La obligatoria transformación digital de la Pyme y del comercio minorista.
En múltiples ocasiones, cuando imparto una conferencia o en alguna de las peticiones para ayudar a empresas y organizaciones a iniciar una verdadera transformación digital, la transición que supone todo este apasionante momento suele ser visto desde la pequeña empresa o del comercio minorista como un reto abstracto o complejo de llevar a cabo. Y, realmente, no debería ser así. Sin duda alguna es en el ese escenario de empresas medianas donde la transformación digital juega un papel relevante para enfrentarse con garantías al futuro inmediato.
En múltiples ocasiones, cuando imparto una conferencia o en alguna de las peticiones para ayudar a empresas y organizaciones a iniciar una verdadera transformación digital, la transición que supone todo este apasionante momento suele ser visto desde la pequeña empresa o del comercio minorista como un reto abstracto o complejo de llevar a cabo. Y, realmente, no debería ser así. Sin duda alguna es en el ese escenario de empresas medianas donde la transformación digital juega un papel relevante para enfrentarse con garantías al futuro inmediato.
La forma en que compramos está cambiando, y el papel del retail ya no será nunca más el mismo. La tecnología ha paralizado los modelos tradicionales. Hasta hace un tiempo, el canal físico era suficiente para impulsar ventas, hasta hace muy poco el incorporar un canal digital parecía suficiente. A este paso le llamamos digitalización pero, sin embargo, no es transformación digital. Este segundo concepto es mucho más profundo. Se trata de incorporar esas herramientas, la lectura de datos y la automatización de procesos para generar nuevos modelos de negocio.
Para tener éxito, el comercio minorista y las pymes, necesitan crear experiencias diferenciadas y personalizadas que abarquen nuestra vida real y digital. Los compradores cada vez más quieren que sus marcas favoritas y sus comercios habituales cumplan de inmediato sus expectativas. Comprar un artículo no es un evento aislado, sino que forma parte de una experiencia de compra integrada sin fisuras que abarca la tienda digital, las redes sociales, la tienda físicas y el grado de conocimiento que de él tiene la empresa.
Lograr esto no es sencillo, pero con las nuevas tecnologías basadas en la nube, el aprendizaje automático, la analítica avanzada y la inteligencia artificial, el retail especialmente puede revolucionar la forma en que se involucran con los consumidores. Clientes cada vez más informados y expertos en tecnología por cierto.
Es importante que la experiencia de cliente sea moderna y actual. No es factible vender a clientes cada vez más integrados en un mundo transformado sin transformarse. Un Milenial apasionado del ‘running’ quiere prendas para disfrutar de su pasión utiliza su asistente personal de su teléfono móvil, Siri por ejemplo. Utilizando sistemas expertos cada vez más cercanos a la inteligencia artificial, Siri le aconseja varias opciones donde comprar lo que necesita. Lo ideal es que tras seleccionar una de ellas el ‘chatbot’ de la primera con la que desea interactuar inicie un proceso de ‘convencimiento’ geolocalizado. Ese ‘robot’ le proporciona datos, manera de acercarse, tiempo estimado, opciones de productos, etc. En unos minutos puede estar probándose ropa deportiva con criterios que ‘sin saber’ el potencial cliente ha aportado. Venta predictiva se llama.
En todo ese tiempo, la empresa ha obtenido miles de datos que podrá utilizar más adelante para generar una mejor experiencia de cliente en el futuro. El asistente de ventas virtual es una de tantas opciones que con un trabajo estratégico en transformación digital se puede desplegar. Lo importante es iniciar un estudio previo del estado de la empresa, del punto de digitalización, de la cultura digital que existe y de las pretensiones que se tienen.
Lo descrito no es futurismo. Es algo en lo que trabajo a diario y con lo que he visto a decenas de medianas empresas minoristas, hoteles o empresas de servicios mejorar sus expectativas y sus resultados. Las cadenas minoristas y las franquicias de productos a cliente final son especialmente sensibles a este tipo de transformación. Uno de mis clientes está implementando un sistema de sensores que guían al comprador a través de sus instalaciones en base a criterios de selección previa en sus tablets o teléfonos móviles. El ‘login’ al entrar en las tiendas de esta cadena le permite obtener un descuento y a la vez la empresa ‘detecta’ quien es ese cliente y lo que suele mirar cuando también está ‘logueado’ en su website. Cuando esté totalmente implementado lo mostraremos.
Digitalizarse es implementar tecnología, cierto. Sin embargo transformarse es mucho más. Es una cultura integral en cualquier organización o empresa. Respóndete las siguientes preguntas para saber si lo que estás (o no) haciendo es lo correcto y a la velocidad adecuada. ¿Tienes una estrategia real en transformación? ¿Es táctica o es estrategia? ¿La tienes por escrito? ¿Has modificado en los últimos meses alguno de los procesos que identifican internamente tu empresa? ¿Has automatizado algún elemento de tu experiencia comercial en el último trimestre? ¿Cuál es tu implicación real en el ámbito digital? ¿Tienes algún punto de contacto con el mundo de la innovación como startups o aceleradoras? En las respuestas, estoy seguro, está la clave y la urgencia de lo que necesitas. Si crees que transformarse digitalmente puede ser caro, prueba con no hacerlo.
La automatización de todo ya ha empezado y es irreversible.
Leemos que el empleo se recupera. Que estamos en la ‘senda de la recuperación’. Una hipotética estancia que volverá a traer riqueza y júbilo a todos. Lo bueno es que es cierto. El paro bajará, de momento. Lo grave es que es una apreciación tan corto placista que asusta. Es miopía pura. La falta de análisis de lo que está pasando en el subsuelo económico y mantener el mantra de la recuperación inmediata es de una irresponsabilidad bíblica. Hay muchas cosas que no se están teniendo en cuenta y que, o nos ponemos en ello, o el pinchazo de la burbuja parecerá una especie de guardería comparado con la que se nos viene encima.
Leemos que el empleo se recupera. Que estamos en la ‘senda de la recuperación’. Una hipotética estancia que volverá a traer riqueza y júbilo a todos. Lo bueno es que es cierto. El paro bajará, de momento. Lo grave es que es una apreciación tan corto placista que asusta. Es miopía pura. La falta de análisis de lo que está pasando en el subsuelo económico y mantener el mantra de la recuperación inmediata es de una irresponsabilidad bíblica. Hay muchas cosas que no se están teniendo en cuenta y que, o nos ponemos en ello, o el pinchazo de la burbuja parecerá una especie de guardería comparado con la que se nos viene encima.
Stephen Hawking dice que "estamos en el momento más peligroso en el desarrollo de la humanidad" y que "el ascenso de la inteligencia artificial destruirá el trabajo de manera irreversible entre las clases medias. Solo quedará empleo para creativos y supervisores. Se pregunta como estamos preparando nuestra sociedad inmediata para un mundo con un desempleo del 60%.
La Casa Blanca publicó un informe hace un tiempo que profundiza en este escenario. El 83% de los trabajos donde la gente gana menos de 18 euros por hora ha iniciado la primera fase de automatización o reemplazo. En cinco años el mercado del coche autoconducido será factible. En menos de una década 10 millones de vehículos implicados en transporte y logística en todo el mundo no precisarán conductor. Es decir, 10 millones de personas que conducen para ganarse la vida lo dejarán de hacer.
En tres años, en nuestro entorno, será cada vez menos habitual ver personas atendiendo en cajeros, restaurantes fast food, jardineros o contables. En cinco años lo será con asistentes médicos, recepcionistas, policías de tráfico, agentes de mostrador en aeropuertos, oficinas o salas de cine. En ocho costará ver taxistas y camioneros. En diez peluqueros, abogados, dentistas o directores de recursos humanos. En veinte, no trabajaremos como lo hacemos ahora.
Es cuestión de tiempo. No se va a acabar el mundo. Va a cambiar tanto y tan rápido que no tenemos opción a preguntarnos si está bien o mal, si es posible pararlo o no. Va a pasar. El valor añadido no estará en si te lo crees o no. La mayor ventaja será haberlo previsto y haber implementado una estrategia empresarial, personal, política, social y económica.
En cada estadio depende de alguien. En la empresarial de un empresario, de unos directivos. En lo personal de cada uno de nosotros. En lo político, social y económico depende de tener ‘luces largas’, sentido histórico políticamente hablando y asumir que ha empezado el momento más complejo, a la vez que estimulante, que ha vivido la humanidad. La opción de vivir sin trabajar es una opción. O mejor dicho, trabajar de otro modo. Una manera más humana, conforme a lo que somos. Con más tiempo para ser y no tanto para hacer. Más espacio para desarrollarnos intelectualmente y menos para perder el tiempo en funciones repetitivas.
Estás pensando que esto va para largo. Que no te imaginas que en tu entorno esto vaya a pasar pronto. Eso debe pensar el gobierno aunque mi impresión es que ni lo tiene en cuenta. Ni ellos ni nadie y por eso, cuando queremos analizar que está suponiendo a tiempo real la automatización no tenemos datos concretos españoles o de relevancia en Europa.
Tenemos siempre que buscarlos en Estados Unidos para extrapolar una sociedad a la otra. Si piensas que la automatización y robotización, la transformación digital, es algo para más adelante, lamento decirte que en realidad, la ya ha eliminado cerca de cuatro millones de empleos en los EE.UU. en la última década. Y en lugar de encontrar nuevos puestos de trabajo, la mayoría de esas personas nunca más encontraron empleo. La mano de obra estadounidense se desplomó en alrededor de 10 millones durante ese período, hasta niveles no vistos en décadas. La tasa de participación laboral es ahora de sólo 62,7%. El número de estadounidenses en edad de trabajar que no lo hacen ha aumentado a un récord de 95 millones. El discurso del ‘voy a crear empleo’ que tanto nos suena, en EE.UU. no está funcionando y tampoco lo hará a medio plazo en Europa.
Visto lo visto, mi consejo es que las empresas obvien el discurso oficial y tomen decisiones estratégicas al margen de una realidad que no es la que nos explican. La velocidad de esta disrupción es exponencial y ya no va a detenerse. No se va a crear empleo, y si se crea, no va a estar en el escenario de cambio que requiere este momento. Están sucediendo cosas sin precedentes y ya ha empezado a modificar notablemente el modelo laboral. Podemos ponernos de espaldas pero eso no evitará que nos atrape.
Seguiremos insistiendo a las administraciones que no rehúyan el tema. Que estructuren algún tipo de espacio para el análisis, debate y puesta en acción. No tiene que ver con ideologías, esta vez tendrá que ver con planes lo más abiertos posible, que reduzcan los efectos nocivos de este futuro inmediato absolutamente previsible. Lo será sino entendemos el fin de todo esto. Será un desastre monumental sino entendemos que las empresas no buscarán crear empleo, sólo buscarán ofrecer servicios. Uber va a deshacerse de todos sus conductores tan pronto como pueda. Su trabajo no es contratarlos, su objetivo es mover a sus clientes de la manera más eficiente posible y eso, en nada, será sin intervención humana.
Debemos invertir en una nueva educación, en una capacitación laboral distinta, en un aprendizaje de un mundo exponencial, en una reubicación de los patrones laborales, de un emprendimiento al que se le permita equivocarse, de la obligatoria necesidad de igualar a las personas en oportunidades, de incentivos fiscales para contratar de otro modo, de señalar sectores que ya no requerirán personas y estimular los que si, de asumir rentas básicas, de generar un espacio nuevo de relaciones entre humanos, empresas, máquinas, inteligencia artificial, administración, garantías desconocidas y obligaciones inéditas.
En poco tiempo, vamos a tener que repensar la relación entre el trabajo y el ser capaz de alimentarse o vivir. Si no se prevé todo esto, nos crujirán a impuestos para equilibrar las necesidades con las aportaciones. Si la táctica marca este tipo de decisiones entraremos en una espiral dramática. El futuro de la automatización y la pérdida de empleo es ahora, no es un tema que podamos obviar pensando que ya vendrá. Literalmente, la gente más inteligente del mundo piensa que una ola sin precedentes de destrucción del trabajo está llegando con el desarrollo de inteligencia artificial, robótica, software y automatización. William Gibson dijo que ‘el futuro ya está aquí, pero está distribuido de manera desigual’. Tenemos la urgente obligación de repartirlo mejor. Nuestros hijos, que ya no nuestros nietos, dependen más que nunca de las decisiones que se tomen ahora.
Colecciona momentos, no cosas. Aplicaciones para regalar objetos.
En la píldora de hoy de Economía de Futuro abordamos el mundo de las aplicaciones que permiten donar objetos a terceros concediéndoles una segunda vida cuando ya no los necesitamos. Pura Economía Circular. Ahora, regalar aquello que no usas a personas que realmente lo necesitan es más fácil que nunca. Solo tienes que darte de alta en una aplicaciónde consumo colaborativo como Helpin o Utilever y ofrecer lo que tienes. La persona interesada se encargará de recogértelo, o pagar los gastos de envío, y darle el uso que se merece.
En la píldora de hoy de Economía de Futuro abordamos el mundo de las aplicaciones que permiten donar objetos a terceros concediéndoles una segunda vida cuando ya no los necesitamos. Pura Economía Circular. Ahora, regalar aquello que no usas a personas que realmente lo necesitan es más fácil que nunca. Solo tienes que darte de alta en una aplicaciónde consumo colaborativo como Helpin o Utilever y ofrecer lo que tienes. La persona interesada se encargará de recogértelo, o pagar los gastos de envío, y darle el uso que se merece.
Pregúntate lo mismo que hemos preguntado a personas que nos encontramos por la calle. ¿Eres de los que acumula trastos en casa? ¿Cuántas cosas tienes en casa que no usas nunca? ¿Cómo te deshaces de lo que no utilizas? ¿Conoces las aplicaciones de consumo colaborativo? ¿Cuáles? ¿Las has utilizado alguna vez?
Si has decidido ponerle fin a tu incipiente síndrome de Diógenes, apuesta por el consumo colaborativo y regala tus objetos, en lugar de venderlos. Valora si realmente necesitas la cantidad de dinero que obtendrías por esa venta y si no es determinante para ti, dónalo. Tu acción, no solo te favorecerá a ti, sino que ayudarás a personas con menos recursos y participarás de una gran cadena de favores de la que algún día podrás beneficiarte. ¿Sabías que cada año, cada uno de nosotros genera más de media tonelada de basura? ¡Más 500 kg de residuos ocupan muchísimo espacio! Si conseguimos que parte de esta cantidad logre tener una segunda vida, podríamos reducir nuestros residuos enormemente y hacer del mundo un lugar un poco mejor. Colecciona momentos, no cosas.
El ser humano al que se le prohibirá conducir, ya ha nacido.
El niño ya ha nacido. El ser humano al que se le prohibirá conducir un coche ya respira. No lo digo yo solo, lo dice Enrik Christensen, director del Instituto de Robótica Contextual de la Universidad de California en San Diego, quien asegura que los nacidos este año nunca llegarán a conducir un automóvil. Un pronostico que comparten algunos de los expertos que se pasean por el mundo concluyendo lo que les sugieren los avances e inversiones del sector automovilístico y las, cada vez menos exóticas, propuestas de legalizar el tráfico de los coches autónomos.
El niño ya ha nacido. El ser humano al que se le prohibirá conducir un coche ya respira. No lo digo yo solo, lo dice Enrik Christensen, director del Instituto de Robótica Contextual de la Universidad de California en San Diego, quien asegura que los nacidos este año nunca llegarán a conducir un automóvil. Un pronostico que comparten algunos de los expertos que se pasean por el mundo concluyendo lo que les sugieren los avances e inversiones del sector automovilístico y las, cada vez menos exóticas, propuestas de legalizar el tráfico de los coches autónomos.
Los que aseguran que esto no es así, que es ciencia ficción, apelan a que ese cambio tan absoluto es imposible que suceda en apenas dos décadas. Que una modificación de tal calibre afectaría a todos los órdenes de nuestra convivencia y al modo de entender al propio ser humano. Que un terremoto de esa magnitud requiere tiempo, mucho tiempo. Certifican, en suma, que los caballos fueron sustituidos por motores tras medio siglo de insistencia.
Un alto cargo de uno de los mayores fabricantes del sector automovilístico me confesaba que su obsesión no era el coche autónomo. El foco de su compañía estaba puesto en cómo enfrentarse a un mundo en el que la gente joven no quiere tener un vehículo de propiedad. Asumen que el coche del futuro no será un producto sino un servicio. No compraremos coches, los usaremos cuando se precisen.
La distancia entre considerar un coche como un servicio y permitir que este sea autónomo es mucho menor de lo que pensamos. Aquí juega un modelo de vida y un cambio sociológico, que la tecnología y las plataformas de uso compartido, están impulsando de manera bíblica. Es probable que quienes piensan en no tener coche propio y sólo utilizar un medio de transporte cuando sea preciso, encuentren mucho más lógico no tener licencia de conducir que los que piensan distinto.
De ahí a que sea preferible que ese servicio, al estilo Lyft o Uber, venga a buscarte sin un conductor y sea aceptado como razonable, hay una fina membrana. La cuestión no es si va a suceder o no. La pregunta objetiva es cuándo va a pasar. ¿Cuándo nos prohibirán conducir? Por ineficiente, por insostenible, por caro. En California hay municipios que ya tienen el plan de transporte público preparado para involucrar flotas de vehículos autónomos. En Alemania, uno de los principales afectados con cualquier tema que afecte a este sector, han aprobado un proyecto de ley que reforme el código de circulación y que permita el uso del coche autónomo en su territorio. Una normativa, que por cierto, mantiene la responsabilidad en el ‘no conductor’.
Pero lo dicho, que seguramente, si tu hijo ha nacido este mes, no va a conducir nunca. Incluso aunque no sea por los coches autónomos. Probablemente será porque lo vea como algo decadente. Ya pasa hoy. En las grandes ciudades mucha gente no tiene coche y, además, no suele conducir. En Manhattan, donde el transporte público permite vivir sin automóvil, y donde conceptos como el ‘car-sharing’, ‘moto-sharing’ u otros, tienen un despliegue notable, la exclusión del coche privado no hace más que crecer. Solamente el 23% de los habitantes de ese distrito de Nueva York poseen un coche propio. La media americana es del 92%.
Las voces críticas con este vaticinio lo tienen claro. Es imposible que en 20 años todos los automóviles actuales estén fuera de las carreteras. En plan optimista hablan de que en 2035, como mucho, en el mundo habrá 20 millones de coches autónomos. Que a pesar de que el Departamento de Transporte de los Estados Unidos emitió directrices en noviembre pasado para ayudar a facilitar una hipotética transición de coche tradicional a autónomo, la incertidumbre se mantiene.
Que aunque hay más de una docena de países con modelos de seguimiento a este tipo de conducción, consideran que el marco legal no podrá modificar un modo de vida tatuado desde hace décadas. Que aunque todos los fabricantes tienen programas avanzados para sacar al mercado ‘kits’ de autoconducción con cualquiera de sus modelos, el Nivel 5 (plena autonomía), dicen, está lejos de lograrse con garantías.
En todo caso, lo que está claro es que si no son nuestros hijos, serán nuestros nietos, pero o unos u otros, no conducirán.
Artículo publicado en Ecoonomia
El desafío de empoderar a las personas con discapacidad a través de tecnologías móviles.
Cuando nos reunimos en la primera sesión de trabajo en el d-Lab del Mobile World Capital estuvo claro que el primer desafío social en el que íbamos a implicarnos sería 'El empoderamiento de personas con alguna discapacidad a través de la tecnología móvil'. El objetivo marcado de este programa del MWC Barcelona, busca acelerar la transformación digital de la sociedad mejorando la vida de los ciudadanos y difundir el impacto de soluciones exitosas. El primero es éste pero en marzo lanzaremos otro dedicado a la 'Transformación de la Salud a través de la gestión colectiva de los datos personales' y en septiembre uno enfocado a 'La lucha contra el Cyberbulling a través de la tecnología móvil'. Cada año serán tres en total.
La tecnología, y la transformación que provoca, posee un valor incalculable cuando permite la eliminación de dificultades a las personas que sufren alguna discapacidad. Más allá de lograr la eficiencia empresarial, reducir intermediarios, establecer nuevos modos de relación y modificar la cadena de valor en cualquier sector, el despliegue de la tecnología móvil debe avanzar a la mayor velocidad posible para mejorar la vida de estas personas.
Por esta razón, cuando nos reunimos en la primera sesión de trabajo en el d-Lab del Mobile World Capital estuvo claro que el primer desafío social en el que íbamos a implicarnos sería 'El empoderamiento de personas con alguna discapacidad a través de la tecnología móvil'. El objetivo marcado de este programa del MWC Barcelona, busca acelerar la transformación digital de la sociedad mejorando la vida de los ciudadanos y difundir el impacto de soluciones exitosas. El primero es éste pero en marzo lanzaremos otro dedicado a la 'Transformación de la Salud a través de la gestión colectiva de los datos personales' y en septiembre uno enfocado a 'La lucha contra el Cyberbulling a través de la tecnología móvil'. Cada año serán tres en total.
¿Sabías que casi 1 de cada 5 personas experimentará en alguna etapa de su vida una discapacidad o impedimento? En la mayoría de los casos aparecen complicaciones en el momento de llevar a cabo rutinas diarias o disfrutar plenamente los diferentes aspectos de sus vidas. La accesibilidad universal implica un enfoque completo del entorno en la vida de las personas con alguna discapacidad y hace referencia a la eliminación de las barreras existentes en la vida cotidiana. Estas barreras pueden estar relacionadas con la comunicación, la vida social, el ambiente físico, el acceso a los servicios públicos y el empleo, y el transporte entre otros.
Por este motivo es tan importante este desafío. Queremos encontrar soluciones transformadoras que permitan a las personas con discapacidades vivir de manera más independiente y tener una vida más satisfactoria. Las tecnologías digitales y móviles han contribuido en los últimos años a la promoción del Diseño para Todos y la Accesibilidad Universal aportando conceptos nuevos e innovadores en forma de servicios y productos. Sin embargo, su potencial no ha sido totalmente abordado.
Conozco alguna de ellas de primera mano. Desde el exitoso proyecto irlandés que situaba en el teléfono móvil un mecanismo para reducir los problemas derivados del Parkinson, aplicaciones que eran capaces de ‘ser los ojos’ de un ciego gracias a la colaboración social o proyectos que permiten localizar globalmente barreras urbanas. Todos son increíblemente valiosos, pero no son suficientes. Nunca es suficiente.
Por centrarlo en nuestro país, aunque sea un reto global y esta una convocatoria mundial, el Instituto Español de Estadística calculó que el 8,5% de la población española tiene una discapacidad. Cerca de 4 millones de personas. De éstas, más de 600.000 viven solas en sus casas y casi un millón y medio tienen un alto grado de dependencia. Hablamos de algo muy importante que debería estar en el preámbulo de cualquier plan de modernización, transformación digital o de implementación tecnológica por delante de muchas otras cosas. Las prioridades importan y mucho. Definen un país y a su gente. Definen una generación.
Por ello repito, si tienes una solución innovadora y disruptiva estás invitado a participar y a formar parte de la solución. Tenemos abierta la convocatoria de propuestas para presentaciones y vamos a ayudar a llevar a cabo esas soluciones bajo el paraguas que supone el propio MWC. Puedes enviar tu solución hasta el 7 de marzo.
El foro de Davos y la Transformación Digital para equilibrar el crecimiento.
El año pasado se oficializó el término Revolución Industrial 4.0 o Cuarta Revolución Industrial en la Reunión Anual del Foro Económico Mundial en Davos Klosters, Suiza. Hasta entonces al momento económico que vivíamos preferían denominarla sencillamente ‘crisis’. En la edición de este año los líderes mundiales del sector público y privado discutieron acerca de un hipotético crecimiento sostenible y equilibrado del planeta. Para ello Davos fue, en esta edición, un espacio de debate más político que económico. Sin embargo, buscando entre los paneles más económicos destacaba el que trataba el futuro de la Economía Digital. La transformación digital pasó a primer plano analizando sus problemas de seguridad, datos, comercio y formación social.
El año pasado se oficializó el término Revolución Industrial 4.0, o Cuarta Revolución Industrial, en la Reunión Anual del Foro Económico Mundial celebrado en Davos Klosters, Suiza. Hasta entonces, al momento económico que vivíamos preferían denominarlo sencillamente ‘crisis’. En la edición de este año los líderes mundiales del sector público y privado discutieron acerca de un hipotético crecimiento sostenible y equilibrado del planeta. Para ello Davos fue, en esta edición, un espacio de debate más político que económico. Sin embargo, buscando entre los paneles más económicos destacaba el que trataba el futuro de la Economía Digital. La transformación digital pasó a primer plano analizando sus problemas de seguridad, datos, comercio y formación social.
En este sentido hubo un panel que destacó especialmente. De la mano de Bill McDermott, Director Ejecutivo de SAP, Orit Gadiesh, Presidente de Bain & Company Inc., Liu Jiren, Presidente y Director General de Neusoft Corporation, Steve Bolze, Presidente y Director Ejecutivo de GE Power e Inga Beale, Directora General de Lloyd's se discutió del futuro de la economía digital como herramienta de transformación económica, social e, incluso, cultural. Las principales conclusiones que extraje de ese debate se diferencian en seis temas centrados en productos, datos, seguridad, la propia transformación, la confianza en lo digital y la implementación de habilidades y formación genérica.
En el ámbito de los productos se consideró que desde una perspectiva B2C, los productos han permanecido exactamente igual durante mucho tiempo, mientras que la disrupción digital está atacando y trastocando canales y medios para adquirir bienes y servicios. La lógica establece que se debe modificar de un mayor modo los propios productos o muchas empresas se van a encontrar con dificultades serias de competitividad en breve. Desde una perspectiva B2B, los productos digitales que se utilizan para ayudar al crecimiento del negocio se reinventan constantemente y eso obliga a que las empresas estén asesoradas y vinculadas de manera permanente a un modelo de gestión coordinada innovando junto a expertos en transformación digital.
En el campo de los datos se estimó que los datos entre las empresas se mantienen todavía en modo ‘block’ y no se comparten como se debería en un entorno tan líquido como el que vivimos. Los datos se están convirtiendo en un activo competitivo que se acumula continuamente para las empresas y eso está provocando desequilibrios entre lo que sabemos y lo que saben de nosotros. Por eso es creíble el hecho de que los consumidores quieran ver la eficiencia y los beneficios de compartir sus datos y que se vea reflejado en beneficio para ellos. Comerciar con sus datos no puede ser algo conceptual, debe ser posible identificar para que son. El gran reto para empresas y administraciones es explicar que hacen con los datos que ‘regalamos’.
En el ámbito de la seguridad se comentó que las empresas ahora son más vulnerables a los ataques cibernéticos que hace unos años puesto que el 84% de los activos empresariales son ahora intangibles. Además entre un 75% y un 90% de las brechas de seguridad están causadas por errores humanos y fugas en la gestión y no tanto por el ataque de hackers. La educación empresarial en cuestiones de seguridad y su valor debe trasladarse también a las personas para que el desembarco de una digitalización total, la llamada Internet del Todo, sea algo no traumático y peligroso.
El aspecto que más importó en el debate fue el que se centraba en su totalidad en la Transformación Digital. A ello se referían en Davos cuando dijeron que todas las empresas necesitan entender al consumidor puesto que es el que controla el ‘match’. La problemática que interpretaron estos expertos radica en que las interacciones de los consumidores son omnipresentes y eso obliga a las empresas a ser visibles y estar disponibles en todos los puntos de contacto. Algo que no todos están entendiendo bien y que en gran medida exigirá un cambio de mentalidad directiva.
El punto de conflicto que surgió como quinto ámbito de discusión se situaba en la mezcla de esa transformación digital y el tratamiento de los datos. Le llamaron análisis de la confianza necesaria. Resulta que el 80% de los consumidores realmente no entienden cómo se utilizan sus datos. Eso es grave. Por eso se aseguró que se necesita más transparencia entre empresas y consumidores en términos de cómo se maneja su información. Hasta que eso no pase, el despliegue de una sociedad avanzada donde objetos y personas se comuniquen constantemente, será inviable.
La inversión en Capital Humano centró el último punto del debate que más me interesó durante este encuentro anual. Las empresas deben seguir invirtiendo en sus trabajadores jóvenes y no tan jóvenes con el fin de crear una futura fuerza de trabajo con las habilidades pertinentes. El mundo que viene no tiene porque ser un mundo sin empleo. Deberá ser un mundo con un empleo distinto y eso obliga a la adopción en masa de nuevas habilidades técnicas y un lenguaje nuevo con el fin de disminuir la brecha de conocimientos y habilidades en el futuro.
En Davos se trataron más temas que os invitó a investigar y analizar. Se habló de Liderazgo Sensible y Responsable como eje central de toda la edición bajo cinco patrones de debate ubicados en la Preparación para la Cuarta Revolución Industrial, en Fortalecer la gobernanza de la globalización y la colaboración internacional, en Revitalizar el crecimiento económico mundial, en Reformar el mercado capitalista y en Desarrollar identidades positivas a través de nuevas narrativas.
La lista de ponentes puede ser consultada en esta curiosa herramienta que Quartz desarrolló al efecto. Me quedo con las palabras de Klaus Schwab. El fundador del Foro Económico Mundial, advirtió en la inauguración que ‘liderazgo responsable significa reconocer la creciente frustración y descontento entre aquellos que no están experimentando el desarrollo económico y el progreso social. Su situación sólo se volverá más incierta con el inicio de la Cuarta Revolución Industrial y su impacto en el futuro empleo. El Liderazgo responsable requiere un compromiso más profundo con el desarrollo inclusivo y el crecimiento equitativo, tanto a nivel nacional como global’.
Photo cover: Laurent Gillieron / AP
Luces y sombras del crecimiento del sector turístico en 2016.
En la semana que Fitur presenta unas cifras impresionantes sobre la actividad turística española. La cifra de negocio alcanzó algo más del 11% del PIB en 2016. En concreto, un crecimiento de casi un 5% con respecto al año anterior. A primera vista una muy buena noticia para una economía que depende especialmente del sector turístico. Una factura total que alcanzó los 125.000 millones de euros y que estimularon la creación de 80.000 nuevos empleos. De este modo ya son 2,5 millones de trabajadores en total. Vamos bien.
En la semana que Fitur presenta unas cifras impresionantes sobre la actividad turística española. La cifra de negocio alcanzó algo más del 11% del PIB en 2016. En concreto, un crecimiento de casi un 5% con respecto al año anterior. A primera vista una muy buena noticia para una economía que depende especialmente del sector turístico. Una factura total que alcanzó los 125.000 millones de euros y que estimularon la creación de 80.000 nuevos empleos. De este modo ya son 2,5 millones de trabajadores en total. Vamos bien.
El crecimiento de la demanda extranjera se ha traducido en el desembarco de más de 75 millones de turistas. Sin embargo, lo que se dejan todos ellos en nuestro país ha caído un 3% de media. Una caída que lleva un lustro sucediendo de manera continuada. Más turistas, más ingresos totales, más empleo, pero menos gasto por cliente. La factoría turística ibérica cada vez es más atractiva para un cliente ‘low cost’, que prefiere pasarse unos días por aquí con apenas 700 euros de media, y menos para los que en su hoja de visita había un gasto sostenido y de calidad.
Que el turismo tiene que repensar el valor añadido que aporta es más urgente de lo que las cifras grandilocuentes ofrecen. El turista viene más pero se queda menos. El coste de transporte excepcionalmente bajo por el precio del petróleo, el crecimiento de algunos países con nuevos turistas, la hipotética recuperación del mercado interno y la poca estabilidad o seguridad de la competencia, no han hecho más que estimular ese envoltorio de celofán.
El riesgo de un estornudo global es enorme. Todo el sector confía en que va a seguir creciendo, siendo cada vez más importante en el cómputo de la factura bruta nacional y creando mucho empleo. Es más que revisable que esa recuperación del sector esta sujeta a una competitividad relativa, lejos de lo que la estructura económica española debería de ser en nuestro entorno económico.
En la otra cara, un sector que en el último año también ha rebasado el 10% del PIB es el biotecnológico. Una industria que apenas ocupa a 190.000 personas y factura más de 100.000 millones de euros, vinculado al futuro, al cambio de modelo productivo y a la conquista de un futuro al que vamos a tener que enfrentarnos más pronto que tarde. Hace apenas siete años sólo era el 3% de la economía española.
Es evidente que la apuesta por sectores de futuro que se alejan de la manoseada ‘recuperación’ es una opción imprescindible. Una visión simple del futuro que se avecina nos muestra un mundo automatizado, robotizado y cuyo empleo será menos masivo. Insistir en sectores que, en cualquier imprevisto, destruyan centenares de empleos imposibles de reconvertir, es muy peligroso.
Un mundo inminente que ya se divisa por el horizonte y que no parece reservar mucho espacio a modelos económicos dependientes de sectores sin valor añadido. Un futuro que habla de pensiones en riesgo, sociedad del bienestar en jaque y modelos productivos obligados a vivir una disrupción inevitable. Una disrupción que también vivirá el sector turístico. Es cuestión de tiempo. Poco tiempo. La competencia está por todas partes y dispara desde todas direcciones. Cualquier elemento imprevisto puede cambiarlo todo rápidamente. La automatización y la adaptación al mundo del dato, la robotización y la inteligencia artificial serán su muro de contención. Si no se transforma absolutamente la pérdida de peso en la economía nacional, supondría una catástrofe laboral similar a la vivida recientemente con el sector inmobiliario.
Sin una industria de recambio el futuro es complejo. Debemos ir pensando en qué modelo social y económico, de salvaguarda de derechos y servicios, vamos a soportar como sociedad. La oportunidad, como demuestra el sector ‘biotech’ está trazada. Las buenas noticias de cualquier sector son siempre bienvenidas. Acomodarse en ellas sin profundizar en lo que pueden suponer en el futuro inmediato ya sabemos cómo acaba y lo que tarda en digerirse.
Los datos y la transformación digital del sector salud. ¿Que supondrán?
Hace unas semanas ofrecí la conferencia 'Noticias que llegan del Futuro' en la clausura de la Jornada sobre Tendencias de la Fundació TIC Salut. Un interesante encuentro del sector sanitario donde se pudieron entrever cuál su futuro inmediato en relación al ámbito social, las nuevas líneas de exploración y asistencia remota, la incorporación de la Internet de las Cosas, la realidad virtual, el avance de sistemas expertos e inteligencia artificial y la automatización de procesos médicos. En esos mismos días acepté la invitación a ser miembro del d-LAB, programa del Mobile World Capital, cuyo primer desafío, que se publicará en pocas semanas, será el de localizar proyectos de transformación de la sanidad a través de la gestión colectiva de datos de salud personales. Sin duda uno de los campos más estimulantes, que mayor recorrido tendrán en los próximos años y que, de un modo absolutamente disruptivo, supondrán el cambio de mayor intensidad de cuantos la transformación digital haya generado hasta la fecha.
Hace unas semanas ofrecí la conferencia 'Noticias que llegan del Futuro' en la clausura de la Jornada sobre Tendencias de la Fundació TIC Salut. Un interesante encuentro del sector sanitario donde se pudo entrever cuál será su futuro inmediato en relación al ámbito social, las nuevas líneas de exploración, la asistencia remota, la incorporación de la Internet de las Cosas en la obtención de datos, la realidad virtual en el entrenamiento médico, el avance de sistemas expertos e inteligencia artificial y la automatización de procesos médicos en hospitales y centros de tratamiento. En esos mismos días, precisamente, acepté la invitación a ser miembro del d-LAB, programa del Mobile World Capital, cuyo primer desafío, que se publicará en pocas semanas, será el de localizar proyectos de transformación de la sanidad a través de la gestión colectiva de datos de salud personales. Sin duda uno de los campos más estimulantes, que mayor recorrido tendrán en los próximos años y que, de un modo absolutamente disruptivo, supondrán el cambio de mayor intensidad de cuantos la transformación digital haya generado hasta la fecha.
Desde el punto de vista personal así lo veo, pero está claro que la salud y la transformación digital viven un momento intenso. Uno de los campos donde mayor será la afectación de tanta tecnología y desde el que la vida de las personas más se va a ver modificado. De hecho, asistimos a un instante histórico en que las soluciones que la tecnología ofrece al mundo sanitario se unen a unas nuevas necesidades de tipo social que no existían hasta hace poco. La diferencia entre la evolución de la salud digital y su impacto con respecto a otros sectores, radica en que en la sanidad las innovaciones que hacen posible tanto avance son muchas, algo que no pasa en otros campos donde la innovación suele estar sujeta a una o dos tecnologías. Incluso el hecho que la población envejezca y requiera de atención cada vez más experta y predictiva sunpondrá un punto de inflexión absoluto. Almacenamiento de datos, inteligencia artificial, procesados expertos, impresión en 3D, telemedicina, monitorización a través de objetos inteligentes, máquinas dialogando entre ellas ofreciendo datos de salud a tiempo real de cualquier persona y control remoto de constantes vitales, serán los 'strong-points' del sector en un futuro inminente.
De todas esas interacciones surge la necesidad del análisis de cuanto vamos a construir. Pacientes y profesionales. Los datos de salud personal suponen para el sistema sanitario su estructura básica. El 35% de los doctores europeos utilizan un recopilatorio de datos para mejorar la atención al paciente, un 31% para reducir costes de atención, un 28% para mejorar resultados y un 22% los utiliza para mejorar la detección temprana. Esta última es la que mayor potencial tiene pues la tecnología nos permite alcanzar rangos de éxito basados en el big data inéditos hasta hoy.
El fondo Rock Health invirtió más de 4.100 millones de dólares en empresas mHealth que desarrollan aplicaciones y dispositivos que recopilan datos personales de un modo automático. En 2017, según la Comisión Europea, de los 3.400 millones de personas con smartphones en el mundo, más de la mitad serán usuarios de aplicaciones de salud que entregarán datos de sus historiales, estado a tiempo real y variables sanitarias.
A diferencia con otros aspectos de la diversificación de datos, de la pérdida de control sobre la emisión y recepción de éstos, en el caso de la salud la ética se encuentra ante una tremenda disyuntiva. Cuanto más datos más posibilidades de detener enfermedades, mejorar predicciones y salvar vidas. La puesta en común de una gran cantidad de datos sanitarios es un producto muy valioso. Por ejemplo, Pfizer gasta 12 millones de dólares cada año en compras de datos de salud.
¿Estas dispuesto a compartir tus datos sanitarios? En este sentido, PatientsLikeMe registró que el 95% de los adultos que encuestaron estarían dispuestos a compartir sus datos de salud para ayudar a los médicos a mejorar la atención. Sin embargo, el 76% de éstos también se preocupan de que sus datos compartidos se pueden utilizar de manera perjudicial.
En ese evento que referencié al principio se trataron muchos aspectos que vinculan tecnología, tendencias y salud. Mi conferencia trató los avances que la transformación digital está integrando en el sector salud. De cómo la Industria 4.0 con su robotización, automatización y desarrollos en impresión 3D, procesos y modelos de capturar datos a partir de objetos conectados a humanos están generando una nueva era en el sector salud. Que el d-LAB del MWC tenga entre sus desafíos este campo tampoco es casualidad. A mi modo de ver, en la salud, como ya pasó en otros sectores, la pregunta que deben hacerse sus profesionales ya no es si ¿me afectará la disrupción? La pregunta debería de ser ¿cuándo me afectará y con que tecnologías?
Propietarios y fabricantes de datos. El debate ético pendiente.
Es habitual que el despliegue de nuevos avances tecnológicos sea como entrar en un laberinto del que no tenemos planos ni guía inicialmente. Esa falta de perspectiva se suma al apetito que empresas y administraciones suelen mostrar por ser los primeros en disfrutar de esos avances, y de controlar su explotación.
Es habitual que el despliegue de nuevos avances tecnológicos sea como entrar en un laberinto del que no tenemos planos ni guía inicialmente. Esa falta de perspectiva se suma al apetito que empresas y administraciones suelen mostrar por ser los primeros en disfrutar de esos avances, y de controlar su explotación.
Al igual que pasa con la indefensión ante un futuro sin empleo (o un empleo distinto), el establecimiento desequilibrado de una Renta Mínima Universal y la dependencia absoluta de la automatización, la gestión de datos provenientes de objetos conectados entre sí exige de una hoja de ruta y de un estudio previo completo que nos permita disfrutar de forma global de sus beneficios. De lo contrario, nos vamos a despertar en plena explosión.
Se intuye una erupción de desigualdad y de refugiados digitales. Una brecha insalvable entre propietarios de datos y quienes los generan. Un precipicio entre los que puedan controlar sensores, sistemas cognitivos e infraestructuras computacionales, y quienes los alimenten comprando compulsivamente cualquier nuevo robot que nos ayude a barrer la casa emitiendo datos sobre qué comemos al analizar las sobras esparcidas por el suelo.
Un buen ejemplo de lo que hablo sería el coche del futuro inmediato. Un ‘objeto’ que va a generar datos extremadamente valiosos, y que precisarán de una gobernanza concreta. Mucho antes de que éste se conduzca solo, que las leyes recuperen el tiempo perdido y se legisle a la velocidad de los avances tecnológicos, los vehículos serán un productor de datos masivos de incalculable valor. Ya lo son. En estos momentos, y a modo de ejemplo, algunas grandes marcas que hace poco confesaban estar descolocadas ante el creciente desinterés de la generación Milenial por comprar coches, investigan en otra fuente de ingresos que va a ser determinante.
Los datos con la información de dónde están y por dónde circulan los coches darán nuevos ingresos a las compañías que los venden y, por derivación, a quien tenga acceso a ellos. Es un buen ejemplo. Pero hay muchos más en la sanidad, en el comercio minorista, en los seguros, en la domótica o en la banca. ¿Quiénes serán los mayores interesados en un ecosistema de ‘cosas’ conectadas? ¿A quién pertenecen los datos que se producen? ¿Qué modelos de negocio aparecen en esa orgía de conocimiento digital? ¿Qué significa para los ciudadanos esa relación entre sus datos que generan y la vigilancia que supone? ¿Qué o quién regulará esos algoritmos y qué límites tendrán? ¿Cómo va a mutar nuestra manera de relacionarnos una vez las máquinas nos escuchen de verdad, nos hablen y hablen entre ellas? ¿De qué hablan las máquinas? ¿Será compatible la transparencia exigible a la administración con la digestión previa de datos masivos?
Nos dicen que una Smart City es un espacio que mejora la vida de los ciudadanos. Para ello se nos demandan datos. Muchos de ellos ya no los podemos discriminar. Salen de nuestra vida cotidiana. En breve, de todos ellos surgirán políticas automáticas, procesos de mejora social y organizativa. En teoría dejar nuestros datos a esos algoritmos nos garantiza una vida mejor, más ordenada ¿Qué grado de conocimiento sobre el funcionamiento de esos algoritmos deberemos exigir?
Los ciudadanos nos hemos convertido en simples ‘sensores’ que, a la vez, actuamos como ‘productores’; productores de datos sobre nosotros y nuestras relaciones con el entorno. El problema es que de momento no hay nada que haga prever que ese intercambio vaya a ir en dos direcciones. Vamos a entregar datos pero no vamos a tener opciones de interactuar al mismo nivel en ese proceso.
¿Qué decisiones toman esos algoritmos? ¿Y cómo las toman? No seré yo alguien sospechoso de no ver en la tecnología un aliado para el género humano, todo lo contrario. Pero el riesgo de ampliar el porcentaje de ciudadanos sin criterio en temas importantes y de dejarnos seducir por un mundo automático crece. Y es que ceder el mando a la tecnología sin haber analizado antes quiénes son los verdaderos actores de este asunto, las variables éticas y sociológicas que tiene una decisión algorítmica a tiempo real de todo lo que nos afecta, es enorme.
Post publicado originalmente en Ecoonomia bajo el título ¿Sabes que datos entregas gratis cada mañana?
¿Te estás preparando para el mundo que viene? ¿Que vas a ser?
Mientras lees esto. Durante la emisión del último documental sobre animales de ‘la 2’. Cada vez que sales a tomar un gintonic o te refugias en la lectura de un libro. Al revisar el trabajo escolar de tu hijo. Esperando un taxi. En el instante que amanece o se pone el sol. Cada vez que cierras la puerta de casa o consultas tu correo. En cualquier momento. En todos esos minutos en los que el planeta gira en un sentido concreto, alguien está acabando el arquetipo del mundo que lo hará girar en otro.
Mientras lees esto. Durante la emisión del último documental sobre animales de ‘la 2’. Cada vez que sales a tomar un gintonic o te refugias en la lectura de un libro. Al revisar el trabajo escolar de tu hijo. Esperando un taxi. En el instante que amanece o se pone el sol. Cada vez que cierras la puerta de casa o consultas tu correo. En cualquier momento. En todos esos minutos en los que el planeta gira en un sentido concreto, alguien está acabando el arquetipo del mundo que lo hará girar en otro.
Se trata de gente que ahora mismo está preguntando a un algoritmo cuestiones que precisan un razonamiento, generando dudas en una máquina, procurando que los procesos binarios se asemejen lo máximo a los neuronales o, sencillamente, creando empresas que lo van a cambiar todo definitivamente. Gente que nació cuando Internet ya existía. Personas que no tuvieron que adaptarse como sí tuvimos que hacerlo los nacidos cuando, al pensar en el futuro, imaginábamos coches voladores pero éramos incapaces de visualizar lo que ha significado Internet.
Internet es el "culpable" de todo. Es el hilo conductor de la mayor revolución que ha vivido nuestra especie. Un cataclismo de punta a punta de este pequeño planeta. Un escenario de cambios que se suceden a una velocidad que no alcanzamos a comprender. Cambios que provienen de la propia mutación de la red. Un mecanismo poderoso que lo ha modificado todo.
En cada nuevo avance que le afecta, el giro es absoluto. Recordemos ya todos los ‘internets’ que hemos vivido. Todo empezó con un Internet Técnico. Los primeros años de un modo de comunicar que permitía trasladar información cifrada de un lugar a otro aprovechando la posibilidad de eliminar todas las barreras. Luego llegó un Internet Empresarial. Antes del año 2000 las empresas se lanzaron a la conquista de su ‘espacio web’. Avanzábamos hacia un mundo digital en el que las compañías con mayor potencial determinaron el rumbo de para qué podía ser útil económicamente la red de redes.
Más tarde, un Internet Social donde el sistema que supuso modificar el lugar en el que pasaban las cosas generaba una libertad total al usuario. De las cadenas que suponía la instalación de software en tu computadora a sencillamente ese nuevo escenario en el que tu ordenador es la ‘pantalla’ de algo que pasa en el servidor remoto de alguien. Ya no teníamos que descargar nada, todo sucedía en otro lugar. Así nacieron las redes sociales.
Ahora, otra nueva tecnología modifica el escenario. Todo es automático. Internet automático. Va sólo. El 90% de cuanto sucede ya no tiene que ver con nuestra acción o deseo. El Big-data y la inteligencia artificial se ejecutan sin atender a consultas previas. Lo está cambiando todo hasta el punto de que esa red ya no es esencialmente como ninguna anterior y está suponiendo la creación de lenguajes y protocolos que permiten a las máquinas hablar entre sí creando la "Internet de las Cosas".
Pero eso no termina ahí. Mucho más allá que automatizar. En breve, en cinco minutos, la Internet posthumana, la que llamaremos Internet del Todo, conformará un escenario donde el concepto cobertura o conexión tendrán el mismo efecto para nosotros como lo tienen ahora una cinta cassette al lado de un bolígrafo Bic transparente. A cada evolución, a cada cambio que simplifica un proceso, cada vez que una línea de código es eliminada de un programa para simplificar el mismo proceso, nos acercamos a un nuevo y radical cambio. A una nueva disrupción tecnológica.
Si tienes una empresa no te preguntes si te va a afectar la disrupción tecnológica. No. Pregúntate cuándo va a pasar o, mejor, que tecnología va a ser la responsable. Nadie está a salvo. Y si no tienes una empresa, piensa qué modelo tecnológico va a explotar frente a tus narices sin previo aviso. No te cuestiones si te va afectar o no. Lo hará. Prepárate para ese momento. Hazlo ilusionado y no con temor. Esa es la clave.
Podemos ser mejores. La tecnología lo estimula. Una adaptación a algo vivo que interpretábamos era un ‘sistema’ y ha resultado ser un ‘ecosistema’ que muta, mejora y se adapta. En apenas dos décadas, Internet ha cambiado tanto que no la reconocemos quienes la vimos nacer. Somos una generación que vivía sin ella, sin teléfonos móviles, sin Google. Cuando querías saber algo debías ir a un lugar llamado ‘Biblioteca’ y no era para estar tranquilo o en silencio, era para consultar la sabiduría universal, algo que hoy cabe en un USB. Mientras, todo transcurre y los que deberían estar preguntándose cómo prepararlo todo, Internet crece y se convierte en Todo. ¿Te estás preparando para ese instante?
Post publicado originalmente en Ecoonomia bajo el título ¿Te estás preparando para el mayor avance de la historia?
Los mejores países para hacer negocios. Suecia 1°, Irlanda 4° y España 29°.
La Revista Forbes ha publicado la lista de los mejores países para hacer negocios. Una lista que encabeza Suecia, Nueva Zelanda, Hong Kong e Irlanda y en la que España ocupa el puesto 29. Una lista en la que se tienen en cuenta únicamente eso, la facilidad para hacer negocios. No obstante, al revisar esos países vemos que el nivel de desarrollo comparado con los últimos años, y su evolución, determina la relación entre esa posición y el equilibrio social y económico que tienen.
La Revista Forbes ha publicado la lista de los mejores países para hacer negocios. Una lista que encabeza Suecia, Nueva Zelanda, Hong Kong e Irlanda y en la que España ocupa el puesto 29. Una lista en la que se tienen en cuenta únicamente eso, la facilidad para hacer negocios. No obstante, al revisar esos países vemos que el nivel de desarrollo comparado con los últimos años, y su evolución, determina la relación entre esa posición y el equilibrio social y económico que tienen.
Me gustaría tomar como ejemplo de análisis a dos países que están bien situados y destacar la diferente política impositiva que tienen para empresas especialmente. Hablo de Suecia (crecimiento del PIB del 4,2%) y de Irlanda (con un increíble crecimiento del PIB del 26,3%). Ambas están bien posicionadas pero, mientras que la presión fiscal en Suecia es alta, la de Irlanda no lo es tanto. A la clasificación final la afectación de este punto no depende tanto de una tributación baja sino de un buen equilibrio entre lo que se paga y lo que se recibe y, sobretodo, de la relación entre éstos y el entorno para hacer negocios que se derivan. Irlanda ha mantenido los impuestos a empresas muy bajos y Suecia los ha reducido notablemente en la última década.
En el cuarto puesto, como decía, está Irlanda. Allá por 2008 estalló la burbuja inmobiliaria en el país celta. Un par de años después los gobiernos europeos y el Fondo Monetario Internacional enviaron a Irlanda un paquete de rescate de de más de 85.000 millones de euros para apoyar las necesidades presupuestarias del país y sujetar al sistema bancario. Tres años después, en diciembre de 2013, salió oficialmente del rescate europeo.
A pesar de sus problemas económicos, Irlanda mantuvo un ambiente muy favorable para los negocios durante todo ese tiempo. Demostró un buen nivel en todos los ámbitos que miden la facilidad de los negocios y, de hecho, es la única nación que se encuentra bien situada en los 11 indicadores que examinan a todos los países. A la vez, logró mantenerse en el nivel más bajo de carga tributaria equilibrándolo con el más alto en protección del inversionista y de libertades personales.
Uno de los factores que más influyen en este modelo de medición es el volumen de inversión recibido del exterior. En concreto la Cámara Americana de Comercio publicó un informe que mostraba que las empresas estadounidenses invirtieron en Irlanda más de 129.000 millones de euros en los años de mayor crisis, lo mismo que en los 60 años anteriores sumados. Irlanda, también, fue el cuarto mayor receptor de inversión extranjera directa de EU.
Ahora bien, los salarios cayeron un 17% en ese mismo período. El desempleo se recuperó a un nivel desconocido gracias a un motor inesperado. En la actualidad hay más de 1,000 empresas en el extranjero con presencia en Irlanda que emplean a casi 200.000 personas en un mercado laboral de menos de 2 millones.
En el otro lado del modelo impositivo está Suecia. La mejor clasificada. El gobierno de Suecia redujo las prestaciones por desempleo y discapacidad para fomentar el empleo en un momento determinado. Los impuestos siguen siendo muy altos pero los impuestos pagados como porcentaje del beneficio han caído ocho puntos porcentuales durante la última década y la clasificación de la carga impositiva del país en facilidad para hacer negocios del Banco Mundial ha mejorado 11 puntos durante el hora.
Pero si algo caracteriza a Suecia es que es la sede de algunas de las marcas más importantes del mundo. Hablamos de Volvo, Electrolux, Ericsson, IKEA y H&M. Sin embargo, lo que caracteriza el nuevo modelo de crecimiento sueco es que se ha convertido en un refugio para las empresas de tecnología más relevantes del planeta. Algo que también disfruta Irlanda por cierto. De ahí han salido empresas como Skype, Spotify, SoundCloud, King Digital (Candy Crush) o Mojang (Minecraft).
Estar bien clasificado en esta lista no te da la felicidad. De hecho no mide eso. Tampoco el estado real de la economía pero si las posibilidades de desarrollarla y de enlazarla con las necesidades futuras del país. Especialmente es interesante descubrir como algunos territorios muy avanzados en modelos económicos sostenibles y de economía circular están entre los mejor posicionados. Lo que realmente examina son las expectativas de cada país para afrontar el futuro y, de nuevo, España no sale muy bien parada. Fiscalidad compleja, reformas cosméticas y mucha burocracia no lo facilitan. Pero si hay algo que cada vez tiene más importancia y que nos aleja aun más de ser un buen lugar para hacer negocios, es la inexistencia de una hoja de ruta en Nueva Economía que cada vez es más determinante para afrontar el futuro de nuestros hijos con garantías.
Los factores que miden esta clasificación son los derechos de propiedad, innovación, facilidad de acceso a las TIC, impuestos, tecnología, corrupción, libertad (personal, comercial y monetaria), burocracia, protección a inversionistas y rendimiento del mercado de valores. Los datos provienen de los informes publicados por las siguientes organizaciones: Freedom House, The Heritage Foundation, la Alianza de Derechos de Propiedad, Transparencia Internacional, el Banco Mundial y el Foro Económico Mundial.
¿Qué debes hacer antes de que te sustituya un robot?
Durante la Copa Mundial de Clubes de la FIFA celebrado hace unos días en Japón, hubo un debate acerca del uso de tecnología asociada a la toma de decisiones arbitrales durante los partidos. Hay quien lo critica pues elimina, dicen, la esencia de ese deporte y aplaca una especie de improvisación que, dicen también, pertenece a su idiosincrasia. Otros, por el contrario, afirman que la tecnología llega a todo y el deporte ‘rey’ no puede ser una excepción. Algo que sucede en el Rugby, el tenis y en una infinidad de deportes, se muestra complejo de aplicar en el fútbol.
Durante la Copa Mundial de Clubes de la FIFA celebrado hace unos días en Japón, hubo un debate acerca del uso de tecnología asociada a la toma de decisiones arbitrales durante los partidos. Hay quien lo critica pues elimina, dicen, la esencia de ese deporte y aplaca una especie de improvisación que, dicen también, pertenece a su idiosincrasia. Otros, por el contrario, afirman que la tecnología llega a todo y el deporte ‘rey’ no puede ser una excepción. Algo que sucede en el Rugby, el tenis y en una infinidad de deportes, se muestra complejo de aplicar en el fútbol.
No me interesa mucho ese debate pues, tarde o temprano, se impondrá la lógica y la lógica de nuestros tiempos habla sólo de eficiencia y velocidad. Precisamente la crítica viene dada porque una vez el árbitro decide revisar la situación visualizando una pantalla desde el propio campo, la decisión sufre un retraso insoportable desde el punto de vista de un espectáculo. Por ello, estoy seguro, el futuro de este y otros deportes cuya implicación tecnológica será cada vez mayor, no pasa por la combinación de la tecnología y la interpretación sino por la única decisión arbitral de un software y unos sensores que le den apoyo.
Se trataría de que un sistema experto, o un desarrollo en inteligencia artificial, analice en décimas de segundo cualquier jugada y determine lo que ha sucedido por compleja que parezca. Sin error posible. El ser humano está aceptando muy rápido la incorporación de todo tipo de automatismos y robots en sus espacios de ocio. El papel del árbitro deberá ser otro. Probablemente un papel vinculado a la mejora de esos modelos de arbitraje sintético. Un oficio nuevo que tenga que ver con la gestión analítica y la aportación de un conocimiento creativo a esas máquinas que harán el trabajo sucio. Un tipo de empleo que desconocemos pero que estoy seguro será necesario y que, además, deberá ser hecho por expertos en lo que esté haciendo ese robot.
La clave es entender que ese camino ha empezado en muchas profesiones y la única salida es cambiar el ‘chip’ del cómo trabajamos. La pregunta no debe ser ¿un robot ocupará mi puesto de trabajo? Eso es evidente que pasará. Pregúntate ¿qué nueva ocupación debería de tener yo mismo para que ese robot haga su trabajo mejor que nadie? ¿Cuál será mi oficio en ese nuevo escenario? ¿Cómo me preparo para cuando llegue la disrupción a mi empresa, a mi tipo de empleo? ¿Qué tecnologías van a provocarlo? ¿Las conozco? ¿Estoy preparado o formado? Respóndete con urgencia.
Probablemente si eres árbitro en muchos deportes puedas esperar. No mucho, pero puedes esperar. Sin embargo si tu empleo tiene que ver con el momento de pago en un supermercado, con el de un bibliotecario, un servicio de operador de tele-marketing, con un laboratorio de fotografía, con una agencia de viajes o eres un manager en Social Media, por nombrar algunos, te urge pensar cómo reconvertir tu oferta personal. Hay muchos más pero ejemplifico con uno.
Para un bibliotecario el horizonte es muy complejo. En Irlanda, por ejemplo, se están construyendo 23 bibliotecas sin personal humano. Todo estará automatizado. Sin embargo, un grupo de profesionales, ofrecieron voluntariamente sus servicios de asesoría a los lectores en las dos primeras construidas y puestas en marcha. El éxito fue tal que la red pública ha decidido repensar el tipo de empleo del bibliotecario en ese país.
El papel humano será relevante, pero hay que hacer reset previamente. Toca innovar en el valor añadido que debe ser el que proviene de los humanos y aportárselo al uso de esa tecnología asociada. Un humano nunca será más rápido, más eficiente, más barato que un robot que busca, identifica incluso tu gusto y te trae el libro que ‘necesitas’ casi antes de tú saberlo gracias a la inteligencia artificial y el Big data. Sin embargo, existe una textura social que no lograrán, de momento, aportar.
La investigación por parte del bibliotecario, por seguir con este ejemplo, va más allá del cálculo y el análisis de gustos, su aportación creativa a ese estimulante momento de recomendar un libro o contar porque es una lectura fantástica para un lector determinado, son, o podrían ser, las directrices de un nuevo modo de trabajar. No es competencia a los robots, en todo caso será colaboración con ellos. No vienen a destruir empleo, vienen a permitirnos trabajar de otro modo mucho más humano. Sino lo vemos pronto y adoptamos medidas en ese sentido, muchísima gente se va a encontrar totalmente perdida.
Kompyte seleccionada por 500Startups y Heygo top10 Apps en la Apple Store.
Hace unos días se hizo pública una gran noticia para una de las startups participadas en el vehículo de inversión que presido, Idodi Venture Capital. Se trata de la selección de la startup Kompyte a participar en la edición número 19 del programa de aceleración de 500Startups. Para ello, Kompyte ya se ha ubicado en California. 500Startups es, juntamente con YCombinator, la mayor aceleradora del mundo.
Hace unos días se hizo pública una gran noticia para una de las startups participadas en el vehículo de inversión que presido, Idodi Venture Capital. Se trata de la selección de la startup Kompyte a participar en la edición número 19 del programa de aceleración de 500Startups. Para ello, Kompyte ya se ha ubicado en California. 500Startups es, juntamente con YCombinator, la mayor aceleradora del mundo.
Aunque mi tarea en el fondo es limitada debido a mi actividad profesional y que la selección de empresas y su seguimiento una vez participadas se realiza con un equipo extraordinario, cuando una noticia de este tipo se produce confirmo lo que buscábamos desde el principio al fundar nuestro vehículo.
Todas nuestras participadas deben seguir tres patrones: estar en un punto de desarrollo del producto o servicio testado por el mercado, en una fase de inversión previa a la conocida Series A y, especialmente, tener una hoja de ruta validada para conquistar el mercado anglosajón y americano. Kompyte cumple con todas ellas y su crecimiento y relevancia no hacen más que crecer en el mercado norteamericano.
Entrar en 500Startups les ofrece la oportunidad única de estar situados en Sillicon Valley de pleno derecho. Esto se suma al hecho de recibir una importante ayuda económica y adquirir un altavoz internacional de primer orden. Habitualmente, un buen número de empresas que pasan por esta aceleradora vinculada al capital riesgo americano logran construir un circuito de inversión espectacular. Suele ser la puerta a los grandes fondos de ese país, los más importantes del planeta. Por lo que hemos conocido, el novedoso modelo servicio de Kompyte que permite analizar a la competencia a tiempo real no ha pasado desapercibido en Silicon Valley e, incluso, está despertando un interés inédito para empresas que nacieron en España.
Esta gran noticia se suma a tres más con las que me siento especialmente contento. Una que ya comuniqué hace unos meses. La selección por parte de la prestigiosa Wired de dos de nuestras participadas como las más prometedoras de Europa. Se trataba de Deliberry y de Heygo. Ahora, ésta última, ha logrado además clasificarse en el Top10 de las Apps más descargadas en la Apple Store. No se trata de una calificación subjetiva, en este caso es algo que tiene que ver con lo más importante: la aceptación del público, de los usuarios. Heygo va a toda velocidad en su crecimiento y su expansión al mercado anglosajón es inminente.
La tercera noticia, exenta a Idodi Venture Capital, es la inclusión en esa lista de las aplicaciones más destacadas del año de Glovo. La aplicación que, aunque no esté en nuestro vehículo de inversión, si es un poco parte del ecosistema de mi trabajo al haber sido acelerada desde el principio en Conector. Algo, que por cierto, también pasó con HeyGo y con Kompyte. Me encanta tener ese espacio de relación entre el ‘deal flow’ que se genera desde Conector y la opción de participar en la inversión de las mejores startups del país que se hacen mayores en la aceleradora que fundó Carlos Blanco y en la que me invitó a ser socio en su día junto a un buen número de cracks.
Finalmente destacar que, como es normal en todo tipo de vehículos de inversión, la evolución de las participadas suele ser desigual. No todas evolucionan del mismo modo, ni tan bien. Por eso, en nuestro caso, ahora mismo tenemos puesto nuestro foco en la evolución de Kompyte, Heygo, Adictik y Deliberry especialmente. Sabemos que van a darles muchas alegrías a nuestros inversores. En 2017 tenemos intención de seguir invirtiendo selectivamente. Hay mucho talento, muy buenas ideas en este país que precisan de proyección en el mercado que, dando soporte desde Barcelona y Dublín, intentamos impulsar.
La Renta Mínima Universal no es ni de derechas ni de izquierdas. Es inevitable
Cada vez hay más pobres con trabajo. Esa tendencia no se reduce ni tiene pinta de que se vaya a reducir. Las informaciones que llegan del futuro son que estamos abocados a un mundo sin empleo, o mejor dicho, a un empleo distinto a tal y como lo conocemos ahora. Los salarios son miserables y eso no va a cambiar. Básicamente por el tatuaje que imprime la economía circular en el sistema y porque en la competencia contra lo robótico, los humanos tenemos todas las de perder.
Cada vez hay más pobres con trabajo. Esa tendencia no se reduce ni tiene pinta de que se vaya a reducir. Las informaciones que llegan del futuro son que estamos abocados a un mundo sin empleo, o mejor dicho, a un empleo distinto a tal y como lo conocemos ahora. Los salarios son miserables y eso no va a cambiar. Básicamente por el tatuaje que imprime la economía circular en el sistema y porque en la competencia contra lo robótico, los humanos tenemos todas las de perder.
Contra ese destino, la política no toma decisiones estratégicas. De momento la táctica se impone y sugiere respuestas puntuales a las primeras erupciones socioeconómicas. Crear empleo de cualquier tipo y a cualquier precio es pan barato para hoy y hambruna para mañana. Subsidios por todas partes se amontonan en una orgía deplorable. Un espacio de dependencia que asusta. Por si fuera poco, se nos invita a prepararnos para una jubilación de pena donde lo único que podremos hacer con la pensión será visitar el parque más cercano y lanzar migas de pan a un grupo de gansos.
La Cuarta Revolución Industrial lo está cambiando todo y no tomar decisiones sociopolíticas es un error fatídico. De la administración se espera que prevean escenarios y nos preparen para ellos. Por un lado formar a una sociedad en lo que se va a precisar de ella. Por otro, atender a la posibilidad de que no todos puedan encontrar una vía profesional futura sujeta a los parámetros que ahora son entendibles. Es complejo pensarlo, pero esto va a ir rápido.
Se nos llena la boca con informes que hablan de un mundo sin empleo, de que la mitad de la fuerza laboral del mundo civilizado va a sucumbir pero la verdad es que poco o nada se hace al respecto. Parece como si fuera un guión de una película de tarde sobre catástrofes rodada por aficionados. Al final siempre ganan los buenos y el desastre se evita.
Pues esto no es una película. Ni un cuento. Hasta un hombre de empresa y visionario como Elon Musk ha puesto el tema del Salario Mínimo Universal sobre la mesa. Se suele cometer un error semántico al hablar de este concepto ubicándolo en la política ficción. Describiendo un mundo donde se vive sin trabajar mientras un ejército de robots nos mantienen. Me van a perdonar pero la cosa es muy seria. Incluso es soez en un mundo con centenares de millones de personas dudando si mañana podrán comer o beber agua.
La cuestión es que el Salario Mínimo Universal responde a una terminología pero deriva de un concepto existente. En 1962 un liberal (¡si un liberal!) propuso el ‘impuesto negativo sobre la renta’ que otorgaba una subvención a los contribuyentes que no llegaran al mínimo exigible. En plena crisis del 2008 los británicos la volvieron a liar con eso de los subsidios salariales. Casi seis millones de familias los recibieron para equilibrar, de nuevo, una situación que se planteaba dramática. La mayoría trabajaba y se les considera los ‘pobres con trabajo’. ¿Te suena?
La mitad del empleo está en juego. En jaque. En apenas un par de décadas se va a evaporar metálicamente en forma de robots, software y automatismos. No se crearán suficientes puestos de trabajo para sustituirlos. Esa es la trampa al solitario. El empleo del futuro no puede ser una competición entre máquinas y humanos. La idea de un Salario Mínimo Universal visto desde la perspectiva del Siglo XX resulta incomprensible y ciertamente roza lo sindical. Se precisa un cambio radical en el planteamiento y extraerlo de parámetros únicamente ideológicos. Sé que es complejo.
Comparemos el mundo de hoy con el de ayer y el de ayer con el de mañana. Debemos aceptar que más pronto que tarde, el choque de trenes se producirá. La tecnología no va a recular y las empresas no van a solidarizarse con el cuerpo laboral ineficiente. Va a suceder y cuando suceda deberemos haber establecido nuevas reglas. Un salario mínimo universal como modelo empresarial independiente para evolucionar. Un salario mínimo universal genera dependencia del Estado para evitar catástrofes. Como ves, derecha e izquierda tienen un escenario de encuentro por dos razones distintas. El Salario Mínimo Universal no será de derechas o de izquierdas, simplemente será. Esperemos que sepamos construir ese escenario complejo y lleno de aristas. Estaría bien empezar a pensarlo. Las prisas no molan.
Artículo publicado en Ecoonomia
Amazon Go no debería destruir empleo. Nos da la clave de la ocupación del futuro.
Se acerca un mundo donde parece que interactuar con otro humano va a ser una opción y no una obligación. Amazon anunció el 5 de diciembre que abrirá una tienda de comestibles en Seattle, Washington, a principios de 2017, donde los clientes podrán entrar, recoger los artículos que quieren comprar y salir. Para lograr esto, Amazon lanzará una aplicación llamada Amazon Go para visitar sus tiendas Amazon Go (siempre tan prácticos) en la que los clientes le indicarán a la tienda que están merodeando por ella.
Se acerca un mundo donde parece que interactuar con otro humano va a ser una opción y no una obligación. Amazon anunció el 5 de diciembre que abrirá una tienda de comestibles en Seattle, Washington, a principios de 2017, donde los clientes podrán entrar, recoger los artículos que quieren comprar y salir. Para lograr esto, Amazon lanzará una aplicación llamada Amazon Go para visitar sus tiendas Amazon Go (siempre tan prácticos) en la que los clientes le indicarán a la tienda que están merodeando por ella.
A través de sensores, visión por computadora y ‘deep-learning’, es capaz de rastrear a esos potenciales clientes a medida que se mueven por la tienda, registrando automáticamente qué artículos van capturando. Si los clientes cambian de opinión acerca de un artículo, solo tienen que devolverlo a la estantería y Amazon lo eliminará de la lista provisional de compra. Los clientes serán rastreados mientras se mueven por los pasillos. Big-Data al canto. Una evolución sofisticada que implementaron hace años Home Depot y Wal-Mart con el auto-pago, y que ahora está en infinidad de supermercados del planeta.
Curioso ver el video de IBM que mostraba un supermercado similar hace 10 años. También es relevante saber que Tesco intentó algo parecido en UK hace un tiempo con escaso éxito. A veces lo importante es cuando y no qué. Amazon acierta normalmente en el punto de inflexión. ¿Quién no ha deseado entrar en un supermercado, coger lo que quieres y salir sin hacer cola ni atender al pago? Más o menos lo que se ha ido sucediendo en otros sectores como el taxi o los hoteles que ya te permiten indicar el uso que vas a hacer, hacerlo y esperar que te cobren otro día.
El problema, de nuevo, el empleo. Sólo en Estados Unidos casi 4 millones de personas son cajeros de supermercado. Hay otros casi 5 que son vendedores al por menor y casi 2 y medio que realizan reposiciones y transporte por encargo de estos comercios. Parece que Amazon va a por ellos. De hecho ya utiliza robots en sus almacenes. Los humanos solo intervienen cuando el paquete llega a un punto en el que es precisa su intervención pero también está trabajando en la creación de robots que escaneen estantes a fin de preparar esos productos para el envío ellos mismos. Al invertir el proceso también servirán para reponer los estantes que se vayan vaciando por cierto. Robots ayudando a robots. Venta inhumana. Ni un ser humano allí dónde hace unos minutos había millones de empleos. Ese es el problema. La velocidad en la que todo se está produciendo.
Recientemente el tío Trump ganó unas elecciones prometiendo empleo masivo en su país. ¿Les suena? Es la promesa de siempre. La hacen todos. ¿Quién votaría a un partido que asegurara que el empleo se va a reducir? No ganaría pero sería sincero. Sin embargo, sin abandonar la idea de que el empleo se va a reducir, la cuestión está en como lo vamos a gestionar y que modelo laboral nos tiene que ir quedando con el tiempo. Hay países que ya lo están notando de manera seria. La automatización y robotización va a diferentes velocidades y quien primero la pone en práctica antes se da cuenta del tamaño del problema.
Hay países en el que el asunto en cuestión no parece ocupar a nadie que tenga responsabilidades serias. Como mucho algún titular descontextualizando el asunto por lo llamativo de poner un robot en el paquete de noticias curiosas del día de cualquier informativo. Pero el problema es tremendo. Lo es porque las medidas que me temo se van a tomar son las que ya conocemos y que se tomaron en otros momentos de la historia reciente. Mete pasta en sectores con mucho empleo para que no se destruya (y no tenga movilizaciones callejeras) aun a costa de que lo paguen todos los contribuyentes y se mantenga un negocio en franco retroceso. ¿Les suenan los Plan E o los PIVE?
La idea más acertada es, de nuevo, abrazar la tecnología y buscar el punto exacto dónde el ser humano es más eficiente y valioso. Yo pagaría más por tratar con un vendedor. Sólo dejaría de pagar ese extra cuando tengo prisa o no tengo ganas de que me mareen. Si lo que busco es un trato cercano, detallado, cuidadoso con mis necesidades, espero un empleado para ello, no un robot, de momento.
La nueva experiencia de compra de Amazon tal y como la están publicando parece una certificación detallada de la destrucción masiva de empleos en el sector de los supermercados y no debería de ser así. La capacidad de ofrecer un servicio que muchos clientes precisas, rapidez y falta de interferencias entre selección y compra, comodidad diría yo, puede compartirse con otros nuevos servicios a ofrecer por seres humanos en esos mismos centros comerciales. La venta al por menor lo requiere ahora y lo requerirá siempre pero, de nuevo es evidente, el empleo no se debería a destruir aquí, sino que se debería de transformar. O menos tiempo trabajando u otro modo de hacerlo. Esa es la clave.
Si es más eficiente coger un producto, metértelo en el bolso e irte sin decir nada a nadie sabiendo que ya te llegará la factura a tu aplicación, que esperar en una cola para pagar, al final será. Eso es indiscutible. Ante la eficiencia, lo económico y la falta de fricción siempre gana una máquina, un robot, un automatismo. Si la moneda es sólo esa, perderemos. Si la divisa es otra, relación, proximidad, creatividad, menos tiempo trabajando en aspectos puramente humanos por un sueldo similar, ganamos. De eso se trata, de que se empiecen a preparar países, empresas y personas a esa nueva competición. La que nos interesa. La otra es cosa de robots.
Uber, ¿conquista del futuro o especulación cósmica?
El mercado hace meses que espera que una de las startups que más expectativas levanta salga a bolsa. Se trata de Uber, que de momento no tiene intención de hacerlo. No les hace falta. Disponen de 13.000 millones en efectivo para seguir con su plan de crecimiento pero una de las banderas del futuro tecno-sociológico cada vez tiene más analistas recelosos.
El mercado hace meses que espera que una de las startups que más expectativas levanta salga a bolsa. Se trata de Uber, que de momento no tiene intención de hacerlo. No les hace falta. Disponen de 13.000 millones en efectivo para seguir con su plan de crecimiento pero una de las banderas del futuro tecno-sociológico cada vez tiene más analistas recelosos.
En siete años de existencia, Uber ha enfadado a ciudades, le ha dado la vuelta a reguladores y ha demolido industrias que aparentaban ser sólidas. Sin embargo, todavía tiene que ganar dinero. Una empresa que pierde más de 2.000 millones dólares anuales vale más técnicamente que General Motors y BMW. Esto se debe a que en los últimos tiempos todo tipo de inversores, ávidos de un mordisco de este pastel, han proporcionado capital pronosticando que la compañía será el motor de cambio de un estilo de vida colectivo en unos años.
De momento la apuesta es a favor. Pocos o ninguno lo hace en contra. Pero ¿y si se está calculado mal?, ¿qué pasa si las próximas tendencias esperadas para impulsar Uber, basadas en una disminución de la propiedad del vehículo privado y el aumento de la auto-conducción, no se producen tan rápidamente? ¿y si tarda mucho más en materializarse de lo que nadie espera? ¿y si la decisión de entregar todo el mercado chino a su rival local Didi ChuXing acaba siendo un error dramático?
Hasta ahora, los gigantes de la industria automotriz y de la tecnología, los bancos de inversión, los think tanks y los expertos consideran que, de la misma manera que Google apareció de manera disruptiva en su día en el escenario de la publicidad, que Apple revolucionó los teléfonos inteligentes y Amazon el comercio en línea, Uber será el monopolio del transporte compartido.
Pero va a ser que no. En todo caso lo será compartiendo el escenario. Lyft en Estados Unidos, Ola en la India y Fasten en Rusia también están levantando mucho dinero para su crecimiento. El valor consensuado de cerca de 68.000 millones de dólares depende de que ese hipotético futuro pensado por Uber sea más inmediato que tardío.
La conducción autónoma, ecológica y compartida es inevitable. Todos los fabricantes de coches del planeta están desarrollando tecnología de auto-conducción a toda prisa. De hecho, los automóviles producidos por BMW, Tesla y Toyota ya pueden auto-conducirse solos por carretera y estacionarse sin problemas.
Sin embargo el tema está en la rapidez del despliegue de todo este asunto. No hay consenso. El CEO de Tesla, Elon Musk, predice que será en sólo un par de años, Kia y Mercedes que a principios de 2030. Hay otros que aseguran que incluso más tarde. Personalmente soy de una opinión intermedia entre Musk y Kia.
Pero lo importante es saber si Uber puede amortiguar una década más. Ellos aseguran que su posición en este campo es absolutamente revolucionaria y será la cadena de transmisión de la movilidad futura del mundo. Su apuesta más ambiciosa es que esta tendencia por la auto-conducción, además convergerá con un cambio creciente a la ‘economía compartida’. Esta visión más amplia del transporte personal, según ellos, llegará a ser dominada por automóviles impulsados de forma autónoma.
A diferencia de otras startups, que no ganan un céntimo pero que valen mucho dinero incluso sin explicar como lo piensan ganar, Uber tiene un discurso claro. Un plan brillante pero débil. Uber ingresó 1.200 millones de dólares en 2015 pero perdió 1.700 millones. La mayoría del coste fue para pagar a los conductores. Si finalmente el coche robótico se hace realidad en todo el mundo, Uber se quitará de encima a los conductores humanos y dejará los vehículos en manos de robots. El beneficio, a partir de ahí, sería astronómico.
Según Rolls Royce eso pasará en un cuarto de siglo. En poco más de dos décadas todos iremos en coches autónomos. El asunto está en si, como pasó con la explosión de la burbuja inmobiliaria de 2008, existen ya quienes estén preparando apostar contra Uber. Algunos se harían ricos con el desastre de otros. El problema sería bíblico. Uber representaría la primera pérdida en un castillo de naipes tecnológico.
Es obvio que en las valoraciones de muchas empresas en Silicon Valley tienen más peso las operaciones especulativas que la épica conquista del futuro tecnológico. Esa es la lástima. Cambiar el mundo requiere de apuestas, de capital, pero también hace falta que el agujero negro de la codicia no engulla toda la innovación que se esconde tras él.
Ya pasó antes y volverá a pasar. La construcción de un mundo mejor y más avanzado tecnológicamente pasará por navegar entre intereses económicos e intereses generales. De momento sabemos que si Uber sale a bolsa, los inversores iniciales van a hacer un negocio cósmico. Quien metió 10.000 dólares en la ronda Serie A podrá canjearlos por aproximadamente 10 millones. Cuando el futuro depende de pocos, se hace pequeño y, precisamente, el momento de la historia que vivimos requiere de una transición compleja que sea capaz de equilibrar innovación y beneficios.
Artículo publicado originalmente en Ecoonomia
La banca del futuro será más humana o no será. Hay vida entre despidos y las fintech.
Si mi hijo de 11 años me dijera que de mayor quiere ser banquero no tendría más remedio que decirle que no va a poder ser. Por lo menos no bajo el plano actual. Algo que seguramente va a suceder con la mayoría de empleos, en el de la banca va a ser tremendamente rápido y disruptivo. Ya lo está siendo. De hecho el interés por trabajar en el sector financiero no ha hecho más que decrecer en los últimos años por diversos factores. Desde la mala reputación hasta la propia duda sobre la viabilidad del negocio a medio plazo.
Si mi hijo de 11 años me dijera que de mayor quiere ser banquero no tendría más remedio que decirle que no va a poder ser. Por lo menos no bajo el plano actual. Algo que seguramente va a suceder con la mayoría de empleos, en el de la banca va a ser tremendamente rápido y disruptivo. Ya lo está siendo. De hecho el interés por trabajar en el sector financiero no ha hecho más que decrecer en los últimos años por diversos factores. Desde la mala reputación hasta la propia duda sobre la viabilidad del negocio a medio plazo.
La encrucijada del sector bancario se sitúa entre una falta de rentabilidad provocada por los escasos márgenes en los tipos de interés y una demanda cada vez más tecnológica que exige de estas entidades una respuesta moderna, ajustada al coste real de las operaciones y transparente. A pesar de esos tipos de interés tan bajos los efectos que la banca esperaba no se ha producido. La economía no ha mejorado tanto, no se han producido beneficios por recuperación de provisiones de manera general, ni se ha flexibilizado el flujo de crédito pues, técnicamente, la deuda es monumental la mires por donde la mires.
Por si fuera poco la esperada reducción de la morosidad probablemente se verá muy mermada por la implantación de la nueva International Financial Reporting Standard 9. Esto se suma a una práctica que esta complicando la vida de manera importante a los bancos. La demanda de crédito empresarial, el negocio natural de los bancos, tiende a emitir deuda corporativa desde hace unos años. Además, en apenas tres años las fintech han capturado casi un tercio del negocio tradicional de la banca dejando a la cadena de valor entre el cliente y el producto financiero en la mínima expresión.
La banca está optando por soluciones de todo tipo. Reducción de oficinas y personal, utilización de algoritmos blockchain para reducir costes de transacción que no necesitan intermediarios, créditos P2P basados en el uso de inteligencia artificial o Big data, compra de startups Fintech o la creación de aceleradoras propias que intuyan negocios disruptivos desde dentro de estos, hasta ahora, dinosaurios.
Pero incluso las fintech tampoco se librarán de su propio escenario de crisis. A medio plazo se tendrán que ver sujetas a una severa regulación y su comportamiento tenderá a ser un complemento de la banca tradicional reconvertida en una banca de vanguardia. La cuestión es que a medio plazo parece que la banca lo tiene crudo, pero sería interesante atender que, al igual que en otros negocios, el valor añadido actual podría venir de la mano de los propios seres humanos que ahora se desechan al reestructurar las plantillas para hacerlas más baratas.
Podría ser que la robotización, la automatización y los sistemas algorítmicos proporcionen mayor eficiencia y menores costes, pero no deberían de sustituir el contacto entre seres humanos que tan mal visto ha estado en muchos casos. La única banca posible en el futuro será aquella que comprenda que los servicios bancarios de valor serán los que se individualicen. La tecnología permitirá reducir tramos de gestión en aspectos que un humano no es preciso, pero en otros será insuficiente o mejorable a través de la gestión humana.
El ajuste del sector es una evidencia notable. El camino a seguir no parece ser unitario y en gran medida la mayoría aun no lo tienen claro. El asunto es reducir plantillas, costes, comprar o crear ‘fintechs’ y automatizar procesos. Así, sin más. La realidad es más confusa y pesará como el plomo. La banca del futuro será más humana o no será. Servicios individualizados a clientes de todo tipo incluidos los de menor capacidad económica, personalizando la respuesta. El valor añadido, será humano. También en la banca.
Hablando de Economía Circular y del paso de producto a servicio en TVE.
El pasado jueves en ‘Economía de Futuro’ dentro del programa Tips de TVE conversamos del concepto ‘Economía Circular’. Existen muchos modos de afrontar el futuro inmediato, tecnológico, automatizado y robótico pero está claro que no se puede desligar esta Revolución Industrial 4.0 del hecho de que cada vez los recursos a los que atacamos se van a ir agotando y que el crecimiento económico y social debe tomar en consideración que éstos son finitos.
El pasado jueves en ‘Economía de Futuro’ dentro del programa Tips de TVE conversamos del concepto ‘Economía Circular’. Existen muchos modos de afrontar el futuro inmediato, tecnológico, automatizado y robótico pero está claro que no se puede desligar esta Revolución Industrial 4.0 del hecho de que cada vez los recursos a los que atacamos se van a ir agotando y que el crecimiento económico y social debe tomar en consideración que éstos son finitos.
Si toda la tecnología existente sigue basándose en el modelo económico lineal de ‘tomar, hacer y desechar’ en breve llegaremos al límite de la capacidad física de nuestro planeta. La economía circular es una alternativa viable explotan algunas empresas. Dos de esas empresas españolas fueron las que aparecieron en el programa. Se trató de dos vinculadas a la automoción: Avantcar y Drivy.
Ambas funcionan bajo un precepto que va calando en la generación Millennial: el paso de producto a servicio, el cambio de propiedad por uso compartido. Los Millennial no ven tan claro, como si hacen otras generaciones anteriores, que ventajas tiene el poseer algo en lugar de usarlo cuando se precisa. Le otorgan mucho más valor a la experiencia y al uso que a su propiedad. El futuro avanza hacia un universo de servicio y de arrinconamiento de la propiedad.
La economía circular, en algunos casos en relación con la economía colaborativa, y los entornos de relación empresarial que ahora sólo gestionan servicios en lugar de productos, de experiencias en lugar de propiedades, no harán más que cambiar.
Cambiarán en el diseño sin residuos, en el aumento de la resiliencia permitiendo los ‘upgrades’ de productos a fin de no desecharlos continuamente, trabajando en el uso de energías renovables, pensando en ‘sistemas’ en lugar de elementos para averiguar como influyen las partes de un todo y mejorar las relaciones entre ellos y, cómo definen en la Fundación Ellen MacArthur, pensar en ‘cascadas’ que significa extraer el valor adicional de cualquier producto o material en su propia destrucción. El ejemplo sería la descomposición por fases de algunos materiales naturales.
Sin duda un tema apasionante que ya no es una opción sino una obligatoria estrategia industrial y política. El tiempo corre en nuestra contra y en la de nuestros hijos y diseñar un futuro mejor, vinculado a la tecnología, exige que atendamos el significado de un ‘mundo automático’ desde una óptica sostenible.
Gira por Centroamérica hablando de Transformación Digital personal, empresarial y política.
La semana pasada fue muy intensa. Invitado por la publicación de referencia en materia económica en Centroamérica, Mercados y Tendencias en su décimo aniversario, ofrecí cuatro conferencias sobre Transformación Digital, Cuarta Revolución Industrial y Tendencias y Oportunidades económicas para la región. Fue apasionante, pero agotador. Cuatro países, más de 3000 personas asistentes, cinco días, una docena de vuelos y muchas horas de espera en aeropuertos para coordinar la compleja logística que me llevó a Costa Rica el lunes, a Panamá el martes, a El Salvador el miércoles y a Nicaragua el jueves. Abajo he colocado una galería con algunas imágenes.
La semana pasada fue muy intensa. Invitado por la publicación de referencia en materia económica en Centroamérica, Mercados y Tendencias en su décimo aniversario, ofrecí cuatro conferencias sobre Transformación Digital, Cuarta Revolución Industrial y Tendencias y Oportunidades económicas para la región. Fue apasionante, pero agotador. Cuatro países, más de 3000 personas asistentes en total, cinco días sin parar, una docena de vuelos a horas 'killer' y mucho tiempo de espera en aeropuertos para coordinar la compleja logística que me llevó a Costa Rica el lunes, a Panamá el martes, a El Salvador el miércoles y a Nicaragua el jueves. Abajo he colocado una galería con algunas imágenes.
Fue muy intenso saludar a un buen número de clientes, amigos y seguidores que se acercaron a cada una de las charlas. También me permitió calibrar el punto de inflexión que está viviendo la zona en materia de implementación tecnológica y de cómo se está viviendo la revolución industrial actual en territorios menos vinculados a priori al epicentro de innovación digital. Lo que más me sorprendió es descubrir la globalización de la Cuarta Revolución Industrial y de cómo, por primera vez y al contrario de las anteriores tres, ésta tiene un ‘delay’ muy poco nítido, muy escaso entre los lugares donde se está produciendo la erupción innovadora y los lugares dónde la lava se está solidificando.
Percibí que vivimos de un modo absolutamente inédito un cambio que no va a tener comparación posible con nada anterior. Estar atento es crucial. La disrupción de negocios y modos de llevarlos a cabo va a ser visto y no visto en muchos lugares. Es una obligación de personas, empresas y administraciones empezar a asumirlo de manera absoluta. Las personas porque para ser protagonistas de este momento histórico hay que aceptarlo. Las empresas porque para sobrevivir y ser competitivas deberán asumir el reto tecnológico. Y para las administraciones porque de ellas depende que sociológicamente no se produzcan daños colaterales que excluyan personas.
A las administraciones, les pude hablar directamente durante esas conferencias. Todas estuvieron invitadas y representadas en la primera fila de cada evento. Les dije que debían ponerse al frente del diseño de los amortiguadores que permitan que el choque socioeconómico que se va a producir en los próximos años se leve y beneficioso y no una especie de fractura cómo lo fue en otras revoluciones anteriores. Tenemos dónde estudiar la historia. A partir de la segunda mitad del siglo XVIII, la Primera Revolución Industrial significó un proceso de transformación económica, social y, especialmente, tecnológica que se desplegó durante décadas hasta casi la mitad del XIX. Las transformaciones que se vivieron en esa etapa sólo son comparables con las que se habían vivido en el Neolítico. La tecnología liderada por las máquinas de energía hidráulica y vapor permitieron acelerar de forma considerable la producción de bienes, hasta el punto que se pasó de una economía rural a otra urbana e industrializada.
Ese punto de inflexión lo modificó todo. La riqueza jamás había crecido a esa velocidad y la distribución de la misma, guardando las diferencias con lo que ahora se entendería como válido, se desplegó como nunca antes había sucedido. De hecho, por primera vez el nivel de vida de la gente experimento un crecimiento continuado hasta el punto que el premio Nobel Robert Lucas dijo que ‘lo que sucedió en aquellos casi 100 años en Gran Bretaña, el resto de Europa y Estados Unidos no tenía un comportamiento comparable en toda la historia de la humanidad’.
La integración de recursos y tecnología fue la clave para ese gran salto. Esa Revolución que sus contemporáneos llamaron ‘Crisis Industrial’ cambió el mundo para siempre. La segunda revolución con la producción masiva y la tercera con la tecnología informática no significaron un cambio tan absoluto como la inicial. Ahora oficialmente estamos en el epicentro de la Cuarta Revolución Industrial. La tecnología que lo está provocando se asocia a un buen número de elementos. No es uno sólo, esa es la gran novedad. Los avances en la Internet de las cosas, la automatización y la robótica, la Inteligencia Artificial, los sistemas de Big Data y la impresión en 3D constituyen el conjunto de esta nueva era que también se le conoce como Industria 4.0.
En las conferencias descritas y en mi trabajo diario, explico que está claro cuál es el hilo conductor en esta revolución industrial. El ‘cloud’, la nube. Concretamente el primer paso que permite a las empresas iniciar ese viaje de transformación es un enfoque integrado basado en capacidades de procesamiento, almacenamiento y conexión en red que brindan los servicios informáticos y que es donde se almacenan y se procesan los datos. Datos que son, definitivamente, el oro negro de la innovación en estos momentos. Si en el siglo XVIII la rueda hidráulica permitió acceder y aprovechar los recursos existentes, ahora juega ese papel la gestión de datos. Por ese motivo una estrategia en la gestión de esa carga diversa y cada vez más compleja es imprescindible. Atarlo todo al resto de elementos en construcción de marca, comunicación, sistemas predictivos, estructura de nuevos procesos y vinculación directiva serán la clave del éxito.
Sin el avance del motor a vapor nadie hubiera podido crear fábricas con telares mecánicos. Ahora sin una buena estructura de captación de datos y un buen sistema capaz de implementar aplicaciones asociadas nadie puede desarrollar aplicaciones automatizadas, robóticas o vinculadas a la comunicación entre objetos. Muchos de los asistentes en las conferencias a las que hacía referencia al principio se acercaron al finalizar para consultar cómo debían empezar su transformación. Algunos decidieron incluso iniciar una relación de trabajo conmigo con el objetivo de que los acompañemos y ayudemos en ese proceso. Sin embargo, si algo quedó claro es que para iniciar ese proceso de cambio hay una gesto imprescindible y que tiene que ver con la filosofía de cualquier revolución. Lo definimos como ‘resetear’.
Parar el sistema para que se limpie, al volver a empezar, de todos los archivos temporales e inservibles que se han acumulado. Un borrado inteligente y automático al volver a empezar. Reinstalar lo necesario, la tecnología disponible y reorganizar las carpetas y archivos por ordenar. Técnicamente no solo lo debe hacer la empresa, debe ser también una revolución íntima, personal. Ese reinicio es un paso necesario y nutritivo que lleva a las empresas a un siguiente nivel.
Tercer Aniversario de Conector. Cuando un reto se convierte en privilegio.
Hace algo más de tres años Carlos Blanco, fundador de Encomenda VC, Nuclio VB y Akamon, me llamó y me dijo que me invitaba a cenar, que tenía algo que contarme. Algo que proponerme matizó. Con Carlos siempre es así. Cómo su cabeza es un hervidero y su corazón también, cualquier propuesta que venga de él sólo puede ser algo intenso, estimulante y bueno. Se trataba de algo que no tenía nombre, de sumarme a un grupo de fundadores de lo que ahora se conoce como la aceleradora Conector. Dije que sí obviamente.
Hace algo más de tres años Carlos Blanco, fundador de Encomenda VC, Nuclio VB y Akamon, me llamó y me dijo que me invitaba a cenar, que tenía algo que contarme. Algo que proponerme matizó. Con Carlos siempre es así. Cómo su cabeza es un hervidero y su corazón también, cualquier propuesta que venga de él sólo puede ser algo intenso, estimulante y bueno. Se trataba de algo que no tenía nombre, de sumarme a un grupo de fundadores de lo que ahora se conoce como la aceleradora Conector. Dije que sí obviamente.
Lo que me había propuesto a mi también lo había hecho con Risto Mejide, fundador de AftershareTV y 60dB, a Gerard Olivé, fundador de Antai VB y BeRepublic, a Miguel Vicente, fundador de Antai VB, LetsBonus y Wallapop, a Marc Ros, fundador de AftershareTV y 60dB y a Xavier Verdaguer, fundador de Imagine. Al frente de todos nosotros había previsto poner a la incansable Elisabeth Martínez.
Tres años después, Conector se ha convertido en una de las aceleradoras de referencia en España con una inversión acumulada de más de 18 millones de euros, el estímulo para la creación de más de 500 puestos de trabajo a través de un total de 88 startups aceleradas cuya valoración actual ronda los 80 millones de euros. En este tiempo hemos desarrollado una docena de programas de crecimiento para startups incluyendo las tres aceleraciones corporativas que están en marcha fruto de los convenios con Bankia, Seat y Grupo Franco.
La verdad es que Conector no sería lo que es sino fuera por los casi 150 mentores de primerísima calidad e de compromiso máximo que han logrado aportar sus conocimientos a todos los emprendedores que han pasado por nuestras instalaciones. El lujo de contar con los más reconocidos profesionales de múltiples sectores tecnológicos proporciona a una startup, en su inicio, una ventaja inédita. Es un salto brutal para muchas de ellas. Quienes lo aprovechan se nota.
Entre las que lo supieron hacer destacan Glovo, disponible en España, Francia e Italia, HeyGo, la 'app' ya es líder de clasificados de servicios en España en el ámbito 'mobile', Kompyte, la primera de nuestras startups que ha sido seleccionada para participar en un ‘batch’ de la fábrica de éxitos 500startups, Meller, la startup de complementos de moda que en su segundo año de vida ha logrado ya facturar más de 6 millones de euros y que algunos llaman como la ‘otra Hawkers’, Adictik, que fue seleccionada por la prestigiosa Techrunch como una de las apps más disruptivas en el ámbito de la publicidad en todo el mundo, PopPlaces, plataforma líder europea en alquiler de espacios por días en Europa, SantaFixie, la tienda online de bicicletas que está arrasando en el continente o Viuing cuyo modelo de negocio ha irrumpido con gran éxito en el escenario mundial de los espectáculos deportivos.
Ahora mismo, Conector está en fase de expansión. A la idea de lanzar programas de aceleración en algunos países de América y Europa se suman las ya oficiales sedes en Galicia, Madrid y, por supuesto, Barcelona. A pesar de mis obligaciones profesionales, intento implicarme en cada programa de aceleración en un par de startups y seguir el día a día del proyecto. Es complejo pues la actividad es intensa. Lo hago con entusiasmo pues la verdad es que me siento un privilegiado de pertenecer, trabajar y aprender todos los días junto a este grupo de socios, mentores y amigos.