Primero eléctricos, luego compartidos y finalmente autónomos.
Una consecuencia no deseada del confinamiento hace unos meses fueron las impresionantes mejoras en la calidad del aire, con emisiones en algunas ciudades europeas cayendo en más del 50%. Algo impensable en otro contexto. Aquellas medidas de bloqueo implementadas nos permitieron experimentar cómo podría ser un futuro más sostenible, más respirable.
Una consecuencia no deseada del confinamiento hace unos meses fueron las impresionantes mejoras en la calidad del aire, con emisiones en algunas ciudades europeas cayendo en más del 50%. Algo impensable en otro contexto. Aquellas medidas de bloqueo implementadas nos permitieron experimentar cómo podría ser un futuro más sostenible, más respirable.
Es evidente que a medida que el mundo volvió a ponerse en marcha, la polución regresó, pero una nueva percepción de como queremos que sea nuestro mundo, permanece. Hemos registrado en nuestra memoria ese momento, esa sensación de aire respirable y de ese silencio en el centro de las ciudades. Sabemos que como especie somos vulnerables y poco a poco iremos estimulando una necesaria comprensión ecológica cada vez más generalizada.
Pero esa recuperación ecológica requerirá un cambio en la forma en que vemos los viajes en automóvil. Desde el uso compartido de automóviles con un impacto positivo en la calidad del aire al aumento de la proporción de viajes en automóvil realizados en vehículos de bajas emisiones a poder ser 100% eléctricos. Es cuestión de tiempo, no será negociable. Es una tendencia generacional, una estructura mental de muchos jóvenes y una exigencia comercial para muchos fabricantes. Fabricantes que muestran propuestas de ‘car-sharing’, de utilitarios sostenibles y de modelos de alta gama, también, eléctricos.
Todos queremos una sociedad más verde. Una mayor adopción del uso compartido de automóviles puede ser un catalizador para el cambio y también la apuesta decidida por el coche eléctrico es clave. Contribuir a una recuperación verde posterior al coronavirus, uniéndonos a todos en nuestros esfuerzos para combatir el cambio climático, podría ser perfectamente un reto colectivo, social, empresarial y político.
Pero te estarás preguntando ¿cuáles son los beneficios de los vehículos eléctricos según mi punto de vista como usuario directo de uno de éstos coches? Tengamos en cuenta que a medida que los vehículos eléctricos se vuelven más comunes, los costos disminuyen rápidamente y hay una amplia variedad de beneficios para los conductores que hacen el cambio. Desde el impacto ambiental hasta los ahorros que puede hacer en combustible, impuestos y costos de mantenimiento, los vehículos eléctricos ayudan a ahorrar cantidades significativas de dinero. Por lo menos es lo que yo he experimentado.
En el ámbito de la carga siempre tuve reparo. Dudaba de lo que eso significaba. Finalmente vi que cargar mi vehículo eléctrico en mi parking es rentable, simple y rápido. Una unidad de carga doméstica compacta permite cargarlo durante la noche. Con un cargador ultra rápido que empiezan a haber por el territorio (todavía en una proporción mucho más baja que en otros países como Francia o Alemania) en mi caso cargan 400 Kms de autonomía en apenas 35 minutos. Tiempo para un café y estirar la piernas en trayectos largos.
En el ámbito medioambiental, si es mejor para el planeta, es mejor para ti. Como he dicho antes, los automóviles totalmente eléctricos tienen cero emisiones de escape, lo que los hace más ecológicos, más limpios y mejores para el medio ambiente que los automóviles de gasolina o diésel. Además, por lo menos es mi caso, la tecnología que usa mi EQC es de última generación con baterías cada vez más ecológicas, más eficientes y más silenciosas.
En el ámbito económico, y en función del costo por kilómetro, un automóvil completamente eléctrico me cuesta una cuarta parte o menos de lo que podría costarme un automóvil tradicional de gasolina o diésel. De ahí que los vehículos eléctricos ofrecen un valor excepcional a largo plazo y pueden ser una excelente inversión para los conductores que buscan una forma más económica y eficiente de desplazarse.
También es más barato de mantener. Si bien el precio de un vehículo eléctrico puede ser algo superior al de la mayoría de los automóviles de gasolina o diésel comparables, el costo de funcionamiento de uno es significativamente más barato, especialmente durante toda la vida útil del vehículo. Los coches totalmente eléctricos están diseñados para ser lo más eficientes posible y generalmente hay 3 componentes principales que alimentan el vehículo; el cargador, el inversor y el motor de a bordo. Esto significa que hay mucho menos desgaste en el automóvil y poca tensión en el motor, con menos partes móviles susceptibles de sufrir daños. Todo esto significa que rara vez tendrá que reparar tu vehículo eléctrico y los costos de funcionamiento y reparación son mínimos.
Pero si hay algo que me ha sorprendido de verdad es el modo de conducción. Una de las primeras cosas que los conductores notan al cambiar a un automóvil eléctrico es la tranquilidad del vehículo, que crea una experiencia de conducción mucho más cómoda y relajante. Pero que, en modelos como el que yo conduzco, puedes incorporar un modo de conducción deportivo, robusto y divertido.
El hecho de que todos los coches eléctricos tengan un par instantáneo, permite notar una potencia de salida espectacular. Tan pronto como pisas el acelerador, obtienes una respuesta inmediata y un aumento de velocidad radical. Un añadido es que las baterías de los vehículos eléctricos se encuentran normalmente en la parte inferior del automóvil, lo que proporciona una sensación de estabilidad que parece que vas sobre raíles.
Sé que muchos piensan que es un engorro la carga, el precio u otros motivos. He escuchado que es una locura comprarse un vehículo de alta gama sólo eléctrico. No me compraría ningún coche que respondiera a este precepto: ser parte de como será la movilidad del futuro. Primero serán eléctricos, luego compartidos, más tarde autónomos y, finalmente, eléctricos, compartidos y autónomos. Es mi apuesta.
El futuro de la conducción será autónoma, pero antes será 100% eléctrica.
En 1895, si querías conducir un vehículo a motor en Londres, debías contratar a un 'red flager’. Su cometido era marcar la velocidad máxima a la que podía circular un vehículo a motor poniéndose delante del mismo. Algo que, por cierto, anuló la innovación en el mundo del automóvil durante media década. Por aquel entonces la gente se mostraba muy preocupada porque la retirada de los caballos de los carruajes otorgaba el control de la conducción a los conductores humanos, algo que podía ser un desastre según ellos.
En 1895, si querías conducir un vehículo a motor en Londres, debías contratar a un 'red flager’. Su cometido era marcar la velocidad máxima a la que podía circular un vehículo a motor poniéndose delante del mismo. Algo que, por cierto, anuló la innovación en el mundo del automóvil durante media década. Por aquel entonces la gente se mostraba muy preocupada porque la retirada de los caballos de los carruajes otorgaba el control de la conducción a los conductores humanos, algo que podía ser un desastre según ellos.
Ahora la innovación en el sector automovilístico tiene mucho que ver con la conducción autónoma, pero también con el desarrollo de coches 100% eléctricos. Si por aquel entonces se temía dejar el control de un carro con motor a un ser humano, ahora la conducción autónoma también recibe una precaución similar. Se considera que dejar en manos de un cerebro sintético el control de la conducción es algo, que de momento, se tiene que regular y controlar. No obstante, el caso de la conducción de coches eléctricos vive en un escenario distinto pero con condicionantes que ha ido complicando su despliegue.
Ahora bien, algunos muros se van derribando. En un informe, el banco de inversiones UBS asegura que la fabricación de coches eléctricos costará lo mismo que los modelos dotados con motor de combustión interna en el cercano 2024. Algo que el estudio indica podría acelerar la transición de muchas marcas a la vista de que el futuro está mucho más cerca de lo estimado hasta ahora.
Según ese informe, el coste adicional de fabricar coches eléctricos a batería frente a sus equivalentes con motor diésel o gasolina se reducirá a solo 1.600 euros en menos de dos años. A partir de ahí, los costes de producción bajarán de tal forma que en 2024 esta diferencia habrá desaparecido por completo. Un hito clave que permitirá acelerar todavía más la transición hacia los sistemas eléctricos. Sin embargo, esa diferencia empieza a ser algo residual en muchos modelos desde ya mismo.
Esto es imparable y además se está acelerando. La denominada ‘sociedad contactless’, derivada de la actual situación sanitaria que vivimos, no ha hecho más que acelerar la transición hacia el coche eléctrico, puesto que el sector de la automoción está inmerso en tres grandes disrupciones impulsadas por la sostenibilidad: el cambio al motor eléctrico, el vehículo compartido y la digitalización. Es cierto que queda mucho por hacer en el terreno de las infraestructuras para nuestros desplazamientos más largos pero eso es algo que también está mejorando rápidamente.
Termino hablando de mi propia experiencia. Conduzco un coche 100% eléctrico, en concreto un Mercedes Benz EQC400. Una maravilla de vehículo que se comporta como un deportivo aun siendo un SUV. Es puro confort y mantiene un rango de autonomía ligeramente superior a los 400Km con una carga completa. Se trata de un ‘cero emisiones’ que precisa de apenas 40 minutos en un cargador ultra rápido o un par de horas en los cargadores rápidos para ponerte en marcha. Otro día hablaremos de la diferencia entre la red de cargadores alemana o francesa y la española. Otro día…
Permíteme una reflexión final. La definición de ‘coger el coche’ y lanzarse a hacer kilómetros, es una experiencia distinta. Con un coche eléctrico eso se hace con algo de previsión que tiene sus ventajas. Por ejemplo, si vas de Madrid a Barcelona, tienes la extraordinaria opción de parar en Zaragoza y disfrutar de la ciudad durante un par de horas, estirar las piernas, comerte unas migas en y retomar la ruta dos horas después con tu coche repleto de ‘combustible cero emisiones’, descansado y sin posibilidad de contaminar el medio ambiente.
La prensa escrita y la transformación de su modelo de negocio.
Que imprimir periódicos es algo que va a desaparecer está asumido por todos. Especialmente por la propia industria periodística. Lo que no comparten todos es la velocidad a la que esto se va a producir. Los datos que llegan mes tras mes son de puro pánico para los que se sujetan todavía a mantener de algún modo ese modelo porque ‘todavía da algo’.
Que imprimir periódicos es algo que va a desaparecer está asumido por todos. Especialmente por la propia industria periodística. Lo que no comparten todos es la velocidad a la que esto se va a producir. Los datos que llegan mes tras mes son de puro pánico para los que se sujetan todavía a mantener de algún modo ese modelo porque ‘todavía da algo’.
La prensa es un negocio que se rige por ciclos y sus ingresos aumentan cuando hay bonanza económica pues dependen de la publicidad y ésta, precisamente, es la más sensible a ese momento económico. En el horizonte se vislumbra, digan lo que digan, una nueva recesión a medio plazo y eso empujará a sectores, o formas de trabajar, definitivamente a la desaparición tal y como los conocemos.
La diferencia esta vez es notable con respecto a la anterior situación dramática. Hace apenas siete u ocho años la prensa recibió su primera gran bofetada. Cayeron ingresos por muchos motivos. Menos publicidad, competencia de nuevos formatos y aparición de actores inéditos hasta la fecha. Se creyó que en cuanto la economía repuntara se recuperarían las cifras y todo volvería, por lo menos en ingresos publicitarios, a la normalidad.
No ha sido así. No lo será tampoco ahora. En los últimos años ha ocurrido lo contrario y los ingresos por publicidad no han hecho más que caer. Como siempre recomiendo ver que pasa en Estados Unidos, concretamente en los estados donde se puede homologar su modo de vida con las grandes ciudades europeas, para interpretar con unos meses de adelanto lo que se avecina. También es interesante echarle un vistazo al conocido periodismo robótico que está modificando redacciones y modelos de negocio en la prensa.
Hace un par de semanas que el Wall Street Journal anunciaba que la disminución de venta publicitaria estaba siendo similar a la de hace una década. La reducción de personal es la tónica en muchos medios de la costa este norteamericana. Una tendencia que, aunque se haya detenido ligeramente en Europa, volverá a con fuerza. El declive de la prensa impresa es inevitable y será mucho más rápida de lo que nos han contado. Aplíquese esto a muchos sectores que piensan que la situación terminal de algún modelo de negocio concreto será mucho más tarde y que tienen tiempo para reaccionar. Puede que no.
Los motivos por los que los periódicos vuelven a sufrir una recaída se esconden bajo un problema demográfico y por otro de mercado publicitario competitivo. La primera razón obedece a que la mayoría de lectores leales a los periódicos son personas nacidas antes de los ochenta. El resto no se suscriben a ningún periódico. Los viejos lectores van desapareciendo y no son reemplazados por nuevos. La nueva masa de lectores de periódicos, incluso digitales, no está en los Milenials. Éstos leen de otro modo.
La segunda razón es el mercado publicitario en si. Las tarifas se han tenido que reducir puesto que ahora muchas marcas conocen modos de publicitarse con modelos targetizados y gestionados con modelos predictivos mucho más sugerentes que los de insertar un anuncio a toda página sin saber quien va a fijarse en él. Hay un dato curioso que refleja que el ajuste sobre el gasto publicitario en periódicos va a ser inmediato y contundente. El año pasado en Estados Unidos los medios impresos representaban sólo el 4% del tiempo de las personas en su día a día. Sin embargo capturan todavía el 16% de los ingresos publicitarios. A la vez los dispositivos móviles ocupan el 25% del tiempo de los usuarios, pero solo un 11% del gasto publicitario. Obviamente esto no va a durar. En Europa los datos van con un cierto 'delay' pero de meses únicamente. Atentos.
Y a todo esto, ha habido grandes diarios que han sabido gestionar bien esa transición y otros no. Algunos creyeron que la salvación era replicar una edición en papel a otra digital y esperar a que la publicidad hiciera lo mismo. Y no es así. No son el mismo negocio en ningún caso y tampoco, en esencia, son lo mismo. En España conocemos cabeceras que se han convertido en referencia digital mientras dejan que su edición papel vaya perdiendo peso. Sin miedo. Otros siguen apostando por el papel ‘porque es la base de sus ingresos’ y la velocidad de transformación es lenta y peligrosa. Además, por supuesto, la aparición de medios nuevos que se han consolidado a una velocidad inédita e imposible en otras épocas.
El ejemplo de la prensa escrita es muy ilustrativo para hablar de cómo adaptarse a una época como la nuestra. Ejemplo de los modos de transformación digital que se pueden tener e incluso para diferenciar entre digitalización y transformación digital. Tenemos prensa que tuvo una apuesta por lo digital creando redacciones nuevas, modelos de trabajo nuevas, espacios de experimentación, aplicación tecnológica e, incluso, generación de nuevos modelos de negocio.
Por otro lado hay otras cabeceras que no supieron aprovechar la relevancia aportada del pasado y apostaron por una convivencia entre lo digital y lo impreso imposible de gestionar con éxito. Que el medio escrito digital sea una réplica del papel, con usos y modelos tradicionales que sólo cambia el canal, ha sido un error de algunos que no lograrán a estas alturas cambiar la tónica hacia una zona de difícil retorno.
Ha habido incluso medios que han aprovechado la red para crecer, para convertirse en referencia más allá de donde lo eran hasta la fecha, que han sabido conjugar la opinión, la información y lo audiovisual. En Estados Unidos por ejemplo hay un caso notable. A principios de los años noventa, el Washington Post era un diario local de la capital del país. Poca gente, antes del Watergate, fuera del área metropolitana de Washington lo leía a diario. Hoy en día, por el contrario, el Washington Post es una estructura absolutamente nacional de medios cuyas noticias y estudios son leídos de costa a costa.
Internet potenció aun mas al New York Times y al Wall Street Journal. Su reputación indujo a cientos de miles de personas en todo el mundo a suscribirse. El New York Times ahora tiene más de 1.3 millones de suscriptores digitales y por supuesto ya no paga a nadie por llevarles los periódicos a casa. En España las cifras no son tan espectaculares pero si hay algunos casos que muestran que a partir de una cabecera respetable, manteniendo la calidad periodística, sin reducir plantillas por la franja de la calidad y la experiencia, se pueden generar ingresos inesperados al alcanzar públicos digitalmente que eran inaccesibles o poco rentables en papel.
Pero los periódicos viven de la publicidad mayoritariamente y éste es un negocio cíclico. Si quieren sobrevivir en muchos casos requerirán repensarlo todo y de manera urgente. Quien piense que lo peor ya ha pasado o que con lo que han hecho ya es suficiente, puede estar suicidándose lentamente. O no tan lentamente. Si creen que se va a recuperar ingresos con 'la bonanza' inminente se equivocan.
La prensa pierde ingresos durante las crisis y los recuperan teóricamente durante las recuperaciones económicas. Pero eso no pasó en ésta última ni pasará ahora. La pérdida de ingresos fue brutal y el rebote no se produjo. Repensar el modelo de negocio es urgente. A todo esto, si me apuras, hay que sumar el hecho de que cada vez son más las ediciones que constan de columnas, crónicas y análisis realizados íntegramente, cómo decía, por robots, por software que pone en un nivel de exigencia en eficiencia y rentabilidad una plantilla de profesionales que, ineludiblemente, también les toca revisar su estado de transformación y adaptación a la época que nos toca vivir.
Las marcas ya predicen tu comportamiento mirando videos en las redes sociales.
La tecnología que se utilizó durante los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014 en Sochi, llamada VibraImage y que escaneaba las expresiones faciales de los visitantes con el fin de dar a la delegación rusa gracias a la capacidad de ‘detectar a alguien que aun pareciendo normal tuviera alguna característica en su cara que indicara un estado mental agitado por lo que pudiera ser una amenaza inminente’, es la misma que ahora utilizan algunos ‘retailers’ para conocer el estado emocional de sus potenciales clientes.
La tecnología que se utilizó durante los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014 en Sochi, llamada VibraImage y que escaneaba las expresiones faciales de los visitantes con el fin de dar a la delegación rusa gracias a la capacidad de ‘detectar a alguien que aun pareciendo normal tuviera alguna característica en su cara que indicara un estado mental agitado por lo que pudiera ser una amenaza inminente’ es la misma que ahora utilizan algunos ‘retailers’ para conocer el estado emocional de sus potenciales clientes.
Lo último en vigilancia militar se ha trasladado a la vida cotidiana y comercial. Lo ha hecho la empresa con sede en Chicago Mattersight Corporación con la que he tenido ocasión de colaborar recientemente. Su sistema ‘Predictive Video’ analiza el habla y expresiones faciales a fin de predecir el comportamiento futuro de un potencial cliente basándose en el estilo, personalidad y estado emocional a la vez que se cruza todo ese conjunto de elementos con los miles de millones de datos que poseen de otros clientes.
La empresa vende este producto que no deja indiferente a nadie. Para los creadores la tecnología que utilizan y los resultados que concede son un beneficio para comprador y vendedor. Dicen que el cliente pierde menos tiempo, acierta antes y recibe un mejor servicio. Para el vendedor es obvio el beneficio.
Lo impresionante del asunto no es si hay o no cámaras en una tienda o en un espacio comercial que pueda transferir esos datos al sistema. Van más allá. De hecho, las marcas, y no sólo las tiendas, pueden ahora extraer los datos de personalidad de un solo usuario mediante el análisis de vídeos a disposición del público en la red a través de canales de medios sociales que vamos dejando y que, al registrarnos como ‘follower’ o ‘fan’ de una marca, abrimos de par en par.
YouTube, Vine, Periscope, Facebook Live u otros, permiten a cualquier empresa predecir el ‘behavior-data’ de cualquiera mediante el estudio con algoritmos inteligentes del habla, las expresiones y el desarrollo en el tiempo de perfiles y personalidades de usuarios a título individual. Luego crean patrones que se lo venden a marcas y dónde sólo con datos disponibles y ‘en abierto’ facilitan estrategias comerciales y de marketing a éstas.
En la nota que me enviaron hace un par de días, Mattersight dice que ‘su sistema está destinado a mejorar la experiencia del cliente’, aun que admiten que las fuerzas del orden de EE.UU. están muy interesados n los datos que recogen y analizan. De hecho, el FBI tiene una enorme base de datos biométricos y que a finales del año pasado ya tenía más de 52 millones de caras. Millones de caras de personas que nunca han sido sospechosos de un crimen por cierto.
La empresa, a pesar de esta derivada social y político, defiende su desarrollo desde un punto comercial. Dicen que con la tecnología disponible de reconocimiento facial, los comerciantes ya pueden tener un ‘feedback’ a tiempo real con sus clientes cuando ven, se prueban o examinan sus productos, revisan el packaging o testan los ingredientes.
Es cierto, y lo he podido ver por videoconferencia, que esos conocimientos permiten hacer predicciones más precisas acerca de cómo las personas se sienten con respecto los productos y servicios de una empresa y permite modificar estrategias. La compañía defiende que su misión es ‘ayudar a las marcas a tener una mejor relación con sus clientes’, puesto que el sistema no es intrusivo en las tiendas según dicen.
De momento el escaneo facial se limitará a los videos disponibles de cada persona en la red. Una vez registrado en la tienda en cuestión el sistema busca ese perfil y empieza el estudio. Está por ver si al entrar en una tienda concreta, eso le da permiso al comercio a escanear nuestra cara en todo momento al igual que hacen las cámaras de seguridad por miles de calles y plazas de nuestras ciudades. ¿Cuándo hemos dado consentimiento? ¿Pasará lo mismo ahora con una tendencia comercial? ¿Dónde está el límite?
Lo que está claro es que la tecnología de vídeo predictivo va a ser un campo de desarrollo importante puesto que se apoya en otros dos muy evolucionados actualmente: inteligencia artificial y Big Data. Todo en su conjunto permite extraer conclusiones previamente inalcanzables (y cada vez más íntimos) de datos sobre el comportamiento humano. IBM ha lanzado sus tecnologías de reconocimiento facial y de la personalidad con una versión para minoristas. Permite a cualquier tienda obtener información a tiempo real sobre las reacciones de la gente a los productos mientras compran.
Algunas agencias de publicidad y comunicación que estamos especializados en transformación digital ya trabajamos en eso que se hemos bautizado como ‘venderle a una nevera’, algo así como enfocar la creatividad y la técnica que se deriva en la red analizando elementos que escapan de la publicidad tradicional dónde los datos y los algoritmos inciden más que la intuición.
Como dice Adam Harvey, ‘da la sensación que la inteligencia artificial va a lograr leer nuestra mente a partir de nuestra cara’. Por ello, si estás preocupado, este artista ha diseñado ‘defensas’ contra el reconocimiento facial. Siempre nos quedará el flequillo.
Más de 6 minutos viendo publicidad
En junio nació Adictik, ya hablé de ella. Una aplicación que buscaba aportar algo a ese universo de las fotografías, las marcas y las interacciones entre ambas. Ha sido denominada por algún medio como ‘la agencia de publicidad sin publicistas’. Adictik es la primera aplicación que permite al usuario crear anuncios de sus marcas preferidas sin intermediarios, sin necesidad de establecer contacto ni con las marcas ni con una agencia. Le llaman ‘la publicidad real’ y está disponible de momento sólo para usuarios iPhone y iPad en la App Store. La puedes descargar aquí.
En junio nació Adictik, ya hablé de ella. Una aplicación que buscaba aportar algo a ese universo de las fotografías, las marcas y las interacciones entre ambas. Ha sido denominada por algún medio como ‘la agencia de publicidad sin publicistas’. Adictik es la primera aplicación que permite al usuario crear anuncios de sus marcas preferidas sin intermediarios, sin necesidad de establecer contacto ni con las marcas ni con una agencia. Le llaman ‘la publicidad real’ y está disponible de momento sólo para usuarios iPhone y iPad en la App Store. La puedes descargar aquí.
La verdad es que cuando la usas ‘ves anuncios por todas partes’. Te permite añadir y componer un espacio publicitario con esa foto que acabas de hacer colocando la marca que te venga en ganas, ya sea de directa relación con lo que ves o de un modo más abstracto. En definitiva, te pasan la pelota. En menos de tres meses más de 14.000 usuarios se han descargado la aplicación y han creado su anuncio personalizado. Miles de anuncios e interacciones demuestran que Adictik es producto de dos aspectos: en primer lugar los usuarios generan mucho contenido relacionado con marcas, pero éstas no reconocen la importancia de sus fans y por otro lado las marcas buscan el modo de establecer vínculos con su target pero los volúmenes que maneja la red hoy en día lo dificulta.
Si hablamos del comportamiento digital y del modo en el que se usan las fotografías hoy en día, hace unos días leí el informe que Quintly. Este estudio analizaba el crecimiento de Instagram, del cual decía que mantenía su crecimiento imparable, si bien algo estaba cambiando. Al parecer crece de manera sostenidamente rápida y, por fin, monetizando su enorme comunidad. Sin embargo, según el estudio, la red social de las fotos pierde interacciones. Por primera vez en cinco años, desde su creación, los ‘instagramers’ hacen menos cosas que antes. Es decir que, a pesar de que su crecimiento en usuarios y publicaciones, las interacciones entre los mismos ya no aumentan al mismo ritmo. Hay diferentes teorías. Algunos hablan de su API y otros del hecho de que esta aplicación no les permite hacer todo lo que quieren. De ahí que estén creciendo aplicaciones que aportan algún elemento que Instagram no contempla.
Instagram es un espacio de expresión dónde la moda ha encontrado un filón. Es a través de los llamados ‘influencers’ personas anónimas han pasado a ser prescriptores de primera línea. Las marcas se pelean por ofrecer sus productos bajo el concepto ‘colaboración’ a partir del cual los instagramers ofrecen su visibilidad a la misma a cambio, a veces, de tan sólo un regalo de uno de sus productos. Depende del número de seguidores y repercusión.
Podría ser interesante comparar ese descenso de interacciones con lo que hacen los usuarios de Adictik. En las métricas que manejan desde Adictik hay una que me sorprende y me hace pensar especialmente. El tiempo medio que un usuario se pasa en la aplicación es de algo más de 6 minutos visionando las fotografías con logos y claims de marcas hechas por otros usuarios ¡6 minutos viendo anuncios!, el sueño de cualquier empresa de medios. Es como si cuando en la televisión te sale aquello de ‘volvemos en 6 minutos’ te quedaras quieto mirando y disfrutando de la publicidad. Casi impensable. Pues con esto pasa algo así guardando las diferencias. Todo cambia. Youtubers que tienen más audiencia diaria que los programas en 'prime time' de la televisión convencional o protagonistas de marcas que las marcas ni conocen.
Adictik rompe la jerarquía marca-consumidor de un plumazo pues, además, los contenidos son valorados por otros usuarios, ofrece datos a las marcas de lo que hacen sus seguidores durante el día y a que hecho vital las vinculan. Es tremendamente interesante la ingente cantidad de datos que se obtienen.
La transformación constante de la publicidad, móvil y predictiva.
Los temas que ocupan la agenda económica ya no son los que llenan las páginas, todavía, de la prensa salmón. Empiezan a vislumbrarse sin timidez los que van, o ya son, aspectos que anticipan un nuevo escenario que nos llegará casi sin avisar. O si. Tal vez el aviso es constante pero, como paso con la telefonía móvil, el propio Internet, las redes sociales o el ‘háztelo tú mismo’ que impera hoy en día, lo vivimos a tiempo real y lo naturalizamos antes los usuarios que los que describen la realidad económica más tradicional. Esto va de Internet de las Cosas (IoT), Industria 4.0, Ciudades o Comunidades Inteligentes (Smart Cities & Smart Regions), Big Data, FinTech y, en general, la transformación o revolución digital de la Economía y la Sociedad.
Los temas que ocupan la agenda económica ya no son los que llenan las páginas, todavía, de la prensa salmón. Empiezan a vislumbrarse sin timidez los que van, o ya son, aspectos que anticipan un nuevo escenario que nos llegará casi sin avisar. O si. Tal vez el aviso es constante pero, como paso con la telefonía móvil, el propio Internet, las redes sociales o el ‘háztelo tú mismo’ que impera hoy en día, lo vivimos a tiempo real y lo naturalizamos antes los usuarios que los que describen la realidad económica más tradicional. Esto va de Internet de las Cosas (IoT), Industria 4.0, Ciudades o Comunidades Inteligentes (Smart Cities & Smart Regions), Big Data, FinTech y, en general, la transformación o revolución digital de la Economía y la Sociedad.
En el campo de la publicidad se van a producir tres revoluciones inminentes. La primera tiene que ver con la predicción, ese modelo basado en el big data, small data y la analítica. La segunda en su capacidad, innata, de relacionarse con objetos inteligentes. ¿Que mejor para traducir nuestras necesidades de consumo que nuestro propio teléfono móvil que lo sabe todo de nosotros y conoce todos los idiomas del resto de sensores?. Y la tercera, la más compleja, tiene que ver con el hecho de que el mal llamado 'teléfono' pase a ser 'el lugar'. El consumo digital será móvil o no será. Ya no se trata sólo de que los publicistas del futuro deberán convencer a una nevera, se trata de asumir que no hay fronteras entre las diferentes disciplinas que la componen.
En eso estamos cuando aparecen informes que exigen velocidad, capacidad de reacción y dejarse asesorar lo antes posible. Veamos sino lo que se avecina en el campo de la publicidad. Así lo asegura el informe periódico de ZenithOptimedia, el cual estima que la inversión publicitaria, que aumentará un 4% impulsado por eventos mundiales como los Juegos Olímpicos, elecciones presidenciales en Estados Unidos y derivados, seguirá su trasvase inevitable a los modelos de difusión digital.
Lo más interesante para mí es que en nada, dentro de unos meses, la publicidad en Internet a través de dispositivos móviles ya superará a la de prensa escrita y representará algo más del 12% del total. Será esta plataforma el tercer mayor escenario sólo superado por la publicidad digital de escritorio y la televisión. Lo fascinante es que la publicidad, en un par de años, si sigue esta tendencia, será mayoritariamente digital y en 2018 superará definitivamente a la que se emite a través de ‘la caja tonta’.
Si quieres vender algo, prepara tu campaña en medios. Si quieres vender bastante prepárala para que se pueda consumir digitalmente y si quieres prepararte para la eclosión de los próximos años ves calculando como, cuanto y con quien vas a anunciarte en dispositivos móviles.
En términos numéricos, la publicidad en Internet representará el 34% del total inversión en 2017, la televisión 35,9%, pero en 2018 ese estrecho margen se volcará a favor del primero. La caída libre de la inversión en otros medios como la prensa escrita será cada vez más radical.
El asunto es de tal calibre que esta migración del consumo publicitario tiene a las agencias persiguiendo ‘targets’, público y tráfico a veces casi sin saber como. Es muy complicado. Nuevos modelos de crecimiento de comunidades compradoras, de llegada a un público cada vez menos determinado y, como diría un estratega político, las bolsas de votos cada vez son menos estables y cada vez sabemos menos donde ubicarlas. Eso pasa con la publicidad en estos momentos.
Dice el responsable del estudio, Steve King, que ‘vivimos el mayor trasvase de presupuestos publicitarios de la historia del marketing y todas las agencias buscan el modo para seguir el paso de los consumidores, los cuales casi sin avisar están adoptando un nuevo estilo de vida de absoluta movilidad.' Estos días en la Predict Conference que se celebra en Dublín hemos podido ver hacía donde va todo esto especialmente en la detección de tendencias y predicción de modelos de comportamiento en el consumo.
Totalmente de acuerdo. Sólo añadir que publicidad, marketing, sales Hacking u otros mecanismos ya no son departamentos estancos, son espacios líquidos que precisan trabajar en común, compartiendo objetivos y mecanismos, para, al final, descubrir que de cómo comunicamos se deriva algo mucho más importante, la transformación digital de quien se anuncia. ¿Estás transformando tu empresa? ¿tu institución?.
¿Por qué le llaman prensa cuando quieren decir negocio?
Es sorprendente, y lo digo con pena, la escasa imprevisibilidad que los medios escritos por la llegada de dispositivos digitales y redes sociales tuvieron en su momento. Sigue siendo curioso ver como del estupor y la desidia se ha pasado a un ‘cuando la tormenta pase’. Y no pasará, sencillamente el clima ha cambiado.
Como asegura Clay Shirky, los ingresos de la impresión de anuncios han caído un 70% en una década en los países más desarrollados, 2013 vio el índice más bajo jamás registrado, y 2014 será incluso peor. La revolución que vive el mundo, mucho más que una crisis, responde al posicionamiento de las piezas de un puzzle socioeconómico y vital entre hombres, tecnología y política. Una economía en funcionamiento que se ajuste a la nueva realidad precisa de compradores y de vendedores y si queremos vender deberemos de activar todos los mecanismos para que así sea. La empresa privada, la banca, los sindicatos, la política y, por supuesto, la prensa deberán poner de su parte. Todos están en condiciones de entenderlo pero no todos están dispuestos a hacerlo.
Todavía hay quien defiende la impresión en papel como se defiende el libro físico. Apelando a un romanticismo por el aroma de la tinta, del encuadernado o del café manchando las páginas durante el desayuno, algunos aseguran que el papel nunca desaparecerá. Si revisas todas las tablas acerca del uso del mismo y el crecimiento exponencial del consumo de revistas y periódicos en formatos digitales exclusivamente, parece absurdo mantener esa afirmación.
Coincido con el artículo de Clay Shirky en que el cierre de un periódico local no debería ser más destacable que el cierre de una agencia de viajes de barrio. La diferencia, notable, es que la primera la componen los que escriben noticias. Por eso nos parece como una especie de cataclismo, una catástrofe inaceptable que va en contra de la ‘libertad’ y el conocimiento. Pero la verdad es que no responde a nada más que la voraz y rápida adecuación de nuestros tiempos.
No obstante habrá quien querrá encontrar una dimensión moral en el colapso de los periódicos, como si la dependencia de empresas, modelos de pensamiento e intereses fuera algo que fuera imposible de manejar por más tiempo. Siglos nos observan y demuestran que debe ser algo más tecnológico, menos espiritual y mucho más evolutivo. En España hay medios profesionales convertidos en modelos disruptivos que estudian y exploran métodos digitales innovadores pero también mecanismos de financiación mucho más realistas con nuestro momento.
De explicaciones sobre la escasa objetividad de la prensa, el que las personas pueden informarse por otros medios ‘no manipulables’ o derivados quedaría bien en un ‘meeting’ pero no se ajustaría a la realidad completa. Hablamos de un asunto general, global, donde las fronteras no las marca la capacidad para ser objetivo del colectivo periodístico, sino el despliegue tecnológico asociado en una u otra sociedad. La caída en Uganda es más lenta que en Canadá por poner una comparación relativa.
Pero lo que ha pasado, sencillamente, es que los anunciantes se están yendo. Nada más. Lo que se debe averiguar es el motivo y debe estar en aquello de ‘business is business’. Siguen habiendo versiones de lo ocurrido que se alejan del problema real. Se asegura que en menos de un minuto algunas cosas volverán a su sitio. Parece que no se interpreta el momento adecuadamente y las llamadas a la ‘recuperación’ no son más que cantos de sirena. Que la economía mejorá es obvio, por comparación debe hacerlo, pero el territorio que deje no tiene porque ser el mismo que antes de la eclosión, digamos que seguramente será antitético.
La desaparición de cualquier medio es algo dramático, pero lo más grave no es eso, lo es la fuga de conocimiento y talento que se va por las cañerías cada vez que eso sucede. Si eres periodista o lo quieres ser, deberás estar preparado para serlo de otro modo. Tengo la impresión que el periodismo, la comunicación en general, será, de nuevo, quien en primera instancia sufrirá en su epidermis el frío de un nuevo paso hacia esa sociedad tecnológica y automatizada. Otra vez, me temo, habrá quien nos mostrará la crudeza de esos cambios, pero a la vez, tendrá la oportunidad de mostrarnos la puerta del futuro entreabierta. Un nuevo giro al molino de este ‘cambio de época’ está ya larvándose.
Tal vez nos toca a emprendedores y actores económicos entender que en los medios de comunicación hay un escenario donde se puede ver el futuro. Si queremos preservar las hectáreas de conocimiento, razonamiento, información, debate y distribución de la inteligencia que el periodismo supone, tal vez, deberíamos poner de nuestra parte. Menos subvenciones para soportar redacciones del siglo XIX y más implicación social y empresarial en la construcción de los canales por los que nos hacemos mejores ciudadanos gracias a la información. Si la prensa es solo periodismo seguramente no logrará encajar en un mundo que exige eficiencia y beneficio. Si quiere ser negocio no debería dejar de ser periodismo. El cruce es sencillo y sofisticado a la vez. Negocios adecuados a nuestro nuevo tiempo tecnológico, social, inmediato, robotizado y automático, pero garantizando el implacable factor humano que repercute en el análisis de nuestra realidad.
Y es que un periodista tienen la obligación moral de mostrarnos el mundo tal y como es y no como los poderosos quieren que nos digan que es, por eso el equilibrio es complejo. Además no podemos dejar en manos de las redes el formato informativo. Las redes sociales son un espacio, un territorio idóneo para que encuentren el equilibrio cierto entre la verdad oficial y la exacta. Creo que los periodistas deben convertir en un chorro asequible parecido al de un grifo, el tremendo caudal de una bomba antiincendios que supone la red. Si intentamos beber directamente en esa boca de incendios nos mojaremos completamente y seguiremos teniendo sed pues es imposible beber.
La emergencia de una nueva publicidad
Los datos son la llave maestra. Los son para Google y también para Facebook. Lo son para cualquier empresa que maneja centenares de millones de usuarios o ‘clientes’. Empresas que ofrecen productos sin coste para lograr armar perfiles con todo detalle de cual el uso que haces en sus plataformas o herramientas. Digamos que ambas compañías ofrecen a los usuarios un contrato claro. Si me das acceso a tus productos sin tener que pagar nada, tu puedes obligarme a consumir publicidad totalmente segmentada.
Lo curioso de este hecho es que, cuanto más peso tiene nuestro ‘pool’ de datos, cuanto más nos abrimos a esas plataformas, mejor y más interesante se muestra la publicidad recibida. Digamos que la experiencia de usuario se beneficia de nuestra ‘confianza’ en el soporte. La integración y transformación sistemática de la información puede generar la aplicación inteligente de diversos procesos, entre ellos la inserción de publicidad. Si asumimos como principio fundamental que las redes sociales, independientemente del uso más o menos mercantilista que pueden tener en momentos concretos, son redes de conocimiento, veremos que el proceso dinámico del propio conocimiento desarrolla espacios compartidos que otorgan más, y nuevo, conocimiento.
Recordemos que el conocimiento en la red se basa en la creación de ideas, en la búsqueda e intercambio de información, en el apoyo de decisiones en base a la comunicación y en la administración de cuanto obtenemos debatiendo y desarrollando conceptos. No es bueno satanizar la publicidad porque esta venga del origen televisivo, radiofónico o textual. No es lo mismo.
Igual que centenares de oficios y profesiones se están viendo afectados por este nuevo tiempo, los publicistas buscan su encaje, los gestores de contenidos publicitarios también y el ‘branded content’ aparece como alternativa. No tengo ni idea de por dónde acabará desembocando pero tengo claro que hay una revolución pendiente en el sector y va mucho más allá de la gestión de banners, interpretación de ‘adwords’ o la más o menos creativa atención a ‘influencers’. Me temo que lo que se avecina en este campo tiene que ver con los datos, pero unos datos masivos, socializados y conjugados entre máquinas y humanos. La creatividad es, de momento, un territorio biológicamente reservado a las personas, pero nadie puede asegurar que sea para siempre.
De momento los datos van tomando espacio. Las compras de empresas con millones de usuarios por precios desorbitados y que desencadenaron críticas furibundas, van tomando sentido. Los usuarios de Instagram en el Reino Unido comenzarán a ver los anuncios en sus feeds desde hoy mismo. Es un claro ‘paga por el contenido’ pero tranquilo que te pondremos lo que realmente te interesa.
La prueba piloto utiliza marcas de primer nível, pero es eso, una apuesta inicial. Las seleccionadas son Starbucks, Cadbury, Channel 4, Rimmel London, Sony Music, Estee Lauder y Waitrose. Muchos usuarios (clientes ahora) de Instagram pensaran que es una ingerencia en su ‘timeline’ que ellos no pidieron. Probablemente muchos se darán de baja o reducirán el uso, pero lo que es cierto es que con los datos que Facebook posee sobre ti y tu cuenta de Instagram enlazada, lo que te van a mostrar en el futuro es lo que quieres comprar antes de que lo sepas.
El modelo elegido es mostrar fotos y videos de alta calidad y reservando el estilo de una revista ‘cool’. Digamos que el usuario ha ganado algo: la publicidad ya no se atreve a meterse sin cuidar antes las formas. Otra cosa será cuando y que decidirá mostrar.
Esto de la publicidad targeteada aun está lejos del uso certero que tendrá en los próximos años. Recuerdo cuando Facebook era capaz de interpretar que me estaba divorciando o que me podía interesar un tratamiento para las uñas. Un desastre si atendías a los anunciantes de la columna derecha. Eso ha ido mejorando, se basan en tu ritmo de navegación, conexiones y complejas fórmulas que entregan mayor veracidad e interés a lo que podrías querer. Sin embargo eso acelera. Cada vez será más sofisticado y eficaz. El uso del big data es el origen, pero la interpretación social de todo ello, el destino.
James Quarles, jefe de Instagram, justificaba la apuesta publicitaria de la red de las fotos ‘vintage’ diciendo que ‘la gente viene a Instagram para expresar su creatividad y ser inspirados, y los negocios siempre han sido una parte significativa de esa experiencia. Nuestra comunidad en el Reino Unido creará hermosas imágenes patrocinadas’. Veremos. Poco a poco la publicidad deberá de ir tomando conciencia de su nueva condición. Los que primero lo hagan mejor publicitará.
Cuando Twitter sea rentable
Cada vez que haces un tuit das un paso hacia la inminencia. A pesar de que se ha convertido en algo cotidiano de narices, lo de escribir algo cada cierto tiempo en la cajita de texto en cuestión sucede algo tan extraordinariamente sencillo y sofisticado a la vez que no nos damos cuenta. Hemos derribado en un santiamén todo cuanto otros usaron para callarnos. La voz de un planeta se va regulando de manera automática con plataformas como esta u otras. Algunas ya no están o son puro vintage, otras viven y no sabemos si durarán mucho y las que vendrán. El tema está en saber quiénes, de las actuales, seguirán. Quien está conquistando el futuro y quien no. Como se hace eso en la nueva economía y que claves serían las que diferencian los que sobrevivirán de las que no.
En principio, la rentabilidad no parece ser el único elemento. Te la puedes saltar durante un tiempo. Lo importante es tener claro el objetivo y para ello inviertes tiempo y dinero. Es como cuando un promotor inmobiliario ¿...? construía gastando mucho a la espera de que llegaran las ventas. Digamos que la comparación da un poco de ‘yuyu‘. Pero es cierto que los que acusan a la nueva economía de estar navegando por los números rojos se basan en esos patrones de siempre.
A mi modo de ver, la rentabilidad, es un tema de hoja de ruta. El error está en ese discurso del ‘estamos buscando el modelo de negocio‘. Si es así y así lo planteas no vengas a pedirme que invierta. El modelo debe estar claro el primer día y como llegar a él también. Se acepta que tardes, incluso que se varíe el tipo de acceso, pero el negocio debe ser el que se plantea inicialmente. No me creo que Twitter no tuviera modelo de negocio. No tenía concretado el camino, pero si la tipología. Eso ha ido variando levemente hasta explotar durante el mundial de Brasil.
Tener un modelo de negocio flexible si, inestable no. Sigo pensando que un Business Plan es un documento de dudosa utilidad pero una exposición clara de la voluntad de facturación y el método elegido debe existir. Digamos que lo que le plantees a los inversores debe ser una proyección diáfana. Si el período es muy largo y con un enorme coste durante ese tiempo no es malo, sólo es un modo. Lo complejo sería que durante todo ese tiempo, las pérdidas, sólo fueran la antesala de una absoluta falta de idea de como ganar más dinero del que gastas.
Y en esas que Twitter va acercándose a la manera de ser rentable. Pese a que en seis semestres lleva perdidos la friolera de 900 millones de euros, en la presentación de los resultados del segundo trimestre de este año la cosa, aunque no se suaviza mucho, si va estimulando los ingresos y sobretodo, la llegada de usuarios, que en el caso de esta plataforma es clave para entender el ‘modelo de negocio’ que van encontrando. En bolsa las acciones de Twitter se dispararon por cierto.
Hemos visto que el crecimiento de los usuarios netos en Twitter, los ingresos que se han multiplicado por dos y las estadísticas que reflejan todavía una enorme capacidad de retención de cuentas activas pueden estar empezando a ser un cocktail con vías de ir logrando establecer una sólida compañía en el futuro.
Obviamente no debemos olvidar que la Copa del Mundo de fútbol ha marcado de manera determinante el dulce momento de Twitter. De hecho, tras comentar informalmente este tema en un reciente evento celebrado en Dublin con algunos directivos europeos de la compañía, la mayoría aceptan que la plataforma de los 140 caracteres puede estar insinuando nuevos modelos de relación con los ‘clientes’. Puede que se lleven por delante aquello de que ‘los clientes de ayer son los usuarios de hoy’. A tenor de cómo pinta la cosa podríamos estar creando un nuevo axioma. ‘Los usuarios de hoy, serán los clientes cautivos de mañana’ lo que por otro lado no deja de ser la vieja filosofía del producto ‘freemium’.
A mi madre le expliqué hace unos meses que era eso del modelo ‘freemium’. Le expliqué que era algo así como ‘mostrar un producto, que la gente lo pueda probar y si le gusta, compra por la versión completa’. Me respondió: ‘¡ah! como hacen en el mercado cada viernes…’ Pues eso, que a lo mejor no hemos inventado nada, sólo lo hemos adaptado.
Twitter probablemente no ha inventado nada, ha adaptado tecnológicamente algo que ya se reproduce a diario en muchos campos. ¿Estamos entonces en medio de un proceso de reposicionamiento de una plataforma de comunicación gigantesa mutando a una empresa tecnológica o es al revés? Ahora mismo Twitter lucha por desvelar su verdadero ADN. No tenemos claro si se trata de un sistema complejo y socializado de comunicación o simplemente es una empresa tecnológica que está avanzando innovaciones que afectarán al día a día de las personas en diversos ámbitos de acción.
En cualquier caso, los datos son de mareo. Han alcanzado los 271 millones de usuarios activos, un valor de ventas de 312 millones de dólares de los cuales un 81% proviene (¡¡atentos!!) de la publicidad móvil. En Estados Unidos aumentó en tres millones de usuarios en este último período y en el resto del mundo otros diez. Por cierto, que España y Sudáfrica han sido líderes en el crecimiento de sus ingresos. De los datos que me explicaron, como decía, sobre las entrañas numéricas de Twitter, me quedo con un detalle que muestra el alto valor de crecimiento que aún puede tener en el mundo. La compañía aún genera cinco veces más ingresos por vistas agregadas de los usuarios en Estados Unidos que con los de patrón internacional.
A veces vemos estas empresas como algo distante, impresionante e inabarcable pero no son más que eso, empresas. Por eso cuando su debate se centra en la ‘conversión’ de visitas a ‘clientes’ o de coste por click, las vemos tan cercanas que nos recuerdan todos nuestros problemas cotidianos en nuestras propias compañías. Twitter sigue empeñado en lo que cualquier empresa de Internet que precisa de usuarios. Su objetivo es lograr que más personas se registren y creen un perfil. La intención de la dirección de la empresa del pajarito azul es mejorar la experiencia de usuario para conseguir que asuman un papel más activo en su servicio.
La sustitución del responsable financiero de Twitter hace unos días y el hecho de que su CEO siga hablando de que ‘nos enfocamos 100% en la experiencia de los usuarios, no en convertirlo en dinero pues eso será a largo plazo, para poder primero ser una herramienta útil, capaces de hacer que brille el contenido creado por los usuarios, para finalmente ser muy rentables’ abre el debate sobre el peso del desarrollo tecnológico antes de ser rentable o cuando la rentabilidad debe imponerse a tanta innovación.
Facebook Market
Ya se sabe cuando y por cuanto saldrá Facebook al mercado de valores abierto. Lo comunicó ayer la CNBC y será antes de marzo de 2012. Al parecer la Oferta Pública de Acciones de la red social más importante del mundo pondría un precio de mercado sobre la compañía de Mark Zuckerberg de aproximadamente 100.000 millones de dólares.
Ya se sabe cuando y por cuanto saldrá Facebook al mercado de valores abierto. Lo comunicó ayer la CNBC y será antes de marzo de 2012. Al parcer la Oferta Pública de Acciones de la red social más importante del mundo pondría un precio de mercado sobre la compañía de Mark Zuckerberg de aproximadamente 100.000 millones de dólares.
Parece que el elemento que se está utilizando como valor objetivo por el que han decidido que eso sea así es que “la Comisión de Mercados y Valores americana obliga a las empresas con más de 500 inversores a rendir cuentas con la agencia”, es decir, dar a conocer su estado contable exacto y detallado. Está claro que han superado esa cifra, pero tal vez esa no sea la única razón de acelerar ese proceso.
Si estamos o no ante una explosión de la denominada burbuja 2.o ya se verá, pero que ante nuestro ojos algunos fenómenos inesperados empiezan a sucederse podrían estar detrás de esa “urgencia”. Recordemos que desde hace un tiempo, las entradas de inversión en Facebook se traducen en un incremento de valor de la compañía, así Goldman Sachs invirtió en nombre de algunos inversores un total de 1.500 millones de dólares en la compañía de Zuckerberg, lo que otorgó un precio de mercado a la red social de alrededor de 50.000 millones de dólares. De ahí todo ha sido aumento de valor mientras que su facturación y valor objetivo de la compañía por expectativas no crecen del mismo modo.
El extremo se situa en que el imperio social creado en Harvard empieza a retroceder en número de usuarios de manera alarmante. Cerca de seis millones de estadounidenses dejaron de utilizar esta red social durante el pasado mes de mayo. Eso también está pasando en Canadá que perdió más de un millón y medio de usuarios durante el mismo mes. Y no solamente el continente americano sufre de un inicio de desencanto. Hasta 100.000 han dejado de usar esta web tanto en Noruega como Inglaterra y Rusia. Lo curioso es que empieza a decrecer donde primero creció.
En España, siempre que podemos, nos apuntamos a lo que suene a burbuja. Por eso crecemos y de manera exponencial. Se ha llegado a los 15 millones de perfiles, lo que seguramente viene a decir que muchos usuarios tienen varias cuentas con diversos nombre u objetivos, pues parece difícil de creer que uno de cada tres españoles tiene perfil en Facebook. ¿No?
El beneficio de Facebook
Es habitual el debate acerca de como genera beneficios la red social Facebook. Sabemos que su público objetivo ronda los 600 millones de usuarios, pero, tal y como es característica de la Nueva Economía digital, usuario y cliente no es lo mismo. Ahora tenemos constancia de cómo transforman los chicos de Zuckerberg todo ese tráfico en dinero. Una cosa es que la red social por excelencia cuente con un grupo de inversores que han inyectado cientos de millones de dólares lo que ha generado un valor aproximado de US$50 mil millones según Goldman Sachs. También se dice que esos inversores han logrado que la compañía sobreviva y que sino hubiese sido por ello no podría haber alcanzado el punto de equilibrio. La dirección sin embargo asegura que hace dos años que con lo que ingresan soportan el volumen de gasto y que lo que perciben de manera externa es para crecer.
Tres son los mecanismos que están llenando las cuentas de Facebook: publicidad, acuerdos con terceras empresas y monedas virtuales. A continuación os dejo con la buena explicación de David Cuen en la BBC:
La mayor parte de la contribución a las finanzas de la empresa proviene de la publicidad. Facebook maneja tres diferentes tipos de anuncios en su sitio: publicidad dirigida
los anunciantes escogen a quién llegar, anuncios interactivoslas empresas piden a los usuarios que hagan algo en su publicidady finalmente, los anuncios contextuales en los que se muestra cuáles de nuestros amigos gustan de cierta marca o producto.Se estima que tan sólo en 2010
y sólo incluyendo las dos primeras modalidadesla red social logró captar cerca de US$800 millones por este concepto. Pero la publicidad contextualque fue introducida hace pocopodría pronto superar esa cifra, según los datos que compartió el director de ventas de Facebook en el Reino Unido, David Parfect.De acuerdo con él, dicha publicidad es doblemente efectiva porque los usuarios confían más en sus amigos que en las empresas. “Si el usuario ve que un amigo gusta de un producto suele inclinarse más por hacer clic en él”, dijo. Muchas empresas están usando los anuncios publicitarios en la red social para llevar a los usuarios a su
comunidad dentro de las paredes de Facebook y no sólo redirigiéndolos a su sitio. Algunas han comenzado a implementar comercio electrónico dentro de la red social o integran sus productos al sitio para que la gente no vea una diferencia entre visitar su página o permanecer en Facebook.
Otra parte de sus ingresos proviene de acuerdos con terceras empresas como Microsoft, que vende publicidad dentro de la red social a partir de un acuerdo que ambas compañías firmaron en 2007. Dicho trato le generó a Facebook cerca de US$50 millones en 2009.
Pero la red social está extendiendo sus brazos a más terrenos. Uno de los que más está creciendo es su moneda virtual “Facebook Credits” que permite a los usuarios trasladar su dinero real a una “ciberdivisa” que les permite comprar suscripciones en juegos, adquirir bienes virtuales o regalos para sus amigos. La red social no ha revelado cuánto dinero le deja dicho modelo de negocio, pero los analistas estiman que en 2011 podría generarle más de US$100 millones.
Facebook ha creado una “ciberdivisa” para que los usuarios compren juegos y otros bienes virtuales. Parfect deja en claro además que esperan que “Facebook Deals”
el servicio que permite a sus usuarios recibir descuentos en negocios cercanos tras registrar su presencia en el servicio “Lugares”siga creciendo, abriendo la puerta a más ingresos.El director de ventas británico de la empresa aclara que la empresa no otorga la tecnología a las empresas para que realicen sus campañas de mercadotecnia. Simplemente les presta su plataforma, convirtiendo después esa presencia en anuncios publicitarios. Esas son sólo unas muestras de los modelos de negocio de la red social más grande del mundo. Parfect recuerda las palabras del fundador de su empresa, Mark , que hace poco dijo: “Sólo llevamos recorrido un 1% de nuestro camino”.
Facebook parece saber que en internet ninguna empresa tienen su futuro asegurado, por lo que están diversificando su negocio para generar ingresos en varias áreas de la esfera social que están construyendo y que, hasta ahora, les está dejando dinero.
Realismo socialista
Es para salir corriendo. Los unos que se muestran como si con ellos no fueran los millones de parados, la quiebra virtual del sistema financiero y la incapacidad para afrontar la situación con garantías y los otros que hablan y hablan y no dicen nada. Parece que por decir “esto lo vamos a arreglar” las cosas se van a solucionar. Miedo da que se queden los que están, pero pánico que vengan los que dicen saber como solucionarlo todo sin decir nunca como. Ni unos ni otros nos dicen lo que es evidente: esto no está en disposición de “recuperar” nada, lo que deberían hacer, y cuanto antes mejor, es afrontar la “nueva situación económica”, aceptar la realidad y explicar cuales son los mecanismos que todos debemos activar para enfrentarnos a todo ello. La crisis terminó, la recuperación no llegará y lo que nos queda es un nuevo escenario económico repleto de oportunidades y de opciones. Sólo hay que aceptarlo. El resto, es la llamada “realidad socialista”, aunque pronto hablaremos de “fantasía popular”.
Antes de hacerlo en empresa y en economía, tuve la suerte de formarme en Publicidad. Concretamente me especialicé en comunicación estratégica política. En esa especialidad había una asignatura sobre construcción del mensaje complejo. Durante una de las conferencias externas, que de manera periódica nos daba la oportunidad de escuchar a genios contemporáneos, Oliviero Toscani nos habló de una curiosa historia que sucedió durante el siglo XVIII.
La cosa iba de un emperador bajito y malformado que llamó al pintor con mayor prestigio del condado para que inmortalizara su deplorable estampa. Poco después de ver el resultado, el dictador mató al autor. Consideró que era un insulto que lo hubiera pintado tan enano y deforme. Sin embargo no desistió, porque un déspota que se precie, necesita un retrato. Hizo buscar a otro artista plástico. Éste, que era conocedor de la suerte de su colega, representó a un hombre alto y esbelto. También lo mató por no ajustarse a la realidad. El tercer retratista que fue instado a representar a su excelencia estuvo pensando la manera de salvar el cuello. Tras pensar durante mucho tiempo decidió retratar a su rey sobre una roca a modo de pedestal y cubierto elegantemente con una enorme capa. Ni se apreciaba su estatura ni sus bultos. Al hombre le pareció algo sublime y premió al artesano con todo tipo de regalos.
Este cuento es una metáfora que Oliviero conectaba directamente con el estilo artístico de la Rusia Stalinista llamado Realismo Socialista y que se convirtió en doctrina oficial. Estos días parece que vivimos en una especie de revisión de la historia. Ante una realidad económica totalmente desastrosa unos pretendemos mostrar la cosa tal y como es, otros muestran una imagen distorsionada y los últimos pretenden ponerle una capa al asunto.
La publicidad en las redes sociales
El mercado publicitario en España se redujo más de un 15% en 2008, un 18% en 2009 y, aunque menos, también se reducirá este año. Más de un tercio del mercado publicitario europeo ha desaparecido. Nunca había pasado algo así, ni en las peores crisis en términos de inversión. La comunicación publicitaria no cayó a estos niveles ni en 1993 tras los fastos olímpicos y de la Expo, ni tan siquiera en 2001 con el reventón tecnológico.
Sin embargo, y engordando la teoría de que no situarse en el punto exacto te acelera el desastre, esa caída de inversión en publicidad no se ha producido en Internet. Ayer comentaba que la gente ya no visita tres o cuatro tiendas hasta que decide que comprar, ahora se desplaza por las webs y portales, blogs de opinión y redes donde se enfrentan las marcas con sus consumidores, y deciden comprar, cada vez más a golpe de clic. Si deciden ir a un establecimiento a comprar, es tras ese repaso a los catálogos publicados digitalmente y cada vez con menor frecuencia esa comparativa se produce en el sentido analógico del término. En ese campo, la publicidad contextual de Google o la generada por enlaces a partir de acciones semánticas siguen siendo las que mayor valor otorgan a las campañas. Ahora bien, eso también está cambiando.
Las empresas e instituciones invertirán en 2010, en las diferentes redes sociales de tipo global que se gestionan profesionalmente en el planeta, más de 2.000 millones este año. Aquí cabe destacar que entre las que son de tipo pornográfico y Facebook se calzan casi dos tercios del pastel. Más de 1.000 millones de euros en anuncios para Facebook este año. De esta cantidad, un 75% de la inversión todavía estará situada en Estados Unidos, a pesar de que sus ciudadanos ya son menos de una cuarta parte de los clientes de la red social de Zuckerberg.
Si estos os parecen buenos datos, las previsiones para 2011 son aun mejores. Cerca de 1.500 millones en ventas se acercan por el horizonte. A pesar de que estas cifras son importantes, aun están muy lejos del valor nominal “teórico” que se le otorga a la compleja empresa digital que alberga dicha red. Estamos construyendo el modelo empresarial socializado y eso no es fácil. No será simple valorar estas organizaciones y su entrada en bolsa lo complicarán aun más todo. Demos tiempo a estas operativas y esperemos que no se cometan los errores de otras bolsamanías tecnológicas que tan mal nos lo hicieron pasar.
Vamos a ver donde crece el fenómeno de la inversión publicitaria en Facebook por ejemplo. El crecimiento que esta red necesita ya no está en los Estados Unidos, sino en el resto del mundo. El aumento de ventas para 2011 fuera de Norteamérica rondará el 500% en dos años, frente a un 30% en su sede natural. A pesar del escepticismo sobre la viabilidad de los anuncios en las redes sociales parece ser que los anunciantes encuentran algún tipo de sentido a sus banners socializados. Sin embargo donde verdaderamente se está disparando el mercado publicitario no es en Factbook o en Twitter u otras como podría aparentar alguna de esas cifras, no, donde lo hace es en los entornos de juegos sociales por culpa del requerimiento básico de su propia existencia: un gran número de usuarios.
Una de las grandes deficiencias que tenía la gestión profesional de redes sociales y sus campañas integrales era la de definir claramente el rendimiento de las mismas. En ese sentido muchos fueron los que nos lanzamos a desarrollar herramientas que pudieran medir esas acciones. Nielsen fue la primera en localizar la piedra filosofal. En estos momentos, a través de una herramienta propia, analizan la efectividad de una campaña publicitaria en entornos sociales y especialmente en Facebook.
Según explican en un estudio realizado a casi un millón de usuarios de Facebook a partir de 125 campañas, “se confirma que el recuerdo de marca y la notoriedad de la misma crecen de manera proporcional a la vinculación personal que ese usuario muestra en la red social por ese servicio, producto o marca”. Se supone que gracias a eso la intención de compra crecerá al mismo ritmo, por lo que algo nuevo está estructurándose en ese entorno.
Seguramente, si el rédito a las empresas es real y demostrable, el fracaso de las puntocom y los retornos inexistentes de aquellas inversiones alocadas de entonces no vuelvan a repetirse. Se está trabajando duro para poder demostrar que las redes sociales son algo más que una moda, un entorno puntual de relaciones, para hacer llegar que las empresas e instituciones tienen mucho que obtener de esos territorios. Básicamente se está vinculando un espacio de negocio a un territorio donde pasan cosas de verdad. Si es así, si al final se logra demostrar que la inversión posee un retorno fiable, el futuro de estas herramientas en bolsa no será el de Terra.
Debemos estar a un paso de la apertura de las redes sociales, a pocos centímetros de que las diferentes plataformas colectivas hablen entre ellas. De momento todas viven en sus jardines privados, acotados y segmentados por los millones de clientes que tienen, pero, cuando los anunciantes soliciten rangos de repercusión como hacen con la omnipresencia de Google, expresarán la necesidad de generar campañas de comunicación digital en entornos sociales que no estén vallados. Al tiempo.