado puntuales y no responden a una verdadera explosión creativa.
Escenarios como Boston, Sillicon Valley, Singapur, Bangalore y Shanghai son ejemplos de lo que sería un ecosistema para la innovación. Son ciudades que no hacen más que atraer talento pues son tremendamente creativas y donde lo público y lo privado se mezclan en las fases de investigación de manera natural y donde los incentivos fiscales y administrativos sólo hacen que facilitar los procesos.
En Europa es más complicado encontrar territorios amplios que puedan entenderse como ecosistemas por si mismos, es más habitual concretar en edificios que se denominan parques tecnológicos o de investigación. Por supuesto son destacable e imprescindibles, de hecho IDODI tiene una de sus sedes, concretamente la que se dedica a incubar empresas, en el Parc Científic i Tecnològic de la UDG. En Toulouse, Dublín, Londres, Helsinki, Goteborg, Estocolmo, Heidelberg, Munich o Berlín se están desarrollando modelos más complejos y que pueden dar por válido que las fronteras de un Valley tecnológico no son definibles de modo sencillo.
El futuro de Europa en general, de cada uno de sus comunidades, dependerá de la capacidad de evolucionar el sistema económico hacia actividades cada vez más intensivas en los elementos del conocimiento. Ya sabemos que pasa cuando un modelo económico se centra en actividades de baja cualificación. Lo peor no es haber simulado un estado económico irreal, lo duro es comprobar como ahora no hay nada bajo nuestros pies que sea capaz de soportar la cimentación de un nuevo mundo.
El desarrollo de actividades que se centren en el talento surge en entornos urbanos muy concretos y que podemos denominar de muchos modos. Pueden ser ecosistemas y pueden ser innovadores, pero a mí me gusta vincularlos con el estímulo emprendedor pues considero que es el gancho propicio para que esos espacios sean realmente volcanes de creación y que ayuden a estructurar un nuevo modelo de crecimiento. Los llamaré ecosistemas tecno emprendedores.
El trabajo en el que participo y que estamos elaborando sobre las ciudades tecno emprendedoras se centra en la digitalización productiva pero también en la modernización del concepto de ciudad tal y como la entendemos ahora. Trabajan sociólogos, arquitectos, emprendedores y agentes públicos en el diseño de un territorio mucho más estimulante y que estoy seguro puede ser inspiración para otras partes del mundo.
Las ciudades del conocimiento o también llamadas ciudades compactas surgen como un nuevo modelo de espacio para la innovación y espero que para emprender. Si se mezcla el entorno urbano natural reformado para la acomodar un modelo de vida más abierto y actualmente cultural con la estrategia económica en pools empresariales conectados internacionalmente y además con los canales que permitan la investigación para la innovación se propicia una nueva actividad económica capaz de atraer talento y empresas de todo el mundo para facilitar el nacimiento de tecnoemprendedores.
Hace varios años, fui invitado por un Conseller de Innovación de la Generalitat para que tratáramos este tema. Cuando le expliqué lo que yo veía al respecto el hombre me dijo que “no me entendía”. Le agradecí la sinceridad pero obviamente fue el detonante para que me levantara y dejara la reunión de un modo educado. Yo no tenía tiempo que perder, al parecer él si. Hace unos días me citó un Director General de otro departamento pero del nuevo gobierno catalán. A parte de relatarme como Messi se convertirá en el mejor jugador de fútbol del universo conocido me hizo la relación de los motivos por los que no dedicarán un centavo a este tipo de iniciativas, además, como dijo “cuando venga Eurovegas todo esto no tendrá importancia, hay que aceptar lo que somos y lo que tenemos”.
Intenté hacerle ver que este tipo de ecosistemas desde una perspectiva local pueden ser un ejercicio interesante para definir las acciones a tomar en el futuro inmediato. El buen hombre, debido a tantos años desayunando naftalina en su despacho municipal, me dijo “ya tenemos parques y sitios donde la tecnología se desarrolla y además nos cuesta un dineral que nos iría muy bien para otras cosas”. Obviamente no entendió que muchos de los parques científicos y tecnológicos que existen hoy en día en nuestro entorno no están diseñados para evolucionar hacia ecosistemas innovadores que bien pudieran dinamizar la tecnoemprendeduría. La consecuencia es que sus resultados son más que previsibles y su contribución al proceso de cambio ineficiente.
La inversión en investigación y desarrollo no se traslada a la competitividad. Seguramente se debería de trabajar de otro modo y así lograr pulir esas diferencias con otros entornos que si lo están consiguiendo. ¿Por qué no intentarlo? En lugar de anunciar recortes, subidas impositivas y programas de juguete para apoyar hipotéticamente a emprendedores con un puñado de euros, deberíamos pensar como vinculamos la universidad y el mundo emprendedor desde un punto de vista tecnológico y con voluntad de generar ecosistemas tecnoemprendedores de una vez.
Innovar fracasando o fracasar innovando
Con un “hace veinte años me escribí una carta“ empecé mi charla en el IV Congreso Internacional de Excelencia que se celebró en Madrid hace unas semanas. En esa conferencia traté de ejemplificar con algunas experiencias de vida los elementos estructurales de mi manera de emprender innovando. Tengo claro que, de todos los elementos de aprendizaje que he tenido en mi vida, el que mayor valor y grado de conocimiento me ha aportado, han sido cada uno de los errores y fracasos que he sufrido. Sin embargo, como explico en el vídeo, lo que me preocupa es que “nadie muestra el modo de aprovechar el fracaso adecuadamente, no existen escuelas que te formen en el modo de equivocarse cada vez mejor“. Me pregunto que es mejor, ¿fracasar innovando o innovar fracasando?
Asesorar en la Nueva Economía
Hoy os dejo con un regalo de incalculable valor. Material compartido con James Levy. Hablamos de los inicios en Merrill Lynch Banca Privada en Madrid a comienzos de los años 90, las llamadas telefónicas entre España y Estados Unidos eran muy caras y sólo las grandes empresas contaban con redes de datos. Llegué a ser vicepresidente lo que me permitió conocer bien todo el engranaje del negocio. Nuestro modelo dependía en gran medida de ese monopolio que proporciona el acceso a la información sobre precios de los activos financieros y la capacidad para participar en el propio mercado. A través de la red corporativa de comunicaciones conocíamos los precios de acciones o materias primas en los mercados de EEUU y podíamos entrar, ejecutar y confirmar las órdenes de nuestros clientes en España en estos mercados casi a tiempo real.
El derecho a acceder a esta información y la capacidad de intervenir en los mercados justificaban el cobro de comisiones por las operaciones de compraventa. Estas comisiones eran más altas que las actuales, cuya única justificación en el actual acceso generalizado a los precios de los productos financieros a través de Internet es precisamente el de la mera ejecución de órdenes de compraventa. El cliente normalmente aceptaba las altas comisiones como el precio a pagar por tener una fuente fiable casi a tiempo real de los precios y la posibilidad de ejecutar órdenes con gran rapidez. El hecho de ser cliente, y por lo tanto el pago de estas comisiones, también daba derecho a charlar con el intermediario financiero, el mítico broker (como lo fuera el propio Marc entre los años 1999 y 2001), con quien se intercambiaban opiniones sobre los mercados, lo que se percibía como un beneficio adicional para el cliente.
Este modelo de negocio se gestó en el siglo XIX, cuando las empresas socias de la bolsa de Nueva York comenzaron a explotar la nueva tecnología del telégrafo para abrir oficinas satélites en las grandes ciudades de EEUU. Así, las oficinas de las empresas pioneras como Merrill Lynch o Morgan Stanley permitían a los clientes particulares acceder a los mercados financieros de Nueva York o Chicago sin tener que viajar a estas ciudades, y observar casi a tiempo real las variaciones en los precios de las acciones o materias primas, que se iban escribiendo en grandes pizarras a medida que se iban recibiendo por telégrafo las actualizaciones. Con pequeñas variaciones, este esquema se mantuvo durante más de un siglo. Las cuentas con un broker eran la forma consagrada de gestionar el patrimonio financiero para cualquier norteamericano que se atrevía a invertir en algo más exótico que los depósitos a plazo fijo ofrecidos por su banco local.
La oficina de Merrill Lynch en Madrid en 1991 aún funcionaba esencialmente de este modo cuando empecé a trabajar como asesor financiero (así se llamaban entonces sus brokers). Aunque no lo sabíamos entonces, este modelo de negocio iba a experimentar una transformación fundamental con profundas consecuencias, en general negativas para los inversores. En esta transformación hunde también sus raíces la actual crisis del sector de asesoramiento financiero, incluyendo su segmento más elitista de banca privada.
La revolución digital y omnipresencia de Internet ha eliminado cualquier vestigio de justificación para el cobro de comisiones por acceso a los precios de los activos financieros. Hoy en día, cualquier cliente tiene a su alcance información prácticamente a tiempo real sobre las bolsas y otros mercados financieros organizados en todo el mundo y puede ejecutar sus órdenes de compraventa a precios muy moderados a través de Internet desde cualquier lugar. Ante la amenaza para los ingresos en el modelo tradicional de negocio que representaba la facilidad de acceso a información por Internet, el sector de asesoramiento financiero planteó una respuesta basada en una serie de medidas defensivas. En mi opinión, estas medidas defensivas son precisamente la causa de los excesos y de la opacidad que ha llevado a esta industria a su actual descrédito entre sus clientes.
Antes de analizar estas medidas, me gustaría hacer un inciso para refutar unos de los mitos más extendidos entre inversores, esto es, la creencia de que “cuanto más grande, mejor” en referencia a la industria de asesoramiento financiero. Los acontecimientos de los últimos años han demostrado sobradamente que invertir a través de una institución de gran nombre, con cientos o miles de sucursales, no constituye ninguna garantía contra el fraude ni contra la quiebra. Respecto al fraude, recordemos que las instituciones no tiene moralidad ni ética profesional. Solamente los individuos poseen estas muy deseables cualidades, especialmente entre gestores de patrimonios financieros ajenos.
Tanto los bancos más grandes como la empresa de asesoramiento más pequeña pueden contar con profesionales ejemplares o con los peores timadores. Tampoco el tamaño de la institución es garantía frente al peligro de quiebra, muchas veces vinculado a las actividades ilícitas de altos directivos. Desde Lehman Brothers a Bear Stearns, pasando más recientemente por MF Global en EEUU (donde aún no han localizado 1.500 millones de USD de fondos de los clientes) hasta varias Cajas muy conocidas en España, vemos ampliamente demostrado que las grandes instituciones no ofrecen un margen de seguridad adicional sobre las entidades pequeñas. Al contrario, muchas veces merece más confianza un pequeño despacho con socios bien conocidos y con acreditada solvencia profesional, que un título de renombre en una gran entidad. En ausencia de una relación profesional a largo plazo, existe el riesgo de caer en manos de individuos poco éticos, escudados tras el nombre de una institución, que ante la presión de generar ingresos para alcanzar los objetivos anuales, pueden ceder a la tentación de “colocar” productos inadecuados a las necesidades de sus clientes. En contraste, los socios de un grupo asesor independiente sólo deben responder ante los propios clientes y no se les plantea este conflicto de interés con las exigencias corporativas.
A mi juicio, la respuesta defensiva de las empresas de asesoramiento financiero ante la amenaza para sus ingresos planteada por la extraordinaria facilidad de acceso a información a través de Internet ha seguido los tres ejes principales siguientes:
a) Opacidad.
La industria de asesoramiento financiero ha reaccionado ante la disminución de la rentabilidad del negocio de intermediación en la compra directa de activos por parte de sus clientes con una gama de medidas para incrementar la opacidad de los productos financieros, con objeto de esconder u oscurecer los costes reales. No es casualidad que el auge en la creación y promoción comercial de los fondos de inversión en España haya coincidido con la llegada de la intermediación bursátil en condiciones muy económicas por Internet. Los fondos de inversión permiten a los bancos (cada uno a través de su gestora) seguir cobrando buenas comisiones al inversor, sea en fondos de renta variable, renta fija o los casi siempre inefectivos mixtos. ¿Cuántos inversores realmente leen las docenas de páginas de letra pequeña en los folletos de los fondos de inversión? Muchos inversores se conforman con ver la comisión de gestión, sin llegar casi nunca a enterarse de las posibles presiones a que se ven sometidos los gestores de fondos para incluir en los mismos los excedentes de activos financieros de los que desea desprenderse el banco matriz. Por ejemplo, si el banco emite un bono o es la entidad aseguradora de una emisión con mala acogida en el mercado, este mismo papel puede acabar colocado entre los fondos de inversión de la gestora del propio banco. Aunque la presencia de este papel puede resultar perjudicial para los intereses de los partícipes del fondo, es sin embargo positiva para las cifras de negocio de la casa matriz y, por ende, para la consecución de los objetivos anuales y los correspondientes bonos de sus empleados.
Después de los fondos de inversión, que en su gran mayoría no ofrecen ningún valor añadido al inversor para justificar sus alto costes, los bancos han promocionado un sinfín de productos cada vez más abstractos, más opacos y más rentables para el banco, que no para el sufrido inversor. Un ejemplo notorio lo ofrecen muchos productos estructurados, tan de moda en los últimos años. Construidos a partir de derivados complejos de uno o varios índices, como el Ibex o el Eurostoxx 50, o de una cesta de acciones, estas mal llamadas inversiones a veces se parecen más a juegos de casino que a productos financieros dirigidos al gran público, sin formación específica en matemáticas financieras que le permita entender sus riesgos. Aunque son pocos los clientes que han ganado dinero invirtiendo en productos estructurados, para los bancos resulta imposible perder con ellos, ya que contienen en su propia estructura una generosa comisión, integrada de forma totalmente opaca para el inversor. A lo largo de mi carrera, los mejores profesionales de asesoramiento de inversión que he conocido siempre han coincidido en aplicar una regla de oro: no vendas nunca al cliente un producto financiero que no se entienda bien. Todos los inversores deberían aplicarse este consejo y exigírselo también a su asesor.
b) Restringir la liquidez
Una segunda vía utilizada por la industria de asesoramiento financiero para compensar la pérdida de su rentable monopolio sobre la información bursátil es restringir la liquidez de los productos de inversión que ofrecen a sus clientes, aumentando de este modo la rentabilidad para los bancos y sus gestoras. Por liquidez entendemos la posibilidad de comprar o vender cantidades razonables de un activo financiero sin que ello resulte en una variación en su precio. Por ejemplo, mientras una acción de una empresa cotizada en el Ibex u otro índice bursátil importante casi siempre tiene liquidez, muchos de los productos de inversión en los últimos años carecen intencionadamente de esta importantísima cualidad. Así, he escuchado a multitud de inversores quejarse amargamente del gran coste incurrido por vender anticipadamente productos estructurados, pese a que en teoría no estaban afectados por comisiones explícitas por esta causa. Los costes surgen del gran diferencial entre el precio de compra y el de venta de estos productos ilíquidos por parte del banco, que suele ser el único mercado de los productos en cuestión. Una parte no insignificante de este diferencial (que puede superar el 5% del montante del capital del cliente invertido en el producto) acaba engrosando las cuentas de resultados del propio banco, de forma totalmente opaca para el inversor.
c) Agudización del conflicto entre presión comercial y responsabilidad ante el cliente
La tercera vía utilizada por los bancos en los últimos años para asegurar un flujo importante de ingresos a pesar de la pérdida del monopolio de la información sobre los precios bursátiles ha sido la distribución masiva, mediante agresivas campañas de publicidad, de productos financieros no necesariamente adecuados para el gran público. El asesor de patrimonios debería sentir una gran responsabilidad fiduciaria, velando en primer lugar por los intereses del cliente que le confía sus ahorros. Aunque no esté obligado a ello por ley, el asesor tiene la obligación moral de ayudar al cliente a defender su patrimonio.
El Nuevo Modelo
En los últimos años, una parte importante de mi trabajo como asesor de inversiones ha consistido en estudiar las recomendaciones de los bancos a mis clientes para detectar los problemas mencionados anteriormente y sugerir actuaciones alternativas. Como hemos visto, se han producido cambios sustanciales en la industria de asesoramiento financiero, que ofrecen la oportunidad de desarrollar nuevos modelos de inversión y de gestión patrimonial adaptados a un escenario dinámico, con gran facilidad de acceso a información para obtener valor añadido para nuestra cartera. La denominación Banca Privada ha quedado totalmente desacreditada en un mar de conflictos de intereses y productos fracasados e inadecuados, en un entorno de exceso de agresividad y falta de responsabilidad fiduciaria.
En estas circunstancias, ¿qué debe hacer el inversor tradicional? Mis recomendaciones son las siguientes:
1) Enterrar los prejuicios contra las empresas pequeñas de asesoramiento de inversión o gestión de activos. En la nueva economía digital, los grandes bancos y gestoras pierden ventaja frente a la agilidad de las pequeñas empresas que, como veíamos, cuentan con idéntica capacidad de acceso a la información y de ejecutar órdenes de compraventa en todo el mundo. Está ampliamente demostrado que los pequeños fondos de inversión “de autor”, donde el gestor principal tiene invertida una gran parte de su propio patrimonio, ofrecen los mejores resultados a largo plazo.
2) Utilizar las herramientas de la nueva economía para saber a quién estás encomendando el cuidado de tu dinero como asesor o gestor. ¿Cómo es su huella digital? Desde Facebook, Twitter, Linkedin a sus intervenciones en conferencias o publicaciones en prensa, hay gran cantidad de información al alcance de cualquiera con una conexión a Internet, simplemente con el uso de un buscador. Hoy más que nunca, el inversor es quien manda. Antes de confiar los ahorros conviene mantener al menos una reunión presencial o contacto telefónico o a través de Skype. Elegir un asesor financiero se parece mucho a buscar un buen médico o un buen canguro. El tiempo y esfuerzo que dediquemos a hacer una buena selección se verá compensado ampliamente en el futuro.
3) Finalmente, conviene mantener una actitud abierta ante las magníficas oportunidades y nuevas formas de invertir que nos brinda la economía digital. La época de escoger banco porque tenía sucursal en la esquina de casa se ha acabado. La plena libertad de movimiento del capital y el perfecto funcionamiento de los bancos modernos por Internet han eliminado el obstáculo de la distancia física. Además, ya es posible invertir directamente en proyectos de emprendedores a la vanguardia de la nueva economía con cantidades de dinero al alcance de muchos ahorradores. La diversificación efectiva consiste en participar en varias clases de activos con baja correlación entre sí, más allá de la tradicional dicotomía entre renta fija y renta variable. Invertir en proyectos de economía digital de la mano de un asesor de confianza con habilidad demostrada en este campo puede ofrecer importantes beneficios a largo plazo.
Mejor que Botswana
Se comenta que el lunes Zapatero convocará elecciones para finales de septiembre atendiendo al desastre monumental que se avecina en términos de deuda y riesgo país que podría llevarnos a zona de no retorno. La verdad es que importa muy poco o nada que esa convocatoria sea en una fecha o en otra, el desastre permanecerá independientemente de quien gane las elecciones. Es más, si me apuran, el sustituto a este hombre que se le acusa de no haber hecho nada para gestionar la transición de un modelo económico ineficiente, es otro que fue el vicepresidente del gobierno que lo instauró. Que el Cosmos nos coja confesados.
Ser idiota es un privilegio, una bendición que, si eres capaz de no derramarla, te ayuda a afrontar cualquier reto por difícil que parezca. Por ejemplo, en política puedes pasarte una legislatura entera sentado en una esquina del pleno y no abrir la boca a cambio de una aportación económica que pagamos todo y que curiosamente se llama, hay que ser cínico, “indemnización”. También puedes estar dispuesto a soportar el ridículo sin miedo, porque eres idiota.
El problema de ser idiota es que te des cuenta un día que lo eres. Algo así como cuando quieres montar un negocio en España y te das de bruces contra un funcionario y toda la maquinaria penosa que le viste. En ese país incomparable llamado España se precisan 13 trámites administrativos para poner en marcha una empresa frente a los 9 de media que se necesitan en el resto del mundo moderno. Es, aparte de una mal trato al emprendedor nacional, un tabique interpuesto para que empresas pequeñas extranjeras se instalen por aquí. Ese capital nuevo más comprometido, que introduce nuevas tecnologías, estilos nuevos de gerencia y que al final crea empleo, lo que quiere es la menor fricción posible y aquí nuestra administración es de papel de lija.
En España la historia sigue su adormecido curso. Lo importante es mostrar que la cosa se pone fea, pero alguien lo solucionará. “No se molesten, ya nos encargamos nosotros” parece que nos digan. Pero no se engañen, no se ocupan. Hablar así permite mantener a todo el mundo callado. Es un cachivache muy efectivo para amansar a las fieras. Fue descubierto por los que asistieron a las meriendas aquéllas del G-20. Primero trasladaron que nos encontrábamos ante la peor de las crisis conocidas, que había sido algo imprevisto y que por lo tanto se ponían urgentemente a buscar soluciones. Inventaron la deuda infinita y santas pascuas. El efecto fue demoledor. Medio planeta creía que estábamos saliendo del agujero y resulta que seguimos como al principio de este tinglado o peor. Pero, queridos, en España ese truco funciona muy bien acobardar las ovejas primero y dejarlas pastar después. En España este efecto es superlativo. Somos un atajo de rumiantes.
¿Cómo se anestesia una sociedad que cada vez está más jodida? La respuesta es fácil. Primero te muestro lo funesto del asunto y luego te decoro la solución. El autor será un Estado que busca someter cada vez más la capacidad crítica de sus habitantes con mecanismos técnicos absolutamente ridículos en muchos casos. Los españoles somos usuarios de España, no ciudadanos, lo demuestra que la información se digiere al gusto del que la sirve para que todo ello no suscite más sobresalto del exactamente necesario entre la gente de bien.
¿Cómo se prepara a una sociedad para lo peor? ¿Cómo se la duerme? ¿Cuál es el modelo de intoxicación? ¿Cómo la preparan? No es muy complejo. Lo imprescindible es la paz social y la anestesia colectiva bien administrada. Se procura que la sociedad viva cómoda y eso la hace delicada. Esa comodidad la debilita irremediablemente y cuando pasa lo que pasa, cuando entramos en cifras de parados inverosímiles, o cuando la evidente ineptitud de nuestros dirigentes es de tal calado que insulta, nadie dice nada, o casi nadie. Vivimos en una sociedad que no sólo ha perdido el dinero, que aunque grave no es definitivo, vivimos en un escenario de derrotados que han perdido la dignidad y la libertad, nos arrastramos por el territorio de los desinformados. ¡Que gusto da no saber!
La Administración en España es un inconveniente para el progreso. Da igual el color. Unos fomentando un modelo de crecimiento que se basaba en la compra masiva de viviendas por parte de gente que no las necesitaba para simular ser ricos sin hacer más que quedar en un café de barrio para negociar el precio con un agente inmobiliario formado a distancia. Otros no supieron desinflar el asunto y les reventó en la cara. Lo peor es que lo negaron como los otros negaban su majestuosa montaña de mierda construida adecuadamente durante años. Un desastre en general. Nos toca a los emprendedores poner en marcha el motor oxidado de este país.
Os dejo con un grafico que clasifica las 183 economías del mundo respecto a su facilidad para hacer negocios. Un alto rango en la facilidad de hacer negocios significa que el entorno normativo es más propicio para la puesta en marcha y de una empresa. Este índice promedio de puntuación porcentual del país el 9 de temas, compuesto por una variedad de indicadores, dando igual peso a cada tema. La clasificación de todas las economías están referidas a junio de 2010. España es la 49. Hemos logrado que Botswana no nos adelante.
Malas buenas noticias
Comentando con mi amigo Luis Benguerel el otro día el calvario de las deudas soberanas y el tinglado derivado en plena insolvencia, me comentó que en su despacho comparaban Europa con una Finca de Propietarios donde toca hacer muchas reformas y todos se llevan mal. “La casa se cae, porque algunos de ellos cuidaron menos de sus piso que otros. Por el momento, en vez de reformar toda la finca vamos haciendo chapuzas allí por donde revienta algún desagüe, pero va siendo hora de hacer una junta de vecinos y hacer un mantenimiento de la finca y dejarla nueva o sino acabará cayendo y evidentemente, resituar a los inquilinos y propietarios será infinitamente más caro”.
Entre los líderes del despropósito europeo está España. Es increíble, por ejemplo, que se aumentara el límite de gasto del Estado y nadie dijera nada entendible. La evidencia de que hemos perdido todos los mecanismos de gestión contable y financiera es esa retirada de soportes. Ahora ya no cumplimos con el déficit ni de milagro pues todo eso va destinado a evitar la quiebra del estado de las autonomías y los municipios más grandes incapaces de refinanciar sus deudas y de pagar sus facturas. Además, alguien debería explicar que cada vez que nuestra prima de riesgo aumenta, como hoy, lo hace también la rentabilidad de nuestro bono, por lo que a la vez las provisiones para su pago crecen. Eso conduce a un incremento del déficit automáticamente. Ese incremento nos envía directamente, y sin anestesia, a la intervención de doña Ángela. La hipotética intervención de España, algo que se deberá de denominar de otro modo, pues suena fatal eso de “rescatar a la novena economía por PIB del planeta”, es cada vez más probable. Todo se ha hecho con el culo. El cúmulo de despropósitos es de tal calibre que no parece haber retorno. Como España, otros hicieron lo mismo y así les va. Simularon reformas se quedaron a medio paso. Por eso es cuestión de tiempo, pero la propuesta de un euro de doble velocidad toma cuerpo. Por cierto, para evitar una devaluación de sus activos y una sobrevaloración de sus deudas, les recomiendo no aumentar el debe bajo ningún concepto en los próximos meses.
Caerán Bélgica, Italia y España en el grupo de las intervenidas aunque le cambien el nombre a la operación. Serán requeterescatadas Irlanda y Portugal y dejarán caer, llamándolo “default mixto”, a Grecia. Seguiremos con condiciones, acciones y sugerencias, continuaremos escuchando que somos unos alarmistas y que esto no puede seguir así, que tarde o temprano remontará. Puede, pero la verdad es que Europa está hecha de cartón piedra. La semana pasada estuve en París reunido con ex ministros franceses y alguno mostraba su preocupación por la verdadera realidad económica de Francia en cuanto a sus finanzas públicas. No se salva nadie, pues todos tienen algunos políticos inorgánicos incapaces de atarse el cordón de los zapatos gestionando cosas importantes.
Y hoy toca el baile de las medias verdades y de las historias seudoficticias. Hablemos de estrés, cantemos al test. Ahora que sabemos que la CAM será intervenida como lo fuera la CCM o nacionalizada para “liberar” tensiones, que los test de estrés dicen lo previsto hace días y que la prensa está en manos de teletipófagos, la realidad plomiza sigue su pesado descenso a tierra firme. Se acabó el tiempo de los brotes verdes pues pasaron a ser de color marrón, se finiquita el tiempo de “lo peor ya ha pasado” porque lo que viene no se puede ni comparar, se da por amortizado el plan Entierro por su gran capacidad de generación de empleo en este país que Dios guarde en su gloria, se va olvidando aquel “catastrofistas agoreros antipatrióticos” porque al final hemos quedado como personajes de Disney si nos comparan con lo que está pasando y pasará.
Para los que preguntan que pasará si a España la intervienen, la rescatan o la doblan como una servilleta de papel, les puedo adelantar unas cuantas cosas que se derivan por comparación y por aritmética básica. Nos meterán un IVA que superará el 22%, nos obligarán a pagar la sanidad, la recogida de basuras, la educación, la televisión, se recortarán sueldos públicos de manera importante y se congelará la contratación de nuevos funcionarios, se reducirán todas las pensiones, recortes en los subsidios básicos e incremento de costes indirectos de todo tipo. La inversión pública se paralizará y el paro aumentará aun más, pero se reducirá la prestación asignada. La capacidad para invertir en procesos de modernización desaparecerán durante tiempo.
No todo serán malas noticias. Esta situación provoca que florezca el ingenio, las ideas, las voluntades. Lo vivo cada día. Siguen habiendo oportunidades aunque el margen se reduce. Les recomiendo leer lo que he ido publicando los últimos días y semanas a fin de complementar este barrizal con espíritu emprendedor, internacionalizador y con impulso de reacción al robo oficial al que nos han llevado todos estos tipos. Esto no lo arreglará Rajoy, ni Rubalcaba, ni San Benito de la Concordia, lo arreglaremos cada uno de nosotros en la medida que entendamos que este es el espectáculo, el escenario y el tiempo que nos ha tocado vivir.
Cada semana con una de mis empresas consultoras de internacionalización, conducimos a una docena de empresas en su búsqueda para sobrevivir complementando su escaso negocio local en Europa con otros mercados en Latinoamérica, Turquía, Próximo Oriente, África francófona, China y Singapur. Es impresionante ver y emocionante asistir a la capacidad de muchos empresarios y emprendedores capaces de remontar, vender, entusiasmar y crecer en territorios lejanos y apoyar sus negocios locales.
Por cierto, permitidme un “desvío” pues no deja de llamarme la atención el mecanismo de la prensa de hacernos llegar la realidad. Es curioso pero hoy te desayunas un medio digital cualquiera y en su portada eres capaz de ver un cúmulo de incongruencias de dimensiones líricas. En una misma columna y seguida la una de la otra tenemos el titular de que “La crisis de deuda ya es peor que las previstas en las pruebas de resistencia”, seguido por otro que dice “Los grandes bancos españoles sacan buena nota en el examen”, acompañado inmediatamente por “El Banco de España tendrá el control de la CAM” y remata con algo tan poco importante como que “EEUU se acerca a la quiebra por el bloqueo del diálogo del déficit.
Como os decía, desde Perú y camino de México, mirando de lejos todo eso llamado Europa, os deseo un buen estrés test a cada uno de vosotros. Sin embargo nada bueno dura para siempre, pues en mi regreso a mi casa en Londres, todo parecerá más irreal si cabe que en España que ya es decir. Have a great weekend!
Emprender sueños
El sábado pasado publicaron una entrevista que me hizo Xantal Llavina para el Diari Avui. El titular escogido habla de la “ineludible necesidad de ser 2.0 en una sociedad como la nuestra“ atendiendo a los nuevos formatos de relación y a las tecnologías aplicadas al orden social y de su conocimiento compartido y distribuido. Sin embargo en la entrevista hago referencia a diversos aspectos más sobre economía, crisis, clase media menguante y al valor de emprender. Digo que “emprender es materializar sueños”. Os enlazo el artículo original en catalán y una traducción libre hecha por la maquinaria de Google.
Hablando del 2011
El pasado jueves estuve en TVE en un debate sobre la situación económica futura y donde se analizó si la economía “estaba de moda”. Junto al catedrático de ESADE Francesc Xavier Mena (reciente nombrado Conseller de la Generalitat) y a David Figueras de Planeta pasamos media hora interesante en la que no estuve muy de acuerdo con ninguno de ellos. Os dejo con el video del debate en el que aparece un reportaje, como menos, interesante por las respuestas. Al principio hay algo de publicidad que gestiona el propio visor, yo no tengo nada que ver.