Un modelo de jubilación del Siglo XIX para el Siglo XXI
Que el Banco de España proponga alargar la edad de jubilación más allá de los 67 demuestra la lejanía y desconocimiento acerca del momento histórico que vivimos como sociedad y los desafíos a los que vamos a tener que enfrentarnos en las próximas décadas. Lo complejo del asunto es que hablamos de quienes consideramos mejor informados y lúcidos para tomar o proponer decisiones en esa conquista.
Que el Banco de España proponga alargar la edad de jubilación más allá de los 67 demuestra la lejanía y desconocimiento acerca del momento histórico que vivimos como sociedad y los desafíos a los que vamos a tener que enfrentarnos en las próximas décadas. Lo complejo del asunto es que hablamos de quienes consideramos mejor informados y lúcidos para tomar o proponer decisiones en esa conquista.
Lo de que el sistema de pensiones no se aguanta empieza a ser aceptado por muchos, por lo menos no del modo en el que lo planteamos desde el siglo XIX. Seguimos con métodos que así lo reflejan y que han sido modificados en su estructura muy pocas veces. La pensión, la ayuda a la subsistencia en el trayecto final de la vida de las personas no deja de ser un invento derivado de un mundo en el que la producción generaba excedentes de capital al equilibrarlo con la fuerza humana o, en su defecto, de la combinación de trabajadores y tecnología.
Esto está cambiando de manera notable. No voy a repetirme. Pero es necesario analizar la imposibilidad de sustentar el planeta del modo que aristócratas de las finanzas, o de la política, sugieren. No va a ser posible si no se cambian las reglas, el método y el mecanismo de medida. Sino variamos la cultura y concepto económico que nos gobierna. La gravedad del asunto yace de la aurora boreal en la que descansan todas esas afirmaciones. La sugerencia de retrasar la edad de jubilación no va a ser factible o la promesa de creación de puestos de trabajo masivo en un escenario de deflación económica inevitable a medio plazo. Una deflación subyacente que vivimos hace décadas y que no va a remitir lo diga quien lo diga o lo disfrace quien lo disfrace.
Los efectos sobre el trabajo de tecnologías como la inteligencia artificial o la robótica no son discutibles. De hecho son inevitables. Ahí radica la obligatoria necesidad de abordarlos de una vez por todas y de la manera más ambiciosa posible. De no hacerlo vamos a ver como esta sociedad va a ir menguando sus opciones vitales y económicas, su libertad inclusive. Vamos a ir perdiendo inexorablemente todo lo que representa la denominada clase media en la que, hasta ahora, cabíamos muchos.
La lista de puestos de trabajo sustituidos por los progresos tecnológicos aumenta cada vez más rápido. Más de lo que muchos nos imaginábamos hace un par de años. Cada vez es más larga esa lista y cada vez más los empleos amenazados. A ese fuego aparente se le echa gasolina. El discurso oficial va, de los titulares fuera de contexto y fáciles de la mayoría de los medios de comunicación, a las propuestas inexistentes de los gobiernos. Sólo quedan las empresas para organizar el rompecabezas y, obviamente, sin normas o garantías que ayuden a organizarlo, las compañías lo que miran es por su supervivencia competitiva y sus beneficios.
Reconquistar los empleos que se ventila un robot o un software inteligente es imposible. Ni siquiera fuera de los empleos mecánicos o de menor valor. Hablo de tareas complejas como conducir un vehículo sin intervención humana, agente bursátil, director de una empresa, doctor oncológico, asistente educativo o periodista. El punto de no retorno ya lo hemos cruzado hace mucho tiempo. Está claro que cualquier empresa que no adopte la tecnología disponible se enfrenta al cierre. Otras lo harán en otro lugar. No va a haber ninguna empresa en el mundo que pretenda ser competitiva que desafíe el avance tecnológico que le afecte.
Y parece que el Banco de España piensa que sí es posible. Que las compañías españolas van a mantener a sus plantillas en trabajos que una máquina podría hacer más rápido y más eficientemente. Es como si el mundo del que dependen, el del dinero reactivo, no fuera real. De un hachazo se lo han ventilado y se imaginan un país, un planeta tal vez, dónde la gente trabajará en empresas dispuestas a no crecer. Un mundo en el que esas empresas permanecerán con sus miles de empleados gracias a que sus clientes querrán comprar productos o servicios más caros, lentos y con defectos. Es de una lógica muy interesante.
Nos hemos pasado años, casi una década, hablando de la gran crisis del 2008 aproximadamente. El desastre financiero, el pinchazo de la burbuja allí donde hubiera una. Pero en realidad lo que vivimos fue la mayor deflación económica conocida. Una caída del valor de las cosas y de su coste de producción que si se mantiene en algún punto intermedio es exclusivamente por la marea indecente de dinero electrónico que inyectan los bancos centrales a los que pertenece el de España.
Una deflación inédita por sus dimensiones. No todo era financiero. La deriva financiera es evidente pero no fue la causa. Por lo menos no exclusivamente. Hubo más responsables. La tecnología genera productos cada vez mejores que estimulan la obsolescencia de los que compramos hace unos minutos. De manera que la depreciación del valor de estos es cada vez más rápida. Un objeto como un teléfono móvil, por llamarlo de alguna manera rápida, alberga tanta tecnología como antes sólo éramos capaces de llevar en una maleta grande y que tenían un coste de producción y de consumo inalcanzable para muchos.
Hace apenas dos décadas tener todo lo que ahora tiene un teléfono instalado suponía miles de euros fabricarlo y decenas de miles comprarlos por separado. Ahora lo puedes tener todo por menos de 200 euros. Además, en dos años tendrás que renovarlo o estarás fuera de las actualizaciones imprescindibles para estar al día. Lo más explosivo del asunto es que la reducción del coste de producción y venta se deriva de que cada vez menos personas intervienen en el diseño y fabricación de ese objeto. La deflación económica se traslada a la deflación social y laboral. Obviar este asunto no hace más que engrandecer sus consecuencias. La crisis no fue financiera exclusivamente, se estaba gestando el mayor cambio socioeconómico que ha vivido la humanidad en siglos y tenía que ver, como siempre ha sido, con un salto tecnológico.
El mundo laboral será conceptualmente otro o no será. Pocos se están planteando este gravísimo problema. Un mundo sin el empleo tal y como lo conocemos ahora y que deberá, antes de lo que nos pensamos, replantearse absolutamente. Preguntas com ¿por qué debo ir al trabajo si todo lo que hago lo hace un software mejor que yo? ¿Dónde estará el valor añadido que puedo aportar? El discurso oficial, si es que se le puede llamar así, argumenta que vamos a crear nuevos empleos. Que el 60% de los jóvenes universitarios trabajaran en empleos que no existen aseguran. Tal vez, pero permítanme que lo dude. En todo caso ese 60% trabajará de otro modo en empleos que ahora en muchos casos sí existen. Pero la transición no parece muy sencilla si se examina desde el punto de vista que siempre se ha adoptado ante este desafío. No es cuestión de revisar que empleo se va a destruir y con que lo vamos a sustituir. En este caso, la sustitución no viene del ‘que’ sino del ‘como’.
La renta mínima universal sigue siendo objeto de debates políticos manidos, viejos e interesados. Que si es de derechas o de izquierdas. Que si es insostenible o que si es ciencia ficción. El mundo cada vez es más capaz de suministrar lo necesario con cada vez menor intervención humana y con menor coste. Las empresas que lo saben han empezado a transformarse de forma agresiva. Las que no, ya se las verán venir. El futuro pasa, inexorablemente, por estudiar vías cercanas a eso.
¿Cómo vamos a vivir en un mundo inminente donde el ser humano cada vez tenga menor importancia en los procesos de eficiencia productiva? ¿De cuanto debería ser esa renta mínima? ¿Qué impuestos precisaría? ¿Qué servicios podrían convalidarse con ella? ¿Dónde quedará la clase media? ¿Cómo enfrentarnos a la dependencia social que supondría? ¿Para que precisaríamos políticos? ¿Quiénes serán los pocos que realmente serán ‘imprescindibles’? ¿Hablamos de trabajar o de aprender? ¿Seremos más humanos cuando no dependamos de la eficiencia en el trabajo? ¿Qué significará que el valor añadido pueda ser aportado por las personas? ¿Qué plataforma debe amortiguar el aterrizaje de un mundo sin empleo?
El mundo no va a detenerse porque lo diga el Banco de España. No vamos a jubilarnos a los 70 los que ahora tenemos 40 y algo. Ni a los 85 los que tienen 20. No vamos a jubilarnos. Dejaremos una actividad determinada para hacer otra muy distinta. El valor económico de lo que hacemos ahora es relativo. En muchos casos se mantiene incluso cuando no es práctico hacerlo porque no sabemos como modificar las reglas. Los gobiernos siguen con su discurso de la creación de empleo y deberían de pensar en el cambio del propio concepto 'empleo' de manera urgente.
No vamos a volver atrás. No hay opciones para eso. Este es el mundo que hemos montado y no se puede desmontar. Como mucho se puede ir superponiendo otro que se regule a partir de cuanto sabemos que va a ir pasando. Sin previsión, la hostia va a ser mayúscula. Seguimos todavía en el centro de la transformación de todo. Ahora ya tenemos pistas. Hace diez años se creyó que era un tema financiero. Ahora sabemos que era más complejo. Déjense de catalogar ideológicamente las soluciones y compremos el software que lo arregle todo.
La clave futura será la ciudad digital. Barcelona entre las 'Smart cities' más avanzadas.
La revolución industrial en la que estamos sumergidos es vista por unos como una amenaza en todos los sentidos económicos y sociales, por otros como una gran oportunidad de crear un mundo más humano y, la mayoría, ni la tienen en cuenta. A este tercer grupo pertenecen cuantos este pasado fin de semana se entretuvieron en sus respectivos congresos. Está claro que los que aun quedan por ‘congresear’ no van a diferenciarse demasiado. Al fin y al cabo un festival de estos sólo son para mostrar músculo o para muscular.
La revolución industrial en la que estamos sumergidos es vista por unos como una amenaza en todos los sentidos económicos y sociales, por otros como una gran oportunidad de crear un mundo más humano y, la mayoría, ni la tienen en cuenta. A este tercer grupo pertenecen cuantos este pasado fin de semana se entretuvieron en sus respectivos congresos. Está claro que los que aun quedan por ‘congresear’ no van a diferenciarse demasiado. Al fin y al cabo un festival de estos sólo son para mostrar músculo o para muscular.
Sin embargo la historia no se detiene. La cuarta (revolución), la nueva o la última, llámenla como quieran (el nominativo definitivo lo pondrán nuestros nietos) es algo que en algunos lugares se está teniendo en cuenta y en otros se está dejando pasar. En España no hay mucho de lo que sentirse orgulloso o tranquilo. Mientras se discute sobre quien o como van a repartirse sus cosas, la sociedad asiste a la mutación más intensa que ha vivido jamás el sistema laboral.
No hablo de salarios precarios. Tampoco de contratos temporales. Ni siquiera de empleo de escaso valor añadido. Eso ya lo sabemos, se dice y se digiere. Estoy señalando el mayor reto socioeconómico al que en menos de dos legislaturas estos tipos van a tener que enfrentarse. Una sociedad sin empleo. Mejor dicho, un empleo muy distinto. La velocidad de cambio está creciendo exponencialmente y no se dan por enterados. No trataron nada de eso, no lo tienen en cuenta, no lo ven previsible ni inmediato y ahí radica el drama.
No obstante, en cierta manera, da igual. Una vez asumido que los pilotos que tenemos, o que podemos tener, no van a trazar una ruta directa hacia la conquista de una economía de futuro e impulsar a tiempo el cambio de modelo de crecimiento de este país, nos queda hacerlo desde la empresa o desde un lugar que será el detonante de todos esos avances. Estoy hablando de las ciudades.
El epicentro de los cambios que vamos a vivir será el modelo ciudad. Un espacio que, en cuestión de muy poco, significará un modo de vida muy distinto entre los que vivan en ciudades inteligentes y los que no. La política que adopten las ciudades en el futuro inmediato las posicionará globalmente, les concederá las ventajas económicas y competitivas necesarias y les facilitará la vida a las personas que podrán ver como las cadenas de valor entre impuestos y servicios se reducen y se hacen eficientes. Es la ley digital universal puesta al servicio de los ciudadanos.
Tiene sentido, las ciudades son el futuro en innumerables aspectos pues acudimos a ellas en masa siendo redes socializadas que permiten la interacción de los exponentes de esa modernidad que comentamos cada día. Internet de las Cosas en ciudades inteligentes, socialización y economía compartida, impresión dimensional que precisa de puntos de recogida, automóviles automatizados o gestión de datos masiva de cuanto hacemos sus habitantes. No es Asimov, es algo que ya funciona y avanza sin hacer ruido.
Un plan es imprescindible. En él debe aparecer como vamos a trabajar en el futuro inmediato, ese lugar donde el empleo no será lo que es ahora. En una década tener algo que hacer en una ‘smart city significará la garantía económica para sus habitantes. Esto no va de crear empleo, va de crear futuro. Todavía estamos en las primeras etapas de los desarrollos inteligentes de las ciudades, pero en este 2017 se van a producir grandes anuncios. Entre 2014 y 2016, el mercado mundial de tecnologías para Smart cities aumentó en 3.300 millones de dólares, pasando de 8.800 millones de dólares a 12.100 millones de dólares. Se calcula que entre el 90 y 95 por ciento de la población americana y europea vivirá en áreas urbanas para 2050. Hoy en día, el 82,3 por ciento de la población en los Estados Unidos ya vive en áreas urbanas.
A medida que más ciudades del mundo se congestionan, los gobiernos deberían prepararse para estimular iniciativas en línea con el concepto Smart city. Algo que va más allá de tener una aplicación que te dice a que hora llega tu autobús. Estas iniciativas deben beneficiarse de utilizar tecnologías de proximidad que permitan superar los desafíos de movilidad que presenta la creciente población para garantizar la seguridad pública, optimizar el flujo de tráfico, crear mejores experiencias de turismo, eliminación absoluta de barreras y oportunidades de monetización de datos. Según el informe Unacast’s latest Proximity.Directory Report (Formerly Proxbook) las ciudades del mundo con un mejor desempeño en este sentido son Oslo, San Francisco, Londres, Singapore, New York y Barcelona. Si, Barcelona.
Singapur desplegó hace un par de años una ingente cantidad de sensores y cámaras para analizar la congestión del tráfico y la densidad de la gente, permitiendo que se redimensione todo el sistema de transporte público logrando un éxito notable. De hecho, ahora, también son capaces de predecir cómo los edificios nuevos van a afectar los patrones de viento o de las señales de comunicación.
Barcelona instaló una red de sensores de tierra para regular el riego en relación con las previsiones de precipitaciones y temperatura. Los sensores ajustan el sistema de rociadores y las fuentes de la ciudad para la eficiencia, llevando a un aumento en la conservación del agua en un 25 por ciento ahorrando a la ciudad medio millón de euros al año.
La ciudad de Nueva York ha comenzado a implementar un servicio de banda ancha de alta velocidad para toda la ciudad que se completará en 2025. Dentro de esta área, los funcionarios podrán monitorear los datos sobre la calidad del aire, el tráfico y el consumo de energía.
Londres utiliza la tecnología para ayudar a combatir la congestión y simplificar el aparcamiento. Las autoridades gubernamentales han abierto datos a empresas y proyectos para aprovechar esos datos en la construcción de sus productos.
San Francisco ha implementado un sistema de estacionamiento inteligente para monitorear la ocupación y puede usar estos datos para un sistema de estacionamiento dinámico que ajusta el costo del estacionamiento dependiendo de si los puntos están ocupados o no. Bienvenidos al mundo de los sensores.
¿Los saben nuestros gobernantes, opositores y derivados?
La Transformación Digital va de personas. Luego de tecnología.
El discurso sobre la obligatoriedad de la transformación digital es unánime. Pocos son los que defienden un camino contrario para empresas y organizaciones. Es pura agenda, hoja de ruta para quien quiera afrontar los retos de un futuro inminente con garantías. Su importancia es estratégica y crece su impacto en todos los ámbitos. Por este motivo miles de compañías encargan a sus equipos gestores que desarrollen la puesta en marcha planes de digitalización. En ocasiones erróneamente.
El discurso sobre la obligatoriedad de la transformación digital es unánime. Pocos son los que defienden un camino contrario para empresas y organizaciones. Es pura agenda, hoja de ruta para quien quiera afrontar los retos de un futuro inminente con garantías. Su importancia es estratégica y crece su impacto en todos los ámbitos. Por este motivo miles de compañías encargan a sus equipos gestores que desarrollen la puesta en marcha planes de digitalización. En ocasiones erróneamente.
No es lo mismo digitalizarse que transformarse digitalmente. El primer concepto es incorporar tecnología. El segundo representa el uso de esa tecnología para la gestación de nuevos modelos de negocio. Este punto es trascendente puesmuchos creen estar sujetos a un proceso de transformación digital cuando en realidad solo se están digitalizando.
Ese error también se repite en otro ámbito. Toda la tecnología disponible como el cloud, la inteligencia artificial, los sistemas expertos de automatización, la gestión de datos masivos o la movilidad no son más que eso, puntos de contacto tecnológico. Sin embargo un buen proyecto de transformación digital no será relevante sino está determinado por el valor de las personas que la van a disfrutar. Incluso si se aplica en nuevas formas y combinaciones innovadoras, la tecnología por sí misma no transforma a una empresa.
La transformación digital exitosa está determinada principalmente por el grado en que las personas están capacitadas para adoptar activamente el cambio constante como una oportunidad para el crecimiento y la innovación.
La innovación tecnológica ha perturbado históricamente a los mercados y los modelos de negocio. La magnitud de la tragedia actual es exponencial y no tiene referencias homologables. Es un aspecto clave, que utilizo en cualquiera de los proyectos en los que participo, promover una cultura en la empresa u organización que estimule a las personas a adoptar activamente ese cambio y lo fomente continuamente. Es imprescindible crear empresas en ‘beta’ constante.
La innovación que pretenda poner a la venta no lo será si el mercado no la acepta y, para ello, será fundamental que la dimensión humana no desaparezca en los procesos, en el contacto con el cliente, en la comunicación y en los nuevos modelos de negocio. Por lo tanto, la transformación digital es un componente integral de algo más importante, la propia Transformación Empresarial. Para ello el foco debe estar en las personas a partir de la integración tecnológica. Como Christoph Zohlen comenta, para cumplir con este objetivo es imprescindible cumplir algunos preceptos:
La autonomía para fomentar la calidad y agilidad de la toma de decisiones en la implementación tecnológica. La confianza en el liderazgo de las personas que dirigen el proceso que se ha iniciado. El respeto por los valores que representa corporativamente la transformación digital. La predisposición por compartir decisiones a partir del acceso a la información basando ese espacio en la bondad de la colaboración. La permisividad del error pues suele ser un paso previo a la innovación. De hecho la segunda existe tras el riesgo y éste suele acarrear fracasos en el camino. Y posicionar al cliente en el centro de todo el proyecto. El nuevo cliente es poderoso. Su poder emana de la tecnología digital y toma decisiones de modo agregado, complementario y complejo. No es un elemento sin fisuras, es poliédrico y sofisticado. Conocer todas sus variables es el objetivo final, por eso, no podemos olvidar el papel de las personas en la hoja de ruta de cualquier empresa que inicie su transformación digital.
Recuerda, no es lo mismo digitalizarse que transformarse digitalmente, lo primero es pura tecnología, lo segundo humanismo.
El ser humano al que se le prohibirá conducir, ya ha nacido.
El niño ya ha nacido. El ser humano al que se le prohibirá conducir un coche ya respira. No lo digo yo solo, lo dice Enrik Christensen, director del Instituto de Robótica Contextual de la Universidad de California en San Diego, quien asegura que los nacidos este año nunca llegarán a conducir un automóvil. Un pronostico que comparten algunos de los expertos que se pasean por el mundo concluyendo lo que les sugieren los avances e inversiones del sector automovilístico y las, cada vez menos exóticas, propuestas de legalizar el tráfico de los coches autónomos.
El niño ya ha nacido. El ser humano al que se le prohibirá conducir un coche ya respira. No lo digo yo solo, lo dice Enrik Christensen, director del Instituto de Robótica Contextual de la Universidad de California en San Diego, quien asegura que los nacidos este año nunca llegarán a conducir un automóvil. Un pronostico que comparten algunos de los expertos que se pasean por el mundo concluyendo lo que les sugieren los avances e inversiones del sector automovilístico y las, cada vez menos exóticas, propuestas de legalizar el tráfico de los coches autónomos.
Los que aseguran que esto no es así, que es ciencia ficción, apelan a que ese cambio tan absoluto es imposible que suceda en apenas dos décadas. Que una modificación de tal calibre afectaría a todos los órdenes de nuestra convivencia y al modo de entender al propio ser humano. Que un terremoto de esa magnitud requiere tiempo, mucho tiempo. Certifican, en suma, que los caballos fueron sustituidos por motores tras medio siglo de insistencia.
Un alto cargo de uno de los mayores fabricantes del sector automovilístico me confesaba que su obsesión no era el coche autónomo. El foco de su compañía estaba puesto en cómo enfrentarse a un mundo en el que la gente joven no quiere tener un vehículo de propiedad. Asumen que el coche del futuro no será un producto sino un servicio. No compraremos coches, los usaremos cuando se precisen.
La distancia entre considerar un coche como un servicio y permitir que este sea autónomo es mucho menor de lo que pensamos. Aquí juega un modelo de vida y un cambio sociológico, que la tecnología y las plataformas de uso compartido, están impulsando de manera bíblica. Es probable que quienes piensan en no tener coche propio y sólo utilizar un medio de transporte cuando sea preciso, encuentren mucho más lógico no tener licencia de conducir que los que piensan distinto.
De ahí a que sea preferible que ese servicio, al estilo Lyft o Uber, venga a buscarte sin un conductor y sea aceptado como razonable, hay una fina membrana. La cuestión no es si va a suceder o no. La pregunta objetiva es cuándo va a pasar. ¿Cuándo nos prohibirán conducir? Por ineficiente, por insostenible, por caro. En California hay municipios que ya tienen el plan de transporte público preparado para involucrar flotas de vehículos autónomos. En Alemania, uno de los principales afectados con cualquier tema que afecte a este sector, han aprobado un proyecto de ley que reforme el código de circulación y que permita el uso del coche autónomo en su territorio. Una normativa, que por cierto, mantiene la responsabilidad en el ‘no conductor’.
Pero lo dicho, que seguramente, si tu hijo ha nacido este mes, no va a conducir nunca. Incluso aunque no sea por los coches autónomos. Probablemente será porque lo vea como algo decadente. Ya pasa hoy. En las grandes ciudades mucha gente no tiene coche y, además, no suele conducir. En Manhattan, donde el transporte público permite vivir sin automóvil, y donde conceptos como el ‘car-sharing’, ‘moto-sharing’ u otros, tienen un despliegue notable, la exclusión del coche privado no hace más que crecer. Solamente el 23% de los habitantes de ese distrito de Nueva York poseen un coche propio. La media americana es del 92%.
Las voces críticas con este vaticinio lo tienen claro. Es imposible que en 20 años todos los automóviles actuales estén fuera de las carreteras. En plan optimista hablan de que en 2035, como mucho, en el mundo habrá 20 millones de coches autónomos. Que a pesar de que el Departamento de Transporte de los Estados Unidos emitió directrices en noviembre pasado para ayudar a facilitar una hipotética transición de coche tradicional a autónomo, la incertidumbre se mantiene.
Que aunque hay más de una docena de países con modelos de seguimiento a este tipo de conducción, consideran que el marco legal no podrá modificar un modo de vida tatuado desde hace décadas. Que aunque todos los fabricantes tienen programas avanzados para sacar al mercado ‘kits’ de autoconducción con cualquiera de sus modelos, el Nivel 5 (plena autonomía), dicen, está lejos de lograrse con garantías.
En todo caso, lo que está claro es que si no son nuestros hijos, serán nuestros nietos, pero o unos u otros, no conducirán.
Artículo publicado en Ecoonomia
Amazon Go no debería destruir empleo. Nos da la clave de la ocupación del futuro.
Se acerca un mundo donde parece que interactuar con otro humano va a ser una opción y no una obligación. Amazon anunció el 5 de diciembre que abrirá una tienda de comestibles en Seattle, Washington, a principios de 2017, donde los clientes podrán entrar, recoger los artículos que quieren comprar y salir. Para lograr esto, Amazon lanzará una aplicación llamada Amazon Go para visitar sus tiendas Amazon Go (siempre tan prácticos) en la que los clientes le indicarán a la tienda que están merodeando por ella.
Se acerca un mundo donde parece que interactuar con otro humano va a ser una opción y no una obligación. Amazon anunció el 5 de diciembre que abrirá una tienda de comestibles en Seattle, Washington, a principios de 2017, donde los clientes podrán entrar, recoger los artículos que quieren comprar y salir. Para lograr esto, Amazon lanzará una aplicación llamada Amazon Go para visitar sus tiendas Amazon Go (siempre tan prácticos) en la que los clientes le indicarán a la tienda que están merodeando por ella.
A través de sensores, visión por computadora y ‘deep-learning’, es capaz de rastrear a esos potenciales clientes a medida que se mueven por la tienda, registrando automáticamente qué artículos van capturando. Si los clientes cambian de opinión acerca de un artículo, solo tienen que devolverlo a la estantería y Amazon lo eliminará de la lista provisional de compra. Los clientes serán rastreados mientras se mueven por los pasillos. Big-Data al canto. Una evolución sofisticada que implementaron hace años Home Depot y Wal-Mart con el auto-pago, y que ahora está en infinidad de supermercados del planeta.
Curioso ver el video de IBM que mostraba un supermercado similar hace 10 años. También es relevante saber que Tesco intentó algo parecido en UK hace un tiempo con escaso éxito. A veces lo importante es cuando y no qué. Amazon acierta normalmente en el punto de inflexión. ¿Quién no ha deseado entrar en un supermercado, coger lo que quieres y salir sin hacer cola ni atender al pago? Más o menos lo que se ha ido sucediendo en otros sectores como el taxi o los hoteles que ya te permiten indicar el uso que vas a hacer, hacerlo y esperar que te cobren otro día.
El problema, de nuevo, el empleo. Sólo en Estados Unidos casi 4 millones de personas son cajeros de supermercado. Hay otros casi 5 que son vendedores al por menor y casi 2 y medio que realizan reposiciones y transporte por encargo de estos comercios. Parece que Amazon va a por ellos. De hecho ya utiliza robots en sus almacenes. Los humanos solo intervienen cuando el paquete llega a un punto en el que es precisa su intervención pero también está trabajando en la creación de robots que escaneen estantes a fin de preparar esos productos para el envío ellos mismos. Al invertir el proceso también servirán para reponer los estantes que se vayan vaciando por cierto. Robots ayudando a robots. Venta inhumana. Ni un ser humano allí dónde hace unos minutos había millones de empleos. Ese es el problema. La velocidad en la que todo se está produciendo.
Recientemente el tío Trump ganó unas elecciones prometiendo empleo masivo en su país. ¿Les suena? Es la promesa de siempre. La hacen todos. ¿Quién votaría a un partido que asegurara que el empleo se va a reducir? No ganaría pero sería sincero. Sin embargo, sin abandonar la idea de que el empleo se va a reducir, la cuestión está en como lo vamos a gestionar y que modelo laboral nos tiene que ir quedando con el tiempo. Hay países que ya lo están notando de manera seria. La automatización y robotización va a diferentes velocidades y quien primero la pone en práctica antes se da cuenta del tamaño del problema.
Hay países en el que el asunto en cuestión no parece ocupar a nadie que tenga responsabilidades serias. Como mucho algún titular descontextualizando el asunto por lo llamativo de poner un robot en el paquete de noticias curiosas del día de cualquier informativo. Pero el problema es tremendo. Lo es porque las medidas que me temo se van a tomar son las que ya conocemos y que se tomaron en otros momentos de la historia reciente. Mete pasta en sectores con mucho empleo para que no se destruya (y no tenga movilizaciones callejeras) aun a costa de que lo paguen todos los contribuyentes y se mantenga un negocio en franco retroceso. ¿Les suenan los Plan E o los PIVE?
La idea más acertada es, de nuevo, abrazar la tecnología y buscar el punto exacto dónde el ser humano es más eficiente y valioso. Yo pagaría más por tratar con un vendedor. Sólo dejaría de pagar ese extra cuando tengo prisa o no tengo ganas de que me mareen. Si lo que busco es un trato cercano, detallado, cuidadoso con mis necesidades, espero un empleado para ello, no un robot, de momento.
La nueva experiencia de compra de Amazon tal y como la están publicando parece una certificación detallada de la destrucción masiva de empleos en el sector de los supermercados y no debería de ser así. La capacidad de ofrecer un servicio que muchos clientes precisas, rapidez y falta de interferencias entre selección y compra, comodidad diría yo, puede compartirse con otros nuevos servicios a ofrecer por seres humanos en esos mismos centros comerciales. La venta al por menor lo requiere ahora y lo requerirá siempre pero, de nuevo es evidente, el empleo no se debería a destruir aquí, sino que se debería de transformar. O menos tiempo trabajando u otro modo de hacerlo. Esa es la clave.
Si es más eficiente coger un producto, metértelo en el bolso e irte sin decir nada a nadie sabiendo que ya te llegará la factura a tu aplicación, que esperar en una cola para pagar, al final será. Eso es indiscutible. Ante la eficiencia, lo económico y la falta de fricción siempre gana una máquina, un robot, un automatismo. Si la moneda es sólo esa, perderemos. Si la divisa es otra, relación, proximidad, creatividad, menos tiempo trabajando en aspectos puramente humanos por un sueldo similar, ganamos. De eso se trata, de que se empiecen a preparar países, empresas y personas a esa nueva competición. La que nos interesa. La otra es cosa de robots.
Impresión 3D en Economía de Futuro.
En la sección ‘Economía de Futuro’ que realizo para ‘La 2’ de TVE acercamos al gran público cada semana un concepto de Nueva Economía. Una vez finalizados los primeros cinco que trataban el concepto 'startup' desde su nacimiento hasta su inversión en rondas internacionales pasando por el conocido 'deathvalley', esta semana presenté uno de los aspectos que van a cambiar más el mundo productivo e industrial tal y como lo conocemos actualmente. Se trata de la impresión 3D o producción aditiva.
En la sección ‘Economía de Futuro’ que realizo para ‘La 2’ de TVE acercamos al gran público cada semana un concepto de Nueva Economía. Una vez finalizados los primeros cinco que trataban el concepto 'startup' desde su nacimiento hasta su inversión en rondas internacionales pasando por el conocido 'deathvalley', esta semana presenté uno de los aspectos que van a cambiar más el mundo productivo e industrial tal y como lo conocemos actualmente. Se trata de la impresión 3D o producción aditiva.
En el programa tuvimos la oportunidad de entrevistar al responsable de la startup Natural Robotics y a Ramon Pastor, Vicepresidente mundial de HP, empresa que lidera la innovación en el sector 3D. Una de las reflexiones más destacadas a mi modo de ver es el cambio del principio de la producción tradicional con una cadena de valor determinada. A partir de que la impresión 3D se instalé en ese proceso, el hecho de fabricar un producto determinado no exigirá tener fabricas en algún lugar del mundo de bajo coste, aplicar un plan de distribución a destino, etc. Ahora hablamos de que la fabrica está en el destino exacto y se reduce el coste en transporte. Las cifras que da Ramon Pastor son elocuentes. Échale un vistazo al video.
Y recuerda que cada semana explicamos los diferentes modelos económicos que se darán cita en un mundo tecnológico, con un empleo muy distinto al que tenemos, dónde la modalidad disruptiva de empresas jóvenes y tecnológicas han puesto patas arriba nuestro sistema productivo. Si te apetece revisar conceptos económicos más tradicionales en forma de divertidos cortometrajes, revisa ‘Economía de Bolsillo’, dónde hemos estado acercando la gran economía a todos los públicos y dónde vamos a ir jugando entre conceptos básicos y cotidianos con otros que enlazan muy bien con lo que ya estamos haciendo en ‘Economía de Futuro’.
La robotización del sector hotelero. Noticias que llegan del futuro inmediato.
El pasado jueves ofrecí una conferencia en Aranda de Duero, Burgos, en la que con la participación de la audiencia nos preguntábamos hasta que punto estamos preparados para abrazar la denominada ‘Cuarta Revolución Industrial’. Es muy probable que lo que estamos viviendo no difiera mucho de cómo se vivieron otras revoluciones industriales anteriores pero sí es cierto que en esta ocasión los cambios que implica se están sucediendo a una velocidad inédita
El pasado jueves ofrecí una conferencia en Aranda de Duero, Burgos, en la que con la participación de la audiencia nos preguntábamos hasta que punto estamos preparados para abrazar la denominada ‘Cuarta Revolución Industrial’. Es muy probable que lo que estamos viviendo no difiera mucho de cómo se vivieron otras revoluciones industriales anteriores pero sí es cierto que en esta ocasión los cambios que implica se están sucediendo a una velocidad inédita.
Los asistentes se mostraron sorprendidos por muchos aspectos que expliqué. Coches autónomos, modos de trabajar, modelos de transformación digital, cómo empezar y la diferencia entre las diferentes fases que implican para una empresa mediana todo ese escenario. Hubo un ejemplo que provocó sonrisas. Es simpático ver un robot haciendo algo que se considera tremendamente humano. Me refiero al servicio de habitaciones de un hotel. Ese camarero o camarera de habitaciones que pregunta si todo está bien y te ofrece acerca cualquier solicitud previa.
El hecho de que un robot con apariencia de lavadora andante atienda tus necesidades y las cubra sin inmutarse es mucho más que un gesto anecdótico. Es, sencillamente, la muestra de hacia donde va todo. Realmente donde está todo ya. La supresión de empleos ha empezado y ya no es gradual. La era digital y sus derivados robóticos y de automatizaciones avanza sin preguntar si estamos o no preparados. Hay quien sugiere que los robots como tal deberían pagar impuestos. La idea de que por cada robot que sustituye una persona sea motivo de una tasa ‘laboral’ empieza a cundir. La teoría de algunos es la de que si vamos a trabajar menos pero los ingresos serán los mismos para las empresas, para establecer un circuito económico sostenible deberemos buscar por donde ingresar impuestos y como repartirlos entre todos después.
Aquí hemos hablado de esos robots de hotel. De hecho hay alguna anécdota graciosa sobre cómo grupos de niños lograron volver ‘locos’ a un buen número de ellos en un establecimiento. En fila india y circulando por todas las plantas los robots buscaban resolver un asunto laboral indefinidamente mientras los niños los perseguían por todas partes. Sin embargo la realidad no es tan divertida. La creación de nuevos puestos de trabajo derivados de esta transformación digital de la economía es inferior claramente a la del número de tipologías de empleo susceptibles de ser destruidos.
La cadena de Hoteles Starwood ya ha incorporado mayordomos robóticos de manera completa. Trabajan de noche y de día. Se desplazan a cualquier lugar del hotel, por supuesto las habitaciones de los huéspedes, y ofrecen todos los servicios que se solicitan según un dashboard en el teléfono móvil. En teoría, el tiempo destinado a esta labor ahora ocupado por un hardware lo puede utilizar el personal humano para otras tareas. Debemos examinar cuales, pensarlas, crearlas tal vez.
El bicho en cuestión no llega al metro de altura. Usa el ascensor, se mueve entre los clientes e interpela al personal ante cualquier asunto. Si quedas satisfecho de sus servicios te anima a que lo ‘tuitees’. Su nombre es ALO y ha sido diseñado por Savioke. En algunas zonas de California como Cupertino es habitual vivir entre robots. En el hotel, en el parking, en las oficinas o en el hospital.
En más de cien hoteles del mundo podremos encontrarlos. En algunos de ellos, como en Japón, en un parque temático totalmente atendido por robots, los clientes pueden mantener conversaciones con éstos. De ocupar a medio millar de personas, el parque ahora sólo ocupa ciento diez. El resto son robots. El dueño del mismo, Hideo Sawada, ha iniciado la construcción de mil hoteles en todo el mundo en los que no habrá personas. Promete un coste más reducido de la pernoctación y un servicio impecable.
La sustitución ha acelerado y el discurso manido de ‘la creación de empleo’ con la que nos inundan a diario se olvida de que esto no es anecdótico y que cómo no asignemos un plan de acomodación nos vamos a hacer daño. Recordemos el estudio más serio realizado al respecto de la Universidad de Oxford que estimaba la destrucción del 47% de empleo en 700 profesiones a partir del 2023. A la vuelta de la esquina y seguimos sin noticias de como lo vamos a afrontar.
Si crees que transformarse digitalmente es caro, prueba con el coste de no hacerlo.
La expresión ‘transformación digital’ ha multiplicado por diez sus búsquedas en Google en apenas un par de años. Se menciona en redes y se colonizan todo tipo de eventos con este concepto. La combinación cloud, mobile y big data han retorcido definitivamente nuestras relaciones sociales y económicas sin posibilidad de vuelta atrás.
La expresión ‘transformación digital’ ha multiplicado por diez sus búsquedas en Google en apenas un par de años. Se menciona en redes y se colonizan todo tipo de eventos con este concepto. La combinación cloud, mobile y big data han retorcido definitivamente nuestras relaciones sociales y económicas sin posibilidad de vuelta atrás.
Los procesos de transformación son irreversibles y afectan a todos los sectores. Son oportunidades para nuevos negocios y para nuevos modelos de empresas tipo startup con menos necesidades estructurales y muy ágiles dando nuevas soluciones, pivotando cuando algo no funciona o innovando para un mercado que conocen bien gracias a la gestión de datos masivos.
La velocidad con la que está sucediendo conduce a empresas e instituciones a diseñar acciones tácticas de transformación digital en lugar de un guión estratégico sólido. Para muchos el simple hecho de estar en Internet y tener un desarrollo de perfiles en redes sociales se confunde con lo que estoy comentando. No es táctica lo que se necesita sino estrategia.
Como he dicho a veces una cosa es digitalizarse y otra muy distinta es transformarse digitalmente. Es una tarea muy compleja porque no hablamos de ‘crear’ nada sino de transformarlo cuando, en muchos casos, me refiero a empresas que funcionan perfectamente y cuyo mercado sigue aceptando de buen grado sus productos y servicios.
La digitalización no debería ser sólo tecnología. La transformación digital es competitividad y una oportunidad única para repensar las empresas. Lo que llamamos ‘re-thinking companies’ trata de preparar las estructuras de una empresa para ser capaz de innovar constantemente y de un modo eficiente para estar más cerca de un cliente futuro que en menos de cinco años va a tener una relación con la empresa de mayor proximidad digital y con multitud de nuevos servicios.
Decirle a una empresa que ‘debe transformarse’ cuando va bien es complejo pues suele haber reticencias ante lo que identifican como una tarea no urgente y que acabará siendo costosa y compleja. El problema tiene mucho que ver con el modo en el que hemos ido viendo la propia evolución de Internet. Cuando nació pocos vieron en la red algo más que una pantalla complementaria a la televisión, luego con la llegada del comercio electrónico, muchas empresas no lo consideraron urgente, ni adaptarse en dispositivos móviles porque ‘¿quién va a comprar desde un teléfono?’ Básicamente el 60% de los usuarios.
Del ‘no corre prisa’ de muchos estamos pasado al ‘házmelo rápido’ de otros. Ahora todo el mundo sabe que el uso de datos, de la nube, de la automatización de procesos, del conocimiento de cliente, de modificar o crear nuevos modelos de negocio, de enfrentarse a startups que hacen lo mismo que tú y de un modo que te va a costar competir y de la omnicanalidad del usuario que se mueve en un frontera difusa entre competidor, cliente y productor, son elementos imprescindibles. Las dudas son cuándo, cómo y con quién.
Sin embargo, a mi modo de ver, la pregunta inicial debería ser ¿por qué? Sino se hace se corre el riesgo de considerar que transformar digitalmente nuestra empresa es ‘gastar en tecnología’ exclusivamente cuando en realidad es algo más profundo e integral. Digitalizar una empresa no debe ser el objetivo en si mismo, sino que esa digitalización debe convertirse en un elemento de mejora competitiva, de disponer de una empresa mejor, más eficiente, más feliz e innovadora.
Esto no va de vender lo mismo de un modo distinto. Eso es cosmética. Es abrir un nuevo espacio de venta utilizando tecnología únicamente. Por decirlo con un ejemplo, un hotel no se transforma digitalmente por el hecho de permitir una reserva de manera remota a sus potenciales clientes. La verdadera mutación digital se produce cuando el hotel ofrece un servicio nuevo que sólo es factible de un modo digital: la opción de ver a unos padres que hacen sus hijos de un modo remoto en la guardería del propio establecimiento mientras ellos se bañan en la piscina.
Transformarse no es vender pizzas por la web sino permitir que los clientes por aportar datos de manera automática obtengan una experiencia más enriquecedora en un restaurante al acceder a un nuevo ‘servicio o producto’ inexistente en él sino existieran sensores digitales o módulos de captación de datos.
Actualmente las operaciones que realizan los clientes de Caixabank y que se hacen desde un teléfono móvil crecen un 55% anual a pesar que el Fintech sigue devorando cuota de mercado. Nunca es tarde, pero la dicha no es buena si te retrasas. La cuestión no es si pasas tu modelo a digital y móvil sino si eres capaz de ofrecer un nuevo servicio imposible de ofrecer si no es desde un dispositivo móvil. Esa es la clave. Hay tantos ejemplos como tipos de empresas o situación de éstas. Llevo más de una década trabajando en algo que antes se llamaba de otro modo y lo único que tengo claro es que cada caso, cada momento y cada sector requiere estrategias diferenciadas y aplicaciones individuales.
Por este motivo es clave que los directivos o empresarios tengan claro lo imprescindible de implicarse en ese cambio. No es opcional, lo digo muy en serio, es su obligación impulsarlo. Hubo empresas intocables que han caído. Grandes corporaciones que pasaron de ser referencia mundial a cerrar estrepitosamente. Hay miles de pymes que estando en calidad de adaptar sus modelos a un modo de trabajo de tipo ‘startup’ retrasan su cambio y corren el riesgo mayúsculo de llegar a un callejón sin salida a medio plazo. Siendo cada vez más corto ese plazo.
Y es que cuando se apela a que el coste de poner en marcha toda una estrategia de transformación digital es muy alto, sería interesante empezar a revisar la factura que ha tenido para muchos el no haberlo afrontado a tiempo. En sectores como el turístico, entretenimiento, música, cine, prensa, transportes, servicios personales, comercios tradicionales y otros pueden observarse la dimensión de la tragedia. Lo único que tengo claro es que en los próximos tres o cuatro años vamos a vivir una nueva revolución de tipo tecnológico que se llevará por delante a quien no esté ahora mismo activando sus módulos de despegue. La aceleración sigue aumentando y, cómo ya pasó, muchos ni se dan cuenta.
Diferenciar entre digitalizarse y transformarse digitalmente. El caso del 'Mall-Data'.
La Asociación Española de Centros Comerciales me propuso dar una conferencia en su XV Congreso Nacional. Me pidieron que ofreciera una exposición que tratara de manera general el momento que vivimos a la vez que expusiera algunos casos de transformación digital en clientes que pudieran ser comparables a los que asistían al congreso. La idea era cambiar el habitual modelo de conferenciante que habla de un modo teórico, casi académico, de cosas que el público ya sabe, conoce y quiere cambiar, y que se olvida de dar claves concretas para mejorar la fase de transformación de todo un sector y aporta ejemplos para inspirarse en cómo hacerlo. Así me lo pidieron y así lo intenté hacer
La Asociación Española de Centros Comerciales me propuso dar una conferencia en su XV Congreso Nacional. Me pidieron que ofreciera una exposición que tratara de manera general el momento que vivimos a la vez que expusiera algunos casos de transformación digital en clientes que pudieran ser comparables a los que asistían al congreso. La idea era cambiar el habitual modelo de conferenciante que habla de un modo teórico, casi académico, de cosas que el público ya sabe, conoce y quiere cambiar, y que se olvida de dar claves concretas para mejorar la fase de transformación de todo un sector y aporta ejemplos para inspirarse en cómo hacerlo. Así me lo pidieron y así lo intenté hacer.
Habitualmente mis charlas giran alrededor de un debate que yo mismo propongo y que considero fundamental a estas alturas. ¿Es suficiente digitalizarse? ¿supone una transformación en sí misma esa digitalización? ¿es lo mismo digitalizarse que transformarse digitalmente? Obviamente, según mi opinión, no es lo mismo. La primera es claramente un foco de cambio, por supuesto, pero no es suficiente dado el volumen de cambios que vivimos actualmente. Digitalizados lo estamos todos, transformados no. Digitalizarse es quedarse en algún escalón anterior, en el paso previo necesario para transformarse gracias a esa digitalización. Uno de los casos que explico es el de un viejo cliente que tuve y que fue bautizado como ‘el chatarrero digital’.
Hace un par de años un amigo me llamó para pedirme ayuda. Su negocio estaba en quiebra. Tenía un desguace de vehículos y, contrariamente a lo previsto, la crisis no le estaba beneficiando. Sus ventas habían caído en picado. Su modelo de negocio dependía de que los automóviles que debía descuartizar no eran suficientes para ofrecer un recurso atractivo a los escasos compradores que se acercaban a su superficie en las afueras de una pequeña población al norte de Barcelona.
Me instalé en su empresa durante dos semanas. Examiné los procesos y hablé con los implicados. Al poco le ofrecí una solución que resultó ser muy beneficiosa. Lo primero que le comenté era que su sistema de desguazar los autos debía estar sintetizado. Para ello compré una base de datos que aportaba la mayoría de modelos y marcas del mercado. El sencillo software que instalamos en una PDA permitía que el desmontaje se codificara y concediera una ubicación ordenada de todas la piezas. Asi se lograba una eficaz distribución y una eficiente inventario a tiempo real. Ese listado se incorporaba a una base de datos en las oficinas de la empresa.
Hasta ese punto nada nuevo, nada especial. No disponíamos de ninguna característica que diferenciara ese negocio de otros que ya hacían algo parecido. La singularidad, el diferencial, el valor añadido se logró en el preciso instante que esa base de datos, esa eficiente máquina de ordenar las existencias, se digitalizó en la red. A partir de ese instante las ventas online empezaron a producirse. En menos de un año la facturación aumentó a niveles impensables durante la crisis.
A pesar de todo esto, no nos paramos. Ramón, que así se llama el hombre que decidió no detenerse ante las dificultades, preguntó si era factible vender piezas de coches clásicos por Internet. Fue posible. Esa es ahora una de sus principales ofertas. Se ha convertido en un hub de captación para los coleccionistas y un conector para los exclusivos clientes que se esconden tras el apasionado mundo de los coches de autor. Ahora sus ventas se miden por países y no por comarcas.
En este caso que acabo de recuperar, la primera fase era la de convertir todos sus procesos en pasos digitalizados. Una base de datos, una manera de interactuar entre administración y operarios, etc. Pero no se transformaron hasta que todo ello empezó a generar datos, a poder trabajar con ellos, a comercializar digitalmente, a generar una marca realmente digital.
Y es que Internet ha ido evolucionando rápidamente. De hecho cada vez lo hace más rápido. Del propio nacimiento de Internet se dijo que era como una pantalla más accesoria a la televisión. Del ecommerce se dijo sería un simple canal de venta más y está clara la importancia comercial que tiene. De las redes sociales que se dijo sería un simple entretenimiento y es evidente que no es así. Que se lo digan a quienes gestionan la nueva publicidad. Del e-mobile se dijo que era como Internet pero en pequeñito y sabemos que una cosa son las aplicaciones y otra adaptar una web a ese formato. De las plataformas sociales se dijo serían para gente solidaria nada más y ahora mismo sabemos que están poniendo en juego modelos de negocio que parecían intratables.
En la ponencia a la que me he referido expliqué lo que solemos hacer cuando un cliente nos solicita iniciar un proceso de consultoría acerca del grado de transformación que una empresa u organización ha alcanzado. Para saber si hablamos sólo de digitalización o de transformación buscamos valorar el estado de uso digital de la comunicación, el modelo de digitalización expuesto hasta la fecha, el modelo de comercialización y sus automatismos de procesos, la penetración de los aspectos de socialización, el modelo de movilización de todo el cuadro estratégico de la empresa y los usos colaborativos de todo el circuito comercial. Todo ello nos conduce a una valoración, a una nota, a una hoja de ruta a tratar a fin de llegar a la ansiada ‘optimización’ que en este caso es la traducción de la verdadera ‘transformación digital’. Sin esto, y a pesar de estar digitalizados’ no tenemos garantizada la eficiencia.
Para vivir adecuadamente una transformación digital debemos dirigirnos hacia la eficiencia, hacia la optimización. Digitalizarse no lo garantiza como decía, es algo más complejo. Entre los casos que expliqué y que desde mi despacho hemos desarrollado hablé de dos en concreto. El primero fue el del Centro Comercial de Miami y el segundo con el ‘mall’ de DrunDrun en Dublín. Con el caso de Florida lo que hicimos fue gestionar las bajas laborales provocadas por un software que sustituía a un tipo de trabajadores concretos, solicitando que éstos pasaran a ser agentes digitales del propio parque comercial. Fue un éxito y ya estamos preparando la segunda fase.
El caso del segundo centro comercial, el irlandés, es más sofisticado. Se trata de omnicanalidad, de gestionar diferentes dispositivos para trazar todos los datos posibles de la gente que visita el parque. En realidad son ‘beacons’, radares que localizan movimientos, actitudes, datos en general y que permiten aportar una gran cantidad de elementos desestructurados que se analizan con los que si estan bajo una estructura. Sin llegar a ser ‘big-data’ se logra ofrecer productos y servicios a los visitantes que incrementan ventas, interacciones de marca y valoraciones positivas. Esta gestión de datos menor se le suele llamar ‘small-data’ y en este caso, al modelo de uso y gestión que hemos registrado y presentado públicamente, le pusimos el nombre de ‘Mall-Data’. Hay naming para todo.
La delgada línea entre modernidad digital y 'vintage' tecnológico.
El Times publicó en 1920 un artículo despiadado contra Robert Godard por haber pronosticado que algún día las aeronaves podrían desplazarse en el vacío. En 1903 y a pocas semanas de que los hermanos Wright lograran volar en un aeroplano, el propio New York Times, y supongo que la inmensa mayoría de personas razonables del planeta, dijo que eso de intentar volar era una de las mayores pérdidas de tiempo a las que nos podíamos dedicar. El presidente de IBM, Thomas Watson aseguró en 1943 que ‘el mercado de computadoras no dará para mucho más que cinco o seis en todo el mundo’.
El Times publicó en 1920 un artículo despiadado contra Robert Godard por haber pronosticado que algún día las aeronaves podrían desplazarse en el vacío. En 1903 y a pocas semanas de que los hermanos Wright lograran volar en un aeroplano, el propio New York Times, y supongo que la inmensa mayoría de personas razonables del planeta, dijo que eso de intentar volar era una de las mayores pérdidas de tiempo a las que nos podíamos dedicar. El presidente de IBM, Thomas Watson aseguró en 1943 que ‘el mercado de computadoras no dará para mucho más que cinco o seis en todo el mundo’.
"...We hope that Professor Langley will not put his substantial greatness as a scientist in further peril by continuing to waste his time and the money involved, in further airship experiments. Life is short, and he is capable of services to humanity incomparably greater than can be expected to result from trying to fly....For students and investigators of the Langley type there are more useful employments."
Source: New York Times, December 10,1903, editorial page.
Y así podríamos ir relatando infinidad de pronósticos acerca de cómo sería el futuro, que tecnologías lo gobernarían o de que modo la humanidad innovaría en un campo u otro. La tecnología que empujará los cambios más radicales no suelen estar presente en las previsiones. En pleno siglo XIX los principales científicos del mundo creían que si bien se iba a poder ofrecer viajes transatlánticos estos serían de la mano de globos aerostáticos y no en aviones. Es decir, sabemos que sucederán cosas pero no cómo. Confiamos en la capacidad humana de superar las barreras gracias a los avances tecnológicos pero desconocemos de que estará compuesta esa tecnología.
Ahora vivimos algo similar. Sabemos lo que vamos a lograr pero no cómo. O mejor dicho, sí creemos saberlo, pero seguramente todavía estamos pendientes de algún nuevo avance tecnológico que desconocemos, que queda por desarrollar, instalar y difundir. ¿Quién sabe si la Inteligencia Artificial depende de los avances actuales o el salto definitivo depende de algo que aún no hemos ni tan siquiera descubierto o creado? La impresión 3D sigue esperando algo que nos evite seguir avanzando en la compleja senda de los materiales sintéticos ¿su evolución exponencial depende de un descubrimiento químico inédito todavía?
Con todo cuanto nos rodea ahora en esta Cuarta Revolución Industrial pasará algo similar. Mucho de lo que ahora consideramos parte de la innovación, el globo aerostático que nos transportará a otros continentes, probablemente están siendo su propio límite y, en breve, aparecerá unos hermanos Wright dispuestos a imponer otra modalidad de viaje intercontinental que si pueda ser absolutamente eficiente y seguro.
Uno de los ejercicios que sugiero en algunas de mis conferencias busca reflexionar acerca de los cambios que hemos vivido en apenas un par de décadas. Es importante hacerlo y descubriremos cómo existen elementos en nuestra vida cotidiana que no logramos ya disociar de nuestro presente y lo contemplamos como si siempre hubieran estado ahí. El teléfono móvil, el teléfono inteligente, la conexión total a la red, la propia red de redes, el funcionamiento de nuestras relaciones a partir de un hecho social y digital, los procesos productivos, la cadena de valor, el paso de producto a servicio y otros. Todo ha cambiado, y muy rápido, pero lo desconcertante es que unos meses antes de cada avance disruptivo muy pocos eran conocedores de esas tecnologías.
Mirar una película de los noventa es muy nutritivo en este sentido. La información se buscaba en bibliotecas exclusivamente y las llamadas se fijaban en horario y desde unos habitáculos llamados ‘cabinas’. Mirar películas del inicio de este siglo también. Leer artículos de apenas hace unos cinco años sí que sorprende. Decenas de tecnologías determinantes, empresas e innovaciones no aparecen. Hagan el esfuerzo, servirá para tomar más en serio el anuncio ‘la inminencia de algún avance dramático’ apelando a que la tecnología que lo hará posible será distinta a la que ahora creemos que lo permitirá. El ejemplo más evidente es el de los coches autónomos.
Los primeros vehículos sin conductor legalmente en movimiento por nuestras carreteras será algo habitual mucho antes de lo que pudiera parecer. Por lo menos es mi deducción y la de muchos analistas. No hablamos de décadas, seguramente mucho menos, tal vez una. Lo importante es que esos autos no serán autónomos gracias a un sistema GPS, a unos sensores, láser o radares, sino que lo serán de algo pendiente de implementar todavía. Ese avance definitivo logrará que esos coches piensen cosa que ahora no hacen. La diferencia entre que un auto se detenga porque un radar le dice que en frente hay un ser humano y si continúa lo mata y que un auto se detenga porque sepa que significado tiene que el ser humano muera será el factor definitivo. Falta todavía mucha tecnología por desarrollar pero no duden que llegará y, cómo viene sucediendo últimamente, cada vez más rápido.
A todo esto, importante ir pensando como será la sociedad resultante e inminente, de que modo nos organizaremos, que pasará con la Renta Mínima Universal en un mundo sin empleo, como interactuaremos en un mundo automático y de cuales serán las habilidades que esas tecnologías exigirán. En breve lo comentamos.
El cloud computing primer paso de la transformación digital.
Cuando hablamos de los elementos de transformación digital decisivos para un negocio solemos pensar en la automatización de procesos, en la comunicación corporativa en redes e, incluso, en modular el acceso a tecnologías disruptivas en el día a día de la empresa. Sin embargo una de las claves está en algo que ya utilizamos en gran medida pero que se limita a espacios realmente muy menores. Hablo del ‘cloud computing’.
Cuando hablamos de los elementos de transformación digital decisivos para un negocio solemos pensar en la automatización de procesos, en la comunicación corporativa en redes e, incluso, en modular el acceso a tecnologías disruptivas en el día a día de la empresa. Sin embargo una de las claves está en algo que ya utilizamos en gran medida pero que se limita a espacios realmente muy menores. Hablo del ‘cloud computing’.
Las soluciones de negocio en la nube para empresas y profesionales facilita el trabajo en cualquier negocio sin tener que preocuparse de infraestructuras costosas o de cuestiones técnicas. Ante todo es importante destacar que el Cloud Computing genera un importante listado de ventajas y que en gran medida es el hilo conductor de la transformación digital que en su primera fase está viviendo el mundo. Nuestra revolución no es más que la acumulación de piezas. Desde el big-data, la automatización de procesos, la impresión 3D, la economía colaborativa y, por supuesto, la nube.
La nube permite la reducción de costos ofreciendo ventajas a empresas de tamaño medio ya que les ofrece el pago por lo que se usa. Es una opción escalable de almacenamiento, por ejemplo que se amplía en base a los que se necesita evitando la compra o alquiler de hardware innecesario. Las actualizaciones son automáticas y no exige la necesidad de tener un departamento IT preocupado por el coste de ‘updates’ futuras.
Una de las más evidentes ventajas es el acceso remoto. Cualquier empleado tiene acceso a la información sin obligación de permanecer en algún lugar todo el tiempo que necesitan un servicio digital concreto. Además la nube es una de las vertientes tecnológicas más respetuosas con el medio ambiente. Suelen utilizar mucha menos energía que los centros de datos más habituales debido a que, al estar centralizado su funcionamiento, su equilibrio es mayor entre lo que se necesita y lo que se proporciona.
Destaca especialmente la facilidad de implementación. No hay necesidad de complejos sistemas de hardware o componentes que precisen de expertos o de un tiempo importante. El tiempo que se tarda en configurar un sistema cloud debe ser similar a la creación de un perfil en una red social. Para mí una de las vertientes más importantes del Cloud Computing es que se logra un mejor tiempo de respuesta en la mayoría de casos. Suele ser mejor que un servidor de hardware estándar lo que sumado al rendimiento y durabilidad hace de el cloud una necesidad competitiva y no una opción empresarial. Permiten equilibrar la competitividad entre grandes empresas y otras más pequeñas.
Una empresa de alto rendimiento y que se pueda considerar de alto valor tiene que ofrecer estos servicios cloud de manera organizada y estructurada. En mi opinión hay una que destaca especialmente por su propuesta y su servicio. Se trata de Open2Saas que ha lanzado una campaña bajo el lema #cloudparatodos que busca aproximar a todo tipo de empresas a la nube y sus ventajas.
Para ello te permiten acceder a este mundo indispensable si estamos pensando en la transformación digital de nuestro negocio. En los proyectos en los que mi empresa implementa y genera estrategias de digitalización, optamos en muchos casos por esta solución como vehículo inicial en ese trayecto tan estimulante. Permite que nuestros clientes ganen en independencia de uso. Se accede con un clic sin saber nada de gestión de sistemas, escala recursos fácilmente, genera backups diarios y semanales por defecto, su disponibilidad es absoluta, no exige ninguna descarga y, lo más importante, el precio es tarifa plana mensual sin sustos.
En tiempos que la modernización de la economía y de la vinculación de la tecnología en el nuevo modelo de crecimiento de un país es importante identificar herramientas que ayuden a ese paso. No es fácil, pero empezar a trabajar en la nube es uno de los primeros e imprescindibles.
Las marcas ya predicen tu comportamiento mirando videos en las redes sociales.
La tecnología que se utilizó durante los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014 en Sochi, llamada VibraImage y que escaneaba las expresiones faciales de los visitantes con el fin de dar a la delegación rusa gracias a la capacidad de ‘detectar a alguien que aun pareciendo normal tuviera alguna característica en su cara que indicara un estado mental agitado por lo que pudiera ser una amenaza inminente’, es la misma que ahora utilizan algunos ‘retailers’ para conocer el estado emocional de sus potenciales clientes.
La tecnología que se utilizó durante los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014 en Sochi, llamada VibraImage y que escaneaba las expresiones faciales de los visitantes con el fin de dar a la delegación rusa gracias a la capacidad de ‘detectar a alguien que aun pareciendo normal tuviera alguna característica en su cara que indicara un estado mental agitado por lo que pudiera ser una amenaza inminente’ es la misma que ahora utilizan algunos ‘retailers’ para conocer el estado emocional de sus potenciales clientes.
Lo último en vigilancia militar se ha trasladado a la vida cotidiana y comercial. Lo ha hecho la empresa con sede en Chicago Mattersight Corporación con la que he tenido ocasión de colaborar recientemente. Su sistema ‘Predictive Video’ analiza el habla y expresiones faciales a fin de predecir el comportamiento futuro de un potencial cliente basándose en el estilo, personalidad y estado emocional a la vez que se cruza todo ese conjunto de elementos con los miles de millones de datos que poseen de otros clientes.
La empresa vende este producto que no deja indiferente a nadie. Para los creadores la tecnología que utilizan y los resultados que concede son un beneficio para comprador y vendedor. Dicen que el cliente pierde menos tiempo, acierta antes y recibe un mejor servicio. Para el vendedor es obvio el beneficio.
Lo impresionante del asunto no es si hay o no cámaras en una tienda o en un espacio comercial que pueda transferir esos datos al sistema. Van más allá. De hecho, las marcas, y no sólo las tiendas, pueden ahora extraer los datos de personalidad de un solo usuario mediante el análisis de vídeos a disposición del público en la red a través de canales de medios sociales que vamos dejando y que, al registrarnos como ‘follower’ o ‘fan’ de una marca, abrimos de par en par.
YouTube, Vine, Periscope, Facebook Live u otros, permiten a cualquier empresa predecir el ‘behavior-data’ de cualquiera mediante el estudio con algoritmos inteligentes del habla, las expresiones y el desarrollo en el tiempo de perfiles y personalidades de usuarios a título individual. Luego crean patrones que se lo venden a marcas y dónde sólo con datos disponibles y ‘en abierto’ facilitan estrategias comerciales y de marketing a éstas.
En la nota que me enviaron hace un par de días, Mattersight dice que ‘su sistema está destinado a mejorar la experiencia del cliente’, aun que admiten que las fuerzas del orden de EE.UU. están muy interesados n los datos que recogen y analizan. De hecho, el FBI tiene una enorme base de datos biométricos y que a finales del año pasado ya tenía más de 52 millones de caras. Millones de caras de personas que nunca han sido sospechosos de un crimen por cierto.
La empresa, a pesar de esta derivada social y político, defiende su desarrollo desde un punto comercial. Dicen que con la tecnología disponible de reconocimiento facial, los comerciantes ya pueden tener un ‘feedback’ a tiempo real con sus clientes cuando ven, se prueban o examinan sus productos, revisan el packaging o testan los ingredientes.
Es cierto, y lo he podido ver por videoconferencia, que esos conocimientos permiten hacer predicciones más precisas acerca de cómo las personas se sienten con respecto los productos y servicios de una empresa y permite modificar estrategias. La compañía defiende que su misión es ‘ayudar a las marcas a tener una mejor relación con sus clientes’, puesto que el sistema no es intrusivo en las tiendas según dicen.
De momento el escaneo facial se limitará a los videos disponibles de cada persona en la red. Una vez registrado en la tienda en cuestión el sistema busca ese perfil y empieza el estudio. Está por ver si al entrar en una tienda concreta, eso le da permiso al comercio a escanear nuestra cara en todo momento al igual que hacen las cámaras de seguridad por miles de calles y plazas de nuestras ciudades. ¿Cuándo hemos dado consentimiento? ¿Pasará lo mismo ahora con una tendencia comercial? ¿Dónde está el límite?
Lo que está claro es que la tecnología de vídeo predictivo va a ser un campo de desarrollo importante puesto que se apoya en otros dos muy evolucionados actualmente: inteligencia artificial y Big Data. Todo en su conjunto permite extraer conclusiones previamente inalcanzables (y cada vez más íntimos) de datos sobre el comportamiento humano. IBM ha lanzado sus tecnologías de reconocimiento facial y de la personalidad con una versión para minoristas. Permite a cualquier tienda obtener información a tiempo real sobre las reacciones de la gente a los productos mientras compran.
Algunas agencias de publicidad y comunicación que estamos especializados en transformación digital ya trabajamos en eso que se hemos bautizado como ‘venderle a una nevera’, algo así como enfocar la creatividad y la técnica que se deriva en la red analizando elementos que escapan de la publicidad tradicional dónde los datos y los algoritmos inciden más que la intuición.
Como dice Adam Harvey, ‘da la sensación que la inteligencia artificial va a lograr leer nuestra mente a partir de nuestra cara’. Por ello, si estás preocupado, este artista ha diseñado ‘defensas’ contra el reconocimiento facial. Siempre nos quedará el flequillo.
Ordenando el puzzle de la transformación digital.
Un científico estaba trabajando en su laboratorio cuando entró su hijo de cinco años dispuesto a ayudarle. El científico, que tenía mucho trabajo y no quería ser interrumpido, pensó en darle un entretenimiento al niño para que no le molestase. Recortó de una revista un mapa del mundo, lo cortó en muchos trocitos y se lo dio a su hijo para que lo reconstruyera. El científico pensó que tardaría horas en hacerlo porque su hijo nunca había visto ese mapa.
Un científico estaba trabajando en su laboratorio cuando entró su hijo de siete años dispuesto a ayudarle. El científico, que tenía mucho trabajo y no quería ser interrumpido, pensó en darle un entretenimiento al niño para que no le molestase. Recortó de una revista un mapa del mundo, lo cortó en muchos trocitos y se lo dio a su hijo para que lo reconstruyera. El científico pensó que tardaría horas en hacerlo porque su hijo nunca había visto ese mapa.
Cuál fue su sorpresa cuando al cabo de unos minutos el niño le dijo: — ¡Ya está papá, ya lo terminé! El científico se quedó sorprendido por unos momentos, pero se giró pensando que no vería más que la chapuza típica de un niño con apenas idea de geografía. Sin embargo, el niño le mostraba el puzzle totalmente resuelto y con todas las piezas en su sitio. Le preguntó asombrado: — ¿Cómo lo has hecho, hijo? — ¡Muy fácil, papá! He ordenado la foto del señor que me has dado. El hombre giró la hoja y descubrió que en el reverso había la fotografía de una persona, algo que para el niño sí era factible de componer. Sencillamente el niño, desestimó lo que no reconocía, le dio la vuelta al problema y había arreglado el mundo.
Este microcuento que conocí de la mano de uno de mis antiguos alumnos en la Universidad de Barcelona, Rafa Camacho, describe metafóricamente la clave de cómo debemos afrontar en nuestro entorno empresarial y personal la revolución tecnológica y digital que vivimos. En Europa muchos se resisten en aceptar que vivimos tiempos de redes, de comunidades inteligentes, de empoderamiento ciudadano, de capacitación compartida y de transformación transversal del propio sistema, un sistema que se vino abajo hace seis o siete años. No hay planos del destrozo, no hay reglas para repararlo. La modernidad y la tecnología al servicio del conocimiento traerá consigo mejores tiempos, estoy seguro, pero seguimos en manos de quienes piensan que debemos ordenar un puzzle por la cara del mapa y no por la que facilita hacerlo independientemente de conocer exactamente los detalles técnicos de lo que estamos haciendo.
La parte más interesante de lo que estamos viviendo, de esa transformación digital que lo está retorciendo todo, que de manera disruptiva trastoca definitivamente todas las cadenas de valor o de intermediación, son las propiedades emergentes. Las propiedades emergentes son el conjunto de las relaciones entre las partes de un sistema de cualquier tipo. La propiedad del todo generada es mayor que la suma de las propiedades individuales. Existen propiedades que no poseen los miembros individuales pero que sí emergen de la red; por ejemplo, una hormiga es un animal con un comportamiento bastante simple y con reglas muy definidas; sin embargo, un hormiguero posee un comportamiento complejo, muy flexible y fruto de la interacción entre sus miembros.
Las redes no son nada nuevo. La red eléctrica dispuso un nuevo mundo en su momento, ya hace más de un siglo. Las partes de un sistema juntas hacen cosas que no harían por si mismas. Pensar en las partes de modo aislado es reduccionista. El observador convencional mira a los árboles de manera individual o lo hace globalmente hacia el bosque. Los de los árboles consideran que los detalles son esenciales, lo inmediato, la táctica. Los del bosque piensan que importa el contexto, el conjunto, la estrategia. Pero Imaginemos la combinación, que pudiéramos observar bosque y árboles de un modo dinámico. Lograríamos ver que aspectos de los árboles son relevantes para el bosque.
El mundo que vivimos, en función del análisis de sus componentes individuales, ha pasado a entenderse en virtud de sus redes y, sobre todo, de las interacciones de sus elementos. Por eso, el valor de la interacción se vuelve tan importante en el mundo empresarial. A esto le llamamos sencillamente, transformación digital y uso de las propiedades emergentes que toda compañía puede alcanzar en un plazo determinado.
Cuando hablamos de tiempos de transformación digital, de economía en red, de tecnología aplicada, asumimos que vivimos una etapa de vínculos, de comunidades y de cómo la comunicación, los procesos y la conversión a ventas se explican desde el mismo ecosistema. En el año 2040 la capacidad de la Web superará la capacidad de procesamiento de la humanidad, de todos los cerebros juntos de los seres humanos vivos. De este modo, la Red se convertirá en la mayor y más fiable máquina creada jamás por el hombre en su historia.
La frontera de las redes, la Internet de las cosas, la nube de procesadores, dentro de la que viviríamos, la inteligencia artificial, el big data y la eliminación de procesos intermedios serán (en algunos casos ya lo es) el territorio de la batalla comercial para todo tipo de empresas. Las empresas que estén implicadas en esa revolución, en esa transformación, las que consideren que estas redes y su aplicación compleja son importantes para ellas, serán imprescindibles en el futuro y ésta puede ser una de las claves de la supervivencia y crecimiento. O te transformas o te transformarán.
¿Has analizado en que punto de transformación está tu sector? ¿Y tu empresa? ¿Te ayudo?
¿En qué grado de digitalización se encuentra tu empresa? ¿Cómo de digital es tu industria?
Un estudio reciente del McKinsey Global Institute investigó el estado de digitalización en diferentes sectores de la economía encontrando una, cada vez, mayor brecha entre algunos de ellos. La mayoría de las empresas digitales crecían de manera brutal en cuanto a su productividad y a sus beneficios al contrario de los rangos de crecimiento de otras que no pertenecen a ese grupo. La Harvard Business Review presentó sus conclusiones que hoy os traigo aquí dónde analizaban 27 indicadores que permiten analizar a cualquier industria en su fase de digitalización. Esos indicadores se dividen en tres categorías: activos digitales, uso digital y trabajadores digitales, siendo las dos últimas las que marcan la diferencia de manera más significativa.
Un estudio reciente del McKinsey Global Institute analizó el estado de digitalización en diferentes sectores de la economía encontrando una, cada vez, mayor brecha entre algunos de ellos. La mayoría de las empresas digitales crecían de manera brutal en cuanto a su productividad y a sus beneficios al contrario de los rangos de crecimiento de otras que no pertenecen a ese grupo. La Harvard Business Review presentó sus conclusiones, que os traduzco en parte hoy, dónde analizaban 27 indicadores que permiten analizar a cualquier industria en su fase de digitalización. Esos indicadores se dividen en tres categorías: activos digitales, uso digital y trabajadores digitales, siendo las dos últimas las que marcan la diferencia de manera más significativa.
Es cierto que en la mayoría de los casos al hablar de ‘lo digital’ muchos directivos y empresarios no tienen claro que es realmente más allá de comprar versiones actualizadas para sus sistemas, cuando en realidad todo eso no es más que el primer paso, el comienzo. Para ser competitivo, para destacar, se debe ‘pensar en digital’, hacerse digital, reconvertir la fuerza laboral y de gestión intensificada en todos los aspectos de la empresa.
Los activos digitales se han multiplicado exponencialmente en el mundo de los negocios. Hemos digitalizado muchísimas cosas, se han implementado aplicaciones y se han generado nuevos modos de alcanzar a los clientes en escenarios como las redes sociales o profesionales. Pero seguimos lejos de lo que significa ‘transformación digital’. Esos activos son importantes pero sólo son la parte menor del desafío que muchas empresas deberán urgentemente afrontar.
Hay dos divisiones, dos competiciones distintas entre los diferentes sectores económicos. En el estudio al que me estoy refiriendo se trata de generar un índice de digitalización de cualquier industria. Un modelo de análisis que utilizo cuando en alguna consultoría debemos conocer con detalle los aspectos relevantes para llevar a cabo el trabajo de transformación que me encargan. Lo mejor es que es un trabajo que se debe realizar con los equipos directivos y son ellos los que localizan la medida exacta de su estado de digitalización. Normalmente se sorprenden. Ni es tan poca en algunos casos, ni tanta como otros suelen creer.
Veamos cada una de las tres grandes categorías del índice. En primer lugar, los activos digitales. El grado en el que las empresas han digitalizado sus activos físicos cómo flotas de vehículos conectados, grandes volúmenes de datos o sistemas logrando un gran rendimiento de los equipos, sistemas y cadenas de suministro. Un ejemplo es el nuevo teléfono inteligente S60 de Caterpillar, que viene con capacidad de imagen térmica incorporada y es útil para los constructores, electricistas y trabajadores de servicios públicos.
La segunda categoría, el uso digital, mide el grado en que las empresas se involucran en lo digital con clientes y proveedores. Las empresas de los sectores líderes hacen un uso más intenso de los pagos digitales, marketing digital y el desarrollo de productos de diseño. Burberry, por ejemplo, ha buscado la integración de los medios sociales y las experiencias de inmersión en sus tiendas físicas, lo que ha logrado una tremenda disrupción en su cadena de valor.
Pero lo que realmente diferencia a los líderes es la tercera categoría: el grado en el que se ponen las herramientas digitales en manos de los miembros de la compañía. Para obtener una imagen precisa, se evaluaron más de 12.000 descripciones de tareas detalladas a fin de identificar aquellos más vinculado con las tecnologías digitales.
Las diferencias son enormes: las empresas de sectores líderes tienen una fuerza de trabajo 13 veces más digitalizadas que el resto de la competencia. En sectores rezagados, el compromiso digital de la mano de obra puede ser errática; algunas organizaciones han hecho progresos en ciertas áreas, pero aún no se han ocupado de las tareas fundamentales que realizan sus trabajadores. Muchas organizaciones de atención de la salud, por ejemplo, utilizan tecnología muy sofisticada en el diagnóstico y tratamiento, pero una parte considerable de su plantilla utiliza herramientas muy rudimentarias o, directamente, ninguna tecnología. Menos del 20% de los pagos a los proveedores en el cuidado de la salud y a sus proveedores se hace digitalmente, por ejemplo.
Es obligatorio para directivos y empresarios determinar las prioridades digitales, teniendo en cuenta la transformación del negocio global para mantener una ventaja competitiva. Esto requiere un enfoque externo que permita entender más profundamente las expectativas a las que se puede llegar atendiendo al sector y a la categoría de digitalización como he dicho antes.
Los clientes están cambiando y las empresas deben cambiar también para satisfacer mejor esas nuevas necesidades. Cuando un cliente me pide que analice su estado de digitalización y desarrolle un plan de acción identificamos esos vacíos con los equipos de gestión, diseñamos una estrategia de bajo impacto financiero y una hoja de ruta que tenga resultados a corto plazo a fin de dotar de confianza el proceso que venga después. Piensa en tu sector y luego pregúntate el grado de digitalización en el que te encuentras. Si necesitas ayuda no dudes en contactarme.
¿Porque transformar tu negocio cuando todo va bien? El caso de Ryanair.
En la versión para 2016 del informe anual del ‘State of Travel’ que publicó Skiftpara el World Travel & Tourism Council Global Summit se explican algunas de las tendencias del sector que alguna vez he tratado por escrito o en alguna conferencia. Se trata de big-data, small-data y la gestión avanzada de la experiencia de usuario como espacio dónde obtener esos datos. Recomiendo el estudio pues hay algunos elementos curiosos como los destinos mundiales emergentes cómo Tulum en México, Oporto o Lima en lugar de otros que seguro consideramos más previsibles. Todo está cambiando
En la versión para 2016 del informe anual del ‘State of Travel’ que publicó Skiftpara el World Travel & Tourism Council Global Summit se explican algunas de las tendencias del sector que alguna vez he tratado por escrito o en alguna conferencia. Se trata de big-data, small-data y la gestión avanzada de la experiencia de usuario como espacio dónde obtener esos datos. Recomiendo el estudio pues hay algunos elementos curiosos como los destinos mundiales emergentes cómo Tulum en México, Oporto o Lima en lugar de otros que seguro consideramos más previsibles. Todo está cambiando.
En ese informe se puede interpretar cómo afecta al crecimiento de un mercado turístico cualquiera, el modo en el que su modelo está conectado y cómo se gestiona esa conectividad. Por un lado la oferta aeroportuaria es clave, de eso va el informe en gran medida, pero también en como las empresas del sector buscan escenarios de desarrollo que permita entender el momento económico y tecnológico que vivimos. Muchas veces esto no tiene que ver con el país o con la región de la empresa que ejecute un plan de transformación disruptivo, sino que la empresa ofrece un escenario que el destino puede aprovechar. Para ello hay que estar en línea tecnológica y en disposición administrativa.
Ayer estuve en la presentación de la nueva plataforma MyRyanair a la que fui invitado y dónde se puso de manifiesto la voluntad de Ryanair en ‘ser el Amazon de los vuelos’, un negocio digital por delante del propio modelo que se debe atribuir a una compañía aérea. Según dijeron pretenden convertirse en una empresa de viajes digital centrada en una tecnología aplicada a la experiencia de usuario de última generación. Esa plataforma, MyRyanair, pertenece a una hoja de ruta de alteración de la compañía hacia lo que hace dos años apuntó su consejo de administración, ser un negocio digital del sector viajes.
Para ello han contratado 200 empleados tecnológicos, han aplicado 36.000 horas de desarrollo y han logrado reducir el tiempo de reserva en un 20%. ¿Es esto transformación digital? En términos generales sería algo parecido. De hecho una compañía aérea ya está en transformación constante y debe adaptarse más que otras tipologías de empresa a ese hecho. El como se relacionan sus clientes o el cómo se vinculan los procesos son clave. La obtención de datos y la simplificación del escalado de compra ya suelen ser elementos vinculados siempre a la digitalización.
Pero en este caso es más intenso. Ryanair toma una decisión estratégica en la propuesta de valor, en el propio modelo de ingresos, pues identifica que el sector va a vivir una profunda metamorfosis en breve y quieren estar preparados, rentabilizar una masa de clientes inmensa y un lugar de ventaja en diferentes países tremendamente consumistas. ¿Qué pasaría si el sector de los vuelos viviera algo parecido al de los hoteles con las plataformas sociales, discográficas con el paso a servicios de streaming, las agencias de viajes con la reducción de intermediarios, a los bancos con la llegada del Fintech, y en breve a las aseguradoras, gestorías, editoriales, televisiones, etc.?
No soy cliente de Ryanair y lo saben. Saben que mis necesidades como pasajero exigen aspectos que esta compañía no ofrece. Sin embargo si consideran que lo que ayer explicaron es de interés para mis lectores y para mi incluso porque hablamos de algo que no tiene que ver sólo con el vuelo, sino con la experiencia de ser turista ocasional, el foco donde van a insistir prioritariamente. Nos adelantaron que tienen planes en IoT e incluso en 3D print.
Ryanair pretende proporcionar a 106 millones de pasajeros la posibilidad de enlazar con otros pasajeros para compartir taxis, consejos donde comer, espacios comunes, tiempo, ofertas o gastos que se puedan reducir al hacer algo en grupo. Su idea es haber alcanzado los 180 millones en 2024 tanto de pasajeros como de usuarios de esta plataforma-aplicación. Algo que me sorprendió especialmente es cómo la nueva plataforma también tiene una derivada de gestión importante. Es capaz de llenar a una velocidad inédita un Boeing 737 en una hora punta de embarque. Puede llenar 4 de estos aviones por minuto.
En una respuesta a una de las dudas que aparecieron, el CTO de la empresa, John Hurley, nos aseguró que ‘no habían puesto en marcha esto antes pues prefieren innovar cuando el público tiene capacidad para adaptarse a esa innovación y que van a ir sofisticando la plataforma a medida que sus ‘usuarios/clientes’ vayan profundizando en la adopción tecnológica’. Es una idea muy interesante, tener listo un modelo de innovación constante que se adapte al potencial usuario para convertirlo en cliente. Es aquello de ‘la innovación no es innovación si el mercado no la acepta, si es así sólo es una idea buena que no tiene salida’.
En 2020 habrá 10 millones de coches autónomos en las carreteras y no te darás cuenta.
Según el Business Insider hay suficientes elementos para establecer que los coches autónomos serán un realidad bastante extendida en muy pocos años. De hecho aseguran en base al estudio más exhaustivo realizado hasta la fecha sobre el tema, el de BI Intelligence, serán unos diez millones los vehículos sin conductor que circularán en el mundo en apenas cuatro años
Según el Business Insider hay suficientes elementos para establecer que los coches autónomos serán un realidad bastante extendida en muy pocos años. De hecho aseguran en base al estudio más exhaustivo realizado hasta la fecha sobre el tema, el de BI Intelligence, serán unos diez millones los vehículos sin conductor que circularán en el mundo en apenas cuatro años.
Es cierto que ya hace un tiempo que hablar de coches que se conducen solos ha dejado de ser una idea basada en la ciencia ficción. Pertenecen al debate real y pragmático de lo que va a ser realidad tarde o temprano. De hecho tenemos cada vez más elementos que están naturalizando el hecho. Mercedes, BMW o Tesla ya han dado a conocer sus avances, características y su plan comercial de este tipo disruptivo de vehículos. Compañías tecnológicas como Google también está en esa carrera.
Lo que hay que examinar al detalle cuando se habla de este tema es que barreras pueden aparecer en el desarrollo del mismo o que elementos pueden acelerarlo. Hablamos de grandes retos tecnológicos por resolver por un lado y de impacto económico todavía por medir por otro. Será interesante advertir que diferencias hay entre el desarrollo de esta opción automovilística y la que ha venido sufriendo la del coche eléctrico. Si bien no tienen nada que ver es interesante encontrar las similitudes en cuanto a beneficios para el propietario y de afectación a la industria energética.
Hace unas semanas en un evento que se desarrolló en Oslo volví a coincidir con Kjell Nordström, un futurista provocador que suele estar muy bien informado de lo que acontece y del que recomiendo esta entrevista (pag. 123) que le hicieron casualmente justo antes que me entrevistaran a mi. Kjell comentó en este evento que 'los coches auto conducidos dependían tanto de la inteligencia artificial que difícilmente podrán evolucionar hasta que la segunda alcance una madurez de la que todavía estamos muy lejos.'
Lo importante, dijo, es que ‘un coche no se pare porque uno de sus sensores recibe la información de que delante hay una persona, sino que pare porque sepa que eso tiene repercusiones dramáticas’. Es decir, un coche autónomo no será factible hasta que sea un coche pensante. Que un coche ‘piense’ permite que utilice un factor distinto que va más allá de la capacidad de identificar elementos durante la conducción sino también de tomar decisiones en base a un razonamiento que será infinitamente más veloz y acertado que cualquier intuición humana.
Pero veamos las claves de esta anunciada evolución tan rápida. En principio debemos saber que coches con características de auto conducción ya están en nuestras carreteras. En modo prueba en la mayoría de los casos, pero ya están ahí y básicamente son los de conducción ‘semi-autónoma’. Los considerados totalmente autónomos, un vehículo que puede conducirse por si mismo desde el punto A al punto B, que puede encontrarse con toda la gama de escenarios en la carretera sin necesidad de ninguna interacción por parte del conductor, harán su debut en 2019.
Según publica Business Insider como decía, el número de coches en ese momento crecerá a 10 millones en apenas un año a partir de 2020. Las limitaciones a su uso y evolución volverán a estar en manos de los gobiernos, las regulaciones y aseguradoras. KPMG estima, por cierto, que 'la reducción de mortalidad en las carreteras será tan evidente que las leyes no tendrán más remedio que adaptarse antes de 2030', por ejemplo en Reino Unido donde por cierto ya se está empezando a debatir políticamente. ¿Han oído que nuestras señorías estén en algo parecido? ¡Ah! Si, ellos están en regular la economía colaborativa. Cuando acaben con eso pasarán al siguiente nivel.
Cuando sus señorías tengan tiempo les recomiendo atender al siguiente listado. Lo digo porque así podrán descubrir que esto es un tema en marcha y que estaría bien poner a nuestro país en la cabeza de algo que no sea en la de aeropuertos sin uso. Esta lista es notable y evidencia que legislar es algo urgente, pero potenciar a la industria y al tejido empresarial que pueda ofrecer respuesta a este nuevo sector no estaría mal.
Estas son lineas en las que están trabajando los principales actores de la escena automóvilista y que denotan que la carrera ya ha empezado. Nadie realiza estas inversiones de tiempo y dinero si detrás no hay una hoja de ruta más o menos clara, un rendimiento más que evidente y un plan de modernización y supervivencia de un modelo empresarial. Recordemos que muchas marcas de coches ya no piensan en vender, piensan en ser un servicio de transporte, de autotransporte tal vez.
- Raj Nair, director de desarrollo de producto de Ford, espera que los vehículos autónomos de nivel 4 llegará al mercado en 2020.
- Andrew Ng, el científico principal del motor de búsqueda chino Baidu espera que un gran número coches autónomos estarán en la carretera dentro de tres años, y que la producción en masa estarán en plena marcha en el año 2021 .
- Toyota está empezando a superar su reticencia con respecto a la conducción autónoma: Planean tener en el mercado los primeros modelos capaces de ir por carretera de manera autónoma en 2020.
- En una entrevista al diario danés Borsen, el fundador de Tesla, Elon Musk, asegura que en dos años habrá Teslas totalmente autónomos. Solo espera que la regulación se lo permita.
- Esta si es importante. El Secretario de Transporte de Estados Unidos declaró en el en el Salón Auto Show de Frankfurt que espera que los coches sin conductor estén en uso en todo el mundo en los próximos 10 años.
- El CEO de Uber, Travis Kalanick, dijo que espera que la flota de Uber pueda ser sin conductor en el año 2030 como máximo. El servicio será entonces tan barato y omnipresente que la propiedad de automóviles será algo del pasado.
- En una entrevista a Forbes, Mark Fields, presidente de Ford estima que los vehículos totalmente autónomos estarán disponibles en el mercado dentro de 5 años.
- Stefan Moser, Jefe de Producto en Audi anunció que la próxima generación de su A8 será capaz de propulsarse con plena autonomía.
- En el Salón de París, el Dr. Wolfgang Epple, y Director de Investigación de Jaguar y de Tecnología de Land Rover, dijo que la conducción totalmente autónoma en Jaguar y Land Rover estará lista en 10 años.
- Dieter Zetsche, presidente de Daimler, dijo al Detroit News que los vehículos totalmente autónomos no tendrán volante y estarán en el mercado en 2025.
- Andy Palmer, el vicepresidente ejecutivo de la sede en California de Nissan Motors Ltd., dijo que Nissan tendrá vehículos totalmente autónomos a disposición del consumidor en 2020. Estos coches serán capaces de conducir en tráfico urbano.
Y así hasta centenares de referencias que se pueden localizar sobre opiniones, anuncios y planes de empresas, proveedores, implicados y futuristas. Todos hablan de que hay una fecha clave, 2020.
La clave sigue estando no en si un coche se conduce de manera autonoma o si tiene o no volante, incluso tampoco si para ello debemos de fiarnos de una tecnología u otra. El asunto es el valor de la propiedad y la rentabilidad de tener vehículos aparcados todo el tiempo sin ser utilizados. Eso es sencillamente un desperdicio industrial enorme.
Un estudio realizado por Morgan Stanley mostró que el coche medio se utiliza solamente el 4% de la jornada, la fabricación de automóviles es un gasto de recursos asombroso. Si todos los coches estuvieran en uso todo el tiempo el efecto seria el caos y el colapso. Por eso el análisis debe girar en torno a la propiedad y a lo que haremos con ello. Como en otros elementos económicos se va a pasar de producto a servicio. Es cuestión de tiempo.
Aquí la lista de los 128 empleos que van a desaparecer debido a la generalización de coches autónomos, que yo matizaría ‘servicio universal de coches autónomos’.
Youtube Unplugged y el necesario modelo de transformación permanente de los Mass Media.
En febrero de 2005, Chad Hurley, Steve Chen y Jawed Karim se reunen en PayPal y comienzan a trabajar en una plataforma que permita intercambiar vídeos. Fundan Youtube. El primer video lo suben en abril de ese mismo año y es de la mano de Karim en un ‘corto’ que lo explica desde el zoológico de San Diego. En mayo lanzan la opción de ‘movile’. Ese mismo otoño firman acuerdos con Sony BMG, Warner y Universal. En octubre de 2006 Google lo compra por 1.650 millones de dólares. En esos momentos no ingresaba un céntimo. A principios de 2009 Barack Obama y la Santa Sede ponen en marcha sus propios canales de YouTube. En febrero de 2015 anuncia el lanzamiento de Youtube Kids específicamente para niños. En agosto del año pasado alcanza los mil millones de usuarios en un solo día por primera vez.
En febrero de 2005, Chad Hurley, Steve Chen y Jawed Karim se reunieron en PayPal y comenzaron a trabajar en una plataforma que permitiera intercambiar vídeos. Fundan Youtube. El primer video lo suben en abril de ese mismo año y es de la mano de Karim en un ‘corto’ desde el zoológico de San Diego. En mayo lanzaron la opción de ‘mobile’. Ese mismo otoño firmaron acuerdos con Sony BMG, Warner y Universal. En octubre de 2006 Google lo compra por 1.650 millones de dólares. En esos momentos no ingresaba un céntimo por cierto. A principios de 2009 Barack Obama y la Santa Sede ponen en marcha sus propios canales de YouTube. En febrero de 2015 anuncian el lanzamiento de Youtube Kids específicamente para niños. En agosto del año pasado alcanza los mil millones de usuarios en un solo día por primera vez.
Youtube fue disruptivo y puso en juego modelos de sociológicos y de negocio desde el primer momento. Cómo lo hizo el propio Google al permitir que el ser humano tenga una memoria infinita a tiempo real en la que buscar cualquier cosa que no sabe o no recuerda con una visita a su smartphone. Como Facebook que cambió el modo de relacionarse de empresas y personas hasta el punto que se han modificado el sentido y valor de conceptos como ‘amigo’. Sin embargo estas plataformas están viviendo un estado de incertidumbre. El llamado Facebook Zero que complica la difusión de contenidos en la red social, la inevitable fallida de Twitter que va muriendo poco a poco, la desaparición de otras redes, la dificultad para entender nuevos modelos de distribución cerrada y efímera como Snapchat, la endogámica esencia de escenarios que más pronto que tarde también beberán su propio veneno como Instagram o el cada vez menos relevante uso de los blogs como espacio de comunicación, no son más que el signo más evidente que o te adaptas o mueres.
Y de eso Youtube sabe mucho. Su persecución por dominar la pantalla es esencialmente distinta a la que tienen otros players. Ellos no quieren ser uno más, quieren entender la experiencia de sus usuarios/creadores y el modelo de consumo de sus usuarios/prescriptores. Esa es la visión, dominar las pantallas. Youtube ha creado un monstruo, los ‘youtubers’ que han devorado horas y horas de entretenimiento de millones de jóvenes y no tan jóvenes. Tipos que logran en cinco minutos tener más audiencia explicando cualquier cosa que la que consigue un debate entre dos políticos de referencia. El caso de uno de los videos subidos por uno de los stars del Youtube español, El Rubius, contra la emisión de un debate entre Iglesias y Rivera, fue notable. El debate lo vieron unos 4 millones de espectadores durante unas horas por televisión. El video que subió este joven a su canal lo vieron el doble en 10 minutos.
YouTube sabe mejor que nadie que el mundo cambia y deprisa. Es parte de ese cambio y sabe que sino te adaptas rápido te puedes quedar fuera de juego. La velocidad de los cambios es una de las características de esta etapa de nuestro mundo en plena transformación digital y tecnológica. Por eso están preparando un nuevo servicio en línea de televisión por streaming que podría permitir a los usuarios cortar la conexión definitivamente con los servicios tradicionales de televisión.
YouTube está trabajando en un nuevo servicio de suscripción de pago titulado Unplugged que proporcionará a los usuarios los canales de televisión por cable transmitiéndolo a través de su propia página de YouTube. El nuevo servicio está programado para 2017 y se sabe que se ha convertido en la mayor prioridad para la compañía propiedad de Google. Las negociaciones así lo demuestran. Los acuerdos vendrán de la mano de NBC, Universal, Viacom, XXI Century Fox y CBS. Probablemente también Bloomberg. Luego vendrán el resto, será cuestión de tiempo. Tengo ganas de ver como se lo toman y como se ‘defienden’ algunos de los principales players europeos, en especial los españoles. ¿Seguirán pensando que esto es una amenaza o lo verán como una oportunidad?
El proyecto busca que los usuarios puedan acceder a sus programas de televisión en cualquier parte del mundo en cualquier dispositivo conectado. Algo que, no obstante, ya están haciendo BBC, Sky, Netflix, Hulu, Amazon Prime y Sony Play Station Vieu. Sin embargo el Unplugged de YouTube podría cambiar las reglas del juego en términos de conquistar la pantalla ‘definitiva’ que no está claro donde se encuentra todavía. ¿TV screen, tablets, smartphones, sobremesa?
Y es que Google lleva obsesionado con emitir por cable desde 2012. De hecho Youtube no ha hecho más que reforzar su oferta de suscripción como Youtube Red, Kids o Gaming. Esto a la vez que el número de abonados está en declive para los canales de cable como ESPN de Walt Disney Co., TNT, de Time Warner y MTV de Viacom, permite a estas compañías esperar incluirse en la oferta Youtube Unplugged y recuperar clientes ‘milenial’, su obsesión.
En España y en Europa en general, los grupos mediáticos y las televisiones también notan la dificultad para fidelizar a esta franja de espectadores/clientes. La llegada de estos formatos y modelos de negocio fragmentado es inminente. Toca reinventarse, pactar, acordar y establecer nuevas hojas de ruta que van a ser muy distintas a las actuales. No es sólo ‘transformación digital’, es ‘transformación constante’.
Facebook presenta su 'chatbot' y abre la puerta a las conversaciones sintéticas.
Durante el pasado martes y ayer mismo se ha celebrado la convención para desarrollares de Facebook, la llamada F8. El número de novedades que presentó la empresa fue importante, sin embargo lo más relevante es el arco de influencia que todas esas novedades van a tener. Digamos que Facebook se ha lanzado a una conquista transversal de todo. Ni el propio Google, ni Apple, ni Amazon, nadie tiene una posición más idónea en la nueva Internet, la que funciona desde un móvil, desde cualquier lugar y conectando cualquier cosa. Nadie tiene más claro como vincular usuarios finales con motivos comerciales.
Durante los dos últimos días se ha celebrado la convención para desarrollares de Facebook, la llamada F8. El número de novedades que presentó la empresa fue importante, sin embargo lo más relevante es el arco de influencia que todas esas novedades van a tener. Digamos que Facebook se ha lanzado a una conquista transversal de todo. Ni el propio Google, ni Apple, ni Amazon, nadie tiene una posición más idónea en la nueva Internet, la que funciona desde un móvil, desde cualquier lugar y conectando cualquier cosa. Nadie tiene más claro como vincular usuarios finales con motivos comerciales.
Las cuatro aplicaciones más usadas del mundo son de este gigante que hace apenas una década no era nada: Facebook, WhatsApp, Instagram y el propio Messenger. Es más que probable que el nuevo diseño del algoritmo de Facebook esté afectando de manera importante mucha de las cosas que suceden en cualquier lugar del planeta. Si a esto le añadimos que a tener de lo anunciado estos días en el F8, Facebook está decidido por liderar mucho de los nuevos aspectos que tienen que ver con el futuro inmediato tecnológico: Big Data, Realidad Virtual e Inteligencia Artificial.
Hoy hablaremos de la última. El CEO de Facebook, Mark Zuckemberg confirmó que los ‘chatbots’ sustituirán en breve a muchos seres humanos que atienden el servicio al cliente en la mayoría de empresas. Aseguró que Facebook tiene planes para que pronto empiecen a funcionar, pero lo interesante será que los ofrecerán para que todas las compañías del mundo los puedan usar para vender cualquier cosa: seguros o gafas de sol.
Atendiendo a que las promesas que hace Facebook en su conferencia anual se cumplen -recordemos que el año pasado aseguraron que convertirían su plataforma Messenger en un centro para el comercio electrónico, productividad e integraciones con Uber para contratar taxis desde Messenger, con Spotify para compartir listas de reproducción, con KLM para hacer la gestión de tarjetas de embarque y con Dropbox para compartir archivos- podríamos interpretar que este es el nuevo reto que se cumplirá.
Que Facebook ponga en marcha procesos vinculados a la implementación de la Inteligencia Artificial es, dentro de lo que cabe, lógico. Tiene capacidad para investigar, comprar e implementar. Sin embargo detrás de esta ‘normalización’ inminente del uso de este tipo de operadoras artificiales e inteligentes, se esconde un paso más hacia la aceptación global de un escenario sociológico inmediato: la coexistencia entre humanos y máquinas cada vez más inteligentes hasta el punto que ‘conversaremos’ con ellas olvidando en ocasiones que no son ‘como nosotros’.
Facebook tiene previsto que cuando utilicemos Messenger para interactuar con KLM o Uber por ejemplo, en realidad lo hagamos con un robot. Zuckemberg explicó ayer que ya están siendo utilizados en casos como los artículos que envía CNN a los usuarios o el de 1-800 Flowers que entrega flores con mensajes personalizados artificialmente.
Que una empresa utilice este tipo de automatismos en el servicio al cliente es importante, que lo haga una empresa cuya ‘clientela’ asciende a 900 millones de personas es algo trascendental. En ese sentido el vicepresidente de la compañía explicó también que ‘los motores de búsqueda pueden proporcionar contenidos sobre el clima, actualizaciones de tráfico, recibos o notificaciones de envío. La operativa comercial de Facebook es visionaria y, con toda seguridad, será muy rentable. Existen más de 50 millones de empresas que utilizan Messenger para comunicarse con sus clientes en la actualidad. Me quedo con el hecho de que empezamos a asumir cierto grado de Inteligencia Artificial como normal, razonable y potencialmente viable. Está abandonando el territorio de la 'ciencia ficción'.
El crecimiento de Messenger, de quien hablé hace unos días cuando me refería a la eliminación del número de teléfono, es espectacular. En iOS es la segunda App más descargada y la de mayor crecimiento en USA. En este tema de la robotización del servicio al cliente y la rentabilidad de la inteligencia artificial aparece claramente una apuesta por liderar el tráfico y relaciones entre empresas. Cuantos más servicios aportes mayor será la cuota de mercado que alcances. No son únicos, pero si son los primeros en apostar claramente por un modelo de acercamiento al público en general de este salto al futuro.
El estado del asunto no tiene tanto que ver con la evolución tecnológica. Esa está descontada que acelerará. Todos los elementos así lo confirman. El tema es sociológico, ético en algunos casos y de carácter humanista. ¿Cuándo estaremos preparados como especie para compartir espacios de relación y conversación real con máquinas pensantes? ¿Cuándo nos dará igual conversar con ‘algo’ independientemente de que sea un humano o un robot? Esa barrera mental todavía latente irá reduciéndose como lo hicieron otros aspectos de nuestra vida. Memoricemos con que interactuamos ahora, con que objetos nos relacionamos que hasta hace poco tenían a un humano en su lugar.
Probablemente el método por el cual nos acostumbraremos a ese modelo de relación tendrá más que ver con el desconocimiento que con la comparación. En múltiples ocasiones vamos a estar interactuando con un software o una voz sintética y no lograremos diferenciarla de un ser humano. Ahí se iniciará el irreversible proceso del que Facebook quiere ser uno de sus líderes. ¿Está la inteligencia artificial en condiciones actualmente de dar ese salto?
¿Es capaz el desarrollo actual de ofrecer respuestas reales en situaciones complejas o difíciles? Veamos, actualmente se investiga en campos como la resolución de problemas por búsqueda, la búsqueda clásica llevada más allá, la búsqueda de resolución de problemas por comparación, la resolución satisfactoria de problemas constantes, el razonamiento y conocimiento aplicado a agentes lógicos, orden lógico, interferencias lógicas, planificación por representación del conocimiento, cualificación de lo incierto, razonamiento por probabilidades, razonamiento por probabilidades fuera de tiempo, aprendizaje desde los ejemplos, aprendizaje con modelos de probabilidades, proceso de lenguaje natural, comunicación final de lenguaje natural, percepción volumétrica, percepción de sentidos simulados, percepción de valores éticos, planteamientos filosóficos aplicados a la matemática y algoritmos de respuesta no dependientes.
Los campos de la Inteligencia Artificial son muchos más. Son apasionantes y seguramente aun estamos lejos de cuanto va a pasar. Si bien hay experiencias muy interesantes como Watson de IBM, hay todavía espacios enormes por recorrer. Stuart J. Russell asegura que 'si comparamos la situación actual de la AI con la que teníamos apenas hace 30 años, una manzana sería lo que sabíamos hace una década de Inteligencia artificial, el globo terráqueo lo que sabemos ahora y lo que vamos a saber en 5 tendría el tamaño del sistema solar.'
Recordemos el curioso caso de Tay, el chatbot que Microsoft puso en Twitter bajo un perfil de raciocinio ‘milenial’ y que tiene cerca de 207.000 seguidores y cuya función era aprender del resto de compañeros generacionales y parecerse lo más posible a ellos. En apenas 24 horas, Tay se encontraba en una discusión monstruosa. De hecho Microsoft tuvo que bloquear la cuenta y convertirla en privada a fin de no dañar más sus relaciones públicas. Tay se convirtió en una especie de robot misógino, racista y despiadado.
Tay, que nacía con género femenino, fue diseñado para conversar con los usuarios y aprender por imitación copiando patrones de habla. Se suponía que sólo imitaría personas de entre 18 y 24 años. Sin embargo cuando entró en debate con usuarios del foro 4chan éstos le enseñaron a tuitear frases como ‘I fucking hate feminists and they should all die and burn in hell’. No hace falta traducirlo.
La experiencia demuestra que la IA todavía tiene mucho camino por recorrer pero también se puede hacer una lectura distinta. Los robots no serán mucho más que un reflejo de lo que nosotros somos. Tal vez, antes de ponernos a diseñar modelos de respuesta automatizada e inteligente de nuestros servicios, pensemos en que ofrecemos realmente y que papel jugaremos nosotros en todo ese nuevo y flexible escenario. Si no lo hacemos corremos el riesgo que tras unas órdenes binarias, un robot pase a tener instinto, juicio y capacidad de tomar decisiones que bien pudieran ser tan absurdas, ineficientes y crueles como las que toma la especie humana a menudo.
'Messenger kills the Phone Number Star.' ¿El fin de los números de teléfono?
Facebook Messenger ha llegado a los 900 millones de usuarios. Aprovechando este dato, este monstruo ha presentado dos herramientas para que las empresas de todo el planeta inicien una carrera eliminar los números de teléfono. De hecho no es un secreto que cada vez es mayor el número de personas que utilizan métodos alternativos a llamar por teléfono utilizando Whatsapp o el propio Messenger de Facebook. Los que solemos hacer llamadas ‘internacionales’ tenemos estas dos herramientas cómo mecanismo natural de llamada evitando así costes
Facebook Messenger ha llegado a los 900 millones de usuarios. Aprovechando este dato, este monstruo ha presentado dos herramientas para que las empresas de todo el planeta inicien una carrera eliminar los números de teléfono. De hecho no es un secreto que cada vez es mayor el número de personas que utilizan métodos alternativos a llamar por teléfono utilizando Whatsapp o el propio Messenger de Facebook. Los que solemos hacer llamadas ‘internacionales’ tenemos estas dos herramientas cómo mecanismo natural de llamada evitando así costes.
Las grandes operadoras de telefonía llevan varios años conviviendo con un mercado que se les estrecha en cuanto a su modelo de negocio tradicional. Primero fueron los mensajes de texto, luego las llamadas internacionales y ahora serán todas. Es una cuestión de costumbre. A medida que las personas nos acostumbramos al uso de mensajería vamos añadiendo contactos de nuestro entorno a nuestra agenda del teléfono. En muchos casos esa agenda coincide con nuestros amigos de Facebook o de una lista de conocidos aplicada en Whatsapp. De enviar un mensaje a realizar una llamada ‘por datos’ hay ya muy poca fricción.
Las operadoras de telefonía están experimentando con otros modelos de negocio como la generación de contenidos, las plataformas audiovisuales u ofreciendo la infraestructura cada vez más densa que permite todo ello. En muchos casos cualquiera de los nuevos actores que han surgido suponen un muro comercial infranqueable. Saben que son sus competidores pero desconocen como ganarles. De hecho, ni comprándolos lograrían evitar el colapso.
¿Qué hubiera ganado una operadora de telefonía comprando Whatsapp hace unos años? Nada. Si la hubieran incorporado, o bien dejaban de ganar ni un céntimo con los mensajes, puesto que la esencia de Whatsapp era la gratuidad, o bien si ponían cuota o coste al servicio, cualquier otra startup ‘gratuita’ les hubiera provocado la huida de clientes.
La cuestión es que como en otros campos la revolución no tiene límites. Facebook y Google se llevarán por delante el concepto ‘número de teléfono’. De momento Whatsapp lo precisa, pero Facebook Messenger no. Sólo tu identidad en la red social.
Facebook ha publicado que ‘a partir de este momento estamos dando otro paso hacia adelante en la entrega de una nueva solución para los más de 900 millones de personas que utilizan Messenger cada mes. Los números de teléfono ya no son necesarios incluso entre los que no son amigos en Facebook. Dado que ‘las guías telefónicas tradicionales están obsoletas, estamos logrando que sea más fácil para cualquiera encontrar personas (y empresas) que son importantes para un usuario y así ser capaz de iniciar conversaciones de inmediato’.
Los nuevos códigos de Messenger son imágenes que funcionan como tarjetas de visita virtuales. Se pueden escanear e inmediatamente utilizarse para iniciar una conversación. Cada imagen es un código único que se puede utilizar en cualquier canal de comercialización incluida la televisión, por ejemplo, permitiendo interactuar inmediatamente entre usuario y empresa.
Facebook va más allá de lo que el mercado había descontado. Resulta que también incorpora una nueva característica a los nombres de usuario. A través de Messenger cada negocio tiene un indicativo propio con un ‘@’ delante de manera que puede utilizarse como una especie de URL vinculada a la red social. Obviamente esto pone en alerta al concepto de venta de dominios puesto que, con este artilugio, las empresas podrán utilizar las páginas de Facebook como sus principales destinos en la red. Un ‘site’ bien hecho en Facebook logrará tener enlazado tu módulo de comunicación de un modo mucho más fácil y directo gracias a Messenger que con un teléfono en el footer de su web.
Además, Facebook ha lanzado el módulo Messenger Greetings, unas notas personalizadas que permiten generar cadenas de mensajes para que los usuarios interactúen. La empresa de Zuckemberg pretende llevar el marketing directo a un nivel absolutamente nuevo aunque pueda parece inicialmente algo intrusivo.
Lo que está claro es que la Cuarta Revolución Industrial lo sobrevuela todo, lo cambia todo. De hecho es como una meta-revolución capaz de cargarse el motor sobre el que se establece ella misma. Digamos que si esta fase de la historia se sujeta en lo digital, en la red y en la automatización, es precisamente todo ello lo que hace nazcan derivados que eliminen sus orígenes. La red es tan inmensamente sofisticada y poderosa que genera productos que destruyen a sus creadores.
El mundo que vivimos no es sólo el mundo que ahora gestiona un nuevo factor digital. Es todo. No es tan solo una herramienta. No es el volante, ni las ruedas, ni el cambio de marchas, no es el motor, no es el asiento de atrás, no es el semáforo, no es el guardia que indica por donde pasar y cuando, no es el sistema de control de tráfico, no es el mecánico, no es el fabricante, no es nada de todo eso. No es el coche, no es el vendedor, no es el anunciante, no es el creativo, no es nada de todo eso. Internet es el espacio donde todo sucede y lo hará ya de manera incontrolable para siempre.
Evolucionará hacia la cuarta revolución industrial que ni tan siquiera será industrial, será de otro modo que apenas podemos identificar y que, viendo lo visto, será muy distinta a como todos imaginamos.
Hablando en 'Microsoft Sessions' de oportunidades competitivas en la transformación digital.
Ayer se emitió para Latinoamérica la Jornada ’10 ways Microsoft can help’ que se enmarcaban en una de las Microsoft Sessions que se desarrollan regularmente y en la que tuve la oportunidad de participar. La filmación tuvo lugar en Fort Lauderdale al norte de Miami. Junto a mi estuvieron Vanessa Olcese, de Marketing para Latam, Hugo Santana, gerente general para clientes y Tyler Bryson, uno de los vicepresidentes de Microsoft.
Ayer se emitió para Latinoamérica la Jornada ’10 ways Microsoft can help’ que se enmarcaban en una de las Microsoft Sessions que se desarrollan regularmente y en la que tuve la oportunidad de participar. La filmación tuvo lugar en Fort Lauderdale al norte de Miami. Junto a mi estuvieron Vanessa Olcese, de Marketing para Latam, Hugo Santana, gerente general para clientes y Tyler Bryson, uno de los vicepresidentes de Microsoft.
Se me pidió que analizará la situación económica en Latinoamérica en su contexto actual y cómo está afectando una profunda recesión que vive la región en su conjunto, que reflexionara sobre el momento tecnológico que estamos viviendo globalmente y cómo los clientes y directivos de Microsoft pueden afrontar el reto de transformarse digitalmente y lograr ventajas competitivas con ello, que hablara sobre donde se detectan ventajas competitivas para Latinoamérica y, finalmente, sobre ¿cómo tomar ventaja a medida que llega el tsunami de la 4ª Revolución Industrial?
La situación económica de Latinoamérica
El crecimiento que ha disfrutado la región durante el período 2003-2011 fue inédita en su conjunto. Cinco años de parón económico no lineal que se debe contextualizar correctamente. Ahora la región se encuentra en recesión técnica en diversos países y en otros con crecimiento casi nulo debido a una reducción de la demanda global, de un bajón de los precios de las materias primas y de una reducción de la entrada de capital internacional. Estos factores nos indican que se deben buscar alternativas de tipo tecnológico y de cambio de modelo productivo en muchos de estos países.
Latinoamérica está entrando en la Cuarta Revolución Industrial algo más tarde que otros puntos del planeta. Como he dicho, el Foro de Davos la describió recientemente como la mayor transformación económica que ha vivido la humanidad en su historia. Esto precisa de estrategia, de líneas de actuación, de liderazgo político incluso.
En paralelo a su propia transformación tecnológica, Latinoamérica (especialmente México, Colombia, Chile, Costa Rica, Argentina y Ecuador), está trabajando en la buena dirección en aspectos más analógicos que pueden, en breve, cambiar la tendencia los grandes índices económicos.
Estos aspectos que se están empezando a tratar y que precisan de una decidida apuesta se refieren al reajuste de las cuentas externas para evitar dependencia de materias primas, al mantenimiento equilibrado de la inflación en algunos países clave, al buen manejo del espacio fiscal adaptándose a ingresos más ajustados, al impulso decidido por la inversión para la innovación y al aumento de la productividad gracias a la formación de la base laboral.
Y a todo esto era importante reseñar donde se ubica el contexto general y global. Explique conceptos que ya hemos comentado muchas veces estos últimos años, que suelo explicar en mis conferencias, cursos o que detallaré en mi próximo libro para contratado para Planeta. Especifiqué que, a esto que vivimos, algunos le llaman ‘Crisis’, cuando eso es tan sólo el resultado, los síntomas, de algo mucho más complejo. Son los síntomas, reales y crudos, de una Revolución, la 4ª Revolución Industrial, que ha empezado recientemente y que nos ocupará varias décadas todavía. Realmente no vivimos una época de cambios, en realidad vivimos un cambio de época y su característica principal es ‘la transformación digital’
Transformación Digital para afrontar la Cuarta Revolución Industrial.
El hombre cuando vive una Revolución económica, industrial o tecnológica, suele llamar a esa época Crisis. Ya pasó en otros momentos de la historia. Nuestra Revolución es Digital, donde una sola tecnología lo ha modificado todo como nunca antes ha sucedido. Hemos pasado de la Internet Técnica (1993) a la Internet Empresarial (2001), después a la Internet Social (2006), venimos de la Internet Automática (2011), estamos en la Internet de las Cosas (2016) y pronto vendrá la Internet del Todo (2018).
Hemos pasado de ‘producto a servicio’. ¿Que quiere decir esto? Cosas que se describen en muchos blogs y conferencias de grandes analistas como que: la compañía de taxis mas grande del mundo no tiene taxis: Uber. La compañía más grande de alojamientos no tiene ni un solo hotel: Airbnb. La empresa más grande de telefonía no tiene infraestructura propia: Skype. La mayor empresa de retail del mundo no tiene inventario: Alibaba. La mayor empresa que posee más contenidos del mundo no crea contenidos: Facebook. El banco que más crece no tiene dinero: SocietyOne. La empresa de cines mas grande del mundo no tiene ni una sala: Netflix. La prensa se lee en la red, los viajes se gestionan en la red, el cine se ve en la red, las operaciones bancarias se formalizan en un smartphone, la música se escucha como un servicio, ya no como un producto. Eso es irremediable y va en una sola dirección.
Escenarios donde se detectarán las ventajas competitivas.
En base a esa situación, una vez entendido el momento, las ventajas competitivas para una empresa radica en la automatización de los procesos para la eficiencia, en la destrucción de empleos que deban sustituirse por otros aun inexistentes creándolos lo antes posible, en los mercados líquidos donde productor y consumidor se mezclan, en la reducción de intermediaciones gracias a la reducción de la cadena de valor, en la gestión de datos, análisis de datos y Big Data, en la aceleración de procesamiento de la información (sabiendo que en la implementación del Big data se posibilita que la información interna pase de ser procesada de 12 horas a 2 segundos) y en la interconexión de objetos y ‘beacons’ en una Internet Global.
Es importante entender que las tecnologías digitales valen menos por separado, pues incrementan su valor cuando se conectan a la información de la compañía e interactúan entre ellas de manera automatizada. Cuanto más procesos robóticos en la comunicación, en la gestión y en el análisis, mayor será el grado de competitividad obviamente. No hay otra. Debemos asesorarnos en ese cambio y en ese proceso, alguien tiene que acompañar a los directivos en el cambio de mentalidad y a ejecutarlo en el modelo de gestión.
Finalmente, durante toda la jornada, pudimos hablar y analizar aspectos que a Microsoft les interesaba especialmente. La oportunidad histórica que supone todo esto. Ellos mismos, ayer, presentaron novedades increíbles en el Build2016 sobre comunicación y holografía sintética por ejemplo.
Creo que aceptar los retos para los responsables y directivos de las empresas de América Latina como valor competitivo es fundamental. Es importante que los gerentes de líneas de negocio ya no vean la transformación digital como algo opcional. Las compañías que no la hagan quedarán atrás o completamente fuera del mercado.
La idea es no quedarse atrás. En 2017, uno de cada tres CEOs de las 3,000 compañías más grandes en la región pondrán la transformación digital como base de su estrategia corporativa.
Es importante asumir que éste no es un problema adaptativo sino técnico. Cuando el problema es de adaptación no conocemos el problema y por lo tanto tampoco la solución. En este caso es un problema técnico, conocemos el problema y también la solución y se trata de digitalizar, automatizar y cambio de mentalidad.
El camino que recomiendo cuando nos contratan para llevar a cabo este tipo de consultorías o procesos de cambio en empresas se basa en responder una pregunta: ¿Cómo puedo tomar ventaja a medida que llega el tsunami de la 4ª Revolución Industrial, también llamada Revolución Económica 4.0?
Nuestra respuesta es optimizando la inversión en Cloud. Esto permite empoderar a los empleados accediendo a conocimiento y recursos y generando valor con seguridad, buscando la automatización de procesos con software eficiente, comprendiendo al cliente con datos puesto que ‘la transformación digital no consiste en preguntarse qué quieren los clientes sino en comprender qué hacen los clientes, activando la fuerza Mobile de tu compañía puesto que el 70% de las transacciones que se realizan hoy en día en Latam son vía dispositivos móviles y mejorando los procesos de formación continuada y digitalizada para trabajar en red de un modo mucho más eficiente.
A mi modo de ver tenemos un compromiso que va más allá de la economía, tiene que ver con el reto histórico que nos ha tocado vivir en cada área de responsabilidad que todos tenemos. Se trata de querer vivir este momento histórico. Se trata de querer ser protagonistas de uno de los cambios sociales, culturales y económicos más intensos que se han vivido jamás. En el mundo hay dos tipos de directivos, como de personas: los que abrazan los retos y los que se conforman. Los tiempos que vivimos no son fáciles, nunca es sencillo un proceso de cambio disruptivo como el que he descrito, pero este es uno de los más fascinantes que hemos vivido como especie.
Me gusta terminar mis conferencias con una metáfora. Al igual que las cometas cuando vuelan, si el viento es contrario a ellas, vuelan mucho más alto. Como responsables de empresas que quieren sentir el valor de transcender, de convertirse en las más importantes y de hacerlo en plena revolución tecnológica, para obtener a medio plazo grandes ingresos, en Latinoamérica especialmente toca volar contra el viento, seguramente al final volarán mucho más alto.