Hablando en 'Microsoft Sessions' de oportunidades competitivas en la transformación digital.
Ayer se emitió para Latinoamérica la Jornada ’10 ways Microsoft can help’ que se enmarcaban en una de las Microsoft Sessions que se desarrollan regularmente y en la que tuve la oportunidad de participar. La filmación tuvo lugar en Fort Lauderdale al norte de Miami. Junto a mi estuvieron Vanessa Olcese, de Marketing para Latam, Hugo Santana, gerente general para clientes y Tyler Bryson, uno de los vicepresidentes de Microsoft.
Ayer se emitió para Latinoamérica la Jornada ’10 ways Microsoft can help’ que se enmarcaban en una de las Microsoft Sessions que se desarrollan regularmente y en la que tuve la oportunidad de participar. La filmación tuvo lugar en Fort Lauderdale al norte de Miami. Junto a mi estuvieron Vanessa Olcese, de Marketing para Latam, Hugo Santana, gerente general para clientes y Tyler Bryson, uno de los vicepresidentes de Microsoft.
Se me pidió que analizará la situación económica en Latinoamérica en su contexto actual y cómo está afectando una profunda recesión que vive la región en su conjunto, que reflexionara sobre el momento tecnológico que estamos viviendo globalmente y cómo los clientes y directivos de Microsoft pueden afrontar el reto de transformarse digitalmente y lograr ventajas competitivas con ello, que hablara sobre donde se detectan ventajas competitivas para Latinoamérica y, finalmente, sobre ¿cómo tomar ventaja a medida que llega el tsunami de la 4ª Revolución Industrial?
La situación económica de Latinoamérica
El crecimiento que ha disfrutado la región durante el período 2003-2011 fue inédita en su conjunto. Cinco años de parón económico no lineal que se debe contextualizar correctamente. Ahora la región se encuentra en recesión técnica en diversos países y en otros con crecimiento casi nulo debido a una reducción de la demanda global, de un bajón de los precios de las materias primas y de una reducción de la entrada de capital internacional. Estos factores nos indican que se deben buscar alternativas de tipo tecnológico y de cambio de modelo productivo en muchos de estos países.
Latinoamérica está entrando en la Cuarta Revolución Industrial algo más tarde que otros puntos del planeta. Como he dicho, el Foro de Davos la describió recientemente como la mayor transformación económica que ha vivido la humanidad en su historia. Esto precisa de estrategia, de líneas de actuación, de liderazgo político incluso.
En paralelo a su propia transformación tecnológica, Latinoamérica (especialmente México, Colombia, Chile, Costa Rica, Argentina y Ecuador), está trabajando en la buena dirección en aspectos más analógicos que pueden, en breve, cambiar la tendencia los grandes índices económicos.
Estos aspectos que se están empezando a tratar y que precisan de una decidida apuesta se refieren al reajuste de las cuentas externas para evitar dependencia de materias primas, al mantenimiento equilibrado de la inflación en algunos países clave, al buen manejo del espacio fiscal adaptándose a ingresos más ajustados, al impulso decidido por la inversión para la innovación y al aumento de la productividad gracias a la formación de la base laboral.
Y a todo esto era importante reseñar donde se ubica el contexto general y global. Explique conceptos que ya hemos comentado muchas veces estos últimos años, que suelo explicar en mis conferencias, cursos o que detallaré en mi próximo libro para contratado para Planeta. Especifiqué que, a esto que vivimos, algunos le llaman ‘Crisis’, cuando eso es tan sólo el resultado, los síntomas, de algo mucho más complejo. Son los síntomas, reales y crudos, de una Revolución, la 4ª Revolución Industrial, que ha empezado recientemente y que nos ocupará varias décadas todavía. Realmente no vivimos una época de cambios, en realidad vivimos un cambio de época y su característica principal es ‘la transformación digital’
Transformación Digital para afrontar la Cuarta Revolución Industrial.
El hombre cuando vive una Revolución económica, industrial o tecnológica, suele llamar a esa época Crisis. Ya pasó en otros momentos de la historia. Nuestra Revolución es Digital, donde una sola tecnología lo ha modificado todo como nunca antes ha sucedido. Hemos pasado de la Internet Técnica (1993) a la Internet Empresarial (2001), después a la Internet Social (2006), venimos de la Internet Automática (2011), estamos en la Internet de las Cosas (2016) y pronto vendrá la Internet del Todo (2018).
Hemos pasado de ‘producto a servicio’. ¿Que quiere decir esto? Cosas que se describen en muchos blogs y conferencias de grandes analistas como que: la compañía de taxis mas grande del mundo no tiene taxis: Uber. La compañía más grande de alojamientos no tiene ni un solo hotel: Airbnb. La empresa más grande de telefonía no tiene infraestructura propia: Skype. La mayor empresa de retail del mundo no tiene inventario: Alibaba. La mayor empresa que posee más contenidos del mundo no crea contenidos: Facebook. El banco que más crece no tiene dinero: SocietyOne. La empresa de cines mas grande del mundo no tiene ni una sala: Netflix. La prensa se lee en la red, los viajes se gestionan en la red, el cine se ve en la red, las operaciones bancarias se formalizan en un smartphone, la música se escucha como un servicio, ya no como un producto. Eso es irremediable y va en una sola dirección.
Escenarios donde se detectarán las ventajas competitivas.
En base a esa situación, una vez entendido el momento, las ventajas competitivas para una empresa radica en la automatización de los procesos para la eficiencia, en la destrucción de empleos que deban sustituirse por otros aun inexistentes creándolos lo antes posible, en los mercados líquidos donde productor y consumidor se mezclan, en la reducción de intermediaciones gracias a la reducción de la cadena de valor, en la gestión de datos, análisis de datos y Big Data, en la aceleración de procesamiento de la información (sabiendo que en la implementación del Big data se posibilita que la información interna pase de ser procesada de 12 horas a 2 segundos) y en la interconexión de objetos y ‘beacons’ en una Internet Global.
Es importante entender que las tecnologías digitales valen menos por separado, pues incrementan su valor cuando se conectan a la información de la compañía e interactúan entre ellas de manera automatizada. Cuanto más procesos robóticos en la comunicación, en la gestión y en el análisis, mayor será el grado de competitividad obviamente. No hay otra. Debemos asesorarnos en ese cambio y en ese proceso, alguien tiene que acompañar a los directivos en el cambio de mentalidad y a ejecutarlo en el modelo de gestión.
Finalmente, durante toda la jornada, pudimos hablar y analizar aspectos que a Microsoft les interesaba especialmente. La oportunidad histórica que supone todo esto. Ellos mismos, ayer, presentaron novedades increíbles en el Build2016 sobre comunicación y holografía sintética por ejemplo.
Creo que aceptar los retos para los responsables y directivos de las empresas de América Latina como valor competitivo es fundamental. Es importante que los gerentes de líneas de negocio ya no vean la transformación digital como algo opcional. Las compañías que no la hagan quedarán atrás o completamente fuera del mercado.
La idea es no quedarse atrás. En 2017, uno de cada tres CEOs de las 3,000 compañías más grandes en la región pondrán la transformación digital como base de su estrategia corporativa.
Es importante asumir que éste no es un problema adaptativo sino técnico. Cuando el problema es de adaptación no conocemos el problema y por lo tanto tampoco la solución. En este caso es un problema técnico, conocemos el problema y también la solución y se trata de digitalizar, automatizar y cambio de mentalidad.
El camino que recomiendo cuando nos contratan para llevar a cabo este tipo de consultorías o procesos de cambio en empresas se basa en responder una pregunta: ¿Cómo puedo tomar ventaja a medida que llega el tsunami de la 4ª Revolución Industrial, también llamada Revolución Económica 4.0?
Nuestra respuesta es optimizando la inversión en Cloud. Esto permite empoderar a los empleados accediendo a conocimiento y recursos y generando valor con seguridad, buscando la automatización de procesos con software eficiente, comprendiendo al cliente con datos puesto que ‘la transformación digital no consiste en preguntarse qué quieren los clientes sino en comprender qué hacen los clientes, activando la fuerza Mobile de tu compañía puesto que el 70% de las transacciones que se realizan hoy en día en Latam son vía dispositivos móviles y mejorando los procesos de formación continuada y digitalizada para trabajar en red de un modo mucho más eficiente.
A mi modo de ver tenemos un compromiso que va más allá de la economía, tiene que ver con el reto histórico que nos ha tocado vivir en cada área de responsabilidad que todos tenemos. Se trata de querer vivir este momento histórico. Se trata de querer ser protagonistas de uno de los cambios sociales, culturales y económicos más intensos que se han vivido jamás. En el mundo hay dos tipos de directivos, como de personas: los que abrazan los retos y los que se conforman. Los tiempos que vivimos no son fáciles, nunca es sencillo un proceso de cambio disruptivo como el que he descrito, pero este es uno de los más fascinantes que hemos vivido como especie.
Me gusta terminar mis conferencias con una metáfora. Al igual que las cometas cuando vuelan, si el viento es contrario a ellas, vuelan mucho más alto. Como responsables de empresas que quieren sentir el valor de transcender, de convertirse en las más importantes y de hacerlo en plena revolución tecnológica, para obtener a medio plazo grandes ingresos, en Latinoamérica especialmente toca volar contra el viento, seguramente al final volarán mucho más alto.
PopPlaces aterriza en Berlín, París, Milán y Hong Kong
Hace un par de años ya comentaba aquí de mi entrada como inversor en PopPlaces. Entré por el sector de ‘sharing economy’ en el que se emplazaban, por el equipo liderado por Karen Prats y David Pérez y por la voluntad de expansión serio que exponen desde el principio. El mundo Pop Up es un sector en crecimiento. Haberlo integrado en una plataforma que reduce intermediarios y que permite la interacción directa en tre propietario y demandante está demostrando ser un acierto.
Hace un par de años ya comentaba aquí mi entrada como inversor en PopPlaces. Este proyecto es muy interesante por el sector de ‘sharing economy’ en el que se emplazan, por tener un buen equipo liderado por Karen Prats y David Pérez y por la voluntad de expansión serio que exponen desde el principio. El mundo Pop Up es un sector en crecimiento. Haberlo integrado en una plataforma que reduce intermediarios y que permite la interacción directa entre propietario y demandante está demostrando ser un acierto.
Solo en UK, el mercado más maduro actualmente en este espacio comercial de las Pop Up, crea 24.300 puestos de trabajo y supone una cifra de negocio de 2,7 billones de euros y se calcula que en menos de siete años, una de cada tres tiendas serán Pop Up Stores. Como he dicho en alguna ocasión lo que está cambiando no es el hecho de querer alquilar cosas, de ser usuario de coches, espacios o cosas, lo que está cambiando es que no queremos ser propietarios de nada y solo se quiere pagar por uso o, como es este el caso, pagar por ventas.
De la plataforma inicial se mantiene la esencia y el modelo de negocio, pero en este tiempo han sabido ir moldeando el proyecto para adaptarlo a cada aspecto que aprendían sobre el mercado al que se enfrentan. Siempre, desde el principio, PopPlaces ha tenido clara su vocación internacional y de ahí que acaben de dar el salto cualitativo más importante desde su fundación. PopPlaces lidera, tras tres meses de trabajo de coordinación, la primera alianza mundial en el sector Pop Up Retail a través de la primera red de tiendas englobadas en los principales marketplaces de Europa y Asia.
De hecho, PopPlaces es el principal impulsor de este proyecto con el que pretende crear la red de tiendas temporales más grande del mundo. Para ello, a PopPlaces, líder en España de este tipo de espacios comerciales, se le unen los líderes en Francia, My Pop Corner, el líder alemán, Go-PopUp, el líder en Hong Kong, Pop Scout y el líder italiano, What a Space. Esta alianza corporativa favorece la posibilidad de compartir y crear acciones conjuntas convirtiéndolas en más grandes y más eficientes en su conjunto.
Una economía con las luces de posición y los cuatro intermitentes puestos.
La semana pasada me invitaron a participar en el programa ‘Morning Ireland’ para tratar temas de economía española y cómo puede estar afectándola el proceso de conformación de gobierno. Aquí están especialmente interesados pues, tras sus últimas elecciones generales, Irlanda se encuentra ante una situación muy parecida a la española sin posibilidad fácil de conformar gobierno. Temen y con razón que un período de gobierno interino pueda afectarles en la economía de manera importante si se suma a un posible ‘brexit’ que a quien más afectaría es a este pequeño país.
La semana pasada me invitaron a participar muy brevemente en el programa ‘Morning Ireland’ de la RTE para tratar cómo puede estar afectando a la economía de España el proceso de conformación de gobierno. Aquí están especialmente interesados pues, tras sus últimas elecciones generales, Irlanda se encuentra ante una situación muy parecida a la española sin posibilidad fácil de conformar gobierno. Temen y con razón que un período de gobierno interino pueda afectarles en la economía de manera importante si se suma a un posible ‘brexit’ que a quien más afectaría es a este pequeño país.
Bajo esa preocupación, los irlandeses consideran que es interesante averiguar como está España y cómo le fue a otros países en una situación parecida. Comentaron casos como el belga o el italiano por ejemplo. En mis respuestas sobre España me limité a encuadrar la hipotética recuperación española dónde justamente considero le toca y cuales son los puntos que la ponen en duda. Además, por supuesto, una situación política inestable que provoca la caída de inversión internacional en sectores claves y que supone una falta de rumbo en la puesta en marcha imprescindible de políticas activas para afrontar el cambio de modelo económico.
En primer lugar considero que el discurso de la ‘recuperación’ es un discurso peligroso. Se sujeta con alfileres y puede crear una falsa perspectiva que provocará frustración a medio plazo. Las cosas no se arreglan solas o por ciencia infusa. Cuando se reduce la tasa de paro del 25% al 20,5% no se puede considerar que ya se ve la luz al final del túnel porque esa reducción porcentual se debe en gran medida a la salida en masa de emigrantes que regresan a sus países de origen al no encontrar trabajo y a la huída de centenares de miles de jóvenes al exterior en busca de oportunidades. Es más, una recuperación sujeta a la llamada austeridad se ha ventilado estructuras sociales y familiares, ha creado una clase media sumergida y una clase pobre de escaparate cómo ya pasó en Grecia y Portugal por ejemplo. Esto no es salir de nada, es entrar en otra fase y no necesariamente mejor.
No digo que no estén produciéndose elementos de mejora. Los hay, pero es importante que no se retuerza la realidad según los intereses de quien la explica. En primer lugar porque es mejor para tomar medidas y en segundo para no crear falsas expectativas.
Ante todo es importante señalar que cualquier discurso oficial acerca del empleo y la creación de puestos de trabajo de forma masiva debería de mostrar claramente cómo piensan hacerlo. En este caso no sirve ni el discurso oficial del gobierno en funciones que garantiza millones de empleos gracias a la senda de recuperación iniciada o los discursos de aurora boreal del resto afirmando que el empleo se crea con políticas fiscales solamente.
No vamos a un escenario de mayor empleo. Es todo lo contrario. Cada vez habrá menos pues cada vez la automatización será más eficiente. Esto será exponencial y dónde ahora hay tres humanos haciendo algo pronto habrá un software o un robot haciendo lo mismo. En apenas cinco años lo que viene es una reducción del campo laboral importante, no de su incremento. Contra esto hay que trabajar no sólo hacer discursos que serán imposibles de cumplir y prepararse para un escenario inédito.
Además hay otros elementos que ponen en duda esa recuperación. El riesgo de convertirlos en crónicos depende de que esta gente se ponga de acuerdo y ponga en marcha la cisterna que arranca el mundo. Da igual quien, pero es urgente que lo hagan. Cada mes que pasa en el mundo de sus señorías es un año de pérdida en competitividad comparada en el mundo real.
Stiglitz enumeró hace unos meses en Davos los puntos en los que España estaba interpretando mal su situación y que, ahora, han crecido exponencialmente debido a la fase de interinidad de un gobierno que no puede tomar decisiones complejas ni estratégicas.
En este video de la sesión de Davos, Stiglitz explica los puntos que ponen en cuarentena la recuperación española y la enfrentan directamente con una dura realidad que podría ser peor que lo vivido hasta ahora. En él destaca lo siguiente:
1. El enorme crecimiento de la pobreza.
Uno de cada cuatro trabajadores españoles es pobre según la Organización Internacional del Trabajo. El número de personas que ganan menos de 60% del salario medio aumentó en cuatro puntos porcentuales entre 2000 y 2014, del 18% al 22,2%. El número de hogares que no tienen fuente oficial de ingresos alcanzó un máximo histórico de 770.000.
Si no fuera por la llamada economía sumergida, una lacra real para el crecimiento de un país a medio plazo, el tejido social español se hubiera roto por completo durante los años más duros de la llamada ‘crisis’.
2. Desactivación progresiva de la población.
El desempleo ha caído en los cuatro años del 26,5% al 20,5%, pero la población activa sigue disminuyendo a un ritmo importante. La razón principal de esta contracción es el éxodo masivo de los trabajadores extranjeros y la fuga de cerebros. La recesión ha dado lugar a la mayor migración de la historia de España según el Banco de España rondando el medio millón anual desde 2010.
3. La generación invisible.
La mayoría de los nuevos puestos de trabajo creados no son para los jóvenes. Casi uno de cada dos no lo logra. Además, los pocos afortunados tienen un salario en caída libre. Según la OCDE, el salario promedio mensual de los jóvenes trabajadores españoles se redujo de 1.210 euros en 2008 a 890 euros en 2013. Lo que es lo mismo, una caída de 35% en términos reales.
4. La precariedad crónica.
Con datos de 2014, el porcentaje de trabajo a tiempo parcial en España creció de 12% en 2008 al 17,4%. En lugar de crear más puestos de trabajo, se están cortando en pedazos cada vez más pequeños. Desde 2013 España ha creado mini-empleos como churros. Stiglitz dice que, según las estadísticas del propio Ministerio de Trabajo, los contratos de trabajo firmados normalmente cada mes no suelen llegar a más del 10 % en cuanto a empleos permanentes.
5. Una década perdida.
Mientras se habla de crecimiento del PIB, el nivel real de la producción registrada en 2014 por ejemplo, después de un año y medio de ‘recuperación’ era todavía un 5% por debajo del nivel registrado en el año 2008. Teniendo en cuenta la evolución de esto y de otros indicadores, se puede hablar de ‘década perdida’ cuando se quiere describir el periodo posterior a la crisis española. Ahora ya sabemos que una década te la ventilas fácilmente. Perderla es relativamente fácil. Ganarla es más complicado. De eso va, de ganar o perder otra década.
6. El futuro no se construye por inercia.
Los fondos para la investigación, desarrollo e innovación se redujeron de 321 € por habitante en 2009 a € 279 en 2013. La creación de polos de atracción del talento que se fue y de atraer a otro para vincularlo a la construcción de un país moderno y encauzado a los tiempos que vamos a vivir en occidente, siguen en punto muerto. Las grandes industrias son clave, las pequeñas empresas tecnológicas también. Todo debe estar bajo un plan nacional que englobe por donde hay que tirar, con quien y a que velocidad. Saber que hace falta es la clave. En Irlanda se crean 147 startups al día, dos de cada tres nuevos empleos tienen relación directa con las nuevas tecnologías o el conocimiento. En Alemania el peso de la exportación recae en el grueso y bien estructurado tejido de medianas empresas a pesar de tener grandes multinacionales.
Crear un nuevo modelo económico no es algo rápido pero o se empieza ya o no habrá tiempo efectivo de hacerlo. De ser miembro de la primera división económica del mundo capaz de jugar 'la Champions' se pasó en pocos años a estar en la segunda división. Hemos estado con opciones de ascenso en algún momento pero no se está renovando la plantilla y encima se está dejando ir a la cantera. Si caemos a segunda B, como pasa en el fútbol, igual no habrá opción de volver a jugar competiciones europeas nunca más.
La desigualdad y la pobreza han alcanzado niveles sin precedentes. Lo que provocó que, a pesar de que las cifras macro que se presentaron durante las elecciones eran impecables, los resultados electorales fueran un galimatías importante. Y lo volverán a ser si se repitieran los comicios tal y como están las cosas.
Convertir una crisis monumental en una oportunidad de transformación difícil era una opción. La otra era convertirla en un desastre bíblico. La diferencia sólo está en si quienes deben marcar las directrices estaban en temas tácticos o en asuntos estratégicos. Lo primero alcanza como máximo a cuatro años vista. Lo segundo exige de luces largas y una mirada a las próximas décadas. Pues eso, seguimos con las luces de posición y los cuatro intermitentes puestos en el andén de una autopista por la que ya circulan otros a toda velocidad.
Mientras llega la singularidad y el empleo va sobrando. Diseñar una transición robótica.
En Davos se debatió sobre el papel que jugará la robotización de todos los ámbitos de la producción y de cómo la automatización mecánica es, junto al Big Data, el elemento transformador más intenso que nuestra especie ha vivido jamás. De hecho se considera que la amenaza que suponen los robots y software asociado a todo tipo de empleos supondrá la eliminación de millones de puestos de trabajo en los próximos años. Se hablar de décadas pero deberíamos hablar de un período más corto.
En Davos se debatió sobre el papel que jugará la robotización de todos los ámbitos de la producción y de cómo la automatización mecánica es, junto al Big Data, el elemento transformador más intenso que nuestra especie ha vivido jamás. De hecho se considera que la amenaza que suponen los robots y software asociado a todo tipo de empleos supondrá la eliminación de millones de puestos de trabajo en los próximos años. Se habla de décadas pero deberíamos hablar de un período más corto. Tenemos ejemplos de cómo hemos cambiado en todos los aspectos de la vida de un modo meteórico. Internet en los noventa era algo técnico que no alcanzó el patrón empresarial hasta principios de siglo. Apenas unos cinco años después, ese mismo espacio digital pasaba a ser social, tres más tarde Internet era automático, ahora conecta objetos y en apenas unos meses viviremos en la Internet del Todo. La innovación es exponencial.
Hay críticos que consideran que vamos directos al abismo. Que estos avances no nos traerán nada bueno y que como sociedad no estamos preparados para estructurarnos. Se dice que los propietarios de la tecnología dividirán aun más nuestro universo entre ricos con control y pobres controlados. Tal vez pero la historia de la humanidad nos indicaría lo contrario. Si atendemos a cómo hemos afrontado como especie cada revolución industrial y cómo hemos logrado alzarnos en un nuevo estado de bienestar asociado a la tecnología, deberíamos ver el futuro con esperanza. Creo que cuando los robots eliminen todos los puestos de trabajo dónde puedan ser más eficientes, baratos y rápidos que un humano, encontraremos mejores cosas que hacer. Otra será cómo financiamos un mundo ocioso o culturalmente hambriento y con tiempo para digerir.
Actualmente la amenaza robótica se cierne sobre muchos empleos. Desde la fabricación hasta la venta pasando por los servicios. Ahora, al ampliar el espectro con el software y la inteligencia artificial, el número de ocupaciones en peligro de extinción es inmenso, casi absoluto. Watson y otros algoritmos pueden ser utilizados por cualquiera. En estos días estoy asesorando en la implicación de la inteligencia artificial ‘subcontratada’ para una multinacional de servicios afincada en Dublín y estamos viendo como las posibilidades son infinitas.
Es evidente que se tendrán que tomar medidas. Está claro que algo parecido a lo que se ha definido como ‘la renta mínima universal’ tendrá que discutirse tarde o temprano. Un mundo, inmediato, dónde trabajar apenas dos horas será suficiente y dónde el resto del tiempo tendremos que pensar que hacer. No será necesario trabajar más y sin embargo seremos igual de rentables gracias a la sofisticada ayuda de robots y algoritmos. Habrá que recolocar a millones de personas en un mundo sin empleo. Las promesas de creación de empleo son de aurora boreal. De lo que se trata es de afrontar el escenario real no uno que políticamente interese. Lo que se debe analizar es como avanzaremos en la fase de transición hasta ese escenario final.
Muchos empleos, sin embargo, permanecerán. Cuando el ser humano ha vivido un momento como este ha avanzado más que nunca. El tiempo disponible para actividades ‘humanas’, creativas, filosóficas, científicas, eliminando aspectos mecánicos, repetitivos o superables por una tecnología cualquiera, ha supuesto avances inéditos que han permitido cada vez vivir mejor a todos.
Cuando el hombre vivió la revolución lítica, hace miles de años, nos asentamos en comunidades donde cada uno de nosotros asumía una función y se especializaba. Ese mecanismo de autogestión nos obliga a pensar que sino eres capaz de ganarte tu ‘sueldo’ eres un inútil. Ahí aparece una de los primeros dilemas que deberemos superar. Si a medida que avance todo cada vez necesitaremos menos trabajar, ¿que pasará con eso? Nuestros dirigentes, pensadores, economistas, inventores, científicos y sociólogos deben pensar en ello. No se trata de esperar la catástrofe, sino de identificar el modelo social y económico que debe enfrentarse a ese punto que la historia nos tiene reservado a los que ahora mismo tenemos menos de 50 años.
En el campo de los servicios hay ejemplos presentados mundialmente cómo reveladores. La mezcla de mecánica robótica y algoritmos inteligentes producen ‘artefactos’ como Sophia. La empresa Hanson Robotics tiene listo para comercializar un androide ‘femenino’ capaz de atender en campos como la salud, la educación y aplicaciones directas a cliente. En el video que acompaña se puede ver a Sophia, que tiene capacidad para simular 62 expresiones faciales y de recordar a su interlocutor, siendo preguntada por diversas cosas. A la pregunta sobre su futuro, Sophia responde que ‘espera poder hacer cosas como ir a la escuela, estudiar, tener su hogar y familia’, pero que como no es una persona sabe que eso no lo podrá hacer. La idea es que este tipo de robots aprendan de los humanos.
Pero volviendo al tema de la especialización y la construcción de una sociedad ambientada en la automatización de todo. Como decía antes, esa especialización del empleo se fue intensificando con cada revolución en la distribución del trabajo que hemos sufrido. Cada vez la dependencia del trabajo fue mayor por lo que ahora debemos preguntarnos ¿qué pasará cuando millones de empresas reemplacen (ya lo están haciendo) todos sus puestos de trabajo por robots y algoritmos?
Tal vez debamos revisar la historia. En Estados Unidos la agricultura era una de las fuentes de empleo más importantes. Los avances en la forma de cultivar permitieron una mayor eficiencia reduciendo el número de empleos de más de 10 millones a 3 en apenas cincuenta años. Durante ese tiempo la industria tecnológica americana creó 6,5 millones de empleos. Obviamente no todos los agricultores pasaron a ser desarrolladores. Fueron sus hijos que en lugar de trabajar en el campo estudiaron programación.
Las recesiones generan innovación. Apple, Google, Microsoft o Facebook nacieron en momentos de crisis. Alrededor de 1870, durante una de las mayores crisis que ha vivido la humanidad, se patentaron la bombilla, el teléfono, el fonógrafo, la red eléctrica y el metro urbano. Volverá a pasar. En todas las cosas que los robots y software nos sustituirán tendrán que ver con la fuerza física o la fuerza bruta computacional ya sea vinculada al cálculo o la inteligencia artificial derivada. De momento mientras llega la singularidad tecnológica, ese momento en el que los robots no nos necesiten para existir y regenerarse, no afectará a la creatividad, al detalle, a la empatía o las relaciones humanas.
No obstante un punto ciego aparece en ese punto. Las muestras más recientes sobre humanoides, inteligencia artificial y robótica asociada explican un mundo donde algunos elementos ‘sólo humanos’ también podrían ser modificados. Raymond Kurzweil asegura que ‘el futuro de los robots es más social del que pensamos, pasaremos de ver en pocos años con naturalidad robots articulados con ruedas que lleven pizzas de un lugar a otro, a drones acercando a sus clientes objetos y coches autónomos desplazándonos, a tener conversaciones con amigos virtuales capaces de simular interés, enfado, alegría o amor’. Entonces esto va de un mundo de interrelación más que de sustitución me temo.
Nadie habla de esto. Se suceden las elecciones, debates, tertulias o lo que sea y, cómo mucho, se comenta a nivel exótico, como quien comenta la última serie de Netflix. Esto es real y hay que abordarlo en todos los escenarios de decisión. En Davos, como decía, no siendo un lugar que se caracterice por la innovación se trató de mostrar con exactitud y lanzar un requerimiento a la clase política y empresarial del mundo para que tomen medidas antes de que esto se convierta en un drama.
La sociedad ha cambiado gracias a este cosmos digital. Ha mutado con las redes sociales. La tecnología lo ha transformado todo. Casi sin aviso, sin planos que nos indicaran como hacerlo. Lo trascendental es que lo que hasta ahora ha pasado era sólo el prólogo. En unos minutos empieza el primer capítulo. Un capítulo que nos regalará tiempo útil. Cambios masivos que traerán tiempo para innovar si sabemos cómo afrontarlo. Si no hacemos nada, las crisis vividas hasta la fecha habrán sido una caricatura comparada con la que se nos viene encima.
La industria automovilística en la Cuarta Revolución Industrial
A principios de año el rival de Uber, Lyft, cerró una ronda de inversión que puso en valor a la compañía en algo más de 5.500 millones de dólares. Si atendemos al rango en el que se mueven algunas startups vinculadas a la economía colaborativa y a la automoción no es una cantidad anormal. Lo interesante y que de algún modo pasó algo más desapercibido es el hecho de que dicha ronda provenía de una sola fuente: el fabricante de automóviles General Motors.
A principios de año el rival de Uber, Lyft, cerró una ronda de inversión que puso en valor a la compañía en algo más de 5.500 millones de dólares. Si atendemos al rango en el que se mueven algunas startups vinculadas a la economía colaborativa y a la automoción no es una cantidad anormal. Lo interesante y que de algún modo pasó algo más desapercibido es el hecho de que dicha ronda provenía de una sola fuente: el fabricante de automóviles General Motors. Esta cantidad se suma a los 247 millones que le inyectó el príncipe Alwaleed bin Talal, dueño del Kingdom Holding de Arabia Saudí unos meses antes. Entre los actuales accionistas de Lyft figuran otras grandes multinacionales del sector servicios, como Rakuten o Alibaba, e incluso el fondo personal del actual presidente de Ford.
Lyft es una empresa de transporte privado, fundada en San Francisco, que se basa en una aplicación móvil a través de la cual pueden ponerse en contacto viajeros y conductores que puedan hacer dicho trayecto. Al igual que Uber, Lyft se basa en la economía colaborativa y no cuenta con conductores profesionales ni con licencia específica. ¿Por qué un fabricante de coches puede estar interesado en una empresa que pone en contacto conductores privados con usuarios que necesitan ser transportados? ¿Qué busca General Motors en la competencia de Uber?
Esta inversión de GM en Lyft refleja el interés de la firma automovilística por introducirse en el mercado de los servicios relacionados con el transporte, para ampliar toda su actividad, superando su actual papel como fabricante de vehículos. Los vehículos autónomos es una tecnología aún en su fase inicial que acelera rápidamente. Algunos gobiernos están dando permisos puntuales para que circulen, otros están ya examinando sus reglamentos y existen pruebas notables de largos recorridos sin conductor. Importantes multinacionales de todo tipo de sectores están invirtiendo grandes sumas de dinero, los cuales prometen eliminar el error humano de la ecuación de los accidentes.
En ese sentido, el estudio de la Universidad de Virginia Tech afirma que los coches autónomos muestran una tasa de accidentes mucho más bajas que los automóviles maniobrados por hombres de carne y hueso.
Los conductores humanos tienen una media de 4,2 accidentes por cada 1,6 millones de kilómetros rodados, mientras que los coches autónomos reducen esa cifra una cuarta parte. Lo curioso es que, según se tiene constancia, ninguno de los accidentes en los que se vio envuelto un coche autónomo fue causado por él.
Las noticias sobre la evolución en los coches sin conductor se acumulan. Ya sabemos que en Londres se están realizando pruebas autorizadas en zonas de conducción abierta, en Suiza hay poblaciones turísticas que tienen autobuses en ‘beta’ que hacen circuitos sin conductor, en Estados Unidos hay algunas carreteras con permiso para que circulen coches de este tipo y, en España, se está discutiendo sobre lo innecesario de pasar la prueba de ‘aparcamiento’ por parte de los que se examinan para el carnet de conducir puesto que esta tarea ya se puede realizar sin intervención humana.
El ejemplo más notable es el de la compañía japonesa Robot Taxi que ha comenzado las pruebas de un servicio de taxis sin conductor para residentes en Fujisawa con el objetivo de que estos vehículos de conducción automática operen en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Un trabajador de la compañía permanece en el asiento del piloto durante el trayecto para realizar los cambios de carril y las paradas en los semáforos, mientras que un sistema de conducción automática ejecuta el resto de operaciones.
Toyota Motor, Honda Motor y Nissan, trabajan en la actualidad para liderar el mercado de los coches autónomos. Google comenzó en julio a probar su propio sistema de vehículos de conducción automática en Texas y Uber experimenta con coches sin conductor en Pittsburg. Esto va rápido. La idea de que los coches sin conductor son algo que sucederá algún día pero que no los veremos hasta dentro de décadas cada vez tiene menos peso. La innovación exponencial y la adaptación legislativa están acelerando de manera notable.
Visto así, que GM y Lyft se asocien resulta casi lógico. Se trata de dos empresas que proporcionan algo que la otra necesita. En los últimos años el mercado del transporte personal ha cambiado rápidamente. Los llamados Millenial apuestan por un cambio de hábitos evidente que pasa por compartir, por el uso bajo demanda, por el alquiler y por valorar cada vez menos cualquier propiedad.
GM sabe que la necesidad de poseer un coche está en franco retroceso. Y de hecho, sabiendo que lleva más de una década investigando en la tecnología de los coches sin conductor, lo que necesita es adaptarse a un mercado que ofrece claves de lo que hay que hacer y lo que no.
La clave no es tanto si el vehículo está conducido por alguien o va sólo. La verdadera revolución social vinculada a la tecnología es que ya no es un tema de dejar de ser ‘conductor’, el asunto es que la gente deja de ser ‘dueño’.
Lyft proporciona a GM un espacio de innovación en el campo de los vehículos autónomos muy importante. Al parecer Lyft ya ha empezado a externalizar sus desarrollos para competir cara a cara con Uber a la vez que GM logra ponerse al nivel de otros como Audi, Daimler o BMW. Además, y ahondando en la idea de la ‘no posesión’, GM y Lyft han anunciado recientemente que ofrecerán ‘centros de alquiler conjuntos’, lugares en los que permitirán a los conductores Lyft alquilar coches a corto plazo.
¿Qué gana Lyft a parte de lograr una importante fuente de financiación? La verdad es que Lyft está centrada en rivalizar cara a cara con Uber. Mientras se ocupa de eso no puede investigar ni avanzar en el tema de la auto conducción. Al contrario que su rival directo, Uber, que si ha puesto rumbo a ese escenario inmediato.
El año pasado Uber puso en marcha sus propias instalaciones en Pittsburgh para el desarrollo de cartografía y tecnología para automóviles sin conductor. De hecho, Travis Kalanick, su CEO, dijo que ‘el método con el que Uber será más competitivo y barato partirá de remplazar los conductores humanos por coches robóticos’. Digamos que si el mayor competidor de Uber, Lyft, quiere estar a su altura no puede desestimar ni por un minuto este escenario y deberá gastar mucho dinero hasta estar en el punto de ebullición. Con GM logra tomar velocidad en este tema claramente.
Actualmente Uber vale aproximadamente 62.500 millones de dólares a pesar de perder más de 1.000 millones al año no obstante. Algo más que la capitalización total en el mercado de General Motors. Parece lógico que todos se vayan posicionando y lo hagan, incluso, renunciando a su propio ADN. A esto se le llama innovación en plena Cuarta Revolución Industrial, también llamada Revolución Industrial 4.
Irlanda baja una parte del impuesto de Sociedades al 6,25% para atraer más empresas tecnológicas.
El pasado viernes se celebraron elecciones generales en Irlanda. Ganó el partido en el poder de nuevo, el Fine Gael. El resultado tiene un tono a lío imposible. Las medidas de austeridad que tuvo que acometer el partido de Enda Keny, actual Taoiseach (Primer Ministro), en coalición con los laboristas parece que le ha pasado factura. El centro izquierda puede que no logre conformar gobierno sino se alía con el segundo partido en los resultados, el conservador Fianna Fail. Otra opción es buscar algún acuerdo casi imposible con el Sinn Fein de Gerry Adams o con la amalgama de candidatos anti austeridad que han logrado un resultado a lo ‘Podemos’.
El pasado viernes se celebraron elecciones generales en Irlanda. Ganó el partido en el poder de nuevo, el Fine Gael. El resultado tiene un tono a lío imposible. Las medidas de austeridad que tuvo que acometer el partido de Enda Keny, actual Taoiseach (Primer Ministro), en coalición con los laboristas parece que le ha pasado factura. El centro izquierda puede que no logre conformar gobierno sino se alía con el segundo partido en los resultados, el conservador Fianna Fail. Otra opción es buscar algún acuerdo casi imposible con el Sinn Fein de Gerry Adams o con la amalgama de candidatos anti austeridad que han logrado un resultado a lo ‘Podemos’.
Llegué a este país con unas elecciones recientes que se celebran cada cinco años. Digamos que he vivido lo que muchos aquí denominan el ‘rescate innecesario’ y su posterior ‘austeridad innecesaria’. Muchos consideran que tanto ajuste y tanta austeridad no era necesaria, que Irlanda podía sobrevivir gracias a las multinacionales que aquí tienen su sede. Es como socialmente se intenta culpar a quienes se las han hecho pasar muy duras por los pecados del pasado. No tengo claro sé si era necesario uno u otra, pero cabe destacar que la ‘política de recortes’ ha sido especialmente una subida de impuestos indirectos y un apretarse los cinturones (mucho) en el gasto corriente del sector público, bajo consumo, despedir funcionarios, reducir prestaciones por desempleo y algunas medidas más. La inversión pública cayó, obviamente, pero no podía hacerlo en los servicios públicos pues estos ya estaban bajo un patrón dónde el estado ofrece muy pocos servicios o, cuando los ofrece, son de calidad muy deficiente si los comparamos con España por ejemplo.
¿Dónde aplicaron la austeridad? En el aumento de tasas, como una inédita water tax que genera un impuesto sobre un recurso natural que en Irlanda está por todas partes, gravámenes sobre las rentas, nuevos requerimientos impositivos en la vivienda, alquileres, pagar por tener televisión (aquí se paga por cada televisión que tienes en casa), bolsas de basura (cada unidad de vivienda tiene un cupo), incrementos en alimentos, el IVA al 23%, etc. Al contrario que en otros países, lo que no tocaron fue algunas de las grandes conquistas sociales de este país: ayudas a la natalidad o la ayuda mínima social. Cabe decir que sus ajustes estructurales llegaron a representar un 18% de su PIB. Que se dice pronto.
Digamos que aumentó mucho la presión fiscal sobre las clases medias sin recortar realmente mucho, pues no había demasiado donde recortar. Una de las peticiones de los grupos anti austeridad era subir los impuestos a las empresas. Pero eso no se ha tocado. Es más, desde el pasado enero hay menor presión tributaria incluso. Es decir, han subido los impuestos a las personas y se los han bajado a las empresas. En mi opinión, una de las razones de que este pequeño país siga creciendo ahora por encima del 5%, tras hacerlo recientemente al casi 7%. Les ha salido bien.
Y es que uno de los elementos diferenciadores de Irlanda es su política fiscal. Cómo he dicho, mientras mantiene una fiscalidad empresarial muy baja y con enormes ayudas, la que afecta a las personas es muy distinta y especialmente alta si atendemos a la falta de servicios asociados. Hace dos años Irlanda ya presentó el primer aumento de su presupuesto desde el rescate. El déficit público ha pasado desde el 32% del PIB de 2010 a menos del 4% actual. La competitividad laboral ha mejorado más de un 20%. Y se encuentra en el séptimo puesto del Índice de Libertad Económica de Heritage Foundation.
Es muy probable que tengan que repetir las elecciones en agosto. Todo es posible, pero gane quien gane, se coaliguen unos u otros, excepto en el caso de los grupos anti austeridad, el resto, incluido el propio Sinn Fein, los laboristas, el centro derecha o el ganador centro izquierda, todos, ya han declarado que hay un impuesto que no se va a tocar: el Corporate Tax, lo que vendría a ser el impuesto de sociedades que hasta hace poco estaba en un tipo único del 12,50% y que, como he dicho, desde el pasado 1 de enero tiene un tipo reducido del 6,25% que afecta a un determinado tipo de empresas. Cómo este impuesto se paga en base a una previsión por anticipado algunos ya han notado la rebaja.
Este tipo tan bajo está planteado como una propuesta de gobierno del actual equipo y que fue parte de las promesas efectuadas hace ahora cinco años. Recordemos que el sistema tributario irlandés incorpora un régimen de auto evaluación en virtud del cual las empresas determinan si deben pagar impuestos o no y, de ser así, presentan sus declaraciones de impuestos y efectúan los pagos por impuestos correspondientes de manera anticipada si lo desean. En este caso se puede incorporar ya a la previsión del 2016 por ejemplo.
¿Qué tiene de relevante esta rebaja a parte del puro hecho aritmético? Pues que es un modelo que sigue ahondando en lo que busca este país en cuanto al cambio de modelo productivo abrazando la tecnología y la innovación. La deducción fiscal denominada Knowledge Development Box se ha diseñado para atraer la inversión extranjera aplicando una deducción que se aplica a todo el beneficio generado por la inversión en I+D que ha hecho dicha compañía con residencia en Irlanda. Obviamente esto es muy interesante para empresas de software, Apps, plataformas, cloud y aquellas que registran patentes de propiedad intelectual.
Hay varias políticas sectoriales que deben tener consenso si quieren alcanzar éxitos notables. Son aquellas que precisan de largo recorrido para ser eficientes. La educativa, la económica y la fiscal. En Irlanda la primera y la última así lo tienen. No se toca el modelo educativo desde hace mucho y ningún candidato amenaza al anterior con que va a ‘derogar’ sus leyes anteriores en materia educativa porque, en realidad, las hicieron entre todos. El nivel educativo y el talento al que pueden acceder las empresas es muy alto en consecuencia.
En materia tributaria también hay consenso. Lo hay por un hecho sociocultural que no es sólo un elemento que se basa en la ‘competencia desleal’ del Impuesto de Sociedades más bajo que en el resto de Europa por ejemplo. Hay que recordar, de nuevo, que la compensación entre impuestos empresariales y presión fiscal individual se produce de manera muy equilibrada y responde a un modelo sociopolítico.
Aparte del Impuesto de Sociedades que se aplica a los ingresos obtenidos de actividades comerciales (incluidos los dividendos extranjeros que cumplen determinados requisitos pagados con cargo a los beneficios de explotación) al 12,50% y el ya nombrado Knowledge Development Box al 6,25%, existen otros tipos impositivos muy interesantes. Por ejemplo el incentivo del 25% en materia de I+D que funciona como crédito fiscal o el Impuesto sobre las plusvalías (capital gains tax) que es del 0% en régimen de exclusión del impuesto respecto de la enajenación de acciones que cumplen determinados requisitos o del 33% como tipo estándar para las ganancias pero que está con sujeto en la mayoría de los casos a diversas desgravaciones y excepciones.
También es muy atractivo el Impuesto del timbre (Stamp duty) que está entre el 1 y el 2% que es pagadero en relación con documentos jurídicos y comerciales, incluidos documentos relacionados con la transmisión de la propiedad, arrendamientos de inmuebles, formularios de transmisión de acciones y determinados contratos. Finalmente existen 73 magníficos tratados suscritos con las economías emergentes (incluida Latam) de libre circulación de bienes desde y hacia esos países. Además Irlanda tiene acuerdos de colaboración con Estados Unidos que son excepcionales en materia de nuevas tecnologías.
Para este país la política fiscal debe ser baja en términos generales. Así lo entienden culturalmente y aceptan a su vez un estado que ofrece muy pocos servicios. Por lo tanto, se deriva una intervención estatal algo reducida con respecto a otros países europeos. A esta fiscalidad que cada vez es más alta para las personas (de ahí el castigo electoral y el ascenso de los grupos anti austeridad) se contrapone una muy flexible para las empresas. Se considera que éstas pueden crear empleo si se les permite pagar menos y a la vez ganar más, invertir o exportar mejor. En definitiva ingresar en el neto mucho más que si se les presionase con muchos impuestos y las pudiera ahogar financieramente en momentos difíciles.
A la vez, esas empresas que generan empleo permiten que los ciudadanos puedan consumir y al mismo tiempo pagar más impuestos personales. Contratan servicios privados que sustituyen los públicos y la rueda va girando. Según este sistema, la clave nace en la rebaja de impuestos a las empresas.
A modo de resumen y para entender que ha significado la reducción de presión fiscal corporativa en Irlanda decir que en los peores momentos de la crisis, cuando fueron rescatados por el FMI y el BCE, la propia Troika pidió a Dublín que subiera el Impuesto de Sociedades para recaudar más. Sin embargo, cómo sabemos, no sólo se negaron, sino que aprobaron más deducciones y ayudas que suponen aún más rebajas fiscales. Como bien recuerda siempre mi socio y amigo Daniel Lacalle, la UE no exige ninguna medida, sino que pide un ajuste y cada país decide cómo materializarlo.
El resultado dejó en evidencia a los expertos de la Troika. Entre 2009 y 2012 los ingresos derivados del Corporate Tax se mantuvieron constantes, no cayeron a pesar del ajuste social que se vivió y que provocó que los irlandeses dejaran de consumir de golpe con un paro cercano al 15%. Recuerdo tardes ‘de compras’ en los que algunos vendedores del City Center nos confirmaban que era la peor temporada comercial que habían vivido. Más o menos como en el resto de los países rescatados o ‘pseudo-rescatados’.
Lo importante es lo que pasó tras esos años. Entre 2013 y 2015 la recaudación no hizo más que crecer hasta llegar a niveles de hace una década, con un consumo creciente y un paro que estará por debajo ya del 8%. En 2015 se habrá recaudado un 74% más de lo que el presupuesto había previsto. No está mal.
Obviamente seguirá habiendo quien considere que una fiscalidad baja a las empresas es una especie de competencia desleal. Sin embargo cuando se analiza esto, cómo he intentado indicar, es importante verlo con toda la perspectiva posible y destacar que en esa perspectiva, y en el caso de Irlanda, lo que es extremadamente interesante es cómo la transformación digital de un país se está produciendo a la vez que se recupera la economía tras una recesión profunda.
Recordemos que se hizo en algunos países cuando llegaron las vacas gordas: estimular una burbuja inmobiliaria y financiera que reventó por todas partes. Aprovechar la más mínima posibilidad del crecimiento económico a fin de estimular un cambio de modelo productivo vinculado al conocimiento, la innovación, el valor añadido, los servicios complejos y la tecnología aplicada, debería de ser una obligación. Normalmente se hace lo contrario visto lo visto.
Para terminar, recordar que en Irlanda 2 de cada 3 nuevos empleos creados el año pasado tenían que ver con las nuevas tecnologías y que se crean 147 startups diarias en un país de algo más de 7 millones de habitantes. Tal vez hay otros modos de ir modelando un país con una economía moderna, pero esta parece que puede ser una opción eficiente.
Si te interesa conocer más sobre cómo funciona el mundo de la empresa en Irlanda puedes consultarnos aquí.
La experiencia de pasar por la London Fashion Week gracias a RadikalVip
Hay eventos a los que uno no tiene pensado asistir en la vida. En mi caso, pasar por uno de los eventos más importantes del mundo de la moda en Europa, no estaba en mi agenda. Concretamente se trataba de la London Fashion Week. La empresa de gafas de madera y bambú que dirige Lara Oliveras y que tiene a socios cómo Risto Mejide, RadikalVip, fue seleccionada como una de las que podrían exponer su nueva colección de gafas durante esos días.
[CUPON DESCUENTO AL FINAL DEL POST]
Hay eventos a los que uno no tiene pensado asistir en la vida. En mi caso, pasar por uno de los eventos más importantes del mundo de la moda en Europa, no estaba en mi agenda. Concretamente se trataba de la London Fashion Week. La empresa de gafas de madera y bambú que dirige Lara Oliveras y que tiene a socios cómo Risto Mejide, RadikalVip, fue seleccionada como una de las que podrían exponer su nueva colección de gafas durante esos días. Eso pasó el pasado viernes 19 de febrero y tuve la suerte de poder acompañar al equipo que allí se desplazó. Dicen y, en la medida que pude ver es factible, que Londres será la futura capital de la moda mundial.
Video en VR360 de una parte del evento en el Royal Fashion Day dentro del programa de la London Fashion Week 2016
No voy a explicar como es todo el universo de la moda, para eso ya hay quien lo hace excepcionalmente y con los detalles que a los aficionados necesitan saber. Desde mi punto de vista de neófito destacar todo lo que supone un simple desfile de este tipo. Me quedo con haber conocido a diseñadores, modelos, periodistas del sector, una 'reina' saudí y personas que habitualmente no suelen estar en mi universo profesional. Pasar tres días en Londres en ese entorno de presentaciones y fiestas organizadas por marcas y sponsors fue interesante, pero para mí lo que más me sedujo obviamente fue ver cómo la tecnología está determinando el mundo del diseño de la moda actualmente. No sólo en el tratamiento de materiales sino también en el procesado de datos a tiempo real durante estos eventos.
Que industria de la moda está experimentando un cambio estructural significativo es algo que me quedó claro más por cuanto me explicaron que por lo que yo pude comprobar. Me mostraron como se ofrecen las colecciones, como se promueven, como se han eliminado fases en la cadena de valor, como en todos los procesos interviene el big data y la predicción analítica. La icónica marca británica Burberry, por ejemplo, permitió en esas fechas desfilar ‘modelos consumibles en tiempo real’, lo que significa que se podía ver la nueva colección y comprarla inmediatamente gracias a su asociación con Apple TV en aquel instante. A esto le llamaron #seebuywear.
Me explicaron algunos diseñadores cómo incorporan ya grandes presupuestos a tecnología aplicada que van más allá de redes sociales o ventas digitales. Se trata de 'entretener' para conocer a los clientes. La experiencia de usuario on/off vinculada a saber de su cliente mientras él sólo se lo pasa bien. No es saber quienes son tus clientes sino conocer sus comportamientos y adelantarte a ellos. Hubo más experiencias que pude conocer de refilón. La de Misha Nonoo con la plataforma Like to Know o la de Ayman Hariri y su gestión de redes para modificar líneas de producción a tiempo real. Creo que el diseño de moda y su transformación digital pasan por la velocidad de adaptar la creatividad a los datos obtenidos y su lectura correcta. Otra cosa es la logística y la distribución masiva.
Pero volviendo a lo que me llevó a vivir la London Fashion Week. Fue ahí donde RadikalVip presentó su nueva colección ‘Vivrant Wooden’ durante uno de los eventos que conforman el conjunto de la semana en cuestión, ‘The Royal Fashion Day’. Un evento que se llevo a cabo en The Middle Temple Hall, en la sala histórica del templo. La verdad es que era un entorno fascinante levantado en pleno siglo XVI.
En la rueda de prensa previa junto al resto de diseñadores del día, Lara explicó que ‘la colección ‘Vivrant Wooden’ de RadikalVip es una reinvención de las monturas clásicas innovando con materiales totalmente sostenibles y naturales, con el uso de la madera y el bambú y la mezcla de colores frescos y vibrantes’. La verdad es que yo ya no me quito las mías, tanto graduadas como de sol.
Uno de los detalles que me pareció muy especial fue cuando Nathan Jones, un chico de apenas 20 años que necesita una silla de ruedas para desplazarse, vio cumplido uno de sus sueños: desfilar en la London Fashion Week. De hecho fue la primera vez que algo así sucedía. Fue muy emocionante.
A lo largo del verano pasado la marca se consolidó en el sector de los complementos. Esta temporada parece que la empiezan fuerte. En breve, a finales de abril, RadikalVip hará su Open Summer Party en una terraza de Barcelona. Cuando sepa más os lo cuento.
De momento, si queréis disfrutar de unas RadikalVip, la jefa me ha dicho que usando el código ‘JZQRJPJL’ os ahorráis un 20% en www.radikalvip.com.
Davos y la dimensión de la tragedia.
Fue en 2006 cuando Nouriel Roubini anunció ante el Foro Monetario Internacional que se avecinaba un desastre económico monumental, las risas y abucheos todavía resuenan. Los llantos posteriores también. Ha llovido mucho y al escepticismo con el que se tomaban algunos anuncios de este tipo le ha sucedido la escucha activa y la actualización de discursos. Por eso este año, en el Foro de Davos, se intenta dimensionar la magnitud de la tragedia que podría estar fraguándose. Este año se ha centrando en analizar y debatir acerca de un mundo incapaz de generar empleo al ritmo en el que se destruirá debido a la automatización de procesos y la sustitución de seres humanos allí dónde un robot o mecanismo inteligente sea capaz de ser más eficiente.
Fue en 2006 cuando Nouriel Roubini anunció ante el Foro Monetario Internacional que se avecinaba un desastre económico monumental, las risas y abucheos todavía resuenan. Los llantos posteriores también. Ha llovido mucho y al escepticismo con el que se tomaban algunos anuncios de este tipo le ha sucedido la escucha activa y la actualización de discursos. Por eso este año, en el Foro de Davos, se intenta dimensionar la magnitud de la tragedia que podría estar fraguándose. Este año se ha centrando en analizar y debatir acerca de un mundo incapaz de generar empleo al ritmo en el que se destruirá debido a la automatización de procesos y la sustitución de seres humanos allí dónde un robot o mecanismo inteligente sea capaz de ser más eficiente.
Oficialmente ya estamos en la Cuarta Revolución Industrial. Así la llamamos algunos hace tiempo pero por fin es un término que podemos dar como aceptado. El problema es que, cómo pasó en otros momentos de la historia, a este período no podemos ponerle el adjetivo que nos parezca mejor, sino el que defina de un modo más acertado lo que sucede realmente. Digamos que, al igual que los contemporáneos de la Revolución Industrial del siglo XIX llamaron Crisis Industrial a aquella etapa de la historia, nosotros deberíamos también tener en cuenta que, mientras no se organizan las cosas, las revoluciones económicas y productivas son, sencillamente, crisis de dimensiones bíblicas.
Las tres revoluciones que precedido la actual cambiaron el mundo completamente y se llevaron por delante modelos de vida y crearon otros. En términos generales siempre nos fue mejor tras esas etapas, pero también fueron partos dolorosos. La primera fue la mecanización de la producción gracias al vapor y al agua. La segunda tuvo que ver con la división del trabajo al aparecer la producción en masa y la electricidad.
La tercera parte de la automatización vinculada a la informática y la electrónica. La cuarta revolución que Davos anuncia es, como decíamos, la de la transformación digital causada por los sistemas inteligentes, interconectados y capaces de ser autónomos en la toma de decisiones. Esta revolución ya nada tiene que ver con planteamientos ideológicos o posiciones políticas, es sencillamente irremediable e irreversible. Afecta a la vida empresarial, institucional y, sobre todo, a los hechos cotidianos. La sociedad ya no es la misma de hace apenas unos minutos y nada tendrá que ver con la de los próximos segundos.
La diferencia con respecto a otras épocas es que ahora vivimos la revolución más compleja jamás vivida. Se suman varias. Por un lado transmitimos el conocimiento de un modo inédito. No precisamos de intermediarios y la distribución de lo que queremos comunicar es en red y masivo. Sólo es precisa la tecnología digital. Otra revolución es la que afecta a la organización del trabajo. Ésta también está radicalmente cambiando. No precisa de la cadena de valor en la mayoría de los casos que tenía apenas una década o dos. La misma tecnología digital ha transformado centenares de productos en simplemente servicios.
Hay más revoluciones. La gestión predictiva de datos, la inteligencia artificial, la robótica, la nanotecnología, la biotecnología, la conexión absoluta de objetos inteligentes, la Internet de las cosas, la Internet del Todo, la conducción exenta de humanos, la automatización de los servicios o la impresión 3D, son piezas de este rompecabezas que no es más que un cambio de época sin precedentes.
La suerte es que lo sabemos. La desgracia sigue siendo la misma de siempre. Quienes deberían establecer políticas destinadas a minimizar los daños mientras evoluciona todo, siguen perdidos. Escuchan y se lamentan, pero no toman decisiones. Mientras tanto, el mundo gira y lo hace a una velocidad que nada tiene que ver con el ritmo de Davos.
Avanzo que en menos de un lustro, si vamos bien, hablaremos de la Singularidad, ese momento en el que los automatismos no precisen de la intervención humana para nada. Para entonces igual unos ya tendremos acuerdos parlamentarios, otros estarán oficializando en Davos el hecho, algunos países ya se habrán preparado para un mundo sin empleo y otros se aproximarán a la etapa clave de todo este proceso de cambio sin precedentes.
La nueva sociedad que se está fraguando y a la que nuestros dirigentes deben proporcionar elementos para gestionar esta etapa se caracterizará por un ecosistema empresarial surgido del mundo ‘startups’ que se llevarán por delante a las grandes corporaciones incapaces de adaptarse. Una sociedad cuyo poder político perderá la seguridad tradicional y que se fragmentará como nunca antes había sucedido. La velocidad a la que irá la incorporación de nuevos actores politicos sin voz previamente a la política será inversamente proporcional a la que tendrá el ‘establishment’ en asumir los cambios.
Una nueva sociedad está naciendo y lo hace de las entrañas de esta Revolución Socio Tecnológica sin precedentes. Una sociedad vinculada a un mercado de trabajo dual entre trabajadores de alta cualificación especialistas en algún campo tecnológico y los de baja cualificación y de bajo salario.
Esto será, cómo mínimo, curioso por no decir terriblemente injusto. Un planeta dónde construir algo, desarrollar cualquier cosa, producir lo que sea será más barato, fácil, rápido y eficiente, será un mundo en el que la diferencia entre todos cada vez será más desigual. Sino se toman medidas así será. Pero si hemos aprendido algo, está por ver, del pasado podríamos hacerle frente con una apuesta por políticas sociales transformadoras que eviten la exclusión y sean capaces de redistribuir la ingente riqueza que se genera cada día gracias a tanta tecnología. Es inaceptable que ese reparto sea tan poco equitativo.
Podemos quedarnos de brazos cruzados y esperar que nos arrolle el futuro. También es posible hacer lo contrario. Depende de la actitud. En lugar de esperar a la desaparición del empleo como lo conocemos a fecha de hoy podemos ir pensando en una nueva filosofía socioeconómica que sea capaz de redistribuirlo todo.
Para algunos será tarde. Hay países que hace mucho tiempo que lo interpretaron, otros no. Unos van ajustando políticas de base tecnológica a necesidades socioeconómicas y otros siguen prometiendo empleo masivo en sectores donde no va a crearse trabajo ni echando agua caliente.
La urgencia por activar una economía innovadora y tecnológica no es la misma en todas partes.
La urgencia por activar una economía innovadora y tecnológica no es la misma en todas partes. Digan lo que digan y se llenen los meetings de aplausos sobre discursos recurrentes. Pasa el tiempo. Tic, tac, y seguimos esperando que la 'ciencia infusa' lo haga todo o que los que se fueron a otro país vuelvan por 'arte de magia'. La mejor manera de identificar es comparando. Veamos.
La urgencia por activar una economía innovadora y tecnológica no es la misma en todas partes. Digan lo que digan y se llenen los meetings de aplausos sobre discursos recurrentes. Pasa el tiempo. Tic, tac, y seguimos esperando que la 'ciencia infusa' lo haga todo o que los que se fueron a otro país vuelvan por 'arte de magia'. La mejor manera de identificar es comparando. Veamos.
Hace unos días se celebró el CES 2016. En esta edición no he podido asistir aunque la visité en algunas ediciones anteriores. Un año más, la feria de consumo electrónico más importante del planeta que se celebra en el Eureka Park del Sands Expo Center, cerca del Convention Center de Las Vegas ha servido para identificar las tendencias tecnológicas que nos esperan en el futuro inmediato. Han estado todas las grandes empresas tecnológicas y, cada vez más, centenares de startups que aportaron un valor añadido a lo más previsible.
Este año lo más destacado pasó por la Realidad Virtual, los automóviles, los wearables, los drones y todo tipo de objetos conectados. Internet del todo por decirlo rápido. Casi 20.000 novedades presentadas para conectarlo todo. Todo conectado, esa es la esencia. No voy yo a comentar los detalles de los productos expuestos y la competencia que hay entre las marcas para alcanzar una buena posición de mercado en cada una de esas áreas. Hay artículos e informes muy buenos al respecto.
Lo importante en este punto es analizar el papel que juega, en un evento semejante, el grueso del desarrollo tecnológico y económico de cada país. Justo en el momento en que parece que las Startups van acaparando cada vez un mayor protagonismo en este evento anual pues son las que aportan un valor añadido y avances interesantes en los que se apoyarán luego grandes corporaciones por razones lógicas, hay unos países que destacan y otros no.
Por ejemplo, las representantes españolas han sido sólo seis. Cifra parecida a las startups irlandesas cuya población es una décima parte aproximadamente. Pero si destaca algún país en cuanto a nivel y número de empresas aportadas al CES 2016 es Francia. Casi doscientas startups galas han estado presentes. Has leído bien, doscientas.
Este evento aparte de significar un pronóstico comercial sobre el consumo tecnológico, es también un interesante termómetro acerca del estado de la Investigación, desarrollo, innovación y apoyo que reciben. Obviamente con esas cifras parece que hay un país en Europa que ha focalizado en un tipo de tecnología su apuesta. Lo destacable es cómo y porque han ido tantas startups francesas al CES. Se ha sabido que unas pocas, apenas una docena, han sido enviadas por el propio gobierno francés, a través del programa ‘La French Tech’, mientras que el resto son el resultado de la apuesta privada de aceleradoras, parques tecnológicos y fondos de capital riesgo que han apostado temáticamente por la creación de nuevos productos en el ámbito del hardware.
Menos software y más industria parece dicen empresas como Giroptic, Lima, Photonic, Prizm o Prynt que se han sumado a las consagradas Parrot y Withings. La idea, cuando se asiste a un evento de este tipo, es darse a conocer en un mercado repleto de oportunidades de financiación, desarrollo y talento. Es algo parecido a lo que explicamos cuando decimos que pasar por Dublín ayuda a localizar Partners anglosajones.
¿Qué debe hacer la administración pública por ejemplo? Primero conformar gobierno para ir avanzando…, luego inspirarse en lo que otros hacen si es que no se les ocurre nada. El modelo francés, israelí, irlandés, esloveno, portugués y otros pueden dar pistas. Es sólo cuestión de estar al día, interesado en estarlo y activarlo. A mi lo que me preocupa es que la cosa quede en manos de gente que considera que 4G es, todavía, una plaza de parking, que la Ley de Emprendedores fue una cosa útil o que para apoyar el desarrollo económico en la Nueva Economía lo principal es poner barreras, reglas y normas que van en contra de la lógica y el curso lógico de esta cuarta revolución industrial. Si, se trata de eso, sólo de subirse a un tren (no es necesario un AVE), o de dejarlo pasar ‘again’.
El futuro de los medios, ¿‘media for equity’ o ‘media for future’?
La industria editorial de impresión ha ido perdiendo tracción, eso no es una novedad, y la advertencia de que el papel está en franco retroceso no deja de ser ya un mantra que todos los expertos repiten. Pero la crisis del sector no es ya, tan sólo, un hecho focalizado en el soporte. Podría ser algo más conceptual, más genérico, y que tiene su punto de interés en el propio papel que prensa, medios, entretenimiento y contenidos deben jugar en el futuro inmediato, posiblemente en este presente que nos va superando.
La industria editorial de impresión ha ido perdiendo tracción, eso no es una novedad, y la advertencia de que el papel está en franco retroceso no deja de ser ya un mantra que todos los expertos repiten. Pero la crisis del sector no es ya, tan sólo, un hecho focalizado en el soporte. Podría ser algo más conceptual, más genérico, y que tiene su punto de interés en el propio papel que prensa, medios, entretenimiento y contenidos deben jugar en el futuro inmediato, posiblemente en este presente que nos va superando.
Esto va de la oferta y de un público multidispositivo, tremendamente desleal con cabeceras o marcas y que consume sin fronteras ni límites. El público, el más milenial, es omnívoro y en ese espacio, nuevo para todos, lo que se ha hecho hasta ahora no tiene ninguna ventaja competitiva. Toca reinventar, pero desde la esencia.
Una de esas nuevas opciones trataría acerca de que pueden aportar los medios a las empresas de nueva creación y esas empresas que pueden ofrecer a los grupos mediáticos en general.
El análisis sobre cuál es la principal fuente de información o entretenimiento de la audiencia propone retos que tienen que ver con la supervivencia de los grandes grupos de comunicación. En apenas una década la creación de contenido y sus distribución rentable ha significado un galimatías a nivel empresarial pero también corporativo. De tener muy claro el canal y la oferta se ha pasado a un escenario líquido que requiere innovar constantemente e, incluso, abrazar la idea de que todo tal y como se hacía o se entendía ha pasado, o está pasando, a mejor vida.
Pero no todo es tóxico. Las nuevas tecnologías, si se utilizan correctamente, podrían ser un aliado más que un enemigo. Ayudan a entender al consumidor, sugieren públicos más amplios y permiten construir audiencias que antes eran impensables. ¿Cómo se puede crecer en un mercado decreciente? Cambiando, reiniciando muchos de los procesose innovando creativamente.
Ya no se trata de consumo sino de interacción. Un medio de comunicación ya no tan sólo debe emitir, ni tan siquiera debe esperar la respuesta de su público, puede saber su comportamiento y ofrecer nuevos productos que permitan generar valor a todo el conocimiento adquirido en su historia.
Vemos ‘nuevos medios’ creyendo ser nuevos por ser digitales. Y no lo son. De hecho replican todo cuanto se hacía en papel pero ahora en un nuevo soporte y dejando la puerta a la interacción parecida a 'las cartas al director'. No va de eso. Son el mismo camión por distinta carretera. Lo que tal vez no han entendido es que ya no es cuestión de utilizar el mismo vehículo. Posiblemente hay que cambiar el medio de transporte. Más colectivo, más actual, más acorde con el territorio a recorrer y más permeable a los cambios que se van a suceder en los próximos tres o cuatro años.
Se dice que los grandes grupos son más lentos que otros mucho menos pesados. Sin embargo, los modestos y, aparentemente originales, medios no están logrando desplazar a las grandes cabeceras en general. Seguramente porque siguen sufriendo el mismo estigma. Comunicar lo mismo de un modo distinto no genera el éxito esperado. El escenario es otro y se requiere otra manera de hacer, pero sobre todo, otras cosas que hacer.
Vivimos en el mundo de la conectividad y eso no todos lo han entendido. La segunda o tercera pantalla, la multiplataforma y el desorden. Algunos medios a nivel mundial están trabajando en el estudio de cómo se puede atender a este aparente caos y generar valor a partir de ello. Sprockit reúne a medios y líderes de entretenimiento y los vincula a Startups que proponen una nueva manera de ver la industria de la comunicación.
Sprockit está ofreciendo contenido a grupos como Disney, ABC Television Group, Comcast, Cox Media, Graham Media Group, Google, Hearst Television y Univision Communications Inc., desde 2013. A partir de ese momento han aparecido 37 nuevas empresas que utilizan conexiones y conocimiento de grandes grupos con nuevas startups.
Se trata de operaciones corporativas de adquisición o inversión con las que se impulsan alianzas estratégicas de éxito que proporcionan oportunidades de crecimiento a todos. El famoso ‘media for equity’ pero aplicado sólo a un modelo y aun concepto, rozando el concepto de aceleración, manejando capital y ofreciendo una sinergia entre ambos mundos, el de siempre y el nuevo.
Entre los éxitos de Sprockit destaca el SocialNewsDesk, una plataforma de medios sociales diseñada para las redacciones de medios que fue adquirida por Graham Media Group.
También es relevante el proyecto de Cognitive Networks, un espacio de contenidos de televisión inteligente que tuvo una ronda de financiación en Series B de más de 14 millones de dólares recientemente gracias a la entrada de Hearst Corporation.
Una de mis favoritas es SnappyTV, aplicación para la edición en directo y distribución de vídeo de alta calidad. Ésta fue adquirida por Twitter por cierto.
Durante este año los líderes de la industria de contenidos, medios o información norteamericana han seleccionado casi 30 startups en base a su potencial para ser disruptivas en el mercado y aportar respuestas a los desafíos a los que se enfrentan los medios de comunicación y los profesionales del entretenimiento.
El ejemplo de Sprockit, es uno en el que inspirarse, pero lo importante no es quien lo agrupa, eso es muy complicado, sino el modelo utilizado. Acercarse a quien está innovando en el sector en el que estás obligado a cambiar. En definitiva la industria de los medios, informativos o de entretenimiento, deben buscar empresas que desarrollen soluciones en áreas de contenido, análisis de datos, publicidad inteligente y nuevos formatos.
Cada una de las empresas que seleccionen tendrá una respuesta a las preguntas más complejas de la industria. Caminos que pueden crearse desde pequeñas empresas integrándose, o no, en esos grupos, pero que sin duda permiten dejar en manos de otros los procesos de innovación que tanto le ha costado al sector abordar en los últimos años.
Reinventar la industria de contenidos y entretenimiento en el móvil, generar modelos de estudio de datos y audiencia más allá de lo que es ‘oficial’ y esperar lo que es ‘efectivo’. Ya no vale como antes un listado de ‘audiencia televisiva’ de tipo porcentual, ahora lo que realmente es preciso es una analítica de datos e influencia de una emisión en cualquier canal por ejemplo.
Mientras que hay países, en Europa es masivo, que siguen pendientes de los informes matinales de ‘share’, de ejemplares vendidos, incluso de ‘visitas’ a una web, en otros lugares lo que se analiza es el comportamiento, las experiencias y los módulos que deben componerse para entender el valor real de un ‘anuncio’ o de una campaña publicitaria. Toma fuerza el ‘branded content’ y el ‘inbound marketing’ vinculado a los medios y en cómo se combina todo ello.
Se trata de innovar incluso desde las entrañas de los que se creen ‘muy actuales’. Nada es actual y lo que ayer por la mañana era la leche mañana por la tarde habrá caducado. La creación de aceleradoras verticales, espacios de debate y ejecución, plataformas para potenciar startups que hacen cosas que pueden ser muy útiles a los grandes grupos o a los no tan grandes, permitiría incidir en la construcción de sinergias que hicieran frente a los desafíos intersectoriales, a las tendencias con previsión y a aportar soluciones en un mercado cambiante.
No se trata de inventar nuevos modos de comunicar, se trata de un nuevo modelo de comunicación y entretenimiento. No es sólo tecnología, que también, sino que es un irreverente proceso de acercamiento y fusión con quienes hasta ahora eran imposibles de combinar. Grandes grupos de entretenimiento inspirándose en proyectos incipientes hasta el punto que de ellos obtienen las claves de lo que van a necesitar y los segundos la gasolina para existir y crecer.
Esto no va de ‘media for equity’, esto va de ‘media for future’, ‘media for innovation’ tal vez.
Mientras ellos pactan (o no), el mundo gira.
Mientras sus futuras señorías discuten acerca de cómo conformar gobiernos o coaliciones, tratan de sus cosas y se entretienen con el lenguaje típico de la política, el mundo real sigue girando. Siempre me ha parecido grotesco escuchar en la noche electoral a los líderes de cada partido agradecer a los militantes su trabajo a lo largo de los quince días previos y, aun más, cuando dicen aquello de ‘hemos hecho una gran campaña’. Es la expresión máxima de la endogamia y cuando más claro se ve lo lejos que están todos ellos de la realidad. La vida es aquello que transcurre en paralelo a todo eso.
Mientras sus futuras señorías discuten acerca de cómo conformar gobiernos o coaliciones, tratan de sus cosas y se entretienen con el lenguaje típico de la política, el mundo real sigue girando. Siempre me ha parecido algo grotesco escuchar durante la noche electoral los líderes de cada partido agradecer a los militantes su trabajo a lo largo de los quince días previos y, aun más, cuando dicen aquello de ‘hemos hecho una gran campaña’. Es la expresión máxima de la endogamia y cuando más claro se ve lo lejos que están todos ellos de la realidad. La vida es aquello que transcurre en paralelo a todo eso.
Cada persona es un planeta y cada planeta gira en su propio sistema solar. A unos les interesa unas cosas y a otros otras. A mi me preocupa mucho como se va a ir construyendo la sociedad del futuro, como va a ser y en que motores va a basar su crecimiento. Es cierto que no todo es la economía, por supuesto, y en gran medida una sociedad que no interpreta bien los cambios en materia social y cultural no es una sociedad preparada para afrontar los retos que nos ha tocado vivir. Liderar generacionalmente incluso.
Hay diferentes maneras de afrontar este cambio de época. Nos podemos aferrar a recuperar los engendros que permitieron basar una economía en la acumulación irracional de ladrillos o intentar crear una industria basada en la innovación y el conocimiento como hacen otros países. Y sobre esa variante se sujeta el cambio en el modelo productivo de un país. En una de mis conferencias lo explico detalladamente.
Para impulsar y aprovechar todo cuanto está pasando y pasará se deben activar políticas basadas en la tecnología como epicentro, en lo digital como escenario y en el estímulo emprendedor como valor. En el centro de este triángulo aparece un concepto empresarial que hace años se desarrolla de diferente modo según el barrio. Serían las llamadas startups. Empresas que son algo más que una moda, pueden considerarse un modelo de cambio.
De hecho no se puede poner en duda el valor añadido que a la economía aportan este tipo de compañías. El perfil innovador, tecnológico y que, a pesar de ser proyectos en desarrollo constante, crean empleo. Una cantidad de empleo no equiparable a industrias más tradicionales y con un modelo de crecimiento muy distinto, pero empleo al fin y al cabo. En una sociedad donde el empleo será un bien escaso, se deben crear negocios que creen nuevos tipos de trabajos. Ahi juegan un importante valor las startups.
Y hablando de startups, por mucho que se diga, las cifras no es que sean para tirar cohetes en España. Durante este año las startups nacionales crearon cerca de 4.000 empleos y en 2016 se calcula que superarán justito los 7.000. Está bien, pero si lo comparamos con otros lugares veremos que no es tanto.
En otros países el modelo startup está expresamente vinculado al esfuerzo que desde la administración se ejerce por modernizar la economía o, desde la propia gran empresa, para tener a mano modelos de innovación factibles de ser adquiridos. Digamos que apoyar esta tipología de empresas tecnológicas con alto potencial de crecimiento es una apuesta económica y de futuro. Una alianza con el progreso y la aceptación de un nuevo tiempo socioeconómico.
Mientras en los gobiernos en standby, el catalán sigue en éxtasis y el español entrará en bucle ya mismo, el mundo, como decía, sigue girando y en algunos lugares gira más deprisa que en otros o, por lo menos, se aprovecha más cada giro. A nivel comparativo, un país pequeño como Irlanda, con una décima parte de la población de España, crea 147 startups diarias. El pasado noviembre 3.978 nuevos proyectos se dieron de alta y se pusieron en marcha en este país. Solo durante un mes. A lo largo del año y exceptuando períodos vacacionales, la dinámica ha sido similar. Las facilidades para crear una empresa si eres residente y las ayudas para lograrlo estimulan este impresionante dato.
El estudio de Vision-Net argumenta que el modelo productivo que se asocia a este tipo de empresa está ya reflejándose en la economía del país. En un entorno repleto de grandes multinacionales atraídas por temas tributarios, se han ido desarrollando ecosistemas de empresas que facilitan servicios a esas y a la vez han ido creando empleo. Si creas empleo generas riqueza, es simple, aunque no siempre. Lo importante deriva en dónde lo creas y de que calidad.
La política fiscal es importante, destacarlo es justo, pero también especificar que la mayoría de las startups que empiezan no tienen beneficios. Son proyectos a largo plazo que requieren inversión y a su vez reinvierten todo cuanto ingresan. Por lo tanto, en el caso de una startup, mayoritariamente, el asunto no es tanto su fiscalidad sino otro. El único impuesto realmente destacable que en Irlanda es mejor que en otros lugares es el de Sociedades, el Corporate Tax, pero que sólo se aplica (y te beneficias) si tienes más ingresos que gastos. Ese no es el caso de la mayoría de las startups cuando empiezan.
De este hecho deriva que la creación masiva de startups no provenga de la fiscalidad irlandesa, sino de otros elementos que se pueden copiar en otros países. Digamos que las ayudas a poner en marcha tu proyecto, el soporte en todos los campos que hemos descrito alguna vez y el universo internacional que aquí se vive es clave. Más de 200.000 personas trabajan en tecnología o servicios derivados y ya se crean 1.000 nuevos empleos cada semana sólo en esto.
¿Que ha hecho Irlanda? Primero atrajo con tipos impositivos bajos a grandes empresas tecnológicas. Lo hizo cuando eso suponía un duro golpe a los ingresos públicos. Un vez logro su propio ‘breakeven’ impuso normativas que incentivaran la creación de empresas tecnológicas, vinculó a las universidades y escuelas de negocio y se abrió al mundo anglosajón. Además, por si fuera poco, las startups que se crean en Irlanda tienen buenas perspectivas de crecimiento en muchos campos como el Fintech, el e-commerce, big-data, la IoT o la AI debido a que los fondos de inversión tecnológicos norteamericanos tienen como base de referencia Dublín.
¿Porque deberíamos inspirarnos? Una economía que utiliza como buque insignia la tecnología y las empresas que hacen de ella su ADN es una economía moderna, abierta, innovadora y preparada para adaptarse rápidamente a los cambios y necesidades futuras. No es algo rápido, pero es necesario, urgente. Por ejemplo, ahora que otro sector ya está en la antesala de la catarsis como lo estuvo la industria musical, los viajes, el cine, el transporte o el hotelero, el bancario y su versión Fintech empieza a ser claramente un espacio de desarrollo en este país.
Mientras los ‘electos’ discuten sobre mayorías, aritmética de salón y, en definitiva, a quitarle a unos para ponérselos a otros, el mundo gira y cada vez lo hace a mayor velocidad. Una velocidad que, al parecer, no es la que son capaces de percibir los que deberían de poner en marcha el motor de cambio regeneracional de una economía que peligra a pesar de que las cifras de crecimiento insinúen lo contrario. No es lo mismo crecer para hacer lo mismo que nos llevó al túnel que hacerlo con vistas a un modelo económico basado en las tecnologías que nos rodean.
Todo pasa mientras sigue habiendo cada vez más pobres que nunca en España, más empleo deficiente o inseguro, menos proyección de la Pyme y más anécdota. Sus señorías deben ponerse de acuerdo para poner fin a los dramas de muchas familias, pero también para crear un futuro competitivo y evitar que el talento se vaya, huya y monte sus proyectos en otro lugar. Cada uno sabe porque se fue, pero lo más jodido es irte porque tu país es incapaz de construir algo que no sea de 'obra vista' y 'llave en mano'.
En breve, la estrategia será humana y la táctica pura Inteligencia Artificial.
Bob Dylan le preguntó a la computadora Watson si había leído todas sus letras. El software le respondió que podía leer más de ochocientos millones de páginas por segundo y le indicó que las temáticas más utilizadas por el artista solían ser el paso del tiempo y los problemas con el amor. El video de esta conversación está embebido aquí abajo. Es especialmente divertido escuchar a Watson decir que ‘nunca ha conocido el amor’ y la propuesta de Dylan de componer algo juntos.
Bob Dylan le preguntó a la computadora Watson si había leído todas sus letras. El software le respondió que podía leer más de ochocientos millones de páginas por segundo y le indicó que las temáticas más utilizadas por el artista solían ser el paso del tiempo y los problemas con el amor. El video de esta conversación está embebido aquí abajo. Es especialmente divertido escuchar a Watson decir que ‘nunca ha conocido el amor’ y la propuesta de Dylan de componer algo juntos.
Dejando de lado esta anécdota simpática que surge de una serie de ‘spots’ publicitarios en la que personas conocidas mantienen conversaciones con el cerebro artificial Watson, lo destacable sigue siendo el estado de evolución del proyecto. Y es que este computador no es uno en si mismo, es un software que empieza a tener diversas versiones y fórmulas de utilización. De hecho no se programa como una computadora tradicional sino que aprende del lenguaje natural de las personas y ya lo hace de modos diversos y en diferentes estadios y elementos que lo complementan de manera global.
Ya hemos hablado de él y de cómo se está desarrollando en ámbitos paralelos. Watson nació hace años con una inversión brutal de más de mil millones de dólares llegando a convertirse en una unidad específica de negocio para sus creadores, IBM Watson. Allí, centenares de desarrolladores trabajan para aportar soluciones en inteligencia artificial para el healthtech, fintech, IT y servicios.
Evoluciona rápido. Hasta hace muy poco Watson no podía generar imágenes. Sólo las podía ‘ver’ y procesar. Para evitarlo IBM compró por otros mil millones a Merge Healthcare, una empresa especializada en captación de imágenes médicas. Una compra que se suma a las que ya hizo con Phytel y Explorys este mismo año para reforzar las debilidades del super computador.
Estas cifras son un claro ejemplo de lo que se pretende con la Inteligencia Artificial. IBM no es una ONG, obviamente está desarrollando su factor nuclear de negocio para el futuro inmediato. La computación cognitiva es, claramente, una de las apuestas más importantes para el gigante azul. Las grandes corporaciones de este planeta siguen situando sus piezas en un puzzle complejo de innovación difícil de predecir. Coches automáticos, logística sin humanos, robotización de procesos o eliminación de intermediarios. Los nombres que hay detrás son empresas, sólo empresas. Google, Apple, Uber, Tesla, Amazon y otros.
Durante un almuerzo hace pocas semanas, el director para la zona mediterránea de IBM, pude conocer parte del plan de desarrollo corporativo de la empresa. Me explicó que éste pasaba por la computación cognitiva en gran medida. Tienen claro que la tecnología ya está preparada para dar un salto de gigante en los próximos cuatro o cinco años. De hecho los datos que manejan confirman que en 2020, en apenas cuatro años, el universo digital en su totalidad equivaldrá a casi 1.600 millones de años de video en alta definición.
La aventura de IBM no es distinta a la de otras grandes corporaciones que se han lanzado a la conquista de ese espacio que nuestra mente es incapaz de abarcar y por eso, algunas, están desarrollando tecnologías cognitivas para analizar esos volúmenes bíblicos de información sin estructura. Cuando lo logremos emergerá el mayor volumen de conocimiento jamás visto.
Sin dejar IBM y gracias a su conocido sistema Watson, está desarrollando una aplicación inteligente que permita en el futuro próximo funcionar como asesor tecnológico para pequeñas y medianas empresas e, incluso, pueda ser utilizado para su desarrollo por parte de incipientes startups.
La Universidad Politecnica de Madrid ha iniciado un proyecto para ‘entrenar’ a Watson dentro del programa internacional "Shared University Research" junto a otras 45 universidades de todo el mundo. Es un interesante método de innovación. Una empresa ofrece sus recursos e investigadores y los pone a servicio de los equipos de investigación de las principales universidades del planeta en esta materia. Todos ganan.
Lo más importante no es el punto final, en este caso lo determinante es el camino a recorrer. Mientras se llega o no a los más altos grados de inteligencia artificial, el plan es ir recorriendo etapas que vayan ofreciendo resultados tangibles y que puedan ser utilizados no sólo por grandes empresas, instituciones o centros de investigación. El objetivo es que este derivado de Watson “sea capaz de responder a preguntas complejas en materia de estrategia tecnológica, a modo de asesor que oriente a las pymes para sacar el máximo partido de las tecnologías de la información en el desarrollo de su negocio”.
Me interesa saber como la inteligencia artificial va a sustituir a los directores de marketing. Ya lo están haciendo en algunos comicios electorales. No nos lo dicen, pero algunos directores de campaña ya no son humanos. Otro día hablaremos de esto, de sistemas inteligentes ordenando acciones en plena campaña y pasando por encima de criterios 'tradicionalmente' humanos.
Llegará, sino lo ha hecho ya, el momento en el que un sistema inteligente artificial será capaz de poner en marcha sus propias recomendaciones sobre una campaña, promoción o acción en un mercado concreto. Por ahí va. En teoría esto debería servir para que los gestores de un negocio puedan focalizar en la estrategia y no en la acción táctica.
¿Vamos hacia un escenario donde un humano marque la estrategia y a un cerebro artificial aplique la táctica? Tengo claro que si y por eso desde Idodi Venture Capital apostamos hace unos meses por una de las startups más prometedoras en estrategia competitiva y análisis comercial predictivo, Kompyte.
Nueva convocatoria Conector Startup Accelerator para enero de 2016.
Ya han pasado más de dos años desde que Carlos Blanco, Elisabeth Martínez, Gerard Olivé, Marc Ros, Miguel Vicente, Risto Mejide, Xavier Verdaguer y yo mismo fundáramos Conector Startup Accelerator. En este tiempo han pasado por nuestros programas más de 50 startups. Actualmente son más de un centenar los mentores de primera línea comprometidos con el proyecto y mas del 80% de los proyectos han conseguido la financiación necesaria tras pasar por nuestros ‘demo day’. En total son ya más de 5,3 millones de euros en diferentes rondas en cada una de las ediciones.
Ya han pasado más de dos años desde que Carlos Blanco, Elisabeth Martínez, Gerard Olivé, Marc Ros, Miguel Vicente, Risto Mejide, Xavier Verdaguer y yo mismo fundáramos Conector Startup Accelerator. En este tiempo han pasado por nuestros programas más de 50 startups. Actualmente son más de un centenar los mentores de primera línea comprometidos con el proyecto y mas del 80% de los proyectos han conseguido la financiación necesaria tras pasar por nuestros ‘demo day’. En total son ya más de 5,3 millones de euros en diferentes rondas en cada una de las ediciones.
Ya tenemos varios casos de éxito. Destacan Kompyte, que ha cerrado una ronda de 400.000 euros, en la que ha sido parte destacada Idodi Venture Capital por cierto, y ya se ha instalado en sus flamantes nuevas oficinas en Estados Unidos, donde tiene la mayoría de sus clientes. Otro caso es la startup de economía colaborativa Glovo, que acaba de levantar 2 millones de euros en otra ronda con el principal objetivo de internacionalizar su startup.
Hay muchas más, Viuing que logró más de 700.000 euros en su primera ronda u otras que están ahora mismo en ese proceso pero con proyectos muy bien enfocados. Casos como Adictik que fue destacada en el uno de los principales medios mundiales sobre nuevas tecnologías, Techcrunch, o Chilikids que está ya de mudanzas a Silicon Valley, Conductr que no hace más que acumular premios internacionales, PopPlaces en plena estrategia de internacionalización, etc. Podéis ver la lista aquí.
Conector nació con la vocación de impulsar y ayudar el ecosistema emprendedor español apoyando a proyectos y emprendedores del sector digital (Internet, móvil y nuevas tecnologías) a desarrollarse, encontrar el modo de ser viables, crecer e internacionalizarse.
Ahora mismo abrimos una nueva convocatoria para startups del sector TIME (telecomunicaciones, internet, media y entretenimiento). Los emprendedores que quieran aplicar tendrán tiempo hasta el 11 de enero del 2016 y lo podrán hacerlo a través de esta web.
Como es habitual, la aceleradora busca startups con base tecnológica, en fase seed y que acaben de lanzar su app o producto al mercado o lo estén a punto de hacer. Los proyectos deben ser empresas ya constituidas; con alto potencial de crecimiento y escalables; con un equipo ya formado y un líder claro. Tras un exhaustivo proceso de preselección, los candidatos presentarán su proyecto en el Startup Day donde los socios y mentores de Conector decidirán, mediante sus votos, qué startups entran en la aceleradora.
Una vez seleccionados, las startups formarán su board de mentores teniendo en cuenta las necesidades del proyecto así como el doble matching entre ellos: los emprendedores eligen qué mentores quieren tener y viceversa. Además, tendrán un espacio asignado en las oficinas de la aceleradora; acceso a los servicios de las empresas que colaboran con Conector (Paypal Blueprint, Amazon Web Services, Microsoft BizSpark o Metricson); la oportunidad de formar parte de uno de los mayores ecosistemas de emprendimiento de España; sesiones de formación por parte de mentores y profesionales especializados; entre otros.
Conector iniciará aceleración en Barcelona y en Madrid y mantendrán la edición virtual, la cual permite a los emprendedores de toda España acelerar su startup, con los mismos beneficios que si estuvieran haciéndolo de forma presencial. Los proyectos que opten por esta opción solo tendrán que viajar a las oficinas de Conector para el board mensual con los mentores.
Tras la aceleración, los emprendedores presentarán su startup en el Demo Day, un evento privado con la presencia de los Business Angel y los fondos de capital riesgo más importantes del país; además de formar parte de Conector Alumni, la comunidad de emprendedores que han pasado por la aceleradora que tiene como objetivo fomentar sinergias y unir fuerzas para conseguir mejores condiciones ante agentes externos.
Aquí os dejo una infografía que resume nuestros primeros dos años acelerando startups y aprendiendo muchísimo todos.
Enterprise Ireland, tercer mayor inversor Seed Capital del mundo
Cuando recibimos visitas en Dublín una de las preguntas más recurrentes que nos cuentan a los que vivimos aquí es ¿por qué vives aquí con el mal tiempo que hace? La respuesta habitual es ‘no siempre llueve’. La verdad es que cada uno vive donde quiere o puede y el clima condiciona, cierto. En mi caso este clima húmedo me gusta y el frío también. Sin embargo ya he comentado que vivir en el denominado ‘Silicon Valley’ europeo debido a la gran cantidad de multinacionales tecnológicas que se dan cita, tiene que ver más por el ‘clima’ empresarial y tecnológico que por otros motivos.
Cuando recibimos visitas en Dublín una de las preguntas más recurrentes que nos cuentan a los que vivimos aquí es ¿por qué vives aquí con el mal tiempo que hace? La respuesta habitual es ‘no siempre llueve’. La verdad es que cada uno vive donde quiere o puede y el clima condiciona, cierto. En mi caso este clima húmedo me gusta y el frío también. Sin embargo ya he comentado que vivir en el denominado ‘Silicon Valley’ europeo debido a la gran cantidad de multinacionales tecnológicas que se dan cita, tiene que ver más por el ‘clima’ empresarial y tecnológico que por otros motivos.
Si hablamos de empresa y tecnología se debe sumar siempre el nivel de inversión que en ellas se deriva. En Irlanda, por cápita, el monto es tremendo. Es cierto que este país es el principal receptor de fondos de capital riesgo americanos, pero no es menos cierto que desde el capital irlandés también se invierte y mucho. Razón para que muchas startups europeas decidan pasarse una temporada por aquí y programar su crecimiento primero y su salto a Estados Unidos después.
La plataforma-publicación PitchBook, utilizada regularmente por más de 70.000 miembros de sociedades de Venture Capital, capital privado, Business Angels o profesionales de la inversión, ha publicado recientemente la clasificación de los principales inversores en capital riesgo en rondas semilla, la llamada ‘seed capital’, la de mayor dificultad, desde 2010.
Entre las cinco primeras figura la entidad irlandesa de inversión Enterprise Ireland, con la que Idodi Venture Capital está colaborando para impulsar que startups españolas decidan pasar por este ecosistema tan estimulante, no sólo por sus ventajas fiscales y ayudas, sino también por la gran cantidad de inversión que se puede conseguir en estados tempranos de muchas empresas tecnológicas.
La clasificación en cuanto a inversiones la lidera SV Angel, Kima Ventures, cómo decía Enterprise Ireland en tercer lugar, Andreessen Horowitz cuarto y Google Ventures en quinto lugar. PitchBook listó a 2387 inversores que desde 2010 han participado en al menos una ronda de semillas a nivel mundial.
La misma fuente cifra el crecimiento que cada año se ha ido produciendo en este campo. De los 484 que se produjeron en 2010 se ha pasado a 1.943 durante el año pasado. Esa tendencia parece que se ha detenido un poco en 2015 puesto que ya casi a finales de año sólo se ha llegado a 1.215 ofertas lanzadas. Sin embargo el capital bruto no cae. En 2014 fueron 1.950 millones de dólares, y con menos operaciones, en 2015 ya se han alcanzado los 1.970 millones.
Así nos verá nuestro propio coche autónomo en breve
La semana pasada un coche sin conductor recorrió una distancia de 599 Km. Salió de Vigo y llegó a Madrid. Durante el recorrido el vehículo ajustó su circulación en base a límites de velocidad, movimientos de otros coches y características de la carretera. Se trataba de un PSA Peugeot Citroen y repetía una prueba ya realizada entre París y Burdeos hace unos meses.
La semana pasada un coche sin conductor recorrió una distancia de 599 Km. Salió de Vigo y llegó a Madrid. Durante el recorrido el vehículo ajustó su circulación en base a límites de velocidad, movimientos de otros coches y características de la carretera. Se trataba de un PSA Peugeot Citroen y repetía una prueba ya realizada entre París y Burdeos hace unos meses.
Lo interesante del asunto no es tanto que lo lograra sino los primeros pasos en el cambio de normativas que permitan este tipo de simulacros. De hecho esta primera prueba en España necesitaba de una autorización de la Dirección General de Tráfico que llegó a tiempo. Lo que abre un nuevo escenario a seguir probando e, incluso, a que cualquier marca o proyecto en marcha que quiera aplicarlo al campo real pueda hacerlo.
Cada vez está más cerca y seguramente es cuestión de mucho menos de lo que pensamos que este tipo de vehículos circulen tranquilamente por nuestras carreteras. Tengo la impresión, no obstante, que la puerta de entrada no será el vehículo particular sino el colectivo.
De hecho pronto se podrán ver, dicen que en la primavera próxima, autobuses autónomos por las calles de Suiza. Será uno de los primeros ensayos mundiales de un vehículo colectivo autoconducido en la vía pública.
Estos vehículos han sido creados por BestMile y empezarán en la ciudad de Sion, en el cantón de Valais, lo que ya ha despertado las primeras protestas en el colectivo de transportistas y taxistas por cierto.
Se ha decidido legalmente que el período de prueba de este tipo de transporte sin conductor sea de dos años. Sólo tendrá permiso para desplazar un máximo de nueve personas y sólo lo hará en zonas turísticas del casco antiguo de la ciudad.
BestMile es una empresa que apenas tiene un año de vida y ha sido creada por estudiantes de la EPFL de Laussana que han logrado desarrollar algoritmos que permitirán a estos autobuses a desplazarse identificando obstáculos sin intervención humana.
La novedad es que una hipotética flota de este tipo de autobuses autónomos funcionarían como lo hacen los aviones. Estarán controlados por una especie de ‘torre de control’ que permitirá la intervención humana ante cualquier necesidad.
Aseguran que la prueba no precisará de este elemento al principio al tratarse sólo de dos vehículos, pero que de cara al futuro esta puede ser una muy interesante transición hacia un mundo de coches y autobuses autónomos con la sola intervención del hombre en lo que sería la supervisión del tráfico. De esto también, algún día, se harían cargo algún tipo de sistemas inteligentes independientes de personas.
Como siempre, el negocio está detrás de todas las evoluciones. Uber ha comunicado su voluntad de adquirir medio millón de vehículos autónomos para uso individual. Google, Apple y Tesla siguen con sus programas de desarrollo de coches sin conductor. Es muy notable el salto y la velocidad que está tomando todo. Las autorizaciones a probar e suceden y la legislación va bajando el listón como hiciera ya en algunos casos con el tema de los ‘drones’.
Los conductores de autobuses suizos ya se han puesto en alerta aunque de momento siguen opinando que los huanos siempre serán necesarios.
Para saber como es lo que ve un coche autónomo, cual es el modo por el que se guía para identificar su modo de conducción, el proyecto ScanLab ha publicado lo que ‘los ojos’ de un coche autónomo ve. Se trata de identificar peatones, volúmenes, semáforos y dificultades imprevistas. No es tanto un geoposicionamiento, es una integración en el espacio e identificar que tienen y que no delante.
Como decía, el Proyecto Scanlab nos ha mostrado gracias a un escáner láser en un Honda CR-V circulando por las calles de Londres. Aunque el coche estaba conducido por un humano, el ‘Light Detection and Ranging’ informaba de todo cuanto veía del mismo modo que lo hace un coche autónomo. Es como un radar o un sónar, mide tiempos, espacios y localizas objetos. Todo ello es gestionado por un software que actúa en consecuencia a tiempo real.
Os dejo con el video del New York Times que combina este sistema LIDAR con la de la propia ciudad. Así nos verá nuestro coche en breve.
Nuevos modelos de negocio y nuevas relaciones entre empresas en la era digital.
Que la transformación digital es algo que pronto dejará de tener sentido definir es evidente. Vivimos el cambio constante de todo cuanto nos rodea. Las empresas y los clientes asumimos con naturalidad esa modificación sin pausa que, además, no para de acelerarse. La digitalización de procesos está dando lugar a la digitalización de las industrias y ésta, a su vez, a la transformación digital de todo por derivación. Cada vez es más difícil percibir la frontera entre lo que es, era o será.
Que la transformación digital es algo que pronto dejará de tener sentido definir es evidente. Vivimos el cambio constante de todo cuanto nos rodea. Las empresas y los clientes asumimos con naturalidad esa modificación sin pausa que, además, no para de acelerarse. La digitalización de procesos está dando lugar a la digitalización de las industrias y ésta, a su vez, a la transformación digital de todo por derivación. Cada vez es más difícil percibir la frontera entre lo que es, era o será.
Desde los objetos personales más pequeños hasta los más grandes, todo el mundo estará conectado digitalmente, y lo hará siempre muy pendiente de cada una de nuestras necesidades y gustos. El mundo digital tal y cómo lo conocemos hoy en día parecerá algo ridículamente rudimentario en apenas una década. Pensemos en como era la red hace una década. Busca imágenes de los artilugios con los que te conectabas, sus formas, su velocidad, lo que podías hacer con ellos.
Gracias a la mejora de los semiconductores, los nanotubos de carbono, el grafeno, las redes celulares, la tecnología 5G, las comunicaciones inalámbricas dominando nuestro entorno, la inteligencia artificial difícilmente diferenciada de la natural, los robots, los datos a velocidades imposibles, la retirada de intermediarios y elementos en las cadenas de valor, la automatización de coches, barcos y aviones y la emergencia de un modelo empresarial basado en otro concepto menos conservador y mucho más arriesgado como las ‘startups’.
El mundo inmediato estará plagado de vehículos y viviendas que respondan a nuestros deseos, de aparatos que piensen por sí mismos o de geografías interconectadas cómo tierras de cultivo remotas enlazadas a ciudades superpobladas. Sabemos ya que habrá un día en que África estará completamente conectada digitalmente. Ese día tendrá lugar entre marzo y abril del año 2025 según este estudio.
Sin embargo lo importante no será cuantos estaremos conectados sino que objetos lo estarán. No será determinante ‘quien’, sino ‘que’. Desde cepillos de dientes a neveras pasando por coches o puertas de acceso. Todo emitiendo y recibiendo como en una orgía de datos dando tumbos de un lado a otro, ordenando la compleja convivencia entre humanos, la Internet de las Cosas y la Internet del Todo.
Y ¿que precio tendrá todo esto? El coste de la conectividad en sí está disminuyendo, y los dispositivos de apoyo, como teléfonos inteligentes y tablets, son cada vez menos costosos, más potentes y más omnipresentes. Lógicamente estos avances parecen una ventaja para la industria de las telecomunicaciones que empezaba a tener serías dificultades para entender su papel en un mundo donde facilitar la comunicación ya era ‘casi gratis’ y sus servicios de conectividad o venta de plataformas de comunicación dejaban de ser monopolios ‘técnicos’ de ellas. Tocaba reinventarse.
Transformarse no digitalmente, eso ya lo habían hecho, sino industrialmente, en su oferta, en la propuesta de valor. Estas empresas esperaban obtener mucho más beneficio ofreciendo la posibilidad de monetizar el tráfico adicional que se empezaba a trasladar pero no ha sido así. Por eso las grandes corporaciones de telecomunicaciones se han centrado en las experiencias del usuario en lugar de su consumo directo desarrollando una variedad de servicios.
Esos nuevos servicios normalmente han partido de acuerdos y colaboraciones con otras compañías. Por ejemplo AT&T está trabajando con IBM en un programa de ciudades inteligentes, Telefónica ofrece sus servicios IoT llamado Thinking Things que permite desarrollar programas para ajustar el clima y la iluminación en habitaciones, oficinas y edificios. En el futuro esperan poder controlar todo el equipo de una casa o de una oficina y gestionar todos los datos con los que interactúan todos ellos.
Hay más. Empresas como Nespresso, Coca-Cola u Orange han puesto en marcha un sistema combinado en M2M, comunicación entre objetos, por ejemplo. La alemana Deutsche Telekom está apoyando la digitalización en sus procesos de fabricación con una iniciativa llamada ‘Industrie 4.0’. La empresa india Bharti Airtel está investigando junto al State Bank of India aplicaciones de banca móvil para personas que no pueden acceder a una sucursal local. Proporcionar estos y otros servicios se está convirtiendo en el proceso de sustitución de modelos negocio anteriores y de adaptación al futuro.
Este proceso lo podemos extrapolar a todo tipo de empresas e industrias. Comunicación, medios, formación, servicios profesionales o lo que sea. Muchos están diseñando modelos de relación entre diferentes empresas de muy distintos campos para ofrecer servicios conjuntos en lugar de crear costosos departamentos o fundar nuevas líneas desde el interior que conlleven a un largo aprendizaje que, viendo la velocidad que toma todo, no suelen ser rentables finalmente.
Hay industrias que han diseñado ecosistemas digitales que vincularán modelos de trabajo complejos. Por ejemplo, imponer brazos tecnológicos a una estructura de servicios más tradicionales está siendo la tendencia. Ofrecer un ‘pool’ de servicios paquetizados que puedan venderse como una oferta innovadora reemplaza a los catálogos de siempre.
¿Como lo han hecho algunas compañías? Lo vemos claro en la industria de las telecomunicaciones de nuevo. Recientemente, los proveedores de este tipo de servicios han comenzado a buscar el crecimiento a través de los ecosistemas digitales innovadores diseñados alrededor de la articulación de empresas, adquisiciones o de, en ocasiones, investigación y desarrollo interno. La sueca TeliaSonera, por ejemplo, ha tomado una participación en Zound Industries, un proveedor de accesorios de moda, mientras que Telstra de Australia ha invertido en firmas digitales a través de DocuSign y en plataformas de vídeo a través de Ooyala.
Deutsche Telekom Capital Partners ha destinado US$ 620 millones para financiar nuevas empresas alemanas como fondo de entrada en ellas. Muchos de los principales operadores mundiales han establecido sus propias incubadoras independientes o fondos de riesgo centrados en la innovación digital, y ha creado oficinas satélites en la región de Silicon Valley o Dublín para tener acceso a las ideas de los servicios de próxima generación.
Las compañías de telecomunicaciones representan un buen ejemplo. Ellas han comenzado a buscar el crecimiento a través de los ecosistemas digitales innovadores. ¿Lo hacen otros sectores, otras industrias? ¿Por qué una agencia de servicios profesionales no llega a un acuerdo con una empresa tecnológica para conquistar un nuevo escenario? Al final esto va de vínculos y de ofrecer algo que necesiten tus clientes potenciales. Si tienes que cambiar completamente hazlo. Si tus compradores han cambiado, tú debes cambiar también. A veces no llegarás a tiempo, otros se adelantaron. Es cuestión de estar atento. La cuestión es que sino puedes ofrecerlo tu sólo, debes buscar a quien puede complementarte para venderlo. En gran medida la Nueva Economía, la digitalización de todo, nos avanza que esta es una práctica cada vez más fácil de abordar pero también más necesaria.
La cuarta revolución Industrial, la oportunidad de Europa.
Hace pocos días se publicó el informe ‘The State of European Tech’ del que se desprende que las empresas europeas de alta tecnología están en mejor posición que las norteamericanas de cara a afrontar una previsible desaceleración del sector. De hecho el informe avanza que si estallara la burbuja tecnológica, las consecuencias serán mucho peores en Estados Unidos que en Europa.
Hace pocos días se publicó el informe ‘The State of European Tech’ del que se desprende que las empresas europeas de alta tecnología están en mejor posición que las norteamericanas de cara a afrontar una previsible desaceleración del sector. De hecho el informe avanza que si estallara la burbuja tecnológica, las consecuencias serán mucho peores en Estados Unidos que en Europa.
El informe habla de valoraciones, capital invertido e inversiones realizadas. Destaca que en Europa este año habrán sido diez las empresas europeas de software alcanzaron que habrán alcanzado una valoración de más de mil millones de dólares que se sumarían a las 25 que ya lo alcanzaron desde 2003.
Explica también que la cantidad de capital invertido por inversores de capital riesgo en Europa en el año 2015 alcanzará los diez mil millones de dólares y el número de Business Angels activos ya alcanza los cinco mil. Con más de un millón y medio de desarrolladores de software y 25.000 reuniones tecnológicas, Europa está recortando la distancia que le separa del mismo universo americano.
Fue durante el último WebSummit de Dublín dónde Zennström, co-autor del informe junto a Riku Mäkelä, quien dijo que parece claro que Europa está en condiciones de empezar a superar esa barrera de las startups mil millonarias para iniciar la creación de otras que alcancen las decenas o centenas de miles de millones. La semana pasada el el evento Slush de Helsinki lo pudimos volver a escuchar por cierto con algunos detalles añadidos sobre cuales son sus favoritas para ese Wall of Fame.
El problema, según este informe, es que no hay todavía manera de financiar esas etapas tan complejas por cantidad y conocimiento. En Estados Unidos están acostumbrados a níveles de inversión absolutamente galácticos pero en el viejo continente esa fase siempre se ha dejado de lado esperando, precisamente, que sean los grandes inversores de Silicon Valley o de Nueva York los que pongan el montante necesario.
Volvió a salir el manido discurso acerca de uno de los sectores que más dinero necesitan y menos resultados dan todavía: la Inteligencia Artificial. Al parecer es preciso tener muchísimo dinero para avanzar en esos campos, soportar pérdidas durante mucho tiempo y ser capaces de que ese capital aportado sujete la investigación hasta que se logre tener un modelo de negocio asociado y productos absolutamente rentables.
La dinámica inversora norteamericana, dispuesta a perder miles de millones anuales en startups durante años esperando que el producto esté concebido para iniciar beneficios no es algo que surta ningún paralelismo en Europa. Sólo en Israel tenemos algún ejemplo parecido pero tampoco es para nada habitual. Compañías que ni facturan valen miles de millones, otras, facturando mucho pierden ingentes cantidades de dinero. Todo en camino de conquistar espacios de mercado que para nada están completamente asegurados.
El informe se centra en una hipotética explosión en cuanto a las valoraciones de las empresas de rango tecnológico y las consecuencias en cada una de las zonas que comentamos: Europa y Estados Unidos. Aunque en Estados Unidos la inversión de capital de riesgo es de 5,4 veces la que se produce en toda Europa, Zennström asegura que ‘en Europa las empresas se están construyendo de una manera más sostenible.’
No todo el estudio se basa en el valor económico. Hay secciones que analizan la estructura laboral del sector tecnológico en nuestro continente. Aseguran que hay 237.000 desarrolladores móviles en Europa por los 187.000 en los EE.UU.
Os dejo aquí el resumen del informe. Destaco algunos puntos interesantes como que el miedo al fracaso ha variado notablemente con respecto a otros tiempos. Ahora el error se considera en mayor medida parte del aprendizaje cuando tan sólo hace cinco años esto era algo anecdótico.
Curiosamente uno de los valores diferenciales a favor de las startups europeas es su mentalidad internacional. Algo que en Estados Unidos no es tan claro. Su mercado es tán grande, tecnológico y consumista que tardan un tiempo en afrontar retos de internacionalización. La mentalidad exterior de los proyectos europeos es una ventaja competitiva evidente.
Cifras brutas sobre que hacen los emprendedores tecnológicos en Europa nos muestran que más de 630.000 personas han asistido a una de las más de 25.000 meetups relacionados con la tecnología que se habrán desarrollado en Europa durante 2015. La mayoría se produjeron en Londres (160.000), París (62.600) y Berlín (46.400). Doy fe de que estos eventos son motores dinámicos de cambio. Asisto a muchas de estas reuniones especialmente en Dublín, la cual se sitúa como una de las dos principales ciudades de Europa por densidad en cuanto a las personas que asisten a reuniones tecnológicas atendiendo a la totalidad de la población, y es realmente motivador escuchar y participar en ellas.
Las ciudades españolas que aparecen en este informe son Madrid y Barcelona. De hecho entre las primeras 15 com un crecimiento más rápido en cuanto a centros tecnológicos en Europa la clasificición incluye a la capital de España y obvia a Barcelona. Las que aparecen son Estambul, Lyon, Bucarest, Frankfurt, Praga, Stuttgart, Zagreb, Munich, Madrid, Moscú, Liubliana, Lisboa, Hamburgo y Copenhague.
Si seguimos analizando los datos vemos cosas interesantes. Entre los hubs principales de Europa con masa crítica para avanzar en la creación de startups tecnológicas, Madrid aparece como una de las más bien estructuradas tras Londres (71,497 desarrolladores), París (40.538) y Moscú (38.194). Madrid cuenta con 27.333.
El informe destaca que no es tan importante tener muchos desarrolladores como el hecho de tenerlos en el sector adecuado. Hay ciudades con muchos menos ingenieros pero que al estar vinculados a tecnología móvil los situa en mejor posición que otras capitales. Si miramos datos del desarrollo para nuevos dispositivos móviles, Irlanda, Reino Unido y la región nórdica están emergiendo como un centro para el desarrollo móvil. Suecia tiene más de 7.000 desarrolladores de aplicaciones móviles, la mitad de los cuales viven en Estocolmo por cierto.
El informe no habla de Fintech, AI, IoT o economía colaborativa, no se centra en ello, pero durante las entrevistas que hubieron hace dos semanas con los creadores del mismo y con los periodistas que se mostraron interesados en más detalles, se trasladaron varias conclusiones: los avances sobre la nueva revolución financiera se está centrando en Londres, la innovación en Inteligencia Artificial en Irlanda y Alemania, la economía colaborativa en París, la Internet of Things en Francia, Irlanda y Alemania. Para Madrid se reservan espacios híbridos que todavía deben culminarse y focalizar, en Barcelona por otro lado parece que el futuro pasa por el comercio electrónico y las aplicaciones móviles.
En todo caso, la conclusión es que si Europa tuviera políticas activas claramente enfocadas a potenciar nuestro modelo, olvidando eso de crear un Silicon Valley propio y centrándose en crear un ecosistema de trabajo más cohesionado, con impulso económico, tributaciones de apoyo, enlace con centros de investigación y de estudios, con el mundo académico y el empresarial, si se dispusiera de una hoja de ruta en este sentido, el viejo continente podría conquistar su propio futuro tecnológico y no estar constantemente mirando un espejo californiano que distorsiona la realidad fundamentalmente porque aquello de allí es irrepetible. En todo caso, que no pueda replicarse, debería de ser una buena noticia, un estímulo para crear algo nuevo, nuestro, diferente y auténtico, que respondiera a la propia manera de ser y hacer, y que devuelva a Europa el papel regenerador, explorador y aspiracional que siempre tuvo. La cuarta revolución Industrial es la excusa, la oportunidad.
Inteligencia artificial: 'su desayuno señor'.
Está claro que 2015 habrá sido el año de los avances en Inteligencia Artificial. Mucho más de lo que podemos saber incluso. Se están haciendo cosas de pura ciencia ficción y que aun no tenemos constancia de ellas. Comentaban en ese acto que hoy en día ese aumento de inteligencia tecnológica se está produciendo a partir del aprendizaje automático, de la visión artificial y de la computación cognitiva, mezclándose entre si con nuestras vidas digitales.
La semana pasada asistí a varios encuentros durante el WebSummit de Dublín que permitían imaginar como sería el futuro inmediato. Directivos de las principales multinacionales tecnológicas del mundo se dieron cita para explicar que estaban haciendo en diferentes campos. Entre ellas destacó la reunión con Paul Daugherty, CTO de Accenture.
De hecho Accenture ha empezado a invertir una parte de los casi 25 millones de dólares que tiene presupuestados para la creación de un nuevo centro de Innovación en la capital irlandesa y que dará empleo a más de 200 personas. El espacio en el que piensan especializarse es en el de la Inteligencia Artificial.
Daugherty sabe mucho de esto y además teoriza sobre hacia donde va la llamada AI. Concretamente su discurso suele centrarse más en la convivencia entre robots, inteligencia artificial y avances tecnológicos que en el hecho de que esta tecnología pudiera eliminar irremediablemente puestos de trabajo.
Me quedé con alguna de sus reflexiones acerca de que ‘la inteligencia artificial servirá para capacitar a las personas del futuro a fin de que puedan realizar el trabajo más cualificado, pero para nada estaremos hablando de ‘súper humanos’. Según él ‘el verdadero poder de la inteligencia artificial está en aumentar lo que los humanos son capaces de hacer y en mejorar el modo en el que lo hacen y, en consecuencia, sus resultados.’
Está claro que 2015 habrá sido el año de los avances en Inteligencia Artificial. Mucho más de lo que podemos saber incluso. Se están haciendo cosas de pura ciencia ficción y que aun no tenemos constancia de ellas. Comentaban en ese acto que hoy en día ese aumento de inteligencia tecnológica se está produciendo a partir del aprendizaje automático, de la visión artificial y de la computación cognitiva, mezclándose entre si con nuestras vidas digitales.
Empezamos a vivir con asistentes digitales con cierta naturalidad. Siri en tu iPhone o el anunciado respondedor de Gmail que en breve tendremos oportunidad de utilizar. En esa conviviencia, según Daugherty, no está la sustitución de empleos, o por lo menos no sólo, sino que también aparece el ‘empoderamiento’ de los seres humanos para ser más brillantes y eficaces.
En ocasiones la Inteligencia Artificial nos parece algo frío, robótico, alejado de nuestro modo de vida convencional y nos asusta. Sin embargo, a pesar de que tengo reparos acerca de cómo lo vamos a organizar, de cómo nuestros gobernantes van a estructurar legalmente y socialmente todo este desembarco inevitable, interpreto que la Inteligencia Artificial no será más que un nuevo modo de crear capacidades, comprender nuestros objetivos y tomar decisiones ayudados por sistemas expertos y, obviamente, más inteligentes.
Tengo claro que prometer empleo antes de unas elecciones para los próximos cuatro años es una quimera y un brindis al Sol. Nadie sabe a ciencia cierta que va a pasar en ese período y en todo caso el empleo como concepto irá tomando un nuevo cuerpo. O habrá menos empleo o éste será completamente distinto. Recordemos como era todo hace una legislatura, sea dónde sea. En poco menos de un lustro cambia todo a una velocidad que sorprende. Hace cuatro años no se hablaba con naturalidad de decenas de avances que ahora se han naturalizado y ni se nombraban otros que ya se interpretan inminentes.
El futuro pasa por regular las diferencias entre todos. La tecnología nos va a permitir trabajar menos y con ello a ser más productivos. Seguramente esto pasa por pagar más impuestos y aceptar un mundo ocioso. No sé, no lo tengo claro. Si hablas de repartir te tildarán de izquierdas, si hablas de libertad económica serás de derechas. La inteligencia artificial no entenderá de opciones políticas ni de ideologías, sólo volcará datos, los administrará y ofrecerá resultados, conclusiones.
Esas conclusiones podrían ser muy distintas a como ahora imaginamos un mundo automatizado, tal vez, un lugar dónde los límites se estrechen y dónde soportar una sociedad envejecida y de escaso valor productivo se deba sujetar en un reparto más justo y sostenible. No parece muy ‘inteligente’ que en 2016, según Intermon Oxfam, el 1% más rico tenga más que el resto de la población mundial sumada. Tal vez es justo, tal vez es aceptable, pero no parece muy sostenible.
El futuro estará cargado de cambios en como entendemos la AI. Durante 30 años hemos vivido avances interesantes pero es ahora que éstos son realmente determinantes. En breve vamos a ver los verdaderos avances y nos vamos a quedar como si viéramos una aparición. La AI actualmente ya trabaja en crear sistemas más rápido, resolver problemas incompatibles con el cerebro humano e incrementar los procesos de innovación absolutamente inéditas.
Sin embargo coincido con el directivo de Accenture cuando comenta que tenemos una visión de la AI muy cercana a la que la cinematografía nos ha ido dando y no es así. No vamos en camino de crear seres sobrenaturales, casi perfectos, sino que a lo que se está dirigiendo toda la investigación y logros es a aumentar habilidades para todos nosotros.
Puso un ejemplo. Se trataba de un robot inteligente que se comporta como una derivación humana, que permite utilizar la visión aumentada, la realidad virtual, el aprendizaje computacional predictivo y la gestión de datos masiva, logrando que trabajadores sin una cualificación extraordinaria puedan realizar tareas hasta ese momento imposibles para ellos.
En Inteligencia Artificial los avances más destacados, y que en breve vamos a tener conocimiento genérico, que me explicaron parten de la asistencia sanitaria donde los fabricantes de medicamentos, de los análisis clínicos, de las conclusiones médicas en segundos, de la fabricación de cualquier de estructuras, de la tecnología de aviones no tripulados, de la eliminación de errores en la cadena de valor, de oportunidades empresariales que deberían crear tiempo libre.
Le hice una pregunta sobre ese hipotético tiempo libre. Su respuesta fue que los humanos gastaremos mucho tiempo en ‘consumir’. Que lástima, con la de cosas que se puede hacer con el tiempo que nos regalará el hecho de que un cerebro artificial piense por nosotros en cosas que nosotros no somos tan eficientes o no queremos pensar. Igual todo esto al final resultará ser lo contrario de lo que define la palabra inteligencia. Dependerá de nosotros esencialmente.
Independientemente de esa respuesta imagino que lo que toca es experimentar y cometer errores. Acerca de nuestra relación como especie con un mundo de silicio y con un sistema inteligente global que se va instalando. Nos tocará adaptarnos y entenderlo, aceptar lo que pueda ser beneficioso y pelear contra lo que nos siga pareciendo incorrecto. No por moderno tiene que ser mejor. La tecnología debe estar a nuestro servicio y aportar valor real.
A veces dan ganas de buscarse una casa en Donegol y refugiarse allí, con el viento y el frío, con sus pescadores y sus vidas de wi-fi intermitente. El fuego en la chimenea y un montón de libros en papel. Dejar de lado tanta red social y volver a los orígenes, a las conversaciones de bar, a las cartas de papel, a esa espera de días hasta recibir la respuesta. Dan ganas ciertamente. Lo curioso es que cuando te imaginas esa vida analógica, lenta, creativa y de madera, aparece al final del sueño, tras la puerta, dando un golpecito metálico, un robot femenino (lo siento lo imagino así) que te trae las tostadas con mantequilla y la mermelada con un café caliente diciendo ‘su desayuno señor’.
Reinventarse. Ahora le toca al sistema financiero. Su nombre es 'fintech'.
Mañana empieza uno de los eventos de mayor trascendencia que se hacen en el mundo acerca de Internet y el mundo digital, el Web Summit Dublín. Decenas de miles de personas se darán cita para conocer de primera mano todo cuanto tiene que ver con nuevos proyectos, startups, inversiones y avances tecnológicos. Muchos emprendedores e inversores españoles estarán aquí estos días y con algunos de hecho, a través de, Idodi Venture Capital, tenemos reuniones y presentaciones previstas.
Mañana empieza uno de los eventos de mayor trascendencia que se hacen en el mundo acerca de Internet y el mundo digital, el Web Summit Dublín. Decenas de miles de personas se darán cita para conocer de primera mano todo cuanto tiene que ver con nuevos proyectos, startups, inversiones y avances tecnológicos. Muchos emprendedores e inversores españoles estarán aquí estos días y con algunos de hecho, a través de, Idodi Venture Capital, tenemos reuniones y presentaciones previstas.
De todo cuanto cuanto se va a hablar este año destacan dos campos. El debate acerca de los nuevos medios, cómo están digiriendo los medios de comunicación, la publicidad y el marketing el cambio de era y, por otro lado, la digitalización de los sistemas financieros. Este año destacan las startups denominadas ‘fintech’. Y es que la mutación que vive el sistema bancario, o mejor dicho el sistema financiero en su conjunto, es absolutamente apasionante. El denominado ‘fintech’, neologismo que surte de unir dos conceptos, ‘financial’ y ‘technology’, está revolucionando todo cuanto se tenía como intocable hasta hace poco más de cinco minutos.
Todas las prácticas financieras que tienen dependencia de la tecnología se incluyen en este campo. Las Startups fintech prestan servicios financieros a través de tecnología y, en muchos casos, ésta va directamente contra los viejos sistemas de intermediación. Se dedican a pagos y transacciones, banca online, negociación de mercados, gestión de materias primas, financiación colectiva, desarrollo de sistemas de seguridad financiera, asesoramiento online, monederos digitales y decenas de opciones más.
Ya pasó con la música, el retail, los viajes, la televisión, la prensa, el transporte de pasajeros, la producción de contenidos y ahora le toca a las finanzas. El nuevo agente de cambio y reordenación se llama fintech. Un cúmulo de nuevas startups que están cambiando el modo en el que los usuarios entendemos los servicios financieros a través de la tecnología. Sin duda será uno de los campos de desarrollo tecnológico más interesante en los próximos años. Si miramos la estructura del sistema financiero veremos que las grandes compañías tienen problemas para dar respuesta a los nuevos tiempos y a las demandas de un público con nuevos usos móviles, inmediatos y que no requieren intermediarios complejos.
La banca está perdida. Más de lo que parece. Cómo lo estuvieron otros sectores antes ante la llegada de una revolución disruptiva a su jardín. Si la prensa sigue buscando su 'nuevo negocio', la banca tendrá que hacerlo en breve, o por lo menos en parte. Esta 'revolución fintech' no va sólo de que los usuarios elijan sobre modos de pago o usos sino que trata de datos, de ofrecer productos con un grado de acierto y en eso, ahí, es dónde la banca debería de ahondar, reduciendo además sus estructuras que, cómo demuestra el peso de lo inevitable, deberán hacer. Siempre que una aplicación es capaz de hacer lo mismo, sin intermediarios y reduciendo la cadena de valor sobre lo que antes se hacía de otro modo, la industria que antes lo dominaba acaba cediendo.
El éxito de las nuevas aplicaciones fintech se basará en el desarrollo de servicios que compitan contra las entidades financieras tradicionales a la vez que éstas puedan vender sus propias soluciones a las entidades de siempre. Es algo parecido a lo que pasó con los contenidos audiovisuales. Las plataformas que irrumpieron en los modelos de consumo han resultado ser ideales canales para las grandes productoras de siempre pero aceptando las nuevas reglas.
En esa línea, a través de Idodi VC acabamos de invertir en una de estas startups capaces de ofrecer servicios fintech. Se trata de The PayPro, instalada en Londres actualmente y que trabajará bajo licencia ‘Authorised Payment Institution’ del Reino Unido. Esta inversión la hicimos bajo una idea principal. Prevemos que todo negocio creado para un nuevo modelo de consumo y nuevos hábitos tecnológicos que reducen la fricción y los intermediarios, que simplifican la vida de las personas y que además tenga que ver con una normalización de la gestión financiera de las personas es puro futuro.
El ejemplo fintech que se pone como paradigma es Kantox. Una startup española focalizada en el intercambio de divisas en empresas, que recibió un apoyo determinante al cerrar una ronda de financiación de 6,4 millones de euros para afianzar su crecimiento y que fueron aportados por varios fondos de carácter internacional. Pero hay otras que conviene seguir sin duda entre las que destacan Spotcap, una plataforma de préstamos online para empresas apoyada por la incubadora alemana Rocket Internet, Planwise otra plataforma de asesoramiento financiero, que tiene como objetivo ayudar a los usuarios a planificar sus finanzas para alcanzar un reto económico como comprar una casa, ahorrar para un viaje o cualquier otro, Finanzarel también es un espacio tremendamente interesante como marketplace lending, una especie de evolución del crowdlending, que propone invertir en facturas, en pagarés de empresas y en efectos comerciales a corto plazo de grandes empresas. Otra que conviene tener en cuenta es BillGuard como aplicación enfocada en la lucha contra el fraude alertando a sus usuarios de los cargos ocultos que existen en determinados servicios financieros.
A parte de la eclosión de startups vinculadas al fintech que comentábamos en Dublín y la clara apuesta de startups alemanas, francesas y españolas, el crecimiento de muchos proyectos cada vez más maduros en Estados Unidos, la revolución, el verdadero epicentro está en Londres. La banca, el sistema financiero en general lo sabe.
¿Es compatible la economía socializada con otros modelos tradicionales?
Empezaba un artículo del The Next Web News hablando de España 'como el país que inventó las tapas'. Lo relacionaba con el concepto de compartir y la enfrentaba a la regulación que en materia de economía socializada se estaba implantando desde hacía un tiempo. Ejemplificaba con lo que están viviendo startups como Airbnb o Uber que crecen en el mundo como la espuma pero que se encuentran con barreras y resistencias regulatorias en España.
Empezaba un artículo del The Next Web News hablando de España 'como el país que inventó las tapas'. Lo relacionaba con el concepto de compartir y la enfrentaba a la regulación que en materia de economía socializada se estaba implantando desde hacía un tiempo. Ejemplificaba con lo que están viviendo startups como Airbnb o Uber que crecen en el mundo como la espuma pero que se encuentran con barreras y resistencias regulatorias en España.
Gary Saphiro, el autor del artículo, asegura que esa regulación está actuando al contrario de lo que pretenden al impedir la creación de nuevos empleos vinculados a la economía derivada de la innovación tecnológica. Hemos debatido mucho sobre esto y de hecho hay versiones para todos los gustos. Lo que es seguro es que la batalla se está librando y que en muchos casos los tiempos que vivimos no son exactamente los que lo gobernantes interpretan.
El ejemplo de que los 38 millones de turistas que recibe el país pueden estar ya empezando a sondear destinos en base no al gusto del lugar a recibir sino a la facilidad y variedad de alojamientos enlazados en Airbnb debería de poner en alerta a los que promueven políticas turísticas por ejemplo. Parecido análisis se hace con la plataforma Uber. Saphiro asegura que en una ‘ciudad inteligente’ deben poder convivir todos los sistemas de transporte que los tiempos de redes y wareables nos permita, pues todo va en la línea de facilitar el turismo por ejemplo o en hacer más productivo el día a día.
Empresas de economía compartida hay muchas. En muchos campos. La diferencia entre las que están en el ojo del huracán y las que no tiene más que ver con los grupos de presión que con la rotura del modelo económico que suponen. La innovación. Otro ejemplo que proponen para entenderlo es que la población española ha crecido un 19% desde 1996 y los taxis disponibles son relativamente los mismos. En todo caso el asunto está pendiente de los ámbitos legales y desde allí se nos dirá que ocurre en el futuro. Mientras tanto muchos son los proyectos que se abrazan a este modelo de gestión comercial que enlaza con la economía digital, que permite reducir intermediarios o retoca la cadena de valor.
Recientemente en Idodi Venture Capital hemos invertido en una de estas compañías. Se trata de Let Me Space, una plataforma que permite relacionar espacios vacíos con personas que necesitan donde guardar sus cosas. Ellos se denominan ‘el AirBnb de los trasteros’. Crecen y lo hacen rápido amparados en este modelo colaborativo. De hecho, LetMeSpace acaba de cerrar su ronda de financiación que los llevará a abrir una nueva sede en Dublín además de la actual en Barcelona a fin de experimentar en el mercado anglosajón que tan buenos resultados está dando a startups parecidas. El salto a Estados Unidos es el siguiente paso.
Esta nueva iniciativa de economía colaborativa es el primer guardamuebles online del país entre particulares que nace con la misión de ofrecer proximidad y precios más accesibles al mercado del almacenaje y el parking en las grandes ciudades. La fundaron en junio de 2014 Etienne Darbousset y Christian Picard, y ya cerró una importante ronda seed en aquel momento. Ahora, como decía, ya disponen de la segunda y ha sido de carácter muy internacional debido al plan de expansión.
Si tienes un espacio que monetizar puedes probarlo. LetMeSpace es un marketplace online que pone en contacto a individuos que buscan un espacio de almacenaje y a particulares que quieren alquilar su habitación, trastero o plaza de parking sin uso. El objetivo es ahorrar costes y tiempo de desplazamiento, ofreciendo los mejores espacios cerca de casa. Los usuarios que opten por este sistema colaborativo puede ahorrarse hasta un 60% del coste de su guardamuebles habitual, mientras que los propietarios tendrán la opción de mejorar sus ingresos claramente dando uso a un espacio que hasta ahora lo tenían, probablemente descuidado.
El Mercado potencial de LetMeSpace está en crecimiento (17BL€/año en EEUU y 1BL€/año en Europa). Algo parecido a otras plataformas y a otros modelos similares de economía colaborativa como la de nuestra otra empresa participada PopPlaces que no ha hecho más que crecer desde su fundación tras pasar por Conector hace un tiempo. El caso de LMS es espectacular pues posee un crecimiento imparable desde que se fundó con un crecimiento mantenido del 200% en usuarios y del 500% en espacios disponibles, lo que demuestra que el modelo se entiende, tiene tracción y empieza a estar preparado para afrontar el mercado anglosajón.
Son una respuesta socializada más a modelos más tradicionales y efectivos como Trasteros OhMyBox en Barcelona por ejemplo, que se dirigen a otro público y a otro modelo de mayor intermediación y que, a lo mejor, si lo miramos con detalle veremos que son compatibles y que cada uno juega su espacio y su partida. Aunque en algunas ocasiones pueda producirse conjunción de potenciales clientes, lo normal es que cada uno tenga su público. Hoteles y Airbnb, taxis y Cabify o Uber, transportistas y automatismos, coches tradicionales y otros autodrive, restaurantes con trato humano y otros con servicio automático, etc. Todo es cuestión de mirarlo con la óptica adecuada y, no nos vayamos muy lejos, la visión del futuro pasa, como siempre por adecuarse, adaptarse y ofrecer valor añadido. En algunos casos será el precio, en otros la retirada de intermediarios y, en otras, el servicio de siempre. ¿Por qué no?